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Viernes 20 de enero de 2017 EL UNIVERSAL E12 CULTURA PROYECTO UNAM Texto: Fernando Guzmán Aguilar [email protected] Diplomado en estudios sobre Asia 2017 El Seminario Universitario de Estudios Asiáticos (SUAE) de la UNAM invita al “Diplomado en estudios sobre Asia 2017”, que se llevará a cabo los martes del 24 de enero al 10 de octubre, de 16:00 a 20:00 horas, en el Instituto de Investigaciones Filológicas, en CU. Informes en los teléfonos 56-22-66-66 y 56-22-18-88, extensión 49448, 54-24-37-85, y en el correo electrónico: suae- d i f u @ u n a m.m x ESPECIAL Computadora encuentra número primo descomunal En apenas 18 minutos, una compu- tadora del edificio Luis G. Valdés de la Facultad de Ingeniería de la UNAM encontró un número primo de un millón mil 953 dígitos, cifra equivalente a casi la mitad de los caracteres empleados por Cervan- tes al escribir Don Quijote (dos mi- llones 59 mil cinco) y poco más de los usados por Víctor Hugo en su novela Los miserables . Por su mag- nitud es considerado descomunal y figura entre los 200 más grandes co- nocidos hasta la fecha. Este hallaz- go se inscribe en el programa UNAM@Home, liderado por el pro- fesor Alejandro Velázquez Mena. Necesario determinar contingencias polínicas De acuerdo con María del Carmen Calderón, coordinadora de la Red Me- xicana de Aerobiología, cuya base se encuentra en el Centro de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM, en CU, es necesario determinar no sólo con- tingencias por contaminación, sino también polínicas. De diciembre a marzo se registran las concentraciones más altas de polen en la atmósfera, que pueden causar alergias y potencian el riesgo para la salud. Los fresnos ( Fra x i n u s ), cipreses, juníperos (de la familia C u pre s s a c e a e ) y ailes ( Al n u s ) son algunos de los árboles con polen más alergénico. Un acorazado de la Era de Hielo Analizan en la UNAM fósiles de gliptodonte, pariente de los armadillos, osos hormigueros y perezosos E l gliptodonte era un animal acorazado, parecido a los armadillos de hoy, pero en vez de contar con un caparazón sepa- rado en bandas, el suyo estaba fusiona- do, como el de las tortugas. Los ejem- plares más grandes tenían el tamaño de un auto compacto. Herbívoro, con patas traseras gruesas (elefantinas) para soportar su peso, y delanteras como garras para clavar y sacar raíces, probable- mente tenía una especie de trompa incipiente, muscular, como la de los elefantes marinos. “Desapareció durante la última Era de Hielo. Si viviera ahora, nos lo comeríamos”, apunta el bió- logo Gonzalo Ramírez, egresado de la Facultad de Ciencias de la UNAM. Este animal pertenece a la familia Glyptodon- tidae, ubicada en el superorden Xe n a r th ra (de xe- nos , “ajeno, extraño”; y a r th r o s , “ar ticulación”). Tenía una característica ósea única: una articu- lación extraña en las vértebras lumbares, así como una temperatura corporal menor a la del resto de los mamíferos placentados. “Se le llama gliptodonte (“diente grabado”) por la morfología como ondulada de sus molares. Éstos, además, tenían al menos tres pliegues a los lados; y en el centro, un surco que era un nú- cleo de dentina más compactada que ayudaba a que su mordida fuera resistente”, dice el biólogo universitario. Sus dientes eran de crecimiento continuo, co- mo los de los caballos, y carecían de esmalte, co- mo los de los armadillos y perezosos, lo que com- plicaba su preservación. De origen sudamericano El gliptodonte surgió en Sudamérica durante el Mioceno, hace unos 20 millones de años; luego, al formarse el Puente Panameño, que unió a las dos Américas, pasó a Norteamérica durante el Plioce- no temprano (hace 3.9 millones de años). Sobre- vivió hasta finales del Pleistoceno (hace unos 10 mil años), cuando la megafauna de la última Era de Hielo —integrada también por mamuts, mas- todontes, perezosos gigantes, tigres dientes de sa- ble y leones de las cuevas— se extinguió. Una hipótesis sobre esta extinción masiva de megafauna postula que un meteorito pasó en forma tangencial a la Tierra, lo cual ocasionó una catástrofe atmosférica y, con ella, una alte- ración climática que generó cambios en la com- posición de la flora. Al no haber las condiciones necesarias para que crecieran, las plantas desa- parecieron y, con ellas, herbívoros de gran talla como el gliptodonte. “El final del Pleistoceno se conoce como el tiempo en que se dio la última extinción masiva de especies, es decir, la última antes de la que es- tamos originando con tanta actividad económica y con el cambio ambiental”, indica Ramírez. Caparazón Los fósiles de gliptodonte descubiertos en México pertenecen a la última Era de Hielo. La Colección Nacional de Paleontología, a cargo del Instituto de Geología de la UNAM, resguarda cuatro ejempla- res cuyos parientes actuales, además de los ar- madillos, son los osos hormigueros y los perezo- sos. Hay también rosetas mezcladas que podrían ser de un individuo más. Ramírez, quien realizó la descripción y el aná- lisis de elementos óseos de varios ejemplares de gliptodonte resguardados en colecciones cientí- ficas, señala que aunque se dispone de extremi- dades, cráneos, dientes, colas..., para identificar- los se utiliza el caparazón, que en ambientes fa- vorables (cuerpos de agua o ceniza volcánica) se preserva más. “El caparazón está conformado por numerosos osteodermos semejantes a flores (por eso se les llama también rosetas), que se articulan entre sí; en los bordes de la coraza llegan a tomar una for- ma cónica, aparentemente más masiva en ma- chos que en hembras.” Como parte de su tesis de licenciatura, Ramírez describió dos ejemplares de gliptodonte colecta- dos por personal del Instituto de Geología: uno en el municipio de Villagrán, Tamaulipas, en 1997; y el otro en Panotla, Tlaxcala, en 2000. Y como proyecto de investigación de maestría compiló información morfométrica de más indi- viduos, tanto de México como de Estados Unidos, para evaluar la validez de tres especies común- mente reportadas en nuestro país: G l yp t o th e r i u m mexicanum, Glyptotherium cylindricum y Glyp- totherium floridanum. Después de revisar varios individuos y compa- rar los dos del Museo de Geología de la UNAM ( G. mexicanum y G. cylindricum) con ejemplares de las colecciones del Instituto Nacional de Antro- pología e Historia (INAH), del Museo de Paleon- tología de Guadalajara y de otras universidades del país y Estados Unidos, se dio cuenta de que las características descritas y utilizadas por exper- tos para diferenciar especies no eran tan claras. “El patrón de las rosetas del caparazón podría variar mucho de acuerdo con la edad y el sexo de los ejemplares, e incluso entre poblaciones”, ex- plica el biólogo. Esto le dejó preguntas aún sin resolver: ¿esas características de las rosetas son las mejores para describir los ejemplares de gliptodonte o no son tan buenas porque son las únicas? Identificación La identificación de los ejemplares de gliptodonte es tan problemática que, por ejemplo, de seis gé- neros que se consideraba que había en Nortea- mérica, después de diversos estudios se ha llegado a la conclusión de que no son seis, sino un género con cuatro especies. Sin embargo, dichas especies pueden llegar a confundirse debido a que sus ca- racterísticas morfológicas varían de acuerdo con la edad o el sexo de los individuos colectados. En México se han encontrado cuatro especies: G. mexicanum, G. cylindricum, G. floridanumy G. texanum (esta última se encuentra primordial- mente en Estados Unidos; sólo hay un reporte para nuestro país). Una revisión a detalle hizo que las diferencias le resultaran menos claras a Ramírez. Por eso llevó a cabo una revisión morfométrica, para sacar números que le dieran más confianza. Utilizó la morfometría geométrica —un con- junto de técnicas para medir objetivamente la forma de las cosas, rosetas en este caso—, des- cartando la información del tamaño de éstas, que en el caso de las grandes y pequeñas habría llevado a ciertos autores a postular erróneamente que pertenecían a dos especies distintas, cuando en realidad unas rosetas son de macho y las otras de hembra, pero incluso podrían ser de un ejem- plar juvenil. “Mis resultados apuntan a que al menos dos especies se siguen considerando distintas debido a que aún se cuenta con menos elementos para compararlas, y a que las características que cono- cemos pueden variar mucho entre machos y hem- bras, o incluso entre diferentes poblaciones.” Tras comparar la forma de las rosetas de las cuatro especies de México, Ramírez observó que había una sobreposición de varias de ellas y que las que lograban distinguirse eran las más sepa- radas cronológicamente. Es decir, la especie más antigua y la más reciente son las que mostraron diferencias más o menos claras. Las otras están mez cladas. “Probablemente, la evolución dio origen a un sólo linaje de gliptodontes en México. Durante mucho tiempo se pensó que un ancestro generó tres o cuatro especies descendientes. Aquí pudo ocurrir que una sola especie juntó a través del tiempo diferencias poblacionales, genéticas…, co- mo ocurre en poblaciones humanas”, sostiene. Por ejemplo, hay regiones en México y en otros países donde las personas presentan ca- racterísticas físicas particulares. Así habría ocu- rrido con las poblaciones de gliptodontes: se fueron juntando diferencias morfológicas que a través del tiempo se diferenciaron un poco de las más antiguas. La conclusión de Ramírez es que quizá no haya tantas especies de gliptodonte en México y que falta encontrar más material fósil para diferenciarlas. “El caparazón no es un elemento muy confia- ble, pero a veces es el único para identificar y di- ferenciar especies. La pelvis podría servir para ese fin. Pero, irónicamente, un animal tan masivo co- mo el gliptodonte dejaba toda la tarea de protec- ción a su caparazón. Sus huesos, los de la cadera, los tenía más delgados, por lo que es difícil su pre- ser vación”, finaliza. b “La primera descripción de un gliptodonte en México data de 1875 y fue realizada por Cuatáparo y Ramírez. Es muy valiosa porque parte del material descrito (el cráneo) está perdido. El caparazón, hallado donde se hacían las obras del drenaje de la ciudad de México, ahora se muestra en el Museo de Geología de la UNAM” GONZALO RAMÍREZ Egresado de la Facultad de Ciencias de la UNAM El puente que unió a las dos Américas CORTESÍA UNAM Gonzalo Ramírez. bbb Hace unos 4 millones de años emergió del agua lo que los geólogos llaman el Puente Pa- nameño, que unió a las dos Américas. Dicho puente permitió el gran intercambio biótico americano, es decir, la migración de especies del norte hacia el sur y en sentido contrario. El registro fósil de gliptodontes en Norteamé- rica data de hace cuatro millones de años, cuan- do ya se podía ir de una a otra América; sin em- bargo, no se sabe aún si se originó en el norte o bien en el sur y emigró a Norteamérica. “Pudo haber llegado del sur y después regre- sado, pues de la especie que hay en Norteamé- rica se han hallado registros en el norte de Ve- n e z u e l a”, refiere Ramírez. En Sudamérica hay muchos géneros de glip- todontes. Unas especies tienen una armadura que al final de la cola termina en mazo. Las de Nor- teamérica no tienen ese mazo que quizá les servía para defenderse. Los ancestros de los gliptodontes que llegaron a Norteamérica surgieron hace unos 50 millones de años en Sudamérica. b CORTESÍA GONZALO RAMÍREZ Arriba, caparazón de gliptodonte. Sobre estas líneas, a la izquierda, cráneo dorsal; a la derecha, revisión de material. ESPECIAL

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Page 1: Necesario determinar contingencias polÌnicas Diplomado en … · 2017. 1. 20. · E12 CU LT U R A Viernes 20 de enero de 2017 EL UNIVERSAL PROYECTO UNAM Texto: Fernando GuzmÀn Aguilar

Viernes 20 de enero de 2017 EL UNIVERSALE12 CU LT U R A

PROYECTO UNAM Texto: Fernando Guzmán Aguilar alazul10 @hotmail.com

Diplomado en estudios sobre Asia 2017El Seminario Universitario de Estudios Asiáticos (SUAE) de la UNAM invitaal “Diplomado en estudios sobre Asia 2017”, que se llevará a cabo los martesdel 24 de enero al 10 de octubre, de 16:00 a 20:00 horas, en el Instituto deInvestigaciones Filológicas, en CU. Informes en los teléfonos 56-22-66-66y 56-22-18-88, extensión 49448, 54-24-37-85, y en el correo electrónico: suae -d i f u @ u n a m.m x

E S P E

C I A L C o m p u ta d o ra

encuentra númeroprimo descomunalEn apenas 18 minutos, una compu-tadora del edificio Luis G. Valdés dela Facultad de Ingeniería de laUNAM encontró un número primode un millón mil 953 dígitos, cifraequivalente a casi la mitad de loscaracteres empleados por Cervan-tes al escribir Don Quijote (dos mi-llones 59 mil cinco) y poco más delos usados por Víctor Hugo en sunovela Los miserables. Por su mag-nitud es considerado descomunal yfigura entre los 200 más grandes co-nocidos hasta la fecha. Este hallaz-go se inscribe en el programaUNAM@Home, liderado por el pro-fesor Alejandro Velázquez Mena.

Necesario determinarcontingencias polínicasDe acuerdo con María del Carmen Calderón, coordinadora de la Red Me-xicana de Aerobiología, cuya base se encuentra en el Centro de Cienciasde la Atmósfera de la UNAM, en CU, es necesario determinar no sólo con-tingencias por contaminación, sino también polínicas. De diciembre amarzo se registran las concentraciones más altas de polen en la atmósfera,que pueden causar alergias y potencian el riesgo para la salud. Los fresnos(Fra x i n u s ), cipreses, juníperos (de la familia C u pre s s a c e a e ) y ailes (Al n u s )son algunos de los árboles con polen más alergénico.

Un acorazadode la Era de HieloAnalizan en la UNAMfósiles de gliptodonte,pariente de losarmadillos, ososhormigueros y perezosos

El gliptodonte era un animal acorazado,parecido a los armadillos de hoy, pero envez de contar con un caparazón sepa-rado en bandas, el suyo estaba fusiona-do, como el de las tortugas. Los ejem-plares más grandes tenían el tamaño deun auto compacto.Herbívoro, con patas traseras gruesas

(elefantinas) para soportar su peso, y delanterascomo garras para clavar y sacar raíces, probable-mente tenía una especie de trompa incipiente,muscular, como la de los elefantes marinos.

“Desapareció durante la última Era de Hielo. Siviviera ahora, nos lo comeríamos”, apunta el bió-logo Gonzalo Ramírez, egresado de la Facultad deCiencias de la UNAM.

Este animal pertenece a la familia Glyptodon -tidae, ubicada en el superorden Xe n a r th ra (de xe -nos, “ajeno, extraño”; y a r th r o s , “ar ticulación”).Tenía una característica ósea única: una articu-lación extraña en las vértebras lumbares, así comouna temperatura corporal menor a la del resto delos mamíferos placentados.

“Se le llama gliptodonte (“diente grabado”) porla morfología como ondulada de sus molares.Éstos, además, tenían al menos tres pliegues alos lados; y en el centro, un surco que era un nú-cleo de dentina más compactada que ayudaba aque su mordida fuera resistente”, dice el biólogouniver sitario.

Sus dientes eran de crecimiento continuo, co-mo los de los caballos, y carecían de esmalte, co-mo los de los armadillos y perezosos, lo que com-plicaba su preservación.

De origen sudamericanoEl gliptodonte surgió en Sudamérica durante elMioceno, hace unos 20 millones de años; luego, alformarse el Puente Panameño, que unió a las dosAméricas, pasó a Norteamérica durante el Plioce-no temprano (hace 3.9 millones de años). Sobre-vivió hasta finales del Pleistoceno (hace unos 10mil años), cuando la megafauna de la última Erade Hielo —integrada también por mamuts, mas-todontes, perezosos gigantes, tigres dientes de sa-ble y leones de las cuevas— se extinguió.

Una hipótesis sobre esta extinción masiva demegafauna postula que un meteorito pasó enforma tangencial a la Tierra, lo cual ocasionóuna catástrofe atmosférica y, con ella, una alte-ración climática que generó cambios en la com-posición de la flora. Al no haber las condicionesnecesarias para que crecieran, las plantas desa-parecieron y, con ellas, herbívoros de gran tallacomo el gliptodonte.

“El final del Pleistoceno se conoce como eltiempo en que se dio la última extinción masivade especies, es decir, la última antes de la que es-tamos originando con tanta actividad económicay con el cambio ambiental”, indica Ramírez.

C a p a ra zó nLos fósiles de gliptodonte descubiertos en Méxicopertenecen a la última Era de Hielo. La ColecciónNacional de Paleontología, a cargo del Instituto deGeología de la UNAM, resguarda cuatro ejempla-res cuyos parientes actuales, además de los ar-madillos, son los osos hormigueros y los perezo-sos. Hay también rosetas mezcladas que podríanser de un individuo más.

Ramírez, quien realizó la descripción y el aná-lisis de elementos óseos de varios ejemplares degliptodonte resguardados en colecciones cientí-ficas, señala que aunque se dispone de extremi-dades, cráneos, dientes, colas..., para identificar-los se utiliza el caparazón, que en ambientes fa-vorables (cuerpos de agua o ceniza volcánica) sepreserva más.

“El caparazón está conformado por numerosososteodermos semejantes a flores (por eso se lesllama también rosetas), que se articulan entre sí;

en los bordes de la coraza llegan a tomar una for-ma cónica, aparentemente más masiva en ma-chos que en hembras.”

Como parte de su tesis de licenciatura, Ramírezdescribió dos ejemplares de gliptodonte colecta-dos por personal del Instituto de Geología: uno enel municipio de Villagrán, Tamaulipas, en 1997; yel otro en Panotla, Tlaxcala, en 2000.

Y como proyecto de investigación de maestríacompiló información morfométrica de más indi-viduos, tanto de México como de Estados Unidos,para evaluar la validez de tres especies común-mente reportadas en nuestro país: G l yp t o th e r i u mmexicanum, Glyptotherium cylindricum y Glyp -totherium floridanum.

Después de revisar varios individuos y compa-rar los dos del Museo de Geología de la UNAM (G.mexicanum y G. cylindricum) con ejemplares delas colecciones del Instituto Nacional de Antro-pología e Historia (INAH), del Museo de Paleon-tología de Guadalajara y de otras universidadesdel país y Estados Unidos, se dio cuenta de quelas características descritas y utilizadas por exper-tos para diferenciar especies no eran tan claras.

“El patrón de las rosetas del caparazón podríavariar mucho de acuerdo con la edad y el sexo delos ejemplares, e incluso entre poblaciones”, ex-plica el biólogo.

Esto le dejó preguntas aún sin resolver: ¿esascaracterísticas de las rosetas son las mejores paradescribir los ejemplares de gliptodonte o no sontan buenas porque son las únicas?

I d e ntif i ca c i ó nLa identificación de los ejemplares de gliptodontees tan problemática que, por ejemplo, de seis gé-neros que se consideraba que había en Nortea-mérica, después de diversos estudios se ha llegadoa la conclusión de que no son seis, sino un génerocon cuatro especies. Sin embargo, dichas especiespueden llegar a confundirse debido a que sus ca-racterísticas morfológicas varían de acuerdo conla edad o el sexo de los individuos colectados.

En México se han encontrado cuatro especies:G. mexicanum, G. cylindricum, G. floridanumyG.texanum (esta última se encuentra primordial-

mente en Estados Unidos; sólo hay un reportepara nuestro país). Una revisión a detalle hizoque las diferencias le resultaran menos clarasa Ramírez. Por eso llevó a cabo una revisiónmorfométrica, para sacar números que le dieranmás confianza.

Utilizó la morfometría geométrica —un con-junto de técnicas para medir objetivamente laforma de las cosas, rosetas en este caso—, des-cartando la información del tamaño de éstas,que en el caso de las grandes y pequeñas habríallevado a ciertos autores a postular erróneamenteque pertenecían a dos especies distintas, cuandoen realidad unas rosetas son de macho y las otrasde hembra, pero incluso podrían ser de un ejem-plar juvenil.

“Mis resultados apuntan a que al menos dosespecies se siguen considerando distintas debidoa que aún se cuenta con menos elementos paracompararlas, y a que las características que cono-cemos pueden variar mucho entre machos y hem-bras, o incluso entre diferentes poblaciones.”

Tras comparar la forma de las rosetas de lascuatro especies de México, Ramírez observó quehabía una sobreposición de varias de ellas y quelas que lograban distinguirse eran las más sepa-radas cronológicamente. Es decir, la especie másantigua y la más reciente son las que mostraron

diferencias más o menos claras. Las otras estánmez cladas.

“Probablemente, la evolución dio origen a unsólo linaje de gliptodontes en México. Durantemucho tiempo se pensó que un ancestro generótres o cuatro especies descendientes. Aquí pudoocurrir que una sola especie juntó a través deltiempo diferencias poblacionales, genéticas…, co-mo ocurre en poblaciones humanas”, sostiene.

Por ejemplo, hay regiones en México y enotros países donde las personas presentan ca-racterísticas físicas particulares. Así habría ocu-rrido con las poblaciones de gliptodontes: sefueron juntando diferencias morfológicas que através del tiempo se diferenciaron un poco delas más antiguas.

La conclusión de Ramírez es que quizá nohaya tantas especies de gliptodonte en Méxicoy que falta encontrar más material fósil parad i f e re n c i a r l a s .

“El caparazón no es un elemento muy confia-ble, pero a veces es el único para identificar y di-ferenciar especies. La pelvis podría servir para esefin. Pero, irónicamente, un animal tan masivo co-mo el gliptodonte dejaba toda la tarea de protec-ción a su caparazón. Sus huesos, los de la cadera,los tenía más delgados, por lo que es difícil su pre-ser vación”, finaliza. b

“La primera descripción de ungliptodonte en México data de1875 y fue realizada porCuatáparo y Ramírez. Es muyvaliosa porque parte del materialdescrito (el cráneo) está perdido.El caparazón, hallado donde sehacían las obras del drenaje de laciudad de México, ahora semuestra en el Museo de Geologíade la UNAM”GONZALO RAMÍREZEgresado de la Facultad de Ciencias de la UNAM

El puente que unió a las dos Américas

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ESÍA

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Gonzalo Ramírez.

bbb Hace unos 4 millones de años emergió delagua lo que los geólogos llaman el Puente Pa-nameño, que unió a las dos Américas. Dichopuente permitió el gran intercambio bióticoamericano, es decir, la migración de especies delnorte hacia el sur y en sentido contrario.

El registro fósil de gliptodontes en Norteamé-rica data de hace cuatro millones de años, cuan-do ya se podía ir de una a otra América; sin em-bargo, no se sabe aún si se originó en el norte obien en el sur y emigró a Norteamérica.

“Pudo haber llegado del sur y después regre-sado, pues de la especie que hay en Norteamé-rica se han hallado registros en el norte de Ve-n e z u e l a”, refiere Ramírez.

En Sudamérica hay muchos géneros de glip-todontes. Unas especies tienen una armadura queal final de la cola termina en mazo. Las de Nor-teamérica no tienen ese mazo que quizá les servíapara defenderse. Los ancestros de los gliptodontesque llegaron a Norteamérica surgieron hace unos50 millones de años en Sudamérica. b

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Arriba, caparazón de gliptodonte. Sobre estas líneas, a la izquierda, cráneo dorsal; a la derecha,revisión de material.

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