Monográfico centenario "Semana trágica" de 1909 - Solidaridad Obrera

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 socialistas. En el Congreso re- gional celebrado en 1908 asis- tieron 122 sociedades obreras representando a 24.000 afilia- dos. Las condiciones en las que vivía el obrero habían empeora- do, el aumento del costo de la vi- da había generado grandes bol- sas de pobreza y el hambre em- pezaba a causar estragos entre los niños. Se daban las condicio- nes para un levantamiento y se esperaba el momento propicio. Los anarquistas desde finales de siglo se organizaban sobretodo en grupos de afinidad, de los viejos internacionalistas algunos habían muerto y otros habían emigrado o ya no estaban en pri- mera línea. Había excepciones como el caso de Anselmo Loren- zo recuperado por Ferrer y Guardia para la Escuela Moder- na, la cual innovaba pedagógi- camente y ponía en peligro la educación religiosa que hasta entonces monopolizaba la Igle- sia. Desde 1898, con la perdida de Cuba y Filipinas, la población había digerido un sentimiento antimilitarista, sobretodo en los sectores radicales obreros, de haber sido utilizada como «car- ne de cañón». El antimilitarismo había arraigado en los sectores más concienciados de la clase obrera, lo demuestra la publicación de la obra el «Manual del soldado», que rápidamente fue secuestrado por las autoridades, así como los innumerables artículos antimilitaristas en la prensa libertaria. Ahora no se sabía que oscuros intereses ocultaba esta nueva guerra, se tenía la convic- ción de que ésta no afectaba «a los intereses de la nación, sino a la de algunos capitalistas, dueños de determinadas empresas mineras en Marruecos» y además el ejército, con exce- so de oficiales, necesitaba subir escalafones. España se encontraba entonces en plena gue-    L   a    S   e   m   a   n   a    T   r    á   g    i   c   a La «Revolución de julio de 1909» nombre con que los traba- jadores identificaron aquellos hechos, se desarrolló funda- mentalmente en Barcelona ciudad entre el 20 y 30 de julio. La denominación de «Semana Trágica» bautizado así por la bur- guesía, ha quedado en la memoria histórica y aceptada para no ser confundido con la «Revolución de julio de 1936». Fue una de las ocasiones en que los trabajadores, la clase obrera, tuvo la posibilidad de cambiar el rumbo de la historia. Carles Sanz Diversas son las causas que dieron origen al proceso revolu- cionario de la Semana Trágica, por un lado las económicas, que tienen que ver con las condicio- nes de vida del obrero, las anti- militaristas con una larga tradi- ción desde la Iª República y, las anticlericales. La interrelación entre ellas es difícil de analizar y la cuestión es bastante comple-  ja. Los historiadores se pregun- tan porque la protesta antimilita- rista y el odio hacia la iglesia pri- maron sobre el intento de revolu- ción social, lo evidente es que los protagonistas de la insurrec- ción fueron los trabajadores. El recuerdo de la represión y de las torturas infligidas a cien- tos de obreros en el llamado «Proceso de Montjuïc» a partir de 1896 habían dejado una pro- funda huella y un gran sentimien- to de venganza entre la clase obrera radical y más comprome- tida. Los anarquistas son los que habían sufrido está represión te- rrorífica. Pero en las elecciones de 1901 fueron los republicanos quienes «desenterraron el re- cuerdo de las torturas». La huelga general de febrero de 1902, convocada por los metalúrgicos, aunque fracasó significó después un punto de partida para el nacimiento del anarcosindica- lismo catalán y de su influencia sobretodo en la clase obrera barcelonesa. Lo que si quedó claro es que la unidad era la apuesta para lo- grar mejoras sociales. Se difunde entonces entre los obreros la idea de la «huelga general revolucionaria», de moda en el país vecino. Mientras tanto había nacido un nuevo diario obrero financiado por Ferrer i Guardia, «La Huelga General». También desde 1902 se ha- bían multiplicado las bombas y los atentados, MONOGRÁFICO Centenario SEMANA TRÁGICA el más sonado fue el sufrido por el cardenal Casañas el 24 de diciembre de 1905. A partir de entonces se realizan diferentes intentos con la intención de reconstituir la Fe- deración Local barcelonesa. La demagogia del partido radical de Lerroux se resintió a raíz de unas muestras de solidaridad con huelguistas de Bilbao en 1906, la desconfianza, al menos entre los obreros conscientes, tomaba cuerpo. Se inicia la campaña contra Solidaridat Cata- lana y un año más tarde se crea Solidaridad Obrera, una confederación de sociedades obreras donde todavía convivían anarquistas y Manifestación anticlerical en protesta contra las medidas gubernamentales sobre la cuestión religiosa Vista parcial de Barcelona, desde la montaña de Montjuïc, el miércoles de la Semana Trágica

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socialistas. En el Congreso re-gional celebrado en 1908 asis-tieron 122 sociedades obreras

representando a 24.000 afilia-dos.

Las condiciones en las quevivía el obrero habían empeora-do, el aumento del costo de la vi-da había generado grandes bol-sas de pobreza y el hambre em-pezaba a causar estragos entrelos niños. Se daban las condicio-nes para un levantamiento y seesperaba el momento propicio.Los anarquistas desde finales desiglo se organizaban sobretodoen grupos de afinidad, de losviejos internacionalistas algunoshabían muerto y otros habíanemigrado o ya no estaban en pri-mera línea. Había excepcionescomo el caso de Anselmo Loren-

zo recuperado por Ferrer yGuardia para la Escuela Moder-na, la cual innovaba pedagógi-camente y ponía en peligro laeducación religiosa que hastaentonces monopolizaba la Igle-sia.

Desde 1898, con la perdida deCuba y Filipinas, la poblaciónhabía digerido un sentimientoantimilitarista, sobretodo en lossectores radicales obreros, dehaber sido utilizada como «car-ne de cañón». El antimilitarismohabía arraigado en los sectoresmás concienciados de la clase

obrera, lo demuestra la publicación de la obrael «Manual del soldado», que rápidamente fuesecuestrado por las autoridades, así como los

innumerables artículos antimilitaristas en laprensa libertaria.

Ahora no se sabía que oscuros interesesocultaba esta nueva guerra, se tenía la convic-ción de que ésta no afectaba «a los interesesde la nación, sino a la de algunos capitalistas,dueños de determinadas empresas minerasen Marruecos» y además el ejército, con exce-so de oficiales, necesitaba subir escalafones.España se encontraba entonces en plena gue-

   L  a

   S  e  m

  a  n  a   T  r

   á  g   i  c  a

La «Revolución de julio de 1909» nombre con que los traba-jadores identificaron aquellos hechos, se desarrolló funda-mentalmente en Barcelona ciudad entre el 20 y 30 de julio. Ladenominación de «Semana Trágica» bautizado así por la bur-

guesía, ha quedado en la memoria histórica y aceptada para noser confundido con la «Revolución de julio de 1936». Fue unade las ocasiones en que los trabajadores, la clase obrera, tuvola posibilidad de cambiar el rumbo de la historia.

✑ Carles Sanz 

Diversas son las causas quedieron origen al proceso revolu-cionario de la Semana Trágica,por un lado las económicas, quetienen que ver con las condicio-nes de vida del obrero, las anti-militaristas con una larga tradi-ción desde la Iª República y, lasanticlericales. La interrelaciónentre ellas es difícil de analizar yla cuestión es bastante comple-

  ja. Los historiadores se pregun-tan porque la protesta antimilita-rista y el odio hacia la iglesia pri-maron sobre el intento de revolu-ción social, lo evidente es quelos protagonistas de la insurrec-

ción fueron los trabajadores.El recuerdo de la represión y

de las torturas infligidas a cien-tos de obreros en el llamado«Proceso de Montjuïc» a partirde 1896 habían dejado una pro-funda huella y un gran sentimien-to de venganza entre la claseobrera radical y más comprome-tida. Los anarquistas son los quehabían sufrido está represión te-rrorífica. Pero en las eleccionesde 1901 fueron los republicanosquienes «desenterraron el re-cuerdo de las torturas».

La huelga general de febrerode 1902, convocada por los metalúrgicos,aunque fracasó significó después un punto departida para el nacimiento del anarcosindica-

lismo catalán y de su influencia sobretodo enla clase obrera barcelonesa. Lo que si quedóclaro es que la unidad era la apuesta para lo-grar mejoras sociales. Se difunde entoncesentre los obreros la idea de la «huelga generalrevolucionaria», de moda en el país vecino.Mientras tanto había nacido un nuevo diarioobrero financiado por Ferrer i Guardia, «LaHuelga General». También desde 1902 se ha-bían multiplicado las bombas y los atentados,

MONOGRÁFICO Centenario SEMANA TRÁGICA

el más sonado fue el sufrido por el cardenalCasañas el 24 de diciembre de 1905.

A partir de entonces se realizan diferentes

intentos con la intención de reconstituir la Fe-deración Local barcelonesa. La demagogia delpartido radical de Lerroux se resintió a raíz deunas muestras de solidaridad con huelguistasde Bilbao en 1906, la desconfianza, al menosentre los obreros conscientes, tomaba cuerpo.Se inicia la campaña contra Solidaridat Cata-lana y un año más tarde se crea SolidaridadObrera, una confederación de sociedadesobreras donde todavía convivían anarquistas y

Manifestación anticlerical enprotesta contra las medidas

gubernamentales sobrela cuestión religiosa

Vista parcial de Barcelona, desde la montaña de Montjuïc, el miércoles de la Semana Trágica

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rra colonial en Marruecos, el ejército habíamovilizado a más de 20.000 reservistas enCatalunya, pertenecientes al sector urba-no más deprimido, la mayoría con hijos ofamiliares que mantener. Está movilizaciónde los reservistas fue lo que provocó la in-tensificación de la campaña antimilitarista,antes, en 1904, en el Congreso Antimilita-rista el anarquismo se planteó seriamente

una acción organizada.Respecto al anticlericalismo, existía unalarga tradición en Catalunya, ésta no ibacontra la religión o la institución en sí, sinocontra el clero, que había aumentado con-siderablemente en los últimos años enBarcelona y además disfrutaba de privile-gios jurídicos y fiscales. Las ordenes reli-giosas habían monopolizado trabajos acosta de los obreros, de hecho ganabandinero con gran facilidad en los trabajosque antes realizaban los obreros sin su in-termediación. Todo ello aumentó el odiode clase que fue explotado sobretodo por los republica-nos radicales, a la cabeza de los cuales se situaba el po-lítico Alejandro Lerroux, incitando a las masas a la suble-vación contra el clero.

La propia patronal a través del Fomento del TrabajoNacional afirmaba que las órdenes religiosas controla-

ban un tercio del capital en España. La relación del cleromisionero en Marruecos ligado a la explotación de lasminas, es decir, el clero junto al capitalista explotadordel obrero fue otra de las causas de ese odio al clero.Respecto a las escuelas, molestaba al obrero el hechode que el clero obtuviese un beneficio económico conellas, pero, aún más, se consideraba la existencia de co-legios religiosos como un obstáculo para el desarrollo deun sistema escolar neutral y gratuito. La destrucción delas instituciones de enseñanza fue el objetivo principalde la quema de edificios religiosos, aunque también elrealizado a las ordenes contemplativas se debió a la cu-riosidad por saber como era la vida dentro del claustro,ya que pensaban que eran ricas y buscaban posibles te-soros escondidos.

Los hechos, como ya hemos indicado anteriormente,comenzaron con la movilización de los reservistas queprovocó una campaña antibélica muy bien llevada porlos anarquistas a partir del 11 de julio. El domingo 18 de

La quema de conventos es uno de los he-chos más significativos que tuvieron lugar du-rante la Semana Trágica, detallamos a conti-nuación algunas de ellas junto con algunasacciones revolucionarias: barricadas, asaltos

a cuarteles, ataques a co-misarías, etc. El primerincendio se produce en elcolegio de los escolapios,en la calle San AntonioAbad (12), en pleno Dis-

trito V, hoy conocido como Raval, vincu lado ala causa carlista y que en la educación recibíagenerosas subvenciones del Estado. Des-pués se quema San Pau del Camp (29), en lacalle San Pablo, emblemática iglesia románi-ca enclavada en una de las zonas más degra-dadas de la ciudad, desde allí la gente se diri-gió a un convento cercano, el de las monjas

 jerónimas.

Enfrente de las Escuelas Pías se encontra-ba el Real Monasterio de San Mateo de lasmonjas jerónimas de clausura (32), estas te-nían fama de acumular mucho dinero. Fue in-cendiada la iglesia, el convento y una casamientras las monjas buscaban refugio en ca-sas particulares. Sobre las dos de la tarde seinició el asalto al convento-escuela de las reli-giosas franciscanas de la Inmaculada Con-cepción, en la calle Blasco de Garay del Pue-blo Seco (15), los mismos prendieron fuegotambién a otros tres edificios: la iglesia parro-quial de Santa Madrona tanto la Vieja (41) co-mo la Nueva (42), esta última en la calle Ta-piolas y una escuela pequeña regentada por

los hermanos de las Escuelas Cristianas, enel número 4 de la calle Blay (14).

Al mismo tiempo otro grupo importante devecinos incendiaba el convento de las herma-nitas de la Asunción, también en la calle Ta-piolas (59), Ante la ausencia de fuerzas delorden este grupo se dirigió después hacia lazona industrial del Paralelo donde incendia-

ron un asilo en la calle Aldana (61) y la escue-la de las esclavas del Sagrado Corazón en lacalle Grasses (10). Por la tarde de ese sába-do solo fue incendiado un convento en el ba-rrio de la Universidad (67).

La quema de conventos y escuelas religio-sas en los barrios de Paralelo, Atarazanas yPueblo Seco se llevó a cabo rápidamente, encuestión de hora y media se incendiaron sieteescuelas católicas, instituciones benéficas eiglesias parroquiales. En todos los casos fue-ron vecinos de esos mismos barrios en dondeel sentimiento anticlerical, respecto a la edu-cación católica, se fundía con la explotaciónde las monjas a las madres obreras y los asi-lados en labores de costura, enriqueciéndosey al mismo tiempo perjudicando a los peque-ños comerciantes.

Con respecto a Pueblo Nuevo se empezóincendiando la iglesia parroquial de Santa Mªdel Taulat (44), en la calle Marià Aguiló, des-pués la multitud se dirigió a la escuela (16),las monjas como en todos los sitios fueronrespetadas, no así dos sacerdotes descu-biertos en su escondite al intentar derribar unmuro. Fueron apedreados durante toda latarde y el anciano párroco murió por asfixiade humo, su cuerpo fue arrastrado por la ca-lle y profanado. Llegó un momento en que elincendiarismo se había convertido en espec-táculo obviando la acción principal: la revuel-ta armada.

En Pueblo Nuevo se empezó atacando

también a las comisarías lo que provocó la re-tirada de la policía, en otras barriadas obrerashabía ocurrido lo mismo por lo que guardiasciviles y soldados quedaban como garantesdel orden. Antes de que llegaran estos se em-pezaron a construir las barricadas. En Clot-San Martín se construyó una gran barricadaen la calle Mayor, de paso se incendió la igle-sia de Sant Martí de Provençals (39). Los in-

tentos de volar un puente por donde pasabael ferrocarril fracasaron.

En Sant Gervasi, distrito de lujosas propie-dades que no fueron atacadas, también el an-ticlericalismo fue el objetivo, en concreto laresidencia de los padres franciscanos, en lacalle Santaló (38), dos frailes intentaron huircon el dinero en metálico, se les dio el alto pe-ro siguieron corriendo muriendo uno de ellos,fue el tercer religioso que murió en toda la se-mana.

El incidente decisivo ocurrió en Gracia don-de los vecinos dispararon contra los soldadosy sin desvíos anticlericales la rebelión armadaiba dirigida a luchar contra los militares. Lasbarricadas fueron ejecutadas cuidadosamen-te, empezando por Mayor de Gracia, la Tra-vesera y en Torrent de l’Olla desde donde secombatía con gritos a la República. Primerose aisló a los guardias civiles, los cuales tu-vieron que refugiarse en una fábrica de elec-tricidad, salvados por los militares, se entablóuna verdadera batalla desde las barricadasmuriendo un obrero y con decenas de heri-dos.

Por la tarde, y mientras los políticos discu-tían en el Ayuntamiento (68), 3.000 personasen la Plaza San Jaume esperaban, en un am-biente revolucionario, la proclamación de laRepública. Los políticos aplazaron la sesiónen un intento de ganar tiempo, los obreros sedispersaron después de estar esperando ho-ras delante del Ayuntamiento, se había perdi-

do una oportunidad de oro. Pero la noche trá-gica continuó y se siguió quemando conven-tos e iglesias durante toda la noche. Su ver-dadero fin era la destrucción del sistemacatólico de enseñanza. Se habían prendidofuego ya a unas veintitrés iglesias y conven-tos en el centro de la ciudad, donde se con-centraban las pocas tropas del general San-tiago. En los suburbios carentes de militares o

guardias civiles podían quemar lo que les vi-niera en gana, pero solo se atacaron ochoconventos en cinco suburbios.

El miércoles 28 de julio en una ciudad de500.000 habitantes unas 30.000 personas seencontraban luchando en las calles y en lasbarricadas. El general Santiago seguía defen-diendo que solo se trataba «de una alteracióndel orden público», esta ausencia de autori-dad proporcionaba nuevos bríos para la revo-lución. En Atarazanas hubo fuertes enfrenta-mientos en las barricadas lo que se saldó connuevos muertos, se producía también dosnuevos incendios de escuelas. El asalto alcuartel de los Veteranos de la Libertad, en lacalle Sadurní (75), donde sobresalió el corajede algunas mujeres, fue el hecho más signifi-cativo.

En el Clot y en San Andrés se libraban tam-bién fuertes enfrentamientos en las barrica-das apoyados por francotiradores desde lasazoteas, en el primero la lucha armada contralos guardias civiles duró casi todo el día,mientras tanto se incendiaron dos importan-tes instituciones clericales el asilo de las Hijasde la Caridad de San Vicente de Paúl (63) y elpatronato obrero dirigido por los jesuitas, ca-lle Valencia esquina con carretera de Ribas(51). En San Andrés la rebelión alcanzó unaconfiguración más noble que en el centro dela ciudad. Los disparos que salieron de la re-sidencia de los maristas, de la calle las Mon-

  jas (55), encendieron los ánimos y se luchófuertemente desde las barricadas frente a los

cuarteles de la guardia civil, esa noche y debi-do a la llegada de un escuadrón de caballeríase restauró el orden. Al día siguiente por lanoche el convento y la iglesia de los maristasquedaron arrasados por un incendio.

Durante el resto de la semana la lucha ar-mada se fue diluyendo poco a poco, el desen-canto entre los combatientes era cada vez

Los números entreparéntesis remitena su localizaciónen el plano adjunto

QUEMA DE CONVENTOS, BARRICADAS Y OTRAS ACCIONES REVOLUCIONARIAS

MONOGRAFICO Centenario SEMANA TRÁGICA

 julio la Federación Local de Terrassa orga-nizó un mitin con intervenciones de socia-listas y anarquistas y con asistencia deunos seis mil trabajadores, donde se de-nunció no solo la intervención militar enMarruecos, llamada también la guerra delos banqueros, sino también la pasividadde los partidos republicanos.

La responsabilidad de la huelga no fue

asumida por Solidaridad Obrera, al menosde manera directa, ya que algunos desta-cados líderes participaron muy activamen-te en las calles, a pesar de eso el mismo26 fue clausurado por las autoridades mili-tares. Entonces se formó un Comité deHuelga que asumió la dirección y coordina-ción de las acciones, entre otros estabaformado por el socialista Fabra Ribas y porel anarquista Francisco Miranda, este últi-mo de elevada reputación entre los traba-

 jadores. Pronto el control se les fue de lasmanos, de un paro general contra la guerra

se había pasado a un movimiento de carácter revolucio-nario. Grupos de obreros trataron de extender la protes-ta a toda España pero otros, impacientes, se opusieron,dando cabida a la acción individual por encima de la co-lectiva.

De todas formas está vez quedó claro, como indica

Xavier Cuadrat, que la finalidad era la «emancipacióneconómica de los trabajadores y la sustitución del régi-men capitalista por un régimen social fundado sobre labase racional del trabajo por la solidaridad humana»,asimismo se declaró partidaria de la acción directa.Respecto a su afiliación es difícil concretar un número,por José Prat sabemos que poco antes de la SemanaTrágica contaba con 15.000 afiliados, por el contrario laUGT tenía únicamente 469 lo que indicaba que su in-fluencia en Catalunya era insignificante.

Los huelguistas salieron desde diversas entidades:centros obreros, sindicatos, escuelas laicas, centros ex-cursionistas, esperantistas y cooperativas. Una de lascaracterísticas de la revuelta fue su espontaneidad perosobre todo su capacidad de autoorganizarse, sin planifi-cación y sin dirección única, es decir sin lideres, levan-tando barricadas y en donde, como indica Dolors Marin,«se establecen redes de solidaridad, evasión, canje dearmas, propaganda, es un proletariado acostumbrado a

Barricada en lacalle Hospital de

Barcelona

Iglesia de las monjas Jerónimas

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ocupar las calles en lucha por lasocho horas y un aumento de sala-rio».

Los anarquistas seguían animan-do a los reservistas para impedir suembarque hacia Marruecos, pero almismo tiempo incitaban al pueblo aatacar las comisarías. El Comité deHuelga se diluye entre dos tenden-

cias, por un lado los republicanosque solo buscan proclamar la Repú-blica y por otro los anarquistas, dis-puestos a la ruptura y a proclamar larevolución social. Los obreros inten-taron primero ocupar las fábricas pe-ro estaban cerradas a causa dellock-out proclamado por la patronal.

La protesta inicial se convirtió enun movimiento insurrecional, no soloen Barcelona sino también en distin-tas ciudades de Catalunya como Sa-badell, Terrassa, Badalona, Mataró,Granollers, Sitges, etc. A la mañanasiguiente martes empezaron a levantarse las barricadas,«de huelga general se pasó a una revuelta popular» yde una protesta antibélica se pasó a la quema de lasiglesias. La revolución tomó otro rumbo, de antimilitaris-ta a anticlerical.

La huelga se había ido extendiendo a todos los barriosde la ciudad, asaltando y quemando las casetas de im-puestos y apoderándose de los fusiles de los guardias.Después se asaltan comisarías y se queman sus archi-vos. Multitud de gente se va concentrando en las calles.De pronto y de manera espontánea surge una columnade humo, se había quemado la primera iglesia, el con-vento de las Jerónimas y a su lado el colegio de los Es-colapios, la gente aplaude esta acción. En unas cuantashoras nuevas columnas de humo se alzan en distintospuntos de la ciudad, al día siguiente habían ardido se-tenta edificios religiosos.

La ausencia de autoridad, la deslealtad de las tropas deguarnición y la negativa de guardias de seguridad y poli-cías a disparar contra el pueblo llevó al entusiasmo de lasgentes durante el martes y el miércoles, este último día larevuelta empezó a decaer, tanto en los combates comoen los incendios. En todo caso el jueves llegaron tropasde refuerzo que acabaron con los distintos focos de la in-

mayor, no obstante aún el viernes continuabala lucha en Horta y hubo todavía tiempo dequemar la iglesia parroquial (37). El sábado, elgeneral Santiago lanzó a las tropas pero sinarmas en un intento de tranquilizar el ambien-te. Algunos desordenes en San Andrés y Hor-ta, algunas escuelas religiosas quemadas y unincidente en la residencia de los paules en elEixample (57), que se saldó con varios muer-tos y heridos, fue el final de la refriega. Poco apoco se fue volviendo a la normalidad.

El domingo grupos de mujeres, que habíantenido un protagonismo inusual en las barrica-das, pedían la libertad de los detenidos pero elfervor revolucionario se había apagado. Lospatronos pagaron a los obreros el jornal de lasemana como si nada hubiera pasado. La re-presión que vino a continuación no se limitóúnicamente a los detenidos sino que fueronclausuradas escuelas laicas y sociedadesobreras. Las garantías suspendidas no se rea-nudaron hasta finales de setiembre.

Carles SANZ 

BIBLIOGRAFIA BASICA

CUADRAT, Xavier. «Socialismo y anarquis-mo en Cataluña (1899-1911). Los orígenes dela CNT» Ediciones de la Revista de Trabajo,Madrid 1976

ROMERO-MAURA, Joaquín. «La Rosa defuego. El obrerismo barcelonés de 1899 a1909» Alianza Universidad, Madrid 1989

ULLMAN, J. Connelly. «La Semana Trági-ca» Ariel, Barcelona 1972

MARIN, Dolors. «La semana trágica. Barce-lona en llamas, la revuelta popular y la EscuelaModerna», La Esfera de los Libros, Barcelona2009

COMAPOSADA, José. «La Revolución deBarcelona (Semana Trágica, 1909)», Barcelo-na 1910, reproducido por Etcétera en la Colec-ción Mínima nº 6 «Mapa de la ciudad de Barcelona confeccionado por J. Connelly Ullman en su libro La Semana Trágica, pág. 614»

MONOGRAFICO Centenario SEMANA TRÁGICA

surrección. El viernes prácticamentese había acabado todo.

Hubo respeto contra los elementosreaccionarios del clero, si hubo algúnmuerto lo fue por accidente. El asaltoa las armerías solo lo fue con la in-tención de coger fusiles para lucharpor la revolución. Los saqueos a losconventos se realizaron por elemen-

tos ajenos a los revolucionarios, laciudad estuvo durante varios días enmanos del pueblo y aquellos pudie-ron campar a sus anchas sin ser mo-lestados. La detención y fusilamientode Ferrer y Guardia es el final de lareacción clerical, había que parar lalibertad educativa y el laicismo.

Se había pasado de una huelgageneral a una revolución donde laquema de centros religiosos teniapor objetivo destruir la propiedad, esdecir la riqueza del clero. La repre-sión posterior se cebó nuevamente

entre la clase obrera, el castillo de Montjuïc y la cárcelModelo volvieron a abrir sus puertas. Los centros y socie-dades obreras fueron clausuradas y las escuelas racio-nalistas cerradas. Murieron 119 personas de las cuales103 eran revolucionarios y tan solo tres del clero. Heridos

hubo casi 500 y detenidos 1725, de los cuales 900 fueronencarcelados con 17 condenas a muerte y cinco de ellosejecutados, uno el maestro racionalista Ferrer y Guardia,el cual fue acusado como el principal responsable de larevuelta, sin pruebas consistentes y con un proceso judi-cial rapidísimo fue condenado a muerte y fusilado el 13de octubre. No obstante, la estadística más impresionan-te fueron las 500 barricadas levantadas por toda la ciu-dad y, sobretodo, la sensación de que en aquellos días laciudad había estado en manos del pueblo.

El resultado de encarcelamientos y exilios implicó unadesafiliación importante en los sindicatos de SolidaridadObrera, se pasó de unos 15.000 a 4.418 después de laSemana Trágica. El congreso previsto para finales de1909 tuvo que ser pospuesto durante un año, de no ser así la CNT se hubiera fundado un año antes, pero la memoriade ese hecho quedó grabada para siempre y serviría paraintentarlo una y otra vez, así en otro julio pero de 1936 sellevó a cabo la tan deseada revolución social.

Las tropas militares patrullan las calles de Barcelona

Custodia del ejércitoante un colegiode los escolapios

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4 MONOGRAFICO Centenario SEMANA TRÁGICA

✑ Ferran Aisa 

Francisco Ferrer y Guardia habíanacido en Alella (Barcelona) el año1859 en el seno de una familia de

campesinos aposentados, católicos ymonárquicos. Recibió una educacióntradicional, pero en su juventud se re-

beló contra el orden establecido y pa-só a militar a las filas del republicanis-mo, haciéndose masón y librepensa-

dor. Trabajo de diversos oficios hastaque entró de revisor en la CompañíaFerroviaria Barcelona-Portbou. En los

años ochenta del siglo XIX participóen las revueltas republicanas encabe-

zadas por el general Villacampa y elpolítico Ruiz Zorrilla. El fracaso del in-tento republicano le llevó a su primer

exilio a Francia, donde haría de profe-

sor en el Lycée Condorcet de París y,a la vez, publicando el método de es-

tudio L’Espagnol Practique . Su pasopor Francia fue fundamental para eldesarrollo de su pensamiento pedagó-

gico que se nutría de las lecturas deRousseau, Pestalozzi, Bakunin, Ro-bin, Reclus... Estando en París se se-

paró de su mujer Teresa, con la quehabía tenido tres hijas, Sol, Trini yPaz. Ferrer mantendrá relaciones con

la joven maestra Leopoldine Bonnard,que la dará un hijo, Riego. También

establecerá amistad con una de susalumnas, Ernestine Meunié, que, trassu prematura muerte, dejará su heren-

cia a Ferrer para que funde una es-

cuela. Ferrer, de vuelta a Barcelona,pondrá en práctica el modelo de la Es-

cuela Moderna. Esta escuela recogíalas experiencias libertarias sobre laeducación, así como el pensamiento

de autores como Fourier y Owen, sinolvidarse de la instrucción integralpropuesta por la Primera Internacio-

nal, el espíritu de las escuelas laicas yla idea pacifista de la escuela YasnaiaPoliana de Tolstoi. El proyecto de Fe-

rrer encontrará promotores dispuestosa financiarlo, tanto en los medios li-

brepensadores como en los liberta-rios, entre ellos, Cristobal de Litrán,Odón de Buen, Josep Salas Antón,

Anselmo Lorenzo, Cels Gomis, JoséNakens i Eudald Canibell. La Escuela

Moderna será inaugurada el 8 de oc-tubre de 1901 en la calle Bailén deBarcelona, entre los colaboradores deFerrer encontramos a Josep Casaso-

la, Albà Rosell, el Dr. Martínez Var-gas, Mateu Morral, Soledad Villafran-ca, Clementina Jacquinet i Leopoldine

Bonnard. Ferrer y Guardia presenta elprograma de la nueva escuela: «Lamisión de la Escuela Moderna consis-

te en hacer que los niños y las niñasque se le confíen lleguen a ser perso-nas instruidas, verídicas, justas y li-

bres de todo prejuicio. Para ello susti-tuirá el estudio dogmático por el razo-

nado de las ciencias naturales. Excita-rá, desarrollará y dirigirá las aptitudes

propias de cada alumno, a fin que conla totalidad del propio valer individual,no sólo sea un miembro útil a la socie-dad, sino que, como consecuencia,

eleve proporcionalmente el valor de lacolectividad. Enseñará los verdaderosdeberes sociales, de conformidad con

la justa máxima: No hay deberes sin 

Ferrer y Guardia y la Escuela Modernaderechos; no hay derechos sin debe- res ». El proyecto innovador de la Es-

cuela Moderna se fundamentaba enlos diez puntos siguientes: 1) Coedu-cación de sexos. 2) Coeducación declases sociales. 3) Higiene, tanto de la

escuela como del alumno. 4) Contactohabitual con la naturaleza. 5) Educa-ción a través del juego. 6) Practica de

trabajos manuales. 7) Laicismo, an-tiautoritarismo y antimilitarismo. 8) Es-tudio de las ciencias, la astronomía, la

filosofía y la historia. 9) Responsabili-dad compartida de alumnos, tutores ymaestros. 10) Ni premios, ni castigos.

La Escuela Moderna disponía de unBoletín donde escribías alumnos, ma-

estros i pedagogos. Ferrer tambiéncreó una Editorial para publicar carti-llas escolares adecuadas a la filosofía

de la Escuela Moderna, así como li-bros de divulgación destinados a todoel público y, sobre todo, a los asisten-

tes de las conferencias dominicales.La Escuela Moderna que había nacidocon anhelos de libertad i con la pre-

tensión de implantarla desde la infan-cia, chocó irremediablemente con el

status quo vigente y con el poder de la

Iglesia que no veía con buenos ojosque la escuela de Ferrer empezase aextenderse fuera de su primitiva aula

y se creasen de nuevas tanto en Cata-luña como en otras ciudades españo-

las. Por tanto no es extraño que a laprimera de cambio, dígase bomba deMorral contra el rey el día de su boda,

acabase con la primera detención deFerrer y el cierre definitiva de la es-cuela en 1906. Un año más tarde Fe-

rrer, desde la cárcel Modelo de Ma-drid, escribía: «La Escuela Modernapretende combatir cuantos prejuicios

dificulten la emancipación total del in-dividuo, y para ello adopta el raciona-lismo humanitario, que consiste en in-

culcar a la infancia el afán de conocerel origen de todas las injusticias socia-les para que, con su reconocimiento,

pueda luego combatirlas y oponerse aellas. La enseñanza racionalista ycientífica de la Escuela Moderna ha

de abarcar, como se ve, el estudio decuanto sea favorable a la libertad del

individuo y a la armonía de la colectivi-

dad mediante un régimen de paz,amor y bienestar para todos sin distin-

ción de clases ni de sexo». Ferrer yGuardia pagaría con su vida la osadíade haber creado una Escuela que

contraria a los pilares que sostiene elestado burgués y capitalista. Ferrer,después de los hechos de la Semana

Trágica de julio de 1909, fue detenidoy convertido en el cabeza de turco delmovimiento antimilitar i anticlerical.

Juzgado severamente por lo militarserá condenado a muerte y ejecutadoel 13 de octubre de 1909 en uno de

los fosos del Castillo de Montjuïc. Pe-ro su obra pedagógica quedó en pie y

en el corazón de los libertarios que, a

pesar de los pesares, crearon nuevaescuelas tanto en España como en

muchos lugares del mundo. Una can-ción anónima de los años treinta reco-gía el espíritu de Ferrer: «A la torre de

Montjuïc / hi ha una bandera negra / amb unes lletres que diuen: / Viscal’Escola Moderna!».

Francisco Ferrery Guardia, esposado,

durante un trasladode la guardia civil

Portada delsuplemento

dominicalitaliano«La Domenicadel Corriere», deoctubre de 1909

Primer aniversario del fusilamiento de Francisco Ferrer y Guardia en Barcelona.