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Bioma Nº 50, Año 5, septiembre 2019

ISSN 2307-0560

Mi encuentro con los MaasaisLilia Acevey

Maestra, articulista y fotógrafa, Argentina.

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Figura 1. Ubicacion del lago Manyara, Localizado en la rama Natron-Manyara-Balangida del Rift de África Oriental, en la región de Arusha del norte de Tanzani Tiene 231 km², con una longitud de 50 km y una anchura de 16 km y está situado a unos 600 m. Tiene una gran diversidad de paisajes y en sus orillas habitan búfalos, elefantes, leones, leopardos, rinocerontes y un gran número de aves.

Anochece cerca del lago Manyara, Tanzania (Fig. 1), con esos colores increíbles que nos comienza a deparar esta tierra extraña y misteriosa. Recorremos planicies bellísimas, en las que se distinguen a lo lejos varios cráteres de volcanes y pastores con mantos rojos conduciendo a sus rebaños. Llegamos arribamos a nuestro alojamiento, desde donde se divisa en el horizonte un cono muy especial: el Ol Doinyo Lengai, que, enganchando con su cima a una nube alargada, parece recibirnos humeando. Estamos en tierra de Maasai, es el primer encuentro personal con gente de este antiguo pueblo guerrero africano, del que yo sólo había disfrutado el conocerlos a través de lecturas o documentales. La primera sorpresa la tuve al ver que las mujeres del lugar, que tomaron nuestro equipaje, lo colocaron sobre sus cabezas, y caminaron con una elegancia pocas veces vista, comparable al andar de las gacelas. Después entendería que es una sociedad de las que hoy llamarían “machista”, y que ellas hacen todo el trabajo .

Los hombres visten mantos rojos o púrpuras, y una vara a guisa de bastón, que luego supe que era signo de adultez. Hombres y mujeres van adornados con múltiples collares, aros y pulseras, hechas con mostacillas o cuentas de colores. En algunos casos, el peso de esos abalorios en las orejas, les alargan los lóbulos, algunos se lo enrollan alrededor de la oreja (Fig. 2).

Los Maasai mantienen algunas constumbres para las distintas etapas de la vida, luego de la niñez se circuncida a los varones, entre los 14 y los 17 años, hecho que deben asumirlo sin quejas, y la única anestesia es un baño frío antes del rito. Luego de su cicatrización, que pasa sin analgésicos de ninguna clase, pasa a ser un Morán o guerrero joven (Fig. 3), en otras épocas debían cazar un león con sus propias manos, eso ya no ocurre, lo hacen en una ceremonia simbólica. Aprenden todas las habilidades necesarias para ser un guerrero, lejos de su familia, lo cual lleva bastante tiempo, cuando regresan, pueden formar una familia.

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Figura 2. Hombres de la tribu Maasai, luciendo sus atuendos.

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Figura 3. Morán o guerrero joven de la tribu Maasai. Figura 4. monte sagrado, Ol Doinyo Lengai.

Las mujeres sufrían la ablación del clítoris, pero ahora es una práctica prohibida, sin embargo, en algunas partes se hace en secreto. Tienen un monte sagrado, el Ol Doinyo Lengai, (Fig. 4) al que van a orar y pedir por sus necesidades, a su deidad le llaman Enkai o Ngai, muchos se están volviendo cristianos o musulmanes.

Los hombres mayores ostentan un bastón de mando, las mujeres mayores siguen cuidando la casa y la familia, pues cuando los hombres llevan a pastar al ganado, pueden estar ausentes mucho tiempo, los vi caminar por lugares inhóspitos, llevando a sus animales en busca de mejores pastos, (Fig. 5). Son un pueblo ganadero seminómada,cultivan poca cosa. Se alimentan con leche de su ganado, mezclada con sangre, batida, de los mismos animales, que obtienen con un certero puntazo de flecha en su yugular. Ambas cosas se guardan en “envases” que se hacen con los cuernos de los animales, o calabazas huecas. Pude observar que las mujeres caminan grandes distancias para conseguir agua, que transportan en bidones. Las chozas están construidas con ramas entrelazadas, recubiertas de una mezcla de barro, paja y estiércol, (Fig. 6).

Con respecto a la vestimenta, ¡Qué bellos colores los de las mujeres! las mujeres tienen dos mudas, los hombres sólo una, La ropa se lava en el río o en una charca, en la que también buscarán agua y se higienizarán temprano, antes que los animales vayan a abrevar. Cuando los hombres van a lavar sus cosas, deben esperar que se sequen antes de volver a vestirse, (Fig. 7).

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Figura 5. Hombre de la tribu Maasai, llevando su rebaño a pastar.

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Figura 6. Las chozas están construidas con ramas entrelazadas, recubiertas de una mezcla de barro, paja y estiércol.

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Figura 7. Lavado de ropa y secado al aire libre.

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Las mujeres confeccionan collares y otras artesanía, la bandera de Tanzania se veía en alguna pulsera. También viven del turismo ya que las agencias les dan algo de dinero por permitir las visitas, venden las artesanías que producen, muy bonitas, a los ocasionales visitantes (Fig. 8). Siempre fueron polígamos, lo cual, junto con gran cantidad de ganado, es símbolo de riqueza, porque se supone que las mujeres son las que ordeñan, entre otras tareas, ahora, ya no se estila tanto. Sin embargo supe de un Maasai que tiene 75 mujeres, y el estado le ha proporcionado una escuela especialmente para sus hijos y nietos. También se encargan, con un grupo que se denomina Lion Guardians, de custodiar a los pocos leones que quedan, unos 20,000 en toda África, porque se dieron cuenta que es mejor cuidarlos de los cazadores que eliminarlos, aunque a veces, si un felino se acerca a un poblado, que está protegido por un cerco de ramas, y caza al ganado que quedó afuera, ellos mismos pueden llegar a matarlo. Hubo un especial agasajo antes de la cena, en la que nos prepararon, con un ritual secreto, una cabra. Y mientras se cocía en un fogón, comenzaron con cantos y danzas, ejecutadas por un grupo de varones, bastón en mano, de a uno, comenzaban a dar saltos increíbles, mientras los otros cantaban, con uno que comenzaba como con un falsete, y los demás hacían el coro con unas notas tan graves, que resonaban en mi esternón ¡Las lágrimas se agolparon en mis ojos!!! Al día siguiente, nos llevaron a una de sus aldeas, donde, además de explicarnos cómo transcurría su vida, las mujeres también nos recibieron con hermosas danzas y cantos, invitándonos luego a participar de ello ¡¡Qué hermosos momentos!! ¡Ésta era el África que quería disfrutar, además de la de la naturaleza viva y salvaje!!!

Figura 8. Venta de artesanias maasai.