Moral Crisitana y Guerra Antisubversiva

11

Click here to load reader

Transcript of Moral Crisitana y Guerra Antisubversiva

Page 1: Moral Crisitana y Guerra Antisubversiva

MORAL CRISTIANA Y GUERRA ANTISUBVERSIVA-1 - Enseñanzas de un capellán castrense + Padre Alberto I. Ezcurra

MORAL CRISTIANA Y GUERRA ANTISUBVERSIVA

EL DIRECTOR:Este año he tenido la suerte de poder leer y ser autorizado para poder reproducirlo en mi hoja:”www. cristiandadypatria.blogspot.com “ un librito valioso por la verdad que encierra. Se trata :MORAL CRISTIANA Y GUERRA ANTISUBVERSIVA “ del recordado Padre Alberto I. Ezcurra.-Enseñanzas de un capellán castrense- De la Editorial Santiago Apóstol.

Dedicado a Nuestra Señora de la Merced, Generala del Ejército .A todos aquellos que combatieron lealmente a la subversión marxista y hoy sufren persecución por esa causa .A todos ellos que ofrendaron su vida desinteresadamente para que no flameara la bandera roja en nuestra Patria. A todos ellos que, aun hoy, dan Testimonio de la verdadComenzamos por un Estudio Preliminar de mi amigo Antonio Caponnetto.

LA VOZ VERDADERA DE LA IGLESIA.El 29 de septiembre de 2006, un calificado haz de sacerdotes y de laicos constituyó en la entrañable provincia mendocina el Centro Padre Alberto Ignacio Ezcurra.Tenía y tiene esta singular iniciativa una propósito loable, cual es definir la obra de tan reconocido patrono, como un modo seguro- dice laDeclaración Inicial-“ de continuar viviendo vuestra vocación de católicos y argentinos “.Poco propenso al género escrito, el Padre Ezcurra dejó el valioso patrimonio de su magisterio asentado informalmente en una diversidad de grabaciones y filmaciones que, aunque el amor de sus discípulos y amigos se encargó bien pronto de hacer circular, no siempre llegó eficazmente a todos los interesados. Era necesaria una tarea algo más sistemática y el Centro de Estudios que lo homenajea con su nombre se dispuso a dar ese paso.Como obra de piedad genuina y de observancia cabal, los miembros de esta naciente agrupación comenzaron entonces a hacer aportes, reuniendo el material y mejorando técnicamente la calidad de los mismos. Fue así que uno de los sacerdotes fundadores del Centro recordó que tenía entre sus papeles un preciado escrito inédito del Padre, utilizado como texto para las clases de Teología Moral en el Seminario de Paraná, cuando de tan inolvidable casa de formación era su principal animador el obispo de la diócesis, Monseñor Adolfo Tortolo.El escrito original se titula De bello gerendo- literalmente De la conducción de la guerra- , ocupa algo más de una decena de hojas con abigarrada letra de las antiguas máquinas de escribir, tiene el nombre completo del cura debajo del título, y una escueta y significativa aclaración : “Trabajo realizado a pedido de Monseñor Adolfo Tortolo, con ocasión de los sucesos guerrilleros del “ 70 “.No

Page 2: Moral Crisitana y Guerra Antisubversiva

MORAL CRISTIANA Y GUERRA ANTISUBVERSIVA-2 - Enseñanzas de un capellán castrense + Padre Alberto I. Ezcurra

consta la fecha, pero algunas referencias muy concret6as del texto permiten suponer que fue concluido entre los finales de 1974 y el comienzo de 1975. Gobernaba el país el peronismo, la Iglesia Paulo VI, y ya se sabía en Tucumán operaban ejércitos irregulares. Sendas referencias quedan señaladas en el original, y por ellas, insistimos, es fácil colegir la fecha aunque no se haya hecho explícitamente .Por si otro dato fuera formalmente necesario para ubicar este escrito, recordemos que Monseñor Tortolo era entonces Vicario Castrense. Que haya acudido al Padre Alberto para tan delicada dilucidación, prueba su seriedad doctrinal, su celo por la verdad y la voluntad firme de mover soldados hacia el recto obrar.Si consideradas en sí mismas poseen estas páginas una indiscutible validez, el paso del tiempo y las actuales circunstancias le han conferido un valor enorme. Expliquemos por qué.La Iglesia ha sido puesta en el banquillo de los acusados por sus peores enemigos. Liberales y marxistas en sostener que, durante aquellos difíciles años de la lucha contra la guerrilla, la Jerarquía calló, cohonestando así, de algún modo, las conductas ilegítimas que habrían cometido las Fuerzas Armadas .La repuesta de la acusada Jerarquía fue tan frágil cuanto penosa. Pues consistió, por un lado, en recordar sus documentos a favor de los derechos humanos, emitidos durante la convulsa época, y por otro,, en señalarse como damnificada, reivindicando un martirologio ” católico “ compuesto por personajes de inequívoca filiación o conexión terrorista.Si al responder con el recuerdo de textos pro derechohumanistas centraba la cuestión exactamente donde no debía hacerlo, esto es, en el núcleo de la mitología enemiga, convalidándola indirectamente: al atribuirse como victimas propias o como testigos eclesiales a quienes habían sido cómplices de la escalada subversiva, pidiendo incluso beatificación para ellos, sembraba la confusión y potenciaba el engaño hasta límites dolorosísimos por el escándalo que comporta.En efecto, ¿ qué clase de Iglesia es ésta que, para defenderse de las acusaciones de haber estado asociada a la lucha contra la Revolución Comunista, rehabilita el tener caídos o ideólogos del bando de la misma, los homenajea efusivamente y los reclama en los altares y en el santoral ?¿ Qué clase de pastores son éstos que para levantar el cargo de la complicidad con la represión castrense, aducen haber izado la misma bandera de los derechos humanos que enarbolaron como divisa basal de su ficción ideológica las recuas subversivas ?¿ Qué clase de coherencias, en suma, pueden exhibir los obispos que hoy no trepidan en contemporizar en los montoneros y erpianos devenidos en funcionarios públicos, como no vacilaron ayer en incumplir el deber irrenunciable que tenían de hablarles claros a los hombres de armas, sea para que no delinquieran ni pecaran, o para que combatieran con cristianos criterios e irrenunciables bríos ? ¿ Qué confianza pueden inspirarnos estos funcionarios eclesiales llenos de movimientos dúplices, medrosos, acomodaticios y heterodoxos ?.

Page 3: Moral Crisitana y Guerra Antisubversiva

MORAL CRISTIANA Y GUERRA ANTISUBVERSIVA-3 - Enseñanzas de un capellán castrense + Padre Alberto I. Ezcurra

No; no ha salido airosa del banquillo esta irreconocible Iglesia .Acusada por los protervos de “ ser la dictadura “, cuando debió serlo si aquella hubiera existido y en aras del bien común de la Patria, sólo atina a sacarse el incómodo sayo de encima del peor modo posible: reduciendo su naturaleza salvífica a un internismo de derechas e izquierdas, en que los exponentes de la primera habrían sido culpables y las segundas. proféticasvoces demandantes de sacros derechos del hombre.Por eso ha abandonado a su suerte a los capellanes militares ultrajados y presos mediante falsías inauditas. Por eso niega todo reconocimiento de beatificación martirial a Jordán Bruno Genta y Carlos Alberto Sacheri , mas anda pronta en canonizar a Angelelli; Pironio, Mujica, los palotinos, las monjas francesas o cuanto socio del marxismo encuentre en su alrededor .Por eso no puede contarse con ella para honrar públicamente la memoria de los caídos en el combate contra los rojos, pero concede entrevistas e información reservada a vulgares posesos como Olga Wornat u Horacio Verbitsky, para que en sus respectivos libelos puedan vejar a mansalva a la catolicidad toda que, en su vileza y miopía, juzgan acremente. Por eso, en suma, y ya en tiempos recientes, pudo hablar de la “ hombrías de bien “ de un pastor degenerado que sembró el sacrilegio en Santiago del Estero, como abandonar a su suerte al Ordinario Castrense que se atrevió a recordar la vigencia de la maldición evangélica para los escandalizadores de la niñez. El sodomita, claro, servía a los interesas de la izquierda; el otro, en cambio, con la vara del mundo, se lo juzgó “ dederechas “.Pero si este viene siendo el comportamiento de la “ Iglesia de la publicidad “ como la llamara el Padre Menvielle, existió y existe la verdadera Iglesia. La que en razón de su Doctrina Social bimilenaria, ya en tiempos del Proceso, y aún antes, entiéndase bien, condenó y repudió por igual aGelbard o a Santucho, a Firmenich y a Martinez de Hoz, por valernos de emblemas conocidos para ser claros. La iglesia semper idem, a la que tanto le resulta adversaria la intrínseca perversidad marxista como la pestífera acción del liberalismo. O entrando en tema, a la que tanto le repugna el partisanismo comunista como la guerra sucia de los generales, y paralelamente entonces, tanto sufrió el procedimiento inmoral de la desaparición de guerrilleros, como exaltó y aún celebra a los héroes de nuestras Fuerzas Armadas y de Seguridad que cayeron gloriosamente combatiendo por Dios y por la Patria, en legítima contienda contra la criminalidad de la guerra revolucionaria.A ésta, a la verdadera y única Iglesia Católica, Apostólica Romana, pertenecía el Padre Alberto Ezcurra. Por eso, cuando su obispo le pidió que llevara lumbre a los soldados argentinos que estaba en plena y justiciera batalla, respondió con este escrito breve pero medular, en que refulge la moral genuina con sus principios inmutables y su casuística prudencial. De bello gerendo lo tituló, buscando seguramente un parentesco semántico con el famoso tratado de Vitoria. De lo que es honesto y adecuado, necesario e impostergable de hacer en la guerra. De lo que no puede ni debe hacerse si no quiere perderse el alma, amén de la justicia en la conflagración misma.

Page 4: Moral Crisitana y Guerra Antisubversiva

MORAL CRISTIANA Y GUERRA ANTISUBVERSIVA-4 - Enseñanzas de un capellán castrense + Padre Alberto I. Ezcurra

MORAL CRISTIANA Y GUERRA ANTISUBERSIVA. Por el P. ALBERTO. I. EZCURRA. 2da parte del estudio preliminar de Antonio Caponnetto El Director.Lo que contiene este tratado lo verá el lector muy pronto, cuando abandone nuestro prólogo .Pero permítasenos subrayar por anticipado algunos conceptos, no sólo al modo de tributo a la inteligencia de su autor y de su superior jerárquico que supo encomendarle la tarea, sino en desagravio a la Iglesia, a la que pertenecemos y amamos con todas nuestras fuerzas. Por que es tan grande el odio que se ha lanzado contra ella, tanta la furia, la difamación y la calumnia; tanta ignorancia maliciosa y la insolencia diabólica, que un rotundo mentís se impone a tanta versión amañada sobre las relaciones entre Catolicismo y las Fuerzas Armadas, a propósito de la confrontación con el terrorismo. Aquí están estas páginas para testimoniarloOtro y muy distinto hubiera sido el curso de la historia; otra y muy diferente nuestra situación, si el magisterio de este capellán de guerreros que fue Ezcurra- y que no es otro que el de la Catolicidad- hubiera prevalecido, y se hubiera escuchado y aplicado a lo largo de la contienda. Casos conocimos- y no es recurso retórico la invocación que hacemos- de otros tantos miembros del clero castrense que se quejaban de la indefinición de la Jerarquía, existiendo una clara e inequívoca doctrina que presentar a los soldados. Como casos conocimos de miembros de nuestras Fuerzas Armadas que, por lo mismo del carácter católico práctico de sus vidas, tuvieron que padecer las indicaciones maquiavélicas de sus superiores. Ni unas ni otras cúpulas quisieron echar mano de la doctrina tradicional que compatibiliza y resuelve la licitud de una guerra con la moral cristiana. Los consejos torvos de las embajadas extranjeras pudieron más que la Cátedra de Pedro.El Padre Ezcurra,,en cambio, empieza por recordar los principios. Que hay una guerra justa, y que de acuerdo con la tipificación tradicional de la misma, la guerra contra la Revolución Marxista lo es, cabalmente hablando. Mas por lo mismo ha de saberse que “ una vez estallada la guerra ,no por eso todo es lícito entre los beligerantes “. Los medios deben ser proporcionados a los fines, y en ningún caso el fin justifica los medios. Pensar y obrar lo contrario es coincidir con el enemigo, pues “ conforme a la moral marxista todos los medios son aceptables “. Cierto es que esto coloca en desventaja operativa a la propia tropa, pero le permite conquistar una ventaja moral y espiritual que, a la postre, le resultará invalorable. Por aquello que predicara Rafael Sánchez Mazas : “ Tú no nos elegiste Señor, para que fuéramos delincuentes contra delincuentes sino soldados ejemplares, custodios de valores augustos, números ordenados de una guardia puesta a servir con amor y con valentía la suprema defensa de una patria .Esta ley moral es nuestra fuerza. Con ella venceremos dos veces al enemigo, porque acabaremos por destruir no sólo su potencia sino su odio “.¡ Cómo mudarían los hechos si los protagonistas castrenses de la liza, hoy pudieran repetir, sin excepción, estas señeras palabras del falangista español !

Page 5: Moral Crisitana y Guerra Antisubversiva

MORAL CRISTIANA Y GUERRA ANTISUBVERSIVA-5 - Enseñanzas de un capellán castrense + Padre Alberto I. Ezcurra

Se recuerda en segundo lugar, que la Guerra Revolucionaria, por definición inherente, es a la vez civil e internacional. Lo primero por su medio de desarrollo, lo segundo por su conducción ,implicancias, orígenes y móviles .De modo que nadie debe llamarse a engaño respecto a la dimensión de la misma, sea reduciéndola a “ una cuestión policial ”, como decía el último Perón supuestamente distanciado de la guerrilla que él mismo había alentado criminalmente; sea circunscribiéndola a una disensión interna entre fracciones, fraternalmente reconocibles en última instancia. Nada de eso. La Argentina no fue blanco de un ataque organizado por cuatro pillos sin tacha, como diría Chesterton, sino por lo menos de tres Estados terroristas ,perfectamente sincronizados y planificados para justificar la embestida. Quienes habiendo nacido en nuestra tierra se alistaron en esta agresión monstruosa contra la patria, fueron agentes nativos alzados contra la misma .Traidores y felones, que no hermanos o compañeros infiltrados, son los adjetivos que cuadran para calificarlos en sensata lingüística.En tercer lugar y por lo antedicho- enseña el Padre Alberto Ezcurra- no pueden los marxistas aducir, como entonces y ahora, que su insurrecció0n era válida dado el estado de opresión en que se vivía y la necesidad de alzarse en armas para defender la Nación. Y no por que no sea válida la doctrina de la resistencia bélica al mal ,ni porque el mal enorme no existiera entonces corroyendo los perfiles esenciales de la nacionalidad, sino porque el marxismo era el problema, no la solución: el virus a combatir y a desterrar, no la fuerza regeneradora. De allí las claras palabras del autor: “Si de algún modo las condiciones presentes justificaren un hecho revolucionario, no sería precisamente el proveniente del campo marxista .Más bien al contrario : la carencia de autoridad, el caos y el desorden, la corrupción a todos los niveles, la ineficacia y la debilidad para enfrentar la subversión marxista, podrían legitimar a quienes quisieran restablecer un orden justo y enérgico “. Certero diagnóstico de la ominosa situación vivida otrora,, en aquel primer lustro de la década del setenta, y el deseo inocultable de la que siempre anheló desde los días de su militancia juvenil : la Revolución Nacionalista. Por eso se lo vio al Padre Ezcurra muy cerca de aquellos soldados que protagonizaron la esperanza trunca y fugaz delOperativo Cóndor Azul ,pero muy lejos y ajeno en todo al golpe liberal del 24 de marzo de 1976.En cuarto lugar, arguye el cura, “ en el estado de violencia que constituye la guerra, la ley moral conserva todos sus derechos, y sus preceptos continúan rigiendo todos los actos de los beligerantes “. Vale decir que “ el justo beligerante puede utilizar todos los medios de coacción que no sean intrínsecamente inmorales, a condición de que su empleo no constituya una crueldad inútil “. No se le escapa que dichas prescripciones éticas ni son planteadas ni mucho menos cumplidas por “ el terrorismo [que] reclama los mismos honores del soldado sin incurrir en las mismas obligaciones “. Tampoco que, al sustraerse voluntariamente de toda eticidad, los guerrilleros quedan convertidos en “ simples homicidas “. Pero aúnasí , “ esto no significa que sea lícito el uso de cualquier medio para combatirlos : y estas es una de las

Page 6: Moral Crisitana y Guerra Antisubversiva

MORAL CRISTIANA Y GUERRA ANTISUBVERSIVA-6 - Enseñanzas de un capellán castrense + Padre Alberto I. Ezcurra

desventajas de hecho que afectan a los miembros de las FF.AA., regulares en su lucha contra la subversión: verse obligados a respetar leyes de juego que el adversario no respeta. Por ello hay que tener cuidado de no ampliar, ficticia e innecesariamente, el campo de estas leyes, con el riesgo de colocar en situación de inferioridad física y moral al que combate en una guerra justa “.Nótese el valor de las distinciones trazadas- fruto del hábito escolástico-,y nótese igualmente la aplicabilidad de las mismas. Pongamos al respecto el ejemplo que nadie quiere poner. La regla universal es inequívoca :no le era legítimo a un soldado católico y argentino valerse de la tortura, fuera como método de instrucción procesal, como ejercicio del sadismo para afianzar el poder o como venganza y represalia. No le era legítimo, aunque los guerrilleros practicasen tamañas aberraciones , y a quienes de este modo no lo entendieron todo repudio moral les cabe sin atenuantes .La iglesia que – a pesar de la ignorancia extrema de quienes la agre den- contó con santos como San Juan de Capistrano, o con Pontífices como Clemente V, partidarios y artífices categóricos de la abolición de toda tortura ,estaba allí con su Magisterio para condenar tales conductas pecaminosas. Pero si se daba el caso de una gravísima amenaza al bien común, si tal bien común amenazado no podía defenderse de otro modo, si se habían agotado todos los recursos, y era realmente imprescindible la aplicación de un castigo físico, entonces, no estaba frente a una “ crueldadinútil “ y por lo tanto detestable, sino ante el caso de extrema necesidad, que prudentemente resuelto pudiera quedar justificado. Reprochar ese caso-previo reconocimiento fidedigno de las condiciones y circunstancias que enumeramos- hubiera sido, como dice el Padre Ezcurra, “ ampliar, ficticia e innecesariamente el campo de estas leyes [inmorales ],con el riesgo de colocar en situación de inferioridad física y moral al que combate en una guerra justa “..

MORAL CRISTIANA Y GUERRA ANTISUBVERSIVA. Por el PADRE ALBERTO I. EZCURRA. 3ra parte del estudio preliminar de ANTONIO APONNETO. El Director.Una vez más hemos de sostenerlo : no se escuchó esta pedagogía, ni en las jefaturas castrenses ni eclesiales, ni se controló su estricto cumplimiento .El resultado no sólo fue el abuso y el desconcierto, en el pasado, sino que ahora, nada menos que la canalla marxista en pleno- sobre cuyas testas vesánicas pesa un genocidio real de cien millones de personas- se permite llamar torturadores, a los soldados, indistinta y universalmente considerados, como si fuera lo mismo la comisión imperdonable de actos de salvajismo que esos casos de extrema necesidad que hemos comentado. Como si fuera lo mismo el gratuito festival sangriento de los yanquis con los prisioneros irakíes, que el inevitable apremio físico al terrorista capturado, de cuya confesión urgente

Page 7: Moral Crisitana y Guerra Antisubversiva

MORAL CRISTIANA Y GUERRA ANTISUBVERSIVA-7 - Enseñanzas de un capellán castrense + Padre Alberto I. Ezcurra

depende la vida de una muchedumbre de inocentes. Deliberadamente no se quiso ni se quiere distinguir, para que una culpa paralizante y degradante complete el proceso totalizador de la destrucción de las fuerzas armadas.En quinto lugar, sostiene, el Padre Ezcurra,” es lícito dar muerte a los guerrilleros en combate “ y aún aplicar la pena de muerte a los prisioneros que se encuentren culpables”. También será lícito ejecutar sanciones “ contra la propiedad y la libertad de los que colaboran con la guerrilla “, y todo ello sobre todo, “ si las represalias son susceptibles de lograr que el adversario respete nuevamente las normas legales “que han sido violado a mansalva. Pero “ a pesar de esto jamás será lícito replicar a los actos intrínsecamente criminales del adversario con crímenes de naturaleza similar”Norma que se comenta sola y disipa cualquier convalidación moral de procedimientos indebidos, como por ejemplo, el de las desapariciones de los guerrilleros. Pero norma que hubiera requerido a si mismo, advierte el Padre, superar “ la insuficiencia de la legislación represiva “ hasta comprender que “ la represión debe alcanzar en forma particular a los promotores de la subversión, verdaderos autores formales de todos los crímenes y desórdenes que de ellos deriven , aunque no hayan participado materialmente en su comisión “. Porque “ mientras las leyes y la conducción política de la nación actúen, concientemente o no, como cómplices de las guerras revolucionarias y aseguren la impunidad de los delincuentes, no podrá evitarse que quienes arriesgan su vida en los frentes militares de combate, o sucumben en las emboscadas del terrorismo, se sientan abandonados o traicionados, intenten hacer justicia por propia cuenta y subsanar con acciones particulares la debilidad de la justicia por propia cuenta y subsanar con acciones particulares la debilidad de la justicia y la complicidad de los políticos”.Póngase especial atención en los párrafos precedentes. Cuando un liberal como Florencio Varela- cuya hombría de bien nos place subrayar- se topó con los Reglamentos Militares , es curiosamente escamoteados, que legalizaban hasta la minucia todos a que los actos bélicos por cuyo cumplimiento serían después encarcelados y difamados los combatientes de las Fuerzas Armadas, su satisfacción fue plena y no era para menos. Para quien tiene el derecho positivo como norma, aquel hallazgo obligaba- obliga- a dejar ya mismo en libertad a los jefes castrenses, y hasta reparar las múltiples afrentas que con pertinacia maligna se les ha infligido. Si hubiera un resto ínfimo en las justicia argentina, la sola referencia a esta legislación obligaría a la subversión gobernante a deponer sus cacerías contra los que combatieron a la guerrilla .Esto es cierto y debe ser reiterado.Pero cuando un católico como el Padre Ezcurra se encuentra con la ley positiva vigente, tiene en cambio, y debe tener, otra reacción. Preguntarse sobre todo si ella es concordante con el Derecho Natural y el Decálogo; si es independientemente de lo que regula y estipula a la luz de normativas vigentes, guarda armonía con la recta conciencia moral y con la voz de Dios que en ella retumba.

Page 8: Moral Crisitana y Guerra Antisubversiva

MORAL CRISTIANA Y GUERRA ANTISUBVERSIVA-8 - Enseñanzas de un capellán castrense + Padre Alberto I. Ezcurra

Por eso dice Ezcurra que “ la legislación represiva vigente “ era insuficiente y peligrosa. Porque si de su espíritu no se seguían necesariamente los principios inmutables de la moral cristiana, de su letra surgían indicaciones aptas para doblegar a los agentes físicos de la subversión pero no a sus “ profetas “, que “ ocupan alegremente cátedras universitarias, espacios televisivos o columnas de la prensa periódica “. Con una estrechez de miras cuyos efectos nocivos aún estamos padeciendo, aquella legislación privilegiaba la captura y el castigo de los operadores revolucionarios, así fueran de segunda o tercera línea, pero permitía una suicida libertad de acción a los investigadores, inspiradores y artífices intelectuales, así fueran de primerísimo nivel. Luego, estos culpables impunes, ocuparían los más altos cargos del poder político.No se le escapaba al Padre Ezcurra el daño irreparable de esta insuficiente legislación ,manifestación que era de una cortedad mental y moral para conducir la guerra justa. Y señaló con insistencia, entre esos daños, el hecho de que nuestros soldados intentaran “ hacer justicia por propia cuenta y subsanar con acciones particulares la debilidad de la justicia y la complicidad de los políticos “. Reitera el concepto párrafos después para mayor abundancia: “ La debilidad de las autoridades hace que los combatientes se sientan con las manos atadas y puede conducirlos con facilidad a tomar el combate por su cuenta, y buscar en la ilegalidad los medios que su propio Estado le niega “.Efectivamente sucedió de este modo. Por eso hemos dicho en otro lugar- a propósito de lo que llamamos Diez Olvidos – que no hubo un terrorismo de Estado sino una cobardía de Estado; del Estado liberal concretamente, incapaz de hacer responsable- con nombres y apellidos al pie de las sentencias- de las sanciones penales públicas más drásticas, perfectamente aplicables en tiempo de guerra, no sólo contra el agresor físico, sino ante todo contra los autores intelectuales.Desprotegidos por un Estado permisivo y aún cómplice- piénsese, por ejemplo en las amistosísimas relaciones mantenidas con la Unión Soviética, tanto en la tercera presidencia de Perón como durante el Proceso – sobrevino el “ hacer justicia por propia cuenta “ y el “ buscar en la ilegalidad los medios que el propio Estado niega “. Conductas ambas que expresamente desacredita y lamenta el Padre Alberto Ezcurra, hablando por la auténtica moral cristiana. Pero conductas ambas que, con un cinismo exasperante, se vienen repudiando unilateralmente hasta hoy. Como si el único mal fuera la ilegalidad en la que actuaron los soldados, y no la legalidad que le permitió a los terroristas marxistas ocupar la presidencia de la nación y cuanto cargo se le antoje.La sexta y última enseñanza de estas páginas que queremos resaltar prologándolas, es aquella dirigida especifica mente “ a los hombres de Iglesia “, para que eviten dos conductas funestas. Una , la de servir a los fines de la Revolución Comunista, ya que el marxismo tiene previsto que la Iglesia juegue un papel en su estrategia envolvente y sinuosa. Otra, la de desalentar o deslegitimizar la guerra justa con argumentos pacifistas o sofismas mezquinos.

Page 9: Moral Crisitana y Guerra Antisubversiva

MORAL CRISTIANA Y GUERRA ANTISUBVERSIVA-9 - Enseñanzas de un capellán castrense + Padre Alberto I. Ezcurra

Entre estos últimos insiste con toda razón y premonición el Padre Ezcurra, en refutar aquello de que “ toda violencia es mala “, que la “ violencia de arriba engendra la violencia de abajo ”. o de que “ el móvil político es un atenuante de la acción delictiva “Un preciso texto de San Agustín, traído a colación oportunísimamente, sintetiza la réplica necesaria : “ El que asesina no considera lo que desgarra, el que cura considera lo que corta. Uno quiere quitar la vida, el otro la gangrena. Los impíos han matado los profetas. También los profetas mataron los impíos. Los judíos azotaron a Cristo, Cristo también azotó a los judíos. Los Apóstoles fueron entregados por los hombres al poder de los malvados. Pero también los Apóstoles entregaron algunos hombres al poder de Satanás “. Por consiguiente- y hechas todas las salvedades que han quedado amputadas- no puede paralizarse ni condenarse en nombre del catolicismo la acción punitiva de las Fuerzas Armadas contra la revolución Marxista. No puede descalificársela por antievangélica, ni cuestionársela por “ violencia”,puesto que la violencia no es mala per se sino en orden al fin que se aplique.El curerio progresista se desgañita proclamando que “ la violencia no es cristiana ni evangélica “, pero no sólo se niega a distinguir entre aplicación justiciera de la fuerza y simple belicismo homicida, sino que pretende atemperar los crímenes de la guerrilla aduciendo las presuntas motivaciones políticas que habrían impulsado a sus fautores.Como si no fueran también motivaciones políticas- esto es, vinculadas al Bien Común- las que hubieran justificado el despliegue de las Fuerzas Armadas para acabar con la . invasión terroristas. “ Es cierto, al fin, precisa el Padre Ezcurra, que no basta con la fuerza para eliminar la guerrilla. Es necesario un ideal positivo, la lucha constructiva, la eliminación de la corrupción y de las injusticias.”.He aquí un valioso corolario que debió retenerse y ponerse en práctica .Porque bien estaba la lucha ardiente y limpia en el terreno de las armas, pero mejor estaba que la victoria obtenida al precio de tanta sangre se completara con un ideario restaurador de la argentinidad, con un programa que contuviera la consigna clásica del omnia instaurare in Christo. No hubo nada de eso. Por el contrario, los responsables de la conducción bélica contra el poder marxista, después de años y de fracasos y rendiciones, acabaron cediéndole el gobierno al abogado de Santucho. La “ democracia eficiente, moderna y estable “ con la que estúpidamente soñaban, quedó garantizada. La ruina de la Argentina también.

MORAL CRISTIANA Y GUERRA ANTISUBVERSIVA

Page 10: Moral Crisitana y Guerra Antisubversiva

MORAL CRISTIANA Y GUERRA ANTISUBVERSIVA-10 - Enseñanzas de un capellán castrense + Padre Alberto I. Ezcurra

Por el PADRE ALBERTO I. EZCURRA.4TA PARTE Y FINAL DEL ESTUDIO PRELIMINAR DE ANTONIO CAPONNETTO. EL Director. SÍ , si, no , no.Al tiempo de cerrar estas líneas, el panorama de las confusiones y de mentiras, de iniquidades y de injusticias cometidas en relación con nuestro tema, no pueden ser mayor. Creemos que el hecho de dar prolija cuenta de las mismas desde hace tantos años- mediante el artículo o la clase, la conferencia o el libro- nos eximen ahora de pormenorizar la cuestión. Sólo apuntamos aquí un nuevo dolor que nos lacera más que los antiguos, porque son sus causantes, ya no los enemigos abiertos y frontales, sino aquellos que deberían ser los primeros esclarecidos.No nos referimos a los Pastores, ha cuya abdicación y pusilanimidad nos hemos tenido que acostumbrar, tristemente; sino a los que se agrupan y reúnen para honrar el recuerdo de los caídos en aquella gesta contra la Revolución Marxista; a los que se agrupan y reúnen para defender a los que padecen la cárcel y el oprobio de haber valientemente combatido; a los que se agrupan y reúnen con el propósito de revisar y limpiar el pasado reciente. Si cualquier elogio a la bondad de sus intenciones es poco, si cualquier ponderación a la benevolencia de sus corazones es insuficiente, si cualquier reconocimiento a su caridad y tesón es escaso, también será equitativo marcar alguna vez su falta de criterio político, su ignorancia doctrinal, su desconocimiento histórico, su endebles argumentista, su contemporarización con personajes o instituciones de nefastos antecedentes, y hasta su incapacidad para expresarse en el idioma puro y ordenado. El liberalismo ha hecho estragos en casi todos ellos. Otrosí el populismo y la deletérea prédica de un cristianismo ghandiano,.irenista, democrático y reconciliador de opuestos. Toda esta derecha gorila , por un lado, y toda esa llamada derecha peronista , por otro , que parecen haberse quedado formalmente con la reivindicación de la guerra justa, no son sino un nuevo golpe a la verdad de los hechos, al significado genuino de los mismos y a la memoria de los muertos.Por eso celebramos la aparición de este ensayo. Porque puede suscitar en las inteligencias un renovado descubrimiento de lo real, un distinción y jerarquización de las ideas, un criterio moral cristiano, un apego por la verdad católica y argentina, un rechazo abierto a las falacias y a los enjuagues. Y sobre todo, porque puede despertar en las mentes y en los corazones de quienes no estén rendidos, el deseo vehemente de proseguir la guerra. Declararla concluida es perderla dos veces. Anhelar su prosecución y su victoria definitiva es la única actitud digna que corresponde hoy.De allí que enhorabuena concluya el Padre Alberto Ezcurra su estupendo análisis recordando un texto clásico de honda significación. Es aquel en que un centurión romano le escribe a otro narrándole, con orgullo épico, las inmejorables razones por las cuales dieron lo mejor de sí para pelear por la

Page 11: Moral Crisitana y Guerra Antisubversiva

MORAL CRISTIANA Y GUERRA ANTISUBVERSIVA-11 - Enseñanzas de un capellán castrense + Padre Alberto I. Ezcurra

divinidad y por la tierra entrañable. Lo mejor de sí en plena juventud, sin ahorrar sacrificios, desvelos, sufrimientos, privaciones y pesares.Por he aquí que un aciago día se entera de que “ florece la traición “, de que la epopeya es tergiversada, la gallardía ofendida, el heroísmo ridiculizado, y los muchos perversos “ vilipendian nuestra acción “.La última esperanza de que la especie sea falsa y pasajera lo sostiene. Pero de ser cierto lo que llega a sus oídos, de ser cierto que en Roma se consiente tamaña iniquidad, una sola y rápida promesa profieren sus labios : “ ¡ Cuidado con la cólera de las legiones !” . Cuidado decimos nosotros junto al centurión, con dar por sepultados al escudo y a la lanza, al corcel que supo brioso y al brazo que dibujó en el aire los signos de la Cruz.Fue el Duque de Rivas quien escribió una larga pieza poética titulada El Aniversario.Suponía en ella el desdichado caso de la ciudad de la ciudad de Badajoz ,en la cual, en cierta ocasión, y como consecuencia de sus miserias y luchas políticas, se habían olvidado sus dirigentes de homenajear su principal fasto patrio. Ocurrió entonces “ que los conquistadores denodados, que a Badajoz ganaron para Cristo, salieron con los suyos de las tumbas, a adorar a Dios Vivo “. Llenóseo la Catedral de esqueletos “ con sus armas y los más altos distintivos, ya que sus descendientes infernales los tienen en el olvido “. Un simple pero hidalgo sacerdote les celebró la misa a aquellos gloriosos espectros. En recompensa “ de su fervor al premio “, el Señor le concedió la muerte y el cielo al mismo instante.Que aprendan la lección los artífices de nuestra derrota, sean obispos, generales o los siniestros gobernantes. Seguiremos rezándole a Dios por la patria cautiva. Seguiremos batallando por su rescate y reconquista. Seguiremos honrando a los centuriones y aplaudiendo su cólera. Y cuando no estemos nosotros, volverán los muertos por sus fueros, porque los muertos mandan . Y ese día, sabrán los ateos, loa apátridas, los inmorales todos, porqué en la Escrituras la espada es un remolino de fuego que todo lo purifica, lo restaura y lo lava.

ANTONIO CAPONNETTO.Buenos Aires, Semana Santa de 2007.