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    MERIDEÑAS NOTABLES DEL TIEMPO

    DE LA INDEPENDENCIA

    Don Tulio Febres Corder

    Tomado de: Clave Histótica de MéridRecopilación de Obras de Don Tulio Fébres Cordero. Tomo IV. 1991

    Dignidad femenina

    Mujeres que hicieron histori

    Aunque en los Apuntes Históricos conque se inicia esta obrita y en el artícu-lo Bolívar en Mérida se mencionan al-gunas, justo es consignar también losnombres de otras mujeres meritoriasde que tenemos noticia; y al efecto, for-mamos la lista de todas ellas.

    1. Anastasia, la criada del Convento. Apesar de haberlo averiguado, no llega-mos a saber su apellido. Con el disparode un trabuco y el toque de una cajade guerra en altas horas de la noche,esta varonil mujer puso en confusión lastropas de Correa, que se hallaban en laplaza de Mérida, cuando ya se decía quelas fuerzas de Bolívar avanzaban sobre laciudad. Tal atrevimiento dio por resulta-do precipitar el abandono de la plaza porlos realistas, y la ocupación de ella por lospatriotas el 18 de abril de 1813. Dícese

    que un hijo de Anastasia, al servicio de laPatria, fue fusilado en Bogotá el año de1816. Con datos obtenidos de don JuanAntonio Rodríguez y del Convento deClarisas, escribimos en 1895 la tradiciónUn trabucazo a tiempo, que ha hechopopular a esta heroína.

    2. María Rosario Nava. Era una honra-da aplanchadora que vivía en el barriodel Espejo, la cual, queriendo que suhijo no se privase de la gloria de servir ala Patria, al saber que había sido tacha-do por inválido en el alistamiento de

    1813, vuela a la plaza, hace ver que lainvalidez es transitoria y ofrécese parallevar ella el fusil mientras sana aquel dela lujación en un brazo, que era el impe-dimento. Y efectivamente, esta madrede temple espartano, atravesando elpáramo con el Ejército Libertador, llegóhasta Timotes, donde ya hábil el hijo, leentrega el arma, lo abraza y bendice,conteniendo las lágrimas, y luego tornaa la ciudad, satisfecha de haber salvadoa su hijo del rubor del reproche, cuandose presentó como voluntario a alistarsebajo las banderas de Bolívar.

    3. Simona Corredor de Pico. En 1891,registrando papeles del archivo delRegistro Público de Mérida, nos halla-mos la escritura en que esta generosamerideña, donaba a la Patria una casaurbana, con fecha 22 de junio de 1813,ante el Escribano don Rafael Almarza y

    los testigos don Juan José Rangel y donAntonio Ignacio Aponte. Con esta noti-cia documental y otros datos que nosdieron entonces personas ancianas, for-mulamos la tradición histórica tituladaLa Casa de la Patria, a la cual remitimosal lector.

    4. Isabel Briceño de Fornez , esposa dedon Jaime Fornez, depositario de lostubos del gran órgano de la Catedraldespués del terremoto de 1812, tubosque eran de plomo y habían sido lleva-dos a Ejido. En secreta inteligencia doña

    Isabel con el canónigo Uzcátegui, burlala orden del deán Irastorza para enviar aCorrea aquel material de guerra, sustitu-yendo en los fardos los tubos con cañasde azúcar. Los tubos sirvieron despuéspara balas de los fusiles patriotas. Véasela tradición que escribimos sobre el par-ticular titulada Los Tubos del Órgano.

    5.La hermana del Canónigo-Uzcátegui. Cuatro hermanas consanguíneas tuvo elcélebre eclesiástico, a saber: María, cla-risa profesa; María Inés, cuyo estado noconocemos; Manuela, esposa de don

    José Manuel Otálora, abuelos pater-nos del general Justo Briceño; y JuanaPaula, casada con don Ignacio Quinte-ro. Tuvo también una hermana políticao sea María Rosario Dávila, esposa dedon Juan Nepomuceno Uzcátegui, her-mano carnal del Canónigo. Una de estasdistinguidas señoras, no sabemos cuál,fue la que costeó de su peculio un ca-ñón para la Patria, que llevaba escrito elnombre de la donante, rasgo patrióticoque le atrajo persecuciones, al gradode tener que ocultarse en los montes,según dice la tradición. El general Páez

    se refiere en su Autobiografía a este ca-ñón, el cual existió en Estanques hasta laguerra de la Federación, en que desapa-reció, ocultado o embarrancado por unode los bandos contendores, según noslo informaron a fines del siglo pasado.Si algún día pareciere, el propio cañón

    se encargará de revelar el nombre de lapatriota merideña.

    6. Rosalía Pacheco de Rangel. La espo-sa del épico adalid Coronel Rangel. Estamatrona tuvo la inmensa satisfacción derecibir y alojar en su casa al Libertador elaño de 1820. Fue desde los comienzos de

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    la guerra magna un paño de lágrimas nosolo para los patriotas sino también paralos realistas, pues refiérese de ella queera tanta la generosidad e hidalguía desu corazón, como mujer hospitalaria, quenunca averiguaba si el que llegaba a sucasa era amigo o enemigo de causa, sinodespués de haberlo amparado o socorri-

    do en sus necesidades. Ejemplo digno detoda alabanza.

    7. Las heroínas de Mucuchíes.  Anóni-mas, por desdicha, porque la historia norecogió a tiempo los nombres de estasvalerosas mujeres que, imitando a las za-ragozanas de 1808, tomaron parte activaen el aciago combate de 1814, cuando lasescasas tropas patriotas, que comandabaLinares, subalterno de Urdaneta, se vieron

    cercadas en aquella encumbrada villa portodo el ejército de Calzada.

    Y cuántas mujeres más, del todo olvi-dadas, que en la extensión del Estadoconsagraron a la Patria personales es-fuerzos e intereses durante el gloriosoperíodo de la Independencia. Justo esdedicar siquiera un recuerdo a estas víc-timas inocentes del olvido.

       E  n    l

      a    f

      o   t  o  :

       M  o  n  u  m  e  n   t  o  a   l  a  s   H  e  r  o   í  n  a  s .