Narrativas de la ciudad construidas a través de la...
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Narrativas de la ciudad construidas a través de la cotidianidad en la novela “Angosta” de
Héctor Abad Faciolince
Jessica Cruz Lozano
Omar Castillo Cadena
Universidad Distrital Francisco José de Caldas
Facultad de Ciencias y Educación
Licenciatura en Educación Básica con énfasis en Ciencias Sociales
Bogotá, Colombia
2015
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Narrativas de la ciudad construidas a través de la cotidianidad en la novela “Angosta” de
Héctor Abad Faciolince
Jessica Cruz Lozano
Omar Castillo Cadena
Trabajo como requisito para optar por el título de:
Licenciatura en Educación
Básica con énfasis en Ciencias Sociales
Director:
Omar Garzón
Universidad Distrital Francisco José de Caldas
Facultad de Ciencias y Educación
Licenciatura en Educación Básica
Bogotá, Colombia
2015
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Agradecimientos
Esta monografía, después de un par de años y muchos esfuerzos para lograr terminarla, no se
hubiese logrado en primera medida gracias a la inspiración brindada por nuestro hijo Esteban
Castillo Cruz, quien ha sido el motor imparable de lograr esta meta, a nuestros padres que con su
esfuerzo diario nunca dejaron de creer en nosotros y nos alentaron en cada instante desde trabajo
monográfico.
Finalmente a nuestro director de tesis Omar Garzón quien siempre estuvo brindándonos las guías
adecuadas para que este trabajo se lograra.
Gracias al cosmos y universo por poner a estos grandes seres en nuestro camino que sigue con
esta meta que se cumple después de mucho sacrificio.
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Tabla de Contenido
INTRODUCCIÓN ............................................................................................................................................. 5
Objetivo general ........................................................................................................................................ 7
Objetivos específicos ................................................................................................................................ 7
CAPÍTULO I ..................................................................................................................................................... 9
1. Fundamentos de análisis ........................................................................................................................... 9
1.2. Antecedentes ................................................................................................................................... 13
1.3. Ciudad y vida cotidiana desde el análisis literario ........................................................................... 16
CAPÍTULO II .................................................................................................................................................. 32
2. El autor y su obra (su universo narrativo) ............................................................................................... 32
2.1. La vida del autor ............................................................................................................................... 34
2.2. La obra.............................................................................................................................................. 36
2.3. La generación mutante .................................................................................................................... 38
2.4. Las Entrevistas .................................................................................................................................. 41
CAPÍTULO III ................................................................................................................................................. 45
3. Construcción de la cotidianidad en Angosta ........................................................................................... 45
3.1. Angosta ............................................................................................................................................ 46
3.2. Perspectivas de análisis: polifonía, narrativa, táctica, estrategia .................................................... 48
3.2.1. La novela polifónica .................................................................................................................. 49
3.2.2. Vida cotidiana ........................................................................................................................... 51
3.2.2.1. Estrategia y Táctica ................................................................................................................ 53
3.2.2.2. Estrategia y táctica en Angosta .............................................................................................. 55
3.2.3. Narrativas de la cotidianidad en Angosta ................................................................................. 56
CAPÍTULO IV ................................................................................................................................................. 72
4. Propuesta didáctica para el análisis de la novela Angosta ..................................................................... 72
5.1. La “Angosta” realidad ...................................................................................................................... 73
5.2. La escuela a priori ............................................................................................................................ 75
5.3. Acerca de la lectoescritura ............................................................................................................... 77
5.4. Unidad didáctica .............................................................................................................................. 82
5. CONCLUSIONES ........................................................................................................................................ 86
6. BIBLIOGRAFÍA........................................................................................................................................... 89
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INTRODUCCIÓN
“La novela no examina la realidad, sino la
existencia.
Y la existencia no es lo que ya ha ocurrido,
la existencia es el campo de las posibilidades
humanas, todo lo que el hombre puede llegar
a ser, todo aquello que es capaz”.
Milan Kundera
La literatura puede construir y crear innumerables imágenes y mundos que tengan en cuenta, en
numerosos casos, el contexto en el que está inmerso el lector. En este sentido, no es de extrañar
que la relación entre el texto literario y un contexto social real sea tema de trabajo de diferentes
autores. Este trabajo pretende ir encaminado en ese horizonte de sentido. Tomando la novela
Angosta escrita por Héctor Abad Faciolince (2003) como objeto de este estudio, exploramos el
conjunto de representaciones y símbolos que el autor emplea para mostrarnos la cotidianidad en
la ciudad. Su desarrollo es resultado del ciclo de innovación; proyecto pedagógico y proyecto
investigativo, de la carrera de Licenciatura en Educación Básica con énfasis en Ciencias Sociales
de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas, trabajo realizado durante tres semestres, en
la Institución Educativa Distrital nuevo San Andrés de los altos, en los grados 901 y 902 de la
jornada de la tarde en el área de lengua castellana y literatura, durante el año 2013.
Como elemento de guía de esta perspectiva, es el análisis literario de Luz Mary Giraldo (2001)
en Ciudades escritas, que muestra lo compleja que es la ciudad dentro de la literatura; por
ejemplo es una de día y otra de noche, cambian los personajes, los lugares, las relaciones
sociales, la música, el tráfico, etc., asimismo, la ciudad se presenta como decadencia o
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marginalidad, en ella se está involucrado en situaciones cotidianas; el caos de la ciudad en la que
los demás no tienen esperanza y en donde se pierde la posibilidad de cambio en cualquier lugar
de ella. La ciudad como espacio complejo tiene diversos actores, espacios, rituales y
configuraciones sociales.
En la vida cotidiana, en la que la gente construye y deconstruye la ciudad sin darse cuenta,
sencillamente no se ven los cambios, todo es lo mismo. Por lo tanto, el texto se presenta como
una “mediación”. El conocimiento de la realidad aportado por la ficción del texto es planteado
por Ricoeur (1987) como un “aprendizaje”, es decir, un conocimiento que no se agota en el
objeto sino que se actualiza permanentemente en la experiencia compartida. La razón del por qué
esta novela es el objeto de estudio del presente trabajo, es porque logra capturar a la ciudad
dentro de unas páginas que reflejan en tiempo y espacio las prácticas cotidianas, como la ciudad
en medio del conflicto armado, el narcotráfico o la delincuencia, elementos que se nos hacen
cotidianos, comunes, en los cuales muchos lectores pueden reconocerse e incluso sentirse
identificados.
Angosta será la mediación para conocer la realidad que se expresa en ella, mostrando a la
ciudad no solo como un espacio construido sino como un cuerpo complejo (Giraldo, 2001).
Por esta razón será indispensable contrastar lo escrito por Faciolince con la realidad de
distintas ciudades del mundo; la trama que él cuenta enmarca algunos lugares que tienen vida
gracias a las personas que los viven y son representados por los personajes en la novela,
mostrándonos las posibilidades del hombre y su misma existencia.
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Este proyecto de monografía ubica su enfoque metodológico en la sociología de la literatura,
inscribiéndose en una perspectiva interdisciplinaria para la construcción de conocimiento en el
terreno de la enseñanza de las ciencias sociales, teniendo en cuenta los aportes que vistos desde
la narrativa de ciudad, puede generar el análisis de la novela Angosta de Héctor Abad Faciolince.
Mediante el análisis literario de la novela se empezará a desentrañar la cotidianidad de la ciudad
que ella encierra, porque a pesar de ser una obra literaria, es la creación de una persona
expresando su conocimiento acerca del mundo. Desde esta perspectiva, este proyecto pretenderá
aportar conocimiento interdisciplinario con el objetivo de ser pertinente para el estudio literario
dentro de las ciencias sociales.
Se busca de esta manera responder a la pregunta: ¿Cómo se construye lo cotidiano en la novela
Angosta de Héctor Abad Faciolince? Sus objetivos se plantean del siguiente modo:
Objetivo general
Analizar las narrativas en la novela Angosta y representar en ella lo correspondiente al concepto
de vida cotidiana.
Objetivos específicos
Generar conocimiento interdisciplinario en el área de las ciencias sociales.
Desarrollar estrategias de análisis desde la literatura para las ciencias sociales.
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Comparar las narraciones de ciudad y la construcción de lo cotidiano en la novela
Angosta, y a partir de allí desarrollar una propuesta didáctica para la enseñanza de las
ciencias sociales.
Finalmente, en el marco que adelanta este trabajo monográfico para obtener el título de
Licenciados en Educación Básica con énfasis en Ciencias Sociales, según el Decreto 029 de
noviembre de 2013 del proyecto Curricular de Ciencias Sociales de la Universidad Distrital
Francisco José de Caldas, esta investigación adquiere relevancia por la conexión que hace con la
literatura, al involucrar la novela como objeto de estudio y utilizar categorías de análisis propias
de las ciencias sociales dentro una construcción interdisciplinaria.
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CAPÍTULO I
1. Fundamentos de análisis
“Y esta vida cuyo deslizamiento no hemos advertido,
nos damos cuenta que ha pasado. Sin embargo, es
así: la vida que hemos recibido no es corta, sino que
nosotros la hacemos corta”
Séneca
El proyecto monográfico Narrativas de la ciudad construida a través de la cotidianidad en la
novela Angosta de Héctor Abad Faciolince, responde a un estudio de carácter interdisciplinario,
que toma como punto de partida, en los análisis literarios de ciudad, el elemento de la
cotidianidad y las categorías propias de las ciencias sociales para su análisis.
Es bastante común que en nuestra vida no se nos ocurra preguntar por el comportamiento de
nuestras actividades diarias. De hecho, la tendencia ahora más que nunca es estresante: apoyar
inconscientemente nuestros sentidos vitales en una serie de conocimientos básicos, prácticos y
funcionales para una ejecución eficaz de las actividades.
Al alejarnos un poco para contemplar el rostro de lo que nos rodea, nos podríamos dar cuenta en
el acto de que “aquellos comportamientos que habíamos supuesto hasta hace poco como obvios y
naturales, en realidad obedecen a patrones preestablecidos e instituidos históricamente, en los
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que las relaciones de poder, el establecimiento de instituciones y la transmisión cultural son
evidentes” (Durkheim, 1974, pág. 42).
Los grupos sociales establecen las formas de concebir la realidad no de manera heterogénea o
caótica, sino de forma jerárquica y organizada. Estas formas por haber sido instituidas por
colectivos generación tras generación, son vividas en la cotidianidad, intuitiva y acríticamente.
En realidad, estas formas reflejan una posición eminente ante la realidad del mundo que nos
rodea.
Estas formas varían muy lentamente a lo largo del tiempo y, al contrario de lo que usualmente se
cree:
deben su predominio no al hecho de constituir valores institucionalizados universalmente, sino
más bien al carácter de obviedad y normalización que le otorga un modo de ser predominante en
la vida de nosotros como seres humanos: en la cotidianidad. Este fenómeno constituye un
elemento tan radical y originario de la estructura de nuestra existencia, que apenas si reparamos
en ello. Desde luego, esta inconsciencia nuestra acerca de su predominio silente (de la
cotidianidad), no se debe a un simple descuido de nuestra mente o a una falta de fortaleza moral
quizás, sino que obedece a su propia esencia de naturalizar todo fenómeno que transgreda lo
esperado usualmente (Barragán, 2012, pág.16).
Los fenómenos cotidianos en la vida humana se manifiestan en aspectos tan diversos como las
relaciones con la naturaleza y los conflictos sociales. Por tanto, se entiende por cotidianidad “no
las prácticas efectivas (fiestas, costumbres, rituales, por ejemplo) que se puedan dar entre los
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miembros de una comunidad o un pueblo, sino la situación de impersonalidad, normalidad e
indiferencia en que se encuentra la misma temporalidad del ser humano, producto de la pérdida
de sí mismo en que ha caído el sujeto” (Barragán, 2012, pág. 45).
En este sentido, en las ciencias sociales se proponen métodos científicos en diversas direcciones
como el método hermenéutico para comprender fenómenos como el de la cotidianidad, pues no
se puede tener un concepto de ciencia único y unívoco, y menos intentar imponer el método
científico empírico-matemático de las ciencias naturales a las ciencias sociales, pues el contexto
sociocultural determina la ciencia, incluso las naturales. De ahí que se utilice la distinción entre
explicación y comprensión (en alemán Erklären y Verstehen) con intención de fundamentar un
método en las ciencias sociales, no solo como explicación sino como comprensión (Barragán,
2012).
Las narrativas han dejado de ubicarse exclusivamente en el campo de la teoría y la crítica
literaria, para trasladarse y relacionarse con más profundidad en escenarios de análisis y
comprensión de las ciencias sociales. Es crucial como Gorlier (s.f) afirma que desarrollar las
destrezas analíticas requeridas para escuchar y observar en todo relato ˗ya sea una experiencia
personal, un cuento fantástico o un informe de investigación˗ en la actividad narrativa resultan
fundamentales. Últimamente, los núcleos analíticos de la ciencia, que antes se consideraban
distantes y que construían conocimiento desde lugares de saberes y discursos diferentes, han
comenzado a relacionarse en la construcción de nuevos referentes y perspectivas de análisis que
enriquecen la mirada que se puede tener de un fenómeno particular. Un ejemplo claro puede ser
el de las ciencias sociales, las últimas producciones académicas han abierto sus fronteras y han
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empezado a incluir y observar en sus criterios de construcción de conocimiento, elementos
propios de otras ciencias que por la división en las disciplinas no se habían tenido en cuenta para
el análisis y la interpretación de diferentes objetos de investigación, contexto que nos arroja al
debate de la interdisciplinariedad y, finalmente, nos ofrece categorías analíticas de la literatura
para construir un saber en el campo de las ciencias sociales. Este proyecto pretende obtener los
componentes necesarios para comprender lo social desde la literatura.
Las narraciones son una construcción de lo social de la que dependen las personas para contar
sus historias y ha ido tomando forma durante la interacción entre la gente a partir del material
narrativo disponible en la cultura en la que habitan (Sparkes & Devis, 2007, pág. 28).
Los estudios que se han hecho de ciudad en algunos casos se enmarcan en una disciplina y la
explican desde ciertas categorías, un ejemplo claro es el concepto de la imagen y memoria de la
ciudad del profesor de arquitectura Alberto Saldarriaga Roa (1998) de la Universidad Nacional;
o el concepto de los no lugares de Marc Auge (1993) quien es antropólogo. En la sociología la
ciudad puede ser entendida como área urbana, área metropolitana, o megalópolis, en la que se
contiende la esfera de lo público y lo privado, la forma de producción, la forma de trabajo, entre
otras (Berrios, 2010). Asimismo, encontramos la investigación narrativa como elemento para
analizar la ciudad.
La narrativas son una herramienta para la investigación (investigación narrativa) esta nos
ofrece muchas posibilidades para investigar el yo, las identidades, lo personal, lo social, además
las relaciones entre las identidades y las culturas o la agencia y la estructura (Sparkes & Devis,
2007, pág. 36).
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En este sentido, la novela de Angosta nos propone una ciudad específica en la que existen unas
narrativas particulares de ciudad allí ofrecidas. Desde esta herramienta de investigación se
aborda el problema de la cotidianidad, que implica esencialmente un dominio anónimo de los
otros sobre el uno mismo; se busca por un lado evidenciar las relaciones y conceptos de poder
presentes en los protagonistas que están sujetos al dominio de los otros en su convivir cotidiano,
y por otro lado comprender cómo el dominio que ejercen los demás sobre el sujeto es aceptado
inconcusa y tácitamente, debido al cúmulo de posibilidades que se pueden analizar y evidenciar
en una novela (narrativas), lo que permite observar cómo finalmente se configura la ciudad.
En otras palabras, la cotidianidad se constituye a través de narraciones; las personas dan sentido
a su vida al intentar encajar o integrar los relatos que ha escuchado a su experiencia. Las
personas como seres sociales activos construyen las realidades personales y culturales a través de
las historias y los relatos. La narración es “la única forma lingüística adecuada para mostrar la
existencia humana como acción contextualizada” (Sparkes & Devis, 2007, pág. 45).
1.2. Antecedentes
Para la producción del estado del arte del proyecto de investigación Narrativas de la ciudad
construida a través de la cotidianidad en la novela Angosta de Héctor Abad Faciolince, se
identificaron trabajos de investigación tanto de análisis narrativo como de análisis comparativo,
que abarcan aspectos sociales y culturales que se relacionan en la novela entre la ciudad y la vida
cotidiana. Es importante conocer que desde la perspectiva literaria del autor, la ciudad no es un
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espacio ideal sino un elemento de evocación de la naturaleza humana, es esta última la que en
realidad configura el espacio, por tanto el aspecto urbano marca profundamente la visión del
autor.
Sobre la obra Angosta de Héctor Abad Faciolince, se han encontrado trabajos en los que se
estudia la estructura misma del texto, esto se evidencia por ejemplo en Estudios críticos sobre la
novela colombiana, 1990-2004 de Álvaro Pineda Botero (2005). Este trabajo analiza varias obras
literarias colombianas y entre ellas Angosta; examina en ella las cuestiones narrativas,
construcción de personajes y la constitución del espacio.
Otro trabajo de este tipo es el realizado por Oscar Osorio (2005), Angosta y el ancho caudal de
la violencia colombiana. Este es un estudio que analiza a Angosta en su violencia, en la
capacidad de síntesis del autor para expresar aspectos socioculturales que enmarcan el conflicto
colombiano.
Por otra parte, Kristin Himmelfart (2012) en su estudio La lectura de las lecturas en Angosta de
Héctor Abad Faciolince, se enfoca en uno de los personajes principales de la novela, Jacobo
Lince. Basa su análisis en los aspectos teóricos de Wolfgang Iser (1976), especialmente
expuestos en su texto El acto de leer, sobre el punto estético y desde allí observar a este
personaje y el contexto en el que se enmarca Angosta.
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El texto Ciudades escritas (2001) anteriormente mencionado, es un trabajo pertinente para el
análisis de Angosta, puesto que sitúa a la novela en relación con la ciudad y las diferentes
realidades que se dan por la relaciones y las prácticas de los habitantes que la habitan.
Otras investigaciones pertinentes para fijar este aspecto son: Panorama de los estudios sobre el
texto urbano de Eder García (2007). Este es un estudio de la ciudad de Bogotá desde 1980 hasta
el año 2007, en el cual para el análisis de ciudad se tienen tres grandes bloques de análisis: los
semio-lingüísticos, los arquitectónicos y los literarios, además de las tendencias en el estudio de
la ciudad. Asimismo, encontramos La novela urbana en Colombia: Reflexiones alrededor de su
denominación de Clara Victoria Mejía Correa (2009) la cual habla sobre la diferencia entre la
novela de ciudad y la novela urbana y de la aparición de esta como un subgénero dentro de la
literatura para comprender lo urbano. Otro estudio es Lima: encierro y evasión en la ciudad y los
perros de Mario Vargas Llosa de Edward Medina Frisancho (2012), un artículo que habla sobre
la ciudad expuesta simbólicamente en la narración del autor peruano Vargas Llosa y en las
formas en que la ciudad es representada. Por último, Lenguajes espaciales de la ciudad de Nubia
Moreno Lache (2013) es un trabajo de investigación que permite comprender lo urbano dentro de
la novela y la configuración espacial de este con un componente en educación geográfica, que se
enmarca desde las diferentes narrativas de la novela Angosta de Héctor Abad Faciolince.
En semejanza con los anteriores trabajos, esta investigación retoma un elemento clave para
analizar lo espacial; comprender el entorno desde las prácticas cotidianas. En contraste a algunos
de los estudios abordados, esta monografía presenta una proyección de los estudios de la ciudad
en la novela relacionados con la pedagogía. La novela representa a la ciudad, sus calles, sus
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modos de vida y en sí, todo lo enmarcado desde lo cotidiano. Se busca entonces un punto de
encuentro entre las ciencias sociales, la literatura y la pedagogía.
1.3. Ciudad y vida cotidiana desde el análisis literario
La ciudad es un elemento mudable y versátil con transformaciones directamente proporcionales a
su contexto sociohistórico. La ciudad históricamente es el ideal del progreso, el lugar donde
confluye todo avance de una determinada sociedad, asimismo, es una configuración territorial
que puede visualizarse desde las artes, la política y la ciencia. Cuando la ciudad se adentra en las
ciencias sociales se perfilan análisis desde diferentes disciplinas, por ejemplo desde la
antropología, la sociología, la historia, entre otras. Cada una de ellas intenta abarcar
metodológicamente todo aquello que la configura, bajo la pregunta ¿qué es la ciudad?
Néstor García Canclini (2010) en su texto La sociedad sin relato analiza a fondo el debate sobre
la perspectiva desde la cual debe ser vista la ciudad, si entre la sociología o la antropología,
ambas han establecido campos de observación. La sociología estudia la ciudad desde afuera, y la
antropología urbana desde adentro. No obstante para algunos en esta última disciplina, aún
debaten esta concepción y piensan que para comprobar qué es la ciudad deben tenerse en cuenta
las relaciones en ella, los estudios de caso y la reciprocidad de estructuras más amplias de la
sociedad.
La ciudad la definen los espacios y lugares. Refiriéndonos a estos últimos, el antropólogo francés
Marc Auge (1979) precisa que los lugares se definen mediante la concepción de lugar
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antropológico en el desarrollo de una comunidad, los relatos sobre estos son el punto central de
su visión etnográfica. El lugar es aquel en el que se trabaja, se vive, se desarrollan costumbres, se
adoran a los dioses y se establece la identidad sobre un territorio. Asimismo, el lugar es una zona
en la que hay interferencia institucional, lo que asegura el sentido de la propia comunidad, la
mantiene sólida y diferenciable de las demás.
Auge (1979) nos muestra que en la medida en que existen “los lugares”, también existen “los no
lugares”. Señala que estos se manifiestan en la infraestructura necesaria para el tránsito
apresurado de personas y bienes, “(vías rápidas, empalmes de rutas, aeropuertos) como los
medios de transporte mismos o los grandes centros comerciales, o también los campos de
tránsito prolongado donde se estacionan los refugiados del planeta” (Auge, 1979, pág. 41). A
diferencia de un lugar, podría llegar a pensarse que un no lugar fragmenta al individuo.
El espacio para Auge es algo más abstracto que la definición que proporciona de “lugar” y de
“no lugar”. Al definir el espacio se refiere además al acontecimiento, a un lugar dicho historia.
Por otra parte, Richard Sennett (2007) relaciona el espacio a lo corporal y lo acerca a lo efímero,
a un medio para un fin, a la facilidad de atravesarlos, el cuerpo que se desplaza se desconecta a
ese espacio y estos se configuran en la medida que cada época piensa la corporalidad.
Sennett (2007) también evidencia la concepción corporal en relación con la conformación de una
ciudad en determinada época, un ejemplo de esto puede verse en la alta edad media, en el año
1250, cuando aparece la primera gran Biblia de San Luís; el sufrimiento fue un factor que
introdujo a los parisinos de ese tiempo a pensar espacios en la ciudad para ubicar santuarios y
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llevar a cabo actos de caridad, espacios que se vieron transformados en el renacimiento cuando
empezaron a llegar personas no cristianas y no europeas. Estos espacios se transformaron con
nuevos significados pero con el mismo sentido de los anteriores, transformando el espectro de lo
urbano.
Es decir, se entiende que estos lugares mantienen firmes sus estructuras de poder por medio de
las cuales busca disolver al hombre, encerrándolo cíclicamente en una necesidad social de
responder al sistema establecido. En este sentido, el concepto de “no lugares” de Marc Auge
(1979) parece similar a la concepción de espacio en Sennett, que entiende el espacio urbano
como un elemento fragmentado y difuso.
Las costumbres, la comunidad y la configuración de los lugares entran en crisis cuando el
objetivo de desarrollo de la urbe ya no son las comunidades sino los individuos. Néstor García
Canclini, nos adentra al análisis del surgimiento de esa nueva ciudadanía de consumos marcados
y comunidades fragmentadas. “Un rasgo común de estas comunidades atomizadas es que se
nuclean en torno a consumos simbólicos más que en relación con procesos productivos” (García
Canclini, 2010, pág. 87). Acerca de la relación con los procesos productivos, los lugares
manifiestan las formas de hacer notar la relación producción-consumo, estableciendo su
reciprocidad con los procesos de lectura-escritura. Esto en tanto que todo acto de consumo es
tomado como un acto de lectura y el de la producción como el de la escritura; la sociedad es
entonces texto y escritura, una entidad que lee imágenes, mensajes y sonidos.
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En este sentido, la cotidianidad se apropia de esos textos, genera sus propios relatos y les da un
sentido; asimismo, actúa en los espacios e imagina lugares. Los relatos literarios son caminos
que metaforizan el orden, son los transportes colectivos. La vida cotidiana y el habitar se cargan
de tácticas de vida, los relatos son un reflejo de todas aquellas prácticas desarrolladas en los
espacios. La ciudad es tanto una ruptura utópica como la materialización de un deseo.
La ciudad es ideada y real simultáneamente, en ella existe el deseo generalizado de mantener una
identidad, no obstante, en la ciudad la identidad es reafirmación y no exclusividad, en este punto
Auge expone:
El control a priori o a posteriori de la identidad y del contrato coloca el espacio del consumo
contemporáneo bajo el signo del no lugar: solo se accede a él en estado de inocencia. Las
palabras casi ya no cuentan. No hay individualización (derecho al anonimato) sin control de la
identidad (Auge, 1979, pág. 41).
En la ciudad la individualidad es un común denominador en las calles y en ocasiones se marca
tanto que evoca una soledad, característica de los no lugares que se compensa con la satisfacción
de deseos de individualidad paradójicamente. Por otro lado, algunos individuos ven en la ciudad
el pasaje de las oportunidades, la ciudad es el sueño por concluir, en la cual cada ciudadano tiene
democráticamente la posibilidad de habitar esos lugares. Con estos pensamientos miles de
personas habitan este espacio; la ciudad va creciendo en magnitud de anhelos de quienes desean
habitarla. En la ciudad residen numerosos grupos de habitantes foráneos, se torna tan plural que
esta propia multiculturalidad se convierte en su identidad.
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Italo Calvino (1972, citado por García Canclini, 1995) afirma que “cada ciudad recibe su forma
del desierto al que se opone”, desarrollando esta idea agrega que “cuando la ciudad invade al
desierto, el bosque, la montaña, todo lo que la rodea y la abraza, su forma se disgrega y pierde el
sentido del espacio y el desafío” (Canclini, 1995, pág. 86).
En este sentido, podría pensarse a la ciudad que devora todo lo que la rodea, creciendo
inexorablemente al punto de perder su núcleo y disiparse en un territorio cada vez más dividido.
En este modus vivendi de los individuos se plantea una nueva conexión con el mundo, “en las
sociedades occidentales, por lo menos, el individuo se cree un mundo. Cree interpretar para y por
sí mismo las informaciones que se le entregan” (Auge, 2004, pág. 41). Auge añade:
La idea de la cultura como texto, que es uno de los últimos avatares del culturalismo
norteamericano, está ya presente toda entera en la de la sociedad localizada. Cuando, para
ilustrar la necesidad de integrar en el análisis del hecho social total el de un "individuo
cualquiera" de esa sociedad (Auge, 2004, pág. 56).
Se empieza a hablar entonces de la importancia de lo narrativo en el análisis del contexto social,
la historia individual en este sentido evidencia un determinado hecho social, la cultura es leída en
esta relación. La forma en que es narrada la ciudad es muy particular cuando esta es ya un
espacio, un “no lugar”. Al respecto García Canclini (1995) explica:
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Ya no cabe al imaginar un relato organizado desde un centro, ni histórico ni moderno, desde
el cual se trazaría el único mapa de una ciudad compacta que dejo de existir. A esta altura
solo vislumbramos reinvenciones fragmentarias de barrios o zonas, superaciones mentales
del anonimato y el desorden mediante la valoración de signos de pertenencia y espacios
múltiples (pág.183).
La ciudad no es entonces solo un elemento del relato sino que también genera metarrelatos en su
transitar, está impregnada de tantos elementos en simultáneo que ya no puede leerse linealmente.
Nuevamente García Canclini (1995) nos muestra que:
Como en los videoclips, andar por la ciudad es mezclar músicas y relatos diversos (…) todo
es denso fragmentario. Como en los videos se ha hecho a la ciudad saqueando imágenes de
todas partes, en cualquier orden. Para ser buen lector de la vida urbana hay que plegarse al
ritmo y gozar las visiones efímeras (pág. 211).
García Canclini contribuye de esta manera a pensar una ciudad narrada desde el mapa que
plantea la globalización, que es en donde se encuentra inscrita. En este mismo sentido
encontramos a Tedesco (2000), quien piensa que “al estar basada fundamentalmente en la lógica
económica y en la expansión del mercado, la globalización rompe los compromisos locales y las
formas habituales de solidaridad y de cohesión con nuestros semejantes. Las élites que actúan a
nivel global tienden a comportarse sin compromisos con los destinos de las personas afectadas
por las consecuencias de la globalización. La respuesta a este comportamiento por parte de los
que quedan excluidos de la globalización es el refugio en la identidad local donde la cohesión del
grupo se apoya en el rechazo a los „externos‟” (Tedesco, 2000, pág. 25).
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Las comunidades son el elemento clave en los modos de vida de un espacio. Como sostiene
Claude Raffestin (2011) destacando el problema que tuvo la geografía: “por eso durante décadas
se estudiaron las ciudades sin actores, el campo sin propietarios, la industria sin empresarios, las
organizaciones sin inversionistas, los estados sin gobernantes. Es decir, una geografía sin
poderes” (Raffestin, 2011, pág. 4). Es importante aclarar que la comunidad en ningún momento
desaparece, únicamente es adaptada para habitar un espacio que la reafirme como ciudadanía, en
lo que tiene que ver con esta monografía, la ciudad. El mismo Raffestin nos da una definición,
considera que “la ciudad será el lugar de extracción de la plusvalía por el sistema del capital
comercial expresado en la célebre fórmula de Marx: D – M – D1” (Raffestin, 2011, pág. 76).
Cabe destacar que para Raffestin “la ciudad conecta al campo a circuitos más amplios,
relacionados con el fluido mundo del dinero, del capital. Al imponer el “lenguaje” del dinero, la
ciudad impone también, y de manera simultánea, su lenguaje, el de una sociedad más amplia,
más abierta, el de una sociedad diferente del lenguaje de la comunidad rural” (Raffestin, 2011,
pág. 76).
Lo que intenta mostrarnos Raffestin es la importancia del lenguaje en la constitución de los
lugares, en este caso de la ciudad, y el papel que juega este en su configuración. Asimismo,
destaca la importancia de la ciudad en relación con diferentes lugares, como el campo. La
relación de lo rural y lo urbano; pues nos dice que “a medida que las relaciones político-
económicas con la ciudad crecen, el campo utiliza cada vez más el lenguaje de la ciudad. Al
controlar las relaciones, la ciudad impone también su lenguaje, que se expresa en sus técnicas. Se
1 Dinero contra mercancía y mercancía contra incremento de dinero por aumento de la plusvalía D-M-D.
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puede decir, entonces, que la escisión de la lengua empieza por el campo, ya que el lenguaje de
la ciudad ya no es el de la comunidad campesina, sino el de un lugar distinto. Para el campesino,
el lenguaje de la ciudad es vehicular, el que se usa más allá de cierta distancia” (Raffestin, 2011,
pág. 77).
Es indispensable volver a resaltar el lugar que ocupa el lenguaje en la reproducción social como
sistema sémico. Mediante el lenguaje se comunica, se comparte. Por ejemplo hay lenguajes
vehiculares, nacionales y regionales, aprendidos por necesidad y destinados a las
comunicaciones a la escala de las ciudades; o lenguajes referenciales, vinculados a las
tradiciones culturales, orales o escritas, que asegura la continuidad de los valores debido a una
referencia sistemática con las obras del pasado; o lenguajes míticos, que funcionan como último
recurso, magia verbal mediante la que se comprende lo incomprensible, como prueba irrefutable
de lo sagrado. Se trata precisamente del saber, de su elaboración, de su apropiación, de su
acumulación y de su transmisión y, al mismo tiempo, de otra forma de dominación mediante la
información, recurso y medio de producción, instrumento de poder (Raffestin 2011).
Para comprender todo lo anterior dentro del análisis literario, tomaremos como punto de partida
el desarrollo teórico que Terry Eagleton (1998) construye para definir este concepto; entendiendo
los planteamientos que en su “introducción a la teoría literaria” se consideran alrededor de esta
como una disciplina epistemológica propia de la razón moderna y, finalmente, de la literatura
como esa “cosa” sobre la cual se teoriza (Eagleton, 1998).
24
La importancia de tener una teoría que sea capaz de cimentarse y desarrollarse alrededor de la
literatura como ejercicio creativo, permite abrir las puertas a la comprensión de esta como un
elemento capaz de trascender el escenario de lo “artístico”, de la mera contemplación y
recopilación de interpretaciones ficticias alrededor de un momento determinado. Para efectos de
la definición, que en este apartado se pretende ofrecer, partiremos desde esta premisa para
evidenciar cómo resulta indispensable, en efecto, relacionar el campo de la literatura no solo con
el mundo de las ficciones ofrecidas por el autor que escribe una obra, sino con la idea de que
toda obra pertenece a un contexto material, situacional y espacial concreto; en otras palabras, la
literatura pertenece al escenario de lo real en cuanto es capaz de revelar el modo cómo se vive en
una época determinada. Como afirma Méndez (1972):
El término "sociología de la literatura" no es nada nuevo en el ambiente universitario occidental.
Desde hace muchos años ha sido utilizado para denominar las diferentes búsquedas de
documentación histórica y social que de tiempo en tiempo los sociólogos llevan a cabo a través
del estudio de la literatura (pág. 491).
En este sentido, la literatura está tan intrínsecamente vinculada con el mundo social y viceversa,
la literatura no solo está vinculada con el escenario de los estudios lingüísticos, gramaticales y
artísticos, sino parte de la creación de un escritor a partir de su cosmovisión, sus experiencias y
sus estudios. Al respecto Subero (1974) afirma que “no se puede negar, de una manera válida, la
vinculación íntima entre el artista y la realidad que lo envuelve y con la cual plantea una relación
de interacción profunda” (pág. 490). De este modo puede entenderse la literatura como un
25
terreno propicio para las investigaciones interdisciplinarias, en este sentido sociología de la
literatura.
Es un método sociológico que propone, como es lógico, más bien una recreación de diversas
ideas y actitudes, no pretende ser un método abstracto sino implicado de una manera absoluta
con nuestro acontecer. Pero no solamente con nuestro acontecer literario. Se trata también de
nuestro acontecer histórico, de nuestro acontecer social, de nuestro acontecer total. (Subero,
1974, pág. 491)
Sin embargo, vale la pena aclarar que la intención de buscar una definición singular para la
sociología de la literatura puede resultar pretenciosa -por no decir banal-, teniendo en cuenta el
amplio panorama de respuestas que pueden aparecer en dicho sentido, pero sí muy importante;
razón por la cual podemos entender la literatura, y más precisamente la sociología de la
literatura, desde las líneas de los autores más relevantes que se han aventurado a construir
conocimiento en este campo.
Podríamos partir desde la concepción que el célebre Jean Paul Sartre (1950) sostenía; ya que por
efecto de su simpleza, como siempre, estás acotaciones son las que resultan más concretas: “Y,
como los críticos me condenan en nombre de la literatura, sin decir jamás qué entienden por eso,
la mejor respuesta que cabe darles es examinar el arte de escribir, sin prejuicios. ¿Qué es
escribir? ¿Por qué se escribe? ¿Para quién? En realidad, parece que nadie se ha formulado nunca
esta pregunta” (Sartre, 1950, pág. 44). Y en efecto, esta pregunta nos arroja a un escenario desde
el cual es posible entender las dinámicas que soportan el desarrollo de la literatura como un
26
ejercicio ubicado en varios lugares; ya sea en el mundo de lo artístico, de la escritura vista como
técnica, pero siempre asociado con una realidad puntual; en otras palabras, “la literatura
transforma e intensifica el lenguaje ordinario, se aleja sistemáticamente de la forma en que se
habla en la vida diaria” (Eagleton, 1998, pág. 38).
Del mismo modo, la literatura se puede vincular intrínsecamente con la historia asumiendo que
todo hecho real o ficticio de ubica en un lugar y momento definidos, de forma que la función de
la escritura “ya no es solo comunicar y expresar, sino imponer un más allá del lenguaje que es a
la vez la historia y la posición que se toma frente a ella” (Barthes, 1993, pág. 31).
De manera que la literatura aparece y se ubica también en el terreno de la historia, como bitácora
de la humanidad desde la aparición de las epopeyas griegas hasta su constitución como disciplina
del conocimiento en los albores de la modernidad; e incluso actualmente, cuando la producción
literaria ha empezado a pugnar por ahondar en la cotidianidad de los personajes y su vida en
medio de sociedades arrojadas al deterioro y la insensatez.
Desde una perspectiva tradicional, la literatura puede ser vista como un lugar artístico donde la
obra se sacraliza en una suerte de institución de las bellas artes en la cual se convierte en un
objeto de culto, de lenguaje ornamental, una alhaja de la cultura en la cual se desarrolla. Lo
anterior es un error teniendo en cuenta que de ese modo se piensa la obra abstraída de la historia
y las relaciones sociales, cuando es todo lo contrario.
27
La Humanidad históricamente ha representado su entorno por medio de mensajes, relatos,
enseñanzas, entre otras cosas, en pictogramas, esculturas, estructuras arquitectónicas,
manuscritos, etc., dejando de esta manera un legado para ser interpretado. Esta interpretación
ocurre bajo parámetros propios del desarrollo científico y cultural de cada sociedad. Estos
mensajes han sido parte o el eje fundamental de las narraciones, es decir, todos estos mensajes o
enseñanzas que han existido y se producen en la actualidad en el mundo, han cobrado vida
gracias a personas que han tenido la capacidad de contarlas gracias a su experiencia de vida y la
han difundido boca a boca o por medio de los escritos que han dejado. Walter Benjamín (1991)
muestra tres tipos de narradores: el marinero mercante, el campesino sedentario y la constitución
corporativa artesanal, los cuales por sus estilos de vida tienen una cualidad para narrar.
Los tres formas de explicar la narración están ligadas a lo que Valles Calatrava (2008) denomina
“la narrativa natural”, que es un relato en el que existe un hablante/narrador y el
oyente/narratorio, y la narración como una experiencia del pasado que tiene una secuencia de
acontecimientos reales o imaginarios dándole forma a un hecho. Retomando a Benjamín (1991,
pág. 114) la narraciones tienen una moraleja o indicación práctica, esto quiere decir que quien
narra tiene la capacidad de dar un consejo al que escucha.
La narración ha tenido cambios permanentes en las formas más sutiles en su existencia, los
cambios se han dado en las intenciones que se tienen para su uso. Por ejemplo, cuando surge la
novela nos dice Benjamín, que es el ocaso de la narración, porque en la narración es tomada la
experiencia del narrador, más la novela es creada por la cámara del individuo en su soledad. La
28
narración tomaba vida de experiencias y continuaba en forma de enseñanza, mientras la novela
en el trascurrir de sus páginas se iba quemando lentamente hasta llegar al fin.
Pero la novela no es algo frio y desconectado de la realidad, por algo desde su aparición hasta la
actualidad ha tenido exponentes que han participado de su cambio a través de varios modelos,
desde la época clásica, la medieval, el renacimiento, la modernidad. Cada época tuvo sus géneros
(Valles, 2008, págs. 60-63).
A pesar de que la narración en la práctica era más vivida y tenía como exponente al narrador que
le daba sus particularidades, por su experiencia la novela en sus letras y hojas escritas muestra
también una particularidad y una experiencia para la demostración de hechos, lugares, sujetos,
etc. Cuenta además con una mayor difusión y perduración en el tiempo que la narración en forma
de relato, incluso la novela después se tornó más individual, permitiendo la construcción más
personal del mundo y como por medio de la imaginación se construían mundos paralelos.
A la novela se le fueron presentando otras narrativas como el cuento y la novela corta, que
hicieron parte de las sociedades burguesas que fueron la decadencia de la modalidad épica
(Valles, 2008, pág. 60), o como dice Monroe Berger (1979), la clase media en relación a la
novela existe entre el realismo, el individualismo y la vida privada. Incluso Benjamín nos dice
que la relación entre la novela y la burguesía sirvió para que esta última floreciera en sus
comienzos, no obstante, “el dominio con el que contó posteriormente sobre los medios de
comunicación fue capaz de controlar la información dando origen a otro tipo de narrativas,
29
dejando la noticia como lo principal por la cercanía espacial y temporal que ofrece, limitando el
arte de narrar porque le quita someterse a dar explicaciones” (Benjamín, 1991, pág. 117).
La novela es un modelo de narrativa que sigue estando vigente y en el mundo la producción de
novelas por año supera miles de publicaciones. Es tal el impacto de las narraciones escritas o
textos narrativos como los denomina Mieke Bal (1985) que estos se vuelven el objeto de estudio
de la narratología, como conjunto sistemático de opiniones generalizadas sobre un segmento de
la realidad (Bal, 1985).
La narración ha tenido una historia en el campo de la literatura y le han hecho críticas a lo largo
del tiempo, incluso existe una teoría de análisis, pero la expansión de la ciencia muestra que la
narrativa se ha trasladado como categoría de análisis a las ciencias sociales, al respecto Monroe
Berger (1979) dice:
Los mundos separados de la ficción y la realidad tienen puntos de semejanza y de contacto en
la mente de los novelistas, en los análisis de los críticos literarios y de los historiadores y en
las respuestas menos sistemáticas de los lectores. Los críticos literarios y los historiadores
tratan el mundo de la ficción de manera análoga a como tratan el mundo real los científicos
de la sociedad y los historiadores: analizando, comprobando, descubriendo influencias y
formulando hipótesis para comprender acontecimientos, acciones, y motivos (pág. 50)
Es necesario mirar las conexiones que puedan tener la narrativa y la historia, la literatura y la
vida. Para mirar el análisis del proyecto es necesario contemplar la ciudad y la antropología de lo
30
urbano; la literatura y la sociología de la literatura; y la narrativa y la historia para la exploración
interdisciplinar que se pretende llevar a cabo, asimismo, debemos analizar desde qué punto es
indicado abordar la cotidianidad.
Uno de los autores con un amplio trabajo sobre este último concepto es Henri Lefebvre (1947),
el cual critica la vida cotidiana desde el materialismo dialéctico, pues el individuo y la praxis de
lo concreto ocupan un sitio central. Para él la cotidianidad cumple un papel que se reviste bajo el
capitalismo, cuya función es reproducir los caracteres impuestos a la vida colectiva por las clases
dominantes. Lefebvre definió la vida cotidiana así:
La vida cotidiana, en un sentido residual, definida por „lo que queda‟ cuando todas las
actividades diferenciadas, superiores, especializadas, estructuradas, se han extraído para su
análisis, se debe definir como una totalidad. Consideradas desde su especialización y su
tecnicidad, las actividades superiores dejan un „vacío técnico‟ entre ellas que se rellena con la
vida cotidiana. La vida cotidiana está profundamente relacionada con todas las actividades, las
engloba con todas sus diferencias y sus conflictos; es su punto de encuentro, su vínculo, su
terreno común. Y es en la vida cotidiana donde toma forma y se configura la suma total de las
relaciones que hacen de lo humano —y a cada ser humano— un todo. En ella se expresan y
realizan esas relaciones que ponen en juego la totalidad de lo real, aunque de cierta manera que
es siempre parcial e incompleta: amistad, camaradería, amor, la necesidad de comunicarse, el
juego, etc. (Lefebvre, 1991 citado por Goonewardena, 2011, pág. 8).
Es importante la aclaración que realiza Goonewardena, en su artículo sobre Lefebvre de cual
tomamos la anterior cita, sobre la importancia de entender la vida cotidiana no solo como la
31
alienación de las personas por el sistema sino también como campo de batalla para salir
precisamente de esa alienación. Esta posición es la misma de Lefebvre, distinta a la que concebía
Heidegger. Veamos:
Lefebvre realiza un diagnóstico de la colonización de la vida cotidiana por parte del capital y el
Estado mediante un concepto ya anunciado en La vida cotidiana en el mundo moderno (1968a)
que rivaliza con el concepto más conocido de Adorno y Horkheimer de „industria cultural‟: „la
sociedad burocrática del consumo controlado‟. Desde una perspectiva dialéctica, lo cotidiano
aparece como terreno de lucha, no como una causa perdida como lo presentaría Heidegger. La
vida cotidiana no puede caracterizarse únicamente como las actividades „residuales‟ en relación
a las „especializadas‟, porque una parte vital cada vez mayor de ella también se encuentra a la
sombra de esas actividades más „elevadas‟. De ahí la necesidad de definir la vida cotidiana
además como „doblemente determinada‟ — tanto a modo de „depósito residual‟ como de
„producto‟ de todas las actividades „elevadas‟ (Goonewardena, 2011, pág. 9).
Por tanto para la comprensión íntegra de la cotidianidad mediante el análisis narrativo, tan solo
es posible desde una exploración interdisciplinar de la estructura de la existencia, es decir, el
estudio de las opiniones generalizadas sobre un segmento de la realidad en la relación entre
tiempo y existencia.
32
CAPÍTULO II
2. El autor y su obra (su universo narrativo)
En este capítulo se aborda la biografía de Héctor Abad Faciolince con el propósito de conocer las
experiencias que determinaron su vida. El autor se analizará, resumidamente, como figura
pública dentro del contexto colombiano actual. Para eso es necesario tener en cuenta una crítica a
partir de sus textos literarios, contextualizándolo dentro de la literatura contemporánea
colombiana; su creación intelectual y la visión de mundo que expone como sujeto de una
sociedad en las entrevistas que le son realizadas por distintos medios de comunicación.
El fin es contextualizar al lector sobre generalidades del autor, para así crear una mirada crítica
que permita a los estudiantes situarse en su contexto actual y enfrentar las ideas que son
expuestas, en este caso, por una de las figuras intelectuales más reconocidas en el ámbito
nacional, incluso internacional.
La construcción del imaginario de ciudad por el autor será central en el desarrollo de este
capítulo, para ir poco a poco adentrándonos en Angosta (2003). Se intenta así desarrollar la
hipótesis de que existe un hilo conductor en la obra de Héctor Abad que toma la cotidianidad en
la ciudad como un espacio definido a la luz de historias concretas. En este sentido se encuentran
33
muchos temas de análisis en Angosta de la realidad de una ciudad o incluso de un país, de la
familia, del amor, de la amistad y de la política.
Es importante tener en cuenta que el desarrollo de esta monografía no pretende la imposición del
texto como verdad absoluta, sino pretende crear en los estudiantes bases de lectura que los
motiven a ser críticos frente a su contexto, que hace parte del estudio de las ciencias sociales. Las
generaciones posteriores mantienen una noción del ser citadino que puede ser modificado por
ellos como ciudadanos del futuro. La idea de ciudad no solo se refiere a lo que puede ser, sino a
lo que sucede en ella; tomar consciencia de los distintos procesos que se desarrollan desde la
obra física hasta la sociedad y sus consecuencias. La intensión de este trabajo se inclina también
en que:
Al no existir un periodismo cultural autónomo, que no solo sea las superficiales reseñas de libros
orientadas por las editoriales comerciales, en Colombia no hay manera de crear el canon de esas
obras híbridas, que son las que establecen el puente entre la literatura de masas y la literatura
minoritaria. Las consecuencias son nefastas para la auténtica cultura del país: aparecen autores
y libros que nadie lee, ni comenta (Rivera, 2002, pág. 22)
El corpus de la obra literaria debe analizarse no como ejemplo de vida, sino como una alternativa
ficticia a ella, que al ser reconocida por el estudiante dentro de la trama podrá debatirse frente a
su vida real, pues:
De alguna manera, todos aquellos que creemos en una literatura autónoma y crítica en las que se
muestran otras dimensiones de la realidad y se intenta pensar e imaginar mundos distintos a los
34
del “mercado”, debemos estudiar y ofrecer alternativas intelectuales que contribuyan a clarificar
un canon de obras de narrativa, valoradas por sus estructuras literarias y no por sus intereses
económicos, clasistas e ideológicos de una sociedad que sigue confundiendo el “talento” con el
“arribismo” y la “inteligencia” con “astucia” (Rivera, 2002, pág. 23)
Por lo tanto, a partir de ésta herramienta se pretende impulsar un espíritu crítico en los
estudiantes, crear debates sobre la identidad nacional actual, su desarrollo en la ciudad y la
cotidianidad, y plantear soluciones a partir de estas.
2.1. La vida del autor
La vida de Héctor Abad Faciolince inicio en la ciudad de Medellín en el año de 1958, hijo de
Héctor Abad Gómez y Cecilia Faciolince. Con 19 años de edad en el año de 1977 había realizado
estudios de filosofía en la Universidad Pontificia Bolivariana de Medellín y medicina en la
Universidad Javeriana de Bogotá, luego no se detuvo con los estudios y al siguiente año realiza
unos talleres de poesía y narrativa en la Casa del Lago, que será posteriormente la UAM de
México. De 1979 a 1981 estudia periodismo en la universidad donde habría hecho anteriormente
algunos estudios sobre filosofía y será expulsado por escribir un artículo contra el Papa. En el
año de 1982 realiza estudios de inglés en Nueva York, más adelante en la Universidad de Turín
en Italia estudia lenguas y literaturas modernas.
Para el año de 1987 regresa a Colombia y en agosto de ese año su padre es asesinado por los
paramilitares; por la amenazas decide exiliarse en España durante ese mismo año, y luego en
Italia. Desde 1988 empieza ganar experiencia trabajando como lector de español en la
35
Universidad de Verona hasta el año de 1992. Desde los años en que fue estudiante, realizó
algunas traducciones al castellano de autores italianos que se publicaron en México.
Cuando regresa a Colombia en 1992, dirigió la revista de la Universidad de Antioquia y fue
director del Fondo Editorial de la Universidad. Ha sido periodista y columnista en medios
colombianos como: Cromos, El Espectador, El Malpensante, El Colombiano, Cambio y Semana.
Ha recibido premios por la obra literaria que ha realizado y por su desempeño como periodista y
columnista, algunos de ellos han sido: en 1998 es galardonado con el premio nacional de
periodismo Simón Bolívar en la categoría columna de opinión; en 2000 la novela Basura recibe
el premio Casa de las Américas de narrativa innovadora; en 2004 su novela Angosta fue
premiada en China como la mejor novela extranjera del año; en 2006 recibió una beca del
DAAD y vivió un año en Berlín.
En noviembre del año 2006, publicó su libro más celebrado, El olvido que seremos, en el que
revive la historia de su padre, el doctor Héctor Abad Gómez, y las circunstancias de su asesinato.
Por este libro ha recibido premios en Lisboa y en Washington. Asimismo, publicó recientemente
su novela La Oculta (2014) que cuenta la historia de una familia y de la colonización del
suroeste antioqueño.
Actualmente es columnista y asesor editorial del diario El Espectador. Colabora también con El
País de Madrid, el NZZ de Zúrich, y otras publicaciones nacionales e internacionales. Sus
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novelas han sido traducidas a distintas lenguas, entre ellas inglés, portugués, italiano, chino,
francés y alemán (Abad, s.f).
2.2. La obra
Entre sus novelas más importantes se encuentran:
Malos Pensamientos (1991) Angosta (2003)
Asuntos de un Hidalgo Disoluto (1994) El Olvido que Seremos (2006)
Tratado de Culinaria para Mujeres Tristes (1996) Las Formas de la Pereza (2007)
Fragmentos de Amor Furtivo (1998) El Amanecer de un Marido (2008)
Basura (2000) Traiciones de la Memoria (2009)
Palabras Sueltas (2002) Testamento involuntario (2011)
Oriente Empieza en El Cairo (2001) La Oculta (2014)
Héctor Abad ha consolidado una carrera profesional sólida para ser uno de los escritores
colombianos más reconocidos de las últimas décadas. Este reconocimiento es consecuencia de
los premios que ha logrado ganar en Colombia y en el extranjero, y de las columnas de opinión
que ha construido.
Iniciemos con el primer libro publicado, Malos pensamientos (1991). En este escrito se
encuentran ocho cuentos en los que según Vélez (2002) el autor está proyectando algunos
37
dramas de seres que se encuentran con la tragedia de la rutina, el amor que se escapa, la violencia
que golpea con sus olas en los pies de los edificios de apartamentos que parecen más refugios,
que propiamente hogares. Estos cuentos reflejan la relación entre la realidad de algunas personas
que son creados aparentemente por la imaginación de Abad, pero que comienzan a vivificarse en
Medellín. Esta novela refleja que la realidad de muchas es tomada y transformada en cuentos,
donde la realidad de muchas personas no pareciese que existiera sino es retratada en un cuento o
una novela. Para Vélez (2002):
Son realidades sufridas por mujeres casadas, hombres infieles, hijos caprichosos y en general,
personas que rompen la cáscara de la resignación frente a hechos domésticos o nacionales, en
los que la ciudad de Medellín, empieza a convertirse en el territorio inventado del narrador, con
un panorama violento que tendrá en las novelas una mayor dimensión, igualmente trágica (pág.
12).
El olvido que seremos (2006) es el libro insigne más reconocido en el ámbito nacional de este
autor, a causa de la cantidad de reconocimientos que ha tenido nacional e internacionalmente. En
este texto el autor logra crear una identidad nacional a partir de una historia local que captura y
explica una realidad nacional problemática.
Angosta se articula con el trabajo literario de Héctor Abad Faciolince en la medida que la
temática toca a fondo los cimientos de la sociedad y de la ciudad colombiana. En obras
anteriores el ilustra problemáticas de las personas en la ciudad como en malos pensamientos
(1991); para Abad hay temáticas recurrentes y visiones que orientan sus intereses y su abordaje
38
literario en temáticas como la familia, el amor, la violencia y como se mencionó anteriormente la
ciudad. En la familia en muestra su interés propio sobre la relación que tenía con su padre
Héctor Abad Gómez que en Angosta es encarnado por el doctor Burgos un médico filántropo
que es asesinado por la secur un grupo paramilitar existente en esta novela como uno de los
actores del conflicto armado en angosta. La historia del padre es ampliada posteriormente en la
novela El olvido que seremos (2006).
2.3. La generación mutante
Héctor Abad Faciolince está inscrito dentro de la generación mutante, que se inicia en el siglo
XIX. Esta denominación se refiere a que “son escritores que, ciertamente, no se privarían de un
viaje si no pudieran llevar consigo su biblioteca (…), la alta y baja literatura que han leído,
olvidado o subrayado en tantos lugares del mundo, alimentan sus propias historias, lo mismo que
las imágenes vertiginosas y fosforescentes de los medios de comunicación de masas” (Rivera,
2002, pág. 25).
Esta generación está provista de varias características que podemos identificar dentro de la obra
de Faciolince, en este caso en la novela Angosta. Estas características van desde el desarrollo de
la idea de ciudad, espacio, identidad, etc.
Para la generación mutante lo urbano son las imágenes repetidas de la dimensión virtual así
estén imbricadas, todavía, con las comunidades locales, pero la fuerza simbólica de lo local
empieza a desaparecer de la imaginación de los ciudadanos del mundo contemporáneo y sus
escritores (Rivera, 2002, pág. 52).
39
La noción de espacialidad se transforma para esta generación, “tal vez, por ello, los personajes de
las novelas y cuentos de esta generación habitan Nueva York o Bogotá, pero en últimas no les
importa, les da lo mismo” (Ibídem, pág. 53). Asimismo, sucede dentro de los límites de la ciudad
Angosta, que termina siendo el punto de reunión de distintas regiones reales dentro de su ficción,
como lo muestra la aparición de Guantánamo (Cuba) en un contexto social colombiano, en el que
es a partir del lenguaje y las tradiciones que se mantiene este carácter.
Existe un desarraigo profundo con respecto a los valores tradicionales que definen, o intentan
definir, el “ser colombiano” y se genera una narrativa cosmopolita nacida, en buena parte, de la
sensación de pertenecer a cualquier lugar del planeta y, a la vez, de no ser de ningún lado. La
patria ya no es el sitio geográfico que vivimos físicamente, sino la memoria simbólica de las
imágenes que hemos guardado desde la infancia. En cierta forma la realidad de esta generación
es cada vez más virtual y menos empírica (Ibídem, pág. 48).
El lenguaje y la identidad no estarán completamente ligados con esta generación, para la cual “la
polémica entre lo regional, lo nacional y lo universal es algo que no interesa a los escritores de la
generación mutante. Simplemente escriben y su patria es el idioma castellano” (Ibídem, pág. 56).
Dentro del relato de Angosta encontramos distintos topos que ubican la obra en Colombia: “este
territorio, desde hace un par de siglos, es conocido con el nombre que, si la historia del mundo
no fuera una cadena de absurdas casualidades, debiera llevar todo América: Colombia”
(Faciolince, 2003, pág. 13).
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También podemos encontrar una polémica regional en Angosta entre los diferentes sektores, que
se delimitan por su cultura y lenguaje. Hay una cercanía, tal vez irónica, frente a la crítica que
desea construir esta generación en la novela, pues como se analizará posteriormente, el Paradiso
desarrollará bilingüismo con el inglés, y la generación se presenta ante la idea de: “además, la
escritura del español proveniente del mundo latino de los Estados Unidos ha comenzado a
presentar realidades anglosajonas con palabras y sintaxis que hibridan el inglés y el español (…)
Para la mayoría de los escritores de la generación mutante la verdadera patria, como lo dijo
Cioran, es el lenguaje” (Rivera, 2002, pág. 57). Esto es consecuente a la crítica que hace
Faciolince de este sektor (escrito de esta forma por los guardianes de tierra fría) y su pérdida de
identidad, su arribismo, cuestionando a la vez el “ser colombiano”.
“Sin embargo, también aparece esta hibridación de lo popular y lo urbano, la voz de las
subculturas de las ciudades colombianas que pertenecen a zonas afectadas por la marginalidad y
la pobreza” (Ibídem, pág. 53). Esta característica se representa ampliamente entre los distintos
fenómenos de Angosta, en los que la inscripción del conflicto puede identificar la frontera de la
cultura urbana y rural, no solo con fronteras geográficas dentro de la ficción.
La obra de Faciolince también refleja la muerte del autor que se propone para la generación
mutante, en la que se halla “la tendencia de muchos a escribir paródicos hipertextos y juegos de
imitación estilística de autores clásicos” (Ibídem, pág. 57). En la novela Angosta se encuentra
este palimpsesto de obras como Divina Comedia de Dante Alighieri, Cien años de Soledad del
nobel colombiano Gabriel García Márquez. En propias palabras de Faciolince: “la originalidad
no consiste en hacer algo distinto a lo que ya se hizo (eso es muy fácil); consiste en algo
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imposible: en hacer mejor lo que ya se hizo, o en volver a hacerlo con los ingredientes de ahora”
(Ibídem, pág. 245).
2.4. Las Entrevistas
Con el fin de observar a Héctor Abad Faciolince no solo como escritor (recordemos sus otras
labores dentro del campo intelectual colombiano) sino como figura pública, la siguiente
selección de fragmentos de entrevistas pretende observar fuera de la obra, la concepción de
ciudad, cotidianidad y diversos temas referentes en el área de las ciencias sociales que son
debatibles dentro del aula de clase.
Héctor Abad Faciolince en entrevista en Obra D, Canal UNE, con Juan David Arango (Obra D,
2012) plantea cómo se puede identificar el lector como sujeto través de algún personaje dejando
de lado el límite geográfico, sino compartiendo una ciudad global, siguiendo la idea de aldea
mundial:
(…) lo que pasa es que todos los seres humanos somos muy parecidos, en cualquier parte en la
que nazcamos, nos parece que las diferencias culturales nos distancian tanto que una historia
privada de la China o de la India o de Rusia no van a interesarle a una persona de Argentina o
de Colombia. Pero en cambio es así si uno lee una novela de Tolstoi de una persona que se está
muriendo, en un casa de San Petersburgo o de Moscú ese moribundo, es cualquier moribundo, es
cualquiera de nosotros que está enfermo y se estas muriendo, lo que siente una persona ante la
aproximación de la muerte no es distinto en el Amazonas, en África, en Rusia o en Medellín
(Obra D, con Juan David Arango, 2012).
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El autor colombiano es consciente de la implementación de herramientas literarias dentro del
aula de clase, la promoción de lectura es para él un trabajo casi diario. Ante ella, él responde en
una conferencia dictada a Comfama en la que expresó:
¿Por qué me propondrán que haga cosas obvias, que insista en cosas que no necesitan estímulo
ni demostración? Nunca, por supuesto, me invitan a dar conferencias para estimular en los
jóvenes o en los no tan jóvenes el placentero hábito del sexo solitario o en pareja, ni para
explicarles las delicias del baile, ni para recalcarles que es conveniente comer todos los días (…)
No; el sermón está reservado para el hábito de la lectura y entonces uno queda así de entrada
como esas tías cantaletosas que nos repiten sin cesar lo importante que es no faltar a misa los
días de fiesta de guardar (…) La lectura queda entonces asimilada a un acto piadoso, benéfico y
aburrido (sí muy saludable, como una dieta rica en fibras), cuando yo lo que creo, en cambio, es
que es un acto pecaminoso, clandestino y divertido como el sexo, y además, tan divertido e
intenso como la vida misma. La lectura no puede ser una obligación; tiene que ser una necesidad
esencial, algo como comer o tomar agua (Cofama. Departamento de cultura, 2002).
Finalmente, es importante observar su relación con el periodismo, primero mientras argumenta la
importancia de no ceder ante las marcas y la publicidad en ningún aspecto mientras se ocupa este
cargo, ya que puede crear confusiones:
Es decir, si yo tenía dudas sobre la importancia que tiene el periodismo para construir opiniones,
para orientar a los lectores, esas empresas me habían dado una prueba indirecta. La querían
comprar, sin decírmelo abiertamente, con regalos (…) Puedo concluir, entonces, que la
43
responsabilidad que tenemos quienes queremos mantener una columna independiente es
inmensa. Nuestro único patrimonio son nuestra independencia y nuestro nombre (Semana, 2004,
pág. 27).
A pesar de hacer parte de la prensa nacional como periodista, Faciolince tiene una opinión muy
negativa frente a la crítica, contradictoria con su oficio. En esta entrevista dirigida por Orlando
Mejía Rivera le pregunta sobre su opinión de la crítica colombiana y si siente su obra afectada
por ella, a lo que Faciolince responde:
Que yo sepa, la crítica literaria no existe en Colombia. Hay unos cuantos reseñistas de
periódicos y muchos profesores de universidad que publican capítulos de tesis llenos de notas
abstrusas. A los segundos no les entiendo lo que escriben; a los primeros no les hago caso en lo
que escriben. Trato de no leerlos. Son un fastidioso zumbido de abejorros, y a los abejorros lo
mejor que hay que hacer es darles un papirotazo" (Rivera, 2002, pág. 243).
El fomento de la crítica literaria de un país no tiene como consecuencia pisotear la obra del autor,
incluso si de ella tiene pésimas críticas, sino que da a conocer a los ciudadanos una opinión
acerca de los temas que enfrentan el contexto contemporáneo y la ficción. Dentro del aula de
clase, este fomento es fundamental para crear ciudadanos críticos, conscientes de los problemas
que se desarrollan en su región y que buscan una solución factible. Por ello, es importante la
promoción de lectura, donde no se pretenda crear un simple gusto por la lectura, ya que de
acuerdo a Faciolince es algo insulso; sino que cuestione los distintos planteamientos que
presenta, sin temor a contradecir la palabra de los intelectuales sobre los temas de la ciudad, que
puede presentarse nacional o global.
44
Conocer la vida y obra del autor es vital para adentrarse en Angosta y desmembrar las
narraciones que contiene este texto para la compresión de la cotidianidad en la ciudad, debido a
que el mundo interior del autor juega con la construcción de sus escritos, es decir lo que ha
vivido el autor, la experiencias que lo han marcado, su trayectoria académica y producción
escrita, es importante para comprender la atmosfera en la que construye sus narraciones sobre
algunos aspectos de la vida cotidiana y la ciudad que implementa en Angosta. La vida del autor
y su obra es un factor clave para entrelazarlo con el análisis y desarrollo sobre los aspectos de
vida cotidiana y ciudad que se quieren en esta monografía.
45
CAPÍTULO III
3. Construcción de la cotidianidad en Angosta
El tercer capítulo aborda teórica y metodológicamente la novela Angosta para explorar el
concepto de cotidianidad como un escenario donde las personas viven la vida a diario desde
diferentes campos como la familia, el trabajo, el hogar y los diferentes medios de comunicación,
entre otros. Para este análisis es necesario mostrar un panorama general de Angosta, luego
explicar las categorías para el análisis que son la cotidianidad o vida cotidiana, la polifonía,
táctica y estrategia. Además de ver algunas de las narrativas dentro de Angosta como el amor, la
familia, la ciudad y la violencia, esto con el fin de comprender la novela con estos criterios de
análisis.
De manera inicial, se presenta una breve sinopsis de la novela de manera que se evidencien los
elementos narrativos y de ficción que la componen. Metodológicamente se analizan las distintas
maneras de narrar empleadas por el autor de la novela, entre las cuales están el amor, la ciudad,
la violencia y la familia. Debido a que son temas recurrentes dentro del trabajo de Héctor Abad
Faciolince, además de ser aspectos que pueden ser entendidos desde el concepto de vida
cotidiana.
46
3.1. Angosta
Como contexto Angosta es una imagen, una caricatura, una representación de la ciudad. Es una
ciudad desolada, un “paraíso infernal”. La narración inicia cuando uno de los personajes
principales, Jacobo Lince, lee un relato científico sobre su ciudad escrito por un geógrafo
Alemán llamado Heinrich V. Guhl. Desde el principio Angosta es una distopía, Se describe a
partir de su geografía y su contexto histórico, una ciudad con antiguas tradiciones indígenas y
conquistada por españoles que vinieron en busca de riquezas, las cuales no satisfacían el tamaño
de sus ambiciones, los españoles tuvieron que adaptarse a este territorio, junto con negros e
indígenas, que poco a poco fueron configurando una amplia gamas de etnias.
La ciudad creció, y con ella fue cambiando todo su paisaje; se fue convirtiendo en una ciudad
dividida, en tres climas, tres territorios y tres clases sociales, tierra fría (sektor F) habitada por los
dones, llamado Paradiso es un sector muy exclusivo en el que viven los sujetos de clase alta, los
ricos, su ingreso es restringido para los demás de otros sectores salvo que tenga un permiso de
entrada; tierra templada (sektor T) donde viven los “tibios”, viene siendo el centro de la ciudad,
no son ricos pero tampoco son pobres, no obstante, se confunden con la tercera clase social; y
tierra caliente (sektor C) habitada por los “calentanos”, son por así decirlo los pobres, son los
mendigos, los más discriminados, constantemente son discriminados por las sociedad y la
características principales de este sector son la violencia y la inseguridad.
La Angosta en la que vive Jacobo es una ciudad golpeada por la violencia de los grupos armados,
narcotráfico, corrupción e injusticia; asimismo por una política de separación que impide el paso
47
de sus habitantes al sektor F, causando conflictos entre sus habitantes. El sufrimiento es una
condición constante en Angosta. Richard Sennett (1997) afirma que el sufrimiento físico de
cristo en la cruz indujo a los parisinos de la Edad Media a pensar en espacios de la ciudad
destinados al ejercicio de la caridad y a servir de santuario. Tomando esto como ejemplo y
comparándolo con Angosta se puede visualizar como ese sufrimiento es arquitecto de la ciudad;
el miedo organiza los espacios restringidos y levanta una muralla que aparta todo aquello que es
indeseable en el sektor F. Este sektor se convierte para los dones en un santuario, el cual
proteger. Para los tibios y calentanos, en un ideal para alcanzar algún día, y esta división genera a
su vez la rabia del grupo armado Jamás, el cual realiza atentados terroristas en este sektor,
traspasando clandestinamente la muralla del “Check Point2” y perpetuando sus ataques suicidas.
En la trama que enuncia el autor hay múltiples historias de personajes que pueden entrelazarse
con el dolor. Se encuentra Luisita Medina, quien antiguamente perteneció a una familia muy
respetada en Angosta, ella perdió a su hijo y a su esposo quien era un ferviente opositor de la
política de apartamiento, debido a esto ambos fueron asesinados por el grupo paramilitar que
reina en Angosta, “La Secur”. También se encuentra Candela o Virginia que proviene de una
familia desplazada, habitante de tierra caliente, perdió a su hermano a manos de una pandilla de
las tantas que hay en “sektor c”. Muchos personajes de esta historia ven su vida rodeada por el
dolor y el sufrimiento, y este panorama dantesco es un común denominador. Sin embargo, el
análisis sobre el sufrimiento se centrará en el espejo en el que se refleja el autor de esta historia.
La vida de Héctor Abad Faciolince se puede identificar en dos personajes Andrés Zuleta y
Jacobo Lince.
2 Control de entrada a tierra fría, administrada por oficiales chinos.
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Andrés Zuleta es un joven poeta, tímido con las mujeres, con una pésima relación con sus padres
y su hermano. Andrés al dejar la casa de sus padres, se fue a vivir al hotel “La Comedia”, un
lugar ubicado en el sektor T en el que también vive Jacobo Lince. Lo curioso de este hotel, es
que se encuentra dividido casi de la misma manera en que se encuentra dividida Angosta; Andrés
llega al hotel gracias a que consiguió un trabajo como redactor para la “Fundación H”
(organización con una clara apatía a la política de apartamiento). Debido a este trabajo, Andrés
es asesinado justo cuando empezó a reconocer su sexualidad. Jacobo Lince, por otro lado, es una
persona compleja, su vida se rige por el deseo; las mujeres son para él una debilidad. Construyen
para él una línea de escape que lo une a los tres sectores, sus tres amantes, Beatriz Potrero de
sektor F, Camila Restrepo de sektor T y Virginia Buendía de sektor C, son su destino en esta
ciudad dividida. Estas mujeres brindan a Jacobo algo que él siempre ha buscado, un amor
“furtivo”. Jacobo es dueño de una librería muy concurrida en tierra templada, llamada la “Cuña”.
Gracias a una herencia que le dejo su madre y a un pleito legal con su hermana tiene la
posibilidad de vivir como un “don” en tierra fría, pero prefiere que su vida siga como es, solo
para poderle al final dar una lección a su hija, la única persona a la que realmente ama. Lince es
el lector y Andrés Zuleta el escritor. Lo que lee Jacobo sobre Angosta es un relato académico que
carece del lirismo al que él suele estar acostumbrado, es una mirada más cruda de su ciudad, pero
no alejada de la realidad.
3.2. Perspectivas de análisis: polifonía, narrativa, táctica, estrategia
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Para el análisis de Angosta es necesario vislumbrar los alcances de esta en el marco de los
estudios de las ciencias sociales, por lo que se hace necesario utilizar las categorías polifonía y
cotidianidad y dentro de esta táctica y estrategia. Esto con el fin de emplearlas y observar cómo
estas categorías se manifiestan al interior de la novela.
3.2.1. La novela polifónica
Angosta ejemplifica espacios dentro de lo literario, retomando lo dicho páginas atrás, el estudio
de la obra literaria es pertinente para el análisis social; autores como Bajtín (1986) evidencian en
la novela un campo relevante para el estudio social, dado que es un género que permite analizar
el discurso. Se convierte en una vía en la que se percibe el mundo, el universo del lenguaje en las
prácticas humanas. La tesis central que establece Bajtín es que la novela monológica reduce el
relato a una sola voz que domina, a diferencia de la novela dialógica que incorpora varias voces
en el texto. Bajtín aborda siempre a la novela desde una representación social, la ve como reflejo
del mundo, compuesto en todo momento de voces, diálogos, conversaciones.
Faciolince introduce voces en su obra y las deja dialogar entre sí, con lo que se genera un cruce
ideológico en la novela. Esto se denomina polifonía y se refiere a la diversidad de lenguajes que
cohabitan en una misma sociedad. Que se unen en tiempos y espacios diferenciados, un texto
expresa y discute o replantea hechos tratados en el pasado y, a su vez, plantea otros asuntos que
futuros textos intentarán responder.
50
¿Es Angosta entonces un texto que viene a resolver hechos pasados? ¿Problemas sociales que
continúan vigentes? Borges (1944) evidencia este punto; en su obra Pierre Menard autor del
quijote, expone cómo por medio de la transmisión escrita y por la distancia temporal, se
establece una relación entre autor e intérprete. En el lenguaje habita el hombre, como sostenía
Heidegger (1951), este adquiere una importancia de hilo conductor y provee el conocimiento
sobre las costumbres y las intenciones de cada autor, lo que presume una comprensión de la
época, favoreciendo al destinatario y a la identidad propia de la obra. Podría Angosta ser similar
a una amplia gama de obras escritas en el pasado: “Los clásicos son esos libros de los cuales se
suele oír decir: «Estoy releyendo...» y nunca «Estoy leyendo...» (Calvino, 1992, pág. 7).
Angosta también se refiere a esos textos que llamamos clásicos; los clásicos son libros que
ejercen una influencia particular ya sea cuando se imponen por inolvidables o bien cuando se
esconden en los pliegues de la memoria mimetizándose con el inconsciente colectivo o
individual. (Ibídem, pág. 8).
En realidad, los elementos más dispares por ejemplo de las obras de Dostoievski3 se distribuyen
entre varios mundos y varías conciencias con derechos iguales; no se dan en un mismo horizonte
sino en varios, completos y equitativos, y no es el material inmediato sino son estos mundos,
estas conciencias con sus propios horizontes, los que se combinan en una unidad suprema, es
decir, en la unidad de la novela polifónica (Bajtín, 1986, pág. 29).
3 Entre estos elementos encontramos por ejemplo la alteración de la unidad orgánica del material o el rompimiento
del tejido narrativo.
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Angosta es un texto que recoge en sí mismo inquietudes pasadas, cuestionamientos y lenguajes
que se enmarcan dentro de su propia naturaleza. Es una novela polifónica que recoge la
cotidianidad dentro de varias voces, diferentes conciencias.
3.2.2. Vida cotidiana
La vida cotidiana como dice Cervone (1999) es aquel entramado donde existen relaciones y
conflictos que se dan en las cosas más banales de la interacción en la vida de los sujetos,
considerándola como un juego donde los actores son los mismos pero que ofrece las
posibilidades para que estos puedan cambiar las reglas y las relaciones de poder.
Esta condición de vida cotidiana, como vía de acceso fundamental a los procesos por los cuales
emergen las prácticas de encuentro e intercambio, se entiende como “la vida del hombre entero,
o sea: el hombre participa en la vida cotidiana con todos los aspectos de su individualidad, de su
personalidad. En ella se „ponen en obra‟ todos sus sentidos, todas sus capacidades intelectuales,
sus habilidades manipulativas, sus sentimientos, pasiones, ideas, ideologías” (Bollnow, 1970,
pág. 39). La vida cotidiana hace referencia a los procesos por los que se crean (ponen en obra) y
se despliegan los mundos de vida, con el fin de resignificar la relación con el entorno y todas las
parcelas vivenciales que lo componen: familia, trabajo, escuela, pareja. La vida cotidiana es,
pues, el lugar donde se intercambian y a la vez se negocian los sentidos dados al entorno y a sí
mismo; es el lugar en el que se hace posible la espacialidad humana.
52
Si lo cotidiano refiere a lo que la gente hace todos los días, a sus rutinas familiares, laborales, de
instrucción y de distracción, a sus territorios de reproducción individual y social, a su
“habitualidad”, esa dimensión espaciotemporal de las vivencias particulares no es hoy pensable
fuera de la presencia y la acción de los medios de comunicación. Todos los sitios y niveles en
que se desenvuelve la vida diaria son lugares de exposición a esos medios, que se han convertido
en componentes de la institucionalidad social: de la familia, la escuela, el trabajo y la diversión
(Torrico, 2000).
Para que esta afirmación se comprenda es necesario deslindar las dimensiones de la cotidianidad
en las cuales se inserta la experiencia de los medios, explicitar a qué interrelaciones nos estamos
refiriendo. Sin pretender agotar la construcción de un mapa de la cotidianidad, es posible
identificar allí cuatro dimensiones: una pública, una doméstica, una familiar y una tecnológica,
todas ellas atravesadas por procesos de rutinización y de memoria sin los cuales la cotidianidad
no tiene existencia (Sotelo, 2006, pág. 98).
Complementando este escenario de la vida cotidiana que constituye todo el ser del sujeto, es
decir que existe en plano individual, familiar, laboral y tecnológico, permea cada acción que
hace el sujeto. Sin embargo, puede verse que lo cotidiano es una construcción meramente social
cuando radica en el poder de decisión del sujeto quien es el que decide cómo actuar frente a las
diversas situaciones que se le presentan en el día tras día. El actuar del sujeto en la vida cotidiana
o en su forma de ser cotidiana, este “se mueve pues en la esfera de lo recibido, pero regularmente
no lo capta como tradición posibilitante, sino como objetualidades dispersas en su mero presente
53
impersonal, de modo que a ellos no le añade su propio carácter destinal, sino que por el contrario
se pierde en ellos, siendo dominado acríticamente” (Barragán, 2012, pág. 34).
3.2.2.1. Estrategia y Táctica
Se llama estrategia al cálculo de relaciones de fuerzas que se vuelve posible a partir del momento
en que un sujeto de voluntad y de poder es susceptible de aislarse de un "ambiente". La estrategia
postula un lugar susceptible de circunscribirse como un lugar propio y luego servir de base a un
manejo de sus relaciones con una exterioridad distinta. La racionalidad política, económica o
científica se construye de acuerdo con este modelo estratégico. (De Certeau, 1986, págs. 49-50).
Por el contrario, se llama "táctica" a un cálculo que no puede contar con un lugar propio y, por
tanto, tampoco con una frontera que distinga al otro como una totalidad visible. La táctica no
tiene más lugar que el del otro. Se insinúa, fragmentariamente, sin tomarlo en su totalidad, sin
poder mantenerlo a distancia. No dispone de una base donde capitalizar sus ventajas, preparar
sus expansiones y asegurar una independencia en relación con las circunstancias (De Certau,
1986, págs. 49-50).
Michel de Certeau (1986) afirma que “las tácticas se insinúan en el campo del otro de manera
fragmentaria, dependiendo del tiempo, cogiendo al vuelo las ocasiones para manipular el orden
establecido y transformando los eventos en oportunidades” (Ibídem, pág. 59).
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Se entiende a la táctica como un poder que se lleva por vías alternas, no posee un lugar físico
delimitado, más bien logra el poder por medio de la fuerza de otros, asimismo, no posee una
frontera o un poder concreto sino por el contrario es totalmente fraccionado dentro del lugar, es
el espacio habitado el epicentro de un conflicto.
Lo “propio” es una victoria del lugar sobre el tiempo. Al contrario, debido a su no lugar, la
táctica depende del tiempo, atenta a coger vuelo las posibilidades de provecho. Lo que gana no
lo conserva. Necesita constantemente jugar con los acontecimientos para hacer de ellos
“ocasiones” sin cesar el débil debe sacar provecho de fuerzas que le resultan ajenas (Ibídem,
pág. 50).
Lo que implica la táctica es adquirir una experiencia del lugar; los espacios poseen limitaciones
propias, privaciones que se ven pulverizadas en el andar la ciudad, esto genera un tejido urbano
en donde el lugar va adquiriendo un significado propio, una trasgresión planificada de la
estrategia.
Según De Certeau (1986) dice que “la estrategia se basa en el cálculo de las relaciones de fuerza,
necesitan de un cuerpo visible que las produzca y defina sus ámbitos de acción, y son finalizadas
a la postulación del poder” (Ibídem, pág. 51).
La estrategia se manifiesta como la acción planificada de un grupo de fuerzas relacionadas entre
sí, que son las propietarias del lugar, este poder se hace presente bajo diferentes instituciones,
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ciudad, escuela, empresa, entre otras. Fuerzas que tienden a aislarse del ambiente, buscan
manipular, dominar los saberes y la vida dentro del espacio físico.
3.2.2.2. Estrategia y táctica en Angosta
En Angosta la táctica se revela por medio de las relaciones entre sus propios personajes, Jacobo
Lince traspasa las fronteras primero por su condición secreta de “don”, pero en un sentido más
amplio por sus prácticas sexuales; el sexo es un mapa de Angosta, candela le enseño ese
inframundo conocido como “sektor C”; en “sektor T” Jacobo y Camila aprendieron como
generar sus encuentros a pesar de estar vigilados por el “señor de las apuestas”, Emilio, Beatriz y
Jacobo pese a las prohibiciones propias de una chica de “sektor F” y de su guardaespaldas
receloso, lograron tener varios encuentros. Andrés Zuleta también logró generar una ruptura
frente a la prohibición de circular libremente en la ciudad por la política de apartamiento, que se
manifiesta como la estrategia en este relato:
Al sektor F solo pueden entrar sin restricción alguna los residentes, es decir, los dones. También
pueden entrar los segundones (empleados por lo general) o los tercerones obreros contratados
en oficios humildes, casi todos, o empleadas domésticas) que tengan salvoconducto a través del
chek point. No sobra decir que todos los habitantes del sektor F pueden entrar o salir libremente
de todos los sektores de Angosta, aunque por desinterés o cautela rara vez incursionan por
debajo de su sitio de residencia (Ibídem, pág. 25).
56
Andrés Zuleta gracias a su trabajo en la fundación H y a los lazos de amistad que traza con
Candela, el profesor Dan y Jacobo, generó una dinámica en donde circulaba por la ciudad como
si la prohibición no existiese, de la misma manera que lo hicieron Dan y Candela. Cada uno
eventualmente tuvo acceso al salvo conducto que les permitía “andar” la ciudad, pero fue esta
relación la que los termina expulsando de Angosta.
3.2.3. Narrativas de la cotidianidad en Angosta
3.2.3.1. El amor
Simonnet (2010) explica que hay tres ingredientes del amor tan difícilmente conciliables: la
sexualidad, el matrimonio, el sentimiento. Estos tres ingredientes se desarrollan en la novela
Angosta entre sus personajes, quienes experimentan el amor al crear distintos lazos, en los que se
intercambiarán parejas amorosas. La trama se desarrollará conjunta a la experimentación de los
personajes frente a estos amores.
En estas relaciones efímeras entre los personajes se experimenta “la fragmentación de las formas
de amor, la desaparición de la norma: cada uno asumió el manejo de su vida sentimental”
(Simonnet, 2010, pág. 151). El amor se desarrollará de distintas formas principalmente en el
personaje, Jacobo Lince, quien inicia la obra con su preferencia por el amor furtivo, el cual será
fundamental en la novela, exaltando el deseo carnal y su característica de escondido. Lince llega
a la preferencia por la monogamia, a causa de que “el sueño de hoy sigue siendo la pareja
amorosa, fiel y deseante, lo que exige una forma de contrato social aunque uno no se case”
(Ibídem, pág. 152).
57
La sexualidad en la novela se caracterizará por el deseo y ansia de amor furtivo entre parejas
compartidas. Camila será el personaje más furtivo en el desarrollo de la novela; es ella el
símbolo de la sexualidad de Angosta, al ser “perfectamente angosta, como la puerta que conduce
al paraíso, pero al salir del cielo se hallaba otra vez afuera, perdido en su limbo de indiferencia”
(Faciolince, 2003, pág. 136). Los personajes como Jacobo o Andrés “no sentía ningún amor por
Camila, y ni siquiera afecto, solo un deseo intenso e insolente de olerla y penetrarla, quizá lo
mismo que sentía el Señor de las Apuestas” (Ibídem, pág. 136). Esta relación entre Camila y el
Señor de las Apuestas, o cacique Nutibara4 será la que defina su amor como furtivo: un amor
escondido y riesgoso, tanto que traería el primer suceso de violencia contra Lince como el
asesinato de Andrés, consecuencia del enrolamiento del cacique Nutibara con la mafia.
Jacobo Lince corrobora preferir el amor furtivo en sus conversaciones con el profesor Dan,
porque para él “no crea compromisos, ni deja huellas, ni cura la soledad” (Ibídem, pág. 116). Al
conocer a Candela este camino cambiará su rumbo, ella será la única quien lo afronta
críticamente: “Jacobo está seco por dentro. Tiene tan seca el alma como la piel. A Jacobo no le
importa ni esto ni todo lo demás. Ese es su encanto, pero también tiene su límite. El Putas, El
Marciano, cualquiera tiene más sentimientos que Jacobo, porque Jacobo deliberadamente se los
secó” (Ibídem, pág. 278).
4 Personaje que en Angosta es un criminal originario de tierra caliente, pero debido a la gran cantidad de dinero que
posee, pasó a tener la vida de un don. Su nombre real es Emilio Castaño, en la trama es amante de Camila, la
mantiene económicamente y a pesar de estar casado, sufre de celos extremos, al punto de atacar a cualquier hombre
que esté dispuesto a acercársele.
58
Candela como personaje no solo conserva la pasión, sino que inspira en los personajes Jacobo
Lince y Andrés Zuleta, los sentimientos. Para Lince, Candela no solo sería una compañera de
sábanas, sino que por ella sentía algo más pesado, consecuencia de “que él se haría responsable
por todo lo que con ella pudiera suceder, como un padre” (Ibídem, pág. 155). Para Andrés,
Virginia daría corolario a su nombre a ser quien le arrebatara la virginidad, más esto no sería lo
más importante en su relación.
“« ¿Yo? Yo soy dura, más dura que nadie, pero hay una única cosa que me disuelve. Algo que
creo que nunca me va a hacer daño. Alguien en quien confío desde aquí hasta el otro lado del
mundo, alguien que es la única persona que me podría matar.» Y en vez de usar el pronombre
(vos, tú, usted), Candela me tocó el pecho con el índice” (Ibídem, pág. 278).
Con este diálogo entre Candela y Andrés se introduce un tipo de amor diferente al de la
sexualidad, “el amor es lo que existe entre dos individuos que son capaces de vivir juntos sin
matarse” (Simonnet, 2010, pág. 158). Andrés es un joven atormentado quien considera de sí
mismo que “tal vez en la casa tenían razón, tal vez es cierto que yo no sirvo para nada, ni para
invitar a una muchacha a tomarse un té. Tampoco para acostarme y perder la virginidad con una
puta” (Faciolince, 2003, pág. 176). Candela será su amante furtiva, con quien logra un sentido
más elevado de amor, uno que no puede compartir con Lince, como se lo aclara:
Ser buen o mal amante no tiene nada que ver, eso no importa. Me gusta más en otros sentidos.
Aunque tú seas mejor amante, él me gustaba mucho más como persona. Era más dulce y más
joven, estaba mucho más vivo que tú, y me perdonas (Ibídem, pág. 335).
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Esto comprueba que “el amor sería ese modo de relación que nos permitiría comprender mejor al
otro, experimentando interiormente una suerte de poder mental, una manera de borrar la frontera
entre uno y los otros, de encontrar una forma de armonía” (Simonnet, 2010, pág. 155). Además,
esta afirmación de Candela dará una lección de vanidad a Lince, a quien “lo que le parecía
increíble era lo que estaba constatando: que dos de sus amantes hubieran preferido tan
ostensiblemente a Zuleta, al muchacho segundón sin plata y para él sin encantos” (Faciolince,
2003, pág. 337)
Lince habría pasado a preferir la sexualidad del amor furtivo y dejar de lado los sentimientos tras
pasar por uno de esos ingredientes del amor: el matrimonio con Dorotea. Este sería un tema
frecuentemente discutido con su amigo el profesor Dan, del que se cuelan varias anotaciones.
Para el profesor Dan, la unión matrimonial es una condición hipócrita que justifica a la
infelicidad y se consigue por temor a la soledad, llevando como mecanismo a la costumbre. Para
Lince es un amor serio que deja una huella hondísima, resultante en los hijos a quienes se ama
profundamente; suele ser efecto al temor o el desconocimiento de los métodos anticonceptivos.
Sin embargo, Lince elogia al matrimonio en el que se puede vivir la felicidad, o creer que se vive
con la costumbre. Su matrimonio se destruyó por el apetito sexual, llevando al divorcio y la
soltería con sus graves efectos perniciosos.
Lince coincide con el pensamiento de Alice Ferney, para quien el matrimonio estuvo bajo
control hasta la liberación de la sexualidad, la cual involucró el uso de anticonceptivos como la
proliferación de enfermedades de transmisión sexual. El matrimonio ya no es obligatorio para
60
ninguna de estas opiniones, tiene una salida: “el divorcio ya no es vergonzoso y los esposos son
tratados igualitariamente ante la ley” (Simonnet, 2010, pág. 152).
Tras la muerte de Zuleta, Lince descubre la necesidad de llevar una relación monógama: “(…) de
repente se sentía más monógamo y fiel que nunca en su vida (…) quería algo firme” (Faciolince,
2003, pág. 364). Lince parece hacerlo siguiendo un ideal de felicidad, “el sueño de hoy sigue
siendo el de la pareja amorosa, fiel y deseante, lo que exige una forma de contrato social aunque
uno no se case” (Simonnet, 2010, pág. 152). Pero Lince no pretende esta fidelidad ni un contrato
sentimental indefinido con Candela, pretende este cambio para él, “ahora tenía la tarea más
difícil para un seductor: dejar de seducir y al fin enamorar; algo para lo que no estaba entrenado”
(Faciolince, 2003, pág. 370).
La concepción de amor a la que pretende elevarse Lince es contraria a la que rige al profesor
Dan. Esta concepción de amor no se desarrolla entre dos personas, o más, sino que lo hace en un
yo único. “Porque la vida en común no es más fácil de vivir que la soledad” (Simonnet, 2020,
pág. 159). El profesor Dan será el ejemplo de este estado, al que ha llegado por decisión propia y
bajo varios argumentos. La libertad trae varias tonterías ante las que prefiere la infelicidad, que
no sale de él, y tampoco permite la ajena, exponiendo un fuerte sentimiento de individualismo.
Esta situación no ha llegado a la vida del matemático por falta de oportunidades, pues él mismo
ha rechazado al matrimonio, convención hipócrita, que le privaría de la comodidad y la
economía.
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El profesor Dan en vez de brindarle tiempo y esfuerzos a los problemas del amor, lo ha hecho
toda su vida en un problema que para él se muestra menos terrenal y ridículo, un problema
matemático, que resulta análogo para él.
3.2.3.2. La familia
Las familias que conforman la novela no solo les dan fuertes características a los personajes que,
sino a su contexto socioeconómico. Por cada uno de los sectores, el autor se empeña por dar una
imagen del núcleo familiar, que casi logra generalizar a todo el sector.
Empezando por el Paradiso, encontramos la familia de Beatriz Potrero Frías, conformada por su
padre el senador César Potrero Barros y su madre la ex reina de belleza Ofelia Frías. Estos
personajes muestran altivez y amargura con su presencia a causa de “los largos años de vida
marital” (Faciolince, 2003, pág. 171). El padre posee gran poder social y económico a causa de
su descendencia de terratenientes como por negocios con la creación de centros educativos de
pésima calidad, por lo que hace parte de los siete sabios, lo que es una paradoja pues es
crasamente ignorante. Ofelia Frías se muestra como una mujer dulce, calmada y feliz en la
ausencia de su esposo, como lo demuestra durante la despedida de Beatriz a Boston, cuando
comparte con los segundones y tercerones de La Comedia. La relación entre Ofelia y César se
muestra deteriorada por las acciones machistas de este, quien nunca sintió amor por su esposa
sino una conveniencia por el color de su piel. Beatriz podrá aprovechar esta situación para hacer
62
lo que desea, como tener relaciones escondidas con Lince y querer mezclarse con las personas de
los otros sectores, más nunca será realmente libre del deseo de sus padres.
El sektor T está caracterizado por la familia de Andrés Zuleta. Esta familia está conformada por
el padre, “el televidente obeso” (ibídem, pág. 187), su madre y su hermano mayor. Todos estos
detestan a Zuleta porque este no pertenece a su mundo, donde la televisión y la orden militar a la
que pertenece su hermano es lo más importante. Causa de esto, le segregan desde su eliminación
del histórico fotográfico familiar hasta enviarlo a casa de Matilde Abad, su abuela. Andrés se
sentirá cobijado por ella y será el encargado de suplir todas sus necesidades hasta el día de su
muerte. Tras volver a su casa, Andrés abraza la idea de salir de casa, con su empleo. Andrés
nunca hará parte de esta familia, quien le juzgará de robo cuando este saca algunos elementos
que a ellos les sobran y él realmente necesita. Su hermano, alabado por sus padres, tomará
partido únicamente luego de su muerte, intentando advertir a Lince de los peligros que corre por
haberlo conocido.
A Virginia, o Candela, le corresponde la familia del sektor C. Esta familia fue desplazada por la
violencia. De su padre Candela solo conoció algunas prendas, ya que dejó a su madre por otra
mujer. El hermano de Virginia fue asesinado, al parecer por influencia de uno de los antagonistas
de la novela, El Putas, quien en recompensa de esta muerte le hará a Virginia entrega del
salvoconducto. Virginia hace parte de la descendencia del folklor colombiano, esto se evidencia
por su descendencia de Macondo5 de donde habían perdido las tradiciones y solo quedaba “un
pescadito de oro que su madre había heredado de su bisabuelo” (ibídem, pág. 196); allí se puede
5 Pueblo imaginario creado por Gabriel García Márquez en la novela Cien Años de Soledad que actualmente hace
parte del canon del folklor nacional colombiano.
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reconocer al personaje Coronel Aureliano Buendía6. Candela será el personaje quien en la novela
demuestre más interés por el bienestar de su familia, sin importar si es lejana. El amor a su
hermano muerto no será la única muestra de esto. Los familiares lejanos de Candela que viven en
Versalles serán la prueba de su amor por el bienestar familiar, pues ella se enfrentará al peligro
con tal de ayudarles a salir de la miseria.
Finalmente, Jacobo Lince. Su descendencia le une con el sektor T por su padre y con el sektor F
con su madre, cuya imagen será ambigua durante todo el relato, pues él es consciente de que
siempre le abandonó a cambio de su hermana con quien nunca tuvo una relación cercana. Es
consciente de que nunca tuvo tiempo para él, pero que su herencia sería la única que lo salvara
en el último momento. Esta relación se repetirá con su mujer, quien también se quedará en el
sektor F, con Bruno Palacio y su hija, por quien siempre tendrá un gran conflicto interno.
Acercarse a ella solo lo puede lograr con el poder económico, no podrá cambiar su destino de
doñita quien pretende comprar la felicidad del paraíso en Paradiso. A pesar de este peso, será a
ella a la quien el sufrimiento le ligue para toda la vida.
La imagen de la hija será identificada también para Jacobo en Virginia, o al menos ella le
reconocerá casi como tal “Dice también que Jacobo se porta con ella como un papá, pero no
como un papá real, sino como el papá que ella hubiera querido tener” (ibídem, pág. 187).
6 Personaje de Cien Años de Soledad, quien al final de sus días crea pescaditos de oro en su laboratorio de
metalurgia.
64
3.2.3.3. La ciudad
Angosta es una ruidosa ciudad mecanizada, pero le rinde homenaje al viejo Villorio, como si
quiera volver al pasado y añorara ser solo un pueblito: rural, sosegado, religioso, tradicional, con
todos los valores del criollismo rústico (Ibídem, pág. 308)
Angosta es una ciudad repartida en tres sectores geográficos como económicamente separados
por la Política de Apartamiento; estos lugares se reparten entre la montaña donde el territorio
más alto es denominado sektor F (Sector Frío) y es habitado por ciudadanos ricos y con
distinguidos cargos políticos, en su mayoría. Le sigue el Check Point, una barrera comandada
por soldados chinos quienes impiden el ingreso de los habitantes de los otros dos sektores
quienes no posean un salvoconducto. El sektor T (Sector Templado) es habitado por ciudadanos
de estrato económico medio. Finalmente se encuentra el sektor C (Sector Caliente) donde viven
las personas de estrato económico más bajo, allí también se encuentra La Boca del Diablo, donde
suelen desaparecer cuerpos de asesinados. Cada uno de estos sektores posee características que
se representan en sus habitantes, sus costumbres como también ciertos puntos geográficos
relevantes.
Dentro de la descripción de Angosta puede encontrarse gran afinidad con el mundo planteado
por Dante Alighieri en su obra Divina Comedia. Inicialmente, se puede identificar la relación
entre los tres cantos que plantea Dante (Infierno, Purgatorio y Paraíso) con los tres Sektores
65
planteados por Faciolince, como también por pistas explicitas como el nombre del Hotel La
Comedia, o La cuesta de Virgilio7.
Infierno como sektor C
Por mí se va a ciudad doliente, / por mí se va al eternal dolor, / por mí se va con la perdida
gente. / fue la justicia quien movió a mi autor. (…) perded toda esperanza al traspasarme
(Alighieri, 1981, pág. 62)
El infierno de Dante se distribuye en IX círculos, en los cuales se va descendiendo causa de la
gravedad del pecado cometido. Se encuentra una clara relación entre la imagen del círculo y el
anillo, que en su descenso llega a lo más peligroso y casi impenetrable, la Boca del Infierno,
donde en la Divina Comedia habita Lucifer, el mayor de los pecadores, análogo a El Putas de
Faciolince. Podemos encontrar una analogía a esta imagen dentro del sektor C:
Por los desbarrancaderos del Salto de los Desesperados se acumulan tugurios que van bajando
abruptamente hasta Tierra Caliente; cuanto más bajos estén, más hundidos se encuentran en la
miseria. Como la casa de Virginia era de las más altas, podría decirse que ella vivía en lo mejor
de lo peor. (…) En el anillo más bajo del descenso, que es el peor, se llega a Boca del Infierno,
un sitio que solamente algunos conocen, porque es casi impenetrable, y es la guarida de las
bandas que dominan la zona (Faciolice, 2003, pág. 197).
7 Acompañante y guía de Dante durante su viaje.
66
El sektor C comparte otra fuerte relación con el Infierno, la gran dificultad de escapar de este con
vida. Para llegar al él se debe pasar por un río con un barquero cuya sentencia “me paga cuando
vuelva, si es que vuelve” (Ibídem, pág. 144) será cercana a la que se enfrenta Dante al llegar al
río Aqueronte que atraviesa el primer círculo del Infierno, y tendrá como barquero a Carón
(Alighieri,1981, pág. 64).
Purgatorio como sector T
Allá se mueven muchas más cosas que en este purgatorio, en este limbo (Faciolince, 2003, pág.
276)
Dice Virginia con el fin de referirse al sektor T, el sector donde se encuentran todos aquellos que
no tienen suficiente dinero para estar en Paradiso ni tan poco para quedarse en el sektor C. Los
habitantes de T tienen la posibilidad de subir con un salvoconducto, y son libres de bajar cuando
lo deseen. Incluso, el profesor Dan y Lince podrán vivir en Paradiso si así lo quisieran, más se
quedan en este purgatorio, como si con esto pudiera redimir sus pecados, sus vicios.
Paraíso como sector F
Serán coincidencias de tipo nominal las que se enfrentan entre estas dos estancias. El nombre de
Paradiso y Paraíso no será la única de ellas, sino más relevante el hecho de que Beatriz se
comparta como personaje entre estos dos. A pesar de esto, Beatriz solo compartirá algunas
67
características físicas con su homónima de la Divina Comedia. Los habitantes serán opuestos a
los planteados en el Paraíso de Dante, el Paradiso tendrá a los mayores pecadores.
En estos tres sektores las diferencias no se enmarca únicamente dentro de las posibilidades
económicas de sus habitantes, sino que cada una desarrolla una cultura característica,
separándose tanto que se llegan a nombrar como las Angostas (Ibídem, pág. 198). El autor las
expone desde el idioma, la forma de habla de cada una de estas: Los habitantes del Paradiso
“prefieren hablar inglés, aunque no lo sepan bien” (Ibídem, pág. 198). En cambio, los habitantes
de la parte baja de Angosta, los Calentanos usan “una jerga carcelaria que se difunde por todas
partes gracias a que casi todos ellos han estado o tienen un familiar o un amigo en la cárcel”
(Ibídem, pág. 198).
Estas diferencias culturales no solo se presentarán entre el sektor F y el C, sino que también entre
el sektor F y el T. Jacobo Lince y Bruno Palacio discuten sobre la cultura entre estos sectores,
llegando a la idea de que no tienen una cultura diferente, sino con otros enfoques a causa del
dinero:
Usted, o sus amigos, podrán ser muy cultos en algunos otros aspectos, sí, como los títulos y
autores de los libros que venden. Sobre esto son especialistas en sacar listas de nombres, no
menos ridículas ni más difíciles que las de los diseñadores de ropa. Se rebuscan autores o
músicos recónditos, para sacar el pecho con una supuesta cultura exclusiva, única y para
sentirse superiores, igual que aquí nos sentimos superiores con lo escaso (Ibídem, pág. 242).
68
Incluso, estas diferencias serán expuestas entre los Segundones y los Tercerones. Durante las
tertulias de La Cuña donde “la entrada está abierta a todo el que pasara, y el café era gratis para
todo el que se lo quiera servir” (Ibídem, pág. 302); la cultura de la música, la literatura y la
conversación no será suficiente para el objetivo de alejar la mente del caos de Angosta. Candela,
a pesar de ser una de las invitadas, marcará esta diferencia entre los sectores diciendo “Pero los
tercerones no podemos permitirnos ese lujo” (Ibídem, pág. 303). El narrador hará explicita esta
causa: “Esto aclaraba con rabia la pelirroja, con ese resentimiento inevitable de los tercerones,
para quienes incluso el supuesto igualitarismo abierto de los segundones es un insulto de
opulencia” (Ibídem, pág. 304).
Dentro de las herramientas del autor sobresale el cómo llama a los lugares de su ficción con
nominales usados dentro de nuestra realidad. Es decir, el autor se atreve a confrontar los niveles
de realidad del lector y de sus personajes enfrentándolos a lugares comunes, sin importar si son
ficcionales, como en el caso de Macondo, o si representan un lugar real, como el caso de
Guantánamo.
3.2.3.4. La violencia
La novela experimenta con la característica de la generación mutante en la que “lo urbano son
las imágenes repetidas de la dimensión virtual así estén imbricadas, todavía, con las
comunidades locales, pero la fuerza simbólica de lo local empieza a desaparecer de la
imaginación de los ciudadanos del mundo contemporáneo y sus escritores” (Rivera, 2002, pág.
69
52) Esta herramienta indica puntos geográficos, como centros urbanos, que actualmente hacen
parte de la realidad mundial para inscribirlos dentro de la ficción, situándolos dentro de Angosta.
Entre estos lugares, referentes a la violencia, podemos encontrar referentes directos como
Guantánamo, pero también otros transformados lingüísticamente, como el Grupo Jamás, cuyo
nombre puede relacionarse con el grupo Hamás. Este ejercicio es común dentro de esta
generación, como lo hace Alberto Fuguet con la creación de McOndo, ironizando la tradición
literaria latinoamericana desprendida del macondismo8.
El texto, a partir de ésta herramienta, se caracteriza irónico hacia la identidad nacional,
consecuencia de la generación a la que pertenece, en la que “los personajes de las novelas y
cuentos de ésta generación habitan Nueva York o Bogotá, pero el últimas no les importa, les da
lo mismo” (Rivera, 2002, pág. 53). Sincrónicamente, desarrolla un espectro ideológico frente a
estos sujetos nominales, relacionando su referencia con hechos ficcionales.
Los sectores tendrán gran importancia frente a los diferentes tipos de violencia que se puede
encontrar en cada uno de ellos. En el caso del sector C: “allá no arrima la policía y rige el orden
o el desorden de las bandas de muchachos sin padre que se dedican a imponer unas costumbres
salvajes, una justicia radical y primitiva, en medio de la cual sobreviven solamente, y por pocos
años, los más astutos, los más malos o los más despiadados” (Faciolince, 2003, pág. 197). Por lo
tanto, este sector se caracteriza por la delincuencia común, que conjunta a la geografía planteada
8 Primero que todo, en interpretar a América Latina a través de las bellas letras o, más exactamente, como producto
de los relatos que nos contamos para acotar nuestra identidad.
Segundo, en la creencia de que esos relatos ―sobre todo cuando han sido aclamados por la crítica extranjera― son
constitutivos de la realidad latinoamericana; o sea que la “producen” como texto dentro del cual estaríamos llamados
a reconocernos.
70
en Angosta que va en bajada, permite la asimilación con diferentes comunas, o barrios
periféricos colombianos. Incluso, dentro de la novela se referencian algunos de éstos: “la zona
tiene muchos nombres, según se va descendiendo por la pendiente: Popular Siete, El Parche, El
Cartucho, el Cucurucho, Las Cuevas, La Comuna Uno, la Dos, hasta la Trece.” (Ibídem, pág.
197) Estas zonas, posteriormente a la política de Apartamiento, sufrirá problemas de limpieza
social organizados por los Siete Sabios¸ quien cumplen un papel importante dentro de la novela.
La ciudad Angosta sufre varios problemas de violencia, éstos se identifican antes de la política
de Apartamiento:
Se sabe que la zona de exclusión y el Check Point nacieron con el milenio, en los tiempos de los
atentados de la guerrilla, los secuestros masivos, las masacres de la Secur, los ajustes de cuentas
entre bandas de contrabandistas, las explosiones humanas de los kamikazes y las bombas de los
narcos (Ibídem, pág. 25).
Sin embargo, esta política que inicialmente era transitoria y luego impuesta como ley, no
solucionará nada. En cambio desatará segregación entre clases sociales en Angosta. La mayoría
de habitantes de Paradiso apoyarán a la ley, “para excluir a los que van a destrozar mi paraíso,
sean ellos de color que sean, terroristas islámicos o activista del Ku Klux Klan” (Ibídem, pág.
243), de este problema surge un tipo diferente de violencia hacia el Paradiso con ataques del
Grupo Jamás. Consecuencia de esto, las leyes son más opresivas para los ciudadanos, quienes no
pueden transitar libremente la ciudad, están cercados. La minoría de habitantes de Paradiso
quienes no apoyan a la ley apoyan a la ONG H, donde trabaja Zuleta, y es dirigida por el doctor
71
Burgos quien está continuamente amenazado por los Siete Sabios, y quien es censurado en los
medios al querer mostrar la realidad que allí se vive.
La violencia desde la novela se toma como un recurso estético, llegando a pronunciarse de forma
lírica por parte del personaje Zuleta en su poema que empieza “Hay un muerto flotando en Este
río/ y hay otro muerto más flotando aquí” (Ibídem, pág. 309). Los personajes cultos de la novela
desean alejarse de la violencia a través de las artes pues “los libros, en esta ciudad estrecha y
sitiada, eran su único refugio, el oasis arcádico en medio del desierto, la música callada que los
sacaban del mundo de la ira, del terror y de la competencia” (Ibídem, pág. 301).
72
CAPÍTULO IV
4. Propuesta didáctica para el análisis de la novela Angosta
El presente capítulo se realiza con base a la práctica pedagógica desarrollada en la Institución
Educativa Distrital nuevo San Andrés de los Altos, en el grado 901 y 902 de la jornada de la
tarde, en el área de lengua castellana y literatura. Corresponde al proyecto pedagógico realizado
en el ciclo de innovación de la carrera de Licenciatura en Educación Básica con énfasis en
Ciencias Sociales de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas, y es un trabajo que se
realizó durante tres semestres.
La IED nuevo San Andrés de los Altos, institución educativa de carácter oficial, ubicada en la
localidad de Usme. Esta localidad está constituida por 18 veredas, algunas de las cuales presenta
ya una intensa dinámica de urbanización, y 136 barrios, de los cuales el 70% correspondía a
ocupaciones ilegales, asimismo, es un área que ha sido geoestratégica para diferentes grupos
armados.
Este proyecto tuvo una temporalidad de julio de 2012 a noviembre de 2013, con el fin de
comprender y realizar una reflexión analítica sobre la enseñanza de las ciencias sociales a partir
de la lectura de las experiencias, el cuestionamiento de los contextos y la teorización de los
mismos que nos permitirán entender y expresar la experiencia pedagógica.
73
5.1. La “Angosta” realidad
Desde la pedagogía existe una gran preocupación por generar procesos de lectoescritura en los
estudiantes ya que es un punto clave en el aprendizaje, con esto como punto de partida se realiza
el análisis acerca de cómo se llevaron a cabo los procesos de lectoescritura con los estudiantes
partícipes del proyecto. Los estudiantes de estos cursos cuentan con experiencias de vida
diferentes a lo que usualmente correspondería a un joven de esta edad. Algunos de ellos son
reinsertados de grupos al margen de la ley, algunos otros son padres de uno o dos hijos y ejercen
algún trabajo después de clase o son jóvenes desplazados de otros territorios del país. Son
jóvenes que traen consigo problemáticas bastante fuertes para los jóvenes de su edad. A pesar de
esto demuestra una gran disciplina en clase y siempre una gran disposición de aprender.
Uno de los referentes teóricos a través del cual se desarrolla este trabajo, es acerca de la lectura
de Paulo Freire (1991), promotor de la pedagogía crítica. Esto debido a la reflexión que hace el
autor sobre la importancia de la lectura para la comprensión del entorno; textos tales como La
importancia del acto de leer, en el que leer es un acto liberador; un punto clave de la
construcción del conocimiento y el acercamiento a la realidad. En este sentido, Mclaren (2005)
afirma:
La pedagogía crítica resuena con la sensibilidad del símbolo hebreo tikkun, que significa "curar,
reparar y transformar al mundo"; todo lo demás es comentario. Proporciona dirección histórica,
cultural, política y ética para los involucrados en la educación que aún se atreven a tener
74
esperanza. Irrevocablemente comprometida con el lado de los oprimidos, la pedagogía crítica es
tan revolucionaria como los primeros propósitos de los autores de la declaración de la
independencia, dado que la historia está fundamentalmente abierta al cambio, la liberación es
una meta auténtica y puede alumbrar un mundo por completo diferente. (Mclaren, 2005, pág.
256)
Además es un enfoque esencial para la reflexión social; por tal razón desde la lectura de la
novela Angosta se inició con los estudiantes partícipes un espacio de reflexión acerca de su
entorno inmediato, de su vida cotidiana. Como dice Cervone (1999) la vida cotidiana es aquel
entramado donde existen relaciones y conflictos que se dan en las cosas más banales de la
interacción en la vida de los sujetos, considerando como un juego donde los actores son los
mismos, pero que ofrece las posibilidades para que estos puedan cambiar las reglas y las
relaciones de poder.
En muchas corrientes literarias como el realismo mágico se piensa que la literatura es antecedida
por la realidad; Angosta es una novela metafórica, es importante que los estudiantes comprendan
a la novela como un modo para la comprensión de su entorno. Dice Freire (1981) que la lectura
del mundo precede a la lectura de la palabra, de ahí que la posterior lectura de ésta no pueda
prescindir de la continuidad de la lectura de aquél. Lenguaje y realidad se vinculan
dinámicamente.
75
5.2. La escuela a priori
La escuela genera, tanto en los profesores como en los estudiantes, imaginarios los cuales mudan
o no dependiendo del ejercicio y la dinámica propia del aula. Se planteó como primer punto
tomar a la ciudad como referencia, debido a que se contempló como primer elemento de
referencia acerca de la sociedad en la que habitan los estudiantes.
Como metodología inicial se proyectó analizar la problemática violencia, globalización y ciudad
a través de la novela histórica en la cual se tenía una lectura central, Angosta hace parte del
género de la novela urbana Colombiana y además se utilizaron algunas lecturas transversales
como ejercicio comparativo tales como fragmentos de las novelas “la ciudad de los umbrales” de
Mario Mendoza (2007) y “no nacimos pa‟ semilla” de Alonso Salazar (1990).
Inicialmente, este ejercicio se trazó de tal manera que los estudiantes fueran lectores partícipes
de las temáticas a tratar en cada una de las aulas. Sin embargo a partir del diagnóstico y la
reflexión después del primer encuentro con ellos, fue evidente que el ejercicio tal y como fue
planteado, tendría muchos puntos por mejorar, debido a que ellos poseían un nivel de
comprensión lectora bastante deficiente. Fue el inicio de una reflexión acerca de la importancia
de la lectoescritura en el aprendizaje.
76
Por eso en el aprendizaje un aspecto fundamental es el desarrollo de la escritura y la lectura,
estas dos condiciones que la escuela y en general la humanidad adaptaron para transmitir los
conocimientos, el estudio y la producción de conocimiento como menciona Avendaño (2005) la
lectura…“ofrece un modo de construir y preservar la información y de cohesionar largas cadenas
de ideas que nunca podrían ser memorizadas” (Avendaño, 2005, pág. 49)
En este sentido la escritura es el primer paso para guardar y preservar cualquier conocimiento o
experiencia. La lectura compleja de Arenas (S. f) afirma:
La lectura como una práctica sociocultural compleja, plural, realizada en un espacio
intersubjetivo, conformado históricamente, en el cual los lectores comparten dispositivos,
comportamientos, actitudes y significados culturales entorno al acto de leer. En dicho acto, se
dinamizan interacciones entre autores, lectores, textos, contextos y se ponen en juego actividades
intelectuales, afectivas con la finalidad de lograr la comprensión y la revisión de la subjetividad.
(Arenas s. f)
El proceso lectoescritor va tejiendo un hilo invisible a través de años, décadas y siglos, porque es
un canal de registro y de interpretación, existen textos tan antiguos que aun hoy en día se
interpretan de diferentes maneras. Pero la lectura también es parte personal y subjetiva porque
cada quien le da interpretación propia a los textos que se encuentra.
77
5.3. Acerca de la lectoescritura
La lectura y la escritura son elementos en donde se llevan a cabo diversos procesos mentales, el
lenguaje escrito tiene que ver con lo que seamos capaces de pensar, hace referencia a las
concepciones no sólo textuales sino también contextuales. Leer tiene que ver con las
interpretaciones, escribir sobre cómo poder transmitir una idea asertivamente, son elementos que
se dan en diferentes momentos pero no son ajenos el uno del otro.
El contexto de vida hace parte del acto de leer el mundo, la reciprocidad y experiencia del ser
con su entorno. Lo que le permite, percibir y establecer el proceso de lectura de su mundo.
La lectura del mundo precede siempre a la lectura de la palabra y la lectura de ésta implica la
continuidad de la lectura de aquél. En la propuesta a que hacía referencia hace poco, este
movimiento del mundo a la palabra y de la palabra al mundo está siempre presente. Movimiento
en que la palabra dicha fluye del mundo mismo a través de la lectura que de él hacemos. De
alguna manera, sin embargo, podemos ir más lejos y decir que la lectura de la palabra no es sólo
precedida por la lectura del mundo sino por cierta forma de “escribirlo” o de “rescribirlo”, es
decir de transformarlo a través de nuestra práctica consciente. (Freire, 1981, pág. 5)
78
Para Freire (1981) el leer, es un acto liberador, la lectura debe ser contraria a la memorización,
debe permitir al lector encontrarse con otros mundos, es ante todo una disciplina la cual obliga al
alfabetizador a ejercer una práctica consciente.
5.4. Reflexiones de los alumnos sobre el proceso pedagógico
En el proceso con los estudiantes se realizó un ejercicio en el que ellos debían cuestionarse
acerca de su relación con la ciudad de Bogotá, esto con el fin de iniciar con ellos una lectura de
su entorno. Presentamos dos de las reflexiones que a nuestro juicio fueron las más significativas
por los resultados positivos de lectoescritura que presentaron estos jóvenes a lo largo del
proceso:
Para mí como persona fue muy difícil apegarme a las costumbres de Bogotá ya que yo soy
costeña y una de las razones más fuerte es que digamos que al principio me molestaban por el
acento costeño, me trataban mal por ser de allá, me decían costeña sucia y todo lo que se les
ocurría. Por ese motivo me toco cambiar todas mis costumbres como mi manera de hablar, mi
manera de caminar, mi forma de ser y hasta de expresarme para poder estar con los demás
jóvenes sin sentirme rara por ser costeña. Por eso yo pienso que influyo a que yo me retirara del
colegio en el 7 grado luego nos cambiamos de barrio para tener un nuevo ambiente y poder
hacer amigos. Y por eso pienso que esa es la parte más fundamental de mi vida ya que para mí
fue difícil adaptarme a otras costumbres diferentes a las fui criada por mis padres por eso pienso
que si es difícil ser joven en Bogotá no siendo de Bogotá ya que se tiene que adaptar a otras
costumbres (Eidis Montes-14 años, Grado 901).
79
Ser joven en Bogotá en estos tiempos no se compara en nada a épocas pasadas, somos
vulnerables a la violencia, a la drogadicción, a personas que solo buscan su bien haciéndole
daño a los otros y pasando por encima de las demás personas, nos hablan de derechos humanos
y esas palabras les quedan grande a algunas personas que dicen "cumplir la ley", muchos
nacimos y hemos crecido en esta ciudad y nos graduaremos, entraremos a la universidad y
trabajaremos para conseguir el sustento diario en esta ciudad, aunque no todo es malo... porque
a pesar de todo, a muchos nos motiva el hecho de tener en esta ciudad a las personas que más
queremos, como nuestras familias y para mí, una persona se forma desde el hogar y no importan
los problemas de la sociedad siempre y cuando tengamos a esas personas especiales que nos
hagan sentir bien con nosotros mismos y que estén ahí para decirnos e indicarnos cuál es el
camino correcto y ser personas de bien en un futuro (Erika Villareal- 15 años, grado 902).
Con estas reflexiones vivimos en carne propia un proceso de alfabetización, que transformó la
visión primaria que se tenía de la escuela y del desarrollo del proyecto con los 85 estudiantes del
Colegio Nuevo San Andrés de los Altos; no eran ellos los que desconocían su realidad, éramos
nosotros. (45) y (50)
En ese momento entendimos que la forma de implementar el libro no se había hecho de una
manera acorde porque ellos desconocían el autor, además se estaba tomando el atrevimiento de
responder preguntas que ellos no se habían formulado, no se había establecido el mismo canal de
comunicación entre ellos y nosotros. Se propuso una nueva modalidad para reflexionar sobre el
libro y constaba en que ellos realizaran sus preguntas y a partir de estas se tomaría el libro como
texto base para responderlas. Cassany dice:
80
Creo que cada persona puede cultivar la afición por la escritura de una manera parecida. Sólo
se trata de encontrar los indiscutibles beneficios personales que puede traernos esta tarea. Un
día te pones a escribir sin que nadie te lo ordene y entonces descubres su encanto. Vuelves a
hacerlo y poco a poco, la escritura se revela como una gran amiga, como una excelente y útil
compañera de viaje. Te conviertes en un@ escritor@- ¡ojo!, en minúscula si hace falta (Cassany,
1995, pág. 41).
El escribir en este punto se tornó bastante importante, ellos no sólo escribían cuentos o
resúmenes, incluso algunos estudiantes componían música rap puesto que él ejercicio en este
sentido alcanzó otro nivel, la escritura fue apenas una de las maneras en la que los estudiantes
expresaban sus reflexiones acerca de los temas que veíamos. Se aprendió como hacerles
preguntas y en ocasiones enseñarlas a hacerlas.
Los temas sobre los que reflexionamos fueron sobre la juventud, la violencia y la ciudad; se
evaluaron en ellos aspectos históricos, políticos y sociales de gran importancia para este tema,
tales como Mayo del 68, la contracultura y la globalización económica y cultural, entre otros.
¿Angosta?: La lectura lineal de la novela no era el enfoque metodológico que se quería para la
práctica educativa, por esta razón el enfoque fueron los temas vistos y desde allí se identificaron
estos en las novelas. Los estudiantes identificaron en la trama propuesta por Abad Faciolince en
especial con el personaje Andrés Zuleta esos elementos, vieron como ese joven fue golpeado por
la violencia en aquella ciudad. Después las discusiones se salían de la novela ya que en ella se
identificaron algunos estudiantes que explicaban los temas usando su propia experiencia de vida.
81
Nuestras realidades: Fue inevitable asombrarnos de como este proceso alteró nuestra concepción
de la escuela, es cierto no somos ajenos a ella, también fuimos estudiantes. Pero al acercarnos a
ella en otro rol fue algo totalmente diferente. Sin quererlo en un principio pretendíamos que los
estudiantes estaban vacíos y llegábamos a ellos para deslumbrarlos con conocimientos; luego los
conocimos y entendimos que en ellos muchos de los conceptos que pretendíamos enseñar ya
estaban, solamente que no existía una categoría nominal para encerrar lo que ellos ya conocían.
En palabras de Freire: “La alfabetización es la creación o el montaje de la expresión escrita de la
expresión oral. Ese montaje no lo puede hacer el educador para los educandos, o sobre ellos. Ahí
tiene él un momento de su tarea creadora” (Freire, 1981, pág. 5).
Incluso empezamos a ver a la escritura y a la lectura de manera diferente, en un inicio podemos
asegurar que lo tomamos como un elemento central de nuestra practica a realizar en el colegio,
después simplemente entendimos que era una herramienta y que lo importante en este punto era
como cada uno de los estudiantes se apropiaba de estos fundamentos para su realidad y como
podía nuestra práctica plantearles elementos tales como el concepto de vida cotidiana para que
pudiesen ayudarlos a reflexionar sobre su propio entorno.
Conocimos sus historias de vida, su música, su entorno. Posiblemente la tarea no fue unánime y
no fue posible realizarla con todos los estudiantes, en muchos de ellos se manifiesta el desinterés,
otros por su parte poseían diversas situaciones sociales, que les impedían asistir regularmente a
la escuela. Sin embargo con muchos pudo llevarse a cabo una tarea en donde existió un ejercicio
reflexivo en ambas vías.
82
5.4. Unidad didáctica
Es necesario encontrar un punto de encuentro entre la literatura y la forma por la cual se plantea
llevar a los estudiantes por la vía del aprendizaje en las ciencias sociales; la unidad didáctica
permite planificar el proceso y la ejecución de los diferentes pasos en el aula, de manera que se
encuentre un sentido en el acercamiento a la obra literaria.
Las estrategias didácticas actuales propenden por establecer distinción y claridad sobre los
procesos de lectura y escritura que se generan en la literatura, así como en demostrar su amplia
utilidad didáctica en este campo. La literatura como expresión estética, histórica, cultural,
ideológica, intelectual, axiológica, intertextual y, en sí, humana, requiere de un ejercicio de
lectura diferente (Martínez & Murillo, 2013, pág. 182).
Teniendo en cuenta lo anterior, esta unidad didáctica no se plantea para desarrollar dentro del
aula en una materia estipulada curricularmente, sino en la construcción de una espacio para la
formación artística dentro de la literatura en la que los jóvenes pueden desarrollar la escritura
cultivando un hábito de lectura, el eje central para esta construcción será la vida cotidiana y la
ciudad a través de Angosta, teniendo en cuenta la importancia de la lectura en relación con las
ciencias sociales.
El taller titulado “narrativa de la ciudad construida a través de la cotidianidad en la novela
literaria”, tiene una intensidad horaria de cinco (5) horas semanales y un total de cuarenta (40)
83
horas para realizarlo bimestralmente. Este se divide en tres fases, exploratoria, investigativa y de
síntesis, en donde se analizan los cuatro cuadros de cotidianidad anteriormente explicados
(ciudad, violencia, familia, amor). (Ver cuadro anexo).
84
Eje de desarrollo
Fases
TALLER DE ESCRITURA: NARRATIVA DE LA CIUDAD CONSTRUIDA A TRAVÉS DE LA COTIDIANIDAD EN LA NOVELA LITERARIA
AÑO: 2015 Duración dos meses 00/00/0000
FECHA DE INICIO
ÁREA: CIENCIAS SOCIALES IH: 5 TH: 40
NARRATIVAS DE LA CIUDAD CONSTRUIDA A TRAVÉS DE LA
COTIDIANIDAD EN LA NOVELA “ANGOSTA” DE HECTOR ABAD
FACIOLINCE
Los participantes en esta fase se relacionan de manera inmediata, con su modo de
vida, analizando en este las diferentes temáticas a tratar, para así desarrollar
diferentes preconceptos que los guiarán en el trabajo con la novela
Los participantes se acercan a la lectura de la novela con base a los
cuadros de cotidianidad, en el que se realizarán charlas magistrales, en
donde se fundamentaran teóricamente
Los participantes con base en el enfoque a uno de los cuadros de cotidianidad identifican en Angosta, dicho elemento y realiza un ejercicio comparativo con su cotidianidad.
En esta fase los participantes se acercan a la escritura como ejercicio, en donde con base al cuadro escogido y a los elementos base del análisis de su cotidianidad, desarrollara un relato propio.
OBJETIVO GENERAL: Brindar las herramientas pertinentes para desarrollar junto con los participantes un
análisis de la sociedad colombiana por medio de la novela literaria.
1. Recursos: Faciolince, H. A. (2003). Angosta. Bogotá: Planeta.
CIUDAD: Evidencia procesos organizativos, históricos y semióticos comprendiendo al espacio urbano
desde la cotidianidad.
VIOLENCIA: Analiza y conceptualiza, la violencia narrada junto con la violencia en el panorama actual de la sociedad colombiana.
FAMILIA: Comprende a la familia como foco central de las relaciones sociales tanto en lo literario como en su círculo inmediato.
AMOR: Reconoce al amor como un elemento constitutivo dentro de la trama literaria y lo analiza como un aspecto fundamental de la naturaleza humana.
Cuadros de cotidianidad (Objetivos)
INV
ESTI
GA
TIV
A
DE
SÍN
TESI
S EX
PLO
RA
TOR
IA
85
ACTIVIDADES ACTIVIDADES
SEM SEM
N FECHA
1 Vida cotidiana: Biografía, conversatorio sobre contexto nacional.
2 Presentación de la novela Angosta: estilo literario, vida y obra del
autor.
3
Cuadros de cotidianidad: ciudad
4 Cuadros de cotidianidad: violencia
5 Cuadros de cotidianidad: familia
6 Cuadros de cotidianidad: amor
7 Síntesis: ejercicio de escritura
8 Síntesis: ejercicio de escritura
FECHA
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5. CONCLUSIONES
La ciudad es un espacio con una organización territorial en la cual sus habitantes se
desenvuelven e interactúan, habitan, construyen diferentes significados en todos los escenarios
desde donde se constituye lo cotidiano. Los estudiantes como actores sociales, habitan un
territorio y tienen una concepción propia de las diferentes dimensiones sociales en las que es
participe, en donde la escuela debe integrarse a los diferentes espacios académicos que
configuran su comunidad, el espacio habitado; es por esta razón que resulta de gran importancia
en el ejercicio docente integrar la comprensión de la realidad con la novela y el análisis desde
las ciencias sociales.
El colegio Nuevo San Andrés de los altos fue un escenario en donde podía verse claramente en la
práctica el concepto de vida cotidiana y como está configuraba desde su experiencia un aspecto
que se trabajó a partir de Angosta y fue la ciudad. En ese punto fue importante entender que cada
estudiante de acuerdo a sus vivencias (conflicto armado, violencia intrafamiliar) tenía una
definición propia de violencia y era desde allí que se leía Angosta
El foco de la presente monografía era analizar las narrativas que se podían extraer de la novela
Angosta para representar en la vida cotidiana. Esto se puede fragmentar en varias fases que se
mostraron en su desarrollo, en el análisis de las narrativas de la novela.
Una de las estrategias fue analizar la novela con el propósito de utilizarla como herramienta para
la enseñanza de las ciencias sociales, es decir todo lo que se plasma en las narraciones de esta
novela no están alejadas de la realidad por la forma en que el autor escribe la vivencias de los
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personajes dentro del marco de una sociedad establecida. La razón es que cualquier ser humano
puede llegar a identificarse con cualquiera de los personajes que se encarnan en la novela, por
tal motivo la novela es un medio posible para explicar un acontecimiento social, histórico,
geográfico, psicológico etc. Las ciencias sociales pueden aprovechar estas creaciones humanas
como es la literatura para la explicación de hechos reales que se plasman en las novelas. Para el
caso de Angosta podemos explicar la violencia, la familia, el amor situaciones de la
cotidianidad.
La propuesta busca fomentar la participación del alumno en un elemento tan abierto como lo es
la literatura. Así, en la enseñanza tradicional y positivista son muchos los estudiantes que quieren
actuar activamente, pero no se atreven a participar por timidez, inseguridad, temor al fracaso o a
cometer errores, que indudablemente serán reflejados en calificaciones alfanuméricas. Esto
sucede también en la educación de las ciencias sociales, ya que pertenece a un área comunicativa
de interacción real e inmediata. Los círculos de reflexión, la confianza en ellos y la potenciación
de sus sentidos y creencias deberían entonces poder permitirles a los estudiantes la construcción
de nuevas subjetividades y el desarrollo de habilidades comunicativas con mayor motivación y
facilidad.
Es decir, que se espera que los sujetos sean actores activos y autónomos que no reproduzcan
contenidos adquiridos o informaciones sobre lo social, ya que deberían ser ellos quienes creen
contenidos y conocimientos construyendo sentidos y significados. Si se tiene en cuenta sus ideas,
intereses, realidades y subjetividades, no tendría por qué haber dificultades para poder promover
en ellos y ellas el pensamiento crítico.
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El estudiante se debe entender como protagonista principal de la novela Angosta. A partir de allí,
no solo por medio de la reflexión y la participación activa, sino también con la modificación de
sus actitudes, sensibilidades y comportamientos; se espera promover en los estudiantes el
pensamiento crítico en torno a la compresión de su entorno a partir de la concepción de vida
cotidiana aquí propuesta. Es decir, se busca a partir de generar un vacío de sentido, formar
estudiantes que puedan reconocerse en un contexto sociohistórico, asumiendo su responsabilidad
y compromiso para con ellos mismos y con todos los elementos presentes en el medio
sociocultural.
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