Monterroso, Dos cuentos

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  • 8/18/2019 Monterroso, Dos cuentos

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    El eclipse[Cuento. Texto completo.]

    Augusto Monterroso

  • 8/18/2019 Monterroso, Dos cuentos

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    Cuando fray Bartolomé Arrazola se sintió perdido aceptó que ya nadapodría salvarlo. La selva poderosa de Guatemala lo había apresadoimplacable y de!nitiva. Ante su i"norancia topo"r#!ca se sentó contranquilidad a esperar la muerte. $uiso morir allí sin nin"una

    esperanza aislado con el pensamiento !%o en la &spa'a distanteparticularmente en el convento de los Abro%os donde Carlos $uintocondescendiera una vez a ba%ar de su eminencia para decirle quecon!aba en el celo reli"ioso de su labor redentora.

    Al despertar se encontró rodeado por un "rupo de indí"enas de rostroimpasible que se disponían a sacri!carlo ante un altar un altar que aBartolomé le pareció como el lecho en que descansaría al !n de sustemores de su destino de sí mismo.

     (res a'os en el país le habían conferido un mediano dominio de las

    len"uas nativas. )ntentó al"o. *i%o al"unas palabras que fueroncomprendidas.

    &ntonces +oreció en él una idea que tuvo por di"na de su talento y desu cultura universal y de su arduo conocimiento de Aristóteles. ,ecordóque para ese día se esperaba un eclipse total de sol. - dispuso en lom#s íntimo valerse de aquel conocimiento para en"a'ar a susopresores y salvar la vida.

    /i me mat#is les di%o puedo hacer que el sol se oscurezca en su altura.

    Los indí"enas lo miraron !%amente y Bartolomé sorprendió laincredulidad en sus o%os. 0io que se produ%o un peque'o conse%o yesperó con!ado no sin cierto desdén.

    *os horas después el corazón de fray Bartolomé Arrazola chorreaba susan"re vehemente sobre la piedra de los sacri!cios 1brillante ba%o laopaca luz de un sol eclipsado2 mientras uno de los indí"enas recitabasin nin"una in+e3ión de voz sin prisa una por una las in!nitas fechasen que se producirían eclipses solares y lunares que los astrónomos dela comunidad maya habían previsto y anotado en sus códices sin lavaliosa ayuda de Aristóteles.

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    Pigmalión

    Au"usto 4onterroso

    &n la anti"ua Grecia e3istió hace mucho tiempo un poeta llamado 5i"malión

    que se dedicaba a construir estatuas tan perfectas que solo les faltaba hablar.

    6na vez terminadas él les ense'aba muchas de las cosas que sabía7

    literatura en "eneral poesía en particular un poco de política otro poco de

    m8sica y en !n al"o de hacer bromas y chistes y salir adelante en cualquier

    conversación.

    Cuando el poeta %uz"aba que ya estaban preparadas las contemplaba

    satisfecho durante unos minutos y como quien no quiere la cosa sin

    orden#rselo ni nada las hacía hablar.

    *esde ese instante las estatuas se vestían y se iban a la calle y en la calle o

    en la casa hablaban sin parar de cuanto hay.

    &l poeta se complacía en su obra y las de%aba hacer y cuando venían visitas

    se callaba discretamente 1lo cual le servía de alivio2 mientras su estatua

    entretenía a todos a veces a costa del poeta mismo con las anécdotas m#s

    "raciosas.

    Lo bueno era que lle"aba un momento en que las estatuas como suele

    suceder se creían me%ores que su creador y comenzaban a maldecir de él.

    *iscurrían que si ya sabían hablar ahora solo les faltaba volar y empezaban

    a hacer ensayos con toda clase de alas inclusive las de cera despresti"iadas

    hacía poco en una aventura infortunada.

    &n ocasiones realizaban un verdadero esfuerzo se ponían ro%as y lo"raban

    elevarse dos o tres centímetros altura que por supuesto las mareaba pues

    no estaban hechas para ella.

    Al"unas arrepentidas desistían de esto y volvían a conformarse con poder

    hablar y marear a los dem#s.

    9tras tercas persistían en su af#n y los "rie"os que pasaban por allí las

    ima"inaban locas al verlas dar continuamente aquellos saltitos que ellas

    consideraban vuelo.

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    9tras m#s concluían que el poeta era el causante de todos sus males

    saltaran o simplemente hablaran y trataban de sacarle los o%os.

    A veces el poeta se cansaba les daba una patada en el culo y ellas caían en

    forma de peque'os trozos de m#rmol.