Mi Columna El 29 de Marzo 2015

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Mi columna el 29 de marzo 2015 El elefante en la cristalería El salvoconducto democrático que Mario Vargas Llosa le extendió a Ollanta Humala el 2011, para que ganara la segunda vuelta electoral frente a Keiko Fujimori, podría estar llegando a su fin antes del plazo debido. Esta no es una percepción antojadiza, fruto de la actual confusa coyuntura política. Se trata de la condición día a día insostenible de la “hoja de ruta”, no solo porque una de las partes de este contrato político, representada por el gobierno de Humala, tiende a reavivar sus moldes autoritarios y debilitar sus compromisos democráticos, sino porque la otra parte, que encarna el aval de Mario Vargas Llosa, empieza a expresar su decepción de la pareja presidencial. Espiar a políticos, empresarios, periodistas, inclusive al propio Vargas Llosa, y encima carecer de una explicación creíble, de un control de daño efectivo y de una sanción ejemplar para los responsables, sumerge al gobierno de Humala en un oscurantismo que ni la renuncia de la primera ministra Ana Jara podría remediar a corto plazo. El hecho adicional de que Humala y su esposa, Nadine Heredia, se hayan negado a recibir a Lilian Tintori de López y Mitzy Capriles de Ledezma, esposas de dos líderes opositores venezolanos actualmente encarcelados por el régimen de Nicolás Maduro, ha llenado de indignación a un viejo y tenaz luchador por las libertades y la democracia como lo es Vargas Llosa. Es más: representa un gesto de desaire a la cruzada democrática latinoamericana que el Premio Nobel encabeza contra la escala represiva que vive Venezuela. No es la primera vez que el chavismo se cobra alguna deuda política o económica con el silencio prepotente de Humala. Lástima que en esta oportunidad se le pague a Maduro con una omisión inmoral y vergonzosa, por venir de donde viene: la

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El elefante en la cristalería

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Mi columna el 29 de marzo 2015El elefante en la cristalera El salvoconducto democrtico que Mario Vargas Llosa le extendi a Ollanta Humala el 2011, para que ganara la segunda vuelta electoral frente a Keiko Fujimori, podra estar llegando a su fin antes del plazo debido. Esta no es una percepcin antojadiza, fruto de la actual confusa coyuntura poltica. Se trata de la condicin da a da insostenible de la hoja de ruta, no solo porque una de las partes de este contrato poltico, representada por el gobierno de Humala, tiende a reavivar sus moldes autoritarios y debilitar sus compromisos democrticos, sino porque la otra parte, que encarna el aval de Mario Vargas Llosa, empieza a expresar su decepcin de la pareja presidencial. Espiar a polticos, empresarios, periodistas, inclusive al propio Vargas Llosa, y encima carecer de una explicacin creble, de un control de dao efectivo y de una sancin ejemplar para los responsables, sumerge al gobierno de Humala en un oscurantismo que ni la renuncia de la primera ministra Ana Jara podra remediar a corto plazo. El hecho adicional de que Humala y su esposa, Nadine Heredia, se hayan negado a recibir a Lilian Tintori de Lpez y Mitzy Capriles de Ledezma, esposas de dos lderes opositores venezolanos actualmente encarcelados por el rgimen de Nicols Maduro, ha llenado de indignacin a un viejo y tenaz luchador por las libertades y la democracia como lo es Vargas Llosa. Es ms: representa un gesto de desaire a la cruzada democrtica latinoamericana que el Premio Nobel encabeza contra la escala represiva que vive Venezuela. No es la primera vez que el chavismo se cobra alguna deuda poltica o econmica con el silencio prepotente de Humala. Lstima que en esta oportunidad se le pague a Maduro con una omisin inmoral y vergonzosa, por venir de donde viene: la Presidencia del Per. Vargas Llosa sabe sin duda que no puede pedir peras al olmo, porque conoce de qu pie cojea Humala. Al igual que muchos de los peruanos que vieron en la hoja de ruta el cors necesario para controlar el mpetu chavista del comandante, el escritor confi en que este respetara la institucionalidad democrtica ganada a pulso y el modelo econmico que nos ha deparado muchos aos de estabilidad y crecimiento. Nunca hubo la menor voluntad del humalismo por entender la democracia. Su principal voluntarismo poltico estuvo inicialmente volcado a establecer un continuismo en el poder, bajo la ilegal figura de la postulacin presidencial de la primera dama, Nadine Heredia. Y respecto del modelo econmico, el humalismo no ha sido otra cosa que el domado elefante en la cristalera, con todo el pas pendiente del suspenso de que cualquier movimiento brusco del paquidermo echara a perder veinte aos de esfuerzos sostenidos. La otra irona es que el humalismo est convencido de haberle hecho un gran favor a los peruanos cuidando la cristalera, que a la llamada gran transformacin (la otrora biblia ideolgica del presidente) le hubiera simplemente encantado hacerla aicos. Qu pensar Humala del secuestro de la democracia en Venezuela? Pensar quizs que se lo merece?Al igual que muchos de los peruanos que vieron en la hoja de ruta el cors necesario para controlar el mpetu chavista del comandante, Vargas Llosa confi en que este respetara la institucionalidad democrtica ganada a pulso y el modelo econmico.