Niebla

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Universidad Pedagógica Nacional “Francisco Morazán” CUR-SPS Catedrático: Lic. Alberto Díaz Perdomo Espacio Pedagógico: Modelo Narrativo: Novela Integrantes: Anggy Geraldina Calderón Fary Said Nicoli Trabajo: Ficha de análisis literarios: Niebla Fecha: 8 Mayo de 2012

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Nuestro análisis literario: Niebla.

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Universidad Pedagógica Nacional “Francisco Morazán”

CUR-SPS

Catedrático: Lic. Alberto Díaz Perdomo

Espacio Pedagógico: Modelo Narrativo: Novela

Integrantes:

Anggy Geraldina Calderón

Fary Said Nicoli

Trabajo: Ficha de análisis literarios: Niebla

Fecha: 8 Mayo de 2012

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Obra:

Niebla

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Autor:

Miguel de Unamuno

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I

Datos Generales

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Miguel de Unamuno y Jugo

Nació en Bilbao en el 1864 y murió en Salamanca en 1936.

Estudió el bachillerato en el Instituto Vizcaíno, prosiguió sus

estudios en la Universidad de Madrid, donde se doctoró en

Filosofía y Letras.

Poeta, dramaturgo, novelista, pensador, filósofo escritor, profesor

y ensayista español; de una sagacidad, agudeza e independencia

poco frecuentes en la literatura hispánica. Unamuno es el mejor

prototipo del pensamiento filosófico-moral que alienta y

patrocina el trabajo crítico de los escritores de la Generación del

98 y está preocupado por el futuro de España ante el mundo

moderno. El año 1898 fue el en que España perdió sus últimas

colonias ultramarinas, hecho que provocó un examen de la

situación histórica del país. Los escritores identificados con la

Generación del 98 abogaban por una "europeización" de España.

Para Unamuno esa europeización debía abarcar también una

"españolización" de lo europeo.

Colaboró en gran número de revistas y periódicos de su tiempo.

Fue conferenciante en el ateneo madrileño y en diversos centros

de cultura.

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Unamuno fue un poeta genial. Algunos lo consideran como uno de

los mejores poetas líricos españoles de su siglo. Fue hondo y

fecundo, pero siempre "unamuniano", es decir, muy suyo,

inconfundible. En su poesía, Unamuno se deleita, se confiesa, se

abre, nos muestra su amor familiar y religioso sincero, su

profunda angustia ante el ser, ante Dios, ante la muerte y ante la

inmortalidad de alma. Es un debatir y debatirse continuo consigo

mismo. Y a los lectores, su poesía nos zarandea y nos azota,

haciéndonos partícipes de sus propias dudas y angustias

espirituales, como también es sus "ternuras" humanas.

Las obras de Unamuno se distinguen por una fuerte preocupación

filosófica e incorporan sus estudios de Kant, Hegel, Kierkegaard,

Nietzsche, Schopenhauer e Ibsen.

A Unamuno le apasionó toda su vida la filosofía y la historia, sobre

todo la filosofía de la historia de España. Fue profundamente

religioso pero se distanció mucho de la ortodoxia cristiana. El

pensamiento unamuniano refleja su angustia por la división entre

lo ideal y lo real, entre el corazón y la razón. Unamuno perdió la fe

católica tras unas crisis juveniles. Vivió unos años de militancia

socialista y estuvo afiliado al Partido Socialista Obrero Español

(PSOE) entre 1894 y 1897. Otra crisis a los 31 años le renovó la

meditación sobre los problemas espirituales y la política; en 1895

Unamuno le escribió a Clarín: "Sueño con que el socialismo sea

una verdadera reforma religiosa, cuando se marchite el

dogmatismo marxiano."

Abandonó la militancia política en 1897, concentrando su

atención en el problema de la muerte y de la nada. Los dos

grandes temas del problema de España y del sentido de la vida

humana lo angustiaron toda su vida. Además de preocuparse por

el futuro de su país, Unamuno mostró una profunda preocupación

por su fin personal. La fe es un problema central en su obra, pero

no le interesaba la fe estática sino la fe individual y personal. Para

Unamuno el anhelo de Dios y de la inmortalidad era tan

importante como el aspecto científico-racional del individuo.

Reconoció, sin embargo, que la fe tradicional no podía sostenerse

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ante los avances científicos modernos. Según Unamuno, la

persona siente la necesidad de Dios y la fe llega a ser una

afirmación del individuo. Sin embargo, Unamuno insistió que el

aspecto racional de la persona no le permite creer ciegamente.

Unamuno se consideró "un hombre de contradicción y de pelea

[. . .] uno que dice una cosa con el corazón y la contraria con la

cabeza, y que hace de esta lucha su vida." En más de una ocasión el

angustiado escritor declaró que "la paz es mentira." Los temas

predilectos de Unamuno--la inmortalidad, la procreación, la

maternidad, la lucha del individuo por realizarse--no son sino

pretextos para la exploración de sus ideas filosóficas.

Empleaba un lenguaje esencial, sin adornos, para transmitir sus

ideas. Buscaba un estilo desnudo que permitiera desplegarse una

densidad de ideas. Unamuno luchaba con el lenguaje para

conseguir lo que él llamaba "una lengua seca, precisa, rápida, sin

tejido conjuntivo." Sus personajes casi carecen de descripción

física, ya que lo que los definen es la lucha interior.

La obra literaria de Unamuno resiste toda categorización.

Rechazó los límites tradicionales del género narrativo al escribir

Niebla (1914), obra que él clasificó de "nívola" en vez de

"novela": "Invento el género e inventar un género no es más que

darle un nombre nuevo, y le doy las leyes que me placen."

Obra Literarias:

1895-En torno al casticismo (ensayos)

1897-Paz en la guerra (novela sobre la guerra carlista)

1898-La esfinge (drama)

1899-La venda (drama)

1902-Amor y pedagogía (novela de ideas)

1903-De mi país (ensayos)

1905-Vida de don Quijote y Sancho

1907-Poesías

1910-La España que vuelve Fedra (dramas)

1911-Rosario de sonetos líricos

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Por tierras de Portugal y España (ensayos)

1913-Del sentimiento trágico de la vida en los hombres y en

los pueblos (ensayos)

1914-Niebla

1917-Abel Sánchez: una historia de pasión

1920-El Cristo de Velázquez (poesía)

Tres novelas ejemplares y un prólogo. (Dos madres; El

marqués de Lumbría; Nada menos que todo un hombre)

1921-La tía Tula

1922-Andanzas y visiones españolas

1923-Rimas de dentro

Teresa (poesía)

1924-La agonía del cristianismo (ensayos; no se publicó en

España hasta 1930; Unamuno emplea aquí la palabra "agonía" en

su sentido etimológico de "lucha")

1925-De Fuerteventura a París. Diario íntimo de

confinamiento y destierro vertido en sonetos

1926-Sombras de sueño, El otro (dramas)

1927-Cómo se hace una novela

1928-Romancero del destierro

1929-El hermano Juan o El mundo es teatro (teatro)

1933-San Manuel Bueno, mártir y tres novelas más (La

novela de Don Sandalio, jugador de ajedrez; Un pobre hombre

rico o El sentimiento cómico de la vida; Una historia de amor)

1953-Cancionero. Diario poético (publicado póstumamente)

Época, escuela o movimiento literario al que pertenece la obra:

Corresponde al el Existencialismo y constituye una de las obras

cumbres de la Generación del 98.

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El Existencialismo:

El Existencialismo es un movimiento filosófico que resalta el

papel crucial de la existencia, de la libertad y la elección

individual, que gozó de gran influencia en distintos escritores de

los siglos XIX y XX.

La diversidad de posiciones que se asocian al existencialismo,

provoca que el término no pueda ser definido con precisión. Se

pueden identificar, sin embargo, algunos temas comunes a todos

los escritores existencialistas. El término en sí mismo sugiere un

tema principal: el énfasis puesto en la existencia individual

concreta y, en consecuencia, en la subjetividad, la libertad

individual y los conflictos de la elección.

Individualismo Moral

La mayoría de los filósofos desde Platón han mantenido que el

bien ético más elevado es el mismo para todos: en la medida en

que uno se acerca de la perfección moral, se parece a los demás

individuos perfectos en el plano moral. El filósofo danés del siglo

XIX Sören Kierkegaard, el primer escritor que se calificó de

existencialista, reaccionó contra esta tradición al insistir en que el

bien más elevado para el individuo es encontrar su propia y única

vocación. Como escribió en su diario: "Tengo que encontrar una

verdad que sea verdadera para mí… la idea por la que pueda vivir

o morir". Otros escritores existencialistas se han hecho eco de la

creencia de Kierkegaard de que uno ha de elegir el camino propio

sin la ayuda de modelos universales, objetivos. En contra de la

idea tradicional de que la elección moral implica un juicio

objetivo sobre el bien y el mal, los existencialistas han afirmado

que no se puede encontrar ninguna base objetiva, racional, para

defender las decisiones morales. El filósofo alemán del siglo XIX

Friedrich Nietzsche sostuvo que el individuo tiene que decidir qué

situaciones deben ser consideradas como situaciones morales.

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Subjetividad

Todos los existencialistas han seguido a Kierkegaard al resaltar la

importancia de la acción individual apasionada al decidir sobre la

moral y la verdad. Han insistido, por tanto, en que la experiencia

personal y actuar según las convicciones propias son factores

esenciales para llegar a la verdad. Así, la comprensión de una

situación por parte de alguien que está comprometido en esa

situación es más alta que la del observador indiferente, objetivo.

Este énfasis puesto en la perspectiva del agente individual ha

hecho que los existencialistas sean suspicaces respecto al

razonamiento sistemático. Kierkegaard, Nietzsche y otros

escritores existencialistas fueron, de un modo intencionado, no

sistemáticos en la exposición de sus filosofías y prefirieron

expresarse mediante aforismos, diálogos, parábolas y otras

formas literarias. A pesar de su posición antirracionalista de

partida, no se puede decir que la mayoría de los existencialistas

fueran irracionales en el sentido de negar toda validez al

pensamiento racional. Han mantenido que la claridad racional es

deseable allí donde sea posible, pero que las materias más

importantes de la vida no son accesibles a la razón o a la ciencia.

Además, han sostenido que incluso la ciencia no es tan racional

como se supone. Nietzsche, por ejemplo, afirmó que la visión

científica de un universo ordenado es para la mayoría una ficción

práctica, una entelequia.

Características

El hombre es pura existencia y pura libertad.

El hombre no tiene razón de ser ni sentido determinado.

El hombre es una pasión inútil. Nada tiene un por qué. El

mundo es absurdo.

Los demás disminuyen mi libertad.

No podemos salir del absurdo de la existencia sino por la

muerte.

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La palabra existencia se utiliza referida exclusivamente al

ser humano. Sólo el hombre existe.

Existir significa que el hombre “se realiza como interioridad,

como conciencia y como libertad, saliendo fuera de sí mismo, en el

encuentro con las cosas y en la apertura con los otros en el mundo

(Dondeyne)”.

Subraya la individualidad del ser humano, por encima del

hombre abstracto del Idealismo y del hombre genérico del

Marxismo.

Palabras clave

Lo particular · Subjetividad · Existencia

Experiencia · Individualidad · Libertad

Lo inmediato

Aspectos positivos ·

+ Importancia del hombre concreto existencial

+ Importancia del SER del hombre sobre el TENER o POSEER.

+ Valor de la libertad: importancia de la opción personal y de

la responsabilidad en el mundo

Aspectos negativos ·

-Visión trágica y desesperada de la existencia, encerrada en un

aquí y ahora sin más esperanza.

-Disolución de la verdad en la subjetividad. El mundo de los

valores los crea el hombre en el ejercicio de su libertad, al optar

por esto o aquello. No existen valores objetivos y permanentes.

-Afirmación de la libertad como una fuerza sin límites y sin metas.

-Desconfianza hacia la apertura y el amor a los otros hombres:

imposibilidad de comunicación interpersonal y de comunidad

humana.

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Contexto histórico del momento en que fue escrita la obra:

Generación del 98

Se ha llegado a definir el término “generación” como una unidad

cronológica conforme a la cual debiera computarse la historia. Se

señala que debemos distinguir entre una generación que acepta

su herencia de sus antecesores -generaciones acumulativas- que

conserva y enriquece el legado cultural; y otra, que rechaza esa

herencia y busca una respuesta espontánea, original: son

generaciones eliminatorias o de combate. De este tipo es la

Generación del 98.

A pesar de los numerosos cambios políticos y sociales que

afectaron a España durante la primera mitad del siglo XX., la

creación cultural fue testigo de un nuevo renacimiento, entró en

una fase desacostumbrada de actividad creadora, surgió un

esplendor que provocó que algunos estudiosos hablaran de este

periodo como “La edad de plata”, que tiene sus inicios en 1898 y

termina con el estallido de la guerra civil en 1936.

El primer cambio lo inicia la pérdida de las últimas colonias de

España, y en general, la conclusión de un largo periodo de

decadencia que tuvo su origen en el siglo XVII. Un amplio grupo de

escritores reaccionó en contra de estos acontecimientos, en una

búsqueda constante de las causas y las soluciones para volver a

construir lo que en tiempos fue España. Se les conoce como “La

Generación del 98” y en este grupo se encuentran muchas figuras

importantes de la literatura española. Sin embargo, sus

actividades no se limitaban únicamente a la literatura, sino que se

extendían desde el campo de la ciencia, la medicina y la historia

hasta la realización de ensayos.

Algunos miembros de esta Generación alcanzaron un lugar en la

literatura universal, como es el caso del escritor vasco Miguel de

Unamuno, autor de la obra analizada, quien en su “Sentimiento

trágico de la vida”, ofrece las reflexiones y los temas básicos del

Existencialismo. Otro escritor de origen vasco, Pío Baroja, gran

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novelista realista, crea su narración con increíble simplicidad,

naturaleza y dinamismo. Azorín nos describe Castilla y su gente, la

“belleza de lo ordinario”. El gallego Ramón María del Valle Inclán

nos proporciona la musicalidad de su prosa, la que experimenta la

primera estética modernista y el “esperpento”. El andaluz,

Antonio Machado, inició su poesía contemporánea con una

profunda meditación temporal.

En casi todos los escritores de la generación del Noventa y Ocho es

fundamental la preocupación por España y sus problemas.

Las características de la “Generación del Noventa y Ocho” son las

siguientes:

Pesimismo patriótico: La Patria no debe ser alabada de

puertas afuera. España debe ser conocida en sus bellezas

olvidadas.

La europeización: La cultura española pierde su carácter

tradicional y se deja influenciar según modelos extranjeros,

especialmente alemanes, ingleses y franceses.

El Autodidactismo: Se refiere a que los escritores de esta

generación son autodidactas; llevan a la prensa y al libro sus ideas

y sus doctrinas.

La Rebeldía: Toda la labor de la generación del Noventa y

Ocho está caracterizada por un noble deseo renovador.

El Estilo: Los escritores del Noventa y Ocho estudian

concienzudamente el lenguaje, aprovechando el origen

etimológico de las palabras. Es de sobra sabido que había una

gran diferencia entre los autores del 98 en cuanto al estilo se

refiere, pero a la vez tenían en común una actitud crítica e

interrogativa, y muchas ganas de modernizar y liberalizar España.

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II

Análisis de contenido

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Argumento:

Augusto Pérez, un joven de muy buena posición, sale de su casa

con el paraguas bajo el brazo pues amenaza con llover. Augusto

vivía en una casa muy grande de la calle Alameda y en compañía

de sus dos fieles sirvientes. Su madre había muerto dos años atrás

y él era el único heredero de una considerable fortuna.

Augusto se pasaba la vida entre el casino -en compañía de su

amigo Víctor-, sus paseos por la Alameda y su casa. Augusto había

gozado de una buena educación y amaba la lectura, disfrutaba de

sostener intensos monólogos con él mismo.

Una tarde, mientras se dirigía al casino, se cruzó con una joven de

lindas facciones y, sobre todo, de unos ojos oscuros tan profundos

como el abismo. La presencia de la joven llamó la atención de

Augusto que al verla salir de un edificio, decidió preguntar por su

nombre. Tocó a la puerta de la portera y ésta, Margarita, le habló

de la maestra de piano. Se llamaba Eugenia, huérfana, vivía con

sus tíos y tenía muchos pretendientes. Augusto se marchó

turbado y dispuesto a ponerse en contacto con la joven. Ya en el

casino, le contó a Víctor que se había enamorado a primera vista.

De regreso en su casa, se dispuso a pensar en Eugenia y a

escribirle una carta. Reconocía que la había vista muy poco y casi

ni la recordaba, pero el efecto que le había causado era más

profundo que eso: había descubierto a las mujeres y, con ello, el

amor. Cuando Augusto lleva la carta a la portera, ésta le dice que

la señorita Eugenia tiene novio. Augusto Pérez está dispuesto a

luchar por su nuevo y, hasta entonces, único amor. Después de

varios días, bajo cualquier pretexto se mete en la casa de Eugenia

y conoce a sus tíos. Ermelinda, la tía, mujer interesada en el

dinero, al saber la procedencia del joven decide apoyarlo en su

conquista. La tía le informa a Augusto que Eugenia sufre mucho

porque debe pagar la hipoteca de su casa.

Así pasan los días, Augusto pensando y pensando hasta que

encuentra la forma de acercarse a su amor: pagarle la hipoteca.

Después de un tiempo de frecuentar a los tíos de Eugenia, una

tarde les informa que la deuda está saldada. Liduvina, la criada de

Augusto, le informa que la maestra de piano pregunta por él.

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Eugenia rechaza su ayuda y le reclama sus intenciones de

comprar su amor, además, ella asegura estar enamorada y

próxima a casarse. Mauricio, el sobrino de la portera, es el galán

de Eugenia, un hombre sin oficio ni beneficio y sin mayor

iniciativa pero del cual la señorita está enamorada. Siempre que

se encuentran, Eugenia le reclama sus pocas intenciones de

trabajar y, ahora, lo amenaza con casarse con Augusto Pérez si no

le deja otra alternativa. Mauricio le sugiere que acepte la

propuesta, Eugenia se indigna y decide dejarlo. El tiempo pasa y

Eugenia ha despertado en Augusto los deseos de enamorarse,

además, es el consejo que le dan sus amigos. Después de consultar

varias opiniones, Augusto decide buscar el amor en otras mujeres.

A la ruptura con Mauricio, Eugenia decide reconciliarse con

Augusto. La joven aparece en casa de Augusto, le agradece el pago

de la hipoteca y le ofrece su amistad. El joven Pérez decide probar

las intenciones de Eugenia pero cae en la trampa. Se van a casar

pero, pocos días antes de la boda, Eugenia le escribe para decirle

que se va con Mauricio quien ha encontrado un empleo que el

mismo Pérez le consiguió.

Después de darle mil vueltas al asunto, Pérez decide suicidarse

pero antes quiere consultar otra opinión. Va a Salamanca donde

vive Miguel Unamuno y tras discutir ambos acaloradamente y tras

revelarse el personaje hacia su creador, poniéndole furioso. Éste

se niega rotundamente y le confiesa que Augusto es un ente de

ficción que, además, no puede decidir sobre su destino. Unamuno

decide matar a Augusto Pérez antes que él mismo lo haga. Esa

noche, Augusto regresa a casa y les avisa a sus sirvientes que va a

morir. Liduvina y Domingo creen que se ha vuelto loco, pero

cuando Augusto se va a dormir y este ya no despierta. Tras

enterarse Unamuno de la muerte de su personaje, piensa en

resucitarle para que se quite la vida a sí mismo, pero la aparición

de Augusto en los sueños del autor le previene de tal barbaridad.

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Temas destacados en la novela:

La verdad

El amor

La mentira

La pobreza

La desconfianza

La envidia

El egoísmo

La depresión

El suicidio

Identificación de personajes:

Personajes principales:

Augusto Pérez

Personajes secundarios:

Eugenia Domingo del Arco

Víctor Goti

Orfeo

Rosario

Mauricio

Unamuno

Personajes de fondo:

Ermelinda

Domingo

Liduvina

Fermín

Antolín S. Paparrigopoulos

Marta

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Diseño de la obra:

Aunque el tiempo es lineal, Unamuno intercala una pequeña

historia al margen del argumento principal, como ya hizo en su

día Don Miguel de Cervantes Saavedra en la que fue su obra

maestra y en opinión de Miguel de Unamuno “la biblia española”

“El Ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha”. Sin embargo esta

historia corta que ocupa solamente un capítulo de la obra, así que

no altera el orden cronológico de esta obra.

Critica de la Obra:

Es ante todo una gran novela, por varios motivos, algunos son sus

peculiaridades y su propio estilo, así como la magnífica

recreación sentimental, pasional y humana de sus escasos

personajes.

A nuestro parecer cabe destacar la importancia que tiene en el

protagonista de la obra Augusto Pérez, su propia condición

humana, su carácter, o su falta de él, su decisión unas veces o su

indecisión para el posterior devenir y desenlace de la novela.

Otro aspecto reseñable, por lo que tiene de novedad e incluso de

provocación con el lector es el recurso de confrontar, realidad e

irrealidad, normalidad y fantasía, todo esto llevado por parte del

autor hasta el extremo de convertirse él mismo en un personaje

de su propia novela.

Otro aspecto a tener en cuenta es la magnífica recreación del

universo personal de cada uno de sus personajes, sobre todo

Augusto y Eugenia, sus pasiones, sus certezas y contradicciones,

sus caracteres y los condicionantes de los mismos. Con todo esto

Unamuno llega a involucrar al lector en sus propios personajes

mucho más de lo que parece a primera vista, ya que cada uno

desde el principio va labrando su propio devenir en la novela.

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Opinión de la obra:

En cierto modo es verdad que costó mucho leerlo, pero no porque

fuera aburrido, sino por los amplios monólogos filosóficos que

Augusto se plantea y que a nosotros personalmente nos han

encantado. La historia de niebla es en sí muy simple y no contiene

ninguna complicación en lo que al argumento se refiere; lo difícil

de veras es entender completamente al protagonista, cuyos

soliloquios de contenido filosófico y metafísico a veces no son sino

reflejos de las bases del pensamiento de Miguel de Unamuno.

La lectura de este clásico de la generación del 98 es amena

divertida y profundamente filosófica, y por lo tanto didáctica,

además de reconfortante. Influye también saber que ésta es la

primera novela en la que un personaje se rebela contra su autor

ante la decisión del creador de darle muerte.

Valores y anti valores destacados en la obra:

Valores:

La amistad

El amor

La religión

Antivalores:

La traición

Los celos

El odio

La desconfianza

La envidia

La cobardía

El suicidio

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Recursos estilísticos empleados en la obra:

Personificación:(atribución de características de personas a seres inanimados):

“Pues eso es, querido Augusto, que tu repuesto de amor dormía

inerte en el fondo de tu alma, sin tener donde meterse; llegó

Eugenia, la pianista, te sacudió y remejió con sus ojos esa charca

en que tu amor dormía: se despertó este, brotó de ella, y como es

tan grande se extiende a todas partes. Cuando uno como tú se

enamora de veras de una mujer se enamora a la vez de todas las

demás”… (Pág. 135)

Antonomasia (Figura que consiste en utilizar un adjetivo para referirse a un nombre apelativo en vez del propio.)

Al despedirse, Víctor, poniéndose la diestra, a guisa de yugo, sobre el cerviguillo, le susurró al oído: ––Conque Eugenita la pianista, ¿eh? Bien, Augustito, bien; tú poseerás la tierra. «¡Pero esos diminutivos ––pensó Augusto––, esos terribles diminutivos!» Y salió a la calle… (Pág.13)

Símil o Comparación (Relación entre dos clases de ideas u objetos, la cual se establece mediante la conjunción comparativa “como”)

“La ley es siempre triste, don Augusto. Y es más triste un amor que

nace y se cría sobre la tumba de otro, y como una planta que se

alimenta, como de mantillo, de la podredumbre de otra planta”…

(Pág. 207)

Exclamación: (Es una manifestación emotiva de alegría, miedo, dolor, felicidad. Va siempre entre signos de exclamación (¡!).)

¿Qué es sino un vago? Y a nosotros ¿qué nos importa que trabaje o

no? ¡El trabajo! ¡El trabajo! ¡Hipocresía! Para trabajo el de ese

pobre paralítico que va ahí medio arrastrándose... Pero ¿y qué sé

yo? ¡Perdone, hermano!

––Esto se lo dijo en voz alta––.

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¿Hermano? ¿Hermano en qué? ¡En parálisis! Dicen que todos

somos hijos de Adán… (Pag.8)

Hipérbole: (exageración inverosímil)

Y ya en la cama siguió diciéndose: «Pues el caso es que he estado

aburriéndome sin saberlo, y dos mortales años... desde que murió

mi santa madre... (Pág.15)

Metáfora: (llamar una cosa con el nombre de otra que se le asemeja)

Ya lo decía mi inolvidable don Leoncio: ¡no metáis en la cabeza lo

que os quepa en el bolsillo! A lo que habría que añadir por

complemento: ¡no metáis en el bolsillo lo que os quepa en la

cabeza!... (Pág.9)

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III

Análisis de forma

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Estructura de la obra:

Se estructura en un prólogo. Después de este prólogo le suceden

treinta y tres capítulos estructurados en cinco partes. Tras estos

capítulos termina con un epílogo

1. Prólogo de Víctor Goti y post-prólogo de Unamuno.

2. Cap. I al V. Muestran el inicio de la transformación que sufre

Augusto. Por una mujer sale de la nebulosa y toma contacto con el

exterior.

3. Desde el VI al XXX: vaivenes de las inciertas relaciones del

protagonista con Eugenia. Confusas cavilaciones.

4. Cap. XI al XXXIII. Estamos en otra perspectiva, adquirimos

conciencia de que es un ser ficticio que está a expensas de su

creador. Irrumpe la primera persona en la voz narradora (el

propio Unamuno).

5. Oración fúnebre a modo de epílogo de Orfeo (nombre

metafórico: emprende la búsqueda del alma perdida de su amo).

Antecedentes: el coloquio de los perros de Cervantes.

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Formas de expresión: Descripción:

Cronografía: (descripción de una época, tiempo o momento.)

Había cesado la llovizna. Cerró y plegó su paraguas y lo enfundó.

Acercóse a un banco, y al palparlo se encontró con que estaba

húmedo. Sacó un periódico, lo colocó sobre el banco y sentóse.

Luego su cartera y blandió su pluma estilográfica. «He aquí un

chisme utilísimo ––se dijo––; de otro modo, tendría que apuntar

con lápiz el nombre de esa señorita y podría borrarse…. (Pág.9)

Topografía: (Describir un lugar, paisaje o región.)

Pero... ¿adónde me llevas, loca fantasía?» Y apuntó en su cartera: Eugenia Domingo del Arco, Avenida de la Alameda, 58. Encima de esta apuntación había estos dos endecasílabos:

De la cuna nos viene la tristeza y también de la cuna la alegría... (Pág.9)

Prosopografía: (Describir el exterior de una persona.)

Me habían llevado allí sus ojos, sus ojos, que son refulgentes

estrellas mellizas en la nebulosa de mi mundo. Perdóneme,

Eugenia, y deje que le dé familiarmente este dulce nombre;

perdóneme la lírica. Yo vivo en perpetua lírica infinitesimal…

(Pág.11)

Etopeya: (Describir lo interno de una persona.)

Esta mi vida mansa, rutinaria, humilde, es una oda pindárica

tejida con las mil pequeñeces de lo cotidiano. ¡Lo cotidiano! ¡El

pan nuestro de cada día, dánosle hoy! Dame, Señor, las mil

menudencias de cada día. Los hombres no sucumbimos a las

grandes penas ni a las grandes alegrías, y es porque esas penas y

esas alegrías vienen embozadas en una inmensa niebla de

pequeños incidentes… (Pág.10)

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Manejo del tiempo:

Interno: El tiempo dentro de la obra.

Aproximadamente un año.

Externo: ubica la obra en la Historia.

Ocurre en un pequeño pueblo, cerca de Salamanca, este pueblo no

es mencionado en la obra. El despacho de Unamuno es recreado

en el viaje que realiza Augusto a Salamanca.

Diálogo en la narración:

En forma directa: Se transmite fielmente lo que dicen los personajes.

––Dígame, buena mujer ––interpeló a la portera sin sacar el índice y el pulgar del bolsillo––, ¿podría decirme aquí, en confianza y para inter nos, el nombre de esta señorita que acaba de entrar?––Eso no es ningún secreto ni nada malo, caballero.

––Por lo mismo. ––Pues se llama doña Eugenia Domingo del Arco.

–– ¿Domingo? Será Dominga...––No, señor, Domingo; Domingo es su primer apellido… (Pág.9)

En forma indirecta (El narrador o uno de los personajes cuentan lo que decía otro personaje.)

Y ha estado estos días de morro, con un humor de todos los

diablos. Hasta que ayer me llamó, me dijo que estaba arrepentida

de cuanto le había dicho a usted, que se excedió y fue con usted

injusta, que reconoce la rectitud y nobleza de las intenciones de

usted y que quiere no ya que usted le perdone aquello que le dijo

de que la quería comprar, sino que no cree semejante cosa.

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Es en esto en lo que hizo más hincapié. Dice que ante todo quiere

que usted le crea que si dijo aquello fue por excitación, por

despecho, pero que no lo cree... (Pág.46)

Monólogo (Se transmite lo que dice un personaje estando solo. Una plática interior o cuando una persona habla sola. )

Abrió el paraguas por fin y se quedó un momento suspenso y pensando: «y ahora, ¿hacia dónde voy?, ¿tiro a la derecha o a la izquierda?» Porque Augusto no era un caminante, sino un paseante de la vida. «Esperaré a que pase un perro ––se dijo–– y tomaré la dirección inicial que él tome.»…(Pág.8)

Tipo de narrador:

El narrador protagonista (Es testigo de la historia. Él participa de la misma, observa y describe lo que hace cada uno de los personajes porque conviven con ellos).

Los vagos son ellos, los que dicen que trabajan y no hacen sino

aturdirse y ahogar el pensamiento. Porque, vamos a ver, ese

mamarracho de chocolatero que se pone ahí, detrás de esa

vidriera, a darle al rollo majadero, para que le veamos, ese

exhibicionista del trabajo, ¿qué es sino un vago? Y a nosotros ¿qué

nos importa que trabaje o no? ¡El trabajo! ¡El trabajo!

¡Hipocresía!... (Pág.8)

El narrador observador (Sólo cuenta lo que puede observar. El narrador muestra lo que ve, de modo parecido a como lo hace una cámara de cine o video.)

¿Qué hará allí, tirado de bruces en el suelo? ¡Contemplar a alguna

hormiga, de seguro! ¡La hormiga, ¡bah!, uno de los animales más

hipócritas! Apenas hace sino pasearse y hacernos creer que

trabaja. Es como ese gandul que va ahí, a paso de carga, codeando

a todos aquellos con quienes se cruzan, y no me cabe duda de que

no tiene nada que hacer… (Pág.8)

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