Nadie Fíe Su Secreto

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NADIE FÍE SU SECRETO Pedro Calderón de la Barca http://www.librodot.com

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Vila al dejar la carroza y, haciendo su estribo oriente, o fueron los soles dos o el uno alumbró dos veces. ¿Nunca has visto errante al viento preñada nube encenderse y, parto de luz, un rayo hacer giros diferentes, que amenazando soberbios la torre más eminente, la más levantada punta ambiciosos desvanecen?...

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    Personas que hablan en ella:

    ALEJANDRO, prcipe de Parma Don CSAR Don ARIAS Don FLIX de Castelv LZARO, criado Doa ANA de Castelv NSIDA, dama ELVIRA, criada MSICO CRIADOS ACOMPAAMIENTO

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    PRIMER ACTO

    Salen ALEJANDRO y don ARIAS ALEJANDRO: Vila al dejar la carroza y, haciendo su estribo oriente, o fueron los soles dos o el uno alumbr dos veces. Nunca has visto errante al viento preada nube encenderse y, parto de luz, un rayo hacer giros diferentes, que amenazando soberbios la torre ms eminente, la ms levantada punta ambiciosos desvanecen? Tal es el rayo de Amor; con llama dulce, aunque ardiente, por tocar lo ms supremo, deja el cuerpo, el alma enciende. Yo, que desde el corredor la mir, confusamente vi engendrar rayos de fuego en una esfera de nieve; y confuso entre dos luces de dos soles diferentes, al ms superior entonces le tuve por menos fuerte. Entr doa Ana en palacio, que a ver a mi hermana viene, con ms donaires que nunca, tan hermosa como siempre. Segu su luz con la vista, notando curiosamente que, si el hombre es breve mundo, la mujer es cielo breve. Al fin se puso a mis ojos, y yo qued como suele temeroso caminante que el camino en el sol pierde. Mas no qued tan ajeno del suyo que no creyese --tal fue la imaginacin-- que la adoraba presente; porque pintor el deseo dio a la memoria pinceles, al pensamiento colores, con que desminti lo ausente. No s si es amor, don Arias, este fuego que me ofende; que tiene mucho de amor el que tanto lo parece. ARIAS: Nunca la habais visto? ALEJANDRO: S. ARIAS: Pues, de qu, seor, procede

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    esa novedad? ALEJANDRO: Preguntas bien, aunque ignorantemente. T no sabes que en el mundo un tomo no se mueve sin particular precepto, que rigen causas celestes? Lo que ayer se aborreca hoy con extremo se quiere; y hoy una cosa se adora que maana se aborrece. Todo vive en la mudanza; y as, don Arias, sucede lo que se trata, conforme la disposicin que tiene. Otras veces la haba visto; pero que hoy estuve, advierte, menos ciego o ella estaba ms hermosa que otras veces. Yo he de servirla, y de ti he de far solamente este amor y este secreto. ARIAS: Dos novedades me ofreces a un tiempo; la una es el verte hablar tiernamente en cosas de amor. ALEJANDRO: No son iguales los hombres siempre, ni es de un prncipe defecto amar tan honestamente; que quien una vez no am nombre de incapaz merece. Ni tan necio, dijo un sabio a un hombre, que no quisiese alguna vez, ni tan loco que haya querido dos veces. ARIAS: Es la otra que conmigo trates tu amor; y aunque excede esta honra a mi esperanza, lo que me obliga me ofende. Don Csar, tu secretario, de quien fas dignamente el gobierno de tu estado, y a quien con extremo quieres, es mi amigo, y es razn, seor, que en tu gracia deje desocupado lugar, pues l solo le merece. Llmale y dile tu amor, y hoy a tu gracia le vuelve; que no es razn que se diga que yo gano lo que l pierde. Mi amistad paga con esto lo que a mi nobleza debe; pero, aunque ofenda a un amigo, ser fuerza obedecerte. ALEJANDRO: Don Arias, a Csar quiero con los extremos que siempre lo he querido; y si es tu amigo, honrarte no es ofenderle.

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    Juntos nos hemos crado, findonos de una suerte en las penas los disgustos, en las glorias los placeres. Hcele mi secretario, dile mi pecho, fle el alma misma, por ser discreto, sabio y prudente. De unos das a esta parte no s qu trata o qu tiene; que ni a mi servicio acude, ni despacha mis papeles. Mil veces en mi presencia, si le hablo, se divierte, sin propsito responde y, hablndome, se suspende. Y ya que tratamos de esto, su mayor amigo eres; de mi parte y de la tuya procura saber qu tiene. Dile que de mis estados disponga, pues solo puede, como absoluto seor, dar preceptos, poner leyes; y dile al fin lo que el alma verle tan ajeno teme; porque, sabiendo la causa, o la sienta o la remedie. ARIAS: No en vano te llama el mundo Alejandro dignamente, pues a quien el nombre igualas las alabanzas excedes.

    Sale LZARO LZARO: (A Csar traigo un papel, Aparte y no le hallo; claras pruebas de mi desdicha crel; que a traerle malas nuevas, luego encontrara con l. Hoy que esper galardn, no le he de hallar, cosa clara; mas cuando las nuevas son albricias de mala cara, presagios de un mojicn, luego al instante le hallo. Pues, por Dios que he de buscallo, aunque entre...!) ALEJANDRO: Quin est all? LZARO: (El prncipe me vio. Aqu Aparte escondo el papel y callo.) ALEJANDRO: Quin dices que es? ARIAS: Un crado de Csar que acaso ha entrado hasta aqu y, como te vio, luego, seor, se volvi. ALEJANDRO: Llmale, porque he pensado que ste me declare aqu de su seor la tristeza.

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    ARIAS: Dices bien. Lzaro! LZARO: A m? ARIAS: A ti te llama su Alteza. ALEJANDRO: Llegad. LZARO: Bien estoy as, aunque, si mi dicha es tal que merezco llegar a besar tus reales pies, no me hartar de besar cordobanes en un mes. Buscando a Csar--perdona si te ofendo--hoy he llegado a tus pies. ARIAS: Su humor le abona. ALEJANDRO: Srvesle? LZARO: Soy su crado, y tu tercera persona. ALEJANDRO: Cmo tercera? LZARO: Pues, no? Csar contigo priv, yo con Csar, por mi trato; luego es nuestro triunvirato Csar, Alejandro y yo. ALEJANDRO: Tu humor conozco. LZARO: (Eso ha sido Aparte despejar.)

    Quiere irse ALEJANDRO: Por qu te vas? LZARO: Porque, si me has conocido, seor, no me comprars, y yo estoy como vendido. Entretenerme no quieras; porque, si bien consideras mi condicin por su indicio, ha mucho rato que en juicio estoy condenado a veras. ALEJANDRO: Tu gusto alabo, y condeno el que tan continuo sea; que el que de donaires lleno siempre en las burlas se emplea no es para las veras bueno. Saber de Csar querra la causa y el fundamento de tanta melancola, que como suya la siento y la lloro como ma; pero fue contrario efeto el que he venido a mirar; que, aunque seas ms discreto, es necio quien piensa hallar entre burlas un secreto. LZARO: Antes por sacarle de ellas, hace bien, si all se ofusca, y mal por necio atropellas al que en las burlas le busca, sino al que le pone en ellas. Y pues Csar ha mostrado

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    discrecin, no hay presumir que a m me le habr fado; mas con todo, por cumplir la obligacin de crado, que de un sirviente hablador es el precepto mayor, entre todos los dems, el cuarto, "no callars defecto de tu seor," te dir lo que he alcanzado en lo que yo he discurrido de su pena y su cuidado, muchos menos que sabido y algo ms que murmurado. De Espaa vino con nombre, opinin, noticia y fama a Parma--esto no te asombre-- cierto juego que se llama, seor, el juego del hombre. Csar el juego aprendi y un da que le jug, teniendo basto, malilla, punto cierto y espadilla, la tal polla remeti. Acabando de perder, hubo voces, y el senado mirn tuvo en que entender, si fue bien o mal jugado, si pudo o no pudo ser. Con esto nos fuimos luego, y estando durmiendo yo en mi cama y mi sosiego, desnudo se levant, dando y tomando en el juego; y, habindome despertado, cuanto encendido, resuelto, me dijo muy enojado, "Si aquella baza le suelto, reparto y quedo baldado; luego le atravieso yo, y con cuatro tengo hartas, y hago tenaza, o si no, vulvanme mis nueve cartas, y venga el que lo invent." De aqu, sin duda, ha nacido su tristeza. ALEJANDRO: Yo me he holgado de haberla de ti sabido, pues con eso has castigado la culpa de haberte odo. No quiero creer que fuera tan necio Csar que a ti su secreto te dijera, pues hoy me pesara a m, cuando de ti lo supiera; que tu condicin extraa claramente desengaa que es para burlas ociosas no ms. LZARO: Como de esas cosas

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    vienen cada da de Espaa. Dios te guarde; y yo prometo, con la ocasin que me has dado, de buscarte ms discreto. (Bien las burlas me han librado Aparte de descubrir el secreto.)

    Vase ALEJANDRO: Notable hombre; si estuviera con ms gusto, le tuviera en orle. ARIAS: Pues si a ti te agrada, siempre est as, que es hombre de esta manera; en su vida estuvo triste. ALEJANDRO: No ser muy entendido; que en saber sentir consiste parte del alma. ARIAS: Ha nacido de esta suerte. Nunca oste sus cuentos? ALEJANDRO: Nunca lleg a mi noticia. ARIAS: Pues yo s que, si aqu te contara, alguno, que te agradara. ALEJANDRO: De qu manera? ARIAS: Perdi conmigo el dinero un da y yo le empec a jugar sobre prendas que traa; y en fin le vine a ganar la espada que se cea. No quise entonces volvella, por ver lo que haca sin ella, y l busc sin dilacin una vieja guarnicin, y poniendo un palo en ella, le meti en la vaina. As le trae hoy da. ALEJANDRO: Yo espero burlarme dl... Ay de m! Mal con burlas vencer quiero el fuego en que me encend. Ve a hablar a Csar, allana tristezas de agravios llenas; que yo estar con mi hermana, sintiendo de Csar penas y rigores de doa Ana. Ir a ver los rayos rojos, testigos de mis enojos. Y si tengo de morir ausente, ms vale ir donde me maten sus ojos.

    Vanse. Salen don CSAR y LZARO, dndole un papel

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    LZARO: Toma, seor, el papel, que hoy Elvira me llam y para ti me le dio. CSAR: Y ahora vienes con l? LZARO: Vive Dios, que te he buscado, hasta entrar por ver si hablabas al prncipe. CSAR: Y no me hallabas? LZARO: Qu quieres? Soy desdichado. CSAR: Pues no ha habido hombre que pase a hablarle que no me pida licencia. LZARO: En toda mi vida hall cosa que buscase. Toma, seor, el papel; y si su gusto codicias, no perdono mis albricias. CSAR: Ay cielos! Qu dir en l? LZARO: Necedad de aqul que va, cuando el reloj est dando, con gran priesa preguntando, "Sabe usted las cuntas da?" Cuenta, y no preguntars lo que t puedes saber; y puesto que sabes leer, abre el papel, y vers lo que dice. CSAR: Estoy cobarde. Tarde me trajiste el bien. LZARO: Pues vngate t tambin; dame las albricias tarde. CSAR: Ponte, Lzaro, el vestido que hice para la jornada de Florencia. LZARO: Eso me agrada. Mil veces los pies te pido. CSAR: Lzaro, en el bien que toco con causa el sentido pierdo; hoy debo de estar muy cuerdo, pues confieso que estoy loco. Doa Ana me escribe a m tierna, alegre y amorosa? Hay suerte ms venturosa? Cundo tal bien merec? El pecho romper quisiera, porque en su oculto lugar, siendo el corazn altar, el papel la imagen fuera. Dnde pondr este papel? LZARO: Puesto que eso te alborota, si est la soleta rota, clzate, seor, con l. Un tiempo, con tener fama que era de las ms discretas, me sirvieron de soletas los papeles de mi dama. Mas, sabes qu considero? Que, aunque el vestido es cabal, parecer un hombre mal, si no lleva algo en dinero.

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    CSAR: Lzaro, a darte me obligo cuanto me pidieres hoy. La espada no te la doy, porque me la dio un amigo. LZARO: (l sin duda a saber llega Aparte que es de palo aquesta espada, pues cuando no niega nada la espada sola me niega.)

    Sale don ARIAS ARIAS: Como agraviado, quejoso, don Csar, buscndoos vengo; agravios son de amor mo y quejas de amigo vuestro. Hoy el prncipe de Parma, hoy Alejandro Farnesio, segundo solo en el nombre, y en las grandezas primero, me llam para saber vuestra tristeza, diciendo que slo yo la saba, por ser alma en vuestro pecho. Corrido, entonces, qued de ver que en su pensamiento merezca este nombre, cuando tan poco con vos merezco. De su parte y de la ma vengo a hablaros; y as quiero deciros como crado su recado. Estadme atento. Dice el prncipe Alejandro que si a vuestro sentimiento de sus estados importa el mando todo, que en ellos como su seor mandis, que dispongis como dueo, pues en vuestras manos deja su poder y su gobierno. Hasta aqu dice Alejandro, y yo de mi parte empiezo, no a ofreceros sus grandezas sino un nimo dispuesto a vuestro servicio siempre. Merezcan, pues, mis deseos, para sentirlos en todo, parte en vuestro sentimiento. Quejoso el prncipe vive de vuestro descuido, y vemos que servicios en seores son mquinas en el viento; cuanto aseguran mil aos borra un minuto de tiempo; que es sola una culpa olvido a muchos merecimientos. Divertos, alegraos, ensanchad, Csar, el pecho, y aunque el corazn se abrase, finjan los ojos contento.

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    Como amigo os lo suplico, como crado os lo ruego, como leal os persuado, como noble os aconsejo. CSAR: Beso a su Alteza los pies, y a vos las manos os beso, pues debo a vuestra amistad lo que a sus grandezas debo. Y, agradecido a los dos, ir a los dos respondiendo. Diris, pues, al poderoso Alejandro... LZARO: (Qu es aquesto? Aparte Por "poderoso Alejandro" empieza? Ruego a los cielos que alguna loa no eche, con su historia y con su cuento.) CSAR: ...que el cielo su vida aumente por tantos siglos eternos que al nmero de los aos pierda la memoria el tiempo; que mi tristeza no es causa para que en un pensamiento falte a su gusto rendido, a su obediencia sujeto. Una gran melancola opone al alma estos miedos, si oculta siempre en la causa, manifiesta en los efectos. Mis estudios lo habrn sido; tanto en ellos me divierto que, para darme a los libros, a su presencia me niego. Esto le podis decir, disculpando nobles yerros, que para solas ausencias amigos se introdujeron. Y, respondindoos a vos, porque veis que agradezco el cuidado, he de faros lo que guard de m mesmo. Mas no lo agradezcis mucho, porque habis llegado a tiempo que, aunque quisiera encubrirlo, os lo dijera el contento. Ay, don Arias, no os espante verme en un instante haciendo extremos, alegre o triste; que el amor todo es extremos! Quiero deciros la causa... mas, si os he dicho que quiero, ni vos tenis que escucharme ni yo que deciros tengo. Bien veris que esto es amor; y si es mucho, bien lo muestro, pues presente no lo digo cuando ausente lo confieso. Puse en un cielo los ojos --disculpado atrevimiento-- que quien glorias busca, slo

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    pudiera aspirar al cielo. En fin la dije mis penas, que, aunque no consiga efecto, el intentar grandes cosas arguye merecimientos. No os enfadis si me alargo en contaros mis sucesos; que vos me dais ocasin con orme tan atento. Respondime con orme; que en tan arrogante empleo bast, sin gozar favores, el no padecer desprecios. Dos aos ha que la sirvo, sin que en todo aqueste tiempo perdiese al sol de su honor un tomo de respeto. Amor, del llanto ofendido, si no obligado del ruego, con no merecidas glorias coron mis pensamientos. Hoy tuve suyo un papel; que nada encubriros puedo; que contentos repetidos son duplicados contentos. ste fue el primer favor, y yo el amante primero que mereci por humilde lo que intent por soberbio. Diris que encarezco mucho lo que tan poco encarezco; mas vos me disculparis cuando sepis el sujeto. Al decir quin es, me turbo; mas poco en esto la ofendo; y ms estando advertido que aspiro a su casamiento. Mirad, don Arias, que os fo mucho, y que no soy de aqullos que, por alabarse, venden a pregones sus secretos; que a saber en qu consiste de una mujer la honra, creo que hicieran sus mismas lenguas mordazas de su silencio. Discreto sois, en vos pongo el alma misma, advirtiendo que, a querer yo que supiera Alejandro mis intentos, pues dos recados trajisteis, y a entrambos voy respondiendo, aquesta respuesta os diera en el recado primero. Doa Ana de Castelv --ya he dicho quin es, ya puedo aun ms all del discurso pasar encarecimientos-- es quien me tiene en su amor de m mismo tan ajeno que no siento lo que digo,

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    aunque digo lo que siento. No fue tanta mi tristeza como mi divertimiento; porque en su amor slo vivo y slo en sus gustos pienso. No diga que quiere bien quien libre, alegre y contento piensa o habla en otra cosa; que amor es del alma dueo, y yo, que de veras amo, por pensar en sus extremos, quisiera pasar a siglos las breves horas del sueo. Mucho he dicho y mucho callo, y ahora slo pretendo que leis este papel, para obligaros de nuevo a que sintis mis pesares, a que gocis mis deseos, a que celebris mis glorias, a que alabis mis intentos, y a que el secreto pasis desde los labios al pecho; que de la boca al odo est a peligro un secreto. ARIAS: Con causa contento os veo. CSAR: Pues tomad, leed el papel; veris mi ventura en l. ARIAS: Por vuestro gusto lo leo. "Ya el confesarme querida es empezar a querer; que es favor en la mujer el estar agradecida. Mas no es favor lisonjero lo temeroso que ests, pues sabe el amor que, ms que t me estimas, te quiero. Si acaso, por encubrirlo Amor, venganza ha buscado, bstame el haber pasado la vergenza de decirlo. Ven en pasando la tarde a la calle, y te dir lo que apenas sentir s. A Dios, mi bien, que te guarde." Vos estis bien empleado. CSAR: Al prncipe le diris la otra respuesta; y si hacis que yo quede disculpado, lo ver. ARIAS: Que he de serviros tened por cierto. CSAR: Lucero, que amante fuiste primero, muvante tantos suspiros, corre con curso violento; que yo s que adelantaras el ocaso si llevaras a Dafne en tu pensamiento.

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    Vanse CSAR y LZARO

    ARIAS: De dos secretos cargado, aunque uno mismo en rigor, obligado de un seor y de un amigo obligado me hallo, y en tanto disgustos no s cul a cul prefiere. Mal haya el necio que muere por saber ajenos gustos! Si a Csar el amor digo del prncipe, sus desvelos le han de dar celos, y celos no se han de dar a un amigo. Pues si al prncipe el afeto digo de Csar, no s si lo acierto, pues la fe rompo a Csar del secreto. Si callo la voluntad del uno al otro, en rigor soy a la lealtad traidor o traidor a la amistad. Hoy del prncipe ha nacido el amor y, aunque el cuidado est tan enamorado, no est tan favorecido. l a Csar quiere bien, y si su amor le encarezco, y sus favores, me ofrezco a que sus manos le den la prenda, que un desengao con tiempo hace tal efeto, y yo no falto al secreto, por remediar mayor dao. Confusas mquinas son stas que dudoso sigo; porque, ignorando, un amigo mata con buena intencin.

    [Vase.] Salen ALEJANDRO, don FLIX, doa ANA y acompaamiento

    ALEJANDRO: Licencia me habis de dar. ANA: Vuestra Alteza no est as, o no pasar de aqu. ALEJANDRO: Yo os tengo de acompaar hasta que el cuarto dejis de mi hermana. ANA: No haga eso Vuestra Alteza, que es exceso de mercedes. ALEJANDRO: Pues, no veis que es justa obligacin ma, debida por ser mujer, y que en m no puede ser exceso de cortesa? ANA: Muy bien la que habis tenido

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    vuestro heroico pecho muestra; mirad que soy criada vuestra; y as, como tal os pido que mitiguis los enojos de tan dulce resplandor, que, como sois sol de honor, me vais cegando los ojos. ALEJANDRO: Mal de mis rayos infiero ese luciente arrebol, que voy delante del sol por blasonar de lucero; mas porque no me acobarde el fuego que en vos se ve, por fuerza me quedar. Gurdeos Dios. ANA: El cielo os guarde.

    Vase ALEJANDRO: Don Flix, no acompais a vuestra hermana? FLIX: Seor, agradecido al favor con que a los dos nos honris, a vuestros pies he quedado, como crado, rendido, como leal, reconocido y, como noble, obligado. Esa vida el cielo aumente tanto que sea en su gloria testigo a vuestra memoria el olvido solamente; la fama con vos ufana, dilatada por los vientos... ALEJANDRO: Dejad encarecimientos, y acompaad vuestra hermana en mi nombre. (Hay ms enojos Aparte que escuchar inadvertido lisonjas para el odo, negndolas a los ojos?)

    Vase don FLIX. Llega don ARIAS al PRNCIPE Don Arias, qu hay de nuevo? Viste a Csar? ARIAS: A Csar vi y habl; pero, primero que sepas su respuesta, saber quiero el trmino de amor a que has llegado. ALEJANDRO: Tienen mi pensamiento triste Csar, doa Ana enamorado y, con un sentimiento, no s cul de los dos es lo que siento. Entr galn al cuarto de mi hermana, y con ella y sus damas vi a doa Ana. Vi en un jardn de amores que presida entre comunes flores la rosa hermosa y bella. Mal digo; que, si bien lo considero, yo vi entre muchas rosas una estrella, o entre muchas estrellas un lucero;

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    y, si mejor en su deidad reparo, prestando a los dems sus arreboles, entre muchos luceros vi un sol claro, y al fin vi un cielo para muchos soles. Y tanto su beldad les exceda que en muchos cielos hubo slo un da. Hablando estuve, en ella divertidos los ojos, cuanto atentos los odos; porque mostraba, en todo milagrosa, cuerda belleza en discrecin hermosa. Despidise en efecto. Si fue breve la tarde, Amor lo diga, que quisiera que un siglo entero cada instante fuera; y aun no fuera bastante, pues, aunque fuera siglo, fuera instante. La sal acompaando cortsmente; y aqu basta decirte que muero amante y que padezco ausente. ARIAS: Segn eso, imposible es persuadirte que olvides ese amor. ALEJANDRO: Hoy ha nacido, y a ms correspondencia pone olvido el alma, si previene mayor dao. ARIAS: Pues a tiempo lleg mi desengao. Seor, si a Csar quieres, no la quieras; y bsteme decir que, si pretendes a doa Ana, es a Csar al que ofendes. ALEJANDRO: Don Arias, cuando alguna cosa digas a quien no la pregunta, ya te obligas a no dejar la pltica empezada. Dmelo todo, o no dijeras nada. Quiere a doa Ana Csar? Poco importa; que Csar es mi amigo, y si me hallara muy prendado, por Csar la olvidara. Prosigue, pues; qu temes? ARIAS: Que indiscreto falto a la fe jurada de un secreto. ALEJANDRO: Pues si callar debas, para qu los principios me decas? ARIAS: Yo tu quietud pretendo. (Perdona, Csar, si el secreto ofendo.) Aparte Seor, ellos se quieren. ALEJANDRO: Cmo es eso? Luego, doa Ana sabe--pierdo el seso!-- que don Csar la quiere? ARIAS: Y amorosa le corresponde. ALEJANDRO: Ay suerte rigurosa! Quin se ha visto dudoso, triste y desesperado, antes desengaado que celoso, y celoso--ay de m!--que enamorado? Si Csar la quisiera, la dejara, y sus celos no sintiera; mas que ella quiera a Csar, son ms daos, que apadrinan los celos desengaos; pero si ellos se quieren, no se diga de m que amor me obliga, ofendido y celoso, a amar ingrato y a querer quejoso.

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    ARIAS: (Ahora encareciendo Aparte sus favores, pretendo que del todo la olvide.) ALEJANDRO: En m el amor con el valor se mide. En efecto, se quieren? ARIAS: Y yo he visto hoy un papel... ALEJANDRO: (Mal mi dolor resisto!) Aparte ARIAS: ...que amorosa doa Ana le escriba. ALEJANDRO: (No bastaba saber que le quera? Pero si ya olvidado estoy, por qu un papel me da cuidado? Mas, quin tendr paciencia en tan mortal dolencia para no preguntar lo que deca? Por no andar vacilando qu sera?) Qu escribi? ARIAS: Que esta noche quiere hablalle por las ventanas bajas de la calle. ALEJANDRO: (Esta noche ha de hablalla, Aparte cuando el alma ofendida sufre y calla? Ellos diciendo amores, yo padeciendo agravios y rigores? Qu es lo que escucho, cielos? Que en m, ms que el amar, puedan los celos! Yo no estoy declarado? Pues que pongo silencio a mi cuidado por Csar, deje Csar por mis celos esta ocasin, si en ella reconoce mis penas y desvelos; y pues yo no la gozo, no la goce.) Don Arias, sabe Csar que yo he puesto en doa Ana mi amor? Ay de m triste! ARIAS: Cmo, si slo a m me lo dijiste? ALEJANDRO: Como a ti solo dijo inadvertido tambin Csar su amor, y lo he sabido. ARIAS: Quien con buena intencin ofende, yerra con disculpa. ALEJANDRO: Don Arias, hoy se encierra en tu pecho mi gusto. No es aquesto en amor trmino injusto; una curiosidad es solamente, confieso que parezca impertinente. Cuanto a Csar pasare con doa Ana me has de decir; que si por l allana mi honor que no la quiera, y no puedo jugar, aunque picado, quiero mirar los lances desde afuera. ARIAS: Si el primero, seor, has condenado, cmo dir el segundo? ALEJANDRO: Antes disculpa te ofrezco con haberlo preguntado, pues en aqueste punto lo que t me dijeras te pregunto. ARIAS: Seor... ALEJANDRO: Esto ha de ser. ARIAS: Obedecerte es fuerza; pero mira... ! ALEJANDRO: De esta suerte entretendr mis penas, mis desvelos,

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    divirtiendo sus gustos en mis celos. ARIAS: A qu de riesgos locos se pone quien no calla su secreto! ALEJANDRO: Todos lo dicen y le callan pocos.

    Salen don CSAR y LAZARO, sin reparar por el momento en el PRNCIPE

    CSAR: Pasa, sol, con tu porfa el cielo en dorado coche, que hoy amanece la noche, pues hoy anochece el da. Deposita en sombra fra, Apolo, tus luces bellas; nacer otro sol en ellas de ms luciente arrebol; y vers que de mi sol van huyendo las estrellas. LZARO: Maldito de Dios el caso hace el sol de tu tristeza; t te quiebras la cabeza, y l se va paso entre paso por su cabal al ocaso. De qu sirve en tu porfa tanto sol y tanto da? Que es el sol, no echas de ver, cochero y que no ha de ser llevado por cortesa? CSAR: (Al prncipe vi, y leal Aparte el corazn en el pecho, no s qu extremos ha hecho, pronsticos de mi mal.) Aunque a mi pena es igual de mi descuido la culpa, noblemente me disculpa ver que a tus pies no llegara, si en don Arias no enviara prevenida la disculpa. Perdname haber faltado a tu servicio o tu gusto, si ya mi tormento injusto no me tiene disculpado. ALEJANDRO: Ya don Arias me ha contado, Csar, la fiera porfa de tanta melancola, y tan bien la encareci que, con lo que dijo, yo vine a sentirla por ma. Tan bien la supo sentir que la causa del pesar no la supiera callar, como la supo decir. Yo, que empeado en or de tu mal las penas graves le escuch, con tan saves razones me las pint, que de tu mal supe yo la causa, que t no sabes. Yo te quiero divertir;

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    esto debo a tu amistad. A andar toda la ciudad esta noche has de salir conmigo; podremos ir encubiertos y embozados a visitar disfrazados varios modos de placeres; msicas, juegos, mujeres entretendrn tus cuidados; que yo te quiero de suerte que, por verte alegre, diera todo mi estado, y pudiera quedarme slo por verte. CSAR: T me honras, pero advierte que est ya mi pensamiento, con ese encarecimiento que llega a merecer hoy, tan gozoso que ya estoy muy alegre y muy contento. Desde aqueste instante empieza en el alma misma a ser todo su pesar placer, gusto toda su tristeza. No, no se canse tu Alteza en divertirme mis quejas; que con aqueso me alejas del gusto, porque yo s que aquesta noche estar ms contento si me dejas. Claro est, pues mi cuidado ha de ser mucho mayor, viendo que t ests, seor, por m desasosegado. ALEJANDRO: Tanto, Csar, me ha pesado de hablarte en tu pena ciego que, si yo a verte no llego esta noche, claro est, de no verte nacer mi mayor desasosiego. Lzaro! LZARO: Seor? ALEJANDRO: Tambin irs conmigo. LZARO: Eso s, fate, seor, de m, que de ninguno ms bien. Ah, plegue a Dios que nos den ocasin en que empleado este brazo, y a tu lado...! ALEJANDRO: Valiente eres? LZARO: Pese a tal! Soy el ms largo oficial que puso herramienta a un lado. ALEJANDRO: Y, la hoja es buena? LZARO: (Aqu Aparte me coge vivo!) Seor, la tuya ser mejor; mas sta me sirve a m de lo que la mando. ALEJANDRO: As,

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    por ensalzarla, la humillas. Corta? LZARO: Que hace maravillas. Tanto, que al golpe primero, aunque un broquel sea de acero, har que salten astillas. (Y es verdad; que saldrn della.) Aparte ALEJANDRO: Buen temple? LZARO: El que t le das. ALEJANDRO: Y, qu ley? LZARO: No matars; no hay culpa mortal en ella. ALEJANDRO: Gana me ha dado de vella. LZARO: (De aqu puedo escapar mal.) Aparte Por voto solemne... CSAR: (Ay tal! Quin hay que a mi pena iguale?) LZARO: ...nunca de la vaina sale, si no es a caso fatal. Emplala, gran seor, en tu servicio, y vers... Mas no quiero decir ms; que ella lo dir mejor. CSAR: (Hay ms pena, hay ms rigor? Aparte Hoy desesperado muero!) Seor, si mi llanto fiero quieres que alegre contigo, ya mi gozo es buen testigo. ALEJANDRO: Mira, Csar, que te espero; que bien se ve que no cesa tu pena, y que la entretienes; y de la ocasin que tienes ya como propia me pesa. Y pues el alma confiesa que es una melancola la que en dos pechos se cra, para alegrarnos, andemos juntos y divertiremos yo tu pena y t la ma.

    Vase CSAR: Quin no perder la vida en la ocasin deseada, en tantos gustos hallada, en tantas penas perdida? ARIAS: Cumpl la amistad debida. (Si el secreto le dijera...) Aparte Pues a vuestra pena fiera remedios que busca son, no os quitar la ocasin, que antes l mismo os la diera.

    Vase CSAR: Lazaro! LZARO: Seor? CSAR: Doa Ana

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    qu dir de m? LZARO: Dir lo que quisiere. CSAR: Qu har? LZARO: Estar de mala gana esperando a la ventana. CSAR: Dir que ha sido fingido mi amor, y el pecho ofendido, con el alma y con los labios dar a forzosos agravios satisfacciones de olvido. Ay fiera desdicha ma! LZARO: Tu mal quin podr creello? Mas, cmo es, seor, aquello? "Clara noche, oscuro da..." CSAR: Vuelve tu necia porfa? LZARO: De un loco, si eres discreto, toma un consejo. El efeto no s yo por dnde viene; mas tales peligros tiene quien no calla su secreto.

    Vanse

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    SEGUNDO ACTO

    Salen don ARIAS, don FLIX, don CSAR,

    ALEJANDRO, LAZARO, de noche

    ARIAS: Buena noche. ALEJANDRO: El sol parece que qued a la sombra negra en pedazos dividido, depositado en estrellas. FLIX: La luna, embozado el rostro entre pardas nubes, muestra trmulos rayos de plata, [haciendo] al sol competencia. LZARO: Cabal, sin faltarla un cuarto, y sin cercenar la oblea, por no ser luna vaca, hoy quiso ser luna llena. CSAR: (Ay de m! Quin creer, cielos, Aparte que no siento que se pierda la ocasin, sino pensar que tendr tan justa queja de m doa Ana?) Seor, recjase vuestra Alteza; que el sereno le har mal, y ya la noche refresca; basta lo que hemos andado. ALEJANDRO: Como yo, por mi grandeza, no puedo con libertad andar de da, quisiera ver, una noche que salgo, toda la ciudad. CSAR: (Paciencia! Aparte Pues, vive Dios!, que he de ver si puedo con mi tristeza, divertido a su pesar, dejar de pensar en ella.) Qu te pareci de Flora? ALEJANDRO: No es la dama milanesa? Buen lejos tiene. LZARO: En verdad, mucho mejor es que el cerca; pero el lejos ha de ser tan lejos, que no se vea. ARIAS: Laura se prende muy bien. LZARO: Bien se prende, y bien se prenda. FLIX: Buenas manos. LZARO: Pues las tiene, bien hace en drselas buenas. ARIAS: Aqu la doncella vive. LZARO: Ni la oigas ni la veas, seor, hasta que se haga; que son como las comedias,

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    sin saber si es buena o mala. Ochocientos reales cuesta la primera vez; mas luego dan por un real ochocientas. Djala imprimir primero; que comedias y doncellas, como estn dadas al molde, las hallars por docenas. CSAR: (sta es la hora que estar Aparte doa Ana puesta en las rejas, diciendo entre s, "Pues, cmo, no es hora que venga Csar? Yo, que pens que tardaba, vengo a espararle?" Aqu es fuerza que se enoje. Mas, ay, cielos! que no he de pensar en ella; olvidme de olvidarme.) Por extremo cant Celia. LZARO: Buena voz y mala cara pocas veces son opuestas. CSAR: Con el dote de la hermosa casaba Roma a la fea; y por no darla, la hizo de sus gracias heredera. LZARO: Laura vive aqu, que dijo, "Con lo que la casa cuesta, de alquiler he de hacer coche." Y, respondindole a ella dnde haba de vivir, dijo, "Cuando coche tenga, en el coche todo el da, y la noche en la cochera." CSAR: (Qu he de hacer? Vuelvo a olvidarme.) Aparte Seor, la noche se aleja, y Nsida mi seora, cuidadosa de tu ausencia, te esperar desvelada. Ya sabes de su firmeza que como hermana te quiere y como dama te cela. No la des este cuidado. ALEJANDRO: Ms el tuyo me atormenta. CSAR: Qu dices? ALEJANDRO: Importa poco; que no sabe que estoy fuera. CSAR: (Passe fuerte ocasin.) Aparte LZARO: En esta casa pequea viven dos hembras a quien ningn hombre, aunque ms sepa, mientras con las dos hablare, hablar cosa a derechas. ALEJANDRO: Pues, por qu? LZARO: Porque es la una corcovada y la otra tuerta. ARIAS: Pues una nia ceceosa y pobre vive aqu. LZARO: sa, cuando cecea, no llama, pues despide, aunque cecea. ARIAS: Tiene ta.

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    LZARO: Arredro vaya, y ms si bien se me acuerda de la vieja del conjuro. ALEJANDRO: Cmo fue? LZARO: De esta manera; yo me enamor, seor, un da, que no debiera, o que no pagara. En fin, consultando cierta vieja, pidime, para el efecto, de su cabello una trenza. A fuer de Zaide, busqu ocasin para cogerla, y hallla, seor, un da en que, durmiendo mi prenda, prematicario barbero, la quit media guedeja; mas tal que, aunque avecindada vivi en su frente, no era natural de su copete, feligrs de su mollera. Guedeja heredada fue; y, haciendo el conjuro en ella, a la media noche entr en mi aposento una muerta. Troqu en miedos los amores, en responsos las ternezas; y aunque all por fuerza vino, pienso que se fue por fuerza. CSAR: (De qu tanto olvido sirve, Aparte si nunca se olvidan penas, y ya se acuerda de amor el que de olvidar se acuerda? Parceme a m que ahora --mas qu de locuras piensa un amante!--que doa Ana, no porque hablarme desea, sino por desengaarse, vuelve otra vez a la reja, y que, no vindome, dice, --que la oigo pienso--, "Aunque vengas, no podr hacer el amor que otra vez a verte vuelva." Mira, seora, mi bien... Hay locura como sta? Viome alguno? No. Por Dios, que estaba hablando con ella.) ALEJANDRO: Don Arias, qu mal encubre su divertimiento Csar! ARIAS: Harto procura por ti sacar fuerzas de flaqueza. ALEJANDRO: Pierda l la ocasin, no es mucho, pues yo callo, que l la pierda; que l padece ausencia, y yo padezco celos y ausencia. ARIAS: Mira que est aqu su hermano; habla quedo, no te entienda. ALEJANDRO: No importa; que un noble nunca de su honor tuvo sospecha.

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    Canta dentro un MSICO MSICO: "Al despedirse de Anarda, dijo Eliso en triste voz, 'Ay, que me muero de ausencia! Ay, que me muero de amor!'" CSAR: Buena voz. FLIX: Es extremada. ALEJANDRO: Qu agradablemente suenan a un mismo tiempo conformes voz, tono, instrumento y letra! Ahora quiero probar, don Arias, de qu manera Lzaro en esta ocasin, pues la da el msico buena, disculpa su espada. ARIAS: Cmo? ALEJANDRO: Aqu quiero que lo veas. Lzaro! LZARO: Seor? ALEJANDRO: Pretendo que cierto disgusto sepas. Todas las noches que salgo canta este hombre, y me pesa de que en esta calle cante. LZARO: Yo llegar con prudencia de tu parte, y le dir que se vaya. ALEJANDRO: No es aqusa mi pretensin. LZARO: Pues ser de la ma. (Si me aprieta, Aparte yo soy muerto.) ALEJANDRO: No es bastante. LZARO: Pues, qu quieres hacer? ALEJANDRO: Llega, y dale una cuchillada. LZARO: Ser superchera sa; que estoy muy acompaado para un musiquillo. Deja que venga solo maana, y te mando su cabeza. Fuera de eso, este hombre est inocente, y en conciencia debes primero avisarle; pues si culpado estuviera, con ms clera llorara, cantara con menos flema. ALEJANDRO: Haz lo que mando, o dir que de gallina lo dejas. CSAR: Lzaro, por qu no haces lo que te manda su Alteza? FLIX: Quires que le d yo? ARIAS: O yo le dar. LZARO: Brava sentencia! Yo voy (y pienso escaparme, Aparte por favor a la inocencia.)

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    Sale el MSICO

    MSICO: "Rompi el silencio amoroso, diciendo con triste voz, 'Ay, que me muero de ausencia! Ay, que me muero de amor!'" LZARO: Plegue a Dios que, si inocente ests, que aqu se me vuelva aquesta espada de palo, porque ofenderte no pueda. Milagro, milagro! ALEJANDRO: Bueno anduvo. LZARO: Dios, que no deja de su mano al inocente, volvi por su causa mesma. Toma esta espada; que t eres digno de tal prenda; y aunque sea milagrosa, me dars otra por ella. ALEJANDRO: Yo te la mando. FLIX: Por dnde iremos? CSAR: Demos la vuelta hacia palacio, y all te quedars. ALEJANDRO: Tiempo queda para recogerme. CSAR: Mira que el da, seor, se acerca. ALEJANDRO: Poco importa, que ya el alba me hallar de esta manera. Cmo te sientes? CSAR: Ya estoy muy alegre, aunque me cuesta el alegrarme muy caro. ALEJANDRO: Tambin yo de mi tristeza estoy mejor. CSAR: Yo por ti digo, seor, que me pesa, y te juro de no estar triste en mi vida. ALEJANDRO: (Aunque sea Aparte villana de amor, parece que se consuelan con otros gustos sus gustos, con otras penas sus penas.)

    Vanse. Salen doa ANA y ELVIRA a la reja

    ELVIRA: Otra vez vuelves? ANA: No puedo de una vez determinarme; vengo por desengaarme, y ms engaada quedo.

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    Hasta verme despreciada, imagin ser querida, y hasta verme aborrecida, no me he visto enamorada. De su descuido ha nacido en m todo mi cuidado; mas para haberme olvidado, bastaba verse querido. Ay, Elvira! No te asombres de verme hablar de esta suerte; el desprecio es el ms fuerte hechizo para los hombres. ELVIRA: Quejosa con causa ests. Mas, que otra vez no vendras a la reja no decas? ANA: No pude sufrirlo ms. Ay agravio riguroso! Si esto llegara a advertir, bien le pudiera escribir papel menos amoroso. Ya mi desdicha crel tarde el remedio me acuerda. Mas, qu mujer fuera cuerda a solas con un papel? ELVIRA: Si ahora, seora, viniera, hablrasle rigurosa o apacible y amorosa? ANA: No s, Elvira, lo que hiciera. No puede ser que haya estado en una ocasin forzosa de papeles u otra cosa de su seor ocupado? ELVIRA: Le disculpas? ANA: Por buscar consuelo. ELVIRA: Quien le previene la disculpa, gana tiene... ANA: Di; de qu? ELVIRA: ...de perdonar. ANA: Si viniera ahora--mira lo que es querer--y me diera disculpa, aunque lo supiera yo misma que era mentira, por mi respeto me holgara; y por verle disculpar hoy, me dejara engaar. Ojal que l me engaara.

    Salen don CSAR y LAZARO LZARO: Dnde vamos de esta suerte? No ves que ya ha amanecido? CSAR: Voy, Lzaro, donde ha sido mi vida, a que vea mi muerte. Dej al prncipe en palacio, y con un necio deseo vengo, por si acaso veo... LZARO: T vienes con lindo espacio. CSAR: ...alguien en las rejas.

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    LZARO: S, una mujer hay, por Dios; y aunque digo una, son dos. CSAR: Cmo llegar? Ay de m! Llega t, Lzaro, y mira si por ventura es mi bien. LZARO: Cmo he de ir yo? Que tambin estar enojada Elvira. CSAR: Sois vos, seora? ANA: Yo soy, Csar, la que os esperaba, que ajena entonces estaba de lo que advertida estoy. Pero soy la que ofendida tiene, ya desengaada, por culpas de declarada, castigos de arrepentida. Al da vens? A fe ma, que ha sido invencin extraa! Harto es que quien engaa venga a engaar con el da. Quisisteis, hasta alcanzar un favor, que aun no tenis; y ya os mudis, porque os veis con algo que despreciar. Y si el desengao toco que vuestro trato me ofrece, es poco lo que merece quien se contenta con poco. No pensis, por un papel, que fue liviano favor, Csar, que ya de mi honor tomis posesin en l. No hagis por eso desprecio de la ocasin y de m; si como loca os la di, no la perdis como necio. Aprended a ser corts con las damas otro da; y si aprendis cortesa, venidme a servir despus.

    Qutase de la ventana CSAR: Pues que te he escuchado atento hasta castigar mi culpa, y no escuchas la disculpa, habr de decirla al viento. Sabe el mismo amor si lloro tu ausencia, y que en ella muero. Sabe el alma si te quiero. Sabe el cielo si te adoro. No ha sido soberbia ma; que la ocasin me quit mi desdicha, porque vio que yo no la mereca. Y si esta ocasin perdida sospechas que me mud, viva despreciado yo, y no ests arrepentida.

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    Que yo quiero, pues he sido en venturas desdichado, ser ms cuerdo despreciado que necio favorecido. De da vengo, y lo sera para m, aunque noche fuera; pues en vindote, saliera claro el sol, alegre el da. Hasta verle me ha tenido el prncipe, que ha rondado la ciudad. Esto ha pasado; tu hermano testigo ha sido. Verdad es; si el merecer piensas que me ha de olvidar, vulveme t a despreciar, y vuelva yo a padecer. Seamos extremos los dos; yo amante y t ingrata seas; escchame, y no me creas.

    Vuelve doa ANA a la reja ANA: Y eso es verdad? CSAR: S, por Dios! Pero. en efecto creste que yo pudiera olvidarte? ANA: Y t, quiz por vengarte, a voces no me dijiste que ya estaba arrepentida de quererte? Pues por qu pusiste duda en la fe, slo a tu gusto rendida? Ya el sol con sus luces dora las cumbres, y le hacen salva a un tiempo, con risa el alba, con lgrimas el aurora. Tarde es; yo dar ocasin de hablarnos, y no la pierdas. CSAR: Si de mis penas te acuerdas, glorias mis desdichas son. ANA: Vete. CSAR: Adis, mi prenda amada. ANA: l te guarde, y deje ver. CSAR: Oyes? ANA: Qu quieres? CSAR: Saber si quedas muy enojada. ANA: Gustos sern mis enojos, estando juntos los dos. CSAR: Adis, mi enojada. ANA: Adis, enojado de mis ojos.

    Vase don CSAR, retrase doa ANA, y quedan ELVIRA y LAZARO

    LZARO: Y ella, qu me dice a m? No tiene estudiado nada

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    de enojito? ELVIRA: Yo enojada? Por qu causa? LZARO: Porque s, por que lo est su seora; que yo, porque mi seor amor tiene, tengo amor. ELVIRA: No le he entendido hasta ahora. LZARO: El da que mi amo tiene alegra, alegre estoy; si va triste, triste voy; vengo amante, si l lo viene; si tiene celos, celoso me vers; y si le han dado enojo, estar enojado. Mas si amoroso, amoroso; con desdn, tendr desdn; amar cuando l amare; y el da que l olvidare yo te olvidar tambin. Seremos sombra los dos, sea justo o no sea justo, a la forma de tu gusto. ELVIRA: Y eso es verdad? LZARO: S, por Dios! Y pues ellos han reido, riamos los dos. ELVIRA: Por qu? LZARO: Por si hubiere para qu. Escndete, y yo ofendido llamar como mi amo. ELVIRA: Pues si yo una vez me escondo, qu va que no le respondo? LZARO: Y qu va que no la llamo?

    Vanse. Salen don FLIX y ALEJANDRO FLIX: Parece que est triste, divertido consigo vuestra Alteza. ALEJANDRO: La pena que en m asiste no es tristeza. Ojal fuera tristeza la que ofende mi vida, y no una confusin mal entendida! Qu de veces sucede hacerse mil por remediar un dao! Oh, dichoso el que puede rendirse a la verdad de un desengao, dando, ms advertido, a libres gustos crceles de olvido!

    Salen don CSAR, don ARIAS y LAZARO

    CSAR: Qued al fin satisfecha. ARIAS: Con el prncipe est don Flix. CSAR: Creo que quien no se aprovecha de la ocasin no estima su deseo;

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    y es ms segura sta para dar el papel y traer respuesta. Aqu a doa Ana envo nuevas satisfacciones con la vida, porque d al amor mo la ocasin que le tiene prometida. Toma, Lzaro, y mira si puedes por la calle hablar a Elvira; que pues ests seguro de don Flix, bien puedes descuidado. LZARO: Entrar dentro procuro de su casa, fingiendo algn recado; que pues l no est en ella, fcil ser, seor, hablarla y vella.

    Vase FLIX: Don Csar y don Arias han llegado. ALEJANDRO: Su pltica he entendido; mil confusiones varias pone una confusin a mi sentido. Qu es lo que se trataba? ARIAS: Csar, seor, un cuento me contaba. ALEJANDRO: O algunas razones, aunque no le entend, y saber deseo, por quitar confusiones, el cuento en qu par. CSAR: (Qu es lo que veo?) Aparte Mal tu Alteza porfa en saberle; que no es tristeza ma; alegre estoy ahora. ALEJANDRO: Y, qu fu? CSAR: De m mismo desconfo; don Arias no le ignora; l le dir mejor, y yo le fo que l la verdad te diga.

    Hablan don ARIAS y don CSAR aparte

    ARIAS: Con estas confanzas ms me obliga; pero ya llega tarde. CSAR: Mira lo que le dices, y no sea algo que me acobarde. ARIAS: Dirle una mentira que no crea el que la verdad mira cul sea la verdad, cul la mentira. ALEJANDRO: Qu hay, don Arias?

    Se apartan don ARIAS y ALEJANDRO ARIAS: Airada la hall con mil razones rigurosas, pero desengaada qued en fin a disculpas amorosas. Un papel la ha enviado,

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    viendo que est don Flix ocupado; de ste respuesta espera, y otra ocasin. ALEJANDRO: Ha mucho? ARIAS: En este instante. ALEJANDRO: Hay confusin ms fiera? Remediar ese dao es importante; que si el papel recibe, quin duda los amores que la escribe? El papel me da celos, y temor la ocasin que en l aguarda. Qu es lo que miro, cielos? Esto me anima, aquello me acobarda.

    Se acerca nuevamente a CSAR En fin, eso ha pasado? CSAR: Don Arias la verdad te habr contado. ALEJANDRO: Dejando aquesto aparte, don Flix, por no darte aquesta pena, excusaba contarte que, de pasin y de congoja llena, un desmayo a doa Ana ha dado. FLIX: Con desmayo mi hermana? ALEJANDRO: Nsida me lo dijo; yo, por no apasionarte, lo encubra. FLIX: Ms con eso me aflijo. ALEJANDRO: Dgolo ahora, viendo que poda importar tu presencia. FLIX: Ir a verla, seor, con tu licencia.

    Vase ALEJANDRO: (Eso es lo que deseo, Aparte que vayas a estorbarla que le escriba.) CSAR: (Cielos! Qu es lo que veo?) Aparte ALEJANDRO: (Y cuando presuncin de esto reciba, Aparte dir que engao era del nombre. Ay, si de amor slo lo fuera!) Aparte

    Vase CSAR: Pues, don Arias, qu es esto? Qu pena o qu desdicha rigurosa es en la que me has puesto? ARIAS: Clpame a m! Por Dios, que es linda cosa, tras haberte servido con lo que agora al prncipe he mentido. l me dijo que haba odo "don Flix y doa Ana hermosa." Y como ya tena el camino cogido, fue forzosa ocasin hablar de ellos, y el desmayo arrastr por los cabellos. CSAR: Si l a Lzaro halla con doa Ana, qu har?

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    ARIAS: No habr llegado Lzaro para hablalla; que Flix volar con el cuidado; y gran ventaja arguye quien corre al que anda, y a quien corre el que huye. CSAR: Ello es desdicha ma, pues la ocasin perdida desengaa que ha de ser mi alegra mi pena, y el remedio quien me daa. Y pues no hay otro medio, mteme el mal, pues muero del remedio.

    Vanse. Salen doa ANA y ELVIRA ELVIRA: Acabaste de escribir? ANA: Escrib, mas no acab; que antes pienso que empec en cada letra a sentir. Quise en una breve suma cifrar mi pena crel; puse encontrado el papel, y tom al revs la pluma. En tanto que amor penetra las razones, le dobl; y al poner la pluma, fue un borrn la primer letra. Y yo dije, "Mi pasin letras hace a su contento, que mal puedo el mal que siento decirle, sino en borrn." Confusa y dudosa estaba qu principio tomara y, aunque muchos prevena, ninguno me contentaba. No has visto en una redoma salir el agua con pena menos, cuando est ms llena, hasta que algn viento toma? As fui; porque al sentir tantas cosas concurrieron que unas a otras sirvieron de estorbo para salir. Y yo, que confusa miro su impedimento, porque pudieran salir, tom el viento con un suspiro. Digo, en efecto, que hoy, por darle, ms declarada, ocasin menos notada, a ver a mi quinta voy. Mas abierto est, y mejor sabrs lo que dice dl.

    Sale don FLIX, y ANA se turba, vindole ELVIRA: Mi seor! Guarda el papel. ANA: Ay de m! FLIX: Bien el color

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    turbado que, haciendo pausa, hoy tu belleza condena, de tu dolor y mi pena me estn diciendo la causa. Pues cuando presente tengo esta desdicha infelice, ella claramente dice el cuidado con que vengo. Qu es esto? ANA: Hermano, no ha sido cosa ninguna. FLIX: No ciegues mis ojos, ni mi mal niegues; que ya todo lo he sabido. Y, aunque tu pena quisiera disimular mi disgusto, este sentimiento injusto por fuerza me lo dijera. Ya s todo lo que pasa, bien me lo puedes decir; que no fue en vano venir a tales horas a casa. ANA: No darte pena pretendo; que sabe el cielo mejor que no te agravia mi amor. FLIX: Menos agora te entiendo. Si por desmentir mi pena, hermana, fingiendo ests, cmo me disculpars verte de pasiones llena? Qu tienes? ANA: No son indignos mis deseos. FLIX: Bueno va; con el accidente est diciendo mil desatinos.

    Hablan doa ANA y ELVIRA aparte ANA: Elvira, qu puedo hacer? ELVIRA: Negar en toda ocasin; que es mucha la dilacin del sospechar al saber. FLIX: Qu es esto, Elvira? ELVIRA: Seor, un desmayo que la ha dado de esta suerte la ha dejado, sin aliento y sin color. FLIX: Luego fue mi pena cierta; que eso fue lo que tem. ELVIRA: Yo te aseguro que aqu la hemos tenido por muerta. Y, aunque todava estaba de pena y congoja llena, por excusarte tu pena, la suya disimulaba. FLIX: Hermana, no fue el fingir tu pasin honrarme en ella; pues me alegro de sabella

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    para ayudarla a sentir. Y, aunque holgarme es maravilla de lo que es propio disgusto, me alegro ya por el gusto que he de tener en sentilla. Mas, para qu me decas que los tuyos, por rodeos, no son indignos deseos, ni que en tu amor me ofendas? ANA: Aunque encubrirte pens mi amor esta pena fiera, si Elvira no la dijera, dijera la verdad yo. Mas como encubrir deseo tu pena, dije, seor, que no te ofenda mi amor, ni era indigno mi deseo. FLIX: De qu, hermana, procedi ese tirano accidente? ANA: (l aprieta bravamente; Aparte pero enmendarlo yo.) Un ruido en la calle o, estando muy descuidada, y entonces, algo turbada, a la ventana sal. Vi que estaban a la puerta mil hombres, desenvainadas para uno las espadas. (Oh, lo que un temor concierta!) Aparte En todo le pareciste al otro que all rea. Yo entonces, mortal y fra, me rend a un desmayo triste, que amenaz con mi muerte. Lo dems te ha dicho Elvira. ELVIRA: Por qu he de decir mentira, si es la verdad de esta suerte? FLIX: Y, cmo te sientes ya? ANA: Ms segura y descansada.

    Sale LZARO LZARO: Por Dios, sin topar en nada, tengo de entrarme hasta ac, porque... FLIX: Qu es la turbacin? Qu ha sucedido? LZARO: ...porque... FLIX: Di, Lzaro, lo que fue. LZARO: (l es fantasma o visin. Aparte No qued en palacio ahora?) ANA: (Todas vienen juntas hoy Aparte mis desdichas.) LZARO: (Muerto soy, Aparte si una invencin no mejora mi peligro, porque en fin quien a tal amparo viene segura la vida tiene.) Ah folln! Ah malandrn!

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    FLIX: Sosigate ya, y declara qu ha sido. LZARO: Ah un poco era, no es nada. Si esto no hiciera, presumo que reventara. Sobre el juego me encontr, porque en efecto yo juego, y, encontrado sobre el juego, vida y dinero jugu. Encontrme al encontrar con un muy bellaco encuentro; en efecto yo me encuentro... (Cielos! Dnde ir a parar?) Aparte ...con un hombre a quien doy nombre de hombrecillo, as le nombro; pues un hombre le da asombro, aunque vive a sombra de hombre. Y, viendo que siempre gano otras veces que he reido, pidime once de partido, por no reir mano y mano. Yo, que los doce mir, dije, "Armados, y en cuadrilla, de pcaros en gavilla libera nos, Domine." Saqu la que me dio ayer el prncipe--Dios le guarde!-- Al fin no la hice cobarde, pues que los hice meter a todos en un portal. Luego los iba sacando uno a uno, e iba dando su recado a cada cual. Juntos volvieron despus y dividironse en breve, doce a este lado, a ste nueve, y cara a cara los tres. Para todos me acomodo. FLIX: Pues los doce, nueve y tres son veinte y cuatro. LZARO: No ves que cuento sombras y todo? A no quebrarse la espada, cabo de ao los hiciera. FLIX: Pues, cmo la traes entera? LZARO: Entera est, y fue extremada historia. Al uno tir la daga, y cuando salt la espada, hice daga yo del pedazo que quebr. Riendo atrevido y ciego, con saa y rabia crel, de un acerado broquel saltaban chispas de fuego. Yo, cuando la lumbre vi, con gran presteza llegu, y los pedazos sold; por eso la traigo as. FLIX: Cmo tiraste la daga

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    si en la pretina la tienes? LZARO: Pues eso es fcil, si vienes a que a eso te satisfaga. A quien yo se la tir a tirrmela volvi y, vindola venir yo, a tan buena hora llegu que quiso mi buena estrella, porque todo venga junto, que, estando la vaina a punto, volviese a envainarse en ella. O, "Justicia!" en los debates y entrme corriendo ac. FLIX: (Con la turbacin est Aparte diciendo mil disparates.) ANA: Aqu vers que sta fue la pendencia que deca. FLIX: Y yo quien me pareca a Lzaro? ANA: No lo s; pero un hombre ms lucido vi en ella. FLIX: (Su seor era.) Aparte LZARO: Al fin, yo de esta manera a vuestros pies he venido. FLIX: (Sin duda es el que ri Aparte Csar y, con brevedad, por no decir la verdad, estas mentiras fingi.) Lzaro, yo voy a ver si est segura la calle.

    Vase ELVIRA: Ahora puedes hablalle. ANA: No me puedo detener en decir lo que quisiera; pero ves aqu un papel. LZARO: Y ves aqu el trueco de l, trueco que premio no espera. ANA: Dile que no deje de ir... LZARO: Sospecho que me detengo. ANA: ...donde le aviso; que tengo muchas cosas que decir; pero slo te dir que tu pendencia ha servido para un desmayo fingido, y que a propsito fue. Da a entender que tu seor estuvo en ella, que importa a mi propsito. ELVIRA: Acorta de razones.

    Sale don FLIX FLIX: No hay rumor alguno en toda la calle;

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    quieta est. LZARO: Yo no lo estoy; que a buscar a Csar voy, y no lo estar hasta hallalle. Ay de m! Si estar herido? ANA: Pues, estuvo en la pendencia? LZARO: No tengo tanta licencia; que me perdones te pido.

    Vase FLIX: Qu ms claro ha de decir que estuvo en ella? ANA: Yo estoy muy triste. FLIX: Pues salte hoy por el campo a divertir; dame este contento. ANA: El mo es tuyo. (Y con tu licencia Aparte ser en fingida pendencia verdadero el desafo.)

    Vanse. Salen LAZARO, don CSAR y don ARIAS LZARO: Pasronme grandes cosas. CSAR: Djame abrir el papel; que, en sabiendo lo que dice, sabr lo dems despus. ARIAS: En fin, cmo sucedi? LZARO: Pues que vivo vuelvo, bien. CSAR: Si el papel he de contaros, od lo que dice en l.

    Pnense a leer CSAR y ARIAS LZARO: (Que se fe mi seor Aparte de este parlern, sin ver que es quien le dijo a Alejandro la espada de palo fue! Vive Dios, que ste le vende! Que quien muere por saber lo que no le importa es slo para contarlo despus.) ARIAS: Bien escribe. CSAR: Qu bien junta casto amor con firme fe! ARIAS: Yo ms del papel alabo una queja tan corts. Hoy, en efecto, os espera en su quinta. CSAR: Para el bien fue cada instante una hora, un da cada hora fue, cada da una semana y cada semana un mes, cada mes un ao entero,

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    cada ao un siglo... LZARO: Detn! Y ste siglo de los siglos, por siempre jams. Amn. ARIAS: El prncipe! CSAR: Ya me pesa haberle visto. ARIAS: Por qu? CSAR: Porque temo que me estorbe esta ocasin. ARIAS: Temes bien.

    Sale ALEJANDRO ALEJANDRO: (Aqu est Csar, y yo, Aparte deseoso de saber en qu ha parado el estorbo de mi celoso papel, cmo le enviar de aqu?) CSAR: Danos a besar tus pies. ALEJANDRO: Qu se trata ahora? ARIAS: Nada.

    Hablan don CSAR y LZARO aparte CSAR: Si pregunta lo que es, mira, por Dios, lo que dices, no haya desmayo otra vez. ALEJANDRO: Csar, papeles quedaron por despachar desde ayer. LZARO: No lo dije yo? Mas que hay otra ocupacin? CSAR: No fue vano mi temor. ALEJANDRO: Ahora puedes mirarlos, y ven con ellos luego. CSAR: Eso s, luego al instante vendr. (Que pues t me dejas ir, Aparte en este da he de ver cmo me puede quitar la Fortuna tanto bien.)

    Vanse don CSAR y LAZARO ALEJANDRO: Deseando que se fuera estaba, para saber qu ha sucedido. ARIAS: Seor, lo que sucedi no s, aunque Flix le hall en casa. Slo s que dio el papel, y que le trajo respuesta. ALEJANDRO: Hasle ledo? ARIAS: Tambin. ALEJANDRO: Qu le escribe?

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