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Cuento dentro del género de "Policial negro". Relatos de un asesino.

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  • NO MIRES ATRAS!

    FREDRIC BROWN

    Y ahora, acomdate en tu silln y ponte a gusto. Procura disfrutarlo; sta ser la ltima novela que leers en tu vida, o casi la ltima. En cuanto la hayas acabado puedes, si quieres, sentarte y haraganear durante un rato, puedes buscar todas las excusas que se te ocurran para dar vueltas por tu casa, por tu habitacin, o por tu oficina, sea donde fuere que estuvieses leyendo esto; pero, ms pronto o ms tarde, tendrs que levantarte de tu silln y salir. Y aqu es donde yo te estar esperando; fuera. O quizs incluso ms cerca. Quizs en tu misma habitacin. Naturalmente, ests pensando que todo eso es broma. Crees que esto es slo un cuento ms del libro y que rio me refiero expresamente a ti. Contina pensndolo. Pero s honrado; admite que yo estoy jugando limpio contigo. Harley apost conmigo que yo no sera capaz de hacerlo. Apost en ello un diamante del que ya me haba hablado, un diamante tan grande como su cabeza. As, pues, ya comprenders porqu me veo obligado a matarte. Y la razn por la que tengo que contarte el cmo, el porqu y todo lo dems por anticipado. Es parte de la apuesta. Es la clase de idea que slo se le poda haber ocurrido a Harley. Pero primero te hablar de Harley. Es alto y bien parecido, suave y cosmopolita. Es un tipo como Ronald Colman, slo que ms alto. Viste como un millonario, pero si no lo hiciese as tampoco importara; quiero decir que, de todos modos, parecera distinguido. Existe algo mgico en Harley, algo mgico y burln en la forma en que te mira; algo que te hace pensar en palacios, en pases lejanos y en msicas alegres. Fue en Springfield, Ohio, donde conoci a Justin Dean. Justin era un grotesco hombrecillo cuyo oficio era slo e! de impresor. Trabajaba para la Atlas Printing & Engraving Company. Era un tipo pequeo y ordinario, precisamente el polo opuesto de Harley; no se podran encontrar dos personas ms diferentes. Slo tena treinta y cinco aos, pero ya casi era completamente calvo y, adems, tena que usar unas gafas muy gruesas pues se haba destrozado la vista con la impresin y el grabado, Era un buen impresor y grabador; tengo que reconocerlo. Nunca se me ocurri preguntar a Harley el motivo por el que tuvo que presentarse en Springfield, pero la cuestin es que, el da en que lleg all, despus de haber reservado habitacin en el hotel Castel, se dirigi a la casa Atlas para encargar unas tarjetas de visita profesionales. Y sucedi que slo se encontraba en la tienda Justin Dean en aquel momento, por lo que fue l quien tom nota del encargo de Harley; Harley las quera grabadas, de la mejor calidad. Harley siempre quera, en todas sus cosas, lo mejor. Probablemente, Harley ni siquiera se dio cuenta de la presencia de Justin; no haba ninguna razn para que sucediera lo contrario. Sin embargo, Justin s se dio cuenta de quien tena delante, y vio en l todo aquello que l siempre haba deseado tener y que nunca llegara a poseer, pues la mayor parte de los atributos que Harley luca han de ser forzosamente innatos. Y Justin fue quien se ocup personalmente de grabar las planchas y de imprimir las tarjetas, e hizo un verdadero trabajo de artesana... algo que pens estara a la altura de una persona como Harley Prentice. Pues se era el nombre que imprimi en la tarjeta. nicamente eso, y nada ms, tal como todos los hombres importantes se hacen grabar sus tarjetas. Hizo un trabajo magnfico, un grabado a mano en letra cursiva, y empleando en ello todo el arte de que era capaz. No mires atrs! Y no fue trabajo en vano pues, al da siguiente, cuando Harley se present para recoger las tarjetas, tom una en sus manos y estuvo mirndola durante un buen rato, y luego mir a Justin, vindole entonces por primera vez. Quin ha hecho esto? le pregunt.

    ROBERTO FABIAN LOPEZ

    ROBERTO FABIAN LOPEZ

    ROBERTO FABIAN LOPEZEDITADO POR "EDICIONES LA CUEVA"

  • Y el pequeo Justin le explic orgulloso quien habla sido el que lo haba hecho, despus de lo cual Nancy le sonri, le dijo que era una verdadera obra de artista, y le invit a cenar con l, en cuanto acabase el trabajo por la noche, en la Sala Azul del hotel Castel. As fue como Harley y Justin se conocieron; sin embargo, Harley siempre pis terreno firme. An esper un poco, antes de preguntarle a Justin si podra o no hacer unas planchas de diez y de cinco dlares, hasta conocerle a fondo. Harley tena ya los catactos; poda comerciar en cantidad aquellos billetes entre hombres especializados en hacerlos correr y, lo principal, saba donde poder encontrar el papel con mezcla de seda, aquel papel que no era el genuino pero que se le pareca lo suficiente como para pasar con xito cualquier inspeccin, mientras no fuera la de un experto. As pues, Justin se despidi de la casa Atlas, y l y Hanley se encaminaron hacia Nueva York, donde pusieron en marcha una pequea imprenta que les servira de pantalla, en plena Avenida Amsterdam y al sur de la plaza Sherman, comenzando a fabricar los billetes. Justin trabaj duro, ms duro de lo que nunca en su vida haba trabajado, ya que adems de dedicar sus horas a las planchas del dinero, tambin se ayudaba a cubrir sus gastos encargndose de los encargos legtimos que llegaban a su tienda, Durante casi un ao trabajo da y noche, grabando una plancha tras otra, y cada una de ellas resultaba siempre mejor que la anterior, hasta que finalmente consigui unas que Harley consider suficientemente buenas. Aquella noche cenaron en el Waldorf Astonia para celebrarlo y, acabada la cena, recorrieron los mejores clubs nocturnos de la ciudad, todo lo cual debi costarle a Nancy una pequea fortuna, cosa que ya no tena ninguna importancia puesto que iban a ser ricos. Bebieron champa5a, siendo esta la primera vez que Justin lo probaba, por lo que desgraciadamente acab emborrachndose y haciendo alguna que otra tontera. Ms tarde sera Harley quien se lo contase, aunque Harley no se lo reproch. Lo llev hasta su habitacin y lo acost, despus de lo cual Justin tuvo que quedarse en cama durante un par de das. Pero todo eso no importaba tampoco ya que iban a ser ricos. Luego Justin comenz a imprimir billetes con aquellas planchas, y se hicieron ricos. Despus, Justin ya no tuvo que trabajar tanto, ya que devolva la mayor parte de los encargos alegando que tena un exceso de trabajo y que no poda hacerse cargo de ellos. Solamente se qued con algunos, por la cuestin de la fachada. Y detrs de aquella fachada continuaba imprimiendo billetes de cinco y diez dlares, por lo que l y Harley se hicieron ricos. Lleg a conocer a gente que Harley conoca. Tom contacto con BuIl Mallon, quien se ocupaba de la distribucin final. Bull Mallon pareca un toro, y sa era la razn de que le llamasen Bull. Tena una cara que ni por un momento sonri o cambi de expresin mientras se dedicaba a quemar cerillas bajo las desnudas plantas de los pies de Justin. Pero eso no era por entonces; eso tuvo lugar ms tarde, cuando quiso obligar a Justin a decir dnde se encontraban las planchas. Y tambin conoci al capitn John Willys del Departamento de Polica; un amigo de Harley, al que Harley habla dado un poco del dinero que l haca, sin que esto les importase demasiado ya que tenan todo el que queran; y as todos se hicieron ricos. Conoci a un amigo de Harley que era una gran figura de las tablas, y a otro que era el dueo de un importante diario de Nueva York. Tambin conoci a otras personas de la misma importancia, aunque por medios menos respetables. Harley, eso ya lo saba Justin, tambin meta sus narices en otros negocios adems de aquella pequea casa de la moneda de la Avenida Amsterdam. Alguno de ellos le obligaba a salir de la ciudad, generalmente durante los fines de semana. Y Justin nunca lleg a saber exactamente lo ocurrido durante el fin de semana en que Harley fue asesinado, excepcin de que Harley se haba marchado y que ya no regres. Claro est que supo que habla sido asesinado, pues la polica encontr su cuerpo con tres agujeros de bala en la bien planchada camisa, en la suite ms cara del mejor hotel de Albany. Incluso al elegir el lugar en que tena que morir, Harley Prentice haba encontrado lo mejor. Todo lo que Justin lleg a saber fue la llamada telefnica que lleg al hotel donde resida, la noche en que Harley fue asesinado. Y eso debi ocurrir al cabo de pocos minutos, desde luego,

  • antes de la hora en que los diarios aseguraban que Harley haba muerto. Era la voz de Harley la que pudo escuchar por el telfono, una voz corts y apacible, como siempre. Sin embargo, le dijo: Justn? Ve a la tienda y desprndete de las planchas, del papel, y de todo lo dems. Te lo explicar cuando nos veamos, Slo esper hasta or como Justin deca: De acuerdo, Harley. Y ya no dijo ms que adis antes de colgar. Justin corri hacia la tienda y se hizo con las planchas, el papel y unos pocos miles de dlares que estaban a mano. Hizo un paquete con el papel y los billetes y otro con las planchas, algo menor, dejando la tienda sin ninguna prueba de que all hubiese habido antes una casa de la moneda en miniatura. Demostr mucha inteligencia a la hora de deshacerse de los paquetes. El mayor de los dos lo factur bajo nombre falso, con la direccin de un gran hotel en el que ni l ni Harley haban estado anteriormente; nicamente para tener la oportunidad de poder echarlo all en la caldera. Como se trataba de papel, ardera sin dejar rastro. Y antes de arrojarlo a la caldera tuvo mucho cuidado en fijarse si sta estaba encendida o no. Las planchas ya eran otra cosa. Estas no arderan, bien lo saba l, por lo que hizo un viajecito hasta las islas Staten y, en el ferry de vuelta y en un lugar cualquiera en el centro de la baha, lanz el paquete por la borda y dej que se hundiera en el agua. Luego, una vez cumplido lo que Harley le haba encomendado y habindolo hecho bien y a conciencia, volvi al hotel, no al que haba mandado el papel y los billetes, y se acost. A la maana siguiente se enter por los diarios de que Harley haba sido asesinado, cosa que le dej pasmado. Pareca imposible. No poda creerlo; se trataba de una broma que alguien le estaba gastando. Harley volvera, eso lo saba l perfectamente. Y estaba en lo cierto; Harley volvi, aunque ese acatamiento tuvo lugar ms tarde, en el pantano. De todas formas, Justin tena que asegurarse de ello, por lo que subi al primer tren que sala para Albany. Deba encontrarse an en el tren cuando la polica fue a su hotel, y debi de ser all donde supieron que haba estado preguntando los horarios de trenes hacia Albany, pues ya le estaban esperando cuando baj en aquella ciudad. Lo llevaron a una comisara y all lo tuvieron durante mucho, mucho tiempo, das y das, interrogndole. Al fin descubrieron que no poda haber sido l quien mat a Harley, ya que l se encontraba en Nueva York a la hora en que Harley haba sido asesinado en Albany; sin embargo, se enteraron de que l y Harley haban estado explotando la pequea casa de moneda y pensaron que debi ser otro falsificador quien haba cometido el asesinato, por lo que tambin se interesaron en la cuestin de los billetes, quizs incluso ms que el propio crimen. Interrogaron a Justin una y otra vez, y de nuevo otra, pero como l no saba contestar lo que le preguntaron, se limit a guardar silencio. Le tuvieron despierto sin dejarle dormir durante das y das, preguntando y volviendo a preguntar. Al parecer, lo que ms les interesaba era averiguar dnde se encontraban las planchas. l hubiera deseado poder confesar que ya estaban en lugar seguro, donde nadie podra ya hacer uso de ellas, pero como eso equivala a admitir que l y Harley haban estado falsificando moneda, no pudo hacerlo. Registraron la imprenta de la calle Amsterdam, pero no pudieron encontrar ni la ms leve prueba; en realidad, no tenan ninguna prueba que les permitiese retener a Justin, pero tampoco l lo saba ni se le haba ocurrido el solicitar la ayuda de un abogado. Continuaba deseando poder ver a Harley, pero ellos no se lo permitan; luego, cuando se dieron cuenta de que l no crea que Harley pudiera estar muerto, le ensefiaron un cadver que dijeron era Harlcy, y l crey que lo era, a pesar de que Harley tena una pinta diferente una vez muerto. Ya no pareca tan extraordinario, muerto. Y entonces Justin crey, aunque no demasiado convencido. Despus enmudeci del todo, y ya no quiso decir ni una sola palabra, incluso despus de tenerlo despierto das y das bajo un brillante foco ante sus ojos, y de abofetearlo continuamente para que no se durmiera. No emplearon con l los palos ni las porras de goma, sino que se limitaron a darle bofetadas un milln de veces y a no dejarle

  • descansar. Al cabo de un tiempo perdi la nocin de las cosas, y ya no hubiese podido contestar a sus preguntas aunque hubiera querido hacerlo. Algo ms tarde, se encontr en la cama de una habitacin pintada de blanco, y todo lo que poda recordar era que haba sufrido pesadillas, que haba estado llamando a Harley, y una horrible confusin en su cerebro sobre si Harley estara o no muerto. Poco a poco fue recobrando la memoria y se dio cuenta de que ya no deseaba pasar ni un minuto ms en aquella blanca habitacin; deseaba salir para encontrar a Harley, Y si Harley estaba muerto, quera matar a quienquiera que lo hubiese asesinado, ya que Harley hubiera hecho lo mismo por l. As pues comenz a pensar y a actuar muy sabiamente, tal como pareca que los doctores y las enfermeras esperaban que actuase, y gracias a ello, al cabo de poco le devolvieron sus vestidos y le dejaron marchar. Entonces, su inteligencia se agudiz. Pens: qu querra ahora Harley que hiciera yo? Y pens que intentaran seguirle para ver si los conduca hacia las planchas, ignorando que se encontraban en el fondo de la bahia, por lo que les dio esquinazo ya antes de salir de Albany, y luego se dirigi a Boston, y de all en barco hacia Nueva York, en vez de ir por el camino ms corto. Primero fue a la tienda, entrando por la puerta trasera despus de pasar mucho rato comprobando que el lugar no estaba vigilado. Aquello era un verdadero revoltijo; debieron de haber estado buscando las planchas a conciencia. Harley no se encontraba all, desde luego. Justin sali de la tienda y, desde una cabina telefnica situada en un bar, llam al hotel preguntando por Harley, y le respondieron que ste ya no viva all; y para obrar con astucia e impedir que adivinasen quin era el que haba telefoneado, se apresur a preguntar tambin por Justin Dean, contestndole que tampoco Justin Dean viva ya en aquel hotel. De all se encamin hacia otro bar y desde ste decidi llamar a algunos amigos de Harley, telefoneando en primer lugar a Bull Mallon, y ya que ste era un buen amigo le confes quin era l y le pregunt dnde se encontraba Harley. Bull Mallon no pareci hacer mucho caso de sus preguntas; pareca estar nervioso, un poco excitado, mientras le preguntaba: Han encontrado las planchas los polis, Dean? Justin le contest que no, que no haba confesado, y volvi a preguntar por el paradero de Harley. Ests loco o me tomas el pelo? le pregunt BuIl. Pero Justin se limit a preguntrselo de nuevo, con lo cual BuIl cambi el tono de su voz y le pregunt a su vez: Dnde ests t ahora? Justin se Jo dijo. Harley est aqu le dijo BulI. Est escondido, pero se encuentra bien, Dean. Espera aqu mismo, en el bar, hasta que vengamos a recogerte. Vinieron a buscar a Justin; Bull Mallon y un par de individuos ms, en un coche, dicindole que Harley se encontraba escondido en el interior, cerca de Nueva Jersey, y que entonces iban hacia all. As pues, se fue con ellos y se sent en la parte trasera del coche, entre dos hombres que no conoca de nada, mientras Bull Mallon conduca. Ya era entrada la tarde cuando le recogieron, y Bull condujo la mayor parte de la noche y a mucha velocidad, por lo que deban haber rebasado Nueva Jersey, llegando por lo menos hasta Virginia o quiz ms lejos, hacia las Carolinas. El firmamento se comenzaba a colorear de gris con la primera aurora cuando se detuvieron en una rstica cabaa que pareca haber sido empleada como albergue de caza. Estaba a muchas millas de todas partes, ni siquiera haba ninguna carretera que llevase all; tan slo un sendero que haba sido nivelado lo suficiente como para hacerlo transitable. Metieron a Justin en la cabaa y lo ataron a una silla, dicindole que Harley no se encontraba all, pero que l les haba dicho que Justin les indicara donde se encontraban las planchas y

  • que no podra salir de all hasta que se lo dijese. Justin no los crey; comprendi entonces que le haban engaado en lo referente a Harley, aunque esto no tena ninguna importancia, en cuanto a lo que las planchas se refera. Ya no importaba que lo supieran, puesto que no conseguiran recuperarlas, ni tampoco se lo diran a la polica. As pues, se lo confes de buena gana. Pero entonces fueron ellos los que no le creyeron. Le contestaron que l las haba escondido, y que les estaba mintiendo. Lo torturaron para conseguir que hablase. Lo golpearon, le hicieron cortes con un cuchillo, le quemaron los pies con cerillas encendidas y con las brasas de sus cigarros, y le clavaron agujas bajo las uas. Le dejaron descansar durante un rato, le hicieron ms preguntas, y le dijeron que si poda hablar contara la verdad, y despus de un rato siguieron torturndole. Eso continu durante das y semanas, Justin no sabra decir durante cunto tiempo; sin embargo, fue mucho tiempo. En una ocasin se fueron por varios das, dejndole atado a la silla y sin nada para comer ni beber. Volvieron y comenzaron de nuevo. Y durante todo el tiempo l dese que Harley viniese a ayudarle, pero Harley no lo hizo, por lo menos aquella vez. Al cabo de un tiempo, todo lo de la cabaa termin, o al menos l ya no supo ms de ello. Debieron de pensar que habla muerto; quizs estaban en lo cierto, y desde luego no muy lejos de la verdad. Lo primero que recuerdo es el pantano. Flotaba en aguas poco profundas, cerca de otras que lo eran ms. Su rostro permaneca fuera del agua; eso fue lo que le despert al volver la cara y hundirla en el pantano. Debieron de creerle muerto y lo arrojaron al agua, pero cay en un lugar poco profundo y un ltimo soplo de vida consciente le hizo dar la vuelta sobre la espalda y sacar la cara fuera. No recuerdo demasiadas cosas sobre Justin mientras ste se encontraba en el pantano; fue durante mucho tiempo, pero slo puedo acordarme de algunos ramalazos. Al principio no poda moverme; tan slo permanec en el agua con la cara fuera. Oscureci y tuve fro, lo recuerdo, y al fin pude mover un poco los brazos y salir del agua, tendindome en el Fango con slo los pies dentro de ella. Dorm o perd el conocimiento otra vez y cuando despert ya amaneca, y fue entonces cuando lleg Harley. Creo que estuve llamndole y que debi orme. Permaneci de pie frente a m, tan inmaculada y perfectamente vestido como siempre, y se rea de m por ser tan dbil y por estar echado all, en el barro, como si fuera un tronco, con medio cuerpo en el lodo y el otro medio dentro del agua. Me levant sin que me doliese ya nada. Nos dimos las manos y me dijo: Vamos Justin, te sacaremos de aqu. Y yo estaba tan contento de que hubiera venido que hasta grit un poquito. Se ri de m por hacer eso y me dijo que me apoyase en l y que me ayudara a caminar, pero yo no quise hacerlo, ya que estaba cubierta de lodo y porquera del pantano y l vesta tan impecable y perfectamente con su traje blanco de lino que pareca un figurin de unos almacenes. Y durante todo el tiempo que tardamos en salir del pantano, durante todas las noches y das que pasamos en este intento, nunca pude verle una sola brizna de fango en el dobladillo de sus pantalones, ni pude verle despeinado. Le ped que me guiase y as lo hizo, colocndose delante mo, volvindose a veces, riendo y hablndome y animndome tambin. Alguna vez deb caer, pero no permit que me ayudase. Sin embargo, me esperaba pacientemente hasta que yo poda levantarme. Algunas veces tuve que arrastrarme en vez de caminar, cuando ya no me era posible sostenerme sobre los pies. Tuve que atravesar nadando algn ro, que l haba saltado antes con toda suavidad. Y pasaron das y noches, y ms das y ms noches, y alguna vez deb dormirme y vea pasar cosas frente a m. Y agarr algunas de ellas para comerlas, aunque quiz eso lo soase. Puedo recordar algn detalle ms de cuando estaba en el pantano, como aquel rgano que tocaba sin cesar y tambin aquellos ngeles en el aire y los diablos en el agua que se me aparecan, aunque imagino que todo eso eran delirios.

  • Un poco ms, Justin me deca Harley; lo lograremos. Y les daremos su merecido a todos, a todos ellos. Y lo conseguimos. Llegamos a terreno firme, a unos campos cultivados con maz, aunque no pude encontrar es ellos ni una mazorca para comer. Llegamos luego a un riachuelo, un limpio riachuelo sin las malolientes aguas del pantano, y Harley me dijo que me lavara yo y las ro pas. As lo hice, a pesar de mis deseos de correr hacia donde pudiese encontrar comida. An tena mala facha; mis ropas estaban limpias de lodo y porquera pero estaban hmedas y arrugadas y que yo no poda esperar a que se secasen, y adems tenia una espesa barba y andaba descalzo. Pero continuamos y al fin llegamos a una pequea granja, una cabaa de slo dos habitaciones, cuyo interior olia pan recin sacado del horno, y corr los ltimos metro para llamar a la puerta. Una mujer, una horrible mujer me abri y, al verme, volvi a cerrar la puerta antes de que yo pudiese decir una sola palabra. Las fuerzas me llegaron de alguna parte, quiz de Harley, a pesar de que no puedo recordar que estuviera a mi lado en aquellos momentos.. Al lado de la puerta poda verse una pila de leos para el fuego. Recog uno de ellos como si no pesara ms que una escoba y derrib la puerta, matando luego a la mujer. Grit una barbaridad, pero la mat. Y luego me com aquel pan an caliente. Mientras coma, no dejaba de vigilar a travs de la ventana, y pude ver a un hombre corriendo a travs de los campos en direccin a la casa. Encontr un cuchillo y lo mat en cuanto pas por la puerta. Era mucho mejor matar con el cuchillo; resultaba ms agradable. Com ms pan y continu vigilando desde todas las ventanas; pero ya no vino nadie ms. Luego comenz a dolerme el estmago a causa del pan tierno que haba comido, y tuve que echarme con el cuerpo doblado hasta que desapareci el dolor, y entonces me dorm. Fue Harley quien me despert, y ya era de noche. Vmonos; debes estar lejos de aqu cuando amanezca me dijo. Saba que tena razn, pero no me di mucha prisa. Me estaba volviendo, por aquel entonces, muy astuto. Saba que haba otras cosas que deba hacer primero. Encontr cerillas y una lmpara, y la encend. Luego busqu por la cabaa y me hice con todo lo que pudiera serme de utilidad. Hall trajes de hombres que no me caan demasiado mal, exceptuando que tuve que doblarme los puos de la camisa y los extremos de los pantalones. Los zapatos me venan grandes, aunque casi lo prefera a causa de las ampollas de mis pies. Encontr una navaja y me afeit; emple en ello mucho tiempo pues mi pulso no era firme, pero tuve cuidado y apenas me cort. Tuve que buscar mucho ms hasta encontrar el dinero, pero al fin lo logr. Haba sesenta dlares. Y despus de afilarlo, me guard el cuchillo. No es que sea muy bonito; slo se trata de un cuchillo de cocina con mango de hueso, pero el acero es bueno. Ya te lo enseare dentro de poco. Me ha servido de mucho. Salimos de all y fue Harley quien me recomend que me apartase de las carreteras y que buscase las vas del ferrocarril. Eso fue fcil ya que pudimos escuchar en la noche el silbido lejano de un tren y determinar con ello la situacin de las vas. A partir de entonces, con la ayuda de Harley, todo ha sido fcil. No hace falta que te cuente con todo detalle todo lo que ocurri a partir de aquel momento. Me refiero a lo del guardafrenos, a lo del vagabundo dormido que encontramos en aquel vagn vaco, y al asunto que tuve con el polica de Richmond. Aprend mucho con todo eso; aprend que no deba hablarle a Harley cuando no haba nadie ms a mi lado para escucharme. l se esconde cuando ve a alguien; tiene un truco y, gracias a ello, la gente no se da cuenta de su presencia por lo que piensan que estoy algo loco si charlo con l. Pero en Richmond me compr ropas mejores y me cort el cabello. Un hombre a quien mat tena cuarenta dlares en la cartera, por lo que ya vuelvo a tener dinero. Desde entonces he viajado mucho. Si te paras a pensar sabrs dnde me encuentro en estos momentos. Estoy buscando a Bull MalIon y a los dos hombres que le ayudaron. Sus nombres son Harry y

  • Carl. Voy a matarlos en cuanto los encuentre. Harley no para de decirme que esto va a costarme mucho y que an no estoy preparado pero, sin embargo, puedo seguir buscando mientras me preparo y, por lo tanto, contino movindome. Algunas veces me quedo en algn sitio durante el tiempo suficiente para conseguir algn trabajo como impresor, He aprendido muchas cosas. Puedo conseguir un empleo sin que la gente crea que soy demasiado raro; ya no se asustan cuando los miro, como lo hacan unos pocos meses atrs. Y he aprendido a no hablarle a Harley excepto en nuestra habitacin, y slo en voz muy baja para que los vecinos no crean que hablo solo. Y he continuado practicando con mi cuchillo. He matado a mucha gente con l, en general por la calle y de noche. Algunas veces porque parecan tener dinero, pero las ms slo para practicar y porque ya he empezado a tomarle el gusto. En estos momentos soy realmente hbil manejando el cuchillo. Apenas lo sentirs. Pero Harley me dice que estas muertes son muy sencillas y que es muy distinto el matar a una persona que est en guardia, como lo estn Bull, Harry y Carl. Y sta es la conversacin que condujo a la apuesta de la que ya he hablado. Apost con Harley que, ahora mismo, podra advertir a un hombre que pensaba matarle, e incluso indicarle aproximadamente cuando pensaba hacerlo y el porqu, y que a pesar de todo, an lograra matarlo. Apost conmigo que yo no sera capaz, y est a punto de perder. Est a punto de perder, ya que estoy avisndote ahora mismo y t no vas a creerme. Me jugara la cabeza a que crees que sta es simplemente otra novela ms del libro. Que t no crees que ste es el nico ejemplar del libro que contiene esta historia, y que lo que en ella se cuenta es cierto. Incluso cuando te cuente cmo ha sido hecho, no pienso que t vayas a creerme. Ya comprenders cmo voy a ganarle la apuesta a un Harley que no cree que lo consiga, a base de que t tampoco me creas. l nunca pens, y tampoco t te dars cuenta de ello, en lo fcil que puede resultarle a un buen impresor, que adems ha sido falsificador, introducir una nueva novela en un libro. Nunca ser tan difcil como falsificar un billete de cinco dlres. Tena que escoger un libro de historias cortas, y eleg precisamente ste al darme cuenta de que la ltima historia del libro se titulaba No mires hacia atrs, y que se sera un buen ttulo para lo mo. En unos minutos comprenders a lo que me refiero. He tenido la suerte de que en la imprenta donde ahora trabajo se dediquen a los libros y de que empleen unos tipos que son idnticos a los del resto de esta novela. Me ha resultado un poco difcil el conseguir un papel exacto, pero al final lo he encontrado y ya lo tengo a punto mientras escribo esto. Estoy escribiendo directamente en una linotipia, ya entrada la noche y en la imprenta donde trabajo estos das. Incluso tengo permiso del jefe. Le he dicho que quera imprimir una historia que haba escrito un amigo mo para darle una sorpresa, y que, en cuanto consiguiera una buena copia, volvera a fundir el metal de los tipos. En cuanto acabe de escribir esto, compondr los tipos en pginas que encajen con el resto del libro y lo imprimir en el papel que ya tengo preparado. Cortar las nuevas pginas al mismo tamao y las coser; no sers capaz de encontrar ninguna diferencia, ni siquiera si la ms leve sospecha te obliga a mirarlo detenidamente. No olvides que he falsificado billetes de cinco y diez dlares que t no habras podido diferenciar de los autnticos, y eso es un trabajo de parvulario en comparacin con aquel otro. Y he trabajado lo suficiente como encuadernador como para conseguir quitar la ltima novela y colocar estas pginas en su lugar, sin que t seas capaz de notar la diferencia por ms que lo mires. Pienso hacer un trabajo perfecto aunque ello me ocupe toda la noche. Y maana ir a alguna librera o quizs a algn quiosco, o incluso a algn bar donde vendan libros y tengan otros ejemplares de ste, ejemplares normales, y lo colocar entre ellos. Buscar algn lugar desde el cual pueda vigilar, y estar mirndote mientras lo compres. El resto siento no poder contrtelo porque depende en gran manera de muchas circunstancias, de si t vas directamente a tu casa con el libro, o de lo que hagas. No lo sabr hasta que te haya seguido y te haya visto leerlo... Hasta que haya visto que has ledo la ltima novela del libro. Si ests en casa mientras lees esto, quiz yo tambin est contigo en estos momentos. Quiz est en tu misma habitacin, escondido, esperando a que termines la historia. Quiz est

  • mirndote a travs de una ventana. O tal vez est sentado cerca de ti en el tranva o en el tren, si es ah donde lees. Quiz estoy en la escalera de escape en el exterior de la habitacin de tu hotel, Pero, sea donde fuere que ests leyendo, me encuentro cerca de ti vigilndote y esperando a que termines. Cuenta con ello. Ahora ya ests muy cerca del final. Habrs acabado dentro de unos segundos y, entonces, cerrars el libro an sin creerme. O, si no has ledo las historias por su orden, quiz volvers atrs para comenzar otra. Si lo haces, nunca la terminars. Pero no mires a tu alrededor; sers ms afortunado si no lo sabes, si no ves llegar el cuchillo. Cuando yo mato a alguien por la espalda no parece importarle demasiado. Contina, slo por unos segundos o unos minutos ms, pensando que sta es slo una historia ms. No mires a tu espalda. No creas lo que te digo... hasta que sientas el cuchillo en tus carnes.