nº 10 INSURRECCIÓN ANIMAL - Difusión … Animalistas...–kapo- auxiliares, etc.) o todos...

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INSURRECCIÓN ANIMAL Simon Radowitsky nº 10

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INSURRECCIÓN ANIMAL

Simon Radowit sky

nº 10

LO PROMETIDO ES DEUDAYa está aquí el número 10.

Hace unos meses salió el 9 y dije queme apetecería tener tiempo paracomentar algunos artículos que me hangustado; y eso es lo que he hecho enesta ocasión.

En realidad, lo que se puedeleer aquí, y el mensaje que transmitenlos siguientes textos tienen poco o nadaque ver con los originales, al menos enesas ocasiones en las que he añadidomis reflexiones.

También hay un texto que hecogido de Internet; me lo pasaron, mehizo pensar y lo dejo tal cual. Es el de 'lavivisección sirve', y me gustó especial-mente porque refleja el pensamiento

crítico y antidogmático que hace buenafalta. El siguiente es de la misma perso-na, y habla precisamente de la necesi-dad de mantener una actitud crítica.Como están los dos relacionados hepensado que era mejor o poner los doso ninguno. Yo creo que son bastanteinteresantes.

Sigue habiendo infinidad deartículos que he leído y que me gustaríaescribir sobre ellos y compartir reflexio-nes, pero no tengo tiempo suficiente.Así que esto es lo que ha salido delhorno por ahora, aunque sé que son unpoco "densos", espero que te gusten y,sobretodo, te hagan pensar.

Sobre estas líneas León Czolgosz, ejecutado en la silla eléctrica por neutralizar al terrorista Mc Kinley en1901. Cuando éste fue a dar la mano a Leon, confundiéndolo con un admirador, Leon no entregó la suya, yle dio a cambio dos balas. Mc Kinley era un cruel azote de los trabajadores y condecorado imperialista. Trassu elección como presidente de EE.UU. en 1896 pidió a la ciudadanía “defender el honor financiero de estepaís con la misma devoción con que defienden el honor de su bandera.” Las últimas palabras de Czolgosz(antes de expresar su amor por su padre) fueron estas: “Yo maté al presidente porque era un enemigo de lagente buena, los buenos trabajadores. No siento remordimientos por mi crimen.”

Una comp aración especist a¿Cuántas veces has oído la expresiónde “nos trataban como a animales””?Muchas, seguro. Una de las ocasionesque más me impactó fue escuchandolas palabras de un dalit (“intocable” enel sistema de castas hindú) en un docu-mental. Protestaba por el trato “infrahu-mano” que recibía su gente por parte delos miembros de las castas superiores.Lo calificaba de injusto y vejatorio, y conla comparación que hizo: “nos tratancomo a perros” (acompañada de gestosde asco y desprecio) estaba diciendoque lo que era inaceptable para él y sugente, sí era aceptable para los perros.De hecho el mismo mal trato que reci-bía él, lo ejercía contra los perros.

Víctimas y verdugos¿Cómo es posible que gente

que ha padecido tantas injusticias lasacepte cuando son otros quienes lassufren?; ¿Cómo es posible que unapersona que ha sufrido el racismo y seha revelado contra él no titubee eninsultar a alguien por ser homosexual, oen pegar a su esposa? Solía pensarque quienes habían padecido unasinjusticias estaban en una mejor posi-ción para empatizar con quienes quepadecen otras, pero no suele ser así.

No veo que haya una mayorproporción de inmigrantes antisexistas;no veo que haya una mayor proporciónde homosexuales antiespecistas. Loque veo es algo muy distinto: sonmuchos los que sólo se preocupan de lainjusticia que padecen; de la que lesperjudica a ellos. Si son otras las vícti-mas “santas pascuas”. Incluso las vícti-mas de una injusticia ejercerán otras si

son ellos los beneficiados. O la mismainjusticia: ¿cuántos de nosotros hemostenido como jefe a un tirano que fueexplotado tiempo atrás? ¿Cuántoscurritos estuvieron especulando con elboom del ladrillo; subiendo el alquiler asus inquilinos –que llevaban el agua alcuello- al ritmo del mercado?

Dicen que “el poder corrompeal hombre”, yo creo que el poder y eldinero no vuelven malo a nadie, sóloque nos deja ver quién es un mezquino.Si antes no lo demostraban era porqueno podían. El dinero simplemente les dala oportunidad de mostrarnos quiénesson realmente.

Una misma ideología injust a;distint as víctimas

Volviendo a la comparación. Sehace especialmente frecuente cuandoleemos o escuchamos testimonios devíctimas del nazismo. No les faltanrazones. El mal trato a los judíos (nofueron las únicas víctimas del nacionalsocialismo aunque sea de las que másse habla; gitanos, anarquistas, homose-xuales, demócratas, comunistas, etc.también deben tenerse en cuenta) sebasa en una ideología racista, la cualconsiste en despreciar a un individuo enfunción de la raza a la que pertenece.La misma raíz del problema, la ideológi-ca, es equivalente en el caso de losjudíos y en el caso de los animales nohumanos. Si el mal trato y asesinato delos judíos se cimentaba en el racismo,el de los animales no humanos se sos-tiene sobre un pilar igual de injusto quese llama especismo. En este caso con-siste en discriminar a un individuo enfunción de la especie a la que pertene-

ESPECISMO Y NACIONALSOCIALISMO-dos caras de una misma moneda-

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ce. Como vemos, las similitudes entreel trato padecido por judíos y el sufridopor animales no humanos son radicales(están en la misma raíz del problema).

Ver que el racismo y el especis-mo son dos imágenes equivalentes deuna misma injusticia me ha empujado adocumentarme sobre algunos de losprincipales lugares donde se llevan a lapráctica: granjas y mataderos en elcaso del especismo; campos de prisio-neros y de exterminio en el caso delracismo.

Lo que sigue son reflexionesbasadas en un proyecto de investiga-ción sobre la reciprocidad (de PazMoreno Feliú), que profundiza en lasrelaciones interpersonales entre laspersonas víctimas del nazismo enAuschwitz. El objetivo que persigo esdemostrar que si dos sucesos se funda-mentan en unas mismas premisas, elresultado es idéntico; las variacionessólo pueden ser de detalle, superficia-les.

Las similitudes van mucho másallá de que los judíosllegasen a los centrosde exterminio conduci-dos en vagones quetambién eran emplea-dos para llevar anima-les al matadero. Loque sucedía en el inte-rior de los propioscampos de concentra-ción es prácticamenteidéntico a lo que suce-de hoy en día en lagranja que hay a esca-sos kilómetros denuestras casas; comoveremos a continua-ción.

Los subcam -pos de Auschwitz

A u s c h w i t zcomprendía una com-pleja red de subcam-pos (llegaron a sermás de cuarenta),administrados ydependientes de tresgrandes centros(Czech, 1990). PazMoreno Feliu nosexplica la estructura

del campo: estaba compuesto por“Auschwitz I, o campo principal;Auschwitz II o Birkenau, situado a 3 Km.del campo principal que era al mismotiempo campo de concentración (desdeoctubre de 1942 albergaba el campo demujeres así como los campos de familiade gitanos y judíos checos), campo detrabajo y campo de exterminio (desde laprimavera de 1942 hasta noviembre de1944); por último Auschwitz III, tambiénllamado Monowitz o Buna que era uncampo de trabajo centrado en la fábricaque la compañía IG Farben construyóallí para producir caucho sintético.” Lacifra media de prisioneros oscilaba,según las épocas, entre 80.000 y120.000 (Czech, 1990).

Paz Moreno Feliú continúaexplicando: “En total entre mayo de1940 y enero de 1945 se registraron enAuschwitz unos 405.000 reclusos de losque más de la mitad perecieron. Estascifras se refieren a todo el complejo,pero no incluyen el cerca de millón depersonas exterminadas en las cámarasde gas de Birkenau). La mayoría de losprisioneros ignoraban la magnitud deAuschwitz. Desde un punto de vistaexterno podemos representarlo comoun triángulo cuyos vértices serían lascámaras de gas del campo de extermi-nio de Birkenau, la fábrica de cauchosintético (Buna) en Monowitz y las polí-ticas concentracionarias de AuschwitzI.”

Relaciones sociales enAuschwitz

Dachau fue el campo de con-centración pionero, el modelo quetomarían los que se crearon a continua-ción. Fue Eickel quien diseñó el doblesistema de Dachau que copiaríaAuschwitz: por una parte había unaestructura organizativa y administrativa

de la que se ocupaba un número redu-cido de SS junto con los guardianessubordinados del campo. Por otra partehabía una serie de “mecanismos quepermitían dominar a una masa confusade prisioneros, cuya vida transcurría enun universo social difícilmente controla-ble por ellos mismos; la violencia institu-cionalizada (tanto por parte de los guar-dias como entre los propios prisione-ros); el clima extremo; el agua no pota-ble; el hambre, etc. llevaban a muchosprisioneros al hospital.

Hoss, el primer comandante yartífice de Auschwitz fue quien puso enmarcha la estructura de control internodel campo. Para ello creó distintos ran-gos enfrentados en los que clasificaríaa algunos prisioneros. En el periodo enel que Höss ocupó el puesto antes cita-do, todos los rangos (jefe de campo,jefe de oficinistas del campo, jefe deestadísticas del campo, jefe de barraco-nes, jefe de cada patrulla de trabajo–kapo- auxiliares, etc.) o todos aquellosque ocupaban posiciones especiales(traductores, músicos, médicos, cocine-ros, etc.) estaban ocupados por presoscomunes. A partir de la marcha de Hössalgunos presos políticos tuvieron acce-so a tales puestos, lo que hizo que cam-biase el clima que se respiraba en elcampo.

La presa política S.Szmaglewska comparte en sus memo-rias los permanentes abusos de poderpor parte de quienes se encontraban enuna situación de privilegio: “En 1942, lacasta (sic) de los comunes estaba almando, así que ser una persona instrui-da significaba la muerte. Por ello, losSS les convirtieron en prisioneros fun-cionarios que portaban un brazaleterojo, amarillo o negro según su puesto,con las iniciales del cargo. Una de ellasera Maria Imiola, una alemana de

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Silesia, supervisora del bloque, soloclemente ante los sobornos de lospaquetes de comida de casa. Llevabaun brazalete negro con las letras L A, unmandil negro, y una porra. Estos prisio-neros causaron tanto daño como todala SS junta.”

Llama la atención la similitudentre la organización de los campos deconcentración nazis con las cárcelesfascistas. Para reducir gastos, tambiénen España, los propios presos se teníanque hacer cargo de las tareas adminis-trativas. Como muchos de los presospolíticos eran gente con inquietudes ycultivada, solían ser ellos quienes seocupaban de la administración; esto lespermitía tener muchas ventajas a lahora de organizarse y evitar abusos depoder entre los propios prisioneros.

No es lo mismo que quien seocupa de estos cometidos sea alguienque está en la cárcel por robar a un tra-bajador que alguien que está preso pre-cisamente por luchar contra el robo alos trabajadores (por parte de los tira-nos) y por lograr una situación de justi-cia social. Mientras que el primero utili-zaría su posición para chantajear aotros presos, el segundo buscará la jus-ticia de los presos entre ellos y reduciral máximo el abuso por parte de los

guardias. Hay que añadir que en esta

época los presos políticos crearonescuelas en las cárceles, y cientos depersonas aprendieron a leer, a escribir yse cultivaron en las prisiones españolasde aquellas épocas (Abel Paz, Al pie delMuro).

Regresando a Auschwitz, muybien sabía Höss que los presos políti-cos no eran los candidatos idóneospara ocupar tareas de responsabilidad:no crearían divisiones entre los inter-nos. Por consiguiente no les permitíaque accediesen a tales puestos.

Rudolf Höss, el que fueComandante de Auschwitz hasta 1943,veía que los prisioneros-funcionariossometían a los otros presos a su propiopoder, y él lo fomentaba. Creó un bata-llón jerárquico de prisioneros que des-confiaban unos de otros y competíanentre ellos por conseguir las posicionesmás elevadas. Estos internos queríangozar de un mayor poder y acceder amás recursos a costa de quitárselos alos demás. Por ejemplo, un puesto muycotizado era el de cocinero, porque estoles daba la oportunidad de tener unmayor acceso a alimentos y les garanti-zaba que no morirían por inanición,además podrían sustraer alimentos con

los que hacer intercambios conotros presos. Lógicamente, elque los cocineros comiesenmás, implicaba necesariamenteque los platos fuesen menoscuantiosos para sus compañe-ros del campo.

Para la dirección nazidel campo, era necesario pro-mover el antagonismo y la ato-mización entre los prisioneros,especialmente cuando estosprocedían de algún tipo decomunidad que les facilitase el

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que se organizasen. Si lograban queincluso en esos núcleos reinase la des-confianza y la traición entre los presosse facilitaría enormemente la tarea a los“escasos” guardias germanos. Decenasde miles de presos organizados sonmuy peligrosos.

Höss nos lo explica con suspropias palabras: “En los campos deconcentración las rivalidades eran alen-tadas y mantenidas por las autoridadespara impedir cualquier unión fuerteentre los prisioneros. No sólo las dife-rencias políticas, sino también el anta-gonismo entre las distintas categoríasde prisioneros. Por fuertes que fuesenlas autoridades del campo, no hubiesesido posible controlar o dirigir a losmiles de prisioneros sin servirse de susantagonismos mutuos. Cuanto másantagonismo y más feroz era la luchapor el poder, más fácil resultaba contro-lar el campo. Divide et impera. Estamáxima que nunca debe subestimarse,tiene la misma importancia en uncampo concentración que en la altapolítica.” (Höss, 1978:57).

Otras estrategias p ara pro -mover las barreras entre los presosde Auschwitz

La estructura jerárquica depoder no era el único medio por el quese lograba la atomización de los prisio-neros. La diferenciación era reforzadapor la gran variedad de presos quehabía, además de que la continuacióncambiaba continuamente (había presosque eran trasladados de barracón, otrosal hospital, y otros fallecían), por lo queestablecer lazos de amistad duraderosera complejo.

Paz Moreno Feliú lo comentade este modo: “la interrelación de varia-bles tales como la adscripción política,religiosa, racial, criminal y nacional de

los prisioneros; el trabajo; el tipo debarracón donde se alojaban; el tiempode estancia; las relaciones con otrosreclusos, sobre todo con los prisione-ros-funcionarios; y las lenguas habla-das, reforzaba, aún creando nuevasnormas, el dominio y la hostilidad entrelos prisioneros.”

Hay que añadir que cada pri-sionero portaba información identifica-toria, algo que no sólo cumplía el come-tido de facilitar tareas burocráticas decontrol por parte de las autoridades.También lograban resaltar las diferen-cias que había entre los presos. “Granparte de estas distinciones estaba codi-ficada por el sistema de triángulos,números y letras mayúsculas que cadaprisionero anónimo debía llevar en eltraje: un triángulo rojo denotaba un pri-sionero político o un resistente de lospaíses ocupados, uno verde, un delin-cuente común, uno negro, a un denomi-nado asocial o a un gitano. Dos triángu-los [amarillos] superpuestos formandola estrella [de David] indicaban que losprisioneros eran judíos, un triángulorosa, homosexuales y uno violeta, testi-gos de Jeovah. Una P señalaba que elprisionero era polaco, una F, francés,etc.”

Se puede caer en el error depensar que las identificaciones, aunquedisgregasen a los prisioneros, tambiénpodían facilitar que se estableciesenlazos entre aquellos cuyos códigos fue-sen semejantes, pero esto era algo quehabían anticipado los guardias, y habí-an tomado medidas. Lo explica la presapolítica S. Szmaglewska en sus memo-rias: “Una vez rasurados todos pareceniguales, pero son como seres de dife-rentes planetas que nunca se entende-rán entre sí. La única diferencia es elwinkiel (triángulo) colocado en el pechoal lado del número: rojo para los políti-

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cos, para los ladrones, falsificadores ymalversadores, verde; negro para ban-didos y prostitutas. Sin embargo, paraconfundir, a menudo, la astuta secciónpolítica, le pone un triángulo rojo a unpreso común.”

Los presos más inclinados aorganizarse y luchar eran, lógicamente,aquellos que tenían una fuerte concien-cia moral y deseos de justicia. Estos fre-cuentemente eran los presos políticos.Pero como hemos visto el que dos pre-sos llevasen un triángulo rojo no leshacía confiar el uno en el otro, porque eltriángulo rojo no garantizaba que real-mente fuese un preso político, podía serun preso común al que habían colocadolos guardias tal identificación. Ademásestaba el problema de la lengua, perosobretodo las rivalidades que podíanexistir entre distintos presos políticos,ya que también estaban clasificadoscomo presos políticos a militantes nazisque habían tenido conflictos o disiden-cias con el régimen o con sus superio-res. Entre ellos también se incluía un

espectro tan amplio e irreconciliablecomo: anarquistas excombatientes enla revolución española, socialdemócra-tas, sindicalistas, comunistas, miem-bros de la resistencia a la ocupaciónnazi, etc.

Alianzas frágiles en un climade desconfianza permanente

El modelo de antagonismoentre los prisioneros terminó desembo-cando en el surgimiento de relacionessociales entre ellos para garantizarse lasubsistencia: se crearon redes de inter-cambio que eran diferentes en funcióndel nivel de jerarquía de cada preso.Los prisioneros corrientes se limitabana crear pequeñas “familias” cuyos vín-culos podían reforzarse por afinidadespolíticas, religiosas, de nacionalidad,idioma, etc. En las capas altas las redesde intercambio incluían también a traba-jadores civiles y a los propios miembrosde las SS.

Por ejemplo, un tal KurtReihnold, el oberkapo del komando de

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los carpinteros sabía bien cómo sacarel máximo partido a su rango. Obteníafavores y objetos de valor con los quehacía negocios. Recordemos que ennúmero de guardas de las SS era rela-tivamente bajo, y los propios presoseran quienes hacían de guardias y con-fiscaban objetos, por lo que los propiosSS no tenían acceso directo a los obje-tos de valor. Si, por ejemplo, un guardiade las SS quería regalar un anillo dediamantes para regaládselo a su espo-sa, lo tenía que obtener “negociando”con un preso de alto rango con el quemantuviese contacto. Kurt Reinhold, erauno de los internos con rango alto, yentre su clientela principal estaban lospropios SS, “desde el comandante a losde más baja graduación” (Laks 1991:103).

Pero el contexto en el que sellevaban a cabo las alianzas en losestratos superiores seguía siendo dedesconfianza. No eran redes o asocia-ciones fijas, con obligaciones y normasdefinidas, eran discontinuas e inesta-

bles. La estructura de la alianza fre-cuentemente se mantenía, pero susprotagonistas iban cambiando.

Las alianzas en los estratosinferiores no deben entenderse comouna forma de resistencia o como algoque mitigase las condiciones de vida dela masa de prisioneros. Aunque es cier-to que algunos prisioneros, especial-mente los políticos, sí lo veían en esesentido, como pronto veremos.

K. Hart habla de las alianzas enel campo:

“Se formaban ‘pequeñas fami-lias’ en un barracón. Tres o cuatro ami-gas se agrupaban y organizaban lascosas juntas. Una adquiría pan, otraencontraba un pañuelo, o un lápiz opapeles, otra agua. Los miembros deun grupo se ayudaban unos a otros ydesafiaban al resto. Fuera de la familiatenía que haber sobornos, dentro, amory ayuda mutua.”

Por su parte, el Dr Nahom tam-bién cuenta su historia, que es algomacabra:

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En el bloque 12 el Dr. Goltz deParís, el Dr. Horeau de Cany(Normandía) y yo hemos formado unaasociación. Hacemos fondo común conlo que cualquiera de nosotros puedaorganizar durante el día. Por la noche loreunimos y tomamos nuestra comidajuntos. En la parte de atrás del bloque12 hay una pequeña barraca de made-ra, la morgue de Birkenau… pero paranuestra asociación de tres médicos esun refugio providencial. Allí nos relaja-mos, tomamos nuestra cena cuandohemos organizado algo especial.Apartamos los cadáveres, para tenersitio y ponemos la olla de patatas, casitocando a los muertos porque la mesano es muy ancha.”

Organizar “Las autoridades del campo

nos han dado la autorización para efec-tuar mejoras, pero no han manifestadoel más mínimo interés por los mediosempleados para realizarlas. Nos handicho, como de costumbre “organizarosvosotros mismos” ¿Cómo? ¿Con laayuda de quién? Eso no le importa anadie” (Lack 1991: 103).

Aquí parece que nos encontra-mos con el origen del término ‘organi-zar’ en Auschwitz. Vocablo que no tienenada que ver con la organización de losprisioneros para crear un movimientode resistencia interno y apoyarse entreellos (aunque sí lo hubo a muy bajaescala, e incluso se hicieron sabotajescomo el de las cámaras de gas).Organizar equivalía, por el contrario, a“buscarse la vida”. Veamos las defini-ciones que dan los propios internos:

“organizar significa, en la jergade los campos procurarse cualquiercosa mediante el robo o no importa quéotro medio” (Heftlesr 1992: 52).

“Robar se convirtió en un arte,

una virtud, algo para enorgullecerse. Lellamábamos organización (…) habíamuchos que organizaban la ración depan del vecino, sin tener en cuenta sipodría morir de hambre como conse-cuencia, o los zapatos del compañerode cama sin importarles si unos piessangrantes les condenaban al cremato-rio. Robando pan, zapatos, agua, roba-bas una vida para ti mismo incluso aexpensas de otras vidas.” (Perl 1979)

“Organizar significaba inter-cambiar tu pan por un jersey o tu mar-garina por una cucharilla. Alguien quecoge un cacho de jabón dejado por otraprisionera en la ducha o lavabo estáorganizando y lo mismo el prisioneroque oculta un cuchillo o un par de tijerasque se han caído de la cama de arribay después las cambia por pan o el pri-sionero que coge un par de patatas deun cubo o apaña unas cucharadas delcaldero… La forma en que los prisione-ros “organizan” a expensas de todo elmundo no tiene fin. Y quien no organi-ce, está muerto.” (Tedeschi 1992: 49-50).

Los presos políticos, no obs-tante, sí trazaban una nítida línea dedemarcación entre “organizar” y “robar”.Organizar consistía en expropiar algo alos nazis, constituía un acto de resisten-cia y veían un claro matiz político.Lewisnka, presa política dice en susmemorias “es gracias a vosotras, bra-vas organizadoras, que los alemanesno nos han pedido exterminar a todos”.

Robar, por el contrario, eraaprovecharse de una situación de ven-taja frente a otro prisionero; para lospresos políticos era injusto y desprecia-ble. La conciencia moral que era fre-cuente entre los presos políticos, esca-seaba entre los comunes. Lewinska,nos aporta la explicación de lo que eraorganizar para los presos políticos:

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“La base material de la vida enel campo estaba constituida por lo quenosotros llamábamos ‘organización’,término que en el argot de Oswiecim[nombre polaco de Auschwitz] significa-ba un robo cometido en los almacenesdel campo. Esta organización-robo eranuestra respuesta y nuestra defensacontra la privación de todos los bienesmateriales…”

Distintos estudios enfatizan enla diferencia entre los presos políticos“que ejercían la rectitud moral de laredistribución a partir de lo almacenadopor los alemanes, de los presos comu-nes que robaban de forma generalizadaa los otros prisioneros.” Pero son parti-cularmente reveladoras las palabras delos propios presos.

La presa política polaca S.Szmaglewska afirma que “[los presoscomunes] han distorsionado el significa-do de la palabra ‘organizar’ enOswiecim. En el lenguaje de un prisio-nero político la palabra ‘organizar’ signi-fica adquirir una cosa que necesitas sinperjudicar a otro prisionero como porejemplo, tomar una camisa de un alma-cén. Pero tomar la camisa que alguienhabía lavado y puesto a secar en lahierba no es organizar, es robar.”

Los princip ales puntos deorganización

¿Dónde se organizaba enton-ces? Como hemos visto, los presospolíticos sólo contemplan como organi-zar a la expropiación de los bienesmateriales de los almacenes nazis.Para los presos comunes cualquier sitioera idóneo para organizar. Pero nosocuparemos ahora de los almacenes encuestión.

Existían en Auschwitz varioslugares de almacenamiento de los bien-

es necesarios para mantener el funcio-namiento del campo. El más importantede estos barracones era conocido comoCanadá, y se alimentaba de los bienessustraídos a los nuevos internos y a losasesinados en las cámaras de gas.

Los encargados de clasificar ydistribuir los bienes eran los propiosinternos, y los capos no podían realizartales funciones. Ellos eran los encarga-dos de supervisar. Nos encontramosentonces con el comando Canadá,compuesto por unos 800 internos quese encargaban de clasificar y gestionartodas las riquezas con las que llegabanlos nuevos prisioneros. Éstos efectua-ban frecuentes robos que, por un ladoeran tolerados por sus supervisores acambio de un trozo del pastel, y por otrolado les dejaba una situación privilegia-da en el campo, porque los objetosexpropiados a continuación podían sercanjeados por otros objetos o favores.Se extraían de Canadá cigarrillos, ropa,medicinas, alimentos, etc. No es casua-lidad que trabajar en Canadá fuese unpuesto muy cotizado.

Sobre Canadá nos dice Vrba(1964; 165): “una semana en Canadáme enseñó más sobre el propósito deAuschwitz que lo que había aprendidoen los tres meses transcurridos desdemi iniciación. Era una lección vomitivano tanto por la brutalidad, el sadismo olas muertes esporádicas como por lasangre fría del comercialismo del lugar”.

Sacando p artido de las des -gracias ajenas

La expropiación de objetos delos almacenes del campo, constituíauna expropiación al régimen nazi. Todoel oro y los materiales de valor confisca-dos que había en Canadá pertenecía alos nazis, y serían empleados parareforzar al régimen. La expropiación de

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estos objetos y su posterior comercio(en el que participaban incluso entre lospropios oficiales de las SS) significabaun problema para el régimen. A pesarde que algunos presos veían connota-ciones políticas y solidarias en las‘organizaciones’ efectuadas en Canadá;esto no se ajusta del todo a la realidad,puesto que los mismos que ‘organiza-ban’ en Canadá, podían ‘organizarle’ elmendrugo de pan al vecino de la camacontigua.

Dejando al margen las idealiza-ciones, no podemos pasar por alto algu-nos hechos difíciles de digerir, se tratade que “la riqueza de Canadá y la ‘pros-peridad’ de que hacía disfrutar al campodependía de la llegada de nuevas vícti-mas, de los bienes que traían y de lospaíses de procedencia. Otra de lasparadojas de Auschwitz estribaba enque el incremento de muertos, llevadosa las cámaras de gas directamente,favorecía a los prisioneros de los cam-pos (Paz Moreno Feliú).”

Los morosLos presos más veteranos eran

respetados por los demás internos,habían demostrado su capacidad desupervivencia. Además generalmenteocupaban buenos puestos y contabancon óptimas redes de contacto. En elotro extremo del espectro estaban losque eran conocidos como ‘los moros’.Eran aquellos ‘cadáveres andantes’,desnutridos y débiles que no podíanorganizar ni comida ni ropa. Sus botas ycamisas estaban rotas, y sus horas con-tadas.

Los ‘moros’ son los prisionerosque suelen aparecer en las fotos de loscampos de concentración. Eran miles, yservían de recordatorio a los demáspresos de en qué podían convertirse sino ‘organizaban’.

Similitudes y diferenciasSeguidamente se analizarán

las coincidencias y diferencias entre lasvíctimas del especismo y las de loscampos de concentración. Nos centra-remos especialmente en los judíos ygitanos, puesto que la base de su discri-minación es la raza, y las similitudesson, si cabe, todavía más evidentes conrespecto a la discriminación de los ani-males (basada en la especie).

Antes de entrar en ello, se haráuna aclaración con respecto a la com-paración del principio del texto.

a) la comparaciónHe empezado el texto aludien-

do a una comparación (de carácterespecista) que acostumbran hacer lasvíctimas humanas de injusticias: “nostratan como a animales”, dicen. Creoque ha llegado el momento de analizaresta comparación con mayor profundi-dad.

Cuando una víctima, por ejem-plo judía, dice indignada en sus memo-rias “nos trataban como a ganado”,nadie encuentra que esto sea un insul-to hacia los terneros (u ovejas, etc.). Loque se encuentra indignante es que “aun humano se le ha rebajado al nivel deun animal.” Los animales no humanos ylos judíos (y los no judíos) tienen elmismo interés en vivir sus vidas y dis-frutar de ellas. Tanto judíos como terne-ros sienten y tienen intereses, por con-siguiente merecen respeto. Ademásese respeto es por igual, equivalente.Tan mal está cosificar a un judío como aun ternero. Ambos son actos repudia-bles.

Sin embargo, quienes sostie-nen tales afirmaciones generalmente lohacen en el sentido en el que lo hacía eldalit que mencioné en el primer aparta-

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do del texto: “lo que no acepto que mehagan a mí, me parece bien que se lohagan a un perro; de hecho yo trato alperro como no quiero que me traten amí.” Y es que, por poco que nos gusteel sistema de castas de la India (o elracismo), no debemos olvidar que siem-pre en la casta más baja están los ani-males no humanos. Derrocar ese siste-ma de castas debe incluir todas las cas-tas, también la de los animales.

Me alegra señalar que, aunquesean casos excepcionales, hay perso-nas cuya condición de víctimas se hacatalizado en una empatía hacia otrasvíctimas pertenecientes a distintos gru-pos. En la revista Mundo Vegano, leí unartículo muy emocionante escrito poruna persona judía confinada primero enel ghetto de Varsovia y seguidamenteen un campo de concentración. Estapersona pudo ver claramente que loque era injusto para ella, también lo erapara un ternero. Que ambos sentían y

merecían vivir, e hizo suyo y llevó a lapráctica el principio de igualdad.

Esta persona procedente deVarsovia comparaba la situación quehabía sufrido con la que padecían millo-nes de animales en todo el mundo en laactualidad. Dicha comparación no erade carácter especista; rechazabaambos términos de la comparación porigual. En este caso la comparación esmás que aceptable.

Ese es el mismo sentido en elque los activistas por los derechos delos animales comparamos la explota-ción en los campos deconcentración/exterminio con la explo-tación en granjas y mataderos. El obje-tivo no es resaltar más una injusticia porencima de la otra, sino exponer las simi-litudes entre las dos, para que ambasreciban la misma atención e idénticorechazo.

En los campos de concentración no sólo hubo judíos, en el cartel se lee: “Los españoles antifas-cistas saludan a las fuerzas liberadoras.”

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b) En cuanto a las condicionesAunque es cierto que los prisio-

neros del nazismo tenían acceso a hos-pitales y los animales enfermos engranjas son estampados contra unapared o arrojados a un contenedor paradejarlos morir, no podemos olvidar queel acceso a medicamentos en el hospi-tal era muy bajo. El personal sanitarioestaba compuesto por los propios pre-sos, y lo hacían lo mejor posible (nosólo por cuestiones morales, sino tam-bién porque esto les suponía favores ypagos), pero el material sanitario delque disponían era, básicamente, elexpropiado en Canadá y otros centrosde almacenamiento. Por estos motivos,la proporción de enfermos humanosque salían con vida de los hospitalesera muy reducida.

Tampoco en los campos deconcentración dormían sobre susexcrementos, mientras que no sonpocas las granjas en las que sus inter-nos tienen excrementos hasta las rodi-llas o cinturas. En los campos de con-centración nazis había letrinas.

Pero el motivo por el que losnazis proveían de letrinas a sus prisio-neros era que no querían motines, yque querían que albergasen ciertaesperanza de que iban a salir con vida.

Querían que pensasen que no todoestaba perdido, y que según lo quehiciesen las probabilidades de sobrevi-vir era mayor. Es decir, cada presodebía pensar que su vida dependía deél/ella y cualquier movimiento arriesga-do (rebelión) supondría morir sin nece-sidad. Hasta el mismo momento de lamuerte, muchos prisioneros albergabanesa esperanza, era entonces cuando sedaban cuenta de que de las “duchas” loque salía no era agua. Pero ya erademasiado largo.

Es decir, las diferencias desalubridad son mínimas, y superficiales.Los motivos son estratégicos, y nomorales: si a los cerdos, pollos, vacas,etc. se les obliga a dormir sobre susexcrementos es porque les sale renta-ble a los granjeros (basta con “atiborrar-les” a base de antibióticos). Si a los judí-os se les daba la oportunidad de acce-der a una letrina era por el mismo moti-vo: les resultaba rentable a los nazis (decara a evitar rebeliones). El mismorazonamiento se puede observar ensentido opuesto: si los presos nazisestaban sometidos a fuertes cambiosde temperatura era porque no salía ren-table instalar un sistema de calefacciónadecuado; si la temperatura en lasgranjas de pollos está muy bien regula-

da y controlada es porque uncambio brusco de temperatu-ra puede suponer la ruina algranjero (decenas de milesde pollos morirían).

c) En cuanto a las relacionesentre los internos

Marshall Shallins,conocido antropólogo, en untexto sobre la economía tribalexplica cómo las condicionesexternas afectan a las relacio-nes de reciprocidad. Como

Trabajadores meten a prisioneros de un campo de exter-minio para visones en una cámara de gas.

veremos, sus comentarios coincidencon el caso de Auschwitz:

“Acosados por la disminuciónprogresiva de los suministros de víve-res, es corriente […] hacer frente a laamenaza mediante una doble intensifi-cación de solidaridad comunal y coope-ración económica. Las personas seayudan mutuamente como pueden y,mientras persiste la carestía, la recipro-cidad generalizada es llevada muchomás allá de su esfera social normal. Noobstante, si la escasez se prolonga yagrava, la estructura de la solidaridadpuede que no soporte la carga: en la cri-sis final los hogares reafirman su inte-rés particular, y las personas que hanfacilitado comida en los primerosmomentos del desastre se muestranluego indiferentes ante los apuros delos demás.”

Esta etapa final que mencionaShallins, en la que la situación es des-esperada encaja con la vivida enAuschwitz, pero también en la mayoríade las granjas del mundo. Igual que enel campo de concentración se forman‘pequeñas familias’ que compiten conotros, o individuos que sólo se preocu-pan por ellos mismos, en las granjassucede lo mismo. Obviamente, en unagranja de pollos, donde hay decenas demiles de bebés, no tienen siquiera laoportunidad para reconocerse entreellos; no pueden establecer lazos. Peroen otras granjas, de vacas por ejemplo,o de perros y monos (para la vivisec-ción) se establecen lazos de amistad ygrupos más o menos cerrados, y tam-bién se dan conflictos entre grupos yluchas por el acceso a recursos.

Cuando se ha hablado de quelos almacenes de los campos se nutríande las ropas, comida y objetos extraí-dos a los nuevos internos, y se ha seña-lado que el gaseamiento de barracones

enteros de prisioneros suponía el acce-so a más alimentos para los supervi-vientes, hemos podido ver que las des-gracias de unos suponían ventajas paraotros. Esto mismo ocurre en muchasgranjas, por ejemplo, en las granjaspeleteras.

El número de visones o zorrosque puede parir una madre es bastantevariable, puede haber 3 o puede haber8 cachorros. Se les da de comer desdeun pequeño cochecito (similar a unamáquina de cortar césped de las que vaalguien sentado conduciéndola) que semueve a un ritmo relativamente alto. Lacantidad de comida que coloca sobrelas jaulas siempre es la misma, el gran-jero no se para a contar cuántos viso-nes hay en cada jaula. Esto supone queen aquellas jaulas en las que haya 3zorros/visones la competencia por lacomida será muy baja, pero en las quehay ocho las peleas son encarnizadas.

Cuando uno de los animalesenjaulados muere como producto de losmordiscos de sus hermanos o porqueno ha podido acceder a tanta comidacomo los demás (lo que les sucedía alos ‘moros’ de Auschwitz incapaces deorganizar), esto supone una ventajapara sus compañeros. Porque a partirde ese momento podrán comer más.Una imagen particularmente espeluz-nante fue tomada en una investigaciónde un grupo de Finlandia llamadoOikeutta eläimille, en ella se podía veruna jaula con varios cachorros de zorro.Uno había fallecido y otro, hambriento,estaba comiendo el cadáver de su her-mano. Un tercer cachorro se aproximaal cadáver, pero el que está comiendole bufa y muestra los dientes, quiere elcadáver sólo para sí mismo, y no estádispuesto a compartirlo con nadie. Sabeque necesita cada bocado si quieresobrevivir.

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Si lo que ocurrió en los camposde concentración nazis es espeluznan-te, y lo que muchos prisioneros se vie-ron “obligados” a hacer para sobrevivirnos pone los pelos de punta, lo quesucede en las granjas no es mejor.

d) En cuanto al número de personasque se preocupan por ellos

Aquí está la diferencia funda-mental entre la situación que padecenlos animales en las granjas y la quevivieron los internos de los campos deconcentración.

Dentro de los campos de con-centración había sospechas de la exis-tencia de las cámaras de gas, y rumo-res, pero gran parte de los presos senegaban a creerlo, preferían pensarque tenían cierto control sobre su futu-ro. Los que sí lo sabían a ciencia ciertaeran las Sonder-kommando. Los “son-der” eran los presos encargados demeter en cámaras de gas y asesinar aotros prisioneros. Es importante dejarconstancia de que la mayoría de losgaseamientos se cometían con los nue-vos convoyes que llegaban de otroslugares. Los internos de los campos nocontrolaban cuántos convoyes llega-ban, y no podían conocer si alguno“desaparecía”. Además, el hecho deque muchos de los ejecutados nohubiesen estado un periodo en elcampo, traía como consecuencia quecon ellos llevaban muchos objetos pre-ciosos, con los que los ‘sonder’ luegocomerciaban.

Aunque el puesto de sonderera muy cotizado en el campo, implica-ba que a los dos o tres meses todo elcomando era asesinado. Esto, lógica-mente, se les ocultaba a los propiosmiembros del Sonder-kommando. En eltranscurso de tiempo en el que

Auschwitz estuvo activo fueron más de10 los comandos que se ocuparon delos gaseamientos, cada uno de ellos,excepto el último, fueron aniquilados.

El motivo por el cual se asesi-naba a los propios verdugos era por elriesgo de que, con el tiempo, hiciesensaber a otros presos de la existencia delas cámaras de gas. Esto era poco pro-bable, en primer lugar, porque paramuchos hubiese sido algo de lo queavergonzarse. Pero para evitar ese peli-gro, los SS mantuvieron completamen-te aislado a cada Sonder-kommando, ysi se sorprendía a otro prisionerohablando con un integrante del “son-der”, casi con total certeza era ejecuta-do. Müller, uno de los pocos supervi-vientes del “sonder” (probablemente elúltimo grupo) nos lo explica así:

“Por una parte teníamos queestar aislados del resto del campo, porotra, la observación estricta de este ais-lamiento estaba supervisada por otrosprisioneros. Esto abría las puertas a lacorrupción a gran escala. Cada díavenían prisioneros del campo ofertandoa sus socios de negocios en el Sonder-kommando cigarrillos y alcohol a cam-bio de diamantes, dólares, relojes, dien-tes de oro y otros bienes valiosos orga-nizados tras el gaseamiento. Allí sedesarrollaba un comercio ilegal deinsospechadas e increíbles proporcio-nes en el que cualquiera que tuvieraesperanzas de permanecer vivo troca-ba cualquier cosa que ayudase a sus-tentar la vida.”

En conclusión, los “sonder” semantenían aislados y los intercambiosque hacían era a través de sus supervi-sores. El secretismo era total.

Fuera de los campos, la infor-mación que llegaba era todavía másescasa y más difícil de verificar. Sesabía que el trato que recibían los pri-

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sioneros era malo, y esa fue la principalexcusa que utilizó EE.UU. para partici-par en la guerra de modo abierto.Anteriormente su implicación fue traslos bastidores: el gobierno asegurabaque no participaría, pero ayudaba a suscorporaciones para que hiciesen nego-cios y obtuviesen beneficios a costa dela guerra.

Viendo las importantes conse-cuencias económicas que implicaríaproclamarse vencedores en una guerrade tal magnitud, y seguros de que gana-rían, optaron por participar de modoabierto. Tenían la esperanza imperialis-ta de controlar territorios nuevos, algu-nos ricos en petróleo, como finalmenteocurrió.

EE.UU. se presentó una vezmás como una fuerza solidaria que ter-minaría con las injusticias. Lo ocurrido

en los campos de concentración, o almenos la magnitud, se supo a posterio-ri. Lo único que le importaba al gobier-no era su política expansionista y ali-mentar a sus insaciables corporacio-nes; terminar con el racismo nazi nogenera beneficios, y por consiguienteno les interesaba. Prueba de ello eraque en el propio ejército las prácticasracistas estaban a la orden del día. Porejemplo, las transfusiones de sangreestaban categorizadas: la sangre dedonantes afroamericanos se clasificabade manera distinta a la de los donantesblancos, para evitar así que un heridoblanco “contaminase” su sangre con lade un “negro”. Como se puede ver, ter-minar con el racismo, no era la principalpreocupación del ejército yanki, ymenos aun de las corporaciones obse-sionadas con entrar en guerra.

La Iglesia ayudando al régimen nazi a convencer a los presos de que no todo estaba perdido, yque si eran obedientes, todo saldría bien.

Sí es cierto que muchos de lossoldados sí creían en la justicia, y nosospechaban de los intereses corporati-vistas. Creían que su lucha sería solida-ria y acudieron a la llamada del tío Sam.De hecho, la II Guerra Mundial fue muypopular en EE.UU., y la tarea de reclu-tamiento fue infinitamente más exitosaque en la I Guerra Mundial (en la que senecesitaban un millón de hombres perosólo se presentaron 73.000 volunta-rios). Estaba vista con muy buenos ojosgracias a la propaganda del ejercito,todo el mundo creía que EE.UU.demostraría una vez más que es “elpaís de la libertad”, y miles de jóvenesquisieron arriesgar su vida para ayudara aquellas personas víctimas del nacio-nalsocialismo.

No sólo entre los aliados hubogente preocupada por la situación quese vivía en los campos de concentra-ción (y fuera de ellos), también gruposde humildes partisanos combatieron elnazismo desinteresadamente, con muypocos recursos.

En total fueron miles las perso-nas que, sin siquiera saber lo que real-mente ocurría en los campos, estuvie-ron dispuestas a luchar y dar su vida. Sise hubiese sabido lo que sucedía,muchos otros se hubiesen unido.

Recordemos que la ‘SoluciónFinal’, como llamaban los altos mandosa la masacre que se cometía en loscampos de exterminio, no era expuestaa la ciudadanía alemana, y quienes afir-maban su existencia eran reprimidospor calumnias al régimen. Si se anali-zan los Juicios de Nuremberg, se puedecomprobar que ni siquiera todos losaltos cargos conocían lo que ocurría enlas zonas orientales ocupadas. Elsecretismo llegaba a esos extremosporque los responsables eran conscien-tes de que si se propagaba la noticia,

supondría muy mala publicidad contrael régimen. Además de ataques másvirulentos por parte de sus enemigos.

Lo que ocurre en las granjas noes menos horrible, pero nadie oculta suexistencia. Son comunes las mentirassobre ciertos detalles relacionados conla higiene, salubridad y el espacio delque disponen los animales presos, perotodo el mundo sabe que los animalesmueren. En realidad, el número de ani-males asesinados en Polonia en unsolo mes, supera con creces el númerode asesinados en las cámaras de gasde Auschwitz Birkenau durante todo eltiempo que estuvieron activas.

Ambos holocaustos fueronigualmente injustos, pero mientrasrecordar uno hace que muchos pongan(con razón) el grito en el cielo, el holo-causto de los no humanos es algo en loque pocos piensan, y menos gente aúnestá dispuesta a tomar cartas en elasunto y detener la matanza. Esa es laprincipal diferencia entre los campos deconcentración y cámaras de gas, y lasgranjas y mataderos. El resto de lasdiferencias son superficiales.

ConclusiónCon este texto se ha pretendi-

do mostrar que el racismo y el especis-mo se fundamentan en una misma ide-ología injusta. Así mismo, se ha queridoexponer la similitud que hay entre lasituación padecida en los campos deconcentración y la padecida en lasgranjas. Por último, y más importante,lo que se desea es que el/la lector se décuenta de que, aunque no pudo hacernada por detener las matanzas en lascámaras de gas, sí puede hacer muchopor terminar con los mataderos. Unabuena manera de comenzar es adop-tando una forma de vida vegana.

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IntroducciónLo que vas a leer a continua-

ción se basa en el texto de MartinSahlins que lleva el nombre de‘Economía Tribal’, pero sobretodo en laobra de Karl Polanyi titulada la GranTransformación. Ambos autores, comomuchísimos otros implicados en lasciencias sociales, han recibido unaclara influencia de Marx.

Cuando pensamos en las“sociedades tradicionales” (no capitalis-tas), tendemos a hacerlo desde unaperspectiva etnocentrista. Aplicamoslas nociones y conceptos de nuestrasociedad capitalista a estas otras socie-dades. Las valoramos y juzgamosdesde nuestros parámetros culturales, yhay quien incluso sigue manteniendouna visión evolucionista social, es decir,piensa que existe una línea evolutiva enlas sociedades; que se van pasandounas fases hasta llegar a la culminaciónfinal: el capitalismo. Nuestra sociedad ycultura, según estapostura, está másavanzada y por tanto es superior que elresto.

También hay quien mete atodas las sociedades no-capitalistas enel mismo saco, como si fuesen todasiguales. Llegan incluso a pensar que laorganización social y forma de vida delos salvajes contemporáneos es igualque la de las bandas de habilis, erectus,heidelbergensis o sapiens arcaicos.

Cuando negamos las caracte-rísticas distintivas de un elemento parapoder hacer generalizaciones, general-mente es para poder llevar a cabo unaconducta injusta a continuación. Sehace por ejemplo con los animales, con

los musulmanes, con “las mujeres” (yen el ‘Manifiesto Scum’ también con loshombres), etc. En este texto se va ahablar de tribus tradicionales, pero noquiere decir por ello que consideremosque la estructura social y cosmovisiónde todas ellas sea igual. Por el contra-rio, existe una inmensa variabilidad,negarla es una demostración de igno-rancia. Es decir, que nos centremos ensus similitudes por motivos prácticos noquiere decir que neguemos sus rasgosparticulares.

Subst antivismo vs. formalismoPolanyi nos describe la reali-

dad que se vive en las sociedades tra-dicionales (como él las denomina), cen-trándose en el ámbito de la economía.En primer lugar cuestiona la forma enque analizan otras sociedades los eco-nomistas occidentales. Se establece asíuna distinción entre la concepción for -malist a (de los economistas occidenta-les) y la subst antivist a (influidos porPolanyi y muchos otros intelectualesanticapitalistas). Es necesario que secomenten ambas posturas.

Para los formalist as la econo-mía es el estudio de la asignación derecursos escasos a fines alternativos.Es el modo en el que la gente maximizasus satisfacciones personales. Los for-malistas aseguran que las teorías eco-nómicas occidentales pueden ser apli-cadas a cualquier sociedad, incluso alas no capitalistas. Porque en todasellas los individuos maximizan losrecursos con los que cuentan (dinero,tiempo, esfuerzo, terreno, etc.).

Para los subst antivist as los

LA GRAN TRANSFORMACIÓN-el horror capit alist a-

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procesos económicos no implican laelección ni la insuficiencia de medios:“la subsistencia humana puede implicaro no la necesidad de elección, y si hayelección, no necesariamente tiene quedeberse al efecto limitador de la esca-sez de los medios; de hecho, algunasde las más importantes condicionessociales y físicas para la subsistencia,como la disponibilidad de aire o de aguao la dedicación de una madre amorosaque cuide al niño, no están por reglageneral tan limitadas”. Es decir, lossubstantivistas equiparan la economíaa las actividades que garantizan la sub-sistencia, y no a la maximización debeneficios. La economía es para ellos elproceso de interacción entre el hombrey el medio ambiente para satisfacer susnecesidades.

Es evidente la clara diferencia

entre las dos perspectivas. Los subs-tantivistas remarcan que las posturasformalistas sí pueden ser aplicadas auna sociedad, pero sólo a una: la nues-tra, la capitalista. Sin embargo no pue-den ser aplicadas a las sociedades tra-dicionales. Intentar aplicar las nocionesformalistas a las sociedades no capita-listas es etnocentrista y erróneo.Explicaré brevemente porqué.

La economía entendida comola interacción del ser humano con suentorno para satisfacer sus necesida-des (postura substantivista) puede seraplicada indistintamente a todas lassociedades. Pero, en la sociedad capi-talista se da un fenómeno particular: laaparición de los precios fluctuantes (losprecios de las cosas cambian regidospor la oferta y la demanda) hacen que lamanera de subsistir implique el ahorro,

Atentado de Mateo Morral contra Alfonso XIII, monarca especialmente opresor que tambiénDurruti y sus compañeros intentaron ajusticiar. En la foto se pueden ver decenas de víctimasde la tiranía sufriendo injustamente el atentado. El cuestionamiento del especismo en los cír-culos anarquistas de aquella época era todavía más bajo que ahora.

la maximización de los recursos paragenerar beneficios. Como esto no suce-de en otras sociedades, la teoría forma-lista no puede ser aplicada a ellas.

Es decir, los fenómenos econó-micos que se dan en otras sociedadesson completamente diferentes y desco-nocidos para nosotros. Hasta tal puntoson distintos que los formalistas nologran asimilar que hay sociedades enlas que no exista una obsesión porobtener ganancias y maximizar benefi-cios. Según los substantivistas, los for-malistas se empeñan en aplicar susteorías económicas capitalistas a socie-dades no capitalistas.

La incrust ación de la economíaLa cosmovisión que se mantie-

ne en las sociedades tradicionales estan distinta a la nuestra (y las unas delas otras) que ni siquiera tienen unaconcepción de la economía como tal.Como dice Polanyi, se limitan a interac-tuar con el medio ambiente para satisfa-cer sus necesidades. Ese proceso desubsistencia está incrustado en las dis-tintas instituciones sociales. La econo-mía no es una institución independien-te, como sí lo es para nosotros.

La economía está dispersa portodas las instituciones que hay en lasociedad de la que hablemos: en lasinstituciones políticas, religiosas, deparentesco, etc. hay economía/subsis-tencia. Por ello, en las sociedades tradi-cionales no se puede estudiar una insti-tución económica per se, para estudiarlos procesos económicos se debenanalizar esas instituciones sociales enlas que la economía se cobija.

Sé que la idea de que “la eco-nomía no forme una institución inde-pendiente y que está incrustada en lasdistintas instituciones sociales” es algo

difícil de entender para nosotros. Con elfin de que se comprenda más facilmen-te pondré algunos ejemplos: en unasociedad tradicional, si alguien necesitaarroz no va al supermercado con elmonedero/tarjeta y lo compra. Si no queva a la casa de al lado, donde vive suprimo, lo pide y lo toma.

La subsistencia depende de lasrelaciones sociales que mantenemos.La economía (subsistencia) está entre-lazada (incrustada) en otras institucio-nes, en este caso el parentesco. Elsujeto en cuestión depende de la rela-ción con su primo para satisfacer susnecesidades.

Naturalmente, esto tambiénpuede ocurrir en nuestra sociedad capi-talista. Nosotros le podemos pedir anuestro primo que nos dé unos tomatesde su huerto, porque afortunadamenteel mercado capitalista no ha llegado ainfectarlo todo; todavía.

Aunque he puesto el ejemplodel arroz/los tomates para explicar quéquiere decir Polanyi cuando habla deque la economía está incrustada enotras instituciones sociales, lo voy aaprovechar para insistir en la diferenciaentre substantivistas y formalistas. Sonconceptos complejos y, asumiendo elriesgo de ser reiterativa, quiero que secomprendan claramente.

Los formalist as dirían que tuprimo te dará unos tomates intentandomaximizar los beneficios que le puedengenerar esos productos: él piensa quedándotelos a ti podrá sacar más benefi-cio de ellos que quedándoselos él, por-que se asegura de esta manera quecuando él necesite otra cosa te la podrápedir. Por lo tanto le sale rentable dartelos tomates. Si no le saliese rentable note los daría nunca.

Los subst antivist as, por el

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contrario, dicen que las relacionessociales están basadas en la moralidad,y que cuando compartimos algo conalguien lo hacemos porque creemosque es lo correcto. No estamos pensan-do en cómo sacarles el mayor prove-cho. No nos comportamos como ban-queros especuladores en nuestrasinteracciones sociales cercanas.

Dinamo caníbalPara evitar posibles confusio-

nes, quiero matizar que no todas lassociedades no capitalistas son tribales.Pero el siguiente punto se va a centraren ellas y aquellas que tienen una eco-nomía doméstica (incrustada).

Hay sociedades tribales queestán jerarquizadas, pero ninguna esuna sociedad de clases. El hecho deque el sistema de producción sea fami-liar autónomo lo impide. Las unidadesdomésticas cuentan con los medios deproducción que necesitan, y esto impo-sibilita el surgimiento de las clasessociales.

Martin Sahlins explica que laorganización de la producción es “anar-quica”, en el sentido de que no hay unaorganización por encima de las unida-des domésticas, no hay centralización.Hay una interdependencia orgánicamínima, y una reducida especializaciónde la tarea. La propia familia o unidadlocal toma el control y las decisionesestán concentradas en sí mismas.

El problema que puede surgircon la organización doméstica, explicaSahlins, es la infraproducción. Estopuede tener consecuencias negativasen épocas en las que haya dificultadespara producir lo necesario: si sólo seproduce lo que se requerirá para sub-sistir en un futuro próximo no habráexcedentes que se puedan acumular.

En ausencia de un abastecimiento deprovisiones, cuando hay malas cose-chas las consecuencias pueden sernefastas. Las jefaturas aparecen, enparte, con la función de evitar esto (loque se entiende por ‘jefe’ no es lomismo que entendemos nosotros,obviamente).

Como hemos visto, existen fal-tas de incentivos para producir exce-dentes. Cuando la demanda está col-mada, la producción se detiene. Sinembargo, en el mercado competitivosucede lo contrario. Nunca hay suficien-te. Es una “dinamo proyectada paraengendrar productividad”.

El sistema de mercado pone anuestro alcance productos ilimitados,pero la capacidad de adquisición decada uno de nosotros es limitada. Laescasez, frustración y la consiguientecondena al trabajo perpetuo son lasconsecuencias más frecuentes. Porquecada adquisición es una privación.Queremos adquirir más, y para esotenemos que trabajar más. Y así escomo retroalimentamos la dinamo.Como hemos trabajado más podremosadquirir más, pero cada adquisición esuna privación, cada privación generafrustración, cada frustración nos incita atrabajar más, etc.

Como en la economía occiden-tal los recursos son limitados, y lasnecesidades ilimitadas, el sujeto siem-pre tiene que elegir, emplear sus recur-sos de la manera más beneficosa posi-ble. Nuevamente podemos ver aquícómo la manera de subsistencia en lassociedades capitalistas encaja con elesquema que nos muestran los econo-mistas formales.

En una economía hogareña, elestímulo económico no opera continua-mente. Por lo tanto la gente no se

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empeña en producir durante más y máshoras.

Para reducir la brecha entre losmedios y los fines hay dos caminos,producir mucho o apetecer poco. Laeconomía capitalista elige el primercamino, mientras que la economíadoméstica el segundo. En la economíadoméstica ajustan las demandas aaquello que está en sus manos produ-cir, y viceversa.

Mercado y sistema de mercado:Cuando hablamos de ‘el mer-

cado’ lo podemos hacer refiriéndonos ados cosas distintas: La primera, en fra-ses como “me voy a comprar verdurasal mercado”, aludiendo a un lugar con-creto en el barrio, donde hay distintospuestos, conocemos al verdurero, noscuenta cosas, etc. Por cierto, estoslugares van desapareciendo progresi-vamente, y están siendo sustituidos porlos ‘supermercados’. Tambiénpodemos hablar del ‘mercado’ entérminos más abstractos, hacien-do alusión a una parte del ‘siste-ma económico capitalista’.

Esta diferencia nos per-mitirá entender la distinción quePolanyi hacía entre: lugar demercado : que es “un lugar físico,a menudo al aire libre, donde sepueden adquirir cada cierto tiem-po (una vez a la semana, porejemplo) los productos necesa-rios”.

El sistema de mercado ,por el contrario, se trata de “losintercambios de productos bajolas leyes especulativas de la ofer-ta y la demanda”.

Los lugares del mercadose dan en las sociedades tradicio-nales, pero el mercado como

forma predominante de intercambioaparece con el capitalismo, y el resto deinstituciones sociales dependen de talmecanismo.

Entender la diferencia entrelugar de mercado y sistema de merca-do, a su vez, nos permitirá seguir pro-fundizando en la idea de que la econo-mía en las sociedades tradicionalesestá incrustada en las institucionessociales. Sin embargo, en el sistemacapitalista, surge la economía como ins-titución autónoma y autorregulada, y lasinstituciones sociales están supedita-das a ella. Este último aspecto es, comoveremos más adelante, la crítica funda-mental que hace Polanyi al capitalismo:que pone a la sociedad al servicio delsistema de mercado. Pero ahora vea-mos con un ejemplo, bastante simplista,lo admito, las diferencias entre lugar demercado y sistema de mercado.

En la economía tribal no se va

Errico Malatesta: inteligente hombre de acción. 23

al lugar de mercado exclusivamente aadquirir bienes que la unidad domésticanecesita y no ha podido producir por sucuenta. El lugar del mercado no es unmercado como el que estás pensando,con sus tiendas, sus cajas registrado-ras, detector en la entrada, etc. puedeser la plaza del poblado.

El lugar de mercado es un cen-tro de relaciones sociales, donde ente-rarse de acontecimientos que han suce-dido en el poblado, buscar pareja,encontrarse con familiares y amigos,etc. Conseguir tal o cuál producto essólo una de las facetas que ofrece ellugar de mercado; además puede serutilizado con fines religiosos, políticos,lúdicos o judiciales. Es, más que nada,un punto de encuentro.

El lugar de mercado así enten-dido es muy diferente a lo que ocurre enlos supermercados de las sociedadescapitalistas. En los que exclusivamentevamos a comprar productos. Cuandoen la cola frente a la caja, o en los pasi-llos, dos abuelas utilizan el supermerca-do con fines sociales las criticamos einsultamos llamándolas ‘Marujas’.

Por último en relación con ellugar de mercado, y sé que me estoyenrollando mucho, quiero matizar queno es lo mismo lo que ocurre en loslugares de mercado de las sociedadestradicionales con lo que sucede en loscentros comerciales (grandes superfi-cies les llaman ahora) de las socieda-des capitalistas. Porque en el segundocaso se diseña un fenómeno para quecualquier tipo de interacción socialrequiera el consumo. Las interaccionessociales funcionan supeditadas al con-sumo (al mercado autorregulado), ydependen de ella. El sistema de merca-do autorregulado es el centro de todoen las sociedades capitalistas, mientras

que en las tradicionales, la economíaforma parte de otras instituciones.

El trabajo tribal :Cuando Marx habla de la alie-

nación del trabajo se refiere a la sepa-ración del trabajo del resto de la vida.Alienación quiere decir arrebatarle auna, algo que forma parte de ella. Essepararla y marginarla de sí misma, ypor consiguiente destruirla.

Abro un paréntesis para seña-lar la similitud con lo que hemos vistoacerca de la separación de la economíadel resto de las instituciones sociales,que es un elemento destructor de lasociedad (Polanyi). La separación deltrabajo (y de la economía) es bastantereciente, y se dio especialmente con larevolución industrial.

En la sociedad tribal el trabajono es alienable del hombre mismo, desus relaciones sociales. No se puedeseparar la capacidad laboral de la per-sona, y negociar con ella. El trabajoestá organizado por relaciones “no eco-nómicas”. “Un hombre es lo que hace ylo que hace es lo que es”. Es decir, loque cada persona, o cada unidad fami-liar produce, forma parte de ella. El tra-bajo forma parte de la vida de cada uno.“No hay tarea, no hay tiempo ni lugardonde invertir la mayor parte del tiempode uno no siendo uno mismo”.

Nadie habla del trabajo comoun medio necesario para vivir, como sifuesen entidades separadas. El trabajoforma parte de la vida. Aunque lógica-mente sí necesitan cultivar para comer.Lo que quiero decir es que cultivar, ycosechar forman parte de la vida. Sinembargo, en nuestra sociedad el traba-jo lo vemos como algo separado (alie-nado) de nuestras vidas. Precisamenteporque es algo que no forma parte de

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nosotros, sino que pertenece a otros.Nos lo han comprado, nos han compra-do esa parte de nuestra vida y nos lapagan con papel moneda. Como decíaLucio, el falsificador anarquista, quizássimplificando un poco: “nosotros lesdamos bienes, y empleamos nuestravida para conseguirlos, y ellos nos danpapeles, que no valen nada”.

Resumiendo las palabras deMarx: “¿Qué constituye la alienacióndel trabajo? el hecho de que el trabajoes exterior al obrero, que en su trabajono se afirma a sí mismo, su trabajo noes voluntario, sino coercitivo; es trabajoforzado. El carácter externo del trabajose manifiesta en que no es suyo propio,sino de otro, de no pertenecerle, de quees él el que pertenece a otro.Exactamente como en la religión, laactividad espontánea de la humanaimaginación, del cerebro y el corazónhumano actúan independientementedel individuo, así también la actividaddel trabajador no es espontáneamentesuya. Pertenece a otro, es la renunciade sí mismo.”

He hablado del trabajo porquenos ayuda a ver con más nitidez el fun-cionamiento de las sociedades capita-listas con respecto a las llamadas tradi-cionales. Pero además me gustacomentar la crítica marxista del trabajoasalariado porque es sistemáticamentemanipulada. Los capitalistas han logra-do convencer a la opinión pública deque los marxistas (y en general la gentecrítica con el liberalismo económico)son unos vagos y unos holgazanes.

Así es como han logrado redu-cir un cuestionamiento totalmente com-prensible al trabajo asalariado a merasdescalificaciones, para que así nadie semoleste ni siquiera en prestarle aten-ción. Pero la realidad es distinta a la

que nos presentan; Marx no proponía laholgazanería. Marx era consciente deque si los medios de producción losmonopolizaban de poder obligarían alresto de la gente a trabajar para ellos.Lo que los trabajadores produjesen lespertenecería a esa élite (que Marx lla-maba clase capitalista o burgueses), y alos trabajadores (proletarios; los queproducen) les darían unas migajas conlas que mantenerse en pié y así poderseguir trabajando/produciendo.

Reducir el análisis de Marx auna promoción de la pereza es unaestrategia mezquina, pero rutinaria enalgunos. Seguro que Marx hubiesecomulgado con el dicho de “si mi jefehace como que me paga yo hago comoque trabajo”; en el sentido de que “si amí no se me da lo que estoy producien-do produciré lo mínimo posible”. Perocon total certeza que Marx no cuestio-naba que la gente produjese bienes(trabajase) para ellos mismos y su uni-dad familiar. Lo que veía injusto era elrobo permanente que se hacía a los tra-bajadores de los frutos de su trabajo.

En conclusión, Marx no promul-gaba el parasitismo, que la gente nopegase palo al agua y viviese del traba-jo de los demás, como quieren hacer-nos creer muchos. Todo lo contrario.Precisamente lo que quería era que nohubiese parásitos que viviesen del tra-bajo de los demás, y esos parásitosreales eran los burgueses (el clero,etc.). Que podían perpetuar su posiciónde parásitos-holgazanes porque contro-laban los medios de producción.

Y ya por último, hablando derobos y de propiedad de los medios deproducción, quiero enlazar con otra per-sona cuyas palabras han sido exitosa-mente manipuladas por capitalistas yamarillistas y, aquí viene lo grabe,

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malinterpretadas por anarquistas. Merefiero a Proudhon.

Cuando Proudhon dice que lapropiedad es un robo también él serefiere a la propiedad de los medios deproducción. Lo que está comunicandoes lo mismo que Marx: que el que unospocos controlasen las fábricas, campos,etc. les permitía controlar también loque se producía en ellos. Lo que “seproducía” no, perdón, lo que producíanlos agricultores y trabajadores varios.Les robaban lo que ellos habían gene-rado. Eso es lo que quería decirProudhon cuando hablaba de la propie-dad como robo.

Además, si te fijas cuandoProudhon dice que “la propiedad es unrobo” hay una contradicción de térmi-nos. Dicha contradicción en realidadsólo existe si tomamos su afirmación demanera literal, cosa que es una equivo-cación. Pero yo creo que hay que verlamás como un recurso literario, paracrear impacto y llamar la atención. Pordesgracia a dado facilidad a manipula-ciones, y generado confusiones ymalentendidos.

La contradicción en símisma es más evidente todavíaque la señalada por Groucho Marx(“La inteligencia militar es una con-tradicción de términos” dijo). Si sehabla de robo, se acepta la propie-dad privada: sin propiedad privadano puede haber robo. Dicho de otramanera, cuando Proudhon hablade que alguien le ha robado a otro,es porque reconoce que eso queha sido robado le pertenecía alsegundo. Es decir, que Proudhonsí creía en la propiedad privada.

Si yo cojo una semilla detomate, hago que germine, la plan-to, cuido la planta y cuando haytomates afirmo que soy yo quien

tiene la potestad de consumir esostomates y no otro, Proudhon no me lla-maría ladrón. Llamaría ladrón a unseñor terrateniente que de los veintetomates que da la tomatera se quedadiecinueve y me da uno, a pesar de quehe sido yo el que ha cuidado la tomate-ra.

Una vez comentadas las dife-rencias entre el trabajo en unas socie-dades y otras volvemos con el amigoPolanyi.

Otra diferencia: la est abilidad de laeconomía .

La economía adquiere unidad yestabilidad por la interdependencia desus partes. En las sociedades tradicio-nales tal interdependencia se logra pormedio de dos vías:

La reciprocidad : definidacomo el “movimientos de bienes entrepuntos correlativos de agrupamientossimétricos.” Por ejemplo, el caso delprimo que te regalaba el tomate. Perotambién pueden darse otros casos

Erich Mühsam: anarquista vegetariano que escri-bió ‘Ascona’. El naturismo no es antiespecista.

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como el intercambio de esposas entrelinajes. Cuando esta reciprocidad esentre parientes cercanos Martin Sahlinsla denomina reciprocidad generalizada,que se caracteriza precisamente por nopedir nada a cambio. No se busca unequilibrio, ni se lleva la cuenta de cuán-to he dado y cuánto he recibido. PazMoreno Feliú hace hincapié en el carác-ter moral de estas interacciones. Y esun tipo de relación mantenida entreamigos y parientes.

El profesor Service estableceun continuo, en función de la proximi-dad que existe entre las partes quemantienen una relación de reciprocidad.En un extremo del continuo estaría lareciprocidad generalizada, en el otro lareciprocidad negativa (robo, engaño,especulación, etc.) y en medio la reci-procidad equilibrada. La reciprocidadgeneralizada sería característica de launidad doméstica, pero conforme nosvamos alejando, también nos distancia-mos en términos de relaciones y deobligaciones morales: pasamos así allinaje, el poblado, la tribu y por últimolas relaciones intertribales. Es decir,hay una serie de normas morales querigen las relaciones en la unidaddoméstica y por eso damos sin pedirnada a cambio. En las relaciones congente desconocida o incluso de tribusdistintas no existe ese código moral, yno hay tantas objeciones para robar oaprovecharse del otro.

2º La redistribución : “movi-miento de apropiación hacia un centro yluego hacia el exterior”. Habíamos men-cionado anteriormente que una de lascausas de la aparición de las jefaturasera la infraproducción en la organiza-ción anárquica de las unidades domés-ticas. Ahora lo comentaremos con

mayor amplitud.La redistribución consiste en

que en el grupo social en cuestión (porejemplo un poblado) hay un jefe quepide que se le entregue una parte de locosechado por cada unidad doméstica.Él se ocupa de guardarlo todo en unalmacén y en un momento posterior(hambrunas, banquetes, etc.) lo entregade nuevo a las unidades domésticas.Así se evita que haya un nivel de pro-ducción muy bajo, y que haya grandesépocas de carestía.

No estoy valorando la existen-cia de este jefe a título personal, ni eluso que hicieron/hacen muchos de suposición como jefes, estoy describiendola función que cumple en las socieda-des tradicionales. Además, este casonos permite seguir entendiendo cómo lainstitución económica no es indepen-diente a las demás, sino que estáincrustada en el resto de institucionessociales. En este ejemplo se ve muyclaramente que en estas sociedades noexiste la figura del banquero, sino quees la institución política representadapor el jefe del poblado, la que se ocupade gestionar la subsistencia (econo-mía). También puede ocuparse de estola institución religiosa, etc.

En las sociedades tradicionalesla redistribución y la reciprocidad sonlas formas de crear estabilidad. Pero enla sociedad de mercados autorregula-dos (generadores de precios) se ocupade esta misión el intercambio .

El intercambio consiste en “losmovimientos de ida y vuelta en un sen-tido y en el contrario”. En las socieda-des capitalistas, tales movimientosestán condicionados por los precios,precios que se forman por las leyes dela oferta y la demanda.

En las sociedades tradicionales

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los precios de los productos son fijos,están regulados no por el sistema demercado (la oferta y la demanda), sinopor diferentes instituciones sociales.Por eso no se puede hablar de un mer-cado autorregulado, o un sistema demercado generador de precios.

En conclusión, Polanyi señalatres formas de integración que hacenque las partes que componen la econo-mía sean mutuamente interdependien-tes. Cada forma requiere unos dispositi-vos institucionales para lograr que laeconomía tenga unidad y estabilidad. -La reciprocidad necesita que haya gru-pos simétricos.-La redistribución necesita que hayacentralidad en el grupo.-El intercambio necesita que haya siste-ma de mercado. El simple intercambiode productos entre individuos, si eseintercambio no está integrado en un sis-tema de mercado formador de precios,no cohesiona la economía.

Dinero, comercio y mercado. (Gran parte de este apartado se basaen distintos textos de Paz Moreno Feliú)

Para los subst antivist as elcomercio es “la adquisición y transportede bienes situados a distancia”. Es unaactividad que reúne a distintas comuni-dades. “Tiene un carácter bilateral y poreso es pacífico y regular”. El intercam-bio de bienes es sólo una de sus funcio-nes, pero tiene otras (sociales, políti-cas, militares, etc.).

Los formalist as entienden elcomercio como el “movimiento de bien-es en el sistema de mercado”, y el dine-ro es el medio que les facilita esosmovimientos. En la sociedad capitalistael dinero, el mercado y el comercio sonentidades que no pueden existir unas almargen de las otras.

Los subst antivist as señalan

que en las sociedades tradicionalesestos tres elementos pueden ser inde-pendientes. Por ejemplo, puede existirdinero al margen del mercado y delcomercio.

Dinero(Basádo en ‘Paz Moreno Feliú. ¿ElDinero?)

Si alguien nos habla de dineronos aparece en la cabeza la imagen deun papel verde o una moneda, o inclusode una tarjeta de crédito. En otrassociedades el dinero es algo bastantedistinto. El dinero puede ser por ejem-plo ‘el esclavo’ (humano o no humano).Este apartado nos permitirá tener unaconcepción más amplia de lo que es eldinero.

Para definir el dinero se puedehacer alusión a las características físi-cas o a las funciones y usos que se lesda al dinero.

A) En cuanto a las caracterís -ticas físicas del objeto empleado comodinero, hay que destacar que no son tanimportantes como las convenciones dela sociedad para emplear esas cosascomo dinero. Así, en la sociedad capita-lista se emplea el papel moneda, peroen cárceles y especialmente en loscampos de concentración se empleabael cigarro como unidad de cambio, tam-bién es famoso el uso del cauri (con-chas), paquetes de sal (salario), “paste-les” de té sellados por el estado, etc.

Distintos autores han intentadoestablecer unos requisitos que debecumplir un objeto para que pueda serconsiderado dinero, y no parece que sehaya llegado a un acuerdo. Algunas delas propuestas son: utilidad y valor, quesea portable, indestructible, divisible,homogéneo, difícil de falsificar, recono-cible, aceptado por la sociedad, etc.

B) En lo referente a las funcio -28

nes del dinero los funcionalistas consi-deran que el dinero es una mercancíamás a partir de la cuál obtener benefi-cios. Los substantivistas señalan queen otras sociedades no se ve el dinerocomo mercancía. Los cuatro usos o fun-ciones para las que se puede emplearel dinero son:

1.- Medio de cambio: es unmedio con el cuál hacer un pago demanera indirecta. Por ejemplo, sialguien quiere conseguir manzanas ytiene un excedente de lentejas, puedeintentar hacer un intercambio directo delentejas por manzanas. Pero es proba-ble que quien tiene manzanas no nece-site lentejas, sino que quiere garban-zos. El dinero facilita que se lleve acabo el intercambio de manera indirec-ta. Es decir, “sirve para acoger el poderadquisitivo del vendedor en el tiempoque media entre la venta realizada futu-ras compras suyas.” Esta función deldinero es la que predomina en la socie-dad capitalista y la que más interesa aformalistas.

2.- Patrón de valor: “unidad quepermite medir los precios de bienes yservicios para establecer equivalen-cias”. Por ejemplo, en África Occidental,la zona donde mayor captura y comer-cio de esclavos africanos había entorno al Siglo XVII, el esclavo humanoera una unidad abstracta con la quesaber el valor de las cosas. Por ejem-plo, si un africano se construía una casay hablando de ella alguien le pregunta-ba el valor que estimaba que tenía sucasa, podía responder que él calculabaque tenía un valor equivalente a seisesclavos (hay gente que piensa que los‘blancos’ se dedicaban a ir a África acazar esclavos, es totalmente falso. Laspropias tribus se organizaban para cap-turar a personas pertenecientes a otrastribus y comerciar con ellos. Les lleva-

ban al puerto donde vendían a loscomerciantes Portugueses,Holandeses, etc. y desde ahí los condu-cían a plantaciones coloniales pertene-cientes a terratenientes blancos enBrasil, etc.).

En este caso la población a laque he aludido basaba su economíaexterior en la venta de esclavos huma-nos, pero son mucho más frecuenteslos casos de sociedades cuya subsis-tencia se fundamenta en la explotaciónde esclavos no humanos. Es a lo que seconoce comúnmente como sociedadesganaderas. En este caso los animalesson los empleados como dinero, hacenla función del patrón de valor. Y sepuede decir, esta casa vale tantascabras, o tantos camellos, o bueyes,etc. (cada sociedad empleará un animaldiferente como patrón de valor).

El que los animales no huma-nos sean cosificados como dinero es yha sido tan frecuente que ha dado ori-gen a términos como capital.Caput/capitis en latín clásico queríadecir cabeza (cabeza de “ganado” eneste caso). Así podemos ver que el pro-pio origen de la palabra capital o capita-lismo lleva la marca de la explotaciónanimal. Pero eso no puede llevarnos aidealizar las sociedades no capitalistas,porque en ellas también hay explota-ción (humana y no humana).

Otro término que muestra cuá-les eran algunos de los primeros dine-ros empleados por los romanos es el depecunia (del latín pecus, que significarebaño o ganado). Ahora, cuandohablamos de un bien pecuniario nosreferimos a “cualquier cosa material convalor en un mercado de valores.” Enotras lenguas los términos fee o rupictambién dejan patente que otro de losinfinitos modos en que los animales hansido cosificados ha sido traduciéndolos

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a dinero. No valorándonos en términosmonetarios, sino utilizándolos a ellosmismos como patrón de valor.

3.- Medio de atesorar riquezas:no todos los objetos que sirven paraatesorar riqueza se pueden considerardinero. Tienen que tener uniformidad.Por ejemplo, en ciertas sociedadestener varios hijos suponen una granriqueza (o fuente de riqueza), pero loshijos no son dinero. O en la nuestra,tener muchas casas es una forma deatesorar riqueza, pero las casas no sondinero (aunque se pueden cambiar pordinero; vender).

4.- Medio de Pago: Hay múlti-ples sociedades en las que los pagosceremoniales o matrimoniales son lasprincipales transacciones que se reali-zan. También hay pagos políticos quesirven para financiar al estado. Todoestado necesita tributos, y estos pagoshacen que se acepte el dinero (en elcaso de la moneda esto es especial-mente importante, porque el estadopide que se le pague los tributos con lamoneda que él mismo fabrica; en casocontrario no sería aceptado).

Debe quedar claro que, aunque en lasociedad capitalista la misma monedacumple las cuatro funciones, en lassociedades no capitalistas puede haberun dinero que sirva para unas funcionespero tengan otro dinero para otras.También puede haber dineros emplea-dos para comercio dentro de la ciudad yotro dinero para comerciar con extranje-ros (como sucedía en la GreciaClásica).

La gran transformaciónLa conclusión de Polanyi en su

obra La Gran Transformación es quelas sociedades capitalistas tienen unaserie de características completamente

diferentes a las no capitalistas. En lassociedades capitalistas aparece el mer-cado autorregulado, es decir, aquel queestablece los precios de las cosas enfunción de las leyes de la oferta y lademanda. Antes de esta transformaciónlas cosas tenían un precio que habíasido previamente establecido y conveni-do. Se trataba de un precio fijo. Un kilode grano costaba X, y siempre X, inde-pendientemente de que hubiese muchoo poco grano disponible. No se permitíaque nadie especulase aprovechando laescasez de las cosas. Especialmenteintolerable era que se especulase conlos recurso básicos, tales como el ali-mento.

Con la aparición de los preciosvariables la economía deja de ser unainstitución incrustada en las otras insti-tuciones sociales. La economía pasa aser una institución autónoma y esta ins-titución considera a todo mercancía;todo puede ser empleado para especu-lar y crear beneficios, incluso tres cosascon las que jamás antes se habíacomerciado y que Polanyi llama las tresmercancías ficiticas: la tierra, el trabajoy el dinero.

La aparición del sistema demercado autorregulado tiene, comohemos visto, la consecuencia de que laeconomía se establece como instituciónseparada de la sociedad. Además, elsistema de mercado autorreguladotiene otras dos consecuencias destruc-toras de la sociedad: el surgimiento delindividuo como valor, y la idea deganancia como norma.

El sistema de mercado autorre-gulado, dice Polanyi, rompe con lasrelaciones sociales basadas en la reci-procidad, porque no hay ganancia enellas. Además es completamente amo-ral.

La destrucción de la sociedad,30

cree él, desencadena una respuestasocial para evitar la propagación del sis-tema de mercado autorregulado. Es a loque Polanyi llama socialismo y se basaen la moralidad, reciprocidad y redistri-bución.

La globalización(Basado en el texto de Isidoro Moreno“Globalización, Mercado, Cultura eIdentidad”)

“La globalización es el procesomediante el que se intenta extender eimponer un único modelo económico,político y de pensamiento, que es pre-sentado como inevitable, positivo y legí-timo por un principio extrasocietario”.

Antes de la Edad Moderna ydel Colonialismo europeo no se puededecir que existieran intentos de globali-zación, porque no cumplían la defini-ción anterior. Por ejemplo, en el ImperioRomano se respetaban muchos ritos ycostumbres del país invadido. No exis-tía la voluntad de homogeneizar en unmodelo único (económico, social, políti-co y cultural). Se quería controlar elterritorio más extenso posible, pero esono implicaba imponer unareligión, costumbres, etc. nisiquiera destruir las institu-ciones políticas de cadapueblo ocupado.

La primera ofensivaglobalizadora fue de carác-ter religioso, protagonizadopor religiones monoteístasque se presentaron comoposeedoras de la verdad. ElEstado se podía apoyar enellas y ellas en el estado, locuál queda reflejado en lasactividades misioneras. Losmisioneros deseaban quelos estados que hubiesen

abrazado su credo religioso invadiesen(matasen, violasen, etc.) un país paraasí ellos poder difundir la palabra dedios. Por su parte, los estados utiliza-ban la palabra de dios para justificar susinvasiones, presentándose como purifi-cadores. Un claro ejemplo reciente fueel de la invasión imperialista de EE.UU.en Filipinas, y su matanza famosa de900 indígenas atrapados en un volcán(la matanza de Bud Dajo).

La segunda ofensiva fue: laimposición del sistema estado-nación,con el discurso de democracia liberalcomo único modelo de ordenar la convi-vencia social. En esta ocasión el éxitofue absoluto, y las consecuencias fue-ron: genocidios, etnocidios, opresión,etc.

El tercer intento consistió en lapretensión de expandir el socialismopor todo el globo terráqueo. Muchas delas personas que afirman estar en con-tra de la globalización se refieren a laglobalización del neoliberalismo (laactual). Pero apoyan otras formas deglobalización no capitalistas.

Personalmente, teniendo esto

Moretti prefirió quemar el dinero expropiado antes de quecayese en manos del estado, y suicidarse antes de caer enlas de la policía. Su compañero Roscigna tuvo peor suerte;no se suicidó y por ello tras ser torturado y encarcelado loasesinaron e hicieron desaparecer.

en cuenta no sé hasta qué punto yo mepuedo considerar antiglobalización entérminos generales. Creo en la globali-zación del respeto, y de la no discrimi-nación (antiespecismo, antisexismo,antirracismo, etc.). No creo que estéjustificado que un hombre viole a unamujer en occidente o en una tribu ama-zónica, aun en el hipotético caso de quefuese una tradición amazónica.Tampoco creo en la explotación animalen occidente o en una tribu del amazo-nas. Como digo, yo me decanto por laglobalización de la igualdad y la liber-tad, aunque en cada sociedad se pue-den traducir estos valores como mejorencajen en la organización social y sis-tema cultural.

La globalización que estamosviviendo es la cuarta, y consiste en laglobalización del sistema de mercadoautorregulado, que todo convierte enmercancía y que, como señalabaPolanyi, destruía las relaciones socialestransformándolas en relaciones comer-ciales.

Se trata, en palabras de IsidoroMoreno de “la conversión de cualquierbien, material o inmaterial, en mercan-cía para su venta en el mercado “libre”,es decir, sin reglas ni fronteras, con elobjetivo de conseguir el máximo benefi-cio inmediato no importa a qué costes nicon qué consecuencias humanas, cul-turales, sociales y ecológicas.”

l liberalísmo económico se nospresenta como algo positivo e inevitablepara la sociedad, igual que ocurrió conla religión, el sistema de estado-nación,o el socialismo. Pero el mercado auto-rregulado lo pone todo a su servicio,jamás va a tener en cuenta los intere-ses sociales, ni va a entender concep-tos como el de justicia.

La justicia, los derechos indivi-duales, etc. obstaculizan al mercado. El

mercado demanda que se quiten losobstáculos, ya sea en términos de fron-teras o en términos de contratos de tra-bajo o indemnizaciones. Los estadoshan entrado en la dinamo del mercadoautorregulado, están a su servicio y lerinden pleitesía. El único papel quecumplen los gobiernos es hacer sentir ala sociedad que tiene algún controlsobre lo que ocurre. Pero la realidad esdistinta; los gobiernos suprimen las“ayudas” sociales (mecanismo redistri-butivo) en beneficio del mercado. Haymiles de ejemplos de ello, lo hemosvisto con Zapatero (del partido “socialis-ta”) y lo vimos con la guerra de Iraq, porejemplo.

En esta guerra se recortarontodavía más gastos para servir al mer-cado, y que provocó entre otras cosasel derrumbe de los diques de conten-ción en Nueva Orleans con el huracánKatrina. El dinero que iba a ser emplea-do en reparar los diques de contenciónfue redestinado para matar iraquíes y, lomás importante, obtener el petróleo quedemandaba el sistema de mercado.Petróleo con el que obtener cuantiososbeneficios económicos (maximizar).

No es casualidad que en rela-ción a la II Guerra Mundial, en la que elpetróleo también jugó un papel decisi-vo, un oficial del departamento de esta-do declarase: “El petróleo ha tenido his-tóricamente un papel más importanteque cualquier otra mercancía en lasrelaciones exteriores de EstadosUnidos.”

Polanyi no se equivocabacuando decía que el sistema de merca-do autorregulado, o lo que llamamoscapitalismo, destruye las relacionessociales y la sociedad en general. Nosólo la destruye, también la esclaviza,roba y asesina.

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Debo tener cara de niña buenao de pardilla, o ambas cosas. Eso tienesus cosas buenas y sus colas malas.Dentro de las malas está que me paranpor la calle para sacarme la pasta. Sime cruzo con gente de una secta o deuna ONG en cuanto me ven acuden amí. Con los de las sectas no me corto,les digo lo que pienso de dios abierta-mente, sin tapujos. Si ellos puedenpararme para decirme que tengo queamar a dios yo tengo todo el derecho ahacer lo contrario: a cagarme en dios ya invitarles a hacerlo también. La penúl-tima vez eran extranjeros y no estabanmuy familiarizados con la expresión “yome cago en dios todos los días”, así quetuve que hacerles una representaciónpara que lo entendiesen. No les gustómi representación, pero entendieronque iban a sacar poco de mí.Me jode que intenten comer la cabeza ala gente con bobadas, creer en dios escómodo pero muy cobarde. Te aleja dela vida real y es una perdida de tiempo,especialmente si rezas. Implica no sen-tirte responsable de tus actos y asumirlas injusticias a modo de penitencia.Esta vida hay que disfrutarla, y muchagente acepta tener una vida de mierdaesperando ser recompensado en otravida (en el cielo). Así que intento portodos los medios que a los predicado-res se les vayan las ganas de dar dis-cursos y convencer a la gente: les inte-rrumpo cuando están molestando aalguien, si llevan a sus hijos se lo recri-mino, les cuestiono, expreso mi apoyo atodos los asesinados en nombre dedios, al aborto y a los homosexuales,etc. Tengo que admitir que no soy muydiplomática con ellos. Ya digo que miobjetivo es conseguir quitarles lasganas de ir por la calle buscando adep-

tos. Cuando quienes me paran son

de una ONG me esfuerzo en no hacer-les sentir incómodos. Creo que sonvoluntarios con ganas de terminar coninjusticias y promocionan una ONG por-que es lo que les han enseñado que esmás eficaz. No andan parando a lagente porque quieren ir al cielo, o por-que sienten que deben complacer unser supremo. Se trata de una actitudaltruista y siento cierta simpatía porestas personas. Así que, como decía,procuro ser amable. Aunque parece serque no lo consigo.

Recuerdo varias conversacio-nes con estos voluntarios que termina-ron mal, en realidad ninguna llevó amuy buen puerto. Hubo unas volounta-rias de una ONG no-violneta que real-mente me llegaron a molestar. Me jodióque me llamasen violenta de una mane-ra totalmente arbitraria e injusta. Esinjusta porque yo no soy violenta, no lohe sido nunca y no lo seré. No me gustameterme en peleas, ni siquiera verlas uoír hablar de ellas.

Ahora bien, encuentro justifica-do que alguien se defienda de unaagresión de manera violenta. Una agre-sión no tiene porqué ser una violación,es, por ejemplo, que un empresario terobe lo que produces; que una compa-ñía petrolera, respaldada por el estado,te eche a ti y a tu pueblo del lugar en elque vives; que haya gente muriéndosede hambre; etc. Todo eso es violencia,y violencia de la buena.

No entré en muchos detallescon estas voluntarias, pero les dije queno apoyaría su ONG porque no estabade acuerdo con ellos, que me parecíadogmática su estrategia de la no-violen-cia como única forma de lucha y que

LAS ONG EN LA TINOAMÉRICA

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cada grupo social oprimido era quientenía que decidir qué estrategia era laque debían seguir para terminar con suexplotación. Les dije educadamenteque no estaba de acuerdo en que suONG tuviese la potestad para dar lec-ciones a nadie sobre cómo debía lucharo dejar de luchar. Y también les señaléque aunque a veces la desobedienciacivil podía ser efectiva en occidente, enotros lugares era totalmente inviable,porque sencillamente pondría las cosasmás fáciles a los opresores, al noencontrarse con un movimiento deresistencia real.

Yo sentía que no estaban muypuestas en lo que a historia y movimien-tos sociales/revolucionarios respecta.Ellas pensaban que yo era una desqui-ciada con mucho odio dentro, y que lagente como yo es la que crea las gue-rras en el mundo y somos los responsa-bles de todos los males. Así que intentébuscar una vía por donde encontrarpuntos en común y a partir de ahí pro-curar aprender los unos de los otros.

No creo que las estrategias noviolentas sean malas per se, en absolu-to. Ha habido casos en que ha sido lamejor estrategia posible (aunque les hacostado unos buenos palos/prisión asus protagonistas). Sé por ejemplo delmovimiento de los ‘freedom riders’,afroamericanos que desobedecían laley segregacionista en los autobusesinterestatales de EE.UU. Su movimien-to de desobediencia civil desencadenóun debate social sobre el racismo, ydesenmascaró a EE.UU., en todo elmundo se vio que se trataba de un esta-do racista (recordemos que la excusaque pusieron para participar en la muyrentable II Guerra Mundial era terminarcon el racismo de Hitler y la opresión alos judíos, pero ellos seguían mante-niendo normativas racistas en el propio

ejército. Fue esa otra guerra imperialis-ta de EE.UU. en la que se buscabannuevas colonias donde alimentar a suscorporaciones).

Como ellas me explicaron quetodos los cambios revolucionariosimportantes habían sido no violentos yoles pedí que me citasen uno, para poderanalizarlo juntas y ver que quizás enese caso específico la no violencia erala estrategia más eficiente, pero a con-tinuación les mostraría otros ejemplosen los que la no violencia hubiese sidoun suicidio (y los hay a miles).

Parece que el discurso se losabían de memorieta, porque deGandhi no se les podía sacar. Lo de ide-alizar a Gandhi es algo que no consigoentender. Si cada vez que leo algo de élme decepciona más, no comprendocomo esta gente que no para de leersobre él, ver videos, etc. siguen admi-rándolo.No soy una erudita sobre este persona-je, pero tengo alguna idea sobre quiénfue realmente. La imagen del señorhumilde con cara de bonachón ilumina-do, con su aura de paz permanente te lapuedes quitar de la cabeza. Era un ase-sino extremadamente violento. Ejercíala violencia indirecta es cierto, peropocas cosas hay tan violentas comopromover el capitalismo, y en eso Mr.Gandhi era un astro.

Gandhi era hijo de una familiaburguesa en la India ocupada, lo quequiere decir que su padre, (y otros fami-liares) era un colaboracionista, un “cipa-yo” (creo que ese era el término queempleaban los hindúes para designar alos colaboracionistas, especialmente alos del ejercito). La ocupación de laIndia se hizo por motivos imperialistas ypor supuesto para potenciar las corpo-raciones británicas. Abaratar costes ymaximizar beneficios: lograr fuentes de

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recursos baratas o gratuitas, humanosa los que hacer trabajar en condicionesde semiesclavitud, etc. Cualquier hindúque colaborase con las compañías bri-tánicas era un ser despreciable.

Por supuesto Gandhi no teníaculpa de que su padre/familia fuese untraidor a su pueblo. Pero esto le facilitóbastante las cosas para poder serlo éltambién. Estudió en una universidadimportante de Gran Bretaña (dondeestaban los amigos de papá; con quie-nes papá hacía negocios a costa de la

explotación de su pueblo), y ahí empe-zó sus primeros pinitos como empresa-rio capitalista. Luego se fue a Sudáfricay tuvo un alto cargo gubernamental, dehecho creo que fue ministro de econo-mía. Si un ministro de economía (no escomparable a la situación del Ché y laCuba socialista) no se ocupa de mante-ner y propiciar el capitalismo y porende, asesinar indirectamente a lospobres, ¡tú me dirás! Gandhi, al menosen esa época de su vida, fue un terroris-ta. Pero hay más.

Luego regresó a la India a hacer el idio-ta, porque otra cosa que yo sepa nohizo. Si la gente como su padre habíadejado mal las cosas, Gandhi no estaríaahí para mejorarlas. Se presentó comolíder del movimiento independentista ytengo que admitir que era apoyado porun amplio sector poblacional. No pongoen duda su buena intención y su altruis-mo, etc. cosa que demostró con lasduras huelgas de hambre Pero hubiesesido mejor que se hubiese quedadomeditando.

Resulta que el pueblo hindúestaba harto de que lo explotasen y dijo¡basta! Se rebeló. El papel de Gandhifue en gran parte el de apaga fuegos, elde reencauzar la lucha a un modo másdigerible por los colonos británicos.Hasta tal punto es así que al menos entres ocasiones estaba detenido y laspropias autoridades británicas decidie-ron soltarlo, porque veían que el puebloestaba incontrolable. Así que la mejoropción era soltar a Gandhi, que él loscalmaría. Pero hay otras dos cosas más: en pri-mer lugar, hubo una facción armadarevolucionaria que siempre omiten losno-violentos a pesar de que jugó unimportante papel en el movimientoindependentista. Quizás ni siquiera loconocen.

En segundo lugar, se fue elgobierno británico de la India pero sequedaron muchas de sus corporacio-nes. Estas compañías se limitaron anombrar a algún cipayo que las gestio-nase. Con lo cual no hubo un cambioreal, al menos desde mi punto de vista.Cuando se coloniza un país es paraobtener beneficios, y si los británicosconsiguieron dejar ahí a sus compañíasopresoras no veo el éxito de Gandhi enningún lado. Seguro que hizo algunacosa buena, pero yo no encuentro moti-vo alguno para ensalzarlo ni mucho

Gandhi durante sus años como adinerado capi-talista.

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menos para verlo como modelo aseguir.

Aunque las señoras de la ONGadmitieron una amplia proporción de loque les comentaba, me llamaron violen-ta y eso, ya he dicho, que no me hizomaldita la gracia. Estoy intentando razo-nar con ellas algo y en lugar de contra-argumentar me insultan, y ademásinjustamente. Supongo que poner entela de juicio a su semidios Gandhi lesresultó ofensivo. En fin.

He tenido otros encontronazosque no voy a relatar porque se haríainterminable y aburrido, sólo quieromencionar al último de ellos. Lo resumorápidamente: me paró un chico pidién-dome un minuto de mi tiempo, y acepté.Enseguida me contó que su ONG–UNICF- era la mejor y la que más ayu-daba a los niños pobres en

Latinoamérica. Le pedí que me justifica-se tal afirmación, y me dijo que “erandatos”. Le pregunté que de quién eranlos datos, porque según quién hubiesehecho el estudio se podía interpretar deuna manera o de otra. Me respondióque la ONU había hecho el estudio (losmismos que habían creado UNICEF),se me escapó una risa. No me parecióoportuno que compartiese con él mi opi-nión sobre la ONU.Insistió en que UNICEF era “la mejor” y“la que más ayudaba”, que estaba“demostradísimo”. Le plantee la posibili-dad que quizás ellos eran los que másayudaban porque recibían mucho másdinero que otras organizaciones, peroque si las otras organizaciones lo reci-biesen era posible que ayudasen másque ella. Lo que le quería decir era que,en el caso de que yo estuviese dispues-

Gandhi aleccionando a un grupo de personas. Su retórica ayudó en muchos momentos alimperialismo y al capitalismo. Era un apagafuegos nato.

ta a dar dinero a una ONG, que cómopodía demostrarme que su ONG era laque más ayudaría a los niños con midinero, y no otra. El chico no pudo res-ponder y me acusó de querer molestar-le, pero no era verdad. Él me habíapedido un minuto para informarmesobre su ONG, yo le estaba pidiendoinformación, se lo estaba poniendo enbandeja, sin embargo a él le ofendió.

Empezó a hablarme de malasmaneras, y siguió sin contestarme a laspreguntas, por lo que yo continué plan-teándoselas. Llegó un momento en elque perdió los papeles: me empujó yme dijo que me fuese, y ahí fue cuandolas cosas se pusieron un poco feas. Élno era quien para decirme que me que-dase o que me fuese, eso lo decidía yo,porque la calle no era suya ni de UNI-CEF ni de la ONU. Tampoco era quiénpara empujarme, ni para tocarme, y selo dejé muy claro.

Ya he dicho antes que debotener cara de pardilla, pero él muchomás. Así que la cosa se calentó unpelín. Si hubiese sido violenta le hubie-se devuelto el empujón, etc. pero soyuna persona muy pacífica (no pacifista)y nos limitamos a intercambiarnos piro-pos mutuamente y a mirarnos connuestras peores caras de pardillos.

Pero de todo se aprende, misimpático amigo logró que me informa-se sobre el gran papel que hacen lasONG en Latinoamérica. Leí un artículoque pasaré a comentar a continuación,es de Víctor Bretón, y ni él ni yo quere-mos hacer generalizaciones sobre losvoluntarios. Estoy segura de que haygente admirable dando el cayo en ONG,con la mejor intención, etc. (por ejemploel chaval que me empujó). Tienen todomi respeto y no pongo en duda su grancorazón. Eso que quede claro. Otracosa es el análisis de la dinámica que

están siguiendo las ONG enLatinoamérica (hay excepciones, porsupuesto).

Lo que llama la atención de lasONG es que muchas son agencias(empresas) de desarrollo con una carabonita. Su hermanamiento con el neoli-beralismo es evidente, y lo expondré acontinuación.

Al neoliberalismo le interesaque el estado no le entorpezca, que seeche a un lado, y que el sistema demercado arrample con todo. Si el esta-do interviene debe ser para ayudar allibre mercado: retirar las ayudas socia-les y dárselas a la banca, coger entida-des públicas y ponerlos en manos delas empresas (privatizar; campo en elque Felipe González era un maestro),acortar y reducir el paro, ceder terrenospúblicos a las corporaciones, etc.

Las ONG se han movido demanera muy parecida. Se trata de unaprivatización encubierta de las medidassociales de las que antes se ocupaba elestado. Es un abandono de las obliga-ciones de los gobiernos nacionales y sucorrespondiente traspaso a agenciasparticulares financiadas desde los esta-dos del Norte. En su defensa, las agen-cias de desarrollo aseguran que sonmás eficientes y flexibles que los orga-nismos gubernamentales anteriores.Pero no son pocos los que lo ponen enduda, y ven la relación que existe entrela proliferación de las ONG y el apogeode la retórica antiestatalista del liberalis-mo.

No quiero que se malinterpre-ten mis palabras, no estoy defendiendoal estado ni sus “labores sociales”. Melimito a exponer las coincidencias entrelas agencias de desarrollo (ONG) y laideología neoliberalista.

No siempre ha sido así. En los60-70 las ONG en Latinoamérica no

37

sólo no le bailaban el agua al neolibera-lismo sino que muchas apoyaban losmovimientos campesinos y revoluciona-rios; se ponían más del lado de la genteque del capital. Pero su discurso havariado de manera importante en lasúltimas décadas.

En los ochenta es cuandocomienza el cambio, coincidiendo conel famoso consenso de Washington.Picas (2001) explica que “no puede olvi-darse que las ONG no empezaron atener el protagonismo internacional conque cuentan hoy en día hasta elmomento en que el Banco Mundialdecidió convocarlas, en 1982, paraestudiar el papel que deberían desem-peñar en el contexto de la política neo-liberal que se iba a aplicar, a escala glo-bal, en los años siguientes y que afecta-ría a la mayor parte de los países”.

El Banco Mundial sólo entiendede maximizar beneficios, no entiendede justicia, ni de respeto, solidaridad niningún término que se le parezca.Cuando el Banco Mundial estrecha lasmanos de las ONG algo huele a podri-do.

Las ONG a partir de entonces

cambiaron su discurso, pasaron dehablar de justicia y de solidaridad a lan-zar un mensaje de caridad cristiana.Han dejado de lado su mensaje radical.Ahora se centra en los síntomas de lapobreza y no en sus causas estructura-les. Esto tiene dos consecuencias cla-ras: primera su nulo éxito para terminarcon la pobreza (aunque se presentancomo el no va más de la eficiencia).Segunda, juegan un papel de colchónsocial, para evitar levantamientos popu-lares contra la tiranía (su discurso no-violento ayuda).

Por su parte, los organismosgubernamentales han comprobado laeficacia de las ONG como domestica-doras de la capacidad crítica y comoanalgésico social. Por ello las promue-ven y financian. Son el Gandhi contem-poráneo. El caso de EE.UU. como eshabitual se lleva la palma: utiliza ONGcomo instrumento para defender susintereses en el mundo, Latinoaméricaincluida. Por no hablar de los misione-ros, que las emplean para inculcar elmiedo hacia dios en gente que ya bas-tante miedo tiene.

En cuanto a la tan anunciadaeficiencia delas ONG, cabedestacar queen una mismaregión puedehaber distintasONG, con susr e s p e c t i v o sproyectos dea c t u a c i ó n .Dichos pro-yectos fre-cuentementeson contra-puestos eincompatibles.Sin embargo,

Masacre en Norteamérica, la primera catastrofe de Wounded Knee. 29-12-1890 protagonizada por los mercenarios del estado.

la competencia que tienen entre ellas(igual que empresas competidoras,luchando por los recursos) les impideceder a ninguna frente a las otras.

En lo referente a las relacionesque mantienen con los supuestos bene-ficiarios de sus proyectos, destacar queson bastante controvertidas.Frecuentemente están disfrazadas dehorizontalidad, y aparentemente se lesimplica en la toma de decisiones. Larealidad es que las principales decisio-nes se toman en las sedes centrales decada ONG, a miles de kilómetros de dis-tancia.

Además, aunque resulte para-dójico, los principales beneficiarios delos proyectos suelen ser los sectoresrurales con mejor posición económica ysocial. Esto se hace porque las ONGaseguran que quieren potenciar proyec-tos ya en curso, y revitalizarlos. Lagente más pobre y más necesitada, notiene recursos para comer, y menos aúnpara iniciar proyectos. Al darles apoyo aaquellos que tienen recursos y negárse-los a los más pobres lo que consiguenrealmente es incrementar las desigual-dades sociales todavía más.

Esta es una síntesis de las crí-ticas que leí, no son mías aunquemuchas las comparto. Pero hay unacosa que se suele olvidar de las ONG yes su carácter especista. Muchas tienenentre sus proyectos el potenciar la críade animales (cerdos por ejemplo) deuna manera más eficiente, lo cual esclaramente especista. O entregan ali-mentación derivada de la explotaciónanimal. Pero aunque cualquiera puededarse cuenta de que esto es especistason pocos los que ven el carácter espe-cista de ir a un país a ayudar a la genteque necesita ayuda, pero sólo a los quepertenecen a una especie en particular:

la homo sapiens. No tengo ninguna duda de que

hay muchos humanos en Latinoaméricay en otras partes del mundo que nece-sitan ayuda, pero dársela a ellos y no aotros sólo por ser humanos representael especismo en su máximo esplendor.Si esas mismas ONG dijesen “vamos aayudar sólo a los niños huérfanos blan-cos desnutridos de Perú, a los negrosno”, cualquiera les tacharía de racistas.No veo porqué no poner encima de lamesa que son especistas cuando hacenlo mismo.

Si tengo X recursos y con esosrecursos puedo decidir si ayudar a unniño blanco huérfano desnutrido, o ayu-dar a 2 niños negros huérfanos desnu-tridos me encuentro con dos opciones.Si ayudo al niño blanco estaré poniendopor delante a un individuo sólo por laraza a la que pertenece, es injusto y esracista.

Lo mismo puedo decir con res-pecto al especismo. Si tengo X recursosy puedo decidir entre ayudar a un niñohumano (blanco o negro) o a 10 anima-les de otra especie (conejos, burros,etc.), yo sé qué opción tomaré. Unaopción muy diferente a la que suelenescoger las ONG, y eso nadie se locuestiona.

Por último quiero resaltar unavez más que no pretendo ser dogmáti-ca y no quiero hacer generalizaciones.He hablado de la dinámica principal delas ONG en Latinoamérica, pero habríaque analizar cada caso particular (UNI-CEF te aseguro que no se libra de lahoguera). Hablando de los voluntariosdiría que muchos de ellos gozan detodo mi respeto y mi admiración. Y ade-más hay ONG que de especistas no tie-nen un pelo y hacen una labor encomia-ble por terminar con el especismo y porlograr un mundo mejor.

39

Uno de los argumentos más

frecuentemente utilizados por los

antiespecistas contra la vivisección es

decir que no sirve; que es negativa para

los humanos. Dicen que los resultados

hechos con una especie de animales no

pueden ser extrapolados a otra. Ponen

ejemplos de numerosos casos en los

que tales extrapolaciones han sido per-

judiciales para los humanos.

Los mismos experimentadores señalan

esto mismo; dicen que debe ser tenido

como un indicio, no como algo definiti-

vo. Abogan por complementar los resul-

tados de los experimentos con animales

junto con otros estudios.

Experimentar con animales es una de

las múltiples herramientas con las que

cuentan los investigadores, si es mal

empleada o se sacan conclusiones pre-

cipitadas pueden desencadenarse con-

secuencias fatales. Pero de esas con-

secuencias no podemos afirmar que el

problema está en la herramienta. Esa

misma herramienta ha podido ser útil en

muchísimas otras ocasiones. Decir que

la vivisección no sirve porque a veces

ha sido mal empleada es como decir

que los mecánicos no deben emplear

llaves inglesas porque en muchas oca-

siones se han pasado apretando y han

terminado rompiendo el tornillo.

Casos en los que la experi-

mentación animal ha sido útil los hay a

miles. Ayer por ejemplo leí un texto

sobre la invención del globo aerostáti-

co. Los hermanos Montgolfier hicieron

una prueba en el Palacio de Versalles,

frente a una multitud entre la que esta-

ba la familia real francesa. Era el año

1783. ¿Quién creéis que iba en la

cesta? Tras tantos intentos fallidos de

artilugios "voladores" ningún humano

estaba dispuesto a arriesgar su vida. Se

prefirió utilizar a varios animales. Una

vez que vieron que no les ocurrió nada

empezaron a aparecer "valientes" pilo-

tos que se ofrecían para pasar a la his-

toria. Pero si esos animales hubiesen

descendido muertos sin saberse por-

qué, esos "valientes" pilotos no se

hubiesen ofrecido voluntarios. Aquí va

un extracto del texto:

"La demostración se realiza

ante Luis XVI y la familia real, en el

antepatio del palacio, en el que no

cabía ni una aguja. Por precaución, se

utilizan animales para el vuelo.

Anunciados con un cañonazo, una

oveja, un pato y un gallo embarcan a las

13h en la cesta redonda de mimbre

enganchada al globo por una cuerda.

Once minutos más tarde, se oye un

segundo cañonazo con el que se anun-

cia que la cesta está lista para salir. El

globo asciende para sorpresa de todos

y es aclamado por el público. Éste sube

hasta 500 metros. Dañado por un des-

garro, baja lentamente 8 minutos más

tarde, tras haber recorrido 3,5 Km.

LA VIVISECCIÓN SIRVE

40

Aterriza en el bosque de Vaucresson,

en la encrucijada de Maréchal.

Los animales son recogidos por Pilatre

de Rozier, físico y futuro aeronauta. Los

tres están vivos. El experimento es todo

un éxito. Se sientan así las bases para

el primer vuelo humano. A modo de

recompensa, los animales, auténticos

héroes de los aires, son recogidos por

Luis XVI en el Zoo de Versalles. La

experiencia se repite, esta vez con

hombres (…)"

Durante siglos los humanos

han observado lo que les ocurría a otros

animales en medios hostiles e inexplo-

rados. Cuando llegaba a un nuevo eco-

sistema desconocido observaban las

fuentes de alimentación de, por ejem-

plo, ciervos y antílopes. Si veían que se

alimentaban de unas bayas pero evita-

ban otras, lo tomaban como una 'pista'

de cuáles eran comestibles y cuáles

venenosas. No era una prueba definiti-

va de lo que a ellos les sucedería, pero

sí un indicio. Esto mismo es lo que ocu-

rre en los laboratorios.

Habrá quien piense que la

situación es distinta, porque uno es un

entorno natural y el otro es un laborato-

rio. La diferencia entre el entorno natu-

ral y el laboratorio es sencillamente que

los investigadores son capaces de con-

trolar muchas otras variables que en el

entorno natural no se pueden controlar.

Por consiguiente las conclusiones sue-

len ser mucho más exactas. Me explico,

en el entorno natural alguien puede ver

a una oveja comer una baya y al día

siguiente la ve muerta. Pensará "no voy

a comer esa baya, porque mañana pro-

bablemente moriré". Pero quizás no fue

esa baya lo que le causó la muerte a la

oveja. Pudo ser una seta venenosa que

se comió después, una víbora, etc. En

un laboratorio se controlan todas esas

variables (no hay víboras, no tienen

acceso a setas venenosas, etc.).

Además no sólo emplean un animal,

sino un grupo de ellos, por lo que las

conclusiones son más fehacientes.

Por otra parte, como señalaba

el compañero ‘Gorka Mier-de cilla’ en

un "debate" sobre el tema, vivisección

no es lo mismo que experimentación

animal, ni mucho menos. Los antiespe-

cistas tendemos a utilizar el término

vivisección para referirnos a todo tipo

de experimentación animal, lo emplea-

mos de manera laxa, porque suena

mucho más agresivo y cruel que 'inves-

tigación con animales' o 'experimenta-

ción animal'. Si utilizamos el término de

manera más rigurosa, vivisección eti-

mológicamente hace referencia a sec-

cionar en vivo (vivi-sección). No siem-

pre que se secciona en vivo se preten-

den extrapolar resultados a los huma-

nos. Puedes seccionar perros para

extrapolar a otros perros, como ocurrió

en el experimento de los perros criados

por Isoquimen en la facultad de veteri-

naria de la Universidad Autónoma de

Barcelona. También se puede seccionar

animales para ensayar cómo poner 41

puntos de sutura, soldar un

hueso, atornillar una articu-

lación, etc.

No podemos utilizar

como argumento contra la

vivisección/experimentación

animal que no sirve. No lo

podemos hacer por dos motivos:

1º Es falso . Es mentira y la

gente se da cuenta de ello. Nosotros no

nos damos cuenta porque estamos

demasiado empeñados en encontrar

más y más argumentos contra la expe-

rimentación animal; cualquier cosa la

damos como buena si cuestiona la

experimentación, así que no mentimos

conscientemente. Pero para emplear un

argumento no basta con que "esté en

contra de la vivisección", además tiene

que ser un argumento sólido. Es mejor

emplear pocos argumentos pero fuer-

tes, que emplear muchos y malos, por-

que esto tiene consecuencias negativas

para los animales.

La imagen que se lleva la

sociedad es: a) que mentimos o b) que

no tenemos ni idea de lo que hablamos.

Creando una imagen así de nosotros

mismos no podemos esperar que luego

nos escuchen al hablar de antiespecis-

mo o derechos de los animales.

2º Es especist a. Esto es lo más impor-

tante. Decir que no debemos utilizar la

vivisección/experimentación porque

perjudica a los humanos es nefasto.

¿Qué pensaríamos si organizaciones

contra la esclavitud dijesen que no hay

que esclavizar a los 'negros' porque

sale más rentable utilizar máquinas?

Que las máquinas son más eficientes,

etc. Pensaríamos que son racistas, por-

que de hecho ése es un argumento

racista. Creo que con este ejemplo se

ve muy claro que el atacar la vivisección

porque no beneficia a los humanos es

especista.

Para quienes creemos en los

derechos de los animales, el que la vivi-

sección beneficie o perjudique a los

humanos es absolutamente irrelevante.

Sea como sea la vivisección y la expe-

rimentación animal debe desaparecer.

No porque sirva o no sirva, sino porque

los animales tienen derecho a decidir

sobre sus vidas, y tienen derecho a no

ser tratados como objetos. Esa es la

idea que debemos exponer si quere-

mos que algún día tales derechos sean

reconocidos y respetados. No podemos

entretenernos en debates que no tienen

ninguna relevancia, y que en todo caso

lo deben discutir expertos en medicina,

no nosotros. Nuestra función es expo-

ner la idea de que los animales tienen

derechos, y saberla defender de mane-

ra coherente.42

Decía Guy Debord quevivimos en la sociedad del espectá-culo, no comparto todas sus ideas.Pero sí tengo claro que la aparien-cia se ha convertido en lo real. Yano importa la verdad, lo ‘real’es loque conseguimos que otros crean,aunque sea falso. El movimientode liberación animal no está exen-to de la contaminación de estefenómeno.

Cuando más claro lo hevisto ha sido en los últimos días,cuando se me ocurrió hacer doscosas que comentaré a continua-ción:

Primera: en un muro defacebook se estaba celebrando unconcurso de diseños antiespecistas(que muchos conoceréis). Segúnentendí, el objetivo era animar alas personas a hacer diseños quecuestionasen la idea de que loshumanos somos superiores al resto

de animales, y que hiciesen ver a lagente que los animales no huma-nos merecen respeto.

El concurso me parecíagenial, creo en la necesidad decompartir ideas entre nosotros yque aprendamos mutuamente.Conozco mis limitaciones, y eldiseño no es lo mío. Consideré quepodía contribuir al concurso sinnecesidad de hacer un diseño:daría mi opinión sobre los carteles,indicaría cuáles me gustaban yporqué, y si pensaba que podíamejorarse algo lo diría. Si algunono me gustaba explicaría el moti-vo. Así lo hice. Intenté comentar elmayor número de carteles posible.Procuré hacerlo de una manera res-petuosa y constructiva, y creo quelo conseguí.

Como he indicado, habíacarteles realmente buenos. Enellos, el/la autor/a se había plante-ado cómo hacer que la sociedad

cuestionase el especis-mo, y había puestoempeño en hacerlo de lamejor manera posible.Por el contrario, muchosotros diseños no perse-guían cuestionar nada,se trataban de merasexpresiones de odio y derabia. Por ejemplo, enuno de ellos se podía ver

JUGANDO A LA REVOLUCIÓN

‘Fina’ Scarfó. Militante anarquista Argentina (no hay másfotos de mujeres porque la resolución era muy baja). 43

la foto de un toro clavándole elcuerno a un torero en el cuello -quele salía por la boca- y aparecía ins-crito el siguiente mensaje “Justiciaes una estocada en la garganta deun torero”. En otros aparecía unafoto y mensajes del tipo “cazado-res cobardes asesinos”. Tambiénhabía uno en el que se leía “”Comepollas, no carne; come coños, nocarne.” Obviamente plantee lacuestión de en qué medida esos, yotros carteles, eran realmenteantiespecistas, o si en realidad eranunos diseños que habían sidohechos para desfogarse unos oestando de cachondeo otros.Expliqué, por ejemplo, en el casodel diseño del cartel de “chupadpollas…” que era soez e infantil,

que el recurrir al sexo para llamarla atención era el legado de PeTA,que lo único que conseguía era daruna imagen negativa de nosotros.Este cartel fue uno de los quemenos me gustó, porque me pare-ció que quien lo había hecho setomaba la concienciación y eldebate sobre el especismo acachondeo. Como varias de laspersonas que ya habían pulsado en‘me gusta’salieron a defender elcartel con afirmaciones que yo nocompartía en absoluto, surgió unbreve debate. La parte más críticade uno de mis comentarios decía:

“La impresión que tengo esque con frecuencia hacemos cosasque nos hacen gracia y nos parecendivertidas y decimos “venga, esto

44

para difundir el veganismo”. Puesno. Si se quiere difundir el vega-nismo no todo vale. Esto será muyprovocador y muy punk y todo loque queráis, pero para ayudar a losanimales a mí me parece que esnefasto.”

“¿Qué os parece esto paraun cartel?: “no peguéis a los inmi-grantes, chupad pollas”. Bueno,pues resulta que los animales noson menos. E igual que hay quepensar la mejor manera de difundirun mensaje antirracista, lo mismoocurre con el antiespecista. NOTODO VALE.”

Ese y otras críticas senta-ron muy mal a algunas personas.Es curioso ver cómo personas quepresumen ser críticas con lo queles rodea perciben cualquier críticahacia ellos (o su entorno) como unataque. Una cosa es presentarsecomo alguien que desea que lagente tenga una actitud crítica yotra muy distinta es que actúen enconsonancia. Porque no son pocoslos que dicen creer en algo y secomportan de una manera tajante-mente opuesta. Fueron varios losque me atacaron por criticar. Habíaroto sus esquemas de lo que paraellos era contribuir en un concursode diseños. Para ellos existen dosmaneras de hacerlo: Una, enviarun diseño, el que te diese la gana.Si lo que pretendías era insultar o

echarte unas risas era bienvenido.Dos, pulsar en “me gusta” ante losdiseños que otros hubiesen presen-tado. No había una tercera opción.Cualquier tipo de crítica era vistacomo un ataque. No era bienveni-da y desde luego sería respondidacon un “contra”-ataque. Hubounos cuantos que para desvirtuar-me optaron por inventar cosassobre mí (que ya comentaré másadelante). Me vi forzada a aclararhasta la saciedad la intención quetenía. Esta fue sólo una de las acla-raciones:

“Lo que he intentado conmis comentarios en el concurso hasido, simplemente, dar mi opinión.Los que me han gustado lo hedicho, y he explicado por qué.Otros los he criticado y he procura-do aportar ideas para hacer quecuestionen de una mejor manera elespecismo. Por no limitarme a pul-sar en “me gusta” como una autó-mata sin criterio te habrá parecidoque mi deseo es el de molestar, yno es así, todo lo contrario. Comohe señalado anteriormente, la ini-ciativa de la DistribuidoraResistencia Vegana me parece muybuena. Considero que hacer que lagente se implique y dé ideas paracuestionar el especismo con suspropios diseños es genial. Perotambién creo positivo que critique-mos los diseños. Soy de las que

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pienso que en esta vida hay quetener una actitud crítica, y eso tam-bién incluye criticar cómo aborda-mos el tema del antiespecismo. Noveo que haya tenido una actituddestructiva en ningún momento, yhe intentado ser respetuosa. Nointerpretes una crítica como un ata-que.”

Segunda: la otra cosa quese me ocurrió hacer está relaciona-da con la primera. Uno de los car-teles del concurso tenía un texto enel que se atacaba la vivisecciónporque no sirve y porque no esética. Di mi opinión sobre el cartel:la foto a mí, personalmente, megustaba. Eran dos personas enca-puchadas que habían rescatado acinco perros de un laboratorio enItalia. Sin embargo, aunque meguste, esa foto no la encuentro lamás apropiada para difundir elantiespecismo. Creo que el públicoen general asocia a personas conpasamontañas con el terrorismo.Aunque a nosotros nos pueda gus-tar la imagen de dos liberadores deanimales, el hecho de que aparez-can con pasamontañas va a influirdecisivamente en la percepción delpúblico. Esa foto, creo yo, no es lamás adecuada para cuestionar elespecismo. También indiqué, que“Para mí la vivisección sí sirve …”aunque “…si sirve o no sirve lavivisección es lo menos importan-

te, no merece ni que lo mencione-mos.”

Debatí con una personaescuetamente sobre esta cuestión,este “debate” fue público, pero,temiendo que pudiese sentir quemi intención era la de atacarla aella o a cualquiera, tomé la deci-sión de escribirle un mensaje pri-vado. En él le decía que no queríaofender a nadie y que sabía la granlabor que hacía ella por los anima-les, vamos, que mi intención conlas críticas no era molestar, etc. Noera necesario que hiciese todo eso,pero si algo había aprendido es quehay personas muy susceptibles.Así que prefería evitar cualquiermal entendido.

Yo agradezco que se mecritique lo que hago, y que se melleve la contraria cuando me equi-voco. Que se me muestre en quéme he confundido, que me denargumentos, etc. A mí me resulta-ría más cómodo poner una buenacara, o en este caso, presionar en“me gusta” sin más. Pero cuandose trata de los animales, creo queno basta con eso. Pongo buenacara cuando la tengo que poner, ycritico algo cuando lo tengo quehacer. Si no se hace eso caeremosuna y otra vez en los mismos erro-res, como de hecho ocurre.

Para mí, lo primordial esque los animales tienen derecho aser respetados, eso incluye no ser

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tratados como objetos. En los labo-ratorios los animales son cosifica-dos, son parte del material. Para unexperimentador un conejo es tanimportante como un microscopio;son dos instrumentos para llevar acabo su estudio. En realidad elconejo tiene menos importancia,porque todo lo traducen en térmi-nos económicos, y un microscopiocuesta cientos o incluso miles deeuros, mientras que un conejo esmucho más barato.

En mi nota aclaré que, cen-trar nuestros ataques a la “vivisec-ción” en hasta qué punto ayuda alos animales es perder de vistacompletamente la raíz del proble-ma: que los animales son indivi-duos con intereses y merecen res-peto. Si le decimos a la gente quese haga vegana porque es mássano; que la vivisección es conde-nable porque no ayuda a los huma-nos; que no utilice pieles porquehay otros materiales que dan máscalor/son más elegantes; que nocace, porque hay actividades másdivertidas, etc. estaremos esqui-vando hablar de derechos de losanimales. Si quienes creen en losderechos de los animales evitanhablar de esos derechos, nunca lle-gará el día en que la liberación ani-mal sea una realidad.

Atacar la vivisección por-que son más efectivos otros méto-

dos de investigación es como ata-car la esclavitud humana porquelas máquinas son más eficientes.También es equivalente a decir quelos hombres no tienen que pegar alas mujeres porque se puedenhacer daño.

Por promover un ataque ala vivisección coherente con losderechos de los animales se meatacó y se mintió con total solturasobre lo que yo había escrito. Noentiendo cómo alguien puede men-tir con tanta tranquilidad sobrealgo que se puede demostrar falsocon sólo pulsar un botón y leer minota sobre la vivisección. Aun asímuchos fueron los que decían queyo “defiendo y apoyo la experi-mentación animal”. Ilusa de mí,cuando una primera persona hizotal afirmación me apresuré a res-ponder, pensando que si aclarabami postura todo se terminaría estadinámica:

“Lo que yo he pretendidohacer con mi nota es replantear lacuestión de la experimentaciónanimal, centrar la crítica a la vivi-sección en la raíz del problema (unanálisis radical). La raíz del pro-blema es que los animales son tra-tados como objetos, no si la vivi-sección beneficia o deja de benefi-ciar a los humanos (…) Para quehayas hecho la afirmación que hashecho, veo tres opciones: a) que no

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has leído la nota ni mis comenta-rios. b) que los has leído pero nolos has entendido. c) que, habiendoleído y entendido mis ideas, hasoptado por manipularlas y decirque yo “defiendo y apoyo la expe-rimentación animal”. Si la terceraopción es la correcta, los periodis-tas de Intereconomía/Mundo/Paísetc. tienen mucho que aprender detí en lo que a manipulación respec-ta.”

También dije en un comen-tario:

“(…) quiero dejar claroque, aunque crea que los métodosque has mencionado son menoseficaces (al menos en algunos

casos), me inclino por el empleode tales métodos. En muchoscasos, probablemente no se habráencontrado ningún método deinvestigación que pueda reempla-zar la actual investigación con ani-males. En tal caso me decanto porno hacer el estudio. Utilizar anima-les no es la última opción, directa-mente no es una opción.”

Muy lejos de lo que meesperaba, no sólo no se dio porzanjado el asunto sino que otros sesumaron al linchamiento.Siguieron afirmando que yo apo-yaba la vivisección (y lo siguenhaciendo). Así que, decidieroncomenzar la Inquisición. Yo era la

Roscigna siendo detenido. Le esperaban jaulas, torturas y la muerte.

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principal hereje, por no seguir elcamino estipulado para atacar lavivisección, y centrar los ataquesen la raíz del problema, había sidocondenada a la hoguera. Arderíapor bruja, por no seguir dogmas,por ser crítica y por pensar por mímisma. Pedir argumentos de micondena no me sirvió de nada. Lospropios inquisidores mostraban sudesprecio hacia el tener que argu-mentar, así como hacia la forma-ción teórica, hacia la capacidad dedefender los derechos de los ani-males de manera coherente, etc.les parecía de blandos. Cualquierforma de activismo que no mostra-

se odio o en la que no hubiesepasamontañas de por medio, noencajaba en sus estrictos cánonesestéticos. Para ellos, tener un dis-curso radical era secundario.Seguir el camino marcado y piso-teado durante tanto tiempo es loimportante.

La Inquisición no se andacon chiquitas. Los ‘Torquemada’actuales no titubean a la hora decondenar. No sólo me condenarona mí, sino a cualquiera que lehubiese gustado la nota. Todos ter-minaron en la lista negra. Por sifuera poco, como acostumbra ahacerse en estas ocasiones, aprove-

charon para saldar viejascuentas con ciertos acti-vistas a los que les habíagustado mi nota. Inclusollegaron a acusar con gra-vísimas mentiras a lasorganizaciones con lasque colaboran. Bush nolo podía haber dicho másclaro “o con nosotros, ocontra nosotros.” Quienno les baile el agua a losInquisidores que se pre-pare, porque Torquemaday su gente tienen sambe-nitos negros de sobra.

La revolución no es unjuego:

V decía a EveEl valiente Czolgosz

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“una revolución sin baile no es unarevolución que merezca la pena”,pero la revolución no es SÓLObailar. Al menos esta no. Esta revo-lución consiste en liberar a los ani-males y conseguir que sean respe-tados. Siempre que podamos ‘bai-lar’, lo haremos, pero no antepon-dremos nuestro interés personal alde los animales. Aunque las pala-bras de V son importantes, y enfa-tizan en la relevancia de disfrutarluchando, también es necesariorecordar las de Barry Horne: “lalucha no es por nosotros, no es pornuestros caprichos o necesidadespersonales.”

Todos sentimos rabia vien-do la situación de los animales,pero podemos redirigir esa rabia demanera que mejor beneficie a losanimales (mediante conciencia-ción, desobediencia civil, libera-ciones, sabotajes estratégicamenteadecuados, etc.). Insultar a losespecistas no ayuda a nada ni anadie, excepto a nosotros mismos,y de eso no va el asunto.

En el debate sobre los car-teles alguien me dijo: “Aquí trata-mos de hacer arte, expresar nues-tros sentimientos (amor, odio,compasión, ira, etc.) libremente.De eso va el concurso”. Expresarlos sentimientos está muy bien,‘bailar’ y sentirnos a gusto, desin-hibirnos, etc. es genial. Pero eso lo

podemos hacer hasta cierto punto.Sin perder de vista que el fin no es‘bailar’ o expresarnos, sino los ani-males. Yo respondí: “(…) creía queel concurso iba de otra cosa. Creíaque trataba de ayudar a los anima-les. Por lo menos, cuando se expre-sa arte y sentimientos estaría bienque, ya que a veces no ayuda a losanimales, por lo menos que no lesperjudique.” (Junto con la aclara-ción de rigor de que no queríaofender).

En lo que Guy Debord lla-maba ‘la sociedad del espectáculo’confundimos radical con radikal.Ser radical ya no es abarcar un pro-blema desde su raíz. Ya no se tratade crear un debate social sobre elespecismo para erradicarlo defini-tivamente (de raíz). Se trata devestir de tal o cual manera. De lle-var camisetas con diseños agresi-vos. Se trata de ir a una protesta yencapucharnos para que todos nosvean. Para que nos saquen la foto ypoder decirles a nuestros amigosque yo estoy entre ellos. Se trata dehacer diseños con los que nos sin-tamos a gusto, aunque los diseñoscreen un rechazo en aquellos indi-viduos que deben cuestionar elespecismo. Se trata de que si da lacasualidad de que un día hacemosalgo tan positivo como rescatar unpar de gallinas, nos hagamos lafoto de rigor encapuchados, la col-

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guemos en el muro y nos etiquete-mos a nosotros mismos (parecerámentira, pero uno de los que aviva-ron el fuego de mi hoguera, lohizo). Se trata de utilizar símbolosy parafernalia diversa, rara eincomprensible, que no conduce a

nada, quenos aleja dela sociedad,y que impi-de que ten-g a m o sacceso aella parapoder cues-tionar susv a l o r e s

especistas. Eso es loque yo llamo ser radikal (con “k”).Reducir la revolución al baile, o aljuego personal. Por el contrario,ser radical (con ‘c’) es no perder devista el objetivo de la liberaciónanimal. Si bien ser radical noimplica rechazar el ‘baile’, tampo-co reduce esta revolución a ‘bai-lar’.

Comentario final: No quiero adoptar una pos-

tura victimista. Me importa poco elsambenito negro que algunos mehan colgado, no me interesa mipopularidad. La intención de estanota no es la de presentarme como‘la pobrecita’ y generar compa-

sión. Lo que han dicho algunaspersonas de mí, que inventasencosas y manipulasen, me es indife-rente. Lo que sí es alarmante esque en el movimiento haya policí-as del dogma. Gente que evita queseamos críticos y que avancemos,y que cuando pensemos por nos-otros mismos saque toda la artille-ría pesada: mentiras, manipula-ción, insultos, etc. Gente a la que lemolesta que busquemos la maneramás efectiva para erradicar losvalores especistas que infectan lasociedad.

Lo que ha sucedido en micaso, y que he comentado, le hasucedido a mucha otra gente y eslo menos importante. Lo necesarioes que lo veamos como una opor-tunidad para reflexionar y aprenderde nuestros fallos, y de los erroresque hay en el movimiento. Para míel error es este: se reflexiona pocosobre cómo erradicar el especismode raíz, y los pocos que lo hacenson atacados con virulencia. Aunque he procurado ser fiel a losucedido, todo está relatado desdemi punto de vista, que es muysubjetivo. Podéis ver por vuestrapropia cuenta mis comentarios sios interesan, así como la reacciónque algunos han tenido. Sacadvuestras propias conclusiones, node mí o de ellos, sino de la actituda seguir.

Vera Zasulich

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El 9-diciembre-1893 Auguste V aillant decidió ejercer su “derecho a la libert ad de expre -sión” p ara hacer saber a los diput ados de la cámara lo que opinaba sobre su represión aobreros y anarquist as, y en concreto sobre el asesinato de Ravachol. En el dibujo losdiput ados escandalizados por la explosión. V aillant terminó en la gillotina a los 33 años.Sus últimas p alabras fueron: “¡Larga vida a la Anarquía! ¡Mi muerte será vengada!”