Miguel Pastrana Flores - UNAM-Históricas · 2018. 11. 5. · Miguel Pastrana Flores . Historias de...

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Miguel Pastrana Flores Historias de la conquista Aspectos de la historiografía de tradición náhuatl Primera reimpresión México Universidad Nacional Autónoma de México Instituto de Investigaciones Históricas 2009 300 + [13] p. Ilustraciones (Serie Teoría e Historia de la Historiografía, 2) ISBN-10: 970-32-1449-5 ISBN-13: 978-970-32-1449-5 Formato: PDF Publicado en línea: 20 de marzo de 2018 Disponible en: http://www.historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/ historias_conquista/438a.html DR © 2017, Universidad Nacional Autónoma de México-Instituto de Investigaciones Históricas. Se autoriza la reproducción sin fines lucrativos, siempre y cuando no se mutile o altere; se debe citar la fuente completa y su dirección electrónica. De otra forma, se requiere permiso previo por escrito de la institución. Dirección: Circuito Mtro. Mario de la Cueva s/n, Ciudad Universitaria, Coyoacán, 04510. Ciudad de México

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  • Miguel Pastrana Flores

    Historias de la conquista Aspectos de la historiografía de tradición náhuatl

    Primera reimpresión

    México

    Universidad Nacional Autónoma de México Instituto de Investigaciones Históricas

    2009

    300 + [13] p.

    Ilustraciones

    (Serie Teoría e Historia de la Historiografía, 2)

    ISBN-10: 970-32-1449-5 ISBN-13: 978-970-32-1449-5

    Formato: PDF

    Publicado en línea: 20 de marzo de 2018

    Disponible en:

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  • El sentido de la conquista

    ... los hombres, cuando les viene una y otra vez la suerte en contra, se acostumbran al Mal y terminan por cambiarle de nombre, lo llaman Destino o Fatalidad.

    Odiseas Elitis

    EL PROBLEMA

    La conquista de América ha sido uno de los acontecimientos históricos que más han atraído a los estudiosos de todo el mundo. Desde el momento mismo del contacto entre Europa y los pueblos indígenas, el debate surgió por diferentes motivos, mismo que ha girado en torno a diversos temas y ha corrido por infinidad de cauces. Ya los hombres del siglo XVI se percataron de la gran trascendencia de este proceso histórico y, quizá, fue Francisco López de Gómara quien mejor expresó esa importancia al escribir que: "La mayor cosa después de la creación del mundo, sacando la encarnación y muerte del que lo crió, es el descubrimiento de Indias." 1

    La impactante realidad humana de las tierras recién descubiertas contó con dos épicas empresas: las conquistas de México y de Perú. Pronto, ambas fueron objeto de conocimiento y de confrontación entre las más diversas posiciones. Se discutió su legitimidad, el sentido que podrían tener dentro del plan divino de la historia, su importancia en la formación de los mercados mundiales y muchos otros aspectos. Pero pocas veces se ha tratado de indagar cuál pudo ser el significado de la Conquista española desde la perspectiva de los pueblos indígenas y cuál fue el sentido que le dieron. Tal es el problema que, a propósito de las crónicas de tradición indígena del Altiplano central de México, se trata de plantear y, en lo posible, de resolver en este capítulo.

    1 Gómara, Historia general de las Indias, v. I, p. 25.

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  • 212 HISTORIAS DE LA CONQUISTA

    En términos generales puede decirse que desde el punto de vista occidental el problema ha atravesado por varias etapas, las cuales son, fundamentalmente, las mismas que se han visto en los anteriores capítulos. Primero se encuentran los autores que desde una óptica providencialista captaron el tema que nos ocupa; en ese momento de interpretación de la Conquista se encuentra el tratamiento de varios temas que fueron comunes a casi todos los autores de esta etapa y también a los de momentos posteriores. El argumento central de esta perspectiva es el de la misión providencial de España para el descubrimiento, la conquista y la conversión de los indígenas, como lo dijo Gómara al dirigirse a Carlos V:

    Nunca jamás rey ni gente anduvo tanto y dominó tanto en tan breve tiempo como la nuestra, ni ha hecho ni merecido lo que ella, así en armas y navegación, como en predicación del Santo Evangelio y conversión de idólatras, por lo cual son los españoles dignísimos de alabanza en todas las partes del mundo. ¡Bendito sea Dios, que les dio tal gracia y poder! 2

    Para Gómara los indígenas recibieron enormes beneficios gracias a la Conquista española, como fueron las mejoras materiales al conocer el uso del hierro y animales de tiro, así como avances en el terreno intelectual al enseñarles la escritura alfabética y, sobre todo, recibieron el beneficio espiritual de ser evangelizados yalejados de la idolatría en la que se encontraban sumidos.

    Buena loa y gloria es de nuestros reyes y hombres de España, que haya hecho a los indios tomar y tener un Dios, una fe y un bautismo, y haberles quitado la idolatría, los sacrificios de hombres, el comer carne humana, la sodomía y otros grandes y malos pecados, que nuestro buen Dios mucho aborrece y castiga._Les han quitado también la muchedumbre de mujeres, vieja costumbre y deleite entre todos aquellos hombres carnales; les han mostrado las letras, pues sin ellas los hombres son como animales, y el uso del hierro, que tan necesario es al hombre; asimismo les han enseñado muchas buenas costumbres y policía para pasar mejor la vida.3

    Todos estos elementos aportados a través de la Conquista son tan valiosos que con uno solo de ellos los españoles pagan con creces las riquezas materiales que tomaron a los indígenas: "Todo lo cual,

    2 Ibídem, v. I, p. 312-313. 3 Ibídem, v. I, p. 313.

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  • EL SENTIDO DE LA CONQUISTA 213

    y hasta cada cosa por sí, vale, sin duda ninguna, mucho más que la pluma, ni las perlas, ni la plata, ni el oro que les han tomado."4

    Es importante hacer notar que buena parte de los aspectos señalados por Gómara como beneficios de la Conquista para los indígenas serán retomados, en el transcurso del tiempo, por muchos otros autores de las más diversas corrientes de pensamiento, pero que tienen un rasgo común con él: el eurocentrismo.

    Así, por ejemplo, Bernal Díaz del Castillo señaló tres grandes beneficios que recibieron los indígenas gracias a la acción de los españoles. El primero de ellos fue la conversión al cristianismo, pues "se han bautizado desde que los conquistamos todas cuantas personas había, así hombres como mujeres, y niños que después han nacido, que de antes iban perdidas sus ánimas a los infiernos".5

    El segundo beneficio fue que los españoles enseñaron a los indígenas diversos oficios de origen europeo, como la herrería, la pintura, y otros, con los cuales se pudieran ganar la vida y mejorar sus habilidades, "los más indios naturales destas tierras han deprendido muy bien todos los oficios que hay en Castilla entre nosotros, y tienen sus tiendas de los oficios y obreros, y ganan de comer a ello".6

    También las labores del campo se enriquecieron con la llegada de los nuevos cultivos y animales procedentes de Europa, cuyo aprovechamiento muy pronto fue aprendido por los indígenas, "y ahora crían ganado de todas suertes y doman bueyes, y aran las tierras y siembran trigo, y lo benefician y cogen, y lo venden, y hacen pan y bizcocho, y han plantado sus tierras y heredades de todos los árboles y frutas que hemos traído de España, y venden el fruto que procede de ello" .7

    Con la Conquista los españoles implantaron la justicia y mejores formas de gobierno entre las comunidades indígenas, "y diré de la justicia que les hemos enseñado a guardar y cumplir, y como cada año eligen sus alcaldes ordinarios y regidores y escribanos y alguaciles, fiscales y mayordomos, y tienen sus casas de cabildo, donde [ ... ] hacen justicia con tanto primor y autoridad como entre nosotros, y se precian y desean saber mucho de las leyes del reino por donde sentencien.8

    4 ldem. 5 Díaz del r h[i 1 IP Hisf,11it1 1·erd11dera de la conquista de Nueva España, cap. CCIX,

    p. 877.6 Jbidem, ca p. (, 1,., p. 87b. 7 Jbidem, cap. CCIX, p. 879. 8 Jbidem, cap. • < i' r· �--0 h·'\Ü.

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    Claro que para los españoles del siglo XVI todo el proceso de la Nueva España se enmarca dentro del plan divino de la historia; en ese sentido la conquista militar es vista sólo como el medio del que se había valido la Providencia para hacer llegar a los indios la fe cristiana. El carácter providencial de la Conquista se hacía patente al considerar las maravillas obradas en ella por la divinidad, pues, como dice José de Acosta:

    Sucedieron en esta conquista de México muchas cosas maravillosas, y no tengo por mentira ni por encarecimiento, lo que dicen los que escriben, que favoreció Dios el negocio de los españoles con muchos milagros, y sin el favor del cielo era imposible vencer tantas dificultades y allanarse toda la tierra al mando de tan pocos hombres. Porque [ ... J la causa de Dios y gloría de nuestra fe, y bien de tantos millares de almas como de aquellas naciones tenía el Señor predestinadas, requería que para la mudanza que vemos, se pusiesen medios sobrenaturales y proprios [ ... J del que llama a su conocimiento a los ciegos y presos, y les da luz y libertad con su sagrado evangelio.9

    Para el padre Acosta los indígenas vivían inmersos en los engaños del demonio, quien, en lo espiritual, los mantenía sumidos en un sangriento culto idolátrico, y en lo temporal los oprimía con un gobierno tiránico. Es por ello que la Conquista, al permitir a los indios conocer el evangelio, fue una empresa de liberación. "El yugo pesadísimo e insoportable de las leyes de Satanás, y sacrificios y ceremonias [ ... ] los mismos indios estaban ya cansados de llevarlo, que consultaban entre sí de buscar otra ley y otros dioses a quienes servir. Así les pareció y parece, la ley de Cristo, justa, suave, limpia, buena, iguat y toda llena de bienes." 10

    Sin embargo, no todos los autores dejaron de señalar los problemas y carencias que la Conquista trajo para la población indígena. Por ejemplo, fray Toribio Motolinía escribió acerca de lo que llamó las "diez plagas que asolaron a los indios" de Nueva España. Entre estas plagas mencionó las pestes, las muertes ocurridas durante la Conquista, los tributos, la explotación de minas, los trabajos excesivos impuestos por los españoles y la esclavitud indígena. Penalidades con las cuales la divina providencia castigó a los indios: "Por los pecados de estos naturales fue Dios movido a

    Acosta, Historia natural}/ moral de las Indias, p. 371. '" Ibídem, p. 376.

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    ira contra ellos, y los castigó, como dicho es, e su saña e ira se indignó contra ellos." 11

    Aunque, claro está, todas la penalidades de los indígenas tuvieron su premio en la conversión al cristianismo y en la consecuente salvación de sus almas, "Estos indios que casi no tienen estorbo que les impida para ganar el cielo [ ... ] porque su vida se contenta con poco, y tan poco, que apenas tienen con qué se vestir ni alimentar."12 Justamente la miseria de las condiciones materiales de existencia de los indígenas es lo que les daría la posibilidad de alcanzar la vida eterna.

    A principios del siglo XVII Juan de Torquemada hizo suyos varios de los conceptos vertidos en la centuria anterior. En primer término destaca la elección divina de Hernán Cortés para realizar la conquista militar, que a su vez hiciera posible allanar el camino a la propagación del evangelio en tierras indias. "Pero lo que yo quiero aquí ponderar y encarecer es que parece sin duda haber elegido Dios a este animoso capitán don Fernando Cortés para abrir por industria suya la puerta de esta gran tierra de Anahuac y hacer camino a los predicadores de su evangelio, en este nuevo mundo."13

    La obra providencial realizada por medio de Cortés tuvo el fin último de subsanar, con la conversión de los indígenas, la pérdida de las almas de aquellos que en Europa habían seguido la Reforma protestante, 11 de suerte que lo que por una parte se perdía, se cobrase por otra en más o menos número".

    En otro lugar, el cronista franciscano reconoce los aspectos más negativos de la Conquista y explica todos los males que padecieron los indígenas como un castigo de Dios, por los múltiples ygrandes pecados que cometía toda la sociedad indígena prehispánica. "Una de las razones que se pueden dar acerca de haber Dios entregado estos indios a los españoles, con tanto rigor y tan a fuego y sangre como los llevaron, es la abundancia de pecados que cometían, no sólo en lo secreto y oculto de sus casas sino también en lo manifiesto y público de la ciudad y plazas."15

    La gravedad y cantidad de los pecados cometidos por los indígenas en el plano individual y en el colectivo justificaban, a los ojos de Torquemada, el castigo divino a través de la Conquista y que el poder político pasara de los señores indios a los españoles.

    11 Motolinía, El libro perdido, p. 53. 12 Jbidem, p. 163. 13 Torquemada, Monarqula Indiana, v. 11, libro IV, prólogo, p. 7.14 ldem.15 Ibidem, v. 11, libro IV, cap. CVI, p. 321.

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    A cambio de los males que trajo aparejados la Conquista, los indígenas recibieron la posibilidad de salvar sus almas a través de la labor evangélica de las órdenes mendicantes, "y el bien que se les recreció a los que quedaron en el beneficio que recibieron en ser cristianos en mano de la inmensa misericordia de Dios" .16

    En el siglo XVIII Francisco Javier Clavijero daba fin a su Historia antigua de México mencionando las ominosas condiciones de vida de los indígenas en la Nueva España, pero consideraba que éstas eran el justo castigo de Dios por los pecados de los antiguos indios.

    Los mexicanos, con todas las demás naciones que ayudaron a su ruina, quedaron [ ... ] abandonados a la miseria, la opresión y al desprecio, no solamente de los españoles sino aun de los más viles esclavos africanos y de sus infames descendientes, vengando Dios en la miserable posteridad de aquellas naciones la crueldad, la injusticia y la superstición de sus mayores. Funesto ejemplo de la Justicia Divina y de la inestabilidad de los reinos en la tierra.17

    Si bien el jesuita ya participaba de los elementos críticos de la historiografía ilustrada, algunos de sus pilares conceptuales seguían siendo los del providencialismo.

    Otro gran momento en la interpretación de la Conquista lo constituye el siglo XIX, centuria que está marcada por la independencia de México, la formación de un estado nacional y la llegada de nuevas maneras de hacer historia, como el cientificismo y el positivismo. En este contexto era inevitable que los historiadores miraran al pasado buscando los "orígenes" de la nueva nación. Algunos vieron en el movimiento de independencia el nacimiento de México, al tiempo que condenaron a la Nueva España como una etapa de oscurantismo y opresión; otros, en cambio, encontraron en la Conquista el hito fundador de la mexicanidad.

    Corno ejemplo de la primera postura puede verse la severísima opinión de Lorenzo de Zavala, quien pensaba que: "La conquista de los españoles en América redujo a los indios a tal estado de esclavitud que cada hombre blanco se consideraba con el derecho de servirse de los indígenas, sin que éstos tuviesen ni valor para oponerse ni aun la capacidad de explicar algún derecho." 18

    16 lbidem, v. II, libro IV, cap. CVI, p. 326. 17 Clavijero, Hístoría antigua, p. 417-418. 18 Zavala, "La dominación española", en Conquista y colonización de México, p. 172.

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    Inevitable situación dentro de un sistema político y social que basaba su dominio principalmente en el terror, la ignorancia y el fanatismo religioso.19

    Un ejemplo notable de la segunda postura lo encontramos en la obra de Lucas Alamán, quien pensaba que con la Conquista se implantaron en el territorio los valores europeos y católicos que, andando el tiempo, forjarían a la nación mexicana.

    La conquista, obra de las opiniones que dominaban en el siglo en que se ejecutó, ha venido á crear una nueva nación en la cual no queda rastro alguno de lo que antes existió: religión, lengua, costumbres, leyes, habitantes, todo es resultado de la conquista y en ella no deben examinarse los males pasajeros que causó, sino los efectos permanentes, los bienes que ha producido y que permanecerán mientras exista esta nación.20

    Resulta interesante, y revelador, que Alarnán no haga ninguna alusión, en sus juicios sobre la Conquista, a la situación de los grupos indígenas, ni mencione alguna aportación del pasado prehispánico en la formación de México; para él los valores constitutivos de la nación mexicana son exclusivamente aquellos de raigambre europea y católica.

    Casi cuarenta años después Manuel Orozco y Berra volvía a preguntarse acerca de las consecuencias y el significado de la Conquista. En este autor ya se nota una cierta influencia de las ideas de progreso, pues señala que al entrar en contacto la cultura europea con la indígena la primera tenía que terminar por imponerse debido a su más alto desarrollo, "De las dos civilizaciones que se ponían en presencia, la menos adelantada debía sucumbir: es la ley providencial."21

    Orozco y Berra reconocía la parte negativa de la Conquista con su violencia, sus muertes, la opresión de los indígenas, pero trató de ubicar el problema en perspectiva histórica y preguntarse si "¿El inmenso cúmulo de desdichas sufridas por los pueblos de América trajeron algún provecho para la civilización?" Y considerando como civilización sólo los elementos culturales europeos declaraba: "Nos apresurarnos a responder afirmativamente."22

    Por otra parte, luego de reconocer algunos valores morales en las creencias religiosas indígenas, señalaba lo que para él era in-

    19 lbidem, p. 176-177. 20 D1'.qertaciones sobre la república mexicana, p. 102-103. Segunda disertación. 21 Orozco y Berra, Historia antigua ll de la conquista de México, v. IV, p. 83.

    Ibídem, v. IV, p. 579.

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    aceptable, los sacrificios humanos, a los cuales consideraba verdaderos horrores, por lo que se vio impulsado a aprobar la introducción del cristianismo, pues: "Cualesquiera de las religiones en que se suprime tal barbarie, es más humana y aceptable que ésta. Borrarla de la faz de la tierra fue un inmenso beneficio; sustituirla por el cristianismo, fue avanzar una inmensa distancia en el camino de la civilización. Esta conclusión es para nosotros axiomática, evidente, clara como la luz meridiana."23

    Después, Orozco y Berra pasaba a señalar algunas de las mejoras materiales que a su juicio trajo consigo la Conquista, como la escritura alfabética, el uso del hierro, las ciencias europeas, la introducción de los animales de tiro, así como los nuevos productos alimenticios tanto vegetales como animales. Elementos todos que permitían afirmar que la "conquista trajo bienes para el adelanto progresivo de la humanidad". 24 Por lo que podemos decir que para este autor, al igual que para Alamán, la constitución de la nación mexicana excluía todo aporte indígena.

    Ya en el siglo XX Carlos Pereyra continuó la línea de pensamiento trazada por pensadores como Alamán y Orozco y Berra. Este autor básicamente señaló los mismos aportes españoles que ya habían sido mencionados en el siglo XIX e incluso desde el XVI:

    Cortés llevó a México lo que enviaba Europa, que eran los animales de tiro y de carga, de labranza y de alimentación, cuya falta estrechaba la base de la vida económica, imposibilitando la formación de grupos humanos extensos. El cereal panificable y el arado dilataron los territorios de la nueva sociedad, que llegó hasta donde antes nunca hubiera soñado hacerlo ningún conquistador indígena. Esto por sí solo era un factor de paz que ponía fin a las eternas contiendas de tribus. Cortés entregó también a México el presente valioso de la rueda y el de la bóveda. Todas las artes volaron en donde antes se arrastraban. La arquitectura dominó el espacio. La escultura dio a conocer formas bellísimas que desalojaron el ídolo deforme. La pintura exaltó los espíritus hasta la contemplación de una belleza no soñada. El alfabeto dejó sin empleo las torpes representaciones del jeroglífico. Sobre un país en que se hablaban incontables idiomas y dialectos, imperó una de las lenguas universales. Y finalmente, arrasado el teocalli, se oyó la palabra de unción que pronunciaba el santo de la Pobreza, Fr. Toribio de Benavente.25

    23 Idem. 24 lbidem, v. IV, p. 582.25 Pereyra, Hernán Cortés, p. 186.

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    De nueva cuenta se ve enunciada la completa superioridad de la cultura europea respecto de la indígena, lo cual es, sin duda, expresión de los prejuicios eurocentristas de este importante autor.

    En contraste con esta visión se encuentra la postura de Salvador Toscano, para quien, 11 contrario de lo que otros habían postulado, la sociedad mexica, al momento de la Conquista, no se encontraba en situación de decadencia o inferioridad respecto de Europa sino que - haciendo suyos los conceptos de Spengler - había sido asesinada por los castellanos: "La civilización azteca no concluyó a consecuencia de su edad senil, sino asesinada trágicamente."26 Para Toscano la tragedia y el heroísmo fueron los aspectoscomunes en la Conquista de los diferentes pueblos indígenas "y este dramático final lo sintieron y lo vivieron desde el valle de México hasta las tierras altas y bajas de los mayas".27

    Pero lo que constituyó la destrucción de la civilización indígena, en tanto que un conjunto cultural estructurado, no fue la violencia militar de los conquistadores, sino la desaparición del grupo dominante durante la época colonial.

    La imagen que nos produce la Nueva España en el siglo XVI con relación a los indígenas es la de un gigante cuyo cuerpo colosal se mueve acéfalo, ciegamente, decapitado en el más cruel de los destinos. En efecto, la muerte de aquella cultura se inició con el cercenamiento de la cabeza, y al producirse ese dramático vacío sólo sobrevivió parte del pueblo; pero con los sacerdotes murieron la poesía, las ciencias astronómicas, la belleza de la plástica y las ciencias del pasado. 28

    A pesar de la pérdida del grupo dominante, creador y depositario del conocimiento y las artes del mundo indígena prehispánico, este pasado permeó de mil maneras a la nueva sociedad, la cual se formó del ayuntamiento de las culturas española e indígena," aquella cultura [ ... ] tenía derecho a vivir y sobrevivió con una fuerza incontrastable: injertando su sangre, marcando el lenguaje, penetrando en el arte, modelando el carácter, transformando el gusto alimenticio". 29

    Por su parte, Eulalia Guzmán trató de reivindicar plenamente a las culturas indígenas, aunque en su intento las idealizó al tiempo

    26 Toscano, Cuauhtémoc, p. 16. 27 Jbidem, p. 19-20. 28 lbidem, p. 20. 29 Jbidem, p. 23.

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    que calificó de tiránicas e injustas la Conquista española y a la Nueva España. En su obra llegó a enumerar nada menos que veintidós perjuicios causados por la Conquista y que se habían perpetuado en el país desde entonces.

    Entre esos veintidós males que señala la profesora Guzmán pueden mencionarse la destrucción de una cultura, el caudillismo y el militarismo, el caciquismo, la corrupción de la justicia y la violación de las leyes, el comportamiento despótico y arbitrario de los gobernantes, el latifundismo, la ignorancia, la propagación del alcoholismo y otros vicios como el robo, el juego y "el desenfreno sexual", la explotación de los grupos indígenas por extranjeros, criollos y mestizos, la miseria de ciertos grupos y el malinchismo.30

    Un año después de la publicación de los trabajos de Guzmán apareció una antología preparada por Miguel León-Portilla llamada Visión de los vencidos. Relaciones indígenas de la conquista. El subtítulo del libro aclaraba que se trataba de la presentación de textos nahuas traducidos por Ángel María Garibay.

    Debido al carácter eminentemente divulgativo de la obra, en ella no hay un análisis histórico propiamente dicho de la "visión de los vencidos" que anuncia el título, sino que más bien el libro pretendía llamar la atención sobre la posibilidad de realizar estudios sobre la perspectiva náhuatl de la Conquista: "El estudio de las relaciones indígenas de la Conquista abre las puertas a posibles investigaciones de profundo interés histórico."31 En ese sentido se plantearon algunas interrogantes tales como; "¿ Qué pensaron los indios al ver llegar a sus costas y pueblos a los descubridores y conquistadores? ¿Cuáles fueron sus primeras actitudes? ¿Qué sentido dieron a su lucha? ¿Cómo concibieron su propia derrota?"32 El objetivo de enunciar estos problemas era lanzar un reto y una invitación al análisis más que emprender un primer intento de respuesta.

    EL SENTIDO DE LA CONQUISTA EN LAS OBRAS DE TRADICIÓN NÁHUATL

    Toca en este apartado revisar las diferentes crónicas y tradiciones indígenas nahuas para encontrar en ellas los elementos que permitan esbozar cuáles fueron las ideas y los conceptos que se forjaron

    30 Guzmán, "Prólogo", en Relaciones de Herndn Cortés, p. CXXIV-CXXV. 31 León-Portilla, "Introducción general", Ví,ión de los vencidos, p. xxv.32 lbidem, p. VI-VII,

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  • EL SENTIDO DE LA CONQUISTA 221

    sus autores respecto de la importancia, sentido y significación de la Conquista española para los distintos pueblos y grupos de los que formaban parte.

    La tradición tlatelo!ca

    En primer término corresponde revisar la tradición de Tlatelolco según dos obras de suma importancia: los Anales de Tlatelo!co y el Libro XII de la Historía general de Sahagún.

    La primera obra que se abordará es el quinto documento que constituye los Anales de Tlatelolco. Como se recordará este documento aparece· fechado en 1528; de aceptar esta fecha, y no hay motivos para no hacerlo, éste se ubica como el documento más temprano, no sólo sobre la Conquista, sino de todos los escritos en lengua náhuatl.

    De este dato es posible inferir algunos aspectos de la mayor importancia para la comprensión de la obra. Primero, por su fecha no es posible pensar que los frailes intervinieran de manera significativa en el contenido de la misma, puesto que aún no dominaban el náhuatl; segundo, su temprana elaboración implica necesariamente la participación de testigos oculares de los hechos que se narran y, tercero, es el texto menos trabajado de cuantos tenemos, pues a sólo siete años de la toma de Tenochtitlan y a cuatro del arribo de los primeros "d0ce" franciscanos es obvio que no se tuvo el tiempo suficiente para elaborar y estructurar una cabal interpretación de la Conquista.

    La corroboración de estas inferencias se encuentra en el tratamiento que se hace de tres temas que son centrales en el resto de la historiografía de tradición indígena, mismos que han sido objeto de los capítulos anteriores. Por principio de cuentas los presagios están ausentes del texto; en segundo término, si bien se llega a decir que Cortés y los suyos eran dioses, las menciones que se hacen de ello son unas cuantas y no tienen ninguna implicación ni trascendencia de orden político, militar o religioso; finalmente, la aparición de Motecuhzoma es mínima, breve y con una elaboración prácticamente nula de su imagen.

    Tenemos así que tres de los temas que son nodales en el estudio de la Conquista son mencionados de pasada o simplemente no aparecen en esta obra. En mi opinión esto pone de manifiesto el poco tiempo para la estructuración y elaboración de un discurso explicativo de la Conquista desde el punto de vista de Tlatelolco.

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    El carácter e importancia de esta obra en la parte que habla de la Conquista es sobre todo testimonial. Así lo revelan las expresiones en el texto de "nosotros lo vimos", como puede constatarse en la descripción y comentarios que se hacen de la matanza del Templo Mayor y la posterior reacción mexica:

    Nos dieron empellones, nos maltrataron por tres horas. [ ... ] / Cuando llegó acá el capitán [Cortés] ya nos había matado El Sol [Alvarado]. Hacía veinte días que el capitán había partido para la costa cuando nos mató a traición El Sol. [ ... ] / En consecuencia luego salieron de noche. En la fiesta de Tecuílhuitl salieron; fue cuando murieron en el canal de los toltecas. Allí furiosamente los atacnmos.33

    Estos ejemplos bastan para dar una idea del valor testimonial del texto. Y también para poner de relieve su carácter de memoria colectiva, ya que se usa la primera persona del plurat "nosotros", y no la primera persona del singular, "yo".

    En la obra encontramos un juego de contrarios entre los valores de los valientes y leales guerreros que son los tlatelolcas, frente a los hombres cobardes que son los tenochcas. En los primeros se encuentran todas las virtudes del guerrero; entre ellas la valentía de quienes deciden enfrentar a los castellanos hasta el final. Mientras que los segundos se acobardan y ocultan para no hacer frente a los extraños.

    El juego de virtudes y defectos comienza cuando los castellanos dan inicio al sitio de Tenochtitlan y ocupan Tetzcoco, y los tenochcas empiezan a hacerse daño entre ellos mismos dando muerte a unos señores: "los tenochcas se pusieron a pleitear unos con otros y se mataron unos a otros" .34

    Es en el grupo dirigente tenochca donde se dan los casos de cobardía y los primeros intentos de capitulación frente a los españoles. Los guerreros tenochcas se deshonraron a sí mismos y a su pueblo al quitarse las insignias y distinciones de diversos rangos con el fin de ocultarse y de no ser reconocidos por el enemigo: "los capitanes tenochcas allí [en T latelolco] se cortaron el cabello, y los de menor grado, también allí se lo cortaron, y los chuachiques y los otomíes, de grado militar, que suelen tener puesto su casco de plumas; ya no se vieron en esta forma durante todo el tiempo que estuvimos combatiendo" .35

    33 Anales de Tlatelo!co [edkió� Garibay], las cursivas son mías, p. 814.34 Ibídem, p. 815, y agrega : "Esta es la razón porque fueron matados estos prin

    cipales: conmovían, trataban de convencer al pueblo para que se juntara maíz blanco, gallinas, huevos, para que dieran tributo a aquéllos [los castellanos]."

    33 Ibídem, p. 816.

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  • EL SENTIDO DE LA CONQUISTA 223

    La idea de la cobardía de los señores y los�guerreros de Tenochtitlan se refuerza con el contraste que se hace con la valentía de sus similares tlatelolcas: "Y todo el tiempo que estuvimos combatiendo, en ninguna parte se dejó ver el tenochca; en todos los caminos de aquí [ ... ] en todas estas partes fue obra exclusiva nuestra, se hizo por los tlatelolcas. De igual modo, [la defensa de] los canales fue obra nuestra exclusiva."36

    Y por si quedara alguna duda respecto de quién es quién en la salvaguarda de las dos ciudades lacustres, en el texto se narra la confrontación entre gente del pueblo tlatelolca y los señores tenochcas: "los de Tlatelolco rodearon a los principales de aquellos y sus mujeres todas los llenaron de oprobio y los apenaron diciéndoles: -¿No más estáis allí parados [ ... ] ? ¿No os da vergüenza? ¡No habrá mujer que en tiempo alguno se pinte la cara para vosotros[ ... ] ! / Y las mujeres de ellos andaban llorando y pidiendo favor en Tlatelolco".37

    Éste es el primer elemento importante en los Anales de T!atelolco respecto de la Conquista: la comparación entre el valor guerrero tlatelolca y la cobardía deshonrosa de los tenochcas. En este sentido son particularmente significativos los pasajes en los cuales los tlatelolcas son instados por los españoles y sus aliados indígenas a abandonar a su suerte a los tenochcas, pero ellos se niegan en un trágico y supremo acto de lealtad. Así lo expresan los Anales en tres ocasiones, de las cuales se citan pasajes del segundo intento, en el cual la Malinche da a conocer a los señores de Tlatelolco un mensaje de Hernán Cortés para que dejen de luchar al lado de Tenochtitlan:

    Venid acá: Dice el capitán: ¿ Qué piensan los mexicanos? ¿Es un chiquillo Cuauhtémoc? ¿Qué no tiene compasión de los niñitos, de las mujeres? ¿Es así como han de perecer los viejos? / [ ... ] -¿Acaso de las gentes se está burlando el tenochca? También su corazón sufre por el pueblo en que nació. Que dejen solo al tenochca; que solo y por sí mismo [ ... ] vaya pereciendo [ ... ]

    Y más aún, Cortés manda preguntar a los tlatelolcas a través de la Malinche por qué razón deberían los tlatelolcas apoyar a quienes los han oprimido: "¿Se va a angustiar acaso el corazón del tlatelolca, porque de esta manera han perecido los mexicanos, de quienes él se burlaba?"38

    36 Idem. 37 Idem. 38 lbidem, p. 817.

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  • 224 HISTORIAS DE LA CONQUISTA

    Los señores de Tlatelolco se reúnen con los tenochcas para discutir la propuesta y tomar una determinación al respecto. "Y de esta misma manera se fue a decir delante de los tenochcas. Allá con ellos se hizo junta. Desde las barcas no más se gritó. No era posible dejar solo al tenochca." Decisión que traerá consigo terribles consecuencias y que es expresada con el mayor laconismo: "Así las cosas, finalmente, contra nosotros se disponen a atacar. la batalla."39

    Otro gran aspecto de la narración tlatelolca es el recuerdo fresco, directo, aún vivo de la catástrofe, de la toma de las ciudades de Tlatelolco y Tenochtitlan: "Y todo esto pasó con nosotros. Nosotros lo vimos, nosotros lo admiramos: con esta lamentosa y triste suerte, nos vimos angustiados."40 El dolor de la Conquista estaba aún a flor de piel, como lo refleja con toda claridad el siguiente canto intercalado en los Anales:

    En los caminos yacen dardos rotos, / los cabellos están esparcidos. / Destechadas están las casas, / enrojecidos tienen sus muros. / Gusanos pululan por calles y plazas, / y en las paredes están salpicados los sesos. / Rojas están las aguas, están como teñidas, / y cuando las bebimos, es como si bebiéramos agua de salitre. / Golpeábamos, en tanto, los muros de adobe, / y era nuestra herencia una red de agujeros. / Con los escudos fue su resguardo, / pero ni con escudos puede ser sostenida su soledad.41

    Los Anales de Tlatelolco refieren de manera épica y trágica la degradación que padecieron los habitantes de la que fuera, en su momento, la ciudad más poderosa de Mesoarnérica: "Se nos puso precio. Precio del joven, del sacerdote, del niño y de la doncella. Basta: de un pobre era el precio sólo dos puñados de maíz, sólo diez tortas de mosco; sólo era nuestro precio veinte tortas de grana salitrosa."42

    Es particularmente importante señalar el estado de los valientes guerreros tlatelolcas al término de la contienda: "El que era gran capitán. El que era gran varón solamente por allá va saliendo y no lleva sino andrajos."43 Para una sociedad cuyo máximo timbre de gloria era la guerra y para la cual la mejor -y casi única- forma de ascenso social era el distinguirse en el campo de batalla, ver a

    39 Ibidem, p. 818. 40 ldem. 41 Ibídem, p. 818-819. 42 Ibídem, p. 819.43 lbidem, p. 820.

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  • EL SENTIDO DE LA CONQUISTA 225

    los hombres que habían sido señalados con grandes honores vueltos en un estado miserable debe haber sido impactante. La derrota fue el fin de una forma de concebir la vida social y la muerte del orgullo de un pueblo; pues "fue cuando quedó vencido el tlatelolca, el gran tigre, el gran águila, el gran guerrero".44 La derrota implicó la pérdida del poder indígena y su concentración en las urbes de los lagos. "Éste fue el modo como feneció el Mexicano, el T lateloka. Dejó abandonada su ciudad."45 La guerra había sido el medio por el cual el Estado mexica se había expandido y llegado a la grandeza, ahora, la condición misma de ser un pueblo guerrero ha llegado a su fin.

    Los nuevos amos son los españoles, los gobernantes indígenas de T latelolco y Tenochtitlan son sus sujetos; por eso, para evitar la venganza de otros pueblos los mexicas se ven obligados a acudir ante Cortés y suplicar su protección:

    - Capitán, señor nuestro, amo nuestro: Te mandan suplicar losseñores tus vasallos los grandes de Tlatelolco. Dicen: / - Oiga porfavor el señor nuestro amo: Están afligidos sus vasallos, pues losafligen los habitantes de los pueblos en donde están refugiadospor los rincones y esquinas. Se burlan de ellos, el habitante deAcolhuacan o el Otomí, los matan a traición.46

    Los otrora grandes señores de Mesoamérica sólo son ahora unos lugartenientes de los nuevos amos. En el texto náhuatl se puede apreciar la idea de la condición de Cortés ante los vencidos, ya que se le llama "Capitan totecuiyoe tlatohuanie" ,47 que a la letra es "Oh! Capitán, señor nuestro, tlatoani"; de esta forma se inviste al conquistador de los máximos títulos de poder político de los antiguos nahuas; así, los mexicas quedan como dominados, como macehuales de los castellanos. Pero aún no hay precisión en las nuevas condiciones materiales de la naciente Nueva España, por el poco tiempo que ha pasado desde la toma de Tenochtitlan. Lo que es indudable es que la Conquista es el fin del poderío hegemónico de la ciudad indígena y del pueblo mexica.

    En esta obra sólo encontramos un pasaje que sugiere, más que indica, cuál pudo ser la causa profunda de la Conquista para los

    44 Ibídem, p. 818. 45 lbzdem, p. 820. 46 lbidem, p. 821.47 Unos anales históricos de la nación mexicana, manuscrito mexicano 22 bis, p. 98, la

    paleografía es nuestra.

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  • 226 HISTORIAS DE LA CONQUISTA

    autores de los Anales de Tlatelolco; se trata de un pasaje en el cual durante los últimos días del sitio, los principales de Tenochtitlan y T latelolco consultan a los sacerdotes acerca de una oferta española para rendirse. Los sacerdotes dijeron:

    Príncipe mío: Oíd lo que de verdad diremos: / Solamente cuatro días y habremos cumplido Ochenta. Y acaso es disposición de Huitzilopochtli de que ya nada suceda. ¿Acaso a excusas de él tenéis que ver por vosotros? Dejemos que pasen estos cuatro días para que se cumplan ochenta. / Y hecho esto, no se hizo caso [de las palabras del sacerdote]. Y también [de] nueva cuenta empezó la batalla.48

    Si bien la expresión es vaga, es posible que los tlatelokas consideraran que su derrota estaba determinada por el dios Huitzilopochtli, y que lo único que deberían hacer era esperar a que se completaran cuatro veintenas, lo cual tendría alguna significación que aún no es posible entender, aunque quizá fuera la de señalar el término de algún tipo de ciclo temporal o ritual. Lo más significativo es que en el texto no encontramos ninguna alusión de carácter occidental o cristiano al sentido de la Conquista. Entonces, tenemos que en el primer relato de la Conquista de México el sentido del proceso se enmarca por completo en conceptos nahuas.

    En cuanto a la versión tlatelolca recogida por Sahagún conviene señalar que existen notables diferencias respecto de los Anales de Tlatelolco. Primero, es un relato que habla exclusivamente de la Conquista y no de una narración de toda la historia del pueblo tlatelolca. Segundo, se trata de un texto mucho más elaborado en el cual se encuentran muy desarrollados los temas objeto de los ca-

    48 Anales de T!atelofco [edición Garibay], p. 820. Versión de Georges Baudot, "Anales de Tlatelolco", en Relatos aztecas de la conquista, p. 202: "Entonces, el sacerdote, el que conoce los libros, dijo: '¡Oh mis amados señores! ¡Escuchen pues lo que diremos con toda verdad! En sólo cuatro días habremos pasado las cuatro veintenas de días. Y como lo dice el precepto de Huitzílopochtli, ya no sucederá nada. ¿Qué, verán todo eso a escondidas? Dejemos aún pasar sólo los cuatro días para contar las cuatro veintenas de días.' Y entonces, como eso no fue entendido bien, entonces, por eso, la guerra empezó de nuevo." La versión de Ernst Menguin y Heinrich Berlín en Anales de Tlatelolco, p. 73 dice: "Después dice el Tlacochcálcatl Coyoueuetzin: 'Que nos aconseje nuestro vecino (el patrón del Uitznáuac).' Le dicen: 'Venid: ¿Cómo veis, como miráis vuestro depósito [el mensaje]?' el sacerdote, el sabio en libros, declara: "Nobles señores, que escuchéis lo que presagiamos: 'Faltan solamente 4 días, entonces tendremos pasados 80 días'. Y así dice la resoluci6n [el oráculo] del Huitzilopochtli, que [entonces] no sucederá nada. Quizás lo veréis secretamente. Dejemos pasar todavía 4 días, porque ya dentro de 4 días terminaremos 80 días. Y si así no lo aceptan favorablemente, empezará la guerra de nuevo."

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  • EL SENTIDO DE LA CONQUISTA 227

    pítulos anteriores: los presagios, la naturaleza de los españoles y la personalidad de Motecuhzorna.

    El Libro XII comienza con la irrupción de lo divino en la historia de los mexicas. La sucesión de funestos prodigios que anuncian y prefiguran la destrucción de Tenochtitlan y Tlatelolco, los cuales son un mensaje enviado por fuerzas sobrehumanas. Por consiguiente, la lógica de la Conquista se enmarca dentro de un esquema de determinación divina de los acontecimientos humanos.

    Pero ¿cuál divinidad?, ¿un dios mesoamericano o el dios cristiano? Tal parece que se trata del poder de una deidad indígena, ya que, como se ha visto atrás, el significado de los presagios aquí analizados se encuentra en la tradición religiosa náhuatl y no en la europea. Por otra parte, cuando Tezcatlipoca se manifiesta a los magos de Motecuhzoma señala el inevitable fin de su ciudad: " -¿Por qué en vano habéis venido a pararos aquí? ¡ Ya México no existirá más! ¡Con esto, se acabó para siempre!"49

    Estos elementos portentosos señalan la participación de una gran voluntad sobrehumana que encauza los acontecimientos hada la pérdida del poder de Motecuhzoma, la muerte de los gobernantes indígenas y la destrucción de la ciudad de los mexicas. El mensaje de los presagios prefigura el resultado inmediato de la Conquista española.

    Estas ideas generales, expresadas a través de los presagios, son reforzadas mediante la elaboración de una imagen muy negativa de Motecuhzoma, según la cual -corno se ha visto- el tlatoani se muestra cobarde y falto de carácter frente a los extraños; con ello rompe con las normas propias del buen gobierno y deja de lado las cualidades de autodominio que eran exigidas a los máximos gobernantes. La inapropiada conducta de Motecuhzoma implica una ruptura en las relaciones entre él y sus gobernados, pero sobre todo una ruptura entre la cabeza política de la sociedad y la fuerza de los dioses. Por eso Tezcatlipoca dijo a los magos "ya está determinado quitarle su reino y todo cuanto tiene, y toda su honra, por las grandes tiranías que ha cometido contra sus vasallos; no ha regido como señor sino corno tirano y traidor" .50 En el texto castellano de la Historia general se aclara aún más el sentido de la aparición de la divinidad cuando dice: "Por demás habéis venido. Nunca más haré cuenta de México. Para siempre os dexo. No tendré más cargo de vosotros ni os arnpararé." 51 Las fuerzas

    49 Sahagún, Libro doce, trad. de Garibay, cap. XIII, p. 771. 50 Sahagún, Relación de lo conquisto, cap. 13, p. 177. 51 Sahagún, Historia general, v. 11, libro XII, cap. xrn, p. 832.

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  • 228 HISTORIAS DE LA CONQUISTA

    sagradas que han sustentado el poder de los gobernantes mexicas y su ciudad los han abandonado y sin ellas todo el edificio social se vendrá abajo.

    Las constantes faltas y los graves errores que se atribuyen a Motecuhzoma son el principal recurso de que se valieron los redactores del Libro XII para explicar la Conquista como una ruptura entre lo divino y lo humano; al perder el favor de los dioses Motecuhzoma pierde su papel de intermediario frente a su comunidad. El castigo a los pecados del tlatoani caerá sobre toda la sociedad. De ahí la importancia narrativa y explicativa de describir el estado de su conciencia trastocada por el miedo, con la consecuente incapacidad para gobernar.

    La importancia de la figura de Motecuhzoma se hace evidente si se constata que es el único individuo cuya personalidad se dibuja en el relato. Todos los demás personajes sólo son descritos en los aspectos externos, mientras que el tlatoani lo es en su interior. Por ello el núcleo de la trama histórica del Libro XII lo constituye la figura de Motecuhzoma, pues en ella se entrecruzan todos los temas y asuntos más relevantes de la narración de la Conquista; de este modo, los presagios son percibidos por él o tienen mensajes dirigidos a su persona y a su condición de gobernante; si hay dudas y temores en relación a la naturaleza de los españoles es él quien las tiene y las expresa.

    En general puede decirse que la historia que cuenta el Libro XII es la historia de cómo un hombre y su pueblo son señalados por los dioses y de cómo ocurre el derrumbe moral y político de ese hombre, lo que trae como consecuencia la ruina total de los mexicas.

    En el Libro XII se señalan las consecuencias inmediatas de la Conquista, destacando en primer término la destrucción de la ciudad y los terribles padecimientos de los vencidos. Sobre el punto véase, por ejemplo, el siguiente texto que describe los últimos días de la resistencia mexica.

    Estaban los tristes mexicanos, hombres y mujeres, niños y niñas, viejos y viejas, heridos y enfermos, en un lugar bien estrecho, ybien apretados unos con los otros, y con grandísima falta de bastimentas, y al calor del sol y al frío de la noche, y cada hora esperando la muerte, no tenían agua dulce para beber, ni pan de ninguna manera para comer, bebían el agua salada y hedionda, comían ratones y lagartíjas, y cortezas de árboles y otras cosas no comestibles: y de esta causa enfermaron muchos, y murieron mu-

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  • EL SENTIDO DE LA CONQUISTA 229

    chos, y de los niños no quedó nadie, que las mismas madres y padres los comían (que era gran lástima de ver, y mayormente de sufrir).52

    La rendición trajo consigo que los grupos indígenas enemigos trataran de cobrarse todos los antiguos agravios, lo cual "comenzó el capitán [Cortés] con sus españoles a defender a los mexicanos y tlatilulcanos para que no fuesen robados ni cautivados de sus enemigos". 53

    La gente huyó de la destruida urbe y fue objeto de la codicia por los artículos suntuarios que aún pudieran poseer, "y como salieron a tierra algunos soldados, comenzaron á robarlos, y á cautivarlos, solamente buscaban el oro que llevaban, y para esto, les buscaban las vestiduras á los hombres, y á las mujeres y aún hasta hacerles abrir las bocas para ver si llevaban oro en ellas, y escogían mozos y mozas, los que mejor les parecían, y los tomaban por esclavos."54

    Tanto en el texto náhuatl del Códice florentino como en la versión castellana de la Historia general, se dice que Cuauhtémoc se entregó a los españoles sin entrar en ningún detalle ni hacer aclaración alguna, pero la Relación de la conquista aclara que los gobernantes y funcionarios mexicas sobrevivientes negociaron con los españoles su rendición con el propósito de evitar ser apresados por los tlaxcaltecas y buscando con ello salvar algo de su posición social y económica. "Desque ellos entre sí hubieron platicado el modo de rendirse con menos daño de sus personas y haciendas, determinaron de ponerse en las manos del capitán Don Hernando Cortés: con que no les dexase en las manos de los tlaxcaltecas y los demás indios, ni permitiese que fuesen saqueados ni cautivados de ellos."55

    Esto último es altamente significativo pues representa con claridad la pérdida del poder de la Triple Alianza, ya que los grandes gobernantes son ahora prisioneros de Cortés y sus hombres, al tiempo que esperaban mayor benevolencia de los españoles que de los otros grupos nahuas.

    52 Sahagún, Relación de la conquista, cap. 39, p. 230. 53 Jbidem, cap. 40, p. 233-234. 54 Ibidem, cap. 4, p. 235 y agrega "los tlaxcaltecas con los demás indios que los

    ayudaban dieron rebate en el fuerte de los mexicanos, y hubo muertos y robos, y mucha confusión entre los unos y los otros".

    55 Jbidem, cap. 40, p. 232.

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  • 230 HISTORIAS DE LA CONQUISTA

    Esto revela, en el marco de la derrota, una profunda división entre los grupos indígenas del centro de México. Por una parte están los grupos que conformaban a la Triple Alianza y por otra están los grupos que estaban sujetos y opuestos a ella, los cuales fueron los aliados de Cortés.

    En primera instancia, la derrota es la destrucción del poder hegemónico de la Triple Alianza y en especial del dominio de los mexicas, tanto tenochcas como tlatelolcas. Esto puede constatarse porque entre los primeros actos de gobierno que se atribuyen a Cortés está el de designar a los nuevos señores indígenas, y de manera particular el de Tlatelolco: "Y la primera y principal cosa fue hacer señor del T laltilulco, con sucesión de hijos y nietos, a un principal que se llamaba Aveliztoctzi [sic]."56

    El segundo asunto fue informarse acerca de cuál era la forma de recoger el tributo de la Triple Alianza para seguir haciéndolo de la misma manera. Se trata de poner al servicio de los castellanos las viejas instituciones nahuas de control político y económico.

    La nueva condición política de los señores de la Triple Alianza se resume en las palabras con que se dirigen a Cortés: "in tlacatl in totecuyo in Cnpitnn" ,57 "la persona, nuestro señor el capitán". Los grandes gobernantes indígenas han pasado a ser sujetos de los españoles. Ésta es la consecuencia más importante de la Conquista y quizás indique su sentido más profundo: el cómo un pueblo hegemónico y su grupo dominante son señalados por los dioses y por los errores de su gobernante para perder en una cruenta guerra todos sus privilegios.

    Ln tradición tenochcn

    Al tratar de las obras que recogen la tradición histórica de Tenochtitlan abordaremos de manera separada a Tezozómoc y a Durán, además de estudiar algunos textos del Códice Aubin.

    Para comprender la manera cómo Alvarado Tezozómoc narra y explica la Conquista de México es necesario contemplar el conjunto de su obra, pues en ella es posible encontrar elementos que dan luz con respecto a los relatos posteriores.

    En principio, la Crónica Mexicana es una obra que trata de la historia de los mexicas de Tenochtitlan, en particular de "la gloria

    56 Ibidem, cap. 42, p. 237. Sahagún, Book XII, p. 122. La traducción es mía.

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  • EL SENTIDO DE LA CONQUISTA 231

    y la fama" que el grupo dominante obtuvo mediante la realización de brillantes hechos militares y de grandes conquistas. De esta manera, después de los capítulos introductorios que narran la migración de los mexicas y los primeros años del asentamiento en el islote, se pasa a hablar de la guerra con los tepanecas, cuando "comienza el memorial de los valerosos soldados, conquistadores de Atzcaputzalco" .58 Se está refiriendo al comienzo del estado mexica como poder expansionista y hegemónico, que es concebido como obra del poderoso brazo de los jefes guerreros mexicas.59

    De esta forma podemos percibir que la esencia misma de los mexicas es la de ser un pueblo guerrero y conquistador, el cual, por la fuerza de las armas, será merecedor de grandes riquezas, así como de la fama y el poder, todo esto con la ayuda de su dios, el Tetzáhuitl Huitzilopochtli, como la propia deidad había prometido a su pueblo:

    de cuatro partes cuadrantes del mundo habéis de conquistar, ganar y avasallar para vosotros, tened cuerpo, pecho, cabeza, brazos y fortaleza, pues os ha de costar así mismo sudor, trabajo y pura sangre, para que vosotros alcancéis y gocéis las finas esmeraldas, piedras de gran valor, oro, plata, fina plumería, preciados colores de pluma, fino cacao de lejos venido, lanas de diversos tintes, diversas flores olorosas, diferentes maneras de frutas muy suaves y sabrosas, y otras muchas cosas de mucho placer y contento.60

    Por otra parte, se presenta esta vocación como un destino hegemónico ineludible, que incluso los enemigos notables reconocen; así, se ponen en boca de Tezozómoc de Azcapotzalco las siguientes palabras:" ¿qué os parece vosotros de estos mexicanos? ¿Cuán ardides belicosos y muy sospechosos? Verdaderamente tened por cierto, que en algún tiempo éstos han de prevalecer y ser señores de nosotros de todas estas comarcas y serranías de toda calidad de gentes que somos, si no miradlos por las obras" .61

    Según Alvarado Tezozómoc así es como los mexicas logran escalar el poder entre los diferentes pueblos, a través del ejercicio de la guerra y en ocasiones con el uso de la magia, pero siempre cumpliendo el destino hegemónico que les anunciara Huitzilopochtli.

    58 Tezozómoc, Crónica Mexicana, cap. rx, p. 249.59 Véase José Rubén Romero, "Alvarado Tezozómoc". Sobre el concepto de his

    toria en este autor sigo de cerca los argumentos de Romero. 6° Crónica mexicana, cap. n, p. 228-229. 61 Ibídem, cap. m, p. 232.

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  • 232 HISTORIAS DE LA CONQUISTA

    Sin embargo, tal parece que los mexicas tenían ciertas dudas respecto de la solidez de su dominio; por ejemplo, a Motecuhzoma Ilhuicamina se atribuyen las siguientes palabras: "sabiendo [que] somos venedizos, y naturales de estas partes, y de esta laguna de México, y estamos por ahora aguardando cuando vendrán contra nosotros" .62 De igual significado son las palabras que se ponen en boca de Ahuítzotl: "y nosotros con el tiempo hemos de venir á sujeción, que así está pronosticado por el mismo Huitzilopochtli, el cuándo y el cómo, él solo lo sabe, y no otro". 63

    Así como el ascenso al poder de los mexicas estuvo anunciado, así también su derrota; pero hay que aclarar que éstas son las únicas menciones que encontramos en la obra sobre tal acontecimiento.

    En la parte que habla de la Conquista es evidente que la figura de Motecuhzoma Xocoyotzin es el eje en torno al cual se articulan tanto la narración de los acontecimientos como la explicación de los mismos. Esto se refleja claramente en dos puntos: primero, a través de los presagios se pone de manifiesto la participación de lo sagrado que señala el fin del poder mexica y, segundo, las constantes menciones a las faltas del tlatoam� que inducen a pensar en su pérdida de autoridad.

    Como hemos visto en el capítulo anterior, a lo largo del texto se resalta la idea de las faltas morales de Motecuhzoma, pues se comporta como un borracho, mata a mucha gente, y es un soberbi ;, Su mala actuación como gobernante es una de las causas de la destrucción que se acerca.

    Es por ello que entre los presagios se señala la aparición de una entidad que se comunica a uno de los jóvenes que encarnaban a los dioses de los templos, para que evite la huida de Motecuhzoma al Cincalco diciéndole:

    mira cual está Moctezuma, ¿cuál es su pretensión? Maldita la vergüenza que tiene, ¿qué han de decir de él todos los pueblos que están a la redonda de este imperio?[ ... ] es muy grande afrenta y vergüenza, pues ha de ver y suceder y venir sobre él lo que vendrá que presto será, que está prometido y se ha de cumplir, que no puede ser menos ni ser revocado; y que allí á donde quiere ir, no es posible que él vaya, que á eso me envía acá el Señor de los aires, tierra, mar, ríos, montes, para darles este aviso, que á esto vine.64

    62 Ibidem, cap. XXXVII, p. 356.63 Ibídem, cap. LXXIX, p. 556.64 Jbidem, cap. cv, p. 679.

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  • EL SENTIDO DE LA CONQUISTA 233

    Para huir de lo determinado por la suprema voluntad, Motecuhzoma trató de fugarse del ámbito de los hombres y refugiarse en el Cincalco, pero al intentarlo incurrió en otra grave falta al tratar de eludir sus obligaciones como gobernante; no podía abandonar ni a su pueblo ni su ciudad; al no escuchar los anuncios, al negarse a aceptar los designios de la divinidad incurre en otra falta, en este caso de soberbia.

    A pesar de todos los avisos, Motecuhzoma continúa en su soberbia, y mantiene una actitud contradictoria, pues por una parte desea saber qué es lo que va a pasar, y manda que se le comuniquen todos los sueños, y por otra, cuando éstos no le son favorables castiga a los soñadores con la muerte. Los sacerdotes, ante esta situación, se ponen de acuerdo para no comunicarle nada de lo que han soñado y visto. Es así que Motecuhzoma en su pretensión de saber, actuando despóticamente, sólo consigue que no le digan nada y ser desobedecido. Motecuhzoma ha cortado los canales de comunicación con la gente de la ciudad, es temido, aplica severas penas, pero ya no es obedecido cumplidamente.

    Aunque la Crónica mexicana, como ya se ha señalado, termina abruptamente antes de la llegada de Cortés a Tenochtitlan, no aborda toda la Conquista; es posible encontrar elementos que señalan cuál pudo ser la consecuencia más importante y trascendente de la Conquista para Fernando Alvarado Tezozómoc.

    El texto más revelador son unas palabras, a manera de premonición, que se ponen en boca de Motecuhzoma en un diálogo que éste mantiene con el tlilancalqui, en el cual le encomienda que cuide a sus hijos, pues teme la venganza de los mexicas contra él y sus descendientes:

    y mirad lo que os digo, que los que rigieren y gobernaren por mandato de ellos [los españoles], que no es ni ha de ser señorío, sino que os tendrán sujetos como esclavos, y si los dioses os dieren vida os acordaréis de lo que aquí os digo, y si todavía escapare yo con la vida, ya no seré rey sino tec¡uit!atd'5 y en mí se vendrán á consumir los señores, tronos, sillas y estrados que los antiguos reyes vieron y gozaron; porque en mí, que soy Moctezuma, se acabará todo.66

    65 "El que manda el trabajo", funcionario menor encargado de vigilar el trabajo en obras públicas.

    66 Crónica mexicana, cap. ex, p. 700.

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  • 234 HíSTORIAS DE LA CONQUISTA

    En este texto podemos percibir con toda claridad la situación de la nobleza indígena en la Nueva España: es el fin de los linajes gobernantes y su poder, pues, aunque tuvieran cargos administrativos y políticos menores, tales como gobernador o juez, estaban supeditados a la autoridad de los castellanos.67

    Esto es más evidente si lo comparamos con la vida del propio Tezozómoc, ya que él era descendiente en línea directa del linaje de los grandes gobernantes; por el lado materno era nieto de Motecuhzoma y por el lado paterno nieto de Axayácatl; en contraste con esta ascendencia gloriosa él tan sólo era un simple intérprete de la Real Audiencia. Así puede imaginarse al propio Alvarado Tezozórnoc viéndose reflejado en las palabras que la tradición ponía en boca de su abuelo Motecuhzoma, último tlatoani digno de ese nombre, respecto de la situación de sus descendientes "que los que rigieren y gobernaren por mandato de ellos, que no es ni ha de ser señorío, sino que os tendrán sujetos como esclavos".

    Al respecto, pueden encontrarse interesantes matices en la otra obra de Tezozórnoc, la Crónica Mexictiyotl. Esta obra dedica unas cuantas líneas a los hechos de la Conquista, pero en cambio ocupa varias páginas para registrar las genealogías de los gobernantes prehispánicos y sus descendientes coloniales, especialmente el linaje de quienes habían ostentado el cargo de tlatoani y al cual él mismo pertenecía.68

    Por otra parte, vemos el constante interés en resaltar que la historia que narra es la verdadera tradición de los antiguos gobernantes tenochcas.

    Auh ynin tlahtollo Tenochtitlan pielli, yn oncan omotlatocatillico ynizquintin yn huehueytin, yn tlazohuehuetque yn Tenoc/1ca teteuhctin yn Tenochca tlatoque. Reyesme.69

    Pues este discurso es depósito de Tenochtitlan, de cuando gobernaban los grandes, los viejos preciosos, los señores tenochcas, los gobernantes tenochcas, reyes.

    La tradición histórica que preservó Tezozómoc era patrimonio del grupo dominante, una verdadera memoria del poder que trata de la continuidad de los linajes gobernantes y de su conciencia histórica que les daba cohesión e identidad corno grupo.

    67 Véase Rubén Romero, "Al varado Tezozómoc". 66 Véase Crónica mexictíyot!, p. 160-177.

    Ibidem, p. 5, la traducción es mía.

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  • EL SENTIDO DE LA CONQUISTA 235

    Aunque los ascendientes de Tezozómoc fueron grandes y aguerridos gobernantes, no conocían al verdadero Dios, y fue justamente la Conquista la que hizo posible que abandonaran las antiguas costumbres para poder ser evangelizados: "somos los nobles a quienes entonces se nos honró y se nos hizo merecer con primacía sobre todos cuando llegó el espíritu, el verbo y la luz de nuestro verdadero señor Jesucristo, hijo verdadero de Dios. Ved bien que aquí concluye la relación de los ancianos nobles quienes primeramente fueron cristianos, fueron catequizados" .70

    Con estos elementos puede proponerse que, en las obras de Tezozómoc, el sentido profundo de la Conquista está en cuatro puntos fundamentales: primero, el fin de la historia tenochca como pueblo hegemónico y conquistador; segundo, el fin del gran poder del noble linaje de los tlatoque mexica; tercero, el advenimiento de la evangelización y de la fe cristiana; finalmente, el cuarto, la continuidad de la tradición histórica como vínculo e identidad del grupo social disminuido, el cual ha sido irreversiblemente desplazado de su antigua posición de privilegio.

    Por eso, respecto de esa tradición histórica escribió: "Oídla y comprendedla bien, vosotros, los hijos y nietos, los mexicanos, los tenochcas, y todos quienesquiera que de vosotros provengan, quienes nazcan, vivan y sean de vuestro linaje."71 Podríamos decir que tanto la Crónica Mexicana como la Crónica Mexicáyotl están empapadas de una verdadera nostalgia del poder perdido.

    En el caso de la Historia de las Indias de la Nueva España es necesario constatar que, si bien Diego Durán transmite la tradición histórica tenochca sobre la Conquista, elaboró también una vigorosa interpretación cristiana de los hechos, la cual expresa con la mayor sutileza.

    Para descubrir dicha interpretación debemos recurrir a otras partes de la obra en donde el dominico manifiesta su convicción de haberse topado con múltiples indicios, entre las creencias indígenas, de que la religión cristiana había sido propagada anteriormente en la Nueva España, pero que con el tiempo ésta había sido adulterada y mezclada con la idolatría a través de engaños demoniacos.

    Todo esto que he dicho aquí, con lo demás demuestra haber tenido esta gente noticia de la ley de Dios y del Sagrado Evangelio y

    70 Ibídem, trad. de Adrián León, p. 6. 71 Ibídem, p. 9-10.

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  • 236 HISTORIAS DE LA CONQUISTA

    de la bienaventuranza, pues predicaban haber premio para el bien y pena para el mal. Yo pregunté a los indios de los predicadores antiguos y escribí los sermones que predicaban, con la misma retórica y frasis suyo y metáforas, y realmente eran católicos [ ... ] Pero iba esto tan mezclado de sus idolatrías y tan sangriento yabominable que les desdoraba todo el bien que se mezclaba, pero dígalo a propósito de que hubo algún predicador en esta tierra que dejó la noticia dicha.72

    Durán centró sus sospechas acerca de quién pudo ser este enigmático "predicador" en tierras americanas en uno de los más extraordinarios personajes de la antigüedad indígena, nada menos que Ce Ácatl Topiltzin Quetzalcóatl de Tula. Cabe aclarar que el dominico hacía una distinción entre Topiltzin, quien fue una persona de carne y hueso "muy venerable y religiosa, a quien ellos tuvieron en gran veneración y le honraban y veneraban como a persona santa"73 y el dios Quetzalcóatl, quien era un falso ídolo de una religión demoniaca y por lo tanto no podía ser ningún predicador del evangelio.

    Durán atribuye a Topiltzin una vida ejemplar dentro de las normas cristianas, pues vivió en la mayor virtud que pueda imaginarse, haciendo cotidianamente penitencia, al tiempo que era casto y puro; también enseñó a orar a los indios y edificó altares y esculpía imágenes; por todo ello era el mejor candidato para hacer recaer en su persona la sospecha de haber sido un antiguo preevangelizador: "gran fuerza me hace su vida y obras a pensar que, pues éstas eran criaturas de Dios racionales y capaces de la bienaventuranza que no los dejaría sin predicador, y si lo hubo, fue Topiltzin". Y más adelante agrega: "Y así podemos probablemente tener que este varón fue algún apóstol de Dios."74

    Topiltzin hizo discípulos entre los indios, los cuales recibieron el nombre de toltecas, quienes: "Predicaban en los valles y hacían algunas cosas maravillosas, que debían de ser milagros, que admirada la gente, les puso este nombre de 'tulteca'."75 De esta manera, los toltecas no son -a los ojos de Durán- un pueblo indígena

    72 Durán, Historia de las Indias, v. 1, Libro de los ritos, cap. IX, p. 102. 73 Ibídem, v. I, Libro de los ritos, cap. I, p. 9.74 Ibídem, v. l. Libro de los ritos, cap.!, p. 10, 11. Sobre el tema de la preevangelización

    en Diego Durán véase a Rosa Camelo y José Rubén Romero, "Estudio preliminar", en Durán, Historia de las Indias, [edición Ramírez], v. I, p. 23-24, y a Jacques Lafaye, Quetzalcóatl y Guadalupe, p. 231-241.

    75 Historio de !as Indios, v. I, Libro de los ritos, cap. I, p. 10-11.

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  • EL SENTIDO DE LA CONQUISTA 237

    habitante de un lugar llamado Tula, sino los seguidores de la doctrina evangélica propagada por el santo varón Topiltzin.

    Sin embargo, Topiltzin y su doctrina, que no era otra que la cristiana, fueron perseguidos por los indios fieles a la idolatría encabezados por Tezcatlipoca. Al fin, cansado de ser perseguido, Topiltzin reunió a sus discípulos en Tula y partió de tierra de indios, no sin antes profetizar la futura llegada de gente extraña que conquistaría a los indígenas y los dominaría. "Estos han de ser vuestros señores, y a estos habéis de servir y os han de maltratar y echar de vuestras tierras, como vosotros lo habéis hecho conmigo."76

    Aquí, Durán expresa su opinión de la conquista española; es un acto de justicia sobre aquellos que conociendo la verdadera fe renegaron de ella. Los males de la Conquista son el justo castigo para quienes expulsaron a un apóstol.

    Por otra parte, Durán dice que el mando político de los pueblos indígenas había sido instaurado tanto por Topiltzin, el hombre santo, como por los falsos ídolos Quetzalcóatl y Huitzilopochtli: "El cual [mando] no se te da más [que] de prestado; no para siempre, sino por algún tiempo." 77 El poder legítimo deviene de ese extraño preevangelizador, aunque no es del todo ajeno a los ídolos Quetzalcóatl y Huitzilopochtli.

    Ya en la historia de la Conquista, Durán siempre refiere que los indígenas pensaban que se trataba del retomo del dios Quetzalcóatl; pero en un solo lugar el dominico hace claro su pensamiento. Presenta a Motecuhzorna dando instrucciones al tlíllrmcalqui para que indagara quiénes eran los recién llegados y particularmente quién era su jefe o señor: "que sepas de raíz si es el que nuestros antepasados llamaron Topiltzin, y, por otro nombre, Quetza/cóatl' .78

    El misterioso preevangelizador no es otro que Quetzalcóatl. Así, Motecuhzoma y los indígenas aguardaban su retorno para regresarle el poder sobre los pueblos indígenas que, recordemos, proviene precisamente de Topiltzin Quetzalcóatl. Si Quetzalcóatl y Topiltzin son el mismo personaje, esto significa que el poder legítimo sobre los indígenas corresponde a los cristianos. Luego, Cortés y sus hombres no hacen sino traer el evangelio de vuelta a casa y el dominio español sobre los pueblos indios es legítimo y justo porque es cristiano.

    76 Jbidm:, v. 1, Libro de los ritos, cap. I, p. 12.77 lbidem, v. II, Historia, cap. XXXIX, p. 302. 78 Jbidem, v. 11, Historia, cap. LXIX, p. 507, las cursivas son mías.

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  • 238 HISTORIAS DE LA CONQUISTA

    El control político de los indios implica necesariamente el disfrute de las riquezas que el evangelizador Topiltzin Quetzalcóatl había dejado al partir, pues dejó dicho que "había de volver a reinar en esta tierra, él o sus hijos, y a poseer el oro y plata y joyas que dejó encerradas en los montes y todas las demás riquezas que ahora poseemos" .79

    En resumen, de acuerdo con esta interpretación el apóstol Ce Ácatl Topiltzin Quetzalcóatl predicó el evangelio y sus discípulos fueron los toltecas. Topiltzin y sus seguidores tuvieron que huir de la persecución que realizó en su contra Tezcatlipoca. Al partir, el evangelizador profetizó su regreso y el de sus seguidores, esto es, el regreso de los cristianos con el evangelio. La Conquista fue justamente el cumplimiento de esa profecía, el retorno de la verdadera fe y del gobierno legítimo a tierras indias.

    Por otra parte, o más bien entrelazado con la interpretación anterior, en la crónica del padre Durán se encuentra el eco, fuerte y claro, de la tradición histórica tenochca acerca de la Conquista española. Así, en esta obra encontramos ampliamente desarrollados los principales temas de la historiografía de tradición indígena, como son la presencia de los presagios, los problemas en torno a la naturaleza de los españoles y, sobre todo, el de la personalidad de Motecuhzoma.

    Sin duda el eje de la historia de la Conquista en la crónica de Durán es la figura de Motecuhzoma, tal y como puede constatarse en el siguiente texto: "sólo iré poniendo [aquello] hasta venir al fin y muerte de Motecuhzorna -cuya vida e historia yo escriboaquello que, al relatarlo me forzare para venir a poner el fin y muerte de un rey tan poderoso, tan temido y servido y obedecido de todo este nuevo mundo". 80

    La historia de la Conquista es la historia del "fin y muerte de Motecuhzoma". En esta frase se conjugan la tradición histórica humanista y la renacentista que ponían énfasis en la vida de los personajes notables, conforme a la fórmula "la historia es la biografía de los grandes hombres", con la concepción indígena de la historia que centra su discurso en los personajes que son depositarios tanto de la fuerza de los dioses como de la identidad de los pueblos que representan ante lo sagrado.

    Durán recoge en los presagios la concepción náhuatl de que todo gran acontecimiento implica la participación de lo divino en

    79 lbidem. 80 Ibidem, v. u, Historia, cap. LXXIV, p. 540.

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  • EL SENTIDO DE LA CONQUISTA 239

    la historia de los pueblos. Después de lo señalado no es posible dudar que para el dominico detrás de los portentos se oculta la mano del Dios cristiano, que se valía de ellos para anunciar a los indígenas el fin de su mundo; conjuntando en la aparición de los portentos la irrupción de lo sagrado con las alusiones a las faltas de Motecuhzoma, como en el caso del macehual raptado por un águila que dijo lo siguiente al tlatoani: "diciendo cuán insensible estabas y cuán soberbio y cómo ya se te acababa tu reinado y se te acercaban los trabajos que has de ver y experimentar muy en breve, buscados por tu propia mano y merecidos por tus malas obras".81

    En este punto es posible plantear que en la obra de Durán se dio la confluencia de dos tradiciones que señalaban al máximo gobernante como responsable de su pueblo ante la divinidad. Por un lado la tradición indígena, en la cual, como ya se ha visto, el tlatoani era el mayor vínculo entre los dioses y los hombres y en caso de fallar esto se revertiría en contra del gobernante y de toda la colectividad; y por otro lado la tradición judeocristiana del Antiguo Testamento que señala una idea muy similar respecto de las obligaciones y responsabilidades del gobernante ante su pueblo y la divinidad; como prueba de ello puede citarse un pasaje del Eclesidslíco:

    El rey ignorante pierde a su pueblo, y la ciudad prospera por la sensatez de los príncipes. / En manos del Señor está el gobierno de la tierra, y en cada tiempo pone sobre ella a quien le place. / [ ... ] La soberbia es odiosa al Señor y a los hombres, y contra ambos peca quien comete injusticia. / [ ... ] Los tronos de los príncipes derriba el Señor, y en lugar suyo asienta a los mansos. El Señor arranca de raíz a los soberbios, y planta en su lugar a los humildes. (Eclesiástico, 10, 3, 4, 7, 17,18.)

    Es por ello que Durán ve en la muerte de Motecuhzoma la mano de la providencia, que se encargó de castigar los innumerables abusos e injusticias del despótico gobernante indígena, por lo que puede hablarse de un acto de justicia divina.

    Y éste fue el desastrado fin y muerte de Motecuhzoma y de los demás reyes y señores que estaban presos con él en los calpules; con lo cual se le cumplieron los pronósticos que él de sí mismo había profetizado y dicho. Cosa que admira y se conoce ser verdaderamente permisión del muy Alto; en quien quiso ejecutar ri-

    61 lbtdem, v. JI, Historia, cap. LXVII, p. 493. DR© 2017. Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas Disponible en: www.historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/historias_conquista/438a.html

  • 240 HISTORIAS DE LA CONQUISTA

    guroso castigo por sus intolerables tiranías y crueldades y vicios nefandos y sucios en que estaba; en los cuales estaba tan encenegado y metido más que cuantos hombres en el mundo ha habido.82

    A través de esta interpretación Durán logra conjuntar en su crónica dos visiones de la historia, la de tradición náhuatl y la de tradición cristiana.

    Al igual que Tezozómoc, Durán transmite fielmente la perspectiva de la nobleza indígena a fines del siglo xvr frente a la conquista española; para ellos fue el evento que marcó el fin del poder y la gloria de los linajes gobernantes. Esto se ve con suma claridad en la autoprofecía de Motecuhzoma sobre su propia muerte y el fin de su linaje como cabeza de gobierno:

    Y de una cosa te quiero avisar, y es que, sin duda, seremos todos muertos y destruidos a manos de estos dioses y serán todos los que quedaren esclavos y vasallos suyos, y ellos han de reinar, y yo soy el postrero rey que habrá de nuestra nación en esta tierra, porque aunque queden algunos de nuestros hijos y deudos y los hagan gobernadores, y los pongan en algunos señoríos, no serán verdaderamente reyes ni señores; sino como prepósitos y mandoncillos, o como alcabaleros y cobradores de tributos de estos que yo y mis antepasados tuvimos, y sólo servirán de hacer y cumplir los mandatos y provisiones suyas. Y así, me cupo en suerte de que deje envuelto y arrollado para siempre el asiento que mis antepasados me dejaron, para que ninguno de mis hijos ni deudos lo tornen a desenrollar, ni se sienten en él.83

    Los descendientes de los grandes gobernantes mexicas serán sólo subalternos de los españoles.

    De esta manera, Durán muestra en su Historia de las Indias dos concepciones distintas de la conquista española, la suya propia de misionero cristiano que interpreta el devenir del hombre indígena a través del marco de conceptos europeos, y la memoria indígena, según la cual la Conquista fue el fin de la "gloria y la fama" de un orgulloso pueblo de guerreros.

    Para terminar con la tradición tenochca pasaremos a ver el análisis de la versión que presenta el Códice Aubin. La parte que nos interesa en este capítulo, al parecer, fue elaborada en 1576,

    82 lbidem, v. 11, Historia, cap. LXXVI, p. 556. 83 Ibídem, v. 11, Historia, cap. LXXI, p. 520-521.

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  • EL SENTIDO DE LA CONQUISTA 241

    aunque hay que advertir que el documento tiene adiciones de fecha posterior.

    En esta obra encontramos un curioso pasaje sobre el porqué los españoles arribaron a tierras indias. Comienza señalando la aparición de dos portentos en el año 4 Calh correspondiente a 1509, el ya mencionado mixpantli o "bandera de nubes" y la caída de una columna de piedra; según el texto náhuatl esto aconteció, precisamente, "yquac ualleuaque in Xpianime ynic quinmoyollotilli totecuyo ynic ni can aciqul', 84 "cuando venían hacia acá los cristianos, porque los inspiró nuestro señor para que aquí vinieran a llegar", esto es, los presagios se vieron precisamente en el tiempo que los castellanos partieron para llegar a la futura Nueva España; entonces los portentos que presenciaron los indígenas eran anuncios de la voluntad de Dios.

    La presencia española es consecuencia directa de la intervención divina, Dios puso en los corazones de los castellanos (quinmoyollotillt) la necesidad de ir a tierras americanas a permitir la entrada del evangelio; dice el texto: "Auh ca ycpac ullalacuillouaya85 in teocalll', 86 "pues vinieron a acrecentar el templo", lo que probablemente quiera decir que los españoles vinieran a extender el templo por antonomasia, esto es, la iglesia cristiana.

    Con esto, los autores del Códice Aubin, insertarían a la Conquista dentro de un concepto general de historia universal. Las acciones de indios y españoles estarían regidas por la voluntad del dios cristiano. Esto se refuerza en el texto náhuatl del año uno ácat/1519:

    Nica mir:¡co yn Moteuhcromatzin yhuan yr:¡uac arico yn Marques. In ir¡uac r:¡uimpeuhque yn mexica in Xpianome. Camo zan nen uallaque ca ytenicapatzinco in totecuyo en r¡uimonauatt1li in Sancto Padre quimoutlli: "xiquinauatican in cavallelosme oc centetl tlalli ypan yazr¡ue ynic acico yn ni can XII fray les". 87

    Aquí vino a morir Motecuhzoma y fue cuando vino a llegar el Marqués. Entonces vencieron los cristianos a los mexicas. No sin razón vinieron, pues por mandato de Nuestro Señor, les mandó el Santo Padre, les dijo: "Dadles aviso a los caballeros en la otra tierra que partirán, para venir a llegar aquí, doce frailes."

    84 Códice Aubin, edición Kutscher, p. 26, la traducción es mía.85 Léase: huallaquillohuaya.86 Códice Aubin, edición Kutscher, p. 26, la traducción es mía. 87 Jbidem, p. 27. La traducción es mía.

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  • 242 HISTORIAS DE LA CONQUISTA

    De esta manera, aunque indígena, el texto parece tener mucho cuidado en indicar una aparente aceptación del cristianismo, al señalar que el sentido profundo de la Conquista fue el de preparar el arribo de los primeros "doce" frailes franciscanos a propagar el evangelio. Muestra de esto es el uso de la palabra "dfablo" para referirse a la imagen de Huitzilopochtli venerada en la fiesta de Toxcatl: "In ípan in Toxcatl yn aco quizaya in diabld' ,88 "Durante Toxcatl, en lo alto salía el diablo." Es evidente que para un autor cristiano los dioses nahuas sólo podían ser demonios.

    Por otra parte, el texto refiere la violencia de la Conquista en una sola ocasión y de manera muy breve en el caso de la matanza del Templo Mayor:

    Cuando el canto comenzó, en seguida, entonces, uno por uno, los cristianos empezaron a salir por delante de la gente, penetraron en medio de las gentes; en seguida, cuatro por cuatro, se apostaron en las entradas. En seguida, entonces, fustigaron con un bastón al que guiaba a las gentes, Golpearon en la nariz a un hombre que era la imagen del diablo. En seguida vinieron a golpear al que tocaba los tamboriles. Eran sus dos tamboriles. Uno lo tocaba a orillas del agua. En seguida, entonces, los pisotearon, de esta manera fueron destruidos.89

    Si comparamos esta narración de la matanza con las proporcionadas por los Anales de Tlate!olco y el Libro XII de Sahagún, nos daremos cuenta de que estamos ante una versión muy comedida y poco comprometida del acontecimiento; los autoreF se cuidaron mucho de señalar los abusos de los castellanos.

    Los elementos que pueden dar una idea más completa del sentido profundo que tuvo la Conquista para los autores del Códice Aubin son dos breves textos. El primero de ellos es la glosa que corresponde al año 3 calli, 1521; dice el texto:

    yhuan oncan moyavuac9° yn mexica..votl tenochcayotl yquac ualcencalacque in españoles91

    Y entonces tomaron cautivo lo propio de los mexicas, lo propio de los tenochcas cuando vinieron a entrar por completo los españoles.

    88 Ibídem, p. 28, la traducción es mía.89 Códice Aubín, trad. de Baudot, p. 211-212.90 Léase moyaoan, del verbo yaoana "tomar cautivo".

    Códice Aubín, edición Kutscher, p. 33, la traducción es mía.

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  • EL SENTIDO DE LA CONQUISTA 243

    Los castellanos toman prisionera no a una persona o una institución, sino a la manera misma de ser de los mexica tenochca, la mexicayotl tenochcayotl, palabras formadas con los gentilicios mexica y tenochca combinados con el sufijo abstracto colectivo -yotl, con lo cual estos términos denotan el conjunto de características y rasgos que definían al pueblo mexica tenochca; con esto se quiere decir que los españoles tomaron cautiva la esencia misma de ese grupo náhuatl, esto es que el gran pueblo guerrero y sus valerosos jefes ahora son cautivos de los extraños, la gran ciudad conquistadora se convirtió en prisionera de los españoles.

    El segundo texto es el correspondiente al año 6 tecpatl, 1524, el cual: 11 Nican tzintic in teoyotl yauac peuh in ye techmac!ttía padremé',92

    a la letra dice: 11 Aquí empezó lo divino, cuando ya comenzó la enseñanza de los padres." De manera implícita, la evangelización se presenta como el misterio que está detrás de todo el drama de la Conquista.

    La tradición tlaxcalteca

    Dentro de las obras que permiten conocer el punto de vista de Tl