Mig el interminable viaje · Aventuras de Telémaco, la Iliada, la Odi-sea… ¡Por todos los lados...

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Por Miguel Calvo. Fotos: José Luis Hernández y archivo “Atletismo Español” el interminable viaje Mig

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Por Miguel Calvo. Fotos: José Luis Hernández y archivo “Atletismo Español”

el interminable viaje

Mig

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entrevistaEs prácticamente imposible en-contrar una vida en la que ha-yan cabido más vidas que en lade Miguel de la Quadra-Salce-do Gayarre (Madrid, 30.04.1932). Durante los años cuarenta, en lasplayas guipuzcoanas, el niño queluego se convertiría en uno delos mayores atletas, aventureros,reporteros, y divulgadores de lahistoria de nuestro país, comen-zó a soñar al tiempo que jugaba.Un carpintero de Hendaya ha-bía tallado el disco de maderaque su madre le regaló cuandotenía diez años, y el pequeñoMiguel se perdía girando sobresus pies y lanzando el disco ca-da vez más lejos. Mientras, sucabeza ya estaba llena de lec-turas clásicas, de discóbolos yhéroes clásicos. De los sueñose inquietudes que le acompa-ñarían siempre.“Quería ser Telémaco, el hijode Ulises que viaja con su pro-fesor Mentor en el libro “Lesaventures de Télémaque” deFrançois de Salignac de LaMothe-Fénelon que leí de ni-ño en francés, tal y como lohabían hecho los príncipesfranceses”, nos cuenta el pro-pio Miguel de la Quadra-Salce-do. “Mi única referencia era eldiscóbolo de Mirón, y pasabahoras en la playa intentandoimitarle”.

Vibrará para siempre la bellezade un verso que aprendimos siendo niños.

“La herida de Odiseo”, Jacinto Herrero.

a ITACA

guel de la Quadra Salcedo, uno de los grandes atletas españoles.

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Una agradable mañana del verano ya ma-duro que trae el mes de agosto, Miguel nosrecibe en el jardín de su casa a las afuerasde Madrid. A sus 83 años, siempre entreárboles, nos recibe sentado entre sus re-cuerdos, rodeado de alfombras, mantas yobjetos traídos de mil y un viajes. El relojmarca mediodía, pero el infatigable aven-turero, como si su cuerpo viviese siempreal ritmo del continente americano, se con-fiesa cansado. “Llevo toda la noche aquídespierto, de videoconferencia con loschicos de la ruta Quetzal. Justo esta no-che han acampado en este punto, en elParque Nacional de Tayrona” nos cuentaal tiempo que, en un gran mapa de Colom-bia en relieve que descansa a su espalda,señala con su bastón la zona Caribe al nor-te del país colombiano.

Unos recortes de prensa de la época ayu-dan a una fascinante memoria llena de his-torias, rebosante de recuerdos, y el pro-pio Miguel nos lee algunas frases con lavoz emocionada e insistiendo en que loreflejemos bien claro. “La afición por eldisco se lo debo a mi madre -todo se lodebo, repite su voz entrecortada antes deproseguir la lectura-. De pequeño, en lu-gar de comprarme novelas policiacas, meregalaba obras clásicas. Entre ellas lasAventuras de Telémaco, la Iliada, la Odi-sea… ¡Por todos los lados veía discóbolosgriegos! Con ese espíritu de imitación de

Su querido amigo Bernardino Lombao,gracias al cual hemos podido sentarnoscon el exatleta, nos acompaña en la con-versación en el jardín del aventurero, ynos ayuda a hacer una radiografía deldeporte español de antes y de ahora.“España ha sido siempre un país deespontáneos, de talentos individua-les que han ido surgiendo”, nos diceel afamado entrenador y divulgadortelevisivo. “Aquí siempre han tenidoque surgir talentos aislados como Pa-quito Fernández Ochoa, Santana, Án-gel Nieto, Miguel de la Quadra-Sal-cedo… Locos que, sin ningún medio,como Miguel, que salió solo de unaplaya con un disco de madera, se haninventado a sí mismos -continua Lom-bao-. Y siempre autodidactas, comoJosé Luis Torres en el caso del atletis-mo, porque en nuestro país no ha ha-bido nunca, y sigue sin haber, estruc-turas de desarrollo. Al menos, anteseran vitales los patios de los colegios:Torres en el Calasancio, que era unamaravilla, Cavero en el Pilar… Pero esque ahora los colegios no tienen nipatios. Y hay que hacer cosas, porquesi no haces nada no surge nada. Ade-más, otra gran tragedia es que no te-nemos auténticos dirigentes del de-porte. Nos faltan personas con la im-pronta de Elola Olaso, Cagigal, An-selmo López, Saporta o Samaranch…”.

los niños, me identifiqué con él. Yo, cla-ro, lo lanzaba al revés, es decir, soltán-dolo por el dedo meñique en lugar depor el índice. Lo malo es que no teníaningún técnico a mi lado. Yo solo teníaque asimilar mi propio estilo, cargadode defectos”.

En una ocasión, el periodista Tico Me-dina le preguntó por el paradero deaquel disco. Miguel, hablando como esepoeta romántico que siempre ha lleva-do dentro, contestó sin dudar: “lo per-dí en la arena de una playa…”.

El paso de los años fue terminando demodelar un carácter único que ha dadolugar a una de las figuras más polifacé-ticas de la historia del deporte y la cul-tura de España, y en cuyas facetas des-tacan siempre dos constantes: por unlado, su inabarcable curiosidad, la mis-ma que hace que durante la charla, consus más de ochenta años y de formacontinua, nos pida que le busquemosinformación en internet; y por otro la-do, su espíritu aventurero, el mismo quehace que su cabeza siga viviendo al rit-mo de su querida América pese a que,ya limitado por los años, no pueda vo-lar. “Cuando pueda subir a un avión conla bombona de oxígeno que necesito,volveré a América”, afirma el que fuerauno de los más intrépidos reporteros.

Miguel de la Quadra Salcedo con Miguel Calvo, autor del reportaje.

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Un madrileño, vasco-navarromuy polideportivo

Miguel de la Quadra-Salcedo, nació enMadrid, pero sus padres pronto se tras-ladaron a vivir a Pamplona y, tras una in-fancia entre bosques, fronteras y leyen-das, él, de sangre vizcaína por parte desu padre, que murió en la guerra civil, yde origen navarro por parte de su ma-dre, siempre se ha considerado vasco-navarro.

Fruto de aquella soledad de los pione-ros, su palmarés le sitúa como uno delos mejores atletas de la historia denuestro país. No en vano, ha sido nue-ve veces campeón de España absoluto(seis veces en lanzamiento de disco en-tre 1953 y 1960, dos veces en peso y unaen martillo); ha sido plusmarquista na-cional en catorce ocasiones (siete enlanzamiento de disco, cuyo último ré-cord nacional de 51,00 metros logradoen agosto de 1960 estuvo vigente has-ta 1967, y otras siete veces en lanzamien-to de martillo); ha sido dieciocho vecesinternacional absoluto (olímpico en Ro-ma 1960 tras, pese a estar selecciona-do, no viajar el equipo español a los Jue-gos de Melbourne 1956); y destacó co-mo uno de los abanderados del estiloespañol de jabalina que revolucionó elpanorama atlético internacional en elotoño de 1956.

Junto a su enorme historial atlético, susinquietudes y la convicción de las ven-tajas de la complementariedad depor-tiva, hicieron que destacara en otros de-portes, y así en sus inicios triunfó comojugador de waterpolo y, sobre todo, derugby; batió el récord de España de le-vantamiento de peso; disputó a Alfon-so Chicharro “Hércules Cortés” el cam-peonato de España amateur de luchagrecorromana en 1954; y formó parte,junto a los hermanos Sartorius y LuisMuñoz, del equipo español de Bobsleighque intentó recuperar en 1960 (en unaaventura frustrada al no incluirse final-mente esta especialidad en los JuegosOlímpicos de Squaw Valley) el éxito quehabía conseguido el Marqués de Porta-go con su cuarta posición en los JuegosOlímpicos de Cortina d´Ampezzo en1956.

mos salido compañeros como el perio-dista Manu Leguineche, el ex alcaldede Bilbao Iñaki Azkuna…” recuerda elpropio aventurero, a quién su estanciacon los jesuitas ya le habría marcado de-finitivamente en cuanto a dos de los ele-mentos que más marcarían el transcur-so de su vida: la práctica del deporte yel amor desmedido por las historias delotro lado del Atlántico.

Su madre, lejos de oponerse a esa afi-ción por el ejercicio, ayudó todo lo quepudo, y le regaló aquel rudimentariodisco con el que Miguel pasaba las ho-ras de vacaciones en las playas. Precisa-mente, el federativo Ignacio Rivilla levio un día en Ondarreta y, apreciandorápidamente el talento de aquel niño,no dudó en ayudarle con sus indicacio-nes atléticas. “En Pamplona entrenabaen las pistas de Sancho el Fuerte. Lan-zaba con el profesor Salinas” recuerda

La infancia de Miguel de la Quadra-Sal-cedo pronto estuvo ligada al deporte.Con un año ya se bañaba en Hendayacon su padre y su abuelo. Su madre,amante de la montaña, muy pronto lollevó a esquiar a Burguete, en el PirineoNavarro, y también destacó en diversoscampeonatos de natación.

“Comencé a lanzar en el Colegio SanFrancisco Javier de Tudela” nos cuentarefiriéndose al colegio en el que, inter-no, continuó sus estudios tras acabar laenseñanza primaria, y donde comenzóa practicar el atletismo y a interesarsepor los lanzamientos. “Había un jesui-ta que había venido de México, Aran-guren se llamaba, y yo tiraba el discoy la jabalina con él en el patio. Además,se había creado un grupo de estudian-tes que hacíamos excursiones a la mon-taña. Se llamaba Grupo Quetzal, conevidentes aires mexicanos, y de ahí he-

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Miguel de la Quadra Salcedo, portada del número 13 de “Atletismo Español”.

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De la Quadra-Salcedo, quién según la pren-sa de la época lanzó 31,10 metros en juniode 1948 con los colores del C.D. Mercurio yluego en agosto sobre los 29 metros en losCampeonatos Nacionales del Frente de Ju-ventudes, en las que son las primeras com-peticiones que se le recuerdan.

En 1950, terminado el bachillerato, su madredecidió trasladar a toda la familia a Madrid pa-ra que Miguel continuara sus estudios en la Uni-versidad. Recién llegado a la capital, el futurolanzador comenzó a destacar en el plano de-portivo, al tiempo que iniciaba el curso prepa-ratorio para ingeniero agrónomo que luego des-embocó en los estudios de perito agrícola quefinalmente cursó. Su figura comenzó a hacerseconocida en la Ciudad Universitaria, pero pri-mero en los campos de Rugby. “Jugaba de pi-llier izquierdo, en aquella aventura en la quemetieron los hermanos Fuster y Arrechea, yllegué a jugar partidos internacionales enParís con la selección madrileña y en Biarritzdefendiendo los colores del ICAI primero, ydel Plus Ultra después”.

La vieja pista de la Ciudad Universitaria

En marzo de aquel año, el futuro plus-marquista español ya había hecho al-guna aparición por la vieja pista de ce-niza mostrando sus dotes como lanza-dor de peso (por encima de los diez me-tros) y de disco (por encima de los trein-ta y dos metros), pero el rugby parecíaocupar todo su interés. Sin embargo,“la insistencia del atleta Rafael Ca-vero y del entrenador Giovanni Bat-tista Mova (el hombre que sacó al atle-tismo español de la prehistoria, tal y co-mo le apunta su amigo Bernardino Lom-bao)” hicieron que volviera a la prácti-ca del atletismo durante el siguienteotoño. El 14 de octubre lanzó 11,14 me-tros en peso, y el 26 del mismo mes,36,26 metros en disco, lo que hizo que,definitivamente, aquella tarde nacierauno de los atletas más importantes dela historia de nuestro atletismo.

En 1951, De la Quadra-Salcedo comenzó adedicarse de pleno al atletismo. “Me pro-clamé campeón militar en Toledo con41,00 metros -nos cuente el propio lan-zador, que servía como soldado volunta-rio en el regimiento de Infantería Wad Rasnúmero 55-. Además, ese año, llegaronmis primeras competiciones en el extran-jero, con los Juegos Internacionales Uni-versitarios de Luxemburgo (donde consi-guió la medalla de plata) y mi primera in-ternacionalidad absoluta con la partici-pación en el lanzamiento de disco en elencuentro entre Suiza y España que sedisputó en Lausana”, de manera que co-menzaba así una exitosa carrera que le lle-varía a proclamarse campeón de Españajunior de peso y de disco en 1952; a lograrsu primer título de campeón de Españaabsoluto en disco en 1953; a encabezar elránking nacional de disco desde 1952 has-ta 1960; a batir su primer récord nacionalen 1954 con 47,24 metros en lanzamientode martillo; y a batir el récord de Españade disco en 1955 con un lanzamiento de

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45,91 metros en Stuttgart que superabala marca de 45,60 metros que ostenta-ba José Luis Torres desde 1950.

Fruto de una época en la que el atletis-mo comenzaba a tecnificarse muy len-tamente en nuestro país con la apari-ción de los primeros entrenadores, Mi-guel de la Quadra-Salcedo continuósiempre su trayectoria aprendiendo porsí mismo, con los ojos bien abiertos ycogiendo lo que podía de quién podía.“Todavía recuerdo como nos gritabaBattista Mova: ¡esprinta la gamba!, ytodos aquellos días entrenando en lavieja pista de la Ciudad Universitariade Madrid, con Teodoro e Ignacio, quenos cuidaban y que, cuando un atletacogía una pájara, hasta le daban un tra-go de ginebra que levantaba el ánimo”recuerda Miguel entre risas con su ami-go Lombao.

“Tuve la suerte de que me entrenara elmejor. Alguien tan bueno y tan gene-roso que solo quería transmitirme to-do lo que sabía para que pudiera ba-tirle su propio récord de España. Se lla-maba José Luis Torres” continúa rela-tando el lanzador vasco-navarro. “EnKarlsruhe ya grababan unas películaspara estudiar la técnica, y yo me entre-naba con una grabación que me envia-ba un amigo alemán desde allí” noscuenta, relatando como se buscaba lavida en aquellos años en los que toca-ba agudizar el ingenio hasta el puntoque, en 1955, antes del Campeonato deEspaña, viajó por su cuenta durante unmes a París para entrenarse en el Insti-tuto Nacional de Deportes bajo las ór-denes de Bockel, quién le ayudó a per-feccionar su técnica y a cambiar su es-tilo, aprovechando mejor el círculo, enlo que sería un paso decisivo en la rápi-da y enorme mejora de sus marcas.

“Además, me entrenaba en aquellosprimeros gimnasios que había en Ma-drid. Entrené esgrima con Afrodisio Apa-ricio, el mejor profesor posible, en elgimnasio del Casino Militar que, comosi el tiempo no hubiese pasado por allí,todavía se puede disfrutar en el mismoestado entre las calles de Gran Vía yCaballero de Gracia. Y entrené luchagrecorromana en el gimnasio del S.E.U.

y en el gimnasio Juventud de la calleFuencarral” termina de contarnos el po-lifacético atleta sobre unos años en losque ya estaba convencido de los bene-ficios de la complementariedad depor-tiva y de la necesidad del entrenamien-to de la fuerza.

Y a todo esto llegó 1956…Sin duda, 1956 iba a convertirse en unode los años más prolíficos del atleta na-cido en Madrid. Aquel año consiguió untriplete histórico e irrepetible al procla-marse campeón de España absoluto enlanzamiento de peso, disco y martillo.Además, pese a que el martillo nuncafue su especialidad predilecta, batió seisveces su propio récord de España hastadejarlo en 49,25 metros, y en su queridodisco, con su nuevo estilo ya automati-zado, mejoró de forma notable su pro-pio récord de España hasta en cinco oca-

siones, para elevarlo desde los 45,91 me-tros hasta los 50,13 metros que lanzó el5 de agosto en San Sebastián y que ledaban el derecho a viajar a los JuegosOlímpicos de Melbourne que se cele-brarían aquel año.El sueño olímpico que Miguel había al-bergado desde niño, ya lo tenía en la pun-ta en los dedos. Pero todo se torció in-esperadamente. “Los tanques rusos ha-bían invadido Hungría, y nos dijeronque no participaríamos en aquellosJuegos en señal de protesta -recuer-da De la Quadra-. Estábamos selec-cionados Joaquín Blume en gimnasia,Ángel de León en tiro, Enrique Grana-dos en natación y yo en atletismo.Nos dijeron que el resto de países seunirían al boicot… Pero fue mentira.Fueron todos menos nosotros, y losJuegos Olímpicos se celebraron comoestaba previsto”.Por si fuera poco, aquel otoño de 1956

El gran lanzador español de nuevo fue portada del número 31.

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entrevistatuvo lugar la irrupción del conocido co-mo estilo español de jabalina, que su-puso una irrepetible polvareda a nivelinternacional. Pese a la profunda revo-lución que suponía aplicar un estilo gi-ratorio al lanzamiento de la jabalina, Mi-guel nos recuerda las profundas raícesque latían detrás de la supuesta inno-vación, tan unida a la tradición y a la tie-rra de su padre.“En las minas de hierro del valle vizca-íno de Somorrostro, los mineros tení-an una palanca metálica o barra de hie-rro con la que golpeaban para extraerel mineral. Los deportes vascos siem-pre tienen su origen en actividades la-borales rurales que se convierten en ac-tividades deportivas mediante la com-petencia entre distintas personas, y asílos palankaris comenzaron a apostara ver quién lanzaba la barra vasca máslejos” nos relata el lanzador, recordan-do los orígenes de un deporte que fuemuy popular en el País Vasco y que seextendió por toda España, hasta el pun-to que se incluyó en las competicionesatléticas con el nombre de Barra Espa-ñola. “A Félix Erausquin se le ocurrióaplicar a la jabalina el giro rotatorioque utilizaban los palankaris, y él fuequién nos enseñó”.Miguel de la Quadra-Salcedo sorpren-dió al mundo entero al descubrir el nue-vo estilo en la “Journee du Souvenir” quese celebró en París el 23 de septiembrede 1956. El lanzador español ganó el dis-co con un lanzamiento de 47,67 metros,y asombró con el nuevo estilo rotato-rio de jabalina, con el que llegó hastalos 66,25 metros.La puesta de largo del rápidamentebautizado como estilo español, esta-ba prevista para el 14 de octubre, enun festival en la Ciudad Universitariaque se celebraría en los Campeona-tos Nacionales Juveniles de Atletis-mo, y los acontecimientos se sucedie-ron de forma frenética y casi quijo-tesca, bajo la sombra del maestroErausquin y con figuras como el vete-rano Celaya y jóvenes como Juan An-tonio Iguarán o el propio Miguel.

En el Torneo de Campeones celebradoel 7 de octubre en Montjuic (al que Dela Quadra no pudo asistir por cuidar unapequeña lesión en vistas a Melbourne),

Erausquin se fue hasta los 74,32 metros,y solo cinco días después, el 12 de oc-tubre, el propio Erausquin establecíauna nueva plusmarca nacional en Zallade 83,40 metros, a solo 26 centímetrosdel récord del mundo en poder del po-laco Janusz Sidlo. Todo estaba previstopara el asalto a la plusmarca mundial, yen una de las jornadas más asombrosasque recuerdan las viejas pistas de la Ciu-dad Universitaria de Madrid, hasta25.000 personas, según la revista Atle-tismo Español de la época, abarrotaronel recinto para presenciar el histórico

acontecimiento, que al final ganó De laQuadra-Salcedo con 74,82 metros.Ante el ruido que supuso la irrupciónde un nuevo estilo que amenazaba el vi-gente récord del mundo y que se con-sideraba como peligroso por la posibi-lidad de que el lanzador perdiese el con-trol de la jabalina, la prensa del 24 deoctubre recogió la prohibición de darla espalda al lanzamiento que había for-mulado la IAAF, en lo que se conoce co-mo la reforma Pain, y que dejaba comooficiosas otras marcas como las obte-nidas el 28 de octubre en Barcelona por

Lanzando la jabalina al estilo españ

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Manuel Clavero (89,66 metros) y el pro-pio Miguel de la Quadra-Salcedo (83,80metros). A pesar de todo, el propio Fé-lix Erausquin, en una exhibición en Vi-toria el 7 de abril de 1957, lanzó 94,50metros.Erausquin aún volvió a reinventar la téc-nica sin dar vueltas, con un nuevo esti-lo que no daba la espalda al punto delanzamiento, y con el que De la Quadra-Salcedo llegó hasta los 82,80 metros enMadrid el 21 de noviembre. Pero la in-tención de la IAAF de prohibir las nue-vas técnicas era firme, y ante los suce-sivos cambios del reglamento, Españano recurrió las decisiones, pese al enfa-do que aún denotan los comentariosdel propio exatleta, por considerar “in-justa su aplicación retroactiva y que nose hubiese permitido la modificación,tal y como sí que se hizo con el saltode Fosbury”.Junto a la anulación del estilo español,la decepción por no haber podido ir alos Juegos Olímpicos de Melbourne se-guía muy latente, pero haciendo buenoel dicho que recoge Cervantes en El Qui-jote, y que asegura que “dónde una puer-ta se cierra, otra se abre”, un nuevo acon-tecimiento marcó la vida de la Quadraen 1957.“Elola Olaso, el Director General de De-portes, en compensación por no haberviajado a Melbourne, nos dio la posi-bilidad de salir a entrenar al extranje-ro, y así, mientras por ejemplo Blumese fue a Bonn a entrenar con los mejo-res gimnastas, o Granados se fue a Ja-pón, donde se formaban los mejoresnadadores del mundo, a los que se de-cía que les cortaban unos tendones enlos pies para nadar más rápido, yo mefui a la Universidad de Puerto Rico enMayagüez, con una beca que me con-siguió Benjamín Casado, el saltador dealtura puertorriqueño olímpico en 1948”nos cuenta el aventurero, que cumplíaasí el sueño que tenía de viajar al con-tinente americano desde que escucha-ra las historias que contaban los jesui-tas en su colegio de Tudela.“Estudiando allí pude viajar a compe-tir a los Penn Relays de Philadelphia,representando a la Universidad de Puer-to Rico, y dónde hice una exhibición delnuevo estilo de jabalina” cuenta el pro-pio Miguel, cuya participación suscitó

mucho interés en el país norteamerica-no, que se hizo eco del novedoso esti-lo con el que el lanzador español, en sumodalidad sin giros, había llegado has-ta los 89 metros en distintas exhibicio-nes en San Juan y Ponce. “Pero sobre to-do -continúa Miguel-, en aquella estan-cia en el Caribe, conocí que el primergobernador de la isla, Ponce de León,descubrió Florida, y me enamoré de suaventura tras la búsqueda de la fuen-te de la juventud, que es la que yo con-servo todavía. Además, desde el cole-gio Mayagüez contactamos en unaocasión por radio con el Amazonas, yahí comenzó la que años después se-ría mi verdadera aventura”.

Olímpico en Roma 1960y ballenero en ChileEl sueño olímpico del lanzador navarrotuvo que esperar hasta Roma 1960 pa-ra poder cumplirse. “Viajé hasta allí enuna vespa con mi hermano. Quería em-paparme del auténtico espíritu olím-pico”, prosigue De la Quadra-Salcedoque, con un nuevo récord de España(51,00 metros) logrado de nuevo en elmes de agosto de San Sebastián(08.08.1960), se había ganado su parti-cipación en la capital italiana.Tras el nuevo récord de España, habíamuchas expectativas en el debut olím-pico del discóbolo español pero, con

tres lanzamientos nulos que le dejaronfuera de la final, la sensación fue agri-dulce, sin los resultados esperados enel plano deportivo pero con la gran ex-periencia personal que supuso aquelviaje. “Roma fue la oportunidad de vi-vir unos Juegos Olímpicos, y tambiénde poder vivir allí y meterme en la ma-ravillosa civilización romana, de aden-trarme en la Roma clásica y todo su sig-nificado. De cumplir otro de los sueñosque tenía desde niño, sobre todo lla-mándome Miguel, como el arcángelque según la leyenda liberó a Roma dela peste y en cuyo honor una estatuapresidía el castillo de Sant´Angelo”.“Porque, hay muchas similitudes entreel Imperio Romano y el papel que des-empeñamos los españoles en Améri-ca, como me dijo Pablo Neruda en Chi-le. Cuando le pregunté: ¿qué hemos he-cho los españoles en América? El poe-ta me contestó: “los españoles os lo lle-vasteis todo…”, y cuando me lancé a con-testarle, me dijo: “¡para!, ¡para! Os lo lle-vasteis todo, pero lo dejasteis todo. Igualque los romanos en España. Os llevasteisel oro, pero dejasteis la cultura, todo… Esemestizaje tan importante que es lo que so-mos ahora”. Como le dije a Felipe VI –continúa el propio De la Quadra-Salce-do -, todos somos iberoamericanos, deida y vuelta, engrandecidos por las ci-vilizaciones precolombinas”.

ñol.

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entrevistaPero en aquel momento, como escribióJosé Corominas, “la pista de un Estadiose convierte en una prisión para su di-námico espíritu y su tumultuosa vitali-dad”, y pronto su agitada vida continuósu camino, dando paso al aventureroque sucedió al atleta, aunque ambas fa-cetas hayan estado siempre íntimamen-te ligadas en nuestro protagonista.Tras los Juegos de Roma, la selección es-pañola viajó a Chile para competir enlos primeros Juegos Atlético Iberoame-ricanos que se disputaron en el EstadioNacional de Santiago de Chile. Pero Mi-guel, tras quedar cuarto en la que seríasu última competición de lanzamientode disco, nunca llegó a subirse al aviónde regreso de la expedición española,y se quedó allí para dar un giro de cien-to ochenta grados a su vida.“En Chile me quedé yo solo -comienzaa contarnos el futuro reportero-. Se ibaa quedar conmigo el pertiguista Fer-nando Adarraga, pero al final todos sesubieron al avión y no se quedó nadiemás. Me quedé entrenando en el Liceofrancés y durmiendo allí, gratis, comoentrenador en la Federación de Atle-tismo de Chile. Es algo que nadie locuenta. En un jergón de paja. Esa era micasa”.“Me recorrí Chile como entrenador dela Federación, y embarqué en el barcoEl Pinto de la marina chilena para ir ala Isla de Pascua a seleccionar a los me-jores atletas que encontrase” relata Mi-guel de la Quadra-Salcedo entre la nie-bla que, con el paso de más de mediosiglo, cubre la transformación del atle-ta en aventurero.Ya en la Isla de Pascua, su destreza enlos lanzamientos le hizo destacar rápi-damente como arponero, lo que le per-mitió viajar y ganarse la vida como ba-llenero. “Regresé ya siendo ballenero aIquique, al norte de Chile, y desde ahípude comenzar a recorrer el continen-te, siempre invitado por los jesuitas, co-mo en el colegio de San Calixto, en LaPaz, Bolivia, o en el colegio de Lima, Pe-rú, donde dormía en la enfermería…Hasta que finalmente me adentré enel Amazonas, dónde estuve tres añosviviendo y conociendo a los indígenas,a los que siempre dejaba estupefactoscon la jabalina, pues lanzaba cuatroveces más que ellos. Bajé por el río Na-

po. Navegué por los ríos Santiago, Mo-rona, Pastaza, Tigre… Llegué a la ciudadde Nauta, donde se juntan los ríos Uca-yali y el Marañón dando lugar al ríoAmazonas… Al tiempo que, como et-nobotánico, pude trabajar en distintasexpediciones para el Museo de Antro-pología de Bogotá y para el museo Emi-lio Goeldi de Belén do Pará en Brasil,en la desembocadura del Amazonas,donde están los archivos de todos losantiguos botánicos”.“La vez que más lejos lancé la jabalinacon el estilo español, fue en el estadiode un equipo de fútbol que se llamaMillonarios, en Bogotá. Fue en el des-canso de un partido, y tras lanzar pa-sé la boina. Al día siguiente lo publica-ron los periódicos. Me gustaría sabercuánto lancé allí…” nos dice el propioMiguel, dejando abierta su leyenda.

¡Mamá! ¡Mamá! ¡Vengo nadandodesde América!”Como si de un auténtico personaje deun poema épico se tratase, De la Qua-dra-Salcedo juega con su propia histo-ria, y nos relata un viaje de regreso deaquel viaje por el Amazonas al más pu-ro estilo homérico, donde la leyenda yla realidad se entremezclan para hacermás grande el mito y que el lector no

consiga encontrar la frontera que sepa-ra lo que fue y lo que ha quedado de lahistoria con el paso de las décadas.“Iba remando por el río Magdalena, enuna lancha que había hecho en un tran-co vacío, pescando y comiendo lo quepescaba -comienza a relatarnos-. Undía acerqué la barca a un barco espa-ñol que volvía de regreso a nuestro pa-ís, y conseguí que me subieran a bordo.Con una manta colombiana de colo-res rojos, azules y blancos tapé mi bar-ca de madera, y así viajé en cubiertahasta España, tras pasar más de tresaños cruzando el continente america-no a través del Amazonas. Era verano.El mes de agosto. Mi familia estaba ve-raneando en la playa de Hendaya, ycogí un avión hasta Madrid. En Bara-jas, lindé la hamaca entre dos colum-nas, y allí esperé hasta que salió unaavioneta que me llevó a Fuenterrabía.Desde allí cogí un taxi hasta Hendaya,y según llegaba vi que mi familia esta-ba junto al mar. Me puse un traje debaño y me arrojé al agua desde la pun-ta, para llegar nadando a la playa. Mimadre, sorprendida, no paraba de re-petir a mis hermanos: “¡Mirar! ¿Ese queviene nadando con ese magnífico es-tilo no se parece a nuestro hijo Miguel?¡No puede ser!”. Nada más salir del agua,

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entrevista

comencé a correr hacia ellos gritando:¡Mamá! ¡Mamá! ¡Vengo nadando des-de América!”.

Un reportero de leyendaMiguel de la Quadra-Salcedo volvió areinventarse, y tras el aventurero surgióuno de los mejores reporteros de la his-toria del periodismo español.Con una vieja cámara de cine de 16 mi-límetros que había comprado con lasganancias obtenidas en sus trabajos enlos balleneros, Miguel había grabadoimágenes de su viaje por el Amazonas,y se marchó a Televisión Española dis-puesto a enseñar sus películas con la in-tención de reclamar la atención de al-gún jefe del Paseo de la Habana y a ofre-cerse como reportero. “Se vino a vivirconmigo a un apartamento -recuerda Ber-nardino Lombao-. Se pasaba todo el díaen los estudios de TVE, y más de una vezlo tuve que sacar a que durmiera con la ha-maca en un bosque en Conde de Orgaz”.Las grabaciones del exatleta causaronsensación en un momento en el que elgénero informativo de los reportajes deactualidad comenzaban a nacer en latelevisión pública, y a Miguel se le pre-sentó la oportunidad de cubrir el ase-sinato de unas monjas dominicas espa-ñolas en la cruenta guerra del Congo.

Allí consiguió llegar al epicentro del ho-rror, a los poblados que estaban veta-dos para los medios de comunicacióninternacionales, y tras rescatar los en-seres de las monjas y filmar todo el in-fierno que encontró a su paso, fue arres-tado y llevado a esperar una muerte se-gura por haber grabado la barbarie. Mi-lagrosamente logró escapar, y volvió aEspaña sin parte del material grabado,pero con las pertenencias de las religio-sas.Comenzó así una etapa gloriosa del re-portaje de investigación, a lomos deprogramas como “A toda plana”, “Datospara un informe” o “Los reporteros”, quetuvieron durante los siguientes diez añosa Miguel y a su equipo de TVE por todoel mundo, allí dónde se reescribía la his-toria, jugándose la vida en el centro dela noticia, y que dejó para la posterio-ridad inolvidables reportajes como losque realizó cubriendo la muerte del Che,la guerra civil de Nigeria, el tifón de Pa-kistán, la guerra de Vietnam, la llegadade Perón, el terremoto de Managua, laguerra del Yom Kippur, la China de Mao,la caída de Haile Selassie, la larga mar-cha de los eritreos o la liberación de losmilitares apresados por el Frente Poli-sario, por citar algunos de los más re-cordados.

Tras haber entrevistado a muchos de lospersonajes más importantes de la his-toria de la segunda mitad del siglo vein-te (Pablo Neruda, Salvador Allende, Hai-le Selassie, Dalai Lama…), el explusmar-quista español volvió a reinventarse unavez más, y en la segunda parte de losaños setenta comenzó a dedicarse a do-cumentales históricos. En el marco deesta nueva faceta, desde el programa“Mundo en Acción”, rememoró las ex-pediciones de los grandes aventurerosy exploradores de la historia, desde Mar-co Polo a las expediciones polares deAmundsen, y sobre todo pasando porlos grandes descubridores del nuevomundo, como el viaje de Orellana porel Amazonas o de Fernández de Quiróspor el Pacífico.El propio personaje que Miguel de laQuadra-Salcedo había creado, era ya unicono de la televisión de los años ochen-ta, y su imagen quedó ligada a progra-mas de aventuras como “En busca deltesoro”, el rally “Camel Trophy” e inclu-so como domador en el Circo Ruso.

“Miguel, tienes queinventarte algo”… y se inventó la Ruta QuetzalHasta que el rey Don Juan Carlos I, conel quinto centenario del descubrimien-to de América a la vista, y con la nece-sidad de encontrar algo que pusiera envalor la riqueza en valores y cultura delos pueblos a ambos lados del océano,le dio un encargo muy especial. “Miguel,tienes que inventarte algo”. Y de nuevo,de la cabeza de la Quadra-Salcedo sur-gió una maravillosa idea a través del pro-grama divulgativo que se llamó “Aven-tura 92” en su origen y, que con el pos-terior nombre de “Ruta Quetzal”, ha lle-gado hasta nuestros días como uno delos más meritorios espacios de divulga-ción de los valores hispanoamericanosa través de los miles de jóvenes de am-bos lados del Atlántico que se han em-barcado en unos fascinantes viajes mez-cla de historia y aventura. Nuestra fantástica charla llega a su finy, el propio aventurero, coge otro recor-te de prensa de 1956 firmado por Car-los Piernavieja. Con pausa, dejando quela lectura complemente de nuevo a lamemoria, Miguel lee despacio para quelo transcribamos como si fueran sus pro-

Page 11: Mig el interminable viaje · Aventuras de Telémaco, la Iliada, la Odi-sea… ¡Por todos los lados veía discóbolos griegos! Con ese espíritu de imitación de Su querido amigo

51 diciembre 2015 � atletismo español

pias palabras. “Miguel de la Quadra-Sal-cedo, bella estampa de atleta, se ha erigi-do en dominador de la vasta extensión delcampo de rugby. Un maletín de viaje guar-da sus tesoros: cuatro discos, un par de za-patillas, un jersey y la inveterada embro-cación con la que pretende prevenir su úl-tima lesión de rotura del abductor de lapierna izquierda. Enfundado en su mono,de un azul ya desteñido – quizá por esomás glorioso -, camina elásticamente por-tando en su mano diestra tres aceradas ja-balinas. ¡Va a entrenarse con vistas a Mel-bourne! Solo, completamente solo, perocargado de ilusiones se deja acariciar porlos gritos de aliento que le dedican sus ami-gos y los curiosos de siempre”. Al tiempoque el propio lanzador interrumpe supausada lectura: “por favor: solo, com-pletamente solo, subrayar bien eso”.En su juventud, Miguel, ya convertidoen un discóbolo como el que inmorta-lizó Mirón, viajó hasta el antiguo recin-to sagrado de Olimpia en una intermi-nable persecución de los héroes clási-cos. “En Olimpia corrí con una antor-cha, como un homenaje a Telémaco ya los olímpicos”, termina de contarnos.Ahora, camino de los 84 años y con elcuerpo ya cansado de quién nunca seha detenido ni un solo instante, el que

fuera reportero sabe que habla con co-nocimiento de causa. “La aventura si-gue siendo conocerte a ti mismo. En la-tín “Nosce te ipsum”, o en griego, “Gnó-thi Seautón”, tal y como le decía Sócra-tes a sus discípulos y según está escri-to en el templo de Apolo en Delfos”.De la Quadra-Salcedo, tan poliédrico,continuamente ha querido resaltar, porencima de todo, su espíritu nómada ycurioso, y preguntado en multitud deocasiones por su verdadera profesiónsiempre le ha gustado definirse a si mis-mo como giróvago, en referencia a losmonjes que, por no sujetarse a la vidaregular de los anacoretas y cenobitas,vagan de monasterio en monasterio.Y es que, imposible definirlo mejor, to-das sus vidas entran en una sola, que esla suya propia. La vida del niño que cre-ció soñando con los héroes clásicos; ladel joven universitario que se inventó así mismo como uno de los mejores ymás carismáticos atletas de la historiade nuestro país; la del treintañero quedecidió imitar a los primeros explora-dores americanos y perderse duranteaños cruzando el Amazonas; la del re-portero que escribió muchas de las másbonitas historias del periodismo espa-ñol; o la del aventurero e historiador

que reinventó los lazos entre España yAmérica a través de una de las más bellasprácticas de la divulgación a lomos de suRuta Quetzal. Todas las vidas que formanal Miguel de la Quadra-Salcedo que siem-pre recordaremos como uno de los perso-najes más fascinantes de la historia de nues-tro país.Todas sus vidas que, nómada interminable,incansable viajero siempre en busca de supropia Ítaca, seguramente se resumen enlas palabras que nos regala una apaciblemañana de agosto que realmente transcu-rre en algún lugar entre Madrid y Améri-ca: “la aventura es la búsqueda de la fuen-te de la eterna juventud que tanto persi-guió Ponce León. La misma que yo encon-tré y que siempre llevo conmigo”.

Agradecimientos: A Miguel de la Quadra-Salcedo,por su paciencia, amabilidad y dejarnos compartiruna inolvidable mañana con él. A Bernardino Lom-bao, porque sin su ayuda, vitalidad e interés, estereportaje nunca hubiese sido posible. A Jorge Gon-zález Amo, por estar siempre ahí. A todos los com-pañeros de la AEEA (Francisco Ascorbe, Félix Capi-lla, José Javier Etayo, José María García, José Gui-lloto, José Luis Hernández, Joan Pelayo, Enrique Trey Miguel Villaseñor) que, como siempre, se han vol-cado con sus conocimientos, apuntes e inestima-ble ayuda.

Miguel de la Quadra Salcedo con Miguel Calvo y su buen amigo Bernardino Lombao