MIGUEL DE CERVANTES · MIGUEL DE CERVANTES RINCONETE y CORTADILLO N OVELA EJEMPLAR \, Boul .. vard...

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  • MIGUEL DE CERVANTES

    RINCONETE y CORTADILLO N OVELA EJEMPLAR

    \, Boul .. vard d'Arcole

    TOULOUSE

  • PR,-" POSIT,-,

    AOE « La Novela ESipañola ~) lejos de España y en cuna humilde. mas con aIlIl:bicioso propósito : remediar en nuestro largo des-tierro la falta que se nota. entre tanta sobra de publicaciones. de una escrit a en buen castel!.lano para las hol'8S de recreaciOn:dOnde

    el afligido esplrltul descanse. Sedante en nuestras diferencias politicas. , a.conseja;ble tanto para el rlgiJdo como para el transigente ,que :a todos ctistraiga y a ninguno enoje, como no sea a [os que en nuestra Pa.tria de tal manera han a.gotado las fuentes espirituales (que sólo manan en completa Ilbertllld) que no lhiay señal tie nue'Vo novelista. ni muestra que 10 ·valga, Ojalá ¡pudiera « !La iNoyela iE8pañdLa », en el exilio, com-pensar la sequía franq1Iista y ¡probar nuestra verdllld cierta Ce que las Letras Españolas - mus(.ios ~os maestros que [hace 'Veinticinco años las enriquecieron - 'Viven más a,NI!, de F.spaña. trabaljando por construir liuera 10 que « ellos» han destruido dentro,

    Quiérese decirr' que « La Nove[a Española « aspira a ser ejemplar en el sentido cervantino. Y siendo asi, quién otro podrta estrenarla con más brí]lantez ni mejor calidllld que el primero de nuestros novelistas, cre3ldor y definidor del género? Ouanto más que, inaugurándola con « Rinconete y Cortaemo ». ( La Novela Española ", nace rindiendo ha-menaje y pleitesia a Don Miguel de Cervantes, en el cuarto centenario de su nacimiento, aunque no mes por mes (pues él nació ea 9 Ce octu-bre de

  • 4 MIGUEL LIE ca;:RVANT&S

    novelistas que le sig2n, en dejart: stimonio de nuestros dias, como « Rinconete y Cortadillo » lo es del ,tiempo de Ce'rvantes, y a ~os lec-tores de que no em¡prendemos, a la buena de D:os, una alegre aventura irux>nsciente., sin otro aquél que el del posible negocio; sino qae pre-tememos cumplir una misión cuJturaol, con propósito determ:nado y ¡recta intención.

    Ouenta « La Novela Española » con un conJunto seleoto de plurnas dispares, due1l.as de su tinta y por demás probadas, que, aunque tan varias en el ¡pensamiento como es diversa la España que les dió el ser coinciden en la pureza del prOlPósito, en la calidad del escrito y en la coIldición de deste.rraldas y libres. Pero no es coto cerrado, y sus páJgi' nas quedan ofrecidas a otros ingen iO,;, sin más requisito que el de que

    efecth-amente lo sean.

    Fina:lemente no qUeda !por decir sino que deseamos muchos lecto-¡res. ?rimero, porque prdl>ará que hay mas españoles sa:biendo leer que lo que se piensa; segundo, porque demostrará que, por grandes que hayan sido y sean nuestras a:dverstdades, no 'han pod:do acabar con nuestrr;¡ alfán de cultJura y libertad; tercero, porque acreditará que el propósito de «La Novela Espaflolw) corresponde a la necesidad de Jos lectores y que ef;tos y nosotros, los escritores', formamos un todo com-¡penetrado; y cuarto, porque habiendo muchos Jectores, se podrá acor-tair el plazo de un mes que correrá entre no,"ela y novela, y aparecer con igua.! baratura y mayor frecuencia, 'hasta que, vencida al fin ia tirania, pueda en España im¡primirse semana:lmen te.

    y no más sino desear para (~La Novela Española:» . la salud que queremos ¡para los lectores. Para todos. Incluso para los ouatro sotiles y 4IiIm>donados que deda bien Cervantes que halbian de deci¡r mal de él, Y que lo diirán de « La Novela Espal10la ».

    "

  • N la venta del M olini-llo, que está puesta en los fines de las fa,no. sos cClimpos de A,lcu-dia, como vamos de

    CastiLla a la Andalucia, un dia de los calorosos dfU veramo se haUaron en ella u,caso dos muo ohachos de hasUi. edad de ca-torce a quince años ~ uno, y el otro no pasaba· de diez y sie-te : ambos d·3 buena gracia. perO muydescos~d06, rotos. y maltratadas; capa na la te-nian, los calzones eran de lien. zo, y las medias de carne; bien es ·verda,d que lo enmendaban los zapatos, porque los del uno eran alpargates tan traidos ca. mo Uevados, y los del otro pi-cados y sin suelas, de manera que más le servian de cormas, que de zapatos· Traia, el uno montera verde de cazador, el otro un sombrero sin toqui~la, bajod.g copa y a:ncho d.g falda. A la e~palda, y ceñida por los pechos traia uno una, camisa de cdlor de camuza, encerrada y recogida toda en una manga: el otro ven'ia escueto y sin al-forias, puesto que en el seno se le parecia un gran bulto, que a lo que después pareció, era un cuello de los que l'la-

    man valonas almidonadas, al" midnnado con grasa, y tan des. hilado de roto, que todo pare-cía hilachas; venian en él en-vueltos y guardados unos nai· 'Pes de figura ovada, porque de ejercitarlos, se les habian gas" tado las puntas, y porque dura. sen más, se las ce,"cenaron y los dejaron de aquel talle. Es-taban los dos quemadas del sol, las uñas caireladas, y las ma-nos no muy limpias; el uno te. nia una media espada. y el otro un cuchillo de ca,c]¡as ama' ri~las, que los suelen llamar va-queros· SCliliéronse los dos a ses-tear en un (JJDrtal o cobertizo que delante de la venta se ha" ce, y sentándose frontero el uno del otro, el que pareciu, de más edad dijo al más peque-ño :

    - De ' qué tierra es vuesa merced, señor gentilhombre, y para dónde bueno camina?

    - Mi tierra, señor caballero; respondw el preguntado, no' la sé, ni para dónde camino tam-poco. .

    - Pues en ver.dad, dijo el ma' yor, que no parece vuesa mer-ced del cielo, y que éste no, es· lugar para hacer su asiento en:

  • 6 M!GUEL DIE CIERVIANT3JS

    él. que por fuerza se ha de ¡jasar adelante.

    - Asi es, respondi6 el m·3dia· no; pero yo he dicho verda.:!' en lo que he dicho, parque mi tierra no es mia, pues no ten-go en ella más de un padre que no me tiene por hiio, y una ma-drastra que me trata como al-'nado; el camino que llevo es a la ventura, y alli le daria fin do.nde haJlase .1uien me diese lo necesario para pasar esta mi-serable vida.

    - y, sabe vuesa merced al-gún . oficio? preguntó el gran-de·

    y el menor respondió " ~ No sé otro sino que corro

    como una liebre, y salto como un gamo, y corto de tiiera muy delicadamente.

    - Todo eso es muy bueno, útil y provechoso, diio el gran· de; porque habr·á sacristán que le dé a vuesa merced la ofren-da de Todos Santos, porque pa-ra el Jueves Santo le corte flo-rones de papel para el monu-mento. .

    - No es mi corte desa ma-nera, resPondió el meno·r. sino que mi padre por la misericor-dia del cieJo es sastre y calce-tero, y me enseñó a cortar an-tiparas, que como vuesa· mer-ced' 'bien sabe, son medias cal" zas con avampiés, Que por su propia nambre se suelen llamar polainas; y córtolas tan bien, que en verdad que me podria examinar de maestro. si no que

    la · carta suerte me tiene arrin-conado.

    ; 'odo eso y más acontece por los buenos, respondió el grande, y siempre he o.ido de-cir que las buenas habilidades son las más perdidas, pero aun edad tiene vuesa merced para enmendar su ventura; mas si yo no me engaño y el oio no me miente, otras gradas tiene vuesa merced secretas, 'V no las qUie.-e manifestar.

    - Si, tengo. respondió el pe-queño; pero no son para en púo blico, como. vuesa merced ha muy bien apuntado·

    A lo cual replicó el grande " - Pues yo le sé decir que soy

    uno de los más · secretos mozos que en grg,nde parte se pueden hallar; y para obligar a vuesa merced que descubra su pecho y descanse conmigo, le quiero obligar con descubrille el mio primero, porque imagino que no sin misterio nos ha, iuntado aqui la suerte, y pienSO gue ha" bemos de ser des te has·ta el úl. timo dia de nuestra vida, ver-daderos amigos. yo. señor hi-dalgo, soy natural de la Fuen" frida, lugar conocido 11 famoso por los ilustres pasaieros que por él de cantina pasan; mi nombre es Pedro del Rincón, mi padre es persona de calidad, porque es ministro de la Santa Cruzada, quiero decir, que es bulero o buldero. como los lla" ma el vulgo " algunos dias le acompañé en el oficio, y le

  • RI!NICQNE:I'E Y ClOR'I1ADILLO 7

    aprendi de manera. que no da-ria ventaja en echar las bulas al que mas presumiese en ello; pero habiéndome un dia aficio-nado más al dinero de las bu-las. que a las mismas bulas. me abracé con un talego. y di con-migo y con él en Madrid. don-de con las comodidades que alU de ordin{1;rio se ofrecen •. en pocos di as saqué las en trañas al talego • . y le dejé con más do-bleces que pañizuelo de despo-sado· Vino el que tenia a cargo el dinero tras mi. prendiéron-me. tuve poco favor. aunque viendo aquellos señores mi po-ca edad se contentaron con que me arrimasen al aldabilla. y me mosqueasen las espaldas por un rato. y con que saliese desterrado por cuatro años de la corte. Tuve paciencia. encoJli los hombr os. sufri la tanda y mosqueo. y saU a ·cumplir mi destierro con tanta priesa. que no tuve lugar de buscar cabal-gaduras : tomé de mis alhajas las que pude y las que me pare-cieron mas necesarias. y entre ellas saqué estos naipes (y a este tiempo descubrió los que se han dicho. que en el cuello traia). con Zas cuales he ga-nado mi vida por los mesones y ventas que hay desde Madrid a.qui. jugando a la veintiuna;· y aunque vuesa merced los ve tan astrosos y maltratados. usan de una maravillosa virtud con quien los entiende. que no al-zara que no quede un as deba-

    jo. y si vuesa merced es versado en este juego. vera cuánta ven-tala lleva el que sabe que tie-ne cierto un as a la primera carta. que le puede servir de un punto y de once; que con esta ventaja. siendo la veintiu-na envidada. el dinero se que-da en casa· Fuera desto apren-di de un cocinero de un emba-jador ciertas tretas de quino-las y del parar. a quien tam-bién llaman elandaboba; que asi como vuesa merced Se pue-de examinar en la corte de sus antWaras. asi pued01 yo ser maestro en la ciencia villanes-ca : con esto voy seguro de no morir de hambre. porque aun-que llegue a un cortijo. hay quien quiera pasar tiempo ju-gando un rato. y desto hemos de hacer luego la experiencia los dos; armemos la red; y vea-mos si cae algiLn pájaro destcs arrieros que aqui hay. quiero decir. que juguemos los dos a· la veintiuna como si fuese de veras. que si alguno quisiere ser tercero. él sera el primero que deje la pecunia.

    - Sea en buen hora. dijo el otro. y en merced muy grande tengo la que vuesa merced me ha hecho en darme cuenta de su vida. con que me ha Obliga-do a que yo no le encubra la mia. que diciéndola mas brevú es ésta : yo naci en el Pedroso. lugar puesto entre Salamanca y Medina del Campo; mi padre es sastre. enseñóme su oficio. 11

  • 8 M'IGUElL DE CiERNIANTES

    de corte de tijera con mi buen ingenia salté a cortar bolsas, Enfadóme la vida estrecha de la aláea y el desamorado trato de mi madrastra; dejé mi pue-blo. vine a Tol·edo a ejercitar mi oficio, y en él he hecho ma-raviUas; porque na pende reli-cario de toca, ni hay f(]¿ldrique-ra tan escondida, que mis de-'dos no visiten, ni mis tijeras no corten, aunque le estén guar-dando con los ojos de Argos; y en cuatro meses que estuve en aquella ciudad. nUnca fui cogi-do entre puertas, ni sobresalta-do, ni corrido de corchetes, ni soplado de ningún cañuto; bien es verdad. que habrá ocho dias que una espia doble dió noticia de mi habilidad al corregidor; el cual aficionado a mis bue-nas partes quisiera verme; mas yo que por ser humilde na quie-ro tratar con personas tan gra-v,es, procuré de no verme con él, y asi sali de la ciudad con tanta priesa. que na tuve lugar de acomodarme de cabalgadu-ras, ni blancas, ni de algún co-che de retorna, o por lo menos de un' carro. , , . Eso se borre, dijo Rincón,

    y pues ya nos conocemos. na hay para qué aquesas grande-zas ni altiveces : confesemos llanamente que na tenemos blanca ni aun zapatos,

    - Sea asi, respondiÓ Diego' Cortado (que asi dijo el menor que se l-lamaba) , y pues nues" tra amistad, como vuesa me'"

    ced, señor Rincón. ha dicho, ha de ser perpetua, comencémosla con santas y loab!es ceremo-nias.

    y levantándose Diego Corta-do abrazó a Rincón y Rincón a él tierna y estrechamente, y luego se pusieron los dos a ju, gar a la veintiuna con los ya referidos naipes. limpios de pot-va y de paja, mas no de gra~ sa y malicia; y a pocas manos alzaba tan bien por el as Coro' tado, como Rincón su maestro; Salió en esto un arriero a re-frescar al portal, y pidiÓ que queria hacer t ercio, Acogiéron-, le de buena gana· y en menos de media hora le ganaron do" ce reales y veintidós marave-dises, que fué darle doce lan-' za.das y veintidós mil ¡peSadum" tres; y creyendo el arriero que por ser muchachos no se lo de-' fenderian, quiso quitarles el di-nero; mas ellos poniendo el uno mano a su m edia espada, y el otro al de las cachas ama-rillas. le dieron tanto que ha" cer, que a no salir sus compa~ ñeros, sin duda lo pasara harto mal.

    A esta sazón pasaron , acaso por el camino una tropa de ca'; minantes a caballo, que iban a sestear a la venta del Alcalde; que está media legua más ade" lante, los cuales viendo la, pen-dBncia del arriero con los dos' muchachos, los apaciguaran y les dijeran que si acaso iban a Sevüla que se v'iniese't can ellos-

  • RINCONE'I'E y C OR.'I1A[)ILLO 9

    - Allá vamos, dijo Rincón, y serviremos a vuesas mercedes en todo cuanto nos mandaren.

    y sin más det en erse saltaron delante de las mulas, y se fue-ron con ellos, dejando al arrie-ro agraviado y enojado, y a la ven tera admi rada de la buena crianza de l os picaros, que les habia estado oyendo su plática, sin que ellos advirtiesen en ello; y cuando di jo al arriero que l es habia oido decir que los naipes que t ra ian eran falsos, se pelaba las barbas, y . . quer ia ir a la ven t a t ras ellos a cobrar su hacienda. por que decia que era grandisima afr en t a y caso de m enos valer, que dos mucha-chos hubies·gn engañado' a un home. -azo tan grande com o el: sus c(tmpañ er os le detuvieron y aconseja r on que n o fuese, si-quier a por n o publicar su inha-bil idad y simpleza. En f i n, t ales razones le di j er on, que aunque no le consolar on, le obligaron a quedarse-

    En est o. Cort ado y Rincón se dieron tan buena maña en ser-vir a los caminantes, que lo más del camino los llevaban a las ancas; y aunque se les ofre-cian algunas oca_~iones de ten-tar las valijas de sus medios amos, no las admitieron por no perd.er la ocasión tan buena del v iaje de Sevilla, donde ellos tenian grande deseo de l 'erse.

    . Con todo esto, a la entrada de la ciudad, que fué a la oración. y por la puerta de la Aduana

    a causa del r egis t ro y alm01a, r ifazgo que se paga, no se pudo conten er Conado de no cortar la . vali ja o mate ta que a l as ancas tra ia un francés de la camarada, y as.i con el de sus cachas le aió t an larga 7J pro-, funda h er ida, que se parecian paten tem en te las entrañas, y. su tilment e le sacó dos camisas buenas, un r eioj de sol, y un l i c,ro de memoria, cosas que, c'uando tas vieron , no les dieron'

    -mucho gusto; y pensando que pues el f r ances nevaba a las ancas aquella mal eta, n o la ha-bia de haber ocupado con tan poco peso com o era el que t e-nian aq'uellas p r ·~seas , quisieran volver a dar le otro tiento ; pero no lo hicieron, imaginandO que ya lo habr ían echado m en os, y puest o en recaudo lo que que-' daba' H abíanse desped ido an-tes que el salto h iciesen, de los que hasta alli los habian sus' t entado; y otro dia vendieron' las camisas en el malbaratillo que se hace fuera de la puerta del Arenal, y dellas hicieron veinte reales. H echo esto, se fueron a ver la ciudad, y admiJ róles la grandeza y suntuosidadJ de su mayor iglesia, el gran con" curso de gente del rio, porque: era en tiempo de cargazón de ilota, y habia en él seis gale" ras, cuya vista les hizo suspita1' y aun temer el dia que sus cul-pas les habian de lraer amo· rar en ellas ' de por vida. Echa" ron de ver los muchos mucha"

  • lO MIUIUEL DE CERVANTES

    chos de la esportilla que por alli andaban; informáronse de uno dellos qué oficio era aquél. 11 si era de muclw trabajo y de qué ganancia· Un muchacho as-turiano. que fué a quien hicie-ron la pregunta. respondió que el oficio era descansado. y de que no se pasaba alcabala. y que algunos dias salia con cin-co y con seis reales de ganan-Cia. con que comia y bebia 11 triunfaba como cuerpo de rey. Ubre de buscar amo a quien dar fianzas. y seguro de comer a la hora que qUisiese. pues a todas lo haUaba en el más minimo bodegón de toda la ciudad. en la cual habia tantos y tan bue-nos. No les pareció mal a ' los dos amigos la relación del. as-turianillo. ni les descontentó el oficio. por parecerles qu-e venia como de molde para poder usar el suyo con cubierta seguridad. por la comodidad que ofrecia de entrar en todas las casas; y luego determinaron de comprar bos instrum-entos necesarios pa-ra usaUe. pues lo podian usar sin examen; y preguntandole al asturiano qué habian de com-prar. les respondió que sendos costales pequeños. limpios o nue: vos. y cada uno tres espuertas de palma. dos grandes y una' pequeña. en las cuales se repar-tia la "arne. pescado 11 fruta. en el costal el pan. 11 él les guiÓ donde lo vendían. y "l/os del' dinero de la galima del francés lo compraron todo; 11 dentro de

    dos horas pudieran estar. gra-duados en el oficio según le~ ensayaban las esportillas. 11 asentaban los costales; avisóles su adalid de los puestos donde habian de acudir .. por las ma" ñanas a la carniceria y a la plaza de San Salvador. los dias de pescado a. la Pescaderia 11 a la Costanilla. todas las tar-des al rio. los jueves a la feria-

    Toda esta lección tomaron bien de memoria. y otro dia bien de mañana se plantaron en la plaza de San Salvador. y apenas hubieron lle(lado. cuan-do los rodearon otros moza.~ del oficio. Que por lo flamante de los costales 11 espuertas vieron' ser nuevos en la plaza; hicié-ronles mil preguntas. y a todas respondian con discre~ón y mesura. En esto llegaron un medio estudiante 11 un soldado. y convidados de la limpieza de las espuili/"tas de los dos nova-tos. el que parecia estudiante llamó a Cortado. y el solciado a Rincón·

    - En nombre sea de .Diosi dijeron ambos·

    - Para bien se comience el oficio. dijo Rincón. que vuesa merced me estrena. señor mio.-

    A lo cual respondió el solda-do :

    - La estrena no sera mala. porque estoy de ganancia. y soy enamorado. y tengo de hacer hoy banquete a unas amigas de mi setfora·

    - Pues cargue vuesa ~rced a su gusto. que animo tengo y

  • RIiNIOONElJ:1E y OORTADILLQ 11

    fuerzas para llevarme toda esta plaza, y aun si fuere menester que ayude a guisallo, lo haré de muy buena vuluntad·

    Contentóse el soldado de la buena gracia del mozo, y dijo-Ze que si queria servir. que él le sacaria de aquel abatido ofi. eio; a lo cual respondió Rincón que por ser aquél el dia prime-ro que le usaba, no le queria dejar tan presto hasta ver a lo menos lo que tenia de malo o bueno; y cuando no le canten" tase, él daba su palabra de ser-virle a él, y antes que a un ca-nónigo· Ríóse el soldado, car-gme muy bien, mostróle la ca-sa de su dama para que la su-piese de aUi adelante. y él no tuviese necesidad, cuando otra vez le enviase, de acompañarle-Rincón prometió fidelidad y buen trato· Dióle el soldado tres cuartos. y en un vuelo volvió a la plaza por no perder coyun' tura; porque también desta di" ligencia les advirtió el asturia" no, y de que cuando llevase11! pescado ·menudo, . conviene (]) saber. albures, o sardinas, o ace-dias, bien pOdian tomar algu-nas, y hacerlas la salva, siquie" ra para el gasto de aquel dia;' pero que esto habia de ser con' toda sagacidad y advertimien-to, porque no se perdiese . el cré" dito, que era lo que más impor-taba en aquel ejercicio' Po,.. presto que volvió Rincón. va halló en el mismo puesto a Cor-tado. Llegóse Cortado a RinJ

    . eón, y preguntóle que cóm() le habia ido· Rincón abrió la ma-no, y mostróle los tres cuartos·' Cortado entró la suya e71 el se-no, y sacó una bolsilla que mos, traba haber sido de ámbar en· los pasados tiempos: venia aZ-go hinchada, y dijo :

    - Con ésta me pagó su reve-rencia del estudiante y con do!! cuan os más; tomad la vos, Rin-cón. por lo que puede suceder;'

    y habúJndosela ya dado secre-tamente, veis aqui do vuelve el' estudiante trasudando y turba-do de muerte, y viendo a Cor' tado le dijo si acaso habia vis-to una bolsa de tales y tales señas, que con quince escudos de oro en oro, y. con tres rea-les de a dos, y tantos marave-dis en cuartos y en ochavos le faltaba. y que le dijese si la ha" bia tomada en el entretanto que con él habia andado com" prando· A lo cual con extraña disimulo, sin alterarse ni mu-darse en nada, respondió CorJ tado :

    - Lo que yo sabré decir desa bolsa es que no debe de estar perdida, si ya no es que vuesct merced la 'Puso a mal recaudo. . - Eso es ello, 'Pecador de mi, res¡¡ondió el estudiante, que' la debi de 'Poner a mal recaudo; pues me la hurtaron. . .

    - Lo mismo digo yo. dijo Cortada; pero para todo hay remedio, si no es para la muerJ te, y ~l que vuesa merced po-' drá tomar es lo primero y prin'

  • lG! MICUEL DE ca;:RVANTE:S

    cipal tener paciencia. que de menos nos hizo Dios. y un dia viene tras otro dia. y donde las dan las toman. y podría ser que con el tiempo el que ,llevó la bolsa se Viniese a arrepentir. y se la volviese a vuestra merced sahumada.

    - El sahumerio le perdona-riamos. respondi(¡ el estudiante·

    y Cortado prosiguió diciendo : - Cuanto mus que cartas de

    descomunión hay paulinas. y buena diligencia. que es madre de la buenaventura. aunque a la verdad no qUisiera yo ser el llevador de la bolsa. porque si es que vuesa merced tiene al-guna orden sacra. parecermeia a mi que habia cometido algiLn grande incesto o sacrilegio·

    - Y. cómo que ha cometido sacrilegio!. dijo a esto adolorido el estudiante: que puesto' caso que yo no S01/ sacerdote sino sa-cristan de unas monja·. el di-nero de la bolsa era del tercio do una cl11[JeUania que me dió a cobrar un sacerdote amigo .mio. y es dinero sagrado y ben" dito.

    - Con su pan se lo coma. di-10 Rincón a este punto. no le arriemto la ganancia. dia de !juicio hay donde todo saJJd.ra. como dicen. en la colada. y en-,tonces se vera quién fué Calle-jas. y el atrevido que se atrevió a tomar. hurtar y menoscabar el tercio de la capellania. Y cuanto renta cada afIo. digame se1!or sacristan. por su vida?

    - Renta la puta que me pa-rió; y. estoy yo agora pa:ra de-cir lo que renta!. respondió el sacristan' con algiLn tanto de demasiada cólera; deci(b,me. hermano. si sabéis algo. si no quedad con Dios. que yo la quiero hacer pregonar. '

    - No me par,ece mal remedio ése. dijo Cortado; pero advier-ta vuesa merced no se olviden

    . las señas de la bolsa. ni la, can· tidad puntualmente del dinero que va en ella. que si yerra en un ardite. no parecerá en dias del mundo. y esto le doy por hado

    - No hay que temer deso. respondió el sacristán. que lo tengo mas en la m emoria que el tocar de las campanas : no me erraré en un titomo.

    S acó en esto de la taltrique~ ra un pañuelo randado para limpiarse el sudor que llovict de su rostro como de alquitara; 11 apenas le hubo vista Cortado; cuando le .marcó por suyo : 11 habiéndose ido el sacris'tdn. Cortado le siguió y le alca.nzo en las gradas. donde le llamo y le r etiró a una parte. y a:U~ le comenzó a decir tantos diS" para tes al modo de lo que lla-man bernardinas. cerca elel hur. to y hallazgo de su bolsa. dan-dOle buenas esperanzas. sin con. cluir jamas razón que comen-zase. que el poore sacristtin es-taba' embelesado escuchdndole;' y como no acababa de entendefi lo que le decia. hacia que le re-'

  • R1NOQNEI'El Y COIRJI'ADILLO 13

    pi ti ese la razón dos y tres ve .. ces · Estábale mirando Cortado a la cara atentamente, y no; quitaba los ojos de sus ojos; el! sacristán le miraba de la, mis" ma manera. estando colgado de sus palabras; este tan gran. de embelesamiento dió lugar a Cortado que conoluyese su obra; y sutilmente le sacó el pañue-lo de la faldriquera, y, despi-diéndose dél, le dijo que a la taTl..e procurase de verle en aquel mismo ·lugar, porque él traia ent re ojos ,qúe un mucha-cho de su mismo oficio ·y de su mismo tamaño. que era algo' ladroncillo, le habia tomado la bolsa, y que él se obligaba a saberlo dentro de pocos o de muchos dias· Con esto se con-soló algo el sacristán, y se des-pidió de Cortado, el cual se vi-no donde estaba R.incón, que todo lo habia visto un poco apartado dél. y más abajo es· taba otro mozo de la esportilla que viO todo lo que habia pa-sado, y cómo Cortado daba el pañuelo a Rincón; y llegándo-se a ellos les dijo :

    - Diganme, señores galanes. voacedes son ·de mala entrada, o no?

    - No entendemos esa razón, señor galán, respondió Rincón.

    - Qué. no entrevan, señores murcios?, r espondió el otro·

    - No somos .de Teba ni dé Murcia, dijo Cortado; si otra cosa quiere, digala; si no, váya-se con Dios.

    - No lo entienden?, dijo el mozo. pues yo se lo daré a en-tender y a beber con una c1.ljCha· ra de plata : quiero decir. se' ñores, si son vuesas mercedes ladrones? mas no sé para qué les pregunto esto, pues sé ya que lo son; mas diganme, cómo no han ido a la aduana del se-ñor Monipodio?

    - 'págase en esta tierra al-mojarifazgo de ladrones, señor galán? dijo Rincón.

    - Si no se paga, respondió el mozo, a lo menos registranse ante el señor Monipodio que es su padre, su maestro y su am-paro; y asi les aconsejo que vengan conmigo a darle la obe-diencia, o, si no. nc se atrevan' a hurtar sin su señal, que les costará carO'·

    - Yo pensé, dijo Cortado, que el hurtar . era oficio libre. horro de pecho y alcabala, y que si se paga es por junto, dando por fiadores a la gargan. ta y a las espa'ldas; pero pues asi es, y 'en cada tierra hay su uso, guardemos nosotros el desta, que por ser la más prin-cipal del mundo. se."·á el más acertado de todo él; y asi pue-de vuesa merced guiarnos don-d.e esf.á ese cabaLlero que dice, que ya yo tengo barruntos. se-gun lo que .he oido decir, que es muy calificado y generoso. y además hábU en el oficio.

    - y, cómo que es calificado. hábil y suficiente? respondió el mozo : eslo tanto, que en cua-

  • MIGUEL DE CERNu\NTES

    tro años que ha que tiene eL cargo de ser nuestro mayor y, padre, no han padecido sino cuatro en eL finibusterre, y obra de treinta embesados, y de se" senta y dos en gurapas·

    - En verdad. señor, dijo RinJ cón, que así entendemo¡¡ esos nombres como volar·

    - Comencemos a andar, que yo Los iré ,declarando por el ca, mino, respondió eL mozo, con; otros algunos que asi les con' viene saberlo como eL pan de la boca.

    y asi les fuédiciendo y de-cLarando otros nombres, de Los que eLlos llaman germanescos o de la germania. en eL discur-so de su pUttica, que 1K) fué cor-ta, porque eL camino era largo, en el cuaL dijo Rincón a su' . -gUla ;

    - Es vuesa merced por ven-tura ladrón?

    - Si, respondiÓ él. para ser-vir a Dios y a la buena gente; aunque no de los muy cursa' dos. que todavia estoy en el año del novic,iado.

    A lo cual respondió Cortado;' - Cosa nueva es para mi.

    que haya ladrones en el mundo para servir a Dios y a la bue-na gente·

    A lO cual respondiÓ el mozo; . Señor. yo no' me meto en

    teologias; lo que sé es que cada uno en su oficio puede alabar' a Dios. y rrULS con la orden que' tiene dadú MoniPodio a todos sus ahijados.

    ,

    - Sin duda. dijo Rincón. deC be de ser buena y santa. pues hace que los ladrones sirvan a D ios·

    Es tan santa y buena. replicó el mozo. que no sé yo si se po-drá mejorar en nuestro arte. El tiene ordenado que de lo que hurtáremos dentas alguna cosa o limosna para áceite de la lám-para de una imagen muy devo· ta que está en esta ciudad. y' en verdad que hemos visto grandes cosas por esta buena' obra; porque los dias pasados dieron tres ansias a un cuatre-ro que habia murciado dos rozo nos. y con estar · flaco' y cuarta · nario. asi los sufrió sin cantar. como si fueran nada; y esto atribuimos los del arte a su buena devoción. porque sus fuerzas no eran bastantes para sufrir el primer desconcierto del verdugo; y porque sé qUB me han de preguntar algunos vocablos de los que he dicho. quiero curarme en salud y de-cirselo antes que me lo pregun-ten; sepan voacedes que cua- ' trero es ladrón de bestias; an-sia es el tormento; roznos los asnos. hablando con perdón;' primer desconcierto es las pri" meras vueltas de cordel que da' verdugo. T enemos más. que re-zamos nuestro rosario reparti'; do en toda la semana. y algwnos de nosotros no hurtamos el dia del viernes. ni tenemos cOnver" sación con mujer que se llame M aria. el dia del sábado.

  • R.1NCONETE Y CQRTADILLO 15

    - De perlas me parece todo eso. dijo Cortado; pero digame vuesa merced. hacese otra res-titución. o ot ra penitencia más de la dicha?

    - En eso de restituir no hay que hablar respondió el mozo. porque es cosa imposible por las muchas partes en que se di-vide lo hurtado. llevando cada uno de los ministros y contra-yente,s la suya. y asi el primer hurtador no puede restituir na-da; cuanto más. que no hay quien nos mande hacer esta di. ligencia a causa que nunca nos confesamos. y si sacan cartas de descomunión. jamas llegan a nuestra noticia. íPorque ja" mas vamos a la iglesia al tiem· po que se leen. si no es los dias de jubileo. por la ganancia que nos ofrece el concurso de la mucha .gente. ~. y con sólo eso que hacen;

    dicen esos señores. dijo Corta-do. que su vida es santa y bue-na?

    - Pues. qué tiene de mala? replicó el mozo : no es peor ser hereje. o renegado. o matar a su padre y madre. o ser solo-

    . ? mzco .. _ Sodomita. querra decir vue-

    sa merced. respondió Rincón· - Eso digo. dijo el mozo. - Todo es malo. replicó Coro

    tado; pero pues nuestra suerte ha querida que entremos en es-ta cofradia. vuesa merced alar. gue el paso. que muero por ver· me con el señor Monipodio. de

    quien tantas virtudes se cuen-tan.

    - Presto se les cumplira su deseo. dijo el mozo. que ya des-de aqui se descubre su casa·

    , Vuesas mercedes se queden a la puerta. que yo entraré a ver si esta desocupado. porque éstas son las horas cuando él suele dar audiencia.

    - Hn buena sea. dijo Rincón. y adelantandose un poco el

    mozo. entró en una casa na muy buena. si no de muy mala apariencia; y los dos se que-daron esperando a la puerta. El salió luego y los llamó. 11 ellos entraron. y su guia les mandó esperar en un pequeilo pa tia ladriUado ·que de' puró limpio y aljofifado parecia que vertía carmin de lo mas fino: al wn lado estaba un banco de tres pies. y al otro un cantara desbocado. con un jarrillo en-cima no menos falto que el can. taro; a otra parte estaba una estera de enea. y en el medie' un tiesto. que en Sevilla llaman maceta de albahaca· Miraban los mozos atentamente las alha. jas de la casa. en tanto que ba" jaba el señor Monipodio. y vien-do que tardaba. se atrevió Rin-cón a entrar en una sala ba1a de dos pequeñas que en el pa-tio estaban. y vió en ella dos espadas de esgrima y dos bro-' que les de corcho pendientes de clULtro clavos. y una arca gran-de sin tapa ni cosa que la cu-briese. y otras tres esteras de

  • 16 MIGUEL [J;E CIERVIAN:I'ES

    enea tendidas por el suelo; ert la pared frontera estaba pega-, da a la pared una imagen de Nuestra Señora, destas de mala estampa, y más abajo pendia una esportilla de palma, y en-cajada en la pared una almofid blanca, por do coligió Rincón que la esportilla ser v ia de cepo para limosna, y la al mafia de tener agua bendita; y asi erá la verdad· Es tando en esto en-traron en la casa dos mozos de hasta veinte años cada uno, vestidos de estudiantes, y d~ alli a poco dos de la esportilla y un ciego, y, sin hablar pala-bra ninguna, se comenzaron a pasear por el patio. No tardó mucho cuando entraron dos vie-jos de bayeta con antojos que los hacian graves y dignos de ser r espetadas, con sendos ra-sarios de sonadOras cuentas en las manos. Tras ellos en,tra una vieja halduda, y sin d,ecir na-da se fué a la sala, y habiendo tomado agua bendita con gran· disima devoción, se puso de ro-dillas ante la imagen, y al ca-bo de una buena pieza, habien· do primero besado tres veces el suelo, y levantado los brazo~ 11 los ojos al cielo otras tantas, se levantó y echó su limosna eft la esportiUa, y se salió con los demás al patio·' En re.solu ,~ión, en poco espacio, ' se juntaron en el patio hasta catorc,~ personas d.e diferentes ' trajes 11 oficios; llegaron también de los' postrercs dos bravos y bizarrolf

    mozos, de bigotes largos, som-breros de grande falda, cuellolJ a la valona, medias de color; ligas de gran balumba, espadas de más de marca, sendos pisto' letes cada uno en lugar de da-gas, y sus broqueles pendientes de la pretina; lns cuales asi co-mo entraron, pUSieron los ojos al través en Rincón y Cortado a modo de que los extrañaban y no conocian, y llegándose a, ellos les preguntaron si eran de la cofradia. Rincón r espondió que si, y muy servidores de sus mercedes. '

    L legóse en esto la sazón y punto en que bajó el señor Mo. n ipodio, tan esperado comd b ien v isto de toda aquella viro tuosa compCbñia : pa,recia de edad de cuarenta y cinco a cua" renta y seis años, alto, de cuer" po, m oreno de rostro, cejijuntoi barbinegro y muy espeso, los ojos hundidos; venia en camisa¡ y por la abertura de delante descubria un bosque, tanto eral el vello que tenia en el pecho;! traia cubierta una capa de ba" vet a casi hasta los pies, en los cuales traia unos zapatos en· chancletados; cubrianle la~ piernas unos zaragüelles dé lienzo anchos y largos hasta lo~ tobillos; el sombrero era de los de la hampa, campanudo de ca· pa y tendido de falda; utrave-sábale un tahali por espalda y pechos, a do colgaba una espadcf ancha y corta, a modo de las del perrillo; las manos eran cor!

  • RINOO

  • 18 MIGU en , DE CIE.~VtAN'IES

    chan a las tales ánimas por via; de naufragio; y caen áebajo áe nwestros oiennechores . el prO'" curador que nos· defiende, el . . guro que nos avisa,. el verdugo · \lue nos tlene lástima, el que cuando alguno de nosotros va huyendo por la calle, y detrás le . van dando voces : « Al la-' drón, al ladrón. deténganle, d ·s -téngale! » uno se pone e·n me-dio, y se opone al raudal de los que l.e siguen, diciendo : « Dé-jenle al cuitado, que harta ma-la ventura lleva, allá se lo ha" ya, casti¡iUele su pecado. » Son también bienhechoras nuestras las socorridas, que de su sudo)-nos socorren asi en la trena ca · mo en las guras; y también lo son nuestros padres y madres' que nos echan al mundo, y el escribano que si anda la buena; no hay delito que sea culpa, nt culpa a quien se dé mucha pe-na .' y por todos estos que he dicho, hace nuestra hermandad cada año su adversario· con la: mayor popa y soledad que pode· mas.

    - Por cierto, dije;> Rinconete (ya confirmado con este nom-bre), que es obra digna del alti, sima y profundisimo ingeniÓ que hemos oido decir que vuesa merced, señor Monipodio, tie" ne; perp nuestros podres aun gozan de la vida; si en ella les alcanzáremos, daremos luego not.icia a .esta felicisima y .abo·· nada confraternidad para qut! por sus almas se les haga ese

    naufragio o tormenta, o ese ad· versario que vuesa merced di; C·2 , con la soLemnidad y pompa acostumbrada; si ya no ss que h:J.ce con popa y soledad, como t ambién apuntó vUl'sn merced: en sus razones.

    - Asi se hará, o no quedará de mi pedazo, repliró Monipo-' dio.·

    y llamando a la guia, le dijo; - Ven acá Ganchuelo, están

    puestas las postas? .- ·Si. dijo la guia, que Gan"

    chuela era su nombre, tres cen-tinelas quedan aVi?orando, y no hay que teme)' Qu·g nos co-jan de sobresalto.

    - Volviendo, pues, a nuestro propósito, dijo M onl.podio, que-ria saber, hijos. lo · que sabeis, para daros el oficio y ejercicio conforme a vuestrq inclinación y habilidad. .- Yo, resVI;mdió . Cortadillo,

    sé un POquito de flr¡reo de villa. no; entiéndeseme el retén; ten· go buena vista para el humülo; juego bien de la sola, de las cuatro y de las ocho; no se me va por pies el raspadillo, berru' gueta y el colmillo;· éntrome por la boca de lobo como por mi casa, y atreveriame a hacer un tercio de chanza mejor que un tercio de Napoles, y a dar un astillazo al mas pintadOl mejor que dos reales prestadosJ

    -Principios S01t, dijo MonipO'" dio; vera tG.:ias · ésas son liMes de cantueso, viejas y tan usadas que no hay prinCipiante que nd

  • RLNCQNEliE y OOR'11ADILLO 19

    las sepa. y sólo sirven para al" guno que sea tan blanco que se

    . deje matar de media noche abajo; pero andará el tiempo, y vernos hemos. que asentando sobre ese fundamento media docena de liciones. yo espero en Dios que habéis de salir oficia: famoso. y aun quizá maestro. ·

    - Todo se hará para servi;' a vuesa merced y a los señore': cofrade~. respondió Rincon.~t e.

    - y vos. Cortadillo. qué sa-béis?, preguntó Monipodio· ~ Yo. !'e'p

  • 20 MIGUEl!.. lOE CERVANTRE

    saber, no llevar recaudo de nin gun hermano mayor a la cárceL rzi a la casa de parte de sus contribuyentes; piar el turcd puro; hacer banquete cuando, como y adorule quisieren Sin' pedir licencia a su mayoral; entrar a la parte desde luego con lo que entrujasen ' los her-manos mayores, como uno de-llos. y otras cosas qúe ellos tuj vieron por merced señaladisi·1 ma, y los demás con pala oras muy comedidas las agradecie' ron mucho.

    Estando en esto, entró un' m.uchacho corriendo y desalen-tado y dijo :

    - El alguacil de los vagamun,' dos viene encaminado a esta' casa; pero no tra ·e consigo gu-rullada· . - Nadie se alborote, dijo Mo·

    nipodiO, que es amigo, y nunca viene por nuestro daño : sosié. clUense. que yo le saldré a ha-blar.

    Todos se sosegaron, . que ya estaban algo sobr·esaltados, y Monipodio salió a La puerta, dorule halló al alguacil, con el cual estuvo hablando un rato, y luego volvió a entrar Monipo ; dio. y preguntó :

    - A quién le cupo r¡oy la pla-za de San Salvador?

    - A mi. dijo el de la guia· - Pues, cómo, dijo Monipo-

    dio, no se me ha manifestado una bolsilla de ámbar, que esta mañana en aquél mismo para' 1e dió al traste con quince es-

    cudos de oro y dos reales de a dos, y no sé cuántos cuartos?

    - Verdad es, dijo la guia. que hoy faltó esa bolsa; pero yo no le¡. he tomado, ni puedo imaginar quién la tomase .•

    - No hay levas conmigo, re-plicó Monipodio. la bolsa ha de parecer, porque la pide el al .. guacil, que es amigo, y nos ha-ce mil placeres al año.

    Tornó a jurar el mozo que no sabia della : come.nzóse a enea. lerizar MonipOdio de manera, que parecia que fuego vivo lan. zaba por los o1os, diciendo :

    - Nadie se burle con q.ué-lN¡antar la más ¡minima cosa de nuestra orden, que. le costa-rá la vida : manifiéstese la cica, y si se encubre por no pagar los derechos, yo le daré ente-ramente lo que le. toca, y pon-dré lo demás 'de mi casa. por-que en todas maneras ha de ir contento el alguacil.

    Tornó de nuevo a jurar el . mezo, y a maldecir sé, .dicie.ndo que él no habia tomado tal bolsa, ni visto la de sus ojos : todo lo cual fue poner más fue-go a la cólera de Monipodio, y dar ocasión a que toda la junta se alborotase, viendo que se rompian sus estatutos y buenas orde·nanzas.

    Viendo Rinconete, pues, tanta diSensión y alboroto, parecióle que seria bien sosegalle y dar contento a su mayor, que re-ventaba de· rabia, y aconseján-dose co~n su amigo Cortadillo.

  • RINlCONEtI'E y OORTADILLO 2il

    con . parecer de entrambos sacó la bolsa del sacristán, y dijo :

    - Cese toda cuestión. mis señcres, que ésta es la bolsa, sin faltarle nada de lo que, el al-quacil manifiesta, que hoy mi camarada Cortadillo le dió al-cance con un pañuelo que al mismo dueño se le quitó por añadidura .

    Luego sacó Cortadillo el pa-ñizuelo. y lo puso de manifies-to, Vie,ndo lo cual M onipodio. dijo :

    .. - Cortadillo el bueno (que ca1/. este titulo y rencmbre ha de quedar de aqui adelante) se quede con el pa1iu€',!0 , y a m i IC!lwta 'ge queda la satisfac-ciól,deste servicio y la bolsa de ha de llevar el alguacil, que e~ de un sacristán pariente suyo. y ccnviene que se cumpla aquel refrln que dice : " No es mu-cho que a quien te da la galli-na entera, tú des una pie,rna della »; más disimula este buen abgufeil en un dia, que noso-tros :e pOdemos ni solemos dar en ciento,

    De , común consentimiento aprob~ron todos la hidalguia de los dos modernos y la sen·, tencia y parecer de Su mayoral. el cuá. salió a dar la bolsa al alguadl, y Cortadillo se quedÓ confirnado con el renombre de bUEno, bien como si fuera don' Abnso Pérez de Guzmán el Buel.o. que arrcjó el cuchillo

    por los muros d~ Tarifa para degonar a su único hijo.

    Al volver que volvió M onipo-dio, entraron con él dos mo-zas, afeitados los rostros, .lle-nos de color los labios y de al-o bayalde, los pechos, cubiertas cen medios mantos de anascote. llenas de desenfado y desver-güenza : señales claras por do;tde en viéndolas Rinconete y Cortadillo .'Conocie,ron 'que eran de la casa llana, y . no se engañaron en nada; y asi co-mo entraron se fueron con los brazos abiertos la una a Chi-quiznaque y la otra a Man'/-ferro, que éstos eran los nom-bres de los dos bravos,' y el de. Mani jcrro era pcrque t raia una mano de hierro en lugar de otra que le habian cortado por jus-ticia, Ellos las abrazaron con grande regec'ijo, y l es pregun-taron si traian algo con q:t.e. mojar la canal maestra.

    - Pues habia de faltar. dies •. tro mio, respondiÓ ·la una, que ' se llamaba la Gananciosa : no tardará mucho a venir Silba-tillo tu tminel con la canasta de colar atestada de lo que Dios ha sido servido.

    y asi jué verdad, porque al : instante, entró un muchacho con una canasta de colar cu-bierta con una sábana . .,4.1egrá-ronse todos con la entrada de Silbato, y al momento mandó

    sacar MonipOdio una de las. esteras de enea que estaban en

  • ·eJ aposento. y tenderla en me-.dio del patio; y ordenó asimis--mo que tOMS se sen tasen a la :redonda; porque en cortando la -cólera se trataria de laque mas conviniese. A esto dijo la vie.ja ·que nabia rezado a la imagen :

    - Hijo Monipodio, yo no es-tov para fiestas, porque tengo un vaguida de cabeza dos días ha tlue me trae loca, y mas. que

  • RINOQNE'IIE Y COR'IlADILW

    --- De Guadalcanal es. y aun tiene un es no es de yeso el se-ñorico •. _ Dios te consuele. h'ija. que "si me has consolado, sino que. temo que me ha de hacer mal, porque no me he desayu-nado.

    - No hará. madr/!. respondió Monipodio, porque es trasañejo.

    - Asi lo espero yo en la Vir-gen. respondió la vieja:

    y añadió : - Mirad. niñas. si tenéis aca-

    so algún cuarto para r.omprar las candelicas de mi d,evoción. porque con la priesa 11 gana que tenia de venir a traer las nuevas de la canasta. se me ol-vidó en casa la escarcela.

    - Yo si tengo. señora Pipota (q,,¡e éste era el nombre de la buena vieja) respondió la Ga-nanciosa. tome. ahi le doy dos cuartos; del un'o le ruego que compre una para mi, y se la ponga al señor san Miguel, y si puede comprar dos. ponga la otra al señor san BIas, que son mis abogados : quisiera que p'usiera otra a la señora santa Lucia (que por lo de los oJos también la tengo' devoción), pe-ro :1:) tengo trocado, mas otro dia habrá donde se cumpla con todo.

    - Muy bien harás, hija, y mira no seas miserable. que es de mucha importancia llevar la persona las candelas delante de si antes que se muera, y no aguar,dar a que las pongan los herederos o albaceas.

    - Bien dice la madre Pipota, dijo la Escalanta', , y echando mano a la bolsa le dió otro cuarto, y le encar-gó que pusiera otras dos cande--licas a los santos que a ella le pareciesen que eran de los más aprovechado-s y agradeci-dos. Con esto se fué la Pipota. diciéndoles :

    - HOlgaos, hijos, ahora que-tenéis tiempo; que vendrá la vejez, y lloraréis en ella los ra-tos que perdisteis en la moce-dad como yo los lloro, y enea· mendadme a D ios en vuestras,-oraciones. que yo voy a hacer ' la mismo por mi y por vosotros, porque él nos libre y conserve en nuestro' trato peligroso, sin sobresaltos de justicia.

    y con esto se fué. Ida la vie-ja, se sentaron todos alrededor-de la estera, y la Gananciosa ', tendió la sábana, por manteles; y lo primero que sacó de la ' cesta fué un gran haz de raba--n os y hasta dos docenas de na" ranjas y limones, y luego una: cazuela grande llena de tajadas -debacallao frito.. Manifestó· luego medio queso de Flandes, y una olla de famosas aceitu--nas. y un plato de camarones" y gran cantidad de cangrejos con su llamativo de alcaparra' nes ahogados en pimientos, y' tres hogazas blanquisimas de" Gandul. Serian lo's del almuer--?O ha,

  • 24 MIGUEL DE CERViANTES

    .Rinconete, que sácó su media espada. A los dos viejos de ba-yeta y a la guia tocó el escan- · cia,r con el corcho de colmena· .Mas apenas habian comenzado a dar asalto a las naranjas. cuando les dió a todos gran so-bresalto los golpes que dieron a la puerta : mand,jles M onipo-dio que se sosegasen. y entran. do en la sala baja, y descolgan-do un broquel, puesto mano a la espada, llegó a la puerta, y . con voz hueca y espantosa pre-guntó :

    - Quién llama? Respondieron de fuera : - Yo tOy. que no es nadie·

    señor Monipodio : Taragote soy, centinela desta mañana. y vengo a decir que viene aqui ,Juliana la Cariharta, toda des' greñada y llorosa, que parece haberle sucedido algún desas-'treo

    En esto llegó la qu·g decia. sollozando; y. sintiéndola M o' nipodio. abrió la puerta, y man-dó a Tagarote que se volvies·g a su posta, y que de alli ade-.lante avisase lo que viese, con 'menos estruendo y ruido : él dijo que asi lo haria. Entró la Cariharta. ·que era una moza del japz de las otras y del mis-

    . 'mo of.icio : venia decabellada. 'y la cara llena de tolondrones. 'y asi como' entró en el patio, s·e -cayó en el suelo desmayada; ,aCUdieron a socorrerla la Ga-. .

    manciosa y la Escalanta, y des-o abrochándole el pecho, la ha-!laron toda denegrida y como magullada· Echáronle agua en el rostro, y ella volvió en si di-ciendo a voces :

    - La justicia de Dios y del rey venga sobre aquel ladrón desuellacaras, sobre aquel co-barde bajamanero, sobre aquel picara lendroso, que he quitadO más veces de la horca que tie-ne pelos en las barbas : desdi' chada de mi! mirad por quién he perdido y gastado mi moce-dad y la flor de mis años, sino por un bellaco desalmado, taci-noroso e incorregible!

    - Sosiégate, Cariharta. dijo a esta sazón M onipo·dio. que aqui estoy yo que t e haré jus-ticia; cuéntanos tu agravio. qu·g más estarás tú en contarle que yo en hacerte vengada; dime si has habido algo con tu r es-peto : que si asi es, y quieres venganza, no has menesi er más que boquear.

    - Qué respeto?, r espon.iió Juliana; respetada me vea yo en los infiernos. si más lo' fuere de aquel león con las ovejas, y cordero con los hombres : con aquél habia yo de comer más pan a manteles, ni yacer en uno? vi'imero me vea yo comida de adivas estas carnes, que me .ha parudo de la manera que ahora veréis.

    Y alzándose al instante las

  • RINOONE'l'E y CORTADILLO 25

    faldas hasta la rodilla y aun un poco más, las descubrió lle" nas de clLrdenales.

    - Desta manera, prosiguió, me /w parado aquel ingrato del Repolido, debiéndome más que a la madre que le parió : y, por qué pensáis que lo ha he-cho? montas que le . di yo oca-sión para ello : no por cierto, no lo hizo mas sino por.1ue, es-tando jugando y perdiendo, me en' ió a pedir con Cabrillas, su trainel, treinta reales, y no le envié más de veinticuatro, que el trabajo y atan con que yo los habia ganado, ruego yo a los cielos que vayan en descuen· to de mis pecados; y en pago desta cortesia y buena obra, creyendo él que yo le sisaba algo de la cuenta que él alla en su imaginación habia hecho de lO que yo pOdria tener, esta mañana me sacó al campo de-trásde la huerta del Rey, y alli entre unos olivares me des. nudó, y con la pretrina, sin ex-cusar ni recoger los 'hierros. Que ces, aqui volvió a pedir justicia, vea yo, me dió tantns azotes, que me dejó por mUl~rta : de la cual verdadera historia son buenos testiflos estos cardena-les que miráis.

    Aqui tornó a levantar la.~ ?la-ces, aqui volvió a pedir justicia, y aqui se la prometió de nuevo Monipodio 1) todos Zas bravos que alli estaban· La Ganan-ciosa tomó la mano a consola-lla, diciéndole que ella diera de

    muy buena gana una de las" me-jores presas que tenia por que le hubiera pasado' otro tanto con su querida.

    - Porque quiero, tiijo, que sepas, hermana Cariharta, si no lo sabes, que a lo que se quiere bien se castiga, 11 cuando estos bellacones nos dan. 11 azotan 11 acocean, entonces nos adoran; si na, contiésame una verdad por tu ¡'ida : de"~pulÍs que te hu-bo Repolido castigado y bruma-do, no te hizo alguna caricia?

    • Cómo una?, respondió la llorosa, cien 10til me hizo, y die. ra él un dedo de la mano 'Por-que me tuera con él a su pOBa-da, y aun me 'Parece que casi se le saltaron las lágrimas de los ojos después de haberme molido. -

    - No hay duda en eso, replicó la Gananciosa, y llora' ria él de pena de ver cuál te ha' bia puesto, que en estos tales hombres y en tales casos no han cometido la cul'Pa, cuando les viene el arrepentimiento; y tú verás, hermana, si no viene a buscarte antes que de aqui nos vamos, y a pedirte 'Perdón de todo lo 'Pasooo, rindiéndose-te como un cordero·

    - En verdad, respondió Mo-nipodio, ,que no ha de entrar por estas 'Puertas el cobarde embesado, si wimero' no hace una manifiestr¡ penitencia del cometido delito : las manos habia él de ser osa.do 'Ponerlas en el rostro de la Cariharta ni

  • MIGiUSL DE ClERVAN'I'ES

    en sus carnes, siendo persona que puede competir en limpieza y ganancia con la misma Ga-nanciosa que , está delante. que no la puedo más en carecer?

    - Ay!, dijo a esta sazón la Juliana, no diga vuesa merced, señor Monipodio. mal de aquel maldito, que con cuan malo es. le quiero más que a ' las telas de mi corazón, JI hanme vuelto el alma al cuerpo las razones que en su abono ha dicho, mi amiga la Gananciosa, y en verdad que estoy por ir a buscar'le.

    - Eso no harás tú por m i consejo, r eplicó la Gananciosa. porque se extenderá y ensan-chará. hará t retas en t i como en cuerpo muer to. Sosiégate, hermana. que antes de mucho le verás ven ir tan arrepentido como he dicho, JI si no viniere. escribirémosle un papel en co-plas que le amargue.

    - Eso si, dijo La Cariharta. que teTl-!lo mil cosas que escri-birle,

    - Yo seré el secretario cuan. do sea menester, dijo Monipo-dio; y aunque no soy nada poe. tao todavia. si el hombre se arre-manga, se atreverá a hacer dos millares de coplas en daca las· pajas. y cuando no salieren co-mo deben. 110 tengn un barbero amigo, gran poeta. que nos heno chirá las ,medidas a todas ho-r .as, y en la l/e agora acabemos lo que teniamos comenzado del almuerzo, que después todo se !Zndara.

    Fué contenw ,a Juliana de ovedecer a .'Ll mayor. y asi to-dos volvieron a su « gaudea-mus », y en poco espacio vie-ron el fondo de la canasta y las h ec3s del cuero : los vieios be-bieron « sine fine ». los mozos adunia, las .eñoras los quiries. Los vieios pidi eron licencia pa-ra irse; diósela luego Monipo-dio, encargándoles viniesen a dar noticia con toda puntuali- ' dad de todo aquello que viesen ser útil y eonveniente a la .co-munidad .- respondieron que ellos se lo tenian bien en cui-dado. y fueronse · Rinconete. que, de suyo era curioso, pi dien. do prim ero perdón y licencia. preguntó a Monipodio que, de qué .sen' ia.n en la cofradia dos personajes t an canos, tan gra-ves y apersonados? A lo ' cual respondiéJ iIJ onipodio que aqUé-llos en su ,germania y manera de hablar se llamaban avispo-nes. y que servian de andar de dia por toda la ciudad, aVispan-do -en qué casa se pOdia dar tiento de noch" y en seguir los que sacaban dinero lÍe la Contratación o casa ,de la mo-neda. para ver dónde lo lleva-ban, y aun dónde lo ponian, y en sabiéndole. tanteaban la graseza del muro de la tal ca-sa, y deseñaban el lugar mas conveniente para hacer los guz-pataTaS (que son agujeros) pa-ra facilitar la entrada: en re-solución, dtio que era la gente de más o de tanto provechO

  • R.I!NCONETE Y OORTAD]! 1.0 27

    que habia en su hermandad. y que de todo aquello que por su industria se hurtaba llevaban el quinto. como Su Majestad de los tesoros. y que con todo esto eran hombres de mucha ver.dad. y muy honrados. y de buena vida .y fama. temerosos de Dios y de sus conciencias. que cada dia oian misa con ex-traña devoción; y hay dellos tan comedidos. especialmente estos dos que de aqui se van agora. que se Icontenta·n con mucho menos de lo que por nuestros aranceles les toca; otros dos hay. que son palan-quines. los cuales come por mo" mentos mudan casas. saben las entradas Y salidas de todas las de la ciudad. y cuáles pueden ser de provecho; y cuáles no.

    - Todo me parece de perlas. dijo Rinconete. y querria ser de aLgún provecho a tan famosa cofradia-~ Siempre favorece el cielo

    a los buenos deseos. dijo M oni. podio.

    Estando en esta plática lla-maron a)a puerta; salió Moni" podio II 11er Quién era. y pre-guntánllolo. respondieron :

    - Abra voacé. señor Moni-podio. que el Repolido soy.

    Oyó esta voz la Cariharta. y alzando al cielo la suya. dijo :

    - No le abra vuesa merced. señor Monipodio. no le abra a ese -marinero de Tarpeya. a ese tigre de Ocaffa-

    No dejó por esto Monipodio

    de abrir a Repolido; pero vien" do la Cariharta que le abria. se levantó corriendo y se entró en la sala· de los broquel es. y ce-rrando tras si la puerta. desde dentro a grandes voces decia :

    - Quitenmelo de delante a ese gesto de por demás. a ese verdugo de inocentes. asombra. dor 'le palomas duendas.

    Mani/erro y Chiquiznaque te" nian a Repolido. que en todas maneras queria entrar donde la Cariharta estaba; pero co-mo no le dejaban decia desde afuera:

    - No haya -más. enojada mia; pOr tu vida que te sosie-gues. ansi te veas casada.

    - Casada yo. malino? res" pondió .la Cariharta; mira en qué tecla toca; ya quisieras tu que lo fuera contigo. y antes lo seria YO con una notomia de muerte que contigo-,- Ea. boba. replicó Repolido.

    acabemos ya. que es tarde. y mire no se ensanche por ver" me hablar tan manso • . y venir tan rendido. porque vive el da" doro si se me sube la cólera al campanario. que sea peor la re-caida que la caida; humiUese. y humillémonos todo_~. V no de-mos de comer al diablo.

    - y aun de cenar le darla yo. dijo la Cariharta. porque te llevase donde nunca más mis ojos te viesen.

    - No os digo yo? dijo Repo" lido; por Dios. que voy ollen" do. señora trinquete. que tengo

  • 28 MIGUEL iDiE Cil;:;RV ANTES

    de echar todo a ri,ace, (I.unque nunca se venda·

    A esto dijo Monipodio : - En m i presencia no ha de

    haber demasias : la Carihart a saldrá. no por amenazas. sino por ' amor mio, y todo se hará bien; que las riñas entre los' que bien se quieren, son cosa de ma-yor gus t o cuando se hacen las paces .. : Ah. Jul iana. ah niña, ah Cari harta mia, sal acá juera por mi amor. que yo haré que el Repolido te pida perdón a.e rod illas!

    - Como él eso haga. dijo la Escalanta. todas seremos en su favor y en rogar a Juliana sal-ga acá fu cra.

    - Si esto h a de ir por via de ren dimiento que güela a me-noscabo de la persona, dijo el Repolido. no me 1 en diré a un ejército formarlo de esquizaros; mas si es por "ia de que la Ca-riharta gusta del/o, no digo yo hincarm e de rodillas, pero un clavo me hincaré por la frente en su servicio.

    Riéronse desto Chiquiznaque y M aniferro, de lo cual se eno-jó tanto el Repolido, pensando que hacian burla dél. que dijo con muestras de infinita có-lera :

    - Cualquiera que se riere o se pensase r eir de lo que la Ca-riharta contra mi, o yo contra eUa. hemos dicho o dijéremos. digo que miente y mentirá to-das las veces que se riere o lo pensare, como ya he dicho.

    Miráronse Chiquiznaque y Maniferro de tan mal garbo y talle. que advir tió Monipodio que pararia en un gran mal, si no lo r emediaba; y asi ponién· dose lue90 e n medio del/os. di-jo :

    - No pasen más adelante. caballeros. cesen aqui palabras mayores y desháganse entre los dientes; y pues las que se han dicho no llegan a la cin-tura, nadie las tome por si.

    - B ien seguros estamos. res-pondió Chiquiznaque, que no se dijeron ni dirán semejantes mo-nitorios por nosotrO's; que si se hubiera imaginado que se· decian, en manos estaba el pan-dero que lo supieran bien ta-ñer.

    - Tambié.n tenemos aca vandero, seor ChiQuiznaaue. revlicó el Revalido. 1/ tambi

    y diciendo esto. se iba a sa-lir por la puerta afuera. Esta-balo escuchando la Cariharta. 1/ cuando sintió que se iba eno-jado, salió diciendo :

    - Ténganle, no Se. va1la, que hara d '! las SUllas : . n.o ven Que va enojado. 1/ es un Judas Ma~ "arel o -en esto de la valen tia? .n Vuelve acá. valentón del mun-do y de. mis ojos.

  • ,

    y cenando con él le asió fuer, 'temente de la capa. 11 acudien-do también Monipodio le detu-vieron. Chiquiznaque y Mani-ferro -no sabian si enojarse, o si no. y e,~tuviéronse Quedas espe-rando lo que Repolido haria; el cual, viéndose rogar de la Ca-riharta 1/ de Monipodio, volvió diciendo :

    - Nunca los amigos han de dar enojo a los amigos. ni ha-cer ourla de los amigos. y mas cuando ven que se enojan los ,amigos.

    - No hay aqui amigo. re.spon. dió Mani/erro. Que quiera eno-jar ni hacer burla de otro ami-00; 1/ pues todos somos amioos. dense las manos los amigos.

    A esto dijo Monipodio : - Todos voacedes han habla.

    do como buenos amigos. y co-mo tales amigos Be de·n las ma. nos de amigos.

    Diéronselas luego; y la Esca. lanta quitandose un chapin ca. menzó a tañer en él como en un 11andero; la Gananciosa to-mó una escoba de palma nue-va. que ,alli s-e halló acaso, y ras. gandola hizo un son. qite. aun-Que ronco y áspero, se concer-taba con el del chapin. Moni-pOdio rompió un plato. y hizo dos tejoletas Que. puestas entre ctos dedos y repicadas con gran ligereza, llt:.vaban el contrapun. to al chapin y a la escoba. Es-pantaronse Rinconete y Corta-dillo de la nueva invención de

    29

    la escoba. porque hasta enton-ces nunca la habian visto. Co-nociólo M aniferro y dijoles :

    - Admiranse. de la escoba, pues bien hacen; pues musica mas presta y mas sin pesadum-bre. ni mas barata. no se ha in. "entado en· el mundo; en ver-dad que oi decir el otro dia a '~n e,studiante, que ni el Negro. feo que, sacó a la Arauz del in-fierno. ni Marión, que subió so. bre el delfin. y salió del mar como si viniera caballero ' sobre una mula de alquiler; ni el otro gran musico que hizo una ciu-dad que. tenia cien puertas y otros tantos postigos, nunca inventaron !mejor género de musica tan flr.cil de deprender, tan mañera de tocar. tan sin trastes. clavijas ni cuerdas. y tan sin necesidad de templar-.~e., 11 aun voto a tal, que dice que la inventó un galán desta ciudad, que se pica de ser un Héctor en la musica.

    -- Eso creo yo mU1/ bien. res-pondió Rinconete pero escuche-mos lo que. quieren cantar nues. tras musicos. que parece que la Gananciosa ha p.scU/Vido. señal de que quiere cantar;

    y asi era la verdad. porque Monipádio le habia.. rogada que cantase algunas seguidillas de las que se usaban; mas la que comsnzó primero fué la Esca-lanta, y con voz sutil 1/ quebra-diza cantó lo siguiente :

  • 30

    'Por un sevillano, rufo a lo [valón.

    Tengo socarrado todo el co-[razón.

    Siguió la Gananciosa cantan-do :

    Por un morenico de color [Verde

    CuáL es la fogosa que .no se [pierde?

    y luego Monipodio, dándose gran priesa al meneo de. sus te-joletas, dijo :

    RUl.en dos amantes, hacese [la paz,

    SI el enojo es .grande, es el [gusto más.

    No quiso la Cariharta pasar su gusto en süencio, porque to-mando otro chapin, se metió en danza, y acompañó a las de. nuis, diciendo :

    Deténte, enojado, no me azo- . [tes más,

    Que si bien lo miras, a tus [carnes das.

    - Cántese a lo llano, dijo a esta sazón Repolido, y no SI:. toquen hestorias vasadas. que no hay 'Dara .qué : lo pasado sea pasado, y tómese otra vere-da, y basta.

    Talle llevaban de no acabar tan presto el comenzado cánti-ca, · si 110 sintie.ran que llama-ban a la puerta apriesa, y con ella salió Monipodio a ver quién

    era, 11 la centinela le dijo como al cabo de la calle habia aso-mado el alcalde de la justicia y que delante dél ve.nian el Tor-dillo y el Cernicalo, corchetes neutrales. Oyéronlo los de den-tro, y alborotáro1'.se todos de manera que la Cariharta y la Escalanta se calzaron sus c-ha-pine.s al revés.. déjó la escoba la Gananciosa, Monipodio sus tejoletas, y quedó en turbado silencio toda la música; enmu-deció Chiquiznaque, pasmóse el Repolido, y suSpimdióse Mani-ferro, y todos, cuál por una 11 cual por otra parte, desapare~ cieron, subiéndose a las azo-teas y tejados para escaparse 11 pasar por ellos a otra calle. Nunca disparado arcabuz a deshora, ni trueno repentino espantó asi a banda de de.scui. dadas palomas, como

  • RINOQNE'l'E y CORlI1ADILLQ 31

    dio le entró consigo. 1/ mandó llamar a Chiquiznaque, a Ma-niferro 1/ al Repolido. ZI Que. de los demás no bajase alguno. Ca. mo se h.abián quedado en el pation, Rinconete 1/ Cortadillo pua:;m :m ()iir toda la plática que pasó Monipodio con el ca-ballero recién venido, el cual dijo a Monipodio que por qué se habia hecho tan mal lo que le habia encomendado. Monipo. dio respondió que aun no sa-bia lo que se habia hecho, pero que. alli estaba el oficial a CU1/0 cargo estaba su negocia. 1/ que ' III daria muy buena cuenta de si. Bajó ,en esta Chiquimaque. y preguntóle Monipodio si ha-bia cumplido con la obra que se le encomendó de. la cur.hil-lada de a catorce.

    - CUJál, respondio Chiquizna. que " eS la de aqlLel mp.rcader de la encrucijada?

    - Esa es, dijo el caballero. - Pues lo que en eso pasa,

    respondi6 e hiquiznaque. es que 1/0 le aguardé anoche a la puer. ta de su casa. 11 él vino a.ntes de .la oración; lleguéme. cerca dél, marquéle el rostro con la vista, y vi que le tenia tan pe-quef!o qúe era imposible de to-da. imposibi¡{dad caber en él cucMllada de catorce puntos; y hal1;{¡ndom.g imposibilitado de poder cumplir lo ;prometido, y de hacer 10 que llevaba en mi destrutción ...

    - Instrucci6n querrd vuesa

    merced decir, dijo eJ caballero, que no destruición.

    - Eso qUise decir, respondió Chiquiznaque " .digo que vien-do que en la estre,cheza y poca cantidad de. aquel rostro no ca. bian los puntos propuf!stos, por. que no fuese mi ida en balde, di le;, cuchillada a un lacayo suyo. que a buen seguro que la pueden poner por mayor de marca.

    - 111 ás quisiera, dijo ' el ca-balle.ro, que se le hubiera dado al 'amo una de a siete. que al criado la de catorce " en eleto conmigo no se ha cump'lido. como era razón, pero no impar. ta; poca mella me hardn los treinta ducados que de.jé en se. fía!... Beso a vuesas mercedes las manos.

    y diciendo esto, se quit6 el sombrero, y volvi6 las espalda~ para irse; pero Monipodio le asió de la capa de mezcla que traia puesta. diciéndole :

    - Voacé se detenga, y cum-pla su palabra, pues nosotros hemos c:!..mplido la nuestra con mucha honra y con mucha ven. taja " veinte. ducados faltan. y no ha de salir de aqui voacé sin darlos. o prendas que lo valgan.

    - Pues. a esto llama vuesa merced cumplimiento de pala-bra. respondió el caballero, dar la cuchillada al mozo, habién' dose. de dar al amo?

    - Qué bien estd en la cuen-ta el señor l. dijo ChiquiznCUJue; bien parece que no se acuerda

  • 32 MIGUElL ,DE CERVANTE:S

    de CUIuel refrán que· dice " «Quien bien quiere a Beltrán, bien quiere a su can· »

    - Pues, en qué modo puede venir aqui a propósito este re-frán?, replicó el caballero.

    - Pues no es lo mismo, ;pro-siguió Chiquiznaque, decir " « Quien mal quiere a Beltrán, mal quiere a su can »? Y asi Beltrán es e.¡ mercader, voacé le quiere mal, su lacayo es su can, y dando . al can se da. a Beltrán, Y la deuda. queda li-quida. y trae aparejada ejecu' ción; por eso no hay más sino pagar luego sin apercebimien-to de r emate.

    - Esto juro yo bien" añadió Monipodio, y de la boca me qui. taste, ChiquiznCUIue amigo, to-do cuanto aqui has dicho ... Y asi voacé, señor . galán, no se meta en puntillos con sus ser-vidores y amigos, sino tome mi conse.jo y pague lUego lo traba' 1ado, y si fuere servido que se le dé otra al amo, de la canti· dad que pueda llevar su rostro· haga cuenta que ya se la está curando.

    .- 't.'omo .eso sea, respondió el -galán, de muy entera volun-tad 11 gana pagaré la una y la otra por entero·

    - No dude en esto, dijo Mo. nipodio; mas que en ser cris-tiano, que Chiquiznaque se le dará pintiparada, de manera que parezca que alli se le na-ció.

    - Pues con esa seguridad y .

    promesa. respon dió el caballe-ro, r e.cibase esta cadena. en prendas de los veinte ducados atrasados Y de cuarenta que ofrezco por la venidera cuchi' llada : pesa mil reales. 11 po-dria ser que se qUedase Tema~ tada, porque traigo entre 010s vue serán menester 'otros cator-ce puntos antes de mucho·

    Quitóse en esto una cadena !le vueltas menudas del cuello. y dió.~ela (l. M oni')Jodio, Que al tocar y al peso bien vió que no era de alquimia. MonipOdio la recebió . con mucho conte.nto 11 cortesia, porque era en extrem() bien criado. La ejecución .1uedó a cargo de Chiquiznaque, que sólo tomó término de aquéUa noche. Fuése muy satisfecho ~l caballero. 11 luego MonipOdio llamó a todos los ausentes y azorados " bajaron todos, 11 po-n iéndose MonipodiO en medio dellos. sacó un libro dp memo· ria que traia e·n la capilla de la capa, y dióse!e a Rinconete que leyese. porque (.! no sabia leer. Abrióle Rinconete, 11 en 111 primaa hoja vió que decia "

    .« Memoria de las cuchilladas que se han de dar esta sema-na : La primera al mercader de la encrucijada " vale cincuenta escudo.5; están recebidos trein-ta a buena cuenta. Secutor, Chiquiznaque· ~

    - No creo que hay otra, hi-10, di10 Monipodio : pasa ade-

  • RLNlOOOE'I'E y OORTADILLO 33

    lante, 11 mira donde dice : ~ Me' moria de valos. ~

    V o/vió la hoja Binconete. 11 vio que en otra estaba e.~crito: ~ Memoria de valos. • y ma .• abajo decia :

    ~ Al bodegoneto de la Alfal-fa cioce valos de mayor cuan · tia, a escudo cada uno: esta", dados a bue·na cuenta ocho : el término seis dias· Secutor. Maniferro. ~

    c.. Bien 1¡{Jdia borrarse e .• a partida, dijo Mani/erro" POrqlLe esta ncche traeré finiq ULLa de-ILa' - Hay mas, hijo? dijo Mon'! ' pOdio.

    - Si. otra, respondió Rinco-nete. que dlCe asi :

    « Al sastre corcovado. que por mal nombre se llama el ::Jil. guero, seis palos de mayor cuanti(Z a pedimento. de la da-ma que dejÓ la gargantilla. Se-cutor, el Desmochado. »

    - MaraviLlado estoy, dijo Monipodio, cómo todavia está esa partida en ser; sin duda al-guna debe de estar mal dispu.~sto el Desmochado, pues son dos dias pasados del termino, y no ha dado puntada en esta obra.

    - Yo lE; topé ayer. dijo Ma-niferro, y me elijo que por ha-ber es tado retirado por en/er-mo el corcovado, no habia cum-plido con su débito.

    - Eso creo yo bien, dijo Mo-n~odio, porque tengo por tan buen oficial al Desmochado. que. si no fuera por tan justo

    impedimento, ya él hubiera da.-do al cabo con mayo tes empre sas ... Hay más, mocito?

    - No. señor, respondió Bin- ' conete. - Pues pasad adelante, dij" Monipodio, y mirad donde di-ce : ~ M e.morial de agravias r,f)-munes· »

    Pasó adelante Rinconete, y en otra hoja halló escrito :

    ~ Memorial de agravi03 co-munes, conviene a saber : re-domazos, untos de. miera, clava- o zón de sambenitos y cuernos, matracas. espantos, alborotos 11 cui(~hill(J¡das fingidas, publica-ción de nibelos, etc... »

    - Qué dice más abajo? dijo Monipodio.

    - Dice, dijo Rinconete_ ~ Unto de miel'a en la casa .. . "

    - No se le·a la casa. que )fa yo sé dónde es, respondió M 0-ni'J}odio, y yo soy el tuautem 11 esecutor de esa niñeria. y están dados a buena cuenta cuatro escudos, y e.l principal es ocho·

    - Asi es la verdad, dijo Bin. conete, que todo eso está aquí escrito; y aun más abajo dice: « Clavaz6n de cuernos. »

    - Tampoco se .lea, dijo Mo-nipo(iio. la casa, ni adónde, que. basta que se les haga el agra-vio, sin que se diga en público. que es gran cargo de concien- ' cia : a lo menos más querria. yo clavar cien cue.rnos y otros ·tantos sambenitos, ·como se me ' pagase mi trabajo, que decillo ·

  • 34 MIIGUEL DE OERVu\¡NTES

    sola una vez. aunque fuese a la madre que me parió.

    - El eSl'Cutor .desto es, dijo -Rinconete, el Narigueta.

    - Ya esta eso hecho y paga-·do. dijo Monipodio · Mirad si hay más. que si mal no me ·acuerdo, ha de haber ahi un es-.panto de Vl'inte escudos : está dada la mitad, 11 el esecutor es la comunidad toda, y el térmi-no es todo el mes en que esta-mos. y cumpliráse al pie de la ll'tra, sin que falte una tilde,

    .11 sera ' una de las mejores co-.sas que hayan sucedido en esta

    ·ciudad de muchos tiempos a esta parte... Dadme el libro. mancebo. qul' yo sé que no hay mas, y sé también que anda muy flaco el oficio; pero tras -este tiempo vendrá. otro, y ha-bra que hacer más de lo que quisiéremos; que no se muooe la hoja sin la voluntad de Dios. y no hemos de hacer nosotros que se vengue nadie por fuerza; cuanto mas. que cada uno en .su causa sul'lle ser valiente. y no quiere vagar las hechuras de la obro. que él se puede ha-·cer por sus manos.

    - A.s~ . . es. dijo a esto el Re-:polido. .Pero mire VUl'Sa mer-ced, señor 1M' orVipo:dio. lo .que nos ordena y manda. que se va haciendo tarde. y va entrando el calor mas que de paso.

    - Lo que Sl'l ha de hacer. res-pondió Monipodio. es que todos se vayan a sus pue,stos. y na-die se mude hasta el domingo.

    que nos juntaremos en este mismo lugar. y se rflPartirá to-do lo Ilue hubiere 'Caido. sin agraviar a nadie. A Rinconete el bueno y a Cortadillo se les da por distrito. hasta el domingo. desde la torre dl'll Oro por de-fuera de la ciudad. hasta el pos· tigo del Alcázar. donde se pue-de trabajar a sentadillas con sus flores : que yo he visto a otros dI' menoS habilidad que ellos salir cada dia con mas de veinte reales en menudos. amén de la plata. con una baraja so-la. y ésa con cuatro naipes me-nos; este distrito os enseñará. Ganchoso; y aunqul' os exten-dais hasta San .Sebastian y Santelmo. importa poco pues-to que es justicia mera mista. que nadie se entre en pertenen· cia dl' nadie.

    Besáronle la mano los dos por la merced que se les hacia. .y ofreciéronse a hacer su ofi-cio bien y fielmente, con toda d11.igencia y recato. Sacó en esto Monipodio un papel do-blado de la capilla de la capa. donde estaba la lista de los co-frooe8. y dijo a Rinconete que pusiese alli su nombre y el de Cortadillo; mas porque no ha:" bia tintero. le ,dió el papel para que lo llevase. y en el primer boticario los escribiese. po-niendo : « Rinconete y Corta-dillo cofrades : noviciado nin" guno : Rinconete floreo. Cor-tadillo bajón ~. y el dia. mes y

  • RDNlCQNEtI'E Y OORlI'ADn·To

    año, callando padres y patria. Estando en esto entró uno de los viejos avispones, y dijo :

    - Vengo a decir 'a vuesas mercedes como agora topé en Gradas a Lobillo el de Málaga. y diceme que viene mp.;orado en su arte de tal manera. Que con naipe limpio quitará el dinero al mismo Satanás, y Que por venir maltratado no viene luego a registrarse, 1J a dar la sólita obediencia; pero que el domingo será aqui sin falta.

    - Siempre se me asentó a mi. dijo Monipodio, que este Lobillo habia de ser único en su arte, porque tiene las mejo-Tes 1/ máR acomodadas manos para ello. que se pueden de-sear; que para ser uno buen oficial en su oficio. tanto¡ ha menester los buenos ins·tru-mentas con que le ejercita, como el ingenio con que le aprende.

    - Tambien topé, dijo el viejo, en una casa de posadas en la calle de Tintor,es. al jU- . dio en hábito de clérigo, que se ha ido a posar alli, por tener noticia que dos peruleros vi-ven en la misma casa, y que-ria ver si pudiese trabar 1uego con ellos. aunque fuese de poca cantidad, que de alli po-dria venir a mucha; dice tam-bién que el domingo no faltará de ' la junta y dará cuenta de su persona.

    Ese judio también, di10

    Monipodio. es gran sacre, y tiene gran conocimiento; dias ha que no le he visto. y no lo hace bien; pues a fe que si no· se enmienda, que yo le' deshaga la corona, que no tiene mas órdenes el .ladrón. que lase que tiene el turco, ni sabe lIWS' latin que mi madre ... Hay mas de nuevo?

    - No, di10 el vie1o, a lo me" nos que yo sepa.

    - Pues sea en buen hora· dijo Monipodio; voacedes too men esta miseria, - y repartiÓ' entre tddos hasta cuarenta reales, - y ' el domingo no falte nadie, que no faltara. nada de lo cvrrido.

    Todos le volvieron las gra-cias; tornaronse a abrazar Re-polido y la Cariharta; la Esca-lanta con Maniferro y la ·Ga-nanciosa con Chiquiznaque, concertando que aquella noche después de .haber alzada de ' obra en la casa se viesen en la '. de la Pipota, donde también di10 que iria Monipodio ' al re-gistro de la canasta de colar, y que luego habia de ir a cum-plir y borrar la partida de la miera: abrazó a Rinconete y a Cortadillo, y. echando les su. bendición los despidió, encar-gandoles que no tuviesen ja-ma.s posada cierta. ni de asient?o porque asi convenia a la sal1.d de todos Acompa1!ólos Ganchoso hasta enseñarles SU!! puestos, acordandoles que no faltasen el domingo, porque a

  • 36 MlGUElL DE OERV.AN'I'ES

    lo que creia y pensaba. M oni-podio habia de leer una lición de oposición acersa de las co-sas concernientes a su arte· Con esto se fué dejando a los dos compañeros admirados de

    · lo que habian visto. Era Riconete. aunque mucha-

    cho. de muy buen entendi-miento. y tenia un buen natu-ral. y como habia andado con su padre en el ejercicio de las

    · bulas. sabia algo de buen len-guaje. y dábale gran risa pen-sar en los vocablos que habia oido a Monopodio y a los de-más de su compañia y ben-dita comunidad; y más cuando por decir iper mod um s'\l~iragii habia dicho por modo de nau-

    · jragio; y que sacaban el estu-pendo. por decir estipendia. c{e .lo que se garbeaba; y cuando .la Cariharta dijo que era Re" polido como un marinero de Tarp eya y un tigre de Ocaña. 'por decir Hircania. con O"tras mil impertinencias; especial-mente le cayó en gracia cuando dijo que el trabajo que habia pasado en ganar los vienticua-tro reales. lo recebiese el cielo en -deseuen to de sus pecadas;

    · y sobre todo le admiraba la seguridad que tenian y la con-

    · fianza de irse al cielo con no faltar a sus devociones. estando tan llenos de hurtos y de ho-

    · micidios y ofensas de Dios; y reiase de la otra buena vieja

    de la Pipot a. que dejaba la canasta de colar hurtada. guardada en su casa. y se iba a poner las candelillas de cera a las imágenes y con ello pensaba irse al cielo calzada y vestida; no meno, le suspendia la obediencia y respeto que to-dos tenian á MonipOdio. siendo un hombre bárbaro. rústico y desalmado : consideraba lo que habia leido en su libro de memoria. y los ejercicio'S en que todos se ocupaban; final-mente. exageraba cuán descui-dada justicia habia en aquella tan famosa ciudad de Sevilla. pues casi al descubierto vivia en ella gente tan perniciosa y tan contraria a la misma natu-raleza; y propuso en si de aconsejar a su comvañero no durase mucho en aquella vida tan verdida y tan mala. tan inauieta y tan libre 11 disoluta; pero con todo esto. llevado de sus pocos años 11 de su poca eX1JAriencia. pasó con ella ade-lante alqunos m eses. en los cuales le sucedieron cosas que piden mas larga escritura. y asi se deJa para otra ocasión contar su vida y milagros. con los de su maestro MonipOdio. y otros sucesos de aquellos de la infame academia. que todos seran de grand.e consideración. y que pOdrlt.n servir de ejemplO y aviso a los que los leyeren.

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