Meditaciones 3 Epístola de San Juan Apóstol

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Meditaciones 3º Juan MEDITACIONES 3 EPÍSTOLA DE SAN JUAN APÓSTOL Versículo 1 3º Juan 1:1 El anciano a Gayo, el amadoJuan, por segunda vez, escribe una breve carta personal; mostrando el mismo afecto para con un hermano en la fe y el mismo amor a la verdad de Jesucristo. Así que, conocemos al anciano, pero no estamos seguros si Gayo es el mismo al que se hace referencia en Hechos de los apóstoles (19:29; 20:4), o en las cartas escritas por Pablo a los Romanos (16:23) y a los Corintios (1:14). Por un lado, desconocemos cuándo pasó de ser amigo y compañero de Pablo, a ser el amado de Juan. Otro asunto es la mención que se hace de su lugar de nacimiento, mientras que en Hechos 19:29 se dice que era de Macedonia, en el 20:4 se menciona a Gayo de Derbe, ciudad situada en Asia Menor. Existe, entonces, la posibilidad de que sean dos creyentes con el mismo nombre. Por otro lado, la referencia de Gayo en la carta a los Romanos 16:23, nos describe a un hermano ejecutando el mismo servicio que el apóstol Juan alaba en esta tercera epístola, la hospitalidad. Este dato vincula a los dos personajes, como si fuese uno solo. Sea como sea, quedémonos con las palabras que el autor le dedica a Gayo, porque la hospitalidad mencionada en estas breves líneas, no consiste únicamente en recibir en nuestras casas a una persona para pernotar una noche o dos, y darle alimento durante ese tiempo. Gayo andaba en la verdad, no era solo un creyente que había oído y creído el evangelio, sino que andaba en él. En meditaciones anteriores hicimos referencia a este verbo “andar”. Recordemos lo más importante de él: no consiste en un momento, sino en varios pasos dados con perseverancia. Requiere ejercicio, disciplina, fuerzas, despojarte de cargas, buen alimento, contar con la protección apropiada para el tiempo que se presente; trae cansancio, caídas, dolores, lágrimas. “Andar” implica todas estas experiencias. Era conocido entre sus amigos, que enviaban saludos, pero más aún, era amado por todos ellos. Su alma prosperaba, es decir, crecía, ganaba en sabiduría y era notorio delante de muchos. Los hermanos y las iglesias daban buen testimonio de su fe, porque antes de que Juan hable del servicio, dedica los cuatro primeros versículos para destacar su comunión con Jesucristo. No olvidemos que el trabajo en la obra de Dios será recompensado no por el acto en sí, sino por las motivaciones que nos llevan a hacerlo. Otro detalle es que este hermano no hospedaba únicamente a sus amigos creyentes o a quienes despertaban su simpatía; servía a los desconocidos, y lo hacía con amor. Sabemos lo que esto significa, anteponer el deseo y las necesidades de otros, primero que las propias. No conforme con esto, Gayo les encaminaba como es digno del servicio que estos creyentes hacían para Dios. Eran mensajeros del evangelio; habían dejado su tierra, sus costumbres, sus familias, su idioma, por el nombre de Jesús. Amaban más a su Señor, que a su padre o madre, que a sus hijos, que es el amor natural; haciéndose dignos de Dios (Mt.10:37). De manera que Gayo era un apoyo espiritual en muchos sentidos, en la instrucción de la palabra, en la exhortación, en la corrección, en la oración. El hecho de que estos hermanos no aceptasen nada de los gentiles para emprender su viaje, se refiere también a lo monetario. No es difícil imaginar que Gayo, además del sustento material y espiritual, haya provisto de recursos económicos. ¿Verdad que todo esto sobrepasa los límites del pobre concepto que tenemos de hospedar? Así de amplio es el servicio de uno que anda, que persevera, que conoce íntimamente lo que desea su Señor que él o ella haga. Lo otro puede ser una tapadera.

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Autor: Ana Alejandra Ruiz Jiménez

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    MEDITACIONES 3 EPSTOLA DE SAN JUAN APSTOL Versculo 1 3 Juan 1:1 El anciano a Gayo, el amado Juan, por segunda vez, escribe una breve carta personal; mostrando el mismo afecto para con un hermano en la fe y el mismo amor a la verdad de Jesucristo. As que, conocemos al anciano, pero no estamos seguros si Gayo es el mismo al que se hace referencia en Hechos de los apstoles (19:29; 20:4), o en las cartas escritas por Pablo a los Romanos (16:23) y a los Corintios (1:14). Por un lado, desconocemos cundo pas de ser amigo y compaero de Pablo, a ser el amado de Juan. Otro asunto es la mencin que se hace de su lugar de nacimiento, mientras que en Hechos 19:29 se dice que era de Macedonia, en el 20:4 se menciona a Gayo de Derbe, ciudad situada en Asia Menor. Existe, entonces, la posibilidad de que sean dos creyentes con el mismo nombre. Por otro lado, la referencia de Gayo en la carta a los Romanos 16:23, nos describe a un hermano ejecutando el mismo servicio que el apstol Juan alaba en esta tercera epstola, la hospitalidad. Este dato vincula a los dos personajes, como si fuese uno solo. Sea como sea, quedmonos con las palabras que el autor le dedica a Gayo, porque la hospitalidad mencionada en estas breves lneas, no consiste nicamente en recibir en nuestras casas a una persona para pernotar una noche o dos, y darle alimento durante ese tiempo. Gayo andaba en la verdad, no era solo un creyente que haba odo y credo el evangelio, sino que andaba en l. En meditaciones anteriores hicimos referencia a este verbo andar. Recordemos lo ms importante de l: no consiste en un momento, sino en varios pasos dados con perseverancia. Requiere ejercicio, disciplina, fuerzas, despojarte de cargas, buen alimento, contar con la proteccin apropiada para el tiempo que se presente; trae cansancio, cadas, dolores, lgrimas. Andar implica todas estas experiencias. Era conocido entre sus amigos, que enviaban saludos, pero ms an, era amado por todos ellos. Su alma prosperaba, es decir, creca, ganaba en sabidura y era notorio delante de muchos. Los hermanos y las iglesias daban buen testimonio de su fe, porque antes de que Juan hable del servicio, dedica los cuatro primeros versculos para destacar su comunin con Jesucristo. No olvidemos que el trabajo en la obra de Dios ser recompensado no por el acto en s, sino por las motivaciones que nos llevan a hacerlo. Otro detalle es que este hermano no hospedaba nicamente a sus amigos creyentes o a quienes despertaban su simpata; serva a los desconocidos, y lo haca con amor. Sabemos lo que esto significa, anteponer el deseo y las necesidades de otros, primero que las propias. No conforme con esto, Gayo les encaminaba como es digno del servicio que estos creyentes hacan para Dios. Eran mensajeros del evangelio; haban dejado su tierra, sus costumbres, sus familias, su idioma, por el nombre de Jess. Amaban ms a su Seor, que a su padre o madre, que a sus hijos, que es el amor natural; hacindose dignos de Dios (Mt.10:37). De manera que Gayo era un apoyo espiritual en muchos sentidos, en la instruccin de la palabra, en la exhortacin, en la correccin, en la oracin. El hecho de que estos hermanos no aceptasen nada de los gentiles para emprender su viaje, se refiere tambin a lo monetario. No es difcil imaginar que Gayo, adems del sustento material y espiritual, haya provisto de recursos econmicos. Verdad que todo esto sobrepasa los lmites del pobre concepto que tenemos de hospedar? As de amplio es el servicio de uno que anda, que persevera, que conoce ntimamente lo que desea su Seor que l o ella haga. Lo otro puede ser una tapadera.

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    Versculo 2 3 Juan 1:8 Nosotros, pues, debemos acoger a tales personas, para que cooperemos con la verdad El mandato de Juan en esta epstola es totalmente contrario a la instruccin de la segunda carta; recordemos lo dicho: no lo recibis en casa, ni le digis: Bienvenido! (v.10). Es acaso que el apstol desanima a los creyentes para que no practiquen la hospitalidad? Pensis que Juan debera ser ms tolerante? Quiz este siervo de Dios debe aprender todava muchas cosas acerca del amor? A todas las preguntas la respuesta es NO. Es uno de los discpulos que ms conocemos, sus inicios, su personalidad, su carcter, su nueva vida despus de haber nacido en el Espritu. Por todo ello podemos concluir que su fidelidad le mueve a servir al Seor de esa manera. Una de las cosas que puede identificar a un cristiano es su mansedumbre, su bondad y humildad, y de ellos se espera que sean apacibles. Pero cuando tiene que ver con la santidad de Dios y su evangelio, encontramos a estos siervos dando sus propias vidas, pasando por tribulaciones, prisiones, azotes, desvelos, necesidades, angustias (2Cor.6:4,5; Heb.11:36,37), en defensa de la sana doctrina. Ponindose ellos primero en situacin para servir de ejemplo; luego, enseando, aconsejando e impartiendo mandamientos de cmo debe ser la conducta de los hijos de Dios. El mismo Jess dio azote de cuerdas, ech fuera del templo a todos, y las ovejas y los bueyes; y esparci las monedas de los cambistas, y volc las mesas (Jn.2:15). Qu esperabas leer en este caso? Su carcter es santo, por lo que en medio de todo esto, no dej de ser el Dios de amor, paciente y bondadoso. Aunque dej claro a quin quera honrar primero y antes que nada, a su Padre celestial. La pregunta para nosotros es si el amor que le tenemos a l y a su palabra, y el celo por su santidad, nos lleva a posicionarnos claramente con quin estamos y a quin servimos. Nos identificamos con el Seor en este sentido? O somos como los hermanos de Laodicea, que para no sufrir persecucin, burla o rechazo, y para no perder la comodidad de una vida sin altibajos, optaron por un carcter tibio. No nos confundamos! Juan niega el recibimiento a algunas personas en la segunda carta porque estos andaban extraviados y no perseveraban en la doctrina de Jesucristo; mientras que Gayo andaba en la verdad, y muchos daban testimonio de ello. Por eso Juan, y otros, alaban su carcter sabio y hospitalario. Versculo 3 3 Juan 1:9 Yo he escrito a la iglesia; pero Ditrefes, al cual le gusta tener el primer lugar entre ellos, no nos recibe Es el nico lugar donde vamos a encontrar a este personaje, Ditrefes, pero sus acciones fueron notorias y marcaron parte de la vida de Juan, hasta el punto que es el segundo personaje de los tres mencionados en su tercera epstola. De l solo sabemos lo que est escrito. Dos datos nos indican que tena cierto poder en medio de la iglesia: Uno, no reciba a Juan ni a sus colaboradores, sin explicar las razones; tampoco a otros hermanos. Dos, expulsaba a los que s estaban dispuestos a acogerles. El apstol dice tambin que a Ditrefes le gustaba tener el primer lugar entre ellos. Igual que vosotros, he pensado cuando Jess hablaba respecto a los escribas y los fariseos, aquellos que hacan todas sus obras para ser vistos por los hombres, amaban los primeros asientos en las cenas, y las primeras sillas en las sinagogas (Mt.23:,5 6). As como el fariseo que narra Lucas; este hombre suba al templo a orar, se pona en pie y oraba consigo mismo (Lc.18:11).

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    Adems, Ditrefes parloteaba con palabras malignas contra Juan y los suyos. No sabemos ciertamente qu deca, pero no es difcil pensar en las palabras de juramento y maldicin con que Pedro neg al Seor (Mt.26:74). Entre los fariseos y escribas tambin haba unos que despotricaban contra Jess diciendo que por Beelzeb echaba fuera los demonios, librando a los hombres de su cautividad (Mt.12:24, Mr.3:22). La comparacin es radical, pero como veris, Juan ni siquiera le llama hermano, tampoco amado, como lo hace con el resto de creyentes a quienes se dirige. Su posicin era de podero, ms no de autoridad, por eso era de mal ejemplo para todos. El apstol advierte no imitar lo malo o conductas como las de este personaje; el que hace lo malo no ha visto a Dios. Si la responsabilidad de Ditrefes en la iglesia era de obispo, de dicono, de maestro o de predicador, desde luego estaba fuera del perfil que Dios en su sabidura dise para estos quehaceres. El testimonio, la llenura del Espritu y la sabidura son solo algunos de los requisitos para ejercer dichos trabajos. En cuanto a los diconos, la palabra dice: Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete varones de buen testimonio, llenos del Espritu Santo y de sabidura, a quienes encarguemos de este trabajo (Hch.6:3). Si es sobre los obispos: Tambin es necesario que tenga buen testimonio de los de afuera (1Tim.3:7). El primer trabajo es un grado honroso, el segundo citado es una buena obra; nada de esto es un cargo, ni una posicin, pero al parecer Ditrefes, como otros, estaba ms ocupados en envanecerse que en entregarse en servicio a los dems, Apacentad la grey de Dios que est entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancias deshonesta, sino con nimo pronto; no como teniendo seoro sobre los que estn a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey (1P.5:2,3). Versculo 4 3 Juan 1:12 Todos dan testimonio de Demetrio, y aun la verdad misma; y tambin nosotros damos testimonio, y vosotros sabis que nuestro testimonio es verdadero El testimonio, como sabemos, es la referencia que se puede dar acerca de la conducta de una persona. En este caso eran buenas, y Juan no se deja a nadie fuera a la hora de mencionar quines podan testificar de Demetrio. Las tres menciones son igual de valiosas; estas son: la iglesia, la verdad y ellos mismos. Los primeros son los creyentes que se haban beneficiado con la presencia de ste hermano. Seguramente Demetrio comparta con los que le rodeaban las bendiciones personales recibidas del cielo. stas pueden ser econmicas, pues muchos hermanos son prosperados en sus trabajos y llamados a ser sustento en el Seor de otras familias, a parte de la suya; as como aportar para el crecimiento del reino. Desde luego, si hablamos de lo espiritual, el buen testimonio de un creyente consiste en instruir, aconsejar, guiar, ser de ejemplo, siendo usado como instrumento para la edificacin. Un creyente crece y sirve en la obra de Dios si mantiene una comunin ntima con su Seor, y por supuesto, una comunin hermanable con otros salvados, maestros y pastores sabios, espirituales y entregados. La verdad tambin daba buenas referencias del amado hermano, pues seguramente, sus pasos, sus enseanzas, su vida, estaban en total armona con el evangelio predicado, credo y dejado a la iglesia. Ni una nota, ni un acorde hacia desentonar la meloda que se elevaba hasta la presencia de Dios, proveniente del corazn de Demetrio; por lo tanto, reciba la aprobacin desde el trono. Finalmente, la tercera mencin corresponde a Juan y todos los que le acompaaban. No era por boca del apstol nicamente que se escuchaba hablar bien de Demetrio, sus compaeros de milicia

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    confirmaban esta verdad; y ellos se conducan como es digno del evangelio, por lo que validaba su opinin hacia este creyente. Quin puede dar buen testimonio de nosotros? Padre, madre? Esposo, esposa? Amigo, amiga? Quiz los vnculos que nos unen a ellos les impidan hablar con honestidad respecto a nuestra conducta. Debemos buscar fuentes fieles y leales a Dios para tratar un asunto tan serio, y no aquellas que alegran nuestros odos, aunque con eso nos estn haciendo un flaco favor. Versculo 5 3 Juan 1:15 La paz sea contigo. Los amigos te saludan. Saluda t a los amigos, a cada uno en particular. Amados, hijitos, hermanos, amigos; la entrega de Jesucristo gan para nosotros una salvacin tan grande que se extiende hasta darnos ricas herencias. Muchas son para cuando estemos en el reino eterno, otras para ser disfrutadas en el tiempo presente, en la tierra de los vivientes. La familia del Seor. Pensemos en los menos aventajados: para los hurfanos, Dios es Padre de ellos (Sal.68:5). Las viudas jvenes volvern a casarse y criarn hijos (1Tim.5:14); las que de verdad lo son, si hubiere creyentes entre sus familiares, sern mantenidas por ellos; si no, sern atendidas en la distribucin diaria por los diconos de la iglesia (1Tim.5:16; Hch.6:1). Los abandonados por padre o madre sern recogidos por los brazos amorosos de Jehov (Salm.27:10). Los traicionados por aquellos, al parecer ntimos, guas, familiares o amigos, vern redimida su alma en la paz de Dios sobre toda enemistad que se levante contra ellos (Sal.55:12-18). La estril habitar en familia, rodeada de hijos (Sal.113:9). Los aventajados que gozan de una familia en la carne entregada a Cristo, vern incrementados sus miembros con los hijitos amados, hermanos y amigos que el Seor ha tenido a bien sumar a nuestro haber. Ellos estn para soportarnos, que significa ms bien servir de punto de apoyo cuando nuestras fuerzas caen. Para instruirnos, as como Pablo hizo con Timoteo en su juventud; o las mujeres ancianas con las ms jvenes, para ensearles a conducirse de forma prudente con su marido, en su casa, con los hijos, procurando de esta manera que la palabra de Dios no sea blasfemada (Tito 2:3-5). Reprendiendo al hermano que pecare contra ti, con el fin de ganarle, es decir, recuperar el afecto de su corazn (Mt.18:15). Exhortando tambin a los jvenes, siendo ejemplo en todo; enseando con integridad y seriedad (Tito 2:6,7). Disciplinando como a hijo y en el amor del Seor, Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero despus da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados (Heb.12:6-11). Para esto, y ms, est nuestra familia en la fe. Ella es nuestra riqueza heredada para proporcionarnos unas mayores, esas que nos aguardan en los cielos, junto a nuestro Padre, nuestro Seor, nuestro Maestro, nuestro Amigo.