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NEGOCIACIONES COMERCIALES RESTRICTED MULTILATERALES MTN.GNG/NG 5 /W/28 RONDA URUGUAY 6 de noviembre de 1987 Distribución especial Grupo de Negociaciones sobre Mercancías (GATT) O r i g i n a l : inglés Grupo de Negociación sobre la Agricultura GRUPO DE NEGOCIACIÓN SOBRE LA AGRICULTURA REUNION DE LOS DÍAS 26 Y 27 DE OCTUBRE DE 1987 Declaración de Nueva Zelandia He pedido la palabra para respaldar la presentación oficial, hecha hoy, de la propuesta del Grupo de Cairns sobre la reforma del sistema de comercio agrícola mundial. Tras reflexionar acerca de las exposiciones que oí ayer, he llegado a la conclusión de que la cuestión esencial en torno a la que gira el debate es la del "realismo". Ciertas propuestas han sido juzgadas realistas o carentes de realismo. Poco es el esfuerzo que se ha hecho para sustentar tales juicios. Mi intención es examinar más a fondo esa cuestión esta mañana. Los negociadores fogueados -y veo muchos en la sala hoy- están habi- tuados a que se defina el realismo en su esfera de competencia en términos ie lo que les es dable conseguir que los políticos de su país acepten la semana siguiente. Pero hay otras realidades fuera de las realidades políticas a corto plazo: hay realidades económicas, como el buen aprove- :hamiento de los recursos y los límites de las políticas presupuestarias lacionales; hay realidades en materia de políticas sociales, como la jficaz consecución de los objetivos previstos, desde el punto de vista íumano y valorativo. Al redactar la propuesta del Grupo de Cairns, sus lutores procuraron ser realistas en todos los sentidos, respecto no sólo de sus propios procesos políticos, sino también del de los demás participantes m las negociaciones y de las realidades económicas y sociales. Puede que larezca que no soy yo el llamado a hacer tal afirmación sobre la propuesta leí Grupo de Cairns. Permítaseme intentarlo y fundamentarla. En primer lugar, el Grupo de Cairns ha procurado ser realista en :uanto al ritmo que ha de imprimirse al cambio. Permítaseme plantear la :uestión simplificándola deliberadamente al máximo ¿acaso hay algún país lesarrollado en el GATT capaz de sostener que no puede alcanzar sus propios ibjetivos económicos y sociales generales con un entorno en que el mercado lería el factor motriz del comercio agrícola mundial a partir del próximo iglo, del año 2000? He aludido expresamente ahí a los países desarrollados. En el seno el Grupo de Cairns ha quedado aceptada la posibilidad de que se requieran 'lazos más largos en el caso de los países en desarrollo. Cabe que algunos o consideren realista esa faceta de la propuesta del Grupo de Cairns, ero si lo que queremos es que haya una solución multilateral, el resultado a de reflejar la posición política de los países en desarrollo. La ECRETARIA DEL GATT R-87-0351

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NEGOCIACIONES COMERCIALES RESTRICTED

MULTILATERALES MTN.GNG/NG5/W/28

RONDA URUGUAY 6 de noviembre de 1987

Distribución especial

Grupo de Negociaciones sobre Mercancías (GATT) O r i g i n a l : i n g l é s Grupo de N e g o c i a c i ó n sob re l a A g r i c u l t u r a

GRUPO DE NEGOCIACIÓN SOBRE LA AGRICULTURA REUNION DE LOS DÍAS 26 Y 27 DE OCTUBRE DE 1987

Declaración de Nueva Zelandia

He pedido la palabra para respaldar la presentación oficial, hecha hoy, de la propuesta del Grupo de Cairns sobre la reforma del sistema de comercio agrícola mundial. Tras reflexionar acerca de las exposiciones que oí ayer, he llegado a la conclusión de que la cuestión esencial en torno a la que gira el debate es la del "realismo". Ciertas propuestas han sido juzgadas realistas o carentes de realismo. Poco es el esfuerzo que se ha hecho para sustentar tales juicios. Mi intención es examinar más a fondo esa cuestión esta mañana.

Los negociadores fogueados -y veo muchos en la sala hoy- están habi­tuados a que se defina el realismo en su esfera de competencia en términos ie lo que les es dable conseguir que los políticos de su país acepten la semana siguiente. Pero hay otras realidades fuera de las realidades políticas a corto plazo: hay realidades económicas, como el buen aprove-:hamiento de los recursos y los límites de las políticas presupuestarias lacionales; hay realidades en materia de políticas sociales, como la jficaz consecución de los objetivos previstos, desde el punto de vista íumano y valorativo. Al redactar la propuesta del Grupo de Cairns, sus lutores procuraron ser realistas en todos los sentidos, respecto no sólo de sus propios procesos políticos, sino también del de los demás participantes m las negociaciones y de las realidades económicas y sociales. Puede que larezca que no soy yo el llamado a hacer tal afirmación sobre la propuesta leí Grupo de Cairns. Permítaseme intentarlo y fundamentarla.

En primer lugar, el Grupo de Cairns ha procurado ser realista en :uanto al ritmo que ha de imprimirse al cambio. Permítaseme plantear la :uestión simplificándola deliberadamente al máximo ¿acaso hay algún país lesarrollado en el GATT capaz de sostener que no puede alcanzar sus propios ibjetivos económicos y sociales generales con un entorno en que el mercado lería el factor motriz del comercio agrícola mundial a partir del próximo iglo, del año 2000?

He aludido expresamente ahí a los países desarrollados. En el seno el Grupo de Cairns ha quedado aceptada la posibilidad de que se requieran 'lazos más largos en el caso de los países en desarrollo. Cabe que algunos o consideren realista esa faceta de la propuesta del Grupo de Cairns, ero si lo que queremos es que haya una solución multilateral, el resultado a de reflejar la posición política de los países en desarrollo. La

ECRETARIA DEL GATT R-87-0351

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propuesta del Grupo de Cairns a ese respecto es, a juicio nuestro, realista.

La propuesta del Grupo de Cairns ha demostrado ser realista, a mi entender, al intentar abordar la causa medular del problema, y no tan sólo sus síntomas. El meollo del actual problema de la agricultura mundial reside en el nivel de apoyo extraordinariamente alto y en el género de medidas de política de que se valen los Estados para suministrar ese apoyo. Hemos contemplado por tanto -y nuestra propuesta no es la única que lo prevea- un período prolongado de reforma para la reducción gradual de ese nivel de apoyo global. Al mismo tiempo, pensamos que no sería enteramente realista imaginar que en el mundo real todas las distorsiones del comercio pueden afrontarse recurriendo a algún tipo de fórmula aritmética neutra. Hemos propuesto por esa razón que en todo programa que se conciba para reducir el apoyo global se dé necesariamente atención prioritaria a las medidas causantes de las mayores distorsiones. Según lo acordado por nuestros Ministros en Punta del Este, tenemos que abordar las causas al tiempo que reducir los efectos negativos de todas las subvenciones. Creemos que la propuesta del Grupo de Cairns asegura un equilibrio y una simetría que son realistas.

El Grupo de Cairns también ha procurado ser realista en lo tocante a su enfoque sobre las excepciones al marco a largo plazo, esto es, con respecto al apoyo desvinculado de la producción. Es un hecho que donde hay gobiernos habrán políticas agrícolas. Ningún Ministerio de Agricultura desaparecerá de un plumazo, visible o invisible. No habrá gobierno que no desee prestar algún grado de apoyo a los agricultores. Fundar una propuesta de negociación en premisas distintas de las anteriores no sería realista. La propuesta del Grupo de Cairns no incurre en ese error. Su enfoque permite que el cambio resulte aceptable para los círculos agrícolas de todos nuestros países.

Pero tampoco seria realista considerar opción blanda a la idea de desvinculación, de red de seguridad o de excepciones, comoquiera que se 3

desee llamarla. Nos parece que en cualquiera de los sectores de la coope- (

ración internacional se puede perder a menudo el norte cuando se acuñan de improviso términos políticamente novedosos y atrayentes. Estos suelen I prometer más de lo que les es dable ofrecer. Pueden hacer creer que hay ' soluciones nuevas para antiguos problemas. Pienso por ejemplo en nuestros colegas del mundo financiero que están aprendiendo en este preciso momento lo que realmente entraña la amable expresión "coordinación de las políticas macro-económicas". Los responsables de ese sector van a verse forzados nada menos que a reencauzar las políticas internas en una dirección que habrían preferido evitar. Tendremos que hacer exactamente lo mismo al P negociar la amplitud de la red de seguridad de desvinculación. La desvin­culación no es una opción blanda. A ningún agricultor rico subvencionado le será en "absoluto fácil deslizarse por el ojo de aguja semejante. Si la a' cesta de desvinculación es demasiado grande, las excepciones demasiado p

generales, todas las distorsiones actuales que están causando problemas en P los mercados agrícolas mundiales subsistirán y no se habrá resuelto el

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problema, siendo así que nuestra responsabilidad es resolverlo. Estimamos, pues, que el enfoque del Grupo de Cairns sobre las excepciones respecto del plazo largo es realista.

La propuesta del Grupo de Cairns es de carácter totalizador. Abarca a todos los productos y a todos los países. Se trata, de acuerdo con la terminología de la OCDE, a mi juicio enteramente conforme con la filosofía fundamental del GATT, de una propuesta de programa de liberalización del comercio de una multiplicidad de productos y de países. Eso es lo realista. Toda propuesta que se limite a elegir uno o dos sectores de productos y procure resolver los problemas particulares de los mismos está condenada, a nuestro entender, al fracaso. Ese enfoque sería desacertado desde el punto de vista económico: los recursos simplemente se transfe­rirán a productos excluidos de la liberalización del comercio. También sería defectuoso desde el punto de vista político. ¿Acaso en algún país se podrá convencer a un determinado grupo de. intereses que debe aceptar la disciplina de una liberalización del comercio a largo plazo cuando se exceptúa de ésta a algún otro grupo de intereses? Según nuestro parecer, toda propuesta que no abarque a la totalidad de los productos carece de realismo. De modo semejante, toda propuesta cuyo objeto expreso sea hacer recaer en otros países la carga del reajuste de las políticas tiene pocos visos de realismo. Las implicancias del texto de Punta del Este en este caso son muy importantes. Nos hemos de ocupar de todas las subvenciones que afectan a los mercados agrícolas mundiales. El aspecto político de ese empeño no podrá hacerse realidad a menos que todos los grandes países otorgantes de subvenciones se vean captados por el enfoque general elabo­rado en este Comité. Creemos, por ese motivo, que la propuesta del Grupo de Cairns es enteramente realista al basarse en un enfoque totalizador.

Por lo que se refiere al enfoque sobre las medidas de aplicación inmediata -denominadas "medidas correctivas de pronta aplicación" en la propuesta del Grupo de Cairns-, pensamos nuevamente que en ésta se ha conseguido un equilibrio razonable entre el doble peligro de buscar un resultado rápido y de dejar toda posibilidad de mejora para alguna distante ocasión futura. Como hemos indicado en ella, proponemos que se tomen medidas correctivas de pronta aplicación en cuanto se llegue a un acuerdo provisional sobre el marco a largo plazo o, a más tardar, antes del final de 1988. Hemos reconocido en primer lugar que la elaboración de medidas correctivas de pronta aplicación no puede quedar desligada de la elabora­ción del marco a largo plazo. No creemos, o al menos no lo cree la delega­ción neozelandesa, que podamos llegar a un acuerdo definitivo sobre el elemento a largo plazo para el final del próximo año. Sí creemos factible definir las grandes líneas de ese acuerdo, de modo que cada uno de nosotros pueda estar en condiciones de indicar a las autoridades políticas respec­tivas qué dirección seguirá el acuerdo a largo plazo. De hecho, a tenor de nuestras informaciones sobre las consideraciones políticas de carácter más amplio, si para el final de 1988 no hemos conseguido eso, los sistemas políticos de ciertas zonas clave decidirán no confiar en nuestros esfuerzos por ser éstos demasiado lentos e inciertos. En consecuencia, esperamos que para el final de 1988 todos podamos afirmar, frente a quienes hagan la

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evaluación en cualquiera de nuestras capitales, que "la presente Ronda tendrá resultados que resolverán el problema existente en los mercados agrícolas mundiales". Porque resulta esencial que la respuesta a esa interrogante sea invariablemente positiva, evitando así el peligro de que se dejen de lado las soluciones multilaterales, creemos que será necesario apuntalar ese acuerdo con medidas concretas capaces de mejorar la situa­ción. Por ello, cualquiera que sea la opinión de las delegaciones sobre las diferentes propuestas presentadas en materia de medidas correctivas de pronta aplicación, consideramos que el enfoque del Grupo de Cairns es realista en términos de las presiones que gravitarán sobre las actividades* de este Grupo en el curso de los próximos 12 meses.

PROPUESTA DE LA CE

Nueva Zelandia acoge con beneplácito la propuesta de la Comunidad. La consideramos una propuesta de negociación seria, estamos perfectamente conscientes del clima político en que se ha concebido y celebramos que haga suyos los avances políticos alcanzados en más o menos los últimos 18 meses en el marco del debate sobre las políticas agrícolas. Hemos podido advertir algunas semejanzas importantes entre esa propuesta y las del Grupo de Cairns y los Estados Unidos. Excluidos los matices, algunos de los cuales son muy importantes, las tres propuestas prevén una reducción del apoyo global, la negociación de un conjunto de excepciones, la necesidad de negociaciones basadas en normas y, en el caso de la propuesta comunitaria, la necesidad de medidas de aplicación inmediata. El alcance de los productos comprendidos en la propuesta comunitaria es similar al de la del Grupo de Cairns, aunque nos preguntamos si en la formulación de las priori­dades la Comunidad no corre el riesgo de alejarse del enfoque totalizador. Nos complace advertir que la Comunidad acepta la necesidad de nuevas normas en materia de acceso y de subvenciones. La parte relativa a las reglamen­taciones sanitarias, aunque no tan completa como en la propuesta del Grupo de Cairns, mueve a pensar que podremos contar con una negociación fructuosa a ese respecto. A la vista de las propuestas de los Estados Unidos, el Grupo de Cairns y la Comunidad -y entendemos que se presentarán otras-, cabe prever una negociación seria el próximo año. El campo de juego ha quedado delimitado, aunque su superficie es todavía bastante accidentada.

Un ejemplo de esto último, que nos preocupa considerablemente, es el énfasis dado en la propuesta comunitaria a los mercados regulados. Otro es el excesivo énfasis puesto en la "repartición de la carga". Entendemos que toda política de cambio presupone que ninguna parte contratante tome la delantera sin presenciar un esfuerzo comparable por parte de las demás. Pero en modo alguno se puede afirmar que mi país, cuyo sector agrícola responde a la menor señal del mercado, ha contribuido a crear ese problema. Comprendemos la retórica que se emplea para consumo interno, pero si su finalidad es abrir paso a la adopción de medidas concretas de política por partes contratantes como Nueva Zelandia en el GATT, tropezaremos más adelante con graves problemas.

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La estructura de la propuesta comunitaria nos plantea dificultades bastante más serias, en particular la relación, o falta de relación, entre las medidas de aplicación inmediata y el período de reforma a largo plazo. Ese problema puede verse desde dos ángulos diferentes. El del realismo de lo que propone la Comunidad desde el punto de vista de la negociación y desde el punto de vista de la economía. Tomada literalmente, de la propuesta comunitaria se deduce que se pueden lograr mejoras mundiales efectivas en los mercados -aliviando así, y es una cita la que leo: "... la tensión existente en ciertos mercados"- simplemente si los represen­tantes reunidos en esta sala se ponen de acuerdo sobre "disciplinas" a nivel internacional sin reducir las distorsiones causantes de dicha tensión. Los mercados agrícolas internacionales no se prestan a ser organizados por algún equivalente internacional de los comités de gestión de mercados de la Comunidad. Si esos comités de gestión de mercados funcionan dentro de la Comunidad -y no quisiera hacer comentarios a tal respecto-, ello se explica por la imposición de la mayor parte de los reajustes necesarios a los mercados mundiales extraeuropeos. Si lo que se intenta es organizar el mundo y se fracasa ¿qué ocurre entonces con el proceso de reajuste? Los mercados internacionales no se reajustarán de un modo positivo y deseable meramente porque los representantes de los gobiernos en Ginebra se ponen de acuerdo en que se trata de un objetivo deseable. De esto es prueba la experiencia de acuerdos multilaterales como los relativos al café, el cacao, el azúcar y los productos lácteos. Los auténticos cambios de política son los que tienen una repercusión directa en los mercados o una credibilidad suficiente para que éstos los acepten. Esta es la única forma de conseguir una mejora a través de medidas de aplicación inmediata.

El problema medular que afecta a los mercados no es el desequilibrio entre la oferta y la demanda. Como han señalado otros, el profundo des­equilibrio existente es un síntoma. El problema medular es el nivel alto y tipo de políticas de apoyo interno y los obstáculos al acceso que mantienen tantas partes contratantes importantes junto con las rigideces estructu­rales que imponen a los mercados. En la propuesta comunitaria hay signos de que esto se admite. Mencionaré, a título de ejemplo, la alusión breve pero sin embargo importante a las señales del mercado y la aceptación de un programa de reducción del apoyo. Pero si hemos de hacer algo más que sólo hablar en Ginebra, será preciso llegar a un acuerdo sobre medidas concretas que afronten directamente a las distorsiones. Sólo así conseguiremos una pronta corrección efectiva y nos acercaremos, como posibilidad realista, a la consecución a largo plazo de los objetivos convenidos por nuestros Ministros en Punta del Este. Acogemos con agrado el llamamiento de la Comunidad en favor de un enfoque flexible sobre la fase de negociación de nuestra actividad. Tampoco tenemos ideas preconcebidas sobre lo que constituirá el todo final de negociación, pero no minemos esa actitud descartando conceptos y enfoques en función de su "realismo" o de que de algún modo están formulados en términos convencionales. El éxito sólo coronará nuestros esfuerzos si tenemos el coraje de internarnos en terri­torio desconocido y de marchar hacia una nueva base de entendimiento acerca de estas complejas cuestiones. Es para todos de vital importancia que arribemos a buen puerto.