MENSAJE DE JESÚS

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MENSAJE DE JESÚS - REINO DE DIOS 381-01 El Proyecto de Jesús 381-02 Jesús predica un sentido absoluto para nuestro mundo 381-03 Reflexiones sobre el mensaje de Jesús 381-04 Dios es gracia y amor 381-05 La Cruz en el camino de la felicidad - El trance "crucial" de la bienaventuranza 381-06 Felicidad - Textos 381-07 Jesús es la imagen viva del Amor del Padre 381-08 El Mensaje de Jesús 382-01 Originalidad del judeo-cristianismo y su misión 382-02 La «Filosofía de la vida» de Jesús de Nazaret 382-03 Amor «Versus» Ley - Novedad mesiánica de Jesús 382-04 Las Bienaventuranzas 382-05 Jesús ante el dinero. "No podéis servir a dos señores" 382-06 La Cruz en el camino de la Felicidad. El trance "crucial" de la bienaventuranza

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  • MENSAJE DE JESS - REINO DE DIOS

    381-01 El Proyecto de Jess

    381-02 Jess predica un sentido absoluto para nuestro mundo

    381-03 Reflexiones sobre el mensaje de Jess

    381-04 Dios es gracia y amor

    381-05 La Cruz en el camino de la felicidad - El trance "crucial" de la bienaventuranza

    381-06 Felicidad - Textos

    381-07 Jess es la imagen viva del Amor del Padre

    381-08 El Mensaje de Jess

    382-01 Originalidad del judeo-cristianismo y su misin

    382-02 La Filosofa de la vida de Jess de Nazaret

    382-03 Amor Versus Ley - Novedad mesinica de Jess

    382-04 Las Bienaventuranzas

    382-05 Jess ante el dinero. "No podis servir a dos seores"

    382-06 La Cruz en el camino de la Felicidad. El trance "crucial" de la bienaventuranza

  • 382-07 Que son y qu no son las Bienaventuranzas

    382-08 Aprender de las bienaventuranzas - Por Pbro. Dr. Enrique Cases

    382-09 Catecismo de la Iglesia Catlica - Las Bienaventuranzas

    382-10 Las bienaventuranzas - Por Pbro. Dr. Enrique Cases

    383-01 El Reino de Dios como fermento subversivo

    383-02 Ha llegado el Reino de Dios

    383-03 Presente y futuro del Reino de Dios

    383-04 El Reino de Dios y nuestra historia

    383-05 El anuncio del reinado de Jess, el Mesas

    383-06 El sermn de la montaa - P. Pedro Herrasti S. M.

    384-01 El Reino de Dios: Dios en la Historia - El sentido de la Historia - Los derechos de Dios

    384-02 Buscad el Reino de Dios - Jos Antonio Pagola Elorza

    385-01 El reino de Dios: la utopa de la liberacin absoluta y sus anticipaciones histricas

    385-02 Carcter escatolgico del Reino de Dios

    385-03 La opcin de los pobres como clave hermenutica para entender el Evangelio

  • 385-04 El Reino predicado por Jess: profeca incumplida o promesa por realizar?

    386-01 Creer como Jess: la espiritualidad del Reino

    386-02 Reino de Dios - Textos

    387-01 Jesucristo: Catequesis cristolgicas

    388-01 Jess - Oracin

    388-02 La oracin, centro y clave de la vida de Jess

    389-01 Cultura contempornea y Jesucristo

    389-02 Estado actual de la investigacin histrica sobre Jess

    389-10 Cristologa: Estudio teolgico

    389-11 Elementos de una cristologa en lenguaje secular

    389-50 Textos sobre Jess

  • 389-51 Testimonios sobre Jess, provenientes de fuera del crculo de creyentes

  • EL PROYECTO DE JESS

    1. J/PROYECTO:J/RD:

    Qu quera? El proyecto de Jess

    DESCRIPCIN

    Para describir lo que quera Jess hay que apoyarse a la vez en sus palabras y en sus actitudes, en aquello por lo que opt y en lo que rechaz. En este punto, ms que en los dems, las primeras comunidades han retenido, subrayado y coloreado

    segn sus necesidades, lo que ellas captaban del proyecto de Jess: tendremos que mantenernos atentos a esta observacin.

    -Reunir a todos los hombres en el movimiento del Reino Jess toma los medios

    ms adecuados para reunir al mayor nmero posible de personas en el movimiento del Reino: proclama por todas partes la Buena Noticia 1, se dirige a las multitudes y no a un grupo de iniciados 2, quiere incidir en todas las categoras de su poca; nadie queda excluido de su llamada a reunirse; ms an, El mismo se desplaza para llegar hasta los ms maltratados, los que sufren bajo el peso de la vida o de sus pecados 3 y para lograr que tambin ellos entren en la reunin; dirige su invitacin a los individuos que encuentra, pero tambin a las ciudades y pueblos tomados en conjunto y se extraa de su respuesta negativa 4. Manifiesta, sin embargo, una paciencia a toda prueba y alienta a sus discpulos para que hagan lo mismo cuando les cuenta, por ejemplo la parbola del trigo y la cizaa 5 o la de la higuera estril 6: antes de pronunciar un juicio definitivo hay que tener

    una enorme paciencia.

    Siempre con un mismo anhelo: expresarse de manera que todos puedan comprender; por eso las parbolas estn sacadas, todas ellas, de la vida cotidiana. Habla tambin por sus actos: curaciones y perdn

    hacen libre a la gente para que puedan unirse al Reino. La invitacin

    est lanzada a todos los vientos, no se pueden diferir las decisiones para maana: palabras incisivas, actos provocadores, todo incita a

    tomar partido ahora mismo. Esperando no se sabe a qu, en vez de decidirse, se corre el peligro de quedar fuera de la gran asamblea, fuera de la vida nueva ofrecida a todos.

    Por lo dems, este Reino es algo hecho de antemano: no es un lugar

    en el que estar, ni una recompensa que se puede ganar. Jess rehsa ser rey a la manera de los hombres 7; desconfa cuando se pretende dar al Reino contornos demasiado precisos en el espacio y en el tiempo 8: su Reino no es de este mundo 9. Jess subraya la idea de que el Reino es una realidad que hay que acoger; y a partir de ese momento un nuevo universo podr construirse, pero habr que romper con muchos egosmos y superar muchos obstculos para realizarlo. Por eso

    Jess tiene conciencia de que su mensaje de unidad no traer necesariamente la paz 10.

  • -Iniciar los ltimos tiempos de la humanidad J/ULTIMOS-TIEMPOS Al incitar a reunirse en el Reino, Jess declara que con El se inaugura un perodo nuevo de la humanidad: los ltimos tiempos. Los testigos entendieron estas palabras como el anuncio de un final muy cercano:

    esperaban el advenimiento del mundo nuevo en aquella misma generacin o en la siguiente 11, pero de hecho no sucedi como lo

    esperaban. Que pasaba? Aparte de algunas alusiones poco claras durante la vida de Jess,

    los Evangelios colocan estos anuncios en los ltimos das de la vida de

    Jess, en la poca de sus ms vivas discusiones con sus enemigos; se presentan, pues, como palabras de esperanza dirigidas a los discpulos 12. Evocan un cataclismo que afectar a todo el universo y que traer

    consigo el establecimiento definitivo del Reino y la vuelta de Cristo triunfante entre los suyos. Estos anuncios requieren en el lector un

    particular esfuerzo de comprensin: tras las palabras hay un mensaje

    ms profundo 13 que hay que descubrir. MUNDO/FIN:FIN-MUNDO El sol y la luna se oscurecern, las estrellas caern, terremotos, guerras, hambres desolarn la tierra: es una manera habitual de expresarse en el pueblo judo de aquella poca para manifestar su convencimiento de que Dios interviene en el mundo y que Dios es tan grande que su intervencin provoca necesariamente un trastorno universal. Muchos libros intentan describirlo. Jess no hace ms que usar las imgenes

    usuales entre las gentes cuando quieren decir que Dios les va a visitar y a traer la renovacin total; y que esto suceder con toda certeza. Toda la historia de los hombres puede entenderse a esta luz. Cuando todo quede transformado se ver claramente quin es la fuente de tal

    renovacin: Cristo volver habiendo reunido todo en torno a s. Por extraas que hoy nos puedan parecer estas predicciones,

    esclarecen diversos aspectos de lo que pretenda Cristo. En primer lugar, aparece claro que Jess no propone a cada hombre como final un cielo como un lugar que cada uno alcanza individualmente tras su

    muerte. Su perspectiva es distinta: es, en primera instancia, colectiva, orientada a la construccin del universo nuevo de Dios en el que todos

    podrn, por fin, alcanzar su desarrollo integral, los unos mediante los otros. Existe ya la posibilidad de trabajar en esa direccin porque el Espritu de Dios ha penetrado el mundo de los hombres. Desde ahora

    se puede y se debe adoptar los nuevos modos de vivir propios del Reino. RD/IDENTIFICACION: En ese trabajo, el Reino est como en germen y jams se le puede identificar con una determinada realizacin humana: est ms all de nuestros ms bellos proyectos: aun stos tienen siempre necesidad de salvacin. Y la historia nos lo demuestra hasta la evidencia: cuntos crmenes cometidos en nombre de los ms bellos ideales! Finalmente, estos textos nos dicen que la victoria de toda la humanidad es segura, tanto a nivel de cada hombre como a nivel del universo en su conjunto. La muerte puede inducir a pensar

  • momentneamente que la victoria es del mal; pero de hecho, si se la vive como lo hizo Jess, es la ocasin de manifestar la plena confianza en el Padre que es fiel y que conoce los caminos que nos llevarn a todos a una vida nueva.

    J/VENIDA/PARUSIA PARUSIA/VENIDA-J: Los primeros testigos captaron esta perspectiva con una mentalidad fixista: para ellos las

    realidades del mundo eran inmutables. Para que se diera una transformacin era necesario que se produjera un cataclismo radical

    que hiciera explotar a todo el conjunto: y as lo describen. La

    destruccin de Jerusaln el ao 70, tras la insurreccin de los judos, fue para algunos la seal de que aquello estaba ya prximo, para otros la seal fue la persecucin que empezaron a sufrir los cristianos.

    Hoy tenemos otra mentalidad: y necesariamente el proyecto de Cristo se nos presenta de un modo diferente. Hoy, y cada vez ms, sabemos

    que los hombres pueden construir su destino; sabemos que todo tiene

    una causa y que podemos actuar sobre esas causas. Certezas cientficas y tcnicas nos dan la seguridad de que podemos transformar este mundo. La vuelta de Cristo no se nos presenta como algo que hay que esperar pasivamente, sino como la meta a la que se orienta el trabajo por la construccin de una humanidad nueva. Construiremos el Cuerpo de Cristo, anhelaremos su retorno trabajando cada da en el alumbramiento del universo nuevo de Dios.

    -Organizar el nuevo pueblo de Dios RD/I:I/RD: Jess quiso desde el comienzo organizar en una comunidad viva a quienes se quisieran poner al servicio de este gran proyecto: no se

    conform simplemente con que ste o aqul le siguieran individualmente; l mismo eligi discpulos y les invit a seguirle. Lucas

    cuenta cmo les lanz esta llamada tras una pesca sobreabundante 14: Jess les haba facilitado aquella pesca extraordinaria y les propuso seguir aquel trabajo, pero con hombres y no con peces: reunir a los

    hombres en el movimiento del Reino ser una pesca mucho ms interesante y abundante. Entonces empieza a formarles para la accin,

    confindoles tareas muy concretas: proclamar la Buena Noticia en otros pueblos y ciudades, curar y hacer retroceder al espritu del mal 15; en una palabra: extender su propia accin 16. Al comienzo Jess les enva

    nada ms a los judos 7, pero despus de la resurreccin les abre la perspectiva de una misin universal: id, ensead a todas las naciones... 18. Entre todos ellos distingue a los Doce: sern los cimientos del nuevo pueblo de Dios 19: su papel ser el de conducirle como lo haca El mismo, es decir, siendo los servidores de todos 20. Jess dedica tiempo a darles explicaciones; vive comunitariamente con ellos y se sirve de los pequeos acontecimientos cotidianos para formarles en ese espritu de servicio. Cambia a Simn el nombre y le da el papel de roca 21: deber ser cimiento slido y firme para sus hermanos 22, ser la piedra sobre la que se asiente su Iglesia que reunir a

  • quienes respondan a la invitacin misionera del Reino. En la ltima cena que tomaron juntos, despus de darles a compartir el pan y el vino, su Cuerpo y su Sangre, les manda hacer aquello en memoria suya 23. Ciertamente quera que renovaran aquellos gestos y

    aquellas palabras, pero sobre todo que renovaran lo que significaban: dad tambin vosotros vuestro cuerpo, verted vuestra sangre, no

    escatimis vuestro sufrimiento por la vida del mundo 24. Con todos sus gestos, con todas sus palabras, Jess pone los

    fundamentos de un pueblo nuevo, con elementos de organizacin y

    seales de identificacin. Pero aquella comunidad no tom verdadera consistencia hasta el da en que los discpulos experimentaron que el Espritu de Jess habitaba en ellos: haban recibido el aliento, la fuerza

    y el fuego de los que viva Jess. Sumergidos en este Espritu, renovados desde el interior, fueron entrando cada vez ms a fondo en

    el proyecto de Jess: y consagraron toda su existencia a comunicar y

    llevar a todos la buena Noticia. Saban que todo haba quedado en sus manos. Todava hoy este impulso hacia el Reino es lo nico que puede sostener a la Iglesia. PARA SEGUIR REFLEXIONANDO Jess fue juzgado y condenado a muerte: durante su proceso se le acus de muchas cosas: quera ser el Mesas, el rey de los judos?

    Fue el motivo de la condena de Pilato, que mand se pusiera en la cruz: Jess de Nazaret, el rey de los judos 25. Quera Jess presentarse como el Hijo de Dios? La respuesta que El mismo dio a esta pregunta encoleriz al tribunal judo y le encamin a la muerte 26.

    Quera destruir el templo como manifestaron algunos testigos poco dignos de crdito? 27. Vamos a intentar responder a estas cuestiones y

    as podremos conocer mejor el proyecto de Jess. -El salvador supremo?

    Quera que le reconocieran como el Mesas, como el rey de los judos? Es decir, quera identificarse con la esperanza de un

    Mesas-Rey que venciera a los romanos invasores y formara un reino judo? 28; en el mejor de los casos los dems pueblos seran invitados a integrarse en l, si adoptaban las prcticas judas.

    Cuando anuncia la absoluta proximidad del Reino de Dios, Jess se expone al peligro de que se le entienda en esa clave: ajusta su paso a la esperanza inquieta de todo el pueblo. Pero lo hace de un modo extrao: en primer lugar, no se afirma claramente como el Mesas: cuando alguien lo proclama ante El, le exige silencio 29; jams da alas al nacionalismo judo; trata, por el contrario, con gentes sospechosas como los samaritanos 30; reclama amor para los enemigos 31. Adems, en vez de apoyarse en las fuerzas sanas de la nacin, en los que han dado pruebas de su fidelidad a la causa de Dios como los fariseos, los zelotas y otros grupos fervorosos, va en busca de los ignorantes, de los pecadores32, de gentes en connivencia con los ocupadores 33;

  • curiosos mtodos, en verdad, para instaurar el Reino puro y exigente en que se soaba! RD/QUE-ES: Jess muestra con claridad que se trata de otra cosa: reducir su Reino a la dimensin poltica, a un pueblo, a una categora

    de personas, es lo contrario de lo que El quiere. Quiere un mundo en el que Dios con toda su potencia de vida y amor, pueda hacerse cercano

    a todos; pretende que una sangre nueva riegue toda la realidad entera para darla nueva vida 34. El Reino de Dios es Dios hecho vida de los

    hombres; es el punto final a un mundo insensato: los oprimidos

    liberados 35, los pecadores perdonados 36, el sufrimiento eliminado 37, se acab la muerte 38, ya slo queda una permanente resurreccin, nuevas relaciones entre los hombres, se acabaron los

    primeros y los ltimos 39, los amos y los esclavos 40, slo compartir, hacer fiesta, tener una alegra exultante 41. Jess quiere lograr que

    todos estn disponibles para acoger esta novedad del Reino 42. El

    Reino de Dios, lejos de ser dimisin de la necesidad de crear un pueblo humano, dejndolo todo en manos de un Mesias-Rey, justo y bueno del que se pueda esperar todo, es una llamada a construirle, llamada dirigida a cada persona, a cada grupo humano, a cada ciudad. Que ante el amor del Padre que se muestra tan cercano, cada cual invente un s portador de un amor que le renueve por completo, a l y al mundo del que cada uno es responsable.

    -Hijo de Dios? J/HIJO-DE-D Quera que se le reconociera como Hijo de Dios? Muchos en aquella poca pretendan que este ttulo correspondiera slo al Emperador de Roma. La mayor parte de las

    veces consista nada ms en que el tal emperador impona su voluntad sin explicaciones, exiga seales de respeto, de veneracin y adoracin

    verdaderamente humillantes. A eso se aadan, por supuesto, buenas ofrendas y regalos de todo tipo, plata, oro. La llegada de este Hijo de Dios sealaba, se deca, el comienzo de una edad de oro, cosa que

    era muy verdadera sobre todo para l, claro est. Estos modos de proceder eran insoportables para la mentalidad

    juda: para ellos Dios era el Totalmente-Otro: nadie poda arrogarse su representacin 43. Jess, perdonando los pecados 44, estableciendo reglas distintas a las de la Ley de Moiss 45, se mete en el terreno

    reservado a Dios. Sin embargo, no se vislumbra en El seal alguna de explotacin y de dominio 46: reconocer que Jess es Dios no consiste en curvarse bajo la ley, sino en acoger el poder divino para renovar, para ponerse en pie y vivir en plenitud 47. En Jess muere la imagen de un Dios cuyo poder consistira en aplastar al hombre. Jess nos da a conocer a un Dios, amigo de los hombres, que goza viendo liberarse a la humanidad 48 y que pone a disposicin de todos su Espritu para que puedan desarrollarse plenamente y puedan convertirse, tambin ellos, en hijos de Dios. Dios no necesita esclavos que estn de rodillas ante El, Dios quiere encontrar ante El personas con las que pueda entablar un dilogo de amor. Para Jess ser Hijo de Dios no es cubrirse

  • de privilegios, sino trabajar por animar a todos a convertirse, con El, en hijos de Dios. -Destruir o construir?

    Quera, en fin, destruir el templo 49 y todo lo que significaba? Algunos testigos levantaron su voz en el proceso de Jess, para

    manifestar esta acusacin: sabiendo lo que representaba el templo como poder econmico, poltico y religioso, no nos puede extraar que

    la gente espigara cuidadosamente las palabras y actitudes de Jess

    referentes al tema. Cuando Jess arroj a los mercaderes del templo proclam que se convertira en casa de oracin para todas las naciones, dijo algunas

    palabras ambiguas: El poda reconstruir en tres das aquel templo, y daba con ello argumentos a sus adversarios. Pero la cuestin era otra

    bien distinta: para El destruir o reformar el orden antiguo no significaba

    nada. El vena a crear novedad 50. Por eso desde el comienzo establece las bases de una nueva manera de reunirse; cuando escoge a sus discpulos, no asume nada de la antigua estructura religiosa: entre los Doce no hay sacerdotes, todos son gente comn y corriente 51. No son hombres del culto, sino enviados en misin y llamados a dar su vida 52. Son los cimientos de una comunidad fundada sobre la llamada permanente de Dios y sobre

    la libre respuesta de cada uno. Ni ellos ni la comunidad nueva tienen privilegios que reclamar: ellos y ella estn al servicio del Reino, como Cristo que lava los pies a los suyos como un esclavo 53. Su papel ser el de preparar a toda la humanidad para que sea capaz de recibir la

    renovacin. Se pasaba de una comunidad formada por la pertenencia social, y vuelta sobre su pasado, los hijos de Abrahn, a una

    comunidad abierta, de libre eleccin y vuelta hacia el mundo entero y hacia el futuro del Reino 54.

    Revelar a Alguien J/REVELADOR-DE-D Qu resultados quera obtener Jess? No es fcil responder, pues Jess no se expres

    claramente sobre esta cuestin. Pero eso mismo nos da ya una pista. Jess no vino a darnos un catlogo de respuestas prefabricadas. Al contrario: en la narracin de las tentaciones vemos que rechaza la

    imagen de un Dios que dispensa al hombre de buscar, de crear y de vivir. Todo en El es llamada a la responsabilidad, a la creatividad colectiva y a la liberacin. Jess quiere que los hombres vivan con mayor plenitud; quiere que el mundo sea ms humano. Para ello nos sita ante su Padre; nos ensea que el secreto de este mundo est en una Persona, en un Amor 55. Toda esta masa de tomos, estas constelaciones innumerables, estas especies infinitas de animales y de plantas, estos miles de millones de rostros humanos que ya vivieron o vivirn, todo esto no tiene ms que una explicacin: el Amor; quien se adhiera libre y voluntariamente a ese Amor encontrar la alegra perfecta 56. El

  • proyecto de Cristo es poner a cada hombre, a cada grupo humano, a cada generacin, en presencia de este Padre de forma que juntos puedan inventar un Mundo Nuevo. Cuando los hombres colectiva y libremente, digan s a este Amor, la creacin entera estallar de alegra

    57. Para acelerar esta reconciliacin que transformar las gentes y las cosas, Jess anuncia el Reino y simultneamente funda la comunidad

    de los convocados: tal es el sentido de la palabra Iglesia: convocados y enviados en misin de reconciliacin universal 58.

    Con las palabras y a travs de las realidades de su tiempo, Jess

    levanta el velo del plan de Dios. Las primeras comunidades fueron profundizando su mensaje: encontramos las huellas en los Evangelios. Sobre todo Pablo y sus compaeros se esforzaron en comprender el

    proyecto que Jess quiso revelarnos: sus cartas testimonian sus profundas reflexiones al respecto. Tambin hoy los hombres estamos

    invitados a profundizar en el plan de Dios en funcin de las realidades

    actuales invitados a crear colectivamente las condiciones precisas para su realizacin, invitados a vivir, ya ahora, de la esperanza de su xito. ALGUNOS PUNTOS CONCRETOS Socialismo y Evangelio EV/SOCIALISMO SOCIALISMO/EV: Los trabajadores se enfrentan hoy con nuevas cuestiones; la clase obrera ha ido forjando poco a poco su concepcin de la sociedad; la

    denomina socialismo, nombre que engloba datos comunes y diferentes segn las diversas corrientes del movimiento obrero. Supuesto esto, los creyentes se preguntan con todo derecho, si existen lazos de unin entre ese proyecto de sociedad y la esperanza admirable del Reino.

    SOCIEDAD-CRA/EV POLITICA/EV Para evitar simplificaciones hemos de comenzar

    afirmando que los Evangelios no pueden pronunciarse acerca de una cosmovisin elaborada dos mil aos ms tarde. Es una ingenuidad querer deducir el socialismo de lo que nos transmiten los Evangelios, o

    si no, una tentativa recuperacionista. Son varios los textos de obreros creyentes, organizados en movimientos, que toman claramente postura

    acerca de este punto. Presentar un proyecto de organizacin de la sociedad como la puesta en prctica del Evangelio es un bloqueo poltico-religioso que nosotros rechazamos 59.

    La fe no nos dice nada sobre la sociedad que hemos de construir, ni sobre el modo de llegar a ella. La fe no se puede poner al nivel de una ideologa; no existe un proyecto de sociedad cristiana 60. Existe la tentacin de querer poner a Dios de nuestra parte; la fe va ms all de nuestros proyectos humanos 61. En este mismo sentido, los trabajadores cristianos no quieren enuclear proyectos socialistas propios. En las organizaciones del movimiento obrero elaboran con los dems trabajadores su concepcin de la sociedad y los medios que hay que poner en prctica para llegar a ella. Cuando se renen como cristianos no es para reintroducir en aquellos proyectos principios cristianos, sino para descubrir los signos

  • de Dios: Nosotros no aadimos nada a lo que viven los trabajadores, no hacemos ms que leer las seales de Quien nos precede en medio de ellos; no hacemos ms que descubrir su iniciativa a la luz de la Palabra de Dios 62.

    Liberados de las pistas falsas, pueden ya situarse ante algunas convicciones positivas: Dios se manifiesta en los asuntos de los

    hombres, en todos ellos recordemos que es ah donde debemos encontrarle 63. Esta bsqueda es un deber y una exigencia para todo

    creyente; no hay que extraarse de que en sus esfuerzos por crear

    una sociedad socialista, los hombres y la mujeres de la clase obrera anden a tientas en su experiencia de encuentro con el Seor 64. Constatamos algunas consonancias entre los esfuerzos de liberacin

    de la clase obrera y la Buena Noticia que Dios nos revela y a la que damos nuestra cordial adhesin 65.

    Todos esos esfuerzos no son solamente ocasin de un

    descubrimiento de Dios vivo, sino que construyen algo del Reino de Dios: Creemos que al interior del dinamismo liberador de la accin obrera, los trabajadores estn en marcha hacia la Iglesia y construyen el Reino 66. La accin que se realiza por la participacin activa de los trabajadores, les ayuda a entrar en el plan de Salvacin de Dios 67. Mediante esa accin, efectivamente, los trabajadores caminan hacia

    su liberacin y se transforman en un pueblo 68. A travs de esa empresa colectiva que intenta el nacimiento de una sociedad nueva, estamos seguros de que se viven ya algunos elementos importantes del proyecto del Reino. Porque estamos llamados a cambiar el mundo

    de forma que se haga conforme a la alianza que Dios ha propuesto a la humanidad 69. Cuando se trabaja por un universo nuevo, cuando no

    se est satisfecho con el orden social existente, no es verdad que se est en el camino de aquella gran reconciliacin que no podr lograrse sin que cambie el mundo?

    Sin embargo, la propuesta de Dios no se agota con la puesta en existencia de una sociedad socialista. En primer lugar, porque

    sabemos que los resultados que obtenemos mediante nuestra lucha son limitados. No hay revolucin, no hay sistema econmico, poltico o social que pueda resolver el misterio de la muerte 70.

    La Biblia lanza un constante desafo al statu quo, porque invita a los creyentes -aunque estn, y deben estarlo, plenamente comprometidos en la construccin del mundo- a poner en tela de juicio cualquier tipo de sistema... La esperanza no deja de cuestionar a nuestras realizaciones, porque se fundamenta en una promesa que supera los lmites de nuestros proyectos humanos 71. Cuando constatamos que el socialismo es una construccin humana, cuando rehusamos hacer de l una palabra mgica, no nos desolidarizamos, sino que es nuestra ocasin de tomarlo ms en serio para mejorar continuamente los anlisis de situacin y sus perspectivas de realizacin. Constatamos que los Evangelios nos invitan a la iniciativa: este

  • dinamismo, aunque no entre en concurrencia con el compromiso en la realidad humana, ha de tener sus propias manifestaciones. Los motivos humanos que impulsan a los jvenes trabajadores comprometidos en la lucha, adquieren una riqueza suplementaria

    cuando esos jvenes saben que el amor al prjimo que comparten en la lucha se identifica con el amor de Dios 72. Hacer posible que los

    jvenes trabajadores descubran al Dios vivo, para que su vida quede iluminada por El, requiere inventiva y trabajo de bsqueda. Nos sera

    lcito guardar para nosotros solos la gran noticia del amor de Dios y de la

    Salvacin en Jesucristo? 73. Estoy seguro de encontrar a Dios en el fondo de las reivindicaciones de justicia absoluta, aun cuando se crean materialistas y ateas. Los verdaderos creyentes son

    los obreros que quieren abolir la explotacin del hombre por el hombre, y adems el odio de unos hombres a otros, de una raza a otra, de una nacin a otra, todos

    los odios, y quieren crear una sociedad que todava no existe... Algo saldr de esta

    pasin de la humanidad, que ser ms grande que la misma humanidad y en la ardiente nube de la humanidad relampaguear la luz divina 74. 1. Mc 1,36-39; 3,7-8. 30. Jn 4,1-42. 2. Mc 2,7-10; 3,21. 31. Mt 5,44-45. 3. Mt 11,28-30. 32. Lc 19,1-10. 4. Lc 10,13-16; Mt 23,37-39. 33. Mt 9,9-13.

    5. Mt 13,24-30. 34. Mt 26,28. 6. Lc 13,6-9. 35. Lc 4,18-19. 7. Jn 6,15. 36. Jn 81-10. 8. Lc 17,22-37. 37. Jn 5,9.

    9. Jn 18,36. 38. Mc 5,39-42. 10. Lc 12,51. 39. Lc 13,30; Lc 14,7-11

    11. Mc 13,30-31. 40. Mt 23,8. 12. Mc 13; Lc 21; Mt 24,141. 41. Mt 22,2. 13. Mc 13,14. 42. Lc 13,10-17.

    14. Lc 5,1-11. 43. Jn 5,18. 15. Mc 6,12-13. 44. Mc 2,7.

    16. Lc 9,14. 45. Mt 5,21. 17. Mt 10,5-6. 46. Jn 13,13. 18. Mt 28,18-20. 47. Jn 10,10.

    19. Mc 3,16. 48. Lc 10,17-22. 20. Mc 10,42. 49. Jn 2,18-22. 21. Mt 16,18. 50. Mc 2,20-22. 22. Lc 22,32. 51. Hech 4,13-14. 23. Lc 22,19. 52. Jn 15,16-20. 24. Jn 1315. 53. Jn 13,15. 25. Jn 1819. 54. Mt 8,10-12. 26. Mt 26,63-64. 55. Jn 17,1. 27. Mt 26,61-62. 56. Jn 15,15-17. 28. Le 24,21; Mt 20,21; Hech 1,6. 57. Jn 16,20-23. 29. Mc 3,11-12. 58. Colosenses 1,20-21.

  • ................... ....................... 59. Testimonio ACO, n. 251, nov. 1976. 60. Orientaciones del 52 Congreso Nacional Joc-nov. 1976.

    61. Orientaciones del 47 Consejo Nacional Joc-julio 1972. 62. Orientaciones ACO, mayo 1974.

    63. Orientacin Moral ACO-mayo 1974. 64. Ibidem.

    65. Orientaciones ACO, mayo 1974.

    66. Orientaciones Jocf, julio 1972. 67. Chercheurs de Dieu, p. 38. 68. Ibidem, pg. 96.

    69. Orientaciones ACO, mayo 1974. 70. Orientaciones Joc-noviembre 1976.

    71. Ibidem.

    72. Ibidem. 73. Chercheurs de Dieu, p. 77.

    ALAIN PATIN LA AVENTURA DE JESUS DE NAZARET COLECCION ALCANCE, 7. SAL TERRAE

    SANTANDER-1979 .Pgs. 109-125

    JESS PREDICA UN SENTIDO ABSOLUTO PARA NUESTRO

    MUNDO

    MUNDO/SENTIDO: Cristo no comenz predicndose a s mismo. Ni se anunci como Hijo de Dios, Mesas y Dios. Los ttulos que le atribuyen son, en su gran mayora, expresiones de fe de la comunidad

    primitiva. La resurreccin de Jess constituye para ella el gran cambio: slo ahora comprende profundamente quin era Jess y lo que l significaba para toda la historia de la salvacin. En esa atmsfera

    fueron descifrando el secreto ltimo del predicador y taumaturgo de

    Nazaret (Hch 2,22-23), atribuyndole ttulos de excelencia, desde el Santo y el Justo (Hch 3,14) o Siervo de Dios (Hch 4,27) hasta Hijo de

    Dios, Mesas y, por fin, Dios mismo. Lo que estaba latente e implcito

    en las palabras, en los signos y en las actitudes del Jess histrico se hace ahora, despus de la resurreccin, patente y explcito. Los ttulos que la fe le atribuye expresan exactamente quin era Jess desde su nacimiento hasta su cruz: el esperado por las naciones, el salvador del mundo, el Hijo de Dios, Dios mismo hecho condicin humana. Cristo no comenz predicndose a s mismo, sino el reino de Dios. Qu significa ese reino de Dios que constituye indiscutiblemente el centro de su mensaje? Para los oyente de Jess significaba otra cosa muy diferente que para los odos del fiel moderno, para quien el reino de Dios es la otra vida, el cielo, lo que viene despus de la muerte.

  • Reino de Dios -que se repite ciento veintids veces en los evangelios y noventa en boca de Jess- significaba para sus oyentes la realizacin de una esperanza para el mundo, la superacin de todas las alienaciones humanas, la destruccin de todo el mal, ya fsico o moral,

    del pecado, del odio, de la desunin, del dolor y de la muerte. Reino de Dios sera la manifestacin de la soberana y del seoro de Dios

    sobre este mundo siniestro, dominado por las fuerzas satnicas en lucha contra las fuerzas del bien, y la afirmacin de que Dios es el

    sentido ltimo de este mundo; l intervendr en breve y sanar en sus

    fundamentos toda la creacin, instaurando el nuevo cielo y la nueva tierra. Esa utopa, ansiada por todos los pueblos, es el objeto de la predicacin de Jess. El promete que, de ahora en adelante esto no

    ser utopa porque, al actuar Cristo, se convertir en realidad. Por eso, al predicar por primera vez en la sinagoga de Galilea y al leer el

    pasaje de Isaas 61,1ss: El espritu del Seor Yahv est sobre m,

    porque me ha ungido Yahv. A anunciar la buena nueva a los pobres me ha enviado, a vendar los corazones rotos; a pregonar a los cautivos la liberacin, a los reclusos la libertad; a pregonar el ao de gracia de Yahv. Dijo: Hoy se cumple esta escritura que acabis de or (/Lc/04/18-19/21). A la pregunta de Juan Bautista encarcelado: Eres t el que ha de venir o debemos esperar a otro?, responde Jess: "Los ciegos ven y los cojos andan, los leprosos quedan limpios y los

    sordos oyen, los muertos resucitan y se anuncia a los pobres la buena nueva (Mt 1,3-5). Aqu est el signo de un cambio total de la situacin: quien consiga introducir semejantes realidades ser el Liberador de la humanidad. Cristo se entiende como tal porque

    predica, hace presente y ya est inaugurando el reino de Dios. Reino de Dios es la revolucin y la transfiguracin total, global y estructural

    de esta realidad, del hombre y del cosmos, purificados de todos los males y llenos de la presencia de Dios. El reino de Dio no quiere ser otro mundo, sino el viejo mundo transformado en nuevo. Si Mateo usa,

    en vez de reino de Dios, reino de los cielos es porque l, como buen judeocristiano, procura evitar el nombre de Dios y, en su lugar, emplea

    cielo. Reino de Dios no significa slo eliminacin del pecado, sino de todo lo que el pecado significa para el hombre, para la sociedad y para el cosmos. En el reino de Dios, e dolor, la ceguera, el hambre, las

    tempestades, el pecado y la muerte no se repetirn. Todo esto es lo que Lucas quiere expresar cuando anuncia que con Jess lleg el ao de la gracia del Seor (4,19). Detrs de esta expresin se esconde una de las grandes utopas del Antiguo Testamento 5. El xodo refiere que cada siete aos deba festejarse el ao-sabtico (Ex 23,10-12; 21,2-6). En ese ao, todos deban sentirse hijos de Dios y, por eso, todos deban considerarse hermanos: los esclavos deban ser liberados, las deudas perdonadas y las tierras uniformemente distribuidas. Ningn patrn poda olvidar que para Dios cada hombre es un ser libre (Dt 15,12-15). El Levtico (25,8-16) destaca esa idea social prescribiendo que, cada cincuenta aos, se

  • celebre un ao-jubilar. Ser un ao de gracia del Seor. Todos sern libres. Cada uno volver a su tierra, que ha de serle restituida, y a su familia. No obstante, ese ideal social jams se cumpli. El egosmo y los intereses creados siempre fueron ms fuertes. Por eso se convirti

    en seguida en una promesa para los tiempos mesinicos (ls 61,Is). Dios mismo instaurar el ao sabtico de la gracia, de la reconciliacin

    social y del perdn de las deudas. Jess se levanta en Galilea y proclama: El traer el ao de gracia del Seor! El realizar la vieja

    utopa del pueblo! El egosmo ser superado por un nuevo orden de

    cosas en este mundo. SE REALIZA UNA VIEJA UTOPIA

    Los milagros de Cristo, antes que revelar su divinidad, demuestran que el reino ya est presente y fermentando dentro del viejo mundo: se

    realiza una utopa tan vieja como el hombre, la liberacin total. Pero si

    yo expulso por el dedo de Dios los demonios, es que ha llegado a nosotros el reino de Dios (Lc 11,20). Nadie puede entrar en la casa del fuerte y saquear su ajuar si no ata al fuerte primero (Mc 3,27). El es el ms fuerte que vence al fuerte. El es la escatologa realizada. Con su venida, se festejan las bodas del tiempo de la salvacin. El es el vino nuevo y el nuevo manto (Mc 2,18.22) del cosmos renovado. Su presencia transforma el mundo y a los hombres: los enfermos son

    curados (Mt 8,16-17), el duelo se transforma en alegra (Lc 7,11- 17; Mc 5, 41-43), los elementos le obedecen (Mt 8,17), la muerte se convierte nicamente en un sueo (Mc 5,39), los pecados son perdonados (Mc 2,5) y los demonios impuros ceden su lugar al espritu

    de Dios (Mt 12,28). El tiempo es de alegra y no de ayunos. Por eso grita: Bienaventurados los pobres, porque vuestro es el reino de Dios.

    Bienaventurados los que ahora padecis hambre, porque seris saciados. Bienaventurados los que lloris ahora, porque reiris (Lc 6,20.21). Con Cristo se anuncia el ao de gracia del Seor (Lc 4,19),

    que no conocer ya nunca ms el ocaso.

    EL REINO DE DIOS NO ES UN TERRITORIO SINO UN NUEVO ORDEN DE COSAS RD/QUE-ES: El reino de Dios que Cristo anuncia no es la liberacin

    de este o de aquel mal, de la opresin poltica de los romanos, de las dificultades econmicas del pueblo o slo del pecado. El reino de Dios no puede reducirse a este o a aquel aspecto: abarca todo, mundo, hombre y sociedad; la totalidad de la realidad debe ser transformada por Dios. De ah la frase de Cristo: "El reino de Dios viene sin dejarse sentir. Y no dirn: Vedlo aqu o all, porque eL reino de Dios ya est entre vosotros (/Lc/17/21). Esta difcil expresin El reino de Dios est entre vosotros, segn la exgesis ms reciente significa: El nuevo orden introducido por Dios est a vuestra disposicin. No preguntis cundo ser establecido en el futuro. No corris por eso de aqu para all, como si el reino de Dios estuviese ligado a algn lugar.

  • Antes bien, decidos y comprometeos con l. Dios quiere ser vuestro Seor. Abros a su voluntad. Dios os espera especialmente ahora. Preparaos y aceptad esta ltima oferta de Dios. El reino de Dios, como es evidente, implica dinamismo, notifica un acontecimiento y

    expresa la intervencin de Dios ya iniciada, pero todava no totalmente acabada. Por eso Cristo, al predicar y hacer presente el reino, nos

    ensea a rezar: Venga a nosotros tu reino (Lc 11,2; Mt 6,10). La predicacin del reino se refiere a dos tiempos: al presente y al futuro.

    Ya sabemos lo que significa para el presente. Veamos ahora qu

    sentido tiene para el futuro: el tiempo del mundo pecador habr pasado (Mt 19,28; Lc 17,26-30) ; los sufrimientos van a desaparecer (Mt 11,5), no habr ms luto (Me 2,19). Los fundamentos del viejo orden se

    conmovern: los ltimos sern los primeros (Me 10,31); los pequeos, grandes (Mt 18,4); los humildes, maestros (Mt 5,5); los

    enfermos, curados; los sordos oirn (Mt 11,5) y los oprimidos sern

    liberados (Lc 4,18). La situacin del hombre ante Dios se transfigurar totalmente, porque los pecados quedarn perdonados (Mt 6,14) y se restituir la gloria a los hombres (el vestido celeste de los ngeles) (Mc 12,25), los elegidos que andaban dispersos se reunirn (Lc 13,27) y los hijos de Dios se encontrarn en la casa paterna (Lc 15,19), donde toda hambre y toda sed sern saciadas y desbordar la risa alegre de la liberacin (Lc 6,21).

    .................... 5 Cf. T. Maertens, Fiesta en honor a Yahv (Ed. Cristiandad, Madrid 1964) 164-209 (Pg. 85-89)

    .....................................................

    2. EL REINO DE DIOS COMO DEVOLUCIN GLOBAL Y ESTRUCTURAL DEL VIEJO MUNDO RD/QUE-ES: Reino de Dios (malkuta yahweh en el dialecto

    arameo de Jess) es la expresin que designa lo utpico del corazn humano: la total liberacin de todos los elementos que alienan y

    estigmatizan este mundo, como sufrimiento, dolor, hambre, injusticia, divisin y muerte, no slo para el hombre, sino para toda la creacin. Reino de Dios es la expresin que designa el seoro absoluto de

    Dios sobre este mundo siniestro y oprimido por fuerzas diablicas. Dios va a salir de su silencio milenario para proclamar: Yo soy el sentido y el futuro ltimo del mundo. Yo soy la liberacin total de todo mal y la liberacin absoluta para el bien. Con la expresin reino de Dios, Jess articula un dato radical de la existencia humana, su principio esperanza y su dimensin utpica. Y promete que ya no ser utopa, objeto de ansiosa expectacin (cf. Lc 3,15), sino topa, objeto de alegra para todo el pueblo (cf. Lc 2,9). Por eso, sus primeras palabras de anuncio son: Ha terminado el perodo de espera. El reino de Dios est cerca. Cambiad de vida. Y creed en esta alegre noticia (Mc 1,14).

  • El reino de Dios no es tan slo una realidad espiritual, como luego pensaran algunos cristianos, sino una revolucin global de las estructuras del mundo viejo. De ah que l se presente como buena noticia para los pobres, luz para los ciegos, andar para los cojos, odo

    para los sordos, libertad para los encarcelados, liberacin para los oprimidos, perdn para los pecadores y vida para los muertos (cf. Lc

    4,18-12; Mt 11,3-5). Como se ve, el reino de Dios no quiere ser otro mundo, sino este mundo viejo transformado en nuevo, un orden nuevo

    de todas las cosas de este mundo.

    No han soado todos los hombres, en el sueo y en la vigilia, ayer, hoy y siempre, con semejante utopa? No so todo el Antiguo Testamento, al principio, con una tierra que manaba leche y miel y al fin

    con un nuevo cielo y una nueva tierra (cf. Is 65,17; 66,22)? La liberacin de Egipto, no era preludio de una liberacin ltima y

    definitiva (Is ll,llss; Mt 2,13ss)? Una reconciliacin total, no incluye

    tambin el cosmos con sus animales y sus fuerzas (ls 11)? El amor de Dios para con los hombres, figurado en el amor de la madre hacia su pequeo (ls 49,15; 66,13), en el amor del padre hacia su hijo (Os 11,1) y en el amor entre marido y mujer (Os 2,19), no es promesa de un amor futuro ms profundo, en virtud del cual Dios morar en medio de los suyos, ser su rey (cf. Mal 3; Sof 3,14) y, en fin, ser todo en todas las cosas (1 Cor 15,28) ? El reino de Dios que Cristo desea ser una

    realizacin de esa esperanza: Lo que es imposible para los hombres es posible para Dios (Me 10,27) a travs de Jesucristo. La apocalptico, con su pintoresca visin del mundo, no se propone ms que dar testimonio del eterno optimismo que es la esencia secreta

    de toda religin: Dios se apiadar de este mundo infeliz, revelar su total sentido y su radical perfectibilidad, la cual ser hecha realidad por

    Dios mismo. Al afirmar que el reino de Dios articula lo utpico del hombre no queremos entender el reino como mera prolongacin orgnica del

    mundo presente tal como se encuentra en la historia. El reino de Dios no evoluciona, sino que irrumpe. Si fuera evolucin de las

    posibilidades del presente, no sobrepasara jams la situacin del presente, que es siempre ambigua, en la que crecen juntos el trigo y la cizaa. El reino de Dios, por el contrario. significa exactamente una revolucin de

    las estructuras de este mundo, de suerte que el mundo subsistir para ser teatro de la gloria de Dios. Por eso el reino es la presencia del futuro dentro del presente.

    LEONARDO BOFF JESUCRISTO Y LA LIBERACION DEL HOMBRE

    EDICIONES CRISTIANDAD. MADRID 1981. Pg. 257 s.

    ..................................................... 3. RD/J-MU Con la cruz, Jess venci la mayor tentacin de toda su vida: la del

  • poder como medio de entronizar el reino. El reino de Dios no es el sometimiento de los hombres por la religin o la poltica. Eso sera parcializarlo. El reino, por el contrario, acontece cuando el hombre abandona la seguridad de su pasado y se entrega al futuro de Dios o

    al Dios del futuro. De ah que el reino de Dios slo se inaugure cuando tiene lugar una conversin, que es dejar espacio para Dios y es

    despojamiento como experiencia de xodo. Jess en la cruz vivi esa aniquilacin de toda voluntad de eficiencia y de toda certeza de triunfo.

    La cruz signific abandono total (cf. Mc 15,34) y, por tanto, el completo

    vaco que es posibilidad de plenitud divina en la realidad humana. La resurreccin muestra lo que aconteci en la muerte-vaco: la total autocomunicacin de Dios. Ella es la parusa del reino anunciado y la

    epifana del futuro prometido. El reino se realiz en la persona de Jess crucificado de forma definitiva y escatolgica. La resurreccin no

    es un retorno a las estructuras del mundo viejo, donde reina la muerte,

    se propaga el pecado y coexiste la cizaa junto al trigo. Es la implosin y explosin del nuevo cielo y la nueva tierra con el ltimo Adn (cf. 1 Cor 15,45). Por ello la resurreccin significa liberacin para la plenitud divina y humana, para la realizacin exhaustiva del hombre y del cosmos en Dios. Es la utopa del reino transformada en acontecimiento-utopa. Al igual que con la cruz, con la resurreccin se articula de forma escatolgica un dato que no es exclusivo de Jess, sino que acontece

    siempre que el reino de Dios irrumpe en el reino de los hombres. La resurreccin se da, pues, como experiencia de liberacin cuando se supera toda cerrazn opresora, cuando se rompe la cscara de huevo que impeda surgir a la nueva vida. La experiencia de lo nuevo y de lo

    futuro, no ya como algo manipulable por el hombre, sino como novedad y futuridad (cuya anticipacin es lo nuevo y lo futuro), significa

    resurreccin, la cual en Jess se transform en acontecimiento definitivo, y, por tanto, ejemplar, para el restante proceso de liberacin.

    Con la muerte y la resurreccin, la fe celebra la presencia de la liberacin total, que no es ya proceso ni tampoco esperanza, sino acontecimiento de alegra divina

    y humana. De aqu nacen impulsos para el proceso de liberacin, que, penosamente y con dolores de parto, gime por su realizacin histrica. (263-264)

    REFLEXIONES SOBRE EL MENSAJE DE JESS

    Vicente Garca Revilla

    I

  • Luz para un mundo en tinieblas Jess, cuando vino a nuestro mundo, trajo a los hombres el ms bello y transcendental de los mensajes. No traa, simplemente, una

    doctrina para ser aprendida, sino para ser vivida. Por eso, el mensaje de Jess, antes de ser formulado en palabras, era vida en El. Jess fue

    delante con el ejemplo (Hch 1,1). Nunca pudieron descubrir sus oyentes la ms leve contradiccin, el ms insignificante desajuste entre

    la doctrina que propona y la vida que llevaba. Se daba en l la ms

    perfecta coherencia entre palabras y obras. Sus palabras no eran sino una glosa a su propia vida. De ah el asombro, la admiracin, la fascinacin que desde el primer

    da suscit en sus oyentes, y la fuerza irresistible que ejerca sobre ellos. Jess suscitaba oleadas de entusiasmo y de fervor entre la gente

    sencilla, que lo segua y persegua siempre, ansiosa de escuchar

    aquella doctrina tan original y nueva y de contemplar aquella vida tan excelsa. Los evangelios, a pesar de la sobriedad con que estn escritos, conservan en sus pginas el eco del fervor popular que Jess suscit desde el primer da. Cojamos el evangelio del Marcos el primero que se escribi y el ms sencillo de todos y abrmoslo por la primera pgina: Mc 1,16-20; 1,21-28; 1,32-34; 1,35-39; 1,40-45; 2,1-12; 2,13-14 ... Son

    escenas transidas del entusiasmo y el fervor de la gente. Jess, desde el primer da, vivi en loor de multitudes. Los hombres no tenemos otro recuerdo ms bello que recordar que el recuerdo de Aqul que pas por la vida haciendo bien todas las cosas (Mc 7,37) y haciendo el bien

    a todos (Hch 10,38). Ninguna figura ha surgido en la historia tan limpia, tan noble, tan sublime, tan excelsa.

    J/DOSTOIEVSKI: Leamos un testimonio entre mil: A veces Dios me enva instantes de paz. En esos instantes amo y siento que soy amado. Fue en uno de esos momentos cuando compuse para mi un credo,

    donde todo es claro y sagrado. Este credo es muy simple. Helo aqu: creo que no existe nada ms bello, ms profundo, ms simptico, ms

    viril y ms perfecto que Cristo; y me lo digo a m mismo, con un amor celoso, que no existe y que no puede existir. Pero si alguien probara que Cristo est fuera de la verdad y que sta no se halla en l, prefiero

    permanecer con Cristo que permanecer en la verdad (Fedor Dostoievski). Jess, con la enseanza tan bella y original que propuso y la vida tan santa que llev, encendi en el mundo una gran luz, que no se ha apagado ni se apagar jams. Y el mensaje de Jess no fue, simplemente, una bella teora. Jess remite siempre a la praxis, a la accin, como a la vida. Nos mostr el camino que el hombre tiene que recorrer para llevar una vida humana autntica, y lo que nos espera al final del camino. De esta forma, Jess dio respuesta a los dos grandes interrogantes que todo hombre cuando viene a este mundo, tiene que hacerse: Qu tengo que hacer? y qu puedo esperar?. Jess

  • desvela el enigma, el sentido de la condicin humana. Y fuera de El el hombre es un misterio insondable. Jess revela el hombre al hombre (GS 22). Jess dijo solemnemente, desafiadoramente: Yo soy la luz del

    mundo. El que me sigue no anda en tinieblas (Jn 8,12). Y el que vuelve la espalda a Jess, se hunde en las tinieblas de la ignorancia. Y

    no es que ignore cosas; padece una ignorancia ms radical: se ignora a si mismo.

    El evangelio de Mateo, al comienzo, presenta el ministerio pblico

    de Jess a la luz de estas majestuosas y solemnes palabras de Isaas: El pueblo que caminaba en tinieblas vio una gran luz, y a los que habitaban en sombras de muerte una luz les brill (Is 8,23-9,1; Mt 3,1

    ss). Y desde entonces, esta es la tarea de todo hombre que viene a este mundo, si quiere ser fiel a su identidad ms profunda y quiere vivir

    una vida autnticamente humana: caminar al resplandor de esa luz,

    que es Jess. Jess, revelador de Dios y del hombre Jess vino a abrirnos los ojos para que viramos que Dios es el Padre de todos, y que todos somos hermanos. El mensaje de Jess es, a la vez, la ms exacta revelacin de Dios y la ms exacta revelacin del hombre. En la misma revelacin de Dios como Padre,

    como amor, nos brinda la autntica revelacin del hombre. Nos trajo el ms bello de los mensajes: el mensaje de la paternidad de Dios y el mensaje de la fraternidad de todos los hombres. Sin la luz del evangelio, el hombre se encontrara ciego, desorientado, perdido, por

    los caminos sin camino

    a) Jess, revelador de Dios J/REVELADOR-DE-D-Y-H: Todo el evangelio de Juan gira en torno a esta idea central: Jess, revelador del Padre. Aparece firmemente,

    intensamente, afirmada en el prlogo, donde es presentado el Hijo de Dios como Palabra, que se hace carne, y, al hacerse carne, comienza

    a ser, de forma singular, palabra de Dios y sobre Dios dirigida al hombre, en la que Dios se ha manifestado, se ha revelado plena, total y definitivamente a nosotros. A Dios nadie lo ha visto jams. El Hijo

    nico, que est en el seno del Padre, l nos lo ha dado a conocen (Jn 1,18). Como est en el seno del Padre, conoce ntimamente al Padre y slo El nos lo ha podido dar a conocer. Jess es el nico testigo del mundo divino. El nico que ha venido de arriba, y ha descendido a nuestra tierra, y se ha hecho hombre, para darnos a conocer el misterio de Dios Padre. Esta es la finalidad esencial de la Encarnacin: ha venido a revelrnoslo (Jn 1.18). A continuacin comienza el relato de los hechos y dichos de Jess. Esos hechos y dichos de Jess nos van revelando el misterio ms hondo de Dios. Toda la vida de Cristo es revelacin del Padre: sus palabras y sus obras, incluso sus silencios y su mera presencia entre

  • nosotros. Y este tema, formulado en el prlogo y que se va desarrollando a lo largo de todo el evangelio, es reasumido en el capitulo 17, donde, insistentemente, se reafirma esta idea: 1 7,3-4.6.26. Jess es el exegeta del Padre. Es el revelador y la

    plenitud de la revelacin de Dios. La verdad ms intima acerca de Dios... se nos manifiesta por la revelacin de Jesucristo, que es, a un

    tiempo, mediador y plenitud de la revelacin (DV 2). Dios Padre, en su Hijo nico, nos ha manifestado su ser mas ntimo, su secreto ms

    profundo.

    Jess no se limit a recordar o repetir lo que ya sabamos sobre Dios, sino que vino a comunicarnos la verdad ms intima, la realidad ms profunda de Dios.

    Y en el evangelio de Juan, Jess pudo decir, al final del camino: sal del Padre y vine al mundo; ahora dejo el mundo y me voy al

    Padre (Jn 16,28). Pero no ha dejado todo como estaba. Todo lo ha

    dejado profundamente iluminado, enriquecido. Nos ha dejado a nosotros infinitamente iluminados, enriquecidos con la revelacin de Dios Padre. Cristo, el Hijo de Dios hecho hombre, es la Palabra nica, definitiva, perfecta e insuperable del Padre (C.65), en la que se ha expresado, se ha revelado plena y definitivamente (Cfr. San Juan de la Cruz, S2 22). Al problema de Dios anunciado en Cristo, se le ha dado,

    demasiadas veces poca importancia. Se juzgaba que, aun prescindiendo de Jess, se saba ya quin era Dios y qu quera de los hombres... Pero quin es Dios o cmo es realmente Dios slo lo sabemos con seguridad por medio de Jess... La extraordinaria

    violencia con que Jess fue rechazado por los fariseos sera inexplicable si se hubiese tratado slo de una diferente explicacin de

    la Ley. La raz profunda de la oposicin se encuentra ms bien en su diferente idea de Dios, (MS lIl.l). Corregir las falsas imgenes de Dios que se haban forjado los

    hombres y revelarnos su autntico rostro: sta fue la tarea de Jess, que realiz a lo largo de toda su vida, con sus palabras y sus obras.

    Jess, su vida y su doctrina, es la parbola viviente del Padre, la imagen perfecta del Padre, imagen visible del Dios invisible. En la ltima noche, Jess, como posedo de una sagrada obsesin,

    repite sin cesar, una y otra vez, el nombre bendito del Padre. Quiere darles a conocer su gran secreto: el Padre. Los Apstoles, en aquella noche iluminada, debieron escuchar aquellas efusiones de Jess, absortos, sobrecogidos. Nunca lo haban visto tan radiante, tan transfigurado. Entendemos que Felipe, impresionado, hacindose eco de los deseos de todos, dijera a Jess: Seor, mustranos al Padre, que esto nos basta> (Jn 14,8). Has encendido en nosotros una gran sed; apaga ya la sed. Morimos de nostalgia por el Padre; descorre el velo y mustranos su rostro. Jess, en aquella noche iluminada y gloriosa, como respuesta a la pregunta encendida de Felipe, har esta solemne y majestuosa

  • afirmacin: Felipe, el que me ve a m est viendo al Padre (Jn 14.9). Jess es la imagen perfecta del Padre. Y sabemos que, para nuestro consuelo y alegra, en las pginas de los evangelios ha

    quedado reflejada, como en un espejo, la verdadera imagen de Jess, sus hechos y sus dichos. Y me gusta aplicar a los evangelios aquellos

    esplndidos versos de San Juan de la Cruz:

    Oh cristalina fuente,

    si en esos tus semblantes plateados formases de repente los ojos deseados

    que tengo en mis entraas dibujados!

    Y con esa hambre y sed de encontrarnos, cara a cara, con la

    imagen deseada de Jess, cogemos todos los das en nuestras manos los evangelios, y los leemos y releemos con delectacin y con morosidad; y hacemos nuestra la encendida splica de Felipe: Seor, mustranos al Padre, que esto nos basta. Porque, al captar la figura de Jess, reflejada en las pginas evanglicas, tenemos la imagen perfecta del Padre. Y as se hace realidad ese sueo melanclico e imposible de tener en nuestra mente y en nuestros corazn la imagen

    ms aproximada de Dios Padre. Esta es la vida eterna: que te conozcan a Ti, el nico Dios verdadero, y a Jesucristo, tu enviado (Jn 17,3). Esta es nuestra nica y esencial tarea. ste es el sentido de esta vida presente y de la vida futura: crecer en el conocimiento de

    Dios Padre.

    b) Dios es amor D/A: Pero no basta saber que Jess es el revelador de Dios y que sa fue su nica tarea. Necesitamos saber cul es el ntimo secreto de

    Dios, su realidad ms profunda, tal como Jess nos lo manifest. Si Jess vino slo a revelarnos el autntico rostro de Dios, todo lo que

    nos dijo, a lo largo de toda su vida, con sus palabras y sus obras, sobre el misterio ms hondo de Dios, est recogido y sintetizado en esta expresin luminosa y hondsima, que es el pice, la sntesis simple

    y esencial del ser de Dios: DIOS ES AMOR (/1Jn/04/08 /1Jn/04/16). Nunca se ha dicho nada tan alto sobre Dios. Nunca se ha dicho nada tan alto sobre el amor. No es una frase ms, es una frase nuclear. Es la cumbre y la clave de toda la revelacin. El ser ms intimo de Dios, la verdad ms profunda y originalsima de Dios, es ser amor. Dios es ternura, bondad, misericordia, amor que se desborda incesantemente, torrencialmente, sobre el hombre, sobre todos los hombres. Porque no se nos ha dicho que Dios tiene amor, sino que Dios es amor. Y Dios no es amor en s mismo y para s mismo (eso no sera amor) sino que Dios es amor al hombre, a cada uno de los hombres. Cada uno de los hombres es objeto del amor infinito. Yo

  • soy objeto del amor infinito. El desbordante amor de Dios se derrama, en cada instante, sobre m. Vaya donde vaya, me debo sentir siempre envuelto, sumergido, inundado por el amor infinito. Para subrayar ms intensamente la frase, para llamar la atencin

    sobre la importancia de la frase, el autor, en un breve espacio, en unas lineas, la repite dos veces: en el v. 8 y en el v. 16.

    En esta frase tan sencilla y tan hondsima est contenido el ncleo, el meollo de todo lo que Jess, durante toda su vida, con sus palabras

    y sus obras, nos fue diciendo sobre el ser de Dios. El ser mismo de

    Dios es amor (C. 221). Es la buena noticia que tenemos que repetirnos cada da a nosotros mismos. Esta es la nica buena noticia que haya sido proclamada en

    nuestra tierra. La nica que puede estremecer y conmover nuestro corazn de pasmo, sorpresa, emocin, alegra, esperanza y gratitud.

    Es el nico pensamiento que debe aduearse de nosotros mismos, y

    envolvernos y penetrarnos y acunarnos, y transportarnos. La oracin est inventada para mantener viva, radiante y transformadora esta vivencia del infinito amor de Dios hacia nosotros. Con esta vivencia en el corazn todo puede ser nuevo, extraamente hermoso. Esta vivencia de Dios como amor debe sostener, iluminar, inspirar y dirigir toda nuestra vida. Con esta luz en el corazn, todo se puede iluminar y todo puede transformarse.

    Debemos decirnos cada da, en cada instante, esta buena noticia de que Dios es amor. Lo propio, lo especfico, lo caracterstico de Dios es ser amor. La realidad ms profunda, ms honda, ms ntima de Dios es ser amor, ternura, bondad, misericordia entraable.

    Esta es la originalidad de la fe cristiana. Lo que Jess vino a decirnos sobre el misterio de Dios no era algo sabido y consabido. Era

    algo nuevo, insospechadamente hermoso y revolucionario. Por eso, y para eso tuvo que bajar el Hijo de Dios a la tierra. Sin esa revelacin que Jess nos trajo, nadie hubiera tenido la audacia, el atrevimiento de

    definir el ser ms intimo de Dios como amor. La fe cristiana es distinta de la fe pagana, mahometana, e incluso

    juda. Y por eso, el estilo de vida cristiana es tambin totalmente distinto a cualquier otro estilo de vida propio de cualquier otra religin.

    El texto de 1Jn 4,8.16 no es un texto aislado y solitario. Hay en el N.T. toda una serie de textos que apuntan en esa misma direccin. Baste, como botn de muestra, unos pocos: Jn 3,15; 4,10.19; Rom 5,5-11; 8,31-39; Tit 3,4. Y todas las parbolas del evangelio, directa o indirectamente, nos revelan el autntico rostro de Dios. Recordemos la reina de las parbolas, que es la ms perfecta radiografa del corazn de Dios (Lc 15,1 1-32). Recordemos la frase absolutamente fundamental de 1Jn 4,19: El nos am primero. Dios, que es amor, nos ama, no porque nosotros seamos buenos sino porque l es bueno. Dios tiene que ser fiel a s mismo, que es amor, ternura, bondad, misericordia entraable. El amor

  • de Dios es totalmente gratuito, incondicional, desinteresado. El creyente, despus de haber contemplado ese fascinante panorama en la revelacin del N.T. sobre Dios como amor, puede exclamar, lleno de admiracin, gratitud y alegra: Hemos conocido el

    amor que Dios nos tiene y nos hemos entregado a l, porque Dios es amor (1Jn 4,16). Y podemos exclamar con San Pablo: Estamos

    orgullosos de nuestro Dios! (Rm 5,11).

    c) Dios como abb

    D/ABBA: La palabra abb era una palabra que no perteneca al vocabulario religioso, sino al coloquial y profano. Era la palabra que utilizaban los hijos, cuando, en un clima de mxima cercana y

    familiaridad, se dirigan a sus padres. En ninguna de las innumerables oraciones judas de la poca aparece esta palabra como invocacin a

    Dios. Dada la transcendencia y majestad en la que apareca envuelto

    el nombre de Dios, hubiera sido algo escandaloso e irreverente, casi blasfemo, dirigirse a Dios con un trmino tan familiar e ntimo. Y con gran sorpresa, esta palabra cargada de cario y calor de hogar, estaba siempre en los labios de Jess para hablarnos de Dios y para hablar l a Dios. Y no solo Jess llamaba habitualmente abb a Dios, sino que nos mand a nosotros que invocsemos a Dios abb.

    Y result tan singular, nuevo, extrao utilizar este trmino, que reflejaba mxima cercana, cario entraable, intima familiaridad, que aquellos oyentes de Jess, sorprendidos, admirados, estupefactos, conservaron la mismsima palabra aramea que utilizaba habitualmente

    Jess, sin atreverse a traducirla al griego. Y as, en su misma forma original, sin traducirla, la conservaron en su memoria. Y esa misma

    palabra aramea aparece en comunidades de Asia Menor, e incluso en la misma comunidad de Roma (Gal 4,6; Rom 8,15). Es otra forma llamativa y original de decirnos que Dios es amor, que

    Dios es algo as como el papato de todos.

    d) Revelador del hombre Jess, al revelarnos a Dios como amor, nos ha revelado nuestro ser ms intimo. Ya nosotros podamos concluir que, al estar el hombre

    hecho a imagen y semejanza de Dios (Gen 1,26), siendo Dios amor, nosotros estamos hechos para el amor y slo podemos encontrar nuestra plenitud en el amor y la donacin. Pero Jess, con su vida y su mensaje, nos lo revela y confirma de una forma clara y abrumadora. El hombre no puede encontrar su propia plenitud si no es en la entrega sincera de si mismo a los dems (GS 24). Y el mismo Concilio nos ensea que Cristo, a la vez que nos revela que Dios es amor, nos ensea que la ley fundamental de la perfeccin humana, y por tanto de la transformacin del mundo, es el mandamiento nuevo del amor (GS 33). Jess, al revelarnos a Dios, nos ha revelado nuestro ser ms intimo.

  • Slo por Jesucristo sabemos con certeza qu es el hombre, para qu est en el mundo y qu tiene que hacer para que sus pasos por este mundo tengan sentido y coherencia. El hombre slo es fiel a si mismo, cuando est abierto y atento a las llamadas del amor. El hombre no se

    construye a s mismo en la estril soledad de su egosmo, sino cuando dedica su vida al servicio y a la entrega a los dems.

    El hombre es comunin con Dios y comunin con los dems; orientacin radical a Dios y orientacin radical a los hombres, sus

    hermanos; referencia a Dios y referencia a los hermanos.

    Si Dios es amor, como el hombre es imagen de Dios, debe caminar en el amor; y slo caminando en el amor se realiza plenamente como persona. Y caminando en el amor, en el amor a Dios y en el amor a los

    dems, es fiel a s mismo y se construye como persona. El hombre no puede vivir encerrado en el circulo asfixiante de su egosmo, sino que

    est destinado para la apertura y la donacin a los dems.

    ( _ARAGONESA/03. Pgs. 7-12

    .............

    II

    Extremada importancia de la nueva imagen de Dios

    La imagen de Dios, revelada en Cristo, es el principio y fundamento,

    la raz y la razn de todo. Vivimos segn el Dios en quien creemos. La imagen que tenemos interiorizada de Dios es la que determina, dirige e inspira todo nuestro camino. Sed imitadores de Dios, como hijos queridos y caminad en el amor, a imitacin de Cristo que nos am y se entreg a si mismo por nosotros como ofrenda y sacrificio de suave

    olor a Dios (Ef 5,1-2). Todas las deformaciones que se han dado, a lo largo de los siglos, en la espiritualidad cristiana, han ido precedidas de una deformacin

    previa en la imagen de Dios. Y siempre corremos el riesgo de hacernos un Dios a la medida de nuestro mezquino y rencoroso corazn. Seria

    apasionante ver cmo las desviaciones en la espiritualidad han estado fundamentadas en una anterior deformacin de la imagen de Dios. Sobrecoge pensar el cambio tan radical que se observa al pasar de

    los evangelios cannicos a los evangelios apcrifos: el Nio Jess que en stos se describe, un Nio Jess infinitamente cruel y caprichoso, est denunciando un hecho muy grave: se ha olvidado la imagen de Dios revelada por Cristo y se ha fabricado un dios radicalmente distinto. Mucho antes de que se escribieran estos evangelios, ya en los primeros aos de la evangelizacin, estalla el conflicto de Pablo con la

  • Iglesia Madre de Jerusaln (Hch 15,1-35; Gal 2,1-14). No era una simple cuestin disciplinar, de observancia o no de la ley de Moiss. Era una cuestin de hondo calado teolgico: estaba en juego el Dios de la gratuidad anunciado por Jess, frente al Dios fariseo de la Ley,

    de las obras y de los mritos del hombre. Nos explicamos la firmeza e incluso intransigencia con que Pablo, durante toda su vida, luch por

    preservar el ncleo simple y esencial del Evangelio. Queda eliminado todo intento de autoglorificacin del hombre ante Dios. El hombre se

    justifica por la fe; es decir, gratuitamente (Rm 3,21-31). Las obras no

    son condicin para la justificacin, sino consecuencia. El Dios de Eusebio de Cesarea que, despus de la conversin de Constantino, ve en el Imperio Romano la realizacin del Reino de Dios

    que Jess anunciaba, y que justifica la violencia del ejrcito romano para asegurar as el mantenimiento y la extensin del Imperio en todo

    el mundo, nada tiene que ver con el Reino que Jess anunciaba por

    los caminos, que no es un Reino como los reinos de este mundo, que se impone y se mantiene por la fuerza de las armas. El Dios amor es incompatible con el Dios de los ejrcitos romanos y con el Dios de todas las guerras de religin que en el mundo han sido, incluidas las Cruzadas y las Ordenes Militares. El Dios del Cur Deus homo? es el Dios-justicia pura y dura; no el Dios-amor.

    No es algo inocente e inocuo el concepto que nos forjemos de Dios. No lo olvidemos: vivimos segn el Dios en quien creemos. El tipo de espiritualidad que vivimos, la visin que tenemos del mundo, nuestra forma de comprender la historia pasada y de enfrentarnos con los

    problemas que afligen a nuestro mundo, todo est condicionado o influenciado por la imagen que nos hemos forjado de Dios. Y determina

    el estilo de nuestra oracin y de nuestras relaciones con los dems. Tiene una decisiva importancia sobre nuestra conducta de cada da, nuestra escala de valores incluso nuestras opciones polticas. Impulsa

    toda nuestra vida. La fe no es, simplemente, una bella teora que queda oculta en el

    fondo del corazn. La revelacin que Jess aporta sobre el hombre no es una revelacin terica sobre la verdad ontolgica del hombre, sobre lo que el hombre es en si mismo, sino sobre el actuar, sobre el vivir del

    hombre. La fe nos muestra el camino que tenemos que recorrer, lo que tenemos que hacer. El hombre, un ser en camino El hombre no es un ser que nace ya perfecto y acabado. El hombre, cuando viene a la existencia, es un ser que tiene que ir hacindose. Es un manojo de posibilidades. Es siempre aprendiz de hombre. Nuestro ser no es estar ah, como la piedra. La ley del crecimiento, de desarrollo es nuestra ley esencial. El hombre es vocacin, proyecto, llamada. El hombre es un caminante. La fe es la respuesta a la pregunta que los judos, la misma maana

  • de Pentecosts con el corazn compungido ante la predicacin de Pedro, hacen a los Doce: Qu tenemos que hacer, hermanos? (Hch 2,27). Es la pregunta por la accin, la pregunta fundamental. El evangelio no es una bella teora, sino una tarea inaplazable.

    El evangelio es un camino, y as, con este bello y expresivo nombre, se llama en el libro de Hechos (9,2; 18,25.26; 19,9.23; 24,14.

    22). Camino designa el estilo de vida de la comunidad cristiana y tambin esa misma comunidad cristiana.

    De todas las revoluciones del evangelio, la ms profunda, la ms

    radical es la operada en el concepto o imagen de Dios que nos trajo Jess. He aqu el punto de partida, el principio y fundamento, la fuente, la raz del nuevo y original estilo de vida que propone Jess. Todas las

    exigencias del evangelio se derivan de esta imagen de Dios como amor, y en ella alcanzan su sentido y su fundamento. Esta imagen de

    Dios no slo nos revela el ntimo ser de Dios, sino que tambin nos

    manifiesta nuestro ser ms profundo y las radicales consecuencias que se derivan para toda nuestra vida. La vivencia que sostiene toda nuestra vida D/VIVENCIA-FM A-D/VIVENCIA-GOZOSA: Que Dios es amor no puede quedar reducido a una idea fra e inoperante que queda en la cabeza. Tiene que bajar al corazn, y conmoverlo y transformarlo y

    dinamizarlo y abrirlo al amor. Tiene que ser la vivencia gozosa y exultante que sustente, inspire y dirija toda nuestra vida. Tiene que ser la vivencia fundamental y abarcante sobre la que se asienta toda nuestra vida.

    Y tiene que ser una vivencia dinmica, operativa. Hay que dejarse amar de Dios. Hay que sentirse amado de Dios. Esta es nuestra

    primera y mxima necesidad. El primer mandamiento no es ya amar a Dios sobre todas las cosas. El primer mandamiento, el primer deber, nuestra primera necesidad es sentirnos amados de Dios, dejarnos

    amar de Dios. Al sentirnos amados, al sentirnos envueltos, penetrados, sostenidos, inundados por el amor de Dios, nuestro corazn,

    conmovido, se abre al amor. Al sentirnos amados, espontneamente, gozosamente, nacemos al amor. Amor saca amor. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios sino en que l nos

    am primero (/1Jn/04/10/19). Slo el amor hace posible y exige la conversin al amor (Cfr. Rm 2, 4). El doble mandamiento A-DEO/A-H: Evoquemos la escena del doble mandamiento. Se le ha formulado a Jess esta pregunta: Maestro, cul es el mandamiento ms importante de la Ley? La respuesta el doble mandamiento est especialmente subrayada en el evangelio de Mateo. No nos sorprende, ya que el evangelio de Mateo subraya, con especial intensidad, la paternidad de Dios y la fraternidad de los hombres. Nos fijamos en la versin que nos brinda el primer evangelio: /Mt/22/34-40.

  • El amor a Dios, el primer mandamiento Jess responde a la pregunta que se le ha formulado, citando el

    texto del /Dt/06/05. Es un texto capital. Es el nico texto del A. T. donde encontramos formulado, de forma explcita, el mandamiento del amor a

    Dios. El sentimiento del amor a Dios llena todos los libros profticos y los salmos; pero slo de forma implcita o equivalente se encuentra el

    mandamiento del amor a Dios en Os 6,6 y en 2Re 23,25.

    El texto del Deuteronomio recoge una especie de profesin de fe de Israel, que todo buen israelita aprenda de nio de memoria y que, despus, durante toda su vida, tena que recitar dos veces al da. Por

    eso, este texto contribuy de forma decisiva a configurar la piedad de Israel como piedad inspirada por el amor. Es el conocido Sema,

    Israel, escrito en las filacterias y en la mezuza...

    Jess, desde nio, como buen judo, se saba este texto y lo recitaba diariamente, por la maana y por la tarde. Por eso, le brot desde dentro, con toda naturalidad, la vieja y venerable frmula, como respuesta a la pregunta que se le ha formulado. Era, no slo un texto aprendido de memoria, sino hecho vida en l. El segundo, semejante al primero

    Despus, Jess concluye: ste es el mandamiento principal y primero. Le han preguntado por el mandamiento principal y primero. La respuesta a la pregunta formulada est ya dada. Sin embargo, Jess aade: Pero hay un segundo mandamiento semejante al

    primero. Ya es sorprendente que haya algo al lado del mandamiento del amor a Dios, del mandamiento primero. Pero resulta ms

    sorprendente que se diga del segundo que es semejante al primero. Esto es lo propio y singular del texto de Mateo. As se pone en el mismo plano el amor a Dios y el amor al hermano. Se le concede al

    amor al prjimo el mismo rango, la misma dignidad, la misma suprema importancia.

    Una sntesis perfecta La originalidad de Jess consiste en haber unido el amor a Dios y el

    amor al prjimo, y haber exigido que este doble amor inspire la vida del cristiano. Por eso, a la pregunta del doctor de la Ley le saldr a Jess con toda naturalidad aquellas otras palabras que se lean en el Levtico: Amars a tu prjimo como a ti mismo (Lev 19,18). De la enmaraada fronda de leyes del Levtico, como oculta y perdida en la maleza, se hallaba esta joya. Al colocar el mandamiento del amor al prjimo junto al gran mandamiento del amor a Dios, otorga Jess al texto del Levtico un brillo, un relieve singulares. Y suprimir radicalmente todas las limitaciones o restricciones con que era entendido el mandamiento del amor al prjimo; y extender ese amor a todos los hombres, incluidos los enemigos. (Mt 5,43-48).

  • Todos los mandamientos se encierran en dos Los rabinos hablaban de 613 mandamientos, cada uno con su complicada casustica. En el A. T. se nos proponen los 10

    mandamientos del Declogo. Pero en este texto de Mateo, los 613 mandamientos de los rabinos y los 10 mandamientos del Declogo

    quedan reducidos y resumidos en el doble mandamiento. Estos 10 mandamientos se encierran en dos.

    Jess, en esta escena ha simplificado, de forma maravillosa, todas

    las obligaciones, todas las tareas, todos los deberes del hombre. Jess coloca al hombre, a todo hombre, frente a una nica tarea: la tarea del amor, del amor a Dios y del amor al prjimo. Jess ha hecho de la

    palabra amars, la palabra clave, la palabra fundamental. Todas las obligaciones del hombre quedan reducidas a esta sencilla y esencial

    tarea: la tarea del amor, la nica tarea. Jess es el gran simplificador

    de la historia de la humanidad. Una reduccin ms drstica Pero Jess hizo una reduccin ms radical, ms drstica. Evoquemos la regla de oro, tal como la encontramos en Lc 6,31 y en Mt 7,21. La regla de oro, que era conocida en la antigedad, aparece tambin una vez en el A.T. (Tob. 4, 15). Pero aqu y en los textos de

    los filsofos griegos, aparece siempre formulada negativamente: No hagas a los dems lo que no quisieras que los dems te hicieran a ti. Pero Jess, por primera vez, la formula positivamente: Haz a los

    dems lo que quisieras que los dems te hicieran a ti. Al formularla positivamente, la ha radicalizado profundamente. Ya no tenemos slo

    que evitar cualquier dao al prjimo, sino que tenemos que hacerle todo el bien posible. Por eso, el sacerdote y el levita de la parbola (Lc 10,29-37), aunque haban cumplido la regla de oro en su formulacin

    negativa pasaron de largo, no hicieron ningn dao al hombre que encontraron malherido al borde del camino son descalificados por Jess porque no lo atendieron en su grave necesidad., En la versin de Mateo del doble mandamiento aparece la expresin: En esto consiste la Ley y los Profetas. Con esta

    expresin, todas las obligaciones han quedado reducidas al amor a Dios y al amor al hermano. Y esta misma expresin aparece tambin en la regla de oro del evangelio de Mateo (Mt 7,12), para hacer una reduccin ms drstica, ms radical. Todo queda reducido al amor al prjimo. Pero hay que entender el sentido del texto. Jess, al unir el amor a Dios y el amor al hermano, no quiere ni que se confundan ni que se separan ambos amores. No se trata de reducirlo todo al amor al prjimo; sino que se trata de no reducirlo todo al amor de Dios. Es una forma de ponernos en guardia contra un peligro que nos acecha constantemente: ser muy sensibles y exigentes en nuestras

  • relaciones con Dios, pero serlo menos en nuestras relaciones con el prjimo. Por eso, debemos siempre recordar textos tan claros y tajantes como 1 Jn 4,20 y 21. Es una inquietante y conmovedora forma de llamar la atencin sobre la sacralidad del hermano y sobre la

    sagrada obligacin que tenemos de amarlo como a nosotros mismos. Se trata de alertarnos para no caer en esa grave adulteracin de la

    vida cristiana, centrada en Dios, pero que se desentiende del hermano y de sus imprevisibles necesidades.

    Ninguna moral ha habido en el mundo tan sencilla y tan exigente. Y

    esta moral est exigida por la imagen de Dios que Jess nos trajo. Dios, que es amor, ama a todos los hombres, buenos y malos. El amor de Dios es incondicional gratuito, desinteresado. El nos am

    primero~. Por eso, nosotros tenemos que ser pura gratuidad para con los hermanos, para con todos los hermanos. Slo as imitamos a

    nuestro Padre (Mt 5,43-45). Y se nos ha dicho: Sed perfectos como

    vuestro Padre celestial es perfecto. La perfeccin griega consiste en imitar a un modelo. La perfeccin juda consiste en la necesidad de ser fieles a nosotros mismos. Nosotros, hechos a imagen y semejanza de Dios, que es amor, somos fieles a nosotros mismos en la medida en que respondemos siempre a las llamadas del amor. El amor sin medida con que nos ama Dios, es la medida de nuestro amor. Sed misericordiosos, como vuestro Padre es misericordioso.

    La gran originalidad del mensaje de Jess La gran originalidad, la gran belleza del mensaje de Jess es sta: es una afirmacin radical de Dios y es, a la vez, una afirmacin radical

    del hombre. Es entrega incondicional a Dios y entrega incondicional al hombre. Es apasionamiento por la causa de Dios e idntico

    apasionamiento por la causa del hombre. Y estas dos actitudes deben estar armnicamente unidas. La afirmacin de Dios, el amor a Dios, no debe ser no puede ser motivo, pretexto u ocasin para olvidarnos del hombre. Este maravilloso equilibrio entre el amor a Dios y el amor al hombre

    constituye la originalidad, la excelsitud y la belleza del mensaje cristiano. El hombre es esencial referencia a Dios y esencial referencia a los hombres. Y caminando en el amor a Dios y en el amor al

    hermano, somos fieles al evangelio y somos fieles a nosotros mismos. Esta doctrina de Jess, tan bella, tan luminosa, tan coherente con la verdad ms profunda del ser del hombre, no fue en l fruto de una laboriosa reflexin, de una bsqueda afanosa. Fue vida en l. Jess vivi as: totalmente orientado hacia los hombres, sus hermanos. Y vivi esta doble relacin con espontaneidad, con sencillez, con magnifica naturalidad. Era una gozosa necesidad de su ser ms ntimo. Por eso, este maravilloso equilibrio entre el amor a Dios y el amor a los hombres constituye no slo la originalidad y belleza de su mensaje, sino tambin la originalidad, autenticidad y belleza de su vida. Este mensaje de la paternidad de Dios y de la fraternidad entre los

  • hombres, desde el principio hasta el final de su camino, fue vida en Jess. Por eso, nos lo propuso con sus palabras y sus ejemplos, armnicamente compenetrados y unidos. Jess vivi totalmente consagrado a Dios, su Padre. No sabais

    que yo me debo ocupar de las cosas de mi Padre?' (Lc 2,49), dijo, nio de 12 aos, en el Templo. Mi comida es hacer la voluntad de mi

    Padre (Jn 4,34), proclam, hombre maduro, en medio de los trabajos y afanes de su ministerio pblico. Padre, a tus manos encomiendo mi

    espritu' (Lc 23,46), grit moribundo en la cruz.

    Y el que haba vivido totalmente consagrado a Dios Padre, vivi totalmente dedicado a los hombres, sus hermanos. Este espritu, que inspir toda su vida, est perfectamente reflejado en aquellas

    bellsimas palabras que encontramos, en labios de Pedro, en Hch 10,30: Pas por el mundo haciendo el bien a todos. ste es el ms

    bello resumen de su vida, la radiografa ms perfecta de su corazn, el

    epitafio ms verdadero que pudo ponerse sobre su tumba. Todas las pginas del evangelio son la mejor confirmacin de la verdad y exactitud de estas palabras con las que Pedro resumi la vida del Maestro amado y admirado. Vamos a evocar una sola escena evanglica que refleja este espritu de servicio y entrega a los dems, que haba inspirado todo su ser y toda su vida. El lavatorio de los pies en la ltima cena, la noche

    en que iba a ser entregado (Jn 13,1-20), es el gesto que ms fielmente expresa la vida de Aqul que se present ante los hombres como el servidor de todos (Mc 10,45).

    Fuente de fascinacin y de credibilidad del evangelio de Jess

    Este maravilloso equilibrio entre la paternidad de Dios y la fraternidad entre los hombres, rasgo esencial del mensaje evanglico, confiere a ste toda su originalidad y belleza. Y este equilibrio

    maravilloso con que estos dos rasgos estn maravillosamente compenetrados y unidos en la vida de Jess, tal como aparece en los

    evangelios, constituye tambin la fuente de fascinacin de la figura de Jess. Y la figura de Jess, encarnacin insuperable del mensaje que propona, confiere ms credibilidad, verdad y fascinacin al mensaje de

    la paternidad y de la fraternidad que Jess nos trajo. La coherencia ms admirable entre doctrina y vida hacen ms atractivos su figura y su mensaje. Es fuente de fascinacin y de credibilidad para todo aqul que se acerque a Jess y su mensaje con ojos limpios. Y esta armona entre la preocupacin por Dios y la preocupacin por el hombre es tanto ms admirable si tenemos en cuenta que a los seguidores de Jess, a lo largo de la historia, no les ha resultado nada fcil mantenerla, ni en la exposicin terica del mensaje, ni en la vivencia prctica del mismo. Siempre ha acechado un peligro, que no ha sido fcilmente conjurado. Siempre nos amenaza subrayar un extremo con detrimento del otro.

  • Esta es la causa principal de la fascinacin que tiene para m el mensaje de Jess, que es, a la vez, afirmacin radical de Dios y afirmacin radical del hombre. Y es tambin, personalmente, la que brinda a mi fe su ms slido apoyo.

    Hacia la construccin de un mundo nuevo

    El mensaje de Jess es un mensaje estrictamente religioso, como ha quedado claro. Es teo-logia: palabra sobre Dios. Pero precisamente

    porque es un mensaje religioso o teolgico, tiene esenciales

    implicaciones en la totalidad de la persona y de la vida individual y social. Ciertamente, el evangelio busca primariamente el cambio interior, el cambio de corazn, la conversin personal. Pero esa

    conversin compromete la totalidad de la persona, no slo en su aspecto individual, sino en su dimensin social. El mensaje de Jess

    concierne al corazn y concierne a la configuracin de la sociedad. No

    es un asunto puramente interior y privado. Es una nueva actitud de Dios para el hombre, y, consiguientemente. una nueva actitud del hombre ante Dios, ante los hombres y ante la historia. Hoy est de moda resaltar que el inters de Jess se centra total y absolutamente en el hombre. Verdad indiscutible. Pero su inters se centra total y absolutamente en el hombre porque primariamente est centrado total y absolutamente en Dios (H. Kng. Ser cristiano).

    No hemos entendido el mensaje de Jess si vivimos olvidando nuestra responsabilidad en la sociedad actual, que tiene que ser configurada segn el proyecto de Dios. La historia del hombre sobre la tierra es la historia de un inmenso fracaso. Y Jess vino a encarrilar de

    nuevo la historia. El hombre, al principio, desbarat el plan originario de Dios: dijo que no a Dios (pecado de Adn y Eva). Y el que dijo

    que no, a Dios, a continuacin dijo que no al hermano (escena de Can y Abel). Los primeros captulos del Gnesis, en una alucinante y dramtica sucesin de escenas, nos muestran las consecuencias de la

    ruptura del hombre con Dios y con los hermanos. Jess, restableciendo la comunin de los hombres con Dios y con

    los dems, trata de encarrilar de nuevo la historia, devuelve al hombre su verdad original y lo pone en el buen camino. Este fue el sueo de Jess, la pasin que inflam toda su vida, la

    causa a la que consagr todas sus energas: que todos los hombres viviramos como hermanos, en esta tierra de todos, bajo la mirada de Dios, el Padre de todos. Y sa fue la que dej en nuestras manos: hacer de este hosco y desapacible planeta un hogar caliente y acogedor, una mesa redonda y familiar con sitio para todos, la casa comn de todos. Al final de la revelacin, en Apo 21,5, leemos, como una esplndida consigna final, estas emblemticas palabras He aqu que hago nuevas todas las cosas. Estas palabras hubieran sido una esplndida realidad ya, si los hombres nos hubiramos tomado en serio el mensaje que Jess nos dej: el mensaje de la paternidad de Dios y de la

  • fraternidad entre los hombres. Este mensaje no es sino concrecin prctica de la nueva imagen de Dios que Jess vino a darnos a conocer con sus palabras y con su vida.

    A modo de recordatorio final Una sntesis perfecta del mensaje de Jess: /1Jn/03/23.

    Vosotros orad as: Padre nuestro... (Mt 6,9). Estas dos palabras iniciales del Padrenuestro constituyen otra bella sntesis del ser y del

    vivir cristianos. Al decir padre, proclamamos que Dios es el padre de

    todos los hombres; y al aadir nuestro, tomamos conciencia de que todos somos hermanos. He aqu las dos palabras fundamentales, que nos recuerdan lo que somos y lo que tenemos que hacer: ser y vivir

    como hijos ante Dios y ser y vivir como hermanos de todos. Pero la ms bella y cautivadora sntesis del mensaje de Jess nos la

    ofrecen las ms bellas y comprometedoras parbolas de Jess: la

    parbola del Hijo Prdigo (Lc 15,11-23) y la parbola del Buen Samaritano (Lc 10,29-37), que no debemos contemplarlas aisladas, sino juntas, porque ambas se iluminan y refuerzan mutuamente. La parbola del Buen Samaritano se explica meridianamente a la luz de la parbola del Hijo Prdigo. Y sta es la mejor justificacin y estimulo para vivir aqulla. VCR/FASCINACION: Todos los evangelios hay que leerlos a la luz

    de la parbola del tesoro escondido (Mt 13,44-46). En la vida del cristiano, todo comienza con un fenmeno de fascinacin. As el cristiano, va y, lleno de alegra, vende todo lo que tiene... En el mensaje de Jess en la vivencia que tenemos del mismo y en la presentacin que hacemos a los dems debemos distinguir siempre dos momentos o aspectos fundamentales: Primero, hay un

    anuncio gozoso de algo bello y fascinante. Es la proclamacin. Despus, en segundo lugar, como consecuencia de aquel anuncio tan bello, somos urgidos a responder con la fe y la conversin. Es la

    interpelacin. El mensaje de Jess no es, primariamente, una invitacin a la conversin. Primero es proclamacin de la Buena Noticia. La fe y la

    conversin llegan como una feliz y espontnea consecuencia. Primero es la accin de Dios (proclamacin); despus, la respuesta del hombre (interpelacin). El anuncio del amor de Dios y de los dones de su amor

    hacen posible y exigen la respuesta. Debemos estar despiertos, porque el Seor, a toda hora, llama a nuestra puerta. Podemos abrirla o cerrarla a cal y canto (Ap 3,20).

    Garca-Revilla-V ARAGONESA/04. Pgs. 7-15

  • DIOS ES GRACIA Y AMOR

    No es posible la relacin sin el amor. Esta es la conclusin a la que

    hemos llegado hasta ahora. El paso siguiente es comprender que el hombre es o debe ser amor, con lo cual se entra de lleno en la

    esencia del mensaje evanglico, en el contenido ltimo de la predicacin de Jess. Dios, efectivamente, es el Padre que es amor y que se revela en su Hijo hecho carne, y el hombre llega a su plenitud

    cumpliendo el mandamiento nico de la nueva ley.

    a) La gratuidad de Dios El Antiguo Testamento est lleno de expresiones sorprendentes,

    pero ninguna como la afirmacin de que el Dios dueo del Universo se ha enamorado de Israel (Dt 10, 15), de tal manera que la Alianza con el pueblo adquiera la forma de una declaracin de amor (cf. Dt 26, 17-19). De ese amor procede toda la conducta de Dios para con Israel: fidelidad, gracia, salvacin: En aquel tiempo orculo del Seor ser el Dios de todas las tribus de Israel y ellas sern mi pueblo. As dice Yahv: Hall gracia en el desierto el pueblo que se libr de la espada.

    Israel camina a su descanso.

    De lejos Yahv se le apareci: Con amor eterno te he amado, por eso te he reservado mi gracia

    (Jer 31, 1-3. Cf. Is 43, 4; 54, 8.)

    El cristiano est tan acostumbrado a or estas expresiones, que ni de

    lejos percibe su carcter escandaloso: qu clase de Dios es ese que ama recordemos lo que es el amor a su criatura?, y qu clase de relacin de amor es esa que liga al Santo con el hombre pecador?:

    Puede el hombre ser justo ante Dios? puede ser puro el nacido de mujer? Si ni siquiera la luna es brillante ni a sus ojos son puras las estrellas, cunto menos el hombre, ese gusano; el ser humano, esa lomb