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Propuesta de nombre para la EEMPA N° 1157 ALFREDO BRAVO Se trata de un dirigente político Socialista, maestro de nivel primario (fue uno de los fundadores del sindicato docente CTERA) y militante activo por los Derechos Humanos. Ocupó distintos cargos políticos y ejerció la docencia en varios niveles y modalidades a lo largo de su vida. Nació en Concepción del Uruguay en 1925 y falleció en Buenos Aires en 2003. En mi opinión el nombre de Alfredo Bravo tributaría un justo homenaje a un hombre que a lo largo de su vida mostró un profundo y abnegado compromiso con los tiempos que le tocaron vivir; a un docente que ejerció su profesión en escuelas rurales del norte santafesino con apenas 18 años y que también trabajó en escuelas nocturnas para adultos. Fue precisamente a la salida de una de estas escuelas - corría el año 1977- cuando Bravo fue secuestrado por un grupo de tareas y permaneció en condición de desaparecido por casi un mes antes ser legalizado. Recién recuperó su libertad en 1979 y los malos tratos recibidos durante su ilegal detención le provocaron secuelas físicas que lo acompañaron el resto de su vida. Las causas de la persecución que sufrió y de las torturas que padeció en cautiverio se vinculan con su condición de miembro fundador de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos en 1975. Considero que Alfredo Bravo cumple las condiciones necesarias para que una institución educativa lleve su nombre. Fue un docente (incluso de escuelas nocturnas) y también un político y ciudadano que, desde todos los lugares que le tocó ocupar, tanto desde la función pública como desde la simple militancia, mantuvo una conducta que le reconocieron sus propios adversarios políticos. Luchó denodadamente por la igualdad y la justicia, y si un hilo conductor recorre toda su vida fue el de no haber sido nunca un espectador neutral de la realidad, sino que se trató de activo defensor que tomaba partido por los más desprotegidos y en las circunstancias más difíciles como lo fueron las distintas dictaduras cívico-militares que ha padecido nuestro país.
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Propuesta de nombre para la EEMPA N° 1157
ALFREDO BRAVO
Se trata de un dirigente político Socialista, maestro de nivel primario (fue uno de los fundadores del sindicato docente CTERA) y militante activo por los Derechos Humanos. Ocupó distintos cargos políticos y ejerció la docencia en varios niveles y modalidades a lo largo de su vida. Nació en Concepción del Uruguay en 1925 y falleció en Buenos Aires en 2003.
En mi opinión el nombre de Alfredo Bravo tributaría un justo homenaje a un hombre que a lo largo de su vida mostró un profundo y abnegado compromiso con los tiempos que le tocaron vivir; a un docente que ejerció su profesión en escuelas rurales del norte santafesino con apenas 18 años y que también trabajó en escuelas nocturnas para adultos. Fue precisamente a la salida de una de estas escuelas -corría el año 1977- cuando Bravo fue secuestrado por un grupo de tareas y permaneció en condición de desaparecido por casi un mes antes ser legalizado. Recién recuperó su libertad en 1979 y los malos tratos recibidos durante su ilegal detención le provocaron secuelas físicas que lo acompañaron el resto de su vida. Las causas de la persecución que sufrió y de las torturas que padeció en cautiverio se vinculan con su condición de miembro fundador de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos en 1975.
Considero que Alfredo Bravo cumple las condiciones necesarias para que una institución educativa lleve su nombre. Fue un docente (incluso de escuelas nocturnas) y también un político y ciudadano que, desde todos los lugares que le tocó ocupar, tanto desde la función pública como desde la simple militancia, mantuvo una conducta que le reconocieron sus propios adversarios políticos. Luchó denodadamente por la igualdad y la justicia, y si un hilo conductor recorre toda su vida fue el de no haber sido nunca un espectador neutral de la realidad, sino que se trató de activo defensor que tomaba partido por los más desprotegidos y en las circunstancias más difíciles como lo fueron las distintas dictaduras cívico-militares que ha padecido nuestro país.
Probablemente sea más conocida su valiente actuación durante el llamado Proceso de Reorganización Nacional, cuando desde el lugar de un simple docente y político en forzoso “receso”, siguió bregando para que se respetaran los DD.HH. Eso le costó perder la libertad y también le significó sufrir las torturas, pero no minaron la voluntad de hombre habituado a sostener con coherencia y consecuencia sus ideales en los contextos más hostiles. Alfredo Bravo ya había demostrado (y siguió demostrando) el mismo compromiso y la misma sensibilidad, en etapas anteriores y posteriores de su vida y de nuestra historia.
En caso de aceptarse esta propuesta, no solo le rendiríamos un póstumo y justiciero homenaje a su trayectoria de docente, político y ciudadano intachable. También le brindaríamos un excelente ejemplo de civilismo, compromiso social y espíritu humanitario a la comunidad educativa en su conjunto, así como al barrio de Las Flores y zonas aledañas hablando en un sentido más amplio.
Prof. Leonardo N. Lacuadra
