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Manuel Alvarez, Nicolás Simonelli Monografía de Lengua y Literatura Obra: “Boquitas Pintadas” de Miguel de Unamuno Página 1 de 20 TÍTULO Boquitas Pintadas AUTOR Manuel Puig EDITORIAL La Biblioteca Argentina – Biblioteca Clarín COLECCIÓN Serie Clásicos ILUSTRACIÓN Cases i Associats, S.A. AÑO Primera Edición – Editorial Sudamericana 1969 LUGAR Buenos Aires PAÍS Argentina

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Manuel Alvarez, Nicols Simonelli

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Obra: Boquitas Pintadas de Miguel de Unamuno

TTULO AUTOR EDITORIAL COLECCIN ILUSTRACIN AO LUGAR PAS

Boquitas Pintadas Manuel Puig La Biblioteca Argentina Biblioteca Clarn Serie Clsicos Cases i Associats, S.A. Primera Edicin Editorial Sudamericana 1969 Buenos Aires Argentina

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IntroduccinEn el presente trabajo se buscar comprobar, partiendo del tema expuesto en la obra Boquitas pintadas de Manuel Puig, que en Argentina, a lo largo de los aos, el machismo influy en la sociedad en diversos aspectos. Las mujeres de Boquitas pintadas estn dominadas por la mirada del otro en la cual la fama, la prdida del honor, la injuria, la vergenza, condicionan cada una de sus acciones donde solo la capacidad reproductiva, complacer a su cnyugue parece ser su principal fin postergando su individualidad y realizacin personal. De esta manera quedan objetivadas, reducidas a rtulos inmutables con los que deben lidiar. Puig muestra la hipocresa de una sociedad extremadamente machista, desigual ante la ley signada por la degradacin y la falta de respecto por la libertad desde un pueblo caracterstico de clase media de los aos 40 y 50 de la Argentina. Los temas a tratar englobarn la sociedad machista argentina a lo largo del siglo XX hasta la actualidad, teniendo en cuenta su evolucin y repercusin en los diferentes aspectos de la vida. Se explicar, ms en detalle, el progreso o retroceso de la mujer como figura poltica, social y cultural y el cambio que se ha producido, en el ltimo siglo, en la concepcin de la figura femenina en los diversos mbitos. La lucha que se ha librado para conseguir equidad en todos los aspectos de la vida de la mujer, ocupar espacios con igualdad de oportunidades, lo que significa equidad en condiciones, en posibilidades, en situaciones, en derechos. Otro aspecto que ser expuesto es el rol que ha tenido y tiene la Iglesia, su estructura jerrquica donde el rol femenino es muy reducido, en el cual se observa casi un machismo mayor que el de la sociedad civil. El sacerdote ejerce un papel individualista y las religiosas no tienen la misma autoridad. Puntualmente, se abordar, a travs de una mirada crtica, cul ha sido el lugar de la mujer en esa estructura, tan conocida e influenciable para la sociedad y la justificacin que la misma ofrece al mundo. Se mostrar una opinin crtica con el objetivo de crear un espacio de discusin acerca de pensar en una Iglesia que mire las necesidades de la sociedad con sus luchas desde un ser humano ntegro que no diferencie entre hombres y mujeres ya en su propio seno.

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Biografa del AutorMANUEL PUIG

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Juan Manuel Puig Dellodonne fue un escritor argentino nacido en General Villegas, Provincia de Buenos Aires, el 28 de diciembre de 1932. En 1946 se traslad a Buenos Aires para empezar como pupilo en la escuela secundaria. Comenz por entonces su temprana fascinacin por el cine, asistiendo regularmente a las "matins" de cine de los domingos. En 1951 inici sus estudios en la Facultad de Filosofa y Letras. Viaj luego a Roma, en 1956, con una beca para estudiar direccinn el Centro Sperimentale di Cinematografia. Pas luego por Londres y Estocolmo, donde ense espaol e italiano, trabaj como lavacopas, y donde escribi sus primeros guiones para pelculas. Entre 1961-1962 trabaj como asistente de direccin en diversos films en Buenos Aires y Roma. En 1963 se mud a New York, donde comenz a escribir su primera novela La traicin de Rita Hayworth, terminada terminada en 1965. En diciembre de ese mismo ao, la novela fue finalista de Premio Biblioteca Breve de la Editorial Seix Barral, y ms tarde, en 1969, fue proclamada como la mejor novela del perodo 1968-1969 por el peridico "Le Monde". En 1967 regres una vez ms a Buenos Aires para comenzar a enfrentar sus problemas con la censura. Despus de publicar Boquitas pintadas, convertida inmediatamente en "best-seller", apareci en 1973 su tercera novela: The Buenos Aires Affair. Boquitas Pintadas fue un xito de ventas. Los crticos creen que soy un best-seller pasajero, no un escritor, le confes Puig a Toms Eloy Martnez. Ya Edgardo Cozarinsky haba sealado el bovarismo como uno de los grandes temas de Puig: el modo en que la cultura de masas educa los sentimientos. En Boquitas Pintadas, como en sus otras obras, Puig intent reflejar la realidad de una clase media hipcrita y temerosa. Menoscabado por la crtica por su temtica rosa, encontr en el cine el consuelo que slo deparan las grandes historias. Despus de repetidas amenazas telefnicas, acusado de antiperonista fue amenazado por la Triple A.

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En 1974 la Polica Federal secuestr todos los ejemplares de la novela y dos aos ms tarde Puig abandon la Argentina para establecerse en Mxico, donde termin El beso de la mujer araa en 1976 donde se entrelazan sexo y poltica nuevamente. El resto de sus obras lleva las marcas del exilio. Empez en ese pas a escribir teatro. Su obra teatral se inscribe en una vertiente esttica vinculada con el simbolismo y lo fantstico: Pubis Angelical (1979) y Maldicin eterna a quien lea estas pginas (1980). Y sobre esa lnea de una artificiosidad deliberada, teatrosa, que por momentos se transformar en disparate e irrealidad, Manuel Puig trabajar su dramaturgia hasta el final de sus das. En 1981 se radic en Rio de Janeiro, Brasil, donde termin Bajo un manto de rosas y Sangre de amor correspondido (1982). En 1985 hizo la adaptacin para cine de El beso de la mujer araa, filmada por el argentino Hctor Babenco. En 1988 apareci su ltima novela, Cae la noche tropical. Un ao despus abandon Brasil para volver a Mxico, establecindose con su madre en Cuernavaca. Es en esa ciudad donde Manuel Puig muri, el 22 de julio de 1990, a las cinco de la tarde. Dej inconclusa su novena novela: Humedad relativa: 95%. Otro aspecto de la obra de Puig es su breve pero interesante faceta como cronista: Estertores de una dcada, Nueva York 1978, muestra un Puig incisivo y desencantado escribiendo en primera persona sobre los cambios que se van produciendo en la mentalidad de los norteamericanos, sobre todo en cuestiones vinculadas con la sexualidad. Dijo Puig: Hasta Pubis angelical, las feministas recibieron bien mis novelas. Pero a partir de esa, especialmente, me empezaron a objetar que mis personajes femeninos no fueran inteligentes. En The Buenos Aires affair todos esperaban que siguiera en el camino de Boquitas pintadas. Pero jams me condicion el gusto de mis lectores. Ahora quera estudiar el mal argentino, que es un mal de tipo poltico, y un mal de tipo sexual expres el autor. Se puede remarcar en su obra lo que muchos de sus lectores ya saben: la utilizacin de recursos de los gneros de medios masivos, como el folletn, la radionovela o de otros, considerados menores en la literatura, como el relato policial, el diario ntimo o el gnero epistolar. Adems de la incorporacin, como coro que acompaa la situacin dramtica, de letras de bolero y de tango. Puig no gastaba plata en libros, los retiraba de bibliotecas pblicas. En su correspondencia abundan las referencias sintticas a las cosas que lea y a los espectculos y pelculas que iba a ver. Para Puig, aburrir al lector era lo peor que un escritor poda hacer. Dej en la literatura argentina un legado leve y etreo como el recuerdo de una buena pelcula.

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El machismo como conceptoSi bien el rol de la mujer en la sociedad argentina en la actualidad es amplio, esto no siempre fue as. El machismo ha sido y sigue siendo una ideologa muy arraigada en la poblacin e incluso hoy en da se pueden observar actitudes machistas en distintos mbitos: trabajo, religin, familia, poltica, educacientre otros. En primer lugar, habra que definir qu es el machismo. Segn el diccionario de la Real Academia Espaola, se lo define como "actitud de prepotencia de los varones respecto de las mujeres". El machismo engloba el conjunto de actitudes, conductas, prcticas sociales y creencias destinadas a justificar y promover el mantenimiento de conductas percibidas tradicionalmente como heterosexualmente masculinas y, tambin, discriminatorias contra las mujeres. Segn determinadas fuentes, machismo es tambin la discriminacin contra otros grupos sociales percibidos como ms dbiles, como en el caso de hombres cuyo comportamiento, por ejemplo por tener una preferencia homosexual, no es "masculino" a los ojos de la persona machista, constituyendo esto la base de la homofobia. Tambin es parte del machismo el uso de cualquier tipo de violencia contra las mujeres con el fin de mantener un control emocional o jerrquico sobre ellas. De hecho, el machismo es considerado como una forma de coaccin no necesariamente fsica sino psicolgica, siendo esta forma de expresin protectora una discriminacin ya que se ven subestimadas las capacidades de las mujeres alegando una mayor debilidad. Ahora bien, para analizar la influencia del machismo en la sociedad argentina a lo largo del siglo XX y hasta la actualidad, es necesario tener en cuenta algunos aspectos: El derecho al sufragio femenino La educacin machista desde las escuelas La educacin machista en la familia Divisin sexista del trabajo Los medio de comunicacin y la publicidad sexista Otros aspectos menores que tambin intervienen en la mentalidad machista

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La figura de la mujer segn el paso de los aosComienzos del siglo XXEn la Repblica Argentina, el papel de la mujer ha ido variando a lo largo de los aos en los diferentes mbitos: en lo poltico, en lo social, en lo cultural y en lo econmico. A principios del siglo pasado, la sociedad se vea amenazada por el hacinamiento, el descontento, las patologas, la promiscuidad sexual, el conflicto social, todos estos resultados no deseados del proceso de modernizacin que haban transformado las esperanzas en inquietudes y temores. En este contexto, las mujeres de las clases populares salieron a trabajar. Poco despus del Centenario de la Revolucin de Mayo, desde el Departamento Nacional de Higiene (DNH), se adverta a las madres: "...El tesoro ms grande que la naturaleza os concede es el hijo, el cual representa para vosotras el orgullo ntimo, y para la patria, la riqueza mayor que tendr el engrandecimiento nacional. Alimentarlo y educarlo son las dos grandes obligaciones que os impone la naturaleza y la sociedad en la cual vivs y a la cual os debis por entero...". De este modo, se conden todos los comportamientos que desviaran a la mujer de la procreacin, del cuidado de los hijos y de la atencin del hogar familiar. Aqu vemos cmo el machismo estaba impregnado en la sociedad, al demostrarse que no solo la poblacin sostena que la mujer deba circunscribirse al hogar, sino que incluso el gobierno proclamaba sto. De esta manera, comienza nuestro recorrido por el machismo en la Argentina El trabajo asalariado realizado fuera del hogar, con horarios fijos y extensos y, ms precisamente, el trabajo fabril, aparecan como contrarios al valor que toda mujer deba darle a la maternidad ya que le restaba fortaleza al ya dbil organismo femenino, le quitaba tiempo de cuidado y dedicacin indispensable a esa maternidad. Slo era bien visto el servicio domstico, ya que era considerado como una tarea natural y apropiada para mujeres solas o para aquellas que deban mantener (o colaborar en la manutencin) de sus familias. Lo mismo ocurra con la costura y el bordado, y mejor an si poda realizarse a domicilio. Con el trabajo femenino surgi el problema de los sueldos, ya que los menores salarios pagados a las mujeres, sumado al tema de la maternidad-trabajo lleg a introducir en los debates de los congresos obreros la posibilidad de prohibir absolutamente el trabajo femenino en talleres y fbricas, aunque finalmente primara la tendencia que slo consideraba necesario prohibirlo en tareas que pudiera constituir "un peligro para la maternidad o un ataque a la moral", tal como haba sido resuelto en el Primer Congreso de la Federacin Obrera Argentina (1901). Con el propsito de cuidar la salud de los nios (futuros ciudadanos), en particular, y de la sociedad en general, se promulg en 1907 una ley que reglamentaba el trabajo de la mujer en las fbricas. Tal como lo expresaba el diputado socialista Alfredo Palacios: "...deber nuestro es, e imperioso, velar porque la modeladora de las generaciones, no degenerePgina 7 de 20

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miserablemente. La mujer es la depositaria del porvenir de los pueblos; de ah que cuidar de su salud implique trabajar por la fortaleza y el bienestar de nuestra patria..." Si bien se puede considerar que las polticas y pensamientos nombrados permitan cuidar a la mujer del trabajo forzoso para mantenerla sana, en realidad representan la visualizacin de la sociedad y el gobierno de lo que era la mujer, ponindola en el rol de un simple artefacto necesario para el crecimiento poblacional y el cuidado de los futuros ciudadanos y el hogar. Nuevamente, se puede remarcar cmo se manifestaba el machismo en la Argentina a comienzos del siglo XX. As, el 10 de mayo de 1910, el primer Congreso Femenino Internacional se reuni en Buenos Aires con ms de doscientas mujeres del Cono Sur, para discutir asuntos tales como las leyes internacionales, los problemas matrimoniales y la igualdad salarial. Este fue uno de los primeros movimientos feministas que se presentaron en Amrica Latina y que tena por objetivo combatir en machismo de la regin. En definitiva, durante este perodo, las representaciones acerca de la mujer y el trabajo estuvieron entrelazadas por la maternidad. Sin embargo, otra problemtica que surgi fue que trabajo asalariado adems de degenerar orgnicamente el cuerpo femenino, desafiaba moralmente a la organizacin familiar desde que la mujer acataba rdenes recibidas de un varn que no era ni el padre ni el marido. Por esta razn, para la inmensa mayora, era la naturaleza femenina la que haca de la mujer una madre y no una trabajadora. En el plano de lo poltico, 1912 fue un punto de inflexin pues la Ley llamada Senz Pea por el presidente que la impuls- era una reforma electoral que buscaba ampliar los sujetos de ciudadana y garantizar al sistema una legitimidad que haba ido perdiendo al calor del fraude electoral. No obstante, esa ley impuso un nuevo lmite a las mujeres pues, si bien intentaba contener la creciente conflictividad poltica y social al tiempo que creaba al sufragante, evidenciaba que quienes hegemonizaban el poder estaban dispuestos a hacer una reforma que excluyera a las mujeres al limitar el derecho al sufragio con el deber del servicio militar. Las mujeres no podan reclamar un derecho por un deber que no cumplan. Fue por esta razn que Julieta Lanteri, una feminista que luchaba por el derecho al sufragio femenino, intent quebrar esas imposiciones y solicit ser incluida en el padrn militar para realizar la conscripcin y, por ende, obtener derechos polticos. Sin embargo, su pedido fue rechazado, lo que dej en claro cul era la situacin de las mujeres en nuestro pas, que no accedan a la ciudadana poltica por no ser soldados y no eran soldados porque no eran varones. As, mientras algunos grupos afirmaban la voluntad de ampliar los derechos polticos, las posiciones hegemnicas eran reticentes a ello.

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A partir de la Primera Guerra MundialA partir de este momento, gran acontecimiento que conmovi al mundo entero, quedaron establecidos dos modelos de mujer: La mujer que recibi el calificativo de moderna, la cual mostraba una aparente independencia que derivaba de su posicin social y/o de un empleo en el sector terciario (la dactilgrafa, la secretaria ejecutiva), lo cual indicaba cierta capacitacin laboral o profesional (desde la academia del barrio a la universidad). Sus hbitos y su ropa denotaban preocupacin por la moda y disposicin al consumo (el cigarrillo, el cabello "a la garon" y la mini), mientras que la existencia de diversos mtodos de control de natalidad supuestamente tambin ponan a su alcance la posibilidad de una mayor libertad y placer sexual. Otra imagen femenina que, a pesar de sus diferencias, no antagonizaba con la primera sino que, ms bien, pareca ser su relevo. Se trataba del ama de casa, madre, siempre linda y arreglada (aunque siguiendo modas ms seoriales). Su aparente autonoma se haba desvanecido: o dependa del salario de su marido o ste administraba sus bienes. Rodeada de aparatos domsticos, era una vida lectora de revistas y libros que le aconsejaban cmo criar y educar a sus hijos/as correctamente y cmo hacer feliz a su esposo. Estas representaciones de la mujer estaban vinculadas a los distintos hbitos y experiencias de la clase media urbana o de quien aspiraba a serlo. Ms all de las diferencias en los modelos nombrados, la mujer cambi inevitablemente su papel en la sociedad como figura, debido a la influencia de determinados contextos y sucesos ocurridos. En primer lugar, y si bien no fue un hecho que ocurri en la Argentina, la Primera Guerra Mundial fue de gran relevancia para el cambio de la figura femenina, ya que con esta guerra, las mujeres tuvieron que reemplazar a los varones en las fbricas de Europa y Estados Unidos, y as tuvieron la oportunidad de demostrar, para bien o para mal, sus capacidades productivas y su fortaleza para el trabajo. En crculos ms restringidos, la experiencia sovitica haba provocado similares repercusiones. Ambos sucesos tuvieron un impacto psicolgico en las mujeres, debido a que les permiti demostrar que eran capaces de trabajar en la misma situacin que los hombres. Ms tarde, en los aos 20, comenzaron a circular en el Partido Comunista o entre los socialistas, e incluso entre algunas personalidades dentro del catolicismo, revistas femeninas y en peridicos sindicales nuevas representaciones para las mujeres trabajadoras. As, el trabajo empez a ser considerado como un instrumento que determinaba la dependencia o independencia de la mujer en el plano econmico y, por consiguiente, le daba un determinado protagonismo a la figura femenina en la sociedad.

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El movimiento peronista: el voto femenino y las dcadas siguientesOtro movimiento que tuvo una fuerte injerencia en la figura de la mujer fue el peronismo. En primera instancia, en septiembre de 1947, durante el gobierno peronista, se sancion la ley 13010, que permiti el sufragio femenino y tambin se dio la posibilidad de que las mujeres resultaran electas para ocupar cargos gubernamentales. Dijo Juan Domingo Pern en un discurso durante su primera presidencia: "...Cada mujer debe pensar que en nuestra tierra es obligacin dar hijos sanos y formar hombres virtuosos que sepan sacrificarse y luchar por los verdaderos intereses de la Nacin. Cada mujer debe pensar que sus obligaciones han aumentado porque el estado, al otorgar derechos tiene paralelamente necesidad de exigir que toda madre sea una maestra para sus hijos, que en su casa construya un altar de virtud y respeto, que intervenga en la vida pblica defendiendo esta clula de la sociedad que es, precisamente, el hogar que ha de ser sagrado...". De este modo, la poblacin femenina pudo ampliar el rol, poltico en este caso, que hasta entonces haba ocupado, ya que para defender la familia, para proteger la maternidad, salan de sus hogares y realizaban otras actividades que, justamente, las alejaban de estos mbitos. Pero estas experiencias ahora estaban reforzadas por una legitimidad social, nunca antes lograda, debido a que ya no era socialmente comn que la mujer se dedicara solamente a la familia y el hogar, sino que podan realizar otras actividades sin ser juzgadas. Cabe destacar que en este importante cambio social cumpli un papel fundamental la imagen de Eva Pern, ya que ella fue en parte la impulsora de las leyes polticas que ampliaron la actividad femenina en este campo de accin. Pero, al mismo tiempo, ese movimiento cuya finalidad era la de liberar a la mujer, result en lo profundo autoritario y machista. En su carcter de Presidenta del Partido Peronista Femenino, Eva era, segn su bigrafa Vera Pichel, personalista a ultranza: "No admitira competencia alguna por parte de las mujeres adheridas al partido. Si alguna de las censistas o dirigentes surgidas en la accin posterior empezaba a destacarse, la dejaba de lado directamente sin dar mayores explicaciones. An cuando fuera leal y excelente en su trabajo, no haba atenuantes. La direccin que ella impuso al partido no contempl ningn aspecto referido a dirigentes que surgieran. No poda surgir nadie. No admita la competencia. Esto hizo que muchas mujeres con capacidad y ganas de trabajar tuvieran que dejar sus puestos, porque Eva las consideraba competidoras. La presidencia era nica y nadie poda levantar cabeza". En otro aspecto, todo el accionar pblico de Evita estuvo teido por su profunda devocin y sujecin a Pern. Y all radica una gran contradiccin: la mujer deba encontrar su lugar en la sociedad, se le otorgaban leyes sociales, se la protega en su embarazo y su maternidad, deba formar con el hombre un nuevo tipo de pareja donde ambos sean componentes y no oponentes, pero se la alentaba a "votar por quien nos dio el voto", se le reclamaba una lealtad al lder que no admita desfallecimientos, y la misma Eva confes en repetidas oportunidades que ella era slo un engranaje ms en la granPgina 10 de 20

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maquinaria de la revolucin que Pern haba llevado a cabo. De este modo se produjo una traslacin de la obediencia tradicional al "padre de familia", a otra obediencia, esta vez consciente y electiva, a un gran padre todopoderoso que rige los destinos del pas, representado por la figura de Pern. En lo que respecta a los aos 60, se destacan las reformulaciones modernizantes de la femineidad, sea como joven soltera liberada, sea como ama de casa tecnificada, que formaban parte de un contexto de creciente participacin social, econmica y poltica de las mujeres. Las expresiones y enunciaciones favorables al trabajo femenino, que se hicieron tanto en el nivel nacional como en el internacional, no alcanzaron a resolver su ntima contradiccin con la maternidad, que continuaba siendo considerada, en el sentido comn de una parte de la gente, el destino natural y la funcin social primaria de las mujeres. Es decir, si bien en la vida prctica y cotidiana las mujeres se desenvolvan en los distintos mbitos, y no slo en la maternidad, en el plano abstracto de las ideas, esta multiplicidad de funciones segua siendo algo extraa e incluso rechazada por algunos. Los acontecimientos poltico-militares de los aos 70 y la crisis econmica desatada en todo el continente hacia fines de la dcada, provocaron un nuevo cambio en el pensamiento popular acerca de la relacin mujer-trabajo. Como reaccin a lo que se haba propagado durante la dcada anterior, tanto en el orden social como en las relaciones de gnero, se comenz con una insistente campaa de re-maternalizacin de las mujeres, adjudicndoles un rol poltico fundamental como garantizadora del orden social. Se empearon en culpabilizarlas del "desorden que exista en el pas" por haber descuidado durante diez aos el rol tan importante de la maternidad. El gobierno militar que tom el poder despus del golpe de Estado de 1976, las interpel directamente: "Sabe usted qu est haciendo su hijo ahora?". Sin embargo, en este perodo de gobierno de facto, las mujeres se mostraron activas en diversos mbitos. Por un lado, debido a la crisis econmica, se aument la participacin de las mujeres en el mercado de la forma ms estable y duradera. La crisis tambin origin una accin comunitaria de mujeres, a travs de organizaciones barriales. Finalmente, en el plano poltico, fue importante el rol las mujeres en la resistencia a la dictadura, fundamentalmente a travs de las Madres de Plaza de Mayo. Para algunos crticos, sin rechazar el rol domstico, estas prcticas ayudaron a transformar la maternidad, socializndola y politizndola, llevndola de lo privado a lo pblico.

En la actualidad (Siglo XXI)En la actualidad, el rol de la mujer en la sociedad es distinto al siglo pasado, ya que existe una creciente participacin de la mujer en el mercado del trabajo, como reflejo de dos factores principales. Por un lado, la evolucin de la economa en los ltimos diez aos que sufriPgina 11 de 20

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grandes cambios debido al proceso de reconversin productiva y a la adecuacin de la economa a los requerimientos de la globalizacin y del comercio internacional. Este contexto tuvo su impacto en las estrategias empresariales, que orientaron la inversin hacia la renovacin tecnolgica, lo cual gener restricciones en la demanda de empleo y una mayor selectividad en los requerimientos de los perfiles laborales. Como consecuencia de ello, el ajuste registrado en el mercado de trabajo fue muy significativo, y alcanz con mayor intensidad a los jefes de hogar varones, en trminos de desempleo. De esta manera se desarrollaron "estrategias del hogar", tendientes a recuperar el ingreso familiar. As, las mujeres comenzaron a tener una participacin ms activa en el mercado laboral. Esta situacin dio lugar al fenmeno conocido como "feminizacin de la fuerza de trabajo", producido por el fuerte incremento de la participacin laboral de las mujeres, que fue motivada entre otras causas por la necesidad de compensar la cada de los ingresos familiares. Por otro lado, sigui profundizndose la idea de que la mujer no es la nica responsable del cuidado de los hijos y las tareas del hogar, por lo que se comenz a hablar de una corresponsabilidad del hombre en dichas actividades. Sin embargo, an cuando la mentalidad de la sociedad argentina sufri un cambio en su concepcin de la mujer, los rastros del machismo siguen siendo evidentes en los mbitos mencionados en el prrafo anterior. Esto se debe a la dificultad que sigue existiendo para asumir la igualdad de condiciones, responsabilidades y capacidades que poseen los hombres y las mujeres. A continuacin profundizaremos en las actuales actitudes machistas que an se pueden apreciar con respecto a la figura femenina en la sociedad. En el mbito de lo laboral, de acuerdo al Instituto Nacional de Estadsticas y Censos (INDEC) sobre una poblacin de 13,6 millones de personas que trabajan o estn en condiciones de hacerlo, el 40% son mujeres. Pero mientras la desocupacin afecta al 13,1% de los hombres y la subocupacin al 10,25%, ambas impactan sobre el 16,7% y el 19,2% de las mujeres. El 46% de las mujeres que no encuentran trabajo tienen estudios secundarios completos o incluso universitarios. Entre los hombres, el porcentaje de los que se encuentran en esa condicin es del 25%. Segn afirma Mara Jos Lubertino, del Instituto Social y Poltico de la Mujer, aunque las mujeres son ms de la mitad de la poblacin y realizan dos tercios del trabajo, slo obtienen el 10% del ingreso. Por eso es que sostiene que "esta es una de las causas de la feminizacin de la pobreza: dos de cada tres pobres son mujeres". Pero hay un dato que muchos pierden de vista. En la Argentina de hoy, el 80% de las mujeres carga con un trabajo invisible: la tarea domstica. "Su jornada laboral llega a las 80 horas semanales en muchos casos, porque an no se hizo la revolucin domstica y todo pesa sobre sus espaldas, los chicos, la limpieza, las compras y el cuidado de los enfermos", seal

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la historiadora Dora Barranco. Con esto se puede decir que, si bien anteriormente mencionamos que hay una nueva idea del hombre asumiendo su rol en el hogar, esta idea o este nuevo modelo de familia todava no se ha puesto en vigencia, por lo cual la mujer sigue manteniendo su papel de ama de casa y, a su vez, tambin se desempea laboralmente para incrementar el ingreso de la familia (o sostener econmicamente a la misma en caso de ser soltera). En los 90 irrumpi la desocupacin y con ella un nuevo fenmeno: las mujeres jefas de hogar. En la mayora de los casos, porque sus maridos quedaron desempleados, porque se separaron o son madres solteras. Actualmente, las mujeres jefas de hogar llegan al 30% en la Capital y el Gran Buenos Aires. La mayora se ocupa en puestos mal pagos y en negro, como el servicio domstico, que no recibe aportes patronales ni tiene obra social. De los 4,5 millones de trabajadores a los que se les hacen aportes jubilatorios, slo 1,5 millones son mujeres. Esto quiere decir que la mayora de las mujeres que trabajan estn en negro, si consideramos que el porcentaje de mujeres con una ocupacin es mayor a la mitad del total de trabajadores en la Argentina. Por supuesto, tampoco se cumple con lo establecido en la Constitucin Nacional: a igual trabajo, igual salario. Las diferencias entre ambos sexos siguen siendo abrumadoras. Segn Magui Belloti, de la Asociacin de Trabajo y Estudio de la Mujer: "La brecha salarial promedio entre mujeres y varones es del 30. Se sabe que incluso cuando ocupan puestos superiores, ellas ganan menos. Hay que remarcar tambin, cmo le juega en contra a la mujer el hecho de estar embarazada a la hora de buscar un trabajo, y la actitud machista que demuestran las empresas contratistas. De acuerdo al abogado laboralista Hctor Recalde, asesor de la Confederacin General del Trabajo (CGT), si el perodo de prueba se establece en 12 meses para los trabajadores nuevos que ingresen a una pequea industria, la mujer embarazada pierde su derecho a la licencia. La legislacin actual contempla 30 das de licencia antes del parto, 60 despus y una indemnizacin especial en caso de despido. "Si se la toma a prueba durante un ao o aun seis meses, la legislacin posibilitar que sea despedida sin el uso de licencia y lo que es peor, sin indemnizacin", remarc Recalde. Sucede tambin que existen discriminaciones por razn de sexo que se producen hacia la mujer, tanto en el acceso al empleo como en las condiciones de trabajo. Las circunstancias que permiten esta situacin son de dos tipos: a) La situacin social de la mujer y la consideracin tradicional -en sentido peyorativoacerca de su trabajo. b) Los poderes de decisin unilateral que en el mbito laboral se reconocen al empresario.Pgina 13 de 20

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En cuanto a la situacin social femenina, como ya recalcamos anteriormente, en gran medida la sociedad sigue considerando a la mujer como el sujeto que debe hacerse cargo de las responsabilidades que podramos denominar "domsticas", mientras que el hombre aparece como el sujeto destinado a trabajar fuera del hogar y, en base a ello, a suministrar los ingresos familiares. Por esta razn, se evidencia el hecho de que ellas no puedan acceder a la formacin profesional que tendran si no fueran las encargadas de realizar las actividades del hogar y la crianza de sus hijos. El hombre, en cambio, puede tener una perfecta capacitacin profesional, lo cual lo favorece en contraposicin con la madre de familia. Esto quiere decir que ese dficit de formacin ocasiona menores posibilidades de empleo y, desde luego, relega a la mujer a los puestos con menores requerimientos de formacin y, por lo tanto, peor remunerados. Adems, ese clima social crea una cierta presin para que la mujer no abandone el hogar, para que "no trabaje fuera", lo que de alguna manera juega en favor de que aquellas acepten, sin excesivos problemas, el trabajo a domicilio y el empleo a tiempo parcial. As, el empresario percibe el trabajo femenino como algo temporal o marginal. Ellas trabajarn generalmente hasta que se conviertan en madre o, en el mejor de los casos, luego seguirn con las dos tareas -trabajadora y mam- por lo que su dedicacin a la empresa no ser todo lo intensa que sera deseable y posiblemente llegar un momento en que resulten incompatibles ambas ocupaciones. Esta es la causa de que el empresario no tenga inters en invertir en la formacin de la mujer trabajadora, en procurarle una carrera profesional (para qu si en un plazo no muy largo abandonar la empresa?), o en incorporarla en puestos de responsabilidad o directivos (pues tendr otras preocupaciones que le impedirn dedicarse a la empresa con la suficiente plenitud como lo hara un hombre). Esta realidad refleja que el empresario nunca considera que la mujer puede ser el sustento principal del hogar, sino que la percibe como algo secundario, presuponiendo que l es el encargado de mantener a la familia econmicamente y ella, slo representa una ayuda al ingreso financiero masculino. A ello hay que agregar que, en las empresas sigue teniendo mucho peso la consideracin de la mujer como "sexo dbil", por lo que se incrementan las dificultades para que ocupe puestos de mando o de responsabilidad. Se tienen prejuicios como, por ejemplo, "no tendra la suficiente autoridad", "no sera obedecida", "los hombres no lo aceptaran". De hecho, entre los directivos de las empresas, frecuentemente aparecen conductas "sexistas" o "machistas", que llevan a que una dama sea un sujeto extrao en esos ambientes y a que aquellos aleguen que les resulta difcilmente aceptable "estar las rdenes de una mujer" o "trabajar con ellas. Todo ello explica, aunque no por eso justifica ni ampara, la discriminacin laboral femenina teniendo en cuenta su situacin social.

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Lo analizado en relacin a esto se puede resumir diciendo que la mujer tiene mayores dificultades que el hombre para conseguir empleo, que los empleos que ocupa son generalmente a tiempo parcial o a domicilio, y que cuando es empleada en condiciones normales, ocupa los puestos ms simples, que requieren menos formacin, peor retribuidos, ajenos a la cadena de mando y de responsabilidad. Ahora si consideramos los poderes de decisin unilateral que posee el empresario en el mbito laboral, el problema pasa porque si bien la prohibicin de discriminacin es clara, esa prohibicin general debe conllevar unas determinadas pautas de comportamiento y a la hora de establecerlas, los trminos ya no son tan claros, ya que no es posible siempre saber si se ha incumplido o no una obligacin concreta derivada de la prohibicin general de discriminacin por razn de sexo. La prueba de estas discriminaciones cuenta con serios obstculos. En primer lugar, la generalidad de muchas de las prohibiciones discriminatorias que, conducen a posteriores problemas a la hora de determinar las conductas concretas que pueden considerarse como transgresoras de la citada prohibicin. En segundo lugar, es muy complicado para la trabajadora probar conductas discriminatorias que aparecen como indirectas y an como encubiertas en el marco de otras decisiones empresariales, que aunque hubieran sido presenciadas por otros compaeros se dificulta su prueba por el temor a perder el empleo o ser sancionado. En tercer lugar, el otro factor que imposibilita la prueba es la capacidad de decisin unilateral del empresario. En efecto, el ordenamiento laboral reafirma al empresario como titular de la empresa y le atribuye poder de organizar y dirigir la misma, tambin, en las cuestiones relativas al personal. Desde esta perspectiva, las normas laborales reconocen al empresario el poder general de direccin del trabajo y organizacin de la empresa. Es cierto que en estos terrenos de libertad empresarial en el mbito laboral, la capacidad unilateral de decisin del dueo tiene ciertos lmites para evitar un ejercicio irrazonable de esa facultad, permitiendo que la decisin empresarial no se produzca con efectos discriminatorios o que ocasione algn perjuicio material o moral para los derechos fundamentales de los trabajadores y tambin cuida de que no se alteren las condiciones esenciales del contrato. Pero precisamente esas posibles discriminaciones son, en estos casos, muy difciles de probar, porque en la medida que se enmarcan en una posible decisin unilateral del empresario no sujeta a la demostracin de razones concretas, ser siempre difcil discernir si la decisin se enmarca en el campo de libertad y hasta de relativa arbitrariedad que se le reconoce o, realmente, es discriminatoria. En el plano jurdico, en la Argentina, se puede observar cmo influye la mentalidad machista. Las inequidades se registran en la atencin discriminatoria hacia las vctimas o en juicios y sentencias que no contemplan las desventajas que padecen muchas mujeres por vivir

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en un sistema patriarcal y machista, seal Carmen Argibay, la primera mujer en ser magistrada de la Corte Suprema de Justicia (CSJ). Un ejemplo de sentencia discriminatoria es la que permiti en el ao 2010 condenar a una mujer a requerir la autorizacin de su cnyuge para someterse a una ligadura de trompas. Para poder abolir la discriminacin en la justicia, en la Argentina se comenz a capacitar a los magistrados y funcionarios de la justicia en equidad de gnero y derechos de las mujeres, en un programa que por su amplitud podra ser la gua de iniciativas similares en el resto de Amrica Latina. Un fallo con perspectiva de gnero, por ejemplo, fue el que conden a los mdicos que se negaron a brindar quimioterapia a una mujer que padeca cncer porque estaba embarazada, pese a su manifiesta voluntad de interrumpir la gestacin. Tambin se est tratando el tema de la violencia contra las mujeres, ya que segn la magistrada Argibay: Se sigue observando que hay maltrato a las mujeres que vienen en busca de justicia. Parece naturalizado considerarlas mentirosas si acusan a un hombre de ser violento o de una violacin. Adems, segn la jueza Mara Laura Garrigs, una de las seleccionadas como promotoras de gnero dentro del Poder Judicial: La violencia contra la mujer es consecuencia de ver el mundo desde un patrn absolutamente machista. El Poder Judicial todava no tiene incorporada esta perspectiva, es algo que tenemos que lograr, un cambio de paradigma que nos permita ver el delito en todo ese contexto, reflexion Garrigs. Esto quiere decir que actualmente, en el poder judicial, al tener una perspectiva machista, se ve a la violencia contra la mujer como algo que no es malo, por lo cual se dificulta actuar a favor de las mujeres en situaciones de esta ndole. En cuanto a lo poltico, el papel de la mujer en la Argentina es de gran relevancia, debido al hecho de que el actual Presidente de la Nacin es una mujer, Cristina Fernndez, la cual asumi luego de triunfar en las elecciones del ao 2007. En el plano de lo prctico, no se visualiza una preferencia de gnero o una mayor participacin de hombres que de mujeres, pero en el plano de lo abstracto sigue habiendo una tendencia a creer que las mujeres no son aptas para gobernar e incluso es muy comn que entre la poblacin se escuchen frases como Eso nos pasa por votar a una mujer, Tena que ser mujer para, Ves, por eso las mujeres no tienen que estar en poltica, A las mujeres no les da la cabeza para gobernar, entre otros dichos populares. En resumen, en poltica, la mujer tiene actualmente una activa participacin, ya que puede ocupar los cargos gubernamentales ms altos en la escala jerrquica, sin parecer esto algo inusual para la mayora de la poblacin. Sin embargo, ello no quita el hecho de que en la sociedad persista una mentalidad en la cual la figura del hombre sea mejor vista que la de la mujer, para gobernar o desempearse en el mbito de la poltica general.

El machismo en la msicaPgina 16 de 20

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Un tema que es llamativo y que, a nuestro parecer, debe tratarse por separado de los dems, es el del machismo en las letras de canciones. En este mbito, las canciones machistas no discrepan gnero musical alguno. stas se han extendido al rock, al pop, a la cumbia y hoy en da principalmente al reggaeton. Los argumentos van desde los ms sutiles, como el de Me gusta ese tajo del Flaco Spinetta que dispone a la mujer como objeto pero sin injurias, hasta los ms locuaces y vehementes como el de En el caso del tango, ste se populariz en nuestra sociedad a mitad del siglo XX, y las mujeres eran tratadas en sus letras como venerables o prostitutas. Esto se ve, por ejemplo, en el tango Si te agarro con otro te mato de Cacho Castaa y en el Amablemente de Augusto Arturo Martini, el cual tambin predica la violencia: La encontr en el buln y en otros brazosSin embargo, canchero y sin cabrearseLe dijo al gaviln: Puede rajarseel choma no es culpable en estos casosAl quedarse bien solo con la minabusco las alpargatas y, ya listomurmuro cual si nada hubiera vistoCebame un par de mates, CatalinaLa grela, jaboneada, le hizo casoEl tipo, saborendose un buen fasola mateo, chamuyando de pavadasY luego, besuquendole la frentecon toda educacin, amablementele fajo treinta y cuatro pualadas. En el reggaeton las mujeres son consideradas como perversas lujuriosas y son cotizadas como objetos preciados. Ejemplo de sto es la letra de la cancin El Ltigo de Toby Toon: Por delante por detrspor delante por detrspor delante por detrs pa que te duelaY si ella se porta mal, dale con el ltigose sigue portando mal, dale con el ltigoY si ella se porta mal, dale con el ltigodale con el ltigo, dale con el ltigoA quien le guste el castigo y si se me porta mal le doy con el ltigoSi la trato bien ella me dice estpido, sabes que me gusta que me des con el ltigo. En este caso, no slo se apunta a la violencia fsica sino tambin a la violencia sexual. La sexualidad que viven las mujeres hoy en da es muy diferente a la de principios y mitad del siglo pasado, pero este tipo de msica (reggaeton) las est ubicando en un sitio de rebajamiento, socavado por un ritmo pegadizo e instintivo. Lo preocupante de esta situacin es el hecho de que el machismo en las letras de canciones est siendo comn y se ha intensificado en este ltimo siglo, con el surgimiento del reggaeton como gnero musical, donde casi todas las letras tratan sobre sexo, mujeres, escndalos delictivos, lujuria, y todo ese tipo de temas.

El machismo en Boquitas Pintadas (PUNTO SIN TERMINAR)En la obra Boquitas Pintadas, se puede ver cmo el autor Manuel Puig introduce el machismo como una cualidad de la sociedad argentina de la poca narrada. De hecho, Puig describe lo que l ve en el General Villegas de la realidad, ya que como se mencion en la biografa del autor, l crea que en su ciudad el machismo era muy comn, por lo cual denigrar a la mujer no estaba mal visto.

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Se podra decir que la obra ya nombrada constituye, en cierto modo, una fuente de la cual se pueden extraer las caractersticas machistas de la sociedad argentina de los aos 40 y 50, por ser stas las dcadas en las cuales se desarrolla la historia. En primer lugar habra que destacar que ms all de la forma de ser y la actitud cada personaje, el machismo se puede ver en las relaciones mismas que se dan entre ellos y el modelo de sociedad que plantea Puig. A continuacin analizaremos el machismo representado por los personajes y sus interacciones, haciendo hincapi en el papel que ha encarnado la mujer en la sociedad a lo largo del siglo XX y hasta el presente. Empezando con el personaje de Rabadilla, en Boquitas Pintadas se puede ver que ella no necesita representar el papel de amante o de esposa, porque cuenta con sus manos para lograr subsistir. Sin embargo, su condicin social, su ignorancia, como dice la seora Aschero (FALTA CITA), la hace ms vulnerable frente a los estudiantes, a los empleados de banco, los viajantes y propietarios de comercio, que pretenden seducir a las sirvientas. Para la Raba slo es recomendable cualquier muchacho bueno y trabajador, palabras que la patrona utiliza para designar a los obreros de toda ndole.

FALTA SEGUIR COMPLETANDO EL ANLISIS DE LA OBRA CON RESPECTO AL PAPEL DE LA MUJER EN LA SOCIEDAD A LO LARGO DE LOS AOS?

FALTA REALIZAR LA RELACIN DEL ANLISIS DEL MACHISMO TENIENDO EN CUENTA LO QUE ESCRIBIMOS SOBRE EL ROL DE LA MUJER EN EL SIGLO XX Y LA ACTUALIDAD JUNTO CON LO QUE ESCRIBAMOS DEL MACHISMO EN BOQUITAS PINTADAS.

FALTA REALIZAR EL ANLISIS DEL MACHISMO EN LA RELIGIN CATLICA COMO TEMA SECUNDARIO PERO IMPORTANTE EN LA SOCIEDAD.

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Bibliografa Puig, Manuel. Boquitas pintadas. Editorial ArgentinaBiblioteca Clarn. Argentina, 1969. Agregar libro que tiene Manuel de Boquitas pintadas WIKIPEDIA, La enciclopedia libre, Boquitas pintadas [Enciclopedia en lnea]. Disponible en: http://es.wikipedia.org/wiki/Boquitas_pintadas_%28novela%29 [Consultado el 3 de agosto de 2011]

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BULARD, Martine. Argentina formar magistrados para revertir el machismo de la justicia. PERIODISMO HUMANO. [Artculo electrnico en lnea] de Edicin Cono Sur,Pgina 19 de 20

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Vol.

11,

pag.

22-23,

Mayo

2000.

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