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79 ESTUDIOS GERENCIALES Microcrédito en Colombia MICROCRÉDITO EN COLOMBIA * BERNARDO BARONA Z. Ph.D. Decano Académico, Facultad de Ciencias Económi- cas y Administrativas, Universidad Javeriana, Cali Fecha de recepción: 15-12-2003 Fecha de aceptación: 1-4-2004 * Reseña histórica y descripción de un programa de investigación internacional en el que participan dos universidades colombianas y sus resultados parciales. ABSTRACT The paper presents a cursory review of the main programs and activities conducted in Colombia in the last decades to satisfy the need of finan- cial resources of micro businesses. It also introduces a Research Program that two Colombian Universities have been conducting on the subject of micro credit in association with several universities and research cen- ters of North America, Asia and Afri- ca. The Program’s main objective is to improve our understanding of the way in which financial co-operatives operates and, based on this, to put forward recommendations to increase the efficiency of this kind of interme- diaries of micro credit, which are par- ticularly important to this sector giv- en their better prospects of being fi- nancially sustainable in the long run. A secondary objective of the program is to asses if the credit services pro- vided by financial co-operatives have contributed to reduce poverty. The Research Program is still in progress and the results so far are preliminary. However, our findings suggest that small co-operatives are more efficient than large ones. The potential bene- fits of economies of scale are over-

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79ESTUDIOSGERENCIALESMicrocrédito en Colombia

MICROCRÉDITO EN COLOMBIA*

BERNARDO BARONA Z.Ph.D. Decano Académico, Facultad de Ciencias Económi-

cas y Administrativas, Universidad Javeriana, Cali

Fecha de recepción: 15-12-2003 Fecha de aceptación: 1-4-2004

* Reseña histórica y descripción de un programa de investigación internacional en el que participan dosuniversidades colombianas y sus resultados parciales.

ABSTRACTThe paper presents a cursory reviewof the main programs and activitiesconducted in Colombia in the lastdecades to satisfy the need of finan-cial resources of micro businesses. Italso introduces a Research Programthat two Colombian Universitieshave been conducting on the subjectof micro credit in association withseveral universities and research cen-ters of North America, Asia and Afri-ca. The Program’s main objective isto improve our understanding of theway in which financial co-operativesoperates and, based on this, to put

forward recommendations to increasethe efficiency of this kind of interme-diaries of micro credit, which are par-ticularly important to this sector giv-en their better prospects of being fi-nancially sustainable in the long run.A secondary objective of the programis to asses if the credit services pro-vided by financial co-operatives havecontributed to reduce poverty. TheResearch Program is still in progressand the results so far are preliminary.However, our findings suggest thatsmall co-operatives are more efficientthan large ones. The potential bene-fits of economies of scale are over-

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come by the expense preference be-havior of managers of large co-oper-atives. In addition, financial co-op-eratives in general have not beenusing credit assessment and moni-toring technologies that have beendeveloped elsewhere and seemsmore appropriate in dealing withmicro enterprises than the technol-ogy of credit used by large banks.With respect to the effect of microcredit services provided by co-oper-atives on poverty reduction our pre-liminary results indicate that it hasnot been important, although it hasgreat potential, especially in ruralareas.

KEY WORDSMicrofinance, microcredit, coopera-tives, expense preference behavior,economics of scale, poverty alleviation.

Classification: A

RESUMENEl artículo tiene como propósitos: pro-porcionar una visión general de la for-ma en que el financiamiento de losmicroempresarios y los estratos másvulnerables de la población ha sidoabocada en Colombia; resumir losgrandes retos que enfrenta en la ac-tualidad el programa de microfinan-zas en el mundo, presentar el progra-ma de investigación que están ade-lantando las Universidades Icesi y delValle en Colombia en asocio con laUniversidad de Laval en Canadá ycon algunos centros de Investigaciónde Filipinas, Marruecos y Benin y al-gunos resultados parciales de este es-fuerzo investigativo; y, presentar al-gunas recomendaciones tendientes afortalecer a las organizaciones micro-financieras en el país.

Una revisión de la historia y el esta-do actual del microcrédito en Colom-bia indica que los esfuerzos hastaahora realizados parecen habersequedado muy cortos frente a las ne-cesidades de financiación de los mi-croempresarios: la cobertura de mi-croemepresarios alcanzada por insti-tuciones gubernamentales, ONG y labanca convencional ha sido muy baja.En cuanto a los retos que afronta elmovimiento microfinanciero en elmundo dos muy importantes son (i),clarificar el efecto de los diferentesesfuerzos de microcrédito realizadosen la reducción de la pobreza de lapoblación del país y, (ii), identificarmecanismos para lograr un aumentosignificativo de la cobertura median-te un balance adecuado entre regu-lación, supervisión y disciplina demercado.

Los principales resultados (parciales)obtenidos en la línea de investigacióndescrita en este artículo son (i), con-trario a lo que con frecuencia se asu-me, a medida que una organizacióncooperativa crece en tamaño no ne-cesariamente se torna más eficiente:los posibles beneficios de la mayorescala fueron más que compensadosen las empresas estudiadas por no-sotros por la propensión al gasto ex-cesivo que exhiben los gerentes encaso de instituciones de mayor tama-ño (ii), las cooperativas rurales colom-bianas, a pesar de tener un gran po-tencial para irrigar el crédito en cier-tas zonas del país, no parecen estarempleando tecnologías de microcré-dito desarrolladas y utilizadas demanera exitosa por institucionescomo el Banco Grameen en Bangla-desh o la Fundación WWB en Co-lombia.

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PALABRAS CLAVESMicrofinanzas, microcrédito, coopera-tivas, preferencia al gasto, economíasde escala, reducción de pobreza.

Clasificación: A

Microcrédito en Colombia

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1. INTRODUCCIÓNEl término microfinanzas se ha tor-nado muy popular en los últimosaños, tanto entre académicos como enlos medios masivos de comunicación.Lo anterior no es sorprendente ya queen muchos países el sector microem-presarial ha ganado un peso impor-tante en sus economías. Microfinan-zas puede entenderse como las finan-zas de las microempresas. Sin embar-go, el término ha tendido a usarse enel sentido más restringido del crédi-to a las microempresas, excluyendootros servicios importantes, como fa-cilidades de ahorro y seguros. Estosúltimos han sido incorporados a ladiscusión en años recientes por surelación con el crédito y con la super-vivencia y crecimiento de las organi-zaciones microempresariales.

Por su misma naturaleza el tamañodel mercado de microcrédito es muydifícil de estimar. En uno de los po-cos estudios que ha hecho este inten-to, la firma Econometría estimabapara el año 2001 un tamaño de mer-cado de US$3,817 (Ver un resumende este estudio en Dinero, diciembre17 de 2001). La misma fuente encon-tró que sólo el 3.4% de los microem-presarios se había beneficiado de uncrédito otorgado por una instituciónformal. Una fuente diferente (Carpin-tero, 1998: 82) estimó una coberturaligeramente superior: entre un 5% yun 10%. En un estudio más recienteWestley (2001) estimaba el númerode microempresas en Colombia en 6.5millones; de éstas sólo el 3,37% ha-

bía recibido crédito de una instituciónmicrofinanciera. Las anteriores cifrasponen de manifiesto la importanciade aumentar la oferta de recursos cre-diticios al sector microempresarial atasas razonables.1

El presente artículo tiene como pro-pósitos: proporcionar una visión ge-neral de la forma en que el financia-miento de los microempresarios y losestratos más vulnerables de la pobla-ción ha sido abocada en Colombia(sección 2); resumir los grandes re-tos que enfrenta en la actualidad elprograma de microfinanzas en elmundo (sección 3); presentar el pro-grama de investigación que estánadelantando las universidades Icesiy del Valle en Colombia, en asocio conla Universidad de Laval en Canadáy con algunos centros de investiga-ción de Filipinas, Marruecos y Beniny algunos resultados parciales de esteesfuerzo investigativo (sección 4); pre-sentar algunas recomendaciones ten-dientes a fortalecer a las organizacio-nes microfinancieras en el país (sec-ción 5).

2. LOS ESFUERZOSPARA FINANCIARA LAS MICROEMPRESASEN COLOMBIA. BREVE RESEÑAHISTÓRICAColombia no ha sido ajena al movi-miento que surgió desde mediados delsiglo XX en varios países, para apo-yar las necesidades financieras de lapoblación más pobre. Siguiendo aKirkpatrick y Maimbo (2002) puede

1. Parra (1993: 96) señalaba que la tasa de interés cargado por agiotistas en el sector informal latinoameri-cano llegaba a alcanzar tasas hasta del 10% diario; en un estudio más reciente conducido por la Univer-sidad Icesi se encontró que una tasa de 1.2% por día era común en este mercado (en donde la tasa deinflación era aproximadamente de 7% por año).

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decirse que tal movimiento ha tenidolas tres etapas que se describen a con-tinuación.

Era del crédito subsidiadoa la agriculturaSe extendió desde la década de losaños cincuenta hasta la de los seten-ta. Se caracterizó porque varias ins-tituciones formales, principalmentedel sector público, fueron las princi-pales proveedoras de servicios finan-cieros a los pobres. El supuesto queprevalecía en los gobiernos de dife-rentes países era que la pobreza po-dría ser superada mediante un incre-mento en productividad si se les otor-gaba crédito a los pequeños agricul-tores. Entidades gubernamentales,entonces, concedían crédito práctica-mente sin garantías, a bajas tasas deinterés, usualmente al sector agríco-la. El sector bancario tradicional semantenía alejado de este segmentoporque lo consideraba de alto riesgo,sus miembros no disponían de cola-teral y por los altos costos de tran-sacción y los bajos montos de crédi-tos unitarios (y, en ciertas áreas, porla dificultad de acceso).

Problemas como el paternalismo, ar-bitrariedad, prácticas corruptas, to-pes a las tasas de interés y otros con-dujeron a que las instituciones men-cionadas antes fallaran en prestarservicios financieros efectivamente alos pobres. La provisión de serviciosfinancieros subsidiados medianteentidades financieras estatales mos-

tró no ser sostenible y finalmente fueabandonada después de perder apo-yo político. El caso de la Caja Agrariaen Colombia se inscribe dentro deesta etapa.2 Esta institución fue es-tablecida en 1931 como una entidadestatal. La nación invirtió en elladurante los casi setenta años de suexistencia cuantiosos recursos públi-cos. Sin embargo, muchos estudiospusieron en evidencia que las buenasintenciones que se tuvieron con sucreación no se estaban materializan-do ya que los recursos subsidiadoshabían ido en su mayor volumen apersonas que no los necesitaban y losesperados efectos en el incremento enla productividad y mejoramiento tec-nológico no se presentaron. Por estarazón, y por encontrarse a finales dela década de los años noventa en unestado de insolvencia originado enuna cuantiosa cartera irrecuperable,el gobierno de turno decidió liquidaresta institución y crear una muchomás pequeña, el Banco Agrario, cuyasostenibilidad financiera según algu-nos analistas está en duda ya queparece haber heredado clientes conmuy malos hábitos de pago (Cuevasand Taber, 2002). La creación de ban-cos de los pobres en Colombia, queparece estar en la mira de muchospolíticos (de hecho desde hace algúntiempo existe uno en Medellín), nodebería adelantarse sin una cuidado-sa evaluación previa de los factoresque llevaron al fracaso a muchas ins-tituciones públicas con objetivos si-milares en el pasado.

2. Para una descripción de la situación en Ecuador véase Da Ros (2001, 133/5).

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La era de los microempresarios

Instituciones semi-formales (conoci-das genéricamente como Institucio-nes Microfinancieras-IMF) se volvie-ron prominentes entre 1980 y 1996,cuando se asoció a los pobres conmujeres microempresarias que notenían activos para dar en garantía.Enfoques nuevos para financiar a lospobres, denominados colectiva-mente como microfinanzas, co-menzaron a emerger particularmen-te entre organizaciones registradascomo sin ánimo de lucro o bancos conestructura jurídica especial (Ej. Ban-co Gramen en Bangladesh, Banco Solen Bolivia, Banco Mundial de la Mu-jer —WW Bank— en Colombia).3 Es-tas instituciones se concentraron enprestar pequeñas cantidades a indi-viduos y grupos, empleando técnicasmuy básicas de crédito y una varie-dad de mecanismos para incentivarel pago. El concepto que prevalecíaentre estas organizaciones era que apesar de carecer de colateral, los po-bres eran capaces de amortizar lospréstamos si se les proveía de incen-tivos apropiados, tales como acceso apréstamos adicionales a una fechapredeterminada. La oportunidad delos préstamos y la consistencia de ladisponibilidad del crédito era consi-derada más importante para el pres-tatario que la tasa de interés que ellospagaban (Kirkpatrick y Maimbo).

Desde finales de los años noventa lasactividades crediticias de las IMFdejaron de considerarse marginales(la cartera consolidada de 206 insti-tuciones incluidas en un estudio delBanco Mundial se estimó en US$7billones en septiembre de 1995, lacual estaba distribuida entre catorcemillones de individuos y grupos (Másinformación en Kirkpatrick y Maim-bo, 2002: 294/295).

En Colombia el esfuerzo más grandeque se puede ubicar como pertene-ciente a esta era es el Programa deCrédito para la Microempresa, apo-yado por el Banco Interamericano deDesarrollo, BID. Dicha institucióninició su programa de pequeños pro-yectos inicialmente en asocio con laFundación Carvajal pero para 1984ya había ocho ONG comprometidascon esta actividad. De acuerdo conCastañeda y Fadul (2002: 109/10) elprograma buscaba principalmenteacelerar la industrialización del país.El concepto que prevalecía era quepor carencia de conocimientos y ca-pacitación gerencial los microempre-sarios tenían mucha dificultad enhacer crecer sus negocios. La activi-dad de crédito se diseñó como un se-ñuelo para atraer a este tipo de em-prendedores al programa: como con-dición para recibir este servicio de-berían participar en actividades decapacitación orientadas a desarrollar

3. El comienzo de la incursión de las ONG en microfinanzas en Colombia se puede rastrear al programa quela Fundación Carvajal de Cali inició en 1978 adaptando un programa que Acción Internacional veníadesarrollando en Bahía (Brasil) (ver Castañeda y Fadul. 2002). En 1982 fue establecida en Cali la Funda-ción WWB Colombia, afiliada a la red WWB cuya oficina principal estaba en los Países Bajos. La mencio-nada oficina otorgó el primer crédito entre todas las IMF que conformaban esta red. A la fecha la redWWBank tiene 39 organizaciones afiliadas en diferentes partes del mundo, cinco de ellas en Colombia.Actualmente los recursos de la Fundación provienen de un conjunto diversificado de fuentes entre las quese encuentran algunas internacionales como el BID, la CA y el BIRF y nacionales como el IFI y suspropios recursos.

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habilidades gerenciales. A mediadosde la década de los años ochenta Ac-ción Internacional comenzó a promo-ver su metodología de crédito solida-rio en diferentes partes del país. Poresa misma época se creó también enel Departamento Nacional de Pla-neación (DNP) una unidad especia-lizada cuyo propósito era dar conti-nuidad a las políticas públicas rela-cionadas con el microcrédito.

La década de los años noventa se ini-ció con profundos cambios políticosy económicos. En 1991 se promulgóuna nueva Constitución Política y lareglamentación del sistema financie-ro sufrió cambios radicales: por cons-titución el Banco de la República seconstituyó como ente autónomo conuna sola responsabilidad: preservarel poder adquisitivo del peso. Se creóuna nueva unidad para manejar losfondos gubernamentales asignadosa la capacitación y asesoría de los mi-croemepresarios. El DNP y todas lasorganizaciones envueltas en activi-dades de microcrédito fueron convo-cadas a participar.

En 1993 el BID hizo un segundo cré-dito grande para promover microcré-ditos (el primero se había realizadoen 1989); la responsabilidad de in-termediar dichos recursos fue asig-nada al Instituto de Fomento Indus-trial, IFI. Algunas otras IMF comola Fundación Santo Domingo y Fi-namérica comenzaron a jugar unpapel importante en el financiamien-to de los microempresarios. Deacuerdo con el estudio de Castañe-da y Fadul (2002), del total de recur-sos prestados por todas las organi-zaciones afiliadas al Programa en elaño, Finamérica prestó el 43.27%, laFundación Santo Domingo el 26.43%

y la Fundación WW Bank de Cali el10.43%.

La era de los serviciosmicrofinancierosHacia finales de los años noventa co-menzaron a hacerse públicos algunosestudios bastante críticos de las prác-ticas de las IMF, en particular por suincapacidad de satisfacer las necesi-dades de los más pobres entre los máspobres. Autores como Hulme, Ruther-ford y Wrigth y Matin (ver Matin,Hulme and Rutherford, 2002) empe-zaron a hacer ver que los pobres te-nían también necesidades de otrosservicios financieros como ahorros yseguros, servicios que las IMF no ve-nían prestando. Las críticas al modelode microcrédito que se venía consoli-dando iban más allá de la no provi-sión de ciertos servicios diferentes delcrédito y cuestionaban uno de los su-puestos primarios sobre los cuales sevenía promoviendo el microcrédito: suhabilidad para reducir la pobreza. Lacreciente conciencia en muchas de lasIMF, de su fragilidad al depender dedonaciones, las había llevado a labúsqueda de autosostenibilidad fi-nanciera y ésta a su vez a concentrar-se en las capas más pudientes de losmicroempresarios, ignorando a losmás necesitados.

La búsqueda de la corrección de lasanteriores falencias, así como el cre-ciente interés global en el campo delas instituciones, introdujo a la agen-da microfinanciera la discusión del rolque debería jugar la regulación en lapromoción de IMF más flexibles y conportafolios más diversificados de ser-vicios y que incentiven la provisiónde crédito a los más pobres entre los

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pobres (Kirkpatrick and Maimbo,2002). Otros autores (ver Westley andBranch (2000); Cuevas y Taber(2002)) han llamado la atención acer-ca del importante papel que han des-empeñado en el campo de las micro-finanzas unos actores diferentes delas ONG: las cooperativas de ahorroy crédito.

Finalmente, ante el tamaño de la de-manda insatisfecha de servicios fi-nancieros a las más pequeñas unida-des económicas, en los últimos añosse ha venido estudiando la creaciónde condiciones que facilitarían que labanca convencional incursione demanera masiva en este segmento.Para completar la descripción delpanorama microfinanciero en el país,a continuación se reseñará tanto elrol del sector solidario como el delbancario institucional, dándole énfa-sis al papel que estos sectores desa-rrollarán en el futuro.

Con respecto al sector solidario, éstetiene una larga historia en Colombiacuyos orígenes formales se remontanal año 1931 (Vesga y Lora, 1992). Aligual que el sector bancario institu-cional, el sector cooperativo fue du-ramente golpeado por la recesión eco-nómica y la crisis financiera de la úl-tima parte de los años noventa: des-pués de representar cerca del 9% delos activos del sistema financiero co-lombiano en 1996, en el 2000 esta ci-fra se había reducido al 3.3% (Cue-vas and Taber, 2003.) La cooperativacolombiana, que antes de la crisis lle-gó a alcanzar el mayor tamaño tantopor su número de asociados como porel valor de sus préstamos, fue la Coo-perativa de Ahorro y Crédito-Cupo-crédito, una institución creada en

Bogotá en 1960. En 1985 comenzó suexpansión a las áreas rurales de losdepartamentos de Cundinamarca,Boyacá y Meta. De acuerdo con Cas-tañeda y Fadul (2002: 119-121) en1996 Cupocrédito mostraba las si-guientes impresionantes cifras: nú-mero de cuentas de ahorro: 447.370;número de asociados 486.272; valordel patrimonio en US$113,3 millones;valor de los créditos en US$302,5;valor promedio del crédito en US$2.483. Adicionalmente, 51% de loscréditos eran para empresas; 28%para vivienda y el resto para consu-mo, salud y otros usos. Como resul-tado de los eventos económicos delfinal de la década de los años noven-ta, Cupocrédito se vio forzada a fu-sionarse con otras tres cooperativas(Coopdesarrollo, Bancoop y Coopsiba-té); de esta fusión nació Megabanco,institución que adoptó la figura legalde empresa limitada, aunque sus pro-pietarios son los asociados de las cua-tro cooperativas mencionadas. Mega-banco redujo su tamaño significati-vamente, en relación con el tamañoagregado de las cuatro cooperativasque le dieron origen: el número deoficinas en el país pasó de 450 a 216y, aunque ha mantenido su orienta-ción hacia los segmentos socioeconó-micos medios y bajos de la población,ha planeado abandonar la oferta decréditos a los sectores más bajos, loscuales tenían preferencia en Cupocré-dito (Castañeda y Fadul, 2002). Va-rias otras cooperativas grandes queestaban en operación al final de losaños noventa salieron de la crisis peorlibradas que Cupocrédito: algunasfueron intervenidas por el Gobiernoy otras fueron liquidadas; se estimaque el número de depositantes afec-

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tados asciende a 900.000.4 La estra-tegia del gobierno colombiano parahacer frente a la crisis financieramencionada antes incluyó la redistri-bución de la supervisión de las coo-perativas entre dos superintenden-cias: la Bancaria y una nueva, la Su-perintendencia de Economía Solida-ria (que había sido abolida hace al-gunos años). Aunque para la fecha enque fue escrito este artículo el sectorcooperativo parecía estar bajo control,no es claro todavía si recuperará laimportancia y la senda expansionis-ta que tuvo hasta 1996. Un estudioreciente mostró que aunque los nive-les de créditos y de activos en el 2001eran ligeramente mayores que los de1997, los niveles de depósitos perma-necían en términos reales bastantepor debajo (Cuevas and Taber, 2003).

A pesar de la contracción experimen-tada por el sector cooperativo en losúltimos años, algunos analistas loconsideran como una de las alterna-tivas más prometedoras para propor-cionar servicios financieros a los másnecesitados, particularmente en lasáreas rurales:

A pesar de que sus actividadesestán concentradas en las mis-mas regiones favorecidas por elsector financiero (Antioquia, elDistrito Capital y el Valle), susraíces locales y su base de clien-tes diversa puede proveer unamejor plataforma que el sector

público para mejorar el accesode los hogares y las microem-presas rurales a los servicios fi-nancieros. Más aún, las deno-minadas cooperativas financie-ras, cuyo número alcanza va-rios millares,5 y cubren una di-versidad amplia, incluye mu-chas organizadas alrededor deactividades agrícolas, las cua-les juegan un papel en el su-ministro de insumos, el merca-deo de productos y el procesa-miento. Su presencia en lasáreas rurales no puede ignorar-se como un agente detallistaactual o potencial de productosfinancieros tales como remesasy seguros [Cuevas and Taber(2003:590)].

Westley and Branch (2000) compar-ten la visión optimista acerca del pa-pel de las cooperativas en las áreasrurales, particularmente de aquellasde tamaño pequeño, las cuales sonmucho más flexibles y pueden disfru-tar de costos menores que las sucur-sales de los bancos grandes y por es-tas razones prestar mejores serviciosa sus propietarios/clientes. [Aunquerefiriéndose a la situación de Ecua-dor y no a la de Colombia, Da Ros(2001) es también bastante entusias-ta con respecto al papel de las coope-rativas rurales en la provisión de ser-vicios de crédito y, en general, en lapromoción del desarrollo local].

4. La crisis del sector cooperativo colombiano ha sido descrita en varios estudios. Véase, por ejemplo, Cue-vas and Taber, 2003; Castañeda y Fadul, 2002; Desrochers y Fischer, 1998; y Ruiz y López, 1998.

5. Esta estimación de los mencionados autores parece bastante optimista. Silva y Dávila (2002) empleandodatos de www. portalcooperativo.com a diciembre de 2001 afirman que en el país existían 1.928 coopera-tivas; dentro de este total las de ahorro y crédito, multiactivas y especializadas sumaban 348. «Del totalde cooperativas aproximadamente 300 son de carácter rural» (Ibíd., p.18).

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El sector bancario institucionaly el microcréditoHasta hace muy poco la mayor partede las instituciones con la supervisiónde la Superintendencia Bancaria deColombia se habían abstenido deprestar masivamente servicios credi-ticios al sector microempresarial. Lasexcepciones han sido la Caja Socialde Ahorros y recientemente Finamé-rica S.A., Compañía de Financia-miento Comercial. En los últimosmeses, como respuesta al estanca-miento en la demanda de crédito enactividades privilegiadas por el sec-tor bancario institucional (como elcrédito a vivienda) y a los estímulosestablecidos por el Gobierno, este sec-tor ha comenzado a incursionar en elsegmento microempresarial.6 A con-tinuación se reseñarán las activida-des de la Caja Social y de Finaméri-ca y se analizará el estado actual dela actividad de los intermediarios vi-gilados por Superbancaria en el sec-tor de los negocios más pequeños.

La Caja Social de Ahorros fue funda-da en 1911 por el sacerdote jesuitaJosé María Campoamor, con el pro-pósito principal de promover ahorrosentre el segmento más pobre de lapoblación. En 1984 se convirtió en lacabeza de un Holding que tomó elnombre de Fundación Social. En1991, aprovechando la desregulacióndel sistema financiero colombiano, seconvirtió en un banco. En el año 2000

tenía 1.640.210 ahorradores, 99% delos cuales tenían un saldo en su cuen-ta de ahorros inferior a US$2,406 (enpromedio, US$67). Con respecto a susactividades crediticias, la Caja teníaen 1999 un número total de créditosde 204.745, 98% de los cuales eranpor una cantidad inferior a US$2.406(en promedio, US$1.821). Cuando elanálisis anterior se hace a partir delvalor de los créditos US$471.832, yno de su número, la situación es algodiferente. Del valor total indicadoantes, el 78% caía en la categoría deun valor inferior a US$2.406 y 22%en la categoría de valores mayores aesta cifra. A pesar de lo anterior, losfondos asignados por la Caja Social aclientes pequeños es considerable-mente mayor que los destinados almismo sector por el Programa de Mi-croempresas reseñado antes (el valortotal de los créditos de este progra-ma en el año 2000 llegaba solamenteal 5.8% de los recursos provistos porel Banco Caja Social).

Con respecto a Finamérica, se creócomo resultado de la reestructuraciónen 1997 de la ONG Finansol, entidadque por algún tiempo fue considera-da como una de las IMF modelo enColombia, pero que finalmente colap-só debido a una expansión incontro-lada (Steege, 1998). En la actualidadesta compañía de FinanciamientoComercial ofrece los siguientes pro-ductos: Crédito en Grupo Solidario

6. Los préstamos a empresas que caen en las categorías Mipyme crecieron en el año 2002 en un 17.5% cuandoen 2001 habían crecido al 13.8% (Dinero, No. 183, p. 46). La cartera del sector microempresarial con losbancos ascendía en abril del 2003 a $398.000 millones, lo cual representaba un incremento cercano al 25%con respecto a la misma fecha del año inmediatamente anterior. Crecimiento tan acelerado tiene preocupa-das a algunas de las organizaciones que tradicionalmente han atendido este sector ya que consideran quemuchos de los créditos han sido realizados sin tomar en cuenta los factores específicos de riesgo de laactividad crediticia en este sector de la economía (Laura Charry, El Tiempo, junio 2 de 2003).

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para Microempresarios: cubre nece-sidades de capital de trabajo y acti-vos fijos; Crédito Automático, Credia-mérica: línea de crédito rotativo paraclientes especiales; microleasing: ser-vicios de arrendamiento para maqui-naria o equipos; créditos individua-les: otorgados a microempresariospara capital de trabajo y activos fi-jos; Crediamérica proveedores: líneade crédito para clientes especiales conel fin de aprovechar el cupo aproba-do para la consecución de insumos através de una tarjeta inteligente (to-mado de www.expopymes.com.co).Como resultado de la fusión de dosorganizaciones financieras estatales,el IFI y Bancoldex, el 46% de la pro-piedad de Finamérica pasará a serpropiedad del Fondo de Garantías deInstituciones Financieras, Fogafin,«el cual aspira a vender su participa-ción antes de dos años al sector soli-dario y a las cajas de compensación»(El Tiempo, septiembre 2 de 2003,p.1-10).

En un estudio que cubre la situaciónde toda América Latina, Marulanda(en Westley y Branch, 2000, Capítu-lo 1) analiza el desafío que para lascooperativas representa la incursiónde la banca comercial en las activi-dades de microcrédito. La autora ana-liza dos casos diferentes, el de lascompañías financieras chilenas y el

de los bancos españoles,7 los cuales,aunque presentan diferencias impor-tantes, apuntan al mismo mercado:el estrato de ingreso medio y bajo. Lamayor competencia notada por Ma-rulanda, y que se observa en Colom-bia a través del interés manifestadopor los bancos comerciales de irrum-pir en el microcrédito, significa ungran desafío para las ONG como laFundación WWB Colombia y las coo-perativas de ahorro y crédito. «Si es-tas cooperativas van a mantener o aampliar su participación en el mer-cado, tendrán que volverse más efi-cientes, tanto hacia la clientela comoen relación con sus procesos internos,con el fin de ofrecer a su clientela unadiversidad de productos, en formaágil y en condiciones competitivas»(Marulanda, 2000: 53).8

2.1 Ley 590 del 2000Esta ley constituye el más recienteesfuerzo del Estado colombiano parapromover el desarrollo de las micros,las pequeñas y las medianas empre-sas. Su intención es apoyar a estasorganizaciones mediante un conjun-to amplio de mecanismos, entre loscuales los más importantes son:

(a) La creación del Fondo Colombia-no de Modernización y DesarrolloTecnológico de las Micro, Peque-ñas y Medianas Empresas-FOMI-

7. Las financieras chilenas son instituciones especializadas, en tanto que los bancos españoles analizadospor Marulanda operan en la modalidad de banca universal. Las primeras ofrecen un portafolio de servi-cios de crédito, en tanto que los segundos ofrecen una atención integral. Los dos tipos de organizacionestienen en común «su concentración en el crédito de consumo, el altísimo potencial de crecimiento de susoperaciones y su dependencia en procesos altamente tecnificados con inversiones cuantiosas en hardwarey software» (Marulanda, 2000: 53).

8. Existe alguna evidencia de estudios de casos que muestra que ciertas cooperativas colombianas hanlogrado alcanzar niveles de eficiencia satisfactorios. Véase Silva y Dávila (2002, Capítulo III).

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PYME, «cuyo objeto es la financia-ción de proyectos, programas yactividades para el desarrollo tec-nológico de este tipo de organiza-ciones y la aplicación de instru-mentos no financieros, dirigidos asu fomento y promoción» (Artícu-lo 17). (b) La creación del Fondode Inversiones de Capital de Ries-go de las Micro, Pequeñas y Me-dianas Empresas Rurales, EM-PRENDER, «cuyo objeto es apoyar alos micro, pequeños y medianosproductores asentados en áreas deeconomía campesina, estimulan-do la creación y fortalecimiento deMIPYMES rurales, mediante elaporte de capital social y el finan-ciamiento de la preinversión, enasocio con los productores y lasentidades territoriales» (Artículo24). (c) El otorgamiento de facul-tades al Gobierno para que, cuan-do verifique la existencia de fallasdel mercado u obstáculos para lademocratización del crédito, queafecten a las Mipymes, determi-ne temporalmente, en coordina-ción con la Junta Directiva delBanco de la República, la propor-ción mínima de los recursos delsistema financiero que, en la for-ma de préstamos o inversiones,deberán destinar los estableci-mientos de crédito al sector de lasmicro, pequeñas y medianas em-presas (Artículo 34). (d) La auto-rización a los Fondos de Pensio-nes para «adquirir títulos de emi-sión colectiva por grupos organi-zados de MIPYMES, que a su vez ob-

tengan el respaldo de emisores de-bidamente inscritos y registrados,y de conformidad con las disposi-ciones que regulan dichos fondos(Artículo 37). (e) La autorización«a los intermediarios financierosy a las organizaciones especiali-zadas en crédito microempresa-rial,9 para cobrar honorarios y co-misiones, de conformidad con lastarifas que autorice el Consejo Su-perior de la Microempresa, no re-portándose tales cobros como in-tereses, para efectos de lo estipu-lado en el artículo 68 de la Ley 45de 1990» (Artículo 39). En estaparte del Decreto se reconoce quela concesión de crédito a los mi-croempresarios puede requerirmás costos a las entidades finan-cieras ya que el análisis de la ca-pacidad de pago requiere el em-pleo de una tecnología que puedeser más costosa que la tradicionalpor ser más intensiva en el uso deltiempo de los analistas de crédito[una descripción de los rasgos ge-nerales de tal tecnología se en-cuentra en Westley, 2001. CarlosOrtiz y Clara Sierra de Akerman(2002) describen en algún detallelos procedimientos empleados porla Fundación WWW Bank (cono-cida antes como Banco Mundial dela Mujer), una de las IMF másexitosas de Latinoamérica]; (f) Ladeterminación de que «serán be-neficiarios de los recursos desti-nados a la capitalización del Fon-do Nacional de Garantías, previs-ta en el artículo 51 de la Ley 550

9. El artículo 39 establece que las actividades de microcrédito hacen referencia al sistema de financiamientoa microempresas, dentro del cual el monto máximo por operación de préstamo es de veinticinco salariosmínimos mensuales legales vigentes, sin que en ningún tiempo el saldo para un solo deudor pueda sobre-pasar dicha cuantía.

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de 1999, todas las micro, peque-ñas y medianas empresas, sin quepara ello sea necesario que se aco-jan a lo establecido en dicha Ley(Artículo 41); (g) Para las empre-sas que se «constituyan e insta-len» a partir de la fecha de la pro-mulgación de la Ley, la reduccióntransitoria de los aportes parafis-cales destinados al SENA, elICBF y las Cajas de Compensa-ción Familiar (Artículo 42); y, fi-nalmente, la indicación en el ar-tículo 45 de que el Instituto deFomento Industrial y el FondoNacional de Garantías establece-rán, durante el primer trimestrede cada año, el monto y las condi-ciones especiales para las líneasde crédito y para las garantíasdirigidas a los creadores de micro,pequeñas y medianas empresas.

El tiempo transcurrido desde la emi-sión de la Ley es aún corto para quemuestre todos sus beneficios poten-ciales. Esto posiblemente explica laausencia hasta la fecha de estudiossistemáticos de evaluación de susefectos. Basándonos en informes dealgunos gremios y de la prensa popu-lar puede afirmarse que, a pesar delincremento notado antes en el valorde la cartera, los principales benefi-cios de la Ley aún no se han materia-lizado. Aunque, como se anotó antes,la cartera del sistema bancario conlos microempresarios se incrementóen el último año en un porcentaje

cercano al 25%, cifras provistas porla ANIF (2003, p.7) indican que en-tre el año 2000 y el 2002 el apalanca-miento financiero10 de las Pymesprácticamente se mantuvo constan-te (15.3% y 15.2%), mientras que paralas empresas grandes aumentó de16.4% a 18.1%. La misma asociación,en un escrito de mayo de 2002 (ANIF,2002, pp.8-10), manifiesta su des-acuerdo con algunos de los apartes dela Ley y clama por un replanteamien-to en la política para las Pymes conel fin de trabajar en políticas ya pro-badas con éxito en otros países, quepermitirían una mayor vinculación delas Pymes con el resto de los sectoreseconómicos». La Asociación sugiereque los costos de transacción relacio-nados con los préstamos a este sectorson tan elevados que la banca priva-da sola no puede asumirlos y aconse-ja la creación de una calificadora deriesgo especializada que «sería crea-da con recursos de todos los entes in-teresados en apoyar a estas empre-sas y se encargaría de construir sis-temas de información financiera delas empresas Pymes, así como de cer-tificarlas para tener acceso al créditodel sector financiero». Para un análi-sis complementario que confirma loexpresado aquí que el problema de unadecuado suministro de recursos fi-nancieros a las microempresas (ytambién a las pequeñas y medianasempresas) está todavía lejos de serresuelto en el país (ver Dinero, No183, pp. 46 y 47).

10. La definición que esta asociación da a este indicador es: Apalancamiento Financiero = obligaciones finan-cieras de corto y largo plazo / Total de Activos.

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3. LOS PRINCIPALES RETOS QUEENFRENTA EL MOVIMIENTO DEAPOYO A LAS MICROFINANZASEstos incluyen: (a) la determinaciónde si efectivamente las microfinanzashan tenido éxito en reducir la pobre-za, como claman muchos de sus pro-ponentes; (b) el aumento significati-vo de la cobertura del sector micro-empresarial mediante el estableci-miento de un balance adecuado en-tre regulación, supervisión y discipli-na de mercado en el sector financierocolombiano. Esto último, como seenunció antes, es un problema delmercado financiero general y no ex-clusivo del microfinanciero (ver Cha-mi, Khan and Sharma) pero es par-ticularmente relevante en la coyun-tura actual del país a este último mer-cado.

3.1 Efecto de las microfinanzassobre los niveles de pobrezaLa literatura que examina este temaes muy amplia. Por lo menos desdefinales de la década de los años no-venta comenzaron a publicarse estu-dios que pedían cautela y más inves-tigación, para medir con mayor pre-cisión los efectos de las microfinan-zas sobre los niveles de pobreza (Ejs.Johnson & Rogaly, 1997; Khandker,1998), asunto que aún hoy no es sufi-cientemente claro. Se admite que al-gunas organizaciones en países comoBangladesh y Bolivia han sido exito-sas principalmente en aumentar lacobertura de los servicios crediticiosen segmentos pobres de la población.Sin embargo, grandes dudas existenaún acerca de la autosostenibilidadde muchas IMF y su impacto sobrelos más pobres entre los pobres. Sereconoce hoy en día la existencia devarias capas o sustratos entre los po-

bres; algunos de estos son tan vulne-rables que la provisión de crédito noaparece como una opción viable (enestos casos las donaciones podríancubrir los objetivos de los programassin tener efectos negativos sobre elfuncionamiento de los mercados fi-nancieros). «El desafío de servir a losmás pobres es determinar quién pue-de beneficiarse solamente de los ser-vicios financieros, quién necesita ser-vicios financieros a la par con no fi-nancieros y quién necesita serviciosno financieros antes de participar enuna financiación orientada hacia elmercado» (Meyer 2002:30).

Los autores no conocemos de estudioalguno en Colombia que haya exami-nado de manera empírica el efecto delmicrocrédito sobre la pobreza. En elestudio adelantado por las universi-dades Icesi y del Valle, con el apoyode la Universidad de Laval y de otrasinstituciones canadienses, esta rela-ción es un tema central de análisis.Sin embargo, los datos recolectadosestán a la fecha en proceso de análi-sis y discusión. Los resultados delestudio serán publicados próxima-mente, tanto haciendo referencia alpaís individual como teniendo encuenta los hallazgos en otros paísesque recogieron datos equivalentes alos nuestros empleando metodologíasy cuestionarios similares.

3.2 Aumento significativo de lacobertura mediante un balanceadecuado entre regulación,supervisión y disciplina demercadoEl bajo porcentaje de los microempre-sarios que tradicionalmente se hanbeneficiado de los servicios crediticiosdel sistema financiero regulado, las

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ONG y las cooperativas ha llevado alos gobiernos de turno a pensar enmecanismos para aumentar la ofer-ta de estos servicios. La relativamen-te larga tradición que tiene el país ensupervisión bancaria (la Superinten-dencia Bancaria fue creada en 1923),y la reciente crisis del sector finan-ciero y cooperativo que afectó a unporcentaje importante de la pobla-ción, han influido para que las solu-ciones que se hayan formulado reco-nozcan los peligros que una regula-ción laxa podría tener en la presen-tación de una crisis generalizada delsistema financiero. A raíz de los pro-blemas del sector cooperativo de fi-nales de los años noventa se modificóla regulación pasándose las coopera-tivas de mayor tamaño a la supervi-sión de la Superintendencia Banca-ria y colocándose a las otras coopera-tivas bajo la vigilancia de un nuevoente: la Superintendencia de Econo-mía Solidaria (Ley 454 de 1998). EstaLey y sus decretos reglamentariosbuscaban dar mayor solidez al siste-ma financiero colombiano y alejar elfantasma del riesgo sistémico, peroestablecieron claras barreras de en-trada de nuevas cooperativas de na-turaleza financiera, las cuales toma-ron la forma de montos mínimos decapital11 y de obligatoriedad de remi-tir con periodicidad frecuente infor-mes y estados financieros a los entesde vigilancia. Desarrollos recientes anivel internacional, sin embargo, han

puesto de manifiesto que las habili-dades de los entes regulados paragerenciar sus cifras contables y finan-cieras es ilimitada (Ej. los índices desolvencia que se calculan de los esta-dos financieros —preparados con nor-mas contables escogidas por los ge-rentes— resultan ser satisfactorioscuando los que resultarían de otrasprácticas contables más sanas o me-nos riesgosas serían preocupantes).Adicionalmente, en una gran varie-dad de países, incluyendo Colombia,la capacidad de las instituciones es-tatales para supervisar apropiada-mente a sus entes vigilados ha pro-bado ser bastante limitada, particu-larmente en los países en desarrollocon déficit crónicos en sus finanzaspúblicas y con escasez de personaladecuadamente capacitado para lascomplejas labores de supervisión deentidades financieras. Además, en lospaíses en los que el poder económicoestá concentrado en unos pocos gru-pos es alta la posibilidad de que es-tos capturen a los entes reguladoresy estos últimos terminen actuando enbeneficio de unos pocos y no de la so-ciedad en su conjunto.

El reconocimiento de las fallas delesquema regulación-supervisión hahecho que se desvíe la atención máshacia el mercado, hacia la disciplinaque este provee en condiciones decompetencia. Hoy se conoce, sin em-bargo, que la competencia en los mer-

11. Según la mencionada Ley, las Cooperativas Financieras deben acreditar y mantener un monto mínimo deaportes sociales pagados no inferior a $1.500 millones y las Cooperativas de Ahorro y Crédito y lasMultiactivas e Integrales con secciones de ahorro y crédito un monto mínimo de $500 millones (ambosniveles se ajustan periódicamente con los índices de cambios en precios).

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cados no es algo que se dé en todoslos casos espontáneamente. Es nece-sario crear las condiciones para quela competencia florezca y se manten-ga. La agenda para establecer unmercado de microfinanzas competidoen Colombia parece apenas estarseconstruyendo. Esta debe incluir me-canismos como la extensión de losservicios de las agencias calificadorasde riesgo a instituciones microfinan-cieras, el fortalecimiento de institu-ciones como la revisoría fiscal y elmejoramiento de las prácticas conta-bles y de revelación financiera de lasIMF.12 No debe olvidarse que una con-dición necesaria para la estabilidadde cualquier intermediario financie-ro es la existencia de un conjunto deincentivos operativos externos e in-ternos que sean coherentes con lagestión financiera prudente (Poyo,2000: 161).13 La adopción de prácti-cas de supervisión delegada a orga-nismos de segundo nivel como lasempleadas en Alemania (Fischer,2001; ver también Desrochers andFischer, 2003) es algo que ameritaestudiarse con detenimiento ya quese fortalecería la supervisión sin in-crementar la carga administrativa delas superintendencias. Finalmente, elprograma de desarrollo del mercadode microcrédito debe también exami-nar aspectos tales como el número ytamaño de intermediarios que debe-

rían existir, mecanismos de entraday salida de estos, y pros y contras delos seguros de depósitos en el caso deeste tipo de intermediarios (Kirkpa-trick and Maimbo, 2002).

4. DESCRIPCIÓN DE UNPROGRAMA DE INVESTIGACIÓNEN MICROFINANZAS EN DOSUNIVERSIDADESCOLOMBIANASFormalmente el programa se iniciócon el convenio firmado entre la Uni-versidad de Laval del Canadá y laUniversidad Icesi en octubre del año2000, aunque con antelación a esafecha se venían realizando algunostrabajos aislados en ese campo (verBarona, 2000 y Barona y Valenzue-la, 2001). El programa en Colombia,en el que además de la Icesi partici-pa también la Universidad del Valle,se enmarca dentro de un programainternacional liderado por el profesorKlaus Fischer, en el que figuran ade-más universidades e institutos de in-vestigación de Filipinas, Marruecosy Benin (ver Abdelkhalek, Barona,Fischer, Lamberte, Sinzongan yCoté). El programa busca explorarcinco grandes temas, de los cuales dosfueron tratados en Colombia por in-vestigadores de las dos universidadesantes citadas: (1) alivio de la pobrezamediante financiación de microem-presas: eficiencia y test; y, (2) gobier-

12. El Superintendente de Economía Solidaria calcula que en el país hay unas nueve mil cooperativas yafirma que sólo la mitad de ellas son vigiladas por dicho organismo (El Tiempo: mayo 2, de 2003 p. 18).

13. Para el mismo autor, la introducción por parte del Gobierno de líneas de crédito dirigido y otras políticasy programa generados externamente «son incompatibles con una buena gestión prudencial y, por lo tanto,han contribuido a socavar la estabilidad de las cooperativas» (Poyo, 2000:162/161).

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no corporativo: regulación y supervi-sión de intermediarios financierosorientados hacia la comunidad(COFI). Los otros tres temas (moni-toreo delegado, estándares financie-ros y de capital para COFI y contra-tos financieros y resolución de costosde agencia) fueron examinados en loteórico, principalmente por investiga-dores de Canadá. Para estudiar elimpacto de la financiación provistapor ciertas IMF (cooperativas rura-les) en Colombia se aplicó un cues-tionario diseñado conjuntamente porlos miembros del equipo internacio-nal de investigación a 510 hogares(255 de ellos habían sido beneficia-dos de los servicios de crédito de lasIMF y 255 no). Debido a limitacionespresupuestales y de seguridad, loshogares seleccionados se limitaron alas zonas rurales de Puerto Tejada,Buenaventura, Candelaria y Santan-der de Quilichao. Por lo tanto, nues-tras conclusiones sólo tienen validezen dichas áreas y no en todo el país.Sin embargo, cuando los datos obte-nidos en esta parte de Colombia secombinen con los de otros países seobtendrán resultados con un mayorgrado de generalidad y será posibleobtener conclusiones más firmes so-bre el efecto de los créditos en el ali-vio de la pobreza. Al momento de es-cribir este artículo se estaban reali-zando unos análisis estadísticos pre-liminares, razón por la cual no pode-mos anticipar en este escrito conclu-siones sobre esta parte del estudio.

El tema del gobierno corporativo delas COFI es examinado en diferentes

proyectos que se enmarcan en el pro-grama. Un tema que se consideróparticularmente relevante de explo-rar y se le dio bastante importanciafue el de la preferencia al gasto de losgerentes de las cooperativas.14 Estaexpresión fue primero acuñada porOliver Williamson en el desarrollo desu enfoque de costos de transacciónal estudio de las organizaciones. Se-gún dicho autor, las personas exhi-ben en las transacciones en que par-ticipan una conducta oportunista, locual es el principal factor para quelos arreglos cooperativos de transac-ciones de negocios sean muy frágiles:las organizaciones cooperativas soninvadidas y explotadas por agentesoportunistas; la gerencia de una fir-ma (cooperativa o no) que no asumetodos los costos de sus decisiones (es-tos son transferidos a los dueños o aotros actores) está propensa a incu-rrir en gastos que exceden sus nive-les óptimos. El ánimo de lucro, lascaracterísticas de propietarios conderechos a todos los flujos residualesde ingresos de las sociedades de per-sonas y de capital y el mercado decontrol corporativo son, de acuerdocon este enfoque, incentivos más fuer-tes para controlar los posibles gastosexcesivos de los gerentes que los in-centivos que tienen las organizacio-nes de naturaleza cooperativa cuyapropiedad es difusa. La preferenciaal gasto de la gerencia tiende a acen-tuarse en organizaciones de mayortamaño, en las que la gran mayoríade sus propietarios está muy distan-te de la administración. En la litera-

14. Esta sección se basa en el artículo: Efficiency and Expense Preference Behaviour in the ColombianCooperative Sector (Barona, Caicedo y Zuluaga, 2003).

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tura de preferencia y en la, en mu-chos aspectos similar a ésta, litera-tura de la agencia, se reconoce quelos niveles altos de endeudamientopueden tornarse en mecanismos po-derosos para controlar la pérdida ori-ginada en la falta de apropiados me-canismos de control sobre los geren-tes (Jensen 1989). Estudios empíri-cos tanto en países desarrolladoscomo en países en vías de desarrollo(Harvey, Lins, and Roper, 2001) con-firman tentativamente esta hipótesis.

Otro mecanismo para el control de lapreferencia al gasto, que puede serparticularmente relevante en el casode las cooperativas, es la supervisiónprovista por organismos estatales. EnColombia la Superintendencia Ban-caria supervisa a las cooperativas fi-nancieras propiamente dichas y laSuperintendencia de Economía Soli-daria vigila a las cooperativas de aho-rro y crédito. La Superbancaria esuna organización con mucha mayortradición y experiencia en estas la-bores. Por esta razón, manteniendotodo lo demás constante, se podríaesperar que fuera más exitosa en elcontrol de la conducta ineficiente delos gerentes (para una discusión acer-ca del efecto de diferentes autorida-des supervisoras véase Berger &Mester).

A partir de los conceptos esbozadosantes, y teniendo en cuenta las opor-tunidades y limitaciones que ofre-cían las bases de datos de la Super-intendencia Bancaria, la Superin-tendencia de Economía Solidaria yla Confederación de Cooperativas deColombia, Confecoop, se examinó siel tamaño y el nivel de apalanca-miento financiero tenían algún efec-to sobre la conducta de los gerentes

de cooperativas financieras y de aho-rro y crédito.

Para medir la eficiencia de las coope-rativas, entre los varios conceptos quepodrían emplearse (Berger & Mester,1997: 96), se escogió la eficiencia decostos. Este se basa en la discusiónestándar económica de la producción,la cual clasifica las variables de deci-sión en sólo dos categorías: insumosy productos. Académicos pioneros enla medición de la eficiencia económi-ca sugirieron que la eficiencia de unaorganización podría medirse en refe-rencia a una frontera idealizada, laisocuanta. La literatura modernatiende a reemplazar tal frontera idea-lizada por otra basada en las organi-zaciones más eficientes del sector eco-nómico. Esta frontera es derivada deuna conceptualización a priori de laconducta de la firma. Para el caso dela firma financiera se han desarro-llado dos enfoques principales, el de-nominado enfoque de producción yenfoque de intermediación. Reciente-mente este último ha sido el más fa-vorecido por los académicos (ver Ber-ger & Mester, 1997 y Whortington,1998).

La frontera eficiente puede estimar-se empleando técnicas paramétricaso no paramétricas (Einsenbeis et al.1999). En nuestro estudio se utilizóuna técnica paramétrica: se estima-ron un conjunto de funciones trans-log y se empleó un test desarrolladopor Mester (1989) para evaluar si haydiferencia entre cooperativas grandesy pequeñas en su conducta de gastosy para examinar si el nivel de apa-lancamiento parece o no tener efectosobre la eficiencia operacional. Nues-tros resultados sugieren que los ge-rentes de cooperativas financieras y

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de ahorro y crédito grandes mostra-ron conducta de preferencia al gasto.Con respecto al efecto del apalanca-miento financiero, los gerentes deempresas poco apalancadas exhibie-ron preferencia al gasto. Los investi-gadores no conocen de otros estudiossobre preferencia al gasto que se ha-yan llevado a cabo en el sector coope-rativo colombiano. Es interesanteobservar, sin embargo, que los resul-tados antes descritos apuntan en lamisma dirección de otros llevados acabo en el sector bancario del país,acerca de la importancia del denomi-nado factor X. Ignorando factores decalidad de los servicios y focalizán-dose en la eficiencia de costos, los re-sultados indican que no hay basesempíricas suficientemente sólidaspara promover la fusión de pequeñascooperativas. Las economías de esca-la que potencialmente se derivaríande dichos procesos posiblemente severán más que compensadas por ladificultad de controlar los gastos ex-cesivos de los gerentes, es decir, supreferencia al gasto en las cooperati-vas de mayor tamaño.15

OTROS ESTUDIOS EN LA ICESIEn la Facultad de Ciencias Adminis-trativas y Económicas de la Univer-sidad Icesi desde hace unos dos añosse comenzó a promover que los estu-diantes desarrollaran sus proyectosde grado dentro de las líneas de in-vestigación que adelantan los profe-sores. De esta forma se logró evitarla dispersión en los temas trabajados

en los proyectos de grado y apalan-car el avance de la investigación pro-fesoral. Los estudiantes que se hanvinculado a la investigación en micro-finanzas han tenido que revisar al-gunos artículos de frontera en el área(en el Proyecto de Grado I) y aplicaralgunos de los conceptos desarrolla-dos en tales artículos a un problemacolombiano relacionado con el tema(Proyecto de Grado II). Hasta la fe-cha, doce estudiantes han realizadosu trabajo de grado sobre temas rela-cionados con microfinanzas (verReinstein y Zúñiga, 2003; Ávila yCaicedo, 2003; Castañeda, 2003; Lo-zada y Jiménez, 2003; y Cárdenas yotros 2001). Adicionalmente otros tresestudiantes están en este momentofinalizando su proyecto de grado: dosse encuentran adelantando un estu-dio acerca del papel que juega el re-visor fiscal en la solución de proble-mas de asimetría de información enlas cooperativas de servicios financie-ros colombianas y el tercero está exa-minando el grado en el que algunasinstituciones especializadas en el cré-dito a microempresarios en Colombiaemplean ciertas tecnologías de micro-crédito recomendadas por expertosinternacionales (Khandker, Khalilyand Khan, 1995; Ledgerwood, 1999;Westley, 2001).

5. CONCLUSIONESY RECOMENDACIONESA pesar de que solamente en los últi-mos años el tema del microcrédito seha tornado popular, en Colombia, por

15. Da Ros (2001), sin mostrar resultados empíricos, pero apoyándose en sólidos argumentos conceptualesargumenta vehementemente en favor de las cooperativas pequeñas, sin desconocer algunas de las limita-ciones propias de dicho tamaño.

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más de medio siglo los gobiernos yalgunas entidades privadas (particu-larmente cooperativas y ONG) hanintentado satisfacer las necesidadesfinancieras, particularmente crediti-cias, de las microempresas y los po-bres en general. La baja coberturaalcanzada hasta ahora indica, sinembargo, que tales esfuerzos se hanquedado muy cortos. La revisión dela literatura internacional sobre eltema indica que la situación es simi-lar en muchos otros países en vías dedesarrollo, en los que un número cre-ciente de microempresarios ha vistoconstreñidas sus operaciones por laausencia de mecanismos de financia-ción que respondan a sus caracterís-ticas específicas. El propósito de lalínea de investigación que lidera laUniversidad de Laval en Canadá yque cuenta en Colombia con la parti-cipación de las universidades Icesi ydel Valle, es contribuir a que los es-fuerzos de prestación de servicios fi-nancieros a los pobres y a los micro-empresarios tenga un mayor impac-to en la reducción de la pobreza y aque las instituciones que atienden lasnecesidades financieras de estas po-blaciones lo hagan de manera máseficaz y eficiente. Aunque a la fechalos principales resultados de los pro-yectos de investigación realizados conel auspicio de esta línea de investi-gación son analizados al interior delos diferentes grupos de trabajo y porlo mismo no es posible presentar re-sultados definitivos, sí es factible an-ticipar ciertas conclusiones que pare-cen tener bases bastante sólidas.Entre éstas la de que, contrario a loque con frecuencia se asume, el ma-yor tamaño de ciertas cooperativas no

estuvo acompañado de una mayor efi-ciencia. Los posibles beneficios de lamayor escala fueron más que com-pensados por la propensión al gastoexcesivo que exhiben los gerentes encaso de instituciones de mayor tama-ño. Aunque la calidad de la supervi-sión provista por la SuperintendenciaBancaria parece tener efecto positivoen el control de los gastos de las coo-perativas de mayor tamaño, mal ha-ría el Gobierno en presionar la fusiónde pequeñas cooperativas (particular-mente de ahorro y crédito) en organi-zaciones de mayor tamaño, sin teneren cuenta este resultado.

Con respecto a los estudios de casosadelantados con estudiantes en laUniversidad Icesi se pueden derivaralgunas conclusiones interesantes.En primer lugar, las cooperativas ru-rales no parecen estar adoptando lastecnologías que han demostrado efec-tividad en la satisfacción de necesi-dad financiera de los microempresa-rios. Sus técnicas de análisis de cré-dito parecen ser bastante convencio-nales. Por esta razón y porque lascooperativas en su gran mayoría noatienden a los más pobres entre lospobres ya que muchas han tenido suorigen en fondos de empleados deempresas puede afirmarse que suefecto como mecanismo para ayudara superar la pobreza no parece habersido grande. Esto no significa desco-nocer el gran potencial que tienenestas organizaciones de facilitar elalcance de niveles de vida más altosa grupos de personas (obreros y tra-bajadores de ingresos medios y bajosde empresas) que tradicionalmentehan sido ignorados por los interme-diarios financieros institucionales.

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