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¿Nunca más? Gualberto Solano, padre del joven desaparecido en Choele Choel. Reveló la trama de la explotación laboral en Río Negro. Denunció la corrupción judicial. Logró la detención de 7 policías. Exige que le respondan: ¿dónde está Daniel? el periódico de lavaca agosto 2012 / año 6 / número 57 Valor en kioscos $ 10 Ledesma & Blaquier: ¿el fin de la impunidad? Misiones & Alto Paraná: ¿quién maneja a quién?

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MU cuelga en los kioscos una pregunta: ¿dónde está Daniel Solano? , el muchacho que desapareció en Choele Choel la madrugada del 5 de noviembre, cuando la policía lo emboscó, lo golpeó y lo secuestró. Una investigación que hilvana el rol de la multinacional Univeg, la trata de personas para la explotación laboral, los patovicas de la brigada Bora, la lucha de su padre y comunidad guaraní por verdad y justicia y hasta la huella de Rodolfo Walsh. y más!

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¿Nunca más?Gualberto Solano, padre del joven desaparecido en Choele Choel. Reveló la trama de la explotación laboral en RíoNegro. Denunció la corrupción judicial.Logró la detención de 7 policías. Exigeque le respondan:¿dónde está Daniel?

el periódico de lavacaagosto 2012 / año 6 / número 57Valor en kioscos $ 10

Ledesma & Blaquier: ¿el fin de la impunidad?

Misiones &Alto Paraná:¿quién maneja a quién?

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EL JOVEN DESAPARECIDO EN CHOELE CHOEL

“No puede atentarse permanentementecontra el pueblo, contra sus hijos humil-des, con toda impunidad. Creemos que laopinión pública debe permanecer infor-mada para que desaparezcan, en el casti-go y en el oprobio, esos miserables quepretenden ‘hacer méritos’ sobre la tortura,el asesinato aleve y la persecución indis-criminada e implacable. Por eso, con toda la crudeza necesariacumplimos con nuestro deber de infor-mar, y aclaramos nuestra espera en la justicia de la que aguardamos su palabra final”.

De la introducción al artículo “Yo también fui un fusilado”, Rodolfo Walsh, 1956, tomada de El violento oficio de escribir.

as chicas de Macuba hacíansu show de strippers en la“Fiesta del jean roto”, mientrasDaniel Solano no sabía queestaba empezando a desapa-

recer. Tampoco sabía, en esa autodenomi-nada megadisco de Choele Choel, Río Ne-gro, que algunos de los que le servíancerveza entre risas eran sus entregadores.

Retrato de Daniel: guaraní de la comu-nidad Misión Cherenta (Tartagal, Salta),pintón, obrero, 27 años, arquero de manos

firmes en su Deportivo Guaraní, secunda-rio completo, joven amistoso, serio, traba-jador, familiero.

Se divertía con sus compañeros la ma-drugada del sábado 5 de noviembre de2011, una manera de distraerse de aquelloque lo estaba hartando: era la tercera vezque recorría los 2.300 kilómetros desdeTartagal hasta la cosecha de manzanas enRío Negro, en la localidad de Lamarque (a17 kilómetros de Choele Choel), donde vi-vía hacinado con otros 150 trabajadoresen un galpón y dedicaba el día entero altrabajo contratado por Agrocosecha S.R.L.,empresa tercerizada a cuenta de ExpofrutArgentina, sello criollo de la multinacio-nal de origen belga Univeg.

A esos obreros se los llama “golondri-nas”, exceso verbal que pinta como avesviajeras a personas explotadas: la palabraexplotación, en este caso, no es panfleta-ria sino técnica.

Ese mismo viernes Daniel había cobra-do su primer mes en la cosecha. El acuerdoera por unos 2.000 pesos mensuales (90por día, de 10 a 12 horas de trabajo), pero lehabían pagado sólo 800 pesos. Contó losbilletes sin gestos, y tomó dos decisiones:

1) Se convenció de la necesidad de con-cretar lo que venía murmurando con al-gunos de sus compañeros: hacer un pa-

ro en la cosecha el lunes siguiente parareclamar que les pagaran lo pactado. Nohablaba con desconocidos: al menos 60habían llegado con él desde Salta. 2) Con parte del dinero compró un ce-lular. Lo hizo a las 19 horas del 4 de no-viembre y para recobrar contacto consus amigos y familiares de Misión Che-renta; especialmente su novia, MaríaLuisa, y su padre, Gualberto Solano. Lollamó, se pusieron al día con pocas pa-labras, y el hijo le contó al padre suidea de iniciar el reclamo.

Daniel tampoco sabía aun qué tempesta-des estaba gestando su aleteo huelguistaen el universo de Lamarque, donde la em-presa siempre tuvo aceitada relación conla policía y con la Brigada Operativa deRescate y Antitumulto (BORA), grupo anti-motines provincial que funcionaba cualseguridad privada y, a la vez, pública deExpofrut.

La cuna de Walsh

amarque tiene unos 8.000 habi-tantes y ostenta variados orgullos:es sede de la Fiesta Nacional del

Tomate y la Producción, y cuna de esehombre llamado Rodolfo Walsh, nacido

en 1927, desaparecido en 1977. La casa natal de Walsh se ubica en la

estancia El Curundú, en la que su padreoficiaba como mayordomo. A veces la rea-lidad es un poco irreal: el lugar es hoy unade las propiedades de la misma multina-cional Expofrut-Univeg, con la policía y elBORA como paisaje interno. Y en El Cu-rundú están el galpón y las gamelas o ca-sillas donde dormían hacinados los traba-jadores, incluso Daniel Solano.

Las chicas de Macuba continuaban ex-hibiendo lo suyo en la “Fiesta del jean ro-to”. A las 2.40 de la madrugada Daniel fuesacado a los empujones, se dijo, por lostres policías que hacían sus “adicionales”como seguridad del lugar.

Una vez que el joven estuvo en la calle,ocurrió algo que no es una exhibición demagia negra, sino de historia argentina.

Desapareció.

Apuntes

aniel Solano sigue desaparecido.Su caso enhebra una asombrosahistoria de trata de personas, ex-

plotación laboral, miserias humanas inde-cibles, modelo económico, complicidadespoliciales, judiciales y empresarias.

Frente a la desaparición, hubo apariciones:

La madrugada del 5 de noviembre lo emboscó la policía, lo golpeó y lo hizo desaparecer. Su padre, Gualberto comen-zó la búsqueda y reconstruyó una historia que revela la trama de la explotación laboral en Río Negro y la complici-dad judicial. Pero también descubrió en quién confiar, dónde apoyarse y cómo construir una condena social.

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¿Dónde está Daniel?lina m. etchesuri

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mitía su yerno sobre la seriedad de todasestas personas.

Pero Daniel no aparecía. De las conversaciones con los trabaja-

dores de Expofrut no obtenían más que si-lencios. Pasaron cuatro semanas.

Justicia Youtube

comienzos de diciembre, en Tarta-gal, varias familias de la MisiónCherenta llamaron a un abogado

conocido: Sergio Heredia. Le contaron loque sabían, y que todo seguía empantana-do en el misterio. Le pidieron ayuda.

Heredia tiene 51 años, un estudio exito-so -dice “todos me conocen, firmo autó-grafos en Tartagal”-, dejó el trabajo a cargode sus hermanos, compró una camionetay zarpó hacia Choele Choel con Sara Gar-cía, una de las amigas de Daniel Solano.“Puedo hacer un viaje así, sin tiempo fijode regreso, porque tengo hasta la ventajade que soy divorciado”.

El 5 de diciembre llegó a Río Negro. Seencontró con Gualberto, con el yerno, fueal juzgado, leyó el expediente. El 7 de di-ciembre dijo: “Esto es un asesinato. Esto lohizo la policía con la complicidad de laempresa. Aquí lo que hay que buscar esdónde escondieron el cuerpo”.

Cada cosa que hacía la filmaba: cadatestimonio, cada hallazgo, cada contradic-ción. Todo lo fue subiendo a Youtube. De-tectó, por ejemplo, que la jueza Bosco de-cía en el expediente que Daniel había sidovisto por un testigo el día 6 de noviembre.Heredia buscó al mismo testigo que en re-alidad decía que lo había visto el 5. La di-ferencia es notable: es la que define a Da-niel como obrero desaparecido, o comoturista patagónico.

Heredia fue convenciendo a los trabaja-dores de hablar ante la cámara, para supropia seguridad, y para no quedar com-plicados en algo que tenía forma, aspecto,y olor a crimen.

En uno de los videos se escucha la vozdel propio abogado que dice: “Acá haymuchas contradicciones, hay cosas que enlos papeles no dicen los datos concretos, ya pesar de que acá hay gente que le mo-lesta que yo grabe, como la jueza que seencarga de ver mis videos, yo grabo todoporque no sé qué va a pasar acá. Entonceses la mejor manera de dejar constancia,cosa que después nadie se rectifique”.

Los obreros fueron relatando los mal-tratos por parte de la policía y del BORA,las intimidaciones, golpes, requisas, ame-nazas, como una Oficina de Personal sinmáscara, para tener domesticada a esa po-blación de cientos de trabajadores. Y todosubía a Youtube.

En Tartagal entrevistó además a la no-via de Daniel, que mostró el mensaje queél envió a la 1.30 de la madrugada cuandoestaba yendo hacia Choele Choel. “Te extmi amor dame mandam una tarj de 10 ok.. ok”. (sic) Con esto y los testimonios pudoprobar que Daniel recién llegó a Macuba alas 2.05, y fue sacado a las 2.40. Todo su-bía a Youtube, desmintiendo al expedien-te y la teoría de la “borrachera”, para laque Daniel no había tenido ni tiempo.

Heredia además se plantó ante Gual-berto para decirle que el yerno, Hugo Or-tiz, estaba jugando para el otro equipo:“Lo compraron los de la empresa, y ayu-daba a que la causa no pudiese avanzar”.Ortiz volvió a Tartagal.

Replay: ¿qué pasó con Daniel?

fuerza de información dura, co-menzó a gestarse otra mirada delcaso. Heredia y su socio, Leandro

Aparicio, abogado penalista de BahíaBlanca, reconstruyeron la historia. La pro-pia empresa Agrocosecha tenía bien con-ceptuado a Daniel, lo incluyeron en elequipo de fútbol (pocas veces tan clara laimagen de ponerse la camiseta), lo veíancomo un líder natural y respetado por losotros trabajadores. “Le ofrecieron conver-

Algunos vecinos de la comunidad abo-rigen de Tartagal, con ánimo de ayudara los Solano. La investigación y reconstrucción de lorealmente ocurrido, concretadas a basede voluntad, imaginación, Youtube yFacebook, desnudando las mentiras po-liciales y judiciales.La invención de acciones, movimientosy contactos, cada vez más, para quebrarla impunidad y el silencio alrededordel caso. El acampe en carpa de familiares y ami-gos frente al juzgado de Choele Choeldurante más de seis meses, incluyendohuelgas de hambre y visitas de inten-dentes y del gobernador provincial.

Todo sustentado en la tenacidad de unafamilia.

Y de un padre.

La historia blablablá

a versión policial/judicial tuvo du-rante varias semanas un guión bá-sico: Daniel Solano se emborrachó

en Macuba con algunos compañeros detrabajo, salió expulsado por los guardiasdel lugar, caminó hacia la izquierda, se in-ternó en la oscuridad y nunca se supomás de él. Tal vez se había ido con unachica. Tal vez decidió ir a gastarse a Neu-quén lo que había cobrado, y otros blabla-blá usuales en estos casos.

Aquella tarde del sábado 5 de noviem-bre los llamados y mensajitos a Danieldesde su comunidad salteña no teníanrespuesta. Llamaron las cuatro hermanas,llamó su novia María Luisa. Y comenzabaa inquietarse el padre de Daniel.

Gualberto Solano, 57 años, es silencio-so hasta cuando habla, poco y en un susu-rro. Trabajaba para Pluspetrol en Tartagal,manejando máquinas de la industria pe-trolera. Así fue toda su vida. Sobrellevó lamuerte de su esposa quince años atráscon su estilo: silencio y trabajo. Una espe-cie de coreografía laboral que permitióque sus hijos terminaran el secundario.“Siempre trabajamos para salir adelante.Mi hijo era así, buscaba empleo. En Saltaes difícil. Por eso iba al sur”, dice, o calla,Gualberto.

Punteros

l 6 y el 7 de noviembre Daniel se-guía sin aparecer. Junto a sus hijas ysu yerno, Hugo Ortiz, Gualberto lla-

mó a Hugo Domínguez, de Agrocosecha,uno de los reclutadores de trabajadores nor-teños para la cosecha frutícola. Domínguezles dice que Daniel no está, que quizás haido a visitar Neuquén o Bahía Blanca, quiénsabe. Luego de ese llamado, Domínguez sepresenta en la Comisaría 17 de Lamarquepara dejar constancia de esa ausencia.

En esos días la familia también lograconectarse telefónicamente con algunosde los jóvenes de la comunidad guaraníque habían viajado junto a Daniel a RíoNegro, que cuentan en voz muy baja otrahistoria: Daniel no se había ido sino quealgunos policías lo habían golpeado a lasalida de Macuba, se lo habían llevado, ynadie sabía nada.

Un padre en viaje

l 8 de noviembre Gualberto tomóimpulso, unos pesos, y empezó unviaje que le llevaría dos días hasta

Choele Choel junto a una de sus hijas y asu yerno, Hugo Ortiz.

Los recibieron los representantes de Ex-pofrut, les dieron alojamiento, les transmi-tieron tranquilidad: había una causa poraveriguación de paradero a cargo de lajueza Marisa Bosco y del fiscal Miguel Án-gel Flores. Los recibió la propia policía,asegurándoles que estaban investigandotodo. Gualberto estaba confundido, recos-tado también en la confianza que le trans-

ri

Arriba, la última foto de Daniel, tomada dentro del boliche Macuba, minutos antes de desa-parecer. Debajo, el equipo de fútbol de la empresa Agrocosecha: era el arquero. Luego,Gualberto Solano encadenado frente a la fiscalía. Lo acompañó Julieta Vinaya, madre deAtahualpa, otro joven asesinado a la salida de un boliche en 2008 y en Viedma. Abajo, elmóvil policial que una testigo dice haber visto en la escena del secuestro de Daniel Solano.Por último, el boliche donde se celebró la “Fiesta del jean roto”. Los efectivos de la policíaprovincial eran los patovicas del lugar, en sus horas extras.

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re quedar limpio con respecto al anterior”. El vicegobenador escuchó a los aboga-

dos, recibió a Gualberto Solano, vio You-tube, y comenzó una tarea que llevaría ala disolución del BORA, al pedido de jui-cio político contra la jueza Marisa Bosco yel fiscal Miguel Angel Flores por parte deocho intendentes del Valle Medio (apoya-do por Weretilneck) , y el apartamiento deambos funcionarios de la causa, reempla-zados por el juez Víctor Soto y el fiscalGuillermo Brodato. En medio de esta saga,cuando terminaba 2012, el gobernadorCarlos Soria fue asesinado por su esposa.La llegada de Weretilneck a la goberna-ción reforzó objetivamente la posibilidadde avanzar en la investigación.

La ley de la calle

n febrero Gualberto Solano seguíaen Choele Choel, sin moverse, pe-ro conmoviendo a los rionegrinos.

Poco después fue despedido de Pluspetrol,hecho que muestra un ADN tal que po-dría ampliar la investigación del científicoMarcelino Cereijido Hacia una teoría gene-ral sobre los hijos de puta (Tusquets, 2011).Gualberto fue tan parco como siempre:“Me vine a buscar a mi hijo con vida, yellos me dejan sin trabajo”.

Sin recursos, con apoyo de la comuni-dad, se instaló frente al juzgado con una car-pa: símbolo del reclamo, pero además aloja-miento concreto para don Gualberto, quemurmuró: “Vine a buscar a mi hijo. Si me lehicieron algo, quiero el cuerpo y me retiro”.

La frase es de una perfección estreme-cedora: si le hicieron algo a Daniel, se lohicieron también a Gualberto (¿no nos lohicieron a todos, estamos tan blindadosque no lo percibimos?). Con una especiede resignación fruto de una vida demasia-do curtida, Gualberto no pide lo clásico:memoria, verdad, ni justicia.

Quiere el cuerpo. No pide: quiere. Y al querer el cuerpo de su hijo, quiere

todo lo demás. Y al hacerlo, desnuda un sistema. En esa dureza de Gualberto hay otra

cosa sin palabras: una sensibilidad pater-na –que acaso parece tantas veces inexis-tente, o exclusiva cualidad materna– paradedicar la vida a buscar al hijo.

La condena social

us hijas se turnaron para acompa-ñarlo. Y siempre estuvo Sara Gar-cía, gran amiga de Daniel. Choele

Choel se movilizó a su lado, en la calle:marchas, charlas, pintadas, movidas, visi-tas escolares, volanteadas, comunicación.

presa vendría más tarde. Heredia ya había decidido seguir el ca-

so hasta el final, definitivamente mudadoa Choele Choel. “Por suerte me ha idomuy bien en mi profesión, mis hermanossiguen manejando el estudio que tenemosen Tartagal, y yo me volqué de lleno acumplir con mi palabra con la comunidadguaraní. No gano un peso, al revés: pagohasta los chocolatines. Pero vamos a llegarhasta el final”.

Heredia es un abogado con perfil me-diático, que compitió como candidato aintendente en la interna peronista salteñacontra las listas del actual gobernadorJuan Urtubey, y perdió. Buscando datosMU se conectó con Juan Carlos Jipy Fer-nández, referente de la Union de Trabaja-dores Desocupados, UTD-Mosconi: “Es unamigo de muchos años”, dice Fernández,quien también fue candidato a intendente,pero en Mosconi.

Heredia logró interesar en el tema alvicegobernador de Río Negro, AlbertoWeretilneck. El abogado Aparicio propo-ne una teoría: “Sergio llegó sin ningúncompromiso con nadie: ni políticos, nijueces ni gobernantes. Eso le dio total li-bertad”, frase que merecería un tratado deciencias políticas.

“Ayudó que hubiera un nuevo gobier-no recién asumido, que quería despegarsede los 24 años de mugre, decadencia y co-rrupción de la gestión radical. Si hubierasido al revés, radicales reemplazando pe-ronistas, hubiera sido igual. El nuevo quie-

El 5 de setiembre de 2010, a la salidade un boliche de Trelew, Julián Anti-llanca, de 20 años, fue muerto a gol-pes. Este marzo de 2012 la justicia so-breseyó a los cuatro policías acusadosde asesinarlo. La justicia desestimó loque contaron los testigos, que vieroncómo era bajado el cuerpo de Juliánde un patrullero. Incluso obviaron losperitajes realizados en la etapa deinstrucción y que confirmaron que lasangre hallada en el móvil era de Ju-lián Antillanca.

La justicia consideró “insuficientes” losargumentos que imputaban por “ho-micidio agravado” al agente MartínSolís, al suboficial Pablo Morales, a laoficial Laura Córdoba y al chofer deaquel patrullero, Jorge Abraham.

Conocido el fallo, César, el papá de Ju-lián, nos escribía por mail: “Es ciertoque volvieron a matar a mi hijo y esinaceptable. Pero ahora la gente sabeque estamos defendiendo la verdadcon justa causa. Vamos a apelar y aseguir luchando”.

Más sereno, este albañil que se haconvertido en un especialista en Dere-cho Penal, cuenta cómo sigue su re-clamo de justicia: “El fallo está recurri-do: denunciamos arbitrariedad. Esto,en términos jurídicos, es denunciar co-rrupción. Hay que esperar ahora quese expida el Supremo Tribunal de Jus-ticia. Calculamos que va a ser entrenoviembre y diciembre”.

César adelanta que el 21 de septiem-bre comenzará en el hotel recuperadoBAUEN una serie de charlas destinadasa denunciar cómo opera en las provin-cias la connivencia de los tres poderespara consagrar la impunidad de suscrímenes.

Justicia por Julián

El galpón donde duermen los trabajadores de Agrocosecha. Pasan cuatro meses trabajan-do entre 10 y 12 horas y descansando en ese galpón con cientos de cuchetas dobles. A Da-niel le habían prometido 2.000 pesos mensuales. Le pagaron 800 y comenzó a organizarun paro que se realizaría un lunes. Pero desapareció dos días antes.

tirse en buchón de la empresa, en punte-ro. Darle unos pesos más, algunos privile-gios, y que funcionara para tranquilizar alresto. Daniel no aceptó. No le gustó”. He-redia sospecha una reacción mafiosa: “Lostipos pensaron que tenían que dar unmensaje. Este era el preferido, pero pode-mos hacérsela pasar muy mal. Si se la da-mos a él, podemos dársela a cualquiera”.

Por lo pronto, le pagaron como a todos,menos de la mitad de lo estipulado. Pero elmecanismo más sutil surge de la cláusula18 del contrato con Agrocosecha. CuentaHeredia: “Viniendo desde Tartagal en el mi-cro, los paraban en la ruta y les hacían fir-mar un contrato trucho con una cláusula,según la cual el que tenía cualquier proble-ma con la policía o la justicia podía ser des-pedido sin pago, indemnización ni pasajede vuelta”. Esto implica otra causa judicialque presentó Heredia por estafa laboral. Di-ce el abogado: “Se supone que Agrocosechacobra el 4% de lo que le corresponde al tra-bajador, pero en la práctica se quedabancon casi dos tercios de ese ingreso que pagaExpofrut Univeg. Pero la multinacional noes ajena al negocio, es parte del problema ytodo eso lo tenemos acreditado”.

Strippers antes de una paliza

i Daniel Solano no era lo que hoysuele llamarse “líder positivo”, se-gún cierta lógica binaria de moda,

pasaba a ser un posible líder negativo. Laempresa, reconstruyeron los abogados, co-ordinó la trampa con varios trabajadores,a partir de la insistencia para llevarlo aMacuba. Allí se hacía fácil provocar cual-quier incidente con los policías que traba-jaban simultáneamente para el local y pa-ra la empresa.

Heredia cree que aprovecharon una sa-lida de las desnudistas o strippers, con elpúblico hipnotizado, para generar los em-pujones que justificaron que los tres cus-todios sacaran a Daniel del local. Habíaunos 15 “golondrinas” en Macuba, no to-dos cómplices de la maniobra, pero nadiesalió a ayudarlo, o a ver qué pasaba. En lapuerta había testigos, que los abogadosfueron detectando.

Cuentan que Daniel Solano fue brutal-mente golpeado en el piso, se levantó y en-frentó a los policías. Les tiró con su zapato.Uno de esos policías, Juan Francisco Barre-ra, lo provoca invitándolo a la esquina. Ala vuelta del boliche, calle sin iluminación,había una camioneta Ecosport polarizada,focos apagados, y tres policías dentro.

El homicidio del gobernador

os doctores Sergio Heredia y Lean-dro Aparicio llegaron hasta estepunto en la reconstrucción. La sor-

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Adiviná quién llamó

a reconstrucción de lo ocurrido aDaniel Solano estaba empastada.Todo lo que va de 2012 continuó

con el abogado Sergio Heredia haciendoentrevistas, investigando y subiendo vide-os de testigos a Youtube. Otros quedaroncomo testigos protegidos. Obreros que seatrevieron a decir lo que sabían. Varios tu-vieron que irse de Río Negro ante la ame-naza que significaba declarar. Un periodis-ta que reveló sus fuertes indicios sobreque Daniel había sido asesinado en la Co-misaría 8° de Choele Choel.

Heredia posteó también en su muro deFacebook un artículo de la revista Sudesta-da, que en tono de ficción, mencionaba larelación de una jueza con un policía, paracolmo involucrado en la desaparición deDaniel. Marisa Bosco reaccionó desmin-tiendo todo, los familiares de policías hi-cieron marchas declarándose “persegui-dos políticos”, dijeron que todo lorelacionado con la desaparición de Solanoera una mentira, y en ese momento sonóel teléfono de una radio.

Llamaba una joven, indignada ante lasmanifestaciones policiales, diciendo quehabía visto lo que le ocurrió a Daniel So-lano al salir de Macuba.

Diario de motoneta

o hubo testimonio al aire. La gentede la radio llamó a Heredia y deallí surgió el contacto del abogado

con la testigo. Esta joven estaba a la vueltade Macuba aquella madrugada, con su pa-reja, en plan romántico. Allí llevaron a Da-niel Solano tras golpearlo en la puerta dellocal. Ella vio a la Ecosport estacionarsemuy cerca, con policías dentro. Los que es-taban en Macuba llegaron, entonces, a esacalle oscura con un muchacho y siguieronpegándole. La joven se acercó a preguntar:“¿Por qué le pegan?”. Escuchó las últimaspalabras de Daniel Solano: “¿Por qué mepegan, si yo no hice nada?”

Escuchó, además, que Daniel lloraba,mientras lo arrastraban al vehículo, quearrancó con las luces apagadas.

En la moto de su compañero, la parejasalió a seguir a la Ecosport hasta un cam-ping llamado Isla 92. Llegó otro auto, unFiat Duna rojo, con más policías.

Cuenta Heredia: “Esta chica se retiró,pero decidió volver al camping. En ese mo-mento se cruza con un policía, Pablo Ben-der, que la amenaza. Era el dueño del Du-na rojo. La chica se va y decide no contarlo que vio. Pero cuando se difunde la noti-cia de la desaparición del joven, ella va ala comisaría y dice que sabe quiénes sonlos que se lo llevaron. Le dicen que le vana tomar la denuncia, y aparecen dos delos policías que ella había visto aquella

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Claudia Michelene, profesora de Historiaen los colegios de Lamarque y Darwin,fue de las fundadoras de la Comisión deApoyo a los Familiares de Daniel Solano.“Al principio Gualberto estaba mareadopor los encubridores, las pistas falsas.Cuando llegó el abogado Heredia todocambió. Se entendió lo que pasaba. Claro:se estaba acusando a una multinacionalbelga, lo que implica tocar a gente podero-sa, a los dueños del pueblo”, dice Claudia,que agrega: “El grupo BORA trabajaba co-mo seguridad de Agrocosecha y Expofrut.La policía encubría las palizas, todos estánatravesados por la misma lógica”.

En julio hubo una manifestación deapoyo a los policías acusados. Michelenerelata: “Llegaron tres colectivos llenos detrabajadores de Agrocosecha, obligados, ahacer número para apoyar a sus patronesy a los que les pegan en las gamelas”.

¿Para qué son las cadenas?

a movilización social incluyó lallegada, por ejemplo, de Julieta Vi-naya, la madre de Atahualpa Mar-

tínez, 19 años, asesinado por la espalda en2008 en Viedma, también Río Negro, tam-bién a la salida de un bar, también la poli-cía. Hay quien ve otros parecidos entreAtahualpa y Daniel. Jóvenes, morochos,originarios, sonrientes: demasiado paracierto establishment criollo. Julieta llegó aChoele Choel para acompañar una huelgade hambre de Gualberto, y para encade-narse con él como forma de protesta paraagilizar al Poder Judicial.

“¿Y vos para qué te vas a encadenar?”le preguntó Gualberto intrigado. “Sé loque usted está pasando. Yo busco al asesi-no de mi hijo. Usted busca el cuerpo delsuyo. La angustia es la misma. La uniónhace la fuerza”, dijo Julieta y fue a la ferre-tería a comprar una cadena.

–¿Para qué la necesita?– le preguntó elferretero.

–Para encadenarme al juzgado– contes-tó ella.

El ferretero sugirió una medida un tan-to holgada.

Cuenta Julieta: “Con la huelga de ham-bre Gualberto perdió 17 kilos, tuvo unadescompensación y lo internaron. El enca-denamiento siguió luego con el acampe.Venían de las escuelas, le daban fuerza aGualberto, era muy emocionante. Él se ale-graba muchísimo viendo a los chiquitos.Le decían: ‘Vos tenés que comer Gualberto’y él sonreía como nunca lo había vistosonreir”. Entre cadenas y acampes, ibancontando personas citadas a declarar queentraban a la Fiscalía. Enfrente también ha-bía mucho movimiento de coches que lle-gaban y se iban. Julieta: “Un día me dicuenta: eran todos tipos. ¡Justito frente a laFiscalía había un prostíbulo!”.

Heinz DeprezUniveg

Cristian SkouExpofrut

Los LapentaAgrocosecha

La multinacional Univeg tiene sede cen-tral en Bélgica, pero sus raíces más im-portantes las plantó en abril de 2008 enRío Negro, cuando concretó la fusión conExpofrut. Se convirtió así en la empresamás importante del sector, poseedora de20 mil hectáreas propias y muchas másalquiladas. El director regional de Univeges Heinz Deprez, quien está presente encuerpo y en alma. Esto es: viaja habitual-mente, pero también participa activa-mente en la interna política del sector.Para las internas domésticas, la voz ofi-cial es el gerente local de Univeg Expo-frut, el empleado Cristian Skou.

La empresa destina a la exportación el90% de lo producido. Y esto significa doscosas. Por un lado, siembra y cosecha,pero también compra a pequeños pro-ductores, lo cual la convierte en la granfijadora de precios del sector. Por otro la-do, el impacto de la crisis europea les pe-gó de lleno y los daños se sintieron en elAlto Valle: en los 2 últimos años despidie-ron a más de 100 personas en las áreasde gestión. Para el resto de los sectores -siembra y recolección- no tiene emplea-dos directos. Compra los servicios de otraempresa: Agrocosecha, regenteada porlos hermanos Adrián y Gustavo Lapenta.

Agrocosecha fija su domicilio en CórdobaCapital, pero opera en el Nordeste y Surargentino. Para ella trabajan los recluta-dores, que buscan en las zonas más po-bres del Norte hombres dispuestos al tra-bajo duro.

En mayo de 2010 Agrocosecha tuvo queenfrentar una denuncia por trata de per-

sonas. La investigación se originó en elChaco, pero el procedimiento se realizóen Catamarca. Hasta allí llegó la juezaZunilda Niremperger. En esa oportunidadse detuvo a cuatro personas: al ingenieroErnesto Álvarez Morales, Gustavo Lapenta,el dueño de Agrocosecha, y dos cocineros.Una curiosidad: el ingeniero Álvarez Mo-rales fue ministro de Producción de Cata-marca. Otra: todo el proceso fue anuladoy los imputados sobreseídos, aludiendo aque la jueza chaqueña no tenía jurisdic-ción para actuar en otra provincia.

Heinz Deprez conversó con el Diario RíoNegro en enero de 2011. Fue una extensacharla, donde opinaba acerca de las polí-ticas oficiales hacia el sector. Fue su ma-nera de responder a las reuniones queorganizó el secretario de Comercio, Gui-llermo Moreno, con los actores del sector,con la intención de intervenir tanto en lafijación de precios como en la regulaciónde exportaciones. Como siempre y en to-dos lados, Moreno no fue bienvenido. Pe-ro lo interesante, ahora, es recordar laspalabras con las que se despidió Deprezen esa entrevista: “¿Se sienten discrimi-nados?”, fue la punzante pregunta delperiodista. Deprez respondió: “No sé siésa es la palabra. Los trabajadores nosextorsionan y el gobierno no hace abso-lutamente nada frente a esta irregulari-dad. Demuestra debilidad”.

Cinco meses después de la desapariciónde Daniel Solano, el responsable de lamultinacional Univeg regresó a Río Negropara ordenar el futuro de la empresa. Susdirectivas: vender chacras, despedir per-sonal, reducir costos de estructura.

La corporación

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6 AGOSTO 2012MU

El 8 de diciembre del 2009 Rubén Car-ballo, 17 años, falleció tras 24 días decoma. Desde el 14 de noviembre,cuando había ido a ver a Viejas Locasa Vélez, soportaba una severa fracturade cráneo, su hombro izquierdo des-trozado y varias marcas de balas degoma en su torso.

La causa cuenta con un testigo único yde identidad reservada, que declaróhaber visto a Rubén caído, consciente,en las inmediaciones de Vélez y que leavisó de su estado a un cabo de la44°. Las primeras pericias tambiénapoyaron la hipótesis de la golpiza po-licial, ya que se determinaron que lasheridas que presentaba Rubén noeran compatibles con la teoría de lacaída que sugirió la policía: demostra-ron que hubo “golpes contundentes”propinados por un objeto “romo”, co-mo los palos federales.

Hoy la causa ya va por su séptimo fis-cal: Patricio Lugones, el mismo que in-vestiga la muerte Ramón Aramayo, elhincha de San Lorenzo que murió an-tes de un partido, en un confuso epi-sodio ocurrido durante el cacheo poli-cial, a cargo de la misma comisaría44° sospechada del crimen de Rubén.

Hasta ahora, por el caso Carballo, es-tán procesados tres policías y un hom-bre de seguridad de Vélez, responsa-ble de hacer desaparecer la filmaciónde la puerta 15, por donde debía en-trar Rubén. Su padre, del mismo nom-bre que su hijo, asocia: “Toda la comi-saría 44° tuvo que ver con la palizaque le dan a mi hijo”.

Desde que falleció su hijo, Rubén per-dió su trabajo de chofer de colectivo.Recientemente tuvo que vender su au-to “por problemas económicos” y selas arregla con un puesto de hambur-guesas en la puerta de un boliche,uno al que solía ir su hijo: “Desde queestoy parado ahí he logrado que dejende maltratar a los chicos”. Ahora espe-ra que le otorguen la personería parauna oenegé destinada a denunciar laviolencia policial contra los jóvenes.Su perseverancia puede notarla cual-quiera que asista a un acto “que seacontra la impunidad”, define él mis-mo. Allí estará Rubén, con la foto desu hijo pegada al pecho.

Justicia por Rubén

De izquierda a derecha: el abogado Leandro Aparicio, Gualberto Solano -papá de Daniel-, elabogado Sergio Heredia; el cacique wichi Indalecio Calermo, presidente de la Institución dePueblos Indígenas de Salta, y Pablo Solano, tío de Daniel. Durante un día y medio estuvie-ron en la Capital para golpear puertas de organismos y medios.

El caso no se movió según dogmatis-mos políticos. “Hubo organizacionesque decían que nos iban a acompañarsi ponían la bandera adelante en lasmarchas. Con esa lógica, mejor seguirsolos”, dice el abogado, aunque logra-ron el efecto contrario.

Dice Heredia: “Yo lo que quiero ahora escumplir con mi palabra”.

Dice Aparicio: “Hacer algo digno, hacerlo que a uno le gusta. Y si le gusta, hacer-lo a fondo”. Aparicio reconoce, de paso,que desde que empezó todo esto “me vi-nieron como 50 casos laborales, porque lagente no le tiene confianza a los aboga-dos cuando ve que terminan favorecien-do a las empresas, contra los intereses desu defendido”.

Para Heredia la posibilidad de juzgar alos siete policías es apenas el comienzo deun caso que debe abarcar a los autoresideológicos (las empresas) y los encubri-dores judiciales y policiales.

Pero fue Rosa Bru, la mamá de Miguel,desparecido de agosto de 1993, la que se en-candenó durante casi un año frente a lostribunales para exigir justicia, la que movi-lizó cielo y tierras, personas y personajes, laque logró que se juzgue a los policías res-ponsables, la que aun espera que le digandónde está su hijo, la que nos advierte:“Que los policías estén presos en esta etapano garantiza que no sean exonerados des-pués. Ha pasado muchas veces y para queno siga pasando hay que seguir movilizán-dose no meses, sino años: hasta que la sen-tencia esté firme, hasta que no pase más”.

Nunca más.Gualberto Solano está callado. Nada lo

cura de una ausencia que no se alivia confotos ni con nada de lo que se diga o sejuzgue.

Gualberto Solano quiere el cuerpo desu hijo.

Y porque lo quiere, es que ha podido es-cribirse toda esta historia, que continuará.

Panóptico al revés

Qué pudo lograr que un caso queparecía destinado a la impunidadcomo tantos otros, lograra abrirse

paso, permitiera cambiar un paradigma desilencio, y el comienzo del juzgamiento deuna red que limita por un lado con la po-licía, pero por el otro con empresas crio-llas y multinacionales?

Algunas hipótesis:

La presencia tozuda y de más de 8 me-ses de Gualberto Solano, su sencillo re-clamo: “quiero el cuerpo”, terminódestrozando toda una trama de culpa-bilidad y encubrimiento. El apoyo social que generó, por puraconducta y casi sin palabras, en el mis-mo lugar donde todo había ocurrido. Dice el abogado Aparicio: “La llegadadel de afuera (Heredia llegado desde Sal-ta), sin ningún compromiso, permite ac-tuar y tomar decisiones sin importar lasroscas internas, con absoluta libertad”. Otra idea de Aparicio: “Yo tengo la teoríadel panóptico invertido. El panóptico(las torres de los guardianes en las cárce-les) que plantea Michel Foucault es eldel vigilante que observa a todos. Peroen los pueblos funciona al revés. Somospocos, nos conocemos mucho, y a veceses la comunidad la que está mirando alque tiene el poder, la que lo está vigilan-do, la que sabe la verdad, y la que lo de-nuncia con conocimiento de causa”.Las redes sociales, que en este caso ge-neraron la posibilidad de otra miradasobre el caso, con información. Genera-ron un medio de comunicación en símismo, para comprender la desapari-ción de Daniel Solano. La llegada de un gobierno provincialnecesitado de despegarse de ciénagasheredadas. Si se lo ve en términos con-vencionalmente políticos: la necesidadde que no le marquen la cancha.

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madrugada: Bender y Gabriel Berthe. Lachica se puso a llorar. Bender la amenazóde muerte”.

El relato completo de la joven ante eljuzgado duró siete horas. En ese momen-to, el juez Soto decidió la prisión de 7 po-licías. Quedaron detenidos Sandro Ga-briel Berthe, Pablo Federico Bender y JuanFrancisco Barrera, por “apremios ilegales,privación ilegítima de la libertad y homi-cidio agravado”. Y Pablo Andres AlbarránCárcamo, Pablo Quindel y Diego Cuellocomo “partícipes necesarios en relación alos delitos de privación ilegítima de la li-bertad y homicidio agravado” y en cali-dad de autores del delito de “incumpli-miento de deberes del funcionariopúblico”. Y el oficial Héctor Martínez por“apremios ilegales, privación ilegal de lalibertad y homicidio agravado”. Huboademás 10 policías trasladados, entreellos, el comisario Raúl Aramendi, dequien se acreditó su relación directa conla empresa mientras era el encargado delsumario del caso.

La acusación presentada por Herediainvolucra a 34 personas, incluyendo tam-bién integrantes de las empresas, a losque considera autores intelectuales de ladesaparición y posible crimen de DanielSolano.

Recorrida mediática

ualberto, su hermano Pablo, susabogados Sergio Heredia y Lean-dro Aparicio llegaron a Buenos

Aires para agitar también el tema en unaciudad que por momentos parece amura-llada frente a lo exterior (que llaman inte-rior). Heredia tiene en su computadora unarchivo fotográfico. Aparicio armó unalista con 10 medios y llama insistente-mente para coordinar entrevistas.

Consiguió algo casi ecuménico: unaentrevista en Canal 7 y otra en TN. DonGualberto anda con la mirada entre per-dida y curiosa, ante el manicomio porte-ño. Los periodistas le aconsejan a Herediaque recurra a todas sus dotes mediáticasy de argumentación para que las cosas seentiendan en no más de 40 segundos.Aparicio cuenta que le costó más con losdiarios, pero que una casualidad lo cruzócon Horacio Verbitsky, quien le aportó eldato para conectarse con Página/12. En eldiario les dicen que no pueden ir a verlos.Van ellos al diario. Logran la entrevista.Por poner un caso salteño, hace unosaños pasó lo mismo con José Pepino Fer-nández, de la UTD Mosconi, que tenía laosadía de estar a tres cuadras de esa re-dacción. Por poner un caso de desapari-ción, Vanesa, la hermana de LucianoArruga, cuenta que Clarín no le quiso ha-cer una nota cuando desapareció Lucia-no,“porque ya salió en Página/12”. Tal vezhaya excepciones, pero el periodismo nologra reproducir su antigua belleza, comoles ocurre a las personas con botox y a losanimales embalsamados.

Los juzgados, la política, los medios. El caso de Daniel Solano muestra cómo

cada una de esas dimensiones es un terri-torio a conquistar, o más aún, un territorioa crear (crear justicia, política y comunica-ción) para poder hacerse oír.

Don Gualberto fue a Plaza de Mayo, yse puso un pañuelo en la cabeza. Sin pala-bras, todo dicho.

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alta media hora para que elprograma comience y aún res-tan ajustar algunos detalles téc-nicos. Hay que aclarar algo: latransmisión radial que se reali-

zará a continuación no será dentro de unconfortable estudio, acústicamente acondi-cionado, sino en la vereda del Espacio Socialy Cultural Luciano Arruga, ex Destacamentode Lomas del Mirador, sitio en el que fue vis-to por última vez el joven de 16 años, cuan-do desapareció aquel 31 de enero de 2009.

El programa se llama Zona Libre y es con-ducido por la hermana de Luciano, VanesaOrieta, y por Cecilia Lombardo, integrantede la Agrupación Familiares y Amigos. A lolargo de dos horas, las conductoras habla-rán con Damián Piraino, abogado y amigode Luciano, con otros integrantes de la agru-pación que oficiaron como corresponsalesen Jujuy y participaron en la Marcha delApagón; con una representante de la Comu-nidad Indio Colalao, en Tucumán; y cerra-rán a puro arte, poesía y guitarreada, de lamano del Frente de Artistas Populares.

Como todos los sábados desde hace dosmeses, de 13 a 15, los familiares y amigos deLuciano Arruga dieron otra vuelta de tuercaa la resistencia y al pedido de justicia. Gra-cias al apoyo de la Red Nacional de MediosAlternativos, el programa puede escucharsepor Internet y replicarse por otras emisorasalternativas y comunitarias. Una notebook,una pequeña consola, un amplificador y unmicrófono son los materiales necesarios pa-ra comunicar. El paisaje se completa conuna camioneta de Gendarmería estaciona-da justo enfrente, con cuatro oficiales den-tro: tienen una orden judicial de no dejarentrar a nadie al Espacio, para que los antro-pólogos forenses puedan llevar adelante laspericias, que aún no comenzaron.

La llave de la discordia

os familiares y amigos habían pen-sado el programa para cuando hu-biera que darle vida al Espacio. Pe-

ro la idea tuvo que precipitarse. “Un díavinimos para hacer una reunión y nos en-contramos con que la cerradura estaba cam-biada. Nos comunicamos con la gente deDerechos Humanos de la Municipalidad ynos confirmaron que habían sido ellos por-que no teníamos nada que hacer adentro”,sintetiza Cecilia Lombardo.

El Espacio había sido inaugurado el 30 deenero, durante el festival que recordó los tresaños de la desaparición de Luciano. El desta-camento no fue cerrado, sino trasladado atan sólo unas cuadras del lugar. Tras el trasla-do, la Municipalidad había acordado com-partir la llave con los familiares para “que sefueran apropiando del lugar”. Sin embargo,Miguel Rocha, titular de la Dirección de De-rechos Humanos de la Municipalidad de LaMatanza, señaló a MU: “Eso tenía una dura-ción y una intención: que vayan apropián-dose de manera emocional. Pero no iba a po-der funcionar dentro del marco o de losplanes que la familia tenía pensado. La úni-ca manera que esto tenga un buen rumbo esque tanto actores sociales como instituciona-les confluyan”. Lo que parece estar en juego,entonces, es la autonomía. Explica Vanesa:“Lo que el municipio pretende es usarlo co-mo una repartición, manteniendo sus políti-cas clientelares”.

El debate sobre cómo llenar de vidaun lugar que fue escenario de tortura endemocracia no está saldado, porque ladisputa continuará tras la finalización delos peritajes de los antropólogos forenses.“La columna vertebral debe ser la defen-sa de los derechos humanos, los jóvenes,niños y niñas de los barrios, desapareci-dos o maltratados por la policía en las co-misarías”, completa Vanesa.

ZONA LIBRE, EL PROGRAMA RADIAL

Luciano informa

Familiares y amigos de Luciano Arruga crearon un pro-grama de radio para resistir la desidia política y judicial.

http://radiozonalibre.blogspot.com.ar/Info y actividades:www.lucianoarrugadesaparecido.com

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tao ponemos alarmas. Y parecen sordos. No ponen cámaras.Y parecen ciegos. Pero hay una realidad que conoce cual-quiera: las fuerzas represivas representan la inseguridad vi-llera. Al servicio del poder, el narcotráfico y la criminaliza-ción de la visera, incontables gorras de distinta jerarquía se

adjudicaron un plus salarial durante décadas, gobernando el monopo-lio de la violencia, a espaldas de la legalidad. Con aquellos operarioselegidos por la dictadura y dirigidos por el régimen militar, la Federalgarantizó larga vida para el perverso aparato represivo que no se esfu-mó en 1983, ni poco después. A su modo, siguió funcionando, apare-ciendo y desapareciendo. Julio López, Marita Verón y Luciano Arruga,lo saben muy bien. Nosotros también.A poco de publicar el primer grito de La Garganta Poderosa, en enerode 2011, expusimos la revista en la peatonal de Villa Gesell, con reme-ras que rezaban “Cultura villera, periodismo y dignidad, somos sangrede Rodolfo, un acto de libertad”. Pero la muestra callejera sólo duróunos minutos: siete patrulleros nos cercaron y, en una violenta embes-tida ante nuestros pibes, intentaron decomisarnos las revistas. No pu-dieron: por aguantarlas, nos subieron a un patrullero, donde el oficialCollova notificó al comisario la buena nueva: “Ahí vamos, son todoszurditos”. Terminamos presos, ilegalmente, en un calabozo que sólo tu-vo luz por la reacción inmediata de las Madres, Adolfo Pérez Esquively los imprescindibles organismos de Derechos Humanos.Como aquel día, cada día, el accionar de esa policía pensada parala represión nos somete al dolor de los palos, las balas y las ausen-cias, porque Aquiles, Ezequiel y Luisito ya no pueden jugar al fútbolpopular en Zavaleta: fueron cruelmente fusilados en el último año,sí, en un mismo año. Por el gatillo fácil del periodismo voraz, se hi-cieron famosos como “el pibe chorro abatido por el custodio de Co-bos”, “el episodio confuso, en un supermercado” y “el delincuentemuerto, en un tiroteo”. Ninguno de los tres resultó culpable para lajusticia, en esos Ratis Horror Shows, cuyo final nunca se ve: la im-punidad, como noticia, no mide bien.La destitución de numerosos efectivos policiales, como la extirpaciónde la policía a las villas, resultan grandes noticias y loables decisionespolíticas. Pero no alcanzan. Mientras los gendarmes y prefectos siganformados en la necedad de una verticalidad que no entiende nuestrarealidad, difícilmente encontremos seguridad. Sin dudas, el camino dela tranquilidad debe empezar por la participación comunal, generandomecanismos de control, que nunca, por nada del mundo, en ningunaocasión, interfieran, ni reemplacen la responsabilidad del Estado en lacontención.Pero si bien es necesario el control comunal, todavía falta una piezafundamental: ¡necesitamos centros de internación estatales, serios, pú-blicos, responsables y gratuitos, para combatir al paco! Y hoy no exis-ten. Perdón: no existe. Ni uno.Mientras no ofrezcan una respuesta para esa realidad, flotarán en el airetodos los debates sobre la inseguridad. Pues imaginemos que, un día,amanecen bien puras las Fuerzas de Seguridad, todas unidas en una ins-titución ideal: policías, gendarmes y prefectos, actuando al servicio de lacomunidad; sin abusos, sin prejuicios, sin maldad. Pero al llegar a la es-quina, el mejor de esos uniformados tropieza con un pibe fumando pas-ta base, o jalando Poxirrán. ¿Qué se supone que hará? No lo patea, ni loescupe, ni lo humilla, ni lo picanea; genial. ¿Pero qué carajo hará? Consuerte, muy amablemente, lo desplazará, unas cuadras más allá... A esarelocalización de la marginalidad, nosotros, no la llamamos seguridad.

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EL GRITO DE LA GARGANTA PODEROSA

Inseguros

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Justicia con los piesLA MARCHA DEL APAGÓN

La fotógrafa Julieta Colomer y sus impresiones sobre cómo se construye la condena social de Ledesma.

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a noticia de que iba a cubrirla 30º Marcha contra el Apa-gón, en Jujuy, me hizo recupe-rar recuerdos y sensacionesque me habían impactado

allá por los años 2000 y 2002, cuando via-jé con la agrupación HIJOS. Doce añosdespués, indudablemente Libertador Ge-neral San Martín ha cambiado. La ciu-dad, su gente, y la propia marcha. Lo queno ha cambiado es el olor a bagazo, eldesecho de la caña de azúcar, que siguecontaminando la ciudad y la vida de sushabitantes.Tras la muerte de Olga Arédez, en

2005, aparecieron divisiones entre las di-versas agrupaciones y las marchas pasa-ron a ser tres. Una es la que se realiza to-dos los 19 de julio hacia Guerrero, dondefuncionó uno de los centros clandestinosde detención. Muchos de los secuestra-dos la Noche del Apagón del 76, de Cali-legua y Libertador, estuvieron detenidosallí. Otra se hace un día después, los 20de julio, recordando que los apagones co-menzaron en aquella fecha y se extendie-ron por una semana. Y la tercera siguesiendo la que, desde hace 30 años, cuan-do todavía no habíamos recuperado lademocracia, moviliza el reclamo de ver-dad y justicia. Esperaba encontrarme con el Perro San-

tillán, a quien había fotografiado en 2002,pero no tuve suerte. Alguien me comentóluego que su ausencia estaba relacionadacon estas nuevas fragmentaciones. Encambio me crucé con Milagros Sala y laimpresionante columna de la Tupac Ama-ru. Pero lo más fuerte me sucedió cuandofuimos a Tilcara y, para mi sorpresa, vi el

Lrostro de Olga Arédez en el de su hijaAdriana, que nos recibió en su casa.¿Cómo contar en imágenes la multitu-

dinaria marcha que todos los años recorre8 kilómetros de ruta, uniendo a dos pue-blos en el recuerdo de sus compañeros de-saparecidos y en la denuncia permanentede los abusos de la empresa Ledesma? La marcha tiene su impronta propia. Las

características propias del lugar, de su gente.Esos 8 kilómetros de ruta flanqueados, aambos lados, por los cañaverales de los Bla-quier, hacen recordar permanentemente elporqué uno está ahí, el porqué de la mar-cha y la importancia de mantener viva lamemoria. “Ledesma mata”, dicen los carte-les. Lo viene haciendo desde hace 100años. Lo hizo durante la dictadura y lo si-gue haciendo en la actualidad. La marcha no sólo recorre el cañaveral,

atraviesa también un río seco, productodel desvío del agua en manos de la em-presa azucarera. A lo lejos se ve el humogris de las chimeneas del ingenio y el terri-ble contraste entre la pobreza del pueblo yla impunidad de los Blaquier.60.000 personas conformamos este

año la marcha contra el apagón. La mis-ma cantidad de las personas que vivenhoy en Libertador. No éramos todos deallí. Muchos viajamos de otras provinciasdel país: Buenos Aires, Tucumán, SanJuan, Salta y de otras ciudades jujeñas:San Salvador, Perico, Fraile Pintado. Sentíque la posibilidad de hacer justicia estállegando a los corazones jujeños. Y la es-peranza se refleja en esos rostros y enesos cuerpos que cada año eligen poner-se de pie y caminar para ponerle fin a laimpunidad.

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l Ingenio Ledesma fermentahace más de cien años y, sinembargo, sigue creciendo.Desmonta y expande suscultivos de caña de azúcar

sobre la provincia de Jujuy, cuenta con40 mil hectáreas (según indica la propiaempresa) que asfixian y condicionan eldía a día de sus pobladores. Lo dice bienclarito Ernesto Saman, vecino de Ledes-ma, docente e integrante de la Asocia-ción de Ex Detenidos de Jujuy, quien fuesecuestrado y estuvo preso durante 2años “por pensar” en tiempos de dicta-dura: “Algo huele muy mal en General Li-bertador General San Martín”. De inmediato acuerdo con él, aunque

sospecho que no se refiere sólo al olor apodrido generado por la producción depapel del Ingenio, sino a la historia de laempresa y a su actualidad.

Abrazo al amo

a noche anterior a la multitudinariaMarcha del Apagón en Jujuy, unacantidad importante de vecinos “se

solidarizó” con la empresa Ledesma y realizóun abrazo simbólico a las instalaciones delingenio, para defenderlo de los cuestiona-mientos que crecían a medida que se acerca-ba la hora de la movilización, apoyada pororganizaciones de varios puntos del país.Mientras los vecinos se congregaban en laspuertas de la compañía, desde dentro del in-genio sonó una sirena especial. La mismaque fue utilizada muchos años atrás, paraavisarles a los vecinos de Ledesma que Her-minio Arrieta, uno de los fundadores de lacompañía, había muerto. Ese sonido, enton-ces, marca la tensión actual: en el barrio hayquienes piensan que las acusaciones que pe-san sobre Ledesma ponen en riesgo la única

fuente de trabajo de la zona, y hay quienescreen que lo que se está muriendo allí esotra cosa. La impunidad.Ese día, el licenciado Federico Gatti, admi-

nistrador del ingenio, participó del encuentrocon los vecinos y aprovechó la ocasión parainsistir que el directorio de la empresa, co-mandado por Carlos Pedro Blaquier, nada tu-vo que ver con la dictadura. Ratificó tambiénsu confianza en la justicia y es bastante lógicoque así sea: el Poder Judicial guardó en un ca-jón las causas sobre violaciones a los dere-chos humanos durante casi treinta años.A la vez, el administrador Gatti dejó esca-

par el fantasma de la desocupación de unamanera hábil: agradeció la muestra de apo-yo porque los hacía seguir apostando por Li-bertador General San Martín. Quizá así Gat-ti reconoció, al fin, que la falta de trabajo esuna preocupación concreta, que se nota enlas numerosas organizaciones de desocupa-

EL INGENIO LEDESMA, A JUICIO

dos y su incidencia en la vida política jujeña. Los medios locales también participaron

activamente en el abrazo simbólico y reco-gieron una frase dicha por una señora querepresentó a todos los presentes: “No se muerde la mano del amo que dade comer”.

El poder verdadero

l profesor Ernesto, así es como lla-man a Saman sus amigos y compa-ñeros, considera que frases como

esa desnudan la cultura patronal que aúnvive en Ledesma, una cultura que se trasla-dó a la política y retroalimenta todo el círcu-lo. “La gente cree que Ledesma es todo, quesi te echan ya no hay más nada, y se somete.Inclusive elige a los candidatos que son im-puestos por la empresa porque se sabe quequien tiene el poder verdadero es el Ingenio”.Saman nombra entonces al ex intendente deLibertador General San Martín, Marcelo Lla-nos, actual diputado nacional de esa locali-dad por el Frente para la Victoria. Este funcio-nario protagoniza actualmente una disputapública con su ex amigo y actual jefe comu-nal de Ledesma, Jorge Ale. Ambos se acusanmutuamente de corrupción y de enriqueci-miento ilícito. Casi no es necesario aclararque Llanos y Ale también coincidieron en de-jar intacto al poder económico y político dela empresa Ledesma durante sus gestiones.

El Familiar

Por qué el Ingenio es para muchosel amo al que hay que aceptarletodo? Norma Villalba, esposa de

La mano del amo

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El feudo de los Blaquier se sacude al ritmo de las marchas y un juicio que, al fin,juzgará la complicidad de la empresa con la dictadura. El rol del nuevo sindicato ylas tensiones que siembran las amenazas de la empresa. Impunidad vs. memoria.

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Ernesto, también docente, intenta dar unarespuesta: “Los hijos de los obreros y tra-bajadores de la empresa emigraron, estu-diaron, se convirtieron en profesionales yno volvieron a este pueblo. Quedamos losque tenemos callos en la espalda de lu-char y los que no tienen otra posibilidadmás que trabajar para Ledesma y mante-ner en secreto lo que vieron detrás de lasventanas durante la dictadura. Y por todoeso quieren olvidar”. Insisto en buscar más explicaciones,

quizá la historia nos dé más pistas sobre elpresente. Ernesto Saman apunta: “El Inge-nio Ledesma, que en sus inicios se llamóThe Sugar States Refining Company Limi-ted, fue construido sobre las tierras de lospueblos originarios que vivían en la zona:los chiriguanos. A los originarios se los ex-pulsó o se los sometió sin piedad ni me-moria de esa injusticia”. En esos inicios dela producción azucarera en el norte del pa-ís, nace la leyenda de El Familiar. Habla dela existencia de un demonio –que se pre-senta de diferentes formas– que a cambiode la riqueza y prosperidad del ingenioexigía, como ofrenda a los patrones, la vi-da de uno o más obreros originarios ocriollos. No era casualidad, señala la le-yenda, que los elegidos fueran quienescuestionaban las condiciones de trabajo.La enseñanza para los demás era sencilla:había que aceptar el poder absoluto delpatrón, callarse y no preguntar.

Héroes y tumbas

a cifra parece un récord, pero en re-alidad es un acto colectivo de hero-ísmo. Rafael Vargas, secretario ge-

neral del Sindicato del Azúcar del IngenioLedesma, dice: “El año pasado hicimos unparo luego de 25 años de comisiones sindi-cales totalmente patronales”. Habla del histórico cese de actividades

del 7 de julio de 2011 que paralizó al inge-nio casi en su totalidad. Esa medida defuerza le sirvió al flamante sindicato paradiscutir con la empresa Ledesma, más alláde las paritarias, la suba del salario quecobran los obreros de la categoría 1, lamás baja. Luego de muchas discusiones,poco habituales en el Ingenio, la remune-ración se estableció en 4.871 pesos por jor-nadas de 8 horas de trabajo. Vargas, junto a sus compañeros de la

Lista Gris, ganó las elecciones celebradasen junio del año pasado en la compañíaLedesma. Reconoce que lo hizo “en unmarco donde los trabajadores de otros in-genios del norte del país están terminan-do con los viejos representantes, sumisosa los empresarios. El cambio atraviesa elIngenio La Esperanza, Río Grande, LaMendieta y El Tabacal”. Vargas cree que, sosteniéndose unos a

otros y entablando conexiones por fuerade la provincia de Jujuy, estos nuevos sin-dicatos van a poder continuar y hacer oírlas verdaderas demandas de los obreros,porque el poder que deben enfrentar estámuy arraigado y es muy fuerte. Le pregunto qué es lo más difícil de lo-

grar en esta etapa y, sin dudar, me respon-de: “Lo más difícil es mantener el espíritude lucha y compañerismo, porque el di-rectorio no se queda con los brazos cruza-dos mientras nosotros avanzamos en laorganización”. Así aparece otra de las cosas que no

huelen bien en Ledesma: “Recién ahora,quizá por la aparición del nuevo sindicato,pero sin duda por la presión de la Marchadel Apagón y los procesos judiciales, laempresa comenzó a anunciar obras rela-cionadas con la comunidad: la promesade construcción de mil viviendas, la asis-tencia con materiales a las escuelas. Inclu-so, antes de la Marcha, convocó a una reu-nión con todos los referentes sociales deLedesma para consultarles qué opinan dela empresa. Algo inédito”.El proceso actual es para Vargas todo

un desafío: “En definitiva estamos apren-diendo y enseñando a ejercer nuestros de-rechos como trabajadores. Algo que que-

dó interrumpido por el accionar de la dic-tadura militar y de la propia empresa. No-sotros retomamos la lucha de los compa-ñeros que tuvieron que irse y de los queestán desaparecidos. Y esos atropellos nopueden quedar en la nada”.

Tres genocidios

driana Arédez dejó Catamarca y semudó hace más de un año a la casade sus padres en Tilcara. Lo hizo pa-

ra impulsar y seguir muy de cerca la causaque investiga la desaparición de su padre,Luis Arédez, ex intendente de Libertador Ge-neral San Martín. Una causa en la que la em-presa Ledesma está seriamente implicada. En estos últimos tiempos, para Adriana

parece que comienza a despejarse el malolor que toman las cosas sucias guardadasdurante mucho tiempo. Resalta que fue posi-tivo el alejamiento del juez Carlos OliveraPastor, quien para ella fue el responsable detoda la maniobra dilatoria: “Fragmentó e hi-zo todo lo posible para que los delitos come-tidos durante la dictadura no se juzguen”. Aesto le suma la correcta actuación del juez

federal tucumano, Fernando Poviña, su-brogante en el Juzgado Federal 2 de Jujuy.El magistrado dispuso, el pasado 26 deabril, el allanamiento de las oficinas y do-micilios de la empresa perteneciente a lafamilia Blaquier y citó a indagatoria a Car-los Pedro, quien intentó eludir ese llama-do alegando una enfermedad. “La empresa Ledesma puso dinero pa-

ra apoyar el golpe”, dice Adriana sin vuel-tas y hace bien nítida la participación delos civiles en la última dictadura. Da unapista para entender esa estrecha relación:preguntarse quiénes fueron las víctimasde las detenciones, secuestros, torturas ydesapariciones en Libertador General SanMartín. Su didáctica respuesta es: perso-nas relacionadas laboralmente con la em-presa Ledesma. Da un ejemplo: su padre,Luis Arédez, había sido médico de los hi-jos de los obreros del ingenio, luego fuedirector del Hospital Salvador Mazza deTilcara y más tarde fue elegido intenden-te. Adriana cuenta que su padre puso unacondición para asumir el cargo: “Pidióque lo acompañaran en las decisionesque tomara para que los que tengan más,paguen más”. Y así fue como una de lasprimeras medidas de su gestión como je-fe comunal fue confiscarle a la empresaLedesma 400 hectáreas, por impuestosno pagados. El 24 de marzo de 1976 se ejecutó el gol-

pe de Estado y el intendente Arédez yotras cuatro personas fueron sacados desus domicilios durante un operativo lleva-do a cabo por la policía provincial. Losagentes se trasladaban en vehículos de Le-desma conducidos por choferes de la em-presa. Los funcionarios estuvieron deteni-dos durante dos meses en distintascomisarías e, inclusive, dentro de las insta-laciones del ingenio. En marzo de 1977fueron liberados, pero Aredez fue secues-trado nuevamente dos meses después ysigue desaparecido.En el juicio que comenzó el 12 de julio se

acumularon 5 causas en las que están proce-sados tres represores por privación ilegal dela libertad y tormentos cometidos contra 43personas, muchas de las cuales permanecendesaparecidas. Carlos Pedro Blaquier, presi-dente de la empresa Ledesma, y Alberto Le-mos, ex administrador de la compañía, es-tán citados a declarar en este proceso.Adriana está convencida de que Carlos

Pedro Blaquier, su esposa Nelly Arrieta ytodo el directorio tienen cuentas pendien-tes “por su complicidad con la dictadura,por el desplazamiento de los pueblos ori-ginarios cuando se instaló el ingenio y elgenocidio ambiental que producen esasgrandes chimeneas y que afecta a toda lapoblación de Ledesma”.

La respuesta

s curioso, cuanto menos, que a es-ta altura de la batalla contra la im-punidad, no existan datos ni a ni-

vel municipal ni provincial sobre posiblesenfermedades respiratorias asociadas a laproducción a gran escala de la caña deazúcar en Libertador General San Martín.Olga Márquez de Arédez, esposa de Luis, yMadre de Plaza de Mayo y de Adriana, fuequien sostuvo la lucha y la memoria de lasvictimas de la Noche del Apagón, dandosola y todos los jueves su ronda alrededorde la plaza de Libertador. Hoy parece ser,también, la única reconocida víctima de lacontaminación que produce el ingenio: en marzo de 2005 Olga murió de “bagazo-sis”, una enfermedad pulmonar producidapor el bagazo de caña enmohecida. Olga demandó a Ledesma por la desapa-

rición de su marido y por su enfermedad.Ya comenzó el primero de estos juicios.Adriana anuncia que también retomará lacausa por la muerte de su mamá. La pregunta que ni Adriana ni nadie se

atreve todavía a responder es la que im-porta: ¿puede ser este relato el comienzodel final del feudo de los Blaquier? La respuesta depende de que todos ha-

gamos que así sea.

Arriba, Adriana Arédez, hija del desa-parecido Luis y de Olga, la Madre dePlaza de Mayo que daba sola la vueltaa la plaza todos los jueves. Debajo, elsobreviviente Ernesto Saman. En elcentro y en grupo, la nueva conduccióndel Sindicato del Azúcar del Ingenio Le-desma. Lograron con un histórico paroun aumento salarial.

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Diplomado en Periodismo y Comunicación AmbientalSeminario Intensivo

Equipo docente: Sergio Ciancaglini,Andrés Carrasco, Enrique Vérnica,Darío Aranda, Emilio Spataro y Marcelo Giraud

[email protected]

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ormalmente los ecologistasno tienen en agenda temaslaborales, ni los obreros lascuestiones de chicos de la ca-lle. Los agricultores no se ocu-

pan del sindicalismo industrial, ningunode ellos suele fundar escuelas, ni las fábri-cas sin patrón debaten sobre el fútbol fe-menino o el uso de glifosato.

Normalmente de la basura no nacenhuertas. Los clubes deportivos no reflexio-nan sobre el modelo productivo, y los quediscuten esos temas no se sabe si hacenmucho deporte. Los bancos, normalmente,no les prestan plata a los pobres, los po-bres no tienen garantes. Los piqueteros noorganizan talleres de circo y gastronomía,ni son intelectuales, los intelectuales no in-ventan centros de abaratamiento, los coo-perativistas no forestan. Y los que forestanno se consideran un nuevo sujeto social.

Oficialistas, religiosos de diversos cre-dos, izquierdistas de diversos credos, opo-sitores, apolíticos & afines normalmentese enjaulan en el estilo pan-con-pan. Nor-malmente casi nadie cultiva lo que consu-me, en las escuelas no se enseña autoges-tión, ni los que manejan una empresaandan de overol o haciendo cursos de de-saprendizaje.

Los vecinos de las periferias urbanas nosuelen crear nuevas formas de democraciay los jóvenes que bordean la droga y la de-lincuencia normalmente no trabajan nison convocados para hacerlo. Normalmen-te se supone que las mejores ideas vienende creativos a sueldo, de academias momi-ficadas o de claustros enclaustrados, y node la mal llamada gente común y corrien-te, la gente de trabajo.

Por lo tanto, la UST es un soplo deanormalidad.

Parque temático

fuera hace un frío que duele, sobretodo cuando se recorre un parqueondulado de 520 hectáreas con ár-

boles plantados a mano y colinas que tapan48 millones de toneladas de basura porteña

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UNIÓN SOLIDARIA DE TRABAJADORES, AVELLANEDA

acumuladas entre 1978 y 2004. La profundi-dad alcanza 18 metros. Una proporción devolumen: es como si hubiera allí 800 millo-nes de personas. Desde la dictadura hasta elsiglo 21, una especie de parque temático deldesperdicio urbano.

En la oficina prepararon té y café calien-te, hay una notebook, paredes con trilogía(Perón ríe, Evita con el pelo suelto, el Checon boina, nada de Ricky Martin), foto deuna retroexcavadora y otra de un equipo defútbol infantil de la UST. Hay reunión paracoordinar el trabajo de los 87 integrantes dela cooperativa, para hablar también del pro-yecto agroecológico, de la red de siete es-cuelas y de la reunión en el Polideportivo(construido por ellos mismos) y de la Mesa,que incluye a las organizaciones vecinalesy a dos delegados por manzana que repre-sentan una red de democracia participativaen el barrio San Lorenzo de Villa Domínico,25.000 habitantes.

Tertulias & Trompadas

a Unión de Trabajadores Solidarioses una cooperativa de trabajo for-mada a fuerza de seriedad, pique-

tes e imaginación por obreros del rellenosanitario más grande de Latinoamérica, elCEAMSE (Coordinación Ecológica ÁreaMetropolitana Sociedad del Estado) de VillaDomínico, que a su vez había contratado aSyusa, empresa del grupo Techint. En 2002el relleno empezaba a estallar. Pasar porWilde y Domínico era una gesta de las na-rices. Techint y una sucesora llamada Es-trans abandonaron el negocio despidiendoa unos 140 trabajadores, en el momento enque se verificaba la mayor desocupaciónde la historia, mutando a millones de per-sonas en desechos orgánicos.

Quedaban por delante las tareas demantenimiento de áreas verdes, parquiza-ción, movimientos de tierra y manteni-miento de infraestructura del llamadoCentro de Disposición de Villa Domínico.La idea que se les ocurrió a los obreros fuesencilla e inquietante: ¿por qué en lugarde darle el trabajo a otra empresa no se lo

Obreros que recuperaron a las trompadas el trabajo sanean el basural más grande del país. Autogestionan un centroagroecológico, escuelas, proyectos que sacan a los chicos de la calle, y organizan un barrio manzana por manzanapara que la democracia esté en los vecinos. Viaje desde el desperdicio hasta la confianza en poder hacer.

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Hacer es poder

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frente a las patotas, con un combustiblellamado desesperación. El CEAMSE intentó cooptar a cinco delos delegados obreros en conflicto. Ofer-ta: contrato de trabajo consistente encortar el césped dos (2) veces por mesen otro relleno de Dock Sud, a razón de12.000 pesos mensuales per cápita.

Cómo rechazar $ 12.000

ario tiene un apellido que en estecaso es un símbolo: Barrios. Tiene55 años y el raro don de generar

inmediata confianza. Fue uno de esos cin-co delegados a los que les ofrecieron po-dadoras y plata. ¿Cómo rechazaron esatentación? Casi que no entiende la pre-gunta: “Lo hacían para cagar a nuestroscompañeros, ¿cómo aceptar eso?” Le digoque miles de sindicalistas lo han hecho:“El que lo hace es una basura. Nos mante-nía unidos la confianza, y apostaban aquebrarnos con plata. Hicimos lo que ha-bía que hacer”.

Consiguieron además el apoyo de la Aso-ciación de Trabajadores del Estado (ATE),que en un momento nombró a los que esta-

ban despedidos como delegados normaliza-dores, para darles cierta protección. Así podí-an sentarse a negociar. Con ATE llegaba elapoyo de la CTA (Central de Trabajadores dela Argentina); también la Juventud Peronistade Avellaneda, FOETRA, el Partido Obrero,Castells y sus jubilados, los movimientos defábricas recuperadas, y varios etcéteras. Ma-rio: “Aceptamos todos los acompañamien-tos, pero el conflicto lo conducíamos los tra-bajadores, y siempre con la idea de que sialgo nos podía salvar, era el barrio”.

No fue tan fácil: se toparon con las Ma-dres de las Torres, que en el barrio San Lo-renzo se movilizaban responsabilizando alCEAMSE por una nueva plaga: la leucemia.

Trabajo vs. leucemia

Según la Organización Mundial dela Salud hay un caso de leucemiacada 10.000 habitantes. En San Lo-

renzo, de golpe aparecieron 19 casos en unaspoquitas manzanas. Mi hijo fue uno”, cuen-ta Silvia Paciello, una de esas Madres de lasTorres que desde los monoblocks salieron apelearles al Estado, al CEAMSE y a los pro-pios trabajadores.

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“Nos conocimos peleando mal con ellos,que reclamaban seguir trabajando. Nosotrasqueríamos que se cerrara todo de una vez.De a poco pudimos hablar, entendernos, y laidea del cierre del relleno nos unió. El pro-blema era causado por la contaminación deltolueno y el benceno. Apenas empezaron lostrabajos, dejó de haber casos de leucemia”.Mario: “Nos veían como la burocracia sindi-cal que defendía a las multinacionales. Peronosotros tampoco queríamos eso, era de sui-cidas trabajar en algo que estaba matandogente”. La UST nombra a los rellenos como aun asesinato: “Ecocidio”.

El hijo de Silvia fue de los pocos quesobrevivió a ese cáncer. Hoy ella es direc-tora ad honorem del bachillerato Arbolito,que forma parte del proyecto educativo dela UST.

Vivir en la calle

n marzo de 2003 la cooperativa sehizo cargo del relleno del CEAMSE,dándole trabajo a los 39 que que-

daban de tanto conflicto (hoy suman 87).Mario ya era un referente barrial. Nació enCipolletti. A los 8 años se convirtió en un

daban a ellos mismos, organizados comocooperativa? Lo inquietante: ¿puede serque los trabajadores se hagan cargo deuna gestión, sin necesidad de patrones, ca-pitalistas, corporaciones, techines y otrasposibles supersticiones? Mientras el pen-samiento único despotricaba contra el“costo laboral” (lo mucho que ganaban losobreros perjudicando la rentabilidad em-presaria) las cooperativas sin patrón des-nudaban el verdadero desperdicio: el cos-to patronal.

Estos argumentos no pudieron zanjarseen tertulias amables, y empezaron mesesde piquetes, tomas de los obradores, resis-tencias, marchas callejeras. Se convirtieron,además, en una especie de medio de co-municación: “Había que explicarle al ba-rrio lo que pasaba, sumar gente. Cada tra-bajador traía vecinos, amigos, parientes.Éramos pocos, pero las marchas juntaban amás de mil personas”, cuenta Oscar.

Dos imágenes de aquel parto:

El gremio del CEAMSE, como tantosotros, era muy combativo: combatía alos trabajadores. Los obreros tuvieronuna batalla a las trompadas y otras con-tundencias. Ganaron los trabajadores

En la página anterior, trabajo en el obrador de la UST. La organización se formó comocooperativa en 2003 y pasó de 39 a 87 integrantes. Abajo, las tareas de saneamiento yparquización en el relleno sanitario del CEAMSE: así lograron que deje de haber casos

de leucemia en el barrio. Muy cerca, el centro agroecológico está recuperando las viejasfincas frutihortícolas de Wilde, sin agrotóxicos. Logran e l autoabastecimiento del come-dor de los trabajadores: manos a la obra y manos a la tierra.

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chico de la calle al escapar de la casa ma-terna, tras la separación de sus padres: “Lacalle te hace duro”. Dormía en el piso,abrigado por cartones. A los 11, el padre lofue a buscar y lo llevó con él al barrio SanLorenzo. De adolescente militó en la Ju-ventud Peronista: “El barrio era peronista,todos laburantes. Gritábamos ‘la vida porPerón’. No teníamos ni noción de lo queestaba pasando. Hicimos recitales de rockcon Vox Dei y Pappo, en Argentinos Ju-niors. Sentíamos el mundo en las manos”.Ya en dictadura pasó parte de su serviciomilitar preso: “Pero no por razones políti-cas, por quilombero”. Luego fue a trabajara la represa de Futaleufú, y siguió la vida:trabajos, changas, la vuelta a San Lorenzo,la familia, los hijos (5). “En democracia mebuscaron para las internas peronistas, ladisputa de Menem y Cafiero, pero yo noquería saber nada. Me gustaba el laburosocial”.

Una de sus pasiones fue convertir apulmón un baldío en una canchita defútbol, que luego se hizo Polideportivo yque hoy alberga además al bachillerato,la escuela primaria N° 51, talleres de todotipo (hasta de circo), el proyecto provin-cial El Envión para sacar a los chicos deciertos laberintos y que puedan conti-nuar sus estudios, la Mesa de Organiza-ciones del barrio: “Crear la UST fue la he-rramienta económica para hacer eltrabajo barrial que soñábamos. Y encimasignificaba devolverle a la comunidad elapoyo concreto que nos había dado”.

Mario relata en voz baja sus tiempos dedesempleo e insomnio: “Me tapaba la ca-beza. Lloraba de impotencia. Te confiesoque nos cagábamos de hambre. Pensaba:¿qué hicimos mal? Nuestros compañerosy vecinos armaron una colecta para losque estábamos despedidos. No alcanzaba,pero estar con los demás, ese apoyo, te ha-cía ganar confianza”.

La idea de “devolución” al barrio, en-tonces, no es puro discurso: “No, porquea partir de ganar confianza hicimos loque somos. Recuperamos el trabajo, pa-samos a ser una cooperativa, pudimoshacer un reparto equitativo. Y entoncesuno dice: si desde el no poder comer lle-gamos a construir esto, ¿cómo no vamosa poder construir un barrio mejor?”.

Cuentas claras

a UST negoció un contrato con elCEAMSE por tres años y luego porcinco, todavía vigente, para sanear y

recuperar ese universo de basura. Ya planta-ron 28.000 árboles y cuidan que los líquidoslixiviados (con perdón de la elegancia) dre-nen y sean tratados de un modo que no si-gan envenenando todo.

En asamblea, la UST decidió organizarsedel siguiente modo:

El 50% de los ingresos se destinan a lostrabajadores. Cobran un promedio de5.000 pesos, con leves diferencias a favorde los socios fundadores. “Respetamos to-das las conquistas, aguinaldos, vacacio-nes, jubilaciones y hacemos diferencia se-gún la situación. Yo vengo caminando,vivo cerquita, pero un compañero queviene de José C. Paz gasta cientos de pe-sos mensuales. Entonces cobra un viático,para que todos ganemos lo mismo”. El 25% se reinvierte en la cooperativa, co-mo incremento del capital fijo y de todolo necesario para su funcionamiento, in-cluyendo puestos de trabajo, que desde2004 crecieron en un 150%. El otro 25% es la herramienta económicaque permitió generar los emprendimien-tos y que la UST sea garante de los veci-nos que reciben préstamos del Banquitode la Buena Fe.

Banco y ecología

l Banquito otorga créditos perso-nales que pueden ir escalonada-mente desde 500 a 10.000 pesos,

con dinero del Ministerio de DesarrolloSocial que requiere una organización co-mo garante de las devoluciones. La UST sehizo cargo. Mario: “El préstamo es paratrabajar y producir, no para comprar algoy revenderlo. No es para ventajear”.

Un caso: Juan era vendedor ambulantede panes. Con este sistema y las manos enla masa fue haciendo crecer el negocio. Yacompró una camionetita y puso su local.“En el último año se organizaron 35 empren-dimientos de gastronomía, textiles, artesaní-as, de todo, que hoy intervienen en ferias

que hacemos mensualmente. Los vamos areunir en un Centro de Abaratamiento queestamos construyendo con cerámicos quenos mandaron de Zanon, de Neuquén(Fa.Sin.Pat, Fábrica Sin Patrón), que tambiénva a tener su puesto, lo cual a la vez les va adar trabajo a quienes vendan”.

Calculo que ese podría ser un Centro deEnriquecimiento, pero finalmente cierro lamandíbula y vamos al Agroecológico entrelas colinas plantadas con ombúes, casuari-nas, álamos, espinillos, ciruelos. El Agro esun centro educativo y de desarrollo susten-table de 6 hectáreas que –todavía en paña-les– ya logró el autoconsumo de verduraspara el comedor de la UST (90 comensalespor día) después de haber confirmado quelos suelos, alejados del CEAMSE, no estáncontaminados.

Ahí viene la plaga

aniel Bossio, ingeniero agrónomo:“No usamos agroquímicos y hace-mos asociaciones de cultivos, que

Mario Barrios junto al canal que da al Río de la Plata: “Los trabajadores autogestivosno somos una economía del chiquitaje”. Cree que el actual peronismo no entendió loque decía Perón sobre las “organizaciones libres del pueblo”.

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son diferentes hileras de plantas de distintasfamilias botánicas. Si te ataca una plaga, envez de agarrarte una hectárea te agarra sólouna hilera”. Confirmado: la diversidad hacela fuerza. Bossio: “Además, rotamos cultivosy colocamos preparados orgánicos con ají otabaco, y con eso ya evitamos las plagas”.

La UST está recuperando ese territoriode las viejas fincas de los inmigrantes italia-nos, con sus camellones (lonjas de tierra)rodeadas de canales, desde donde hacecien años salían las barcazas hasta BuenosAires para vender verduras y frutas en elMercado de Abasto A.S. (Antes del Shop-ping). “Tenemos acelga, lechuga, cebolla,puerro, zapallo, rabanitos, maíz, tomate,siempre de estación. Ya estamos producien-do plantas ornamentales”. ¿Es posible pen-sar este tipo de producción a gran escala?Barrios y Bossio sonríen: “Es un modelomultiplicador, porque además de lo que re-presenta para el ambiente y la salud, es de-mandante de trabajo. Lo contrario es un ti-po subido a una máquina, hectáreas demonocultivo, agrotóxicos, hasta que la tie-rra aguante”. Daniel dice que el proyecto

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la Recoleta a abrir puertas. Conocí a Marado-na, a Sofovich, a los de Casi ángeles. Despuésmi vieja vino para acá. En Villa Inflamableyo tenía plomo en la sangre, en el cuerpo,que te hace doler los huesos, sobre todo lasrodillas. Me caía todo el tiempo. Acá me fuicurando, pero viví 6 meses en la calle. Mu-cha joda. Conocí a los muchachos de la UST,medio los bardié, pero al final me dijeron deayudar, de sumarme y aprendí a trabajar”.Matías, 17 años, integra el área de carpintería,formó pareja, y al cierre de esta edición na-cía Cristiano, su primer hijo. Simultánea-mente hubo otro parto: la UST consiguióuna retroexcavadora que llevó tres años detrámites en el Ministerio de Trabajo (¿al-guien entenderá cuánto duran tres años pa-ra un grupo que vive de lo que produce?).Sin quejas, entre el ronquido de la retroexca-vadora y los berridos de Cristiano, la UST seempecina en ser una máquina de fertilidad.

Capitalismo serio

ara la UST los trabajadores auto-gestionados son un nuevo sujetosocial. “Tenemos que inventar

hasta una nueva legalidad. El Estado noreconoce la existencia de los trabajadoresautogestionados y las empresas recupera-das como sujeto político y social detransformación. Pero se trata de un sectorque se hizo en contra de todo y dio vuel-ta una historia que venía de culo”, expli-ca Barrios.

La UST integra ANTA (Asociación Nacio-nal de Trabajadores Autogestionados) de laCTA. “Es una batalla cultural, en nuestra pro-pia cabeza, de desaprender y reaprender. Por

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ejemplo que somos capaces, que no somosuna economía del chiquitaje o del asistencia-lismo. Sabemos que en sectores del gobiernohay compañeros, buena gente, pero no nece-sitamos buenas intenciones personales, sinopolíticas públicas”.

Mario choca con una idea: “Escucho a laPresidenta hablar de un capitalismo serio, yno entiendo. Será un capitalismo que no seríe, pero sabemos que es siempre lo mismo.Hasta China, que es comunista, explota capi-talistamente a sus obreros más que los norte-americanos. Es un modelo que te hace creerque progresar es consumir. A este ritmo, pa-ra seguir extrayendo recursos, los que sobra-mos somos nosotros: la mayoría de las per-sonas que vamos a pelear por la tierra, elagua, el aire y nuestra vida. Pero hoy hay unEstado del relato, que te dice que está todobien y hay cada vez más inclusión. En el Es-tado verdadero nosotros vemos que no so-bra riqueza ni trabajo. Sobra falopa, margina-lidad, desempleo y gatillo fácil. Pero al deciresto te toman como si fueras el enemigo. Yno lo somos”.

Algo más sobre capitalismo serio: “Te-chint está haciendo un proyecto inmobilia-rio sobre el río al que nos oponemos.Cuando hablaron con nosotros dijeron:‘Van a ser como 7.000 viviendas, o sea queva a haber trabajo para 7.000 empleadasdomésticas’. Esa es la cabeza que tienen,comprarnos como los negros y sirvientasque les tenemos que ir a limpiar la mierda,mientras nosotros planteamos proyectosproductivos y culturales integrales”. Para laUST esto requiere lo siguiente: “Poner elsistema patas arriba”, cosa que logran mos-trando cómo pueden hacerse infinidad decosas desde paradigmas diferentes.

es además educativo (me está educando,de hecho) y demostrativo: demuestra có-mo es posible hacer las cosas, mientras elmodelo sojadicto reza para que que la so-ja siga subiendo y no decaiga, por los si-glos de los siglos.

Perón y el chancho dañino

ario se reconoce como peronistamarginal. “Mi libro de cabecera,realmente lo tengo en mi mesa de

luz, es La doctrina peronista. Hoy sería sub-versivo. Perón propone las organizacioneslibres del pueblo, independientes, paraque el Estado no las coopte ni las destru-ya; que sean fuerzas vivas que agiten algobierno, no subordinadas porque seríaneofascismo. Le digo a los compañeros pe-ronistas y kirchneristas, que lean esa ideade construcción de abajo hacia arriba, yno al revés”.

La Mesa de Organizaciones de San Lo-renzo es la escala de esa idea. Allí partici-pa la Junta Vecinal, el Banquito, la Coope-rativa de Viviendas del barrio El Hornero,el bachillerato Arbolito, la red de siete es-cuelas territoriales fomentada por la UTDque reúnen 2.100 chicos, comisiones desalud, de tierras, de seguridad, y los dele-gados por manzanas: de las 64 manzanasde San Lorenzo más de la mitad ya aportados delegados cada una que se reúnen se-manalmente en la Mesa, para discutir pro-blemas y tomar decisiones.

O sea: un mecanismo de democracia caraa cara ideado por los vecinos para hacersecargo de sus problemas. “Yo siento que hayun Estado verdadero, que es la sociedad ha-ciendo estas cosas, y un Estado institucionalque son los gobiernos que manejan los re-cursos. Yo no tengo problemas ideológicoscon el kirchnerismo. ¿Qué problema, si sonnacionales, populares y progresistas? Mi pro-blema es con sus prácticas. Porque en vez deponerte la oreja, te crean la Ley Antiterroris-ta. Y todos sabemos que el kirchnerismo vie-ne al barrio y le dan 50 pesos a cada perso-na que acepte ir a llenarles los actos. Acá enAvellaneda el intendente te habla y parece elChe. Pero en la práctica, el oficialismo buscadominar a las organizaciones. Decimos quees como el chancho dañino: lo que no pue-de comerse, lo rompe”.

De Sofovich a la autogestión

l planeta UST alumbró el bachillera-to de adultos entre 18 y 68 años, con75 alumnos. Directivos y profesores

ad honorem (y no falta ninguno a clase, aun-que siguen gestionando que el Estado pro-vincial aporte lo suyo). La primaria tiene 100alumnos. El proyecto El Envión incluye 50chicos de los calificados en situación de ries-go. Matías López era uno de ellos: “Yo vivía eVilla Inflamable, pero desde los 5 años iba a

El poder

n ese camino la UST choca tambiéncon el dogmatismo de cierta izquier-da: “Parece que necesitaran un pa-

trón para tener un enemigo. Y que cuantopeor estén las cosas, mejor, para que hayamás explotados y más quilombo. Nosotrosnos reconocemos como clase, pero hay quecambiar la cabeza para no quedar estructu-rado dogmáticamente. El tema es generar locomún, tener autonomía para pensar lo quenos involucra a todos y mantener formas co-lectivas de conducción: la cabeza de esto te-nemos que ser todos”.

¿Cuál es la debilidad de este tipo de pro-yecto? Mario no entierra el tema: “La debili-dad somos nosotros mismos, el que ventajeaentre nosotros, el que le escapa al laburo, oel que se cree que se las sabe todas. Perobueno, hay que demostrar que podemos serde otro modo: así como no replicamos elmodelo económico podemos no replicar elmodelo cultural”.

Sobre el poder: “Hemos podido disputarel trabajo, la educación, la organización ba-rrial. Eso significa poder creer en nosotros.Poder tener confianza”.

Para la UST ahí fluye la historia del futu-ro: “Con este sistema no va a volver el plenoempleo. Prefieren que sigas borracho o dro-gado, con la cabeza adormecida. El capitalis-mo lo único que quiere es guita, aunque seaa costa de las personas y del planeta. Enton-ces tenemos que pensar la autogestión comomodelo de desarrollo integral que despiertela capacidad de la gente”. Allí, instalados so-bre la basura, sobre todo lo que pueden, di-cen en la UST: “Queremos seguir recuperan-do personas”.

El corazón de la UST es el Polideportivo que construyeron sobre un baldío. Hay fútbolmasculino y femenino, voley, talleres, primaria, bachillerato para adultos y un proyectopara chicos en situación límite. No son sólo palabras: la UST ha incorporado como socios

a ex chicos de la calle. Funciona también la Mesa de Organizaciones: juntas vecinales,cooperativas, la red de escuelas, dos delegados por cada manzana y el banco de crédi-tos para emprendimientos de los vecinos, con la UST como garante.

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ona rural misionera. El caminoancho zigzaguea entre el verde.Casas humildes a ambos la-dos, la mayoría de madera.Gallinas, algún chancho y mu-

chos perros. Cada parcela tiene menos deuna hectárea. Ya no existen las extensashuertas, ni los animales pastando, como an-taño. Están cercados por el monocultivo depinos, de la multinacional Alto Paraná. Es laempresa propietaria del 62% del municipiode Puerto Piray, donde los campesinos de-nuncian los efectos de los agrotóxicos, laconcentración de tierras en pocas manos, laexpulsión de familias rurales y apuntan alos responsables: “Los políticos gobiernanpara Alto Paraná, no para el pueblo”.

El desierto verde

ábado a la mañana en El Dorado,ciudad cercana a Puerto Piray, 190kilómetros al norte de Posadas. Día

gris, llovizna y frío. La antigua ruta nacional12, de tierra, está desierta. En los primerostramos sobresale la vegetación alta, árbolesañosos, con largas ramas como brazos quese extienden sobre el camino. El paisajecambia gradualmente. El horizonte es unverde monocolor: pinos altos, en fila, sem-brados hasta en la banquina. Todo es pino.Para el foráneo (o el desentendido) hastaparece un paisaje agradable, prolijo. “Es co-mo la soja, monocultivo, con uso de agrotó-xicos, desalojos de campesinos e indígenasy ganancia para pocos”, advierte Enso Ortt,

técnico de la Subsecretaría de AgriculturaFamiliar, ocasional guía, militante 24 horasformado en la teología de la liberación jun-to al obispo Joaquín Piña, quien en 2006 li-deró una coalición que, mediante el votopopular, frenó un proyecto de reelección in-definida del entonces gobernador kirchne-rista, Carlos Rovira.

El encierro

ilómetro 18 de la ex ruta 12. BarrioUnión y Santa Teresa. Alambradoal frente, un perro malo que recibe

y una casa con techo a dos aguas. En la pa-red de frente, en prolijas letras negras: Pro-ductores Independientes de Piray (PIP).Una suerte de amplia antesala, sin paredes,es el espacio de reunión. Bancos largos demadera en ronda, 13 personas (mayoría demujeres), mate que circula y pan casero re-cién cocinado. “Vivimos desde siempre acá,desde nuestros padres, desde nuestrosabuelos. Antes éramos muchos, había cha-cras, animales para carnear, ni siquiera ha-bía que ir al pueblo para tener comida. Pe-ro nos fueron encerrando”, explica BasilizaPérez, unos 40 años, morocha, y un mateplateado que no para de cebar.El encierro es literal. El fondo de cada vi-

vienda limita con pinos, una suerte de paredverde que no deja pasar el sol, pero sí losagroquímicos. “Nos han arruinado así lospocos cultivos que teníamos y matado mu-chas gallinas. No se puede respirar cuandofumigan. Y cuando florecen los árboles, en

agosto, se mete dentro de las casas, hasta enlas camas y cocinas. Ahí empiezan los pro-blemas respiratorios y las alergias de piel”,explica Germán Monges, hombre fornido,manos grandes que gesticulan.Todos los meses se enteraban de un nuevoenfermo. Reclamaron a la Municipalidad,pero no hubo respuesta. Fueron al Hospital,tampoco los atendieron. Decidieron hacer supropio relevamiento sanitario. Asesoradospor médicos, armaron una encuesta y fue-ron casa por casa, todos vecinos linderos aAlto Paraná. Relevaron 200 familias. Los re-sultados:

En la última década, en 70 familias huboalgún fallecido de cáncer (hay familiascon hasta dos y tres fallecidos) y 20 abor-tos espontáneos. En 12 familias hay chicos con discapacida-des físicas, y hubo al menos 110 casos deproblemas de embarazos. En los últimos años hubo 136 chicos coninfecciones urinarias y en 180 casos se de-tectaron enfermedades respiratorias cróni-cas. Sobre 200 familias relevadas, repiten.

José Espíndola tiene 48 años, es delgado,piel colorada y hablar pausado. Trabajó seisaños como fumigador de los pinares de Al-to Paraná, a través de una empresa terceri-zada. De la mañana hasta el atardecer, car-gando una mochila con agroquímicos.“Eran mezclas de hasta diez venenos. Nosabría decirle todos, pero sí había glifosatoy simazina. Se llenaban las mochilas y conel andar, muchas veces se nos chorreaba

MISIONES Y LA DEPREDADORA ALTO PARANÁ

encima. Sin nada de protección, ni guantes,ni botas”, cuenta Espíndola.Padre de siete hijos, se arrepiente de ha-

ber hecho ese trabajo, pero se excusa: “Nohabía muchas posibilidades”. La cuadrillade fumigadores estaba conformada por 40personas. “El veneno te come despacio. Losprimeros meses vas bien, pero al segundo otercer año ya respirás con problemas y lasmanos las tenés arruinadas. Después ya teenfermás. Al principio los médicos de laempresa me decían que no era nada, que si-ga, después ya me largaron (despidieron).Así le hacen a todos”, resume Espíndola.

El cerco

iray, como muchas otras regionesde Misiones, no es zona de llanura.Predominan las lomadas (“cerraní-

as” le llaman los misioneros). Pequeñas ymedianas ondulaciones donde sobresalenpinos y más pinos. En subida y en bajada,siempre el mismo paisaje. De golpe, en me-dio de tanto pino, un descampado, el único,en el kilómetro 19. “Hace dos años Alto Pa-raná intentó poner pino acá, en la únicacancha (de fútbol) de toda la zona. ¡Se ar-mó un quilombo! Hubo muchachos quehasta vinieron con machetes a defenderla”,recuerda Julio Duarte, a cargo del volante. Menos suerte hubo en el kilómetro 22. Pa-

redes descascaradas, el piso de cerámicos in-vadido por el pasto, las aberturas y el techoson un recuerdo. Son los restos de la escuelaprimaria. “Acá había más de cien casas. Eraun pueblo pujante, pero los fueron encerran-do con pinos. Y nos les quedó otra que irse.Ni bien se iba la familia, la empresa metía pi-no para que ya no vuelvan”, recuerda Duar-te. Y advierte: no dejarán que a Barrio Unióny a Santa Teresa le suceda lo mismo.

Mucha tierra en pocas manos

l 22 de diciembre de 1881, el presi-dente Julio Argentino Roca decretóa Misiones como “territorio nacio-

nal” y nombró como gobernador a su her-mano, Rudecindo Roca. Así, bajo el gobier-no de Roca, todo el territorio misionero fuerepartido entre 30 familias. Durante gran parte del siglo 20, Misio-

El desierto verde

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reconoce tener en Argentina la empresa Alto Paraná. Loscampesinos de Puerto Piray aseguran que duplican esa ci-fra a través de arredamientos y terciarizaciones.

Dos barrios de Puerto Piray, municipio dominado por la empresa Alto Paraná, se plan-taron en la ruta para denunciar el cerco de monocultivo y agrotóxicos que los estácondenado a muerte. Darío Aranda recorre la zona de conflicto. Datos del desastre.

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es el porcentaje de tierras que Alto Paraná tiene en PuertoPiray. De las 36.000 hectáreas que tiene ese municipio, lamultinacional domina 22.500.

es el porcentaje en el que disminuyó la cantidad de peque-ñas chacras en la última década. El proceso de concentra-ción expulsó a miles de familias campesinas.

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nes creció al abrigo de la actividad agrope-cuaria: yerba mate, té y tabaco. Aún subsis-tía el pequeño colono que comercializabasu producción.Todo comenzó a cambiar en las últimas

décadas, principalmente por la desregula-ción en la producción: las grandes empresasfijaron precios tan bajos que los colonos nopodían subsistir, perdieron sus chacras y mi-graron a los cordones urbanos. Por otro lado,la provincia cambió el perfil productivo: de-jó de lado la actividad agropecuaria e impul-só los negocios forestales. En Misiones fun-cionan tres pasteras: Alto Paraná, CelulosaPuerto Piray y Papel Misionero. Todas igualde cuestionadas por su rol respecto al medioambiente, las condiciones laborales y el de-salojo de campesinos e indígenas.El último Censo Nacional Agropecuario

(2002) confirma esa concentración:

En la provincia existen 27.000 “explota-ciones agropecuarias”. Sólo 161 de ellas (el 0,6% del total) poseenel 44% de la tierra de Misiones: 917.000hectáreas. En la última década y en la zona de AltoParaná, descendió un 27% la cantidad depequeñas chacras. Alto Paraná es propietaria del 8,4 % deMisiones. Puerto Piray es la capital de la desigual-dad: la compañía es dueña del 62,5 % dela tierra. De las 36.000 hectáreas del mu-nicipio, la empresa domina 22.500.

De Menem a Kirchner

finales del gobierno de Carlos Me-nem, en 1999, se aprobó la Ley25.080, llamada de “Inversiones pa-

ra bosques cultivados”. Sus consecuencias:

Subsidia toda la línea productiva: implan-tación, mantenimiento, riego y cosecha. No deben pagar impuesto inmobiliariopor las tierras sembradas y están exentosde ingresos brutos. Cuenta con devolución del IVA y puedenamortizar el impuesto a las ganancias. El artículo 8 otorga “estabilidad fiscal” por30 años. “No se podrá incrementar la car-ga tributaria”, explicita la ley. El artículo 17 no utiliza la palabra subsi-

Luego de una semana de reclamos, mu-nicipio y provincia aceptaron dialogar. Eljueves 10 de marzo de 2011, en la sede dePIP, el intendente Jorge Lezcano, y el sub-secretario de Tierras de Misiones, JaimeLedesma, firmaron un acta acuerdo. Loscampesinos no cortarían el paso y los fun-cionarios llamarían a una mesa de diálo-go en el lapso de 30 días para encontraruna “solución duradera”. Durante ese lap-so, Alto Paraná no rociaría con agrotóxicosni sembraría pinos.Sólo tres días después, Alto Paraná vio-

ló el acuerdo. En marzo y abril de 2011 se continuó

con la mesa de diálogo entre las partes.Municipio, Alto Paraná, Provincia y PIP.“Era impresionante como el intendente ylos ministro de la provincia parecían losempleados de la empresa”, recuerda Ger-man Monges.

Sembrar resistencia

l viento fresco se hace sentir en lasede de PIP. El mate no para de cir-cular, y todos quieren contar sobre

las reuniones con la empresa. Todos tie-nen alguna anécdota. “Nos ofrecían 'pro-yectos' de computación, turismo rural, co-cina. Nosotros no queremos proyectos,nosotros queremos la tierra”, resume Sa-mudio. Todos aplauden.Asesorados por ingenieros agrónomos

de la Subsecretaría de Agricultura Fami-liar, estudiaron una salida productiva. Lapropuesta campesina fue que cada familiacuente con catorce hectáreas, un mínimopara producir alimentos y criar animalesde manera sustentable en el tiempo. En to-tal, para 200 familias, serían 2800 hectáre-as (equivalente al 1 por ciento de lo que laempresa posee en Argentina, o el 0,15 porciento de los 1,6 millones de hectáreas queposee en Latinoamérica).Alto Paraná nunca aceptó. Municipio y

provincia miraron para otro lado.Y volvieron a sembrar pino en Piray.Miriam Samudio resume el sentir cam-

pesino: “Alto Paraná tiene a los políticos, alos jueces y a la policía. Pero a todos elloslos mueve la plata. A nosotros nos mueveel amor a nuestros hijos y el amor a estatierra. No vamos a dejar de luchar”.

dio, prefiere el eufemismo “apoyo econó-mico no reintegrable” para explicar que elEstado cubrirá costos de implantación.Las estadísticas del Ministerio de Agricul-tura de Nación muestran que en 1999,primer año de vigencia de esta ley, se ex-trajeron 4,7 millones de toneladas de“madera de bosque implantado”. En2006, el tonelaje aumentó a 7,9 millón.

La Asociación Forestal Argentina (AFOA), in-tegrada por las empresas del sector, participóen la redacción de la norma. En sus publici-dades admiten sin sonrojarse que tomaroncomo referencia las leyes mineras, tambiénaprobadas durante el menemismo y queaún siguen vigentes.La ley 25.080 vencía en enero de 2009,

pero fue prorrogada por otros diez añospor el Congreso Nacional, en noviembrede 2008.

La dueña de todo

lto Paraná se instaló en Misionesen 1974. Fue adquirida en 1996 porla multinacional Arauco, una de

las empresas líderes del sector a nivelmundial. Con su eslogan “sembremos fu-turo”, Arauco se autopublicita como la“mayor compañía forestal del hemisferiosur”. Cuenta con 1,6 millones de hectáre-as, repartidas entre Chile, Argentina, Brasily Uruguay. En Argentina reconoce la pro-piedad de 256.000 hectáreas.Entre diciembre de 2011 y enero de 2012,

Alto Paraná cosechó parte de los pinos querodean el barrio Unión y Santa Teresa. LosProductores Independientes de Piray (PIP)entendieron que era el momento para pre-sionar y exigir que retiren las plantacionesal menos a 1.000 metros de las casas. NiGobierno ni empresa respondieron. El 3 de marzo de 2011, PIP cortó el paso

a la compañía. “Se dicen dueños, pero no-sotros siempre vivimos acá. Además nun-ca mostraron ni un papel (título). Cuandopedimos en la Municipalidad, dijeron quela oficina de Catastro se había prendidofuego”, recuerda Armóa Rosalia, mujer al-ta, cabello enrulado y tez colorada.El mismo día del corte, hubo respuesta

de Alto Paraná: denunció por “usurpación”a tres vecinos. La Policía llegó para reprimir.

En Misiones hay 380 mil hectáreasplantadas con pinos, materia primapara las fábricas de celulosa. La mayorparte está en la zona Norte. El mono-cultivo arrasó con las huertas familia-res y el ecosistema provincial.

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de enfermedades respiratorias crónicas se registraron enuna encuesta realizada sobre 200 familias. Son los efectosde la fumigación con agrotóxicos.

reportaron muertes por cáncer y 20 abortos espontáneos.Pese a los reclamos de las organizaciones sociales, no hayestudios oficiales sobre el impacto del modelo.

fue sancionada por Menen y prorrogada por Kirchner, por10 años. Subsidia toda la línea productiva de este tipo deempresas y las eximen del pago de impuestos.

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bajo esclavo, precario y, por eso, se invisi-biliza y en las estadísticas y análisis detendencias se habla del cognitariado, deltrabajo intelectual, de alta calidad educati-va, que es el único trabajo blanco, en eldoble sentido: es perceptible porque es re-conocido legal y socialmente. El capital fi-nanciero encarna, en cambio, el violentoretroceso de las relaciones laborales. Yaquí hay otro y complicado proceso, queinsume varios y precisos pasos, necesariospara separar las responsabilidades de laempresa global de la mano de obra utiliza-da para enriquecerla.

La tierra tiembla

askia es quien se hace ahora lapregunta: ¿por qué el capital fi-nanciero se mete con la tierra? “Es-

to es relativamente nuevo. A escala global,comenzó hace unos 3 años. ¿Es que ahoraquieren dedicarse a cultivar campos? No,pero han comprado y alquilado muchatierra. Esto ya tiene un impacto especulati-vo, per se: aumenta el valor de la hectáreade manera tal que la aleja de los sectoreshistóricamente instalados en el campo”.Otra vez la huella: la invasión. Y su resul-tado: destrucción. “La invasión de la tierrapor parte del capital financiero ha expul-sado a millones de personas del campo”.Pero lo que se está empezando a notarahora es otro efecto destructivo: su im-pacto en el mercado de los alimentos. “Elprecio de los alimentos aumentó en los úl-timos 2 años un 300% y ésta alza está rela-cionada con la invasión del capital finan-ciero en los sistemas de producción dealimentos, fundamentalmente la invasiónde su base productiva, la tierra”.

Política extorsiva

Cómo impacta este proceso en lopolítico? Saskia señala aquí elpunto más grave. “El problema es

que el capital financiero no es político enel sentido en que los gobiernos lo son. Nonecesita votos, no le interesa persuadir,tampoco tiene interés en una determinadaideología. Solo tiene una necesidad políticay es técnica. Se reduce a un par muy senci-llo de instrumentos, un ABC casi minima-lista, que por otra parte lo hace muy senci-llo tanto de imponer como de controlar.Básicamente, son reglas que obligan a losgobiernos a controlar la inflación, dejar enplena libertad a los capitales especulati-vos, sin ningún tipo de retención ni con-trol. Los gobiernos que aplican estas reglasson amigos y los que no, enemigos. Ypunto. Y en general, los gobiernos aceptanestas normas porque no saben, no estu-dian, no conocen el impacto que generan.Lo único de lo que sí son conscientes esque no respetarlas les puede representarun importante problema”.

Saskia sabe que el debate más serio so-bre estas cuestiones se está dando en lacalle. “Los movimientos han generadohasta un espacio semántico para dar estetipo de discusión. Yo estoy convencida,creo realmente, que los sin poder tambiénhacen historia. Entonces, nos va a llevarun poco más de tiempo traducir todo estedebate en una política concreta”. Su inves-tigación debe leerse en esa clave: sumarinformación e ideas, para ser parte de loque ya está y se viene.

rante mucho tiempo, otro tiempo, los ban-cos se dedicaban a prestar el dinero que te-nían. Esa era su actividad. Ahora, trabajancon dinero que no tienen. Eso es lo que lla-mamos capital financiero: la producción decapital a partir de la especulación”. Primerproblema: ¿el capital financiero, entonces, esuna ficción? Sí y no, responde Saskia. “Hayque tener cuidado con ese término, muy ca-ro a los marxistas, porque si bien por un la-do podemos decir que es ficticio, por el otrotenemos que notar que para materializarse,para reproducirse, necesita encarnarse enun sector muy real, muy concreto, básico. Yahí está la principal característica de estanueva forma de capital: tiene que invadirotros sectores. Y cuando los invade, deja suhuella”. Esa huella es la destrucción.

El proceso

l proceso descripto por Saskia esel siguiente: el capital financieroinvade, destruye y gana. Un ejem-

plo: “Con la crisis, el capital financiero pa-só de 600 a 800 trillones de dólares, peroel Producto Bruto cayó de 54 a 30 trillo-nes”. Otra forma de medirlo es “seguir suhuella en todo lo que toca”, según pala-bras de Saskia. Ella la buscó, por ejemplo,en las hipotecas. “Es muy difícil de expli-car lo que encontré. Muy complicado: esun procedimiento que insume 15 pasos,muy concretos, muy precisos, que eviden-temente necesitó para su armado de unainteligencia especial, de alta calidad, másligada a la física que a la economía. Peroes bien fácil de entender cuando se venlos resultados: 9,3 millones de hogareshan perdido sus casas en los últimos 5años. ¡Es casi el equivalente a la pobla-ción de Holanda! ¿A dónde va esa gente?No importa: afuera. Y ahí está otra de lashuellas del capital financiero: la culpasiempre es biográfica –no sistémica– y latiene la víctima. En este caso, la culpa esdel irresponsable que pensó que podía te-ner casa propia”.¿Por qué se metió el capital financiero

en el negocio hipotecario? Respuesta com-plicada. “Al principio, dar una hipotecaera una forma de que la gente tuviera ac-ceso a una vivienda. Una política, gene-ralmente de Estado, digamos. Luego, seprivatizó y fue un negocio de los bancos.Estamos en otra etapa, la que marca lainvasión del capital financiero en estecampo. ¿Cuál es su interés? ¿Quedarsecon tu casa? No. ¿Entonces? Ahí viene locomplicado. El capital financiero lo querealmente necesita es que firmes el con-trato hipotecario. Ese es su interés princi-pal, porque ese papel es el que le permiteespecular: lo presenta en el mercado finan-ciero como un bien, de alta calidad, que tie-ne además respaldo. Y así atrae inversores,

ació en Holanda, se crió enArgentina, estudió en Italia yen Francia, se graduó en Filo-sofía y Ciencias Políticas enla UBA y en Sociología y Eco-

nomía en Estados Unidos, donde ahora esprofesora. El resultado de este itinerariovital y académico es esa mujer que te sa-cude a su ritmo –que es intenso porquesiempre está en más de una cosa a la vez–te exige atención con sus palabras –hablacon porteñísimo acento, pero en cada fra-se recurre al inglés porque ha perdido vo-cabulario, especialmente el técnico, porfalta de práctica– y te dicta las preguntaspara aprovechar mejor el tiempo, que seintuye que en su caso siempre es escaso.El combo Sassen incluye, por supuesto, laanticipación. Supone que vamos a conver-sar sobre La ciudad global, el libro y el te-ma más difundido en castellano y que laha consagrado como una especialista en elanálisis de los tiempos modernos. Le digo,en cambio, que para aprovechar el en-cuentro salteemos lo obvio y vayamos algrano: lo que interesa ahora y acá, en Ar-gentina, es su análisis sobre la relación en-tre el capital financiero y la tierra. Reciénahí logro captar su atención y sorpresa.“’¿Pero cómo te enteraste? Acabo de man-dar el libro un minuto antes de que llega-ra el auto que nos llevó al aeropuerto.¡Qué digo! Ni un minuto antes: mi maridoestaba abajo gritándome que me apuraraporque íbamos a perder el avión!”. Vale lapena aclarar alguno de los misterios quese esconden en esta frase.

Saskia Sassen está casada con el presti-gioso sociólogo Richard Sennet, cuyo análi-sis sobre el trabajo en el marco del nuevocapitalismo le valió premios, entre ellos, elque trajo a la pareja hasta aquí: la distin-ción como profesor emérito de la Universi-dad Nacional de San Martin. Él era, enton-ces, el que la apuraba mientras Saskiaenviaba por mail a su editor su último li-bro, Exclusiones, cuya primera frase recitaahora frente al grabador: “El valor financie-ro es una construcción”. Precisamente esaconstrucción es la que se pasó investigandolos últimos años, impulsada por el movi-miento que sacude Estados Unidos de aba-jo hacia arriba: Ocuppy Wall Street. Ahí,justamente, conocí el trabajo de Sassen. Lodicho: el mejor medio de comunicación yla más actualizada academia, es la calle.

Saskia cuenta que el origen de su inves-tigación fue el lema del movimiento: “So-mos el 99%”. Estaba claro así que el proble-ma, la crisis, sus responsables, era el 1%. Yahí se concentró. Primera sorpresa: no es el1%, sino el 0,5%. Esa pequeñísima elite es laque concentra todo el poder financiero enlos Estados Unidos. Pero el análisis minu-cioso de ese país nos permite ver el todo,porque esa elite está en todas partes.

Didáctica, Saskia lo simplifica así: “Du-

SASKIA SASSEN

Los invasores al ataque

No es autora de ciencia ficción, sino de una investigación sobre el capital financiero.Advierte: están apoderándose de la tierra. El lema: invade, destruye y gana.

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capital, dinero fresco. En los Estados Unidosse hicieron 15 millones de contratos en 5años. Esto significa que cada agente finan-ciero produjo 500 contratos cada 3 días. Enlo concreto, es como si mataras un cuerpopara usar sólo las córneas. ¡Una carnicería!Dejaron familias destruídas, barrios desola-dos, gobierno municipales quebrados sólopara tener los papeles que le permiten ha-cer sus cositas ahí arriba”.

Trabajo negro

tra huella difícil de explicar: el ca-pital financiero genera millonesde puestos de trabajo. Pero es tra-

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¿Con quién querés compartir tu mesa?Te proponemos que hagas pasar a tu casa el trabajo de campesinas y campesinos, de los trabajadores de fábricas recuperadas, el de propuestas de autogestión cooperativa.

Pasamos por todos los barrios, cada mes, llevando los productos de la solidaridad para el consumo familiar: vinos, salsa de tomate, miel, dulces, yerba, quesos, aceites, fideos y más de 100 productos.

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uando uno escucha el títuloEl Manual de la Violenciapiensa en un libro o en unaguía, nunca en un disco.Cuando uno recorre los nom-

bres que agrupa el índice piensa en poe-mas, no en canciones. Esa doble equivoca-ción es también un doble acierto, porquela primera obra del conjunto musical So-nora Insurgente se funde en varios géne-ros, donde la música viaja junto al perio-dismo, donde hay espacio para la palabray el ritmo, donde hay concepto y tambiénun grito.En la primera página se lee:“América Latina siempre estuvo marca-

da por la violencia, desde que la historiarecuerda hasta nuestros días. Violencia ennombre de la tierra, violencia por los quedicen y violencia por los que callan, vio-lencia por el poder y violencia por la im-potencia del no poder”. Y más adelante:“Pero de esa violencia también nacieroncampesinos, estudiantes y mineros; obre-ros, músicos y maestros con la sangre ca-liente, con el puño apretado”.La segunda página se escucha: Atajo y

Camino es el primero de los diez temasque hacen a la música de este Manual pu-blicado en abril de 2012 mediante los do-nes de la autogestión y la independencia.Craneado en un búnker –que es al mismotiempo una casa, una sala de ensayo y uncentro de operaciones– del Oeste, entreCiudadela y Ramos Mejía, este grupo demúsicos se propuso crear una obra con-ceptual que narrase las violencias que nosatraviesan y que configuran parte del ma-

pa latinoamericano. El disco fue grabadoen los ya míticos estudios Del Cielito enParque Leloir durante los meses finales del2011 y su encuadernación está hecha mi-lagrosamente a mano.

Identidad

La idea era abarcar algún ritmomusical de estas tierras, no hacerlopurista, llevarlo a nuestra identi-

dad, poner una letra que tenga que ver conese tipo de violencias, necesarias, innece-sarias, psicológicas, físicas, y aparte quetenga un texto alusivo de un referente so-cial que a nosotros nos parezca importantepara que hable sobre cada canción”, sonlas palabras que encuentra Marcos Rodrí-guez (voz y guitarras en Sonora Insurgente)para explicar cómo se le ocurrió al grupocontactar a la gente de La Patria de las Mos-cas, un programa que se emite por la RadioFribuay, de Ramos Mejía, con la intenciónde unir su obra musical a una tarea perio-dística y así darle más potencia al mensa-je. El resultado es que al disco de SonoraInsurgente lo acompañan textos de algu-nos notables como Osvaldo Bayer, AdolfoPérez Esquivel y Nora Cortiñas. Tambiénse suman a la propuesta las voces de PabloPimentel, Vanesa Orieta (hermana de Lu-ciano Arruga, un chico desaparecido por lapolicía de Lomas del Mirador a principiosdel 2009) y Deolinda Huarmi Sumaj Ñaui,integrante del MOCASE. Esos textos fueronextraídos de entrevistas realizadas con cui-dado por los miembros de La Patria de lasMoscas y van en paralelo con cada canciónen relación a su título.Por ejemplo, el tema Fe y religión lo

acompaña un pensamiento de OsvaldoBayer, que empieza así: “La única fe y reli-gión tiene que ser el ser humano. Es decir,el luchar por un mundo sin violencias, ter-minar de una vez con las armas, con lasguerras, con los terribles bombarderos,con las fronteras que dividen a los pue-

blos, y enseñar la igualdad, la igualdad enlibertad. Todo tiene derecho a la vida” pa-ra terminar diciendo que “el único ciuda-dano que vale, esto debería estar en laConstitución del Mundo, es el hombre dela mano abierta, es el hombre que es felizporque los demás son felices”.

Valor agregado

onora Insurgente está compuestapor una larga lista de músicos egre-sados del conservatorio Leopoldo

Marechal de Ramos Mejía. Son: Aypo Ro-dríguez (charango, cuatro venezolano, en-tre otros), Yeti Mastrolía (trompeta, voces,coros), Marcelo Alonso (bajo y coros), Her-nán Hueza (trombón y coros), Leo Gagliar-di (congas, cajón peruano, largo etcétera),Mariano Zani (teclados y acordeón), ArielOcampo (batería), Ariel Casagrande (tim-bales y accesorios) y Marcos Rodríguez, elcantante y guitarrista antes mencionadoque entiende que El Manual de la Violenciano se trata sólo de un disco o de un libro,sino de una propuesta: que la expresióncultural pueda llevar en su código genéti-co sus buenas dosis de rebelión y de de-nuncia, y que a su vez esa tarea no le qui-te el foco a la posibilidad de acompañaruna intención primitiva: la fiesta. Es Her-nán Hueza el que aclara algunos puntos fi-nales sobre la obra: “Queríamos tambiéndarle un valor agregado, por eso es quenace una obra conceptual. Un disco quetenga un contenido musical, pero que lede espacio a otras cosas que nosotros pen-samos que están copadas y queremos quese difundan. Como que tenga textos y unarte que mediante las imágenes compar-tan parte de la violencia de ese manual.Ahí se abrió un poco más el abanico: su-mar referentes, dibujantes, o incluso sumarmúsicos invitados para tocar y gente quetenga que ver con eso, entonces el abanicose hace más comunitario y más social, yeso tiene que ver con el disco”.

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SONORA INSURGENTE

La banda del oeste editó su primer disco que se lee y escucha: el Manual de la Vio-lencia. Una alianza entre músicos y periodistas para que suene el alerta.

El sonido de la furia

http://sonorainsurgente.com.ar/http://www.facebook.com/sonorainsurgente

Universidad de la Concha

Mu. Punto de EncuentroHipólito Yrigoyen 1440Inscripción: [email protected]

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manifestando el deseo de libertad”, expre-sa Gabriela Ahumada, integrante de Mu-malá, antes de presentar el libro junto asus protagonistas.

Cartografías de la piel

Sergio”. “Chicho”. “Emi te amo, teamé y te amaré”. La cara de Emi. Lapalabra “madre” y “papá”. “Jesús”.

“Nob”. Una flor escondida tras el bretel rojodel corpiño, y otra mucho más intensa querecubre el empeine de un pie. Los cinco pun-tos tumberos en el hueco de la mano. Dos te-tas y en cada una, un nombre tatuado.

Analía Aucía, docente de la UniversidadNacional de Rosario, analiza: “Las marcasdel tatuaje en prisión rompen con la estéticaimpuestas por las actuales técnicas de belle-za basadas en un modelo femenino artifi-cial. Los cuerpos de las presas resisten, aunsin saberlo, a esa cada vez mayor sofistica-ción de los dispositivos de belleza femeni-na”. Todas o casi todas las chicas detenidasllevan un tatuaje, la tinta libre que genera“otra estética”, describe Aucía. “Quizá la es-tética de una pequeña libertad de elegir enprisión, la estética de la palabra dibujada enun papel de carnadura humana”.

La antropóloga Eugenia Ruiz Bri tambiénparticipa de Tinta libre. Su análisis no es an-tropológico sino vivencial. “Vine a conocer-las y luego me quedé a formar parte delgrupo. Me impactó algo tan terrible comola idea de tener que reinventar el mañanacuando el mañana va a ser igual al hoy y aldía de ayer. Como si el tiempo se detuviera.Ese es el éxito de la prisión: borrar la no-ción del tiempo”. A su vez, remarca la “re-sistencia” de las mujeres presas. “Las pilasque tienen”, dice. Y escribe: “Bullangueras,abiertas, reflexivas, alegres, risueñas, gra-ves, resignadas, tristes, desesperadas. No semalinterprete ni caigamos en lugares comu-nes, estos estados primero dan cuenta deque en el afuera y en el adentro pasan lasmismas cosas como humanidad, ¿no? Sóloque en el adentro, para que esas cosas pa-sen, hay que tener una primera decisiónque es haber aprendido a resistir”.

El detalle de la foto en un lugar donde seprohíben los espejos, y un plano general de loque es la prisión en Argentina. “Hay un mo-mento en el que uno se puede reír. No impor-ta la pena”. Rejas y vida. Posar para la cámara,jugar con ella. El cuerpo: un lugar que les per-tenece y las libera. Dice Gaby Sosa: “Tinta librees un libro de arte que hace una crítica a lascondiciones en las que viven las mujeres en elencierro. Para Mumalá el arte es una herra-mienta política”. El libro también intenta apor-tar a la inclusión de la perspectiva de géneroen las políticas penitenciarias.

Marcas que se ven y otras invisibles,“de sangre y dolor”, como dice Ana, priva-da de su libertad. “Si supieran que tambiéntengo marcas en mi alma, pero sobre todo,muy adentro mío”, confiesa en su poemaque, entre todas las fotos, es su propia voz.

“El libro también tiene un análisis teóricoy cuenta el porqué de las marcas en el cuer-po. En una situación de encierro, las ausen-cias y la soledad marcan mucho a las muje-res. En su cuerpo, único territorio propioque les queda, ellas pueden expresarse y te-ner una estrecha relación con sus ausencias,

Hacer foco

rte y, sobre todo, sensibilidad. Ca-da foto y la mirada de cada fotó-grafo es un testimonio de lo que

dentro de la prisión se resiste a ser patri-monio del sistema penal. Los tatuajes vo-ciferan lo que las mujeres guardan comopropio en el contexto del encierro: su cuer-po, su intimidad.

“En ese contexto, las mujeres diseñanen su piel los nombres de las personasamadas, imágenes de fe, de pasión, de do-lor, diciendo casi a gritos que más allá deórdenes, rejas y horarios son dueñas desus propios cuerpos. Que nadie puedeapropiarse de ellos, que allí pueden decirlo que quieran, cuando quieran. Que pue-den ser visibles y únicas”, escribe, a modode prólogo, Gabriela Sosa, coordinadoradel proyecto.

na foto entre tantas. Un patioenrejado. ¿Un patio? Mejor di-cho, una jaula. En ese minúscu-lo lugar al aire libre, las mujerespresas toman mate y cuelgan

su ropa a secar, mientras respiran algo del ai-re que alivia el encierro. Cielo y sol se frag-mentan en la cuadrícula del techo de rejas.

En otra foto, el negro de fondo deja en-trever, en lo alto, un ínfimo rayo de luz co-lándose entre los barrotes de una ventani-ta. En un rincón asoma el cuerpo de unamujer que mira a la pared con su espaldadesnuda. En el hombro izquierdo se desta-ca el trazo borroso de una cruz.

Estas imágenes integran un conjunto defotografías que hacen zoom en las marcasque las mujeres llevan como banderas ensu piel; tatuajes hechos en la cárcel, con bi-romes, con agujas, con clips, con lo que sea.

¿Qué dicen esas marcas? La pregunta dis-para un proyecto: Tinta libre. Historias graba-das en la piel. Surge en el año 2010 por ini-ciativa del Colectivo Las Juanas, hoyconformadas en Mumalá, Mujeres de la Ma-tria Latinoamericana, un espacio que se pro-pone, dentro de la Unidad Penitenciaria deMujeres N° 5 de Rosario, generar acerca-mientos, intercambios y “un momento don-de poder soñar y apropiarse de derechos”.

Así nace Tinta libre, una experiencia co-lectiva, un libro de fotografías y textos queintenta echar luz sobre la oscuridad deuna cárcel poblada por mujeres jóvenes ypobres, por historias de vida marcadas, ensu mayoría, por la violencia sexual.

En este penal de poca luz y pasillos fla-cos atestados de humedad, el flash de la cá-mara muestra a contraluz la marca de unamor y un dolor; la piel entintada con elafecto que la cárcel aleja, lo que permanecelatente en el cuerpo como trazos de la viday lo que lo expone en el “afuera”. Sentires,que entre pena y silencio, expresan libertad.

Mumalá convocó al reportero gráfico Héc-tor Río quien, a su vez, invitó a participar aonce fotógrafos/as rosarinos/as. Al principio,el encuentro con las chicas fue a través de laspalabras y el mate. Luego de un año, el diálo-go se hizo imagen: una parte del cuerpo ta-tuado, o un rincón de la cárcel, donde ellasposan casi siempre entre sombras.

Con el arte en el cuerpoTINTA LIBRE. HISTORIAS GRABADAS EN LA PIEL

Una experiencia colectiva entre mujeres privadas de su libertad y once fotógrafos deRosario que posaron su mirada en los tatuajes de las chicas presas. ¿Qué dicen esasmarcas? La pregunta inicia este libro en el que fotos y textos dialogan.

Tinta libre. Historias grabadas en lapiel reúne las fotografías de SilvinaSalinas, Paulina Scheitlin, Matías Sarlo,Francisco Guillén, Andrés Macera, Ga-briela Muzzio, Héctor Río, Celina MuttiLovera, Sebastián Suárez Mecia y Móni-ca Fessel.

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e a poco vas entrando a su vi-da. Conocés a sus padres en-fermeros, a sus tres hermanosy a su abuelo, que le contabacómo mató un tigre en un

monte de Santiago del Estero porque nece-sitaba comer. Su niñez en la casa del barrioDon Orione, su mochila llena de dinosau-rios y monstruos que él mismo fabricabacon sus manos inquietas. Su juventud, elcentro de estudiantes, el mate compartido,el poster del Che, la olla popular, el gustopor Neruda, Gelman, la preocupación porlos que nada tienen, su militancia en elMTD de Lanús y sus ganas de creer que unmundo más justo no es una ilusión inal-canzable sino una práctica constante y po-sible. Quería ser profesor de historia o pe-riodista. Una bala truncó su deseo. Susolidaridad contagiosa lo guió hasta el ins-tante final donde lo efímero se convirtió eneterno. Así es Darío, el libro publicado porla editorial El Colectivo que relata la corta,pero intensa biografía de Darío Santillán,asesinado a los 21 años , un 26 de junio de2002 en la estación Avellaneda. A diezaños de esa masacre, el recuerdo de suscompañeros de militancia se condensa eneste libro que busca valorar la coherenciaentre lo que se piensa, se dice y se hace.

Silvia Paglieta es licenciada en Letras,escritora especializada en literatura infan-til. Trabaja en la villa 31 y su hija milita enel Frente Popular Darío Santillán. A finesdel año pasado, acercó a la Editorial El Co-lectivo, perteneciente a esa organizaciónsocial, un texto en el que cuenta la vida deDarío, para el cual leyó mucha bibliogra-fía, entrevistó a su padre Alberto y a varioscompañeros de militancia. Su propuesta:que no tuviera una línea tendenciosa, sinoque pudiera acercar a los jóvenes la figura

de Darío tal como era. “Me pareció intere-sante que se entienda que de personas co-munes y corrientes pueden salir militan-tes, mujeres y hombres que hacenverdaderos cambios sociales. Quise desta-car la idea de que fue un chico con unaorientación hacia los otros, estudió enfer-mería, formaba parte del centro de estu-diantes. También me parecía importantedestacar que él decidió formarse desde elcampo de la lectura. La lectura y la acciónfueron de la mano. Sus compañeros delFrente me remarcaban que él apostaba ala horizontalidad, al ‘vamos juntos’”.

Niño inquieto y desordenado, jovensensible y comprometido, el libro repasasu historia y describe anécdotas de su vidacon otros. “Estaba muy convencido de loque hacía, siempre estaba dispuesto, que-ría ir a todas partes, a donde se lo necesita-ba”, cuenta Florencia Vespignani, amiga ycompañera de militancia de Darío en elMTD de Lanús. Se conocieron en una acti-vidad en Quilmes, luego cambiaron deagrupación política y él estuvo viviendoun tiempo en su casa cuando se fue delhogar materno. En ese momento le pidióque le enseñara a dibujar. Florencia es pro-fesora de arte en escuelas públicas deMonte Chingolo y es una de las ilustrado-ras del libro, junto con Natalia Revale yAlejandra Andreone. “Toda expresión ar-tística sirve para sanar, para visibilizar, pu-dimos contar a Darío desde otro lugar”,cuenta Florencia. Alejandra y Natalia tam-bién se desempeñan en el área artísticadel FPDS. Pese a que cada una tiene su es-tilo, aseguran que las tres trabajaron en ar-monía en la parte gráfica, que les llevó ca-si tres meses de producción conjunta.

Que el libro forme parte de la currícu-la del colegio secundario como lecturasugerida es ahora uno de los anhelos deeste grupo de mujeres que comparten elarte de la militancia.

DARÍO, PARA CHICOS Y ADOLESCENTES

Había una vez

Bellas ilustraciones acompañan el relato de la vida deDarío Santillán. Un libro editado por sus compañeras.

[email protected] pueden hacer pedidos online

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uede que el periodismo haya muerto, que este sea el fin,que no exista más, que se haya hecho pedazos, puede in-clusive que esa muerte haya llegado hace tiempo ya, quelos vaticinios hechos desde esta misma revista sobre el findel periodismo sean la más pura de las verdades, y sí, de-

ben ser ciertos esos vaticinios, esos títulos que nos sonaban a hipótesisdescabelladas, si esta revista publica a un boludo como yo, que firma susnotas en un medio donde cronistas literarios y sociales mucho más im-portantes aparecen en las sombras, por ejemplo, si Sergio Ciancaglini noda la cara pero pone el cuerpo en cada rincón del país, en cada lucha,mientras yo (sí, yo: yo, yo y yo) sólo ofrezco mi vanidad, mi cara, mi fir-ma y un montón de palabras escritas desde un ego sin alma y sin cuer-po con el que sostenerlo, si esta revista que aseguraba que el periodismohabía muerto sostiene mi ego perdido y desdibujado y, lo que es peor,se suma al suicidio definitivo abriéndole las puertas a la autorreferen-cialidad de mis pelotudeces de blogger en papel, de tuitero en letras demolde, es porque el periodismo si no murió al menos agoniza o está enestado vegetativo, tiene un ACV severo e irreversible y espera una muer-te digna, aguarda desesperadamente que alguien lo desconecte por findel respirador del chisme, del trascendido, del morbo, aunque es pro-bable también que esta revista haya estado equivocada, que el perio-dismo no haya muerto ni esté por morir, porque lo que sucede en rea-lidad es que el periodismo nunca existió, que se trató tan sólo de unasuperstición entre literaria y política, que nunca llegó a ser nada de eso,ni forma ni contenido, una deidad tan falsa como otras miles, una palia-tivo, un placebo, una fe en la nada misma, la autosuficiencia de un mon-tón de egos al servicio de ellos mismos, que en eso sí ha habido cohe-rencia, la coherencia de los egos, las plumas del pavo real desplegadassin sentido ni dirección, periodistas que se pelean por ver quién la tienemás grande, periodistas a los que sólo les importa destruir a sus rivales,periodistas que se creen los dueños de los medios aunque sólo sean em-pleados más o menos calificados con un sueldo inflado y un ego infla-dísimo, periodistas que se suman a operaciones oficialistas, periodistasque se suman a operaciones opositoras, periodistas que abrazan unprogresismo más o menos lógico y decente, pero no se mueven de la re-dacción y sí, te puedo sacar la nota de los pueblos originarios que estánhaciendo huelga de hambre, pero decile a los muchachos que se vengana mi escritorio que yo escribo en la compu lo que me van diciendo asíno tengo que desgrabar y sí, ya sé que están encadenados a la Casa deFormosa, pero fijate si se pueden desencadenar un rato porque en el ca-nal no me dejan sacar a un camarógrafo para eso, fijate si se pueden en-cadenar aquí en la puerta del canal que a ustedes les conviene porque leda difusión al reclamo; periodistas que le ponen el cuerpo a la operaciónblanqueo de una corporación periodística o minera o lo que fuera, perio-distas que esperan gacetillas y jefes de prensa que les tiren una idea, pe-riodistas que leen diarios, escuchan radios y se reproducen en un mun-do lleno de diarios y de radios y de programas de televisión que dicen lomismo que en todos los demás diarios, las demás radios y los demásprogramas de televisión, periodistas que creen en el periodismo con lamisma superstición con que en política se cree peronista, una diferenciasutil, de pocas letras, para una misma nada, para una misma construc-ción espiritual y cultural, periodismo y peronismo, dos relatos sin fuen-tes, dos torrentes vacíos que no desembocan en ningún lado pero si teacercás te salpican, no sabés por qué ni con qué, pero te salpican con unpoder que quién sabe cómo lograron construir.

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CRÓNICAS DESDE EL FIN DEL PROGRESISMO

Peron...dismo

21 Libro Darío Santillán + Pablo_Layout 1 08/08/12 11:16 Página 21

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ue un blog llegue a más lecto-res que un diario o que unacuenta personal de Twitter ten-ga más repercusión mediáticaque una primicia radial es una

realidad cotidiana que silenciosamente con-firma una muerte anunciada. Llamémosla elfin del periodismo: dicho como provocacióny como punto de partida. Las razones sonmuchas y de diferente índole, la que nosconcierne ahora es posiblemente la más téc-nica: cómo Internet puso en crisis el paradig-ma según el cual un grupo reducido tiene laexclusividad de producir información y elresto solamente la recibe. El panorama esinédito y la posibilidad de explorar nuevasplataformas y formatos resulta un desafíointeresante. Hacks Hackers surge de esa ne-cesidad: reinventar el periodismo a partir denuevas herramientas. Es el entusiasmo y nola piedad, entonces, lo que los llevó a for-mular un slogan que sintetice esa búsque-da: “El periodismo no se colgó, solamenteestá cambiando su sistema operativo”.

“Había un mundo desde mediados de2006 ó 2007 que venía diciendo que el pe-riodismo tenía que cambiar, que habíaotras cosas para hacer y otras plataformaspara desarrollar, entonces era necesario

acercarse al mundo tecnológico. En EstadosUnidos un grupo de personas creó una or-ganización, que ahora ya existe en variospaíses, con la intención de juntar periodis-tas y hackers”, cuenta Mariano Blejman,hacker y periodista, y uno de los fundado-res del capítulo Hacks Hackers de BuenosAires, que ya es el quinto con mayor núme-ro de miembros en el mundo. “Hack quieredecir recortar, que es lo que hacen los pe-riodistas, recortar la realidad, y hacker estáasociado al tema de la programación. Sibien tiene un aspecto negativo y está crimi-nalizado, en el mundo de la computaciónel hackeo tiene que ver con en análisis, es-tudio y desarrollo de software”.

Hecha la aclaración, vuelvo a aclarar:un hacker no es un delincuente cibernéti-co dedicado a violar la privacidad de otrosusuarios por diversión, sino un especialis-ta y aficionado de la informática. Para elhacker trabajar no es una ocupación sinouna pasión, y ese trabajo está atravesadopor una serie de principios que hacen dela ética hacker (nética) una ética académi-ca: el conocimiento debe ser público, el sa-ber es una construcción comunitaria y loque motiva la acción no es el dinero sinoel aprendizaje. Será por eso que en Hacks

Hackers suele ocurrir un fenómeno extra-ño: la gente se junta a hacer cosas. Ellos lollaman hackatones, maratones de hackeo.

Mariano: “No tenemos una estructura:nos juntamos y hacemos algo. No hacemoscharlas ni nada de eso, nosotros desarrolla-mos productos. Apostamos a hacer jorna-das de trabajo de manera colaborativa y loorientamos a crear productos con licenciasde software libre. Nadie gana plata con es-to, no lo hacemos por eso. Lo que sí tene-mos son sponsors para financiar las activi-dades y traer gente de afuera”. Marianointerrumpe la charla, mira su computadoray teclea. Nos quedamos en silencio unossegundos y no puedo evitar la sensación deestar molestando. Por suerte vuelve a co-nectar y retoma: “Nuestra ideología es la ac-ción. Yo vengo del software libre y la mayo-ría de los integrantes de Hacks Hackers deBuenos Aires también, entonces le dimosese carácter acá. Pero la idea es abrirnos pa-ra que cualquiera pueda venir, y no hacefalta que tengas un conocimiento previo.Justamente la idea es que no sepas nada yte vayas sabiendo algo. Un periodista vienecon una idea, entonces se junta con un pro-gramador que a su vez participa de ese pro-yecto y desarrollan un producto. Todo loque tenga que ver con la intersección denuevas maneras de contar historias con da-tos y nuevas herramientas para contar loque está pasando, entra en este mundo”.

Pasado & Futuro

n el año de vida que lleva esta ex-periencia, que más que una orga-nización sin fines de lucro o un

grupo de aficionados es un espacio con-creto de creación, ya se dieron a luz unaserie de proyectos surgidos y desarrolla-dos durante las famosas hackatones. Por elmomento, el trabajo de Hacks Hackers pa-rece perfilarse como una investigación denuestro pasado a partir de las herramien-tas del futuro. Entre los proyectos más im-portantes se encuentran Malvinas 30, quees la reconstrucción de la historia de lasMalvinas en tiempo real; una plataformade visualizaciones (líneas de tiempo y ma-pas) sobre el caso de Marita Verón y untrabajo que analiza la evolución de las re-presentaciones parlamentarias a lo largo

HACKS HACKERS

El futuro del periodismo se conjuga al ritmo de la tec-nología, pero en clave hacker: compartir información.

Haceme hackdel tiempo. Pero probablemente el proyec-to más ambicioso de Hacks Hackers esMapa76, un software de investigación cre-ado para el análisis semántico de datos so-bre la última dictadura militar.

Cartografías

ariano, impulsor de Mapa76, expli-ca: “Hay noventa y pico de juiciosen el país produciendo contenidos

todos los días. Todo eso es una cantidad deinformación impresionante, que no hay ma-nera de procesarla y analizarla. Lo que pen-samos fue cómo hacer un sistema que pue-da analizar esa información y empezamos ajugar con la extracción automática de datos.Es decir: vos entrás a la página, subís un do-cumento, el sistema lo interpreta y detectatodos los nombres, lugares, organizaciones,centros clandestinos, etc. y vos los vas rela-cionando de alguna manera. La idea que es-tamos desarrollando es para que el sistemahaga esas relaciones automáticamente. Ma-pa76 es una herramienta de investigaciónperiodística, su ventaja es que trabajás sobreinformación que no está estructurada paraestructurarla. Antes tenías que desglosar to-dos los documentos a mano, así fue como sehizo la base de datos del Archivo Nacionalde la Memoria. El tema es que cuando tenéscientos de documentos es muy difícil clasifi-car toda esa información”. Ya hay un primerresultado, producto de la investigación sobrelas relaciones entre los centros clandestinosde detención y las organizaciones políticas,tomando como referencia los casos de Mon-toneros y el PRT. Mariano me muestra unmapa generado por el sistema en el que sepueden reconstruir los caminos recorridospor los desaparecidos desde el día de su de-tención. La conclusión es que determinadoscentros clandestinos operaban exclusiva-mente con Montoneros y otros lo hacían so-lamente con miembros del PRT, mientrasque unos pocos tenían secuestradas a perso-nas de ambas organizaciones. De este modo,Mapa76 permite relacionar información ais-lada a partir fechas, filiación política, edad,región geográfica para reconstruir casos con-cretos y desentrañar el modus operandi dela dictadura.

Mariano deja la computadora y se ras-ca la cabeza. Le pregunto por el futuro delos medios y me responde con una espe-culación: “El problema principal es cómohacer un periodismo con valor agregado.Hoy el periodismo tiene mucha compe-tencia con las redes sociales, los blogs ytodo eso, cualquiera puede hacer su notao copiar la tuya, y me parece perfecto. Pe-ro entonces tenemos que pensar cómo ha-cer algo que otro no pueda hacer o que ge-nere algo que los demás no tienen, paraaprovechar todo este potencial que es re-almente estimulante y volver a tener unlugar de privilegio, un valor”.

www.meetup.com/HacksHackersBADel 30 de agosto al 1° de octubre, en elKonex, talleres a cargo de especialistas deThe Guardian, The New York Times, Mozi-lla y Google, entre otros. El lema: “Vengana construir el futuro de los medios”.

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ocos saben que en Tecnópolis,en el sector dedicado al simpá-tico Zamba de Paka-Paka, deba-jo de una gran elevación quese supone son Los Andes, allí

donde en la cima posa un San Martín triun-fante y altanero que centenares de niñosaplauden semana a semana, lo que se es-conde es una montaña de chatarra. Cuidado:no estoy haciendo una metáfora vulgar so-bre lo que pienso de la gran feria futurista, si-no mencionando lo que antes de ser cubier-to por Los Andes fue una de las atraccionesprincipales de Antrópolis, el parque temáti-co a base de basura, residuos y escombrosque montó Julián D’Angiolillo con un lemano muy optimista: “Futurología no se puedehacer, recalculando”.

En Antrópolis uno podía caminar entre lapodredumbre y contemplar las instalacionesde desechos, mientras en los altoparlantes so-naban textos históricos que vociferaban so-bre el día de mañana como un porvenir glo-rioso. El paisaje industrial y apocalípticotambién se mezclaba con jardines y parquesque Julián define como medio militares,afrancesados y maricones, pero lo más surre-alista llegó por una inquietud del ministro Pa-rrilli: no entendió la obra y le propuso haceruna serie de eventos dentro del parque, porlo menos para justificar la existencia de esebasural sutilmente articulado. Julián llevó en-tonces al Batallón 601, que desfiló por todo

Antrópolis al ritmo del bombo y la trompeta.El delirio fellinesco fue posiblemente lo mássimbólico que hubo en la feria del futuro.

La universidad del Parque

ulián es un artista y un pibe de ba-rrio, de esa generación que naciódurante la dictadura y creció en ple-

no menemismo, que estudió Bellas Artes ydramaturgia, pero no duda en asumir que suverdadera universidad fue el Parque Rivada-via. De allí surge su primer y único libro, Ladesplaza, una biogeografía del parque que vadesde las visitas de Sarmiento cuando toda-vía era la ostentosa quinta de la familia Lezi-ca, hasta el recital en homenaje a Walter Bu-lacio, durante el cual un grupo de skinheadsmató a patadas a un punk; con escraches ex-clusivos al famoso Gordo que fue guardaes-paldas de Massera y ahora tiene algunospuestos en la feria, llegando al momento cla-ve que motivó a Julián a escribir el libro: elenrejado del parque. Cuenta Julián: “En di-ciembre de 2001 los vecinos ocuparon elparque. El vallado fue la excusa para sacar-los. Estuvo un tiempo cerrado, entonces memetí a la noche y saqué fotos. Lo que vi fueel parque en ruinas, montañas de escombrosy cemento removido. Yo sentía que era unlugar fuera del tiempo y, a su vez, era el par-que de mi infancia. Lo cierto es que desde

que lo enrejaron hubo un cambio grosso, nosolo en el parque sino en cómo se concebíala ciudad: empezó a estar todo enrejado”. Ju-lián sintió que algo de su juventud se habíaperdido, por eso hizo una performance enuna fábrica abandonada en la que recons-truía el parque y donde la gente se juntaba ala noche a revivir eso que ya no se podía ha-cer por culpa de las rejas.

Pirata

l parque fue también el origen de loque él reconoce como su obsesiónpor la piratería. Allí está el germen

de su primer largometraje, Hacerme feriante,un documental sobre la feria de La Salada.Es algo raro, que no se suele ver frecuente-mente: Julián entendió que documentar noes poner gente a hablar frente a la cámara, si-no registrar el funcionamiento de la feria, so-bre todo a partir del circuito de la mercade-ría y las asambleas de los feriantes. Juliánreniega de las etiquetas que enmarcan la pe-lícula en lo “observacional” o lo “contempla-tivo”, porque trabajó sobre la construcciónde un relato más allá del mero registro. El do-cumental se sostiene a partir de una pro-puesta multimediática, con material de ar-chivo, cámaras de seguridad, imágenes deInternet, incluso algunas tomadas por un ce-lular. También hay una búsqueda de puntosde vista que Julián define como no huma-nos. Metió la cámara en los carros de los fe-riantes, también sobre la máquina de cortartela en uno de los talleres textiles, se subió alos techos de la feria, y su mayor riesgo fuefilmar en una canoa desde el Riachuelo. Lasimágenes de Hacerme feriante se percibendesde lo sensorial: sentimos que todo lo es-tamos viendo por primera vez.

Hay en la obra de Julián una fascinaciónpor los espacios más que por las personas.Entendió que las paredes hablan, dicho nocomo una apología de la paranoia sino co-mo aquello que hace a la historia de unlugar, y comprendió que una ruina o un de-secho, más allá de ser signo de la moderni-

JULIÁN D’ANGIOLILLO

Un artista visual que cuenta historias a partir de espacios, para politizarlos: de La Salada a Tecnopólis.

El ojo mágicodad basura, es siempre algo poético, porquesu presencia evoca mucho más de lo que seve. “Antes de la imprenta había una escuelaque se dedicaba al arte de la memoria, queestaba a cargo de los jardineros. Construíanun espacio ficcional, por ejemplo un edifi-cio, y en cada uno de los espacios se encon-traba una parte de lo que tenías que memo-rizar. Los tipos para reconstruir los textoscreaban espacios reales. Esa relación entrelos espacios, la memoria y el recuerdo meinteresa mucho. Pareciera que ya no tene-mos la obligación de recordar, cada vez nosexigen menos que recordemos”.

La semana del estreno de Hacerme fe-riante en el Malba Julián se sintió incómo-do. Le parecía poco ética esa actitud de ir afilmar a Lomas de Zamora, irse, no volver ymostrar su película a un público que nadatenía que ver con ese mundo que tanto lohabía fascinado. Julián decidió entonces es-trenar la película en los pasillos de La Sala-da, habló con DJ Vampiro, un pibe bolivia-no que aparece en el documental haciendodvd truchos, le encargó unas cuantas copiasde la película y, rindiéndole homenaje al tí-tulo, se fue a venderlas a la feria, por cincopesos cada una. El estreno fue muy bien re-cibido, se vendieron todas las películas y enla feria hicieron una versión pirata que vie-ne en un dvd de 19 horas de duración, jun-to a otros estrenos de Hollywood. Tiempodespués Hacerme feriante ganaría premiosen los festivales más importantes del mun-do. Pero solo cuando la gente de la feria ledijo que se sentía identificada, Julián dur-mió tranquilo, porque supo que su trabajoya era todo un éxito.

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www.elnuevomunicipio.com.ar es elespacio de Julián en la web.Hacerme feriante se puede ver onlineen www.comunidadzoom.com

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La presente edición de nuestro periódicoMU sumó el esfuerzo de:Redacción: Claudia Acuña, Sergio Cianca-glini, Mariana Collante, Romina Dalfonso,María del Carmen Varela, Carlos Melone,Franco Ciancaglini, Bruno Ciancaglini,Franco Danussi, Luis Zarranz, LucasPedulla, Darío Aranda, Pablo Marchetti yLa Garganta Poderosa.Fotografía: Julieta Colomer, Lina Etche-suri e Imagen Insurrecta.Diseño: másSustanciaCorrección: Graciela DaleoIlustración: El Niño Rodríguez, MarianoLucano y Veroka Velásquez.Editor online: Diego GassiImpresión: Cooperativa de Trabajo Gráfica Patricios. Av. Patricios 1941 Distribución en Capital: Vaccaro Sánchez Moreno 794 9º, CapitalTel/Fax: (011) 4342-4031/32 Distribuidora en InteriorBertran S. A. C.Vélez Sarfield 1950, Capital

MU es una publicación de la Cooperativa de Trabajo Lavaca Ltda. Hipólito Yrigoyen 1440 Ciudad Autónoma de Buenos AiresTeléfono 4381-5269.Editora responsable: Claudia Adelina Acuña

ortunato Ramos es un maes-tro. No parece gran cosa en laArgentina devaluada y nos-tálgica de glorias pasadas. Lanostalgia es ceguera.

El Norte argentino, denominador equí-voco si los hay, abruma de colores impru-dentes a la vuelta de cada cerro, de cadaquebrada, de cada desierto. Grita calladocomo un Van Gogh, como un Quinquela,con la indiferencia del que sabe que va aseguir estando cuando no estemos más.Exagera la belleza y pone a Dios de rodillas.Fortunato Ramos es un maestro jubila-

do de las alturas de Santa Ana, en la incor-pórea Jujuy. Un caminador perdido entreriachos de piedra y vientos que cortan elaliento. Buscó Fortunato, en la inmensi-dad, palabras para ofrecer y encontró pa-labras para escuchar.Ese Norte argentino, cuya continuidad

robusta y deslumbrante desprecia hitosfronterizos y banderas que despiertan pul-siones y miserias, carece de la eleganciaaristocrática del Sur coqueto y fino. Estámanchado en cada rincón de plástico ybolsas que anuncian la llegada del progre-so. Un arribo del que sus legiones de po-bres aún no se han enterado.Fortunato Ramos toca el acordeón a pia-

no y un desmesurado instrumento llamadoerque, un larguísimo y fino caño con unaespecie de cuerno en su punta más lejana,que ronca rústico y poderoso, con la furiade la tristeza profunda.En ese norte la Historia es larga, es de

lejos. Se ausentan la lucha guerrillera en elMonte Tucumano, la Escuelita de Famailláde Bussi, las peleas por el desguace de YPFy su catástrofe social. No puedo saber sinadie quiere hablar de eso o nadie quiereescuchar de eso.Fortunato Ramos tiene la edad indefini-

lavaca es una cooperativa de trabajocreada en 2001. Editamos una páginade Internet que todas las semanas di-funde noticias bajo el lema anticopy-right. Mensualmente profundizamosestos temas en MU.

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El maestro ignorante

Fsarrollo, gestores de alguna heroica y visio-naria obra pública, promotores de iniciati-vas de bienestar imposible de verificar, ha-bitantes del catastro y la nominacióntoponímica.Nada nuevo, nada distinto. Nada.Fortunato Ramos recita sus poemas Yo

nunca fui niño y No te rías de un coya en me-dio de la confusión entre gritar y estar ale-gre, en el ruido de platos y órdenes de guíasque indican los tiempos de la felicidad. Fortunato Ramos recita sereno, hama-

cando las palabras, sus dos poemas desga-rradores. En el medio, gente que vociferacomo si estuviese sola en el mundo, genteque no quiere, no sabe o no puede escu-char a Fortunato Ramos desparramandopalabras sobre los que habitan un mundode silencios.A veces pienso que ametrallar a mansal-

va no es necesariamente un crimen. Depen-de del contexto, ¿no?En el paisaje urbano norteño, invadido

hasta el hartazgo por iglesias e imágenessacras, donde la barbarie cristiana y espa-ñola ha devenido en objeto de culto y pro-moción of course, por cada calle, por cadarincón de una geografía que abruma, es-tán los héroes que recita Fortunato, calla-dos, de mirada fugaz, de sonrisas escasas,de desinterés fantasmal por esa gente exó-tica que viene, que consume tonterías de-jando alguna moneda, que corre y corre, apesar de que la altura los asfixia. Ellos se pierden en los laberintos de las

ciudades o en la inmensidad de las abras,con toda la pobreza en sus espaldas dobla-das y quebradas. No tienen el prestigio delgaucho asesinado por la oligarquía de laPampa Húmeda ni los cantares de 200años de resistencia de los kilmes. Andanpor ahí, sin ser vistos, cantados por unmaestro puneño.¿A quién le importa?¿Por qué Fortunato Ramos, maestro en

una escuela perdida a más de 3.000 metrosde altura, músico y escritor, guionista de LaDeuda Interna, en medio de una horda de-saforada solo preocupada por comer, recitauna palabra que no se escucha? ¿Es una elección o es una necesidad?¿Es la reiteración y confirmación de la

sordera de los nuevos conquistadores o seburla de nosotros? Ojalá.Fortunato Ramos se me escapa, huye de

la posibilidad de mi pregunta a un paso ten-so que no es el de las alturas y me quedocon las manos vacías, en el medio de unacallecita dolorosa de la lejana Humahuaca.El burrito de la Puna no es Platero, dice

Fortunato en otro escrito.Ni la Quebrada es sólo paisaje.Ni yo soy el mismo.

CRÓNICAS DEL MÁS ACÁ

da del coya, moreno mestizado en la Améri-ca de violaciones a perpetuidad, y practicauna mirada para adentro.El camino al Alto Perú está empapado

de relatos patrióticos y épicas de identita-ria desmesura; de idealizaciones y cons-trucciones en torno a los pueblos origina-rios que siempre son nombrados por Otro,son explicados por Otro, siempre Otro. Fortunato Ramos ha compartido esce-

narios y recogido la admiración de Dividi-dos, Jaime Torres, Tomás Lipán. Ha escritolibros y poemas y nunca, nunca ha dejadode amar a su Humahuaca.Voces y humores de los norteños naci-

dos y trasplantados revelan y desnudaninternas que aparecen una y otra vez, re-piquetean festivamente y a veces (dema-siadas), se tornan ominosas y fascistas.Tucumanos, salteños, santiagueños, juje-ños, todos tienen algo que decirse, salado,ingenioso, divertido, pero siempre limítro-fe, sinuosamente limítrofe con la exclu-sión, con el venteo de las ideas acerca delo que les vienen a sacar porque unosusan los hospitales de otros, o las univer-sidades de otros o, simplemente, la tran-quilidad de otros.Familiar, muy familiar. Fortunato Ramos, acompañado por un

grupo de muchachitos muy jóvenes, ofre-ce en un restaurante para turistas y en Hu-mahuaca, un corto número de música yrecitado. Fortunato Ramos cubre su cuer-po con un poncho que no impide ver quesu inmaculada camisa azul tiene el cuellogastado hasta la decoloración y su mangaizquierda algún agujero indómito.En los relatos de guías (y anexos a guía)

aparecen cultivos, geografía, historia, comi-das, música. En esos relatos, los SeñoresFeudales, propietarios de vidas y destinos,sólo son impulsores de un inconstatable de-

Argentina originaria.Genocidios, saqueos y resistenciasDarío Aranda

Política & MiseriaRaúl Zibechi

MU. Punto de Encuentro. Hipólito Yrigoyen 1440. Más info: en www.lavaca.org

¿Y Julio López?

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¿Y Luciano?

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