N.º 75 - Universidad Externado de Colombia · ... Caracolí sin Flor, la fuerza inútil– entre...

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La colección un libro por centavos, iniciativa de la Decanatura Cultural de la Universidad Externado de Colombia, persigue la amplia divulgación de los poetas más reconocidos en el ámbito nacional e internacional y la promoción de los nuevos valo- res colombianos del género, en ediciones bellas y económicas, que distribuye para sus suscriptores la revista El Malpensante y se obsequia en bibliotecas públicas, casas de cultura, colegios, universidades, cárceles y organizaciones gubernamentales. Este número 75 es una antología de Arturo Camacho Ramírez, preparada por su hijo Miguel Camacho Castaño, bajo el título: Nada es mayor.

Transcript of N.º 75 - Universidad Externado de Colombia · ... Caracolí sin Flor, la fuerza inútil– entre...

La colección un libro por centavos, iniciativa de la Decanatura Cultural de la Universidad Externado de Colombia, persigue la amplia divulgación de los poetas más reconocidos en el ámbito nacional e internacional y la promoción de los nuevos valo-res colombianos del género, en ediciones bellas y económicas, que distribuye para sus suscriptores la revista El Malpensante y se obsequia en bibliotecas públicas, casas de cultura, colegios, universidades, cárceles y organizaciones gubernamentales.

Este número 75 es una antología de Arturo Camacho Ramírez, preparada por su hijo Miguel Camacho Castaño, bajo el título: Nada es mayor.

N.º 75

universidad externado de colombiadecanatura cultural

2011

Arturo Camacho Ramírez

Nada es mayorAntología

isbn 978-958-710-740-1

© Universidad Externado de Colombia, 2011 Calle 12 n.º 1-17 este, Bogotá - Colombia

Tel. (57 1) 342 0288 [email protected]

www.uexternado.edu.co

Primera ediciónNoviembre de 2011

Ilustración de cubiertaRetrato de Arturo Camacho Ramírez,

por Miguel Camacho Castaño, técnica lápiz, 35 x 25 cm., 1985

Diseño de carátula y composiciónDepto. de Publicaciones

Impresión y encuadernaciónNomos Impresores

Impreso en ColombiaPrinted in Colombia

UniversidadExternado de Colombia

Fernando HinestrosaRector

Miguel Méndez CamachoDecano Cultural

Clara Mercedes ArangoCoordinadora General

7

nada es mayor

Nada es mayor que tú, sólo la rosatiene tu edad suspensa, ilimitada;eres la primavera deseadasin ser la primavera ni la rosa.

Vago espejo de amor donde la rosainaugura su forma deseada,absorta, inmersa, pura, ilimitada,imagen sí, pero sin ser la rosa.

Bajo tu piel de rosa en primavera,luz girante, tu sangre silenciosadespliega su escarlata arborecida.

Nada es mayor que tú, rosa y no rosa,primavera sin ser la primavera:arpegio en la garganta de la vida.

8

caracolí sin flor

Yo era Caracolí sin Flor–ahora lo recuerdo–En la bóveda gris de mi infancia,llena de alas estremecidascomo una floresta de ángeles.Era así mi infancia–ahora lo recuerdo–como una alcoba llena de lámparas,entre profundas cabelleras de mujeres,vibrátiles como arpas.Allí escuchábamos nacer la poesíacomo un fuego diminutoen las ramitas secas de albahaca.

En el agudo concierto de las sombras,el corazón oscilando entre la noche y el alba.Caracolí sin Floralgo buscabas.Era tu infancia mismasolitaria como una luz sobre el mar?Eras tú mismo lo que buscabas?

9

Todo lo tenías en tu soledad:Tenías tus frondas y tus sueños,tus mitos, tus silencios y tus lágrimasy tus alegrías pequeñitas como fuegos fatuosy tus tristezas anchas.

Era en la tarde.Entre los cámbulos y las hojas secastu alma se vertía como una agua.Y sin embargo en la soledad Joyosa–tú llevabas la soledad como una sombra blanca–lo ibas perdiendo todosin encontrar tu mínimo tesoro.

Ahora,Caracolí sin Flor,eres yo, eres mi almacomo una bóveda llena de ángelescomo una alcoba de maderas aromadas.Ahora buscamos entre la noche fértily nuestra voz clama como una niña ciega,mientras vamos perdiéndolo todo,todo,porque vamos cantándolo,sin encontrar la eternidad,nuestro mínimo tesoro.

10

Hoy mi sangre ilumina doncellascomo puertos la estrella del alba,hoy mi canto recorre la tierra en la búsqueda inútil y se pierdes como el cuervo del Arca.

Serías tú,isla melodiosa, tallo musical, última lágrima,rodeada por mí como un océano,perdida entre mí mismotú la mujer iluminada en mi adolescencia–que era como mi infancia, Caracolí sin Flor, la fuerza inútil–entre una luz cambiante de diamantes y espadas?

11

mujeres de otro día

Estas mujeres fueron bellas:en las orillas de su almaanchos paisajes balancearonsu ardor de inéditas distancias.Eran como tierras sin nombreen espera de ser llamadas,llenas de palmeras fragantesque vibraban al sol como arpas.La brisa errátil de los trópicosles despeinaba las miradasdispersas hacia el horizontecomo un rebaño de cabras.Su cuerpo tenso como un arcose erguía sobre la esperanzalleno del intenso temblorde la flecha no disparaday todas se iban apagando,esperando al que no llegaba.

12

Estas mujeres fueron bellasy había una que yo amaba.Yo tenía siete años dulcescomo el corazón de la caña.Senos morenos como nísperos,ojos de estrella y voz de agua,ella ardía como una esenciaesperando al que no llegaba.Yo tenía siete años dulcesy aún no tenía sino alma,y la veía consumirse mientrasmi instinto se alargaba.

Un día yo tuve veinte años,llenas de fuerza las entrañasy corrí loco tras la estrellade aquel mito de mi infancia;ya tenía instinto y deseo:podía ser el que no llegaba.Llegué cuando ya se caían como sauces sus miradas,cuando sus cabellos barríanlas cenizas de la esperanzaque volaban sobre sus ojosen un lento otoño de lágrimas.

13

Estas mujeres fueron bellasy envejecieron como ramasque se cortan para la hogueraque ha de hacer la vida más clara.Hoy yo tengo veinte años fuertescomo banderas desplegadas,hoy ya mi instinto y mi deseose erigen al sol como lanzasy cuando paso, esas mujeresque fueron bellas en mi infancia,murmuran resignadamente: Así era el que no llegaba.

14

al cadáver de una rosaviva en mi corazón

Si esta rosa viviera todavíacomo estuvo en su tallo levantaday fuera su corola desveladafungible gloria de inmutable día,

solamente la rosa viviría,fatiga de belleza abandonaday sólo fuera su presencia nadamás que presencia de melancolía.

Pero al llegar su forma hasta tus manos,presurosa de aromas sobrehumanos,muerte diste a su instante, mi amorosa.

Quedó en mi pecho su invisible esencia y en aroma de pura transparencia,herida musical, la Eterna Rosa.

15

abril

Abril, espacio de la poesía,mes cruel de la distancia y la amargura;cuánto hubieras podido ser ternurahoy que estuvo su mano entre la mía.

Mas fuiste abril, amargo en este díacomo un octubre de mirada oscura;no mies cortada de mujer madurasino hiperbórea mordedura fría.

El mundo está, sin ella, deshojado,como un invierno gris desamparadoen vez de primavera y alegría.

Y en medio de tristeza y plañidura,así está su belleza en mi ternuracomo la ausencia en la melancolía.

16

retrato

Allí estaba la muerta en el reaciorecinto de su ausencia, desvaída, incinerada en tintes de topacio,levantando la copa dolorida.

Allí estaba, estatura ya dormida,viva en el tiempo, muerta en el espacio,la piel dorada, la color transida,como un silencio en medio de un palacio.

Después se fundió al lienzo su figura,partido el corazón por la dulzurade la ternura en la mirada inerte.

Un rayo de pasión le hendió la viday solamente le quedó en la heridauna tibia constancia de la muerte.

17

fruto del sueño

A paloma de nieve condenado,a flor de llama al viento sometido,a lluvia desgajada estauido,fruto del sueño, ciervo degollado;

te meces en el aire, vulnerado,fantasma de los ojos desprendido,carbón en cuyo rostro se ha encendidolo que la muerte tiene anticipado.

Vienes con pasos turbios de cautelaen las frondas del sordo duermevela,como las huellas del asesinado

amor que ayer nos entregó la suerteun minuto no más y que hoy se viertesobre el fulgor del pecho derramado.

18

pesadilla

Un ángel dolorido y polvorientoabre los ojos sobre la pinturay se arrastra en la gris desenvolturade la línea que inicia su tormento.

El color lame allí como un lamento,hecho para la infamia y la locura,espacios sin ventanas en la oscuraclaustrofobia espacil del firmamento.

Vives al pie de la primera nubey tu rostro drolático se subecomo un espectro al clímax del espanto.

Demonio por sí mismo poseído,faro sin lumbre, sin pecho latido,croquis del Bosco en explosión de llanto.

19

el día de la muerte

Lleno de certidumbres como un muertocuyo esqueleto se ama con la tierraando de mar a mar, de puerto a puerto,pidiendo olvido y perdonando guerra.

Y voy entre sonámbulo y despierto, hecho a un amor de duelo que me aferrala voz y oprime su vocablo yertocomo ceniza que al invierno aterra.

El día de mi muerte está en mi mano,turbia moneda gris, lento pañuelo,en vez de áurea medalla o vela henchida.

Y yo la pongo al borde del veranocomo un mordiente y trágico señueloque enceguezca los ojos de la vida.

20

a un amigo muerto Nadador enredado en la tiniebla:¡cuánto galope de ala vacilante!Cómo fuiste a cortar con tu diamantela luz humedecida que la puebla.

Alma de pez, saeta que indeleblael blanco de una lágrima ambulante.A qué manos profundas, coribantelabrador, vas a lumbre entre la niebla.

Cómo en tu espalda floreció ese bosquede plumas tremolantes en la brumaque obnibula los ojos y los vierte.

Sin un ramaje tibio que te embosque–sollozo de canción, viento y espuma–en qué playa naciste con la muerte.

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la noche del trópico

El olor capitoso de la selva.¡Y el amor cuán lejano!Y este vaho de llamas que me ahoga la vozy desgaja mi canto como un ramo tronchadosobre el surco de espuma de un recuerdo cansado.Cuán cercano el instinto. ¡Qué lejano el amor!

Hoy la luna pastora no sacó las estrellasy un sortílego enjambre de cocuyos llegó;yo me tiendo en la hamaca de mi loca lujuria,medito en el infierno y no pido perdón.

El bosque desvelado arrasará mi frenterompiendo el arco tenso de un pensamiento fiel.Siento mi cuerpo largo, tan largo como un ríoy parece que escucho la voz de una mujer.

22

Mi espíritu se enraiza a la húmeda tierracomo una enredadera luminosa y azul, mi inquietud es bandera sobre los horizontesenrollada en un asta que pudiera ser cruz.Los grillos me han ceñido su corona de gritosy la noche me clava sus dardos de clamor,su cabellera enreda mi afán de madrugaday un bárbaro deseo me siega con su hoz.

La selva despereza ya sus árboles,vuela un presagio de aurora floreal;tendido sobre la honda frescura del rocíola mañana me encuentra tan absorto y tan míoque no veo que el cielo me atraviesacon un clavo de sol.

Y siempre, siempre, siempre:¡Cuán cercano el instinto. Qué lejano el amor¡

23

la llegada

Las palmeras del radiose desflecanen palabras sin norte ni esperanza.Hay dos en onda corta,irrevocablesen su vitrina de recién llegadas:

Es ella que ha encallado,es ella,oscilante,transportadapor los pájaros locosde los altoparlantes:La Virgen de los Vikings:

Greta Garbo!Y ahora,entre un temblor sin alas,como un grito de luz,ha sido aprisionada,a través de los prismasen las cámaras.

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Hollywood–hecho sede–es quien reparte–millonario–la imagen de la Virgendel alma milenaria.

La vieja historia de los Vikingsse desangray las rachas del nortedesmelenan el alma de una razaen las hogueras de las tumbas bárbaras.

La Virgen de los Vikingses ahora del Mundo:América,Hollywood,la Metro Goldwyn Mayer.

Míaen un lugar cualquierade Bogotá,Colombia.

25

invocación

En el minuto cósmicoen que las horas se identifican con los relojes,Arturo Camacho Ramírez,–uno que soy yopero que a veces se fuga–dice,fugado ahora de su trópico,bajo un sol–que no es el suyo–porque no cree en la luna:

Greta Garbo, oh Virgen de los Vikings,dueña de tres mil años de silencio,cuando Dios despetale la flor de la Tierrapara jugar “al sí y al nó me quiere”has de ser el último pétalo.

Salve TúGuardadora del Misterio.Tú conoces el germendel Cosmos liberadopor el amor de Dios, hoy incompleto.

26

comienzo de la sangre

Qué diré de mi cuerpo,de sus ocultas venas, de sus esbeltos nervios,de su cálido acento de forma, de substancia,de ambulante materia con lenguas de alegría?

Empiezo por la sangre, por ella me dirijo,unido a su trayecto tan invariablementecomo el fruto al sabor o la flor a su aroma.

Porque la sangre sabe secretos recorridosdesde un hueso a otro hueso,del corazón al sexo,del cerebro a las piernas, los dedos,la garganta y los besos,del parto hasta la muerte;porque los cuerpos brotan rodeados de sangre,en pañales de sangre,y sólo fallecemos cuando la sangre se hundedetenida en el cuerpo.

Yo tuve bien, sabedlo,el ejercicio libre de mis miembros y la flor de mis órganos marchando entre las célulascomo las amapolas al compás de los trigos.

27

Mi voz se conocía en las respuestas de los otros,mi piel obedecía suavementela insinuación del músculo.

A los ritmos biológicos mis glándulas vertían,de sus cálices lentos, los aceites más puros,como un vital poemaderramado en los éxtasis de la fisiología.Alto, en la soledad, mi nombre coronabala errabunda presencia de mi cuerpo,su sonido insistente de campana en la niebla,su sobresalto de follaje en el viento.

Ahora bien, oídme:no os hablo de mi rostro inusitado,de mi voluntad diaria de convivir con todosni del común espacio que comparto.No cuento el episodio de amor que me conduce,de una mano impalpable, al final de la angustia.No os relato mi vida ni mi muerte;ni las miradas en que me debato.Os pinto solamente un fantasma concreto:la situación que ha nacido.

Os cuento simplementecómo transcurre un hombre cualquiera por la tierra.

28

introducción a lo muerto

A través de maderas carcomidas, de bocas que no tienen ya soplo ni palabras,en huecos sin angustia, huecos,huecos,y simplemente huecos con ausenciao envolturas de música fugada;en ventanas que buscan un sitio del espaciodonde florezca un rostro, un labio, una mirada,únicamente forma sin presencia, lágrima sin ojo,despedida sin mano y sin garganta,lo muerto invade.

Lo muerto está en lo gris de las cortinas,en el espejo donde se adelantalo que es cuerpo y principio de fantasma,lo que se evade en humo o decae en ceniza,lo que inventa silencios y pasma las distanciasimpulsando los sexos a fundirse;lo que brota de amor y sangre derramada,límite circundante con sus cuatro horizontes–Gozo, Dolor, Pasión, Conocimiento–en carne quieta y expresión de nada.

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A veces,en brizna errante, en grano silencioso,con pestañas de bruma,con cejas de distanciasobre el ojo de un rumbo de oculta procedencia,vacío de la espera,inquietud prolongada,lo muerto se desliza fuertemente,súbitamente,iniciando su amargo recorrido en cualquier punto:un beso,un abrazo abandonado sobre un hombro,un lucero de sangre sin venas congregadas,una mano que avanza dulcementesobre una cabeza desbordada,una inicial de canto o de preguntacomo vela sin viento o voz desamparada.

Lo muerto es un temblor que se eternizaen un sitio del tiempo con espacios velocesque se funden formando la ausencia inesperada;una atmósfera rota que cae sordamente,cubriendo con sus ruinas un vértigo de adioses.

30

oda a carlos baudelaire

Caballero de palidez

II Caballero de palidez como la niebla,mustio como los lirios que la noche ha violado,hijo del gozo triste que el invierno ha mordido,oh, vertido entre rosas de amarilla lujuria.

Un gran río rodaba por tus labios convulsos,ciñendo tu presencia de ceniciento arcángel,entre un agrio tumulto de avenidas sin nombre,pobladas de sollozos y mujeres de espuma.

Porque siempre marchabas con la muerte y el vino,oh, niño derrotado que en el sueño se esconde,medalla descarriada de carbón y de nieve,perfil de solitario con los ojos de Edipo.

Huérfano de las nubes, paria de las estrellas,tu cabeza llenaba de plenitud la noche:los astros son un poco de sueño suspendidopara los que no saben crear el universo.

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Un olor insepulto de esencias escapadasmanchó con su relámpago tu solitaria atmósferay de tu pecho brotan fantasmas cenitalescon manos que soportan la flor sanguinolenta.

La muerte como un vivo sarmiento rencorosote dio su largo vino de uva desenfrenadaen los ojos trocados de Sara la judíay en los labios cambiantes de Jenny sitibunda.

Oh, compañero amargo que miras el espaciocon la misma fijeza del tiempo insobornabley escuchas la existencia rodar en el vacíoliteral al sonido de unos cuerpos amándose.

Oh, Baudelaire huido del ángel y la aurora,visible en el espasmo que la noche deslíe:tienes un cementerio donde guardar la frenteen el dintorno espeso de tu palabra oscura.

Ahora tienes todo lo que te fue negado:el paraíso oculto de una pupila breve,la lágrima que ciñe su cíngulo quemantedonde la luz solloza sobre su occiduo océano.

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Caballero pálido como la congoja,duerme en mi corazón, duerme en la tierra;el mar es suficiente para encontrarse tristey su ausencia maldice la vida para siempre.

Sólo la nieve puede dormir en primaveray el mar tener un eco de doble resonancia,donde la muerte tiembla como un recién nacidoy expresa su diamante de luz indisoluble.

Sólo tu voz expande su tañido imperioso,su movedizo idioma de eterna melodía:esperar es en vano sobre la podredumbresin el amor que tiembla y el odio que sonríe.

Gran herido, en el tiempo, tu voz inmarchitablecruza como un asalto de repentina espada,y avanzas como una ola de polvo desmedidoque prende en el invierno su encendio rescoldo.

Taciturno, glorioso, solamente en el aire,en el fuego y en todo remordimiento puro;duerme en paz en el fondo de tu glacial imperioque vigila el silencio de ronca muchedumbre.

33

la intimidad

Cuando el hombre salía por entre su distanciala intimidad era ese pedazo de oro puroque nunca ha concedido.

La intimidad era un reloj pequeñoque hacía tic.tac debajo de todas las almohadasque lo sobrellevaron,una instancia perdida del casi cerca al nunca,un gran desprendimiento de lo que no se alcanzao simplemente un eco,una palabra dicha detrás del nacimiento:era una niña oscura.

Cuando la poesíala circundaba el tiempo.

Entonces insepulta suavemente,ya nunca, nada o nadie la tenía;sola ya, distraída de la infancia,únicamente gesto que perdura.

34

los sueños

Defendidos por los muros de la noche,errando en los jardines,visitan las almohadas,se esparcen como polen de aveo plúmula floraldejando el rastro,su aroma a veces nauseabundo,su licor impotente de abeja destruida,sus construcciones de neblinay su cifra de sombracomo una cicatriz deshabitada.

35

final del sueño

Es el momento de estar conmigoy de morir mi propia muerte;mi diaria muerte prometida.

Muerte que sueña con la vidatodos los días recobrada.La vida acaba con el sueñoy comienza con la mirada.

Y esta piel oscura y distanteque es un párpado en la existencia,se llama noche y es el sueñola muerte de vivir en ella.

La vida de morir en ella,de estar inmerso en sus pestañas,como araña que se fascinaen el hilo de sus telarañas.

36

Quién dirá, pequeño o eterno,si mi sueño me vive o me muere:nada me mata sino yo,entre el sueño verdad inerme.

Quiero soñar que vuelvo a ser,como antes de clavarme en el sueño,lenta saeta acomodadaen un centro absoluto y cierto.

Para vivir únicamenteun instante antes de morir,como cuando antes de dormirme iba a dormir muerto de sueño.

37

el beso

En la noche el beso vuelay distrae sus hojas en mejillas

Cae en la mano de cualquierapero con qué noblezasu obscenidad subsiste.

38

la muerte

Detrás de aquella casa está la muertecon ojivas vacías como cuencas minadassin el carbón del sueño,sin el oro del aire transparente.

La muerte así,la sola palabra tras la puerta,su nube desleída sobre el rostro del muerto,los ojos apretados.

39

la mujer distraída

No salía.

Tenías largas batas de florones,un bolsillo, un espejo y una casa,un chaleco colgado en el ropero,un deseo secreto de enterarse.

Detrás del sanatoriovivía una amiga suya.

Se distraía por las callescomo una anémona perdida.

Tenía camisas del antepasado,orejas de un amigo,la carta de un amante de su abuelay un retrato del hombre de las nieves.

A veces lo mostraba con orgullocuando no la veían.

40

semántica

La palabra boscaje tiene nube,un tigre en la maleza,peces que fosforecen como labios,una gacela de ojos asustados,una nieve ardorosa de plumajey tantas otras cosascomo palabras húmedas,goteantes, vaporosas,nidos inexplicables en el viento,piedras para el camino de la vida,la hoja de un manzanoy un rostro atravesado por un río.

41

soledad laberinto

El punto se adelantadesde el siempre jamásal ya más nuncay aparece la línea.

Se suelta en las ciudadesovillo de sí misma.

Puertas ceremoniosas la saludan,párpados la defienden y rechazan.

Inventa los escaños, las esquinas,cruza las estaciones,detiene y alimenta las distancias.

De pronto el grito ocupa el aire:Te espero a la hora en punto a la salidapara que entremos juntos.

Un instante en el punto,entrada por salida.

Entre nada y angustiael eco sin palabra.

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el secreto

Hay varias cosas amigo míoque desembocan en la muerte:la súbita desapariciónde un disparo en la calle;la presencia sin orillasde un ataúd suntuoso;el sueño desveladoigual a una mujer que se desnudasobre el nivel del mary la danza del vientocomo un enano cruel entre los árbolesmordidos del otoño.

43

la certeza

Es la hora de la distanciahacia el propio centro del sueño,la permanencia sin morircomo en un sepulcro despierto.

44

los perplejos

Salió a las tres en punto,se vio con ella y se encontró perdido.

Era sencilla,con un vestido –cómo lo diríamos?–Sin embargo la amó, se volvió locoy empezó la ternura.

El cansanciolo devolvió a su origen.

Cómo se llaman los que estaban muertos?Los tremendos amantes desveladosque un momento anduvieron en sus cuerpos?

A pesar de su frágil contexturauna rosa es más fuerte que el olvido.

45

la sorpresa

No se puede decir que no existía.Entrega sin aviso,verdad de lo prohibido.

46

la desconocida

Yo conocía la desconocida.

Tenía mejillas, trajes,ausencias y desvelos,pasaporte a morir, algunas joyas, lápices para labios y un pañuelo.

Salía por las tardes,soportando en silencio la invasión de las luces,la ecuación del verano en su cintura,su sonrisa espaciosacomo una orquesta suelta en los jardines,el agua en pabellones ambulantesy el entristecimientode ciudades apenas entrevistas.

47

lamento de los jubilados

Los jubilados en parejasvisitan la casa de nadie.

Serios y distinguidos,eméritos,agónicos,solamente habitadospor sus trajes de polvo inmemorable.

Padres huérfanos,navegan por el tiempo desplazados.

48

la muchacha que tenía vista al mar

Aquella muchacha tenía vista al mara través de los ojos húmedos de silencio,como las islas, como las islas,y agobiados de sueñoscomo los árbolesque se agobian de frutos y pájaros viajeros.

Yo le veía nacer cada deseopara morir desnudo como un pez en la arenay oía en su cabelleramujeres afiebradas de canciones de alcoholen cuyas danzaspalpitaba la sangre de los puertos.

Por ella amé los viajesy comprendí a Alain Gerbaultpero, sobre todo, comprendí a su velero:aquel velero que debía ser lococon su hombre solitariocomo una sola ideason locos los cerebros.

49

Yo amaba a esa muchacha que tenía vista a un marhondo de sueños,loco de silencios,multiplicado en viajes sin retorno.

Y yo hubiera vivido besado por su boca,mecido por sus brazosdivisores de olvidos y recuerdos,pero un día sus ojos se cerrarony era sólo una mujer bajo los besos.

Entonces me enclavé como un faroy en su lumbrese encendió este poema.

Porque aquella muchacha que tenía vista al mar sólo erauna invitación al naufragio.

50

canción de ti, porque la muerte viene

A la orilla de ti –puerto sin viajes–he llegado en cadáver de silencio.Debes sentir el golpe de sus brazoscontra los ojos-vidrios de tu sueño.

Baja un poco el farol de tu sonrisapara que puedas recoger tu imagen;aquella que inventé cuando era niñoen tu amor arquitecto de paisajes.

En tu cuerpo maduro de veranoel salmo triunfa de la geometría.Tus piernas largas, tristes, silenciosas,hacen cantar las arpas de la brisa.

Tu rostro de mujer frente al crepúsculo–tatuado en ajedrez de sombra y luces–virgen patrocinada por un árbol,arrullando los sueños que nos unen.

Como una selva ardiendo te rodeami alegría rondando tu alegría.

51

Canción de ti porque la muerte vienede dulce voz y apaciguada ira!

Yo era todo el silencio de la nochesobre la curva errátil de la sombra.Tú me tornaste como las estrellasde honda luz y larga trayectoria.

Doncella de las altas azucenascon un abstracto corazón de lira,perennemente haciendo resonarcanciones que la boca desoía.

Alegría de ella en versos claros.Para cantar sus letras de diamante,ángeles navegantes de la aurora,hacen danzar sus alas triangulares.

He acuartelado mi melancolíaen el destierro de tu corazón,isla verde, frutal, abanderadade palmeras sin uso de razón.

Porque la muerte viene cada día,será tu elogio mi última alegría.

52

la niña sin sombra

Ella se quería casarpero no la quiso nadie.

Tenía senos de amapolarecién salidos del aire;tenía los brazos delgadoscomo la voz de los ángeles;las piernas girando siemprefalsa canción de compases;el vientre y el corazónen desacuerdo constante.

La niña no tenía sombra,por eso no la amó nadie.porque los mozos del pueblocomentaban: qué te hecescon una niña que notiene sombra para el aire?Quién cuidará nuestro amorsi su sombra vigilanteno está en los altos rinconescontando rubios collaresde besos de madrugadacon un fugaz desenlace?

53

Cómo gritarle que vieneel viento azul saltimbanquipara robarle la sombracomo una hoja de sauce?

Cómo amarla si no tienesombra verde, tierna, suave,furtiva, alegre, profunda, que la confunda con nadie,o para poder decir:me ha sido fiel y constantepues su sombra iba con ellay ella no puede faltarle?

–Por qué no me diste sombra,madre?Por qué me ataste a los piesesta luz siempre brillanteque me ha borrado la sombratransparente, pura, frágil?Madre, yo me matarépara tener un cadáver.Un cadáver y una sombrano serán lo mismo, madre?

54

Madre, yo me casaré;irá todo el pueblo al baile.Entre el gentío no se notaque no tengo sombra, madre.Madre: si no tengo sombra,no es lo mismo tener árboles?

–Las preguntas arrugabanlas mejillas de la madre–

–Préstame tu sombra, brisadestrenzada en los palmares.–No, creo que tengo que llevarlos pájaros emigrantes.

–Préstame tu sombra, aguade largo y oculto cauce.–No, que tengo que llevarlos peces de ojos volantes.

55

–Préstame tu sombra, cielode verdes nubes rodantes.–No, que tego que llevar el agua en flor de los mares.

–Ay,que me voy a matar, madre!

Sobre la arena la hallaronsonriente, feliz, errante,con la raíz de su sueñoen las estrellas fugaces,las pupilas ahuecadasde luces en espirales,a su pie estaba amarradala sombra de su cadáver.

El cadáver de su sombra?...Eso no lo supo nadie.

56

canciones vanas

I

Niña de los dos océanosen las pupilas ahondadas,surcadas por los esquifesde penas inenarradas:

Yo quiero surcar de besosla geografía de tu cara.

Yo quiero hacer naufragaresquifes de pena blancaen tu mirada teñidade saudades angustiadas.

Niña de los dos océanostoda color de esperanza,–aridecida de lunala estepa de tu piel blanca–.

Dónde es tu sueño, viajeroque mi mano no lo alcanza?

57

Quiero envolverme en tu voz–aroma de mi silencio–flor enredada en tu boca–bugambil de mi deseo–

Niña de los dos océanosnunca nos encontraremos;ya en tus ojos se perdióla Atlántida de mi ensueño.

Ya se cayó de mis labiosla media luna del beso,rodando sobre tu manohecho de luz y silencio.

Volviéndose arena finaen tu camino señero,ya a tu vera no florecenmis dos ojos en acecho.

Niña de los dos océanos:mientras tú marchas de prisayo voy contando luceros.

58

a una doncella que canta

Esta doncella lleva en la gargantala maravilla de la melodíay en el tiempo de abril que la levantase abre el sollozo de la poesía.

En ella una campana vive y cantasobre la torre en paz de su alegríay es un jardín la huella de su plantabajo la clara potestad del día.

Su palabra que habita la redomade su voz, vierte su indecible aromalo mismo que el amor en la sonrisa.

Y parece en la gloria del espacioel aéreo equilibrio de un palacioo una espiga pulsada por la brisa.

59

arpa

Arpa, quilla en el aire, suspendidade su propio sollozo encadenado,a espuma vertical lucero atado,azucena invisible, corza herida.

Nube insinuada, lluvia detenida,espiga musical, lirio engañadoen un clima de llanto bosquejado,túnica entre sus pliegues protegida.

Árbol de su follaje enamorado;por una soledad de melodíasube tu tronco azul condecorado.

Mujer bañada en lágrimas, huíaen medio de su ritmo desatadoel arpa que en sollozos se mecía.

60

celibato

Se llenaba las manos de diamantescomo una escarcha inevitable y duray salía a pasear por los instantes, urgida por la alianza y la aventura.

La mano de marfiles ondulantesdio a las nubes sus líneas por lectura;pájaros pretendientes, navegantes,la vestían de espacio y hermosura.

Mas nunca fue la mano prometida;se hundió en las aguas de la despedidacomo pez en el fondo de algún río.

Y cercada de espuma indiferente,se arrebujó en su guante transparenteen un acto patético de frío.

61

de luna de arena

Adelina

Tendré toda la noche los cabellos en tierra,hincados como un río delante una montaña.Seré como la lluvia sobre su pecho heladomi lengua entre su boca como en el pez en el agua.

Me amó como los hombres aman a las mujeres:con ternura y violencia, sediento y desbordado.Colmó todo mi cuerpo de planetas ocultoscomo se llena el cielo de estrellas en verano.

No conozco la nieve como él la conocíalos países que el agua le ciñó a la cintura,la redondez del mundo que cupo en su miradacual mi rostro en el cuenco de sus manos enjutas.

Ya no lloraré nunca; mis ojos tendrán sóloel agua suficiente para que el odio brille.Seré un espacio seco cuyos fulgores hieranlo mismo que la espina del cardo en la planicie.

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Porque cuando yo pase dirán los que me vieroncon él en el regazo de esta playa desnuda;mirad: Luna de Arena, la imagen de esta tierra, como la tierra misma quedó de su amor viuda.

Tal vez un hijo suyo lleve en mi oscura entraña,que un día tenga el brillo total de su presencia.Y así verán los mares que cruce solitarioun hombre con la sola virtud de su existencia.

Porque no tendrá nunca más patria que sus huellasmordidas en la tierra, borradas en la espuma,y sólo su descanso, podrá tener un día sobre el lecho de sangre, del que vertió la suya.

Yo maldigo en su nombre la casta que me dieroninsobornables leyes nacidas de la angustiaque a su padre y al mío mataron ciegamentesin ver que este sol nuestro les alumbró la ruta.

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carrera de la vida

Oisive jeunessea tout asservie,par delicatesse

j´ai perdu ma vie. Arthur Rimbaud

Me gustaría ir a Caracasen primavera y un amigoy morirme tranquilamentebajo un puente viudo de río

Y sollozar como sonrisapara sapiencia de mis muertosy de los que van a quedarcuando yo me vaya con ellos

Estaban Mariano y Eduardoconversando con un suiciday los miraba desde un árbolmi abuelante abuela infinita

Al otro lado estaba Eloyy escupiendo Luis el Bomberoy una novia que se llamaba Leonor o tal vez no recuerdo

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Más adelante se moríancon ganas de estar con nosotrosEloísa que era valquiriay Juana Inés hija de Honorio

Después seguían unas vacasllenas de prado y de silencioy con un ansia de preñarlaslas estaba viendo un torero

Luego me fui con una tíaque me presentaba los liriospero cuando regresamosel barrio se llamaba Egipto

Mucho después tranquilamentese oía un montón de amigosy nos fuimos a tejer nubesatiborrados de infinito

Esto dicen que no es locurasino que me encontré con Luisaenseguida estaban los árbolesy Afrodita ya estaba lista

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Más tarde inventaron el cinecon el misterio de la vidapero yo ya no estaba ahísino estaba con tos ferina

Y me llamaron de una casadesocupada por la nievecuando llegó el mar a vivirjunto a un cafetal inocente

Es imposible que les cuentetodo lo que está pasandoporque ya no me queda tiempopara morirme sin llorando

Me están esperando a existirlos abyectos del Institutoque se llamaban a sí mismoslos príncipes de lo impoluto

Y claro ya daban las ochohora de irse hasta una fincalevantada en el espinazode una monja recién nacida

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Después todo se oscureciósin que pudieran entenderlo como quien se quiere acostarcon un pretérito imperfecto

Así comenzó la gramáticacon un académico inscritonada me importa que regreseporque no pienso recibirlos

Allí no estaba Baudelaireni un nipón que era Sugy Shindoy yo me aprendí de memorialo que escribían en el piso

Y regresaron de ultratumbaunos parientes eucarísticosy todo estaba tenebrosocomo era Hiroshima Amor Mío

Cuando volví de Popayánme mataron unas abejasno eran mías pero con todoya estaba cerca la Odisea

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Recuerdo entonces la carterade mi tío sobre una cómoday me conocí con Fray Luismuy cerca de Puerto Colombia

En esta forma regreséhasta el origen de mi vidapero no estaban los que eransino los que ya conocía

Después iban los de otra partey unos toros con una brisay más lejos, más lejos, lejostodavía no me daba ira

Así comenzó a residir lo que no me gustaba nuncapero claro la cosa es claracuando se desprecian las cúpulas

Después mi papá y mi mamáy alguien rodeado de evasionesme casé y estaba la arenay empezaron las ecuaciones

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Conocí los barcos de mary las ruedas de los caminoscómo es posible que no sepanque ignoraba lo del vecino

El buey quedaba a tres kilómetros frente a la primera visitacuando gritó en la soledadCándida–Rosa la Escupida

Me gustaría estar de vueltapero ya hay mucha lejaníaen donde está mi corazóncon Angustias y Estefanía

Digan entonces lo que quieranmaldigan si les da la ganasólo sé ladrar como un perroen el marco de mi ventana

Nadie me pudo conocercomo yo los reconocíacambié versos por puñaladasy prostitutas por sonrisas

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En los asuntos de la vidasiempre me tocó el lado izquierdopero nunca aprendí a bailarni con el pan ni con el perro

Y todo lo pude tenerequivocado en el impulsopor eso nunca conseguíestar a tono con el mundo

El universo me lo hacíancon retazos de sus deseosy no querían que me llamaraArturo sino Dagoberto

Y que escribiera memorialesen lugar de crear silenciosy que no tuviera poemassino medallas en el pecho

Y monedas en el bolsilloy calzones de terciopeloy en lugar de la fantasíauna póliza y un decreto

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Y fui legislado por todosa su imagen y semejanzame hicieron a su cartabónmientras continuaba mi marcha

Como no pude complacerlosfui llamado Rey Paranadaasí se acaba dulcementeesta lluvia en la madrugada.

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testamento

Como la espuma fríaque al llegar de la ola se adelanta,como la muerte míaque ya se me levantaen medio de la voz y la garganta.

Estoy, oh poesía,desnudo de mi propio pensamiento,casi sin ardentía,sin gozo ni tormento,esclavo de mi antiguo valimiento.Yo fui –quién lo diría–un pedazo de amor sobre la tierra, una ceniza fríacuyo rescoldo aterrapor la soberbia inútil de su guerra.

Alguien que me queríadirá que estuve cerca de la gloria,divina tontería

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que abulta en su memoriaquien creyó en su destino y en mi historia.Y sin embargo, un día,mis hijos contarán ingenuamenteque yo les sonreíatan verdaderamentecual si fuera a vivir eternamente.

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arturo camacho ramírez(Ibagué, 1910 - Bogotá, 1982). Poeta periodista y diplomático, integró el grupo de Piedra y Cielo al lado de Jorge Rojas, Gerardo Valencia, Eduardo Carranza, Carlos Martín y Darío Samper. Ofició como primer se-cretario de la Embajada de Colombia en Bolivia y como primer secretario de la representación colombiana ante la Unesco en París. Fue Comisario especial de la Guajira y secretario de redacción del semanario Sábado, colum-nista de El Tiempo, El Espectador, El Espacio y Acción Liberal, y colaborador de la Revista de Indias. Arturo Camacho se casó en 1945 con Olga Castaño Castillo con quien tuvo seis hijos.Fue un poeta seducido por dos temas capitales, el amor profundamente ligado a la muerte. No negó el influjo de Juan Ramón Jiménez, Antonio Machado, Vicente Aleixandre y Rafael Alberti, como de Jorge Manrique y Francisco de Quevedo; pero supo asimilarlo a una esen-cia americanista gestada en la lectura de César Vallejo y de Pablo Neruda. Publicó Espejo de naufragios en 1935, en los cuader-nos de Piedra y Cielo “Cándida inerte” y “Presagio del Amor”, en 1939. “Luna de arena”, obra de teatro en verso fue estrenada en el Teatro Colón de Bogotá en 1943. Recibió el primer premio del concurso de sonetos de la Revista de Indias. En 1945 apareció su Oda a Carlos Baudelaire, La vida pública en 1962; Límites del hombre, en 1964. Con otros piedracielistas, aparece en el Homenaje a Pablo Neruda (1974). En 1976 el Instituto Colombiano de Cul-tura publicó Carrera de la vida. En 1986 se publican sus Obras completas según el diseño que el propio Camacho Ramírez dejó establecido.

contenido

Nada es mayor [7], Caracolí sin flor [8],Mujeres de otro día [11],

Al cadáver de una rosa viva en mi corazón [14],Abril [15], Retrato [1 6], Fruto del sueño [17],

Pesadilla [18], El día de la muerte [19], A un amigo muerto [20], La noche del trópico [21],

La llegada [23], Invocación [25], Comienzo de la sangre [26],

Introducción a lo muerto [28],Oda a Carlos Baudelaire [30],

La intimidad [33], Los sueños [34],Final del sueño [35], El beso [37], La muerte [38],

La mujer distraída [39], Semántica [40],Soledad laberinto [41], El secreto [42], La certeza [43],

Los perplejos [44], La sorpresa [45],La desconocida [46], Lamento de los jubilados [47],

La muchacha que tenía vista al mar [48],Canción de ti, porque la muerte viene [50],

La niña sin sombra [52], Canciones vanas [56],A una doncella que canta [58], Arpa [59],

Celibato [60], De luna de arena [61], Carrera de la vida [63], Testamento [71]

colección un libro por centavos 1. Postal de viaje, Luz Mary Giraldo 2. Puerto calcinado, Andrea Cote 3. Antología personal, Fernando Charry Lara 4. Amantes y Si mañana despierto, Jorge Gaitán Durán 5. Los poemas de la ofensa, Jaime Jaramillo Escobar 6. Antología, María Mercedes Carranza 7. Morada al sur, Aurelio Arturo 8. Ciudadano de la noche, Juan Manuel Roca 9. Antología, Eduardo Cote Lamus 10. Orillas como mares, Martha L. Canfield 11. Antología poética, José Asunción Silva 12. El presente recordado, Álvaro Rodríguez Torres 13. Antología, León de Greiff 14. Baladas – Pequeña Antología, Mario Rivero 15. Antología, Jorge Isaacs 16. Antología, Héctor Rojas Herazo 17. Palabras escuchadas en un café de barrio, Rafael del Castillo 18. Las cenizas del día, David Bonells Rovira 19. Botella papel, Ramón Cote Baraibar 20. Nadie en casa, Piedad Bonnett 21. Álbum de los adioses, Federico Díaz-Granados 22. Antología poética, Luis Vidales 23. Luz en lo alto, Juan Felipe Robledo 24. El ojo de Circe, Lucía Estrada 25. Libreta de apuntes, Gustavo Adolfo Garcés 26. Santa Librada College and other poems, Jotamario Arbeláez 27. País intimo. Selección, Hernán Vargascarreño 28. Una sonrisa en la oscuridad, William Ospina 29. Poesía en sí misma, Lauren Mendinueta 30. Alguien pasa. Antología, Meira Delmar 31. Los ausentes y otros poemas. Antología, Eugenio Montejo 32. Signos y espejismos, Renata Durán 33. Aquí estuve y no fue un sueño, John Jairo Junieles 34. Un jardín para Milena. Antología mínima, Omar Ortiz 35. Al pie de la letra. Antología, John Galán Casanova 36. Todo lo que era mío, Maruja Vieira 37. La visita que no pasó del jardín. Poemas, Elkin Restrepo

38. Jamás tantos muertos y otros poemas, Nicolás Suescún 39. De la dificultad para atrapar una mosca, Rómulo Bustos Aguirre 40. Voces del tiempo y otros poemas, Tallulah Flores 41. Evangelio del viento. Antología, Gustavo Tatis Guerra 42. La tierra es nuestro reino. Antología, Luis Fernando Afanador 43. Quiero escribir, pero me sale espuma. Antología, César Vallejo 44. Música callada, Jorge Cadavid 45. ¿Qué hago con este fusil?, Luis Carlos López 46. El árbol digital y otros poemas, Armando Romero 47. Fe de erratas. Antología, José Manuel Arango 48. La esbelta sombra, Santiago Mutis Durán 49. Tambor de Jadeo, Jorge Boccanera 50. Por arte de palabras, Luz Helena Cordero Villamizar 51. Los poetas mienten, Juan Gustavo Cobo Borda 52. Suma del tiempo. Selección de poemas, Pedro A. Estrada 53. Poemas reunidos, Miguel Iriarte 54. Música para sordos, Rafael Courtoisie 55. Un día maíz, Mery Yolanda Sánchez 56. Breviario de Santana, Fernando Herrera Gómez 57. Poeta de vecindario, John Fitzgerald Torres 58. El sol es la única semilla, Gonzalo Rojas 59. La frontera del reino, Amparo Villamizar Corso 60. Paraíso precario, María Clemencia Sánchez 61. Quiero apenas una canción, Giovanni Quessep 62. Como quien entierra un tesoro. Poemas escogidos, Orlando Gallo Isaza 63. Las contadas palabras. Antología, Óscar Hernández 64. Yo persigo una forma, Rubén Darío 65. En lo alto del instante, Armando Orozco Tovar 66. La fiesta perpetua. Selección, José Luis Díaz-Granados 67. Amazonia y otros poemas, Juan Carlos Galeano 68. Resplandor del abismo, Orietta Lozano 69. Morada de tu canto, Gonzalo Mallarino Flórez 70. Lenguaje de maderas talladas, María Clara Ospina Hernández 71. Tierra de promisión, José Eustasio Rivera 72. Mirándola dormir y otros poemas, Homero Aridjis 73. Herederos del canto circular, Fredy Chikangana, Vito Apüshana, Hugo Jamioy 74. La noche casi aurora, Eduardo Gómez 75. Nada es mayor. Antología, Arturo Camacho Ramírez

Editado porel Departamento de Publicaciones

de la Universidad Externado de Colombiaen noviembre de 2011

Se compuso en caracteresSabon de 10,5 puntos

y se imprimiósobre papel periódico de 48,8 gramos,

con un tiraje de8.000 ejemplares.Bogotá, Colombia

Externado125 años de educación para la libertad

de cara al futuro