Notas para refrescar nuestra memoria sobre un fantasma

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EMILIANO PEREZ CRUZ: Una entrevista desde Sonora • ~GO~"Una Sociedad en Manos del Opus' Dei" 'O'

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NOTAS PARAREFRE'SCAR

NUESTRA MEMORIA

SOBRE UN FANTASMA

Con la colaboración de JulioCortázar, Ernesto Che Guevara,Mario Benedetti, Enrique OltU31ci~

Humberto Costantini, JuanGelman, Manuel VázquezMontalbán, Gabriel Celaya~ RafaelBallesteros. Bel1cis Cuza Ma~~ tiFidel Castro.

LLAMADO CHE QUE

.RECORRE [LOS AIRES

DE] AMERICALATIN~_

impulso de algún oscuro mecanísmo síquico. Ha­bían sido siete días de hamb~ y de mareo conti­nuos durante la travesía, mImados a tres díasmás, terribles, en tierra. A los diez días exactosde la salida de México, el 5 de diciembre de ma­drugada, después de una IIl8fcha nocturna inte­rrumpida por loS desmayos y las fatigas y los des­cansos de la tropa, alcanzamos un punto co~oci­

do parad6jicamente por el nombre de Alegría dePío. Era un pequeño cayo de monte. ladeando uncañaveral por un costado y por otros abierto aunas abras, iniciándose más lejos el bosque cena­do. El lugar era mal elegido para campamento,pero hicimos un alto para pasar el día y reiniciarla marcha en la noche inmediata.

A las cuatro de aquella tarde, sin aviso previo,sin siquiera sospecharlo, sonó el primer disparoseguido de una sinfonía de plomo que se cerníósobre nuestras cabezas, todavía no acostumbra­das a ese viril deporte. Algún compañero cáy6 y,personalmente, tuve la delsagradable impresiónde recibir en mis carnes el bautizo simult4neo de

• fuego y sangre. Salimos de alli como pu~.cada uno por su cuenta o en gruPOS. y era inútilla voz del Jefe sin contactO CX)~ los cilpi~ y

de temporal, la situaci6n era inquietante. Iban yvenían los vigías buscando la estela de luz que noaparecía en el horizonte. Roque, exteniente de lamarina de guerra, subió una vez más al pequeñopuente superior, para atisbar la luz del Cabo, yperdió pie, cayendo al agua. Al rato de reiní­ciada la marcha, ya veíamos la luz, pero el asmá­tico caminar de nuestra lancha hizo intermi­nables las últimas horas del viaje. Ya de dia arri­bamos a Cuba por el lugar conocido por Belic, enla playa de Las Coloradas.

Un barco de cabotaje nos vio, comunicando te­legráficamente el hallazgo al ejército de Batista.Apenas bajamos, con toda premura y llevando loimprescindible, nos introducimos en la ciénaga,cuando fuimos atacados por la aviaci6n enemiga.Naturalmente, caminando por los pantanos cu­biertos de manglares no éramos vistos ni hostili­zados por la aviaci6n, pero ya el ejército de ladictadura andaba sobre nuestros pasos. .

Tardamos varias horas en salir de la ciénaga,adonde la impericia e irresponsabilidad de un'compañero que se dijo conocedor, nos arrojaba.Quedamos en tiena firme, a la deriva, dandotraspiés, CGIlStituyendo un ején:ito de sombras,de fantasm., que caminaban~ sigufelldo el .

(En algún lugor de &paño, mediados de octubre del67J ~

Yo estoy con el Che, ¿y usted?

GABRIEL CELAYA

[Fines de noviembre, principios de diciembre de 1956J

Salimos, con las luces apagadas, del puerto deTuxpan en medio de un hacinamiento infernal demateriales de toda clase y de hombres. Teníamosmuy mal tiempo y, aunque la navegación estabaprohibida, el estuario del río se mantenía tran­quilo. Cruzamos la boca del puerto yucateco, yapoco más, se encendieron las luces. Empezamosla búsqueda frenética de los antihistamínicoscontra el mareo, que no aparecían; se cantaronlos himnos nacional cubano y del 26 de Julio,quizá durante cinco minutos en total, y despuésel barco entero presentaba un aspecto ridícula­mente trágico: hombres con la angustia reflejadaen el rostro, agarrándose el1estómago. Unos conla cabeza metida dentro de un cubo y otros tum­bados en las más extrañas posiciones, inmóviles ycon las ropas sucias por el vómito. Salvo dos otres marinos y cuatro o cinco personas más, elresto de los ochenta y dos tripul~ntes se marea­ron. Pero el cuarto o quinto día el panorama ge­neral se alivió un poco. Descubrimos que la víade agua que tenía el barco no era tal, sino unallave de los servicios sanitarios, abierta. Ya ha­bíamos botado todo lo innecesario, para aligerarel lastre.

La ruta elegida comprendía una vuelta grandepor el sur de Cuba, bordeando Jamaica, las islasdel Gran Caimán, hasta el dest:IDbarco en algúnlugar cercano al pueblo de Niquero, en la provin­cia de Oriente. Los planes se cumplían con bas­tante lentitud; el día 30 oímos por radio la noti­cia de los motines de Santiago de Cuba, que ha­bía provocado nuestro gran Frank Pais, conside­rando sincrqnizarlos con el arribo de la expedi­ción. Al día siguiente, primero de diciembre, enla noche, poníamos la proa en línea reda haciaCuba, buscando desesperadarneute el fa-o de Ca­bo Cruz, carentes de agua, petr6leo y comida. A1_ dos de- la madrugada, $'Jn una noche'negra,36 .

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mezcladas las patrullas. Recuerdo que el coman­dante Almeida me dio un empujón, por causa demi poca disposición para caminar, y gracias a suvoz imperativa, me levanté y seguí la marcha,creyendo estar en los últimos momentos de ni vi­da. Como en una. imagen caleid0sc6pica., pasa­ron hombres gritando, heridos pidiendo ayuda,combatientes escondiendo los cuerpos detrás delas delgadas cañas de azúcar como si fueran tron­cos, otros atemorizados pidiendo silencio con undedo sobre la boca en medio del fragor de la me­tralla, y, de pronto, el grito tétrico: "Fuego en elcañaveral".

Con Almeida a la ~beza salvamos una guar­darraya, caminando, caminando hasta llegar almonte espeso. Marchamos hasta que la oscuridadde la noChe y los árboles -que nos impedían verlas estrel1as- nos detuvieron, sin estar muy lejosdel lugar del encuentro. Dormimos amontona­dos. Todo estaba perdido, menos las armas y doscantimploras que traíamos Almeida y yo. En esascondiciones marchamos durante nueve días in­terminables de sufrimiento, sin probar bocadoalguno cocinado, masticando hierbas o algo demaíz crudo y hasta cangregos vivos· que ingi­rieron los más valientes como Camilo Cienfue­gos. En esos nueve días la moral se desmoronó to­talmente y, despreciando los peligros, fuimos acomer a un bohío. Allí se produjo el desplome dealgunos. Las noticias eran malas, por un lado,pero alentadoras por otro: a la cantidad de crí­menes que nos asociaban, agregaban la nota deesperanza: Fidel estaba vivo. Los espelUznantescuentos de los campesinos nos impulsaron a dejarlas armas largas bien guardadas y tratar de cru­zar, con las pistolas solamente, una carreteramuy controlada. El resultado fue que todas lasarmas dejadas en custodia se perdieron, mientrasnosotros .nos encaminábamos hacia el lugar de laSierra Maestra, donde estaba Fidel.

Aproximadamente a los quince dias del desas­tre nos unimos los sobrevivientes en pie de luchade aquellos 82 "náufragos" del "Granma" comonos definiera d. compañero Juan Manuel Már­quez. Eramos unos diecisiete hombres. El re­cuento de las víctimas era doloroso y extenso; elpropio Juan Manuel Márquez; "Nico" López-:-gran compañero obrero-; Juan Smith, Capi-

tán de la vanguardia; Cándído González, aytdante de Fidel y revolucionario sin tacha. En fin,la lista era amplia y casi constantemente se leagregaba un nuevo hombre que había cumplidocabalmente la sentencia de Fidel: "En el año de1956 seremos libres o seremos mártires".

ERNESTO GUEVARA

[En algún lugar de Argentina, octubre de 1967J

A lo mejor es una fiebre que DO curaA lo mejor es rebelión y está viviendo.

HUMBERTO COSTANTINI

[En la Sierra Mamra, agoao de 1958J

Se asigna al comandante Ernesto Guevara la mi­sión de conducir a la provincia de Las Villas, des­de la Sierra Maestra, una columna rebelde, yoperar en dicho territorio de acuerdo con el planestratégico del EjéI'cito Rebelde.

La columna 8 llevará el nombre de Ciro Re­dondo, en homenaje al heroico capitán muertoen acción.

Se concede al comandante Ernesto Guevara elcargo de jefe de todas las fuerzas rebeldes del Mo­vimiento 26 de Julio que operan en la provincia.

La Columna No. 8 "Ciro Redondo" partirá deLas Mercedes, entre 24 y 30 de agosto.

La Columna No. 8 tendrá como objetivo estra­tégico batir incesantemente al enemigo en terri­torio central de Cuba, e interceptar hasta su totalparalización el movimiento de tropas enemigaspor tierra desde Occidente a Oriente. Fidel Cas­tro. Comandante en jefe.Che: Te mandé entregar los 7garandscon 100 ba­las éada uno para que devuelvas 7 cristóbal sinbalas.

No te complazco en lo del antitanque porquelos voy a necesitar muy seriamente.

FlDELCASTRO

[En algún lugar de Pari8, octubre 1967J

Yo tuve un hermano.No nos vimos nuncaPero no importaba.Yo tuve un hermano'que iba por los montesmientras yo dormía.

Lo quise a mi modo,le tomé su vozlibre como el agua,caminé de a ratoscerca de su sombra.

No nos vimos nuncapero no importaba,mi hermano despiertomientras yo dormía.

Mi hermano mostrándomedetrás de la nochesu estrella elegida.

JULIO CORTAZAR

[Enero de 1959, La HabanaJ

En Cuba se corta la mentira de que no se podíahacer una revolución contra el ejército. Es la másclara lección de que se puede combatir 'a fuerzasregulares, con las tropas formadas por campesi­nos, obreros e intelectuales. Esta es una experien­cia vital en la lucha contra otras dictaduras.

ERNESTO GUEVARA

[En La Habana, hablando de 106 primeros años 60, unanoche de Jina del 67J

¿Qué puedo decir del Che que no hayan dicho?Que recuerdo aquella noche en que lo conocí a

la luz de las hogueras.Que en un tiempo fuimos enemigos y sin em­

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•..

ERN~STO GUEVARA

[En Lo HabaruJ, mayo de 1961J

Acuso recibo de la Revista. Aunque tengo muypoco tiempo, me parecen muy interesantes los te­mas y trataré de darle una leída.

Tengo otra curiosidad: ¿Cómo pueden imprimir­se 6,300 ejemplares de una revista especializada,cuando ni siquiera hay esa cantidad de médícosen Cuba?Me salta una duda que lleva a mi ánimo a los um­brales de una sicosis neuro-eeonómica: ¿Estaránlas ratas usando la revista para profundizar susconocimientos siquiátricos o templar sus estóma­gos; o tal vez cada enfermo tenga en su cabeceraun tomo de la publicación?

En todo caso bay 3,000 ejemplares de más en el- , . .

[En ÚJ HabaruJ, 26 de mayo de 1964J

Estimado Ordaz:

el seno de la Asamblea General de las NacionesUnidas. En la primera de ellas, se denunció lapreparación de mercenarios y la situación deaviones bombarderos en Guatemala; y la segun­da, que se conoció boy, fue un memorándum ele­vado por el propio Primer Ministro cubano, Fide1Castro, donde denuncia los propósitos inmedia­tos de los Estados Unidos de invasión a Cuba. Lapregunta es: ¿qué comentarios me pudiera ustedagregar sobre estas dos denuncias de Cuba?COMANDANTE GUEVARA. -Bueno el ro­mentarío es el de todo el mundo. Yo, como casitodos, creo que vendrán, y también creo que, yoconsidero como todo' el mundo, que no podránsalir. (Ovación)

Por ejemplo, la cocacola cubana, tenía más o me-"nos catorce productos, algunos de ellos secretos,que venían directamente de la matriz norteame­ricana. Entonces nosotros bemos tenido que rein­ventar la cocacola, y el sabor es así así ...

....... ... ..." ; -~.. .~

.' " ..~- .... -.. . ..: . ~

".

ENRIQUE OLTUSKI

ERNESTO GUEVARA

-Bueno, vete, polaquito -me decía. .Pero éramos viejos noctámbulos y yo no me Iba

hasta que amanecía y bajábamos juntos en el ele­vador, él quejándose de que yo le bacía perder eltiempo.

¿Qué puedo decir del Che que no bayan dicho?¿Qué todavía no he podido reunir valor para ir

a ver a Aleida y mirar a los muchachos.Que cuando vi las fotos de Bolivia, él ~ado

sobre la tarima, con el torso desnudo, recorde lasnoches en que él yacía igualmente sobre la al­fombra de su oficina, en el Ministerio de Indus­trias, con una mirada que traspasaba las cosas,con un brillo en los ojos como reflejo de estrellas,de estrellas del Sur.

¿Qué puedo decir?

lEn La Habono, fine3 de 19fK))

JIMENEZ. -Comandante Guevara, en los últi­mos días se ban hecho dos denuncias de Cuba en

Ir

[En ÚJ HabaruJ, fines de 1960J

Por ejemplo, Cuba no paga las,deudas anterioresal año 59. ¿Por qué Cuba no paga esas deudas?Porque, fíjense qt,le se establece el control decambios en diciembre 4 del año 1959, entonces,una compañía, vamos a poner una compañíaequis, que tenía una cuenta"abierta, y un crédítoilimitado en el tiempo, con su casa filial en Cuba,que le tenían dado material el año 57, y no se lobabían cobrado entre el 57 y el 4 de diciembredel 59, el día 5 de diciembre del 59 ya quierenque le paguen todos los atrasos.

Es decir, era una política clara de discrimina­ción y de desconfianza que no podíamos admitir.Si ellos habían tenido confianza en Batista paradarle los crédítos tan largos, tenian que tenerlaen nosotros. No desconocimos la deuda, no, diji­mos simplemente que durante el año 60 no las

. pagaríamos, y cumplimos nuestra palabra, (Ri­sas)

bargo yo lo admiraba.Que después pedí trabajar precisamente con

él. y un día puse mi mano sobre su hombro en se-·ñal de afecto y me dijo:

- ¿Y esa confianza?y cayó mi mano.Que pasaron los días y un día me dijo:-¿Sabes? No eres tan hijo de puta como me

habían dicho -y reímos y fuimos amigos.¿Qué puedo decir del Che que no hayan dícho?Que una vez le pregunté:-¿Nunca has sentido miedo?y me contestó:-Un miedo atroz..Que en pleno sectarismo, y en su presencia, un

extremista atacó al 26 de Julio y después de pen­sarlo dos veces me atreví:

-Es cierto que no sabíamos nada de marxismoy que no pertenecíamos al Partido, pero quizásgracias a eso fue que derrocamos a Batista.

y me dio la razón.Que cuando yo era un sectario a la inversa y

atacaba injustamente a un viejo comunista, elChe me situaba en mi lugar.

Que una vez alguien criticaba la falta de comi­da y él dijo que no era cierto, que en su casa secomía razonablemente.

-Quizás recibes una cuota adicional-le díje,medio en serio, medio en broma. -

Al otro día nos llamó para decirnos:-Era cierto, hasta ayer recibíamos en casa

una cuota adicional.¿Qué puedo decir del Ché que no hayan dicho?Que recuerdo las madrugadas en los portales

del Ministerio de Industrias, cuando bromeába­mos esperando la hora de partir para el trabaj~

voluntario.Que venía por las noches a Jaceplán y después

de las agotadoras reuniOnes jugaba una partidade ajedrez con los escoltas, mientras nosotros lorodéabamos y él cantaba bajito y muy desentona-do viejos tangos de su niñez. ,

Que al principio era muy estricto en eso de lasmujeres, pero que después terminó diciendo queno le cuidaba la portañuela a nadie.

Que recuerdo la noche en que murió mi ma­dre, cuando no éramos muy aJbigos y los ~ue sí lohabian sido me evitaban. Recuerdo, repito, quellegó en la madrugada a la funeraria y me puso lamano en el hombro, como yo a él aquella vez. Yestuvo hablando conmigo muchas boras hastaque ya fue de -día.

Que después, cuando ya no trabajaba con él,seguía sintiendo el deseo de verlo y cada ciertotiempo iba a su oficina y bablábamos intermina­blemente. Manresa pedía café. El se tiraba en elsuelo sobre" la alfombra, fumando tabacos.Cuan'doel aire acondícionado estaba rotoabria laventana y se quitaba la camisa. Arreglábamos elmundo.38

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,

de esta pobreza

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número de la tirada; te ruego que pienses sobreesto.

ERNESTO GUEVARA

{E" Barcelo,uz. octubre de 1967J

Y si el revolucionariomotor de la revolución en su partidono tiene otro descanso que su muerteque renuncie al descanso

y sobreviva

MANUEL VAZQUEZ MONTALBAN

[En la Habana. octubre de 1965J

Hay una ausencia en DUestro Comité Central, dequien posee todas las virtudes necesarias en elgrado más alto para pertenecer a él... Alrededorde esto el enemigo ha podido tejer mil conjeturas,ha tratado de confundir y de sembrar la cizaña yla duda, y pacientemente, puesto que era necesa­rio esperar, hemos esperado.

Muestra una carta de despedida escrita por elChe.

-No fue' ruesta la fecha, puesto que esta cartaera para ser leída en el momento en que lo consi­derásemos más conveniente -dice-, pero ajus­tándonos a la estricta realidad fue entregada elprimero de abril de este año, hace exactamenteseis meses y dos días.

Lee la carta. Algunos párrafos parecen dirigi­dos directamente a los difamadores:

"'Siento que he cumplido la parte de mi deber .que me ataba a la Revolución Cubana en su terri­torio y me despido de ti, de los compañeros, de tupueblo, que ya es mio.

"Hago formal renuncia de mis cargos en la Di­rección del Partido, de mi puesto de Ministro, demi grado de Comandante, de mi condición decubano. Nada legal me ata a Cuba, sólo lazos deotra clase que no se pueden romper como losnombramientos...

FIDEL CASTRO

(En España, octubre de 1967J

y pasopor

,lanochesoñando hora tras hora,montañas bolivianas.

El dia ya pasó, MañanaChe Cuevara,

., vuelta a la traición

~FAEL BALLESTEROS

[En Bolioia, 1961]

Mayo 15

Día sin novedad.Mayo 16Al comenzar la caminata, se me inició UD cólicofortísimo con vómitos y diarrea. Me lo cortaroncon demerol y perdi la noción de todo mientrasme llevaban en hamaea; cuando desperté estabamuy aliviado pero <:8gado como un niño de pe­cho. Me prestaron un pantalón, pero sin agua,hiedo a mierda a una legua. Pasamos todo el díaallí, yo adormilado. Coco y el Ñato hicieron unaexploración encontrando un camtno que tienerumbo sur-norte. Por la noche lo seguimos mien­tras hubo lun..a y luego descansamos. Se recibió elmensaje No. 36, de donde se desprende el totalaislamiento en que estamos.

ResUmen del mes

El punto negativo es la imposibili<bd de hacercontacto con Joaquín, pese a nuestro peregrinarpor las serranías. Hay indicios de que éste se hamovido hacia el norte.

Desde el punto de vista militar, tres nuevos com­bates, causándoles bajas el Ejército y sin sufrirninguna, además de las penetraciones en Piriren­da y Caraguatarenda, indican el buen éxito. Losperros se han declarado incompetentes y son reti­rados de la circulación.Las características más importantes son:

1b) Falta total de contacto con Manila, la Paz, yJoaquín, lo qu~ nos reduce a los 25 hombres queconstituyen el grupo. .

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2°) Falta completa de incorporación campesina,aúnque nos van perdiendo el miedo y se logra laadmiración de los campesinos. Es una tarea lentay paciente.3°) El partido, a través de Kolle, ofrece su cola­boración, al parecer, sin reservas.4°) El clamoreo del caso Debray ha dado más be­ligerancia a nuestro movimiento que 10 comba­tes victoriosos.5°) La guerrilla va adquiriendo una moral pre­potente y segura que, bien administrada, es unagarantía de éxito. .6°) El Ejército sigue sin organizarse y su técnicano mejora substancialmente. . "

,

. --::-- ..... .---......- .--.....

~ \: ~ ~..~

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Noticia del mes: el apresamiento y fuga del Loro,que ahora deberá incorporarse o dirigirse a lapaz a hacer contacto.

El Ejército dio el parte de la detención de todoslos campesinos que colaboraron con nosotros enla zona de Masicuri: ahora viene una etapa en laque el terror sobre los campesinos se ejercerá des­de ambas par~ aunque con calidades diferen­tes; nuestro triunfo significará el cambio cualita­tivo necesario para su salto en el desarrollo.

ERNESTO GUEVARA

[En Buenos Airea, después de octubre del 67]

peroahorael comandante Cuevara entró a la muertey allá andará según se dice

JUAN GELMAN

[En &rceloa, después del 9 de octubre de 1967]

adiós viejosésta es la definitiva

no lo busco pero está dentro del cálculoadiós Fidél

ésta es la definitivabajo los cielos de la gran patria de Bolívarla luna de Higueras es la lunade Playa Cirón

soy un·revolucionario cubanosoy un revolucionario de Américaseñor coronel

soy Ernesto del Che Cuevaradispare

seré tan útil muerto como vivo.

MANUEL VAZQUEZ MONTALBAN

[En Montevideo, despuh del 9 de octubre-de 1967]

Así estamosconsternadosrabiososaunque.esta muerte seauno de los absurdos previsibles

da vergüenza mirarlos cuadroslos silloneslas alfombrassacar una botella del refrigeradorteclear las tres letras mundiales de tunombreen la rígida máquinaque nuncanunca estuvo

con la cinta tan pálida.

MARIO BENEDETTI

[En La Habana, después del 9 de octubre de 1967]

Que todos digan que le han muerto,porque a un fantasma no se le mata fácil­mentey quien descubra el cadáveres que no tiene fé.

I •

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PACO.LUNA:

"Una Sociedad

en Manos

del

Opus Dei"

Emiliano Pérez Cruz

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No es un tipo común en la Ciudad delSol (HermosUlo, Sonora). Y esta sin­gularidad que lo caracteriza le haocasionado no pocas discrimina­ciones. Francisco Luna Preciado,

Paco Luna o, para los cuates el Frank Moon: psi-cólogo, cronista del barrio con mucho chuqui sa­bor y sano rencor social; reportero, cuentista,letrista de canciones grabadas por el grupo Ma­chaca ensemble, futbolero, tícher etl la Escuelade Altos Estudios de la Universidad de Sonora,fustigador de la moralinera clase media-racista- hermosillense; polémico conferen­ciante, bailador de cumbias, música tropical yrancheras, igual goza las canciones de RamónAyala y sus Bravos del Norte que aquellas de RigoTovar y su Costa Azul; lo mismo prepara (en­febrecido) una carne asada, que suda la crudacon una pancita estilo Jalisco o unos sopes bienchilosos.

Es el Paco Luna, el mismo que provoca afini­dades o rechazos por igual, que calza tenis conagujeros en la suela, viste pantalón de mezclilla,saco a cuadros negros y blancos, camisa norteña,sombrero de jipijapa y anteojos estilo Lennon concristales color violeta. Estigmatizado como cholopor las buenas conciencias locales, asume el des­pectivo y lo revira escribiendo de los de abajo, delos- barrios marginales existentes en su ciudad,desmitificando al Grupo Sonora y sus acciones, ala carne asada y a la burguesía sonorense, a la re­ligiosidad de dientes pa'fuera.

Para el Fr.nk Moon la poesía, aunque no laejerce con frecuencia, es una actitud de vida quese opone a la que se garrapatea derramando mel­cochosos versos, caducos antes de nacer, con me-

diocres reminiscencias románticas y modernistas.Dice el Frank: "Para hacer poesía en Sonora hayque estar alerta o termina uno de versero; ni mo­do de hacerle a la poesía Hereford a la que leentran los muchachitos gorditos hijos de papi.Afortu.nadamente, en Sonora, entre la raza nue­va, entre los jóvenes, se está produciendo unapoesía que busCa explicar la vida desde lo coti­diano, desde los chingadazos, desde la calle; in­fluenciados, ¿por ql,lé no decirlo? a raíz de la di­fusión de la poesía que actualmente se hace enMéxico".

-Claro que han surgido tantos poetas comopícheres-, señala Paco-, pero ninguno es Fer­nando Valenzuela, carnal; podríamos decir queno ha surgido entre nosotros el poeta mayor, aun­que los hay buenos como Abigaíl Bojorquez o Ali­cia Muñoz Romero que van más allá del cánon dela poesía simposona, de la poesía Hereford pues.Los jóvenes están incorporando el lenguaje colo­quial, las formas d~ la poesía contemporánea pa­ra hacer los poemas del calorón, bien distintos alos de los cena-culos, a los del buen gusto y las ve­ladas literarias.-¿En qué medios pueden los escritores de Sono­ra publicar SUS trabajos?-Pues está la revista de la Escuela de Letras o lossuplementos dominicales de los diarios. Pero unalabor editorial que se dedique a elaborar librosde poesía, no existe o difícilmente se mantiene.Pese a que nuestro estado es muy rico, sigue pe­sando más un tractor o una vaca que la cultura ola literatura en especial. "Agrégale que dondeeditan está el compadrito de la comadríta que nola hace pero cómo se quieren con las otras ro­madres que les hacen bulla y también quieren

publicar. Dije que no hay que ser versero, porqueen Sonora y en general el provincia caemos en lafácil dificultad de escribir poesía y andarse conque ¿tú escribes? Pues yo también. Ahhh, québueno: tú me lees, yo te leo; tú me la chaqueteas,yo te la chaqueteo.

"Agrégale las etiquetas: si escribes crónicas, sile haces al periodismo, entonces no puedes serpoeta ni novelista ni cuentero. Lo que ustedes ha­cen en algunos periódicos y revistas, allá haráunos tres años era mal visto, decían que eran te­mas muy populacheros, que por ser periodismono podían arribar a la literatura. Ysi me interesallegarle a la historia, ah pues tampoco puedes serhistoriador. Te ponen piedritas en el camino,aunque al final tengas que imponerte, por: tu tra­bajo".

-¿Qué tipo dP trabas, de piedritas, te 'poníanpara estigma" Ar tu labor? (El Paco es del barriodel Mariacl. , eminentemente popular, como losteTTUlS que este periodista aborda en sus crónicas).-Simplemente piedritas morales, carnal. Cen­sura. No cualquier cuento te aceptan, poraquello del stablishment: imagínate decir, escri­bir coloquialmente en una sociedad donde la cul­tura y los medios de comunicación en general es­tán manejados por el Opus Dei: están instaladosen el siglo pasado, bajo reglas puritanas, reli­giosas. No consideran a la literatura como unasensibilidad que se ejerce de tiempo completo ybusca expresarse por todos los medios. Pero estamisma actitud motiva a romper géneros, estilos,a romperle la madre a la inmoralidad literariadominante que le rinde culto a la carne asada y alos tenis Nick o a los Convers, tractores y vacas,

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pero no a la sensibilidad. Y conste que no es pri­vativo de la provincia: se da en el Defe también,tan provinciano como éso. Yo creo que ahorita seestá dando el encontrón literatura institucionalcontra literatura de la n~ta.

-Este mano a ~no ¿en qué ámbito Be da, cuáles su escenarior-Pues nuestro estado, Sonora, con una sociedadque brinca de la vaquería a la modernidad indus­trial, a la fábrica. Eso conlleva que todos los va­lores existentes en la cultura de la carne machacase vean resquebrajados por las nuevas expresionesquetrae la masificación de la sociedad, de la uni­versidad, la instalación det la planta Ford y lashuelgas que en ella se han c!ado.

"La modernidad apareja otra moralidad, otroscódigos, otros valores signados por la crisis queatravesamos: ya llegó el momento en que el sono­rense no se distingue por el "yo como carne y losguachos, los sureños, los'chilangos, comen gusa­nos y hierblU", tan racista y despectivo como semanifiesta. Ahora no: todo mundo está comiendofrijoles (los mentados parralitos), a pesar o por laindustrialización de la franja fronteriza: territo­rio libre para chingar al que se deja".

Después de estudiar la preparatoria, FrancisCoLuna viene a la ciudad de México e ingresa a laENEP-Iztacala para estudiar sicología. Le tocavivir en carne propia la confrontación ranchogrande-monstruópolis. Concluye los estudios yvuelve a su tierra natal. De ahí, como a tantosotros que pasan la Plisma experiencia, le cuelgane(sanbenito de sonoguacho, de norteño achilan­gado; casi cas} traidor a la patria... chica. Perosaca juventud de su pasado y se pone a trabajar.- Volver a Sonora me significó un reencuentrocon la moralidad del barrio de una ciudad fron­teriza, donde se da un trastocamiento del len­guaje como aquí en l~ barrios del Defe: el calóestá más apegado a las vivencias, al afán desobrevivencia; significó encontrarme con los ca­maradas desempleados, con el hacinamiento, laescacez de recursos; ya creció la ciudad y ahoratienes que rilártela en la calle porque no todos losvecinos se conocen como antes.

"En cuanto al estigma por ser del sur o por ha­berte educado en la capital, es una expresión ide­olÓgica que surge que grupos de poder muy parti­culares que tratan de fomentar el regionalismopara controlar la conciencia de nuestros paisa­nos. No deja de ser curioso que en Sonora discri­minen al que nació o estudió en el Defe y llega aestas tierras, y en cambio le siguen haciendo ho­menajes al padre Kino, un gtiey que ni mexicanoera. Ora sí que como dicen: ahí se v.e la falsedad:se desprecia a un mismo compatriota y al padreKino le erigen monumentos, le dedican calles ycorridos en un estilo de catolicismo más pragmá­tico que la puta madre.

-La gente joven de Sonora cómo reacciona: ¿es­tán prendido&, aplatonadO&, les vale lo que suce-der o

-Pu~ hay de todo. Ahí tenemos que los bur­guesitos siguen todavía bulevareando en el carrode papi, creyepdo que por el solo hecho de com­partir cuentas bancarias con sus progenitoresallende el Río Bravo, ya se ganaron un lugar ysobre todo un respeto entre todos nosotros. La ra­za del barrio, los pfebes, están jalando porque lavida misma los está arrastrando. En la literaturatambién se da eso y ahí tienes a la intelectualidadclase media que se mamó desde temprana edad aGarcía Márquez y que ahora es fan de SilvioRodríguez, jugándole al revolucionario de café,radicales chies... Ni pa'cuándo que la raza le lle­gue a la nueva trova cubana: prefiere a RamónAyala, al Ohico Che, al mismo Rigo Tovar, alHeavy Metal o al rock mexicano; el Tri tiene granaceptación y también Jaime López porque enbuena medida en el barrio nos sentimos los me­quetrefes norteños. La raza jQdi~a responde.a sucondición de estar jodido, °9ue'ya es una .condi:42 o

ción nacional, una identidad nacional y no eschiste: nomás hay que ver cómo está la raza enChiapas, Nayarit, el Defe, por donde uno le bus-~

que, p'arriba o p'abajo, también entre los chica­nos.

Francisco Luna estudió en el sur de los EstadosUnidos. Estuvo en la entraña del mostro y no seda golpes de pecho pero tamporo se traga la ver­ba aquella del American way oJ lije: "A la so­ciedad chicana hay que medirla con los mismosparámetros de las clases sociales: el intelectualtrata de consolidar una posición dentro del ~iste­

ma, aunque sea universitario; el chicano debarrio, y hablo del sur de Tucson, Arizona, delsur de Los Angeles, trata de aferrarse a sus raícesmexicanas. pero sin perder de vista que ya está delotro lado. Claro que los intelectuales tambiéncubren este aspecto, pero dándole esa coberturade turrón o de ice cream que le da un sitio privile­giado entre la raza del barrio que sigue comiendosus nopalitos con jamón o""'COn parralitos: "los fri­joles como salvadores del mundo", escribe algúnpoeta chicano.

-Pero nosotros que estamos acá, en México omás allá: en el Distrito Federal, queremos obte­ner una visión del chicano y los estudiosos dicen:ay sí, vamos a verlos, vamos a estudiarlos; y lellegan los investigadores, a pelo, sin entendercompletamente el idioma que ellos manejan ydescubren que el chicano más jodido anoa en sucarrote. Entonces, yo creo que se les ve con unavisión muy romántica e incluso se habla de ayu­darlos, cuando son ellos quienes deberían alivia­narse. Nosotros no tenemos ni para qué investi­gar a los chicanos ni tratar de descubrirlos, sinunca se han escondido".

Ganador de un premio literario -don Ed­mundo Valadés estaba en el jurado- con sucuento "Qut;tzalcóatl", Paco Luna ha incursio­nado en la investigación histórica. Algunos de suspoemas se han incorporado a la Poesía sonorensecontemporánea, antología de Alonso Vidal edita­da por el gobierno del estado; Gerardo COI:nejo,rector del Colegio de Sonora incluyó el cuento"Los reyes vagos" en el volumen de relatos titula­do Cuéntame uno. Actualmente escribe una no­vela y recopila las crónicas publicadas en el extin­to diario InJarmación para publicarlas en formade libro. También se incluyen poemas suyos enuna antologia de poetas de la frontera norte; sugusto por la historia le viene desde los tiempos deestudiante: .

~

- Es que lees filosofía, lees historia, y descubresestas disciplinas perfectamente ordenadas a laversión institucional; en nuestro estado se hace laapología de los tiburones de la colonización y lahistoria degenera en historieta. Entonces unoquiere darle otro tratamiento con la idea de recu­perar un pasado y una vida concreta, sabiendode antemano para qué y para quiénes quiere unodar su versión, que de ninguna manera es paraaquellos que están haciendo labor para colarse ala historieta oficial.

"Cosas, intereses como éstos motivan a 'escribiry a no quedarse en un sólo género del conoci­miento o de la creatividad. Creo como dice Ca­netti, que hay que darle voz a los que no latienen; creo que el escritor debe tener esa capaci­dad de metamorfosis de la.que habla este señor, yno chillar por la imposibilidad de tener a la manoel más reciente libro de Milan Kundera. Mientrashaya quienes se duelan de esta situaci6n que nosmantiene al márgen deJas novedades y de lasmodas editoriales, uno tiene que andar haciéndo­le al Milan Kulero y ejercer el ¡mirad, culeros,vuestra obral con la sensibilidad, la perspectivadel nuevo estilo periodístico que se hace en Méxi­co y que ya no se basa únicamente en el olfato re­porteril, sino que incorpora herramientas- deotras disciplinas para explicamos y transformar~ta realidad. l:so es lo que yo pienso, camal".

LAGUERRACIVILESPAÑOLA

YLOSPOETAS

Enrique Cortazar

Con la Guerra Civil en España(1936-39) se da una .serie de cam­bios, de encuentros y desen­cuentros, de rupturas en la poesíade ese momento. Muchos escrito­

res, casi todos desde el exilio, incorporan a su te-mática lo político. No pocos del llamado grupopoético de 1927, además de padecer el exilio, severán profundamente influidos en sus temas y sutono con los bruscos cambios que los avasallan.El surrealismo será el camino por donde Alberti yEmilio Prados transiten hacia la poesía contesta­ria y de contenido político. Alberti declara: "An­tes mi poesía estaba al servicio de unos pocos.Hoy no. Lo que me impulsa a ello es la misma ra­zón que mueve a los obreros y a los campesinos, osea, una razón revolucionaria".

Todos, con excepción de Dámaso Alonso,~rardo Diego y Vicente Aleixandre, se dispersanpor el mundo llevando en su quehacer poético elcompromiso de denunciar una realidad que losexpulsó de su seno, re8lidad que asesin~ a GarcíaLorca y encarceló a Miguel Hernández y JoséHierro. Aun el mismo Guillén, considerado comoel poeta más incontaminado de realidad, el másaséptico y puro de todo el grupo, dejará que lahistoria como tiempo de desolación y muerte sefiltre en las últimas etapas de su impecable Cán­tico. De los tres que permanecen en España des­pués de la Guerra, sólo uno está con Franco:~rardo Diego, creacionista militante y gran admi­rador de nuestro Vicente Huidobro. Los otros dosdan la cara inteligentemente al régimen opresorcon dos libros publicados el mismo año: 1944.Año en que predomina una poesía de evasión ins­pirada en Unamuno y Garcilaso: poesía religiosay de pulcritud formal que deja impune y a salvoel régimen guerrerista de Franco. Dámaso Alon­so publica HijO& de la ira y Vicente AleixandreSombra del paraíso. Con ambos libros se reiniciaen España una poesía que rompe con ese tonoclásico y evasivo de los garcilasistas. DámasoAlonso escribe poemas, en un ambiente atestadode sonetos religioss, con lenguaje coloquial y has­ta prosaico en total contradicción con dichos so­netos, lenguaje en el que entrevera el presentedoloroso:

Madrid es una ciudad de más de un mJll6n decadáveres (según las últimas estadfsticas).veces en la noche yo me revuelvo y me incorporoen este nicho en el que hare 45 aiíai que mepudro...

(Fragmento del poema "Insomnio". cW libro'; Hif03 de", fTu.)

• o

Aleixandre, por su,parte,~nodesmiente la época,

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de injusticia que se vive; su libro es una elegía, laañoranza del pasado como un tiempo perdido.Hay dolor por esta pérdida pero sin implicacio­nes religiosas. Y así se refiere en Sombra del pa­raíso a la ciudad que ya no está más, ciudad quees vivencia de un pasado grato, ahora trágica­mente suspendido:

...ciudad madre y blanquísima donde viví y re­cuerdoangélica ciudad que, más alta que el mar, presides

sus espumas....

....a la ciudad voladora entre monte y abismo,blanca en los aires, con la calidad del pájaro sus­pensoque nunca arriba ¡Oh ciudad no en la tierral

(Fragmento del poema "Ciudad del paraíso")

En este mismo momento la mayoría de los poe-tas jóvenes pertenecientes a la a genera-ción del 36, con la m' a e to ignora-ban en sus textos la realicIa e. LeopoldoPanero, quien antes de la guerra fue liberal y queincluso estuvo en la cárcel, pero que logró salirlibre gracias a las influencias de su madte conFranco, en consonancia total con los requeri­mientos poéticos del régimen cantó en pulcro so­neto:

Todo amor es tu sombra. Dios viviente,silenciado fluir que en sueños mana,perpetuamente, bajo el alma humana,como pasan las aguti por el puente.

y concluia su soneto diciendo:

•.•y casi desprendido al contemplarteen mi íntima visión de lejanía, .piadosamente, las éstrellas miro.

y el poeta José García Nieto, en un soneto per­fectamente construido, pero de pobrísimo conte­nido, nos narra su subida a la catedral de Toledo,alejándose de la tierra, característica esencial deest~ poetas. Dicen así las dos últimas estrofas:

Subir, subir. Yesperar. Y oscurosentirme en Dios. encarcelado y puro,ní60 de Dios, de pronto en cada miedo.. ,

y en la cima del viento y la mañana,esperar que se rompa en la campanael pecho silencioso de Toledo.

Uámese José García Nieto, Leo¡)oldo Panero,Dionisio Ridruejo, Luis Rosales o José Luis Cano,fueron en su mayoría estos poetas del grupo del36 víctimas de ciertas circunstancias: los ricoshallazgos vanguardistas o los intensos afanes pu­ristas de sus mayores (grupo del -27) que tantosorprendieron, no les dejaba mucho que decir; y,por otro lado, la guerra y el estado de opresión losconfinó hacia temáticas y fortnas, que no toca­ban para nada una realidad que imponía el grito.Ellos se decidieron por el sifencio. Pero no por elsilencio total que pudiera sigttificar un acto deprotesta, sino por el silencio que oculta la reali­dad golpeante y desesperanzadora qúe se vivía,cantando a una "realidad" ultraterrenal. Leopol­do Panero dice así en las últimas dos líneas de susoneto"Arte poética":

...más que decir palabras ser su propia fragancia,y estar callado dentro del verso; estar callado...

~

Por su parte Gerardo Diego, tal vez con algode culpa, pues es el único del grupo del 27 que es-.tá con Franco, dice:

Callar, callar. No callo porque quiero.Callo porque la pena se me impone,para que la palabra no destroneni más hondo silencio verdadero.

Mientras estos poetas garcilasistas tienen losojos en el cielo e ignoran voluntariamente el aquíy el ahora, hay otros poetas que como Aleixandrey Alonso, ven 1" tierra y, en ésta, su realidad másinmediata. Uno de ellos, Juan de Leceta (seudó­nimo usado por Gabriel Celaya), ve el mundo de­solado que lo rodea, capta en su lente poético elsentido caótico de la realidad, así en 1944 escri­be:

.. .Ios obreros trabajan y maldicen a ratos.

- ¿Un cigarro, buen bombre?Buen hombre qae ha escupido su silencio.Buen hombre me ha plantadocon sus ojos claros todo su desprecio.

Los hombres tienen liambre.· .Los hombres tienen miedo. '.

(Fragmento del-poema "A vuestro servici,?")'. ,y en 1947 publiéan un libro cuyo título ~ala

claramente una oposición expresiva ante el ama­neramiento y refinada sofisticación formal de losgarcilasistas; el libro se titula Tranquilampttehablando. Allí nos dice expresamente en el poe­ma "Mi intención es sencilla (difícil)", uno de losprimeros de este libro:

No quisiera hacer versos,quisiera solamente contar lo que me pasa(que es lo que nun<i4 pasa),escribir unas cartas ~estinadas a amigos...

y en contra abiertamente de los garcilasistasafirma en el mismo poema:-

Tengo compañeros que escriben poemas buenosy otros que se Cal1an~o maldicen sin tino;pero todos me aburren (aunque los admiro),y todos me ocultan lo único que importa...

y concluye el poema diciendo:

'" yo que me repudro y, tontamente muero,no puedo callarme,.no puedo aguantarl~

digo lo que quiero,. ysé que con decirlo sencillamente ac(erto.

Qué lejos están dé la evasión 'del intimismo ode la contemplación nústi&a, .poetas como Leceta-Celaya o José Hierro. ESte, al salir de la cárcel,después de cinco añqs de cautiverio sienao apenasun joven de 22 años, escribe su libro titulado Ale­gría. Es, al igual que Se da en Leceta-Celaya, uncanto a la integridad vital de un mundo en el quese entremezclan odio y amor, dolor y optimismo.En Hierro, su "Alegría en nombre de.!a vída", esla afirmación gozosa de saberse de píe y con salu­dable energía en una realidad 'que ha matado amillones de seres. Se da pues en ambo$ poetas elabrazo, pese a todo, con un mundo que si- bien hasido ingrato les otorga el invaluable don de podercontinuar. Escribe Celaya: I

Hay una alegría -oioiT- que enouelve y junIDmú pentJ.f, mis errorel, mú f'ÚtJ6 y mi miedo.

Aunque ambos poetas serán de contextura di­ferente. Celaya es deudor de Neruda surrealista,Hierro está más en deuda con Juan-Ramón Jimé­nez; en ambos se da ese impulso inicial que losidentifica: la maravilla-cotidiana de estar vivos,la aceptación integral del mundo y el deseo dellamar a las cosas por su nombre sin afeites oam,.aneramientos formales, mucho menos conocultamientos, '

Después de entronizar a la alegría en sus textosvendrá la esperariza, la cual adquirirá el rangó .de deber moral y tarea artística. En estJl propues­ta Celaya rompe con el poeta solitario, y hace na­cer al poeta solidario, al poeta con los otros, l1la~

no a mano, codo a codo, construyendo un mejorfuturo. En este afán irá acompañado por grandsvoces: Otero, Nora, el propio Hierro. En 1955Celaya con el optimismo y la esperaJlZl1. hechoscompromiso solidario y fe poética, gnta: "Lapoesía es un arma cargada de futuro".

Independientemente del deterioro posterior dela llaynada poesía social, de la poesía como íos­trumento para el cambio revolucionario, Celaya,como nos dice acertadamente Angel Gonzálczt"Desborda COD plitud, por todos los costados,el estrecho te en que la poesía social ha sidoconfinada tanto por sus detractores como por lalI;layoría de sus cultivadores".

En el pequeño coro que valientemente, y pasoa paso, se levanta contra la evasión y el silenciocómplice, destaca la voz de Celaya, siendo la másalta que en su momento se opone en forma y COD­

tenido a los gareilasistas; voz que por suf~a,sifM:eridad y sabiduría poética sigue, vigente. 7

' .

Page 12: Notas para refrescar nuestra memoria sobre un fantasma

Pablo Milanés canta a NicolásGuilIénA cargo del cantante cubano.Polydor, con licencia ECREM de LaHabana.Una magnífica traslación del octoge­nario poeta cubano, gracias a la do­ble faena -musicalizador e intér­prete- de uno de los líderes notoriosde la Nueva Trova en la tierra de Fi­del.

Una decena de páginas que dancuenta del reconocible ritmo de lapoesía negra y del folldore al que ge­neralmente acudiera el notable crea­dor de Sóngoro Cosongo y El son en­tero. Siempre, como telón de fondo,su preocupación social y política.Siempre, el lenguaje directo y vigo­roso: antes de la revolución cuba­na, expresando la aflición y la espe­ranza; luego de ella, festejando conel verbo y la palabra, su desarrollo yevolución, su peculiar enfoque delamor y la solidaridad.

Pablo Milanés le otorga eficaz mú­sica de fondo a esas palabras conte­nidas, entre otras, en De que calladamanera, en Responde tú y en Bur­gueses, en Mariposa y en Pasan días,o en Ho Chi Min y Tengo. La elo­cuencia de su voz, el infaltable com­plemento guitarrísco, le brindan esaparticular afinidad sonora a la sumade textos de Guillén.

Esa misma estrecha labor conaquel instrumento con el que cum­pliera gran parte de su inicial trayec­toria, brinda la oportunidad de re­encontrarse -con el Pablo Milanés in­timista y alejado de los núcleos musi­cales acompañantes de los últimosaños. Es posible acceder entonces,mediante este fugaz retomo a lasfuentes, al notable artista que, en es­tas condiciones solitarias o flanquea­do por agrupamientos con reducidoselementos, cumple idénticas laboresen cuanto a calidad del producto-dis­cográfico terminado.

En esta ocasión, por partida do­ble: en su tarea de musicalizador delos versos de Nicolás Guillén y, unavez más, como indudable primera fi­gura en el terreno vocallatinoameri-.cano. (Me)

Siempre hay tiempo para la ternuraVíctor Manuel y Ana Belén.CBS Columbia

Algo habrá que agradecer al bom­bardeo sistemático del que ha sidoobjeto el tema La puerta de Alcalá,perteneciente a este álbum: que des­pués de muchos años, entre quince yveinte digamos, se conozca -de re­bote parte ínfima de la producciónde Víctor Manuel. Infima si, pero al­go es algo diria el del vaso medio lle­no.....

Con cerca de una veintena de ele­pés en su trayectoria, el cantante es­pañol ha irrumpido con esa composi­ción en las emisoras netamente co­merciales de nuestro país. Aunqueno tengan la misma difusión (ni so­

.ñarlo) las restantes obras contenidasen el long play que nos ocupa, habráque poner el grito de atención al parde ellas que llevan la firma de ChicoBuarque (una impecable versiónblusística de Barrio de la Cruz, porejemplo), y otras tantas del mismoVíctor Manuel que, entre él y su es­posa Ana Belén, se encargan de vol­car con propiedad y buen gusto. Lasventajas -en ciertos C3S0S- de im­poner por reiteración y cansanciouna de las composiciones integrantesde un disco: al menos, el auditor de­berá soplarse las que completan esalabor cuando adquiera su ejemplardiscográfico,

Es posible que, de esa forma, logreconstatar que el cantautor hispanono es un improvisado o una estrellarecién elaborada por el sello graba~

dor al que pertenece-o Que hay todoun historial tras de sí, mediana o nu­lamente conocido por el gran públi­co.

Claro, eran otros tiempos: aque­llos, sin ir más lejos, en que el régi­men franquista no permitía su salidaal aire su indispensáble difusión, araíz de su pertenencia al partido Co­munista español....

Soplan otros vientos, indudable­mente, para los materiales de VíctorManuel y su compañera. (Me)

J"

Para quienes peinan canas, un ver­dadero empacho musical. Para todosaquellOSJllA..e,l al compás de algún bo­lero, tuvierob la dicha -o la desgra­cia- de entablar una relación quepudo haber culminado en el a1~ar,

una serie de recuerdos gratos... o delos otros.

Hay para todos los gustos. Tomarnota: f.JOS Santos, Los tres caballeros,Los Montejo, Los hermanos Marti­oez Gil (a quienes, hace poco, acabade bomenajear Osear Chávez en to­do un álbum), Los Panchos, Los Tresases, Los duendes, Los tres diaman­tes, hasta completar diez y seis gru­ROS que se sacan chispas, como enotras épocas de bonanza.

Sumarle a estos participantes en elelepé algunos de los títul~ convoca­dos (sin ir más lejos, Regálame estanoche, Novia mÚJ, Sin ti, Usted, Po­quita fe. La barca, Chacha linda, yahí queda el listado) y se tendrá unaidea del conteniddo de este álbum.Nostalgia para los más añejos audito­'res; conocimiento de una etapa claveen la historia del bolero, para losmás novatos.Grabacion~ originales que le

otorgan, aún más si cabe, ese saborde inexorable paso del tiempo a to­das estas versiones. Tiempo que noha podido, no obstante, arrasar convoces y guitarras que en su momentodictaron cátedra en un género siem­pre poblado de figuras artísticas pro­tagónicas de primer nivel. Quienestienen buena memoria, al amparo delos nombres y títulos citados, puedendar fe de esa época de oro en la can­ción popular. Gran parte de ella seencuentra recogida .en este longplay. (Me)

Serenata inmol'tal, volumen IDiversos intérpretesLaser Internacional

Esta noche vendrásVilcki CllrrSello: CBS Columbia

Algún mérito debía de tener este á1­bun de la cantante norteamericanaque incursiona en SUl, versiones en elidioma de Cervantes. No nos costómucho esfuerzo detectarlo, y pa.~­

mos el dato al costo con destino a losoyentes de este elepé: sirve, sin nin­.guna dificultad, paca desentrañar elmisterio de <-'()mo producir temasmm,icales a ni,'el indlL«rial. En se­rie...

El <Iue halló la fórmula cuenta connombre y apellido: José Luis Perales,el hispano que le puso firma autorala la decena de composiciones que tie­ne a su cargo la Carro Plaga de luga­res comunes, de rimas facilonas. " dela serie de elementos absolutam~nteindispensables para estas lides can­cioneras: separaciones y reencuen­tros, amor, pasión, dolor, ali"io, ytodas las imágenes dizque poéticas oletrística... ima~nables sin ningún ti­po de esfuerzo ni peligro de impre­vistas jaquecas.

La cursilería \' lo telenovelesco,con la habitual éuota de balada co­mercial apta para estos casos. Si' ellector desea saber cómo las lleva aldisco ViJckj Carr, ésta es una inmejo­rable oportunidad. Al menos, ya sehalla prevenido. (Me)fa

Page 13: Notas para refrescar nuestra memoria sobre un fantasma

1Antoine se halla al fondo del estudio, no la ha vis­lo todavía. Se Umpia los dedos manchados depintura azul con un trapo.

-rAntoinelSe vuelve hacia Franca.-¿Has estado trabajando toda la noche?

-prepnta ella.Ella aira.-He tenninado -dice.Un cuadro de dimensiones reducidas -unos

treinta centímetros por veinte, a juzgar por unaprimera ojeada- descansa sobre un caballete,allá al fondo. Ella sólo lo ve por detrás.

Franca inicia un movimiento. El la detienecon un ademán.

-Espera -dice-, ¡el sollEn efecto, el sol.Ac;ba de salir por detrás de las colinas, afuera,

más arriba del río. Un rayo acaricia la ampliacristalera del estudio. Su luz desfleca la blancuracruda de una cortina, la hace resaltar, se va ex­tendiendo; pero aún no ha llegado al lugar dondese expone el lienzo.

Ella ríe, despreocupada. Demasiado, quizá.-¿Y qué más da?Ella observa, sorprendido, sin duda, pOr tanta

ligereza.-He pintado por la noche -dice-, pero la

luz, en el océano. Tienes que ver el cuadro a ple­na claridad.

Ella comprende, está conforme, esperará.-¿Qué título le has puesto? -pregunta.El se ruboriza, como si le hubiera hecho una

pregunta indecente. Indiscreta, por lo menos.Como si le obligara a una respuesta que fuera louno o lo otro. Demasiado tímida, al menos.

-Marina clara -dice por fin.Ambos esperan, separados por un charco de sol

que va extendiéndose.Ella ha olvidado que aún lleva en la mano una

tarjeta postal, en la que se reproduce un cuadrode Joaquín Patinir. La ha cogido de un mueble,al entrar en el estudio.

En todos los libros de arte, en los catálogosfranceses, aquel cuadro del maestro flamenco sellama Le passage du Styx. Pero en el envés de latarjeta podía leerse: El paso de la laguna Estigia.

~.' .

LA

MONTAÑA

BLANCAJorge Semprún

Capítulo uno de una novelaque está haciendo muchoruido en Europa

Semprún, autor de Eldesvanecimiento, la Autobiografíade Feclerico Sánchez, E~.1a.rgo viajey de los guiones de Z, L4 confesióny Las rotas del sur, acaba depublicar en España La montañablanca, novela que prontoaparecerá distribuida. en México aprecios inaccesibles en edición deAlfaguara.

Igual que en el Museo 'del Prado, por lo demáS,Franca lo recuerda. ¿Por qué el río Estige seconvertía en laguna en la denominación castella:.na del cuadro? Era un enigma. ~n cualquier ca­so, debajo de la iílscripcióri impresa en letras ma­yúsculas, una traducción al inglés y al fráncesparecía confirmar que el Estige había dejado deser un río. Le passage de la laguna stigienne..... Theeromng oi the Stigitm laggon: he aquí lo queproclamaba la tarjeta. Laguna, pues, doblemen­te, en aquella traducci6n bilingüe, perentoria,pero sospechosa. No pareeia, en efectó, que «Sti­gienne» fuera adecuado. Imposible comprobarloen aquel mismo instante. Aunque hubiera habidoalgún diccionario eq el estudio de Antoine, noera el mejor momento para consultarlo. Pero"stigienne" no le sonaba nada bien a Franca. (1).

Franca mira el rostro anguloso, los altos pómu­los salientes de Antoine. El le sonríe tímida- .mente. Ella espera, el tiempo pasa. El sol tomaposesión de11ugar.

-Ven -le dice él-, ahora..Ella se adelanta, rodeada de un halo luminoso

en el que giran mirladas de n!tnúsculas partículasde polvo bañadas de sol.

Se ha parado d~lante del cuadro que Antoineterminó de pintar ~oche. -

Lo contempla detenidamente. Una especie deternura la invade; le late el corazón. Marina cla­ra, no hay duda. Reacciona, sale de su arrobo.

Durante un segun<lo apoya la cabeza en el hom­bro de Antoine que está a su lado. No dice nada.¿Qué podría decir? Basta con llenarse los ójos contodos aquellos azules de cielo y de mar... Hayque empaparse de ellos, nada más. .Antoine se fija en la tarjeta postal que ella llevaen la mano. Se la coge, lee en voz alta, de un ti­rón.

"Madrid, 6 de abril. Saludos de Judith. Acabode presentarle mis respetos. Después, como decostumbre, he comprobado que el azul Patinir si­gue siendo lo que era. Lo que solía ser (2) Azul fi­jo, azul loco; inusable; todo nuestro. Todo1vues­tro".

Dos iniciales mayúsculas para firmar aquelbreve mensaje: J.L.

Da la vuelta a la tarjeta, mira la reproduccióndel cuadro de Patinir. Frunce los labios, asquea­do.

- Los colores son de echarse a llorar -dice-.La Estigia ha perdido el misterio de sus azules...El cielo ya no tiene su luz de tormenta. ¡Es unareproducción pésimal

49

Page 14: Notas para refrescar nuestra memoria sobre un fantasma

,

peles. unas fotografías. al otro extremo del estu­dio.

Marina clam, había dicho.Aún no sabía que iba a llamarlo así cuando

Franca le había preguntado. Había tratado, a lolargo de muchas horas consagradas con intensi­dad a su trabajo. frenéticas a veces y abundantesen ideas; otras, en cambio, desprovistas de todaalegría, sedientas, asoladas, taciturnas -como sila calma chicha canicular hubiese caído, sofo­cante, sobre un paisaje marino del que soñabamostrar a un mismo tiempo la extraordinaria va­cuidad vertical y el infinito estremecimientocromático-, había tratado simplemente de cap­tar todos los matices del azul.

Pero nadie mira el cuadro que ha pintado paraFranca, al cumplir ésta cuarenta años.

Marina clara. ¿por qué no?Antoine, después de haber salido Franca. habíavuelto a coger la tarjeta postal. Tal vez habíaleído mal. o interpretado mal. al menos. Quizáaquel texto fuera del todo inocente. Pero, ¿porqué reaccionó ella con tanta violencia, con tantaangustia contenida?

Apartó esta pregunta otra vez. ¿Por qué aban­donar los amargos deleites de la sospecha por unacerteza determinada, cuando la sospecha remue­ve la sangre y nos prueba que aún estamos vivos?

Vuelve la tarjeta postal.

La reproducción del pQMJ de la lagUtUJ Estigiaes detestable. en efecto. Se dirige hacia el mueble'estantería que ocupa toda una pared del estudio.En seguida encuentra lo que buscaba. Hay que<lecir que Franca tiene el instinto del orden. de laclasificación, de las nomenclaturas. Antoine en­cuentra, en la carpeta' dedicada a este fin. las fo­tografías que había mandado hacer de los cua­dros de Patinir, en cierta época. Por el azul. na­turalmente. Saca de la misma una subcarpeta deplástico translúcido, ambarino. que contiene lasfotos del. PalO.

Se instala a una larga mesa. a plena luz. Perose contiene y no enciende aún ningún cigarrillo.

La primera fotografía reproduce el cuadro en

la cultura enMEXICO~~ la Cl'~.~~

Dir«tor GennaI: José p. LlergoDineto.-: Paco Ignacio Taibo Ujefr tÚ rrd«rión: Geranio de la TorreDiario: Beatriz Mira1Wtl«ción: Francisco Pérez Aroe,Mauricio Ciechanower, RogelioVizcaino, Emiliano Pérez €ruz, LuisHemández, Cosme Omelas, JorgeBelarmino Femánclez TomM, JesúsAnaya Rosique, Alldrés R.uz, OrlandoOrtíz, Víctor RonquiDo, Jom ManuelPayán, Iléctor R. de la Vega, CarlosPuig, Angel Valtierra, Pilar Vásquez,Armando Castellanos. Ciro GómezLeyva, Miguel Bonasso'numrcoción cnífiC'Q: Paloma Saa

El cuadro está sobre el caballete. nadie lo mira.Antoine se ha alejado un poco. Revuelve unos pa-

Ella contempla el cuadro. Admira otra vez superfección sin énfasis.

-Me lo suponía. ¿sabes? -dice sonriente.Pero una angustia apunta. súbita. poniéndole

un nudo en la garganta. y afluye seguidamente.-No me gusta pensar en la edad que tengo

-dice.En un murmullo que podria ser un grito susu­

rrado.El da unos pasos. reacciona. recobra SU seguri­

dad.-~Qué tontería! ¡Hay que festejarlo, Franca!

¡La edad triunfal Además, he invitado a Juan.Uegará esta tarde.

Ella contiene una especie de sollozo. se vuelvede espaldas para ocultar su turbación; luego. sevuelve otra vez hacia él.

-¿A Juan? Pero. ¿por qué?El ríe, contento de su efecto. Apenado de que

sea tan evidente.

~IPero vamos. Franca! El mismo día en quetú naciste, tal día que mañana, el 25 de abril de1942. hará cuarenta años, Juan y yo nos conoci­mos en Niza. Es un doble aniversario: tú tienes laeaad denuestra amistad. ¿No es eso una fiesta?

Ella lo mira. se esfuerza por sonreír.-Es una fiesta -dice-. Voy a ha~ café.

Después me ocuparé de todo. Te sentirás orgullo­so de mí.

-Siempre -dice él.Se miran. Saben inmediatamente que acaban

de recordar lo mismo. ¿Se siente él de verdad or­gulloso? Franca mueve la cabeza y se va.

Elle habla. en cuanto ve que ha llegado al um­bral de la puerta; no antes.

-Juan vendrá con una de sus amiguitas -diceAntoine-. Ha insistido en traerla. Una tal Nadi­

. neoEs imposible. piensa ella. Que Juan haya insis­

tido, por lo menos. Pero no reacciona. no se vuel­ve. no tiembla. Su voz es neutra, casi anodina,cuando responde:

-Seremos cuatro en total. Un número redon­do. está bien.

~ira la tarjeta encima de la mesa........ ¡No creo que sea por la fidelidad de la repro­

du~ión -dice el1a-, por lo que Juan ha elegidoesta tarjeta 001 Pradol

El ha cerrado los ojos un segundo, con una es­~ie' de mueca. O de rictu'i doloroso. Luego lamira, moviendo la cabeza.

"-Precisamente. ¿por qué?Se han alejado del cuadro que Antoine terminó

de-pintar anoche. Algo se mueve entre ambos. Enla lejanía, sin duda, más allá. Algo equívoco onebuloso, no es imposible.

. -¿Por qué te ha mandado Juan esta tarjeta?---:-in'iiste él.

La súbita frialdad de su voz evoca el peligro.AJgo se paraliza dentro del pecho de Franca, alláear debajo del seno izquierdo._-.:.,..Nos.. -replica con sequedad... Pero el cambio de tono es inconsciente. Quisie­

ra permanecer serena.. L¿C6mo?. -,.Q.l!é Juan nM ha enviado esa tarjeta a los dos ,Tpr~••.: Haciendo hincapié en el plural..' El vuelve a coger el rectángulo de cartón. Vest!s dos nombres ü'iCritos con una grafía minucio: r

sa, perfectamente legible, en la parte derecha dela tarjeta. Franca/Antoine de Stermaria. La di­rección debajo, claro, como debe ser.

-En efecto -dice.-Se vuelve hacia ella. con la mirada aún en-

sombrecida.-Judith, sin embargo, ¿a quién... ?Ella lo interrumpe, con la ale,.,ía de una evi­

dencia inofensiva.¡ -¡Pero vamos, Antoine! ¡Judithl ¡La Judithde'CovalI -Precisamente -dice él.

El sol naciente ha invadido ahora todo el estu­.dio. El sUencio se hace más denso. Pero Franca

. desea saber a qué atenerse. Quizá haga mal.-¿A dónde quieres ir a parar? -pregunta.La tarjeta había llegado hacia dos semanas.

Franca la había puesto junto al plato de su mari­do, con el resto del correo, a la hora del desayu­no. El la había leído. Había sentido inmediata­mente la impresión deslumbrante. pero confusa.de hallarse ante un lenguaje cifrado cuyo códigono conocía.

No era la primera vez.El itinerario al que Juan se refería como habi­

tual-"después. como de costumbre"-, desde lasala dedicada a la pintura negra de Goya. endo~ está la Judith. hasta la sala cuarenta ytres. en el piso de arriba, en donde pueden verselos Patinir, los Hosco y algunos Brueghel el Viejo.¿a qué correspondía?

Jamás. en todo caso, había hecho él aquel re­corrido por el Prado en compañía de Juan. Jamáshablaron de ellos. Era verosímil que hubieranhablado de Joaquín Patinir. Seguro. incluso. des­pués de tantos años de conversación sobre pintu­ra. Acausa del azul. probablemente. ¿Y cómo noibkn a hablar de Goya? Y de Malram también,cuando haJ>laban de Coya: era trivial. Pero nun­ca habían hecho aquel recorrido juntos. ni en lavida ni en una conversación. Jamás habían aludi­do a ello.

¿Con qué oscura referencia, pues. jugaba eltexto de Juan. tan breve, tan elíptico incluso, por­hallarse seguramente cargado de sentido?

Mira a Franca.-Aquí es donde quiero ir a parar -responde.E indica el cuadro con el dedo, Marina clara.

Ella suspira o respira, hondamente. Restablece lasituación conyugal.

-Voy a hacer café para los dos -dice jovial.El le acaricia el lóbulo de la oreja.-¡Qué estupenda idea, Franca!Pero la sigue reteniendo junto a él. habla sin

mirarla.-Es para ti -dice-. Un regalo de cumple­

años.SO-~---------~---~----~-~_.....:._-----~--------------

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su conjunto. Antoine la compara con la tarjetapostal (Printed in Spain-Ediciones Artísticas,OJfo-Los Mesejo, 23-Madrid 7). En la tarjeta sepierden todos los valores cromáticos del cuadro.Desaparecen los contrastes o bien resultan insí­pidos. Las capas laminadas de luminosidad inter­na que tiene la pintura se aplanan, caen en 10monocromo y en 10 monocorde. Las riquísimasgamas de azules viran a 10 lívido: blanco dudoso,verde desvaído, bilioso.

La segunda fotografía del cuadro reproduceun detalle del mismo muy ampliado. Un frag­mento del paisaje de la orilla feliz, paradisíaca,de la Estigia. Unos seres humanos, en la inocen­cia de su desnudez, se pasean alIado de ángelescon las 'alas abiertas, vestidos éstos con pesadosatuendos de brocado y de seda, ricos en adornosdorados. Entre los árboles cargados de frutos tor­nasolados corren en libertad cieÍ'Vos y cervatillos.

Antoine toma una lupa y trata de encontrar,en la ampliación de aquel fragmento del cuadrode Patinir, el conejo saltarín que no puede faltar.Parece ser, en efecto -recuerda haber leído estaafinnación en algún libro de historia de( Arte-,que siempre hay un conejo escondido, bajo lasfrondosidades pintadas con minucia, en todos loscuadros del maestro flamenco.

Hoy, sin embargo, no consigue Antoine descu­brir el conejo simbólico. Por 10 menos en aquelfragmento que está observando con lupa.

Interrumpe su contemplación, se levanta; ca­mina basta el ventanal del estudio. Contempla elvalle del Sena bajo un sol de abril.

Hace tiempo, cuarenta años atr~, tal día quemañana -aunque no era domingo-, había en­contrado a Juan sentado en un escalón, delantede su puerta, en Niza.

Antoine regresaba de dar un paseo a la orilladel mar. ,.¿Qué está haciendo usted aquí?",babía preguntado al desconocido. "Leo Palu­des", había respondido el muchacho. Era cierto;estaba leyendo Paludes. Había vuelto el delgadovolumen con el ffu de que Antoine pudíera leer eltítulo. Era Paludes.

Ambos se habían echado a reír, con una ale­gria inmediatamente compartida. Una especie deflechazo de complicidad literaria. O masculina,

más primitiva. Después, Juan se había levanta-do. .. '.

En el descansillo, mientras Antoiri~ buscaba lallave, le babía explicado en dos palabras la razónde su presencia alli. Tenía que reunirse con un talDaniel -sólo el nombre emerge del olVido,mientras contempla el valle del Sena-, que te­nía en la ciudad una galería de arte. Le habíandícho que Antoine podría ayudarle a encontrarsu dirección personal: la galería parecía estarcerrada. Era bastante urgente. ,

Antoine de Stermaria había abierto la puerta.Había comprendido de qué se trataba. Era fac­tible, él poseía los medios -bahía dícho- parahacerle llegar un mensaje a Daniel (se ha olvida­do ya de quién era Daniel; r~uerda que podíatransmitirle un mensaje, eso es todo), pero aque­llo le llevaría todo el día.

Después, en la espaciosa estancia completa­mente desnuda,-austera hasta llegar a ser incon­fortable -al menos hasta la expresión de un des­precio soberano, aunque plácido, por parte de losobjetos y muebles- que había allí para comodidaddel posible ocupante, comodidad siñ duda preca­ria-, iluminada por la luz sutil, aromática, deun doble horizonte invisible, pero latente, marí­timo y alpestre, en la lejanía, había visto a Juan,parado delante del cuadro que él estaba pintandoen aquel mes de abril. .

Cuando Antoine, ahora, contemplando enapariencia el valle del Sena, vúelve a ver estasimágenes en su memoria, bien alcancen éstas suplenitud o se difuminen -o también se vean roí­das por lo negro, la nada, como película infla:mable que fuera consumiéndose en volutas debrasa a partir de lps bordes del marco-, se ve a símismo con el aspecto que hoy tiene, con su edadverdadera. Un hombre de sesenta años, en suma,se mantiene apartado y contempla a aquel joven­císimo desconocido, plantado ante el cuadro queél, el bombre viejo, está pintando. Permanece in­

,móvil mucbo tiempo, el desconocido que leía Pa-ludes. Pero Antoine no puede ver su mirada, cau­tivada por el paisaje rojo. Puede ver el paisajepintado, la esp"'da del joven' desconocido, sushombros y su nuca, visiblemente agarrotados,tensos, en una postura casi desiquUibrada, con

, todo el cuerpo incÚnado bacia eHienzo, objetode aquella mirada que puede suponerse minu­ciosa. ¿Fascinado?

¿Dónde se encontrará boy el cuadro?Antoine se aparta del ventimal. Apenas se' ha-'

bía fijado en el paisaje que desciende bacia el ríoen suave pendiente irregul(ll', CQrtada poi unoscerros cubiertos de césped y bosquecillos de árbo­les. No se babía fijado en un conboy de gabarrasque navegaba por, el Sena. Ni tampoco habíaoído el son de la campana, allá lejos,- ~ la de­recha, en dirección a Freneuse. El espácio antesu mirada, recortado pOr el marco del ventanal,no había sido más que una especie de pantallapara reflejar las imágenes de su recuerdo.

Se aparta de ellas, ahora.Se pregunta dónde estará el paisaje rojo. Siente

el repentino deseo de contemplarlo, es un deseomuy fuerte. Violento, inclusó. Recuerda que ellienzo pertenece a un Coleccionista américano.Imposible, por lo tanto.# Por 10 menos de inme-diato. .

Antaño, para terminar, Juan.se había d~do la 'vuelta. Su mirada expresaba una especie de júbi-,10. Había reído, con risa breve, triunfante. '

-¿Es un comienzo, no es así? :-había dí-cho-. ¿O un re-comienzo? . #

Recalcando la primera sílaba. .Era exacto, algo nuevo comenzaba en el traba­

jo de Antoine con aquel cuadro. Una' maneranueva de explorar el munqo, la pintura, las rela­ciones entre uno y otra. Pero el desconocido-Juan Larrea no le diría su nombre hasta mástarde, varias boras más tarde, después de unaconversación en apariencia desbilvanada,.que gi­raría sin cesar en tomo al paisaje rojo, en un tor­bellino de ideas, de alusiones, de referencias- nole había dado tiempo p'ara responder. El mismohabía explicado, perentorio, a pesar del tonoaparentemente interrogativo de sus palabras, porqué el rojo del cielo y del agua -en aquel piúsajetan lleno de cielo, sobre la sangradera rectilíneade un canal-, por qué aquel rojo era forzosa­mente originario, inaugural.

Pero está oyendo la voz de Franca. Al parecer,el café está ya listo. ,

Cuando él quíere saber, sabe muy bien en quémomento del año pasado pudieron encontrarseen Madrid.••¿Te vienes conmigo a Toledo?", lehabía preguntado a Franca. "¿A Toledo, a Espa­ña?", dijo ella. "No, a Toledo de Obío". Ella sesorprendíó, sacudiendo su corta melena. "¡Señor!¡A Ohío! Eso sale en las películas de vaqueros,¿no es así?" Ella miraba mientras tomaba el té asorbitos. "Hay allí un museo ~uy boRito; segtÍt1parece. En cualquier caso', tiene un Greco sober:'bio". Ella 10 observaba, perpleja: "¿Vas a ver losGreco a Toledo de Ohío, en lugar de ir a Toledo,el de España? ¿No resulta eso un tanto complica­do? ¿Snob, incllUO?" Y añadió inmediatamente:"Además, ¡no estoy muy segura da que me gusteEl Greco!" "Yo tampoco", dijo él. Se echó a reír."EJg>Ongo en abril, en Toledo, el de Ohío. ¿Lohabías olvidado?" A la vista estaba que lo habíaolvidado. Lo sentía muchísimo.

Pero no había querido ir con él a Toledo, de ,Obío. Durante tres días seguidos no había conse­guido comunicar con ella por teléfono desde allí.Según dijo ella después, hubo problemas con lalínea. Pero él sabe, naturalmente, cuando quíeresaber. Por lo general, no quiere. De repente,aquella tarjeta postal resucita sus adormecidassospechfS. O más bien su afición a los desastres.

Vuelve a coger la tarjeta del PQ$O de la lagunaEstigia. Juan llegará en seguida, después de co­mero Le hablará de ello, está decidido.

Notas al leño

(1) La ninfa Estige dio su nombre a un río infernal, ctÍ­yas aguas se remansan formando una laguna. EnEspaña se ha generalizado el nombre de la laguna:Estigia, en lugar del río Estige, como sería de espeo­raro (N. de la T.)

(2) En castellano en el original.51

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...

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NO A' LAGUNA MUERTE

1

(Crónica de una marcha mojada)3

Francisco Pérez Arce

6

. Eramos bien poquitos cuando empezamos a an­dar detrás del tambor Y de la muchacha bonitade vestido blanco jarocho. Pero ya en Paseo de laReforma la columna creció con los muchos quet!$peraban por ahí dispersos. con sus playerasamarillas estampadas con el sol sonriente y la le­yctnda: "¿Laguna Verde? ¡Ni madres'"

Es 19 septiembre. son las cinco de la tarde y noparece que vaya a llover, hay un clima agrada­ble.

2

En días pasados arreció la campaña publicitariade la eFE. Se suceden las planas enterti en todoslos diarios. Están gastando millones de pesos por­que sienten que es la recta final. Quieren conven­cer a toda (lOSta de que Laguna Verde es sinóni­mo de modernización y progreso. Su más recienteocurrencia habla de los &anceses. Dice que losfranceses aman la vida y en su país operan 49plantas nucleares. Curioso argumento que asomadesde una ventana porfiriana: de Francia vienela cultura, la buena vida, la luz.

En Italia los ciudadanos irán a las urnas en no­viembre para decir SI o NO a la energía nuclear.Los italianos también aman la vida y tendrán laoportunidad de decidir su futuro, ellos dirán siquieren correr los riesgos que representan las cen­trales nucleares, o no; si quieren un ambiente unpoco más radiactivo, o no; si quieren heredar alas generaciones venideras basureros radiactivoso no. Pueden contestar que sí. pero van a ser ell~quienes decidan. Podrán valorar los argumentosa f¡¡vor y en contra. Los italianos vivieron laemergencia de Chernobyl y presenciaron una po­lémica larga entre pronucleares y antinucleares.Después hubo elecciones y los Verdes, por pri­mera vez, ocupan posiciones en el parlamento.Es probable un triunfo de los antinucleares y en­tonces este país mediterráneo, que tiene fronteracon Francia, el país más nuclearizado, y con Aus­tria y con Yugoslavia y frontera marina con Es­paña y Albania y Grecia; este país abandonará elcamino nuclear sumándose a Suecia, que ya optópor un NO definitivo a las nucleares. Los suecosaunque no lo diga la CFE, también aman la vi~da.

Las franceses como los italianos. como los sue-cos, como los mexicanos, además de amar la vi­da, tienen derecho a decidir su propio futuro. de­cidir los riesgos que cada pueblo quiera correr,los costos que cada pueblo quiera pagar.52

Hoyes 19 de septiembre, dos años después de los .temWorescat~fiox.Nu5tracolumnavae~

cabezada por una manta enorme: NO A LAGU­NA MUERTE. Vienen muchos veracruzanos. Pe­ro f:ambién vinieron de Michoacán, que ya tuvie­ron un round contra los nucleares cuando una'vez dijeron que les gustaba Pátzcuaro para nu­.cleoeléctrica; pero ahí si no se pudo, la gente dela zona respondió inmediatamente con UDJl opo- .sición vigorosa. También viene caminandomucha gente del DF. intelectuales la mayoría,profesores y estudiantes, y la colonia de jarochosradicados en la ciudad de México.

Desde la plataforma del Angel de la Indepen­dencia se puede ver que la columna ha crecidomucho. En las mantas dominan los tonos pastel:verdes y amarillos y anaranjados. Algunos dan­zan al ritmo del tambor. El aire es tibio y en al­gunos tramos más que manifestación parece pa­seo dominguero. Por ahí anda Porfirio MuñozLedo haciéndose ver. Nadie le hace fiestas, perotampoco lo rechazan. Frente a la embajada deEstados Unidos se hace una parada larga y al­guien utiliza el aparato de sonido para tirarse unlargo exhorto antinuc1ear dirigido al pueblo nor­teamericano y una condena a las compañías delos grandes negocios atómicos. Negociantes de lamuerte.

•La comisión de la OlEA acaba de realizar su visi-ta de inspección a LV Yha dado de manera preli- _minar su visto bueno. Dice que la planta es sufi­cientemente segura (aunque un poco anticuada,reconocen). Falta el informe final que se entrega-rá en un mes, pero sin duda dará luz verde a lacarga del reactor. Faltan diez para las 'doce: LVestá a punto de entrar en operación.

5

Es 19 de septiembre y estamos entrando a una delas zonas más afectadas por los sismOs del 85. Es­tamos recordando la catástrofe de entonces y ad­vertirnos los riesgos de desgracias futuras, quepueden evitarse. A quien quiera escuchar. El cie­lo se nubla y de repente nos cae encima un agua­cero. La marcha sigue, ahora las mantas son pa­raguas múltiples. El agua no le quita alegría a lacolumna (ni mucha gente). La lluvia cesa cuandoestamos por entrar a la avenida Juárez. Nos com­ponemos un poco. Las mantas se levantan denuevo por si alguien las quiere leer. El .~ire esotra v~ tibio.

La otra marcha es enorme. La encontramos pre­cisamente en la Alameda, frente a la plaza dondeuna vez estuvo el hotel Rítz, que hoy se llamaplaza de la solidaridad. Ellos vienen de Tlaltelol­co, son los de la asamblea de los barrios, los delCUD, las del sindicato de costureras. "UraniopoI viviendas sí" es el grito que nos conecta. Nosabren un espacio y avanzamos, ahpra somos par­te de ellos, 'somos la misma manifestación lasconsignas se mezclan, la fuerza se contagia, ~l co­raje, el grito. Somos una sola grán manifestaciónque avanza hacia el Zócalo cuando nos cae enci­ma la tormenta. Esta vez no cesa, arrecia.

7

Marchamos en medio de la tormenta. El Zócalonos espera con su iluminación tricolor espec­táculo extra a cargo de .as fiestas paqias: La ro­lumna es fuerte y continuará entrando durantehoras. El Zócalo no se llena porque la tormentanos disuelve. Uegamos al Zócalo y muchos sevan, los demás nos apretamos, los oradores apre­suran el mitin cuando todavía están entrandocontingentes. Ya pasaron dos oradores, el mitinestá casi necesariamente terminado cuando entrael último contingente, son los estudiantes delCEU; son muchos, no tantos como otras vecespero muchos. Son un grupo que inspira fuerza.'

Los portales están todos llenos. La lluvia va aseguir durante horas. Estoy empapado hasta loshuesos. Son las ocho de la noche. Empezamos a.caminar a las cinco. No es el cansancio sino el fríolo .que pesa. Entro a un café y me siento en labarra. La taza de café me calienta las manos. Ami lado una adolescente escurre agua por todoslados. "¿Cómo se mojaron tanto?", nos preguntaun parroquiano. "Veníamos en la manifestación".A la muchacha le ofrece una chamarra seca y pa­labras de aliento. El mesero sirve más café conleche. Todos los parroquianos están terriblementesecos. Entramos en calor. El vecino nos dice que élvive por ahí, a unas cuadras y que todos los días vaa ese mismo café. Ahí estaba, en ese mismo bancoante la misma barra servido por el mismo mesero'hace dos~, a la hora del temblor. Relata que sequedó quieto hasta que la tierra dejó de moverse yluego salió a la chamba; en el camino se dio roentade la ~a. La memoria no puede deteoelse~a de lo que sucedióp~te el 19 de~tiembre de hace dos añai. Porque hoy que marcha­mos contra Laguna Verde, por muchos motivos te­nemos presente aquella catástrofe-

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ereímcls ver por ah{ una pancarta delInstituto Nacional de la Senectu~

alguna otra de los jubilados y pen­sionados del ISSSTE, y una tercerade los atrevidos viejitos del Parque

Hundido que amenazan con constltufrse en aso­ciación civil 0011 el propósito de legaliz la dedi­cación a resolver crucigramas y agruparse oficial­mente entre todos aquellos que le dan duro y du­ro a las partidas de ajedrez... Pero no. Nada deeso hubo. Fue una ilusión óptica nomás. Sólo unamala pasada de nuestra desenfrenada imagina-ción. .

La eulpa la tienen las cabecitas blancas, y lasentrecanas, y aquellas otras que ya apuntan parael lado geriátrico, o de infancia de la vejez, segúncomo se mire el vaso medio vacio o medio llenode años, que se constituyeron en clara mayoríavisible y contable durante los rutilantes días de lapenúltima semana de septiembre en que se desen­volvió el Festival del Bolero, con inicio en el tea-tro Reforma y continuación en el Auditorio Na­cional. Cinco días de duración, eon siete funcio­nes en total.

Iy qué funcionesl, diría mi tía Flora. Si se hu­biera enterado de esta seguidilla boleristica (rau­damente, a subirse al primer avión directo de Ar­gentina a D.F., sin importarle un rábano la cri­sis económica y la plancha enchufada). Se habríapuesto a bailar en una pierna (de júbilo, no alcompás,de algún bolero, obviamente presi~ente)

de haberse notificado de los números artísticoscubanos y mexicanos participantes en la cartelerade la serie de recitales programados: que ChuchoMartínez Gil, que César Portillo de la Luz y JoséAntonio Méndez, que Tito Guizar, Chalo Cerve­ra y Mario Ruiz Armengol, que Martha Valdez yAmparo Montes, que Elena Burke, la MargieBermejo y la Tania Libertad, que Osear Chávez,y Los Tres Caballeros, y Los Tres Ases, y JoséSabre Marroquin... Basta, basta. Stop. Y aclare­mos que queda gente afuera de este listaje, por sitodo fuera cuestión de apantallar aún más a lapotencial clientela.

Quienes conocen la habitual mode3tia de losbrasileños, sin ir más lejos, pueden estar segurosque, de haberse realizado est~ celebraciónbolerística en Río de Janeiro o Sao Paulo, ponga­mOS por caso, en el estadio Maracaná porejemplo, habría sido recatadamente promo­cionado como "o mais grande festival de bolerodo mundo... e alrededores'.'.

Como su realización se verificó en México, selo denominó algo más sencillamente por cierto-Festival del Bolero-México/Cuba.

Un poco más, y a lo mejor

En varias ocasiones, durante la semana festivale-ra, se dio por sentado desde el escenario-categóricamente y con una preciSión digna demejores causas- que el pastel de cumpleaños delbolero contiene 101 velitas (se insistió en que elprimero de ellos data de 1886), un dato al que se­guramente se opondrían, levantando su deditodisidente, algunos musicólogos e investigadoresque ubican su origen-siempre con el convenientequizás de por medio- en la región oriental de Cu­ba, algún otro con cierta precisión en el tercio fi­nal del siglo pasado (sin especificar fecha exacta)en la trova tradicional de Santiago de Cuba,mientras un reputado diccionario musical de fa- •. _.ma mundial, el Oxford, se sirve consignar hasta alos de Puerto Rico como poseedores del acta denacimiento original del género.

No es tan sencillo, pues, asegurar sus orígenessin temor a errarle. Lo que sí tiene mucho menosmargen para la discusión y la polémica -podríadecirse que existe opinión unánime al respecto­es que su etapa de esplendor se ubica allá por ladécada de 1940, merced a su alto nivel de pro­ducción autoral, a la cantidad de intérpretes que

H~ye El

Estruendo:

Por UBa Semana

Reinó El

Bolero

Mauricio Ciechanower

le dieron brillo y difusión masiva, y a su tremen-'da aceptación como género bailable.

Estadísticas exactas al margen, es más que pro­bable, casi seguro, que gran cantidad de parejasdanzantes han dado inicio a su relación afectiva(en cuántos casos habría de desembocar, porsuerte u para desgracia, en el terreno matrimo­nial) al compás de alguna versión discográficadel Trío Los Panchos, de Los Tres Ases, de LosMontejo o del solista o agrupamiento que fue~a.

y otra comprobación de la que podrán dar femiles de danzarines o de observadores impar­ciales, respecto de aquellas mismas parejas deballe. Todas ellas se encargaron, a través de losaños, de otorgarle patente de invención interna­cional a eSa suerte de Teoría de la Relatividaddanzante que logró imponer el bolero en su capí­tulo bailable: aquel que ha sido posible consta­tar, fehacientemente, cada vez que las parejashan roto todos los esquemas geográfico-geométri­cos ballando en imposibles y microscópicoscentímetros cuad,ados de espacio al compás de~ualquierversión boleristica, recontra bien apre­taditos y requetejuntitos... Ningún otro .gé~ero

ha logrado tamaño poder de simbiosis en los en:cuentros cercanos deeste tipo, fusión y pegamen­to corporal, COJ;OO el consegumo-por el bci1ero: .

Tu me acostumbraste

El público concurrente a esta semana mexicano-­cubana tuvo oportunidad de exteriorizar su entu­siasmo, haciendo catarsis con enorme ·expresivi­dad y mucho mayor .recato que el de los espec­tácul<l& de ambiente rockero, por ejemplo. Supropia versión libre estuvo impregnada de griti­tos tenues y coquetos alaríditos (gente seria, deedad, en su gran mayoría, no olvidemos), me­diante irrefrenables suspiros ante los primeroscompases de los títulos más conocidos, o corean­do y tarareando cu~do las circunstancias así loaconsejaban, o cuando los intérpretes sobre el es­cenarío se ponían de acuerdo en iJlcentivarlos pa­ra lograr el acompañamiento colectivo, o la ~cialización de la cosa.

En todos esos instantes fue-posible comprobarel enorme grado de idolatría que genera en estetipo de con~urrenciael solo enUllciado de nom­bres de monstruos y próceres de la canción popu- .lar como Alvaro Carrillo, Ernesto Lecuona,Agustín Lara, María Grever, Go~o Curiel,Consuelo Velázquez, Bola de Nieve, GabrielRuiz y todos aquellOs, el enorme resto, que se vioconvocado en cada una de las interpretaciones desus temas más difudidos. Yno es para menos: co­mo bien lo apuntaba el nobel García Márquez-luego de intentar su incursión infructuosa en elgénero- es más sencillo (al menos para él)soplarse la escritura de una novela que lograrcompletar un texto de tres minutos para bolero...

y qué decir. en igual sentido, de la inmediatarespuesta del auditorio ante la menor provoca­ción de los primeros versos de muchas de las com­posiciones que se dieron cita con su afieja cargade fama y difusión a cuestas; las compuertas delentusiasmo y el éxtasis se abrían, puede decirseque en forma automática, tan sólo con escucharuna frase-c1ave, prometedora de las glorias ma­yores que habrían de sobrevenir a continuación:entonar No quiero que te vaYa8/ la noche e3tQmuy frío, Sabrá Dios/si tu me quieres o me enga­ñas, o La puerta se cerró detrás de ti/ y nuncamás volviste a aparecer, o No quiero que te va­yas/ la noche está muyfrío, o Un poco má&/y a lomejor nos comprendemos luego, o Amor mio/ turostro querido... (¿hace falta seguir con el reper­torio?), era entrar de lleno en el delirio, en lacontemplación de los rostros cargados de ensoña­ción, en los recuerdos y la evocación, en tiempospretéritos en que reinaba la felicidad y la palabracrlIis era un término inexistente en el vocabulariocotidiano, apenas una mención de lo que ocurríaen otros lados pero no aquí... y el bolero domina­ba la escena, y se apropiaba de los inquilinos au­ditivos con su enorme cuota de romanticismo..

Sí. En verdad, aquellos eran otros tiempos.Qué lindo ha sido volver a entonizarlos, y a lo

largo de todita una semana, nada menos. ¿

Semana del descanso bíblico para los innume­rables pares de oídos saturados y bombardeadospor el habitual exceso señalado po: la simbólicaagujita indicadora de decibeles.

Semana del bolero vertido quedamente, casi amodo de susurro, dejado caer en el ambiente es­cénicb y en el recinto de Paseo de la Reforma y deChapultepec con toda la levedad requerida porsu plácido contenido.

La super electrificación instrumental, los am­plificadores y las bocinas a todo trapo, la canali­zación vía sofisticados equipos de sonido, queda­ron relegados a un segundo plano. Al menos,transitoriamente.

Durante cinco día de la penúltima semana deseptiembre, y siete funciones, con el bolero hatriunfado el sentimiento de la música popularcon perfiles de sosiego y remanso.

Aleluya.•

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Paco Ignacio Taibo II

en el valle de México

100 hectáreas que podrían resolver los problemasde habitación de 10 mil familias y que cumplíanlas condiciones exigidas. La oferta de las organi­zaciones populares incluyó proyectos de auto­construcción.

El 13 de septiembre en un cine abarrotado sefunda el movimiento de solicitantes de viviendaBenito Juárez, dentro del movimiento de solida­ridad y vinculado a la lucha general de las coor­dinadoras urbanas. Ese mismo día salen en mani­festación hacia el predio y llegan seis mil peno-nas.. •

El 19 de septiembre las coordinador1lS popula­res llaman a una manifestación que conmemorala reacción popular ante el temblor del 85. Estava a ser el punto más alto de la movilización. Uncentenar de miles de habitantes de los barrios

. más miserables del DDF salen a la calle, ya pesarde una tremenda tormenta, llegan hasta el Zóca­lo empapados y gritando.

Mujeres, niños, jóvenes de los barrios, unanueva composición de la izquierda mexicana enla calle. Grupo tras grupo, colonia y barrio ygrupo de damnificados, saliendo de la negra no­che de esta ciudad áspera y mentirosa, inundaday maravillosa en la que vivimos todos los días.

La manifestación sorprende hasta a las coordi­nadoras convocantes; es la muestra del ascensodel movimiento popular y de su radicalidad. Unasemana más tarde, el 26 de septiembre, nace elForo Metropolitano, una organización que reúnea las cinco coordinadoras. El en, seis mil faroiJiasse reúnen en la Cabeza de Juárez.

Corre el run run de una invasión, que de pro­ducirse sería la invasiÓD de tierras urbanas másgrande de la historia reciente del DF.

¿Qué hubiera hecho Juárez hace 120 años anteesta movilízación? Seguramente no les hubieracontestado a los solicitantes, que no pueden dar­les el predio para que autoconstruyan porque se"constituiría un feudo". ¿Un feudo de organi­~ den.oclática? aUn feudo de mganizaciónpopular que trata de resolver sus problemas devivienda? ¿A eso le temen las autoridades quetienen a su cargo resolver los problemas de vi­vienda del valle de México?

Un predio de 100 hectáreas, en el polvorientooriente de la ciudad de UéDoo, que podría resol­ve!' los problemas de babitaei6n de 10 mil fami­lias, llamado La aIbeza deJuúa, será testigo enlos próximos meses de sorpceodentes aconteci­mientos.

En 1987, nuevas organizaciones se suman a lalucha, y la movilización popular crece. PedroMoctezuma, uno de los portavoces de la CONA­MUP fija los objetivos de las movilizaciones en:servicios, vivienda, organización democrática debase que pasa por la asamblea y en choque conlos aparatos priístas de control; y el número demovilizados en los primeros nueve meses del tr7,en 350 mil mexicanos a lo largo del valle de Méxi­co, ba 'o diferentes niveles de intensidad y con

-muy variadas demandas.Son cinco las organizaciones que impulsan este

movimiento: la regional del Vallé de México dela CONAMUP, la Coordinadora Unica de Dam­nificados (CUD), la Asamblea de los Barrios de laciudad de México (que ha puesto en todos los pe­riódicos al famoso super barrio), la Coordinado­Ya de Luchas Urbanas y la Coordinadora de Co-lonias y Pueblos del Sur. .

El movimiento se encontraba además reani­mado por las movilizaciones internacionales quese realizaban por el año de los sin techo decretadopor la ONU.

Los acontecimientos en el 87, se desenvolvie­ron a una velocidad inusual: en enero se celebróen el DF el Foro Nacional de los sin Techo, enabril nació la Asamblea de los Barrlos en mediode movilizaciones, el3 de julio 25 mil solicitantesde vivienda se congregaron ante el DDF bajo lalluvia; un proyecto unitario de guerra social porla vivienda fue lanzado

El programa nacional de vivienda del tr7 eDgiala identificación de los espacios habitables delvalle de Médco, las reservas territoriales. Sehablaba de 7 mil hectáreas de las cuales 500 po­drlan utilizarse de inmediato, pero la SEDUE noprocedía a la identificación de los terrenos. LaCONAMUP propuso entonces la urbanizaciónpopular en áreas de esta reserva que pertenecenal DDF y que no tendrían que ser expropiadas.El Z1~ julio se hizo la propuesta y ante las vuel­tas que daban las autoridades que además fija­ban varias condiciones (que no fuera en el Ajusconi en Cha1co, que.DO fuera en zonas altas ni ba­jas, que no hubiera problemas de drenaje, quefuera terreno regular y dentro de los señalamien­tos de la ley), los solicitantes localizaron un pre­dio e hicieron su contraoferta:

La cabeza de Juárez en el oriente de la ciudad,

bajo la lluvia y el ascenso popular

La cabeza de Juárez, una marcha

ace 120 años, Benito JuárezteDÍa la cabeza ocupada en lascontinuas rebeliones y asonadasque impedían la reconstrucciónde un país asolado tras una d~

n de años de guerra casi continua.Hoy, la ca. de Juárez, es objeto de las pre¡

ociJpacio~de muchos miles de mexicanos, 80­

gustiádós por una ciudad asolada por temblores,pequeñas catástrofes fisicas, una crisis económicagalopante y una adn;únistración antipopulu,

Un predio de 100 hectáreas en la región de las:olvaneras del oriente de la ciudad, llamado La~bezade Juárez, es el centro de la atención y fo­~ del conflicto entre un creciente movimientopop~ar y las autoridades responsables de ~arle

salida a la crisis de vivienda del valle de México:SEDUEyDDF. .

El marco: una ciudad de México con UD déficitde un millÓn doscientas mil'viviendas, donde laposibilidad de acceso al suelo para un 70% de lapoblación~ pasa através de los fraecionadores

I clandestinos de propiedades irregulares, dondeno hay planes de urbanización, donde los lotes sevenden dos o tres veces y puede resultar que notengan salida a la calle, donde no hay servicios ni

. áreas v«des.El movimiento urbano popular, el nombre ofi­

cial de eso que se conoce habitualmente como "lalucha de las colonias", es producto de la acciónde organizaciones de la periferia de la ciudaddesde principio de los años 70 por senicios ycontra los fraccionadores clandestinos. Tienedetrás de. sí no pocos éxitos, ligados todos ellos ala organización popular; pero sus peleas poragua, luz, escuelas y espacios para la autoges­tión, es cosa de nunca acabar. La tendeacia delmovimiento es hacia la búsqueda de créditos y lalucha por urbanizaciones colectiv~.

Los sismos del 85 radicalizaron la situación yaumentaron la movilización popular; las 100 milfamilias en la calle (de las que 8 mil continúan sinvivienda), la participación solidaria de la pobla­ción, las increíbles experiencias de autooonstruc­ción, la presión popular y los planes gube~­mentales, el surgimiento de la CoordínadoraUnica de Damnificados que viene a sumarse a laCONAMUP en el espacio de las org~iooespopulares democráticas, son resultados de ello.