Miguel y Jorge en la II Guerra Mundial

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MIGUEL Y JORGE EN LA II GUERRA MUNDIAL El 1 de setiembre de 1934,era un día soleado en un pequeño pueblo costero de España. Jorge y Miguel tenían 12 años y eran amigos de la infancia. Estaban en la playa jugando con la arena vestidos con camisas y pantalones cortos. Sus padres tenían unas barcas de madera. Cuando estaban jugando al balón se les cayó al agua y fueron a cogerlo. Miraron hacia el mar y se dieron cuenta que unos barcos se acercaban a la costa. Los dos tuvieron miedo no sabían si venían a atacarles. Se pusieron a correr y se fueron hacia casa para avisar a sus padres. - Papa! Mama! Estábamos en la playa jugando y hemos visto acercarse a la orilla unos barcos. – Gritaron Miguel y Jorge a la vez. - Nos os preocupéis, serán unos pescadores que habrán afanado. – Dijo Luis, el padre de Miguel con tranquilidad. - ¡No papá! Eran unos barcos de la armada Alemana. – Respondió Miguel nervioso. - Tranquilos iremos a la playa para ver que está sucediendo. – Añadió Luis preocupado, pensando que eran los enemigos. - Está bien señor Luis. – Dijo Jorge asustado. Cuando llegaron los tres a la playa, se dieron cuenta que cada vez estaban más cerca los barcos de guerra del ejército alemán. - ¡Vamos corriendo al pueblo a avisar a todos! - Dijo Luis el padre de Miguel. Se fueron los tres corriendo hacia el pueblo, pensaron que lo mejor era tocar las campanas de la iglesia para avisar a todos los ciudadanos. - Será mejor que tú Jorge vayais a avisar al alcalde.- Dijo Miguel. - Mi padre y yo iremos a la iglesia donde el cura para informarle y decirle que toque la campanas. - Dijo otra vez Miguel. Jorge corrió como una bala hacia el ayuntamiento a avisar al alcalde de su pueblo. - Os he reunido para anunciaros una mala noticia: La armada Alemana ha desembarcado en la playa. – Anunció el Alcalde.

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MIGUEL Y JORGE EN LA II GUERRA MUNDIAL

El 1 de setiembre de 1934,era un día soleado en un pequeño pueblo

costero de España. Jorge y Miguel tenían 12 años y eran amigos de la

infancia. Estaban en la playa jugando con la arena vestidos con camisas y

pantalones cortos. Sus padres tenían unas barcas de madera.

Cuando estaban jugando al balón se les cayó al agua y fueron a cogerlo.

Miraron hacia el mar y se dieron cuenta que unos barcos se acercaban a la

costa. Los dos tuvieron miedo no sabían si venían a atacarles. Se pusieron a

correr y se fueron hacia casa para avisar a sus padres.

- Papa! Mama! Estábamos en la playa jugando y hemos visto acercarse a la

orilla unos barcos. – Gritaron Miguel y Jorge a la vez.

- Nos os preocupéis, serán unos pescadores que habrán afanado. – Dijo Luis,

el padre de Miguel con tranquilidad.

- ¡No papá! Eran unos barcos de la armada Alemana. – Respondió Miguel

nervioso.

- Tranquilos iremos a la playa para ver que está sucediendo. – Añadió Luis

preocupado, pensando que eran los enemigos.

- Está bien señor Luis. – Dijo Jorge asustado.

Cuando llegaron los tres a la playa, se dieron cuenta que cada vez

estaban más cerca los barcos de guerra del ejército alemán.

- ¡Vamos corriendo al pueblo a avisar a todos! - Dijo Luis el padre de Miguel.

Se fueron los tres corriendo hacia el pueblo, pensaron que lo

mejor era tocar las campanas de la iglesia para avisar a todos los ciudadanos.

- Será mejor que tú Jorge vayais a avisar al alcalde.- Dijo Miguel.

- Mi padre y yo iremos a la iglesia donde el cura para informarle y decirle que

toque la campanas. - Dijo otra vez Miguel.

Jorge corrió como una bala hacia el ayuntamiento a avisar al alcalde de

su pueblo.

- Os he reunido para anunciaros una mala noticia: La armada Alemana ha

desembarcado en la playa. – Anunció el Alcalde.

- ¿Qué vamos hacer? – Preguntó un aldeano muy nervioso. Toda la gente

estaba histérica.

- ¡Tranquilos! Podemos poner sacos de arena para impedir que los marines

entre al pueblo. – Respondió el señor alcalde.

- ¡Vayamos todos juntos a trabajar en ello! – Dijo la gente en un gran

estruendo.

El pueblo entero, incluido los niños, fueron a tomar parte en la hazaña.

Cuando llegaron al pueblo le rodearon de la armada Alemana.

-¿Y qué vamos hacer? - Dijo Jorge.

-No tenéis ninguna escapatoria.

- Yo tengo una gran idea dijo Miguel. Vamos a coger nuestros barcos pero

dijeron en silencio en un corro para que los demás no se enteraran. Fue un

alboroto porque todo el mundo empezó a correr. Arrestaron a casi todo el

pueblo, a excepción de 100 personas, y les metieron en campos de

concentración

La gente que se libró de los campos de concentración zarpó rumbo a America.

Tardaron unos 3años. Cuando llegaron la gente pedía comida porque en los

barcos la comida fue escasa.

Continuará la próxima vez.