OCT. 28

1912. (ARAS e i 5itio Qe Crdoba

AlNO XV. :iuivi.

Adelante mucl)acl)os! Si renbimos eso plasa, seremos dueos Se toOa la Repblica... v l^ abrd olfajotes para todos!

$ 10.000 GRAN CONCURSO DE LA RENOMBRADA

GINEBRA El da 5 de Junio ppdo., segn acta levan-

tada por los escribanos seores Magan y Lpez y en presencia de numeroso pblico, se procedi llenar con granos de arroz gla-c, sin =er contados, un porrn de los de ba-rro que se emplean para envase de Graebra Bols.

Se adjudicarn los que acierten mdiquen lo ms aproximada-mente el nmero de granos de arroz contenidos en el porrn, las siguientes recompensas:

1 Gran Premio de 2 Primeros Premios de % 1.000 c/u.

EN PREMIOS

2 Segundos 10 Terceros 20 Cuartos

100 Quintos 200 Sextos 335 Premios

500 100 50 10 5

3.00U c/i. 2.000 1.000 1.000 1.000 1.000 1.000

10.000 c/

Este Concurso quedar abierto hasta el 31 Diciembre 1912, ^ las 6 p . m., y para tomar parte en l es requisito indispensable que cada contestacin acompae una cintita entera, de las que estn adheridas los corchos de los porrones y que seala la He-cha en el dibujo. Las contestaciones debern ser dirigidas MOSS & Ca., Avenida de Mayo, 1268, poniendo en el sobre la indica-cin de CONCURSO BOLS, quedando establecido que se re-chazarn todas aquellas que llegasen posteriormente al da y hora lijados, como igualmente las que no llenasen las condiciones requeridas.

La apertura del porrn se etectuar pblicamente en uno de los primeros das de Enero 1913 (que en oportunidad se fijar) por los mismos escribanos seores Magan & Lpez, bajo cuyo control y el de todos los interesados que quieran concurrir al acto se contarn los granos de arroz y se practicar el correspondiente escrutinio.

El porrn, llenado con granos de arroz glac, cerrado y la-rado por los citados escribanos, se halla actualmente en ichibicin en una de las esplndidas vidrieras del Gran Almacn 'SI Pelayo", de los seores M. y B. Cabado, calle Alsina esquina Salta.

CUFON PABA LA CONTESTACIN Galcuio que los granos de arroz contenidos en ei porrn de GINBBHA

BOLS SOI).

(Eirmi. , ~

(DirecciL

N. B.^Acompftese la correspondiente cintita y esczibase

TEATROS

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Los asilados de la Sociedad de Beneficencia, en la luncin popular del Nacional.

les mucho relieve; los ti-pos episdicos valieron aplausos la seora Man-cini y al seor Zama.

La obra de Sassone queda vinculada al reper-torio nacional.

En el mismo teatro so han seguido llevando cabo las funciones popu-lares, destacndose la rea-lizada el sbado para los asilados de la Sociedad de Beneficencia, que pasa-ron una tarde inolvida-ble con Las de Barran-co, de Laf errere.

La compaa del Apolo ha resuelto alternar la produccin local con las obras del repertorio efec-tista extrado de las no-velas policiales de Le-rroux y Conan Doyle, co-menzando la serie El mis-terio del cuarto amarillo. Los teatros de gnero chico se disponen hoy estrenar la espectaculosa zarzuela de Perrn y Pa-lacios, Las mujeres de

Don Juan, que se viene anunciando con bombo y platillos desde hace seis meses. Veremos si su xi-to responde tamaa es-pectaoin. Jurez hizo en el Mayo la reprise de La casa de t, un habilsimo

arreglo de la deliciosa Geisha, realizado por Ja-vier Santero y Rodolfo de Puga.

Como se avecina la ine-vitable temporada de los Tenorios, Cordero y Do-menech preparan el in-mortal drama de Zorrilla. Este ao, darn la nota de contraste las compa-as del Buenos Aires, Mayo y Argentino, rees-trenando El tenorio mo-dernista, Juan el Per-

Celadoras y huranas de la Merced, en la misma iuncin.

Despus del estreno de Mundo, mundillo, los hermanos Quintero y el doctor David Pea, en la Come-dia, de Madrid.

dio y La desesperacin de don Juan Tenorio, en qu se parodian las aven-turas del hroe sevillano.

Pero sin duda alguna la novedad do mayor im-portancia ser el estreno de una comedia histrica de la poca de Rosas, que con el ttulo de Minu Fe-deral ha escrito don !Ni-cols Granada para la compaa del Kuevo y que conoceremos hoy.

Pablo Podest no ha omitido sacrificio alguno fin de que la obra del viejo autor de Al Campos sea una evocacin perfec-ta del ao 1840.

ENRIQUE. GARCA VELLOSO.

Hav una cosa que jams de-ber olvi-

/ / /

LI; V es: Que no podr nunca conservarse joven, libre de

achaques y vigoroso, si no procura en todas las oca-siones reponer las fuerzas vitales medida que las gasta. La actividad de la vida, las cavilaciones y hasta el exceso de diversiones y placeres, constituyen un desgaste continuo que es necesario reponer.

PERBOTINA MALESCI

es el reconstituyente ms poderoso que se conoce. La fuerza viva que distribuye salud y vitalidad por todo el cuerpo, que conserva los hombres jvenes y que evita la vejez prematura.

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De Italia El 20 de Setiembre en Roma

El 20 de Septiembre en Roma.El pblico aglomerado en Porta Pa, escuchando el discurso gue pronunci el alcalde de la ca-pital, seor Nathan.

Excursin alpinista al Monte Rosa

Excursin alpinistica al Monte Rosa.Los excursionistas, que en nmero de 1018 ascendieron lo* alpes, del Cervino al Monte Ro-sa, los das 20 al 22 de esptiembre ltimo, realizando una notable hazaa no exenta de emociones ni de peligros.

^#='*S^v,

"Abuelia, vamos lo de Feeney?" El placer del trato de nuestro establecimiento se refleja hasta en los nios. No hay esperas enojosas. ' -" ,' Contestamos "hay" "no hay". , . . , Sabemos donde est cada producto. . , . No se hacen sustituciones. .

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Deca en mi crnica ante-rior; la honradez profesional, ante todo! y he aqu que el destino, las circunstancias la diosa casualidad, se me prendede mis palabras y mo reclamaque evidencie eso do la honradez profesio-nal. Pues vamos ello. En el vestbulo del Casino me tropiezo el sbado ltimo con un conocido ilustrado imakiir de cuanto deporte se conoce y, especialmente, de las luchas. El aludido, osten-taba cu la diestra un ejem-plar do CARAS Y CARETAS y nada ms apercibirme des-de lejos, me amenaza amis-tosamente con el ejemplar; al llegar l, exclama jubi-losamente: pero mi amigo, que haba sido macaneador!... le saludo y expreso mi pro-funda gratitud por el lison-jero concepto que le merezco pero naturalmente, requiero una explicacin y el hombre me larga el siguiente discur-iito sin dejarme meter baza.

Bueno, ahora le voy ensear distinguir, en eso de la lucha japonesa cjuc usted ha escrito sin ton, ni son, en este nmero de CARAS, dejando correr la pluma sin meditar, y propsito de! prximo debut en este music hall, de la famosa troupe Oikuri, do luchadores japoneses.

Estos, q\ie debutarn el prximo da 25, es decir, cuando salga la venta CARAS Y CARETAS, no son lu-chadores de Jiu-Jitsu, no seor, lo son y notabilsimos de la autntica lucha japonesa, denominada Sumo.

El Smno no se debe confundir con el Jiu-jitsu. Es la verdadera lucha japonesa cpie hasta ahora no se ha exhibido en ningn otro pas ms que en el Japn. El primer encuentro de esta clase de lucha tuvo lugar

Cikari, campen Yokozuma

el ao 480, durante el rei-nado del Mikado Suinin, en-tre Nomino-Sukune y Tae-mano Hehae. De este desafo se ha desarrollado durante los siglos, el Sumo hoy co-nocido.

El campen actual, Oikari, ha vencido los mejores lu-chadores japoneses y ha ad-quirido el ttulo de campen Yokozuna. Formaba parto de la iroupe del Mikado que falleci ltimamente, Mut-suhito, el cual le obsccjui con una espada de honor. Oikari hizo el training japo-ns ms estricto que se pueda concebir, practicando los ms difciles ejercicios de fuerza y consiguiendo as una mus-culatura de acero.

Por orden del Mikado no poda salir del Japn y slo la muerte de Mutsuhito, el nuevo Mikado, al disolver las compaas imperiales de bailes y de luchas, le auto-riz llevar al extranjero el conocimiento de la verda-dera lucha japonesa, que es el Sumo...

El diablo del hombro, sin aliento para poder seguir su lucubracin, hizo una pausa y yo como rayo, met! baza

exclamando. Oh sumo pontfice y eruditsimo histo-riador del Sumo, con sumo placer le escuch y su des-comunal verba admir, gracias mil, pozo de ciencia de las luchas japonesas, pues ahora mismito corro mi casa, escribo al pie de la letra cuanto con su erudita lata me ilustr y ya tengo hecha mi crnica para el nmero del da 25.' Y sin darle tiempo ms, sal disparan-do, escrib cuanto queda expuesto y tranquila mi conciencia por aquello de la honradez profesional, me dorm como un bendito pensando: S03' un Yokozuna!

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La madre que desee ahorrarse desuelos; que su alrededor quiera ver siempre todos contentos y satisfechos, y que pre-tenda ahuyentar de su casa las enferme-dades, debe cuidar de que nunca falte en su aparador una botella de este admi-rable tnico-aperitivo. _ El "CMINATO GARDA" reanima al dbil, da apetito al inapetente y repone las fuerzas. Es hoy la bebida popular por excelencia; la que figura en lugar prominente en todos los hogares.

EN TODAS PARTES LO [/ENDEN.

VCTOR M. PIAGGIO & Ca. NICOS INTRODUCTORES

Calle PER, 1340 BUENOS AIRES Sucursal en Rosario: SARMIENTO, 852

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Conservatorio Paganini Gran concierto en el Frinee George's Hall

El maestro, seor Jos G. Venditlo dirigiendo la notable orauesta de alumnos y alumnas en el tstival artstico gue, con xito sin precedentes, celebr el Conservatorio Paganini, la ocha del 19 del actual

LLEHO DE DUDAS Y DESFALLEC!MINTOS Parada de Liehegs, Fray Benios, R. O., Octubre 15 de 1912.

Seor doctor Sanden, Buenos Aires. Mi distinguido y muy apreciado doctor: Nunca hubiese credo, pesar de la bue-

na fatua adquirida, que su FAJA ELCTRICA produjera resultados km positivos. Antes de adquirirla, temeroso de que en los anuncios presentmidola no fuera cierto lo que se deca, no me decida comprar uno de esos aparatos maravillosos de que es usted autor. Pero resolvindome por ltimo probar si realmente me curaba del mal de cintura y rones, que continuamente me mortificaba, opt por tomar una. Y ha resultado ser que cuando compr la FAJA ELCTRICA compr con ella mi alivio, mi salud, mi sosiego y mi tranquilidad. Gracias usted y su ingenioso in-vento estoy liljre de sufrimientos y jniedo trabajar sin ninguna dificultad ni molestia. Haga usted el uso que le plazca de esta mi carta, y reciba la expresin de mi ms pro-fundo agradecimiento. S S S

Firmado: EMILIO FINALI.

Afirmaciones absolutamente outorlsaOas por la experiencia

En esto caso, como en todas las oiiras que hace el HEECULEX ELCTRICO SANDEN, no es el inventor del aparato quien ponde-ra y ensalza su gran poder curativo, sino los mismos ex enfermos que han sido convencidos do su eficacia por los buenos resultados que se obtienen mediante su uso en casos de enfermedades complicadas, gra-ves y refractarias. Estos ex enfermos hablan con la conviccin sincera de personas perfectamente persuadidas do la verdad do lo que dicen. Por lo tanto, sus afirmaciones estn absolutamente autorizadas por la experiencia, siendo por esos sus declaraciones dignas de entera fe.

Si hay quienes duden todava, invitles escribirme pidiendo mii dos obritas mdicas SALUD y VIGOR. Contienen eondensadas mi experiencia 3' prctica do 40 aos en la curacin do enfermedades muy diversas y variadas. Pdalas, no cuestan nada.

Horas de consulta: De 9 a. m. O p. m. Dominos: De 10 12 m.

egrim, WD - Dr. T . A . S A N D E N - Buenos Aires

SUCtSORES D &

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Li guerra talo=turca Un episodio de la batalla de Zanziir

El combale ilel 20 de Setiembre. Del telegrama del general Octavio Ragni: Or-

den entonces la reserva que avanzara. Nuestras tropas, despus de haber rechazado los ataques de seis columnas enemigas tan violentamente que hasta los artilleros tuvieron que cargar la bayo-

neta, pasaron sin vacilacin al contraataque apo-yados por las reservas que llegaban. El enemigo fu puesto en fuga 5' seguido varios kilmetros por nuestras valerosas tropas, as se expresa el jefe, contento de las tropas sus rdenes.

Delicio>so v i n o pa^ r2^ pos tre

Cules son las propiedades que debe tener un buen vino de postre?

S - Debe elaborarse con uvas de ptima calidad, cosecliadas en vias que sean de renombre por la riqueza de su produccin.

U - Tener un sabor delicado y suave que deleite al paladar. Ul - Su proporcin de alcohol estar cientficamente calculada, para que sea asimilable por

igual los organismos fuertes como los dbiles. IV - Su pureza deber ser absoluta y su marca de un prestigio bien alto, tal como el que

representa el escudo de Espaa que, por Real autorizacin, lleva su etiqueta. V - Su aroma ser tenue, sugestivo y con un atractivo sin semejanza entre los dems vinos

para postre.

Todas estas cualidades estn concentradas en una botella de

EL ABUELO DE VENTA EN

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Tanto para los viajes por el interior dla Repblica como para Ultramar.

Dos marinas: 1851 = 1914

El Ville de Pars, en 1851.

El lanzamiento del acorazado francs Pars, realizado el 28 de septiembre ltimo, ha inspirado Sebille, el gran dibujante francs, la comparacin grfica de la marina antigua y la moderna y as la ha publicado L'lHtislraiion, de Pars. Es curios 1, esa comparacin entre la fragata Ciudad de Pars > y el acorazado Pars y la diferencia existente en-tre ambos es todo un alegato en favor de la indus-tria moderna y una demostracin de lo que ha hecho el progreso en los ltimos aos.

\ " . - . - ' ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ M

El Pars, en 1914.

JA^is m^a LA CASA DE CALIDAD Bartolom Mitre esq. Florida. BUENOS AIRES.

El gran duque Nicols en Francia

L\ ,u*n duquesa es recibida por Millerand, ministro de la guerra, y el general Joire, en el campo de Walzeville.

r i gran duque Nicols, despus de asistir las maniobias francesas realizadas ltimamente en el Poitou manifest deseos de conocer la notable diMiion del ejrcito de la repblica, la famosa di-visin de hierro. El gobierno accedi amablemente al deseo del prncipe ruso, que se dirigi Nancy acompaado de su esposa, la gran duquesa Anas-tasia. El gran duque visit los fuertes que rodean aquella ciudad y presenci una revista, de seis mil hombres, que le produjo ptima impresin. Entre-tanto, la gran duquesa hizo un paseo, en automvil, lo largo de la frontera alemana. Los habitantes de las aldeas que recorri, cubrieron el vehculo de flores; y los grandes duques regresaron muy contentos Pars. El ministro francs de guerra, M. Millerand atendi los reales huspedes de la repblica.

La tribuna oficial, durante el desfile de las tropas.El gran duqus est de pie, entre la gran duquesa y el seor Millerand.

I Almaceneros! Cuntas marcas de t de las que Vd. vende tienen

el peso exacto? Insistimos en la imprescindible necesidad que tiene Vd. de saberlo. Porque sus clientes le harn esta pregunta dentro de poco tiempo y no estarn muy contentos si Vd. les ha hecho pagar por t que no han recibido. Usted sabe, y sus clientes tambin sabrn muy pronto, que

1 Ib. es igual 454 gramos

, 1/4 113 1/2 Y que cada lata de t que se venda por estos pesos deber contener el peso de t exacto. Los resultados despus de pesar las varias marcas de t que Vd. vende, han de sorprenderle. Vd. puede encontrar por lo menos, que en una marca le faltarn 35 gramos en cada lata de 1/2 libra.

1 . . .

El pblico no soportar este abuso cuando lo sepa. Sus clientes habrn extraado veces de que TE SOL cueste ms que otras marcas. USTED puede decirles por qu. La razn consiste en que TE SOL es una marca con su peso exacto. Y por su calidad, que es superior la de cualquiera otra marca en el pas. La semana entrante hablaremos de esto al pblico en general.

WALKER HERMANOS Ltda. NICOS AGENTES DEL T E S O L

Tucumn, 345. Buenos Aires.

I

El fallecimiento de la infanta Mara Teresa de Espaa Dicen los diarios de Espa-

a,, llegados por el lt imo co-rreo, que la,muerte de la in-fanta-Mara'Teresa fu de lo ms inesperado. La infanta haba salido de su cuidado haca poco y se repona rpi-damente. El da do su muerte haba sido visitada por varias parientas, que la hallaron ani-madsima. Cuando se qued sola con la prof esora-toclo-ga que la asisti en el fausto suceso, llamada doa Salva-dora eduil, y auxiliada por sta, so dispona vestirse, la infanta se puso, de pronto, densamente'plida inclin

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Personalidades la cabeza del duelo.

La carroza fnebre saliendo del pa-lacio real para la estacin del Norte.

la cabeza. Doa Salvadora, alarmada, la pregunt con in-quietud lo que senta y la in-fanta, con la dulzura que era nota earaeterstica de su ca-rcter, respondi:

No es nada, un mareo so-lamente. Esto pasar.;

Pero al mismo tiempo que

H'onunciaba estas palabras lenas de confianza, sufri un desvanecimiento. '

Quiso auxiliarla doa Sal-vadora; hacindola,aspirar un frasco de sales inglesas que hall su alcanc, mas al ver

Esta ampolla 5e vIDrio, he las cua-les hay una en ca5a botella De "Pineral", es la que hay Que en-tregar SIN ROMPER.

SENSACIONAL Segn convenio celebrado con la casa

del seor M. Zabala, calle Bartolom Mitre esiuina Esmeralda, se entregar cualcLuier artculo de los que figuran en el catlogo de dicha casa, en cambio de ampollas de las que se encuentran en cada botella de "P"me.-al".

Las ampollas tendrn un valor in-trnseco, este efecto, de diez centavos ($ 0.10) cada una, y deben ser entre-gadas sin romper.

El fallecimiento de la infanta Mara Teresa de Espaa que sus propsitos eran intiles, y que la congoja se prolongaba, sali avi-sar al prncipe Luis Fer-nando de Baviera, mdi-co de verdadero mrito, como es sabido.

El prncipe, que se ha-llaba en el saln de au-diencias conversando con una comisin de mdicos militares que haba acudi-do cumplimentarle, acu-di presuroso al lado do la augusta esposa de su hijo.

La infanta haba reco-brado el sentido, y quiso tranquilizar al prncipe, dicindole:

Es un vahdo, un ma-reo; ya va pasando.

Y al decir esto trat de incorporarse; pero las fuerzas le faltaron, y al intentar dirigir la palabra las perso-nas que la acompaaban, se entornaron sus ojos y su cabeza se reclin bruscamente sobre las almohadas.

Creyse que se trataba de un nuevo desmaj'o, y se trat de hacer volver en s la augusta paciente, hasta que el prncipe do Baviera confirm que la infanta ha-ba fallecido consecuencia de una embolia. MgJ ,

La inesperada y fatal noticia caus, al saberse en el palacio de la Cuesta de la Vega, verdadero estupor.

En los primeros momentos nadie crea exacta la do-lorosa nueva; pero la triste realidad se impuso, y hubo que comunicarla al regio Alczar. All se recibi con la sorpresa que es de suponer 3' produjo en los primeros momentos alguna contusin.

La reina doa Cristina, al enterarse de que la avisa-ban con urgencia, sufri una intensa crisis nerviosa, y sobreponindose su dolor march con el rey, profun-

La comitiva fnebre su paso por la plaza de Oliente

damente afectado, al pa-lacio de la Cuesta de la Vega Unos minutos des-pus lleg esta residen-cia la rema doa Victoria, que se meti en el auto-mvil que la condujo, tal como se hallaba en sus habitaciones, sin sombre-ro siquiera.

Las escenas de dolor que se desarrolaron en el palacio de los infantes, no son para doscriptas.

Cuando los reyes lle-garon la estancia mor-tuoria, rodeaban eL lecho donde 3'aea el cuerpo in-animado de la infanta, su esposo, el infante don Fer-nando, en cuyos brazos haba expirado la infan-

ta; la infanta doa Paz y la princesa Pilar. En la entrada se cruzaron las reales personas con el p-rroco de la cripta de Santa Mara, seor Sedeo, que haba acudido para administrar cL Santo Sacramento de la Extremauncin S. A., y que regresaba la pa-rroquia sin haberlo efectuado "porque la infanta haba expirado ya.

La muerte ocurri las doce y media, y una hora despus, cuando el dolor de todos se manifestaba amar-gamente, la reina doa Mara Cristina se resista creer la terrible verdad, y pensando que su hija slo estaba XJrivada del sentido por un colapso, exclamaba: No ha miierto; Mara Teresa no ha muerto, volver en s.

Y ni los recjucrimientos insistentes del rey, ni los ruegos y consejos de la infanta doa Isabel y de los in-fantes doa Luisa y don Carlos, que haban llegado Madrid estos ltimos por la maana, lograron que se separase de los restos queridos do su hija.

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P R E C I O : $ 4. Coln (Prov. de Buenos

Aires), mayo 8 de ig io . ; "" Seor profesor Luigi d 'Emi- s lio, Corrientes, 571. He pro-iiado su

AMARO TERPINA Co. y he obtenido un resultado .isombroso. San de una tos '[ae me persegua todos los .mos principios de invier-no. Muy agradecido, S. S. S. Jos Bosio, F. C. C. A.

Esta carta prueba que los eiifer-aos de tos que toman el AMARO lERPINA COMPUESTO del profesor D'Emilio, sanan con seguridad.

Drpsito general: Corrientes, 571 En Montevideo: Surraco, Rey y Colombo

Co.

Lo3 concuroi do CARAS, Y CARETAS no hay duda alguna . que despiertan entiniismo3, justificadsimos K. tenoraos on cuenta la cantidad y la calidad de los premios que en cada uno do ellos se adjudican. . No es, pue.5, extrao que en l i maana del lunc

21 del corriente se viera la hermosa y espaciosa sal del Petit Palice, materialmoAts abarrotada de pblico

Al dar comienzo al acto de abrir la botella ds Chimto GirJa>, que result contener 2.734 granos de maz.

vido do presenciar la apertura de la botella del Chinato -arda y el recuento de los granos de maz que con-tena.

La esperanza se lea en todos los rostros y quien ms quien menos acariciaba la de poder pasearse-en breve, en su lujoso automvil particular la de lucir con legtimo orgullo al-guna d o las valiosas joyas que figu-raban en la lista ilc premios. Be la concurrencia no da idea coruplet la: fotografa que publicamos, - jiues ol entrar, ysaliv de personas fu cons-lnte, retirndose-algunas-cuyos que-haceres les obligaban marcharse y entrando ocupar sus puestos las, que esperaban impacientes en el am-plio vestbulo. .

A la llora anunciada dio comienzo el acto on presencia del escribano se-or Resta, y rodeando la -mesa la' representacin de.CARAS ,Y CARETAS-y algunos de los espectadores invi.ta-tados para quo ms do cerca asistiesen al escrutinio como parte interesada.

Larga fu la tarca-, pue.s los cupones recibidos para, este concurso .se .su-maban pdr roillaro.;, pero con singular oitoieismo una gran parte del p-blico esper hasta el firlal. Cuando, se anunci el resultatlo del recuento lie granos do maz contenidos en la botella de Chinato Carda, so desbord el ontu.siasmo de los (fue haban acer-tado y en cambio muchos de los decep-cionados abandonaron el local.

No fu tan sencillo encontrar los eupones"ganadores, pues an cuando osto-i se hallaban euidado.samente empaquetados por contenas,., eran tantos railes, que los escribanos y sus auxiliares esta-ban materialmente iiadando en papelitos, posar de po algunos cientos de paquetes no se abrieron por fcrlencecr centenas que no contenan ol nmero agraciado.

Ciento setenta y seis,personas acertaron ol nmero exacto de granos de maz que contena la botella de Chinato Garda, y hubo necesidad por tanto y de acuer-do con las bases del concurso, to sortear entre ellos los premios para determinar el orden en que deban adju- ' dicars, obtenindose el siguiente resultado:

Primer premio, Jo.? Belli, Rosario de Santa Fe; 2.", Emilio do Mayla, Tacua-r, 83; 3.", Jos V. Vz-quez, Guardia Vieja, n-mero 111.0; 4., Inooon'eia C. de Storno, Bartolom Mitro, 4176; 5., Juan Pas tori. Independencia, n-mero 3310; C", Clementi-na Otegui, Bartolom Mi-tre, 1119; 7.", Salvador Oyarvido, Canal San Fe--nndo; 8.', Marcelo Mai-bel, Jufr, 050; 9.", Ma-nuel Domnguez, Victo-ria, 428; 10, j . J. Corbet-ta. Presidente, 854;11, F. . Vallejos, - Mendoza; 12, Rosa Chappela, Defensa, 1143; 13; M. Angelina, Per, 1037; 14, Benjamn Solano, San Luis, 2754; 15, Sara iot, Lujan; l(i, Jos M. do Galli, tueu-mn, 1153; 17, Joaqun G. Alvarcz, - Caseros, 1384; 18, Mara Silvestri, San Fernando; 19, Dolores do Gatica, Tacuar, 1153; 20, Catalina Zoppi, Roberto Cano; 21, D. OrteUi, Car-los Pellegrini, 807; 22,

Juan V. Buera, Esperanza (Santa Fe); 23, Ramn Car-los, Mar del Plata; 24, Francisco Lafotte, Paz, 85; 25, Romano V. Solari, Pergamino; 26, G. Miiojo, Almirante Brown, 194; 27, Jos del Raso, General Paz, 414; 28, Elisa Gil, Quilmes; 29, Enrique Villa, General Urquiza,

La concarrenoia que llenaba el amplio y lujoso saln del Fetite Falsee, ciar la apertura de la botella. para presen-

420; 30, L. Cambas, Paraguay, 1009; 31, C. Tou:ute, Moreno, 816; 32, Abel Navarro, Tacuar, 1153; 33, Al-fredo Borell, Mellan, 2851; 34, T. Bonerio, Avellaneda, 3802; 35, M. Garca, San Juan, 3124; 30, Ana Cavagne, Maza, 21; 37, J. di Ferrante, Burgis; .38, Teodosio Fas-solo, Paraauay, 1633; 30, H. Lonsesi, Corriente'. 140, Rosario; 40, M. Rey, River.r, 425; 41, D. Alvaro-/., Cac-

ros, 1384: 42, A. Loronzini, Soler. 427; 43, E. Trcjo, Vene-zuela, 1051; 44, S. Odiosabal, Montevideo; 45, M. Daz, CastelU, 14G; 40, A. Galn, Defensa, 083; 47, P . Carrasco, H rnnd r i a s : 1430; 48, A. Zcco,' Caseros, 1284; 49; R.. R. Kona, S. Ju rez ; 50, Lola Orman, Lomas do Zamora; 51 , ^raneisco Zineroni, E. Unidos, 337; 52, B. Erade, Vioyts, . 1474; 53, E. Suioallin, Sarand , 052; 54, J . Ber to t to , Mar-cos Jurez ; 55, J u a n Musso, Estacin Ayarza; 5G, Horacio Galdaracena, Amenabar , 2793; 57, N. Marcliessi, Paseo do Jul io, 1742; 58, A. Carolini, Gazcn, 519; 59, J . Stto, San Pedro; 60, E . Lagomarsino, General Urquiza: 01 , L. Lo-renzo, C. Calvo, 007; 02, P . Ezzani , Jun n ; 63, Mara Viani, Talealiuano, 870; 04, Gustavo Thep , Jun n ; 05, H . Ruiz, Quera Quem; 66, Jos de Plci to, General Lpez, 1980.

Nuest ro espritu eminentemente popular se siente sa-tisfecho de haber po dido agraciar utios pocos d e nuestros lectores con premios que les satisfagan, y de haber propor-cionado t a n t o s otros unas cuan tas semanas de espccta-t iva y de entusias-mo qiie por breve,"; ins tan tes apa r t a ron las mentes acalora-das por la vorgine do los negocios,-'; de ms hondas preocu-paciones y de ms absorbentes pensa-mientos. . ,-

. . Es to nos d a en-tus iasmos pa ra con-t inuar , y en prueba do ello que actual-mente y a estamos dando, los que es-t a voz no acertaron, la opor tunidad do

Si en el concurso t e rminado no gana-

El seiior Jos BelU, ganador del primer premio.

in tentar lo de niievo. fon, puede ser que ganen en el cjuo comienza. Las condi-ciones Gon pa ra todos iguales. Los nicos que pasamos malos ra tos somos nosotros, y debemos liacer constar que

1 o s pasamos con gusto por la satis-faccin que nos pro-porciona ver nues-t ro pblico conten-to .

E l c o n c urso 22 mare un n u e v o xi to, m u y digno de tenerse en cuenta , t a n t o por la canti-

Una fiesta literaria en Salamanca

Este bibujo demuestra con toda verdad

cmo se adultera con toda clase de ingredientes, ms menos da-osos, aquellos!cafs que ' se 'ven- ' den especialmente^,baratos.

Est probado que al hacerse el anlisis del caf, ste contena arvejas, porotos, bellotas, nueces, varias hierbas, achicoria y pan tostado.

Naturalmente; el consumidor paga todo como buen caf. Esto debe convencerle, que resulta eco-nmico comprar buen caf.

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Al Grano de Caf acaba de ob-tener el gran premio, Pars 1912.

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Prubelo y se convencer. Usndolo una vez siempre lo

usar.

Don Jacinto Benavente, leyendo una poesa de Fray Luis de Len, en la tiesta literaria que en honor de ste se ha celebrado en Sa-lamanca. Aprovechando la estada del literato don Jacinto

Benavente en Salamanca, el escritor salman-tino don Luis Maldonado Ocampo, tuvo., la idea de organizar en obsequio del dramaturgo ua fiesta Campestre en la posesin llamada La Flecha, don-de compuso gran parte de sus obras el inmortal Fray Luis de Len.

Asistieron tambin los cs;ritorcsMarquina y Mar-tnez Sierra, juntamente con la plana mayor del intelectualismp salmantino.

Fueron momentos de emocin aquellos desliza-dos en el apartado huerto que an parece santificar con su sombra augusta el maestro Len, cuyos ver-sos, ley Benavente con vmcin sublime, poniendo en cada slaba. to

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Las maniobras en Alemania

En las maniobras navales.El emperador en el "Holienzollern') fondeado entre la escuadra del mar del Norte, conversando con los jees de la flota.

Guillermo II, con uniforme de hulano, en la revista de Hanover

E n los l t imos ,d as .de sept iembre se verificaron en Alemania d is t in tas maniobras mil i tares , todas l a s cualqs asisti .el emperador G'Uillermo;. pa ra quien la cons tan te preocupacin es el ejrcito del Imper io . As, no slo procura su incesante mejoramiento mate -rial y moral , apor tando sus dis t in tas unidades cuanto.s elementos de perfeccin aconseja la moderna ciencia mil i tar , sino> que permanece en frecuente contac to con las t ropas como h a pasad J ahora, con moti^-o de las l t imas m i r i o b r a s .

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cepcionales condiciones de venta presentes es ya tan reducido, que nos vemos obligados contar el tiempo no por meses, sino, por esa medida tan corta, por semanas.

Muy poco tiempo ha de transcurrir sin que anunciemos la fecha irrevocable de la clausura de esta venta especial, y partir de su publicacin ser tan corto el plazo que medie entre el anuncio y el final de la oferta, que incluyendo los dos perodos es slo cuestin de semanas.

La necesidad de apresurarse es grande, para los que quieran aprovechar la oportunidad de adquirir la nueva y nica edicin completa del Diccionario Enciclopdico Hispano Americano en con-

diciones que pasadas solamente algunas semanas habrn desaparecido para siempre.

E 's pocaa palabras sealaremos los rasgos que caracterizan la nueva y nica edi-cin completa del Diccionario Enciclop-dico Hispano Americano, de Montaner y

Simn, y por los cuales puede considerarse su-perior todas las enciclopedias publicadas hasta nuestros dias.

La nueva edicin completa es la obra ms ex-tensa que se ha publicado, pues contiene 75 mi-llones de palabras, siendo 45.000.000 las conte-nidas en La Gran Enciclopedie, francesa, que es la inmediata, inferior en tamao. . El lector podr formar una idea ms precisa de su extensin sabiendo que los volmenes do tamao corriente contienen de 70.000 100.000 palabras, equivaUendo por tanto el Enciclop-dico unos 1.000 volmenes de regular tamao.

En las 32.000 pginas que forman sus 28 her-mosos tomos, est consignado cuanto el hombre lia dicho, escrito y realizado, desde hace seis mil aos hasta nuestros das.

A la publicacin de esta obra magistral contribu-yeron todos los pueblos por medio de sus hijos ms eminentes; siendo un modelo de exactitud, imparcialidad y detalle, de la Historia, la Lite-ratura, las Artes, la Geografa, la Biografa, et-ctera, de los distintos paics.

Tiene adems la ventaja de ser la nica orien-tada hacia el punto de vista hispanoamericano.

Nada ha sido descuidado en esta magna obra; as, la parte ilustrativa representada por ms de 12.000 grabados, es un modelo de perfeccin; ya se trate del sencillo grabado en negro exigi-do para la aclaracin del tema cientfico; del fotograbado reproduciendo paisajes, estatuas, edificios, cuadros, etctera, de la magnifica lmina en colores que nos ofrece, con toda la fuerza de detalle y colorido, alguna notable obra de arte, son de un acabamiento maravilloso.

Salo durante algunas semanas llene Vd. su alcance la gran oportunidad de adquirir los 28 hermosos volmenes aue orman la nueva y nica edicin completa del Diccionario Enciclopdico Hispana Ame-ricano por S 10 al contado, y el resto de su bajo precia, lo pagar en unas cuantas mensualidades su-cesivas, tan poco elevadas, que $ O.SO diarios bastan para completar.

La obra en sus diversas encuademaciones y los centenares de elogiosas cartas que nos han escrito los compradores pueden examinarse en

4^

I

POCPiS SEtANAS

RIVADAVIA, 648,

El Enciclopdico tiene adems la ventaja de ser el Mayor y ms perfecto diccionario de nuestro idioma; pues de'los 600.000 artculos que contiene, unos 200.000 stn destinados la explicacin de palabras ilus-trando las diversas acepciones en que pueden usarse, 2on ejemplos tomados de las mejores obras del idioma. Explica adems, todos los modismos y proverbios cas-tellanos, los latinos do uso frecuente, y las palabras in-troducidas en el lenguaje por los distintos pases de Amrica. . '

En resumen, en el Enciclopdico estn considerados todos los conocimientos directamente tiles al hombre y todos los que sirven de recreo al espritu, y gue la vida social hace necesarios, expuestos con incomparable pre-cisin, concisin y sencillez. , Puede servir de .texto brillante en todas las mate-

rias y la vez, con su enorme cantidad do datos lite-i'arios, artsticos, biogrficos, geogrficos, etc., susti-tuir ventajosamente la ms interesante novela.

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Causas de !a economa actual PARA que una obra tan extensa, autorizada y per-fecta pueda ofrecerse tan bajo precio y cou tantas facilidades do pago, fu necesaria la reu-

nin do un gran nmero de circunstancias, en ex-tremo favorables, que explicaremos continuacin.

El costo de una obra de esta categora es muy eleva-

El congreso eucarstico en Viena

Desi'lp de la eian procesin \enicada el 23 del mes pasado, en Viena, con motivo de la celebracin, en aquella capital, del congreso euca-Listico. Asiiiticron i^ esc congicbo representaciones de todos los paises catlicos del mundo, desarrollndose las fiestas organizadas con motivo del congreso, en medio de la mayor esplendidez.

LAS PERFUMERAS DE GABILLA SS OULEVRD POISSONNIERE P A R i y

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,: Escrbame t^^,t>^^^^i'Z^^,:^%^^^ Dr. MftHON - Sarmiento, 1593 ROSARIO

C L U B I M P E R I A L DE

DE El nico Automvil "BEDFORD" sobre Chassis " B U I C K " , entrado en la Carre-ra de Resistencia de 2.000 millas (14 das

de duracin), triunf sobre todos sus com-petidores, obteniendo el mximum de puntos sean 1.400 - - - - -

gono:

TROFEO DE OKO. ALTURA: 30". PESO: 153 ONZAS. > DONADO POR EL GRAN DUQUE MIGUEL ALEJANDROVICH. ' "

La Compaa "BUICK" no construye Automviles de carrera; pero todos sus coches figuran en los primeros puestos, en las pruebas de resistencia que son sometidos en competencia con otras marcas.

Los hechos comprueban que el "BUICK" es el mejor Automvil del mundo.

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BAHlA BLANCA. . . . P. A. Hardoase. MENDOZA Patino y Ptrea. CRDOBA Luis Cremadei y Gianni.

CONCORDIA (E. R.) . SaUuna, Flachsland y Ca. JNIN (F. C. P.). . . . Mateos Peta.

ROSARIO DE Sta. FE.

m

/eifaf/fc/a Hab amos quedado en nues t ra l t ima causerie en los

sombreros que se deben usar p a r a comple tar u n t ra je de tennis , y seguimos hoy con los abrigos. Tienen que ser abrigados y blancos. El gnero de moda ser de tej ido pong, m u y amplios y sueltos, pa ra que la ju-gadora pueda con comodidad envolverse en l. E n un par t ido aristocrtico, que hace poco se jug en In-glaterra , se admir mucho una joven que luca un elegante abrigo azul y un peque-o sombrero de seda del mismo co lor, as c o m o

que las adorna puede ser t ab l eado , de encajes de hilo hroderies inglesas, pero sin exceso de lujo, pues los adornos demasiado frgiles no dan resul tado.

Lo nico que deben tener en cuen ta es que todo t ie-ne que ser de r n a b lancura inmaculada.

E L G O L F

P a r a este deporto se puede Devac

el mismo t r a -je del t en-

nis, con la dierencia del calza-

do que

la corba-t i t a Oxford cjue adornaba la blusa. E l coii' j un to era encan-tador , rebosante de juven tud y delicadeza.

E l calzado del tennis , bien sean botines zapa-tos, deben ser siempre blan-cos, de gamuza y que tenga la suela de goma. Las medias b lancas y no m u y t ransparen-tes , y les aconsejo que ms bi"n sean de algodn fino y no de hi-lo, por la sencilla razn que la jugadora que t iene que t o m a r pa r t e en pa r t idas reidas, t iene que hacer nucho ejercicio, y si la media es m u y fina se forman ampollas en las p lan tas de los pies^

Me di rn ustedes que nos olvi-damos de las enaguas: no; he de-jado propsi to p a r a lo l t imo hablar do cMas. Es te es un caso en que reivindican sus derechos, y la fuerza se imponen. ni-camente que deben ser ms cor tas que la falda y lo suficientemente anchas l iara no es torbar cuando la jugadora t iene que desenvol-verse con rapidez en el curso del juego. El volado

V

Trajecito de voile blanco y entreds de encaje Vnc-ela, y tomboule la orilla. Margarita de terciopelo fi-gurando el cierre de un cos-tado del traje.

I t iene que t e rmasfue r -

tc , i:ior la ela-i se de ter reno

donde t ienen que ac tua r los jugado-res. Como guan-

tes usen los espe cales p a r a golf,

que t an cmodos son. , Se abrochan por en-

cima de la mano , y no h a y t e m o r de lasti-marse con los botones. Cmo se juega lo mis-mo en un da de sol que en uno de lluvia, los

> abrigos t ienen que ser impermeables y de pa-o, que son nis prc-

- ticos que Jos de seda, pues los verdaderos en-

tus ias tas del golf no dejan nunca vnia par-t i d a empezada , aun cuando caiga un cha-parrn, y de ah que

imponga un abrigo impermeable.

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Las vidas que cuesta !a aviacin

El adjunto grfico acaba de ser pviblicado por un escritor francs para dar idea exacta del nimcro do vctimas que ocasiona la aviacin. n l aparecen, agrupados por' nacionalidades, todos los aviadores que en el mundo culto haba en marzo del corriente ao, y en primer trmino, clasificadas del misma mo-do, las victimas del aeroplano desdo 1908 jumo-lti-mo. A\m dentro de estos grupos de vctimas, pueden distinguirse varias filas: primero aparecen las mn.jeres, despus los militaros y detrs los paisanos. As, con-tando de izquierda derecha, tenemos primero Fran-cia, con 819 aviadores y 53 muertos, y continuacin vienen Alemania, con 135, y 33 muertos; Blgica, con 48, y 5 muertos; Ru.sia, con 97 y 12 muertos; Italia, con lOG y 13 muertos; Espaa, con 14 y 4 muertos; Austria-Hungra, con 48, y 3 muertos; los Estados Unidos, con 43, y 2G muertos; Holanda, con 19, y un muerto, y Suiza, con 21, y tres muertos.

Como detalles curiosos puede observarse que la nacin ms castigada por la aviacin ha sido los Estados Uni-dos, en proporcin al nmero de aviadores; que en Bl-

gica, Austria-Hungra, Holanda y Suiza no ha habido ningima vctima en el ejrcito, mientras en Francia es casi igual el nmero de militares y de paisanos muertos, y que las aviadoras que han pagado con la vida su afi-cin volar han sitio dos francesas, una inglesa, una rusa y una norteamericana. El total de aviadores vivos, segn el grfico, es de 1.540, y el do vctimas, de 165; esto, repVtiir.o^, alteiminar la primen mitad del ao acta), y sin contar las vctimas no profesionales qac pueda haber habido en algimos accidentes, como en el tristemente clebre del Hipdromo, en Madrid.

Y ahora, lo notable es que el autor do esta estadsti-ca se empea en deducir do ella que la aviacin no es peligrosa. Indudablemente, para el escritor en cues-tin, una profesin un deporte, no son peligrosos si no perecen todos los que se dedican ellos. Nadie duda que la aviacin significa un gran progreso, ni c^ ue son dignos do admiracin cuantos ella se consagran; pero de ah pretender que no hay peligro donde el nmero de muertos representa ms de un diez por ciento del nmero de vivos, media un abismo.

Dl^eLCon nosotras:

del doctor Eduardo Franca, Premiada con 2 medallas de oro en la Exposicin tle Mii 1900. Adoptada por ci establecimiento qumico farmaculico de Cario Erba, de Miln, y en varios hospitales de Italia.

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Los peligros que corre el que anda pie Los accidentes del trfico y el modo de aminorarlos

Entre aus muchas ventajas, las ciudades populosas y de mucho trfico, como Buenos Aires, ofrecen el gravsimo inconveniente al que anda pie por sus calles, particularmente aquellas en que el trfico de vehculos es muy intenso, es un verdadero sport, en que contusiones y heridas ms menos graves, y has-ta la muerte, suelen ser la fatal consecuencia de un discuido del peatn. . . de una barbaridad del ca-rrero, cochero chauftoir, tres personas distintas y un solo peligro.

Las secciones policiales de nuestros diarios, nos ofrecen todos los das el poco recon-fortante relato do varios ac-cidentes callejeros, que oca-sionan no pocas prdidas de vida. No tenemos la vista nota exacta de esos acciden-tes; pero seguramente son, por lo menos, tan numerosos como en cualquier otra gran ciu-dad, guardada, por supuesto, la natural proporcin de la poblacin. Pero, si no tene-mos la mano la respectiva estadstica do Buenos Aires, tenemos la do Londres, co-rrespondiente al ao pasado. En 191L en la gran capital inglesa los accidentes del trfico tuvieron los siguien-tes desastrosos resultados: 410 muertos y 15.156 heri-dos, cifras que ascienden respectivamente, 1557 y 35.210, en todo el Reino Unido. Ha habido batallas importantes, que no han he-cho tantas vctimas.

Es creencia general que los peligros del trfico para los peatones. se han aumentado a medida que han ido multi-plicndose los vehculos sin caballos, tranvas elctricos, automviles, etc. Mas para calcular con exactitud lo que podra llamarse la capacidad do peligro do los diversos gneros de vehculos, habra que tener en cuenta, no slo el nmero de accidentes de-bido cada uno de esos g-neros, sino tambin el n-mero de vehcidos en cir-culacin, el tiempo que cada uno est en movimiento, y el nmero de kilmetros que recorre en un da, por ejem-plo.

una estadstica de esas condiciones es cos muy di-fcil de formar; y debemos limitarnos las conclusio-nes generales que han lle-gado quienes se han dedicado al estudio de estas materias, ms interesantes de lo que pueden aparecer al criterio indiferente de aquellos para quienes una vida humana ms menos nada signitica, y que no consideran los accidentes sino ais-lados, como hechos extraordinarios y raros, y no nor-males y frecuentes como en realidad son.

Ahora bien; en opinin de Mr. R. P. Hearne, fun-cionario municipal do Londres, muy entendido en estos asuntos, el trfico de.vehculos motor es, en general, mucho ms seguro que el de vehculos tira-dos por caballos. Los primeros, dice Mr. Hearne, estn dotados de frenos poderosos, que ninguna ley obliga llevar los segundos. Por consiguiente, un vehculo de motor puede detenerse en un espacio ms corto que un vehculo caballo, y as, la mayor velo-cidad de aqul no es peligro tan grave como del otro modo poda ser.

y si las mismas causas han de producir los mismos efectos, no se ve, en realidad, cuando concluirn para los peatones los peligros del trfico, pues ste aumenta cada da, as como aumenta tambin la velocidad de los vehculos. No hay, pues, sino una manera de evi-tar, en lo posible, esos peligros: que el peatn aprenda moverse, en las mejores condiciones de seguridad, entre los vehculos innumerables y de todas clases que le mteiceptan el paso en las calles. Porque debe onvenccise, tamlnen, que buen nmeros de acciden-

El trlicc tal como lo ve un dibujante ingls, en forma fle mquina mortfera que.va sembrando pavor y tronchando piernas, brazos y cuerpos.,.

tes son debidos descuido temeridad de los tran-sentes. Muchos de stos, al cruzar una bocacalle, al pasar de una acera otra, se olvidan de que hay veinte vehculos que van pasar por el mismo punto que l, y so lanzan al torbellino sin darse cuenta del peligro que corren. Otros, por ganar unos cuantos minutos de tiempo, menudo intiles, se exponen ser atropellados, cuando, con esperar un momento, habran podido pasar con seguridad.

A las medidas que las autoridades toman para re-gularizar el trfico y evitar, en lo posible, los acci-dentes, es necesario, pues, que se agregue la accin de los mismos peatones, que deben ser prudentes y no perder nunca la conciencia del peligro en que so hallan,

Como en Buenos Aires pasan tranvas por cas: todas las calles del centro, la prudencia aconseja, esperar

(GErUl^O) ^

La frutilla al vino Corbero es el postre obligado he tobos los banquetes elegantes.

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' 'f

Los peligros que corre el que anda pie que el vigilaiito h a " a cesar el trfico en la diroccin que so quiere a t ravesar , esperar que paso un t r anv a y pasar para le lamente con l.

E n muchas par tos , y ent re nosotros t ambin , es t esta-blecido que los vehculos doben conservar su izquier-da; sin embargo, en las ca-lles angostas , y sobro todo en las que t ienen t ranv a , esa disposicin ra ra vez se cumplo, de mane ra que el peligro de a t ravesar las 03 mayor . E n las callea anchas ,

. como la Avenida de Mayo y la calle Callao, en que la

Cano evitar el ve'aiculo oculto iior otro: salir de la acera por la parte de atrs del rodado que eft quieto, y asi se ve al que viene.

Un grave peligro en el trfico: el vehculo que pasa, oculto los ojos del que va travesar la calle, por un vehculo parado junto la acera.

direccin del trfico en di-recciones contrar ias siem-pre conservando los vehculos su izquierda es ms fcil, y de las cuales hay una zona que podra l lamarse neutra l , os conveniente , pa ra a t ra -vesarlos, no hacerlo segn u n a lnea perpendicular las aceras, sino siguiendo sus lneas diagonales, de la aeera la zona neut ra l y do sta la o t ra aeera, do t a l ma-nera que el t ransente avan-ce con la cara vuelta hacia

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Los peligros que corre el que anda pie

03/ " ^ ^

n conflicto; En la encrucijada el taxi A gira para tomar la calle transversal. El carro lento C est en medio del camino y los co-ches rpidos D y E, esperan. El yehiculo F cierra el,camino y el automvH G quiere pasar. El peatn P, en este caso, debe elegir la linea recta de puntos, para atravesar.

El camino delia estar combinado en ana encrucijada como la de la figura anterior, en la forma que indica el dibujo. Con unos re-fugios estrechos y colocados n la forma en que lo muestra el diagrama presente, no habra ya dificultad rara el trfico.

los vehculos que se (liiigeu hacia l y pueda evitarlos. Si se sigue u n a lnea recta de acera acera, no se podr vfcr bien los vehculos que .".vanzan, y el peligro ser mayor . Y esta regla de la dia-gonal, es decir, que el pea tn pase con la cara vuel ta los vehculos que avanzan hacia l, debo seguirse en todo caso.

El peligro de bajarse de un t ranv a por el lado por el cual corren otros t r anv as en di-reccin contrar ia , se h a evi-t a d o median te las rejillas que obligan los pasajeros ba-jar por el lado conveniente, l n las calles angostas , debe-mos bajar del t ranv a por el lado de la acera; y si el tr'an-va va por el medio de la ca-lle, hay que tener cuidado

Malo y buen sistema de cruzar una calle.El mtodo malo es hacer el trayecto en lnea recta, co-mo lo muestra la ruta indicada por las flechas sencillas. Conviene tomar el otro camino, en n-gulo (flechas dobles), porque asi se puede estar constantemente vigilando el trfico del lado qne conviene.

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un delito derribar tanta magnificencia para malgastarla en obras vulgares. Pero cuando con

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SIDO MEJORADA. La belleza natural ha sido superada por el trabajo inteligente y el ingenio del hombre.

LA NATURALEZA HA SIDO VENCIDA POR EL ARTE

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Los peligros que corre el que anda pie antes de echarse andar , piles no es raro que los co-cheros chauffeurs, al ver un t r a n v a detenido en u n a es-quina, no moderen su marcha.

Es peligroso, tambin , pa-sar por de lante de un ve-hculo detenido, especialmen-te cuando se t r a t e de u n t ran-va, que impide to ta lmente ver al otro lado. Los dems vehculos no se detienen, y es m u y fcil ser atropellado. L a seguridad aconseja, pues , ser p rudente , y pasar por de-t rs de los vehculos deteni-dos, sobre todo en las callos angostas.

El peatn debe, asimismo, acostumbrarse calcular la velocidad normal do los di-versos vehculos, y conocer el

Cmo los malos chauffeurs vuelven las esquinas. Los dos pretenden el centro del camino, y lo ms fcil es que se produzca el choque.

1

-4 i mm b 1i-kiil *!-* 1-Lvi i

El peligro del tranva tapado.El peatn no ve acercarse el de la segun-da lnea, porgue lo tapa el de la primera.

Este es el modo cmo deben volver la esquina los que quieren evitar el choque.Cada uno ocu-pa su lado del camino y, de ese modo, no hay probabilidad de cohsin.

espacio en que cada inio puede detenerse. Ese cono-cimiento lo d a la prct ica , p r inc ipa lmente , cuando se t iene un espritu algo observador.

Muchas o t ras si tuaciones peligrosas ofrece p a r a los peatones el caminar por calles de mucho trfico de vehculos. E l poco respeto que los conduc to re de t'stos t ienen por las ordenanzas , hace que el t r -fico se complique ms de lo necesario y se haga ms peligroso. Lo mejor que se h a encon t rado p a r a encauzarlo en los sitios ms concurridos, es el esta-blecimientos de refugios como los que h a y en la calle Callao y en la Avenida, por ejemplo. Si refugios de esos se colocaran en ciertas curvas y en ciertas boca-calles, el trfico de vehculos se normal izar a y dis-minuir an los peligros pa ra los peatones .

Y, a tenindonos las conclusiones de Mr. Hea rnc , salvaremos el pellejo a u n andando pie.

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La mujer que asesin por saldar su pas Un recuerbo be Carlofa Corbay

La casa que habit en Pars durante el breve espa-cio de una noche y un da, Carlota Corday, ha sido de-molida. Era el edificio sealado con el nmero 17 en la calle de Vieux-Augustins, modesta hostera en los tiempos de la revolucin sangrienta. Era el mes de junio de 1793. El Terror reinaba con Marat, el insa-ciable. Algunos Girondinos, los moderados de la Con-vencin, haban llegado Caen, y all conspiraban con-tra la Montaa. Eran Barbaroux, Petion, Valaz y el general Wimpffen. Este ltimo se comprometa lle-var sobre Pars 60.000 patriotas normandos, encarga-dos de restablecer la representacin nacional y acabar con la anarqua y la larga serie de asesinatos polticos. Mientras fermentaban en la tranquila ciudad norman-da estos grmenes de contrarrevolucin favorecidos por los mismos elementos realistas, dos pobres mujeres, la vieja seorita de Bretoville y la noble aunque pobrsi-ma seorita Carlota Corday, oan con las lgrimas en los ojos y el corazn angustiado, las noticias de persecuciones y de suplicios que llegaban de Pars al fondo de la casita donde ambas habitaban.

Carlota, erudita y soado-ra, cuyo espritu se haba for-mado en las lecturas de Tito Livio y Salustio, Plutarco y Rousseau, palideca de noble indignacin eada vez que el girondino Barbaroux descri-ba ante los patriotas congre-gados misteriosamente en la inorada de la seorita de Bre-toville los horrores de Pars. En el alma, simple y compli-cada al mismo tiempo, de Carlota Corday, comenz echar races un propsito: su-primir Marat para restaurar el orden. Una noche haba odo decir uno de los con-tertulios, cierto virtuoso sa-cerdote, vctima del odio sec-tario; Si una cristiana, for-talecida con la fe de los mr-tires, marchase al encuentro de Marat y le hablase de Dios, quiz cambiara el aspec-to de las cosas ... Y Carlota Corday, volviendo hacia el sacerdote su mirada azul y serena, sonri y call, fuerte en su resolucin. Ella sera quien hablase al tira-no }' quien, si ste cerraba los odos la voz de la Ver-dad y de la Justicia, so encargara de vengar la muerte de las tres mil vctimas que ya tena su cuenta el rgi-men del Terror. Todava dud algo Carlota Corday en poner por obra su propsito. Pero el fracaso de los pla-nes militares de Wimpffen, cuyo llamamiento de con-centracin slo acudieron diez y siete federados, acab do decidir la joven. Cenando aquella noche con su vieja parienta la Bretevillo y unas amigas, habl de un viaje que deba realizar en breve Pars. Y con su voz musical y tranquila, empez despedirse y distribuir algunos recuerdos personales: los pendientes de oro, lazos de seda y un abanico, que ms tarde fueron otras tantas reliquias. Despus subi su cuarto y encendi la chimenea, confiando la llama devorante, cartas, li-bros. . . Hecho esto, tom la Biblia y se puso leer. El libro se haba abierto casualmente por este pasaje: Y Judit, sin ms atavo que su belleza, march la tienda de Holofernes . . . Veinticuatro horas ms tarde, Car-lota Corday, la herona normanda, llegaba Pars y se hospedaba en el nmero 17 de la calle de Vieux-Augus-tins. La tienda de Holofernes no estaba muy lejana.

Era una tarde de julio bonancible. Su deseo de orien-tarse on la gran colmena parisiense la llev bajo los pr-ticos del PaUm-lloyal, el punto ms frecuentado enton-ces de la ciudad. Una turba de descamisados pas can-tando el pa ir. La provinciana se asust, y para dejar que pasase la horda, refugise en la tienda de un cu-chillero. . . iSoa aquello tambin una indicacin pro-

videncial?... Carlota Corday debi preguntrselo, y como contestacin, compr un slido cuchillo de cocina, de hoja ancha y aguda punta. Pertrechada del argu-mento decisivo contra Marat, so fu . dormir su cuar-tito del Hotel Providence.

Por dos veces le fu negada al da siguiente la auden-eia que haba solicitado de Marat anuncindolo en el escrito su propsito de revelarlo los nombres de los conspiradores de Caen. Al fin fu admitida la pre-sencia del Amigo del Pueblo. El tribuno so hallaba to-mando un bao, y para no perder tiempo en su labor de segar cabezas, escriba sobre una tabla, larga rela-cin de individuos que deban ser guillotinados. La nue-va Judit haba entrado en la tienda ile Holofernes.

Bien pronto se convenci Carlota de que la compa-sin era una palabra vana en la boca de Marat, con-trada por la envidia. Tambin advirti que la lengua

Prisin de Carlota Corday. (De una litograa de la poca). del tribuno pasaba una y otra vez sobre los labios gor-dos y negruzcos, semejantes belfos de animal car-nicero. Ella no se intimid, sin embargo, y trat de apiadar Marat describindole la triste existencia de los Girondinos en el destierro, cuyo escondite poda re-velarle cambio de un perdn. Marat, vido, interrog con astucia la hermosa joven, se hizo repetir detallo.", y comenz escribir nombres en la lista fatal. Fatigado por el esfuerzo que acababa de hacer, se reclin un mo-mento en el bao, y tendiendo los brazos desnudos y musculosos hacia Carlota, exclam:

Bien, ciudadana!.. . Acrcate y dame el beso cvico. Has merecido bien de la patria. No pasarn mu-chas horas sin que todos stos cuyos nombres me dictas, sean guillotinados.

Roa de vergenza y de rabia, Carlota se acerc de un salto la baadora. Con rpida accin, busc el cuchillo oculto en su seno y lo hundi hasta el mango en el corazn del monstruo. Fu su beso cvico al Amigo del Pueblo. Este expir los pocos segundos, lanzando antes un grito desgarrador... El drama se haba des-arrollado en diez minutos escasos.

* * *

En poco estuvo que Carlota Corday no pereciese junto al cadver de su vctima, destrozada por la mu-chedumbre enfurecida. A duras ponas consigui la Guardia Nacional libertar do una muerte horrenda la homicida, quien, agarrotada, golpeada 3' escarnecida ]3or el populacho, sufri terrible calvario hasta llegar la prisin de la Abada. El 17 de julio compareca Car-lota Corday ante el Tribunal Revolucionario. A las pre-guntas del'fiscal, el sanguinario Fouquier-Tinville, con-testaba con gran entereza:

He matado Marat para castigar sus crmenes y

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Fjese Vd. m u y bien y ten-ga presente que cuando se trata de la salud es indis-pensable tener en cuenta la calidad antes que el precio.

Especialmente en el caso de una madre que desea criar bien su "ijo, de un dbil que ansia fuerzas, de un convaleciente que necesita reponerse con rapidez, no es posible perder tiempo con ensayos. Lo ms seguro y lo ms barato consiste en recurrir ^ - ^ t 4 un tnico que se halla consagrado por la 1 -^ ^ k r ^ ^ik I ciencia y la experiencia de muchas genera-

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La mujer que asesin por salvar su pas para devolver la paz Francia. He dado muerte un hombre, es cierto; mas ha sido para evitar que perezeaii cien mil.

Es que piensas haber acabado con todos los Ma-rats? le pregunt el fiscal.

Muerto ese, los dems tendrn miedo repuso la valerosa normanda.

Los debates no podan ser largos. El tribunal se a])rc-sur dictar sentencia, tiempo que la acusada invirti-dejndese retratar complaciente y serena por el pintor Hauer, que estaba en la tribuna pblica; retrato que, concluido al da inmediato en la prisin do la Conserje-ra, pocos momentos antes do mai'char al cadalso Carlo-ta Corday, figura actualmente en la galera de Versalles.

Una tormenta espantosa estall en el mismo instante de subir la sentencia d a en la lgubre carreta; pero al llegar la comitiva la altura d e l Palais-oyal despejse el c i e l o , pu-diendo con-templar en-tonces la mu-clredum b r o el tranquilo y sonriente r o s t r o de Carlota. Es-ta conserv su digna ac-titud y su Marat, segn un retrato indito, de la poca.

asomb r o s a ser c u i d a d hasta el mo-mento de su-bir las gra-das de la gui-llotina. L a vista do 1,1 cuchilla 1 a imprcsi o n un poco; mas recobra n d o 1 o s nimos en seguida, se tendi ella misma sobre la bscula, preguntando al verdugo:

Estoy bien as?

Un segun-do despus, la segur ha-ba cercena-do ac[uella hermosa ca-beza.

Cuenta s o que uno de los ayudan-tes del ver-dugo, llama- Retrato de Carlota Corday, por Robert Flevry. do Logros, al mostrar al pueblo la cabeza exange y aureolada por martirio, cometi la infamia de abofetearla, creyendo adular as los ?entimientos populares. Un grito de pro-testa reson en la inmensa plaza.

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JOS S. ALVAREZ FUNDADOR

Ao XV BUENOS AIRE3, 26 DE OCTUBRE DE 1912 N. 734

Los futuros depsitos..

si contina la caresta 5e la viSa.

Algiiros artistas nuestros se descorazonan, se cruzan i'e br.'.zos y resuelven hacer nada, porque, segn di "en, (alta el ambiente artstico en esta tierra. Es curiuo que tal digan, cuando cualquier patn de feria franca se le ocurre, sin torturar el magn ms de ln ordinario, que, si falta el ambien-te artstico, es precisamente porque nuestros ar-tistas se descorazonan, se cruzan de brazos y re-suelven hacer na^'a. La cultura pblica, que for-ma el ambiente, r.o puede nacer, como no nace nada, por gencraci.)n espontnea revelacin di-vina, gratis. Nace gracias al desasnamiento inicial revelador y la ccnstante y siempre renovada leccin de los ejempks, leccin que no podr dar el maestro mvido abuUco que empieza per no ser maestro, por el mismo hecho de no ser nada, sino el que trabaja con empeo y afronta con valor la indiferencia, primero, y la irreverencia, des-pus, explicable y prevista de la masa incomprcn-siva.

Esta teora revesuna del ambiente prin ero que conduce al descanso co-tidiano y al estado de protesta permanente, es, adems, el peor de los negocios y un resbaln voluntario por la calva jabonosa de la ocasin. Porque no hay oportu-nidad mejor para ha-cerse clebre y para pa-sar la historia que aquella que permite crear el medio, y el que; pudiendo, n o quiere aprovecharla, pierde la estatua, lo que no es mucho perder, y es un mal ciudadano, lo que es peor.

Si son as los que se quedan, esperando la re-pentina y milagrosa eclo-sin del rnbiente adul-to, no son mejores los cjue se van buscarlo en tierra extraa, pues la obra de stos, veces

numerosa, resulta tan nula como la obra nula de los otros. All se pierden como un grano do arena en el nrdano una gota de agua en el mar, no slo sofocados por el nmero y por su desventajosa condicin de extranjeros, sino por-que se ven obligados traducir al quichua al guaran la fuente exterior extica en que beben, y lian de traducir, adems, al francs al italiano al ingls los sentimientos quichuas guaranes que la fuente extica traducida les despierta, ni-ca manera de hacerse comprender por hombres de otras razas y de otro idioma. Y entonces re-curren al plagio socorrido y ya no existen, se-gn el feliz aforismo de Ingegnieros, se adaptan y se convierten y dejan ipso jacio de ser america-nos y argentinos y ya no son nuestros ni nos inte-resan. Y lo ms grave es que suele haber en todo esto una ingratitud y hasta un cuento del to, por-que se dan casos de algunos que gozan becas ar-gentinas, destinadas formar artistas nacionales, y resolvieron, despus, no volverse acordar de la existencia de la patria, so pretexto de que no hay el ambiente, que se les pag para que formaran.

Sin embargo, y pesar de la maleza que crece en nuestros campos y de las especies transplan-tadas que se marchitan en otros climas, existe puesto que piensa bajo nuestro cielo luminoso, el artista originario, y por lo tanto original, que crea alegremente la obra precursora que ha de formar el ambiente, que llegar tarde para los ablicos sedentarios y cuando los nmades cl-calotodo hayan olvidado la lengua de sus padres.

No importa; los pequeos traspis y desvos no significan gran cosa; los acontecimientos tienen su lgica y el medio tiene su accin. Y es as que nuestros paisajes maravillosos, nuestras pintores-

cas costumbres popu-lares y nuestros cantos nativos, de que hace un rato nos hablaron Julin Agurre y Joa-qun Gonzlez, atraen sordamente, como gi-gantesco imn invisi-ble, los poetas y . los artistas de la raza nueva, que bregan por afirmar su personalidad en el medio cosmopolita.

Por eso, en esta po-ca de exposiciones na-cionales y de confe-rencias criollas es justo saludar y aplaudir, sin excluir los ms mo-destos, todos los que estn labrando una pa-tria mejor para sus.

' hijos.

JOS BLSAMO.

JD. (U Redondo.

Co pasado eoD el pPeienDte

su cia ]ios

Tal es la trans-ormacin ;; u f r i d a por Buenos Aires en

fisonoma edili-como en sus ti-y costumbres,

que (le vivir al pre-sente aquellos osten-tosos petimetres que paseaban por sus fan-gosas calles luciendo el l'rac verde y el co-ln con trabilla, es-tiraran asombrados sus goyescas testas de entre la nube de encajes de la camiso-la, para admirar el muelle asfalto que alfombra boy sus avenidas, y queda-ran estticos ante los inmensos rasca-cielos que disputan la culta metrpoli El minu de antao, bailado en el saln de a Casa Rosada. el aire y la luz. Y qu mohn de asombro no se di-bujara en los agraciados rostros de aquellas dami-selas de antao, que ocupaban toda la acera con sus miriacjues, y toda puerta, por alta que fuera, tena que rozar con los monumentales peinetones que Ma-culino puso de moda? Y sin ir tan lejos, qu extra-o no se encontrara en la gran capital del Sud, aquel bueno y amable cronista, que fu su historiador, el dandy de don Santiago Calzadilla?

En verdad que Buenos Aires, carente de monu-mentalidad artstica histrica, no ha tenido la sensiblera de conservar aquellos chatos y mezquinos edificios de teja, de la poca colonial, y si quedan algunos, all por la barriada del sud, no es porque perpeten el recuerdo de ninguna tradicin, sino porque el propietario no tendr plata para edificar. El culto al pasado no ha logrado arraigar entre nosotros; }' no existiendo ese punto de orgullo dlo

La clsica canea criolla, en el hipdromo actual.

que fu, fcil ha sido nuestros in-tendentes abrir avenidas, proyec-tar diagonales, suprimir los pinto-rescos y mefticos arroyos que ser-penteaban por sus calles; y en nom-bre de la higiene cambiar totalmente aquella su fisonoma aldeana, por es-ta actual de ciudad moderna.

En cuanto sus usos, tambin cambiaron. La moda soberana del mundo, rige tirnica en nuestra in-dumentaria", as temo en nuestras costumbres sociales.

As, pues, nicamente por ficcin podemos imaginar el golpe de efecto esttico que resultara de ver los personajes de la acuarela de Pellegri-ni, que representa La tertulia de Es-calada, bailando el ceremonioso mi-nu en el saln principal de la Casa Rosada; ver correr carreras la criolla en nuestro aristocrtico hip-

las damas iJo 1840, entrando en el teatro Coln.

a aquellos lecheros que inmortaliza-ra Balcarce por nuestra coquetona calle de Florida, y lo que es ms, calcular lo estrambtico que resul-tara SI viiamos la Avenida de Mayo, convertida en una parada de carretas del pasado, donde los bo-leros de la clsica tucumana de la monumental santafecina, se pu-sieran improvisar grandes y ani-madas paitidas de truco se dedi-caran aderezar un asado.

Un diplomtico desembarcando a la manera antigua, en el Puerto Madero.

dromo, presencial la entrada al tea-tro Coln de un grupo de matronas del ao 40, tocadas con el ampuloso traje de la poca, concebir el efecto que causara un diplomtico del pasado, que tena que desembarcar en un carro que entraba en el rio, si ahora le fuese dado realizar tan sen-cillo acto en la drsena; ver galopar

La Avenida de Mayo, convertida en una antigua parada de carretas,

Los lecheros de 1840, paseando por la calle Florida.

Por fortuna, todo no es ms que ficcin; nuestras ordenanzas muni-cipales, previsoras en extremo, y el cambio total de costumVjres por nuestra asimilacin de lo europeo, no permitiran tales anacronismos; slo la fantasa del cronista le fu dado retrogradar al pasado, sin le-vantar las iras de los grandes rota-tivos, y sin sacar de sus cavilaciones al mulo de Vrtiz, que ahora go-bierna la feliz comuna del Puer-to de Santa. Mara de los Buenos Aires.

GOYO CUELLO. ;

Ca Avenida Diogonal 5el 6u5

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1 ^ ; \ I Sacando escombros.

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Cos trbalos 5e apeiuro 5e la primera cuora 5e a Avenida t>la9onQl SuO, Oe lo piasd 5e mayo al Dercado del Centro.

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Cornelia, la madre de los Gracos . . . S ; tienes razn, hijo mo. Cornelia fu una

madre ejemplar y admirable, que por su cultura exquisita y elevado origen, lgicamente debi decir, lo que la historia con delicado placer, le atri-buye. Hija de un gran hombre, de Scipin el africa-no y esposa de un verdadero patricio y ciudidano,

'educ sus hijos, no con el espritu estrecho de cas-ta, que slo tiene ojos y corazn para los suyos, sino con el amplio y hermoso concepto de los espritus superiores, que ven en los dems hombres, por hu-mildes y miserables que lo sean, sus semejantes. S, fu una madre admirable y por eso en su pecho ca-ban ampliamente el noble y santo orgullo de tener descendientes que la hicieran honor, como que sus Enseanzas, ejemplos y lecciones, eran hijas legti-mas de los sentimientos ms puros y elevados, y fu pues, con toda razn, que pudo decir la vanidosa dama campaniana, cjuc hablara de sus alhajas con la orguUosa petulancia de los enriquecidos, al pre-sentarle sus dos hijos, que ellos eran sus nicas y ms preciadas joyas.

Si; esto es cierto y me alegre q--e conozcas esa histo-ria, tan simple como bella, tan noble como educativa; pero lo que t no sabes, hijo mo, fu lo que respon-dieron los hijos de Cornelia, Grco y Tiberio, cuando, fueron as presentados ante la vanidosa dama. La historia lo ha callado, porque la historia suele tener esos silencios que serian inexplicables, sino supira-mos cuanto de interesado hay en sus pginas. Yo lo s, sin embargo, aunque ella no lo rcgisti'e, lo s perfectamente, ayudada por esa clarovidencia de las madres, que las indica sin necesidad de confe-sin espontnea, cuando cometes una falta realizas una buena accin. Las madres sabemos estas cosas por intuicin, don" precioso con que Dios nos ha

favorecido, para unirnos ms estrechamente nues-tros hijos, quienes no son otra cosa que carne de nuestra carne y alma de nuestra alma. Voy de-crtelo, pues, pero es necesario que te fijes bien y lo recuerdes en el futuro, porque aunque yo no sea Cornelia ni tampoco hija de Scipin el Africano, en caso anlogo no tendra dificultad alguna en presen-tar te como la alhaja ms preciosa de mi vida, de quien espero tanto, sino ms qu3 de sus hijos, la noble y virtuosa romana.

Y qu contestaron los hijos de Cornelia, ma-mita querida? Qu te parece que contestaran, hijo querido? Pero no, no me contestes. Voy de-crtelo, como te lo he prometido. Al oir Cornelia, los dos nios se arrojaron en sus brazos y mientras cubran de besos sus mejillas en el entusiasmo cari-oso de sus almas infantiles, murmuraron dulce-mente su odo las palabras que t taml^in mur-muraras en igual situacin: Madre, madre querida, te juramos hacer lo posible para que siempre y en todo momento, nos consideres, como lo haces ahora, tus joyas. Y ese compromiso fu tenido solemnemen-te durante toda su existencia. Tiberio y Graco fue-ron dignos de su nombre y de sus promesas y cuando con sacrificio de su tranquilidad y bajo la influencia de sus ideas generosas en favor de los que sufran, encontraron la miierte, Cornelia, al encerrarse en el

austero silencio d su respetado retiro, pudo co: -servar hasta el ltimo momento de su vida, con o el mayor adorno de su persona, el ttulo para siem-pre honroso y lleno de enseanzas, de madre de tos Gracos.

LUIS AGOTE.

Dib. de Dumont.

Escogiendo las naranjas. No os el caso do hacer estadsticas ni

demostrar con cuadros grficos cuan-tos millones de naranjas asciendo la pro-duccin corrontina ni cuantos cientos do miles de posos llega lo que la ferjz pro-vincia recibe en cambio del dorado fruto. No penetraremos, pues, en los dominios de la estadstica, sobrado ridos, y en cam-bio contemplaremos con la satisfaccin de quien ve algo suyo que le complace y contenta, el cuadro activo que nos pre-senta el campo oorrentino durante la po-ca del ao en que se arranca del rbol an no del todo maduras las naranjas dulces y