Tres Tristes TigresAutor: Alejandro Sievcking,Intrpretes: Shena Romn, Delfina Guimn, Jaimt

Vadell, Luis Alarcn.Direccin: Nelson Vinagra.Teatro: Tcilia.

Llegar al Teatro Taifa no es fcil. Es necesario cruzaila Avenida Bernardo O'Higgins, hacia el sur, cuanilu eflujo de atraccin, en nuestra vida ciudadana, indica quihay que cruzarla hacia el norte. Luego, hay que internarapor la pintoresca y desconcertante calle San Diego coisu comercio abigarrado de mercadera popular, llegar has

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la un "foyer" fro, inhspito, de mal gusio. Habr, adems,que bajar una estrecha escala t: instalarse en una salacuyas dimensiones, pilares y altura del escenario indicanclaramene que no fue ideada como sala de espectculo.

No es fcil ni es agradable llegar al Teatro Talia.pero la dificultad y el desagrado terminan en el momentoen que se abre la cortina y empieza la funcin teatral.En ese momento, el espectador empieza a comprenderque est integrado a un espectculo en que no slo hayel entusiasmo y el amor al teatro que caracteriza a lamayora de nuestros grupos, sino que, tambin, se encuen-tra en presencia de un conjunto de intrpretes de primeracalidad representando una obra nacional digna de ellos.

La crtica de diarios y revistas no parece haberle dadola debida importancia a Tres Tristes Tigres. Tal vez, por-que la pieza que nos ocupa no se inscribe en las corrien-tes tan en boga que, con el pretexto de un teatro "social",linda con frecuencia en el panfleto. Sieveking es un autorde talento que tiene la valenta de ser l mismo, de seguirsu propio camino, prestando odos sordos a las presiones,consejos y asesoras de un sinnmero de personas quese sienten autorizadas para indicar cmo y para qu de-ben escribir los dramaturgos chilenos.

Aparentemente, Tres Tristes Tigres es una comedialiviana y simptica. Su mrito primordial es justamenteser eso. Eso y bastante ms. Hay en la obra una explo-racin en n medio poco transitado por nuestro teatro:el "medio pelo", muy diferente de la clase media. LosIres tristes tigres slo en apariencia estn en estratosdiferentes. Los hermana la inseguridad, el sentirse rodea-dos por un medio hostil, la necesidad angustiosa de as-cender, de llegar a ser alguien, Rudy. hijo de inmigrantesyugoslavos, usa el letrero comprado junto a su negociode "Fuenzalida-Autos" para aparentar una posicin. Susequilibrios econmicos y amorosos tienden a un sloobjetivo, adquirir un lugar en el mundo, alcanzar unaestabilidad. Y lo mismo mueve a su amanuense, Tito,quien no vacila en ofrecer a Rudy, su patrn, los favoresamorosos de su hermana. Otro tanto sucede con ella,Striptisera en decadencia, que ve en la precaria posicin

de Rudy la posibilidad de detener su peregrinaje deamante en amante, de boite en boite.

Pero lo ms significativo de la pieza es la posicindel autor respecto a sus personajes. Ellos estn lejos deser un dechado de virtudes ni de cundiar, por sus actos,simpatas. Sin embargo, Sieveking los comprende y losquiere y hace trascender ese cario al pblico. No setrata, por cierto, de hacernos cmplices de su conducta,sino de mostrarnos los seres humanos que ellos son, re-velamos su miseria, no para Instigarlos, sino para com-padecerlos. Asi, Sieveking sin "moralizar", plantea unaposicin moral del mejor cuo.

En el campo formal, los acierlos son mltiples. Eldilogo tiene un fluir ntimo que adquiere, a momentos,gran calidad literaria y hoy escenas como aquella unque Amanda con sus ropas de trabajo esgrime lo quecree su mejor arma para retener al amante que se esca-pa de sus aportilladas redes que corresponden a un gro-tesco de alta categora.

Tres Tristes Tigres es una obra de aquellas que enjerga teatral se califican como "que no se paran solas".Esto es, que su construccin dramtica es tan tenue queexige necesariamente intrpretes capaces de develar elsubtextu yacente ms all del dilogo. El grupo "El Ca-bildo" pudo, con habilidad hislrinica, "parar la obiLi".La labor de conjunto es lo mejor que se nos ha ofrecidoen Santiago, dentro de un teatro ntimo, en mucho tiem-po. No obstante, cabe destacar algunas actuaciones. Esel caso de Luis Alarcn quien permanece en escena casitoda la obra con muy poco que decir. Su expresin, sinembargo, hace trascender el dramatismo de su personajeen forma que concita la admiracin.

Tambin hay que destacar la direccin de NelsonVllagra, ms an si se considera que es segn enten-demos su primer trabajo en esta calidad.

En resumen, hay que ver Tres Tristes Tigres, unaobra persona!, fina, simptica y emotiva de un aulorchileno de talento, interpretada por un conjunto de in-trpretes de primera calidad para nuestro medio.

Sergio Vodanovin

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