25 años de una nueva sede

MUSEO NACIONAL DE

ARTE ROMANO

AF 2012_11_16 Interior Museo Romano Mérida.indd 3 21/11/12 18:48

AutoresNova Barrero Martín Rafael Sabio González

Créditos fotográficosArchivo Museo Nacional de Arte Romano

Departamento de documentación del MNARJosé María Murciano CallesAgustín Velázquez Jiménez

Imágenes páginas 52-53 y 78-79Víctor Gascón

Catálogo de publicaciones del Ministerio: www.mecd.gob.esCatálogo general de publicaciones oficiales: http://publicacionesoficiales.boe.es/

NIPO: 030-12-148-0ISBN: 978-84-8181-515-3Depósito legal: M-19889-2012

Imprime: DIN Impresores S.L.Papel reciclado

Edita:© SECRETARÍA GENERAL TÉCNICA Subdirección General de Documentación y Publicaciones

© De los textos e imágenes: sus autores

MINISTERIO DE EDUCACIÓN, CULTURA

Y DEPORTE

PRESENTACIÓN ................................................................................................................9

ANTECEDENTES ................................................................................................................11

PROYECTOS, CONSTRUCCIÓN E INAUGURACIÓN DEL EDIFICIO.............21

El proyecto de Moneo...............................................................................................................22

La construcción del edificio......................................................................................................34

Inauguración.............................................................................................................................44

LA VIDA DEL EDIFICIO Y SUS PROYECTOS DE FUTURO...............................55

Adquisición y documentación..................................................................................................56

Conservación y restauración....................................................................................................62

Investigación.............................................................................................................................68

Comunicación y difusión..........................................................................................................74

Ampliación del Museo Nacional de Arte Romano..................................................................80

Nueva sede de la Colección Visigoda......................................................................................82

ÍNDICE

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A todos aquellos profesionales que en estos 25 años han dedicado su trabajo e ilusión a este Museo

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Fotografía digital. J. M. Murciano Calles, 2004.

Presentación

El Museo Nacional de Arte Romano es casi tan renombrado por sus colecciones como por la sede que en la actualidad las acoge. El diseño de la misma se debe al arquitecto español Rafael Moneo Vallés, en este momento quizá el mayor exponente vivo de la arquitectura de nuestro país a nivel mundial. Su renombre sin embargo se forjó por los años en los que recibe el encargo del Museo, siendo el mismo el que consolidó su fama. En su proyecto, Moneo tuvo presente el referente de la arquitectura romana, de modo que llevó a cabo un edificio en el que se distingue una parte interna de una es-pectacular sala de exposición permanente en la que tomó como modelo la volumetría y grandiosidad de los edificios públicos de la antigua Roma.

Con motivo de los 25 años del edificio de Moneo, el Museo Nacional de Arte Ro-mano edita este catálogo en el que a través de cincuenta fotografías se ilustran los aspectos más remarcables de la construcción del edificio de la nueva sede y su trayec-toria posterior. Para ello y tras presentarse los antecedentes a la actual sede, se podrán analizar una serie de planos con los bocetos y proyectos de Moneo para el edificio, una selección de fotografías de su proceso de construcción y finalmente algunas instantá-neas de su puesta a punto e inauguración. Una tercera parte, se centrará en la vida del edificio desde el momento de su inauguración hasta el presente, cerrándose con los futuros proyectos asociados a la institución: la ampliación del edificio de Moneo y la construcción de una nueva sede para alojar sus colecciones de época visigoda.

José María Álvarez MartínezDirector del Museo Nacional de Arte Romano

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Antecedentes

El Museo Nacional de Arte Romano (MNAR) cuenta con una larga trayectoria institu-cional que se remonta a 1838, cuando, tras alguna tentativa anterior, se crea por Real Orden del 26 de marzo el Museo Arqueológico de Mérida. En primera instancia ocupó la antigua iglesia del convento de Santa Clara, donde el Museo hubo de convivir con otros usos de este espacio.

La llegada de don José Ramón Mélida a la ciudad para la redacción del Catálogo Monumental y Artístico de la Provincia de Badajoz y su feliz encuentro con don Maxi-miliano Macías Liáñez marca una nueva etapa para el Museo emeritense. La puesta en marcha de un plan de excavaciones, que abarcó el Teatro, Anfiteatro y Circo romanos, entre otros lugares, incorporó al Museo una magnífica y voluminosa colección. Sería don Maximiliano Macías quien en 1929 llevara a cabo la primera instalación propia-mente museográfica de las colecciones en la Iglesia de Santa Clara, dedicada ya en exclusiva a albergar los fondos del Museo.

Sin embargo, ya desde la posguerra esta construcción comienza a manifestar que por su tamaño era incapaz de dar cabida a la gran riqueza arqueológica que daba a luz el solar emeritense.

Primero se pretendió trasladarlo al Conventual Santiaguista que corona la Alcazaba. Pero desechada tal alternativa se eligió finalmente como enclave óptimo un enorme so-lar disponible desde mediados de los años 70 en los aledaños del Teatro y el Anfiteatro romanos, verdaderos protagonistas del yacimiento ante el gran público.

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Instalación inicial del Museo en la Iglesia de Santa Clara

Cód. Id. PV-0362Negativo sobre Placa de CristalNegativo a la albúminaEntre 1911 y 1929

La incorporación de las primeras piezas llegadas desde las excavaciones del Teatro romano puede apreciarse en esta imagen, de la que el Museo conserva la placa de vidrio original. Ceres sobre plinto preside la escena, acompañada de algunas de las principales esculturas halladas en el cerro de San Albín en torno a 1906 y 1907, como son Cronos a su derecha y Venus, Cautópates y Cautes, a su izquierda.

Estas piezas escultóricas hablan de un momento trascendental para la Historia de la Arqueología emeritense, de la cual el antiguo Museo Arqueológico de Mérida es a la vez el gran beneficiario y promotor a través de su director, a la sazón, don Maximi-liano Macías Liáñez. Por un lado, informan del papel del Museo en estos momentos como salvaguarda del patrimonio de la ciudad, recepcionando el espectacular conjunto escultórico hallado en el entorno del Cerro de San Albín con motivo de las obras de adecuación de los terrenos para la construcción de la Plaza de Toros. Por otra parte, la presencia de la conocida como Ceres nos sitúa en un momento posterior al inicio de las excavaciones en el Teatro romano, trabajos dirigidos por don José Ramón Mélida y el propio don Maximiliano Macías. La presencia de Mélida en la ciudad para la elabora-ción del Catálogo Monumental de la Provincia de Badajoz coincide precisamente con los hallazgos de San Albín y desde entonces el insigne arqueólogo, expectante por el potencial del patrimonio arqueológico de la ciudad, mantendrá una estrecha relación con la misma, dirigiendo a partir de 1910 las excavaciones del Teatro, a las que segui-rían las campañas del Anfiteatro, Circo o «Columbarios».

Antecedentes

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Antecedentes

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Sala de Epigrafía del Museo Arqueológico de Mérida en la Iglesia de Santa Clara

Cód. Id. 54-V-9Fotografía B/N extraída de Placa de Cristal PV-0321Marcial BocconiAntes de 1929

La iglesia y convento de Santa Clara, donde actualmente está instalada la Colección Visigoda del MNAR, fue la primitiva sede del Museo Arqueológico de Mérida. Éste fue creado por Real Orden del 26 de marzo de 1838, cediéndose el edificio ese mismo año, también mediante Real Orden del 10 de junio «para depósito de Antigüedades».

El Convento de Santa Clara fue construido entre 1625 y 1635. La obra se debe al patro-cinio del emeritense don Lope Sánchez Triana, y sigue el estilo barroco español clásico en sus trazas. Tras la desamortización, el convento sería objeto de usos varios, no sólo museales.

El edificio pasaría por ser almacén de harinas y escuela, y la nave central empleada como «Salón de Teatro Emeritense» por la Nueva Sociedad Artística Emeritese. Todo, y muy a pesar de los vanos intentos de la Subcomisión de Monumentos Históricos y Artísticos Provincial y de personajes tan destacados como don Pedro María Plano, que reclamaban el edificio para uso exclusivo de guarda y custodia de la colección del Museo. Ésta ocuparía durante años el despacho y archivo de la Subcomisión y la estancia del coro bajo.

La imagen aquí reproducida es muestra del colapso al que habían llegado los exiguos espacios destinados en Santa Clara a albergar la colección emeritense. El lapidario contaba ya para finales del siglo xix, como señala el corpus realizado por el Padre Fita en 1894, con una importante colección.

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Instalación definitiva del Museo en la Iglesia de Santa Clara

Cód. Id. 54-IV-35Positivo extraído del cliché n.º 252José Álvarez Saénz de BuruagaJulio de 1943

En 1929 la Sociedad Artística Emeritense abandona Santa Clara y definitivamente el edificio es destinado a fines museales en exclusiva. Desde estos momentos y hasta 1930, don Maximiliano Macías emprende la remodelación de la instalación expositiva del Museo Arqueológico de Mérida, que comprende la reparación de las cubiertas y la fachada, así como la adicción en las salas de un friso inferior pintado en «rojo sangre» para que resaltara la colección escultórica, organizada ya con criterios museográficos por ámbitos de procedencia. Además se construyeron vitrinas para la exposición de las piezas de pequeño formato.

La imagen aquí seleccionada muestra un estado más avanzado a la instalación de 1929, con la incorporación de nuevas vitrinas, pero manteniendo la esencia de la idea de Macías. Puede verse al fondo la instalación de las principales esculturas del frente escéni-co del Teatro y, tras ellos, la antigua Sala de Epigrafía, presidida por el «Mosaico báquico».

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Almacén del Museo Arqueológico de Mérida en la Alcazaba

Cód. Id. 1-III-63Positivo extraído del negativo R-238.24Manuel de la Barrera OcañaNoviembre de 1977

La continua actividad arqueológica en la ciudad así como los incesantes hallazgos fortuitos debido a proyectos urbanísticos, hacen que el ingreso de piezas en el Mu-seo crezca a un ritmo vertiginoso. Pronto se hace necesario habilitar otros espacios, distintos a Santa Clara, como almacenes del Museo. Es el caso de la conocida como «caseta de Teatro», donde se conservaron gran parte de los materiales arqueológicos hallados en las excavaciones de Mélida, Macías y Floriano en el propio Teatro y An-fiteatro. También se habilitaron otros espacios en la Alcazaba como almacenes del Museo, que sin embargo no reunían las condiciones necesarias exigibles para tan valioso material.

En la imagen puede observarse el colapso de estos almacenes, con la colección de escudos nobiliarios en primer plano.

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Fachada neogótica de la Alcazaba

Cód. Id. 1-III-65Positivo extraído del cliché n.º 794Antonio Díaz Pintiado10 de junio de 1959

Además de almacén, los espacios de la Alcazaba sirvieron como área expositiva de parte de la colección del Museo Arqueológico de Mérida. Así puede observarse en esta foto, en la que el pórtico neogótico construido en la base de uno de los torreones de la Alcazaba sirve como marco para la muestra de parte de los objetos hallados en el propio recinto de la Alcazaba. En los intercolumnios extremos están presentes el par de pilastras visigodas que hoy se exhiben en la Iglesia de Santa Clara.

Antecedentes

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Claustro del Conventual de la Orden de Santiago de la Alcazaba

Cód. Id. 1-III-66Positivo en B/N extraído del cliché n.º 1017Juan Chávez Chávez25 de enero de 1971

Varios son los hechos claves que ayudan a entender el impulso recibido por la ins-titución emeritense para la búsqueda definitiva de una sede digna y acorde con las necesidades de la imponente colección del Museo de Mérida. Entre estos hechos, destacan la celebración del XI Congreso Nacional de Arqueología en la ciudad en 1969 o la conmemoración del Bimilenario de la ciudad en 1976. Estas reuniones científicas permitieron dar a conocer por parte de especialistas de toda España de reconocido prestigio el valor del conjunto monumental emeritense y de, por supuesto, la colección del centro, que es clasificado Museo Nacional de Arte Romano por Decreto del Consejo de Ministros el 10 de julio de 1975.

Previamente, habían comenzado los estudios sobre posibles localizaciones para al-bergar el renovado Museo. Son varias las opciones manejadas en estos años, como el Convento de las Freylas de Santiago, próximo a la Basílica de Santa Eulalia, el Convento de Santo Domingo, sito en la plaza homónima, y el Conventual Santiaguista, cuyo patio interno se muestra en la fotografía. Éste último fue la opción más plausible y de hecho se llevó a cabo un proyecto museológico previo por parte del director del Museo, a la sazón, don José Álvarez Saénz de Buruaga, así como un estudio arquitectónico por parte de don José Menéndez Pidal en 1971. Finalmente, descartadas estas opciones, el Con-ventual Santiaguista se convertiría en sede de la Presidencia de la Junta de Extremadura.

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Foto de la excavación del Solar de las Torres con la calzada en primer plano

Cód. Id. 22-III-221. R. 393, n.º 21Manuel de la Barrera Ocaña29 de agosto de 1979

La decisión de crear un edificio ex novo como nueva sede para Museo Nacional de Arte Romano sería tomada finalmente a mediados de los años setenta. Tras descartar las opciones ya citadas por diversos motivos, se decide ocupar el recién adquirido «Solar de la Torres», para la construcción del nuevo centro, que en 1980 es encargado por el Ministerio de Cultura al arquitecto tudelano don Rafael Moneo Vallés. El pa-pel decisivo del director del Museo, quien observó como idónea la elección de esta nueva ubicación, un solar inmediato al recinto monumental del Teatro y Anfiteatro romanos, así como el papel jugado por el arquitecto de la Dirección General de Bellas Artes, don Dionisio Hernández Gil, muy ligado, por otra parte, a la ciudad de Mérida, fueron los acicates del proyecto que marcaría el devenir de estos últimos 25 años del Museo.

La adquisición del Solar de las Torres vino acompañada de las excavaciones del mismo a mediados de los años setenta del pasado siglo. En las mismas fueron lo-calizadas interesantes estructuras domésticas, así como un área funeraria y parte de una imponente calzada romana que puede verse en la imagen. Gran parte de estos hallazgos, los más interesantes, fueron consolidados y hoy forman parte del propio discurso expositivo del Museo, al ser visitables en la planta sótano del mismo.

Antecedentes

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Desde comienzos de los años 80 del siglo xx Rafael Moneo realiza varios bocetos y planos en los que poco a poco va concretando las líneas básicas de su proyecto para la nueva sede del Museo Nacional de Arte Romano. A un boceto con un plano de situa-ción siguen una serie de vistas generales de las salas con una serie de piezas ficticias ya instaladas, levantamientos de las distintas fachadas, plantas y, ya en una fase muy avanzada, unas muy cuidadas axonométricas en las que se plasman ladrillo por ladrillo los diferentes ambientes del edificio.

La construcción de tan singular proyecto dio lugar, cómo no, a todo un repertorio de impresionantes imágenes en las que se va definiendo, casi desde sus cimientos, el grandioso aspecto por el que se caracterizará el proyecto tras su terminación. Evocado-res ecos del pasado se manifiestan en el uso de muros de ladrillo rellenos de hormigón o el empleo de cimbras para el levantamiento de los inmensos arcos. Imágenes no me-nos curiosas son generadas por el proceso de montaje de las piezas, con las dificultades inherentes a sus volúmenes, materias y pesos.

En fin, la puesta a punto del edificio va cobrando forma en una serie de instan-táneas en las que pueden atisbarse las piezas ya instaladas, el ingente trabajo en los talleres de restauración, un salón de actos a estrenar, una biblioteca diáfana y por amueblar y el culmen a todo ello en la inauguración oficial por los Reyes de España, en el año 1986.

Proyectos,construccióne inauguracióndel edificio

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El proyectode Moneo

Boceto preliminar. Plano de situación del Museo

Dibujo a tintaRafael MoneoCa. 1980

Nos hallamos ante un esquema muy básico en el que se plantea ya la integración del edificio en el solar a él destinado, situándose esquemáticamente las distintas manzanas de casas del entorno, así como resaltándose mediante la insistencia en el trazo parte del relieve que envuelve al Anfiteatro en su frente oriental por una parte y la planta del edificio del futuro Museo por otra. Del edificio del Museo es interesante señalar que ya desde esta fase tan preliminar se encuentra claramente planteado para la parte pública el esquema de naves alargadas que define la estructura del Museo a la derecha del es-pacio expositivo, según se entra. También puede adivinarse una diagonal determinada por la presencia de la calzada romana descubierta en el transcurso de las excavaciones en el solar del futuro Museo. Moneo tenía ya planteada su integración en el edificio, o al menos en su parte Norte. En fin, también cabe señalar que del edificio surgen hacia la derecha unos trazos oscuros que avanzan hacia el conjunto monumental, preludian-do la conexión subterránea entre el mismo y el Museo.

Proyectos, construcción e inauguración del edificio

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El proyecto de Moneo