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revista de literatura y arte mayo 2016 N o 01

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revista de literatura y arte

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el oficio · mayo 20162 3mayo 2016 · el oficio

Sucede que nos mudamos. Había que subir hasta el piso cuatro, pero lo hacíamos corriendo. Al principio, la embriaguez de la independencia provocó enemistades

entre algunos vecinos. Ahora, subo los escalones con la vista apagada y saludo a dos señoras muy mayores que me miran de reojo.

Me alegra llegar, pero sé lo que me espera y voy despacio. Al abrir la puerta, una publicista grita: ¡llegó el jefe!, y saludo a los amigos. Algunos amigos que ahora son jefes de redacción, editoras, la productora general, publicistas. La jefa me trae café. Yo soy el jefe, pero la jefa es mi mujer. Y es tan inteligente mi mujer, que me deja ser el jefe. Pongo cara de serio, pero nadie lo nota. Estoy seguro que mi cara de imbécil se parece mucho a la de serio. Las publicistas se van a la terraza y prometen no hacer ruido. Me siento a la mesa y comienzo el Consejo de Redacción.

Hemos madurado muchísimo desde hace un año, cuando bebíamos más de lo que hablábamos. Ahora ni bebemos, ni hablamos, discutimos. Nos ladramos y mal-decimos. Uno que se levanta enfadado, agarra sus cosas y se va. Otro que lo intenta y antes de llegar a la puerta se calma y se vuelve a sentar. Cuando alguien se va, pierde el derecho de opinar o exigir en el Consejo de Redacción. La jefa dice algo y me mira enseguida. Siempre esperan mi aprobación, siempre tengo la última pala-bra. A veces ni sé de qué están hablando. Cada uno de ellos se especializa en velar por sus intereses, y yo siempre luzco desinteresado. Al final decido y hay caras largas y caras satisfechas. Ímpetu por un lado y decepción por el otro. Los vencedores se vanaglorian y los perdedores piensan: ¿quién habrá puesto a este imbécil de jefe?

Se van mis odiosos amigos, entran las publicistas y me relajo un poco. Son de-masiadas y muy pocas trabajan, pero vienen a despejar de su día a día en las reunio-nes. Entre chismes y comentarios que hubiese preferido no escuchar, alguna me da la buena noticia de un esponsor, otra me dice que la galería que nos iba a prestar su espacio para la presentación del siguiente número ha cerrado por reparaciones. Tengo una docena de mujeres, todas “buenas”, intentando sacarme una sonrisa, pe-ro no puedo. Ni siquiera la jefa, que es la única que me hace reír, puede últimamente con mi humor.

Soy el imbécil que le puso nombre a las noches de amor, al ron barato, a la amis-tad y a las caminatas que poníamos como pretextos para pasar más tiempo juntos. Soy el que muere en cada Consejo de Redacción y se aburre con las publicistas. Así todos los días. Algunos le llaman rutina, nosotros le llamamos: El Oficio. Somos todo aquello que, por lo menos, quisimos ser. Tengo todo lo que siempre soñé.

No01

D. M. GarcíaDirector General

revista de literatura y arte

mayo2016No01

Portada: Abdel de la Campa Escaig

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Dirección General: D. M. García

Dirección Ejecutiva: Karla G. Castro

Producción General:Mónica Sera Luaces

Consejo Editorial:Karla G. Castro

D. M. GarcíaMónica Sera Luaces

Consejo de Redacción: Katherine Bisquet

Adrián de la Campa EscaigMaría Carla Gárciga

Yolaida Duharte LópezClaudia Edith G. PosadaLaura Lays Hernández

Armando Navarro RojasManuel Hernández

Jorge PeréJorge Sánchez

Mónica Sera Luaces

Edición: Lisandra Castro

Laura Lays HernándezMónica Sera Luaces

Fotografía: Yadira Calzadilla Riveira

Nestor Martí

Relaciones Públicas: Rossana Bouza Fajardo

Dayneris BritoLesly Fonseca

Gabriela Román González

Diseño: Abdel de la Campa Escaig

diseño

Thalía Díaz Vieta Diseño industrial en Centro de Desarrollo de las Artes Visuales: miradas actuales y buenas intenciones

Claudio SotolongoEl eterno retorno de Clara Porseten Factoría Habana

Adrián de la Campa Escaig Notas para el debate

teatro

Claudia Edith G. PosadaEl vacío de Mayo Teatral

María Carla GárcigaTeatro La Candelaria: Cada obra es un dolor,pero también un placer

poesía

Cristian Avecillas· Del lenguaje al conocimiento

Fernando Vargas Valencia · Bravata para el río Cauca · Escombrera

Freddy Ayala Plazarte · Memoria en re· Memoria en sol

Alejandra Ferrer Cairo XX Festival Internacional de Poesía de La Habana

cuento

D. M. García C_ic_ ari_ o

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literatura

Jorge Peré Cruces: Notas sobre traducción, tradición y parricidio en la literatura latinoamericana

Alejandro Amaro Seguí La última novela de Piglia: su diario

arte

Jorge Sánchez Empinando bajito: Yomer Montejo

Abel González Fernández ¿Existe una movida en Cuba o, más bien, en La Habana?

proyecto cultural

Yolaida Duharte LópezTrovadores y Punto

música

Mónica Sera LuacesLatinoamérica en la Feria InternacionalCubadisco 2016

cine

Armando Navarro Rojas Mi madre, el profesor, un realizador y yo

a ver que sale

Manuel Hernández · El Negativo· Amor pi-ei

La revista El Oficio aparece mensualmente.

Los géneros considerados son: literatura, artes escénicas, artes visuales, cine, diseño, pueden considerarse ensayos de corte social siempre y cuando sea evidente su peso o trascendencia en la cultura textos narrativos en prosa o verso, obras de teatro o guiones cinematográficos. También se pueden considerar obras plásticas en formato digital.

El contenido de los textos publicados es responsabilidad de sus autores. Las opiniones de los editores de la revista solo serán discutidas con el autor en caso de publicación.

Ilustración: acescaig

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el oficio · mayo 20166 7mayo 2016 · el oficio

Borges observa que cada escritor es-coge a sus padres literarios, y de esta relación genealógica se construyen los linajes que sostienen la tradición; esto, más allá de las modas literarias, las tendencias de época, la geopolíti-

ca y el lenguaje nativo. Ahora, pese a la condición transnacional de la literatura, no podemos des-atender lo que parece una limitación evidente: las condiciones irregulares en que se produce la recepción de los textos matrices por parte de los autores, sometidos, en muchos casos, a lidiar con traducciones.

En este sentido, Ricardo Piglia arriesga la posibilidad de construir una historia de las traducciones, con tal de arribar a un espacio de exé-gesis literaria que tenga por objeto los efectos de estilo y escritura que provocan los textos traducidos en las literaturas nacionales. Tal empresa descubriría el en-gaño de entrever en un au-tor traducido, sacado de su marco lingüístico y cultural, la influencia de otros auto-res, emergidos en una len-gua distinta. De modo que la paternidad dentro de la escritura, según la enten-demos hoy, sería una forma de adulterio, un acto de in-seminación que propicia el traductor.

Harold Bloom procura adentrarse en la historia lite-raria sustentando que aque-lla se manifiesta como una sucesión de continuidades y

rupturas. Según se lee en The Anxiety of Influence: A Theory of Poetry (1973) –texto que, en mi caso, también constituye una fuente traducida–, las relaciones literarias se encuentran reguladas por una especie de síndrome de Edipo, que establece el agon entre un autor y sus predecesores litera-rios. Dentro de una tradición, al decir de Bloom, los hijos propenden a conquistar su autonomía a costa de asesinar a los padres, lo cual establece que cada libro escrito intenta ser la reprobación de un libro anterior. Bloom también arguye los ardides empleados por los escritores para ocultar su complicidad y veneración hacia los autores ca-

nónicos, centrales dentro de la lógica evolución de una cultura literaria. La estrategia más común es aquella que describe una relación desviada, terciaria, con el origen. Así pues, se verifica que la mayoría de los autores escogen evadirse de la an-gustia que supone hacer explícita la identidad del padre legítimo, y en cambio, terminan achacando su escritura a la azarosa existencia de algún tío tarambana.

El propio Ricardo Piglia no vacila en confesar la huella de Macedonio Fernández y Roberto Arlt en su escritura, dos autores que, como sabemos, a nivel estilístico, son raras avis dentro de la tra-dición argentina. Sin embargo, en más de una forma se revela que para Piglia, Borges es el pa-triarca absoluto, la sombra que inocula todo per-petuamente, el centro indiscutible que demarca dos extremos opuestos en su ubicación temporal dentro de la literatura nacional: el colonial, enten-dido como el momento en que se da el paulatino proceso de escalada hacia la modernidad intelec-tual argentina, y el moderno, en tanto reacción estética e intelectual propia de una dinámica transnacional ya establecida en el continente. Tal vez por ello, y en un muy necesario acto de desco-lonización literaria, el autor de Respiración artifi-cial (1980), en sus páginas críticas y charlas litera-rias, pondera una trama de escritores adyacentes, desatendidos por los especialistas y los lectores, hechizados como están por la alquimia borgeana. El factor Borges. El efecto Borges.

Un Roberto Bolaño, en plena efervescencia literaria, neutraliza los asedios de la prensa es-pañola citando, siempre que puede, entre sus paradigmas a dos poetas chilenos: Enrique Lihn y Nicanor Parra. En cuanto a la narrativa dispensa su admiración hacia Ernesto Sábato, Rodrigo Fre-sán, Enrique Vila-Matas, Javier Marías –sobre este último dijo: “La novela que marca el comienzo de nuestra generación, los tonos y las preocupacio-nes estéticas que nos definen, es Los dominios del lobo,”– y el ya mítico escritor argentino, procesa-do por cargos políticos y sometido a censura, An-tonio di Benedetto; todos ellos, autores que ha-brían de convertirse en una ruta de lectura muy puntual para los escritores vinculados a esos fe-nómenos finiseculares dentro del continente que fueron McOndo y el Crack.

Es curiosa la manera en que Bolaño condice que Borges fue para él una lectura de cabecera. El chileno, refiere en alguna entrevista cómo a su lle-gada a España adquirió la Poesía Completa de Bor-

ges, como el primer libro de su recién inaugurado estante. Resulta evidente que tanto en Bolaño co-mo en Piglia, se descubre la presencia de Borges como un padre inalienable, si no en la escritura, al menos en las maneras de conjeturar los destinos de la literatura. Ambos escritores reinventan de manera tácita el mito borgeano, proponiendo un sistema de textos que gravitan en su órbita, repe-liéndolo o sustentándolo en tanto patriarca.

Jorge Luis Borges, a su vez, se empecinaba en mirar con recelo a sus padres, y no perdía opor-tunidad para desviar con argucias sus referentes literarios. Borges procura sustraerse de cualquier idilio con la modernidad literaria del continente –que por mo-mentos tildaba de esnob–, si bien deja constancia oral y escrita de su particular ad-miración hacia Leopoldo Lugones y Alfonso Reyes. En cambio, sorprende la mane-ra en que Borges sustenta en sus escritos, al punto de la mitificación, la persona-lidad exigente y los valores intelectuales del inmigrado europeo Paul Groussac.

Radicado en Argentina desde los dieciocho años, Groussac se hizo confidente y preceptor de la intelectua-lidad en ese país. No pocos distinguen el rigor y la pro-fundidad crítica que reviste la obra del francés, quien en menos de cuatro años, según comenta el ensayis-ta José Bianco, aprendió las señas del español y no tardó en dictar sus juicios sobre la cultura y los intelectuales rioplatenses. Así lo retrató Bianco:

El maestro de la juventud argentina, en cuanto a esta tiene de serio y de calificado; quien, lejos de adularla con vanas palabras, no le ocultó la inquietud que le inspiraba su destino y supo proyectar el camino de la meditación, de la probidad intelectual y del buen gusto, no fue un argentino sino un francés.1

En las palabras de Bianco se adivina lo que quizás conmovió también a Borges. Sin embargo, es preciso distinguir la espontánea honestidad de Bianco, de la soberbia de Borges. Nada más

Cruces: notas sobre traducción, tradición y parricidio en la literatura latinoamericana

Jorge Peré

la mayoría de los autores escogen evadirse de la angustia que supone hacer explícita la identidad del padre legítimo, y en cambio, terminan achacando su escritura a la azarosa existencia de algún tío tarambana

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el oficio · mayo 20168

conveniente para el ciego que endilgar su escritura a un linaje de ascendencia europea. De hecho, Bor-ges todo el tiempo procuró exaltar esa vanguardia que José Emilio Pacheco definió en su anclaje a los modelos europeos. Si se le interroga-ba acerca de sus preferen-cias literarias y esas lecturas de cabecera que tiene todo autor, parco e inconmovi-ble, acusaba una pléyade de autores europeos –ingleses en su mayoría–, que confor-man, no en todos los casos, una franja si se quiere an-ticanónica, menor: Steven-son, De Quincey, Mauthner, Shaw, Chesterton, Dickens, por un lado; Léon Bloy, Rud-

yard Kipling, Gotthold Ephraim Lessing y el oscu-ro Arthur Schopenhauer, por el otro. Esa impostu-ra, que en Borges es inherente al carácter, puede sopesarla el lector, con mayor lujo de detalles en

Resulta evidente que tanto en Bolaño como

en Piglia, se descubre la presencia de Borges como

un padre inalienable, si no en la escritura, al

menos en las maneras de conjeturar los destinos de

la literatura

Sentimientos complejos sobre Borges (1998), el me-jor ensayo que he leído jamás en torno al autor, rubricado por Noé Jitrik.

Podemos entender la estrategia de Borges si advertimos que fingía estar desentendido del linaje fuerte, con tal de patentizar en su escritu-ra un caso excepcional de influencia literaria. En alguna ocasión hasta llegó a confesar su desin-terés por la novela –donde trascienden varios de los mitos literarios modernos como Joyce, Proust, Kafka y Mann– afirmando que de todos los géne-ros era el menos frecuente, por no decir el más ignorado, en sus lecturas.

Esto me hace pensar en una manera de ex-cusar su pereza, puesto que además de no leer novelas, tampoco escribió ninguna. Lo anterior encuentra otra explicación para Ricardo Piglia, y es que Borges, en tanto escritor anti-burgués, desdeñaba del género más legítimamente liga-do a la burguesía. Piglia se va un poco más allá, y buscando calzar una posible postura ideológica, concluye con una idea descabellada para muchos críticos, que postula a Borges como un escritor anticapitalista.

Por otro lado, sorprende cómo se da en Bor-ges la devaluación de Shakespeare frente al resto de los poetas ingleses, cuya influencia jamás se empecinó en ocultar. Sobre Goethe denigró el Fausto en virtud de un libro marginal como las Elegías romanas. En cuanto a Cervantes tuvo dos posturas, que alternaba frecuentemente: una de subyugación frente a Quevedo, y otra en la que el espíritu cervantino termina imponiéndose en su juicio. Se impone una anécdota en este sentido, que un poco condensa todo lo dicho hasta ahora, descrita por Piglia con perfecta ironía. El encuen-tro de Borges, nos dice Piglia, con El Quijote, se produce primero en la lengua inglesa. Posterior-mente, cuando llega a sus manos una edición cas-tellana, confiesa tras releerla que le había pareci-do una muy mala traducción. Sin dudas, el colmo del cinismo y el delirio borgeano.

1 Bianco, José: Diarios de escritores y otros ensayos, Ed. Casa de las Américas, La Habana, 2006.

Los jefes (1959) fue el primer libro publicado por Mario Vargas Llosa, con el cual obtuvo su primer reconocimiento literario, el Premio Leopoldo Alas. Por el contrario, cuando escribió Los cachorros (1967), el escritor peruano ya era dueño de todas sus facultades narrativas, razón por la cual el mundo al que da vida es un muestrario de la diversidad de las pasiones personales y colectivas. A través de los adolescentes protagonistas de las dos obras, Vargas Llosa reflexiona sobre la tiranía y la violencia que marcan una sociedad en la que es preciso demostrar cada día que no se defraudan las expectativas de los demás. Los relatos contenidos en este libro, Impactantes y sobrecogedores, nos acercan el estilo inconfundible de uno de los más grandes autores de la literatura hispanoamericana.

Inspirado en el artífice de la nacionalidad paraguaya, José Gaspar Rodríguez de Francia, uno de los personajes más injustamente controvertidos de nuestra historia, Yo el Supremo es el ajuste de cuentas con los escarnecedores de todas las épocas del pueblo paraguayo –lo que equivale a decir, de los pueblos de nuestra América– , a la vez que un monumental proyecto felizmente concretado de tomar el devenir y el ser paraguayos –lo que también equivale a decir, latinoamericanos– como materia prima para fundirlos en una obra maestra de la literatura universal. Trasmutando tiempos y espacios, superponiendo hechos reales o ficticios, mirando la flexibilidad del castellano con la rigidez del guaraní, dando curso al subconsciente colectivo de su pueblo, Roa Bastos pone en manos del lector este texto, alentando por un sostenido y revelador soplo vital que le confiere a todo el discurso narrativo una constante actualidad.

Los jefes/ Los cachorros

YO EL SUPREMO AUGUSTO ROA BASTOS

Mario Vargas Llosa

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el oficio · mayo 201610 11mayo 2016 · el oficio

De todos los mitos que Ricardo Pi-glia ha cultivado sobre sí mismo, el más grande es el del diario que escribe desde muy joven. Muchos críticos han puesto en duda su verdadera existencia, pues conocen cómo a Piglia le gusta inventar historias. Sin embargo, esta vez dijo la verdad.

En 2013 fue diagnosticado con ELA, una enferme-dad degenerativa neuromuscular, y desde enton-ces se ha ocupado de editar sus diarios a modo de testamento literario. El primer tomo fue publi-cado en 2015, y los dos siguientes están previstos para los próximos dos años.

Según sus propias declaraciones, su diario es el fruto de la escritura de toda una vida, y las obras publicadas hasta ahora no son más que prólogos para esa gran obra maestra. “Siempre digo que voy a publicar tres o cuatro nove-las en mi vida para justifi-car la publicación de ese diario que se ha conver-tido en el centro de mi escritura. Me convertí en escritor, se podría decir, para justificar un diario”. 1

Antes de comen-zar la lectura de esta novela, hay un concep-to básico en la poética de Piglia que se debe resaltar: la autonomía de la ficción. Le robo la siguiente frase a Juan José Saer que lo explica perfecta-mente: “la ficción no solicita ser creída en tanto que verdad, sino en tanto que ficción”. La forma del libro es un diario, pero hay que leerlo como una novela. “Por lo demás, yo me inventaba una vida, hacía ficción y ese diario era una especie de novela: nada de lo que está escrito ahí sucedió de esa manera”.2

En las versiones anteriores que ha ido mos-trando como adelantos en diversas lecturas y en su obra Prisión Perpetua (1988), hay una importan-te diferencia. En aquellas, la voz narradora –como corresponde al género autobiográfico– está en primera persona, estilo que siempre le aporta a la obra la verosimilitud necesaria. En cambio, en este tomo publicado se intercala un narrador in-nombrado con la voz de Renzi. Similar a Los siete locos y a Los lanzallamas, el libro se presenta por una persona que conversa con Renzi –en la posi-ción de Endorsain– y va recogiendo sus anécdo-tas, intercaladas con extensos fragmentos de los “verdaderos” diarios de Emilio. Aunque pueda ser sorpresivo el cambio, en realidad Piglia ya venía anunciando esa forma definitiva:

Mi historia como si fuera la de otro. El diario, sin duda, es un género cómico. Uno se convierte automáticamente en un clown. Un tipo que escribe su vida día tras

La última novela

de Piglia: su diario

Alejandro Amaro Seguí

día es algo bastante ridículo. Es imposible tomarse en serio. La memoria sirve para ol-

vidar, como todo el mundo sabe, y un diario es una máquina

de dejar huellas. 3

En resumen, el diario es un collage donde el

autor mezcla sin dis-tinción elementos de su vida como escritor –al igual que lo hace en los cuentos de La invasión o en Jau-lario–, y un sinnú-

mero de otros rela-tos inventados para

enriquecer esta vida “donde lucha contra

el vacío total, la falta de acontecimientos”. 4 La utilización de sucesos

reales en sus anteriores ficciones, más las declaraciones que demuestran la

gran falacia de este género, y la toma de distancia ante su propia vida –atribuyéndosela a su alter ego Renzi–, le recuerda al lector que la literatura no existe para representar ni registrar la vida, sino para narrarla sin que haya que creer en ella, pues su magia no radica en su verificabilidad, sino en su poder sobre nuestra realidad.

Fotos: tomadas de Internet

1 Piglia, Ricardo: Crítica y ficción, p. 51.2 Saer, Juan José: El concepto de ficción, versión digital.3 Piglia, Ricardo: Op. cit, p. 80.4 : Op. cit, p. 91.

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el oficio · mayo 201612 13mayo 2016 · el oficio

Por lo general, se habla del arte como una ma-nera de crear símbolos, imágenes. El trabajo del artista pudiera enten-

derse similar al de buzos que rastrean joyas en las gargantas del mar. ¿Pero qué pasa cuando la obra es más cercana a la la-bor del científico que indaga y profundiza sobre su objeto de estudio? Yomer Montejo es un artista que no le teme a romper el velo del retrato. Su obra par-te de la radiografía como técni-ca básica para voltearle la piel a las cosas, para mostrar los en-granajes de un mundo del que solo percibimos su superficie.

Resulta tentativo diagra-mar los objetos por dentro para obtener una obra de arte provocativa. Esto lo vemos a diario. Pero retratar lo insólito, si bien puede atraer, rara vez sobrepasa lo anecdótico. Para Yomer su trabajo debe recom-poner, construir una imagen alterando los signos de otras. Sus piezas muestran cuerpos y utensilios radiografiados en composiciones bizarras, a la vez que sugestivas. Algunas, quizá las más intere-santes, fabrican un universo surreal, otras aluden a dichos y refranes populares.

Las obras que trabajan la línea surreal reme-moran el precepto existencialista sobre nuestra responsabilidad ante el mundo, nos sugieren que no somos simples repetidores de consignas, sino sus artífices. En dichas obras radiográficas, Mon-tejo superpone diferentes símbolos para crear capas de significación adulteradas. Ellas ofrecen la posibilidad al público de redefinir cómo proce-samos los signos que nos rodean. La guía de su trabajo es la astucia y la perspicacia, una combi-nación que rara vez falla.

Más que revelador de un orden oculto, Yomer es un bricoleur, parte de una nueva generación de fotógrafos que apuestan por la obra conceptual. Su finalidad es violentarnos. Tal vez, por ello, su trabajo incomoda a la vez que intriga. Yo

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La guía de su trabajo es la astucia y la perspicacia, una combinación que rara vez falla.

1“La movida se mueve”. Como sentencia en sí

misma lo anterior es una perogrullada y también un slogan. Si ustedes son como yo, supongo que no les gustarán las perogrulladas ni los eslogans, y mucho menos quedar un poco insultados por una afirmación tan evidente. Pero el sentido inmediato de esta frase no es más que el hecho de que las verdades más obvias, ubicuas e importantes, son a menudo las que pasan desapercibidas o las que cues-tan más trabajo entender.

¿Qué puede significar el “movimiento” para los artistas jóvenes cubanos? ¿Es el “cora-zón eléctrico” de los futuristas? ¿Son las idas y venidas de Hugo Ball y Tristan Tzara por el Caba-ret Voltaire? ¿Es el Museo Nacional de Bellas Artes o La Bienal de La Habana? ¿Es el meneo de una mulata bailando reguetón? ¿Es una tradición cosmopolita que desplaza todo el tiempo a la periferia, o lo con-trario? ¿Es el arte provincial? ¿Es un bar mierdero del puerto, o el O´Reilly 304? ¿Acaso tiene que ver con los almendrones de Rápido y Furioso, con la visita del presidente Obama, o con los dólares? ¿Es un coche bomba? ¿Posee alguna relación con las iniciativas comerciales, con los emprendedores y las galerías privadas? ¿Es el Congreso del Partido (PCC)? ¿Es lo que se expone en Galería Habana o en la Acacia? ¿Son los fragmentos de una mina antipersonal des-perdigados por los sitios web sobre arte cubano? ¿Es la Asamblea Nacional o la Galleria Continua? ¿Es un curador, dos o tres de ellos? ¿Son los jóvenes ar-tistas? ¿Es Mick Jagger o Usain Bolt?

Tengo un gusto desmesurado por hacer pregun-tas, pero me atrevo a esbozar una respuesta: es un chirrido –ensordecedor y mudo al mismo tiempo– para los oídos tristones de la institución, es un virus con tendencia a la “reproductibilidad técnica”.

2Vista desde arriba, “la movida” traza una carto-

grafía caótica, es decir, inquieta. Se asemeja a una mancha desparramada en el esmoquin de la ciudad. Pasado cierto tiempo, la mancha sustituye al esmo-quin. ¿Se convertirá en esmoquin la mancha?

Ya que estamos hablando de manchas, esmo-quin y “movidas”, recuerdo una película de Guy Rit-chie cuyo título me encanta: Lock, Stock and Two Smoking Barrels. Aquí la relación entre el término en inglés smoking –el humo, la mancha– y el término

del español “esmoquin”, siempre me ha parecido cla-ra y evidente. Faltan los barrels: cañones humeantes vestidos de smoking. ¿Es acaso “la movida” un arma?

3Cuando supe de Otro puto estudio –Leandro

Feal, Hamlet Lavastida, Renier Quer (Requer), Eze-quiel Suárez, José Manuel Me-sías, Julio César Llópiz y Reynier Leyva Novo– volví a pensar en una de esas obvias, ubicuas y olvidadas verdades: La misma experiencia exacta quiere decir cosas completamente distintas para dos personas diferentes. Vivimos en el mismo país y te-nemos una muda de ropa para cada día de la semana. Nuestra manera de narrar es distinta,

aunque vemos hechos semejantes. Existe una poé-tica de la cara A y una poética de la cara B, como en las viejas cintas cassette de audio.

“Otro” es la expresión que marca la diferencia con el resto; “puto” también, pero además es osada y bizarra; “estudio” es la huella de un modismo tren-ding habanero, de un comodín espacial –obtienes tu propio sitio y te ahorras la galería. En los estudios más empresariales se puede llegar a escuchar músi-ca pop corporativa.

Vuelvo a las preguntas que usted debe hacerse para acercarse a estos artistas:

¿Qué relación existe entre la abstracción geomé-trica y un imagotipo para una asamblea de ministros soviéticos? ¿Cuánto hay de diseño en la política y cuánto de política en el diseño? ¿Existe una relación extraña entre la fuerza del slogan y las dictaduras? ¿Cuánto de psicodelia y borrachera hay en los revo-lucionarios? ¿Puede ser cuantificado el enigma en una pintura de Ezequiel Suárez? ¿Se pueden escribir las palabras “razón” y “misterio” una al lado de la otra sin que estallen? ¿Hay un “arte cubano”? ¿Vivimos en un país poscomunista donde la fotografía simultá-neamente puede ser glamurosa, intelectual y triste? ¿Los policías se ríen?

A pocos pasos de la exposición en La Habana de las fotos de Karl Lagerfeld solo nos queda retomar un cuestionamiento: ¿Existe una movida en Cuba o, más bien, en La Habana? La respuesta está cifra-da en las preguntas –como cierto tipo de sabiduría oriental. Será que Otro puto estudio es una de ellas. Va colonizando algunos espacios: “La movida, como es lógico, se mueve”.

¿Existe una movida en Cuba o, más bien, en La Habana?

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el oficio · mayo 201614 15mayo 2016 · el oficio

Mi madre acaba de partir para Nuevitas. Aprove-chó la semana de la Victoria y vino a visitarme a “la capital de todos los cubanos”, como siempre dice ella para referirse a La Habana. Supuestamente este hubiera sido su primer viaje, según sus vatici-nios al comenzar mi carrera universitaria. “Para ir a la Habana, tengo que estar preparada económica y textilmente; así que para cuando estés en cuar-to año espero poder visitarte”. Resulta que para la fecha me ha visitado cinco veces, las cosas han salido mejor de lo que esperábamos. No obstan-te, este sexto viaje guarda para sí, el hecho de la primera visita de mi mamá al cine Yara. El mismo día de su partida, en horas de la tarde, acudimos a ver Esteban, de Jonal Cosculluela. A la salida se secaba las lágrimas, quizás porque vio nuestra historia de vida un tanto reflejada en la película, a pesar de ser ella una empleada a diferencia de la madre del protagonista. Una vez en casa y pasada la euforia, mientras yo preparaba café, ella y mi suegra, quien nos acompañó, debatían en actitud semejante a la de Eloísa, personaje en El elefante y la bicicleta (1994), sobre la película.

Madre: Está triste esa película, pobrecito el niño, aunque hay casos peores donde los padres no entienden e incluso hasta le pegan a los niños para que trabajen.

Suegra: Además, los trabajos y las preocupa-ciones de la madre: que si el niño tiene zapatos, que si hay comida, que si le pegaron una multa…

Madre: Tú sabes que no me gusta que cada vez que ponen a alguien en una situación así, en las películas cubanas, siempre es alguien margi-nal o que no tiene trabajo. La realidad es otra, yo trabajo… Juegan con la realidad pero no la mues-tran tal cual, con toda su crudeza.

Suegra: Eso es porque lo que quieren es que la gente se lleve la moraleja.

Ya está el café y la conversación coge otro rumbo.

En mi última clase de cine el profesor plantea-ba que el movimiento del cine cubano fue desa-pareciendo paulatinamente hacia finales del siglo XX. El ICAIC sigue produciendo pero no cuenta con un grupo de directores, un movimiento que responda a ideales u objetivos comunes, más allá de hacer filmes. De igual forma, también desde finales del siglo XX, existe una producción alter-nativa, “sumergida”, independiente a los canales de la oficialidad y con mejor fortuna que aquel

grupo de PM (1961) en tanto cuenta –a pesar de la crítica contenida en los materiales– con la exhi-bición y distribución por parte del ICAIC. En todo

RECEPTOR CRÍTICOreceptorcriticoblog.wordpress.com

caso, y esto es una objeción que en su momento le realizara al profesor, existe una vocación hacia la crítica social, a la cual él respondió: no es sufi-ciente, ¿de qué van hablar, de la Conchinchina?

Parafraseando al teórico de la cultura Daniel Bell en su texto “Las contradicciones culturales del capitalismo”, podría ilustrar esta situación: el número de proscritos es superior y la cultura de la mayoría no posee la suficiente calidad como para enfrentar a la minoría. Los proscritos han logrado que la cultura dominante comparta los mecanis-mos creados para ella: galerías, editoriales, tea-tros, cines y otros.

Al día siguiente de la última clase de cine cu-bano y por lo tanto, intentando acomodar aún las ideas en mi cabeza, me encuentro con una entrevista realizada por Amaury Pérez al realiza-dor e investigador cubano Jorge Luis Sánchez (El Benny, 2006; Cuba Libre, 2015). En esta entrevista, Sánchez, reprochaba a los críticos impresionistas, como los cataloga Juan Antonio García Borrero, el hecho de pedirle obras maestras a los cineastas cubanos actuales: la filmación de la segunda Me-morias del subdesarrollo o la cuarta Lucía. Alegaba que no todo tiene, ni debe ser cine experimental. En este rubro comparto la opinión de Sánchez, soy partícipe de que a la cinematografía cubana contemporánea debe preocuparle tanto como crear una obra de arte, realizar un buen producto

industrial. ¿Y, acaso Este-ban lo es? Lo intenta, y sin lugar a dudas es su mayor virtud.

Un niño de estrato social pobre, mientras vende productos de aseo para ayudar a su mamá a soportar la carga de su accidentada existencia, se encuentra con un er-mitaño profesor de piano. Del fortuito encuentro emana una posibilidad de ascensión espiritual y superación social, dado el talento musical, innato, del infante. Esteban, me-

lodrama de corte social, pretende erigirse como una película crítica de la escena cubana. En tal sentido, no alcanza su cometido debido a la des-

medida presentación de conflictos sociales –tales como el desempleo, la marginalidad, las desigual-dades sociales, la desvalorización de los profesio-nales, el alcoholismo– que no logran empalmarse con la trama del pequeño Esteban, presentados en bloque, sin una coherente articulación.

La actuación del niño Reynaldo Guanche co-mo Esteban, estuvo a la altura de un Manuel Porto (Hugo, profesor de piano) o Yuliet Cruz (Mi-riam, madre). Pero este desdoblamiento no es aprovechado al máximo; la visión de la realidad cubana desde la subjeti-vidad del infante es sub-valorada, solo se cuenta con ella en escasos mo-mentos y en ocasiones, de manera superficial y arquetípica, como cuan-do repite el modelo de relación príncipe–mendi-go, ya tantas veces usado en los últimos tiempos para criticar la sociedad a través del cine .

Como ya mencioné, se trata de una ópera prima, sintagma que en las críticas cinematográficas siempre viene acompa-ñado de los errores comunes de este género. No vale la pena enumerar cuáles son estos errores, más bien declarar cuál es la finalidad en un pri-mer largometraje para un realizador, donde ante todo, debe demostrar su capacidad para dirigir y concretar un proyecto cinematográfico. Una vez probadas dichas capacidades ante la industria, comienzan los riesgos, las marcas autorales y ar-tísticas que pueden, en potencia, estar presentes en la obra primogénita. Jamás Fernando Pérez hubiese sido el director que es hoy si hubiese filmado primero Madagascar (1994) y después Clandestinos (1988) o Hello Hemingway (1990). Está valoración responde a los directores que tra-bajan para emporios industriales como el ICAIC, no tiene que ser así para los realizadores indepen-dientes, aunque en mi opinión, es una estrategia válida para todos.

Mi madre, el profesor,

un realizador y yo

a la cinematografía cubana contemporánea debe preocuparle tanto como crear una obra de arte, realizar un buen producto industrial

el movimiento del cine cubano fue desapareciendo paulatinamente hacia finales del

siglo XX

Armando Navarro Rojas

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el oficio · mayo 201616 17mayo 2016 · el oficio

Cada vez el diseño permea un cú-mulo mayor de aristas de la vida. La restrictiva escisión entre los

recursos expresivos del arte y los del diseño se encuentra en creciente des-mejoramiento dada su contaminación bilateral, aún en un espacio macro de incidencia. En ello influye, sin lugar a dudas, el tan de moda fenómeno de la interdisciplinariedad y el coqueteo osado con aquellos elementos que en apariencia, y recalco, solo en aparien-cia, son distintivos y categóricos de un campo u otro. Dicho esto, pretendo esbozar algunas impresiones que me mereció una muestra colectiva de di-seño industrial presentada como parte de la Primera Bienal de Diseño de La Habana en el Centro de Desarrollo de las Artes Visuales (CDAV).

La exposición reúne un grupo de proyectos de disímiles vertientes del

diseño industrial, a saber: el diseño de interiores, la mueblería, la luminaria, los programas y herramientas tecno-lógicas y otras que se acercan incluso al trabajo de la artesanía. Aunque aúna propuestas de diseñadores foráneos, la mayoría de las piezas presentadas co-rresponden a creadores independien-tes o a colectivos de trabajo del patio que, en añadidura, no se restringen al enclave capitalino.

La simplicidad de elementos y la limpidez de las formas (no necesaria-mente ligadas a la economía de recur-sos) son dos de las constantes estruc-turales en gran parte de los proyectos presentados, salvando, por supuesto, las más débiles excepciones. La mues-tra condensa diseños con intereses te-máticos heterogéneos entre los que se pueden citar: la interrelación naturale-za-sociedad, el diálogo entre el pasado

Entre las 15 exposiciones relacionadas a la primera Bie-nal de Diseño de La Habana, vale destacar la dedicada por Factoría Habana a la diseñadora cubano-mexicana

Clara Porset. Bajo el título Clara Porset, el eterno retorno, el público cubano tuvo la posibilidad de descubrir el traba-jo de esta incansable mujer, cuya figura es poco conocida entre los diseñadores cubanos. Fue una intensa pesquisa por parte de las especialistas de la galería asesoradas por el profesor mexicano Oscar Salinas, que tuvo una acertada culminación en esta muestra. Clara Porset es reconocida en el contexto internacional por combinar tradición y moder-nidad en el diseño de mobiliario doméstico; el trabajo en

madera y fibras de inspiración tradicional la coloca entre las más importantes figuras de la década de los años cincuenta del pasado siglo.

En la planta baja de Factoría Habana la muestra presen-ta varios ejemplos del trabajo de Clara Porset procedente de colecciones privadas, entre las que destaca la de la fa-milia Barrientos, para quienes Clara Porset diseñara en 1934 el mobiliario íntegro de su residencia de La Habana. Otras piezas corresponden a colecciones privadas de arquitec-tos y diseñadores cubanos. La segunda planta esta casi por completo dedicada a un muy singular trabajo que realizara la diseñadora para la Escuela Nacional de Arte. En particular destacan juegos de mesas y sillas entre algunos trabajos con fibras naturales.

Inspirador resulta el trabajo de Clara Porset para los que se preguntan cómo fusionar de manera orgánica la tradición proveniente del uso de la madera y de las fibras naturales con el diseño contemporáneo. Las piezas expuestas, todas aún en uso, responden a los criterios modernos de limpieza y sobriedad. Aunque se echan a ver algunas ausencias en la muestra del mobiliario, como su trabajo en metal y fibra, la exposición queda complementada con fotografías que ilus-tran la dimensión y el alcance de Clara Porset en el mundo del diseño de muebles. En la muestra, además, se aprecian tres reinterpretaciones del butaque tradicional mexicano realizadas por la diseñadora. La estilización que sobre el es-quema tradicional realiza Clara Porset perfila la línea tradi-cional y convierte un mueble local en un ícono internacio-nal. Vale destacar el uso de las fibras naturales, del cuero y de otros materiales tradicionales en asientos y respaldos de sus numerosos muebles.

Otro aspecto reseñado en la muestra es la colaboración de Clara Porset con diferentes arquitectos en la consecución de obras integrales, en las que la concepción del espacio va aparejada con la del mobiliario. Sin duda se trata de una ex-posición muy útil, no solo para los especialistas y diseñadores industriales, sino para el público en general, que puede cons-tatar la importancia de la referencia a las tradiciones locales, lejos de despreciarlas, y su utilidad como fuentes de inspira-ción en la búsqueda de nuevos y mejores diseños.

Diseño industrial en Centro de Desarrollo de las Artes Visuales: miradas actuales y buenas intenciones

Thalía Díaz Vieta

El eterno retorno de Clara Porset en Factoría Habana

Claudio Sotolongo

y el presente, la confortabilidad en lo lúdico, entre otros. Asimismo, es válido resaltar la inclinación ex profesa hacia el establecimiento de nexos estéticos entre el objeto del diseño y algunos re-ferentes artísticos.

Ahora bien, hay un curioso atracti-vo que emana en esta muestra. Es in-eludible que la mayoría de las piezas dispuestas en la sala L del CDAV resul-tan agradables visualmente, el valor de novedad se torna inmediato a nuestra percepción. Obviamente ello responde a una estrategia de carácter comercial que no recae en fingimientos ni tra-vestismos. La sinceridad de esta mues-tra se agradece pues es una forma de otorgarle la valía que amerita a la crea-ción diseñística en nuestro país y en el mundo.

Asistimos en esta ocasión a una exposición prioritariamente centrada en el conocimiento y, por qué no, en la promoción de las diversas expresiones y líneas de trabajo del diseño industrial actual a través de algunos grupos de creadores locales e internacionales. La plataforma de visibilidad que constitu-ye por estos días la Primera Bienal de Diseño de La Habana, si bien en proce-so de maduración, como todo infante que se forma a partir de sus experien-cias positivas y negativas, contribuye a resarcir en alguna medida las caren-cias informativas que en este ámbito, esencialmente el industrial, manifiesta nuestra Isla. Es una manera de movili-zar concepciones, confrontar pensa-mientos y actualizar ideas en pos de un desarrollo eficaz y sostenible de la rama diseñística en Cuba.

Exposición Clara Porset, el eterno retorno. Factoría Habana

Centro de Desarrollo de las Artes Visuales.

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el oficio · mayo 201618

Nuestro país se encuentra en un período diferente, cambiante, en el cual los dise-ñadores comienzan a dejar su impronta mientras generan una nueva visualidad. La acción de ellos deriva imperiosa si queremos observar una Habana vestida

de gala, moderna y fresca. De hecho, referente a la Bienal Internacional de Diseño de La Habana 2016 que acaba de acontecer, alguien me planteó: ahora sí nuestra capital se viste de traje nuevo.

Sin embargo, debo agregar que este traje funciona parecido a las visitas del Papa Francisco y Barack Obama al país, para las cuales las ave-nidas principales (por donde transitarían dichas figuras) fueron pintadas de llamativos colores, creando un “bello” pastel cumpleañero que cu-

brió las rajaduras, el deterioro de los edificios… en fin, La Habana se convirtió en “una vieja con coloretes”. Esas pinturas son una ilusión de mejoría, una fachada, pero no hablemos de las implicaciones políticas o económicas del evento, sino de su calidad. Entonces me vienen a la cabeza una serie de preguntas: ¿”Diseño y prosperidad”, eslogan demasia-do alto para la Bienal o simplemente está mal elegido?, ¿tenemos recursos para una Bienal de Diseño y todo lo que ello impli-

ca?, ¿sus carencias, culpa de los diseña-dores o de los organizadores?

Después de esa intensa semana de viajes interminables por toda La Haba-na en busca de las sedes y las galerías, muchas de estas preguntas pueden

surgir. Jorge Mañach habla en Indaga-ción al choteo de características que nos

figuran desde tiempos pasados. ¿Será esto cierto, y seremos un país ter-cermundista destinado a la falta de organización, de seriedad, resigna-do a improvisar constantemente, a los comienzos de las actividades en

deshora…? Y no es solo la Bienal, semanas antes se celebró el segundo Festival del Cartel bajo la acción de problemas similares. Resulta grato aplaudir los gestos hacia el diseño, hacia señales de mejoría y apertura, ¿eso es todo?, acaso no po-demos exigir calidad a los eventos y que desde el simple acto de revisar el programa quedemos satisfechos y no desinformados, como ocurrió en estos días. ¿No es criticable a los organizadores del evento la desorientación del público sobre lo que verá y escuchará en una exposición o con-ferencia? Recordemos que los diseñadores son los “dioses” de la comunicación efectiva y direc-ta –nunca escasa– y no se puede fallar en este aspecto.

Hablamos de calidad del evento, pero qué ha-cemos si nos referimos a la de los proyectos. En ese primer aspecto quedé con relativa satisfac-ción –hubo algunos trabajos de muchísima cali-dad, aunque fueran los menos–, pero y qué me dicen del peso presencial de obras pretéritas en la

Bienal para responder a la palabra de su eslogan “prosperidad”; es una búsqueda que no se consu-ma. No desagradezco conferencias sobre el pasa-do como la de Gladys Bidot, y sin embargo ¿nos hará repensar, nos actualizará cuando se trabaja bajo condiciones diferentes a aquellas? Nunca es-tá mal servirnos del pasado, ya sea para negarlo o afirmarlo, aunque tampoco debemos abusar. Además, si tenemos en cuenta las palabras de los propios organizadores, “el evento exige originali-dad y novedad” a los trabajos, lo que crea inevita-blemente una dicotomía.

La Bienal falla en el diálogo entre proyecto ge-neral –dígase lo que deseaba obtener mediante la curaduría– y resultados. ¿Será un error haber traído a Christopher Turner, quien nos mostró la curaduría de una edición de la Bienal de Lon-dres, con proyectos a gran escala ejecutados en esa ciudad, y acentúo “ejecutados”? No, porque nos permite comparar. El diseño es creatividad y debe verse lo confeccionado para su correcta valoración; esta fue tal vez la mejor enseñanza que conservé de Turner. Entonces, a diferencia de Londres, acá la mayoría de los proyectos traídos se limitaban a fotos, ni siquiera a maquetas. La Bienal muestra el diseño en general y resulta ne-cesario que se visualicen los proyectos, sobretodo en el caso del industrial, donde una foto o “postal” conspira contra la magnitud o importancia de los mismos. Además, la interacción del público con el producto, de la manera más cercana y con la ma-yor cantidad de ángulos posibles, corrobora parte de la calidad y aceptación. ¿La Bienal no presenta dentro de sus objetivos acercar al público al buen diseño e incitar a su consumo? Obviamente el pú-blico no es un experto que puede valorar debi-damente la utilidad o comodidad de un producto a partir de una foto. Una exposición que gustó bastante y demuestra mi tesis fue la realizada en el Centro de Desarrollo de las Artes Visuales, en la cual aparecían los resultados del trabajo de Baba-lú Ayé con sus lámparas y las llamativas sillas del estudio THID (Ton Haas Industrial Design).

En conversación con un importante diseñador del país, este me planteaba que es la primera Bie-nal de Diseño, lo que vale es la intención, el primer paso. Esto no es incorrecto y, al unísono, no pue-de ser una justificación; miremos la Bienal de Arte en nuestro país. De ella podemos decir, sin miedo alguno, que las dos primeras ediciones fueron las más interesantes y mejor organizadas, todo sin experiencia previa. Para la Bienal de Arte, como

Notas para el debate

Adrián de la Campa Escaig

fenómeno más cercano de referencia, la mayoría de los artistas presentan proyectos que se lleva-rán a cabo, potenciando así la actividad creadora, y no, como en la Bienal de Diseño, una búsqueda histo-ricista de trabajos ya hechos: los de Clara Porset en Fac-toría Habana, por poner un ejemplo (de los buenos). En palabras de otro diseñador anónimo que cito, tal vez en esa línea lo ocurrido fue una Feria y no una Bienal, donde deriva la prioridad de expo-ner lo más contemporáneo. Tanto la Bienal de Arte como la de Diseño responden a un hecho curatorial sinónimo también de creación y, en ese sentido, pueden y deben retroalimentarse.

Y otras preguntas siguen surgiendo: ¿dónde estaban las potencias del diseño la-tinoamericano, cítese Méxi-co, Argentina, Brasil, etc.? las cuales pueden rivalizar con el mejor diseño europeo, el que fue la mayoría en cuanto a presencia foránea. ¿Por qué tan escaso el diseño gráfico? Digo dise-ño gráfico y no me refiero solo a cartel o editorial, sino a señalética, identidad, y otros; zonas donde tenemos tanto que aprender y mejorar, y que in-fluyen directamente en el desarrollo de un país y, en nuestro caso, en la prosperidad añorada .El intento de Bienal fue válido aunque tal vez algo presuroso. Solo podemos esperar que esta edi-ción sirva de ejemplo y se rectifiquen todos esos problemas, tarea bien ardua si creemos del todo en Mañach, pero no imposible si atendemos a la calidad de nuestros diseñadores.

¿”Diseño y prosperidad”, eslogan demasiado alto para la Bienal o simplemente está mal elegido?, ¿tenemos recursos para una Bienal de Diseño y todo lo que ello implica?, ¿sus carencias, culpa de los diseñadores o de los organizadores?

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el oficio · mayo 201620 21mayo 2016 · el oficio

Del 14 al 22 de mayo se entrega-ron premios Cubadisco a signifi-cativas producciones discográfi-cas nacionales e internacionales, acompañado de presentaciones y ventas de CD y DVD, visitas especializadas, exposiciones y conciertos. La Feria Cubadisco, auspiciada por el Instituto Cu-

bano de la Música, tuvo sus sedes en los teatros Karl Marx, Nacional, Sala Avenida, y Casa del Alba Cultural; incluyendo un simposio internacional para propiciar el intercambio entre musicólogos, artistas e investigadores de Cuba y el mundo. Pro-ducciones Colibrí encabezó la lista con treinta y cuatro nominaciones, seguida por la Egrem con veintinueve, Bis Music con veinticinco y el sello Unicornio con siete, a las que se incorporaron las propuestas de disqueras extranjeras y produccio-nes independientes.

Dentro de las casas discográficas que reci-bieron este año mayor cantidad de lauros en las diferentes categorías en concurso, se encuentran Colibrí con nueve premios, la Egrem con ocho y Bis Music con siete. Mientras que los restantes recayeron en sellos alternativos o nominados independientes.

Dentro del Cubadisco 2016 la presencia lati-noamericana fue notable. Con clásicos de la músi-

ca brasileña, interpretados por el proyecto Bossa Nova Sinfónico, quedó inaugurada la Feria en la sala Covarrubias del Teatro Nacional. Para enri-quecer la apertura del Cubadisco llegaron a La Habana músicos procedentes de Brasil, Estados Unidos y Costa Rica que, bajo los patrocinios de la organización Toca Culture, llevan tres años pro-moviendo el le gado del artista brasileño Antonio Carlos Jobim (1927 - 1994), reconocido como uno de los padres de la bossa nova. Este proyecto, Bossa Nova Sinfónico, se inicia en el 2013 cuando la cantante brasileña Rose Max, su compatriota Ramatis Moraes (guitarra), el costarricense Carlo-magno Araya y los norteamericanos Jaime Ousley (bajo eléctrico) y Michael Orta (piano) organizaron un concierto y grabaron en vivo con la Sinfónica Nacional de Costa Rica, con el estadounidense Je-remy Fox como director invitado. Esta producción discográfica resultó nominada al Grammy Latino de 2014 y ese mismo año conquistó uno de los premios Brazilian International Press.

Ritmos brasileños dieron inicio a esta Feria del disco en Cuba, donde la presencia latinoamerica-na se hizo notar desde la inauguración del evento hasta la entrega de los premios especiales y de honor. El Premio de Honor fue entregado al do-minicano José Alberto “El Canario”, por su signi-ficativa trayectoria musical y evidente aporte a la música latina, y dentro de los premios especiales

resalta el premio al también dominicano Johnny Ventura, con su álbum Tronco Viejo, licenciado pa-ra Cuba por la Egrem, y al CD Hay quien precisa, una colaboración entre la cantautora cubana Liu-ba María Hevia y la venezolana Cecilia Todd, de Producciones Colibrí.

En la lista de nominados internacionales que-daron el CD Hecho en Puerto Rico, del Conjunto Sabrosura, producido por Ihosvany Negret, per-teneciente a la disquera Sabrosura Music (Puerto Rico); el CD ¡Latinoamérica!, de Fabiano Borges, producido también por Fabiano Borges, de la dis-quera FAC-DF (Brasil), y el CD Cinco, del argentino Marcelo Moguilevsky y Cuareim Quartet, produ-cido por Marcelo Moguilevsky, con la casa disco-gráfica Club del Disco (Argentina).

Dentro de los premiados en la categoría de premios internacionales, se destacan el CD Diá-logos musicales latinoamericanos, de varios intér-pretes, producido musicalmente por la mexicana Mara Lioba Juan Carvajal, con la disquera Univer-sidad Autónoma de Zacatecas y el CD Playing Le-cuona de Chucho Valdés, Gonzalo Rubalcaba, en colaboración con el dominicano Michel Camilo y otros intérpretes, producido por Juanma Villar Be-tancourt, de la casa discográfica Insularia.

El premio especial conferido al fonograma de Liuba María Hevia en colaboración con Ce-cilia Todd, ha de servir para resaltar el trabajo musical de la cantante venezolana cultivadora, princi-palmente, de la música tradi-cional de Venezuela. En muy pocos casos se produce la fusión entre las tradiciones orales, el decir popular y el refinado trabajo vocal. Uno de ellos, seguramente, es el de Cecilia Todd, quien se asignó consecuentemen-te un objetivo: dar a conocer la música tradicional y popular de Venezuela. El tipo de repertorio continúa la misma línea desde que Ce-cilia comenzó a cantar exclusivamente música ve-nezolana. El compromiso elegido es el de difundir su música dentro y fuera de Venezuela, cuyo mo-tivo es presentar un espectro de variados ritmos y ricas sonoridades. Con un ensamble formado por mandolina, bandola, cuatro, contrabajo, sa-xofón y piano, incluye además un minucioso y ex-quisito trabajo vocal. Cecilia Todd es una experta

intérprete del cuatro, instrumento con el que se acompaña en muchas de sus presentaciones, y su voz forma parte del nuevo cancionero latinoa-mericano. El diario Clarín la considera como “una de la más importante revelación folklórica de este siglo”.

Por su parte, el otro premio especial, galardo-nado al CD Tronco Viejo, de Johnny Ventura, sobre la obra del cantautor Tony Ávila –donde colabo-ran destacados músicos e interpretes cubanos junto al puertorriqueño Gilberto Santa Rosa– ha sido otro de los grandes atractivos de la Feria.

En el cabaret Tropicana tuvo lugar la ceremo-nia de entrega de los premios Cubadisco 2016, entre más de un centenar de producciones fono-gráficas y audiovisuales seleccionadas a partir de las propuestas de las casas discográficas. Sin em-bargo, no será la ceremonia de entrega el único acontecimiento de relevancia para esta Feria. El arribo de Johnny Ventura a La Habana tuvo tras-cendencia desde su misma llegada al aeropuerto José Martí en la tarde del 17 de mayo. El cantan-te, ícono del merengue dominicano –al que mu-chos lo consideran como El Padre del Merengue Moderno, otros lo llaman La Alegría del País, El Merenguero del Siglo, La Leyenda Viva del Me-rengue, La Industria Nacional de La Alegría, El Ca-

ballo Mayor, El Señor del Merengue o El Hijo del Pueblo– visitó Cuba para recibir el Pre-

mio Especial Cubadisco 2016, ofre-ció declaraciones a Radio Taíno

para conversar con sus segui-dores a través del programa El Exitazo. El popular intér-prete realizó dos conciertos en nuestro país el pasado año, y a partir de esa visita se realizó el disco con pro-ducción de Edesio Alejandro

y la participación de Silvio Rodríguez, Omara Portuondo,

Gilberto Santa Rosa y Tony Ávila, compositor de la mayoría de los te-

mas. El 18 de mayo presentó a la prensa su fonograma perteneciente a la Empresa de Gra-baciones y Ediciones Musicales (Egrem), grabado el pasado año en conjunto a otros talentosos mú-sicos cubanos, prometiendo regresar para realizar una gira nacional. Tronco Viejo es el primer disco grabado en Cuba, pero no será el último pues ya tiene previsto varios proyectos con la Egrem, en-tre los que se incluyen algunos audiovisuales.

Latinoamérica en la Feria Internacional

Cubadisco 2016

Mónica Sera Luaces

RIFF

música

La XX Feria Internacional Cubadisco 2016, dedicada a la música popular bailable, ha creado favorables espacios de reflexión y

debate para estimular el intercambio, la colaboración, el talento y la reflexión entorno al desarrollo de la industria discográfica.

“la presencia latinoamericana

se hizo notar desde la inauguración del evento hasta la entrega de los

premios especiales y de honor.”

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el oficio · mayo 201622 23mayo 2016 · el oficio

PRÓXIMAMENTE[+53 7] 836 3984 [email protected]

Calle K entre Calzada y 5ta

Edificio 51 · Vedado · La Habana[+53] 7836 3984 [email protected]

La presentación del disco Tronco Viejo, so-bresalió como uno de los atractivos de la Feria Internacional Cubadisco 2016. Se trata de un fonograma cargado de salsa, son, merengue, bolero y guaracha, en el que se consiguió todo el sabor de la música cubana y caribeña. Consi-derado una joya del patrimonio musical, Tronco Viejo saldó la vieja deuda de grabar en Cuba, y le permitió compartir con el trompetis-ta Alexander Abreu, el saxofonista César López, el tresero Pancho Amat, y el pianista Rolando Luna. Temas como “Tengo la bala”, “Flor de pantano”, “La vida vs. La muerte”, “María”, y “Nada de ti”, forman parte de este álbum. El Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso aco-gió la presentación del disco como parte de las actividades programadas en el contexto de la Feria Internacional Cubadisco 2016. Su discografía está compuesta por más de cien producciones discográficas, siendo el ar-tista dominicano más prolifero en ese sentido, y cuyas grabaciones han sido premiadas con una veintena de discos de oro, además de un Grammy Latino en el 2004 y un Grammy a la Excelencia por su trayectoria en el 2006.

En la ciudad de Miami, Johnny fue el Rey de la Calle 8 en el año 1987. En los carnavales de Ba-rranquilla (Colombia) ganó cuatro Congos de Oro y fue el primer artista dominicano en conquistar la codiciada Antorcha de Plata que otorga el cla-

mor popular del público que asiste al Festival de Viñas del Mar, en Chile.

En su país ha ganado todos los premios que se otorgan a los artistas del género musical y for-ma parte del exclusivo grupo que han recibido: El Soberano, el más alto galardón que otorga la Asociación de Cronista de Arte de la República

Dominicana. Además, fue condecorado por el Congreso Dominicano, como el Me-

renguero del Siglo, y a principios de siglo XXI fue también el primer

artista dominicano en ser invi-tado a la toma de posesión de un presidente norteamerica-no en el año 1974 cuando ganó Jimmy Carter.

Por supuesto, para nada resulta gratuito la entrega de

este premio especial al rey del merengue dominicano, pues

Tronco Viejo, dentro del marco de esta Feria Cubadisco dedicada a la

música popular bailable, resultó ser un disco exquisitamente bailable, al tiempo de re-presentar una suerte de síntesis musical caribeña. Es sin duda una producción bisagra en la carrera de Johnny Ventura como músico y en la de Ede-sio Alejandro como productor musical, pues para ambos, ha de cerrar una etapa para abrir otra. Ha-brá que hablar necesariamente de un antes y un después de este disco en la carrera de La Leyenda Viva del Merengue, como una muestra más de la integración musical que se vive en una parte de América: el Caribe.

“no será la ceremonia de entrega el único

acontecimiento de relevancia para esta

Feria.”

RIFF

música

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el oficio · mayo 201624 25mayo 2016 · el oficio

Varias compañías cubanas junto a cuatro latinoamericanas: Teatro La Candelaria (Colombia), Teatro Los Colochos (México), Grupo Cultural Yuyachkani (Perú) y Viaje Inmóvil (Chile) fueron las protagonistas de esta Temporada de Teatro Latinoa-mericano y Caribeño Mayo Teatral

2016. Con un panorama tan variopinto de repre-sentaciones americanas y algunas ya experimen-tadas Teatro La Candelaria, por ejemplo, cumplió cincuenta años de fundada, eran grandes las expectativas respecto a las propuestas que nos traerían. Pero tanta emoción no fue del todo sa-tisfecha, al menos en la parte que le correspondió a nuestros paisas geográficos.

Exposición. Si me viera en la necesidad de definir la actuación de los invitados en esta bie-nal de las artes escénicas, sin dudas sería esa la palabra acertada. Temáticas del tipo: machismo, violencia, racismo, condición de inferioridad fe-menina, discriminación, dictadura… gozaron del protagónico en la mayoría de sus puestas en es-cena. Y no es que peque mi percepción de aldea-na vanidosa y me sean indiferentes las realidades latinoamericanas, es solo que hay infinitos modos de hacer atractivo un hecho en teatro.

Esto ni siquiera tiene que ver con la dramatur-gia o la techné de las compañías en cuestión, que desplegaron un dominio de métodos y de cono-cimientos en el plano folclórico y popular franca-mente admirables. Pero sucede que faltó; hubo un algo innombrable que no logró ser llenado compréndase, por favor, que no he generalizado.

Uno de los ejes medulares del teatro en el pa-norama público radica en su capacidad de llamar a la reflexión, de suscitar interrogantes en los es-pectadores y, aunque en este caso fueron esas las intenciones, no funcionan igual los códigos pen-sados para un público nacional cuando deben re-presentarse en un contexto foráneo. Es así que la preocupante y decadente actualidad de América Latina en la que también nos encontramos que estas compañías trajeron a la palestra cubana fue ingerida con gran entusiasmo por el público habanero pero al bajar el telón, no quedó un re-milgo de meditación al respecto: nunca llegó a digerirse.

Camilo, puesta en escena de Teatro La

Candelaria

Mayo Teatral

Claudia Edith G. PosadaFotos: Yadira Calzadilla

El vacío de

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26 27mayo 2016 · el oficioel oficio

Yuyachkani del grupo de teatro colombino

esperancejo tal

Otello del grupo de teatro colombino

esperancejo tal

“Los grupos de teatro en la América Latina desde los

sesenta se caracterizaron en su mayoría por desarrollar

discursos asociados a contextos políticos y con una constante

búsqueda de identidad.’’

Los grupos de teatro en la América Latina des-de los sesenta se caracterizaron en su mayoría por desarrollar discursos asociados a contextos políti-cos y con una constante búsqueda de identidad. Esto los llevó a investigaciones, estudios, expe-rimentaciones… que a la larga aportaron endé-micas formas de lenguaje escénico. Ahora todo ello necesita ser replanteado constantemente. No puede cesar la búsqueda de métodos, de es-trategias que, desde la dramaturgia, provoquen al espectador en algún punto como siempre ha sido, como siempre deberá ser.

Sobre todo porque el tipo de espectador ha cambiado; radicalmente. Vivimos en un mundo

donde todos los males se han agudizado pero la gente lleva una apática existencia.com. Solo unos pocos (a)normales comprenden el contexto y les importa hacer algo al respecto. De esos seres está colmado el teatro latinoamericano, pero a veces la ternura no basta. Están las ganas y el compro-miso, pero es necesaria mucha más innovación desde la práctica teatral para transmitir transmitir de veras mensajes a los nuevos sujetos vacuo-culturales. Que son la mayoría.

Y eso faltó en algunas de las propuestas lati-noamericanas de Mayo Teatral, entre otras cosas porque a medias se logró universalizar lo local. Las diferencias culturales, la experiencia histórica,

las realidades políticas, todo eso fue un muro de contención entre las reflexiones de los grupos in-vitados y los espectadores habaneros repito, una vez más, que hablo sin generalizar. Sí fue necesa-ria más experimentación, la búsqueda de otros métodos de intercambio y discurso; ampliarlos.

La estrategia de píldora edulcorante no fun-cionó esta vez. Aunque con buenas técnicas y tex-tos, las compañías latinoamericanas en esta tem-porada dejaron muchas respuestas en la escena, pero pocas preguntas. Fue como una canción, en este caso protesta, de esas que a veces tararea-mos, pero nada más. Veamos qué nos deparan ediciones futuras.

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el oficio · mayo 201628 29mayo 2016 · el oficio

“¡Todas y todos somos Camilo! En la religión católica a las mu-jeres les está prohibido el sacerdocio, pero en el teatro no. Por eso en La Candelaria todas las mujeres también son Camilo”.

Con estas palabras, en medio de un escenario en penum-bras, dio la bienvenida Patricia Ariza a los espectadores cuba-nos. Patricia, fundadora y directora actual de La Candelaria, y seguidora fiel del siempre maestro Santiago García, quien guió los pasos de la agrupación desde sus inicios, asume el reto hoy de continuar el camino. No resulta fácil, porque La Candelaria no hace teatro, La Candelaria es el teatro, el impul-so mayor de las artes escénicas en América Latina, el referen-te teórico y práctico de múltiples agrupaciones desde el Río Bravo a La Patagonia.

Hoy el colectivo colombiano regresa a Cuba en el contexto de Mayo Teatral (Festival de Teatro Latinoamericano y Caribeño), con una puesta en escena que aúna el aniversario cincuenta de la muerte del sacerdote guerrillero Camilo Torres y el medio siglo de fundada la agrupación, aquel día seis, del mes seis, de mil novecientos sesenta y seis, una cábala que los ha llevado a lo más alto, aunque en cada puesta en escena, para Patricia, “es como si estuviéramos al borde de tirarnos al abismo y construir las alas mientras caemos”.

Al teatro Bertolt Brecht llegó El Fisgón para apreciar Camilo, “una obra que, al mismo tiempo que habla de Camilo, no es una biografía suya, sino cómo la historia de este hombre atraviesa el cuerpo de los actores”. Por ello, quien espere disfrutar de una narración clásica al estilo aristo-télico perderá su tiempo y saldrá decepcionado. Porque Camilo huye de lo biográfico predecible y, en su fragmentación, sorprende una y otra vez al espectador.

Filosófica, intimista, elocuente y contaminada con la danza, el performance, la música y el au-diovisual; la puesta en escena no interpreta a un Camilo, sino que, en cada momento, nos muestra muchos Camilos; ese que existe en cada actor y actriz que lo representa, pero también en cada colombiano y colombiana; en el campesino, en la madre, en el político, en el guerrillero, en el inte-lectual, en el religioso, en la joven ilusionada con un futuro prometedor, en el músico errante con su guitarra, en la india que comercia artesanías en la plaza…

Y es que la contradicción atraviesa al perso-naje en cada faceta: ¿la religión o la política?, ¿la oración o las armas?, ¿el sacerdocio o la guerri-lla?, ¿los principios del hombre o los principios de Dios?, ¿las leyes naturales o las leyes del es-tado?, ¿la guerra o la paz? En medio de un con-

texto donde se debate este último aspecto, precisamente en La Habana, La Candelaria lanza dichos cuestionamientos dentro de una obra que destaca, además, por un detalla-do –y ambicioso- diseño escenográfico y de vestuario que varía en cada segmento dentro de la puesta en escena, los cuales, a su vez, podrían constituirse en una pequeña obra independiente.

Minutos antes que se encendieran las luces y un humil-de sacerdote invitara a pasar al teatro a los ávidos especta-dores, El Fisgón dialogó con la actriz y directora Patricia Ari-za sobre el estado actual del colectivo, luego de cincuenta años de trabajo incesante, de dolores y alegrías, de sacrifi-cios y contradicciones, de miedos y de dudas.

La Candelaria cumple en junio del presente año cin-co décadas de vida artística. De acuerdo a su experien-cia como fundadora, ¿qué ha mantenido “encendida” a la agrupación con la misma intensidad durante medio siglo?

En mi caso particular, llevo cincuenta años en La Cande-laria, desde el primer día, todos los días de la vida. He tenido muchas veces ganas de salirme; hay tantas mañanas que no me quiero levantar, que no quiero llegar y, sin embargo, llego. Lo que me mueve –y me atrevo a decir que a todos los demás también- es la creatividad, esa posibilidad de in-ventar algo nuevo, de hacer algo distinto que no hemos hecho antes.

Para nosotros es más im-portante lo que buscamos que lo que sabemos. No co-nocemos qué va a pasar ante cada creación, tenemos mu-cho miedo, pero nos tiramos al abismo siempre. A veces hemos estado a punto de estallarnos contra el piso y hemos salido, no ilesos, porque cada obra es un dolor, pero también un placer. Como dice Santiago, es un dolor ácido y placentero, porque uno sufre en una obra y también goza enormemente. Es una complejidad de sentimientos y es no perder la capacidad de asombro.

La agrupación se ha destacado, no solo por la con-cepción de múltiples obras, sino, además, por sus apor-tes teóricos a la dramaturgia…

Sí, se han hecho muchos aportes teóricos sobre la prác-tica teatral, la creación en grupo, la dramaturgia del actor, lo colectivo y lo individual en el teatro, la democracia interna de las agrupaciones. Nosotros funcionamos como un taller permanente de investigación y trabaja-mos mucho con la metodología de la creación colectiva, que maneja la razón y la intuición de manera simultánea y alternada.

Somos un teatro laboratorio, tenemos una dedicación sistemática diaria y solamente mon-tamos obras creadas originalmente por nosotros y nosotras que son patrimonio del repertorio de la dramaturgia en Colombia. Además, contamos con una sede propia y un público que nos acom-paña siempre.

La creación colectiva es una escuela de for-mación muy grande, porque de allí han salido músicos, maestros de excelencia, dramaturgos… También hay una especie de Candelaria extendi-da, porque los miembros del grupo hacen cosas afuera muy valiosas, en su activismo político, a

través de performances, en sus maestrías, en otros monta-jes, en piezas musicales, poemas, etcétera.

¿Cuáles son los principios estéticos y conceptuales que rigen hoy a La Candelaria?

Nos interesa hacer un teatro muy elaborado estética-mente, pero también que trabaje a fondo el relato de lo que sucede en nuestro entorno y en nuestro tiempo. Estamos atravesados por la tragedia, pero también por la fiesta. En el caso colombiano, hemos padecido una guerra larguísima; yo misma no he conocido la paz, por eso resulta extraño tenerla tan cerca. Pero en Colombia ha pasado que en los

mayores picos de la guerra se acrecientan más las fies-tas populares y ese es un indicativo muy interesante de cómo la fiesta popular es una forma poderosa de resistencia.

Por eso indagamos en nuestro trabajo cómo vivi-mos de manera simultánea entre la guerra y la fiesta, a través de la creación colecti-

va que ha resistido contra viento y marea. En estos tiempos algunos dicen que eso pasó de moda, que ahora hay otras formas de crear y posiblemente sea verdad, pero nosotros y nosotras hemos escogido esta y la defendemos a muerte, algo extraño en estos momentos en el mundo, donde nos indican ser individuos e individualistas por encima de todo. Es cierto que resulta muy complicado ser grupo, es un de-safío tenaz de las divergencias no solo estéticas, artísticas y metodológicas, sino también personales, porque convivir tanto tiempo hace que esto sea una olla atómica, como le dicen a las ollas de presión en Medellín.

María Carla GárcigaFotos: Yadira Calzadilla

Teatro La Candelaria: Cada obra es un dolor, pero también un placer

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el oficio · mayo 201630 31mayo 2016 · el oficio

A lo largo de estos cincuenta años, ¿cuáles han sido los momentos más difíciles y los más gratificantes?

Lo más difícil es convivir con la guerra. Eso no se puede soslayar ni pasar por alto, porque hubo una época en que La Candelaria fue allanada y perseguida. En esos momen-tos, había que revisar al pú-blico para ver si una persona estaba armada y podía aten-tar contra nosotros. Aún así, en esa situación de peligro, el público iba masivamente.

Hemos resistido y he-mos sido felices. Tenemos la gratificación de contar con una casa bellísima, propia e independiente, donde hace-mos teatro; un repertorio de obras, una historia común y un grupo que se pelea todos los días, pero que todos los días llega sagradamente a las nueve de la mañana a ensayar, a veces sin dinero, sin empleo, con familiares enfermos. Como decía Santiago: “Con los hígados en la mano hay que llegar”, y esa posibilidad de conversar de teatro, de ensayar y darle rienda suelta a la intuición y la creatividad es un tesoro y un privilegio muy grande, pero no puede ser solo eso, también tiene que ser una necesidad.

¿Qué retos y desafíos afronta La Candelaria en el contexto actual?

El principal reto es cumplir otros cincuenta años y seguir juntos, pero nosotros no pensamos mucho en el futuro a largo plazo, sino más bien en el presente. Por ahora, tenemos el tea-tro que tampoco puede volverse un bunker, que no es la salida con mayús-culas, pero sí es una salida también. En-tonces, se trata de buscarle luces, puer-tas y ventanas que se comuniquen con el mundo para poder hablar de cómo desatar esos nudos que tenemos en la garganta.

Siempre pensamos en que nues-tro teatro deje a la gente preguntas. Es más importante que el público tenga la posibilidad de indagar en sus propias respuestas, que leer unas respuestas que muchas veces nosotros no sabe-mos dar. En estos momentos tenemos muchas incertidumbres y dificultades, porque no nos queda claro exactamen-te de qué queremos hablar. La gran pre-

gunta es: ¿de qué tema necesita la sociedad que hablemos? Esa interrogante nos atraviesa la vida entera. Los artistas de teatro nos sentimos ante cada puesta en escena como un adolescente que va a una fiesta, porque nos preguntamos

qué vestido me pongo, cómo preparo mi cuerpo, la cara, la sonrisa; cómo preparo el es-píritu. Siempre nos enfrenta-mos a una nebulosa en este sentido, hasta que de pronto aparece todo claro. Es como una luz.

La Candelaria ha man-tenido una relación estre-cha con Mayo Teatral a lo largo de los años. Pudiera comentarle a El Oficio so-bre sus vínculos con Cuba y la opinión que tiene acerca

del teatro latinoamericano, en particular del colombia-no y el cubano.

El teatro latinoamericano es desigual, pero diverso. En el caso del colombiano, es un teatro en general muy com-prometido, conectado entre sí y, en este momento, muy a la expectativa de la paz.

No he tenido la oportunidad de ver un panorama com-pleto del teatro cubano, pero lo que he visto me parece muy interesante. Creo que Mayo Teatral tiene muy buena

selección y hace tiempo que no ve-níamos, por eso estamos con muchas expectativas.

Nosotros mantenemos una rela-ción muy estrecha con el Estudio Tea-tral Santa Clara, de Roxana Pineda; con la revista Conjunto, la Fundación Lud-wig y la Casa de las Américas, que es nuestro contacto permanente. Quere-mos mucho a Cuba, porque ha sido un país que ha conectado a toda América Latina entre sí. Por eso los premios que hemos recibido aquí de la UNEAC y Ca-sa de las Américas son muy significati-vos, mucho más que si vinieran de otro país.

Junto a Carlos Celdrán en la entrada del Teatro Bertol Brecht

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el oficio · mayo 201632 33mayo 2016 · el oficio

¡Bienvenido a Matanzas! Esta puede ser la rúbrica de uno de los tantos carteles que retiene la vista del viajero a lo largo y ancho de la Isla. Este pue-de ser el anuncio de proximidad a la Ciudad de los puentes, la Venecia cubana o la Bella durmiente, solo algunos de los suntuosos sobrenombres por los que es conocida Matanzas, cabecera de pro-vincia bajo el mismo nombre. Sin embargo, pue-de que la pancarta no exponga o sintetice todo lo que identifica a esta ciudad. Probablemente no seduzca. ¿Acaso es historia? Tal vez no todos lo (re)conocen o lo defiendan. Quizás, quizás, quizás…

Lo cierto es que ella también es tierra de mú-sicos, escritores, pintores, teatros, títeres, y más; por eso todavía la califican orgullosamente la Ate-

nas de Cuba. Y es que Matanzas es cuna de poetas como Milanés y Plácido; del violinista José White, del danzón de Failde y de la rumba de los Mu-ñequitos de Matanzas. Infelizmente ya no goza del brillo de otros tiempos, pero conserva cierta mística y espíritu creativo. Su silencio nocturno, a veces forzado por falta de opciones y dificultades con el transporte, profesa paz.

Hoy se respiran nuevos (y buenos) aires que te sitúan y abstraen de la ciudad, a otros lares. La Casa de la Cultura “Bonifacio Byrne” acoge men-sualmente uno de los incentivos, también peña y espacio cultural: Trovadores y Punto, “plaza de resistencia contra la desmemoria y de promoción para lo nuevo”. Su creador y anfitrión, Rey Montal-

vo, es un joven matancero, trovador y sociólogo, para quien la música y las letras son motivos de despertares y desvelos, lo que lo mantiene activo e inconforme.

El proyecto dio inicio en febrero de 2013, acogido por la Dirección Municipal de Cultura de Matanzas. Desde su surgi-miento se integró y convirtió en sede (fuera de La Habana) de Canto de Todos, proyecto Iberoamericano que lidera en Cuba el trovador Vicente Feliú. Ambos proyectos son fieles exponentes y promo-tores de valores artísticos de nuestra región, bajo premi-sas de socializar la música y el pensamiento, y nuclear artistas comprometidos con lo justo. Constituyen hoy espacios conciliadores en-tre generaciones, géneros y culturas, plazas para el arte sincero alrededor de la trova.

La cita de Trovadores y Punto es el segundo viernes de cada mes, a las nueve de la noche. Con un amplio pro-grama, incluye música, poe-sía, danza, artes visuales, teatro, presentaciones de libros y exposiciones fotográficas, junto a sec-ciones interactivas entre públicos y artistas. Suce-den rifas de discos y libros, papelitos en blanco que reclaman mensajes para más tarde leer en escena, invitados de lujo y jóvenes talentos. Se ha conformado un público asiduo, respetuoso, agra-decido y exigente; van personas de todas partes, familias completas, curiosos primerizos y fieles que “no se pierden una”. Normalmente pululan amigos que, de tantas cosas, solo precisan llevar la guitarra, textos impresos o lienzos, convocados sólo por el deseo de hacer arte. También se bai-la tango y rumba como muestra de lo diverso y transcultural, se comparten manuscritos, se canta hasta quedar afónicos, se ríe, se llora.

Por allí han pasado, entre muchos otros, los trovadores Pepe Ordás, Eduardo Sosa, Gerardo Al-fonso, Marta Campos, Erick Méndez, Vicente Feliú y Augusto Blanca; los actores Carlos Ruiz de la Te-jera e Iván García; los intelectuales Víctor Casaus,

Yolaida Duharte López

Trovadores y Punto

Para el proyecto constituye prioridad servir de zócalo al arte joven que se hace en Matanzas y en Cuba; busca revelar sus energías y espíritu propositivo, rompiendo con prejuicios e indiferencias.

Rey Montalvo

“Te debo, Matanzas, ratosde bohemia y de locura”

Carilda Oliver Labra, Canto a Matanzas, 1955

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el oficio · mayo 201634 35mayo 2016 · el oficio

Con un dominio espectacular del lenguaje y una trama que engancha desde la primera línea se construye una intriga tan apasionante como diabólica: la vida de unos hombres, que con la identidad de otros, decidieron el destino de millones de judíos y protagonizaron uno de los momentos más críticos de la historia reciente en Europa. Sin duda, una obra maestra del suspense arropada por un soberbio trabajo literario.

El narrador vio por primera vez a aquel hombre en 1971, o 1972, cuando Allende aun era presidente de Chile. Entonces se hacía llamar Ruiz-Tagle y se deslizaba con la distancia y la cautela de un gato por los talleres literarios de la universidad de Concepción. Escribía poemas también distantes y cautelosos, seducía a las mujeres, despertaba en los hombres una indefinible desconfianza. Volvió a verlo después del Golpe, época en que hasta los poetas jóvenes de dieciocho años, como ellos, se vieron de repente abocados a una repentina, sangrienta madurez. Pero en esta ocasión el narrador aun ignoraba que aquel aviador, Wieder, que escribía con humo versículos de la Biblia con un avión de la Segunda Guerra Mundial, y Ruiz-Tagle, el aprendiz de poeta, eran uno y el mismo. Versículos que leían los prisioneros en los estadios, y que ya no leerían las hermanas Garmendia, dos de las poetas que había seducido y hecho desaparecer… Y así, en un ineludible recorrido por las muchas bifurcaciones de los senderos de la historia, las mitologías y las literaturas de nuestra época, nos es contada la nada ejemplar fábula de un impostor (¿pero no somos todos impostores en algún momento de nuestras vidas?), de un hombre de muchos nombres, sin otra moral que la estética (¿pero no es esta la aspiración de todo artista?), dandy del horror, asesino y fotógrafo del miedo, artista bárbaro que llevaba sus creaciones hasta sus últimas y letales consecuencias…

La tejedora de sombras es el retrato de una mujer que se empeño en confrontar el universo masculino de su época, y el inquietante recuerdo de una obsesión llevada hasta el límite.

A m p h i t ry o n

Ignacio Padilla (Ciudad de México 1968)

LA TEJEDORA DE SOMBRAS

Roberto Bolaño Estrella distante

JORGE VOLPI (México, 1968)

Ulises Rodríguez Febles y Alfredo Zaldívar; narra-dores orales y una decena de poetas matanceros. Se ha dedicado la peña –con la selección y lectura de parte de su obra- a Roque Dalton, Dulce María Loynaz, Augusto Monterroso, Alejandra Pizarnik y Marilyn Bobes, además de Nogueras, Galeano,

Benedetti, Cortázar, Brecht, Neruda y Martí.

Por otro parte, muchos de los artistas que intervie-nen en la espacio son jóve-nes, defensores –como indi-viduos o generación- de su propia forma de entender y transmitir el arte. Han sido invitados intérpretes forá-neos y del patio, entre ellos Carlo Fidel Tabeada, Aliesky Pérez y Miriel Santana, Annie Garcés y Jose Manuel Ordás,

así como integrantes de La Trovuntivitis de Santa Clara. Para el proyecto constituye prioridad servir de zócalo al arte joven que se hace en Matanzas y en Cuba; busca revelar sus energías y espíritu propositivo, rompiendo con prejuicios e indife-rencias. Es razón y delirio de cada peña explorar cómo llegar e incorporar más jóvenes, convenci-dos de que no puede existir un movimiento de trova sin un público joven que lo siga.

Cada cita se vuelve canto de todos, no solo por los invitados de la noche. La Casa de la Cultura tiene por su objeto social y ubicación la cercanía con la comunidad, la cual disfruta del espacio y se convierte en protagonista de las actividades. Existe una especie de cofradía en la que el pro-yecto se compromete como lugar de descanso y refugio espiritual para quien lo necesite. Salir de una intensa semana, olvidar que se aproxima otro lunes.

Ya celebró su tercer aniversario y, con él, se sopesan desencuentros, aciertos y retos. Rey Montalvo y el equipo-familia que lo acompaña no se conforman ante lo fácil y cotidiano, aunque tengan que lidiar con ello. Como otros proyectos, padecen de la burocracia, la falta de sensibilidad, el “bodegueo”, las censuras, las luces, el audio. Lu-

chan contra la apatía y el centrismo citadino, pues no siempre se valoran los espacios desarrollados en las periferias, lejos del bullicio habitual.

No obstante, Trovadores y punto sueña y cons-truye su propia épica. Se siente en deuda con los trovadores que existen en el país y con otros de los que hoy es aprendiz. En aras de un mayor impacto social, el proyecto prevé extender sus acciones dentro y fuera de la comunidad en la que se desarrolla: crear concursos para niños/as y adolescentes, hacer presentaciones en lugares con escasas propuestas culturales pero bastas tradiciones trovadorescas y realizar actividades comunitarias que muestren y transformen reali-dades. También evoca una ciudad más despierta, una Casa de la Trova y un festival donde conflu-yan el género y otras manifestaciones artísticas.

Así, con la sinceridad y picardía de un chico de tres años, este proyecto cultural abre sus puer-tas para disfrutar de música genuina y crítica, tan multifacética y bailable como otras. Invita a entrar a los inconformes con lo que les rodea –sonora y socialmente hablando-, deseosos de ser parte de un espacio articulador de creadores y com-prometido con su público. Lo incita a Ud., ya sea residente o visitante, a recuperar y (re)definir los encantos y colores de esta urbe, sin límites. Por ello, no debe conformarse con lo que encuentra al cruzar de un lado a otro el Viaducto, ¡a Matan-zas no solo la rodean sol y playa!, esta es también una ciudad… de trovadores y punto.

Casa de Cultura “Bonifacio Byrne”Calle Tirry, esquina 121, Reparto Pueblo Nuevo, Matanzas, Cuba.

[email protected] http://cubalaopinion.blogspot.com

Trovadores y punto sueña y construye su

propia épica.

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el oficio · mayo 201636 37mayo 2016 · el oficio

Con una peculiar decoración de motivos es-pañoles, el Mesón-Paladar Sancho Panza, ubi-

cado en las inmediaciones del Parque Quijote, goza de un perfil culinario de comida española,

cubana e italiana. El bar ofrece un esquicito servi-cio de coctelería. Cuenta con una cava internacio-nal, donde los vinos españoles e italianos sobre-salen dentro de su catálogo, junto a los mejores vinos argentinos y chilenos. El restaurante El me-són se mantiene abierto al público todos los días en los horarios de 12 pm a 12 am.

Calle J #508, e/ 23 y 25,Vedado · La Habana · Cuba

[email protected]

(+53) 7831 9046(+53) 5357 3848

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el oficio · mayo 201638 39mayo 2016 · el oficio

DEL LENGUAJE AL CONOCIMIENTO(Del libro Los Tiempos de la Humanidad, 2015)

A Iliana de Santiago, encantamiento

Aprender quiere decir unirse a las cosasMatsuoBashô

Al ver la luz moviéndose en la luz, haciendo forma en los colores, dijimosMariposa;Yla tierra se llenó de polen.

Al ver la flor bajo el derrame de otra flor, haciendo aroma en los colores, dijimosFlora;Y la tierra se llenó de polen.

Al ver la tierra levantándose en el polen, haciendo polvo en los colores, dijimosPolen;Y la tierra se llenó de polen.Entonces comprendimos:La tierra entera es plan del polen porque símbolo es la flor…

1Tocarte fue poner las dos necesidades bajo el manto de una sola sombra,

Decir Tocarte fue necesitar.

2Mirarte fue rehacer la calma,Ese cuerpo que se aleja mientras deja en la pradera una fragancia,

Decir Pradera fue expandir una palabra libertariaPara entender al animal antes de herir al animal.

3Olerte fue sacar la rosa de la nieblaPara hacerla florecer en un misterio,

Decir Misterio fue encontrar la rosa en el rosal.

4Besarte fue poner un horizonte en tu corola abierta,

Decir Corola fue olvidar un pensamiento sobre el pastoY entender la primavera sin rivalidad.

5Escucharte fue augurar una llovizna en la caída de una fruta seca,

Decir Llovizna fue atrapar el cielo en un terrón de barroY observar el tiempo hasta atrapar la tierra.

6Pensarte fue perder un cuerpo en el ameno vino de la espera,

Decir Espera fue encontrarte en la ebriedad.

7Sentirte fue meter la vastedad del bosque adentro de la vastedad de un símbolo,

Decir Símbolo fue meter la vastedad adentro de la realidad.

Poeta, dramaturgo, actor, cantautor e in-

vestigador. Autor de los libros de poesía: Todos

los cadáveres soy yo (Mención de Honor del 49 Premio Internacio-nal Casa de las Améri-

cas, 2008), Ecce Homo ll (Premio Nacional de

Poesía César Dávila Andrade, Cuenca,

2008), La identidad femenina (Editorial

El Conejo, 2008), Abrazo entre caníbal y mujer enamorada (El Quijote, Siria, 2009),

Caricias Lunch (La fraternidad, Argenti-

na, 2011), Estrategias para descarriar a una mujer, Los Tiempos de

la Humanidad (Men-ción de Honor del 54 Premio Internacional Casa de las Américas,

2013).

BRAVATA PARA EL RÍO CAUCA

A Fernando Soto Aparicio, I. M.

Volar para quési los ríos agonizany sus nombres son la memoria de las cenizas atroces,pronunciaciones a mediasque no son cantosino quejidocomo el Sambingo funerario,osario de hombres pecesque nunca conocieron el marporque sus plumasfueron cercenadascomo casas de un barrio obreroque insisteen el empinamientode los tarugos.De qué vale volaro dar saltos de tigresi donde hubo un río secreto,Timbiquí o Saija(a estas alturas de la muerteda lo mismo),se resquebrajanlas alas de los ancestroscomo maderos sin náufrago,latidos del aguaque se deshaceentre aves de patio.

ESCOMBRERA

“Sé que hay muertos que alumbran los caminos”Silvio Rodríguez, La Vergüenza

“Para recordar a los desaparecidos de la comuna 13,comienza este lunes la excavación en La Escombrera,

un terreno calificado por la Fiscalía como“la fosa común urbana más grande del mundo.”

Periódico El Tiempo

Este cuerpolacerado por amoresy ausencias,Tensión deacantiladosen que el verdees la memoriadel rojo:Palpitaciónque contieneel éxtasisde la herida.Este cuerpo,sacerdotede la nochesometidoa la congregacióncon otros cuerpos,no es tierra,ni polvo,ni carneni huesos,sino cascajodel paísen el que serpresenciaes crimeno pecado.Este cuerpo,tatuadode caricias,reposa ahoraen la podredumbredel olvido,es nitratode la escombrera,inmolación silenciada,anatomía rudareducidaa despojo.

Poeta y ensayista. Abogado especialista

en Derechos Humanos de la Universidad Ex-

ternado de Colombia y Magister en sociología aplicada de la Univer-

sidad Autónoma de Barcelona, España. Ha

publicado ocho libros de poesía: Cuentas del

alma (Bogotá, 2001), Silencio Transversal

(Bogotá, 2007), Épica de los desheredados

(Bogotá, 2010), Canto Abacuá (Bogotá, 2012),

Apesadumbrado fan-tasma (Ibagué, 2013), Narcisismos distantes

(Guayaquil, 2013), Reo de las sombras (Lima, 2014) y Postales desde

ciudades insomnes (Bogotá, 2015; San José

de Costa Rica, 2015).

CRISTIAN AVECILLAS

(Ecuador, 1977)

FERNANDO VARGAS

VALENCIA (Colombia, 1984)

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el oficio · mayo 201640 41mayo 2016 · el oficio

Del libro: NOMENCLATURA DEL INTERNADO (Mar Abierto, Manta, 2013)

memoria en re

Y en el Sur un discípulo anuncia la triple existenciaahijado de los mármolestemerosas sus pantuflas en la quinta rayuela

desperdiga al amanecer de su cabelloy él hablando de la angustia boca abajo

respirando letras en un trigo

Y del Sur yacen polares apellidos que alguien pronunció

mientras desaparecía el domingo de sus canasson imágenes de alabastro

dislocándose en una baldosa ensayando un elástico olvido

aún así edifico la contraluz del punto.final

memoria en sol

Alguna vez el tiempo calcinósu espanto en las curvas

escribió su biografíaentre juguetonas dimensiones

y renunció a seguir la ceremonia del zapato

Y aún la nostalgia de mis pulgaresmanosean la perilla del sueño

Gira el ojosesenta veces el cubismo del horizonte

el caballo va a las huellas del Sury topa el paralítico vacío del camino

Dentro del escaparate se dislocan los carrizosY en el Sur hubiera reunido a un lazarillo con su quebranto

ya sin escuchar la palabra de sus ausentestodavía duerme su cuarto menguante siempre cercano a la anterior madrugada

Poeta y profesor de la Universidad Central del

Ecuador. Doctorando por la Universidad Autónoma de Ma-

drid. Ha publicado 6 poemarios, entre ellos: Con un manuscrito en el horizonte (II Premio

en la Bienal Nacional de Poesía, Juegos Flo-

rales, 2011), Nomen-clatura del Internado (Mar Abierto-Manta,

2012); Rebeliones al filo de una sinfonía

(Buenos Aires, 2015) Premio Nacional de

Poesía “Jorge Carrera Andrade”. Ha realizado

el libro Premonición a las puertas Reci-

ente poesía ecuatoriana (Universidad Central

del Ecuador, 2012). Ha publicado el libro

de ensayos Vientos paralelos acotacio-nes sobre cultura y

literatura (CCE, 2015). Actualmente reside en

Madrid-España.

FREDDY AYALA

PLAZARTE

(Ecuador, 1983)

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el oficio · mayo 201642

Desde Guantánamo hasta Pinar del Río re-sonaron las voces de poetas cubanos y ex-tranjeros en la vigésima edición del Festi-

val Internacional de Poesía de La Habana (FIPH), convocado por la Asociación de Escritores de la UNEAC, la Oficina del Historiador de la Ciudad, la Dirección Provincial de Cultura de La Habana y el Centro Cultural Cuba Poesía. Más de cien bardos nacionales e internacionales asistieron a esta fes-tividad poética cubana.

Hasta las escuelas, las comunidades, los cen-tros culturales, los parques y las plazas llegó el Festival Internacional de Poesía de La Habana,

2016. Sin embargo, fueron las sedes de la UNEAC, la Casa del ALBA cultural y la Casa de la Poesía las que acogieron las actividades fundamentales que se realizaron del 23 al 28 de mayo en la capital cubana.

Con el objetivo de desplegar el FIPH desde el Oriente del país hacia la capital y otras provincias, tal como expresó Karel Leyva poeta y miembro del comité organizador del festival en una en-

trevista con la periodista Ana María Domínguez Cruz, cuatro poetas cubanos: Soleida Ríos, Jami-la Medina, Pierre Bernet y el propio Karel Leyva inauguraron la acción Cuba Poesía Itinerante en escuelas del territorio guantanamero.

En la tarde del 24 de mayo, luego de veinte días de lecturas en diversas provincias cubanas, quedó inaugurado oficialmente el FIPH con la acción poética “Palabra del mundo” en la Basíli-ca Menor del Convento de San Francisco de Asís. Una vez más el festival aunó a diversos poetas de Cuba y del mundo: Antón Arrufat, César López, Lina Zerón, Roberto Bianchi, Myrurgia Mutueel, Katherine Bisquet, entre otros; que en esta oca-sión compartieron escenario con el gran poeta y cineasta ruso Evgueni Evtushenko. La inaugu-ración estuvo acompañada por la entrega del Premio Rafael Alberti que otorga el FIPH y la So-ciedad de Naturales de Andalucía y sus descen-dientes a los poetas cubanos Georgina Herrera, Delfín Prats y Lina de Feria por la obra de la vida.

Jornadas de trabajo arduo para poetas e im-posibles de reseñar en su totalidad. Sin embargo, debe destacarse el trabajo de la Casa de la Poe-sía en la promoción de las nuevas generaciones poéticas. La inauguración de dos exposiciones: “Isla negra-Isla verde” y “Luces atrave(r)sadas” dio inicio a las actividadesdel FIPH en este centro cultural. La intención de los curadores fue la de reunir en un mismo espacio las artes plásticas y la poesía. En el caso de “Isla negra-Isla verde”, con la curaduría de Yuray Tolentino, veintiún poetas y a su vez veintiún artistas de la plástica reescriben los Veinte poemas de amor y una canción deses-perada de Pablo Neruda; mientras que en “Luces atrave(r)sadas”, con la fotografía a cargo de Zuri-saday Gómez y Yanela Piñeiro, se aglutina la obra de diez jóvenes poetas, miembros de la Asocia-ción Hermanos Saíz, que fungen como modelos de sus propios poemas.

Con el propósito de llevar la poesía a todos, la calle de madera fue el lugar elegido por la Casa de la Poesía para realizar el 25 de mayo un gran reci-

XX Festival Internacional de Poesía de La Habana

Alejandra Ferrer Cairo

tal de poetas y trovadores. Varias generaciones de poetas como Waldo Leyva, Soleida Ríos, Norberto Silva Itza, Pedro López Cerviño, Sinecio Verdecia, Israel Domínguez, Luis Amauri Rodríguez, David López Jimeno y Liliana Rodríguez, compartieron sus versos acompañados por la música del quin-teto Ensemble Vocal Ámbar, los trovadores Oscar Sánchez y Ramón David López Fuentes, así como por los espectáculos de las compañías Gigantería y danza-teatro Retazos.

Un día después, en el Patio de las yagrumas, fueron presentados por Idiel García y Yanelys Encinosa los libros El minotauro y la mariposa. Diálogos con Roberto Manzano y Ejercicios de la mayeútica (entrevistas a Jesús David Curbelo), respectivamente. Una muestra de colecciones de poesía de diversas editoriales como Letras Cuba-nas (La Habana), la Casa editorial Abril (La Haba-na), Áncora (Isla de la Juventud), Sed de Belleza (Villa Clara), La Luz (Holguín) y un gran recital de los poetas publicados bajo estos sellos editoria-

FOTOGRAFÍASDANIELA DÍAZ

CASA MUSEO JOSÉ LEZAMA LIMA22 ABRIL · 5 JULIO 2016

les, sucedieron a las presentaciones de los libros de Curbelo y Manzano.

Una vez terminadas las acciones poéticas en La Habana el FIPH retomó su carácter itinerante. En esta ocasión el sitio elegido fue el castillo de San Severino en Matanzas y la Sierra Maestra.

fulanito de tal en...

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el oficio · mayo 201644 45mayo 2016 · el oficio

Juanmi caminaba adelante, apurado. Yo me entretenía in-ventándole las dos h y la t, que

ya no estaban, a su camiseta del Chicharito en las rayas del Chivas. Era bien tarde y aún quedaban un par de millas para llegar a casa. Fue uno de esos días en los que había-mos perdido el bus de la fábrica y teníamos que atravesar un buen tramo de la autopista.

Juanmi no era un cobarde, pero temía por mí, por mamá, por Lupita que apenas tenía diez años, por pa-pá que ayer no volvió a casa. En la fá-brica unos chamacos juraron haber encontrado la cabeza de un hombre a la orilla de la carretera unas noches antes. En el pueblo era sabido que el ambiente no estaba tranquilo, había sicarios rondando la zona. ¿Por qué no aflojas Juanmi, me duele la espal-da? La bolsa que cargaba mi herma-no era la más pesada, pero él era el mayor, y corpulento para su edad.

Cargábamos con los ladrillos defec-tuosos que podíamos. Con ellos se había levantado y seguía constru-yéndose nuestra casa. Tú verás que lo de papá es cuestión de algunos tragos, ya debe haber llegado. Calla y camina Tito, me dijo. Anduvimos en silencio unos diez minutos más y la frialdad de la madrugada se hizo oficial. Seguía sus pasos a oído, por-que apenas lo veía. Desde lo profun-do del llano, un polvo inflamado por las luces de una camioneta comen-zó a acercarse de prisa. ¡Corre Tito! Pero yo ya estaba corriendo. Juanmi me alcanzó, me agarró con una ma-no y no podía conmigo, con la bolsa, con Lupita y con mamá y… ¡¿Dón-de estaba ese viejo borracho?! Los gritos y la luz estaban cada vez más cerca y justo al llegar a unos peque-ños árboles, Juanmi me empujó y se lanzó a mi lado. Aquellos arbustos no podían disimular sus pocas ga-nas de escondernos.

ese dolería más. Aunque pensándo-lo bien, el de Juanmi ya no me due-le, estoy acostumbrado.

Cuando terminó se dirigió a la camioneta y bajó por los pelos a una mujer. Luego otros dos arras-traron a un hombre tinto en sangre hasta su lado. La mujer estaba gol-peada, tenía un vestido azul cielo y era mi madre. El otro, por deduc-ción, era Don Roberto Mejías, papá, el alcohólico que violaba a Juanmi de pequeño, el que hacía dos no-ches no venía a casa porque le ha-bía fracturado dos costillas a mamá y Juanmi lo había amenazado con un cuchillo. Siempre tan valiente. Cuando el viejo salió por la puerta mamá le pegó una buena tanda. Más tarde, Juanmi se la cobró con la pobre Lupita que gritó como nun-ca antes, tal vez se pasó un poco. Pero a mamá que no hacía nada, le pasaba todo aquello. Ni cuando pa-pá se violaba a Juanmi, ni cuando Juanmi se cogía a Lupita o me co-gía a mí, ella simplemente callaba. Y nosotros estábamos allí, como ella, sin hacer algo, mientras el del rabo grande le cogía el culo y se lo hacía sangrar. Otro la sujetaba y le rompía los ojos a puñetazos. Juanmi esta-ba acurrucado con las manos en el rostro y parecía que lloraba, pero estoy seguro que rezaba. Él no era un cobarde.

Papá ni reaccionaba. Casi in-consciente, boca abajo en el sue-lo, trató de incorporarse y llamó la atención del superdotado violador. Soltó a mi madre, como se saca una paleta de su estuche, y penetró a Don Roberto, como se abre una pa-red con una broca.

Los gritos de papá eran exquisi-tos como nunca los imaginé, terri-bles. Traté de poner especial aten-ción a lo que corría por las piernas del azotador, ¿era sangre o mierda?, me costaba reconocerlo, creo que era un poco de las dos. Ese rabo se clavaba bien profundo y aquel

por la boca a Juanmi. Cuando la ro-ca ya estaba dentro de su cabeza y sus dientes se acomodaban encima de mis nudillos, me detuve. El flaco de turno al bate finalmente se paró, mamá no se movía más. Yo, fiel a su ejemplo, no hice nada por ella.

El polvo se elevó nuevamente y la camioneta retrocedió y comenzó a alejarse. Agarré el morral que me correspondía y me acerqué lenta-mente, con una erección insopor-table, hasta el cuerpo de mi madre que ya no era mucho más que un tapete invernal. Yacía boca abajo, con el culo al aire. Quizás, a pesar del daño, era el culo lo que mejor le había quedado. Para mi sorpresa estaba viva, y creo haber entendi-do entre burbujas rosadas que pe-día ayuda o decía mi nombre, no lo sé. Lo cierto es que cuando me acerqué para escucharla rosé mi ra-bo con sus muslos. Lo saqué de su confinamiento y decidí penetrar a alguien por vez primera. El mío era algo más grande que el del sicario. Si mal no recuerdo, mamá murió apenas unos segundos antes que me viniera.

Al llegar a casa encontré todo destrozado. Bueno, los tres tras-tos que teníamos. Para mi sorpre-sa mantenía una terrible erección. Cuando entré al cuarto de mamá hallé a Lupita, amarrada boca abajo y desnuda en la cama. Apenas me vio pegó un grito de alivio. Su cuer-pecito estaba lleno de moretones y cortes. El orificio del culo inflamado y con sangre. Eso debió ser obra del flaco del rabo grande; qué mu-chacho aquel para estar jodiendo a los demás. Lupita volvió a gemir pidiendo que la desatara. No perdí tiempo y me lancé sobre ella. Qué sorpresa se llevó cuando sintió que un rabo, más grande que el del sica-rio, le destrozaba el culo en aquella mañana.

C_ic_ ari_ oD. M. García

Vaya a saber la virgen qué suerte trazó aquella noche para nosotros, que la bendita camioneta vino a pa-rar justo frente a nuestro escondite. Luego fue polvo en los ojos, en los oídos y Juanmi casi me ahoga ta-pándome la boca. En ese momento podía aparecer la Santa Guadalupe, pero el asma no, no la tos.

Los matreros comenzaron a sal-tar del auto y sus botas espoladas sonaban a grandes cueros con poca pierna. Pensé en las pelis de acción, cuando el bueno se esconde del ma-lo, cuando es tan dichoso el guión que mean al protagonista. Estaba dispuesto a recibir un buen baño y permanecer callado. Me imaginaba el calor en la cabeza, corriendo por los oídos, llegando a los labios y la tentación de probar. La humedad en mis rodillas, muy extraña, per-manente, real. Llevé mi mano de-recha al suelo y palpé una pequeña charca. Venía de Juanmi y era orine. Pero estaba seguro que no era suyo. Juanmi siempre nos cuidaba, sobre todo a Lupita. Cada noche cuando mamá y papá se dormían, él se me-tía en su cama a enseñarle algunas cosas que en la vida son necesarias, dolorosas pero necesarias. A veces se quedaba dormido allí, con san-gre en los dedos y olor a mierda, y yo lo despertaba antes del amane-cer para que no lo descubrieran, y lo ayudaba a limpiarse las manos, a quitarse ese sabor horrible del miembro. Pero el orine no podía ser de Juanmi. Él no era un cobarde.

Alguien se acercaba. Ese no era el momento para decirle a mi her-mano que un hurón lo había meado.

El sicario no llegó hasta el arbus-to. Sacó su rabo a plena luz del ve-hículo y comenzó a dibujar figuras en la carretera. Tenía un miembro enorme. Le ondulaba poderoso y a media erección. Apenas lo agarraba a puño cerrado de su nacimiento en la pelvis; era muy grande, más gran-de que el de Juanmi. Supongo que

chavo era insaciable. Un escalofrío me recorrió todo el cuerpo y se eri-zaron mis pezones al sentir que en un ataque frenético, Juanmi se me encaramaba encima y comenzaba a metérmela con mucha fuerza. Yo no grité, era costumbre aguantar en silencio.

Desde que se entretenía con Lupita me cogía con muy poca fre-cuencia. La última vez hasta sangré un poco. Esta era diferente, lo hacía con pasión, mirando cómo le rom-pían el culo a papá. Me apretaba las nalgas, me mordía las orejas y hasta me alzó la cabeza y me besó en los labios por primera vez. Yo miraba aquel enorme rabo entrando y sa-liendo de papá, y sentía que el de Juanmi también era enorme y me golpeaba casi en donde empezaba el mío por dentro, y lo provocaba. Con cada pinchazo directo al alma se me hinchaba, y con más furia crecía, y a papá le volaron la cabeza con un revolver.

Juanmi se detuvo, se lanzó otra vez al lado y se llevó las manos al rostro. Mamá se dejó caer toda mórbida y sangrando. Otro, que hasta ese instante no había hecho más que mirar, levantó un bate de baseball y comenzó a pegarle con mucha fuerza. Casi ningún golpe iba a la cabeza sino a los pies y a las costillas. Alguien alzó la radio. Los demás se turnaban el bate y grita-ban. Juanmi se echó a llorar. Lo vi con mis propios ojos. Resulta que sí era un cobarde.

Con tanto ruido y desquicio po-díamos encender fuego si hubiése-mos querido y no nos habrían des-cubierto. Pero yo no pensé en eso, solo me hirvió la sangre al reconocer que un cobarde me rompía el culo desde los seis años. Metí la mano en una de las bolsas y agarré una roca perfecta, puntiaguda y filosa. Y en-tramos en sintonía el del rabo gran-de y yo. Él le rompía las costillas a mi madre y yo le encajaba la piedra

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el oficio · mayo 201646 47mayo 2016 · el oficio

l pasado 16 de mayo, el Centro Cultural Cao Xuequin vs Lisa See, radicado en el Barrio Chino, desarrolló un ciclo de actividades culturales en consideración al natalicio de uno de los grandes maestros de la narra-tiva hispanoamericana del siglo XX. Entre las ofertas

se incluyó la proyección audiovisual del antológico progra-ma televisivo A fondo (1976-1981), dirigido y presentado por el periodista español Joaquín Soler Serrano, quien para la ocasión, entrevistaba al homenajeado. La directora del Cen-tro, además, ofrece una considerable retribución a quien le facilite los programas faltantes en su colección. En su ha-ber se encuentran las entrevistas realizadas a Dalí, Cabrera Infante, Ernesto Sábato, Carpentier, Pedro Juan Gutiérrez, Julio Cortázar, Juan Rulfo, Dámaso Alonso y Dámaso Pérez Prado. Los interesados en colaborar con el abastecimiento de programas o en adquirir los que se encuentran en poder del Centro, pueden llamar al teléfono 78739064, o en su de-fecto al 78335888.

En unas discretas facciones se advierte la mirada de si-cópata, el ceño quejumbroso, y la boca deformada por una mueca de rufián –estilo “bella mafia”– exclusiva de otro clá-sico, Don Vito Corleone –no puedo sustraerme de imitarlo:

“Bonasera, Bonasera”. Así aparece ante cámaras, el escritor mexicano Juan Rulfo. Ya lo sabemos: Juan Rulfo irrumpió en la escritura de manera paradójica, abortando su prime-ra novela La cordillera o algo así. Luego publicó dos libros y dejó otra novela inconclusa. Y al cabo dijo “basta”. A esto se reduce la creación de un hombre escueto hasta el final de sus días.

Todos conocemos o hemos escuchado la mitología rul-fianesca de haber encontrado el parnaso sin menos esfuer-zo que los demás. Primero fue El llano en llamas. Un libro de relatos sobre campesinos violentos donde todos mueren, o bien asesinados o de insolación. Luego, llegó esa novela brevísima, en cuyo argumento un joven huérfano se despla-za por un pueblo irreal, capaz de inspirar a los productores de Resident Evil, en busca de su padre, un tal Pedro Páramo.

Sin embargo, muy pocos saben del Rulfo que anda-ba cámara en ristre, captando escenas cotidianas con una maestría comparable a la de los maestros del lente. Esta idea se refuerza en una frase breve pero contundente de Susan Sontag, quien consideraba a Rulfo como “el fotógrafo más importante que ha conocido Latinoamérica”. Hurgando en su biografía me encuentro con ese detalle insospechado.

Sus instantáneas reconstruyen el paisaje contenido en sus libros. Sitios en ruinas, centros históricos, lugares agres-tes; y lo que parece una sutil distracción: la belleza femeni-na. En una imagen, Clara Aparicio de Rulfo, su mujer, apare-ce investida de una sensualidad conmovedora. Esta imagen es una muestra de esa sensibilidad que, para quienes lo leemos, no nos sorprende, pero para el que no está acos-tumbrado a saberle fotógrafo, pues sencillamente se queda sobrecogido. En otra de sus obras fotográficas, extraordi-nariamente poética, se advierte un grupo de instrumentos musicales abandonados al suelo rocoso y en un segundo plano, varios hombres ignorando el encuadre fotográfico dejándose mezclar con atriles huérfanos de partituras, difu-minándose, al fondo, en la luz, las montañas irregulares.

Todo lo que es Juan Rulfo se nos ofrece en la plasti-cidad de esta ima-gen: el hombre, el desierto y la muer-te simbólica. Todo lo que se lee en su obra literaria tiene admirablemente continuidad en su obra fotográfica.

Radio 10, emisora radial cubana –valdría la pena decir clandestina–, surge en La Habana, dentro del marco de la filmación Fast & Furious 8. Creada por los productores auxiliares (P.A) la emisora sa-lió al aire al calor del incidente entre la Universal

Pictures, productora a cargo de la filmación, y la empresa cubana _____, encargada de la logística, la cual no cumplió de forma satisfactoria su co-metido, violentando de esta manera el contrato firmado con la empresa foránea.

Este hecho fue el cataliza-dor para que principalmente los P.A descontentos con la situación, denunciaran lo ocu-rrido a través de sus walkie-talkies, –léase boquitokis– me-dio de comunicación que utilizaban debido a las amplias locaciones.

Durante 36 horas, aproximadamente, el canal 10 de los boquitokis, que hasta entonces se encontraba desocupado, sirvió como plataforma para Radio10, la emisora P.A. Esta ofrecía una programación variada y entretenida, que in-cluía espacios musicales, anuncios publicitarios, imitación de grandes personalidades de la cultura cubana, informa-

ción de las últimas noticias que acontecían en la filmación, y la exitosa radionovela Amor pi-ei.

Una especie de huelga se dio entre las amas de casa del perímetro (Reina-Belascoaín-Galiano-Malecón), al saber que no habría un desenlace “a la cubana” –es decir, después de más de cien capítulos en que no pasa nada, la historia se resuelve forzosamente en cuarenta minutos, donde hay bo-das, tolerancia, reconciliaciones y escenas del malecón re-cortado con la puesta del sol. Acabando la novela tan pron-to como la presencia de los cines 3D en La Habana. Prueben esto:

-Papi. -Qué. -Papi. -Quéeee.… -¿Va a tomar café? -Quéeeeeeee -¿Va a tomar café? -Yo no quiero café.- ¿eh?-Yo no quiero caféeeeeeeeeeee -¿Mijo, y qué tu va a desayunar? -Abre las piernas.

Nice! Cuando digo que hubo de todo en Radio 10, es porque hubo de todo. Hasta censura. Pero esto es algo que, en nuestro espacio, es directamente proporcional a la fama. Aceptémoslo, nos encanta lo prohibido.

Manuel Hernández

Semejante éxito propició que el último día de trabajo, Radio 10 tuviese una última emisión especial. Tras el des-file de voces anónimas pi-ei, la nostalgia de tan singulares creadores por lo que fue un sueño de verdadera libertad comunicativa, Radio 10 quedó disuelta, dejando apenas la efigie del musculoso Vin Diesel en algunas camisetas. A esta imagen épica, tarantinesca, y heavy, se contrapone la oficia-lísima instantánea de un artista, devenido funcionario esta-tal, estrechando elegantemente la mano de un empresario gringo, dueño de Google. ¿Les suena? Radio 10 en Centro Habana y Google en Romerillo.

Instrumentos musicales y espectadores en Tlahuitoltepec. (1955)

El Negativo Foto: cortesía del autor

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