Meditaciones por el Albayzín.Fotografías y textos: Juan Carlos Montoya.

Foto de Portada: Vista del barrio del Albayzín desde El Peinador de La Reina de La Alambra. Habitamos espacios; lugares

que suelen permanecer en el tiempo bastante más que nosotros y nosotras. Entor-nos en los que discurren

nuestros días, pero sobre los que vivi-mos con demasiada prisa y desconcier-to.

Ya sabes cual es mi máxima: “lo ex-traordinario está en lo cotidiano” y eso es lo que quiero mostrarte en este breve libro de fotografías y textos.

Confieso que vivo muy cerca de un lu-gar privilegiado al que cada día vienen cientos de turistas a pasearse y a descu-brir. Es el Albayzín de Granada.

Dicen los versos de Francisco Asís de Icaza y Beña: “Dale limosna mujer, que no hay en la vida nada como la pena de ser ciego en Granada”, pero yo me quedo con aquellas palabras del poeta D. Pedro Soto de Rojas, que en el Siglo XVII y sobre Granada escribía: “Paraíso cerrado para muchos, jar-dines abiertos para pocos”, palabras que Lorca tomó siempre como delicio-sa definición de Granada.

Sí, este es un lugar privilegiado, pero como seguro que lo es también el lu-gar en el que tu habitas, como lo es el instante presente en el que vives cada momento.

A menudo me acerco a este precioso barrio de Granada, poblado de histo-rias, rincones, callejones y secretos es-pacios, que te invitan al encuentro con la serenidad y me pierdo por sus calle-juelas y miradores.

Practicar la atención plena mientras paseas sintiendo tu respiración y tus pies en el suelo, es uno de esos “privile-gios” baratos de ser humano que tienes siempre a tu alcance.

He querido dejarte en estas sencillas páginas, algunas de mis miradas so-bre el Albayzín. Nunca son las mismas, como nunca son iguales cada uno de los momentos que habitas.

En mis talleres de “Fotografia emocio-nal y mindfulness”, suelo proponer a los participantes un pequeño reto: Dar un paseo meditativo por tu propio ba-rrio, por el lugar en el que habitas nor-malmente y hacerlo con tu cámara de

fotos (vale con la del móvil) y dejarte llevar por tu mirada...y fotografiar ins-tantes. Normalmente lo primero que suelen decirme es eso de que “es que mi barrio es muy feo”, pero cuando rea-lizan la práctica, vuelven al taller de la semana siguiente contentos y siempre con una o dos fotografías que les hacen descubrir -como no- que “lo extraor-dinario está en lo cotidiano”.

Te ofrezco, de corazón, estas mira-das personales sobre el Albayzín de Granada y te animo a sentir tu propia respiración y sentirte vivo o viva, inde-pendientemente de tu situación emo-cional.

No hay nada que el tiempo no cure, se suele decir. Unos días hay un cielo azul que invita a la algarabía y otros un cielo plomizo bajo el que crees que ya nada será igual. Pero entre y con azules y gri-ses, siempre está la hermosura de sen-tirte vivo o viva.

Te invito, a través de la práctica de min-dfulness, a encontrar la serenidad que deseas.

Juan Carlos Montoya.© Todos los derechos reservados.

Meditaciones por el Albayzín.Fotografías y Textos: Juan Carlos Montoya.Diciembre 2015.

Andar por la vida con ese paso lento, necesario para mirar a tu alrededor y ver, con claridad, como todo lo que aparece, está ahí para ser sentido en lo más profundo de tu corazón.

Se llama vida y está ahí dispo-nible para ir creciendo como persona sin que pierdas en ningún momento la “mirada de principiante”; es voz ínti-ma que te descubre que todo, aunque ya lo hayas visto mil veces, es nuevo porque nuevo y abierto es cada día que ama-nece.

Ofrécete momentos de calma cada día. Proponte salir de tu “zona de confort” y observa lo que hay a tu alrededor. Abre el corazón y respira. Vista parcial del Albayzín bajan-

do de La Alhambra.

Subiendo hacia el Mirador de San Nicolás.

Los instantes presentes han de ser la única razón para tu tra-bajo diario. Es desde ellos des-de donde vas escalando en tu bienestar.

Todo es sencillo a nuestro alre-dedor, pero nos proponemos constantemente complicarlos con nuestros juicios, valores y suposiciones.

Cada escalón no te lleva a nin-gún sitio. Simplemente segui-rás estando donde realmente habitas, que no es otro lugar que el instante presente. Aquí y ahora. No hay más.

Si pretendes llegar a algún lu-gar, no olivdes nunca que lo importante es SER y ESTAR y nunca TENER.

Callejeando por el barrio.

Basar la vida en correr hacia ob-jetivos y metas, sin darse cuen-ta de que, en cada uno de los pasos, es desde donde, poco a poco, se va haciendo camino, es ir seguro hacia la propia de-rrota.

Siéntate cada día a contem-plar. Siéntate en silencio y siéntete. ¿De dónde vienen tus tensiones?, ¿por qué apa-rece ese estrés que llevas en la mochila?, ¿qué te impide dar los pasos que quieres dar?.

Cada día tienes la oportuni-dad de dar pasos; esos que realmente quieres dar y no los que dejas que te impongan.

Subiendo tienes una vista, ba-jando otra. Las dos son vida.

Arco de Las Pesas.

Ahora es el momento preciso de ver la luz o la salida de ese túnel en el que puedes estar.

Siempre hay momentos en los que nos gustaría desaparecer por completo, encerrarnos en nosotros y nosotras, dejar que el tiempo pase sin más, en-contrar esa quietud de la inac-ción...

Es en esos momentos cuando es bueno trabajar con tu pro-pia respiración y poner más atención en cada paso, para no dejar que el tiempo te atra-pe y seas tú quien, como sobre una tabla de surf, discurras en el natural fluir de las horas.

Tienes las riendas de tu propia vida. No tengas miedo.

Hacia el Mirador de San Nicolás.

Yo hago, yo hice, yo haré, yo tengo, yo soy, yo valgo, yo vengo, yo voy.... ¿no crees que estamos siempre con el YO ex-cesivamente encendido?.

El Ego es el mayor culpable de todos los males emocionales que nos atrapan.

Trabajar en el desapego y la compasión es la mejor forma de dejar nuestro propio YO PERSONAJE y acercarnos a nuestro YO ESENCIAL; ese que es capaz de habitar en todo momento sin echar en falta nada porque ya todo lo tiene.

¿Alguien dijo que fuese senci-llo?. Todo anda entre la luz y la sombra. Camina con el espíri-tu desnudo y lo verás.

Vista de La Alhambra desde El Mirador de San Nicolás.

Zonas de confort. Dícese de esa falsa seguridad que creemos que nos dan ciertos espacios que ya hemos convertido en habituales, y en los que nos sentimos seguros y seguras, aunque nos hayamos dado cuenta de que nos conducen a la más absoluta inacción.

Siempre hay otras formas de mirar. Los lugares que habitas tienen muchas y variadas ca-ras. No hagas la simpleza de quedarte solo con aquella que ya tienes por habitual.

Los pasos de una zona a otra de confort, están llenos de aventuras, luces y sombras que has de descubrir para se-guir creciendo como persona.

Placeta de San Miguel El Bajo.

Implícate en la vida. No dejes que los miedos te atenacen.

No temas perder nada porque ya sabes bien que un día te irás sin nada.

Me gusta esa idea del título de una novela que leí hace tiem-po: “La vida es corta pero ancha” (Susana Pérez-Alon-so), porque nos invita a salir y a mojarte y a llenarte de vida y de objetivos y metas con los que disfrutar sin perder nunca el momento presente.

Que no te deslumbre sólo la luz del mediodía, porque en los atardeceres y cuando la no-che está encima, hay instantes de lucidez a través de los que aprender. Siempre es ahora.

Nada es eterno. Nada dura para siempre. Nada puedes que-darte.

Cuando logras “darte cuenta” a través de la práctica de la meditación y de mindfulness, todo de nuevo se abre a tu al-rededor y pierdes ese miedo que no te conduce a nada.

Es en la nada donde perma-nece todo. En cada uno de los instantes presentes que apa-recen aquí y ahora en tu vida, no dejes nada por vivir.

Descubre que “lo extraordina-rio está en lo cotidiano” aun-que haya momentos en los que nada te importe.

Nada es ser libre. Presencia. Descendiendo hacia La Carrera del Darro.

Vista desde una casa típica del barrio llamadas “Cármenes”.

Foto doble página anterior: Vista de la Alhambra y Granada desde El Sacromonte.

“Granada es una ciudad de ocio, una ciudad para la contemplación y la fanta-sía, una ciudad donde el enamorado escribe mejor que en ninguna otra parte el nombre de su amor en el suelo. Las horas son allí más largas y sabrosas que en ninguna otra ciudad de España. Tiene crepúsculos complicados de luces constan-temente inéditas que parece no terminarán nunca”. Federico García Lorca en “Impresiones”.

“Meditaciones por el Albayzín” es un paseo, cámara en mano, por uno de los barrios más conocidos de Granada (Espa-ña).

Fortografías acompañadas de textos que me han ido surgiendo en su contempla-ción.

Para mí la fotografía viene de la mano de la palabra y es la palabra la que me regala la fotografía.

Practicar mindfulness o atención plena y unirlo, además, con una de mis pasiones, es lo que te ofrezco en este breve libro de miradas y voces; las que se ven y se escu-chan cuando decides poner serenidad en tus días.

Gracias por estar ahí.

Juan Carlos Montoya.