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En esta comunicación se abordan los materiales y las técnicas constructivas empleadas por la arquitectura popular ganadera del valle oscense de Gistaín. El va- lle de Gistaín o Chistau es un valle pirenaico ubicado en la zona central de la cordillera, formado por la cuenca natural de recepción del río Cinqueta, afluen- te del Cinca. En el caso de este valle son prácticamente concor- dantes el concepto orográfico y el valle entendido como entidad administrativa tradicional, algo usual en el Alto Pirineo, pero no en los territorios más al Sur, también conocidos como Prepirineo. El valle limita al oeste con el valle de Bielsa, al norte con Francia, con el valle del Aure, del que le separan altos picos y collados como el Puerto de Plan, Puerto de la Madera, Culfreda, Puerto de la Pez y Bachimala, al este con el valle de Benasque, ya en la comarca de la Ribagorza, y por el sur queda cerra- do por el macizo de Cotiella y Punta Llerga. La topografía del Valle de Gistaín es muy acciden- tada, con picos y crestas que en algunos casos supe- ran los 3000 m de altitud y casi todo su territorio (98,5%) por encima de los 1.000 metros. La entrada del valle es muy cerrada, hasta llegar a un pequeño ensanchamiento de la ribera a la altura del núcleo de Saravillo, que se sitúa sobre un altoza- no en la margen izquierda. En esta vega de Saravillo el valle se divide en dos riberas: la Comuna de Sin, donde también se encuentran los núcleos de Serveto y Señés, que baja en dirección Noroeste, y la princi- pal, que atravesando el abrupto paso de la Inclusa, lleva a Plan, Gistaín (Chistén) y San Juan, el valle de Chistau propiamente dicho, que da nombre a toda la ribera. A partir de este punto el valle toma dirección Norte-Sur, estrecho y rodeado de fuertes pendientes cubiertas de pinares y algunos llanos donde aparece el aprovechamiento humano en forma de praderas características, que también ascienden por algunas laderas, hasta el paraje conocido como Es Plans en el que confluyen dos valles secundarios correspondien- tes al Cinqueta de la Pez y al Cinqueta de Añes Cruces. Esta parte alta del valle está dominada por los grandes macizos del Posets —Espadas y del Bachi- mala en el Nordeste y los macizos de Punta Suelza y Culfreda al Norte. EL MEDIO FÍSICO El rasgo más característico del territorio y más deter- minante para el hábitat humano es su elevada altitud media, así como la también muy elevada pendiente media de los terrenos. Sólo el 1,5 % del terreno es inferior a los 1.000 m de altitud, y el 81 % supera los 1.500 m. Estas características condicionan de forma deter- minante la ubicación de los núcleos de población. Es muy escaso el suelo en cota inferior a los 1500 m, que es prácticamente un tope para el establecimiento de núcleos permanentes en el Pirineo, así como los suelos sin pendientes excesivas. Si a esto le sumamos Materiales y sistemas constructivos de la arquitectura popular del valle de Gistaín Carlos Fernández Piñar

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En esta comunicación se abordan los materiales y lastécnicas constructivas empleadas por la arquitecturapopular ganadera del valle oscense de Gistaín. El va-lle de Gistaín o Chistau es un valle pirenaico ubicadoen la zona central de la cordillera, formado por lacuenca natural de recepción del río Cinqueta, afluen-te del Cinca.

En el caso de este valle son prácticamente concor-dantes el concepto orográfico y el valle entendidocomo entidad administrativa tradicional, algo usualen el Alto Pirineo, pero no en los territorios más alSur, también conocidos como Prepirineo.

El valle limita al oeste con el valle de Bielsa, alnorte con Francia, con el valle del Aure, del que leseparan altos picos y collados como el Puerto dePlan, Puerto de la Madera, Culfreda, Puerto de la Pezy Bachimala, al este con el valle de Benasque, ya enla comarca de la Ribagorza, y por el sur queda cerra-do por el macizo de Cotiella y Punta Llerga.

La topografía del Valle de Gistaín es muy acciden-tada, con picos y crestas que en algunos casos supe-ran los 3000 m de altitud y casi todo su territorio(98,5%) por encima de los 1.000 metros.

La entrada del valle es muy cerrada, hasta llegar aun pequeño ensanchamiento de la ribera a la alturadel núcleo de Saravillo, que se sitúa sobre un altoza-no en la margen izquierda. En esta vega de Saravilloel valle se divide en dos riberas: la Comuna de Sin,donde también se encuentran los núcleos de Servetoy Señés, que baja en dirección Noroeste, y la princi-pal, que atravesando el abrupto paso de la Inclusa,

lleva a Plan, Gistaín (Chistén) y San Juan, el valle deChistau propiamente dicho, que da nombre a toda laribera. A partir de este punto el valle toma direcciónNorte-Sur, estrecho y rodeado de fuertes pendientescubiertas de pinares y algunos llanos donde apareceel aprovechamiento humano en forma de praderascaracterísticas, que también ascienden por algunasladeras, hasta el paraje conocido como Es Plans en elque confluyen dos valles secundarios correspondien-tes al Cinqueta de la Pez y al Cinqueta de AñesCruces.

Esta parte alta del valle está dominada por losgrandes macizos del Posets —Espadas y del Bachi-mala en el Nordeste y los macizos de Punta Suelza yCulfreda al Norte.

EL MEDIO FÍSICO

El rasgo más característico del territorio y más deter-minante para el hábitat humano es su elevada altitudmedia, así como la también muy elevada pendientemedia de los terrenos. Sólo el 1,5 % del terreno esinferior a los 1.000 m de altitud, y el 81 % supera los1.500 m.

Estas características condicionan de forma deter-minante la ubicación de los núcleos de población. Esmuy escaso el suelo en cota inferior a los 1500 m,que es prácticamente un tope para el establecimientode núcleos permanentes en el Pirineo, así como lossuelos sin pendientes excesivas. Si a esto le sumamos

Materiales y sistemas constructivos de la arquitectura popular del valle de Gistaín

Carlos Fernández Piñar

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Administrador
Texto escrito a máquina
Actas del Sexto Congreso Nacional de Historia de la Construcción, Valencia, 21-24 octubre 2009, eds. S. Huerta, R. Marín, R. Soler, A. Zaragozá. Madrid: Instituto Juan de Herrera, 2009
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los condicionantes de orientación, soleamiento y ex-posición, quedan realmente muy pocos lugares aptospara la ubicación de los pueblos, que son precisa-mente los elegidos.

En el sustrato geológico predominan los materia-les del Paleozoico y Secundario, principalmente. Enla parte Norte y Nordeste aparecen los elevados ma-cizos graníticos rugosos y muy desprovistos de sue-lo, con abundancia de pizarras y esquistos. En lazona Sur el paso del Cinqueta se ve cerrado por lasrocas calizas del macizo de Cotiella, levantadas en laorogenia alpina y que obligan al río a realizar unbrusco giro hacia el oeste-suroeste, abriéndose paso através del mencionado paso de la Inclusa.

Este sustrato geológico difiere del más común enla comarca de Sobrarbe a la que pertenece el valle,siendo éste calcáreo en la mayor parte del territorio.Sólo en el extremo nororiental, precisamente en elárea de estudio planteada, aparecen las rocas ígneas ymetamórficas: granito y pizarras. Esto va a ser unfactor diferencial, por los materiales disponibles, delas arquitecturas de los valles de Gistaín y Bielsa res-pecto al resto de Sobrarbe, donde todo lo que afloraes sedimentario: calizas en las cumbres mas vistosas(Monte Perdido, Peña Montañesa), areniscas y mar-gas en la depresión del corazón de Sobrarbe, calizasde nuevo y conglomerados al sur.

FORMAS DE EXPLOTACIÓN DEL TERRITORIO

Severino Pallaruelo es uno de los autores que mejorhan estudiado la relación de la actividad ganadera pi-renaica con su ocupación del territorio (Pallaruelo1988, Pallaruelo 1993).

En el valle de Gistaín confluyen dos formas de ex-plotación ganadera del territorio. La primera, las pra-deras de siega, se corresponden con el ganado funda-mentalmente vacuno que practica la transterminanciaascendente o transhumancia de corto recorrido. Esteganado permanece en el valle estabulado en las bor-das (pero no en el pueblo) durante el invierno, y subea los pastos de alta montaña en verano (entre el mesde Julio y el mes de Octubre). A este tipo de transhu-mancia de corto recorrido se asocian por tanto lasbordas, que permiten la explotación mixta de las am-plias praderas naturales del valle. El aprovechamien-to de las praderas de siega en las que se asientan lasbordas, casi siempre en bancales escalonados gana-

dos a la montaña, es a diente durante la primavera yel otoño y a siega en los meses de verano, acumulán-dose el heno en el pallé para la alimentación invernalde las vacas.

El ganado vacuno comparado con el ovino ha teni-do poca importancia históricamente en el área pire-naica aragonesa. Sin embargo, en el valle de Gistaínparece conocer ya un cierto auge a mediados del sigloXIX. Según Pascual Madoz en su Diccionario Geo-gráfico-Estadístico-Histórico,1 este ganado aparececomo una de las riquezas importantes de los munici-pios del valle. También habla de la recría de ganadomular, que era después exportado, principalmente aFrancia. Podemos suponer por tanto que el actualconjunto edificado de bordas proviene de esta época yno de mucho más atrás en el tiempo, pues la tipologíaestá especialmente adaptada para el uso por ganadovacuno, aunque existen algunas bordas que tambiéntienen pesebres para ovejas, y otras, de menor tama-ño, denominadas bordetas, de uso exclusivo de gana-do ovino.

A este sistema se le superpone el de los pastos enlos puertos, ligados a la tradicional transhumanciadescendente, fundamentalmente practicada por el ga-nado ovino. A este espacio corresponden las majadassituadas en los puertos, cuyo fin era dar cobijo a lospastores durante los meses estivales. Históricamentefue de una importancia enorme. Las construccionessituadas en los puertos podrían servir tanto a pastoresde ganado ovino transhumante como a los pastoresde ganado vacuno transterminante.

El sistema de ocupación del territorio usado en laparte alta del valle de Chistau está caracterizado poragrupar a la población en tres núcleos, Plan, San Juande Plan y Gistaín, con un tamaño medio, bastantegrande para lo que es habitual en el Pirineo de Hues-ca, con una población total en torno a los 1.000 habi-tantes y muy próximos entre sí. El valle es amplio,con abundantes pastos que mantenían una cabaña ga-nadera muy abundante. Las praderas de siega alejadasde los núcleos de explotan por medio de bordas, quellegan a formar concentraciones a modo de pobladosestacionales, a veces incluso con su propia ermita(San Mamés, San Fabián). Estas concentraciones for-man los barrios de bordas que ocupan las laderas aambos lados del río Cinqueta: La Poma, Viciele, Li-sier, San Mamés, Feneplán, Viadós, Dondelapar, etc.

Este modo de hábitat difiere del usual en el restodel Pirineo de Huesca, donde es mucho más habitual

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que la población esté más dispersa en un número ma-yor de pequeñas aldeas, que controlan y explotanunos prados y campos de cultivo mucho más redu-cidos.

Las causas de estos diferentes modos de explota-ción son diversas. En el valle de Giataín la orografíaes determinante. La elevada altitud media y tambiénla pendiente prácticamente imposibilitan la ubicaciónde ningún núcleo de población estable además de losexistentes. Es preciso señalar que son escasísimos lospueblos pirenaicos que superan la cota de os 1.500metros de altitud (Gistaín es uno de los más eleva-dos) y en general los prados de siega se sitúan porencima de esta cota. Las condiciones del terreno (so-bre todo las pendientes medias superiores al 40%) yla orientación determinan la ubicación de los núcleosexistentes.

Por otro lado, la abundancia de pastos en el vallepropicia una economía orientada casi totalmente ha-cia la ganadería, mientras otras zonas del Pirineo per-miten una diversificación de la producción. A esteefecto hay que hacer referencia a la distinción de dosespacios económicos muy diversos, los altos valles yla zona prepirenaica.

TIPOLOGÍAS ARQUITECTÓNICAS

DE LA ARQUITECTURA GANADERA

La borda es una construcción agropastoril que seencuentra por todo el Pirineo, tanto en la vertienteespañola como en la francesa, aunque no con lamisma profusión en todas las zonas. Este aspectofue estudiado por el geógrafo francés Max Daunas(1976).

Podemos distinguir la borda propia de los altos va-lles, con una doble finalidad (por un lado sirve paraalbergar ganado y pastores y por otra, para guardar lahierba, paja u otros productos agrícolas) de la máshabitual en las Sierras y la zona prepirenaica, habi-tualmente denominada borda de era, y cuya finalidadestá más orientada a lo puramente agrícola.

La borda consta de un edificio de planta rectangu-lar, construido en mampostería, y con tejado a dosaguas. Normalmente cuenta con una superficie entrelos 50 y los 100 m2, con dos plantas superpuestasaprovechando la pendiente del terreno de tal modoque se accede de forma directa e independiente acada una de ellas. Esta solución economiza por un

lado, evitando la necesidad de construir una escalerainterna de comunicación entre los dos pisos, y porotro, independiza los dos diferentes usos de la borda,la actividad agrícola arriba, la actividad ganaderaabajo.

En la planta baja se sitúa el establo, casi siempredestinado a ganado vacuno. Adosados a los muros deesta planta se encuentran los pesebres, sobre los quese colocan las rastilleras (listones de madera forman-do una especie de parapeto sobre los que se arroja lahierba)

En la planta superior se encuentra el henil o pajar,pallé, donde se almacena el heno procedente de lasiega en los meses de verano. Ambas plantas puedenestar comunicadas por una escalera interior, lo queno es muy usual en el valle, pero si que aparecen lastrapas, trampillas en el entarimado de madera que di-vide las dos plantas que permite echar directamenteel pasto desde la superior a los pesebres de la inferior(figura 1).

Las bordas cuentan con muy pocos huecos. A laplanta baja se accede por un amplio portalón, y ala planta alta por un gran hueco por el que se introdu-ce el heno.

Asociada a la borda suele situarse la cabana, unapequeña construcción de piedra, de unos seis u ochometros cuadrados y un solo un piso, que sirve de re-fugio al ganadero. En ella se enciende el fuego paracocinar, y en ocasiones se pernocta. Otros testimo-nios hablan de que en la época de siega se dormía enel piso superior de la borda, lo que habría sido posi-

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Figura 1Interior del pajar de una borda en la Ribera de Gistaín

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ble antes de guardar en él el heno, pues una vez al-macenado éste produce gases que imposibilitaríaneste uso.

La utilidad de las cabanas como refugio varía se-gún la distancia al pueblo y la altura. Así, las caba-nas correspondientes a las bordas más cercanas alpueblo, solo son refugio ocasional en caso de tor-mentas, mientras que las situadas en los parajes másalejados y altos son vivienda permanente del pastordurante su estancia en el puerto.

La cabana puede aparecer adosada a la borda, o li-geramente separada de ella. Suele estar cubierta congruesas losas de piedra, en ocasiones aprovechandotambién una gran roca como parte de los paramentos.La entrada es muy baja, de aproximadamente un me-tro veinte de altura y suelen contar con puerta de ma-dera y cerradura. En el muro frontal suele apareceralgún tipo de abertura para que salga el humo. Proba-blemente el origen de estas construcciones es preci-samente el alto peligro que conllevaba hacer fuegopara cocinar en el interior de las bordas, aún máscuando éstas estaban techadas con paja de centeno(figura 2).

Por último, en el valle de Gistaín se denominantambién cabanas a las cabañas de los pastores situa-das en los pastos de altura, aquellos que se aprove-chan en los meses de verano y situados generalmentepor encima de los 1.700 m de altitud. Estas construc-ciones están en general asociadas al uso de los pastosestivales por el ganado ovino transhumante, aunquetambién sube el vacuno (figura 3).

Estas cabanas se diferencian por ocupar espaciodel común, pudiendo ser las construcciones de pro-piedad privada o de uso y mantenimiento comunita-rios. Las cabanas que aún quedan son seguramentelas construidas y mantenidas por las gentes del valle,pero debieron existir más, algunas probablementeconstruidas por ganaderos que arrendaban pastos,pero que no pertenecían al valle. Este otro tipo deconstrucciones probablemente se limitaba a unosmuros sobre los que se extendía una cubierta de ra-majes que se renovaba cada año.

Las cabanas con un carácter más permanente sue-len prolongarse en un muro bajo que se utiliza comomuidero. Colocando baranas móviles de madera enparalelo a él se realiza un estrecho pasillo por el quese hace pasar las ovejas para ordeñarlas.

También aparecen estas cabanas asociadas a co-rrales o cerrados.

CARACTERÍSTICAS CONSTRUCTIVAS. LA BORDA

El principal material constructivo, tanto para lasconstrucciones ganaderas del valle como para laspropias casas, es la piedra.

Fundamentalmente en el valle se usan tres tipos depiedra: el granito, la piedra roya (areniscas y limoni-tas rojas), y piedra gris pizarrosa. También aparece latosca, un tipo de piedra porosa y ligera muy utilizadaen las campanas del hogar y de la chimenea de las vi-

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Figura 2Cabana adosada a borda en la zona de Viadós

Figura 3Cabana en el puerto en las cotas superiores del barranco dela Poma

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viendas, pero que en las bordas aparece con menosfrecuencia.

Los muros son de mampostería con argamasa decal y grava, de entre 50 y 70 centímetros de grosor.Las piedras de mayor tamaño y más trabajadas sesuelen situar en las esquinas, siendo el resto de tama-ños bastante irregulares y asentadas con piezas demás pequeñas.

El material utilizado para los muros es el que seencuentra más a mano, dándose por tanto variacionesen las distintas zonas del valle. Existen muros casiexclusivamente compuestos con granito, en aquellaszonas en que éste aflora o ha sido arrastrado por elrío, mientras en otras zonas el muro incluye una altaproporción de areniscas y limonitas rojas que dan uncolor pardo-rojizo a los edificios.

Material también importante en la composición delos muros era la cal, utilizada como sustituto del ce-mento en la argamasa. Su elaboración se llevaba acabo en hornos situados en las cercanías del lugar deextracción de la piedra utilizada, normalmente unacaliza de color oscuro. Estos hornos, antaño abun-dantes en el valle, se construían con forma cilíndricacon granito, si este material estaba disponible en lascercanías, o con otra piedra que aguante bien el ca-lor. El diámetro del horno podía estar en torno a lostres metros y la profundidad de seis o siete, y nor-malmente se construía aprovechando un desnivel delterreno.

En el interior del horno se introducía la piedra decal, formando una bóveda por encima de la cámarade combustión. Ésta cuenta con una abertura por laparte inferior por la que se introducen los fajos demadera de boj con los que se alimenta el horno. Erannecesarios entre 1500 y 1800 fajos de leña para ali-mentar el horno durante los 7 u 8 días que duraba lacombustión. Cuando sale humo blanco por la partesuperior del horno se sabe que la cal está cocida. Esteproceso de elaboración de la cal se realizaba de for-ma comunitaria, colaborando un conjunto de casas ydistribuyendo después proporcionalmente la cal entretodas (Ortega, Lasaosa y Sarasa 1999).

La madera aparece en las bordas en la composi-ción de los escasos vanos, el portalón de acceso alestablo, así como la estructura de los pesebres y lasrastilleras sobre las que se arroja el pasto desde elnivel superior. Éste se compone de un suelo de enta-blado de madera colocado sobre gruesas vigas demadera, colocadas transversalmente a intervalos en-

tre los 65 y los 85 cm y apoyadas directamente sobreel muro. Este entarimado que forma el suelo no llegaa los muros longitudinales, dejando las trapas, hue-cos por las que se deja caer el heno sobre las rastille-ras del nivel inferior.

Las maderas más utilizadas son las de pino y abe-to. La madera destinada a la construcción se cortabaen invierno. La explotación maderera fue una de lasprincipales fuentes de riqueza del valle, exportandogran cantidad a Francia por el Puerto de la Madera yhacia el valle del Ebro bajando en nabatas por el Cin-queta y el Cinca.

El valle contaba con varias serrerías, sarras, queaprovechaban para su funcionamiento la riqueza fo-restal como materia prima y la fuerza del agua comofuente de energía. Una de estas serrerías está siendoactualmente restaurada en el Camino de Viadós.

Lo más usual es que los muros hastiales no cierrencon obra toda la altura, presentándose una buena va-riedad de soluciones en este punto. Puede dejarsetotalmente abierto, o cerrarse parcialmente con tabla-zón de madera (figura 4), permitiendo así la ventila-ción del pallé. En otras ocasiones aparece el hastialachaflanado (figura 5), a la manera en que tambiénse hace en muchas de las casas del valle. Este mode-lo va asociado a las cubiertas con pizarra, y pareceser el tipo más evolucionado. Otra variante es el has-tial escalonado o con penales (figura 6), que pareceser era habitual en las cubiertas de paja de centeno,

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Figura 4Bordas con hastial cerrado con tablazón de madera

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de forma que por un lado se protegía a ésta desde ellateral y por otro se facilitaba el acceso a la cubiertapara las reparaciones periódicas. Este tipo de hastia-les son habituales en el valle de Arán, la Ribagorza yel Pirineo leridano en general, teniendo también sulímite de distribución occidental en los valles de Gis-taín, Bielsa y Escuaín.

LAS CUBIERTAS

La forma de construir la cubierta y sobre todo el ma-terial de la cubrición es el elemento sin duda que másvariedades aporta, tanto de un valle a otro como den-tro del propio valle de Gistaín, en la composiciónconstructiva de las bordas.

La estructura de la cubierta, con pequeñas varia-ciones, sigue un esquema regular. Sobre cada uno delos muros longitudinales aparece una viga de made-ra, denominada cantilada, normalmente cuadrada ycuyo extremo suele sobresalir por la fachada, estandoen ocasiones protegido por una loseta de pizarra. Lascantiladas se unen en sus extremos a otras dos piezasde madera, denominadas tirantes, mediante uniónmachihembrada y clavija, para la que se emplea ma-dera de fresno, y que se colocan adosadas a la carainterna de los testeros. Sobre las dos cantiladas seapoyan los pares o cabrios, en el valle denominadosquebros, unidos entre sí, dos a dos, cada uno con sucontrario, mediante unión también machihembrada yalterna de caja y clavija de madera. No existe unapieza de cumbrera. Sobre los quebros, y en perpendi-cular a ellos se colocan las tablas o listones, latas,que sirven de base al material de cubrición y al mis-mo tiempo arriostran el conjunto. En ocasiones losfaldones de cubierta presentan doble pendiente, de lamisma forma en que aparece en muchas de las vi-viendas del valle.

El material de la cubierta es el que proporciona lazona. Así, considerando el Pirineo Central, encontra-mos cubiertas de losa arenisca calcárea allí dondeaparece el flysch. En los valles donde afloran los ma-teriales paleozoicos las cubiertas son de pizarra. Enlos valles occidentales se usa la teja plana, y las tabli-llas de madera también aparecen en los valles deBielsa y Gistaín, aunque hoy en día están práctica-mente extinguidas.

Tenemos por lo tanto en el valle diversos tipos decubierta. La más arcaica, y prácticamente desapareci-

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Figura 5Borda del Forcallo, en las cercanías de Viadós. Remate dehastial con chaflán

Figura 6Hastial escalonado con penales en el paraje de Las Planas

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da, es la de paja de centeno. La distribución de estematerial de cubrición parece tener su límite occiden-tal en el valle de Bielsa, extendiéndose al Este por elvalle de Benasque y por los Pirineos catalanes. Estematerial se usaba por ser el más económico. La pajautilizada era de centeno, cultivado en una condicio-nes climáticas muy difíciles. Estos tejados tenían unavida útil superior a los treinta años, incluso más en laparte que recibe menos sol, donde se forma una espe-cie de musgo que protege la paja. Además, la paja delos tejados viejos, aún podía ser utilizada como ali-mentación del ganado, sobre todo en las casas máspobres.

Estas cubiertas, como todas las de las bordas, sehacía a dos aguas, con una inclinación muy fuerte,cercana a los 60 grados. Para su construcción se pro-cedía de la siguiente manera. Lo primero se prepara-ba la paja, quitando el grano y formando unos mano-jos o haces denominados garbas o cuelmos, con lapaja limpia, igualada y cortada por su base. Estasgarbas, con una longitud de unos 150 cm y un grosorde 40, se colocan con la cabeza hacia arriba y se atancon el berdugo, una especie de mimbre trabajadopara hacerlo más flexible, a las prensoras. Son éstasunas ramas de fresno que se clavan de lado a lado deltejado, y que sirven para sujetar la paja.

La colocación de las sucesivas garbas se hace deabajo a arriba y montando una fila sobre la anterior.La última hilada, denominada capellera, tapa los nu-dos que quedarían al aire, y se realiza al revés, con lapaja cabeza abajo. Aquí quedan visibles las prenso-ras por encima de la paja, mientras que en las demáshiladas quedan tapadas por el solape de la fila inme-diatamente superior. Por encima de la capellera sesitúa el garbé, formado por manojos de paja másgrandes que el resto de la cubierta, y atado a las dosfilas de presueras de la capellera (figura 7).

La cubierta así obtenida resulta duradera, econó-mica, cálida en invierno y fresca en verano. Comoinconvenientes tenía: su dependencia respecto al cul-tivo de centeno, prácticamente desaparecido con laapertura del valle por sus bajísimos rendimientos, suvulnerabilidad al fuego y el duro trabajo de construc-ción y mantenimiento. Las capas superiores, la cape-llera, solía renovarse cada cuatro o cinco años (Orte-ga, Lasaosa y Sarasa 1999).

La desaparición del cultivo del centeno y la difi-cultad de encontrar techadores de paja ha provocadoque en la mayor parte de las bordas estas cubiertas se

han sustituido por materiales modernos, como fibro-cemento o chapas metálicas.

La cubierta de tablilla de madera está prácticamen-te extinta en el valle. Se realizaba con madera depino o de abeto. Las tablas de pino negro tenían unalongitud de unos 12 cm, y eran aserradas. Si se usabade abeto la cubierta era bastante más duradera, y lastablillas de unos 60 cm de longitud, y trabajadas concuchilla en la dirección de la veta, abriendo la made-ra en lugar de aserrarla.

La cubierta de pizarra es la más usual, dentro delas tradicionales, en el valle de Gistaín La pizarra seextraía de canteras próximas existentes por todo elvalle. Su composición y aspecto difiere de unas loca-lizaciones a otras, pasando por la gris y compactausada en San Juan, extraída cerca del puerto de Sa-hún, a las rojizas por su alto contenido en hierro, usa-das en Viadós (Ortega, Lasaosa y Sarasa 1999).

Las losetas se preparan manualmente, cortándolasal tamaño deseado con un cuchillo especial, colo-cándolas sobre una piedra, dejando volada la parteque se va a cortar, y golpeándola con el filo. El ta-maño de las losetas es irregular y varía según la al-tura de colocación. Las más pequeñas van situadasen la parte superior del tejado, de unos 20 cm de lar-go por 10 de ancho, mientras que en la parte inferiorlos tamaños pueden llegar a ser de un tamaño de 70cm de largo por 35 de ancho y un grosor de 4 cm (fi-gura 8). La cumbrera también va protegida por pie-zas de mayor tamaño, con los extremos ligeramente

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Figura 7Esquema de una cubierta de paja de centeno. (Ortega, Lasa-osa y Sarasa, 1999)

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redondeados, y que montan unas sobre las de la ver-tiente contraria. Estos tamaños también dependen dela ubicación de las construcciones, siendo muchomás toscas en las zonas más alejadas, y siendo engeneral los tamaños de las losetas mucho mayoresen las bordas que los empleados en las cubiertas delas viviendas.

Las losetas se colocan sobre el entablillado del te-jado con su cara más fina hacia abajo, y se clavan alas latas por medio de unos clavos cortos, colocadosen la zona media de su parte superior, quedando pro-tegido por el solape de la siguiente loseta. El agujeropara el clavo se realizaba previamente con un picofino. Este sistema se fijación tiene la ventaja frente alos habitualmente utilizados hoy día, con sujeciónpor gancho, de permitir la extracción de piezas suel-tas dañadas de forma individual, girando las piezassobre el eje del clavo.

Las cabanas están construidas con muros de pie-dra de manera similar a las bordas. La estructura dela cubierta puede estar constituida de diversas mane-ras, pero siempre de una forma más tosca que en lasbordas. Encontramos estructuras parecidas a las deéstas, con quebros formando la pendiente, pero tam-bién otras constituidas con quebros situados horizon-tal y longitudinalmente, apoyados en los hastiales.

En otros casos se aprovechan rocas del terreno o serealiza la cubrición con una bóveda de lajas depiedra.

La cabanas o majadas situadas en los puertos nodifieren en lo básico de las cabanas asociadas a lasbordas. La configuración en planta es muy similar,así como su superficie. Se construyen con muros demampostería seca de unos 50–60 cm de grosor. Lapuerta suele ser baja, de aproximadamente 1–1,2 mde altura, y puede ir protegida por puerta de madera.En el interior de dispone un espacio para cocinar,con su correspondiente salida de humos. En ocasio-nes esta no existe y el humo sale por los intersticiosde los muros y la cubierta. En el muro suelen apare-cer pequeños huecos o estantes para dejar los utensi-lios del pastor.

La cubierta suele ser más tosca y pesada que en lascabanas de borda, siendo el material de cubrición ha-bitual pesadas losas de piedra, a veces combinadacon ramajes o con cepellones de hierba que propor-cionan mayor aislamiento. Con frecuencia, al cons-truirse contra la pendiente, el terreno natural pasa porencima de parte de la cubierta.

La estructura de esta, al ser la cubrición más pesa-da, se suele formar con gruesos quebros, colocadosmuy juntos, bien en sentido longitudinal o perpendi-culares al la pendiente.

UNA BORDA EN LA RIBERA DE GISTAÍN

Esta borda cuenta con un recinto rodeado por murosadosado a su cara oriental, a modo de corral, y unacabana semienterrada en la pendiente que cae haciael río, hacia el sur, cuya entrada, también orientada alsur, da a dicho corral.

La borda se coloca según un eje principal norte-sur, perpendicular a la pendiente. Se accede por sufachada norte al pallé, mientras que al nivel infe-rior, ocupado por el establo, se accede desde el co-rral por la fachada este. La fachada oeste es com-pletamente ciega, mientras que la sur cuenta consendos huecos, de escasas dimensiones, para cadauna de las plantas.

La cubierta mantiene la pizarra original y cuentacon chaflán en el remate del hastial de la fachadasur, mientras que el norte es recto. Las fachadasconservan aún restos del revoco sobre la piedra (fi-gura 9).

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Figura 8Losas de pizarra de gran tamaño y grosor en la parte infe-rior de la cubierta de una borda

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La cabana que acompaña a la borda está semiente-rrada en la pendiente, cuya cubierta está formada poruna bóveda de cañón de lajas de piedra. Por el murofrontal de abre un hueco vertical para la evacuaciónde humos del hogar. La salida de estos humos se pro-duce por la fachada, protegida por unas cuantas losas

de piedra a forma de cubierta. Al exterior el restode la cubrición está formada por terreno natural (fi-gura 10).

UNA BORDA EN LAS PLANAS

Se trata de una borda situada en la parte más alta delparaje conocido como Las Planas. Se trata de un terre-no prácticamente llano, situándose la borda en una li-gera pendiente orientada hacia el suroeste. El lugar do-mina un amplio paisaje hacia la entrada del valle porel paso de la Inclusa y sobre los terrenos ocupados porlos pueblos de Plan, Gistaín y San Juan. Existe ade-más una cabana, moderna, en la esquina oeste de laparcela.

Esta borda es uno de los pocos ejemplares que seconservan en el valle con el hastial escalonado. Lacubierta debió ser de paja de centeno. En la actuali-dad este material ha sido reemplazado por chapa me-tálica ondulada.

La borda se coloca en perpendicular a las curvasde nivel, con los accesos a cada una de las plantasenfrentados en las fachadas cortas.

Este caso presenta también la variante, no muy co-mún, de presentar un forjado de losas y mortero enlugar del entablado habitual en el piso del pajar.

En el establo además de los pesebres para ganadovacuno se ha dispuesto uno de obra, de menor tama-ño y altura, destinado a ganado ovino (figura 11).

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Figura 9Vista sureste, borda, corral cerrado con muro bajo y cabanaen la parte superior del corral

Figura 10Planta y alzado de la cabana

Figura 11Vista de la borda en que se aprecia el acceso al pajar en lafachada norte

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UNA CABANA JUNTO A BORDA

EN LA RIBERA

Esta cabana se encuentra en una parcela de 4.519 m2

que se distribuyen entre prados y praderas regadas. Amuy pocos metros al norte se encuentra la borda a laque sirve.

Representa otra solución en la estructura de cu-bierta. Muy similar a la empleada en las propiasbordas, pero con unas dimensiones menores. Sobrelos muros longitudinales aparecen las cantiladas,arriostradas por sendos tirantes junto a los murostransversales. A las cantiladas acometen pareso quebros, separados por una distancia de unos70 cm, y sobre ellos tablero formado por tablas co-locadas horizontalmente. Sobre este tablero, cubier-ta de pizarra clavada que se mantiene bastante bienen el faldón norte y algo retocada con fibrocementoen el sur.

A destacar también el sistema de evacuación dehumos de cocina por la fachada frontal, con conductoabierto en el muro (figura 12).

CABANA DE LA CULRUEBA

Se trata de una cabana situada en terrenos comunalesen la ribera del Cinqueta de La Pez. Es una de las ca-banas más características del valle, construida conlos materiales pizarrosos disponibles en las cercaníasy una pesada cubierta de grandes losas de pizarra. Laestructura de la cubierta la forman maderos apenasdesvastados colocados como quebros longitudinales,pegados unos junto a otros (figura 13).

Dispone de un pequeño hogar en el interior y sali-da de humos a través de un pequeño hueco en la fa-chada frontal (figura 14).

El muro posterior lo forma una gran roca naturalcontra la que se construyó la cabaña.

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Figura 12Alzado y sección de la cabana

Figura 13Alzado y sección de la cabana en que se aprecia la estructu-ra de la cubierta

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NOTAS

1. Pascual Madoz. 1845–1850. Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico. Todas las voces relativas a laprovincia de Huesca están recopiladas en una ediciónfacsímil editada por Prames S.A. en su colección Te-mas Aragoneses.

LISTA DE REFERENCIAS

Daumas, Max. 1976. La vie rurale dans le Haut-Aragonoriental. Madrid: CSIC.

Pallaruelo Campo, Severino. 1988. Pastores del Pirineo.Madrid: Ministerio de Cultura.

Pallaruelo Campo, Severino. 1993. Cuadernos de la Trans-humancia. nº 6 Pirineo aragonés. Madrid: ICONA.

Ortega, M; Lasaosa, R.; Sarasa, J.C. 1999. Chistauen la memoria. Huesca: Mancomunidad del valle deChistau.

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Figura 14Vista de la cabana con la cubierta de losas de pizarra

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