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MIEDO ESCENICO DURANTE LAS EXPOSICIONES
Introducción
1. EMOCIONES Y SENTIMIENTOS
1.1. Concepto y diferencias entre emociones y sentimientos.
1.2. Emociones que predominan en el adolescente.
1.3. Como influyen las emociones antes de realizar una actividad.
2. MIEDO ESCENICO DURANTE LAS EXPOSICIONES
2.1. Concepto de miedo, pánico y fobia.
2.2. Factores asociados al miedo escénico en las exposiciones.
2.3. Síntomas del miedo escénico en las exposiciones.
2.4. Sugerencias de cómo controlar el miedo escénico.
3. Conclusiones
Referencia
1. EMOCIONES Y SENTIMIENTOS
1.1. Concepto y diferencias entre emociones y sentimientos
Sentimientos sensoriales se originan en virtud de las estimulaciones de los órganos
sensoriales. Tales estimulaciones pueden provenir del ambiente o del interior del
cuerpo. Por ejemplo, los sentimientos de placer pueden ser el resultado de escuchar la
hermosa melodía de una flauta. Se dan también sentimientos sensoriales internos de
bienestar (positivos) y de malestar (negativos).
Emociones son procesos y estados afectivos complejos que tienen su origen en las
situaciones que una persona afronta en la vida. Se manifiestan en sentimientos
subjetivos: tristeza, alegría, temor, etc. Las emociones pueden ser causadas por
estimulaciones dolorosas, frustraciones, conflictos o por la desaparición de la tensión.
Palabras como “te perdono, mi vida” pueden producir alivio en una emoción, que se
puede manifestar ya sea en forma de risa o de llanto.
En otro lugar se define emoción como un estado afectivo de perturbación que nace de
una situación psicológica. Aun cuando ordinariamente se supone que las
perturbaciones son algo desagradable, existen emociones positivas de gozo, de risa,
éxtasis, etc., que son en realidad estados emocionales agudamente desorganizados. El
concepto de emoción se aplica no solamente a la explosión o malestar inmediato que
se siente y que se observa, sino también a los estados mentales persistentes, tales
como la ansiedad, hostilidad, amor, humillación y cosas semejantes.
Los sentimientos de actividad están vinculados con los sentimientos de interés o
desinterés. Por ejemplo; puede ser que a uno le guste jugar tenis y que de hecho esté
dispuesto a jugar una partida a cualquier hora, pero si alguien le sugiere navegar a las
primeras horas de la mañana, no tendrá interés, porque no le gusta mojarse o
enfriarse o porque no tiene ninguna habilidad para la navegación. Hablamos de esto
como de una aversión a alguna cosa mientras que lo contrario se describiría como un
estado apetitivo (“Ella siente una atracción fantástica por esquiar”). Los sentimientos
de actividad incluyen también el impulso hacia la acción, motivados por estados
orgánicos, tales como el hambre, la sed, la necesidad de evacuar, necesidades
sexuales, etc.( André, 2009)
Los sentimientos son procesos afectivos basados en experiencias pasadas: el recuerdo
de lugares, situaciones, personas, etc. Las sensaciones sentimentales las provocan las
palabras, los aromas, las fotografías y otras claves sensoriales que reviven
sentimientos latentes. Uno puede vincular siempre el aroma de su primera cita para
cenar, y que resultó un desastre: volverá a tener el recuerdo de ese perfume.
A lo largo de la historia la utilización de los diversos términos emocionales no ha sido
clara, precisa y delimitada. Según R. Bisquerra: “La emoción puede ser definida como
un estado complejo del organismo caracterizado por una excitación o perturbación
que puede ser fuerte. Son reacciones afectivas, más o menos espontáneas, ante
eventos significativos. Implica una evaluación de la situación para disponerse a la
acción. La duración de una emoción puede ser de algunos segundos a varias horas”.
En cuanto a la definición de sentimiento, uno de los investigadores más reconocidos
sobre las emociones, Richard. S. Lazarus, (1991), sugiere la teoría de incluir
sentimiento en el marco de las emociones, ya que éstas se conciben en sentido muy
amplio, es decir Lazarus considera sentimiento y emoción como conceptos
interrelacionados, en el cual el concepto emoción englobaría al sentimiento. Por ello
Lazarus define sentimiento como la experiencia subjetiva de las emociones. En otras
palabras, la etiqueta que la persona pone a la emoción.
Pongamos un ejemplo: Un ser querido me hace un regalo. La emoción nace de manera
espontánea debido a un estímulo (el regalo), a continuación surge una valoración
primaria o automática de ese estímulo: indiferente, dañino o beneficioso (en este
ejemplo beneficioso). La emoción es aguda y pasa rápida, pero puede convertirse en
sentimiento.
En el momento que tomamos conciencia de las sensaciones (alteraciones) de nuestro
cuerpo al recibir ese estímulo, la emoción se convierte en sentimiento, en el momento
que notamos que nuestro organismo sufre una alteración y somos conscientes de ello,
etiquetamos lo que estamos sintiendo (la emoción) con un sello específico, en este
ejemplo tendríamos un sentimiento de sorpresa, placer, alegría, satisfacción. Aún así
los sentimientos pueden persistir en ausencia de estímulos externos, cuando son
generados por nosotros mismos. Por ello varios autores como Le Doux (1999) definen
sentimiento como emociones voluntarias.
Otra de las diferenciaciones entre sentimiento y emoción la ofrece Frijda et al. (1991),
la cual tiene su fundamento en la diferencia en la duración de cada concepto, ya que la
duración de la emoción es menos duradera que la del sentimiento.
Las emociones, no permanecen ocultas en nuestro interior, son sentimientos que
todas las personas podemos reconocer y expresar, por medio de mímicas, posturas,
movimientos, etc. (Dantzer, 35). Un claro ejemplo es la expresión de las emociones a
través de la danza, por medio de la imaginación creamos imágenes, y gracias a estas
despiertan en nosotros sentimientos y emociones expresadas a través de movimientos
corporales como la danza.
1.2. Emociones que predominan en el adolescente.
El periodo de la adolescencia se caracteriza por un aumento de la emotividad, la
excitación y la tensión nerviosa, generalizadas que acompañan a la emocionabilidad.
Con frecuencia se extienden a situaciones que no tienen relación con su fuente de
origen y afectan intensamente la conducta del individuo en algunas situaciones. Por
ejemplo, el adolescente que sufre la experiencia de un romance cuyo final no es feliz,
se haya nervioso y en tensión, no solo en las situaciones relacionadas con el romance,
sino en las relaciones familiares, sociales y escolares. Algunas de las emociones que
predominan son:
Preocupación : Trabajos escolares, peligros de orden físicos, exámenes y test,
situación económico social, calificaciones, capacidad, problemas escolares.
Disgusto: Gente que hace trampas, insulta, miente, etc.
Frustraciones: Deficiencias biológicas, hábitos inapropiados, motivaciones entre
personas incompatibles, etc.
Ansiedad: Se le denomina ansiedad al estado emocional en el cual el estimulo
perturbador no precede ni acompaña al propio estado, sino que se anticipa al
futuro.
Celos: Se demuestran mediante; sarcasmos, ridículo, llanto, etc.
Curiosidad : Deseo dirigido hacia el conocimiento de las cosas que nos llaman la
atención. La curiosidad puede ser excitada por factores de motivación objetiva
(publicidad) o por factores subjetivos (conflicto con el objeto).
La emotividad es muy importante en el adolescente y es mayor cuando la
persona presenta algunas de estas cuatro clasificaciones:
- Orales; chuparse el pulgar, comerse las uñas, morderse los labios.
- Nasales; meterse los dedos, rascarse o arrugar la nariz.
- Hirsutales; tirarse o retorcerse el cabello, rascarse la cabeza.
- Faciales; tocarse la cara, manosearse la cara o apoyar la cabeza sobre la
mano.
Los factores que predisponen al adolescente a una intensa emotividad son:
Relaciones familiares desfavorables.
Restricciones provocadas por la supervisión paterna.
Obstáculos que impiden que el adolescente actúe como él quiere.
Situaciones en las cuales el individuo se siente inadaptado.
La conducta más seria que la ansiedad espera.
Adaptación a nuevos ambientes.
Adaptación social al sexo opuesto.
Fracasos escolares.
Conflictos con la familia o los amigos.
Problemas vocacionales.
Dudas religiosas.
1.3) Como influyen las emociones antes de realizar una actividad.
La experiencia de varios años en el entrenamiento de personas de todo tipo y
especialmente de artistas, políticos y empresarios, indican que hay cinco elementos
principales que tienden a exacerbar el miedo escénico:
- La novedad (enfrentarse a lo que no conocemos)
- La sorpresa (enfrentarse a algo que no esperábamos tener que enfrentar)
- La intensidad (el grado de importancia que el reto tenga para nosotros)
- El desconocimiento (el grado de ignorancia temática del orador)
- La inexperiencia (la falta de práctica y de vivencias en este aspecto)
Las causas del miedo escénico se han buscado en diferentes escenarios, que van desde
traumas de vidas pasadas, configuración cerebral innata, traumas de la infancia y la
adolescencia, aprendizaje por modelaje, exceso de perfeccionismo, sobreestimación
de la opinión de los demás, etc. Cualquiera que sea la causa o grupos de causas, lo
cierto es que éstas imponen límites a nuestra operatividad, satisfacción, autonomía y
determinación, y nos condicionan a padecer estados de tensión, parálisis, evasión o
confusión claramente improductivos.
La intensidad del miedo suele ser máxima antes del momento de afrontar la situación
tímida, luego llega a disminuirse volviéndose “soluble con la acción”.
Las emociones que influyen antes de la realización de una actividad son:
- Estar nerviosa(o) a que la exposición presentada salga negativamente.
- Estar con la idea de quedarse en blanco durante la exposición.
- No saber responder a las preguntas del público presentado.
- Aumenta la intención interior.
Hay personas que les asusta asistir a reuniones capacitadas sobre el tema, por miedo a
que su conferencia sea inadecuada para el público, evitan las críticas, evitan dialogar o
preguntar sobre las dudas por miedo a quedar mal. De ahí sin duda proceden los
“miedos escénicos invalidantes” (André, 2009).
El miedo escénico durante las exposiciones suelen creer inconscientemente que solo
halla dos posturas posibles en una interacción: Dominar o ser dominado, llevando a
convertir a una persona rígida psicológicamente.
2) MIEDO ESCENICO DURANTE LAS EXPOSICIONES
2.1) Concepto de miedo, pánico y fobia
MIEDO:
El miedo es un mecanismo de alarma y protección imprescindible del ser humano.
Como el dolor, el miedo es un maravilloso invento del organismo para su desarrollo en
el proceso de evolución: ambos son necesarios para la supervivencia y no se puede
prescindir de ellos. Sin embargo, ambos pueden degenerar y convertirse en
enfermedad.
En su evolución, el dolor y el miedo están estrechamente relacionados. Pero el dolor es
más importante y significativo: existen unos conductos nerviosos particulares que se
encargan de la conducción del dolor de forma rápida y efectiva. La defensa y la
supervivencia del organismo dependen de que, a través de las sensaciones de dolor,
recibamos el aviso de la existencia de peligros corporales inmediatos. Es interesante
comprobar que los reflejos de dolor para la protección de nuestro cuerpo son mucho
más rápidos de lo que puede ser nuestro intelecto: por ejemplo, cuando un cuerpo
extraño se acerca a uno de nuestros ojos, reaccionamos instantáneamente con un
reflejo de cerrar los párpados.
Desde la perspectiva de la evolución, el miedo es un complemento y una extensión de
la función del dolor. El miedo debe avisarnos de peligros que, si bien no conciernen
directamente a nuestro cuerpo, es decir, que no nos han ocasionado dolor, pueden ser
una amenaza para la salud o la supervivencia. Cuando, de noche, pasamos por un
callejón oscuro o cuando estamos conduciendo por la autopista con una lluvia muy
intensa, normalmente nos ponemos en una especie de estado de alarma que va
acompañado de un pulso rápido, un estado de alerta de los sentidos y una tensión
emocional que solemos llamar miedo. El resultado es que, en ambas situaciones,
tomamos conciencia del peligro para el cuerpo y la vida, y nos enfrentamos a la
situación en un estado de alerta mucho más intenso. Así como el dolor sólo aparece
cuando un estímulo perjudicial para nosotros entra en contacto directo con nuestro
cuerpo, el miedo nos avisa de que nos estamos acercando a una situación que encierra
un peligro potencial. El dolor y el miedo son mecanismos muy importantes que forman
parte de nuestra vida.
PANICO:
Los síntomas más frecuentes de un ataque de pánico son: Transpiración, palpitaciones,
dolores en el pecho, mareos o vértigos náusea, o problemas estomacales, sofocos o
escalofríos, falta de aire o una sensación de asfixia, hormigueo o entumecimiento
estremecimiento o temblores, sensación de irrealidad, terror, sensación de falta de
control o estarse volviendo loco, temor a morir.
Quienes padecen de trastornos de pánico experimentan sensaciones de terror que les
llegan repentina y repetidamente sin previo aviso. No pueden anticipar cuando les va a
ocurrir un ataque y muchas personas pueden manifestar ansiedad intensa entre cada
uno al preocuparse de cuando y donde les llegará el siguiente. Entre tanto, existe una
continua preocupación de que en cualquier momento se va a presentar otro ataque.
Al menos un 1.6 por ciento de la población padece trastornos de pánico y es más
común en las mujeres que en los hombres. Puede presentarse a cualquier edad, en los
niños o en los ancianos, pero casi siempre comienza en los adultos jóvenes. No todos
los que sufren ataques de pánico terminan teniendo trastornos de pánico; por
ejemplo, muchas personas sufren un ataque y nunca vuelven a tener otro. Sin
embargo, para quienes padecen de trastornos de pánico es importante obtener
tratamiento adecuado. Un trastorno así, si no se atiende, puede resultar en invalidez.
El trastorno de pánico frecuentemente va acompañado de otros problemas tales como
depresión o alcoholismo y puede engendrar fobias, relacionadas con lugares o
situaciones donde los ataques de pánico han ocurrido. Por ejemplo, si usted
experimenta un ataque de pánico mientras usa un ascensor, es posible que llegue a
sentir miedo de subir a los ascensores y posiblemente empiece a evitar usarlos.
Las vidas de algunas personas han llegado a hacerse muy restringidas porque evitan
actividades diarias normales como ir al mercado, manejar un vehículo o, en algunos
casos hasta salir de su casa. O bien, pueden llegar a confrontar una situación que les
causa miedo siempre y cuando vayan acompañadas de su cónyuge o de otra persona
que les merezca confianza. Básicamente, evitan cualquier situación que temen pueda
hacerlas sentirse indefensas si ocurre un ataque de pánico. Hablamos entonces de
agorafobia. La padecen una tercera parte de las personas que sufren de trastornos de
pánico, llegando a tener sus vidas muy restringidas. Sin embargo, un tratamiento
oportuno al trastorno de pánico puede frecuentemente detener el progreso hacia la
agorafobia.
Se han hecho estudios que demuestran que un tratamiento adecuado, un tipo de
psicoterapia llamada terapia cognitivo-conductual, medicamentos o posiblemente una
combinación de ambos, ayuda del 70 al 90 por ciento de las personas con trastornos
de pánico. Se puede apreciar una significante mejoría entre 6 a 8 semanas después de
iniciarse el tratamiento.
Los medios usados en la terapia cognitivo-conductual enseñan al paciente a ver las
situaciones de pánico de manera diferente y enseñan varios modos de reducir la
ansiedad, por ejemplo haciendo ejercicios de respiración o acudiendo a técnicas que
dan nuevo enfoque a la atención. Otra técnica que se usa en la terapia del
comportamiento, conocida como terapia de exposición, frecuentemente puede mitigar
las fobias resultantes de un trastorno de pánico. En la terapia de exposición, se expone
poco a poco a las personas a la situación temida hasta que llegan a hacerse insensibles
a ella.
Algunas personas encuentran el mayor alivio a los síntomas del trastorno de pánico
cuando toman ciertos medicamentos recetados por el médico. Esos medicamentos, al
igual que la terapia cognitivo-conductual, pueden ayudar a prevenir ataques de pánico
o a reducir su frecuencia y severidad. Los dos tipos de medicamentos que se ha
comprobado son seguros y efectivos en el tratamiento del trastorno de pánico son los
antidepresivos y las benzodiacepinas.
FOBIA:
Muchas personas experimentan fobias específicas, miedos intensos e irracionales a
ciertas cosas o situaciones; algunos de los más comunes son: perros, espacios
cerrados, alturas, escaleras eléctricas, túneles, manejar un coche en carretera, agua,
volar y heridas que produzcan sangre. Las fobias no son únicamente miedo extremo,
son miedo irracional. Los adultos con fobias comprenden que sus miedos son
irracionales pero frecuentemente enfrentarse a los objetos o a las situaciones que las
ocasionan o siquiera pensar en enfrentarlos, produce un ataque de pánico o ansiedad
severa.
Las fobias no son únicamente miedo extremo, son miedo irracional. Usted puede
esquiar en las más altas montañas con toda facilidad pero siente pánico de subir al 10º
piso de un edificio de oficinas.
Las fobias específicas afectan a una de cada diez personas. Generalmente las fobias
aparecen primero en la adolescencia o en la edad adulta. Comienzan repentinamente y
tienden a ser más persistentes que las que se inician en la niñez; de las fobias de los
adultos únicamente más o menos el 20 por ciento desaparecen solas. Cuando los niños
tienen fobias específicas, por ejemplo, miedo a los animales, esos miedos por lo
general desaparecen con el tiempo aunque pueden extenderse a la edad adulta. Es
difícil saber por qué persisten en algunas personas y desaparecen en otras.
Las personas con fobias, si les es fácil evitar lo que les causa miedo, no sienten la
necesidad de recibir tratamiento. Sin embargo, en ocasiones, evitar la situación que
produce ansiedad, acarrea importantes renuncias en su carrera profesional o en su
vida personal.
2.2. Factores asociados al miedo escénico en las exposiciones.
En el origen del miedo escénico, participan valores predispocisionales (en buena parte
biológicos), factores de aprendizaje y en ocasiones, posibles experiencias activadoras o
desencadenantes.
En muchas personas con ansiedad social se da una especial sensibilidad ante la crítica y
la desaprobación que ha podido verse potenciada por factores de aprendizaje en la
infancia y acentuada en la adolescencia. Esta ansiedad, se manifestará con distinta
intensidad y duración en cada persona en función de variables biológicas y
psicológicas.
Variables biológicas
Parece existir una preparación biológica evolutiva para temer expresiones faciales de
ira, rechazo y crítica, facilitándose así las jerarquías que dan lugar al orden social. Entre
las variables sensibles a factores biológicos suelen citarse:
-Capacidad innata para reconocer la amenaza social y responder ante ella.
-Alta activación fisiológica, que dificulta la habituación a situaciones amenazantes o no
familiares, lo que propicia su evitación.
-Inhibición conductual en la infancia (mayor miedo y timidez ante personas o
situaciones desconocidas, mayor ritmo cardíaco en reposo, mayor dilatación pupilar,
mayor tensión muscular y aceleración cardiaca ante situaciones nuevas o estresantes).
Esta alta activación fisiológica facilita el condicionamiento del miedo, suponiendo un
factor de riesgo para desarrollar trastornos de ansiedad en la vida adulta
(especialmente, fobia social generalizada). Sin embargo, el ambiente juega un papel
fundamental, como muestra que sólo un tercio de estos niños presenten ansiedad
social en la adolescencia.
Variables psicológicas
Algunos factores de la propia experiencia pueden interactuar con la vulnerabilidad
biológica y propiciar la ansiedad social al originar en la persona la sensación de pérdida
de control ante distintas situaciones. Estos factores experienciales pueden resumirse
en:
-Unos padres sobre protectores, muy exigentes o poco afectuosos, que emplearan un
estilo educativo basado en la vergüenza o rechazo de los hijos con inhibición
conductual, lo que interferiría en la relación padres-hijos, dificultaría la independencia,
la confianza y la competencia social, y promovería una gran necesidad de aprobación,
perfeccionismo y creencia en que los demás son siempre críticos y fiscalizadores.
-La falta de experiencias y habilidades sociales.
-La observación de experiencias sociales negativas o ansiedad social en los padres o
personas significativas puede facilitar la aparición en los hijos de preocupaciones y
conductas similares.
-Un cambio de circunstancias (laborales, familiares, escolares, de residencia) puede
implicar la necesidad de enfrentarse a las situaciones temidas desbordantes (Ej.
relacionarse con gente nueva)
-Experiencias negativas en algunas situaciones sociales (burlas, castigo, marginación,
etc.) pueden elevar el miedo ante otro tipo de situaciones sociales distintas.
-Distintas circunstancias estresantes (laborales, familiares...) o factores accidentales
(enfermedad, cambios hormonales...) pueden provocar que se manifieste ansiedad o
algunos de sus síntomas somáticos en situaciones sociales.
-El desarrollo excesivo de la conciencia del sí mismo en el final de la infancia o inicio de
la adolescencia puede acarrear timidez y autoevaluación excesivas, desarrollándose el
miedo a ser objeto de evaluación y la tendencia a focalizar en exceso la atención sobre
uno mismo (sobre los propios pensamientos, actos, apariencia, etc.). Infravalorarse
puede agudizar la timidez, provocar una gran necesidad de aprobación, y atribuirse a
uno mismo mayor responsabilidad ante los fallos que ante los éxitos.
Mantenimiento de la fobia social
Los factores implicados en el mantenimiento del problema varían en cada caso pero,
en líneas generales, cabe mencionar:
1. Anticipaciones y activación de supuestos. Anticiparse a la situación social temida
activa una serie de supuestos como, por ejemplo, desconfiar en las propias
capacidades o creer que se va a ser criticado y rechazado por los demás.
2. Expectativas negativas. Los anteriores supuestos pueden provocar expectativas
negativas acerca del propio desempeño y la suposición de que aparecerán
manifestaciones de ansiedad con su consecuente efecto de evaluación negativa,
humillación o rechazo. Estas expectativas negativas provocan ansiedad.
3. Características de la situación. El grado de peligro percibido o ansiedad varían en
función de factores situacionales como duración, formalidad, características de los
otros (edad, sexo, cargo, etc.) y sus reacciones. A la hora de hablar en público, resulta
relevante la presencia o no de mobiliario, la posibilidad de ser preguntado o el estar de
pie o sentado, entre otros factores.
4. Comportamiento. Las expectativas negativas y ansiedad anticipatoria suelen
conducir a la evitación de las situaciones o a la poca implicación en ellas,
manifestándose conductas defensivas como beber alcohol, llevar gafas oscuras, hablar
únicamente con las personas conocidas, rigidez corporal o hablar poco.
5. Resultados. Las conductas defensivas reducen la ansiedad a corto plazo, dando al
sujeto la sensación de evitarle las consecuencias temidas (humillación, rechazo, etc.).
Sin embargo, la persona atribuye su no ocurrencia a estas conductas que, a la postre,
le hacen menos cordial y amable, atraen la atención hacia su ansiedad, e interfieren en
su actuación. Además, evitar las situaciones hace más difícil su afrontamiento en una
próxima ocasión, reduciendo la confianza en uno mismo y dificultando la solución del
problema. Así, la atención se centra básicamente en uno mismo (especialmente en los
síntomas somáticos y autónomos), y en ciertas reacciones de los otros, más que en la
tarea que se tiene entre manos, lo cual dificulta la actuación social adecuada. Los
fóbicos sociales se forman una impresión de cómo creen ser percibidos por los demás
a partir de sus síntomas más visibles, las emociones sentidas, los propios errores
detectados, las reacciones de los otros o experiencias previas, principalmente.
Cuanto mayor es la probabilidad percibida de evaluación negativa, mayor es la
ansiedad resultante. Una posible explicación es que normalmente la información que
obtenemos sobre cómo nos ven los demás es ambigua y dado que los fóbicos sociales
tienen una gran necesidad de aprobación, basan lo que los demás piensan de ellos en
el cómo se ven a sí mismos. Por otra parte, muchas de las acciones para conocer lo que
los otros perciben de uno (contacto ocular, dar mucha información personal) resultan
altamente ansió genas para los fóbicos sociales, por aumentar el riesgo de evaluación
negativa. Además, cuando reciben una evaluación positiva tienden a rechazarla por
creerla un engaño o fruto de una excesiva benevolencia.
El estado de ánimo deprimido suele agravar la fobia social intensificando las
expectativas negativas y la experiencia de ansiedad. Tras una interacción social, la
ansiedad se reduce pero, al no existir claros indicios de aprobación social, los fóbicos
sociales tienden a revisar su actuación detalladamente, con especial atención a sus
síntomas y auto percepciones negativas de modo que terminan viendo la actuación
como mucho más negativa de lo que fue.
Consecuencias negativas más frecuentes
-Peor rendimiento laboral o académico, si exigen interacción social o actuaciones en
público, y menor probabilidad de graduación universitaria y de desempeñar ciertos
trabajos o puestos laborales.
-Menos contactos sociales y amigos, con menores probabilidades de establecer
relaciones íntimas y de pareja.
-Frecuentemente, problemas de pareja o familiares por la participación en actividades
sociales.
-Menores ingresos y nivel socioeconómico.
-Abuso/dependencia de sustancias (alcohol, tabaco, ansiolíticos).
-Baja autoestima, sentimientos de inferioridad, humor deprimido, aunque algunos
fóbicos sociales no tienen mala opinión de sí mismos, sino que creen que los demás les
juzgan negativamente.
-Peor calidad de vida. Las consecuencias negativas son mayores cuando la fobia social
es generalizada, y mayores aún si coexiste con otros trastornos.
2.3) Síntomas del miedo escénico
Según, Renny Yagosesky, Escritor y Orientador de la Conducta, define al
Miedo Escénico como "Respuesta psicofísica del organismo, generalmente
intensa, que surge como consecuencia de pensamientos anticipatorios
catastróficos sobre la situación real o imaginaria de hablar en público. No
obstante esta definición es incompleta, pues el miedo escénico es habitual
entre individuos que tienen que actuar ante una audiencia aunque no
pronuncien una palabra, músicos, bailarines, deportistas, etc. Esta respuesta
incluye manifestaciones de estrés, timidez y ansiedad, como preocupación,
tensión corporal, inhibición, ineficacia funcional y otras formas de alteración de
la normalidad en lo fisiológico, lo cognitivo y lo conductual".
Nivel fisiológico:
o Alteración del ritmo cardíaco
o Sudoración copiosa
o Urgencia urinaria
o Malestar estomacal
o Dolor de cabeza
o Reducción de la secreción salivar
o Dilatación de las pupilas
o Rubor facial
o Sensación de "trac" o cierre de la laringe
o Escalofríos
o Náuseas
o Inquietud generalizada
Nivel cognitivo:
o Congestión mental
o Expectativa de fracaso
o Hiperatención auto centrada
o Exageración perceptiva de las fallas
o Confusión mental
o Fallas de concentración
o Auto exigencia
o Temores al fracaso, al rechazo y al ridículo.
Nivel conductual:
o Evitación de acción
o Escape de la situación
o Comportamientos automáticos
o Farfulleo o atropellamiento verbal
o Tartamudeo
o Bajo volumen de voz
o Uso de drogas calmantes o estimulantes
o Silencios frecuentes o largos.
Yagosesky aclara que existen frecuentes confusiones en la terminología
relativa a miedo y temor, y los distingue, al señalar que el miedo es referido
a una respuesta compleja de causa biológica que suele surgir frente a la
presencia real y verificable de un agente percibido como aversivo, mientras
que el temor sería una respuesta detonada por anticipaciones mentales o
cognitivas de eventos que no han acaecido. Con base en esto, el autor
insiste en que a pesar de que se utiliza la categoría compuesta "Miedo
Escénico" y se incluye el término "Miedo", en realidad hablar de "Miedo
Escénico" implica realmente hablar de temor, de ansiedad, pues las
respuestas emitidas por los aquejados, tienden a manifestarse antes de
actuar en público, y durante, aunque se encuentren frente a grupos que no
muestran en forma alguna predisposición o rechazo. Esto, sería revelador
del componente interpersonal que induce o influye en la experiencia de
incomodidad.
2.4) Sugerencias de cómo controlar el miedo escénico
Debemos comprender que el miedo escénico se derrota antes de pararnos
frente al público. Tenemos que aprender a prepararnos adecuadamente para
cualquier oportunidad que tengamos de hablar en público.
Algunas sugerencias que podemos poner en práctica para derrotar el miedo
escénico son las siguientes:
1) Investiguemos sobre el tema que vamos a exponer de manera cuidadosa y
luego delimitémoslo. No estamos obligados a querer abarcar todo el contenido.
Cuando tenemos mucho material es más fácil perdernos. Por lo tanto,
busquemos dentro del tema en general algunos de los puntos que más nos
gusten y hablemos sobre ellos. Nos sentiremos a gusto porque dominaremos el
contenido.
2) Evitemos aprendernos de memoria el tema. Si nos hemos preparado
adecuadamente tendremos las ideas y los conceptos claros en la mente, por lo
tanto, expliquémoslos con nuestras propias palabras.
3) Es importante tener un buen apoyo de medios audiovisuales. Ellos nos
ayudarán a recordar los puntos importantes de nuestro tema. Preocupémonos
en elaborar buenas presentaciones, ya que nos ayudarán a mantener el control
sobre el tema.
4) Con el tema delimitado, los conceptos claros en la mente y con un buen
apoyo audiovisual, ahora solo nos falta practicar, practicar y practicar.
Hagámoslo frente a un espejo, con la familia, con un grupo pequeño de
amigos, etcétera. Graba tu charla, a ser posible en cámara de vídeo y luego
veámosla varias veces. Seamos objetivos con nosotros mismos, primero
elaboremos una lista de las cosas positivas que veamos y luego una lista de las
que tengamos que mejorar.
5) Conozcamos al público. Investiguemos quiénes estarán, cuántos serán, su
grado de estudios, su identidad profesional, etcétera. Saber quiénes estarán
será positivo. Evitemos pensar que habrá gente importante. Todos los que
vienen a escucharnos lo hacen porque quieren aprender de nosotros.
Elaboremos una lista de preguntas que creemos que ellos nos harían y
tengamos las respuestas a mano.
6) Mantengamos el control sobre las preocupaciones. Preocupación está
escrita con el prefijo pre y la palabra ocupación, lo que significa que lo que
hacemos es ocuparnos de algo antes de que realmente ocurra. Se dice que el
80% de nuestras preocupaciones jamás ocurren. Nuestro desafío, entonces, es
llenar nuestra mente de lo positiva que será esa experiencia, lo nuevo que
vamos a aprender y lo valioso que será ayudar a nuestro público.
Enfrentarse al miedo escénico es posible y derrotarlo para siempre puede ser
una realidad. Como sabemos muy bien, para aprender a nadar es necesario
meterse en el agua varias veces hasta que dominemos las técnicas.
Igualmente, para aprender a hablar en público exitosamente es necesario
pararse frente a un auditorio todas las veces que sea necesario hasta que el
miedo escénico sea soportable, dominable y manejable.
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http://www.clinicadeansiedad.com/Documento.asp?doc=202
Referencias
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Cruz, C. (2007). Como comunicarnos en público con poder entusiasmo y
objetividad. Florida: Taller del éxito.
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Red de revistas científicas de América Latina, 5, 176-177.
Greenberg, L. y Elliot, R. (2004). La terapia focalizada en las emociones: una visión de
conjunto. Revista de Apra, 11, 58-71.
König, W. (2000). El miedo desde la perspectiva de la psicología profunda y la
astrología. Conferencia presentada en el Congreso Mundial de Astrología de
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http://astro-api.es/docs/El_miedo_psicologia_profunda.pdf.
Sánchez, R. (2010). Hable en público. Lima: Ediciones Mirbet.
Citas textuales
“Uno de los mayores problemas del que quiere convertirse en expositor, es el
miedo a estar frente a las personas. A esto se le conoce como ansiedad”
(Cruz, 2007)
“¿la causa? Siempre la causa”, habría dicho el psicoanalista James Lacan. Por
una vez sus propósitos fueron claros y fiables: durante mucho tiempo, hubo
muchas hipótesis sobre el origen de las fobias. Para curar es más prudente no
quedarse estancado en algo”. (André, 2009)
“A las viejas y persistentes fragilidades, se suman nuevos miedos, propios del
estado actual de la civilización y la cultura. Miedos que suelen permanecer
invisibles... por lo que sólo se establecen en el saber (científico o anticientífico)
de ellos, y en el saber pueden ser transformados, ampliados o reducidos,
dramatizados o minimizados, por lo que están abiertos a los procesos sociales
de definición" ( Beck,1998)
“Los rápidos y notables cambios en las relaciones interpersonales, y el
consiguiente riesgo de aparición de dificultades y malestar, explican que la
ansiedad y los miedos sociales se incrementen con la edad. Las situaciones
interpersonales más temidas implican la manifestación de algún tipo de
comportamiento asertivo con desconocidos, compañeros, especialmente del
sexo opuesto, y figuras de autoridad, mientras que la actuación social más
difícil es hablar en público”. (Hidalgo, 2000)
FUENTES
Fuente # 1: Guzmán, T. Las emociones en la adolescencia. Expressa13, 1-4.
De http://www.cetis143.edu.mx/revista/expressa13/emociones.pdf
Fuente # 2: König, W. (2000). El miedo desde la perspectiva de la psicología
profunda y la astrología. Congreso Mundial de Astrología de Lucerna, 119, 1-8.
De http://astro-api.es/docs/El_miedo_psicologia_profunda.pdf
Fuente # 3: Sánchez, Gabino “Como superar el miedo a hablar en público en 7
sencillos pasos” [en línea] Mayo 2010, http://gabinosanchez.com.
Fuente # 4: André, C. (2009). Psicología del miedo. Barcelona: Editorial Kairós.
Fuente # 5: Cruz, C. (2007). Como comunicarnos en público con poder
entusiasmo y objetividad. Florida: Taller del éxito.
Fuente # 6: Sánchez, R. (2010). Hable en público. Lima: Ediciones Mirbet.