mubi rafadro

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Mubi "We don't belong here", repetía cada vez que nos veía tristes. Niños de brea, sonrisas verde melancolía tras el aparecer fortuito de la lluvia, algo corporativo y recurrente que pronto morirá. Pensar que hicimos un gran esfuerzo por evitar esta situación [el fracaso, la confusión, el dolor]. Todo eso que nos hace ser tan abstractos al ver pasar el desencanto. En la mente lo opuesto se hace realidad, puede ser una opción química a seguir, una red de seguridad o un simulacro que nos obliga a compartir lo que nos queda con los que siempre estuvieron fuera. Sombras nada más. Mubi dice, Mubi promete, Mubi se arrepiente. Mubi nos enseño a recrear conciertos en la soledad de nuestras habitaciones. Cada vez que se abre la puerta, estamos allí esperando que llegue a inundar todo con sus canciones, efectos especiales y risas pregrabadas. Una fiesta dentro de un vasto vacío, tres mil detalles que en algún lugar, en otro momento alguien contará. Algo tan intenso que si se ve de cerca, se destruye como el encanto de un birthday wish excepcional. No es extraño entonces recordar que cuando le vimos caer por primera vez, ensordecimos. Un huracán entrando a tierra firme una e-card diaria en la bandeja de apreciaciones posteriores, una presencia caótica que, paradójicamente, tranquiliza nuestros impulsos perezosos y suicidas. Mubi es así. Ahora lo que vemos o escuchamos es un asalto cotidiano que nos ayuda a enfrentar la realidad [fragmentos de guiones, estrofas, video clips, mp3's, dead life stills]. Lo que Mubi nos mostró fueron básicamente señuelos, ideas, deseos, verdades a medias. Una realidad tan hermosa como increíble. ¿Por qué inicio todo esto? ¿Por qué no vimos el alcance? ¿Por qué no regresa para decir cualquier cosa que nos haga sentir que todo estará bien? Nunca hubo una promesa ni la firma de un contrato con cláusulas en letra pequeña, pero el enojo es puro miedo a perder; la apatía sin sentido, una

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Mubi

"We don't belong here", repeta cada vez que nos vea tristes. Nios de brea, sonrisas verde melancola tras el aparecer fortuito de la lluvia, algo corporativo y recurrente que pronto morir. Pensar que hicimos un gran esfuerzo por evitar esta situacin [el fracaso, la confusin, el dolor]. Todo eso que nos hace ser tan abstractos al ver pasar el desencanto. En la mente lo opuesto se hace realidad, puede ser una opcin qumica a seguir, una red de seguridad o un simulacro que nos obliga a compartir lo que nos queda con los que siempre estuvieron fuera. Sombras nada ms.

Mubi dice, Mubi promete, Mubi se arrepiente. Mubi nos enseo a recrear conciertos en la soledad de nuestras habitaciones. Cada vez que se abre la puerta, estamos all esperando que llegue a inundar todo con sus canciones, efectos especiales y risas pregrabadas. Una fiesta dentro de un vasto vaco, tres mil detalles que en algn lugar, en otro momento alguien contar. Algo tan intenso que si se ve de cerca, se destruye como el encanto de un birthday wish excepcional. No es extrao entonces recordar que cuando le vimos caer por primera vez, ensordecimos. Un huracn entrando a tierra firme una e-card diaria en la bandeja de apreciaciones posteriores, una presencia catica que, paradjicamente, tranquiliza nuestros impulsos perezosos y suicidas. Mubi es as.

Ahora lo que vemos o escuchamos es un asalto cotidiano que nos ayuda a enfrentar la realidad [fragmentos de guiones, estrofas, video clips, mp3's, dead life stills]. Lo que Mubi nos mostr fueron bsicamente seuelos, ideas, deseos, verdades a medias. Una realidad tan hermosa como increble. Por qu inicio todo esto? Por qu no vimos el alcance? Por qu no regresa para decir cualquier cosa que nos haga sentir que todo estar bien? Nunca hubo una promesa ni la firma de un contrato con clusulas en letra pequea, pero el enojo es puro miedo a perder; la apata sin sentido, una defensa temporal; y la crueldad de las palabras dichas en un mal momento, eso que nos carcome lo que nos queda de alma. Un double play que conduce a la nada.

Con Mubi al frente, todos hicimos trampa, bloqueamos esos pensamientos de prdida e hicimos ajustes a un presente perturbador. Todos necesitamos testigos de nuestra vida para poder vivir; un traductor entre el deterioro personal y el placer de hacer. Violencia adecuada como el nico camino viable para llegar a ser ms que los gustos propios. El aplomo de medio centro buscando los puntos dbiles de seleccin, escudos humanos derribados por un contra letal [ser idealista es peligroso]. Al ocurrir lo que nunca encajo, ya no se pudo mantener la mirada en alto, ni siquiera percibir el desastre o poder evitarlo. Camos en la trampa de la puta nostalgia; hemos pasado los ltimos instantes evocando lo vivido, intentando sentir las mismas cosas que antes. Algo cambi, ya no es posible. Algunas veces los sueos -aun los peores- son mejores que lo que uno realmente posee: una masa amorfa de coincidencias y highligths, un mal entendido sentido de libertad, alguien dndole besos al espejo y volando lejos.

La vida es lo que tu quieras que sea. Nos mantiene solos, nos mantiene unidos, nos rechaza y nos congrega. Cualquier decisin implica demasiado esfuerzo, un rango de atencin que describe un proyecto ambivalente. Prfugos, en eterna bsqueda, off limits. No siempre se puede escapar de lo que se quiere olvidar. Una buena intencin, la promesa, el esquivar de semforos y coches, todo eso que nos hizo trastabillar como el vrtigo por no despertar y malsoar. Eso no basta, nunca ser suficiente. No se puede jugar un juego que siempre es igual [no es divertido, no es justo, no es un buen juego]. Esta es una situacin de emergencia, una pregunta de motivo y oportunidad, una misin en cada libre, los objetivos que se fueron eliminando con el paso del tiempo. Somos nuestro propio refugio en riesgo de derrumbe, too smart hasta para pedir ayuda [qu tanta sangre puede quedarnos?]

Mubi nunca quiso aparecer en nuestras happy polaroids, se justificaba al decir que as todo sera ms fcil. Tras los abrazos de polvo, dejamos de esperar cosas. Todo lo importante ya ocurri antes. Si salimos perjudicados es casi una seal, una analoga de fractura y desilusin, la resaca que inevitablemente indica que estamos vivos. Esa fue nuestra eleccin. El riesgo forma parte de la apuesta, lo que debemos pagar o el inventario de lo que nunca quisimos/debimos dejar pasar. Nuestra vida siempre ha sido una puerta abierta, el disfrutar de la desesperacin telegnica, la idea romntica de ser feliz sin los efectos del mono. Sin embargo, hay gente -nosotros?- que se ahoga en una posible victoria como aquel homeless nunca habituado al fro del cemento, la sensacin de rompimiento que sobrevive a cualquier intento de pltica, algo que no podemos dejar. Por eso, tan slo por eso, es mejor estar al margen, reconocer que la nostalgia es una droga que sirve nicamente para embellecer el pasado [en caso de emergencia, rompa el vidrio].

Alguien sabe cul es el problema? Nuestra tristeza ya no recibe donaciones, es un lastre que no vale la pena pero que responde a nuestro "quisiera olvidar todo". Funcionar en crisis, conocer secretos, dejar de complacer o pugnar por el desapego, emprender la marcha sin decir adis, flotando en la superficie, soportando largos silencios telefnicos. Mubi nos acompao en el viaje de ida, nos puso en primera fila, en posicin de arranque y con la consigna de que "rendirse nunca es una buena idea". Bajo un fenmeno de precipitacin, slo queda la esperanza de poner en repeat & repeat aquellas canciones favoritas [la msica no puede engaarnos].

Los das de contar historias, nos ha dicho Mubi, se han ido.

lejos del noise v.3000

Textos de Rafa Saavedra 1999-2001, Tijuana Baja California Mxico