No mires atrás N · Congo, República Centroafricana, Costa de Marfil... En otros casos, el...

2
Misiones Salesianas N o mires atrás, no hagas como Edith, la mujer de Lot, que quedó convertida en estatua de sal cuando huía de la destrucción de Sodoma. No mires atrás, no te comportes como ese ciclista sin fuer- zas que busca las distancias con el pelotón que le persi- gue para rendirse en su intento de lograr la victoria. No mires atrás, no seas tan estúpido como las víctimas del asesino en las películas de terror. No mires atrás. El camino se anda hacía adelante, y cuando uno no puede correr continúa andando hasta la meta, y si tam- poco tiene fuerzas para andar gatea, e, incluso extenua- do, se arrastrará porque al final está el ansiado objetivo. La vida es un camino, no un paseo. Un camino en el que vamos notando el cansancio, en el que encontraremos manos amigas que nos acompañarán al andar, que nos ayudarán a lograr nuestras metas, que nos advertirán de los peligros… En nuestro caminar también encontrare- mos lugares intransitables que habrá que rodear, perso- nas que nos invitarán a descansar, a tomar un trago de vino con ellas, otras, normalmente muy seguras de sí mis- mas, nos invitarán a seguir sus pasos haciéndonos per- der de vista nuestra meta. Pero en la vida no podemos volver atrás, como dice Antonio Machado: “Al andar se hace el camino, y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar”. Volver la vista atrás significa, la mayoría de las veces, lamentarse por no haber cogido aquel otro sendero que se intuía más llano mientras nosotros nos encontramos escalando una rocosa montaña. Volver la vista atrás sig- nifica preguntarse qué sería de mí si hubiera hecho aque- llo en vez de esto otro. Volver la vista atrás significa vi- vir el ayer despreciando el hoy y temiendo al mañana. Todos los que decidimos emprender el maravilloso ca- mino de la vida sabemos que las cosas importantes siem- pre viajan con nosotros en nuestra mochila, los recuer- dos, las preocupaciones, lo aprendido... Llega junio y los estudiantes mirarán atrás lamentán- dose de no haber comenzado a estudiar antes, de todo el tiempo perdido. El fracaso acecha por una mala pla- nificación, sin embargo, de nada vale lamentarse, los li- bros y los apuntes están sobre la mesa y el destino en sus manos. Mirar hacia el futuro, estudiar hoy con vis- tas al examen de mañana les ayudará a conseguir el éxi- to mucho más que los lloros. ¿De qué vale el arrepenti- miento sin propósito de enmienda? Sin embargo, hay quien no puede evitar mirar atrás aunque no cargue en su mochila ningún arrepentimiento, aunque no pueda encontrar ninguna culpa para verse en la agobiante si- tuación en la que se encuentra. Concretamente, más de 35 millones de personas no pueden evitar volver la vis- ta atrás sin derramar lágrimas, 35 millones de personas que viven bajo la condición de desplazados o refugia- dos. Personas cuyo caminar por la vida se convirtió en No mires atrás 26 BS Junio de 2014

Transcript of No mires atrás N · Congo, República Centroafricana, Costa de Marfil... En otros casos, el...

Page 1: No mires atrás N · Congo, República Centroafricana, Costa de Marfil... En otros casos, el trabajo salesiano consiste en digni-ficar la vida de esos refugiados que son conscientes

Misiones Salesianas

No mires atrás, no hagas como Edith, la mujer de Lot, que quedó convertida en estatua de sal cuando huía de la destrucción de Sodoma. No

mires atrás, no te comportes como ese ciclista sin fuer-zas que busca las distancias con el pelotón que le persi-gue para rendirse en su intento de lograr la victoria. No mires atrás, no seas tan estúpido como las víctimas del asesino en las películas de terror. No mires atrás.

El camino se anda hacía adelante, y cuando uno no puede correr continúa andando hasta la meta, y si tam-poco tiene fuerzas para andar gatea, e, incluso extenua-do, se arrastrará porque al final está el ansiado objetivo. La vida es un camino, no un paseo. Un camino en el que vamos notando el cansancio, en el que encontraremos manos amigas que nos acompañarán al andar, que nos ayudarán a lograr nuestras metas, que nos advertirán de los peligros… En nuestro caminar también encontrare-mos lugares intransitables que habrá que rodear, perso-nas que nos invitarán a descansar, a tomar un trago de vino con ellas, otras, normalmente muy seguras de sí mis-mas, nos invitarán a seguir sus pasos haciéndonos per-der de vista nuestra meta. Pero en la vida no podemos volver atrás, como dice Antonio Machado:

“Al andar se hace el camino, y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar”.

Volver la vista atrás significa, la mayoría de las veces, lamentarse por no haber cogido aquel otro sendero que se intuía más llano mientras nosotros nos encontramos escalando una rocosa montaña. Volver la vista atrás sig-nifica preguntarse qué sería de mí si hubiera hecho aque-llo en vez de esto otro. Volver la vista atrás significa vi-vir el ayer despreciando el hoy y temiendo al mañana. Todos los que decidimos emprender el maravilloso ca-mino de la vida sabemos que las cosas importantes siem-pre viajan con nosotros en nuestra mochila, los recuer-dos, las preocupaciones, lo aprendido...

Llega junio y los estudiantes mirarán atrás lamentán-dose de no haber comenzado a estudiar antes, de todo el tiempo perdido. El fracaso acecha por una mala pla-nificación, sin embargo, de nada vale lamentarse, los li-bros y los apuntes están sobre la mesa y el destino en sus manos. Mirar hacia el futuro, estudiar hoy con vis-tas al examen de mañana les ayudará a conseguir el éxi-to mucho más que los lloros. ¿De qué vale el arrepenti-miento sin propósito de enmienda? Sin embargo, hay quien no puede evitar mirar atrás aunque no cargue en su mochila ningún arrepentimiento, aunque no pueda encontrar ninguna culpa para verse en la agobiante si-tuación en la que se encuentra. Concretamente, más de 35 millones de personas no pueden evitar volver la vis-ta atrás sin derramar lágrimas, 35 millones de personas que viven bajo la condición de desplazados o refugia-dos. Personas cuyo caminar por la vida se convirtió en

No mires atrás

26 • BS • Junio de 2014

Page 2: No mires atrás N · Congo, República Centroafricana, Costa de Marfil... En otros casos, el trabajo salesiano consiste en digni-ficar la vida de esos refugiados que son conscientes

Todos los cristianos por el bautismo somos consagrados. En la Escritura la consagración normalmente se denomina

unción. La consagración o unción bíblica es un acto espiritual. Por ella un ser entra a formar parte del domino de la santidad de Dios. En la consagración se combina la iniciativa de Dios y la acogida por parte de la persona. «Consagrar» en sentido teoló-gico significa sacralizar o introducir en la esfera de lo sagrado. También puede ser sinónimo de santificar. Cuando una cosa o una persona son consagradas no pierden su valor, quedan ennoblecidos. También en toda consagración se produce un doble movimiento: de entrega a Dios y de separación.

Por el bautismo comenzamos a configurarnos cada día con Cristo, o sea, a ser más de Cristo, a vivir sus valores y a llevar su estilo de vida. Gracias a la acción del Espíritu Santo, Dios obra en nosotros y desde nosotros, desde lo que cada uno de nosotros somos. Pero la vida cristiana, como toda vida, es un proceso. Por eso la incorporación en nuestra vida de los sentimientos de Cristo es progresiva. Ahora bien, ¿cómo vivir esta consagración? Cada uno desde nuestra propia vocación.

Eres laico, no tendrás que renunciar a tu profesión o las ta-reas humanas. Tendrás que intentar vivirlas desde la vida nueva en Cristo. Tendrás que ser en el mundo signo de la pre-sencia y de la acción salvadora del Dios del Reino. Así, por tu vida se irá consagrando más nuestro mundo. «Cada laico debe ser ante el mundo testigo de la resurrección y de la vida del Señor Jesús y signo del Dios vivo», nos dice el Concilio Vaticano II en la Constitución sobre la Iglesia.

Eres religioso, pues ya sabes que nuestra consagración se inserta en la bautismal. Por nuestra profesión estamos lla-mados a vivir las exigencias evangélicas en toda su radica-lidad y de forma permanente desde una dedicación total y constante al Reino. Nuestra donación y entrega abarca toda la vida. Nuestra existencia ha de ser para Dios y en Él para los hermanos, para la misión. Como nos recuerda el Concilio Vaticano II en el Decreto sobre la vida consagrada, somos llamados a vivir la «caridad perfecta».

Eres sacerdote, en colaboración con los pastores de tu iglesia particular, estás llamado a realizar la misión apostólica con-fiada por Cristo a sus apóstoles. Identifícate totalmente con Cristo Sacerdote para ser un fiel servidor del Pueblo de Dios.

¡Vivamos a tope todos y cada uno de nosotros, desde nuestra propia vocación, nuestra consagración bautismal!

i Óscar Bartolomé

Consagrados por el bautismo

una huida, en huir de la tragedia, de la catástrofe, de la violencia... Guerras, terremotos, inundaciones, tsunamis... Dejando atrás su vida, su casa, su traba-jo, sus enseres personales, sus animales y, en muchos casos a sus familias, para emprender una carrera por la vida, por salvar su vida.

35 millones de personas que, muy a su pesar, des-cubrieron que la vida podía ser diferente a todo aque-llo que ya conocían, a aquella vida que, pese a estar marcada por la pobreza y las privaciones, era suya, con su familia, sus seres queridos, una vida en la que ellos marcaban el ritmo del caminar. Por ello, los mi-sioneros salesianos se hacen presentes entre los refu-giados, viven con ellos en los campos como en el caso de Kakuma, Kenya, u ofrecen sus casas y centros como lugar seguro frente a la tragedía como en Sudán, R.D. Congo, República Centroafricana, Costa de Marfil... En otros casos, el trabajo salesiano consiste en digni-ficar la vida de esos refugiados que son conscientes de que jamás volverán a su tierra, como en el caso de las escuelas donde acuden los refugiados afganos en Pakistán. Un trabajo que no puede permitirse mirar hacia atrás porque hay que construir juntos el futuro de millones de personas, un mejor futuro. Un traba-jo que va desde la ayuda de emergencia a la cualifica-ción profesional pasando por la vuelta de los niños, los que más sufren a la escuela. Desde Misiones Sale-sianas miramos al futuro y tú ¿vas a mirar atrás?

Ventana Abierta

i Lorenzo Herrero

FOTO

GR

AFÍ

AS:

Mis

ione

s Sa

lesi

anas

Junio de 2014 • BS • 27