—No esperaba ver de nuevo esta fascinante máquina… —me dijo amablemente— y, por supuesto, tú no eres Leonardo. ¿Dónde está

mi viejo amigo?

—¡Un placer, jovencita, yo soy Carl Sagan! Me dedico a la ciencia, en especial a explorar los misterios del Cosmos.

—¡Oh! Le reconozco señor Sagan. Mi abuelo y yo hemos visto muchas veces sus documentales sobre el Cosmos. Pero ahora él ha desaparecido, justo antes de comer,

y creo que ha sido al meterse en el Huevo del Universo. ¿No sabrá por casualidad dónde puedo encontrarle?

—Para poder iniciar una búsqueda… —me explicó Carl Sagan—, primero

tienes que saber dónde estás tú.

Fíjate en todos estos puntos en el mapa. ¡Son galaxias! Y nuestro planeta está escondido

en una de ellas.

—¿Conoce a mi abuelo Leo? Me llamo Eva y lo estoy buscando.

Nueva York, 1978.

Buen desembarco, mi comandante.

Hemos llegado a nuestro destino

con el mismo programa seleccionado por el capitán:

1. NUESTRO VECINDARIO CÓSMICO

14 15

—Y el Grupo Local está situado en el Universo.

—Entonces mi abuelo...

—Él también está en algún lugar del Cosmos. Todo lo que es, lo que fue o lo que será alguna vez

se encuentra aquí. Nuestro hogar está en uno de estos puntitos, flotando en el Cosmos como

una mota de polvo en el cielo de la mañana…

—Entonces, nosotros estamos en la Tierra, que está en el Sistema Solar,

en la Vía Láctea y dentro del Grupo Local.

—Sí, y las 40 galaxias que están cerca de nuestra Vía Láctea forman lo que se llama el Grupo Local.

—Sí, Eva, y la galaxia de al lado es Andrómeda, nuestra vecina más cercana.

—¿Todos estos grupos de puntitos son galaxias?

—Aquí estamos nosotros, en uno de estos brazos de la Vía Láctea, ¿verdad? El abuelo siempre me lo explica.

Plutón fue observado por primera vez por un astrónomo estadounidense llamado Clyde Tombaugh en 1930. Enseguida se dio cuenta de que ese planeta era muy pequeño. Aquello ya despertó algunas dudas entre la comunidad cientí�ca sobre si debía ser designado o no como un planeta.

En 2006, al pobre Plutón le expulsaron de la liga planetaria, aunque el debate actual está consiguiendo que se plantee la idea de convertirlo en planeta de nuevo.

CUANDO PLUTÓN PERDIÓ SU TRONO—Lo reconozco —dije yo—, este móvil colgante es nuestro Sistema Solar. Alrededor

del Sol se encuentran Mercurio, Venus, la Tierra, Marte, Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno. También se halla uno de los muchos planetas enanos, Plutón.

—Bravo, Eva, veo que Leonardo te ha enseñado muy bien… ¿Y también te

contó que este móvil, en el que se ven los ocho planetas, es un engaño?

»Pero nuestro pequeño Sistema Solar no tiene relevancia alguna… —me contó Carl Sagan señalando el mapa estelar—. El Sol es solo una de las más de 300.000 millones de estrellas que hay en nuestra galaxia: la Vía Láctea.

—Si la bolita que representa la Tierra fuese del tamaño de un guisante, Júpiter estaría a 300 metros de distancia, unos tres campos de fútbol, uno detrás de otro. Y Plutón

habría que colocarlo a 2 kilómetros y medio, y sería del tamaño de una bacteria. Sería tan pequeño que no se podría ver.

—No comprendo…

«La Tierra es el único mundo que conocemos que alberga vida. No hay

ningún otro lugar, al menos en un futuro próximo, al cual nuestra especie

pudiera migrar. La Tierra es donde tenemos que quedarnos.

Eso, para mí, subraya nuestra responsabilidad de tratarnos los unos a

los otros de forma más amable y compasiva, y de cuidar y querer este

punto azul pálido, el único hogar que jamás hemos conocido»*.

Pero para nosotros es diferente. Observa ese puntito. Eso es aquí. Eso es nuestra casa. Eso somos

nosotros. Todas las personas a las que has amado, conocido, de las que alguna vez oíste hablar,

todos los seres humanos que han existido, han vivido en él. Cada cazador y recolector, cada héroe

y cobarde, cada creador y destructor de civilizaciones, cada rey y campesino, cada joven pareja

enamorada, cada madre, padre y abuelo, cada niño esperanzado, cada inventor y explorador, cada

profesor de moral, cada político corrupto, cada «superestrella», cada «líder supremo», cada santo

y pecador de la historia de nuestra especie ha vivido ahí.

—Desde este lejano punto de vista, ese pequeño puntito,

la Tierra, puede no parecer muy interesante.

(*) Extracto del discurso original de Carl Sagan titulado «Pale Blue Dot».

19

—¡Un momento, Eva! La última vez que tu abuelo me visitó, se le cayó aquí una pieza de su máquina… ¡Aquí está!

De repente, me sentí muy desanimada. ¿Cómo iba a encontrar a mi abuelo Leo entre tanta gente?

—¡Genial! Quizá encuentre a mi abuelo en Alejandría. ¡Muchas gracias, señor Sagan! Ha sido atómico conocerle.

—Bueno, quizá tenga una buena pista… —dijo Sagan con los ojos brillantes—. Leonardo me

preguntó adónde iría yo si pudiese viajar a cualquier sitio y momento. ¡Le dije que a la antigua

Biblioteca de Alejandría! Allí vivió, hace 2.200 años, un científico llamado Eratóstenes, que dirigía

la biblioteca. A lo mejor, él puede decirte dónde está tu abuelo. Yo te ayudaré a programar…

¿Cómo has dicho que se llama ese chisme? ¿El Huevo?

—Ahora estoy más perdida que antes. No sé por dónde empezar a buscarle…