Max Bill y MC Escher

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Parcial Lenguaje Visual IIICátedra: Ara Monti / Docente: Juan Pita Alumno: Andrés Martínez -Decodificar-deconstruir la red textual y la estructura básica de ambas imágenes. -Establecer vínculos rizomáticos entre las diferentes capas analizables de ambas imágenes. Se debe poner en juego los conceptos vistos. -En función de los 2 puntos anteriores desarrollar un escrito a modo de artículo en el cual se desarrolle una crítica que involucren los siguientes conceptos: rizoma (y sus principios), modo de pensamiento latino-hermético, mensaje o texto estético, funcionalidad estética (ambiguedad-autorreflexividad), organización en el plano y en el espacio (información- redundancia), y vincular también al texto de Borges, “La biblioteca de babel”.

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analisis formal conceptual de obras de ambos autoresx andrés martinez

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-Decodificar-deconstruir la red textual y la estructura bsica de ambas imgenes.-Establecer vnculos rizomticos entre las diferentes capas analizables de ambas imgenes. Se debe poner en juego los conceptos vistos.-En funcin de los 2 puntos anteriores desarrollar un escrito a modo de artculo en el cual se desarrolle una crtica que involucren los siguientes conceptos: rizoma (y sus principios), modo de pensamiento latino-hermtico, mensaje o texto esttico, funcionalidad esttica (ambiguedad-autorreflexividad), organizacin en el plano y en el espacio (informacin-redundancia), y vincular tambin al texto de Borges, La biblioteca de babel.Parcial Lenguaje Visual IIICtedra: Ara Monti / Docente: Juan PitaAlumno: Andrs Martnez

Decepcionar es un placer[footnoteRef:1] [1: Gilles Deleuze, Carta a un crtico severo, citado en http://estafeta-gabrielpulecio.blogspot.com.ar/2010/11/gilles-deleuze-carta-un-critico-severo.html]

A nivel de la red textual, ambas obras se presentan, en principio, en una trama regular, una particin del espacio compuesta por perpendiculares y diagonales.Bill escoje elementos, figuras geomtricas sencillas: cuatro cuadrantes con cuadrados rotados compuestos por tringlos, que componen una trama-estructura regular. A primera vista lo codifico como formas simples, en una estructura y disposicin casi cartesiana, sospechosamente centralizada, redundante. En una segunda instancia, casi inmediatamente, ste cdigo se rompe (ruptura asignificante) y los elementos antes redundantes comienzan a propagar informacin por el uso de los colores que desprograma totalmente la primera percepcin de formas simples, del ojo capturando un cdigo de lo cuadrangular-diagonal. El modelo-calco con el que parto propone una secuencia causal: es el de unas formas (primero) y unos colores (despus), como un libro para colorear. Y esa concepcin (concepto) esttica, estructurada, se desterritorializa al dejarnos impregnar por los timbres colorsticos. Ahora la concepcin da paso a una percepcin (percepto) en devenir. La redundancia previsible de aquella primer concepcin unvoca, a modo de de laberinto clsico, es cuestionada por la ambiguedad que presenta en su coloracin, ya que propone muchas direcciones de lectura simultneas, rizomticas. La lnea de fuga (lo que me saca del calco) se produce por la simpata que se empieza a dar al reposar uno la vista. Dejar de atribuir sentido a partir de un esquema-calco. Comenzar a percibir: los colores se llaman unos a otros simpticamente, en un recorrido elctrico, una estampida cromtica, de maneras mltiples, coexistentes, hermticas. Como si hubiera un nio trazando un garabato-laberinto rizomtico. Rizoma donde cualquier punto se conecta con otro, y otro, y as. Y la lnea sigue fugando y desterritorializando el esquema de los cuatro cuadrantes y cuatro rombos aburridos. Mas esa imagen o primera impresin atribuda no se va nunca, queda como un fsil funcionando en transparencia y tensin con lo informal elctrico, inasignable e inapresable. El mensaje de la obra oscila entre el esquema latino, que establece sus fronteras, ejes, y particiones; y el hermtico, que desestabiliza, desanda, desanuda. Mobicamente, muestra el reverso donde las correspondencias y afinidades no son causales, y los recorridos para entrar y salir nunca sern los mismos. Un libro total, de infinitas lecturas.El moebio nos eyecta al mosaico I de M. C. Escher. Y para no empezar nuevamente por la particin del espacio y su estructura, lo har por el plano de la imagen figurativa. Lo primero que hay es una pelea en la mirada, que es decepcionada. Ella quiere figuras. Y las hay: pero slo figuras. Necesito un fondo, un espacio vaco. El codigo de captura figura-fondo no funciona. Cada figura se vuelve, a su vez, fondo de la contigua. El espacio est abarrotado, asfixiado, envasado al vaco: Espacio hermtico. Las piezas ensamblan unas a otras perfectamente, como la biblioteca hexagonal de Babel, la colmena infinita. Si miro una figura negra, las dems negras avanzan y las blancas retroceden; y viceversa. Lo heterogneo se vuelve un tablero. Si voy mirando una figura tras otra es una experiencia de prdida, un abandonar el territorio conquistado para poder conquistar el siguiente, un anti-imperio, sin centro posible. Algo se nos escapa permanentemente. Lo que enfoco es formado por lo que no enfoco. Lo informe forma. Lo indefinido define. En la realidad que Escher ve, no hay cosas en s: solo hay contexto (y contacto), una multiplicidad continua que percibimos en trminos discretos: A, B, C. Pero no: es un laberinto hermtico. O un laberinto latino en continua desterritorializacin. A engendra a B engengra a A, y a la vez son engrendrados por C, gestado por ambos. El tercero excludo greco-latino es aqu el tercero incluyente. Mutuamente constitutivos, simultneos, no secuenciales. S secuencializables, al describirlos, a causa del carcter latino de nuestro lenguaje: palabras como causar, engendrar,gestar; o proposiciones y conjunciones causales como por eso, pese a ello, en consecuencia, etc. Y an la mirada, llena de lenguaje, tiende tambin a esta lgica causal. Por eso la sensacin de disputa en la mirada, de no llegar nunca a la imagen, de quedar perplejo en mi propia necesidad de identificar, obturado por una concepcin del mundo suplementaria a ste, codificadora y cosificadora de un espacio lleno de presencias (o mejor, presencias que hacen el espacio) en donde, ms que ser, se est. Escher nos expone a una doble resistencia: La de nuestra estructura perceptiva resistiendo la irrupcin de lo informe que a su vez resiste insistiendo, abriendo siempre nuevas grietas por donde menos se lo espera, donde todava no hay nombres. En definitiva, vemos lo que nos permitimos ver. Ambas obras son dirigidas al aparato perceptivo. En una cremos haber llegado rpido a su resolucin y nos deja en el medio del laberinto garabateado lleno de atajos cromticos y paredes transparentes. En la otra nos despertamos en un laberinto que no vamos a poder resolver, ambiguo, donde la salida es la misma entrada. Ambas decepcionan, y es, como dice Deleuze, placentero.

Andrs Martnez DNI 28.749.254