_Mercedes Cebrián - Retóricos Anónimos (El malestar al alcance de todos)
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Ret6ricos an6nimos
La culture me paraissait une compensation
n6cessaire li6e au malheur de nos vies.
MlcHEr HouErrEBE cq, Plateforme
Para qu6 ocultarlo: soy de las personas que, cuando van a unaconferencia, siempre hacen preguntas llenas de alusiones a
pensadores franceses y alemanes en las que por fuerzaapare-
cen las palabras manique{smo y exe1esis. No s6 si os hab6is visto en
esa situaci6n alguna vez,es muy inc5modo: de repente se crea
una atm5sfera de rechazo casi irrespirable alrededor, como si
hubieran pulverizado la sala con un spray de hostilidad tras
vuestra intervenci5n, f enseguida empie zan a brotar los co-
mentarios del resto del pfblico. Yo antes era ajeno a la ojeriza
que provocaba en los otros oyentes; es m6s, verdaderamente
no o{a sus chasquidos de lengua ni sus murmullos de desapro-
baci5n. Ahora que si los escucho me afectan sobremanera,
mfs que nada porque me impiden hilar un discurso coheren-
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te. Pero al menos ya s6 que esto de las preguntas es un sintomatipico de mi adicci6n, comparable, por ejemplo, al de atesorar
m6s y m6s versiones de la tetralogia wagneriana: tengo las de
Knappertsbusch, Furtwdngler, Solti... -impecable
la de Sol-
ti, m6s alejada de la tradici5n hiperrom6nrica que la de Knap-
pertsbusch pero mucho m6s analiti ca y...-, ic5mo?, ah, si,
que siga. Disculpadme, es que cuando hablo de 6pera alema-
na pierdo la noci5n del tiempo. Decia que es un sintoma simi-lat a muchos otros que en su momento consider6 virtudes
tinicas, galones flamantes que s5lo yo lucia en la pechera yque me hacian brillar frente a un ej6rcito anodino de gente
menos condecorada.
Imagino que a muchos de vosotros os pasaba como a mi:las mujeres al principio est6n encantadas. Ellas (perdonad las
que estdis aqui, no me tach6is de reaccionario) disfrutan tan-tisimo escuchando y aprendiendo de tu saber, que a los cinco
minutos ya te hacen sentirte Mr. Higgins (ino hab6is visro M1
Fair Ladlt Ya esta en DVD, es deliciosa). y adem6s, como unotiene las manos huesudas y finas, acostumbradas a tratar con
delica dezapequefr os objetos de coleccionista, reproducciones
de beatos y c6dices o grabaciones hist5ricas de me zzosopra-
nos en vinilo, pues claro, es inevitable que las chicas se queden
prendadas de ellas, queriendo ser tambi6n disco o facsimil
para recibir caricias de esa indole.
No obstante, enseguida vienen los problemas: mi rupturacon Lola, que est6 aqui entre nosotros y que ha sido quien se
empefl5 en que vini6ramos, es buena prueba de ello. Yo le in-duje a engancharse a esto y yaos imaginar6is el tremendo de-
terioro de la calidad de vida que se produce cuando los dos
miembros de la pareja est6n metidos en el asunto. La casa era
un espacio inhabitable con pilas de libros y revistas por todas
partes, recortes de prensa mal archivados, rascacielos de dis-
cos... Ya no podiamos mds. Estuve a punto de perder mi traba-jo al hacer que me firmaran unabaja fraudulentapara ir al
Maggio Musicale de Florencia. El resto del riempo lo pasaba
en esas macrolibrerias tan daflinas consumiendo a escondidas.
Lo peor vino a partir de agosto: nos tuvimos que quedar en
Madrid por razones econ5micas y ahf entendf verdaderamen-te lo que era la nada,y sin tener que leer a Sartre: la cartelera
vacia como una nevera de piso compartido y las mismas ex-
posiciones de la primavera. Al final tuve que tr a lo primeroque pillaba: obras teatral.es de humoristas televisivos, pelicu-las de superdetectives y otras inmundicias. Todo paraobtenerun poco de satisfacci5n de baja calidad. Y a mediados de sep-
tiembre, cuando las aguas volvieron a su cauce, me meti unasobredosis que por poco no lo cuento: un marat5n de cine do-cumental po r Ia maflana, despu6s una sesi6n de videoarte,
luego un recital de lati d y finalmente, cuando estaba de nue-vo en la taquilla del cine paraentrar a la sesi5n de madrugada,
tuvieron que llamar a una ambulancia. Lamentable, iverdad?Pero, afortunadamente, toda esa vor6gine de excesos ha
quedado atr6s. Ahora,acepto la gravedad de mi problema y s6
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que he de luchar contra 6l hasta eliminarlo totalmente. Tam-
bi6n s6 que me va a costar mucho lograrlo. Por eso estoy aqui
y por esa raz6n me atrevo a presentarme ante vosotros, que
sab6is bien lo duro que es esto, y deciros que Io, Ignacio Cas-
taflo, soy adicto a la cultura.
14 de enerl. Llevo una semana yendo a terapia, tanto individual
como de grupo. El psiquiatra me ha recomendado escribir
este diario -por cierto, nunca acab6 de leer los de Pavese, se
los prest6 a no srf qui6n.-- para recordar qu6 actos y productos
consumo cada diay de esta forma ir viendo la evoluci5n del
tratamiento. Por lo pronto, al pedirle que me pusiera al dia en
las terapias mfs efectivas para tratar las adicciones y que me
diera algo de bibliografia al respecto, me hizo callar enseguida.
No es muy simpftico el Miranda ese.
Como he tenido que dejar las clases de idiomas, esta tarde,
que era cuando me tocaba ir a italiano, estaba que me subia
por las paredes. A carnbio fui a ayudar a Lola a montar las es-
tanterias de su nueva casa. Nunca lo habia hecho y confieso
que no ha sido tan terrible; me ha entretenido contar las pie-
zas por ver si faltaba alguna, mirar el plano adjunto y tratar de
ensamblar aquel armatoste, aunque he tenido que repetir el
Proceso dos veces porque al principio lo arm6 todo al rev6s. Le
he dicho a Lola que si piensa comprar mds yo le ayudo a mon-
tarlas o a colgarle percheros, que eso me harl, avartzar mucho
en la terapia. Dice que me olvide, Que iuntos no nos apafra-
mos para montar nada. Y tien e raz6n.
Miranda es de los que opinan que a un profesor titular de
Teoria Econ6mica no le hace ninguna falta aprender italiano,s5lo ingl6s y punto. Le he mostrado mi completo desacuerdo.
Sin el italiano, la lengua del goce est6tico por antonomasia, es
como si me faltara algo, como si me hubieran extirpado un,5rgano vital sin reemplazo posible. Cada cosa que me prohfbeme duele tanto como la amputaci5n de un miembro asi en
vivo, porque finalmente iqu6 soy yo sin la cultura? Eso quiere
Miranda que me pregunte, a ver si llego a dar con una res-
puesta v6lida. Dios mio, no quiero ni pensar en todas esas
obras de Petrarcay Dante que compr6 en el viaje a la Toscana
que hice el aflo pasado con Lola y que afn ni he hojeado. En
cambio ella, con lo de la mud artza, ha tirado a Ia basura todas
las guias de museos italianos. Eso si que es fuer za devoluntad.Le he hecho mucho dafro a Lola, ella no tenia nada que ver
con todo esto, s5lo mostraba cierto inter6s por el arte sacro, lageneraci5n del 27 y poco m6s, y claro, por ahi la enganch6. Le
hice entender sin palabras que cualquier 6pice de relaci5nconmigo era imposible si no se sabia al dedillo las claves del
g6tico tardio, sin ir m6s.lejos. Muchas chicas entran en esto
inducidas por nosotros, en cambio los tios parece que lo lleva-mos en la sangre. Segfn Miranda, la incidencia de la enF.rm.-dad es mucho m6s alta en varones que en mujeres, y quitarse
cuesta mucho sufrimiento y mucho, mucho dolor. Hasta de
rifrones, que llevo toda la tarde montando muebles para desa_
rrollar <habilidades psicomotrices), como nos dicen en la te_
rapia. Me voy a poner la manta el6ctrica y a dormir.
23 de abril. Estoy hiperansioso, todo me irrita. Hoy he sufridouna recafda muy fuerte tras tres largos meses sin consumirnada: he ido a una exposici5n de arre del |ap6n Meiji (me haconvencido de mala manera Marcos, uno del grupo de apoyo
que es tambi6n profesor de mi facultad) y despu6s he com_
prado una obra que ya tengo: el Libro del desasosiego de pessoa,
pero en una ediciSn bilingtie muy cuidada y con un monr6nde anotaciones, a sabiendas de que el doctor Miranda me haprohibido terminantemente las ediciones anotadas. Com_prende que suprimir de cuajo todo lo referente a la culturacrea un desequilibrio hormonal importante, comprendetambi6n que hoy es el dia del Libro y que es inevitable no caer
en la tentaci6n con tanto bombardeo publicitario, pero dice
que en lo sucesivo todas las ediciones, todas,hande ser de bol_
sillo, sin pr5logos ni notas de ningrin tipo; que el ciudadanomedio las lee asf y que estos excesos son los que m6s dafro ha_
cen. No s6 si ser6 capaz. Adem6s, por ahora solamente medeja leer libros relacionados con la economia y como muchoalgund novela gorda de las que esr6n en las listas de 6xitos
para que pueda hablar con mis conciudadanos de tri a tri, diceel memo de 61.
Y en efecto: ayer en la secretaria de la facultad me vieroncon uno de esos novelones infectos (lo llevaba forrado pero se
transparentaba el titulo) y alli estuve casi veinte minutos ro_
deado de administrativas quimicamente rubias contdndomelo guapisimo que es el autor y lo apasionante que es su obra. La
jefa de negociado, Luisa, incluso se atrevi5 a tirarme los tejos.
Me habl6 de ver juntos la peli basada en el libro, que la acaban
de estrenar. Desde luego, esa mujer no tiene nada que hacer
conmigo.
Por la tarde he pagado mi rabia con Miranda. Le he dichoque sus m6todos eran embrutecedores y que cuando saliera
de alli me iba a ir directo a una conferencia sobre el papel de
los castratti en la 6pera italiana y despu6s me iba a tragar dos pe-liculas iranies seguidas. Me ha dicho que peor para mi, que eso
era tirar por tierra todo el trabajo que habfamos hecho en es_
tos tres meses y que me preguntara a qu6 se debia ese horror va_
cui repentino y esa actitud rebelde por mi parte. No se lo he di_
cho. Me avergonzaba darme cuenta de que, gracias a sus
m6todos de curaci6n, ahora les gusto a tfas del estilo de Luisa,
que no entiende mis alusiones a Magritte cuando me pongo a
fumar en pipa ni mis bromas sobre Duchamp si pregunto porel bafro de caballeros.
Finalmente, ya un poco m6s tranquilo, me meti en unatasco para asf llegar tarde a la conferencia. Es una t6ctica quenos ensefraron en el grupo y que da resultado. Aun asi, desen_
gancharme de la cultura me est6 resultando heroico. Si al me_
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,dff
nos tuviera cerca a una mujer sofisticada a la que pudiera con_quistar con la excusa del estructuralismo. Eso me relaiarfa unmont6n; simplemente seducirla, hablarle durante un paque_te entero de tabaco sobre Barthes y Lacan y, mientras, mirarde reojo su caritaentre aburriday fascinada; verla coger apun_tes mentalmente y reparar en sus intentos fallidos de meterbazay de cambiar de tema en vano, como si fuera un insectoboca arriba, toda agobiada esperando que alguien le d6 la vuel_ta, creyendo que va a llegar el momento en que me callar6 y se
me ocurrir6 besarla. pobre ilusa. y despu6s el morbo de que_dar con ella una segunda vez y regodearme ante sus torpesavances en el tema que tocamos en la cita anterior, ver c5moen su ignorancia temeraria quiere opinar tras haber leido derefil6n El grado cerc delaescrituray alglnque otro capitulo de losEscritos. Uf, c5mo me estoy poniendo. Mejor no seguir pen_sando en estas cosas ahora que me prohiben practicarlas.
4 de may. Parezco un adolescente de barrio conflictivo: Miran-da me ha pillado trapicheando rras la reuni5n de grupo. A es_
tas alturas de la terapia ya no controlan las conversacionesque tenemos entre nosotros y por eso nos confiamos. En qu6hora: Marcos tenfa una flauta de pico barroca preciosa, de pa_losanto, y me la queria vender o canjear por algo; yo le ofreciauna primera edici6n de La tia Tula, que a 6l le vuelve loco laprosa de lJnamuno, y en el momento en que estibamos sa_
cando el material... zas, llega Miranda y nos requisa la flauta yel libro, como cuando de pequefros nos quitaban los cromosen clase.
Despu6s he tenido sesi6n individual. Miranda, que en el
fondo me aprecia, me ha aconsejado que no me junte con ma-las compafrias como Marcos. €l dic. que ya soy mayorcito(ayer cumplf cuarenta) y que juegue a ser un nifro si quiero,pero que si tengo alguna posibilidad de salir de esro es alej6n_
dome de esa clase de gente. Es cierto, Marcos ha llegado hasta
adelinquirpor culpade su adicci6n. parece salido de un cuen-to de Woody Allen que lei hace siglos en el que un hombre
paga para que unas putas le hablen de literatura. pobre Mar-cos, yo le aprecio pero veo que est6 acabado. En realidad, si noquiero terminar como 61, quien verdaderamente tiene que aca-
bar con esto ya mismo soy yo. Me estd costando tiempo, dine-ro y finalmente me acaba mermando la autoestima aunque,
de nuevo segtin Miranda, no debo pensar que mis rinicos valo-res estdn en ese terreno. Debo ser consciente de mis otras vir-tudes, que, a decir verdad, no s6 cudles son. por eso he invitadoa Lola a cenar mafrana, a ver si me cuenta c6mo ha hecho para
dejar este asunto, que ya tiene un nuevo novio la tia, un vigi-lante jurado. Le he propuesto ir a un restaurante de cocina de
autor: empezar con una ensaladita de rf cola y/oie, luego algo
de fusi5n asi6ticA y tal, pero no ha colado. eue si es un enga-
flo, que Miranda nos lo ha prohibido, que nada de gastrono_
mia, comida y punto. O sea que iremos al gallego de enfrente
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de mi casa a comer unas raciones: pulpo, oreja y cosas asf. Lola
se lo toma muy en serio, sefral de que est6 casi curada. Hemos
intentado liarnos, para recordar viejos tiempos, pero me ha
costado un poco porque hacfa siglos que no lo practicaba en
serio. Quiero decir que hablar de ello si, del sexo en la Grecia
cl6sica, dela Historia de la sexuslidad de Foucault y todo eso,
pero lo que es hacerlo, el acto en sf, me ha resultado muy raro.
Es una sensaci6n de realidad que, no s6, no me acaba de con-
vencer.
Para m6s inri, la jefa de negociado sigue persigui6ndome.
Lo riltimo que me ha propuesto es ir a bailar salsa, el paradig-
ma de la alegria facilona. Pensar que algrin dfa, cuando por finacabe la terapia, me ver6 envuelto en todo eso: en la ilusi5n de
que te inviten a un chupito nada m6s entrar, en el contoneo
tontorr6n de caderas, en la risa boba que da el pisarse sin que-
rer. No, si encima ser6 un erudito en letras de rima manida:
Carifro mio, sin ti y me siento vac{o; ay amu, eres la rosa que me da calor.
Dios, pensar que mutar6 hasta el punto de encontrar real-
mente simp6tica a toda esa gente y de lograr que su estilo de
vida no s,5lo no me rechine, sino que me resulte casi propio.
Luisa hoy me ha tocado las manos de refil6n, las tengo tan
finas y huesudas que parezco fam6lico, dice. y que un dia meva a hacer un botillo tipico de su tierra a ver si engordo unpoco. Pero eso a condici6n de que le ayude a colgar unas bal-
das en la cocina, que ella no tiene fue rzaparaatornillarlas, y a
ver si entre los dos. Otra vez con lo mismo. De qu6 me habr6
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visto cara esa mujer, yo le he dicho que soy malisimo con el
bricolaje pero bueno, ella ver6.
Hola a todos. Hoy es el fltimo dfa que acudo a la reuni6n
quincenal. Han sido seis meses muy arduos para mi, pero gra-
cias a vosotros y al doctor Miranda creo que estoy completa-
mente curado, que empiezo a salir de la caverna para llegar al
mundo de las ideas, si me disculpfis la alusi5n a Plat6n.
Habia mantenido esto en secreto y ahora quiero compartir
la noticia con vosotros: desde hace un mes tengo una nueva
pareja con la que las cosas marchan bien, no me puedo quejar.
Aqui no la he querido traer, ella no pertenece a este mundo
tan s6rdido y no veo por qu6 ha de pasar un mal trago inne-
cesario. Se llama Luisa y la conoci en la facultad. No, no es una
alumna, qu6 os pensabais. Por supuesto que lo pasamos bien
juntos y claro que la dejo hablar a ella: me cuenta cosas de sus
cufrados, de sus compafreras de clase de aerobic y de su perro
Bimbo (un cocker graciosisimo, creo que tengo por aqui una
foto donde salen los dos, mirad, mirad).
Los fines de semana solemos ir a la sierra a pasear y a hacer
chuletas con otras parejas -qu6,
no os lo esperabais, ieh?- yahora que ya empieza a hacer bueno nos damos un chapuz6n
en el pantano y echamos alli la tarde. El otro domingo se
refan de miporque resbal6 en la orilla y, adem6s de torcerme
el tobillo, menudo cardenal me hice en pleno culo. Esos te-
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rrenos pantanosos son malisimos, no sabes d5nde pisas y a
nada que te descuides est6s en el suelo. Otras veces alquilamos
un vfdeo ----en versi6n doblada, tranquilos- algo entreteni-do: una comedia americana o espafrola, aunque Luisa, que es
quien elige, las ha visro casi todas. Despu6s, por la noche...
bueno, no os voy a dar muchos detalles, pero os adelanto que
me tiene asustado. Esa mujer es una fiera.
El mes que viene nos iremos de vacaciones al norte, a unparque natural que hay por lazona.Yo estoy af n un poco in-deciso, tengo este tobillo d6bil por lo del otro dfa y no s6... es
que cuando te adentras en un sitio con tanta vegetaci6n,
como no lleves una brfjula te desorientas r6pido. Lo bueno es
que cerca hay un conjunto de iglesias romdnicas en muy buenestado. Me ha dicho el doctor Miranda que vaya sin miedo,
que un par de iglesitas al afro visitadas con moderaci6n no ha-
cen mal a nadie, iverdad, doctor?Y por eso antes de venir aquf
he comprado este libro de iconografia del rom6nico cintabroy este otro tan famoso de Duby, que es esencial para entender
la sociedad y el arte del medievo. Luisa se ha empeflado y los
quiere leer a toda costa.
DeI poder y sus limites
I
S5lo nos falta controlar la miel.
Nuestros intentos vanos de reproducirlaa trav6s de melaza o caramelo liquidono le llegan ni a la suela de los zapatos,
caso de que la miel lleve zapatos
(le auguro mocasines, un calzado
muy c6modo para salir corriendo
ante la desmesura de la avaricia humana).
Alegria entomol6gica, jfbilo negriamarillo de rayas paralelas,Los humanos no pueden no pueden emularnos
extranjera miel, lejana su receta
Con lo ficil que es, la hacemos con la boca
nos falta preguntarnos sobre el uso ilegftimode la nuestra, tanto marfil mojado obviando lo importante.
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