Marzo - Abril de 1935. MEMORIAL - Blog del Ejército de Chile...

Marzo - Abril de 1935.

MEMORIALDEL

EJERCITO DE CHILEPublicación bimestral

Se publica bajo la Dirección del Estado Mayor del Ejército

Oficinas: Moneda 1356-Teléf. Auto 85193

Año XXVIII. ler. Semestre

SUMARIO:

SECCION EDITORIAL Pág.

1. -Los nuevos Alféreces de Ejército 197

SECCION GENERAL

2. —La evolución del Ejército Chileno desde la ocupación del territorioAraucano (1859-1879), hasta nuestros días. —Por el General de Bri-gada en retiro Sr. José M. Barceló Lira 199

3. —Conducción política y Conducción Militar. —-Por el Mayor en retiroSr. P. H. B. G ....... .......... 219

4. —Breve resumen de las operaciones en el Chaco. —Sección Informacio-nes del Estado Mayor del Ejército 223

5. —Estudio histórico-táctico del combate de la Infantería. El contra-ata-que. —Por el Tte. Coronel Sr. Guillermo Barrios T 229

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(a la vuelta)

•

SUMARIO:

(de la vuelta)

SECCION LITERATURA MILITAR EXTRANJERA

6. —Doctrina de Guerra. —Por el Tte. Coronel Sr. Carlos Dellepiane. To-mado de la Revista Militar del Perú

7. —La organización de las grandes Unidades, desde 1871 hasta la fecha.De la Revista francesa de Estudios Militares. Enero de 1 9 3 5 . . . .

8. —El nuevo Reglamento alemán de Ejercicios para la Artillería. —De laRevista francesa de Artillería. Diciembre de 1934

9. —Los Cazadores de Africa y la carga de la División Margueritte en Se-dán. —Fragmento del discurso pronunciado por el General Brécarden la inauguración del monumento conmemorativo de Floing

SECCIÓN SANIDAD

10. —Las formas clínicas de la Tuberculosis en el Soldado argentino. —Tomado de la Revista de Sanidad Militar argentina

SECCIÓN HISTORIA

11. —Historia del Batallón de Pontoneros "Arauco"—Teniente Sr. Renzode Kartzow

SECCION BIBLIOGRAFIA

12. —El "Manual del Instructor de Combate" —Por el Capitán Sr. VíctorChávez D . . . . . . . . . . .

13. —"Historia de Chile"—Por el Capellán Mayor del Ejército Sr. Julio T.Ramírez 0

14. —Los "Poemas del Rosario"—Por el Capellán Mayor del Ejército Sr.Bernardino Abarzún

SECCION INFORMATIVA

15. —Noticias Militares del extranjero..16. —El movimiento de los precios al por mayor en Francia

Pág.

235

265

275

283

291

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321333

MEMORIAL DEL EJERCITOAVISO

Condiciones de Suscripción

Interior (por un año) $ 24. 00Interior' (por un semestre) 12. 00

Para los Alféreces y Suboficiales de Ejército:Por un año 12. 00Número suelto del año 4. 00Número atrasado . 5. 00Extranjero ............................................................... 50. 00

El valor puede enviarse en sellos de correo chilenos de $ 0. 20o menores o por giro postal, letra o giro internacional, etc., a laDIRECCION DEL MEMORIAL DEL EJERCITO en el EstadoMayor del Ejército.

Advertencias

El (Memorial publicará semestral mente una obra para la bi-blioteca del oficial a la cual tendrán derecho gratuitamente lossuscriptores del Ejército.

No se hace responsable de las ideas emitidas por los autoresbajo su firma.

Se ruega a los colaboradores que envíen sus trabajos antes del20 de cada mes. La publicación se hará, por regla general, según elorden de precedencia en que aquellos lleguen.

No se devuelven originales.Rogamos se nos avise todo cambio de dirección y pedimos muy

encarecidamente que se nos indique cualquiera falta en la recepcióndel MEMORIAL, para remediarla en el acto.

Se hace presente la conveniencia que habría en remitir con ladebida oportunidad, las suscripciones a la Revista (enero y juniode cada año), de acuerdo con la Orden Comando en Jefe Sec. I.N. º 8, de 3. I. 934., (B|O. 2, pág. 62). Se formula esta petición,para saber con qué número de suscriptores se cuenta, y según ello,hacer el tiraje correspondiente.

El reclutamiento a través de tres naciones

diversas: Polonia, Francia e Italia.

(De la Revista de Estudios Militares. —España, Julio de 1934).

I. —Generalidades.II. —El período de estancia en filas.

A. —Exigencias técnicas.a) De cantidad (número de hombres instruidos).b) De cantidad (número de Grandes Unidades).o) De calidad.d) Cobertura.e) De movilización.

III. —Métodos de superposición.

I. —Generalidades.

La guerra 1914|18 cuya influencia en tantas ramas del saberha sido bien notoria, ha dejado también caracteres indelebles en elcampo de la Organización militar, originando, si no una evoluciónen los principios, al menos en los procedimientos, y a esta últimaevolución no han sido extraños los sistemas de reclutamiento delos modernos Ejércitos.

En el momento que una profunda transformación se ha iniciadoen la organización de nuestro Ejército, el examen de los principiostécnicos a los que debe responder la misma, en relación con el am-biente propio, ofrece perspectivas del más alto interés.

Del mismo modo que el problema de la lucha se resuelve con laaplicación adecuada de una doctrina táctica y estratégica, el no me-nos problema de la estructuración de un Ejército exige una doctri-na orgánica bien comprendida y aplicada.

186 MEMORIAL DEL EJERCITO

En este sentido entendemos que el estudio de cuestiones deorganización, ya iniciado en nuestra Revista, no puede por menosde facilitar la resolución de nuestro problema militar.

Por Reclutamiento se entiende el conjunto de disposiciones yoperaciones que regulan la eleccción y reunión del personal que hade formar las Unidades del Ejército, la determinación de los deberesdel ciudadano en relación al servicio militar y la asignación a las di-versas Armas, Cuerpos y Servicios de los hombres reclutados, te-niendo en cuenta sus aptitudes y las exigencias de su empleo encampaña.

Al estudiar una ley de reclutamiento precisa, por tanto, con-siderar cada uno de los extremos citados, pero siendo el objeto deeste artículo poner de manifiesto el modo como han resuelto su casocada uno de los países citados, prescindiré en la exposición de trataraquellos argumentos que corresponden a la parte ejecutiva del re-clutamiento mismo, para razonar, en cambio, sobre aquellos puntosque constituyen la esencia en los sistemas de formación de las Fuer-zas Armadas: tiempo de estancia del individuo en la primera situa-ción del servicio activo ("período de estancia"), métodos de su-perposición, etc.

II. —El período de estancia (1).

En la determinación del período de estancia, el legislador detodos los países deberá tener en cuenta exigencias técnicas, econó-micas, sociales, políticas y culturales.

Dada la, finalidad que nos hemos propuesto en e] presente ar-tículo, sólo nos referiremos a las primeras.

A) Las exigencias técnicas.

a) De cantidad [número de hombres instruidos militarmente).

(1) En el presente artículo nos referimos exclusivamente al llamado "Ejér-cito Nacional", que es el constituido por todos o la mayor parte de los hombresválidos de la Nación, y que son obligados a servir personalmente. Prescindimos,por tanto de considerar los llamarlos "Ejércitos profesionales" (tipos los deAlemania, Turquía, etc. ), en los cuales e] Servicio persona] se ejerce por libreelección (excepcionalmente por coacción) y que han sido aplicados, sea porNaciones a los cuales el Tratado de Versalles impuso limitaciones especiales,sea por aquellas que poseen un ambiente propio (económico, poderío marítimo,etc. ), bien característico (Inglaterra, Estados Unidos, etc. ). Por la mismarazón no se tiene en cuenta el llamado "Ejército de milicias " (Suiza).

EL RECLUTAMIENTO A TRAVES DE.... 187

Según el moderno concepto de la Nación Armada (1), el paísnecesita disponer en caso de guerra de ingentes reservas o lo quees lo mismo, de gran cantidad de hombres instruídos (soldados, es-pecialistas y cuadros). En la imposibilidad de atender al mismo tiem-po dentro de las disponibilidades del presupuesto a las dos exi-gencias: cantidad y calidad, los técnicos militares de casi todos losEstados que poseen Ejércitos nacionales de servicio militar obligato-rio, han sacrificado el segundo factor en beneficio del primero. Seha ganado en extensión cuantitativa lo que se ha perdido en profun-didad de conocimientos, y para aplicar el sistema, se ha aumentadoel contingente de reclutas que anualmente se incorporan a las filasdel Ejército, y se ha disminuido el período de estancia. Por primeravez el interés de las democracias y el de los técnicos profesionaleshan dejado de ser cantrastantes, y la reducción del tiempo de ser-vicio en las filas del Ejército activo ha podido ser un hecho.

En Polonia, país de 32. 000, 000' de habitantes, el reclutamientoanual arroja, por término medio, 198, 000 soldados de primera ca-tegoría (aptos jara el servicio militar activo) (1). El presupuestopara las necesidades del Ejército es de 719 millones de zlotys (3)y el gasto anual por soldado de 2, 800.

Francia, país pobre demográficamente, con un período de es-tancia de un año, llama e instruye a todo el contingente anual (porotro lado relativamente reducido, 240, 000 hombres), con un gastopor hombre de 5, 875 pesetas.

Italia, rica demográficamente (400, 000 hombres se presentananualmente en los Distritos de reclutamiento), pobre en materiasprimas y medios económicos, basa su potencial bélico en el factorhumano, y valiéndose de los períodos de estancia graduados, que

(1) "Nación Armada" significa:— en tiempo de guerra, movilización y utilización de toda clase de energías

(humanas, industriales, agrícolas, financieras, etc. ), que la Nación posea.— en tiempo de paz, la práctica de la conscripción (en virtud de la cual debe

prepararse o instruirse a cada individuo), y la preparación en toda clase decampos y actividades del paso de la organización de tiempo de paz a la organi-zación del tiempo de guerra. Nación armada significa en síntesis "preponderan-cia de reservas".

(2) Dato tomado de la obra "Bolonia Contemporánea") editada por la Cá-mara de Comercio polaco-latina. —Año 1933.

(3) Presupuesto para el ejercicio 1934-35. La cantidad equivale a 898 millo-nes de pesetas, y representa el 34 por ciento de! valor total de los ingresos delEstado (2, 117 millones de zlotys). En la misma no están comprendidos los gastoscorrespondientes a fuerzas militarizadas dependientes de otros Ministerios (Po-licía de Estado, K. O. P. y Guardia de Fronteras), ni los de la Marina de Guerra.


más adelante se consideran, instruye un 60 por ciento del contin-gente citado, que por otra parte está constituido por los hombresmás sanos y robustos. La fuerza en presupuesto en cada uno de losaños 1929 y 1930 fué de 220, 000 hombres.

b) De cantidad (Número de Grandes Unidades. Divisiones).Las diversas naciones se preocupan de disponer para su Ejército

una estructuración orgánica militar Lo más amplia posible (1), o loque es lo mismo, de poseer un amplio armazón de unidades (gran-des y pequeñas), inmediatamente disponibles para la lucha, o quepuedan serlo en breve espacio de tiempo. En esa estructura ejercenuevamente su influencia el período de estancia juntamente conlas posibilidades económicas y las precalculadas en recursos y me-dios de toda clase (operativos y do vida) con los que la Nacióncuento (2).

El período de estancia para satisfacer a una adecuada estructu-ración orgánica, deberá tener una duración tal, que asegure el nú-mero de Divisiones de frontera consideradas indispensables (políticamilitar) durante todo e] año, o en las épocas del mismo más favora-bles a una agresión, unidades permanentes instruidas y nutridas, ya las restantes Unidades del país, formaciones nutridas y no esque-léticas, al menos durante los períodos de instrucción de conjunto,de las pequeñas y grandes Unidades.

Polonia, que ocupa una difícil situación geográfica-estratégica,se vé obligada a mantener una estructuración orgánica sumamenteamplia, disponiendo en tiempo de paz de 30 Divisiones de Infante-ría, encontrándose reforzadas las que se hallan en correspondenciade las fronteras. Para mantener este aparato se comprende que hayaadoptado el período de estancia que hemos dejado consignado.

Francia, aplicando el período de estancia de un año, ya citadoy con el refuerzo que a sus plantillas de paz proporcionan los vo-luntarios a sueldo (pasan de 100, 000), dispone de 20 Divisiones ac-tivas de primer empleo, aparte de cinco Divisiones coloniales.

(1) Una estructuración orgánica militar amplia, facilita las operaciones demovilización y concentración, asegura una descentralización adecuada de la ins-trucción prerailitar y resuelve, en condiciones de eficacia, el problema fie la co-bértura.

(2) Los hombres son y serán siempre el elemento principal de composiciónde un Ejército, pero la potencia de éste dependerá, más que de los hombres, detodos los múltiples materiales y recursos que precisan aquellos para combatir.No basta querer divisiones, es preciso poder mantenerlas. Si la organización na-cional de paz permite abastecer en tiempo de guerra solamente a 12, es inútilpretende abastecer a 20. Se desprende como consecuencia que un Estado quepretenda ser respetado, deberá poseer o crear una estructuración nacional depaz, en consonancia con el Ejército que precise para su defensa,

EL RECLUTAMIENTO A TRAVES DE... 189

Italia cuenta con 30 Divisiones, de ellas siete en las fronteraspermanentemente reforzadas. Figuran aparte las tres brigadas al-pinas (26 batallones) que, estacionadas en las fronteras, atienden ala cobertura (si bien el nervio mayor de ella es dado por las sieteDivisiones). Mantiene la organizeción con períodos de estanciade dieciocho, doce, seis y tres meses, de que luego nos ocuparemos.

c) De calidad.La calidad se relaciona con la eficiencia moral y material del

nombre de guerra (soldados, especialistas, cuadros y Mandos), ycon el valor combativo de las Unidades del Ejército permanente.

La eficiencia del soldado se logra con una adecuada instrucción.que las diversas Naciones se preocupan de iniciar antes de que elrecluta ingrese en las filas del Ejército (instrucción premilitar).sirviéndose, al efecto, de las actividades del maestro, del profesoruniversitario y del instructor militar, todo con objeto, sea de lo-grar una reducción del período de estancia, sea disminuir la am-plitud del contingente incorporado anualmente a los Cuerpos. Perono obstante la introducción de ese nuevo período educativo en la en-señanza militar (con carácter obligatorio en algunos Estados), nopodrá sustituirse con él el período de paso del soldado por las filasdel Ejército, ya que solamente dentro de las Unidades del mismola enseñanza tiene un carácter técnico de coordinación, sin dividirseen infinidad de pequeños centros educativos (tantos como pueblos yciudades), con diferente unidad de dirección y de método (1).

El valor combativo y la eficiencia de las Unidades se logra conlos ejercicios anuales de cada una de las que componen las diversasArmas, Cuerpos y Servicios (Ejército de Armas), y con las manio-bras de conjunto, en las que se coordina la acción de las diversasarmas y servicios y practican Mandos y Estados Mayores.

Estas exigencias de la instrucción dentro del Ejército, unido ala tendencia cada vez más acentuada en todos ellos de emplear me-dios mecánicos numerosos y complejos, y a Jas características de laguerra de posición, en cuyo género de lucha la acción táctica se basaen la adecuada dirección de un gran número de cuadros inferiores,aconsejan dar al período de estancia una duración mínima que nun-ca podrá ser uniforme entre los diversos Estados, ya que nueva-mente juegan aquí una multitud de factores (nivel intelectual, cid-tura elementa], desarrollo físico de los llamados al servicio de lasarmas, importancia de las especialidades a que debe proveerse (2),

(1) Idea contraria a la expuesta recientemente en un periódo diario, por unpopular escritor militar, partidario de: . . "que en vez de venir los reclutas a loscuarteles con perjuicio de la agricultura, la industria, etc., fueran las clases yoficiales a los pueblos a enseñar la instrucción militar".

(2) Sumamente variables de Estado a Estado.


disponibilidades económicas, etc. ), que el legislador de cada país hade considerar ya aisladamente, ya en sus relaciones mútuas, pararesolver el caso concreto que en la materia se presenta.

En Polonia, la duración del período de estancia es la siguiente:En todos los Cuerpos y Unidades del Ejército, con excepción de laCaballería, Artillería a Caballo y la Marina de guerra, dos años.En la Caballería y Artillería a caballo, vinticinco meses. En la Ma-rina de Guerra, veintisiete meses.

No obstante estas prescripciones de la ley, en la práctica porrazones económicas, los períodos de estancia para las diversas Ar-mas y Servicios son más reducidos y resultan como sigue: Infante-ría, dieciocho meses; Caballería, veinte; Artillería a caballo, vein-tidós.

Las mismas razones económicas impiden el paso e instrucciónpor las filas del Ejército de todo el contingente que se presentaanualmente en los Distritos de reclutamiento, pero dado que partede él resulta sólo idóneo para servicios auxiliares y que entre losexcedentes de cupo se encuentran algunos individuos en posesiónde una instrucción premilitar, se han adoptado las siguientes me-didas:

Atender con los fondos disponibles a mejorar la instrucción delos soldados que pasaron a la reserva (después de prestar servicioen las filas del Ejército), antes de atender con los mismos fondosa la instrucción completa de los excedentes de cupo. Al efecto, enel mes de setiembre, después del licenciamiento de la clase anual,ingresaba en el Ejército con anterioridad al ejercicio económico encurso, se reclaman parte de las reservas para períodos de instruc-ción, que para cada reservista soldado abarcan cuatro períodos detres semanas de duración.

Instrucción premilitar voluntaria en principio, pero obligato-ria en los Institutos, Universidades y Escuelas especiales, y que com-prende, no sólo a los hombres sino a las mujeres (1).

(1) La instrucción premilitar en Polonia, corre a cargo de dos organizacio-nes, una militar y otra civil, cada una con sus órganos directivos y ejecutivos.

En la organización militar, son organismos directivos la Sección corres-pondiente del Ministerio de la Guerra y las existencias en cada uno de los Esta-dos Mayores de los diez Cuerpos de Ejército que constituyen la División terri-torial militar. Los órganos ejecutivos son oficiales subalternos y suboficialesde los regimientos, ayudados por cuadros voluntarios de la reserva.

En organización civil son órganos directivos los comités provinciales y loca-les, y ejecutivos, diversas Asociaciones civiles; la más importante entre éstases la llamada "Unión de tiradores".

É L R E C L U T A M I E N T O A T R A V E S D E . . . . 191

Con el objeto de no distraer al soldado de su preparación parala instrucción del combate, no es permitido su empleo en los Cuerposy Unidades de personal civil con funciones administrativas.

En el presupuesto para el ejercicio en curso, figuran en el Ejér-cito y Aviación un total de 7, 800 empleados civiles, y parece que haytendencia a aumentar este número en años sucesivos.

Con miras a la instrucción de la masa de los ciudadanos paracaso de conflicto (Organización civil), preparación con fines diver-ses por diferentes sociedades civiles, por ejemplo, la L. O. P. P.,gran asociación que cuenta con unos 600, 000 afiliados y que dá a loshabitantes de Polonia las enseñanzas necesarias en materia de de-fensa colectiva contra los aeroplanos y contra el gas.

Francia, para poder llegar al período de estancia de un añopara todo el contingente anual, ha adoptado las siguientes dispo-siciones:

Mantiene a sueldo 91, 000 voluntarios y 15, 000 especialistas (es-tos últimos según decreto de 30 de julio último), cuyo número su-pone un tercio del contingente de paz, con los que atiende a fina-lidades de instrucción, de encuadramiento y de suplemento del Ejér-cito de paz.

Hace funcionar regularmente una instrucción premilitar ge-neralizada, realizada tanto en la ciudad como en los distritos rura-les, por un personal especializado, que regresa periódicamente a lasunidades armadas para perfeccionar su instrucción técnica (ins-trucción elemental para los futuros soldados, media para los can-didatos a clases, superior en las Universidades y grandes escuelasciviles para la formación de alumnos oficíales de complemento).

Supresión de toda clase de servicios territoriales (manteni-miento del orden público, ceremonias diversas, etc. ), que son efec-tuados por fuerzas de gendarmería y policía.

Italia, con menores posibilidades económicas que Francia, quepiensa que con los voluntarios necesarios para poder reducir el pe-ríodo de estancia a un año, se gastaría más que con los períodos deestancia graduados, se ha decidido, por un organismo a base depocos voluntarios, y ha adoptado los siguientes períodos de estan-cia: 18 meses (período de estancia normal), que responde a exigen-cias financieras, dé instrucción, de preparación de los instructoresy cuadros que han de salir del contingente, y a la necesidad de ob-

. tener con la superposición de dos contingentes sucesivos, la forma-ción del Ejército permanente. Períodos de estancia de 12 a 6 meses(reducidos) y de 3 meses (mínimo), para los que reunan particu-lares condiciones de familia y posean una instrucción premilitar.

Lo mismo que en Francia y Polonia, en Italia funciona unainstrucción premilitar obligatoria para todos los habitantes de lasciudades y los campos, a partir de los 18 años. Esta instrucción seencomienda a la "milicia voluntaria para la seguridad nacional"organismo que por otro lado refuerza los servicios de orden público


y los de defensa aérea territorial, para no distraer fuerzas del Ejér-cito en aquellas misiones.

d) Exigencias de cobertura.El Ejército, más que escuela, debe ser fuerza instruida dis-

puesta a cubrir la frontera con el número de Grandes Unidadesnecesarias. Las operaciones de movilización y concentración nopodrán realizarse con la seguridad y libertad de acción necesarias,si el país no dispone en todo momento de una cobertura terrestre yaérea sólidas y eficientes.

Los Estados que poseen numerosas fronteras terrestres al des-cubierto y a gran desarrollo, y los insuficientemente protegidos cusus fronteras marítimas, precisan disponer de efectivos numerosospara dar vida a un gran número de unidades de cobertura. Resul-tará así, que las naciones cuyas fronteras políticas no reunan con-diciones de defensa (naturales o artificiales), se verán obligada:; adisponer, permanentemente y en tiempo de paz en las filas de!Ejército, de un gran número de hombres instruidos, lo que podráconseguirse bien dentro de un misino ejercicio por alimento delcontingente anual, bien en varios de ellos, por un aumento del pe-ríodo de estancia, con objeto de lograr la correspondiente superpo-sición de contingentes sucesivos.

En Polonia, para la cobertura de las fronteras orientales (rusa,lituana y letona), existe un cuerpo especial, el K. O. P. (KorpusObrona Pogranicza - Cuerpo de defensa de fronteras), dependientedel Ministerio de la Gobernación. La Guardia Civil de Frontera.dependiente del Ministerio de Hacienda, con la misión de reprensióndel contrabando, sé despliega en las fronteras alemanas, checoeslo-vaca y rumana (1). Las Divisiones en correspondencia de las fron-teras se hallan reforzadas.

Francia posee un Ejército especial de cobertura, y en Italia,con el mismo fin, figuran las fuerzas ya mencionadas.

e) Exigencias de movilización.El Ejército que en tiempo de paz cumple funciones de Escuela

en cuanto a la instrucción de la Nación para la guerra, en caso deconflicto armado, además de atender a la cobertura, deberá dar vidaal número de Divisiones de reserva previstas. Al efecto, en sus filashan de recibir instrucción los numerosos especialistas y cuadros quehan de encuadrar dichas unidades, las que por otro lado exigirán unnúmero crecido de hombres instruidos.

(1) En el presupuesto para el ejercicio 1934|35 el K O. P. y la Guardia deFronteras figuran con los siguentes efectivos:

K. O. P.: Oficiales, 900; clases y voluntarios, 8104; tropa, 17, 317; funcio-narios civiles, 265.

Guardia de Frontera; Oficiales, 263; clases y voluntarios, 1, 806; tropa3, 502; funcionarios civiles, 12.

Gastos para el ejercicio citado; K. O. P., 38 millones; Guardia de Frontera, ]19 millones.

EL RECLUTAMIENTO A TRAVES D E . . . . 193

Resultará así, que las exigencias de cantidad en orden a lamovilización de especialistas, cuadros y tropa de las unidades dereserva, influirán no sólo en la amplitud del contingente que anual-mente deberá pasar por las filas del Ejército, sino en el total deltiempo durante el cual el individuo deberá quedar sujeto a la obli-gación militar.

En Polonia, la obligación militar comprende los períodos siguien-'tes: servicio activo, dos años; primera reserva, diez y siete años;segunda reserva, diez años. Para los oficiales la primera reserva seextiende hasta cumplir la edad de cincuenta años y la segunda hastala edad de sesenta años.

Cada regimiento es al propio tiempo centro de instrucción yde movilización, pero ambas funciones se confían en cada Cuerpoa personal diverso.

Los períodos de obligación militar en Francia son los siguien-tes: servicio activo, un año; disponibilidad, tres años; primera re-serva, dieciseis años; segunda reserva, ocho años.

En la vecina república existe una marcada separación entre losCuerpos de instrucción y los Centros de movilización. Los primerosreciben los reclutas, los instruyen, y terminado el período de ser-vicio activo, los pasan a la situación de disponibilidad, mantenién-dolos en sus plantillas hasta el paso a la primera reserva. En elmomento de la movilización, ceden a los centros de esta clase, partede los cuadros y especialistas, y se completan con los reservistas.

Los Centros de Movilización reciben los reservistas en el momentoque éstos pasan de la situación de disponibles a la de primera re-serva, les señalan cuerpos de destino, realizan todas las operacionesde movilización previstas y con los reservistas, cuadros y especia-listas que reciben de los Cuerpos de instrucción, constituyen lasnuevas Unidades.

III. —Métodos de superposición.

Si el período de estancia para el contingente anual terminaseal finalizar el año de estancia en las filas activas, y el licenciamientode cada clase anual coincidiera con la concentración a Cuerpo de lasiguiente, es evidente que se podría disponer de un Ejército per-manente pero no eficiente. .

Esta eficiencia sólo puede lograrse con el procedimiento de lasuperposición, que consiste en hacer llegar a las filas del Ejércitoactivo un determinado contingente, en ocasión de que el anterior,también activo, posee una instrucción ya terminada.

M. DEL E. 13.


Toca al legislador fijar los meses del año en cuantía y situa-ción que conviene a esta superposición, teniendo en cuenta las exi-gencias que la condicionan: épocas del año más favorables a lasagresiones procedentes del exterior, exigencias de instrucción, exi-gencias sociales (labores agrícolas, etc. etc. ).

En Polonia la incorporación y destino a Cuerpo de los reclutastiene lugar una sola vez y en el mes de abirl.

Como demuestra el gráfico que se adjunta, y por lo que res-pecta a la infantería, la superposición tiene lugar en los meses deabril a setiembre. El mismo gráfico nos dice que en el mismo inter-valo de tiempo de las unidades cuentan con dos clases en filas, conla circunstancia de que en primero de junio, fecha en que comienzael período más favorable para las operaciones y la instrucción deconjunto, se cuenta en filas con una clase (la más antigua), que endicha época posee catorce meses de instrucción, y ha practicado yaun período de instrucción de conjunto (maniobras de División), ycon otra clase (la más moderna), que en otoño posee seis meses deinstrucción, reforzados para una parte de los reclutas con la ins-trucción premilitar. Por otra parte, al licenciarse en el mes de se-tiembre la clase más antigua, no por ello se disminuye el valor cuan-titativo de las Unidades armadas, pues estas se refuerzan con los re-servistas incorporados, que practican los períodos de instruccióna que nos hemos referido al tratar de las exigencias de calidad.

Francia, al decretarse la movilización, sólo dispondrá en lasfilas de la mitad del contingente, con seis meses de instrucción(reforzado con los 106, 000 voluntarios ya citados).

Italia aplica sus períodos de estancia abreviados en la épocade la estación invernal, cuando son menos de temer las agresionesde frontera. En el año 1930 llamó a concentración en filas, en elmes de octubre, a los premilitares adscritos al período de estanciamás largo, con objeto de disponer en la estación de primavera, declases prontas a dar instrucción a los reclutas incorporados en elmes de abril.

Como conclusión de todo lo expuesto, podemos afirmar, quéen los problemas relativos al reclutamiento, cada Estado ha deresolver su caso concreto en función de sus particulares condicio-nes, no debiendo olvidarse por otro lado, que las cuestiones mili-tares son eminentemente correlativas, no pudiendo resolverse ha-ciendo abstracción de las soluciones adoptadas por los otros Estados,singularmente los vecinos.

EL RECLUTAMIENTO A TRAVES D E . . . .

LOS METODOS DE SUPERPOSICION

Gráfico que se cita:

195

Incorporación de re-servistas (3 a 6 se-manas).

Ciase 1932.

Incorporación a filasde reservistas (3 a 6semanas).

Clase 1933.

EneroFebreroMarzoAbrilMayoJunioJulioAgostoSetiembreOctubreNoviembreDiciembreEneroFebreroMarzoAbrilMayoJunioJulioAgostoSetiembreOctubreNoviembreDiciembreEneroFebreroMarzoAbrilMayoJunioJulioAgostoSetiembre

Los nuevos Alféreces del Ejército

"Si la ciudadanía es, como dice el Dr. Mugueta en suBrevario de la Ciudadanía, flor que brota y lozanea ali-mentada por el desinterés, la abnegación y el sacrificio;si es el espíritu de colaboración social que se nutre derenunciamientos, inmolaciones y holocautos y si esinmolación al servicio del bien común, sumisión a laLey, respeto a las cosas grandes y santas, devocióna la Patria y culto al honor, al deber y al heroísmo,encierra en sí todos los preceptos y todas las virtu-des que precisamente deben forjar el espíritu de unbuen soldado".

Ttes. Coroneles Aspé y Figueras. "El Mando. Suscualidades. Su formación. Su ejercicio".

Los Alféreces de la última promoción de la Escuela M¡-. litar se han incorporado al Ejército.

Entran al ejercicio de la actividad para la cual fueroneducados al calor de las viejas tradiciones que se veneran enese templo augusto en donde todos hemos recibido el óleosanto de nuestra iniciación profesional.

Allí orientaron los nuevos oficiales la pasión vocacionalque los empujó al Ejército; allí supieron que no se llega aocupar una jerarquía en la Institución, si no es por el méritorecodiaricons

nocido de altas virtudes militares puestas de relieve en losos afanes del trabajo práctico, del estudio y del cultotante del deber.


En la vieja Escuela comprendieron que, para capacitarseal desempeño de la función más noble y delicada que puedocorresponder a un hombre, el Mando, es preciso desarrollarcualidades que habrán de transmitir a su tropa,, con la; fuerzapersistente y silenciosa del ejemplo que arrastra y que sub-yuga y con la fe inspirada del apóstol.

Al iniciar sus labores en las Escuelas de armas no en-trarán a la plenitud de su función profesional. No obstante,su acción se desenvolverá en el seno de un Cuerpo de Oficia-les entre los cuales encontrarán muchos ejemplos dignos deestudiar y de imitar.

Allí empezaran sus preocupaciones relacionadas con el go-bierno de sí mismos; allí tendrán ocasión de renovar las de-mostraciones de su amor al trabajo, ai orden y al estudio; allírevelarán su desinterés, su abnegación y el respeto invariableque debe merecerles el cumplimiento del deber. En estas nor-mas de conducta encontrarán los nuevos Oficiales la «fuentecopiosa del bienestar moral» que dirige las fuerzas espiritua-les que son el alma de la Institución.

Iniciados bajo auspicios promisorios, asumen en el ins-tante de su advenimiento a la jerarquía de Oficial, un compro-miso sagrado cuya ratificación habrá de realizarse el día enque lo juren ante la Bandera de la República. Mientras llegaesa hora, velarán sus pasos, y guiarán sus actos las sombrasaugustas de los que han hecho de nuestra Historia Militar unaleyenda heróica y las de los que nos han legado una tradiciónsin paralelo.

Y cuando los jóvenes oficiales sientan pesar sobre sus es-píritus las exigencias y las responsabilidades de la profesiónque han abrazado, deberán comprender que la preocupaciónsevera, pero solícita y paternal de sus superiores, sólo alientauna esperanza: Hacer de cada uno de ellos un JEFE.

La Dirección.

La evolución del Ejército Chileno desde la ocupa-ción del territorio araucano (1859-1879),

hasta nuestros días.

POR EL GENERAL DE BRIGADA EN RETIRO SR. JOSE M. BARCELO LIRA.

Para mayor claridad dividiremos el presente estudio entres períodos:

El primero comprende desde el comienzo de la campañade Arauco, en 1859, hasta la guerra civil del año 1891; elsegundo abarca desde la iniciación de la escuela alemana en elEjército hasta, digamos para fijar una fecha, la llamada movi-lización del año 1920 y, el tercero, desde entonces hasta nues-tros días.

La guerra de Arauco costó a España, según se ha dicho,más hombres y más dinero que la conquista de toda la América.

Pedro de Valdivia, gracias a su indomable energía, logrófundar cierto número de ciudades en el corazón de ese territo-rio. Destruidas o abandonadas éstas a causa de las frecuentessublevaciones de los nativos, podemos decir que trescientosaños después, hasta mediados del siglo pasado, los indios do-minaban sin contrapeso del Bio-Bio al sur, y aunque periódi-camente se enviaban expediciones para someterlos, al pocotiempo la situación quedaba más o menos como antes.

Corresponde al gobierno del Presidente don Joaquín Pérezel haber iniciado la pacificación de esa región.


Los generales don Cornelio Saavedra primero, don José M.Pinto, don E. Basilio y Gregorio Urrutia después, comenzaronsucesivamente desde 1859, según el plan Saavedra, la ocupa-ción metódica de las diversas zonas marcadas por el curso delos diferentes rios y denominadas: «línea del Malleco», del«Tolten», «Cautín», etc.. En esa forma, las tierras dejadaspor los indios pasaban paulatinamente a poder de los nuevoscolonos.

Después de veinte años de ruda y constante labor fundan-do ciudades, hoy emporios florecientes como Temuco, constru-yendo caminos, puentes, obras de arte, etc., el ejército, por suobra exclusiva, entregaba a. la agricultura o a, la industria, lamás rica y fértil región del territorio nacional.

Los jefes superiores, gran parte de los cuales pasaron losmejores años de su vida en esa guerra, viendo formarse a sualrededor grandes intereses y cuantiosas fortunas, no obtuvie-ron el menor beneficio pecuniario y regresaron al norte tanpobres como cuando salieron, eso si que con la satisfacción deldeber cumplido.

Muy justo sería honrar la memoria de los Generales arri-ba mencionados, representantes del ejército de esa época, eri-giéndoles, como ya se ha propuesto, un monumento en unade las tantas ciudades del territorio de Arauco. En esa formaquedarían perpetuadas en el bronce todas las glorias de Chile(la conquista, la independencia, las campañas del Perú y lapacificación de Arauco) con el monumento a la conquista quese piensa construir con motivo del cuarto centenario de la fun-dación de Santiago y con el de Bulnes próximo a inagurarse.

La guerra del Pacífico del año 1879 interrumpió la cam-paña de Arauco ya casi terminada. En esa época, el ejército,por razones de economía, se encontraba reducido a dos milcuatrocientos hombres, divididos en cinco batallones de in-fantería: el «Buin» N. ° 1, el Segundo, Tercero, Cuarto de línea,los Zapadores, dos regimientos de caballería, Granaderos y Ca-zadores, y un batallón de «Artillería» repartido en todo el te-rritorio y cubriendo con una de sus compañías la lejana Guar-nición de Punta Arenas.

Con estos débiles efectivos no sólo debía atenderse al man-tenimiento del orden interno, sino principalmente, según hemosvisto, a la pacificación de Arauco.

La Guardia Nacional, creada por Portales, estaba casi de-sorganizada. La instrucción distaba mucho de estar a la alturade los progresos de la época y se ceñía, en parte principal, alas prescripciones de las viejas «Ordenanzas Españolas» y auna Táctica de Infantería de línea del año 1867, traducida y

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arreglada, según entiendo, de un reglamento francés posteriora la guerra de Crimea, y comunmente denominada «Tácticade Silva Chávez», por ser el mencionado Jefe su autor.

En la vida de guarnición, el rutinario servicio interno ab-sorvía casi completamente las actividades del personal dentrode los cuarteles. El servicio práctico, la instrucción de combatey los tiros de guerra eran casi desconocidos.

Si bien es cierto que algunos jefes habían hecho sus estu-dios en el ejército francés, Escuela Militar de Saint Cyr, suinfluencia parece no se había dejado sentir debidamente enlas filas, pues sólo así se explica que, disponiendo de un ar-mamento adquirido después de la guerra Franco-Alemana delaño 1870, el orden disperso, así como los demás procedimientosde combate empleados entonces fuesen aquí desconocidos.

No obstante las deficiencias arriba mencionadas obtuvi-mos un triunfo completo. La victoria se debió en parte princi-pal, sin tomar en cuenta la unidad de nuestra raza y la fuerteorganización interna del país, a los siguientes factores: sólidadisciplina y espíritu de sacrificio de la tropa de línea (ascen-dida a clases después de la declaración de guerra y repartida entodo el ejército), a nuestro eficiente cuerpo de oficiales que,alejado por completo de la política, había aprendido a fortifi-car su alma en las rudas alternativas de la guerra de Arauco,la mejor escuela para el soldado en aquel tiempo; a que losjefes de cuerpo, educados muchos de ellos en la severa y pun-donorosa Escuela Militar del General Aldunate, quienes, conlas amplias facultades concedidas por la Ordenanza y con elhábito de resolver las variadas situaciones de la campaña delsur, habían llegado a formarse verdaderos conductores de hom-bres. Triunfamos, finalmente, por el carácter y la tuerte per-sonalidad del invicto Baquedano. No era Baquedano el Generalmás brillante, ni siquiera el que reunía mayor número de co-nocimientos teóricos entre los oficiales superiores de esa época(sólo había salido al extranjero siendo aún niño en el año 1838,acompañado de su padre, entonces jefe de los Cazadores);pero tenía sobre todos los demás la ventaja de ser el mejorconductor de hombres.

Terminada la guerra con el Perú y a pesar de que algunosjefes superiores, entre ellos el Vice-Almiraute don PatricioLynch, hicieron ver al Gobierno las deficiencias de los diver-sos servicios en el transcurso de la campaña, la estructura delejército, así como la instrucción de las tropas, no sufrieron mo-dificaciones de importancia.

Según el criterio dominante, si habíamos vencido con losprocedimientos empleados, no teníamos por qué innovar,


Una mejor organización se dió en todo el país a la Guar-dia Nacional o tropas cívicas, como se les denominaba. Laguarnición de Santiago contaba con dos batallones de Infante-ría y un Cuerpo de Artillería de Montaña. Todas nuestras pro-vincias disponían también de sus respectivas unidades for-madas por obreros y artesanos. La instrucción, dirigida poroficiales del ejército activo, se efectuaba generalmente los díasDomingo. En las festividades patrias, los cívicos, con vistososuniformes, bien armados y equipados, concurrían el 19 de Se-tiembre junto con las tropas de línea al «Simulacro de Com-bate» y a la tradicional formación en la Pampa (ParqueCousiño).

Los acontecimientos de mayor importancia de aquella épo-ca fueron, sin duda, en primer lugar, la reorganización de laEscuela Militar efectuada por su nuevo Sub-director, el capitánalemán don Emilio Körner, contratado con este objeto en elaño 1886, y en segundo lugar, la creación de la Academia deGuerra en esa misma fecha, con el objeto, según dice el de-creto respectivo, de «elevar el nivel de instrucción técnica delos oficiales. . . . y preparar los jefes y oficiales que más tardehan de formar el personal de los Estados Mayores».

A la creación de este Instituto está ligado el nombre desu primer profesor, y al mismo tiempo el del más eficaz coope-rador de la obra comenzada por Körner, General don JorgeBoonen Rivera.

. Desgraciadamente, acontecimientos políticos posteriores in-terrumpieron, como luego lo veremos, la reforma recién iniciada.

La lucha entre los poderes Ejecutivo y Legislativo trajocomo consecuencia la guerra civil del año 1891. El ejército,como había sido siempre costumbre en el trascurso de nuestrahistoria, permaneció fiel al Gobierno constituido. La Marinatomó el partido del Congreso.

En las sangrientas batallas de Concón y Placilla, las im-provisadas tropas del Congreso vencieron con fuerzas más omenos equiparadas (alrededor de diez mil hombres por lado)al veterano ejército Presidencial.

Las causas del triunfo debemos buscarlas en la mayorunidad de mando de las tropas del Congreso, dirigidas porKörner, cerebro militar de la revolución, el que las había ins-'truído según los principios de! combate moderno, es decir,con el orden disperso desconocido entonces en el ejército Pre-sidencial, y en el mejor armamento de su infantería, dotadadel Mannlicher Austríaco, primer fusil de repetición que hacíasu estreno en un combate moderno. Pero, ante todo, la verda-dera causa de la victoria la encontraremos en el espíritu de

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sacrificio con que venía animado el ejército del Congreso, quepeleaba por ideales y debía tener necesariamente la moral másalta que la de sus adversarios.

Como sucede siempre en las guerras civiles, se quiso atri-buir el desastre de las tropas de línea a numerosas defeccionesen el campo de batalla, pero en honor a la verdad debemos de-cir que, fuera de un escuadrón de húsares, con un efectivo detrescientos diez hombres, pasado al campo contrario antes dePlatilla y de algunos prisioneros incorporados después de Con-cón al ejército del Congreso, las tropas Presidenciales pelearonleal y valientemente; prueba de ello es que sus dos Generales,Barboza y Alcérreca, quedaron en el campo de batalla; el pri-mero de ellos, abandonado por su brillante Estado Mayor, mu-rió como un héroe. El bravo Buin del Coronel Camus, recienllegado de su legendaria marcha a pie desde Antofagasta, per-dió el sesenta por ciento de su gente y las tres cuartas de susoficiales. El Coronel Fuentes, jefe de la Artillería, fué grave-mente herido. Para no seguir esta larga enumeración; bastarásólo recordar que, de las siete mil quinientas bajas (más quéen la batalla de Chorrillos), los dos tercios pertenecieron alos vencidos.

Los Viejos Tercios del Perú se habían dormido sobre suslaureles. En el terreno no hubo ninguna clase de órdenes decombate y las tropas combatían en orden cerrado.

Consolidado el nuevo estado de cosas, el Gobierno permi-tió el alejamiento de las filas a los oficiales que voluntaria-mente quisieron hacerlo y concedió el retiro en condicionesmuy favorables a los elementos menos eficientes.. Asimismo,paulatinamente fué llamando al servicio a una parte del per-sonal del antiguo ejército, entre los cuales citaré a los Coman-dantes Sofanor Parra, y Montauban, al Mayor Chaparro y amuchos otros meritorios jefes que deberían seguir aportandoun contingente útil a la Institución.

La misión de modernizar el ejército fué confiada a Körner,ahora General, Jefe del Estado Mayor, el que empezó su trabajocon la inteligente cooperación de treinta y tantos distinguidosoficiales subalternos del Ejército Alemán que, contratados en1895, fueron repartidos en los diferentes regimientos y esta-blecimientos de instrucción donde dejaron una escuela difícilde olvidar.

No fué fácil la tarea impuesta a Körner y a los nuevosinstructores, como pudiera creerse. Una reforma tan radicalen los métodos fué al principio resistida, como era natural,por numerosos jefes de carrera que, formados en otra escuela,no podían fácilmente amoldarse al nuevo orden de cosas. En


cambio, los más firmes sostenes de la instrucción alemana fue-ron los improvisados jefes de la revolución; jóvenes, profesio-nales muchos de ellos, como los soldados de Napoleón habíanaprendido la guerra en la guerra, batiéndose valientemente entodos los combates. Todo lo habían dejado por seguir la nuevacarrera y ahora comenzaban, junto con los oficiales subalter-nos, el aprendizaje de los procedimientos modernos. Su entu-siasmo y personalidad suplían la falta de conocimientos teó-ricos, y con una visión muy clara del porvenir, al mismo tiem-po que impulsaron al estudio, supieron imprimir al ejército unrumbo esencialmente práctico que ojalá nunca lo hubiera per-dido. La reforma fué impulsada por numerosos oficiales decarrera, alumnos de Körner en la Escuela Militar muchos doellos, entre los cuales merece un recuerdo especial el malo-grado Coronel don Aurelio Berguño.

Calmadas ya las pasiones que desencadena una revoluciónsangrienta, la familia chilena se une ante el peligro de ungrave conflicto internacional y, como de costumbre, pone susojos en las fuerzas armadas.

Una inmensa actividad se hace sentir entonces en los cuar-teles donde se trabaja día y noche; los contingentes de laGuardia Nacional, de cuarenta y cinco días primero, tres y seismeses después, se suceden sin un día de interrupción ni un mo-mento de descanso; las tropas viven la mayor parte del tiem-po en campaña, los más jóvenes Subtenientes deben mandarunidades con dotación de guerra. La Escuela Militar y deClases adelantan la salida de los últimos cursos, dedicándose depreferencia a instruir cuadros de reserva. Cuando la situaciónparecía más critica, ya que todos creíamos la guerra próxima,tuvo lugar la memorable parada militar del 19 de Setiembredel año 1898, en la cual la segunda Zona Militar (nombre dadoentonces a nuestras Divisiones) desfiló en forma brillante anteS. E. el Presidente de la República don Federico Errázuriz,con todas sus unidades movilizadas, es decir, con efectivos deguerra. La imponente presentación de la infantería en «colum-na de regimiento», marchando por primera vez con paso re-gular, así como el paso de las armas montadas con los aireavivos del nuevo reglamento de equitación implantado no hacíamucho, despertó en el numerosos público asistente un entu-siasmo pocas veces visto. La instrucción alemana, después detres años de constante trabajo, había ya comenzado a dar susfrutos, y en adelante nadie pretendería obstaculizar su marcha.

A fines del mismo año se ponía término a la instrucción,de contingente con las primeras (creo únicas) maniobras demontaña en el Cajón del Maipo.

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Dos años más tarde, siendo Ministro de Guerra don Ri-cardo Matte P., fuimos la primera nación en América que im-plantó el Servicio Militar Obligatorio.

Paralelamente a la instrucción de las tropas vemos mo-dernizarse los cuarteles a los cuales se les dota de almacenesque contienen el vestuario y equipo necesario para su moviliza-ción (dotación de Guerra). Se construyen polígonos de tiro,dándose así una importancia hasta entonces desconocida a estarama del servicio. Anualmente se efectúan concursos de tiroentre los diferentes regimientos y las unidades disponen do unespléndido material para tiros de combate que desgraciada-mente no se ha conservado.

Con el objeto de facilitar las condiciones de vida del cuer-po de oficiales, se organizan los casinos con rico menaje ycostosa vajilla y, talvez por una transición demasiado rápida,se pasa del modesto hule y el fierro enlozado, al fino damascoy al elegnte plaqué Cristophle. En algunos Casinos cuidadososaún se conservan restos de esa vajilla.

Atención especial prestó el Gobierno a la renovación delmaterial de guerra. Una comisión de jefes superiores presidi-dos por Körner adquirió en Europa equipo y armamento paratodas las armas: el Mannlicher, en uso hasta muchos despuésen el ejército austriaco, fué reemplazado por el Máuser alemán;se dotó a nuestra artillería del cañón Krupp de tiro acelerado(usado actualmente en los regimientos de infantería); fuimoslos primeros en adoptar la moderna ametralladora Máxim,modelo chileno 1903, adquirida poco después como una no-vedad por Alemania y Suiza, primeras naciones que organizanunidades de esta arma en Europa. Años más tarde, poco antesdo la guerra Europea, a pesar de encontrarse despejado nues-tro horizonte internacional, se completó el plan de adquisi-ciones con el material de artillería de campaña de tiro rápido;se contrató el cañón de montaña que no pudo ser entregado acausa de la guerra, sirviendo a los alemanes, como es sabido,en la campaña de los Balkanes. Se compraron además: fu-siles, pistolas, carabinas, elementos de sanidad y comunica-ciones, cocinas rodantes, modelos de carros para los trenes,repuestos, etc.. Posteriormente, durante la guerra europea, seadquirió en el Japón, el material de ametralladoras Hotchkissy se modernizaron las instalaciones en las Fábricas de Mu-nición.

Sin exagerar, podemos decir que quedamos entonces aldía en materia de armamento, pues, si exceptuamos el cañónSchneider, adquirido en lugar del material Krupp, que no pudoser entregado en la época mencionada, y los fusiles automáticos,


todo el material en uso actualmente data de entonces y, aunquetriste es reconocerlo, podemos decir que nada se ha hechodespués.

Al mencionar las adquisiciones efectuadas en el períodoanterior a la guerra, no podemos dejar de recordar al almade ellas, el recordado General don José María Bari, Jefe delDepartamento General de Guerra.

Después de diez años de rudo y constante trabajo, cuandola educación de las tropas había ya dado sus frutos, y siendoMinistro de Guerra el General don Salvador Vergara A., sereorganizaron los Servicios Superiores o sea la cabeza del Ejér-cito (Ministerio de Guerra, Estado Mayor General, Comandos deDivisión, etc. ), organización cuyas líneas generales se mantienehasta hoy día, dictándose al mismo tiempo una nueva y com-pleta reglamentación.

En el año 1910, para la celebración del primer Centena-rio de la Independencia, se concentraron en Santiago todas lasdivisiones del sur del país. En esos días patrios asistimos enmedio del mayor orden a tres transmisiones del Mando Su-premo (por fallecimiento de don Pedro Montt primero, y dedon Elias Fernández después, le correspondió asumir la Pre-sidencia a don Emiliano Figueroa). El ejército, que había al-canzado entonces un máximum de eficiencia por su sólida es-tructura y brillante presentación, llamó justamente la atenciónde las numerosas delegaciones militares extranjeras, constitu-yendo, por decirlo así, el número culminante de las fiestas.En esa oportunidad oí decir al Embajador Especial Alemán,General von Pfuhl: «En mi larga carrera militar solo he vistosoldados iguales a los chilenos en mi patria».

Capítulo especial merece la organización y modernizaciónde nuestros Institutos Militares en este segundo período denuestro estudio.

Entre ellos debe mencionarse, en primer lugar, por losfrutos que ha dado, la Escuela Militar, transladada a su actualedificio, y ahora totalmente renovada en su organización que,por su excelente profesorado militar y civil, nuevo materialde. enseñanza y por sus modernos métodos de educación, fuéentonces considerada corno el mejor colegio del país. (En laExposición Escolar del año 1903 y en competencia con todoslos Colegios y Liceos de instrucción secundaria, la Escuela ob-tuvo un premio «Unico» por su material de enseñanza y un«Primer Premio» por la «Oganización de sus estudios y tra-bajos de alumnos). En el orden militar, por su irreprochablepresentación, la correcta ejecución de la gimnasia, ejerciciosreglamentarios y tiros de guerra, etc., llegó a marcar una pau-

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ta para la instrucción de las tropas. El año militar se finali-zaba con una provechosa marcha de guerra efectuada en losalrededores de la capital o en las históricas regiones del sur,donde el niño, por medio de las fatigas y privaciones de lavida de campaña, fortificaba el carácter templando al mismotiempo su alma de soldado.

Antiguamente se daba en la Escuela importancia verdaderaunicamente a los estudios, pero posteriormente, en la épocaque relatamos, llegó a establecerse un perfecto equilibrio entreel tiempo empleado en los estudios y el dedicado a las prác-ticas militares. Este equilibrio se mantiene actualmente entodos los establecimientos similares de Estados Unidos y Eu-ropa, donde los alumnos dedican generalmente las horas dela mañana a los estudios y las tardes a los ejercicios regla-mentarios y muy especialmente a la práctica de los diversosdeportes.

En la actualidad, la Escuela, por razones de todos conoci-das, se ha transformado en un colegio militar, sin obligaciónalguna para sus alumnos de continuar en las filas al términode sus estudios.

A mi modo de ver, el papel actual de este instituto es demucho mayor importancia y trascendencia que el antiguo, pues,no sólo tiene la misión de proporcionar oficiales para el servi-cio activo, sino también, según lo prescribe su reglamento or-gánico, debe educar como oficiales de reserva a los alumnosque no deseen seguir la carrera militar. Para conseguir estadoble finalidad, la disciplina interna y las exigencias de ordenmilitar deben ser iguales, si no mayores que las de la antiguaEscuela y así lo ha comprendido su entusiasta Director.

El General Pershing, Comandante en Jefe del EjércitoAmericano en la última guerra, refiere en sus interesantes Me-morias como los alumnos de la Escuela Militar, reintegradosdesde hacía tiempo a la vida civil, una vez decretada la mo-vilización fueron los primeros en acudir a las filas, y másadelante agrega: «Todos ellos, que conservaban intacto elespíritu de West Point (la Escuela Militar) se distinguierongrandemente durante la campaña».

Desearíamos que los alumnos de nuestro primer plantel deeducación mantuvieran siempre esa estrecha unión espiritualcon el Alma Mater (nuestra Escuela Militar) no solamenteante el peligro de un conflicto internacional, como dice Pers-hing, sino principalmente en tiempos normales y en las diver-sas actividades de la vida para que, con un criterio uniforme,puedan después abordar los delicados problemas del porvenir.


Siguiendo el curso de nuestro estudio diremos que: LaEscuela de Clases (cabos y sargentos), creada entonces, comen-zó pronto a proporcionar un crecido número de instructoresa las tropas. Bajo la enérgica e inteligente dirección del Co-mandante Herrmann, llegó a constituir un batallón modelo dela infantería, cuya organización interna, disciplina e instrucción,con relación a la época, no ha sido sobrepasada.

En San Bernardo se organizó, después del año 1891, laEscuela de Tiro de Infantería, cuyo fin primordial era, másque el tiro mismo, perfeccionar en cursos rápidos la instruc-ción de los improvisados oficiales de la revolución.

El impulso entusiasta de los primeros alumnos de la Es-cuela de Hannover, los capitanes Carlos Fernández y ManuelBulnes, dió como resultado la fundación de la Escuela de Ca-ballería de Ñuñoa, hoy de Quillota, que tanta influencia hatenido, no solamente en la instrucción profesional, sino tambiénen el espíritu de camaradería y la manera de ser de los ofi-ciales de la caballería.

Finalmente, la última etapa de la reforma fué señaladapor la creación de la Escuela de Tiro de «El Culenar», ac-tualmente en Linares.

Mención especial merece la Escuela de Estado Mayor oAcademia de Guerra, definitivamente restablecida en cursosrenovables cada tres años hasta 1909 y con ingresos anualesde alumnos desde esa fecha.

Frescos están aún los recuerdos de tantos profesores ex-tranjeros y nacionales, entre los cuales no podemos dejar derecordar al sabio maestro de Historia Militar, el distinguidoCoronel don Guillermo Ekdhal.

La llegada de los primeros oficiales del Estado Mayor ale-mán, von Harttrot, Mohs, von Kiesling y Heinlein (nombrosólo a los que iniciaron la labor), marca sin lugar a dudas, laedad de oro de este Instituto, tanto por las provechosas ense-ñanzas dejadas por sus maestros, como por la emulación quesupieron éstos despertar por el estudio. Gracias a ellos y a loscontinuadores de su obra llegamos a contar pronto con nume-rosos oficiales de Estado Mayor, así como con un eficientecuerpo de profesores militares.

Desde el año 1891 comenzó a enviarse un crecido númerode oficiales subalternos, primero, y de jefes después, a per-feccionar sus conocimientos en diversos ejércitos extranjerosy de preferencia en el alemán. Creo no equivocarme al decirque, en una ocasión, llegamos a contar con más de cincuentaoficiales en el extranjero, Asimismo, cumplida ya la misión

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de los primeros instructores contratados en 1895, se trajo unseleccionado número de oficiales de Estado Mayor como pro-fesores militares y asesores de los Altos Comandos.

Al final de esa época vimos también llegar a los gradossuperiores de la jerarquía a los primeros oficiales educadosdesde su base en la escuela alemana, muchos de ellos con unlujo de conocimientos adquiridos en el extranjero. Era pues,según se decía, la coronación de la labor empezada por Körneraños atrás y de la cual se esperaban grandes frutos.

La obra emprendida por Körner mereció severas críticasen diversos sectores de la opinión, por haber comenzado laimplantación del nuevo sistema instruyendo primeramente alos oficiales subalternos. Muchos creían que habría sido másconveniente, conjuntamente con organizar los Servicios Supe-riores, educar al Alto Comando, es decir, a los Jefes, para queéstos, a su vez, hubiesen difundido los conocimientos haciaabajo. A mi modo de ver, la idea propuesta, muy hermosa en.teoría, y más de acuerdo si se quiere con los principios dis-ciplinarios, en la práctica, o no habría dado resultados o en elmejor de los casos habría retardado la reforma durante va-rios años.

No debemos por otra parte olvidar que la eficiente ybrillante presentación de nuestras tropas en el año 1898, incli-nó favorablemente la balanza de las negociaciones de paz conuna nación hermana.

Con justa razón se esperó primeramente solidificar loscimientos para poder después organizar sobre una base es-table los Servicios Superiores según se ha expuesto en otraparte. Se ha criticado a los continuadores de la obra Körner,el haber copiado al pie de la letra toda la reglamentaciónalemana: sin duda que el ideal habría sido dictar desde elprincipio una reglamentación de acuerdo con nuestras modali-dades; pero no debemos olvidar que, dada la poca homoge-neidad del Comando Superior en esa época, la tarea habríaresultado difícil si no imposible. Sin duda que exageramos lanota copiando servilmente los uniformes, ahora modificados,lo cual no dejó de ocasionar algunas molestias a los oficialesenviados al extranjero.

Al escribir la historia de esos tiempos, ya lejanos, no po-demos separar de nuestra mente la varonil y paternal figuradel General Körner que, a pesar de sus múltiples ocupaciones,siempre se daba el tiempo necesario para asistir a las prime-ras revistas de reclutas y de compañía, con el objeto de dara los jóvenes Subtenientes, recién egresados de la Escuela Mi-litar, una palabra de estímulo y aliento, única recompensa queel soldado exige como premio a sus esfuerzos.


Antes de terminar la historia de este período, debemosreconocer el decidido apoyo prestado por el Gobierno, en todacircunstancia, al Comando Superior, así como su inflexibleenergía para llevar a cabo por todos los medios la implantaciónde la escuela alemana, no vacilando muchas veces en sacrifi-car a altos y meritorios jefes que obstaculizaban su. marcha.

En su constante afán de perfeccionar nuestros elementosde guerra, dotó entonces a los establecimientos de instrucción,del más moderno material de enseñanza y a las tropas, del me-jor equipo y armamento existentes en la época, como no lotenían entonces muchas naciones de primer orden en Europa.

Si estudiamos ahora el período posterior a. la guerra Eu-ropea, después de la llamada, movilización. del año 1920, no-taremos un cambio bien radical en la organización y manerade ser del ejército.

Por razones de economía se disminuyeron paulatinamentelas dotaciones de los regimientos; los cuadros para tres bata-llones se redujeron a dos y en muchas unidades a uno.

Alcanzamos a contar con cinco divisiones de infantería,reducidas a cuatro y finalmente a tres en 1931. Se dió comorazón para justificar esta disminución, la necesidad de aumentarlos efectivos de las unidades restantes; pero en realidad, éstasquedaron tan débiles como las antiguas.

Las concentraciones y maniobras, antes sagradas comotérmino del año militar, van siendo menos frecuentes, conclu-yendo finalmente por constituir una excepción. A los ComandosDivisionarios se les niegan los pequeños fondos necesarios paraefectuar, una vez al año, los trabajos tácticos con los jefes deunidades.

Se reduce el número de llamados al servicio y los con-tingentes son licenciados, muchas veces, antes del plazo fijadoen la convocatoria y sin terminar su instrucción.

Siempre que se trata de hacer economías en el presu-puesto de guerra, la solución parece estar ya indicada de an-temano y consiste: en no llamar o licenciar el contingenté, esdecir, se ataca la parte vital, la razón de ser, diremos, delejército.

consecuencia de la crisis actual, como parecería lógico, des-graciadamente ella data de años atrás.

Como consecuencia de lo anteriormente expuesto, por unaparte, principalmente debido a la entusiasta emulación poraprender en los institutos militares recién modernizados losnuevos procedimientos de la guerra, una verdadera fiebre porel estudio se hace sentir en el cuerpo de oficiales; los más en

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tusiastas, todavía no terminan un curso cuando ya están pen-sando seguir otro, para llenar así un sinnúmero de requisitossin los cuales, existe la creencia, no podrán alcanzar los laure-les del generalato.

Desgraciadamente, al término de sus estudios, pocos vuel-ven a las filas y la gran mayoría prefieren quedarse en lasoficinas de los Servicios Superiores, es decir, en la cabeza delejército, cuyas proporciones las vemos aumentar desmensura-damente día a día mientras el cuerpo o sea las tropas dismi-nuyen en la misma proporción.

Para que no se me tache de exagerado con respecto a laescasez de oficiales para el servicio de las tropas citaré un casoconcreto: En los seis años que comandé el «Magallanes»(1918-1924), nunca conseguí se me enviase un jefe como se-gundo Comandante y durante este largo lapso de tiempo, so-lamente se me destinaron tres capitanes, de los cuales, el pri-mero permaneció poco tiempo en la guarnición; el segundofalleció poco después de recibir su ascenso, me refiero al ca-balleroso Mayor don Enrique León, y, el tercero, que comocomandante de la batería era de artillería, debió recibirse delDestacamento, con una dotación aproximada de ochocientoshombres, a mi venida al norte.

Las compañías, con dotaciones aproximadas a las de gue-rra por el sinnúmero de remisos, fueron siempre mandadas ybien mandadas por Tenientes primeros, uno o dos de los cua-les ascendieron al grado superior al final de mi estada en laguarnición.

Recordaré siempre con cariño la útil y eficaz cooperación,en todo orden de ideas, prestada por estos jóvenes oficiales,hoy jefes distinguidos. Desde entonces me une a ellos unaafectuosa amistad formada al calor del servicio y que es labase de la verdadera camaradería entre soldados.

El Territorio de Magallanes, desligado del -centro princi-pal del país y en conctacto con una nación laboriosa, de granvitalidad y asombroso desarrollo, no puede ser olvidado pornuestros poderes públicos.

El servicio militar obligatorio es, a mi modo de ver, elúnico vínculo espiritual que une a los compatriotas de esaapartada región con el resto del país, y como las faenas delcampo de la nación vecina absorven parte de nuestra población,la cual emigra generalmente para no volver, resulta que, si nollamamos el contingente a las filas, como ha sucedido algunasveces en los últimos años, en el futuro no solamente contare-remos con menor cantidad de reservistas sino principalmentecon menor número de ciudadanos chilenos.

212 MEMORIAL DEL EJERCITÓ

La mezcla de chilenos con extranjeros, especialmente conYugoeslavos, ha formado en Magallanes una raza fuerte, cultay vigorosa. Excelentes soldados, acuden siempre presurosos acumplir con el servicio militar, aún sin que les corresponda,desde los lugares más alejados y muchas veces a costa degrandes esfuerzos. En mi larga carrera militar creo no habermandado nunca mejor tropa que la magallánica.

Siguiendo el curso de nuestro estudio, del cual nos ha-bíamos apartado, veamos ahora cual ha sido el criterio domi-nante para la educación de nuestro cuerpo de oficiales en losdiversos períodos de la evolución del ejército. Antiguamente sejuzgaba la capacidad militar de un oficial, ante todo por losconocimientos de matemáticas adquiridos en la Escuela Militar,y al cadete que obtenía buenas notas en ese ramo, por ese solohecho, aunque después no sobresaliera gran cosa, se le rodeabade cierta aureola durante toda su carrera.

Consecuente con estos principios, en el año 1887, el Ins-pector General del Ejército y al mismo tiempo Director de laAcademia de Guerra, solicitaba del Gobierno la clausura deeste Instituto recientemente creado, porque los alumnos notenían los conocimientos de matemáticas superiores que, se-gún su criterio, «eran el cimiento de la ciencia militar en susmás triviales aplicaciones».

Sin dejar de reconocer la importancia de las matemáticas,indispensables para la educación de oficiales técnicos, y de tan-ta utilidad para todos ya que por medio de ellas se disciplinala inteligencia, habituando al mismo tiempo al hombre a pensar,nadie en la actualidad aceptaría el criterio arriba mencionadotratándose de la formación de oficiales de Estado Mayor, altasAyudantías, etc..

En los últimos años exageramos, en otro orden de ideas,la importancia acordada no ya en las matemáticas, sino a cier-tos estudios teóricos y trabajos en la carta, llegando muchasveces a juzgar las condiciones militares de un jefe, ante todo,por la mayor o menor facilidad con que dirigía los juegos deguerra y los viajes tácticos.

El Comandante X tiene un gran criterio táctico, solía de-cirse, y eso bastaba muchas veces para calificarle como unexcelente jefe.

La personalidad, el carácter, las aptitudes como conduc-tor de hombres, es decir, la esencia misma del mando, eranrelegadas a segundo término. Más adelante veremos las con-secuencias de esa escuela.

En las calificaciones anuales, cuando el superior estam-paba una observación, una duda ligera, sobre el criterio táctico

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de un subalterno, muchos jóvenes oficiales lo consideraban casicomo un atentado contra su dignidad personal, y por todo pa-saban, menos por eso.

En lo referente al servicio mismo de las tropas llegó aformarse una nueva y curiosa mentalidad: muchas veces oídecir a jóvenes oficiales, alejados hacía tiempo de las filas:«Cuando me corresponda hacer mi año de tropas», como si setratara de un requisito muy lejano, o bien, argumentaban otros:¿Qué se puede hacer en las tropas con los débiles efectivos?.Los que en esa forma se expresaban, seguramente olvidabanque las tropas, con o sin contingentes, con o sin grandes ejer-cicios y maniobras, constituyen la única escuela donde seaprende a vencer las dificultades inherentes al mando parallegar por ese medio al corazón de los subordinados. El amora la responsabilidad, la decisión, y, en resumen, todas las vir-tudes militares no se aprenden en los libros, pero se inculcany se practican en el mando.

Al hablar del mando no pretendo hacerlo en forma ex-clusivista, es decir, refiriéndome solo a las tropas, pues, comoes sabido, contamos con un grupo de jefes distinguidos que lasalternativas de la carrera han llevado a divulgar sus conoci-mientos en el profesorado o en la dirección de planteles edu-cacionales, donde les ha sido posible evidenciar sus condicio-nes como conductores de hombres, pero esto naturalmente noconstituye la regla general.

Resumiendo lo anteriormente expuesto, podemos decir quedebe, ser motivo de justo orgullo el afán demostrado por nues-tro Cuerpo de Oficiales para sobresalir en sus estudios y paraespecializarse en institutos técnicos, y nadie, con mediano cri-terio, pretendería obstaculizar este movimiento de progreso.Pero no debemos olvidar, según hemos visto en los últimos:años, que nuestra carrera es relativamente corta, que pocosalcanzan los treinta años en las filas y que el interés del ser-vicio exige un perfecto equilibrio entre el tiempo dedicado aperfeccionar los conocimientos, sin preocuparse de nada más,y la forma como estos conocimientos se transmiten después alos subalternos.

No es posible llegar a los grados superiores de la jerarquíapor el solo hecho de poseer grandes conocimientos teóricos ybuen criterio táctico, si anteriormente en el servicio de las. tro-pas no se ha dejado 'cierta escuela de mando y principalmentesi no se han divulgado los conocimientos adquiridos y ¿por quéno decirlo? muchas veces en forma costosísima para el Fisco.

214 MEMORIAL DEL EJERClTO

La eficiencia de las fuerzas armadas de ana nación se de-muestra en la guerra y a su metódica preparación dedicó to-dos sus esfuerzos nuestro ejército en el largo período de paz,nunca visto antes en Chile, que siguió a la revolución del año1891.

Nuestra institución ha permanecido siempre al margen dela política y sin manifestar el menor interés por ella. Si bienes cierto que en el trascurso de los últimos veinte años, algu-nas veces, corrieron en las filas vientos de Fronda, la verdad esque éstos nunca llegaron a prosperar, pues el buen sentido dela gran mayoría de los oficiales supo encauzar la corriente porel verdadero camino.

El Cuerpo de Oficiales, alejado de todo lo que no fuera elejercicio directo de su profesión, supo vivir siempre sin os-tentación y con dignidad, como ha sido costumbre en nuestroejército, y en una verdadera pobreza dorada, dada la escasezde los emolumentos recibidos entonces.

No entra en el marco de este estudio emitir una opiniónsobre los acontecimientos políticos de los últimos años. Sinembargo, es sabido que, las fuerzas da las circunstancias y elgiro posterior de los sucesos entonces acaecidos exigieron unaintervención de las fuerzas armadas al final del año 1924.

El eminente hombre público don José Victorino Lastarria,al escribir sobre el período de siete años de anarquía y desor-den que siguió a la dictadura de O'Higgins, resume la actitudasumida por él ejército de aquella época en las siguientes fra-ses que copio textualmente por creer que tienen una ampliaaplicación a los acontecimientos arrriba mencionados del año1924:

«La conspiración no era militar, nacía del pueblo, de suprimera clase, que no vacilaba emplear el peligroso recursode empeñar al ejército en sus planes y en el triunfo de susaspiraciones. He aquí otra singularidad que hace honor a losmilitares de Chile, que jamás se han levantado en armas afavor de un caudillo o de una ambición de cuartel, sino siempreen servicio de un interés político, aunque, por desgracia, no hasido éste el interés social».

En esos años, en la época denominada «Gobierno Militar»,la gran mayoría de los oficiales siguió desentendiéndose de lapolítica y sólo deseaba volver cuanto antes a la normalidad.

Cuando en el sentir público se creía en deliberaciones yconfabulaciones dentro de los cuarteles, la tropa, ajena a todoesto, continuaba su trabajo como de costumbre y en los casi-nos de oficiales sólo se trataba los temas corrientes entre gen-te culta y, de preferencia, como sucede en los círculos milita-

LA EVOLUCION DEL EJERCITO. . . . 215

res d, e todas partes, lo relacionado con la profesión Consecuen-te con lo anteriormente expuesto, a pesar de haber hecho todami carrera en las tropas, jamás presencié, asistí o presidí en elRegimiento Magallanes, en la Escuela Militar, o en la TerceraDivisión, una sola reunión de oficiales para tratar asuntosajenos a la profesión y entiendo que en todas partes pasabanlas cosas en la misma forma. Naturalmente, no debemos ol-vidar que toda regla tiene sus excepciones.

Para corroborar lo anteriormente expuesto, bastará sólorecordar la completa prescindencia observada por el ejércitocuando el Presidente Militar abandonó las funciones de su altocaigo en el año 1931, así como su actitud decidida en res-guardo del orden legalmente constituido, lo cual vino a eviden-ciar,, una vez más, en los degradados sucesos ocurridos pocosmeses después en la Marina.

Frescos estan aún en la mente de todos los recuerdos delaño 1932. Alejado entonces de las filas y contemplando impar-cialmente los acontecimientos, creo no equivocarme al asegu-rar que la gran mayoría de los oficiales no deseaban intervennir en nada ajeno a la profesión. Sin embargo, una pequeñaminoría de hombres resueltos, como sucede siempre, se im-puso y logró arrastrarla al movimiento político que dió como re-sultado la caída del Gobierno.

Juzgando estos acontecimintos únicamente desde el puntode vista militar, no podemos dejar de reconocer que en esasdifíciles circunstancias se evidenció una crisis muy significa-tiva de valores.

Esta se debe en parte, a mi modo de ver, a una orienta-ción defectuosa impresa a la educación del cuerpo de Oficia-les desde años atrás, cuyo resultado fué falta del equilibrioque debe existir entre la capacidad técnica, las condiciones demando y el carácter.

En efecto, como consecuencia del número excesivo de re-tiros, habían llegado al Comando de unidades jefes distingui-dos, inteligentes y muy preparados, pero generalmente sinla experiencia suficiente en el manejo de los resortes del man-do; Jefes que, al encontrarse frente a una situación previstao imprevista, influenciados por la larga escuela de paz, apre-ciaron la situación,, reflexionaron, consultaron talvez demasia-do y, finalmente, o no supieron abordar con decisión los acon-tecimientos o se dejaron arrastrar por ellos. Yo entiendo que


en la paz, el soldado que sirve una causa siempre tieneapreciada la situación y, en consecuencia, en un caso dado,sólo le corresponde obrar.

La oficialidad subalterna nada sabía ni nada le intere-saba. Como lo ha hecho siempre, se limitó a cumplir las órde-nes por disciplina. La disciplina, como es sabido, consiste enJa obediencia ciega a las órdenes superiores; pero natural-mente siempre que estos superiores obren, a su vez, dentro dela jerarquía, es decir, acatando las órdenes del gobierno legal-mente constituido.

El carácter y la personalidad de un jefe pueden, en unmomento dado, cambiar la faz de los acontecimientos comoprocuraré demostrarlo con dos ejemplos históricos de las revo-luciones de los años 1851 y 1891.

«En la noche del 20 de abril de 1851, el Coronel Urriola,después de sublevar el «Batallón Valdivia», cuerpo de confian-za del Gobierno, apresando a sus oficiales, se dirigió a atacarel cuartel de Artillería (situado en la actual plaza del Cerro).Muerto el Coronel en la iniciación del ataque, la tropa vete-rana, después de algunas incidencias, continuó el combate almando de sus clases y, más o menos una compañía dirigida,por un Sargento, lograba poco después echar abajo la puertaprincipal penetrando así en el cuartel. El pueblo, reunido en losalrededores, creyendo perdida la situación del Gobierno comen-zó a dar vivas a la revolución, lo cual llegado a conocimientodel Presidente, fué la causa de que tomara con los Granaderosel camino de Melipilla, probablemente para organizar la re-sistencia en otra parte.

El general Maturana, defensor del Cuartel, en tan críticascircunstancias no perdió su presencia de ánimo. En el trans-curso del combate había visto caer gravemente herido a suhijo joven teniente de artillería, mientras hacía fuego con unode los pequeños cañones con que se contaba; inutilizados és-tos y no disponiendo de otros elementos para la defensa en unacto de audacia, se adelantó solo y arengando a la tropa suble-vada logró, gracias a su valiente actitud, someterla a la obe-diencia y desarmarla, salvando así la difícil situación del Go-bierno.

El valor y el temple del alma de un soldado no sólo seevidencian en la guerra sino también en las circunstancias im-prevista en tiempo de paz. La tradición ha conservado elvaliente gesto de este soldado y por eso la historia, al recordarsu nombre, agrega siempre: «El General Maturana heróicodefensor de la Artillería».

LA EVOLUCION DEL EJERCITO, , , 217

El año 1891, a raíz del triunfo de la revolución, unode los regimientos (sublevados no sé por qué motivo) avanzabaen completo desorden disparando sus armas al aire por la Ala-meda. Siendo aún niño, recuerdo haber visto pasar al Almi-rante don Jorge Montt, entonces Presidente de la Junta de Go-bierno, que, montado en el caballo del primer guardian que en-contró a la salida de la Moneda, se dirigía a la tropa sublevada.Una vez frente a ella, y después de exhortarla al cumplimientode sus deberes, logró hacerla regresar a sus cuarteles.

Al relatar los diversos episodios de nuestra evolución,especialmente los sucesos de todos conocidos en los últimos años,no me ha movido un espíritu de crítica preconcebido para na-die. Desprovisto de toda pretensión, he tratado sólo de deducir,según mi criterio, algunas observaciones y reflexiones que tai-vez puedan ser de utilidad a los oficiales jóvenes.

No soy tampoco de los que sueñan en la antigua disciplinay los antiguos jefes, como parecía desprenderse de la pre-sente relación: muy al contrario, creo que las circunstanciasactuales exigen un sinnúmero de condiciones, antes desconoci-das o por lo menos no tan necesarias, para resolver los delica-dos problemas de la hora presente.

Justo es reconocer que el ejército se encuentra en la ac-tualidad en muy buenas manos. Su Comando en Jefe, junto conmantener una estrecha cohesión dentro de las filas, ha sabido,con dignidad y altura de miras, hacer olvidar los momentosdifíciles, felizmente ya pasados para la institución y en loscuales la hemos acompañado de corazón.

Los "jefes superiores, por sus condiciones de soldados, en-tusiasmo y preparación, responden ampliamente a las exigen-cias de la época y en cuanto a los oficiales subalternos (no sési me engaña el afecto que conservo por ellos desde la EscuelaMilitar), creo de verdad, que nunca los hubo mejores.

He tratado de demostrar con algunos ejemplos históricosque la educación debe tender, ante todo, a desarrollar en elsoldado: el carácter, el cariño por las tropas y el amor a laresponsabilidad.

Estos principios deben inculcarse al niño desde su ingresoa la Escuela Militar, cuyo fin primordial consiste, a mi modode ver, en formar por medio de las más severa disciplina una.juventud altiva por la educación moral y vigorosa por la cons-tante práctica de los deportes.

A pesar de que nuestros reglamentos tácticos están todosinspirados en la tendencia a desarrollar la iniciativa dentro desus justos límites como base de los éxitos en la guerra, ocu-.rre con frecuencia que en los largos períodos de paz se va


formando paulatinamente la inclinación a subordinar el cri-terio del subalterno exclusivamente a la manera de pensar delsuperior, debido a lo cual el oficial se acostumbra a no resolvernada sin consultar antes hasta los detalles más insignificantes,temeroso siempre de echar sobre sus hombros la menor res-ponsabilidad.

En circunstancias difíciles e imprevistas la gente educada»en esa escuela se queda esperando órdenes que nunca llegan ycomo lo hemos visto muchas veces, al final no resuelven nada,

La subordinación exagerada empequeñece al que así lapractica ante los ojos de sus subalternos.

Los acontecimientos ocurridos en los últimos años nosdemuestran que una educación militar basada sólo en especu-laciones teóricas de nada sirve y se derrumbará como un cas-tillo de naipes si en los momentos de obrar faltan: la respon-sabilidad, el carácter y la decisión.

No debemos nunca olvidar el viejo principio militar se-gún el cual, para el hombre de armas, el carácter prima sobrela inteligencia.

Conducción política y Conducción militar

Por el Mayor en retiro Sr. P. H. D. G.

Es sabido que el arte de la guerra es más antiguo que el arteestatal.

Sólo hombres como César, Alejandro, Gustavo Adolfo, Federi-co el Grande y Napoleón, han decidido sobre la preparación, decla-ración, conducción y objetivos de la guerra. Federico el Grande,consultaba a Generales y políticos de su confianza y recibía sus con-sejos, no tanto porque necesitara consejeros, como porque, deseabaprobar sus capacidades, y, a través de sus diarios, cartas y librospuede apreciar el historiador cómo el objetivo político se modificabasegún los resultados de la guerra y cómo los medios y los procedi-mientos de la conducción militar eran influenciados por las consi-deraciones políticas.

No todo jefe político es conductor militar, ni siquiera su primerministro. (Luis XIV).

La guerra exige a los conductores militares, conocimiento de ladirección política interna y externa del país y a los conductorespolíticos, conocimiento de la conducción militar. Se trata de unalabor armónica que comienza en el período de paz con la preparaciónde] país para la guerra.

Sobre la importancia inmediata de la forma de gobierno, pode-mos decir que en ninguna otra circunstancia necesita el estado ytan urgentemente, como en la guerra, de una. dirección enérgica ysegura de sus objetivos.

Sólo a una dirección semejante le será dado obtener todos losmedios y concurso de energías que son indispensables para la conse-cución del objetivo de la guerra.

Procedimientos decididos, como los que precisa la guerra, raravez son el resultado de resoluciones colectivas. Por tal motivo, lasRepúblicas maduras, en momentos de crisis nacional, han buscado elremedio en la dictadura, La participación de un parlamento durante


la guerra ha anquilosado muchas veces el brazo del conductor de laNación. Esto, en las guerras de gabinete. Igual resultado se ha ob-servado en las guerras nacionales: Wilson, Clemenceau y Lloyd Geor-ge, confirman la doctrina.

La forma de gobierno de un estado influye considerablementeen la ya mencionada armonía y puede ser decisiva en "la guerracomo acción", pues, "la guerra como circunstancia" tiende a ladictadura.

Es conocido que la guerra comienza en el momento en que fra-casa la gestión política que se ha valido de la diplomacia y es portal motivo que la política no debe intervenir en la conducción opera-tiva sino en cuanto a ampliar o restringir el objetivo político de laguerra en vista del buen o mal éxito de las operaciones militares.

La dirección política, hecho esto, debe ceñirse estrictamente alos deseos de la militar y confiar en absoluto en sus procedimientos,en los caminos que esta elija para alcanzar aquella finalidad. El artedel gobernante debe, pues, limitarse a preparar a aprovechar loséxitos militares, siempre según las indicaciones del Comando Militar.Entra pues, la conducción militar a primar sobre la política, hastaconseguir por sus armas el objetivo político del Estado.

Antes de iniciar un juego político debe preguntarse el gober-nante si llegado el caso se estará dispuesto y en condiciones de em-plear la diplomacia violenta, la guerra, para imponer la propia vo-luntad al adversario. La dirección política debe haber conseguidotransformar los objetivos políticos en ideales del pueblo. La fuerzade un objetivo de esta naturaleza puede llevar al triunfo, a pesar deuna dirección política mediocre o de una conducción militar pocoacertada. Esta es la preparación intelectual y moral de la guerra,primer y permanente afán de la dirección política. Tan importantecomo ésta es la preparación material de la guerra. Es en este terrenonuevamente, donde esta finalidad meramente política debe procederciñéndose a las proposiciones y recomendaciones del comando militar.

Los instrumentos de la guerra, es decir, las fuerzas materiales,económicas, intelectuales y morales de la nación, que durante la gue-rra quedarán en manos y a completa disposición del conductor deguerra, deben ser organizadas ya desde el tiempo de paz o en últimocaso la víspera del conflicto según las sugestiones del conductor mi-litar y, es obligación de la diplomacia (dirección política) postergaro apresurar con los medios que ella practica, el desencadenamientode la guerra. Grave error sería y pesada responsabilidad recaerásobre un gobernante que, sin oir al conductor militar, declarara oaceptara. la guerra sin estar el país ni el ejército en condiciones deactuar con éxito desde el comienzo.

Es axiomático el que nunca debe aceptarse la guerra sin contarcon la seguridad del triunfo, como no debe aceptarse batalla sino paraganarla. Si no existe tal seguridad hay que dilatar el momento de laguerra o el momento de la batalla,

CONDUCCION POLITICA Y... 221

Del axioma mencionado, fluye como condición previa ineludibleel que las fuerzas materiales hayan sido debidamente preparadasy cubiertas todas las necesidades del ejército, con antelación sufi-ciente al comienzo de las operaciones preliminares de la guerra, ta-les como la cobertura, la movilización, la concentración y el desplie-gue estratégico, operaciones delicadas y que requieren mucho tiemposi la preparación del ejército ha sido deficiente.

Dice el Canciller von Bethmann, refiriéndose a la posición quelas operaciones militares terrestres y marítimas crearon a la conduc-ción política: "Era imposible que un lego en asuntos militares sepermitiera apreciar siquiera las posibilidades militares, mucho me-nos las necesidades militares". Esta renuncia al conocimiento de lomilitar, lo lleva a agregar más adelante: "La gran directiva, la li-nfa unitaria que debió seguirse siempre, debió fluir de nuestras es-pectativas militares ".

Esto contraría naturalmente el concepto de Bismarck sobre elrol del conductor militar, el que, según el Canciller recaería, aún entiempo de guerra, sobre el gobernante; pero, ya sabemos por nuestroconocimiento de la filosofía de la guerra, que en este sistema sólohan tenido éxito los grandes capitanes ya citados.

Es de notar que todas las opiniones a favor de la primacía dela conducción militar sobre la política, durante el desarrollo de unaguerra, provienen de la época posterior a la gran guerra de 1914."Aún en la política interna no hubo problema importante que no es-tuviera subordinado a la capacidad guerrera de la nación, y, porende, a su conductor militar" (von Bethmann).

En el presente artículo sólo ha querido el autor exponer losfundamentos filosóficos de la conducción militar, en la región máselevada de su contacto, donde ambas alcanzan las proporciones delarte.

Invito a los profesionales amantes de esta clase de estudios ainvestigar acerca de estos conceptos aplicándolos al desarrollo de lacampaña del Chaco, especialmente a los acontecimientos político-mi-litares que presidieron y acompañaron a las victorias de Corrales.Toledo, Boquerón y Rojas Silva, en los últimos días de julio de 1932y a la terrible situación creada al Comando del I. Cuerpo de Ejérci-to entre el 8 de setiembre, día en que comenzó el asedio de Boquerón,hasta el día de la caída de su heroica guarnición.

Por lo demás, no es este el único caso en la historia en que la di-rección política, desoyendo el consejo acertado de la dirección militar,ha lanzado a un país y a su Ejército a una aventura en que injusta-mente han sufrido el honor de la nación y el prestigio del ComandoMilitar, ganado en largos años de estudio y de trabajo.

P. H. B. G.Mayor en retiro.

Breve resumen de las operaciones en el Chaco

Sección Informaciones del Estado Mayor del Ejército

(Continuación desde el 1. º IX, al 5. I. 935. ).

En el Memorial del Ejército correspondiente a los meses deseptiembre y octubre del año próximo pasado, se daba término a lasoperaciones en el Chaco, indicando que las tropas paraguayas sitia-ban a Ballivián a orillas del río Pilcomayo y al mismo tiempo ini-ciaban, con éxito, una ofensiva en la parte norte, en dirección gene-ral San Francisco—Carandaití, con dos cuerpos de ejército y unaDivisión móvil. Esa región es rica en recursos y ahí se encuentranlas pertenencias petrolíferas que el Gobierno de Bolivia tiene a laStandart Oil Compahy.

Bolivia, ante el temor de que estas regiones cayeran en poderdel Paraguay y desde allí pudieran operar hacia Villa Montes, centrode abastecimientos para los ejércitos del Chaco, pensó contrarrestaresta acción y, al efecto, encomendó al Coronel Toro, encargado de ladefensa de Ballivián, la dirección de estas operaciones. Reunióunos 20, 000 hombres, gran parte de los cuales fueron sacados delas mejores tropas del fortín Ballivián, sin que se tomaran pre-cauciones de ninguna naturaleza, para continuar la defensa deesta plaza.

Los transportes de tropas se realizaron de día y en grandes co-lumnas, anulando de este modo toda expectativa de conseguir unasorpresa.

El enorme frente que, desde el río Pilcomayo, al sur de Balli-vián, se extiende primeramente hacia al Norte, frente a Cañada ElCarmen para seguir después hacia el Oeste, frente a Cañada Stron-gest, es casi desguarnecido, debido a que, de los 40 mil hombres quedefendían este sector, se sacó, para la operación del Norte, un términomedio de Batallón y medio por regimiento. Se llevaron todas las tro-pas que llaman de caballería, dejando para la defensa del Fortín.solamente a indios que carecían de instrucción y que casi en su to-talidad eran mal disciplinados,

Estudio histórico-táctico del combate de laInfantería

Por el Tte. Coronel Sr. Guillermo Barrios T.

El contra-ataque.

El objetivo del contra-ataque o del contra-asalto es la conserva-ción del terreno. Uno y otro, consisten en recuperar, por el movi-miento, el terreno perdido, movimiento que es preparado y apoyadopor el fuego.

Contra-ataque y contra-asalto son actos ofensivos dentro deoperaciones defensivas, tomando esta expresión de operación defen-siva, en el sentido más amplio; es decir, que no se trata solamentede la batalla aceptada en un terreno ocupado y organizado des-pués de cierto tiempo, como en la guerra de estabilización, sino tam-bién, de la batalla conducida durante una detención momentáneade algunos días u horas, tal como se presenta en la guerra de movi-miento»

Nuestros actuales reglamentos distinguen los contra-asaltosejecutados por las fracciones de las unidades de primera línea, lan-zadas automáticamente por orden de los comandantes y ejecutadoscon el apoyo de armas automáticas antes que el enemigo logre re-ponerse.

El contra-ataque ejecutado por la reserva se inicia por ordendel comandante de las tropas después de haber sido organizadas lomás rápidamente posible y de haber aprovechado una preparaciónpor los fuegos de infantería, artillería y, a veces, de aviación.

En el presente estudio voy hacer algunas consideraciones sobreel contra-ataque por cuanto, en la Revista de Infantería del año1929 (Noviembre y diciembre), publiqué un estudio sobre el con-tra-asalto.

. M. DEL E. 3


El empleo de tropas de reserva hace resaltar claramente la no-ción del tiempo que es necesario para preparar la acción, pues, lastropas encargadas del contra-ataque van a chocar con un enemigoque se opondrá con tenacidad a soltar el éxito alcanzado. En conse-cuencia, hay que concebir y ejecutar un verdadero ataque.

El contra-ataque deberá ser lanzado tan pronto se detenga elataque enemigo a fin no dejarle el tiempo necesario para que orga-nice sus bases de fuego. Sin embargo, la rapidez no deberá ser ob-tenida en perjuicio de la organización y preparación ; deberá resultarde la rapidez en la colocación de la infantería en sus sectores deataque. Naturalmente que esto exige tener una infantería instruiday una concepción simple de los procedimientos de acción.

El ataque deberá ser concebido a base de los fuegos existentes(infantería y artillería) y que los de la artillería se empleen con unmínimum de reorganización. Naturalmente que esto implica automá-ticamente la necesidad absoluta de organizar el comando de las tropas.

Veamos las características especiales del contra-ataque.El terreno del contra-ataque debe ser fácil; no debe presentar

obstáculos que necesiten destrucciones largas porque la rapidez de lapreparación no permitiría llevarlas a cabo.

El contra-ataque debe permitir apoderarse de posiciones parti-cularmente favorables al enemigo para la continuación de su ofen-siva ; debe lanzarse a un sector de terreno donde pueda aplicar lomás rápidamente posible el máximum de fuego de infantería y ar-tillería que apoyan» al movimiento.

El contra-ataque debe tener como objetivo los flancos de laprogresión enemiga, cada vez que sea posible; porque beneficia, ade-más, las organizaciones de los vecinos, no atacadas por el enemigo y,en particular, porque la artillería dispondrá de todos sus medios.Por fin, el defensor tendrá la gran ventaja material y moral deapoyar uno de sus flancos.

La base de partida deberá reunir las condiciones siguientes:Proporcionar una aproximación a cubierto de las observacio-

nes terrestre y aérea para obrar por sorpresa.Poseer observatorios terrestres a fin de asegurar la acción de la

artillería (preparación y apoyo), en las mejores condiciones posibles,En esta base de partida o posición de apresto, la infantería será

colocada con exactitud frente a sus objetivos, que serán determina-dos con precisión. La profundidad del objetivo será función del te-rreno y de las posibilidades de apoyo de la artillería.

El caso histórico que se describe a continuación puede aclararla materia.

El R. I. 74 Francés, el 3. IV. 1916 en Verdún.— (Véase cro-quis 1).

El 10. IV. 1916, la 70.ª División se encuentra en. posición entrela hondonada de la Fausse Cote y la parte S. O. del Fuerte de Douau-mont y ocupa las trincheras Driant-Hauteville-Douaumont.

ESTUDIO HISTORICO-TACTICO. 231

Después de una preparación larga y violenta, los alemanes lle-van a cabo en la mañana del 2. IV., un ataque entre Vaux yDouaumont.

A las 19 horas no hay informaciones precisas; los teléfonos sehan cortado, los mensajeros no circulan, las noticias son malas. Se te-me que las unidades que tenían la meseta de la Caillete hayan sidoaniquiladas.

El R. I. 74, transportado en automóviles desde Regret, a las 14horas es puesto a las órdenes del XXXIII C. E. el que a su vez lopone a disposición de la 70.ª División.

El I. y II. Batallón llegan a las 23 horas a la zona de reunión;el III viene atrasado. La marcha ha sido lenta y penosa. Numerososconvoyes, violentos tiros de interdicción sobre el camino de Belle-ville, han impedido efectuar un transporte regular.

A las 22 horas, llegan noticias al P. C. de la División en Sou-ville, informando que los alemanes han roto el centro de la posiciónde la División, pero que las alas se han mantenido en sus posiciones.

A la derecha, el R. I. 226 con dos batallones, mantendría sóli-damente la trinchera Driant hasta Bourcart, desde allí se desviaríahacia el S. por la trinchera Poujal hasta la vía férrea, donde estaríaen enlace con los restos del Batallón Cazadores a pie N.º 44. A laizquierda, el R 1. 269 se había restablecido con frente al E. y tendríala trinchera Douaumont y Simón hasta la de los Chasseurs dondeestaría en enlace con una compañía del R. I. 279, desplegada en loscráteres de obúses con frente al E. entre Depot y vía férrea. En re-sumen : las alas en puntos sólidos, en el centro un saco que será par-cialmente cerrado por la entrada en línea de dos compañías del R- I.237, mantenidas en la vía férrea. La situación es imprecisa, sobretodo en los alrededores del saco; la artillería no puede disparar portemor a su propia infantería (véase croquis 2).

La situación es grave porque los alemanes pueden, al día si-guiente, por la hondonada de Bazil y bosque de Vaux Chapitre, to-mar por el S. el fuerte de Vaux ya que por el N. lo tienen rodeado.

A las 23 horas, el Comandante del R. I. 74 recibe la orden dealcanzar con dos batallones la hondonada de Bazil para contra-atacar el 3, en la mañana, en dirección al fuerte Douaumont paraalcanzar la Signal de la Caillete.

En suma, se trata de reconquistar la cresta al N. de la vía férrea,marcada por la trinchera de Chasseurs-Goudot.— (Véase croquis 2).

Este contra-ataque será protegido, a la derecha por tropas delR, I. 226 que progresará a la granada hacia la trinchera Haleville;y a la izquierda, por el R. 1. 269, que lo hará por la trincheraDouaumont.

La preparación por la artillería de la División será reforzadapor la del C. E. que se encargará de la contra-batería durante toda

¡la noche. Desgraciadamente, como consecuencia de la falta de noti-cias, la preparación no puede hacerse sobre las trincheras de 1ª líneaalemana.


El contra-ataque tendrá lugar a la hora que fije el Comandantedel R, I., en lo posible a las 4 horas.

Este es el cuadro general del contra-ataque.

Antes de partir del bosque Essarts, los batallones son reapro-visionados con granadas y agua en el fuerte mismo de Souville, so-bre el cual caen obúses sin interrupción. El reaprovisionamiento sehace con lentitud y ocasiona fatigas y pérdidas a los dos batallonesque ya han marchado 15 horas.

Guías son proporcionados a los comandantes de batallón paraque conduzcan a las unidades a la hondonada du Bazil; I. R. I. a laderecha en la confluencia de la hondonada de Bazil con la de la Cai-'llette; II. R. I. a la izquierda del mismo punto.

A la 1 hora, sale del fuerte Souville para tomar sus posiciones(a 2 horas de la base de partida del ataque). Noche obscura, caminolleno de dificultades; travesía del bosque Vaux-Capitre penosa' por-•que caen verdaderas lluvias de proyectiles. La hondonada de Bazilse franquea bajo un tiro de interdicción de extrema violencia y losbatallones alcanzan el talud del ferrocarril. Pérdidas sensibles, prin-cipalmente de oficiales. Hora de llegada: 4 horas.

El comandante del Regimiento, que se adelantó para tomarcontacto con el comandante de la Ira. línea, recibe la siguiente im-presión : El regimiento había casi desaparecido; grupos de Cazado-res e infantes mezclados se mantienen en los cráteres de obúses. Losenlaces laterales no existen. Inútil pedir apoyo de artillería porquelas comunicaciones son precarias; imposible dar a conocer a la ar-tillería la situación del regimiento, lo que tampoco conoce el propiocomandante de la Unidad.

Después de examinar la situación, el comandante del R. I. 74decide contra-atacar una vez que los batallones estén en sus posicio-nes. Su intención es lanzar bruscamente al asalto a sus unidadesLa ausencia de toda defensa accesoria justifica esta medida: no esposible pedir nada a la artillería y la carencia de fuegos previospuede facilitar la sorpresa.

Como consecuencia del atraso, y para dejar tiempo a los ejecu-tantes para los reconocimientos rápidos, el ataque se fija a las 6 ho-ras, o sea 1|2 después de amanecer.

El contra-ataque se lleva con el I. Batallón a la izquierda y elII. a la derecha; cada batallón es reforzado con 2 secciones de ame-tralladoras. Objetivos de ataque: para el I., sobrepasar la señalde la Caillette y ocupar la línea entre Depot (S. O. de Douaumont)y hondonada de Caillette, rama E. Para el II., adelantar su derechahasta la trinchera del Coronel Driant, su izquierda hasta la planicieal E.de la señal Caillette donde hay excelentes observatorios haciael fuerte Douaumont y planicies vecinas.

ESTUDIO HISTORICO-TACTICO 233

Cada comandante coloca dos compañías en 1.ª línea y dos enlínea. Las 4 compañías de 1.ª línea han tomado al amanecer su

colocación a la altura de los restos de las unidades atacadas el díaanterior. Las compañías de 2.ª línea han sido detenidas en la víaférrea a ambos lados del terraplén de la hondonada de la Caillette.

A 6 horas, a una señal del comandante, se lanzan al asalto e in-vaden las primeras líneas alemanas. Sorprendidos, no ofrecen resis-tencia y se repliegan dejando algunos prisioneros. A las 6.30 horas,la cresta es alcanzada y toda tentativa de progresión más allá de estepunto es detenida por molestos fuegos de fusilería, ametralladorasy artillería.

El contra-ataque fué bien lanzado, porque parte encuadradopor dos puntos fijos: sus flancos perfectamente protegidos. Todos«esfuerzos del asaltante se aplican exclusivamente sobre el frente.Es esta una de las condiciones del éxito.

La concepción fué simple y brutal: 2 batallones hacia adelante.Los objetivos dados a la División no son las primeras trincheras

Recesas perdidas, sino la cresta N. de la línea férrea que limitaclaramente el compartimentaje del terreno y en el cual los alema-nes no pueden obrar con sus fuegos sino con dificultades. Los fue-gos de artillería, a consecuencia de la impresición de la situación,hubo de dirigirlos hacia puntos conocidos. Ante la falta de apoyo dea artillería el comandante busca el efecto de la sorpresa y la fuerzade choque.

Por fin, el contra-ataque se lleva a cabo en día claro. No eraposible hacer otra cosa como consecuencia de la necesidad de recono-cimientos previos y de la lentitud y fatiga ocasionadas por la aproxi-mación. Los batallones han demorado 5 horas en recorrer 15 kms.de Regret al bosque Essarts y 3 horas para recorrer 2 km. de Sou-ville la hondonada de Bazil.

CONTRA-ATAQUE DEL REG.DE INFANTERÍA Nº .74 EL 3 DE ABRIL DE 1916

Situación el 2 de Abril en la mañana

ESCUELA SUPERIOR DE GUERRA (FRANCIA)Conferencias de Infantería

CONTRA-ATAQUE del REG.DE INFANTERÍA Nº 74 EL 3 DE ABRIL DE 1916.-

Situación el 2 de Abril en la noche.

CONTRA-ATAQUE DEL REG.DE INFANTERÍA N* 74 EL 3 DE ABRiL DE Í9I6Situación el 3 de Abril después de! Contra ataque

Doctrina de Guerra

Por el Tte. Coronel Sr. Carlos Dellepiane

(Tomado de la Revista Militar del Perú).

I—SUS BASES.

Cada Ejército debe tener una Doctrina de Guerra propia, porcuanto los postulados que ésta sienta dependen estrechamente de,

las posibilidades de la nación a cuyo servicio actúa. Estas llamadasposibilidades varían según:

—la política internacional;—el estado militar de la Nación;—la naturaleza de los probables teatros de operaciones.

La Doctrina de Guerra comprende:—Una doctrina estratégica;—Una doctrina táctica; y—El estudio de la influencia que éstas han de ejercer sobre los

problemas de organización e instrucción y sobre las ten-dencias generales que animan al Ejército.

Para llegar a conclusiones bien fundadas, el presente documentocomprende:

1.º El estudio de los elementos y del medio en que ha de desarro-llar su acción nuestro ejército;

2.º El análisis de los erróneos fundamentos en que hemos basadotodas nuestras concepcioses. de guerra;

236 MEMORIAL. DEL EJERCITO

3º La síntesis de lo anterior, que permite fijar los preceptos denuestra propia Doctrina de Guerra en vista de las posibilidades deldía, por cuyo mejoramiento estamos luchando.

No haremos siempre la guerra en el litoral, como la hicieronnuestros predecesores del Pacífico; cuando nos enfrentáramos a unadversario que tuviera sobre nosotros superioridad naval, no debe-remos aventurar las tropas en la costa, a la merced del agresor, quecontaría, gracias a la movilidad que le proporcionan las unidades detransporte de su flota, con la iniciativa estratégica y con una magní-fica línea de comunicaciones para enlazar sus fuerzas, sea con lapatria estratégica, o bien con las bases auxiliares de operaciones quepronto formaría en nuestros propios valles de la costa. La superio-ridad naval implica también, y principalmente, la posesión, graciasa las unidades de combate de esa misma flota, de una base de fuegopotentísima para apoyar desembarcos a viva fuerza en cualquierpunto de nuestro litoral.

En nuestros días, una guerra en estas condiciones se desarro-llará en la Sierra, porque hacia ella nos conviene atraer al invasor.A cincuenta kilómetros, o menos, del litoral del Pacífico, donde yase presentan los primeros contra-fuertes andinos, ofreciendo desfi-laderos y obstáculos, comienzan a cernirse, como un tamiz, los grue-sos efectivos y las máquinas pesadas o los ingenios de guerra deamunicionamiento y aprovisionamiento embarazoso; ya no vale allíla magnitud de los efectivos, que no encuentran frentes de empeñosuficientes para desplegar todos sus medios; allí sólo vale el conoci-miento del terreno, el entrenamiento a la altura y aptitud para lamarcha; prima, sobre todo, la rapidez, factor principal de la sor-presa, que es entre nosotros, por ser fundamental elemento de la ma-niobra, la verdadera llave del éxito.

Y atraeremos al enemigo a la Sierra, después de disputarle enretirada la estrecha banda de litoral a que quedará reducido duran-te la ocupación, defendiendo los primeros pasos de Los Andes y ori-ginándole el desgaste consiguiente, con la mayor energía pero sinbuscar la decisión, obcecadamente, desde los primeros encuentros.

Para desarrollar esta doctrina estratégica, es menester prevenira la opinión pública desde el tiempo de paz, a fin de que no se ex-trañe de que, mientras la Nación no nos proporciona los medios apro-piados para defenderla, nos veamos forzados a retardar la decisiónreplegándonos al interior del país y abandonando a su suerte unaparte del territorio.

Este concepto está en oposición con la muy difundida teoríaque sustenta que, en caso de guerra con un adversario dueño delmar, sólo la defensa de Lima salvará al Perú,

DOCTRINA DE GUERRA 237

Efectivamente, es notorio que existe o ha existido la idea de rea-lizar la defensa de Lima y que ya han sido discutidos varios planesal respecto, llegándose hasta nombrar comisiones especialmente en-cargadas del estudio de dicha defensa.

La defensa de Lima exigiría la formación de un cinturón defuertes, cuya construcción y artillado absorbería el presupuesto deguerra por 10 ó 20 años, suprimiendo virtualmente toda organiza-ción militar, para polarizar nuestros esfuerzos en la realización dedicho plan. La defensa de Lima, costaría más que Lima mismo.

Esta defensa obligaría a concentrar en la Capital la mayorparte del Ejército, si no todo él, ofreciéndolo al enemigo al ancla,en un punto fijo, como cuando el 79, y renunciando a la iniciativaestratégica y a las posibilidades que brinda el movimiento.

Es conocida en Lima la carencia de recursos de vida para lapoblación civil actual, y estos recursos no nos bastarían si agregá-ramos a ella la población flotante que formarían las fuerzas de de-

fensa; los defensores y los defendidos de la Capital no podrían vi-vir, bloqueados por mar, sino explotando, como lo hacen hoy, losvalles vecinos de Chancay, Lurín y la Quebrada de Huarochirí, porlo menos. Sería pues necesario atender a la conservación de estosvalles, lo que obligaría a ampliar la zona fortificada hasta incluir-les, organizando nuevas baterías, tanto marítimas como terrestres.Este sistema defensivo, así extendido, exigiría la construcción ydefensa de caminos de doble circulación que unieran los puntos másalejados del sistema, a fin de realizar lo que se denomina defensamóvil, que tiende a concentrar potentes medios, con rapidez en laregión por donde el enemigo trate de irrumpir.

Si el adversario resolviera atacar a Lima a viva fuerza, lo quees poco creíble, la defensa, a merced de la artillería naval del adver-sario, que puede aproximarse a favor de la noche, de la niebla, afavor de los recortamientois de la costa, luego de demoler una o dosde nuestras baterías, concentrando sobre ellas todos sus medios mó-viles, la defensa, decimos, sería casi inútil tan pronto como se rom-piera un eslabón de la cadena de fuertes y, entonces, cada proyectildel enemigo haría blanco noble en la disputada ciudad, acarreandosu pronta ruina total, que era precisamente lo que se trataba de im-pedir a tanto costo.

Y, a mayor abundamiento, Lima, la Capital del Perú, no essino el foco administrativo y político de la Nación; no es importan-tísimo centro fabril o industria] que nos proporcione elementos deguerra; no cubre el acceso al país, ni es fuente de recursos de vidao de guerra; la defensa de Lima, no defiende nada. Enseñoreadoel enemigo de nuestro extensísimo litoral, dueño de todos los acce-sos al interior, cortando nuestra línea de comunicaciones del Amazo-nas, que nos une a los centros productores de material de guerra,nos dejaría sitiado en nuestro propio centro de reunión fortificado y,


poco después, recogería nuestras armas y desmontaría nuestros ca-ñones, luego de algunos meses de cómoda y fructífera expecta-tiva. (1).

La defensa de Lima no dió ventaja alguna a los Pezuela ni alos La Serna; este último debió evacuarla y abandonar los Castillosdel Callao, tan inexpugnables entonces como el Verdún de nuestrosdías. La defensa de Orbegoso, en Guía, no mejoró en nada la situa-ción de Santa Cruz, y cuando éste avanzó del interior sobre la Ca-pital, Gamarra, que había conocido a La Serna, la abandonó paraoponerse en la Sierra a la ofensiva estratégica de su adversario:Yungay demostró que tenía razón. Piérola organizó tropas con con-cepto defensivo, especie de guardias territoriales, a las que no pudodotar de medios de movilidad, y por eso se batió en San Juan yMiraflores, inmovilizando <a sus soldados para formar con ellos unmuro: Cáceres en la Breña y en el Norte demostró, poco después,con sus éxitos, cuál debió haber sido la actitud del Dictador.

Cuando Lima contara con campos atrincherados, fuertes, bate-rías, etc., el adversario, que no va a hacer nuestro juego, procederíaen la misma forma que cualquier sargento jefe de grupo de combate:delante de un islote de resistencia, no lo atacaría de frente: lo ro-dearía.

La defensa debe ser flexible para embotar los golpes del adver-sario y recuperar la iniciativa después de cada uno de ellos; undispostivo rígido es vidrioso, quebradizo: "abierta la brecha, el res-to queda inútil".

En determinado centro militar de estudios han sido sustentadasalgunas conferencias referentes a la defensa de Lima y del Callana base de elementos de aviación y submarinos, tal vez la única de-fensa posible; pero, los cálculos establecidos en dichas conferenciasconcluyen, como nosotros, en la imposibilidad de crear un sistemacapaz de detener una invasión por la vía marítima.

En la frontera del S. E., nuestras operaciones no podrán apar-tarse del carácter de mediterraneidad y se desarrollarán en Los An-des, asimismo, como ya ha sucedido desde 1810 en las sucesivas in-vasiones que realizáramos en ese ciclo de la Emancipación y en lasulteriores, de 1825, 1827 y 1841.

En la frontera del Norte, nuestras operaciones se realizarán.también, en gran parte, como en 1822 y 1828, ingresando al terri-torio vecino hada Loja y Cuenca a lo largo de Los Andes, para lo-grar la continuidad de nuestras marchas por tierra, conquistandosegura prenda. Esto, sin perjuicio de las operaciones, tal vez deci-sivas, que podríamos conducir sobre el litoral del vecino del Norte,como sucedió en 1860 con Castilla.

(1) Bazaine en Metz.—150,000 prisioneros sin ningún esfuerzo (Je los ale-manes .


Excluyendo la guerra con el Brasil y con Colombia, cuyo estu-dio pertenece al capítulo especial de la Guerra en la Selva, las ope-raciones que deberá resolver nuestro Ejército se reducen marchar,estacionar y combatir en las cadenas de las montañas que, con susriquezas y dificultades, ha querido poner la naturaleza en nuestroterritorio y en el de nuestros vecinos.

El estudio de nuestra guerra, puede llamarse con justicia laGuerra en Los Andes,

El terreno.—De acuerdo sobre el ambiente geográfico en el quetodo indica que deberemos actuar, veamos cómo el terreno y losefectivos condicionan toda operación de guerra. "Todo hecho deguerra está relacionado con el terreno en que se lleva a cabo", diceel R. P. para el E. T. de la G. U.

En efecto, es incontrovertible que la configuración geográficay valor topográfico del país en que se realiza la guerra, intervienencontinuamente, amoldando y transformando los planes y su eje-cución.

El terreno manifiesta su influencia por el rendimiento de lasvías de comunicación que lo cruzan, por los recursos que ofrece y porlos obstáculos que presenta.

El rendimiento de las vías de comunicaciones es de suma impor-tancia. En efecto, las tropas mejor abastecidas y armadas al iniciarla guerra, no podrán hacer sentir su acción durante la campaña sisus líneas de comunicación no funcionan con la amplitud requerida.La dificultad mayor se presenta para la concentración de las tro-pas, operación importantísima que se entraba enormemente, hastahacerse imposible, cuando faltan las vías de comunicación nece-sarias.

Las vías de comunicación influyen también en el campo táctico,puesto que dificultan el empleo de las masas, haciendo que la acciónse limite a empeños desconocidos y virtualmente aislados de la opera-ción general.

El rendimiento de los caminos limita las facilidades de vida deios ejércitos y la potencialidad de su acción. Los caminos de escasorendimiento impiden el transporte de elementos de guerra importan-tes : la artillería pesada, los grandes aprovisionamientos de granadasde mano y los pesados ingenios de guerra de nuestro tiempo, no tie-nen aplicación en países de escasas y pésimas vías de comunicación.Además, el Comando no podría proporcionar alimentación para loshombres, y para el ganado, si los caminos no son favorables para eltransporte de aquellos armamentos pesados y de sus fantásticosaprovisionamientos en material, combustible, municiones, que con-gestionarían las rutas, impidiendo la llegada oportuna de vituallas.


Como obstáculo, el terreno influye poderosamente en el desgastede las tropas, por la fatiga que ocasiona su recorrido; así, las campa-ñas que se realicen en los valles anchos, o en las abruptas cañadasde la sierra o las que se desarrollen en los extensos arenales de lacosta, serán esencialmente diferentes desde el punto de vista de laconservación de los efectivos. Una continuada acción ofensiva enterrenos como los citados en último lugar, sierra abrupta y costa,impondría tal desgaste a las tropas, que la batalla se realizaría encondiciones completamente desfavorables, para quien emprendierauna ofensiva prolongada.

La dificultad que opone el terreno para las transmisiones, esotra de sus influencias. En las guerras que han tenido lugar en nues-tro país, sólo se ha empleado el "propio" o el ayudante distinguido,encargado de llevar noticias de un extremo a otro del territorio.cruzando caminos imposibles. En nuestro suelo, atormentado con lasgrandes alturas de Los Andes, y cortado por extensos desiertos en lacosta, y por páramos desolados en la puna, los medios modernos detransmisión tienen mayor aplicación que en cualquier otro país:el avión y la telegrafía sin hilos son elementos muy valiosos, quepermiten salvar de un tranco las enormes distancias que complicany dañan la ejecución de las operaciones.

Por otra parte, los probables teatros de guerra deben ser estu-diados, nó sólo en lo que respecta a las dificultades que opone suconfiguración geográfica y topográfica, sino también teniendo encuenta la cantidad y naturaleza de los recursos de vida que ofrecen.Los grandes efectivos que se enfrentan en la guerra actual tienennecesidad, cada vez con mayor urgencia, de vivir sobre el país tantocomo se pueda, a fin de aliviar la tarea de los servicios de abasteci-mientos y de transporte; por consiguiente, se debe procurar que losteatros de guerra se hallen en las zonas de abundantes recursos, olo más cerca posible de ellas, para subvenir a las diarias necesidadesde las tropas y del ganado. A\ hablar de los recursos, no nos referi-mos únicamente a las vituallas (víveres y forrajes) necesarias, sinotambién a las facilidades para el estacionamiento, hospitalización,evacuaciones, etc., que es necesario prever solícitamente. Es por estarazón que los montoneros viven con mayor facilidad que las tropasregulares, en los terrenos de difíciles comunicaciones y de escasosrecursos. Los montoneros pasan por cualquier parte y no necesitanmás avituallamiento que un poco de pan y una hojas de coca, másunas briznas para sus caballos; esta circunstancia les da gran movi-lidad, sin trenes y convoyes, sin parques, haciéndolos dueños de laserranía, en la que los hombres tienen a veces que esperar su turnopara pelear, ya que en muchos casos el frente de empeño de las pe-queñas unidades se cuenta por metros.

Efectivos.—La magnitud de los efectivos condiciona tambiénla guerra y crea o determina, considerando su proporcionalidad conel terreno, los sistemas de operaciones que han de ponerse en práctica,


Haremos la guerra defensiva contra el fuerte, para no liquidardesde los primeros días nuestras escasas fuerzas disponibles; paratener tiempo para organizar nuevos elementos y proveerlos de losmedios de lucha necesarios. Retardando la decisión, como Franciaen la Primera batalla del Marne.

Haremos guerra ofensiva contra, el débil, ya que llevando laguerra al país enemigo y agrediéndole para desbaratar sus escasaso mal organizadas fuerzas, cobraremos ventajas que pueden ser de-cisivas si el adversario, erróneamente, se nos opone en fuerzas desdeel primer momento.

Que el sistema sea ofensivo o defensivo, con nuestra rala pobla-ción militar y civil y dada la enormidad del territorio, nuestra ge-neración no verá en Sud-América el sistema de guerra de estabili-zación, y, por el contrario, para agredir y defendernos, con escasosefectivos en ilimitado terreno, tendremos que adoptar forzosamenteun sistema de guerra de movimiento.

La estabilización ha nacido, como su nombre lo indica, por ra-zones de equilibrio que han mantenido las fuerzas opuestas en elfiel de la balanza. Al comienzo de la gran guerra, la capacidad ofen-siva de ambos adversarios se compensó y éstos se vieron forzados adetenerse, frente a frente, organizando momentáneamente el terrenopara hacer más fuertes; trataron, en seguida, de desbordarse uno aotro, buscando simultáneamente el ala descubierta de su contendien-te, sin lograrlo. Hasta ese momento continuaba la guerra llamadade movimiento, o en campo raso, por cuanto era posible maniobrar,y no había aún estabilización, a pesar de que el frente organizadodefensivamente después de la Primera batalla del Marne, se prolon-gaba ya por centenares de kilómetros.

Cuando no hubo maniobra posible, porque ambos adversariosalargaron sus frentes hasta el Mar, infranqueable, y la frontera conSuiza; cuando no hubo intervalos por los que pudieran infiltrarse,y no se pudo ni envolver ni rodear, comenzó la estabilización.

Con la tendencia natural de maniobrar al adversario para apa-recer por su espalda o para colocarse a su flanco, los caudillos deambos ejércitos trataron, entonces, de abrirse un pasaje entre las fi-las adversas, es decir, de crear, ensanchar y profundizar una bre-cha; como sabemos, no lo lograron cumplidamente porque la defen-sa era flexible y cedía y embotaba el primer golpe, para paralizarlodespués, gracias a la llegada de reservas muy móviles.

Esta fase de la lucha, en que no había alas, ni flancos, ni inter-valos; en la que no se pudo practicar brechas para volver al movi-miento se ha llamado guerra de estabilización.

No digamos, pues, que haremos guerra de estabilización, por-que en la sierra existen algunos pasajes forzosos que serán organi-zados defensivamente, tal vez por un largo período; ni pensemostampoco que las tropas organizadas defensivamente, en un tramo dela línea de batalla, hacen estabilización. En una y otra circunstancia,


esas fuerzas son susceptibles de ser desbordadas, rodeadas o envuel-tas; son presa fácil de un enemigo maniobrero, y la victoria en nues-tro país, y en el de los limítrofes, será siempre de quien mejor sepamaniobrar. Es peligroso dejar correr falsas teorías sobre lo que esestabilización, porque en un caso dado, el capitán encargado con sucompañía y algunas ametralladoras, de defender una garganta depaso obligado en Los Andes, va a pensar que hace estabilización, yva a ver, con la sorpresa que puede imaginarse, como su agrupa-miento cae prisionero en masa; el general va a tender una línea de80 kmtrs. de frente, por ejemplo, y, pensando que comanda un fren-te estabilizado, va a "anclarse" al terreno para volver de su inac-ción cuando el enemigo se halle a su espalda, cortándole toda sali-da, después de escaramucear con atrevimiento en el frente. Un discodé veinte centavos o un bastón, arrojados en medio de la calzada,no impiden a nadie pasar por ella.

Equilibrio absoluto de las masas, frentes completamente infran-queables, son los factores que engendran la estabilización. Sin estascondiciones, se hará defensiva tal vez estable, esto es, más o menosduradera, pero no estabilizada que quiere decir consolidada, perma-nente, inquebrantable.

Ahora bien, en nuestras guerras puede haber equilibrio abso-luto entre las fuerzas; en este caso, como en las guerras napoleóni-cas, quien sepa reunir a ocultas del adversario la mayor masa posi-ble, en un momento y punto dados, tendrá la victoria; y quienproceda en tal forma, se apartará del concepto que hizo dar a nues-tros caudillos del 79 las sangrientas e inútiles batallas defensivasde Tacna. San Juan y Miraflores, en las que creyeron que si coloca-ban un hombre en cada metro lineal y disparaban todos ellos a sufrente, nadie podría pasar. En cambio, la extensión del territorio yla poca densidad de la población civil, de donde se toma la pobla-ción militar, no permitirán jamás que se tienda una muralla conti-nua de pechos de un confín a otro del país, y, en consecuencia, nohabrá guerra de estabilización.

El ejemplo histórico.—Si tratamos de estudiar a fondo las pe-culiaridades de nuestros territorios, podemos ilustrar la teoría conel conocimiento de los hechos reales y tangibles que en ellos hanacontecido, es decir, con las enseñanzas de la Historia, para deter-minar lo que nos convenga importar en lo intelectual y en lo ma-terial .

Las enseñanzas que nos deja la Historia de nuestras guerras,son más aplicables entre nosotros, puesto que hasta hoy, aparte delas modificaciones del armamento que dan mayores posibilidades alas tropas, nada ha cambiado sustancialmente en cuanto se refiereal terreno, o sea a los recursos y a la vialidad.


Efectivamente, el hecho de que en los últimos años se hayaconstruido algunos cortos tramos de carreteras que enlazan, comohilos, algunos centros importantes, nos dará alguna facilidad en elcampo estratégico para el desplazamiento de las fuerzas y transpor-te por medios mecánicos de los elementos que les son necesarios; deeste modo, lejos aún de la acción del adversario, disfrutaremos hoyde relativa movilidad estratégica. Pero, es peligroso encariñarse conesta falsa espectativa, puesto que en el campo de batalla, cuando sequiera iniciar el despliegue táctico, cuando sea necesario abandonarlas rutas principales, cuando caigamos bajo la acción del enemigo.es decir, en el momento en que más necesaria es la movilidad parael desplazamiento de unidades y material motorizado o pesado, éstosse verán anclados sobre los caminos, sin que haya posibilidad de uti-lizarlos en la lucha que se estará realizando a 15 ó 20 klmtrs. de larata estratégica. Nuestras condiciones de guerra han variado poco,l>nes, y por consiguiente, las lecciones militares del pasado siguensiendo valiosísimas para nosotros.

Los elementos importados. —Corno lo es toda nuestra cultura,en todo orden de ideas, nuestro sistema guerrero es importado. Elarte militar vernáculo pertenece al reino de la fábula, pues a pesarde los estudios existentes, brillantes desde el punto de vista literario,no se podrían precisar los elementos de dicho arte, y, así como hoysería inaceptable que quisiéramos servirnos de la macana del ances-tro, también sería ilógico que pensáramos en sacar a luz y revivir lateoría de guerra de los Incas.

Estos elementos que hemos importado son de orden intelectualy de orden material.

Pertenecen al primer grupo, de orden intelectual, la teoría ge-nera] de guerra y la doctrina.

Para el estudio de la guerra, como para el estudio de cualquierarte, existe una teoría general que codifica los principios o reglasabsolutas que rigen la creación y ejecución de la obra artística.

Esta teoría general de que habla Foch, contiene principiosfundamentales formulados a base de las lecciones de la experiencia,lo que los vuelve leyes experimentales que son intrasgredibles. Ta-les principios, por estar basados en la naturaleza humana, son in-mutables, además, como también es inmutable la psicología de lasmasas. En número reducido, forman un haz compacto con interde-pendencia muy estrecha, y sus orientaciones son adoptadas por todoslos ejércitos, pues siempre es el hombre el que se bate y sólo el hom-bre es dueño del factor moral, que es el factor decisivo en la lucha.

Que siempre ha vencido el más numeroso y, por ende el máspotente.

Que se debe engañar al adversario.


Que es necesario mantenerse al corriente, aún de lo que intentael enemigo, y no permitirle que sepa ni siquiera lo que estamos eje-tando.

Son verdades innegables que definen los principios llamadosde la acción en masa o, más simplemente, la masa; la sorpresa; laseguridad: leyes generales del arte de la guerra cuya observanciada mayores probabilidades de éxito.

La aplicación de estos principios nos obligaría a emplear deter-minados procedimientos. Por ejemplo, para obtener la acción enmasa:

—economizaremos las fuerzas, no haciendo destacamentos in-necesarios y dando a éstos el efectivo estrictamente indispensablepara que llenen su cometido;

—concentraremos las fuerzas, determinando con claridad, in-mente, un teatro principal de operaciones en estrategia, o de acciónen táctica, y uno o varios teatros secundarios;

—haremos converger los esfuerzos, procurando que todos los ele-mentos se presten mútua ayuda y concurran a un fin común;

—enlazaremos la acción de las unidades y de las armas. Ejer-citando estos procedimientos, obtendremos la acción en masa, res-petando de esta manera, y poniendo en práctica, el principioinmutable que quiere que venza el que es más potente o el que hasabido reunir mayor potencia en un punto y en un momento dado.

Y así con la sorpresa, y así con la seguridad, antitéticas.Los principios de la teoría general, como lo acabamos "de ver,

se ponen en práctica adoptando procedimientos estratégicos y tác-ticos, requieren un órgano de ejecución que esté en condiciones de icumplir inteligentemente las tareas que se le imponga y que sepaaprovechar al máximum los medios que posee y las circunstanciasen que ac>túe. Para poner en condiciones este órgano de ejecución,el Ejército, es menester que su organización, instrucción, tendencias,etc., sean regidas por una serie de preceptos, debidamente codifica-dos y oportunamente difundidos, que sin perder de vista el terrenoy los medios disponibles, permitan sacar de él el mayor partido.Esta es la doctrina de guerra.

Siendo una sola la teoría general de guerra, es lógico que sepueda importar o calcar la enunciación, los argumentos y las con-clusiones establecidas por cualquier otro ejército. Pero, la doctrina,siendo función del terreno, de los medios, de las circunstancias, debeser algo propio para cada país, es decir, para cada caso concreto.

Nosotros hemos importado el enunciado que Francia hace de lateoría general de la guerra y esto es lógico, porque, siendo este pue-blo el primer guerrero de la latinidad, será más comprensible yadaptable su concepto, por razón de raza, para nosotros. Pero tam-bién hemos importado las doctrinas francesas, y en esto existe unerror o pecado inicial, pues esto hace equívocas nuestras organiza-ción, instrucción v tendencias.

DOCTRINA DE GUERRA

Se puede tomar de cualquier parte la teoría general, ya que essólo una en el Mundo; pero la doctrina debe ser creada y puesta enpráctica, especialmente, para cada ejército.

También hemos importado los medios materiales de lucha, asaber:

—el armamento;—la organización.Estos dos elementos se complementan y compenetran; el uno

depende del otro. En efecto, no organizaremos grupos de combatemientras no tengamos el fusil ametrallador, y organizaremos gruposde 105 porque hemos adquirido estos cañones.

Pero hay algo que regla la adquisición de armamento, a saber:las posibilidades que brinda el terreno para su empleo y, sobre todo,para su amunicionamiento y aprovisionamiento.

Hemos establecido que sólo disponemos de escasa movilidadestratégica y carecemos, por complpeto, de movilidad táctica: ennuestros campos de batalla sólo podrán desplazarse las unidades apie y las montadas, con cierta dificultad estas últimas. Determinadomaterial de artillería, — con cerca de 8 metros de longitud, lo quele impedirá doblar las cerradas curvas de nuestros caminos de sie-rra y con cerca de dos metros de eje, que le prohibirán pasar porlos mismos caminos— sería inaparente, pues para operar en lascornizas que coronan los Andes, por donde apenas pasamos nosotroscon nuestros caballos de tiro. (1).

El campo de batalla no se escoge con entera libertad; se luchadonde conviene a la situación general, debiendo las fuerzas despla-zarse con la mayor agilidad posible, en ese campo inopinado. Si eladversario emplea cañones, tanques, dirigibles, globos cautivos (consus fantásticos equipajes de aprovisionamiento); si trae un equipocompleto para la emisión de ondas de gas, equipajes de puentes me-tálicos; y carros, automóviles, auto-ametralladoras; unidades quesólo pueden moverse en camión; otras unidades ciclistas o, de tracto-res u orugas; si ha dotado a sus soldados de granadas de mano, yalgún otro elemento parecido de difícil abastecimiento, ¡si tal suce-de!, ¡simplemente, habremos ganado la guerra! Y, si pasamos noso-tros a un país vecino y encontráramos que el defensor quiere emplearesos elementos, nos bastaría rodearlo, trepando a sus montañas, paracapturar toda esa mecánica y toda esa cerrajería inutilizable.

Conviene precaverse para impedir que, con un optimismo nacidoal calor de los discursos de vialidad, creamos al país transformadoal punto de poder soportar en sus escasas carreteras y puentes en-clenques las 7 toneladas de los carros de ruptura, las 3 ó 4 toneladasde las baterías pesadas, que hundirían el afirmado de nuestras pistas

(1) Ejemplo: La campaña de Macedonia. —Uskub: 1918.M. DELE. 4

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de tierra húmeda o de arena y supongamos que por las inverosímilescomizas que son nuestros caminos de sierra, van a circular camiones,tractores y piezas de artillería y equipajes, cuyos carros tienen dosmetros y medio a tres metros entre cubos, es decir, de eje.

Ya, con lo dicho, podernos adelantar:1. º Que nuestro país es el reina de la anetralladora y del avión.La primera que barrea los estrechos pasajes andinos y bate sus

desfiladeros; forma paredes de fuegos y explota la compartimenta-ción del terreno en la sierra, disponiendo de amplio campo parasus tendidas trayectorias en el llano; de fácil transporte y amunicio-namiento, es el arma ideal para la maniobra. El avión que ve y en-laza, dispone de inconcebible velocidad;. salta los compartimentosdel terreno y es dueño del aire, donde no hay ilusoria vialidad estra-tégica y donde todo el espacio es campo táctico para dar caza alavión enemigo y bombardear sus organizaciones.

2. º Que como el adversario sabrá sacar partido de estas dos ar-mas, habrá que disponer de las que son sus enemigas natas: la D,A. A.; las piezas de acompañamiento de infantería, a saber: morte-ros, cañones de trinchera, cañones de infantería.

3. º Que debemos disponer de numerosas tropas montadas, muymóviles, a efecto de permitir la maniobra, ya que el caballo y el ani-mal de baste siguen siendo el medio de transporte más rápido ennuestros teatros de guerra.

Un sistema de artillería, transportable, a lomo, que cuente concañones de tiro tendido y curvo (por medio de una dotación de di-versas cargas de proyección) y con obúses de 105 de montaña trans-portables en siete cargas, como los tienen España y Yugoeslavia,que estudian la guerra para su propio país.

4. º Abundante dotación, hasta en las unidades más pequeñas, démedios y elementos de transmisión, para no ver cortado el enlaceentre las fracciones en que hemos de dividirnos para actuar.

5. º Amunicionamiento abundante para armas portátiles y ampliadotación de granadas de artillería, especialmente tóxicas, cuyo efectode neutralización es más durable.

Una objección se presenta para la adquisición de armamentos.,La industria bélica hace tales progresos en los centros productores,gracias a los inventos de la ciencia, que un país que adquiera de ante-mano cientos de cañones, se encontraría al cabo de pocos años, cuan-do se presentara la ocasión de emplearlos, retrasado y con su mate-rial anticuado; conviene, pues, no formar stoks de armamentos, sinotener los contratos listos y cancelados, desde la paz, para importar ar-mamento mayor a última hora, es decir, no una hora antes del ata-que, sino en el período de la tensión política o cuando se presente


una amenaza en el horizonte internacional. Esto sin perjuicio deque, desde hoy, se creen unidades tipo por donde deberán pasar, eninstrucción, los cuadros de cada arma.

De esta manera, no ocurriría lo que pasó el 79, en que so capade neutralidad, los productores quisieron vender armamentos y ma-terial a precios tan exagerados, que no pudimos cubrir; esta. es. unasimple cuestión de previsión, que se resuelve paralelamente al Plande Guerra, formulado por el Consejo de la Defensa Nacional:

Pero, ante la precedente reflexión, nace una nueva objeción:Para importar material a última hora, es necesario disponer de unavía de comunicación que nos ligue a los centros productores, especiede cordón umbilical, según la frase de cliché. Esta vía está en elMar, si tenemos superioridad naval, y en el Amazonas si, con el con-cepto de Joffre en la Marne, nos retiramos a la sierra ante un ad-versario dueño del Mar, para lanzar desde allí ofensivas parciales,cortar los recursos al invasor, y hacerlo prisionero en su propia con-quista, impidiéndole con nuestra agresividad que desgrane sus efec-tivos para ocupar todo el litoral.

La explotación bélica del Amazonas, exige el estudio de deter-minado número de planes subsidiarios o lo que es lo mismo, pide laresolución de una serie ordenada de problemas. Entre estos, el prin-cipal es:

La construcción de vías terrestres complementarias de las gran-des arterias fluviales.

La organización de líneas de comunicación eventuales, que per-mitán mantener eficientemente el sistema planteado.

Resumiendo lo referente al armamento:Habrá que determinar previamente el material que podemos

emplear, estudiando no sólo los efectos que produce en la batalla, loque sería infantil, sino sus posibilidades de empleo, a saber:

—desplazamientos;—abastecimientos.Luego organizaremos, las tropas que han de servir tales elemen-

tos de guerra, y, por fin, estudiaremos los transportes. Estas tresrealizaciones deben contemplarse, solidariamente, formando un todo

Organización. —En lo que se refiere a la proporcionalidad delos efectivos con el terreno, la organización de nuestras tropas (fuer-.zas) en divisiones, etc., deben estar estrechamente subordinada alos recursos de vida y a las vías que ofrece el terreno. La Divisiónfrancesa de 20, 000 hombres no podría moverse en nuestro territo-rio; tendría que dividirse para marchar, dada la, dificultad de loscaminos, y fraccionarse, también, para hallar los recursos necesariosa su subsistencia. En ese caso, repartida en agrupamientos de 3 a5, 000 hombres que marcharían casi independientes y separados porlas compartimentaciones montañosas del terreno, necesitarían detodas maneras no depender del comando general tan estrechamente,tener sus propios convoyes y armas para poder subsistir y combatir

MEMORIAL DEL EJERClTO

aisladamente, hastia que se produjera la convergencia, concurrencia,etc., de los demás agrupamientos, rompiendo el equilibrio a su fa-vor. Ahora bien, uno de esos agrupamientos, dotado de un comandopropio, de servicios propios, de transmisiones propias, que deberíapoder vivir combatir aisladamente, por un período más o menoslargo, es lo que se llama una División, puesto que todos sabemosque la División no está organizada sólo con un concepto de fuerzasino, principalmente, de independencia. Convendría, pues, que enlugar de estudiar la División de 20, 000 hombres para fraccionarladespués en absurdos agrupamientos ocasionales, con comando im-provisado, servicios truncos y transmisiones prestadas, se pensara,desde ya en fornar divisiones así cortas.

Varias soluciones han sido ampliamente discutidas y la supe-rioridad ha demostrado ya interés por reglar definitivamente estacuestión básica. Nosotros nos limitaremos a recordar algunos de lostipos que han sido contemplados.

PRIMER TIPO. —Para llegar a la División, es menester partirdel Grupo de Combate. El grupo de combate ha de tener de 12 a 13hombres para que sirva con eficiencia el arma automática de queestá dotado; una sección tendría tres grupos de combate y sus ele-mentos de mando, lo que daría, aproximadamente, 45 soldados; lacompañía tendría 160 hombres, por lo menos; el batallón 700 hom-bres con tres compañías, una de ametralladoras y elementos demando y transporte. Luego, el Regimiento tendría 2, 400 hombres.mínimum, con transmisiones propias y compañía de piezas de acom-pañamiento, y, si seguimos con tres regimientos, llegaríamos, inclu-yendo en proporción las demás armas y todos los Servicios, a laDivisión francesa de 17 a 20, 000. Este es un tipo: el francés.

SEGUNDO TIPO. —La organización binaria, que ya se ha dis-cutido y planteado ampliamente entre nosotros, parece que permi-tiera reducir los efectivos; pero, con desmedro de la aptitud manio-brera de las tropas. En efecto, las combinaciones de la maniobraexigen disponer de elementos de equilibrio; uno más pesado, dire-mos, que el otro: así, pondremos dos partes en el frente y maniobra-remos con una parte, o vice-versa, según la importancia que demosa la acción defensiva o a la acción ofensiva dentro de un mismo in-cidente de combate. De otro lado, la seguridad exige — en marcha,en estación, en el combate — que las unidades se turnen en la fatigamoral y material, y, entonces, para conservar las tropas en buenascondiciones físicas y morales, es menester que repose siquiera eldoble de los hombres que trabajan, es decir, que cada hombre nohaga sino un tercio del trabajo total.

TERCER TIPO. —También se podría, para reducir los efectí-vos globales formar unidades disímiles, como por ejemplo: los dosgrupos de combate y la escuadra suplementaria de fuegos, que tu-vieron nuestros pelotones de caballería; a este tipo le llamaremos

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DOCTRINA DE GUERRA

tipo dos y medio; pero esta combinación ya ha sido desechada por-que es condición esencial de organización, la alternabilidad de lasunidades.

CUARTO TIPO. —Si la organización binaria presenta talesdificultades para la maniobra, podríamos recurrir a un cuarto tipo,que llamaremos de economía, consistente en disminuir todos los efec-tivos de la organización ternaria, recortando lo más posible cadaórgano de comando, de transmisión de fuerza; entonces tendríamospor ejemplo: el arma automática servida sólo por 8 hombres o me-nos; pero, este procedimiento resta capacidad combativa a todos loselementos de la organización.

QUINTO TIPO. —Existe otra solución. Cada regimiento de in-fantería, tipo francés, podría reunir a su alrededor las demás ar-mas y servicios completos para formar una División disponiendode órganos propios de comando, de fuegos y de maniobras; tendría-mos así la división-regimiento; el rol del jefe de estos tres agrupa-mientos ya no sería el rol de Comandante de División, sino el deComandante de Cuerpo de Ejército francés, que manda tres divi-siones y tiene órganos propios de Cuerpo de Ejército. La cuestiónde hombres es lo de menos; se llama división a la organización de tro-pas que puede vivir y combatir de por sí, un tiempo que aumenta odisminuye según la naturaleza del terreno y que puede llevar a cabouna acción completa, de principio a fin. Si a cada uno de nuestrosregimientos de infantería que comprende comando, tres batallonescon ametralladoras, compañía de piezas de acompañamiento porregimiento, pelotón regimentarlo de caballería afectado a la movili-zación, transmisiones, tren de combate, y tren regimentarlo — leagregaremos en proporción, artillería, caballería, aviación de infor-mación afectada, ingenieros y servicios propios, — para que fuera ca-paz de vivir y combatir independientemente, podríamos decir queese agrupamiento es una División Andina o Peruana o un Agrupa-miento Táctico, como le llama nuestro R. G. U. De esta manera, notendríamos a las órdenes del General de Cuerpo de Ejército, sino al-gunos elementos propios; aviación de combate (es decir, de caza ybombardeo), transmisiones, D. A. A. y tropas montadas, que haríanel rol de la reserva general, que en camiones y otros elementos mo-torizados, fué creada al fin de la Gran G u e r r a . ,

Esto quiere decir que podríamos seguir la magnitud de las or-ganizaciones francesas sólo hasta el regimiento (3 batallones) y queeste regimiento será el núcleo central de nuestras divisiones, asícomo el fusil ametrallador es la célula del grupo de combate.

SEXTO TIPO. —Otro tipo existe aún, el sexto, para disminuirefectivos sin restar potencia a la organización de la infantería, quees el núcleo principal de los ejércitos. Los razonamientos que siguenabogan por la formación de este tipo.

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No somos productores de material de guerra, ni de municiones;él amunicionamiento debe llegarnos del exterior y ser transportadopor las vías estratégicas hasta los almacenes o depósitos, de dondese enviarán a las unidades de contacto. El amunicionamiento espues, difícil y puede llegar a ser imposible, aún cuando instaláramosalgunas fábricas de cartuchos en los valles andinos; en consecuen-cia; es conveniente no exagerar la dotación de fusiles ametralladorasen los cuerpos de tropa para aliviar la difícil tarea del transportede municiones.

Queremos hacer guerra de movimiento y, en ella, más vale lamaniobra que la potencia de fuego.

El empleo del fusil ametrallador requiere cierta técnica en loshombres que lo dirigen y lo sirven, técnica que estamos seguros deno alcanzar con nuestros soldados, todos indígenas hasta hoy, quesólo sirven dos años.

Podemos, en consecuencia, formar la sección de infantería concuatro escuadras de diez u ocho hombres, tres de tiradores y una defusileras. Los treinta tiradores en tres escuadras, explorarían y cu-brirían a los diez fusileros de la escuadra de fusileros; podríanreemplazarlos en los servicios de las piezas; maniobrarían alrededorde esa base de fuegos; amunicionarían al fusil ametrador a susexpensas, en determinados casos. La escuadra de fusileros jugaríaentonces, con respecto a la escuadra de tiradores, el rol que juegaen el batallón la compañía de ametralladoras; sería órgano de fue-gos del jefe de sección, como la compañía de acompañamiento esórgano de fuegos del jefe del regimiento.

Pero, debilitando los fuegos a favor de las ventajas de la ma-niobra, sólo lograríamos aligerar el amunicionamiento, pues, los efec-tivos, pasado el regimiento, serían de igual magnitud, y, por consi-guiente de volumen y espesor superior al que los Andes dejan pa-sar. En las unidades superiores ya no podríamos considerar la Di-visión a base de un regimiento sólo, pues le faltarían potencia ofen-siva-y capacidad de resistencia.

La anterior exposición demuestra la conveniencia de que se hagareglamentario un tipo escogido de División y de que se defina elque más parezca convenir en vista de la Guerra en Los Andes, que,limitando los medios materiales, obliga a estudiar la organización,resolver la instrucción y establecer tendencias de acuerdo con unadoctrina de guerra propia basada en nuestra propia Historia mili-tar y en nuestras posibilidades.


II. —SU EVOLUCION.

Noticia sobre nuestra doctrina.

Es sabido que entre nosotros, por el hecho de no haberse preci-sado jamás los grandes fines (Planes de Guerra, etc. ), que debíaperseguir nuestra organización militar, no ha existido una doctrinapropia de guerra.

Ignorando la Historia Militar del Perú — que nos hace cono-cer el país con mira profesional, nos proporciona experiencia fun-dada en las operaciones de guerra del pasado y nos muestra lascualidades de nuestro soldado, determinando en consecuencia, lasposibilidades — no era posible formar una doctrina de guerra, puestal desconocimiento o preterición suprimía los más elementales fun-damentos de una teoría general.

Al poner en práctica los preceptos del Arte de la Guerra noshabíamos habituado a aceptar y adoptar sin mayor reflexión niexamen, las desiterata de otros ejércitos, subordinándonos, por logeneral, a los cálculos y concepciones de la doctrina francesa deguerra.

A lanzarnos y adentrarnos por este camino ha contribuido lainfluencia doctrinaria de algunos de los miembros de nuestras mi-siones militares francesas, que desconocían nuestro terreno, o loamedios, o, que, por falta de tiempo, no llegaron a profundizar nues-tros problemas de guerra puesto que, de otro lado, nadie les señalóhacia qué fines debían orientar sus decisiones, encuadrándolas endirectivas definidas, o sea dentro de Planes de Guerra, que no eranellos los llamados a formular. Pocos fueron los que dirigieron lainstrucción tomando en mira puntos de vista exclusivamente nacio-nales (como el Coronel Goubaux, que orientó todos sus estudios haciala Guerra en el Perú), dejando otros, en cambio, simples traduccio-nes directas de los reglamentos franceses que no adaptaron a nuestrasrealidades.

Las sugerencias y opiniones de numerosos oficiales peruanosque fueron enviados en misión de estudios a Francia y a otras na-ciones, antes de haber adquirido en el país la necesaria cultura yexperiencia profesional, influyeron también y aumentaron las fuen-tes de este irreflexivo proselitismo,

Esta desviación del criterio profesional hizo que, con puerilorgullo, nos preciáramos de que nuestra doctrina era la que practi-caba el Ejército Francés, creyendo que, con adoptarla a fardo cerra-do, habíamos dado un gran paso en pro de la Defensa Nacional. Sinembargo, a pesar de que nos sometíamos sumisamente a ella, es cu-rioso notar que no concediéramos importancia y pasáramos por altolo que Foch, uno de los más notables divulgadores de esa doctrina.sino el principal, sustentaba en las primeras páginas de su obra ti-tulada "Des Principes de la Guerre", en la que dice: "Para plan-


tear nuestras concepciones militares a propósito de la guerra, fije-mos particularmente, su objeto y los medios de que disponemos, asícomo la manera racional de determinar sus objetivos o finalidad.

"Es evidente que, si en lugar de hablar en París, hablara enBruselas, de estrategia y táctica general, mi estudio tratarla de unaforma, particular de la guerra. Conocéis la situación de Bélgica...

"En el ejército belga se trataría de desarrollar una teoría par-ticular de guerra, orientada hacia los resultados bien determinados:retardar el mayor tiempo posible la presión del vecino que inva-diera el país. El estudio consistiría en buscar ]a forma de cumpliresa tarea; evitar la decisión por las armas, demorar la sentencia dela batalla.

"Toda orientación militar dé la nación se inspirarúi en talesconclusiones: la organización, la movilización, el armamento, la for-tificación, así como la instrucción de las tropas, hasta la escuela decompañía, la escuela del soldado.

'' Si pasáramos de Bruselas a Londres, encontraríamos otra si-tuación, otras ambiciones. También conocemos estas... Nuevo trata-miento, nueva teoría de la guerra.

"Y lo mismo sucedería en Madrid. Allí toda idea de conquistacontinnental está momentáneamente descartada, teniendo en cuentala situación geográfica, la naturaleza de las fronteras, el estado po-lítico, financiero, etc.... En este caso ¿ qué es lo que el país pide asu ejército? La conservación de la integridad territorial. ¿La mejorlección no sería entonces, la lectura de algunas páginas de la historiaespañola entre 1898 a 1814?

" Y lo mismo sucedería, si fuéramos a Roma, a Berna... Decuantos países se trate, tamtas situaciones diferentes se presentarány tantos otros tratamientos distintos.

.. . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

"'Constatemos simplemente, y antes de todo, la existencia delcaso concreto en el estudio que emprendemos; en ese caso concreto,uno. de los. datos es evidentemente la situación geográfica, de la quehay que partir para establecer, 1a teoría que nos permitirá alcanzarlos fines a que tendemos como nación; situación geográfica que in-volucra el estado político, financiero, militar forma de territorio, si-tuación de los vecinos, naturaleza de las derechos por defender o dela reivindicación por ejercitar, que nos diferencien sustancialmentede las otras potencias.

"Sucede lo mismo en lo que respecta a la época en que hablamosy que constituye otro dato del problema, otra característica del casoconcreto. En efecto, si en lugar de hablar a los franceses de nuestrosdías, tuviera que tratar la misma cuestión 80 años antes

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ."

De acuerdo con lo que dice Foch, en los párrafos antes transcri-tos, cada ejército, según;


—sus probables adversarios, lo que exige para cada uno dis-tintas realizaciones;

—sus posibilidades, que implican el estudio de la propia orga-nización o la del o de los enemigos;

- s u historia, que nos brinda las valiosas lecciones del pasado;ya que la guerra es tan solo un arte experimental; deberá tener, pues,una doctrina de, guerra; y es de infantil ingenuidad dar el problemapor resuelto apropiándose de los métodos, sistemas y decisiones deotros ejércitos, que han planteado sus propios problemas según losdatos de cada caso particular. ',

Por otra parte, es lógico e indiscutible que las normas que seimpone el Comando, en general, para iniciar y conducir las opera-ciones, se basen en el perfecto conocimiento de] o de los enemigosprobables — cada uno tiene los suyos propios — y en el estudio delas posibilidades de su caso concreto. La defensiva o la ofensivaestratégica se practican según las circunstancias del momento —el instante de la lucha y en función de las fuerzas de que se dispo-ne; y así, un ejército que emprende bruscamente la ofensiva estra-tégica más fulminante, puede haber pasado largos años limitadoen sus expectativas y "anclado" a su territorio por impotencia ma-terial. Además, una doctrina de guerra debe ser flexible y sus pre-ceptos deben amoldarse a todas las contingencias así, por ejemplo,en la Guerra Mundial, el comando alemán que lanzaba potenteofensiva en el Oeste de su territorio, contra Francia, aceptaba la de-fensiva más claudicante frente a los rusos; y, más aún, en un mis-mo teatro de operaciones, el de la frontera franco-alemana, adopta-ba las dos modalidades, cediendo defensivamente en el Reichsland(Alsacia-Lorena), para buscar la decisión por Bélgica y los Ar-dennes sobre París.

Noticia sobre los fundamentos y evolución de la doctrinaFrancesa de Guerra.

Para formar acuerdo previo, antes de que alguien determinelas finalidades principales que debe alcanzar nuestro ejército: ensu preparación integral para la guerra, en la conducción generalde las operaciones y en las previsiones para el choque moral y ma-terial del campo de batalla, o sea, antes de que sean señalados algu-nos de los puntos que deben formar nuestra propia doctrina, con-viene desarrollar y fundamentar los conceptos emitidos en los pá-rrafos que anteceden. Para esto nada es más conveniente que cono-cer las transformaciones que ha experimentado la doctrina francesaen los años que corrieron entre la guerra de 1870-71 y la de 1914|18;estudiando las causas fundamentales que la produjeron; pero, comolas transformaciones que sufre la doctrina de guerra de un país se


deben, principalmente, a la calidad y cantidad de los medios de que,dispone, será necesario estudiar, paralelamente, el desarrollo de di-chos medios. Gracias a este análisis quedará debidamente autorizadoel presente capítulo y pondremos en evidencia lo erróneo de nuestroinfundadoproselitismo.

(x) 1. -—La defensiva, estratégica y táctica brilló en Francia co-mo sistema de guerra, inmediatamente después del desastre que estaNación sufriera el 70|71. Veamos cuál fué la causa de este encariña-miento definitivo. Los militares franceses atribuyeron el desastrede sus armas a la escasez de las fuerzas con que debieron resistir lainvasión y decidieron, en consecuencia, aumentar sus efectivos desdeel tiempo de paz, para contar con el mayor número de hombres ins-truidos al pasar al pie de guerra. Pero, mientras esto sucedía, comola frontera con Alemania estaba abierta, resolvieron, mientras au-mentaban sus efectivos, ya que no podían pretender hasta entoncestomar la ofensiva en caso de guerra, constituir un frente fortificadopara aumentar la capacidad de resistencia de sus fuerzas de cober-tura; de esta manera pensaban ganar tiempo, al comienzo de unaposible guerra, para organizar y concentrar sus medios, tras esacoraza. Este criterio defensivo se justificaba por la enorme potenciaque alcanzaron las armas de fuego, potencia que condujo a la concep-ción, realmente absurda e infundada de su omnipotencia para defi-nir la lucha.

El general francés Seré de Riviére fué encargado de organizarel frente fortificado que formaría dique provisional a cualquier in-tento de invasión. Este jefe hizo construir cuatro sólidas plazasfuertes, con los medios que se le facilitaron; la carencia de elementos(presupuestos, opinión, etc. ), no permitió organizar otras que hu-bieran completado el sistema y, de este modo, las fortificaciones;fueron limitadas a Verdún y Toul, Epinal y Belfort, viniendo deNorte a Sur.

Para ser consecuente consigo mismo, el Comando francés, porese tiempo sólo pensaba en resolver problemas defensivos, utilizandoel terreno que se extiende entre la Frontera y París; la formacióngeológica de esta región — cubetas sucesivas de las que el Sena esel centro — favorecería la defensa.

Estos estudios defensivos parecían proporcionar una provisio-'nal solución de equilibrio ante la invasión temida, pues, gracias a subuen planteamiento, se esperaba que el ejército pudiera contener el,avance del adversario. Con unidades de pequeños efectivos, sin dis-poner de suficiente población militar instruida, sin informaciones,,sin planes de movilización y sin explícita doctrina de guerra, se es-

(x) Los números remiten al número correspondiente de "Transformacionesy Proselitismo de nuestra Doctrina". Conviene leer y comparar cada número conel correspondiente, antes de pasar al número s i g u i e n t e . . .


peraba que el Ejército, cuyas zonas de concentración iban a quedarcerca de París, supiera explotar el amplio espacio en profundidadque debería utilizar como obstáculo, ocupando el puño del abanicode las vías de comunicación y centros de recursos que representa laCapital, por consiguiente absoluta libertad de acción para atendertodas las eventualidades. Por entonces se puso en práctica el Regla-mento de 1875 cuyos preceptos condensaban esta doctrina defensiva.

2. —La defensiva estratégica y ofensiva táctica reemplazó a- laanterior doctrina en Francia, a raíz de las discusiones sostenidas de1885 a 1888, en la que se impugnaba la organización de las plazasfuertes de Seré de Riviére, criticando los vacíos que había dejadoentre una y otra; vacíos por los que, según los' impugnadores, el ene-migo podría introducirse, fácilmente, para alcanzar sus objetivosestratégicos.

Seré de Riviére y sus partidarios establecieron entonces, en de-fensa suya y del sistema fortificado que habían sostenido, la teoríade "l'explotatión des troucés (explotación de los intervalos o va-cíos). Según esta teoría, para justificar la organización defensivadada a la frontera militar, aducían que, si habían dejado intervalosen el sistema, era para ofrecer al adversario puntos débiles, consen-tidos adrede, por los que éste, encontrando menor resistencia, se in-troduciría; de tal manera, decían, iba a ser posible determinar yconocer de antemano la dirección de los ataques alemanes, canaliza-dos por las plazas fuertes, y entonces esperaban que, aún con efec-tivos inferiores, se podría cerrar la salida de esos callejones de acce-so para caer sobre los flancos del agresor, por el fuego y el movimien-to, desembocando en fuerzas de las dichas plazas fortificadas. Segúnesta concepción, los intervalos de Stenay, al Norte de Verdún, y deCharmes, entre Toul y Epinal, serían, a título de puntos débiles,verdaderas trampas para el invasor. (Véase croquis).

Ahora bien, acogida la doctrina estratégica de explotación de losintervalos, que era, en suma, una combinación de defensiva estraté-gica y ofensiva táctica, se creó para esta última, como procedimien-to de ejecución, la titulada defensiva agresiva. Este procedimientoconsistía en atraer al enemigo a una especie de celada, ofreciéndoleun frente defensivo bastante sólido; que le servía de cebo, ante elqué embotaría su primer impulso; las fuerzas de este frente de atrac-ción, debían llegar hasta el extremo de retroceder ante el avance delenemigo, si este lo presionaba fuertemente, con tal de hallarse listaspara "saltarle encima" a la primera oportunidad favorable. Podíasuceder que escapara la oportunidad precisa de desencadenar estaagresión y, en ese caso, se sufría un desastre defensivo; podía sucederque el pasaje a la Ofensiva fuera prematuro o tal vez tardío, y seproducía entonces, un fracaso ofensivo, para el que estaba indicadopracticar las tan discutidas vueltas ofensivas.

Pero, los que impugnaban la organización fronteriza hecha porSeré de Riviére, para desvirtuar la teoría de explotación ¿le los in-tervalos sustentada por ésta, replicaron que los alemanes no atacarían


de frente las plazas fuertes para no ver canalizada su acción y no ha-cer ingenuamente el juego del enemigo, sino que tenderían a desbor-dar la cortina defensiva invadiendo Bélgica y Luxemburgu paraaparecer sobre el flanco y la espalda de los defensores. Ante estanueva objección, el Alto Comando francés, para satisfacer la opiniónpública y garantizar la seguridad nacional, decretó la organizaciónde nuevas plazas, menos potentes porque respondían a una simpleeventualidad y se crearon entonces los campos atrincherados deDunquerke, Lila, Maubege y Givet-Meziéres. Por ese tiempo, losbelgas autorizaron al General Brialmont, en 1888, para organizar lasplazas fuertes de Lieja, y Namur; las ciudades de Amberes y Parísfueron también organizadas como campos atrincherados para servirde centros de concentración. Pero como a pesar de todo, siemprequedaron vacíos en los interevalos que cerraba la frontera, se afirmómás aún la teoría de la explotación de los vacíos y quedó consagradala doctrina de la defensiva estratégica continuada por la ofensivatáctica, o, mejor aún, por la defensiva agresiva en el campo táctico.

Con esta tendencia doctrinaria apareció el Reglamento francésde 1886.

3. —La doctrina histórica. —En tanto, mientras duraba en plenoejercicio la anterior concepción, tomaba cuerpo en Francia un nuevoelemento modificatorio de la doctrina. En 1890, se creó el EstadoMayor del Ejército y este organismo, que debía informarse sobre elenemigo — 1. ª Sección—; organizar y movilizar — 2. ª Sec.; concen-trar y desplegar — 3. ª Sección; y, abastecer al ejército de operacio-nes — creándose para ello, poco después, la 4. ª Sección —- permitióque los planes franceses, y la doctrina por consiguiente, sufrierannueva transformación. En efecto, dado que las plazas fuertes au-mentaban la capacidad de resistencia de las trox>as de cobertura;que, gracias a los trabajos del Estado Mayor, los efectivos totalesestaban casi equilibrados con los que podían presentar los alemanes(merced a la formación de unidades de reserva y por aumento en laduración del servicio activo); y dado que, en fin, la movilizacióny concentración se harían en plazos casi análogos a los que emplea-rían los alemanes, los franceses, que hasta entonces se habían resig-nado a permanecer a la defensiva, entrevieron la posibilidad de em-prender la ofensiva.

Ya desde la formación del plan N. º VII (en Enero de 1887),había comenzado en Francia a formarse opinión a favor de la ofensi-va; pero esta vaga tendencia no había recibido codificación efectiva,hasta que el Estado Mayor General proporcionó, en cuanto a pre-paración de los medios, todos los frutos que de él se esperaba.

Cuando el Alto Comando francés se halló, de 1890 en adelante,en condiciones de emprenderlo todo, y cuando sus altos jefes creye-ron barajar mayor número de posibilidades, se adentraron en losvarios caminos que ofrecían las hipótesis. Entre estas hipótesis, eralógico que recibieran mejor aceptación las que parecían revivir las

Distribución Genera/ de las fortificaciones Franco - Belgas


concepciones napoleónicas y entonces se desarrolló verdadera pasiónpor él estudio de "la manera" del Gran Caudillo. Bonnal sentó cá-tedra en 1892, y sus teorías, vertidasj en la Escuela Superior de Gue-rra de París, fueron rápidamente difundidas en los Estados Mayo-res y en las unidades de tropa, por los oficiales que siguieron loscursos que dictó.

La doctrina Bonnal se resumía en los siguientes párrafos:l. º. —En cuanto a organización: supresión dé las unidades de

reserva; elevación al máximum del poder combativo de las unidadesde línea, sin intercalar en ellas los elementos movilizados; automatis-mo (drill) en la instrucción.

2. °. —En cuanto ala concepción estratégica: adopción definitivade la defensiva estratégica para dar lugar a que el adversario se des-gastara de por sí y revelar su plan o intenciones (concepción calca-da de las esperas estratégicas, tan célebres, de Bonaparte); elevacióna principio estratégico del concepto táctico de la seguridad, (for-mación de vanguardias generales); despliegue estratégico en pro-fundidad para exx>lotar, como en la compañía o el batallón, lasucesión de los esfuerzos.

3. º. —En cuanto a procedimientos tácticos, Bonnal dejaba enpie los preceptos de la defensiva-agresiva, que naciera con la teoríade la "explotación de los vacíos" y fué sustentada en los Reglamen-tos franceses de 1896.

Bonnal sugestionó a los oficiales franceses con sus enseñanzas;y a tal punto llegó el encariñamiento por ellas, que todo lo que seles opusiera fué desechado y proscrito. En 1896 Bonnal fué encarga-do de establecer en el Plan General de Operaciones contra Alemania,y en él, signado con el N. º XIV, vertió toda su teoría y concepciones.

La doctrina enseñada por Bonna| y coreada por sus alumnos entoda Francia Militar, dió lugar al Reglamento de 1894, en que semodifican algunos preceptos del Reglamento de 1886, conservandolos que se referían a los procedimientos tácticos de defensiva-agre-siva o sea a la sutil teoría de la "explotación de los vacíos".

4. º. —La doctrina ofensiva. —Poco había de durar, sin embargolo establecido y fundamentado en Francia por Bonnal. Foch, entreotros altos jefes franceses, comenzó a expugnar las fallas de la titu-lada Doctrina Histórica, fundándose en los mismos argumentos dela época napoleónica y de la Guerra del 70|71.

En efecto, en sus obras, Foch hizo notar que Bonaparte em-prendía siempre la ofensiva, tanto estratégica como táctica; hizodecaer el entusiasmo por el despliegue estratégico en profundidad,que subordinaba la acción del conjunto de las fuerzas a la de lavanguardia general; demostró que se corría, así, el riesgo de empe-ñar las fuerzas gota a gota, y, de hecho, por estas razones, l'armeed'avantgarde fué suprimida por el Plan Nº XV que siguió al queestableciera Bonnal, Suprimida la vanguardia, desapareció el dispo-


sitivo titulado, gráficamente, en "bataillon carré", lo que implícalala desautorización del esfuerzo de ejércitos en profundidad. La teo-ría de Bonnal murió.

Pero como en todos los casos, no fué solamente la bien inspiradapalabra de Foch la que determinó tales transformaciones; pues enéstas es siempre determinante el aumento o disminución; de los me-dios de lucha disponibles, y Francia había llegado por ese tiempo,a floreciente estado militar: la labor eficiente de preparación de laguerra que realizaba el Estado Mayor del Ejército, se hacía sentircada vez más, permitiendo mayores posibilidades al Alto Comandofrancés, abriéndole nuevos caminos y ofreciéndole favorables es-pectativas.

La doctrina de guerra comenzó, pues, a inclinarse francamentehacia la ofensiva y quedaron finalmente desechadas las teorías deBonnal. Sin discutir su talento, un militar francés, tratadista y es-critor. Rene Tournés — decía:

"Los estudios napoleónicos del Coronel Bonnal tienen, para elconocimiento del sistema de guerra imperial, el mismo mérito quepuede tener Alejandro Dumas, para quien quiera documentarsesobre el Cardenal de Richelieu".

Foch decía: 'La historia, estudiada a grandes rasgos, al estilode Alejandro Dumas; no tiene valor para la enseñanza militar... ".

5. º. —La ofensiva a ultranza. —Poco después, cuando ya se habíaabierto paso la teoría ofensiva, el Teniente-coronel de Grandmaison,Jefe de la Tercera Sección del Estado Mayor del Ejército, susten-taba dos francas conferencias en las que pedía que el ejército vol-viera definitivamente por su vieja escuela y doctrina ofensiva.Grandmaison, destruyendo los rezagos de toda doctrina anterior,rompiendo con la rutina y quebrando los viejos moldes, preconizabala más atrevida y porfiada ofensiva, tanto en el campo estratégicocomo en el campo táctico.

Desacreditaba la tendencia a decidir el empeño de las grandesunidades sólo después de que se tuvieran datos precisos de lo quepretendía el adversario, haciendo caer así los preceptos de vanguar-dia general y defensiva estratégica preconizados por Bonnal . ,

Refiriéndose a los preceptos de esta doctrina, el conferencistadecía: "El combate de los destacamentos de seguridad, tiene conse-cuencias graves, pues es un atrofia completa de la noción ofensiva".

"El combate defensivo es un expediente para ganar tiempo. Esuna acción de orden inferior que no pueda aspirar a dar la victoria,porque supone y más que todo porque desarrolla, en quien la emplea,una inferioridad moral que ninguna ventaja material permite recu-perar.

"Esta inferioridad moral se debe al hecho de que el defensorsubordina de antemano, su propia acción a la del adversario. Espe-ra que el enemigo haya manifestado su voluntad para parar sus gol-pes y tratar de responderlos".


"Esto es, exactamente, lo que se quiere que aprendamos a haceren la ofensiva. Antes de decidir el empleo del grueso de sus fuerzas,el jefe espera saber bien lo que hace el enemigo, después de lo cual,para y se dispone a responder. Rebajamos a la ofensiva, de esta ma-nera, hasta el nivel moral de la defensiva y — dejando a ésta sustemibles dificultades materiales — le hacemos perder el aliento, quees lo que la hace posible".

Poco después, editadas estas conferencias por su autor, con-tienen un prólogo y una nota final. En el primero, dice: "Del hechode que una columna debe asegurar su protección inmediata por unavanguardia — lo que nadie discute — ¿se debe concluir que su jefedebe esperar, para disponer del grueso de sus fuerzas, el resultadodel combate de' su vanguardia, con el fin de reglar su conducta porla del enemigo?"

En la nota agrega: "En particular, se ha transportado grado agrado hasta la maniobra del ejército, hasta el dominio estratégico,nuestra doctrina táctica basada en el empleo de los destacamentosde seguridad".

"Incontestablemente, en cierta época, se ha creído que bastaríaponer a la escala deseada la talla y la distancia de los destacamentosde seguridad, para poder conducir un ejército de varios cuerpos enla misma forma en que se pensaba conducir una división. Una van-guardia general, antepuesta a las vanguardias particulares de lasdiferentes columnas y ayudada si era necesario, por varias flanguar-dias, también generales, debía permitir al comandante del ejércitoconservar disponible el grueso de sus fuerzas y emplearlo a sa-biendas, cuando el enemigo hubiera demostrado sus intenciones".

De esta manera, con el afán de negar toda virtud a la defensivay propugnar la ofensiva como único medio para llegar al fin, nacióen Francia el Reglamento de 1913, con el que los franceses empren-dieron la guerra de 1914, contando principalmente con la potenciaabrumadora de que creían disponer.

6. '. —La actual doctrina francesa. —Establece un justo equili-brio entre la ofensiva y la defensiva. Ni alienta ni condena una uotra; sostiene que no hay en la, guerra sino simples períodos ofensi-vos o defensivos; que la batalla es una sucesión de fases tanto ofen-sivas como defensivas. Sin embargo, considera que el movimientoadelante es siempre decisivo, estableciendo por otra parte, la pre-ponderancia del fuego, que cuenta como primer elepnento de la ba-talla: "el ataque es el fuego que avanza", dice, "la defensa es elfuego que detiene".'..: En el Informe de la I. P. para el E. T. de las Grandes Unida-des, los generales que lo firman establecen en distintos párrafos lossiguientes conceptos, que sirven de orientación general para su re-glamento


"Los efectos del armamento, juiciosamente utilizados, han sidoconstatados unánimemente y deben servir de base para las reglas delempleo de las tropas"

"La potencia del fuego ha influido profundamente en las ope-raciones "

'' Aún en las operaciones de la guerra de movimiento, el empleode armas automáticas y de artillería de todos los alcances permiteal defensor establecer cortinas continuas de fuego de gran extensión.que no pueden perforarse sino mediante ataques organizados; la tomade contacto por el atacante y el reconocimiento de las posicionesen que el defensor ha preparado su resistencia principal, resultanmuy laboriosas entonces.

"Cualquiera que sea, por otra parte, la manera como se establez-ca el contacto que resulte de un período prolongado de detención ode la búsqueda de él en el desarrollo de operaciones ofensivas, el ata-que no será iniciado en buenas condiciones sino después de reunirpotentes medios materiales, artillería, carros de combate, municio-nes, etc. ".

Como se ve, para no insistir, la doctrina francesa post guerrase basa en la inviolabilidad de los frentes, en la prepotencia del ma-qumismo y en la preponderancia del fuego sobre el movimiento.

La bayoneta a ultranza de 1913, que lanzaba a los hombres, conosadía y rabia ciega, al cuerpo a cuerpo; ha sido reemplazada porel proyectil, que aplasta las organizaciones enemigas, y economizalos hombres (economía de la infantería), enunciada por el tratadistaCullman como un nuevo principio del Arte de la Guerra.

Poco se cuenta en los actuales reglamentos franceses con el mo-vimiento y la maniobra, y así lo establece la comisión cuando dice:

"De todas maneras, pues, es necesario indicar, para la con-ducción de las Grandes Unidades, métodos y procedimientos no sólopara el caso de los frentes continuos, sino también para la maniobraen espacios libres. La comisión ha creído inútil tratar de formularprincipios susceptibles de englobar situaciones tan profundamentediferentes; ha temido no llegar sino a fórmulas vagas muy alejadasde lo real, y, siempre que ha sido necesario, ha distinguido las si-tuaciones".

En este párrafo la Comisión declara, que no ha abordado inextenso el tema de la maniobra y que ha dado gran importancia alfuego.

Transformaciones y proselitismo equivocado de nuestra doctrina (1)

1. —Cuando en Francia, después del desastre del 70|71, se resol-vían solamente problemas defensivos y estaba en boga la idea de la

(1) Los números remiten al número correspondiente de la "Noticia sobre losfundamentos de la doctrina francesa de guerra", que antecede,


potencia insuperable de los fuegos; y luego que esta tendencia se hizodoctrina através de los reglamentos franceses de 1875, se desarro-llaron en el Perú las operaciones de la Guerra del Pacífico.

En esta luctuosa contienda, es innegable que nuestros altos je-fes y los de Bolivia, nuestra aliada, se inspiraron en las normas y

procedimientos empleados a la sazón en Francia, ya que muchos deellos habían hecho viajes de culturización a ese país, llegando, al-gunos hasta prestar servicios efectivos en las filas de ese ejército;

informados de los sucesos de aquella contienda, debieron en talesfuentes, aún sin quererlo, la doctrina que habían de poner en prác-tica en nuestra guerra, ya que es de suponer, lógicamente que tuvie-ron presentes los procedimientos que habían visto y oído discriminary practicar. Entre estos jefes citaremos a los comandantes en jefe:Buendía, Camacho y Montero que, como Campero,, que prestó ser-

| vicios efectivos en las filas de aquel ejército, y Piérola improvisadogeneralísimo, un amante cual ninguno de las teorías francesas, diri-gieron las grandes batallas defensivas que ofreciera nuestro Ejército.

Es innegable, por ejemplo, que la organización de la línea deMiraflores tendía a copiar procedimientos defensivos preconizadospor el francés Roguiat, cuyo sistema fué pésimamente adoptado,pues los bastiones de la defensa, muy alejados, no se prestaban so-lidario apoyo; y así, desde otros muchos puntos de vista, a pesar delllamativo casco prusiano con que se presentaba Piérola, basta re-currir a la Historia para establecer que nuestro ejército marchó y

. combatió con las normas que imperaban en ese entonces en el ejér-cito francés, cuya doctrina de guerra era conocida por nuestros másilustres y principales jefes, puesto que, por razón de idioma, raza,idiosincracia y simpatía, estaba más a su alcance.

Ya Canevaro y Eléspuru (Teobaldo), instruidos en Bélgica,nación que siempre ha absorvido las concepciones militares france-sas, tenían sendos títulos de oficiales belgas, siendo el último, comoingeniero militar, el encargado de diseñar el trazado y dirigir la or-ganización de las líneas defensivas de San Juan y jMiraflores.

En fin, nuestros cañones y nuestros fusiles fueron los Vava-sseur y los Chassepot, entre otros más, todos o casi todos de fabri-cación francesa, lo que sirve para comprobar nuestra simpatía mar-cial.,

2. —Cuando Francia vió concluida su cortina de fuertes en lafrontera alemana y adoptó la defensiva estratégica y ofensiva tácti-ca, con la modalidad singular de la defensiva-agresiva en el campotáctico — para realizar la explotación de los vacíos — y cuando enese país estaba en vigencia el "Reglamento de 1886" que definía

tas concepciones:En el Perú, después de la guerra del 79-84, nuestra organización

militar, a pesar de los numerosos efectivos que llegó a reunir, entró

M. DEL E. 5


en un período de tanteos y vacilaciones en cuanto a procedimientosde guerra: se dió por nulo y perjudicial cuanto se había practicadoen la lucha que acababa de terminar; comenzaron a llegar al paísnumerosos extranjeros, que tomaron nuestra nacionalidad o fueroncontratados y éstos, belgas, franceses, alemanes — D'Neuter, LaCombe, Paoli, entre otros muchos — ya como subordinados, ya comoorganizadores, equilibraron sus influencias y el ejército se educó sim-plemente en los conceptos morales que propiciaban la revancha, sinrealizar estudios superiores o cumplir normas doctrinarias precisasy definidas. Fué el período en que los que habían hecho la Guerradel Pacífico se sintieron dueños de la experiencia de ella y no seapresuraron a codificarla. Las normas disciplinarias, el drill, lasreglas para el orden y la parada absorvieron las demás actividades;de otro lado, principalmente, la inestable y cambiante situación po-lítica originada por el desastre, impidió que el ejército, a pesar desus masas imponentes y bien dotadas, practicara doctrinas definidas.El desastre fué atribuido, según parece, como lo fuera en Francia.a la falta de efectivos y, aquí, además, a la poca disciplina de lastropas que hubo que improvisar en plena contienda.

De esta manera el reglamento francés de 1886 pasó desaperci-bido para nosotros.

3. —Cuando en 1892 nació en Francia, con las lecciones deP>onnal, la ya citada "doctrina histórica" y, en 1894, esas teoríasfueron condensadas en el Reglamento que apareció ese año, nosotroslo tradujimos y pusimos en práctica desde 1902.

Recordemos que en él, se daba especia] importancia al automa-tismo, al drill, a los movimientos de parada y complicadas evolucio-nes que tendían a crear reflejos en la tropa y a resolver los proble-mas de la batalla por xana mecánica bien reglada en los desplaza-mientos de las unidades; fué el reglamento en tres tomos del infa-tigable coronel D'André. Entonces se ejercitaba con esmero, asidui-dad y visible satisfacción la defensiva-agresiva que hacía dependertodo éxito de la buena o mala aplicación y oportunidad de esa es-cala ascendente de contraataques, que se llamaban contraataque,vuelta o retorno ofensivo y contraofensiva; de allí también nació lanomenclatura de la defensiva que se clasificó en retardatriz, pasiva,activa, agresiva, etc.; era el tiempo de los duelos de artillería, pre-liminares de la batalla. Entonces, como también la doctrina deBonnal, tanto en el campo estratégico como en el táctico, sustentabaque: "La noción de la vanguardia domina todas las cuestiones rela-tivas a la dirección de la guerra y de la batalla", se pensaba en re-tardar el empeño hasta que la vanguardia definiera la situacióngeneral, quedando el jefe, gracias a esta vanguardia, en condiciónde aceptar o eludir el combate. Esta concepción hacía que lo normalfuera el entonces llamado combate de encuentro, en que se daba porhecho que sólo la actitud y datos proporcionados por las vanguar-dias permitirían definir el empeño y, ulteriormente, montar elcombate.


Tal fué rememorado en grandes líneas, el primer Reglamentofrancés cuyo eco llegó hasta nuestro ejército; endoctrinado en estosconceptos por las primeras misiones francesas, que lo pusieron lite-ralmente en práctica de 1902 a 1909, sin reparar que lo que allá, eranecesidad imperiosa y positiva conveniencia; barrera defensiva, dedonde, explotación de los vacíos, defensiva agresiva, automatismoy orden cerrado, etc., no se aplicaba en nada a nuestro caso con-creto, planteado con otros elementos, ya que no teníamos plazasfuertes, ni íbamos siempre a practicar la defensiva estratégica ysin penetrar que nuestros problemas son distintos. Adoptar este re-glamento, a fardo cerrado, era tan disparatado como atribuir el mis-mo resultado: x = 1, a dos ecuaciones de términos semejantes.

4. —El reglamento nuestro de 1909 fué copia del francés de1901, reglamento de transición entre las doctrinas extremas, en elpe la principal modificación era la supresión del automatismo y delas evoluciones mecánicas; y en que se esbozaba ya la tendencia ha-cia la ofensiva, dando más iniciativa a los cuadros.

5. —En 1913, vió la luz en Francia el reglamento fundado enlas ideas preconizadas por Grandmaison, que establecía la doctrinaofensiva, tenaz y porfiada, insustituible, cuyo lema "siempre ade-lante" debía cumplirse cualquiera que fuera la situación del mo-mento: "solo el movimiento adelante es decisivo", decía. Esta doc-trina tenía como base, repetimos, la posibilidad de emprender la di-cha ofensiva, pues la organización militar de Francia había llegadoa su estado más floreciente. En efecto, el Estado Mayor había con-seguido igualar con los alemanes los plazos de movilización y con-centración, creía disponer de la potencia suficiente para lanzarsesobre el enemigo y disponía de todos los medios que juzgaba necesa-rios. La adquisición de la potencia ofensiva que se requería, permi-tió establecer la doctrina del ataque a ciegas a todo trance.

Y nosotros, que no habíamos aumentado nuestro potencial de gue-rra; que no conocíamos con exactitud los plazos de nuestra movili-zación en cada contingencia; que no sabíamos cómo ni dónde con-centrarnos, ni habíamos evaluado los recursos de guerra con que con-tábamos y ni siquiera las recursos de vida; que empezábamos reciéna formular planes de campaña con base seria, es decir, a base de in-formaciones integrales, tradujimos ese reglamento y lo pusimos enpráctica, de 1915 a 1921, con entusiasmo y fe ciegas, dignas de me-jor causa.

Así como habíamos adoptado la doctrina de la defensiva agre-siva y de la explotación de los intervalos — sin tener intervalos,por no tener líneas fuertes — adoptamos después la ofensiva a ou-trance, sin tener fuerza con que lanzarla y sostenerla...,

No se debiera insistir en estas comparaciones; pero anotémoslay constatemos el error. El comentario y análisis de los reglamentospost guerra, que son los que hoy nos interesan, y su adaptación anuestros problemas, corre impreso en los cursos de nuestra Escuela


Superior de Guerra que, desde 1920, comenzó a orientar sus estudiosdentro de lo real y lo practicable en nuestros días, con nuestros efec-tivos y posibilidades; la Historia Militar, de otro lado, principal-mente, nos da a conocer las características que reviste la guerra en-tre nosotros y en los países limítrofes y, en esto sí, copiamos a otrosejércitos que no basan sus relaciones en argumentos antojadizos,sino en las tangibles lecciones de la experiencia.

6. —Ha sido, pues, conveniente que, en nuestros días, tomandolos reglamentos franceses de post guerra, hayamos eliminado cuida-dosamente lo que no nos respecta. De lo contrario, cuando el francéshabla de olas de gas, de carros de combate, del apoyo de la artilleríagruesa; si nosotros copiáramos. esto, después, al aplicar dichos pre-ceptos en el terreno, como no contamos y a veces ni siquiera conoce-mos esos medios de lucha, nos sumergiríamos en conflictos verbalesy discusiones interminables, que no sería posible dirimir; sucederíaentonces que, conociendo la finalidad con que esos ingenios han sidocreados, y. teóricamente, sus efectos, imaginaríamos que se encuen-tran presentes en nuestros campos de maniobras y caeríamos en in-verosimilitudes y sutilezas. Quién procediera de aquella manera in-gresaría al reino de lo abstracto, de la fantasía; se alejaría cadavez más de la sangrienta realidad y desarrollaría entre sus oyentes,que son los cuadros del Ejército Nacional, un diletantismo muy peli-groso, que haría que la Nación, dado el caso, sólo contara con nume-rosos aficionados a la guerra, imaginativos y fantásticos, y con esca-sos soldados que sepan sacar partido de los limitadísimas medios quepodremos emplear.

Esta limitación proviene, principalmente, de la naturaleza de laguerra — que por largos lustros será guerra de movimiento absolu-to — y de la naturaleza del terreno, con sus obstáculos, sus deficien-tes y raras vías, su escasez de recursos

La organización de las grandes Unidades desde1871 hasta la fecha

De la Revista de Estudios Militares del mes de Emro de 1935.(Francia)

No es preciso demostrar la necesidad de la organizaciónmilitar, sobretodo después de la adopción del sistema de laNación en armas. Pero el estudio de esta organización a travésde la historia nuestra que ella evoluciona en función de ciertonúmero de factores, de los cuales, los más importantes son laforma de gobierno, la política exterior de este gobierno y elempleo que se propone hacer de las fuerzas armadas.

La influencia de los dos primeros factores sobre la orga-nización militar es demasiado conocida para insistir en ella;pero la que se refiere al empleo proyectado de las fuerzas delista organización, no siempre ha sido puesta en evidencia contoda claridad. Es esto lo que nos proponemos estudiar sumaria-mente en algunas páginas.

Toda organización militar debe, en efecto, responder a unobjetivo o a una necesidad determinada. El objetivo a alcanzaro la necesidad por satisfacer no son los mismos en las diver-sas épocas. El progreso de las ciencias y su aplicación a 'lascosas de la guerra, la rapidez más o menos grande de los trans-portes y de los medios de comunicación, la progresión del de-sarrollo industrial y económico, modifican las característicasdel problema, cambiando así los medios de acción de los ejer-citos.

Por la fuerza de las cosas, la estrategia, arte de dirigir losejércitos en los teatros de operaciones, y la táctica, arte del eje-cutante, se inspiran en las circunstancias del momento, en tantoque el legislador que organiza los medios en vista del objeti-


vo, está obligado a conocer el empleo que el estratega y el tác-tico se proponen hacer de ellos. La organización militar es,pues, inseparable de la estrategia y de la táctica.

Ella constituye, con el mismo título que estas dos últimasciencias, una de las ramas del arte militar, la rama más arduaen razón de la diversidad de elementos que ella presupone. Latarea del organizador es compleja en sí misma pues, a una con-cepción a menudo simple, deben suceder una reunión y unacombinación de medios muy difíciles de realizar prácticamente.

Es esto lo que trataremos de demostrar, limitándonos al es-tudio de la organización de las fuerzas nacionales en grandesunidades desde 1871 hasta la fecha.

Organización General del Ejército desde 1871 hasta 1914

Antes de la guerra del 70 la organización del ejército fran-cés era simple, demasiado simple.

Sólo las divisiones de infantería y de caballería existíandesde la paz y, producida la movilización, no debían recibirsus reservistas sino en la base de concentración. Los Cuerposde ejército se formaban en la iniciación de las operaciones porla reunión de los Estados Mayores, de las tropas y de los ser-vicios que debían constituirlos. La agrupación de Cuerpos deejército en Ejércitos no estaba prevista. Este instrumento deguerra, cuya cohesión era dudosa, no había podido ser mejo-,rado a pesar de los esfuerzos del Mariscal Niel.

El ejército del Segundo Imperio era un ejército profesionalque no poseía reservas instruidas.

Después de los desastres, los defectos aparecían numero-sos: falta de solidez de las grandes unidades, insuficiencia delos Estados Mayores, funcionamiento defectuoso de los servi-cios, dificultades para movilizar las tropas en la base de con-centración, etc.. La comparación con el ejército alemán indicacual era la solución.

La superioridad del ejército alemán provenía de su orga-nización. La. constitución desde el tiempo de paz de unidadesbase, llevó al campo de batalla jefes y tropas bien preparadasv minuciosamente dotadas.

Era necesario reunir los medios más importantes y orga-nizarlos. Tal fué la tarea que correspondió a los legisladoresde la Tercera República.

La Ley de 1872, sobre reclutamiento del ejército, resolvióla primera parte. Los nuevos principios de la Nación en armasy del servicio militar obligatorio que permitieron organizar lasreservas, reemplazaron al ejército profesional. «Los efectivos

LA ORGANIZACION DE L A S . . . . 267

necesarios fueron puestos a disposición de los jefes militarespara la constitución, desde el tiempo de paz, de un instrumentosólido cuyo empleo, en caso de conflicto, exigiría un simpleacrecimiento en personal y material».

La Ley de 1873 organizó estas fuerzas en vista de su pre-paración para la guerra, de su movilización y de su empleo se-gún las enseñanzas deducidas de nuestros recientes desastres.El primer problema que se presentó fué la elección de la granunidad que serviría de base a la organización general del ejér-cito.

La experiencia adquirida demostraba que las fuerzas debenser agrupadas, para su empleo, en unidades bastantes impor-tantes; pero siempre manejables y provistas de los medios ne-cesarios para actuar con cierta independencia. Esta gran uni-dad del tiempo de guerra fué el cuerpo de ejército. Ella iba aservir de base a la organización general del ejército en tiempode paz, pues el legislador de 1873 proclamaba la necesidad de laexistencia de las unidades destinadas a entrar en la composi-ción de los ejércitos activos. Tal es el punto de partida.

Admitido el Cuerpo de ejercito como unidad base, su com-posición fué fijada como sigue: Un Estado Mayor, dos divisio-nes de infanterría a dos brigadas de dos regimientos, elementosno encuadrados (una brigada de caballería, una brigada de ar-tillería, un batallón de ingenieros, un escuadrón de tren), adamásde los servicios agrupados en grandes y pequeños servicios. Estecuerpo de ejército es definido por el Servicio en campaña comola más pequeña de las grandes unidades destinada a bastarse así misma y a recibir misiones que exigían cierta independencia.

Su ¡número fué fijado en 18, por lo cual la Francia fué divi-dida en diez y ocho regiones de cuerpo de ejército, cuyos recur-sos estaban destinados en principio a alimentar el cuerpo deejército y a ponerlo en pié de guerra. El Cuerpo de ejército yla región respectiva quedaban bájo el mando del General Co-mandante del cuerpo de ejército encargado de la preparaciónpara la guerra y de la movilización de tropas y servicios.

La constitución de los ejércitos como formaciones perma-nentes no estaba prevista.

En cuanto a la División, ésta era considerada como el me-nor elemento constituido por las tres armas. Las acciones queella podría empeñar no se realizarían sino en el marco del Cuer-po de ejército y, aún así,, en modo muy limitado. Sus dotacio-nes en material estacan previstas sobre la base de ésta hipote-sis y los servicios por esto reducidos al mínimo. Sólo algunasdivisiones llamadas independientes fueron mejor dotadas; peroesto constituía la excepción.


El cuadro de esta organización queda más o menos intac-to hasta 1914. La principal modificación, impuesta por el au-mento de las fuerzas, afecta al número de las Regiones de Cuer-po de ejército, que es llevado de 18 a 21. Además se crearonDivisiones de caballería y los Gomando» de ejército, designa-dos desde el tiempo de paz, son dotados con un Estado Mayorreducido.

Tal es la concepción que no va a tardar en fracasar fren-te a las enseñanzas de la Gran Guerra.

Las transformaciones desde 1914 a 1918

El Cuerpo de ejército de 1914 fué constituido en la formaexplicada más arriba.

La División de infantería se compuso de: un estado ma-yor, dos brigadas de infantería a dos regimientos de tres-bata-llones, un regimiento de artillería de campaña (tres grupos,un escuadrón divisionario, una compañía de ingenieros, losservicios de sanidad, de intendencia, de justicia militar, detesorería y correos).

Los vacíos eran numerosos: Por falta de un parque de ar-tillería las reparaciones del material no podían ser efectuadassino en el Cuerpo de ejército. Faltaban tropas de comunica-ciones y las columnas de acarreo.

Las acciones empeñadas desde 1914 a 1916 obligaron auna reorganización de conjunto sobre las bases siguientes: au-mento del número de divisiones, necesidad de su intercambiabi-lidad.

Desde fines de 1914, las exigencias de la carrera hacia elmar conducen al Alto Comando a separar las divisiones de suscuerpos de ejército orgánicos. Más tarde, la estabilización delfrente exige relevos que los ataques de 1915 hacen más impe-riosos por la disminución de las unidades.

De esta suerte, algunos cuerpos de ejército llegan a dispo-ner de tres a cuatro divisiones en el curso de batalla, en tantoque otros sólo disponían de una y a veces de ninguna.

En 1916, Verdún y el Somme provocan las mismas con-clusiones: la forma de combate exigía gran número de uni-dades porque la intereambiabilidad llegó a ser la regla. Pero eranecesario, sin embargo, realizar la coordinación de los esfuer-zos a fin de obtener la continuidad en la acción. Esta fué ladoctrina formulada en la Instrucción del 16 de diciembre de1916, que establecía el objetivo y las condiciones de una acciónofensiva de conjunto,


Establecido el principio de que las divisiones podían se-pararse de sus Cuerpos de ejército orgánicos, era indispensa-ble dotarlas de todos los medios que les permitieran subsistiry combatir separadamente. De ahí las. transformaciones reali-zadas en el curso del año 1916 en la composición de la Divi-sión, que hicieron de ella la más pequeña de las grandes uni-dades.

Influyó también en favor de estas transformaciones ciertonúmero de experiencias de detalle que es necesario conocer paracomprender el sentido de la evolución.

Las batallas de 1915 y 1916 fueron ruinosas en hombresy mostraron que la proporción de artillería de 75 en la Divisiónera insuficiente. Era difícil aumentar esta artillería sin hacermás pesada la División. Por otra parte era necesario economizarinfantería. Para establecer la proporción deseada, se decidiódisminuir la infantería de la División, quitándole un regimen-to, lo cual permitió la creación de nuevas divisiones anheladapor el Gran Cuartel General.

Después de esta medida, la brigada de infantería ya no te-nía razón de ser. Por analogía con la organización de artilleríadivisionaria, los tres regimientos de infantería formaron la in-fantería divisionaria bajo el Comando de un sólo jefe.

Por otra parte, el reemplazo de las pérdidas, con los en-vío de los depósitos del interior, era tanto más difícil de asegu-rar cuanto más rápido era el desgaste de la infantería. Parapaliar estas dificultades se constituyó en cada División una re-serva de personal.

01ra de las fallas constatadas fué la insuficiencia de lasunidades de ingenieros para llenar las numerosas tareas queincumbían a esta arma, sobre todo por la estabilización delfrente. Se hizo necesario aumentarlas.

A la misma conclusión se llegó en lo que se refería a en-laces y transmisiones, cuestión demasiado descuidada antes dela guerra.

La División debió ser dotada, por último, de todo lo que lefaltaba para vivir con sus propios medios (reparación de ar-mas, reemplazo de municiones, reservas de víveres, evacuaciónrápida de heridos). .

De estas consideraciones nació la organización de la Divi-sión a tres regimientos, de tipo 1916.

Los tres regimientos de infantería fueron agrupados bajolas órdenes de un Coronel o un General Comandante de la in-fantería divisionaria. Un depósito divisionario (D. D. ) que mástarde debía constituir el centro de instrucción divisionario (C.I. D. ) formó una reserva de personal organizada con las cuar-tas compañías de los batallones.

2 7 0 MEMORIAL DEL EJERCITO

El regimiento de artillería de la División apoyó desdeentonces la acción de nueve compañías en vez de doce, elevan-do así sensiblemente la proporción. Se le asignó además a la Di-visión, cierta cantidad de artillería de trinchera.

Los ingenieros fueron aumentados en una compañía au-xiliar.

El servicio telegráfico fué colocado a las órdenes de unjefe y estuvo constituido por un destacamento de zapadoresradio-telegrafistas, provisto de numerosos medios de trans-misión.

La División recibió, por último, un Parque de artillería(Sección municiones de infantería, Sección municiones de ar-tillería, equipo móvil de reparaciones) una compañía de parquede ingenieros, una Sección Sanitaria automóvil, un convoy ad-ministrativo y una sección de reaprovisionamiento de carnefresca.

Las batallas de 1917 probaron las excelencias de esta or-ganización. El Alto Comando, conociendo el valor de los lazosorgánicos, dispuso que las Divisiones formaran parte orgánicade los Cuerpos de ejército y que sólo podían ser destacadasexcepcionalmente. Cierto número de Divisiones independien-tes estarían destinadas a reforzar los Cuerpos de ejército segúnla misión de éstos.

La División llegó a ser la unidad de ataque y el Cuerpo deejército «una agrupación que comprendía normalmente de 2 a4 Divisiones».

Las operaciones de 1918 demostraron, en efecto, que laDivisión había llegado a ser la unidad base y que el Cuerpode ejército no era más que un órgano de comando y de coordi-nación, una simple agrupación táctica. De esta manera, sus ser-vicios quedaron reducidos a los órganos necesarios a los elemen-tos no encuadrados en las Divisiones.

En el curso de los dos últimos años de guerra, la, organiza-ción de la División experimentó algunas modificaciones.

Él efectivo de infantería fué disminuido y el Centro deinstrucción divisionario reducido a una compañía por regimien-to. La artillería fué aumentada en un Grupo de 155 corto,mientras que el escuadrón divisionario desaparecía como unidadorgánica. Por último, el convoy administrativo, transformado encolumnas divisionarias no transportó únicamente víveres sinoque sirvió para transportes de toda naturaleza.

Las experiencias de la guerra no han modificado el con-cepto formado con respecto al Ejército. Este no tiene una com-posición fija, pero es una unidad de operaciones. Desde el


punto de vista de la existencia de las tropas, es otra unidad devida, pues está dotada de Servicios completos que no recibenayuda ni dirección de unidades superiores.

La guerra ha demostrado la utilidad del Grupo de ejércitospara facilitar el ejercicio del Comando Supremo, reuniendo, bajola autoridad de un mismo Jefe, Ejércitos que cooperan en unamisión común.

La naturaleza de las operaciones condujo a la creación deCuerpos de caballería y de una Reserva general de artillería degran movilidad para constituir las reservas estratégicas del GranCuartel General.

Pero que lo que más importa observar son las transfor-maciones experimentadas por la División y el Cuerpo de Ejér-cito a medida que su acción en la batalla se precisa y modifica.Es esta la razón que nos ha llevado a insistir particularmenteen estos dos elementos, en el propósito de demostrar que laorganización de una gran unidad es función de su empleo. Ysi la experiencia de guerra crea la convicción de que esta orga-nización no es adecuada al empleo que requieren las circuns-tancias, fuerza es entonces introducirle las modificaciones nece-sarias.

Las tendencias de post-guerra

No se trata de estudiar en estas pocas páginas todas lastransformaciones de la organización general del ejército desde1918 en los resultados de la aplicación de las diferentes leyesaprobadas. Esto nos llevaría muy lejos. Nos limitaremos a in-dicar los principios que han sido admitidos y que marcan lanueva orientación de esta organización.

Desde luego constatamos que fueron necesarios diez añosde vacilaciones para llegar a una solución completa de los di-ferentes problemas que se presentaron inmediatamente despuésde la guerra, y aún esta solución bien puede que no sea la defi-nitiva. Un primer sistema de organización provisorio fué esta-blecido en 1923-1924, correspondiente al servicio de 18 me-ses, instaurado por la Ley de Reclutamiento del 1. ° de Abril de1923. Este sistema debió ser modificado el 13 de Julio de 1927en razón de la disminución a un año de la duración del servi-cio que debía ser establecido por la Ley de Reclutamiento del31 de Marzo de 1928; pero los principios sobre los cuales re-posa este sistema fueron más o menos los mismos.

La mayoría de estos principios es el resultado de la expe-riencia de guerra:


1° — El primero de ellos es el de la Nación integral enarmas, es decir, que la fuerza militar del país está en el empleode la totalidad de los recursos movilizados (1) . Interesa sobre-todo el reclutamiento del ejército, pero tiene como consecuen-cia el segundo principio que domina toda su organización.

2. °. —El segundo principio es que, contrariamente, a la or-ganización de 1873 en la cual el ejército activo constituía elnúcleo más importante de las fuerzas movilizadas, en la nuevaorganización son las reservas las que tienen la preponderancia.De aquí la necesidad, más grande que nunca, de preparar minu-ciosamente su movilización en tiempo de paz y de proteger sureunión y su entrenamiento desde el comienzo de la guerra.

3. °. —El tercer principio es el de la separación, tan defini-da como la práctica lo autorice, de: las tropas existentes entiempo de paz y de los órganos movilizadores del territorio. Laorganización de estas tropas es variable, pero la del territoriodebe ser lo más estable, posible.

4. °. —El cuarto es la substitución del Cuerpo de ejército(que desaparece en tiempo de paz), por la división como uni-dad base de la organización del ejército y el nuevo conceptode la constitución de reservas generales.

5. °. —El quinto, por último, consiste en la nueva misiónatribuida al ejército de paz en las primeras semanas de unaguerra, en las cuales debe ser empleado todo entero en cubrirla movilización de las reservas y de la organización de los re-cursos nacionales.

La aplicación de estos principios en la Ley del 13 de Juliode 1927, sobre la organización del ejército, dió lugar a las me-didas siguientes:

La organización militar general está basada en la divisióndel territorio metropolitano en 20 Regiones militares, que fueronreducidas a 18 en Abril de 1934, por la supresión de la 10a

y la 12 a Región. Las antiguas regiones de antes del año 1914han experimentado modificaciones, pero lo menos posible. Entodo casó, las subdivisiones de las regiones han sido respe-tadas.

A la cabeza de cada región se encuentra un oficial generalque ejerce a la vez el Comando de las tropas estacionadas enla región y el comando territorial. Es generalmente el designadopara asumir en la guerra el mando de un Cuerpo de ejército,en cuyo caso es reemplazado por un oficial general designadoy preparado desde la paz con este objeto.

(1) Proyecto de ley de organización general de la Nación para el tiempoguerra de 1926.


Las fuerzas permanentes comprenden tres categorías:a) Las fuerzas del territorio formadas por las grandes uni-

dades y las reservas generales (20 divisiones de infantería, 5divisiones de caballería, 3 divisiones aéreas).

b) Las fuerzas de ultramar (7 divisiones de infantería).c) Las fuerzas móviles formadas por grandes unidades y

elementos de las reservas generales (5 divisiones de infantería)2 norte-africanas, 2 coloniales, 1 colonial blanca y un agrupa-miento indo-chino-malgache) (1).

Las 20 divisiones de infantería están desigualmente repar-tidas en las regiones, las cuales pueden hasta ser privadas deellas.

Los cuerpos de tropas han sido desligados de todo lo quese refiere a la movilización, la que ha sido confiada a organis-mos autónomos llamados Centros de movilización.

Los elementos movilizados por estos Centros entran en lacomposición de las grandes unidades o de las reservas generales.

El mando de los Ejércitos y de los Grupos de ejércitos esconfiado a miembros del Consejo Superior de Guerra, designa-dos desde el tiempo de paz, para cuyo desempeño disponende un Estado Mayor.

Esta Ley ha sido completada por la del 28 de Marzo de1928, referente a los cuadros y efectivos del ejército, y por ladel 30 de Marzo dé 1928, referente al Reglamento orgánico delos sub-oficiales de carrera.

La tendencia que se abre paso en esta organización esmuy clara.

Es la aplicación del principio de la Nación en armas, lle-vado a su límite extremo, el que preside la mayor parte de lasdisposiciones de la Ley. En tiempos de paz será necesario pre-parar la movilización de las fuerzas y de los recursos del pais.De ahí la división del territorio en regiones y la creación deCentros de movilización. En tiempo dé guerra será necesarioproteger la ejecución de esta movilización por la constituciónde una cobertura sólida.

Pero la disminución de los efectivos de paz, consecuenciade la reducción de la duración del servicio activo, viene a com-plicar el problema. Todas las fuerzas del tiempo de paz serán ¡lasque justamente se necesitan para asegurar la cobertura; lasreservas deberán, pues, movilizarse solas. De ahí el esfuerzorealizado para constituir un cuadro sólido de militares de ca-trera.

(1) Malgache: de Madagascar.


La disminución de efectivos ha creado, por otra parte, di-ficultades desde el punto de vista de la instrucción en los cuer-pos de tropas. La Ley prevé también a este respecto disposi-ciones especiales de detalle que no corresponde tratar en estetrabajo.

Para paliar esta disminución de efectivos se ha recurridoa las fuerzas coloniales.

Conclusión

La ley que domina la evolución de la organización delEjército es la de que esta organización es, ante todo, funciónde las enseñanzas de la guerra. Es natural que a cada guerracorrespondan leyes nuevas que modifiquen más o menos pro-fundamente esta organización. Pero lo que no se ha visto ja-más antes de 1914, es que estas modificaciones hayan podidoser completamente realizadas durante la guerra.

Sin embargo, estas modificaciones no han afectado sino a laorganización del tiempo de guerra; de suerte que, en 1918, elproblema de la. organización del tiempo de paz quedaba en pié.

En todo caso, durante el período considerado, la organiza-ción general, obedeciendo la ley del progreso, se perfecciona sincesar y se pone en armonía con las exigencias del tiempo depaz y del tiempo de guerra; pero en cada una de las fases exa-minada presenta caracteres que le son propios.

Desde 1871 a 1914, las principales modificaciones apor-tadas a la organización militar de 1873 son debidas al aumen-to progresivo y constante de las tropas del tiempo de paz.

Durante los cuatro años de guerra, esta organización ha de-bido modificarse y perfeccionarse a medida que lo exigían losacontecimientos, mediante adaptaciones y creaciones numerosasque se referían al mismo tiempo a las formaciones movilizadasy a los organismos del interior.

La experiencia muestra, especialmente, que el principio dela Nación en armas, demasiado tímidamente aplicado, debe serlointegralmente.

Después de la guerra, la organización totalmente transfor-mada, ha experimentado ya modificaciones con el hecho de lareducción progresiva de los efectivos de paz, provocando conesto una preponderancia cada vez más acentuada de las reser-vas. Esta situación ha hecho nacer problemas nuevos que noparecen resueltos de una manera definitiva.

Es así como la organización general del Ejército no hadejado de ser influenciada por el empleo proyectado de lasfuerzas. Es necesario prever, en razón de progresos siempreposibles que pueden modificar este empleo, que la evolución noestá terminada.

El nuevo Reglamento alemán de Ejercicios paraArtillería

De la Revista de Artillería Francesa. Diciembre de 1934.

Traducción.

La artillería alemana rehace sus reglamentos. Han apare-cido, al iniciarse el año, los volúmenes:

Servicio de la pieza, Cañón 77 mm., modelo 96-16;Servicio de la pieza Obús de 10, 5 cm., modelo 15;Reglamento de tiro de la batería (1) y después elReglamento de la batería atalajada.La impresión que se desprende del conjunto de estos regla-

mentos, es un afán de simplificación y el aumento de los mediospuestos a disposición del comandante. Vamos a examinarlosbajo estos dos puntos de vista.

El reglamento que corresponde a nuestra Instrucción gene-ral sobre el tiro (2) no ha salido todavía; sin embargo, po-dremos prever sus tendencias.

Instrucción de la tropa.

La simplificación se advierte desde luego en lo que con-cierne a la instrucción de la tropa: servicio de la pieza, con-ducción de vehículos.

Un comentador del nuevo reglamento no ha dejado de ob-servar que el anterior había sido hecho para hombres cuyoservicio duraba doce años, lo que no convenía ya en las condi-ciones actuales.

(1) Lo que nosotros llamamos "disciplina de fuego" en la batería. N. del T.(2) Nuestro Reglamento de Tiro. N. del T.

MEMORIAL DEL EJERCITO

Batería atalajada.

Las formaciones y evoluciones han sido simplificadas yreducidas a solo aquellas que son utilizables en campaña.

Ejecución del tiro.

La regla de disponer de dos puntos de fijamiento, unopróximo y otro alejado queda consagrada. Se prescribe ademásque estos dos puntos estén situados en la misma direcciónpara la pieza.

En principio, los cambios de objetivo son hechos partiendode la dirección base.

Estas dos prescripciones han sido acogidas con reserva.En principio, igualmente, La batería tira conservando el

régimen paralelo. En consecuencia, las correcciones de abertura]o de cierre del haz son la excepción y las piezas no hacen co-rrecciones individuales de dirección sino cuando se forma el]haz. En consecuencia, el oficial de batería (nuestro oficial detiro) puede recibir la misión de controlar en permanencia la di-rección de las piezas, lo que precedentemente estaba reservadoa los jefes de pieza.

También, como consecuencia, el - «disparar» ha sido su-primido; un objetivo ancho se bate por fajas sucesivas.

Una forma de tiro que también desaparece es el escalo-namiento simultáneo de las alzas en la batería. A su vez, la vozde mando (Comando) para un tiro progresivo ha sido simpli-ficada.

Un comentario, al parecer de fuente muy calificada (1).da las siguientes justificaciones de estas modificaciones:

Un haz convergente puede producir, en dirección, a inver-siones de tiros.

—El "dispersar" (tiro de siega) es, ilusorio, en razón de ladispersión y de la eficacia lateral de los tiros.

—Un objetivo se bate más eficazmente por un tiro en masaque se desplaza hasta cubrirlo totalmente, que por un tiro di-luido repartido entre todo su frente.

La granada explosiva sigue siendo la munición principal.Ya no se la especifica en los Comandos de tiro.

El cañón M-16 tiene ahora una carga reducida, que le per]mite ocupar posiciones, desenfiladas a las distancias cortasde tiro.

(1) Weher und Waffen, Febrero a Abril de 1934.

276

EL NUEVO REGLAMENTO ALEMAN D E . . . . 277

La falta de una carga reducida se había hecho sentir du-rante la guerra, en la que se habría debido utilizar como piezasde acompañamiento a los cañones antiguos. (Modelo 96).

La munición para el tiro con carga reducida comprendeuna vainilla especial que, una vez disparado el tiro y despuésde ser expulsada, puede ser provista de una nueva carga. Estadisposición permite no reducir el número de cargas completastransportadas con la pieza (1).

El número de las cargas del obús de 10, 5 que era de 7antes de la guerra, y de 8 y 9 durante ella, ha sido reducido a 5.

Precedentemente, el reglaje de la espoleta en el tiro portiempo se hacía por la duración de la combustión; dos «co-mandos» se hacían por consiguiente a la batería para la dis-tancia y la duración. Las llaves (máquinas) graduadoras ac-tuales no exigen sino un sólo comando de distancia: la gra-duación cero corresponde al tiro por percusión.

Un mecanismo de tiro ha cambiado de nombre. El Sperrfe-rer (tiro de barrera) se convierte en Notfener (que puede tra-ducirse por: tiro de urgencia) a fin de no dar a entender que eltiro pudiera ser infranqueable. En conjunto, aparece una sim-plificación importante de la maniobra y de los mecanismos detiro.

Organización de la batería.

La nueva organización de la batería introduce nuevos es-pecialistas, que facilitan considerablemente la labor de los ofi-ciales y dejan, en particular, al comandante de ella una granindependencia en sus movimientos y amplia libertad de espí-ritu.

El comandante de batería dispone del personal siguiente:—Un oficial de batería, que comanda las piezas.—Un oficial observador, que puede ser utilizado para ocu-

par un observatorio adelantado.—Un suboficial encargado de goniómetro (el Richtkreis),

supervigilado, según el caso, por el comandante de batería o porel oficial observador.

Un segundo goniómetro permanece en las piezas, donde esmanejado por un jefe de sección, controlado por el oficial debatería.

—Un puesto de cálculo (Rechenstelle) que funciona, enprincipio, próximo ai comandante de batería y que es transpor-tado por el carro de observación. Comprende un suboficial yun soldado. Anteriormente todos los cálculos eran hechos porlos oficiales.

(1) Militar Wochenblatt, del 4 de abril de 1934.M. DEL. E


— Un equipo de transmisión, servicio dirigido preceden-temente por el oficial observador, constituido ahora por un suralficial. Comprende, entre otros, dos equipos de radio, de los

cuales uno montado funciona en el observatorio principal, cer-ca del comandante de batería, o también en un observatorioavanzado con el oficial observador y el otro, transportado so-bre vehículo, se encuentra constantemente en las piezas.

El reglamento prevé además el adiestramiento de numero-sos observadores. Un suboficial es el encargado del anteojo deantena.

La próxima instrucción sobre el tiro. (1)

El carácter de la próxima instrucción sobre el tiro parecedesprenderse claramente de un artículo publicado en una revistamilitar alemana (2) y que, en razón de la situación ocupadapor el autor, parece reflejar con justeza las ideas oficiales.

Hace notar primeramente que, hasta el presente, los regla-mentos de tiro no han contenido sino muy pocos datos sobre ¡la dispersión y sus múltiples influencias en el dominio del tiro.

Siempre se han contentado con reglas simples:Horquilla (encuadramiento) de 100 metros;Verificación de los límites de la horquilla;Tiro por series;Escalonamiento en profundidad por saltos de 50 y 100 m.,Estas reglas de tiro, aplicadas a las distancias medias, con

cañones ya antiguos, han podido bastar. Pero allí donde estascondiciones no se satisfacían, a menudo los tiros han fallado aconsecuencia de la falta de conexión entre las reglas de tiro ylas leyes de la dispersión.

Para el futuro se precisa, pues, someterse a reglas en de-pendencia más estrecha con la dispersión y, desde ahora, edu-car al personal en este sentido.

Esta extensión de la educación del artillero tiene tambiénnecesidad de un complemento en un terreno relacionado con ladispersión: las correcciones de diversa naturaleza a introduciren los elementos de tiro.

Para poner al alcance del personal una primera base deeducación arriba mencionada daba una exposición de las prin-cipales cuestiones concernientes a la balística y al cálculo de lascorrecciones.

(1) Reglamento de Tiro.(2) Wehr und Waffen, Agosto de 1934.

E L NUEV O REGLAMENT O ALEMA N DE... . 279

En definitiva, la artillerí a alemana que, sin duda, renuevasu material, retoca, al mismo tiempo, sus métodos. Va a adopta r

reglas de tiro menos rígidas , ajustándos e más a las leyes de ladispersión y adoptando , en particular , el empleo de la horquill a

de cuatro desvíos probables . En sus preparacione s de tiro har álugar a la introducción de las diferentes correcciones .

Nota general del traductor. Explicaciones.

Recapitulemos respecto de las novedades contenidas en él.1— En Alemania se ha dictado un nuevo reglamento de ejer-cicios para la artillerí a de campaña 7, 7 y 10, 5 Krupp.

2. —El Reglamento de Tiro correspondiente , no se ha dic-tado aún, pero se prevén sus tendencia s a la luz del contenidodel Reglamento de Ejercicios.

3. —Las innovaciones principale s de orden general son dos :a) Simplificación de los procedimientos , yb) Ampliación de los medios.Ambos son también necesidades nuestras .4. —Respecto del servicio de la pieza, no se dice pero se

supone, se acentú a la tendencia de la especialización . En la dis-tribución del personal , los destinado s a comunicaciones , seránlos que aparezca n mejor dotados .

5). -- El disponer de dos puntos de fijamiento para cadapieza parece indispensable , pero, a nuestro juicio, deben en-contrarse en dos direcciones diferentes : una, en la direcciónde la linea de tiro y otra perpendicula r a ella y esto a objeto deevitar la formación de paralaje s según sea el sentido del des-plazamiento que la pieza experimente .

6. —El efectuar los cambios de objetivo partiend o de la di-rección es un excelente principi o que aqui se consigna. Para¡que ello sea posible, después de batir cada objetivo debe vol-verse a la dirección base . El régimen par a ello debe conser-varse siempre, ello no traer á sino ventajas .

7. —Parece igualmente conveniente bati r por trechos o sec-tores aquellos objetivos que tengan un mayor frente que el quela batería normalment e bate .

La acción en masa se revela como la más eficaz. El «dis-persar» conduce fácilmente a un derroche de munición. Elefecto lateral de las granada s modernas es altament e eficaz.Debe comenzar a batirse aquella parte del objetivo que se vemás peligrosa a nuestra s tropas , o bien lo que se presto mejoral reglaje.

8. —El tiro de efecto con escalón a parti r de la pieza de-recha o de la izquierda es eficaz.


Talvez podría aceptarse excepcionalmente esta modalidadde tiro, cuando se dispone de baterías cuyas piezas disparenprácticamente iguales, a objeto exclusivo de determinar rápida-mente un encuadramiento. En estos casos, el régimen paralelodebe mantenerse, el escalón debe ser no inferior a 200 m. ysiempre que el terreno de la observación permita, sin dificul-tad, la relación del tiro con el objetivo.

El escalón normal para el tiro progresivo o regresivo de-biera ser de 100 m.. Sólo excepcionalmente puede emplearseun escalón de 50 m., caso éste en que la voz de mando habráde indicarlo. Hay que economizar munición y hay que abre-viar los comandos de tiro.

Sólo cuando se dispare con shrapnell la voz de mandoexpresa.

9. —Es sensible que no poseamos munición con carga re-ducida para nuestro 75 de trayectoria tari rígida. Una tal mu-nición haría más flexible el empleo del cañón, de acuerdo conla topografía del país a la vez que alargaría su vida.

Naturalmente, para ello sería menester otra tabla de tiroy evitar, como lo han hecho los alemanes, reducir la capacidadde carga de los cofres para la munición completa.

10. —Se advierte una marcada tendencia a reducir el nú-mero exagerado de carga que se habría atribuido, duranteguerra, a la munición de los obuseros. Cinco parece ser unbuen límite. Talvez la razón de esto es la conveniencia de en-tregarle a los lanza-minas la misión de batir las menores dis-tancias; la munición de éstos es también eficaz y mucho másbarata que la de los obuseros.

11. —El cambio de nombre del tiro de «barrera» por el de«urgencia», además de la razón apuntada, es probable obe-dezca también al propósito de predisponer el ánimo de los eje-cutahtes a un tiro hecho con el máximo de rapidez.

12. —En la organización de la batería señalamos comoaltamente conveniente el puesto de «cálculo» que se ha agre-gado a la Plana Mayor. Entre nosotros, este puesto podría serdirigido por el oficial de Plana Mayor. Su misión esencial con-sistiría en aprovechar el máximum posible la carta (l: 25. 000)de la región donde se opera.

13. —Opino que no ha llegado todavía el momento de do-tar a nuestras baterías de campaña con estaciones de radio.los grupos sí.

14. —Respecto a las reglas de tiro y de la necesidadconsiderar las leyes de la dispersión, estimamos como conve-niente, sólo para los tiros de precisión, —reglaje exacto-elempleo del escalón en milésimas como elemento de encuadra-

E L NUEVO REGLAMENTO ALEMAN D E . . . . 281

miento. El salto de 50 metros es, en muchos casos, insuficien-te. Para que haya probabilidad cierta de translado del puntomedio de impacto, el salto de alza no debe ser inferior a cuatrodesvíos probables.

No olvidar, sin embargo, que tratándose de tiros de neu-tralización, como serán la mayoría de los que nosotros ejecuta-remos, sería un error enredarse en determinaciones más o me-nos exactas del valor de la horquilla. Basta en estos casos conel salto de 100 m.

Se recomienda pues el conocimiento de las leyes de dis-persión y, sobre todo, el de las tablas de tiro.

Los Cazadores de Africa y la carga de la DivisiónMargueritte en Sedán

Fragmento del discurso pronunciado por el Señor General Brécard en lainauguración del monumento de Floing

Traducido y adaptado por el Capitán Sr, Marcial Vergara Guevara.

La personalidad del General Brécard; Inspector de Caba-llería y Gobernador Militar de Estrasburgo, es de sobra cono-cida para hacer una síntesis da ella. Este fragmento de sudiscurso, que a mi juicio es una de las más bellas oracionesmilitares, está dedicado al recuerdo del heróico sacrificio deaquella División de Caballería de Africa que al hacerse matarcoa su General a la cabeza, supo arrancar con sus sables losúnicos chispazos de gloria en la oscuridad del desastre deSedán.

El General Brécard, nacido en Sidi-bel-Abbés, cuna dela Legión Extranjera, y viejo soldado africano, recoge la tradi-ción que ha heredado de su padre, Coronel del 4. ° Regimientode Cazadores de Africa, uno de los de las terriblemente he-micas cargas de Sedán, y entre cuya leyenda de gloria hanacido y crecido y nos la vierte con el orgullo que dá el sentirseunido ancestralmente a una raza de soldados cuyo heroísmo hallenado más de una página de la historia, legando a todas lascaballerías del mundo un bello ejemplo de lo que deben serlas virtudes capitales del jinete, el olvido de sí misma para elsacrificio supremo, por la salvación del Ejército.

M. V. G.«Señores:

No es mi intención exponer ante Uds. la historia de labatalla de Sedán. Me contentaré con relatar los hechos queconciernen a la 2. a División de Caballería a las órdenes delGeneral Margueritte,


Además de esta División, la caballería del ejército delMariscal Mac-Mahon comprendía: la División Salignac-Fene-lón-la División Bilhaud-División Ameil.

La División de Caballería del General Margueritte era deformación reciente;. habiendo sido constituida el 18 de Agostoen Sainte-Menehouíd por la Brigada Margueritte de la Divisióndu Barail ( l . °-3. ° y más tarde 4. ° de Cazadores de Africa),encargada de escoltar al Emperador desde Rezonville a Verdún,y de la Brigada Tillard (6. ° de Cazadores y 1. ° de Húsares)provenientes de la División Salignac-Fenelón; con un total de182 oficiales y 2. 118 sables.

El 22 de Agosto se había reunido al Ejército de Chalonaen Reims, cubriendo el flanco derecho del Ejército. El 31 deAgosto, vivaquea al Nor-Este y Sur-Este del Calvario de Illy,en unos campos rodeados de setos vivos.

La División Margueritte ha llegado al Ejército con la au-reóla del triunfo. Sus Regimientos están orgullosos de susvictorias pasadas, la suerte de las armas no los ha traicionadojamás; son las únicas tropas que desde el comienzo de lacampaña han podido conseguir algunos éxitos, como el golpede mano sobre Pont-a-Mousson.

El 1. ° de Septiembre, la División monta a caballo a. las4, 30 hrs., transladándose primero a Givonne. Son las 7, 45,algunos obuses caen detrás de los regimientos; se ven a lolejos, del lado de Saint-Menges, largas columnas negras quemarchan de Saint-Menges sobre Illy. Son las cabezas de lascolumnas del 3. er Ejército alemán (V y VI cuerpos) que tie-nen por misión de envolver Sedán por el O. y el N. A las 8hrs., el General Margueritte hace llamar a sus dos Comandan-tes de Brigada, los Generales de Gallifet y Tillard, y los poneal corriente de la misión que acaba de recibir. Se trata derechazar las cabezas de las columnas alemanas que desembo-can en las alturas entre Saint-Menges y Fleigneux. De regresoa sus Regimientos, los Generales de brigada reunen a susoficiales.

«Señores, dice el General de Gallifet, os voy a dar a co-nocer la situación tal cual es: Estamos rodeados por un círculode fuego; y se han confiado a. los Cazadores de África el debery el honor de romperlo. La misión es tan bella como peligrosa.Yo sé cómo cumplís vuestro deber; me confío a vosotros;vamos a cargar».

«Hoy día, dice el General Tillard, es necesario morir porla F r a n c i a » . . . . La Marsellesa, entonada por un oficial yenseguida cantada en coro por todos los oficiales de la brigada;fué la respuesta,

.

LOS CAZADORES DE AFRICA Y. 285

A las 8, 30 hrs., el General Margueritte se adelanta, mues-tra a los Cazadores las fracciones enemigas que bordean yael camino de Illy a Floing (es la infantería de la 21 Divisiónalemana) y las baterías que están en posición al O. de la:aldea de Illy, y los dice: «Apodérense de eso; adalante losCazadores, al galope».

El General de Gallifet levanta su sable y manda: «Ade-lante!!». El 3. ° de Cazadores de Africa se precipita sobre elterreno, en pendiente suave hasta el camino de Illy, la veloci-dad aumenta y la carga comienza. En el momento en que losescuadrones llegan al talud, su empuje se disminuye por elobstáculo formado por el camino hondo. Entonces, a 60 me-tros, estalla el fuego de fusilería. Cada uno busca una pasadabajo el fuego de los tiradores prusianos, la alineación se rom-pe; la línea de batalla está disuelta, los pelotones se disgre-gan. Todos en «goum» (1), apoyando hacia la derecha, dondeel paso es más fácil, se precipitan hacia el riachuelo. A pesarde las numerosas caídas a la pasada del camino, el regimientocasi entero atraviesa el curso de agua; pero el doble obstácu-lo ha roto la cohesión y la carga no llegará jamás. Del entre-vero, en el cual los cazadores se arremolinan, se desprendenalgunas fracciones que se lanzan sobre las baterías enemigas.En especial, el escuadrón del Capitán Rapp, reducido a unadébil línea, sigue adelante. Pero las filas se ralean, hombresy caballos caen unos tras otros y Rapp, casi solo, comprendeque él no puede tomar las baterías alemanas y dá media vuel-ta con un puñado de hombres, fusilados de todas direcciones;cruza al galope el terreno do la carga y se reune a su regimien-to.. De 98 hombres que partieron a la carga en la mañana, notendrá más que 50 cuando se empeñe nuevamente al mediodía.

Señores, al principio de mi carrera, yo tuve como Generalde Brigada, al General Rapp. El terminó su vida militar comoComandante de la 4. a División de Caballería en Sedán, muycerca del campo que había ilustrado con su valor: era tanmodesto como valiente. Alsaciano como su ilustre abuelo, elGeneral Rapp, cuya estatua se eleva hoy día en la plaza deColmar.

Los otros dos regimientos han apoyado la acción del 3. ºde Cazadores de Africa. A la derecha, el 1. ° de Cazadores deAfrica, detenido por el talud del camino, ha hecho una con-versión y ha vuelto al puntó de partida, cerca del Calvario deIlly, sin tener grandes pérdidas por el fuego enemigo. El 4. °

(1) Orden abierto.


de Cazadores de Africa, empeñado a la izquierda del 3. °, hapasado fácilmente el camino; pero al llegar al riachuelo, hasido recibido por nutrido fuego de loa tiradores enemigos ocul-tos en los hoyos y en los espesos matorrales. Bajo este terri-ble fuego; el regimiento vacila; hace una media vuelta a laderecha y vuelve a subir la pendiente hacia el Calvario.

Veinte minutos más tarde, la brigada está reunida al Oestedel Calvario: Ha perdido 15 oficiales y 135 soldados; la oca-sión ha sido perdida

La División Margueritte está reunida ahora en la quebradaal Este de Floing, los regimientos en batalla con frente a SaintMenges y Flaigiieaux. Durante 3 horas, permanece bajo elfuego de la artillería alemana que por momentos se refuerza.Durante 3 horas los oficiales siguen el movimiento envolven-te del enemigo y el curso de la batalla hacia el Norte sin poderintervenir. A las 11, 24 baterías alemanas cubren con susfuegos el terreno en que se encuentran reunidos y las líneas detiradores. de la infantería alemana empiezan su progresiónhacia el Calvario.

Juzgando que bajo este fuego la posición es insostenible,el General Margueritte toma la decisión de transladar su Divi-sión, al Sur del bosque de la Garenne. La travesía del bosquecubierto de tupidos matorrales es sumamente difícil; los pro-yectiles, algunos de los cuales caen en medio de esa masa dajinetes, hacen que los pelotones se arremolinen y se disloquen.

El General Tillard, Comandante de la 2. a Brigada, caemuerto por un casco de obús.. El 4. ° de Cazadores de Africaes tomado de flanco por las baterías de Saint-Menges; losescuadrones se extravían y dos de ellos solamente llegarán atomar parte en los combates de la tarde. A medio día, la Di»visión se rehace al Sur del bosque de la Garenne.

Hacia el medio día del 30, la 22 Div. prusiana ha lle-gado al Sur-Este de Floing-La Malandrerie-Fraichette-Gaulier;al Sur de Floing, los tiradores enemigos han trepado las pen-dientes y alcanzado la meseta; una batería, que ha sido em-pujada a brazo desde la aldea, acaba de tomar posiciones enla altura y barre con su fuego toda la meseta. Mientras queel 5. ° Cuerpo alemán llega a Fleigneaux y acentúa el moví-miento desbordante por el norte, el XI Cuerpo, al Sur, ejecutael envolvimiento progresando hacia Cazal. Es necesario, cues-te lo que cueste, detener el movimiento desbordante del Sur,El Comando en Jefe piensa reunir toda la caballería del Ejér-cito, y apoyada por el fuego de toda la artillería disponible,lanzarla en masas profundas para abrir una brecha, a travésde la cuál se abrirá camino la infantería a la bayoneta.

LOS CAZADORES DE AFRICA Y. 287

Son más o menos, las 13, 30 hrs.. Las tropas del GeneralDouay se debilitan. El General Ducrot hace llamar al GeneralMargueritte: Ambos se dirigen a la altura del N. del bosquede la Garenne, hacia Floing: «Ud. vá, dice el General Ducrot,a cargar por escalones a nuestra izquierda, en dirección a Floing.Después de haber barrido lo que hay delante de Ud., girará ala derecha y tomará de flanco toda la línea enemiga». A laDivisión Margueritte está reservado el honor de formar la ca-beza del dispositivo; las otras Divisiones tienen orden de se-guirla.

El General Margueritte, sin poner la menor objeción, con-sidera fríamente el círculo de fuego, saluda y se retira. ¡ ¡Hamedido hasta donde llega todo su deber !!. Y lo ha aceptadocon el corazón tranquilo. De los linderos del bosque de laGarenne, la división se pone en marcha hacia el Oeste para lle-gar al terreno de la carga. Hace alto en un pequeño valleal Norte de la granja de la Garenne, hecha pie a tierra, seapretan las cinchas a los caballos, se corrige el enfardamiento;después, ¡ ¡a caballo! ! . . . . Nadie ignora ya que, la partidahasta entonces comprometida, está totalmente perdida. Todala nobleza de la profesión guerrera: sacrificio, abnegación, vaa recibir una nueva consagración.. Es el deber quien los guíaa todos, oficiales y soldados.

¡ ¡Vamos, a caballo! ! ! . . . . un recuerdo a todos los seresqueridos y, sin volver la cabeza, adelante! ! . . . . .

El momento ha llegado de morir por la Francia. ¡ ¡Ade-l a n t e ! ! . . . . La División, entre el bosque de la Garenne y elextremo del bosque de Argelia, llega sobre la meseta de Temiéde Floing. El General Margueritte la detiene detrás de las al-turas que descienden del Calvario de Illy. Seguido de su ga-llardete de Comando y de algunos soldados, se adelanta algalope a la altura para ver el terreno y las disposiciones delenemigo. Delante de él, se encuentra un terreno cortado casi apico, formando una enorme gradería llena de hoyos de can-teras y al fondo, secaderos de ropa. El enemigo está en poderde todas las alturas de Floing a Cazal sus tiradores, arrodi-llados o de pie, disparan sin descanso. En la lejanía se distin-guen los batallones alemanes que avanzan por las praderashacia Floing. El General se ha dado cuenta de la situación;mientras observa, una lluvia de balas cae sobre el pequeñogrupo. El comprende que es un sacrificio supremo: es unamisión llena de gloria la que se ha confiado a la caballeríapara salvar al Ejército.

Terminada la observación, vuelve hacia su División ypreviene a sus Coroneles que van a cargar. Pero, antes de lan-zar los regimientos a la carga, el General quiere dar un último


golpe de vista sobre aquella parte del terreno donde va a lanzarsus escuadrones; se adelanta nuevamente, sobrepasa una vein-tena, de metros la izquierda de la linea de infantería francesaque corona las alturas. Son ahora las 13, 45. Los tiradoresprusianos no están más que a 200 metros.

A la aparición del General sobre la cresta, las balas silbande todas direcciones. Se vuelve hacia la derecha para mirar,abajo a su División, antes de tomar la resolución suprema,antes de dar la orden de cargar, de pronto cae pesadamente,a tierra. Acaba de recibir una bala en plena cara. De prontosé ve aparecer, bajando la pendiente, un pequeño grupo de tresjinetes, seguidos de su escolta. El grupo recorre al paso el frentedel 1. ° de Cazadores de Africa y el General Margueritte, reu-niendo sus últimas fuerzas, se vuelve, estiende su brazo en di-rección al enemigo y articula difícilmente algunas sílabas ron-cas: ¡ ¡ Adelante! ! .

El 1. ° de Cazadores da Africa parte a la carga, conducidopor su Coronel Clicquot de Mentque. Los 16 pelotones, for-mando una larga columna, avanzan unos detrás de otros; elterreno es difícil. Mientras tanto, los obuses llueven, los jine-tes caen. El Coronel Clicquot de Mentque cae herido por unabala en el pecho.

A la derecha del 1. °, el 3. ° de Cazadores de Africa seabalanza a su vez. La línea enemiga es alcanzada al Este dela Maladrerie. Pero los tiradores alemanes se forman en cua-dros detrás de las cercas o agrupados en los hoyos disparana boca de jarro. Bajo este fuego violento, los caballos caen yforman nuevos obstáculos a los que vienen detrás y cuyo em-puje se rompe. La carga es detenida, las filas abiertas: es unaespantosa confusión. Después de haber logrado romper algunoscuadros, los sobrevivientes son obligados a abandonar el terrenode la carga vuelven a trepar las cuestas del Calvario.

En ese momento, el resto de la Brigada parte a su vez ala carga. A pesar de la metralla, algunas fracciones llegana las ocho piezas en batería al Sur de Floing y, sablean a lossirvientes; otros se abren paso hacia el Norte y siembran eldesorden en los convoyes. Al toque de «reunión» los sobre-vivientes se reunen sobre la cresta, ios escuadrones ya formados.

La 2. a Brigada ha sido lanzada más al Sur contra el ene-migo que desemboca de Cazal.

El 1. º de Húsares carga contra las masas que desembo-can de las canteras.

El 6. ° de Cazadores se encuentra con las masas de in-fantería que salen del bosque de la Brosse; lo sigue el 4. °de Cazadores de Africa que carga con sus dos escuadrones si-

LOS CAZADORES DE AFRICA Y... 289

guiendo la misma huella, y toda esta tromba de jinetes, hú-sares, cazadores, cazadores de Africa, sobrevivientes de lascargas pasadas, vuelve al punto de reunión al toque de losclarines.

Durante media hora, en toda la extensión de la meseta,en las pendientes de Floing y de Cazal, de gradiente en gra-diente, destrozándose en las canteras, corre una verdadera tem-pestad de caballos. Sablean; traspasan a los tiradores pegadosal suelo para evitar el golpe; algunos se levantan y los fusi-lan por la espalda; se escurren por entre las compañías desostén, apenas reunidas a los redobles de los tambores y a losgritos de alarma: Caballería!! Caballería!!. '

El choque de todos estos escuadrones ha logrado detenerpor algunos momentos la marcha del enemigo. Algunos minutosapenas han transcurrido, cuando ya el enemigo se ha vueltoa formar, se adelanta y gana terreno. La inundación subesiempre.

Sobre la meseta, detrás de la cresta, los restos de los es-cuadrones se han reunido: han encontrado, a la derecha dela División, al General de Gallifet, que va ha conducir aquellosvaliente». El General ha reunido a su alrededor un centenarde jinetes, mezcla de Cazadores de Africa y de Húsares; todoslistos para un nuevo sacrificio.

Para dar tiempo a la División Pellé, del l. er Cuerpo,para llegar a la meseta y reforzar esta parte del frente, el Ge-neral Ducrot decide una vez más recurrir a la caballería.

Se dirige donde el General de Gallifet: « ¡ ¡ Vamos, le dice,aún un esfuerzo! ! aunque no se logre un éxito, que sea al me-nos, por el honor de nuestras armas». «Lo que Ud. desee, miGeneral, mientras me quede un solo hombre», responde deGallifet.

Los clarines suenan; el escuadrón se abalanza, el Generala la cabeza; los soldados cumplen su deber; han sacrificadosus vidas. Ya. están nuevamente sobre la pendiente, con loscaballos rendidos.

No llegarán a ningún objetivo. Es el fin!!.. La tropase retira trás su intrépido jefe. En la 2. a Brigada, hubo aúnalgunas cargas ejecutadas por el 1. ° de Húsares para impedira los alemanes desembocar sobre la meseta. Pero la inunda-ción sube siempre.

Son las 15 hrs.. Las dos Brigadas de la División Margue-ritte se retiran del campo de batalla; el General de Gallifetconduce al paso, hacia Sedán, un centenar de hombres de suBrigada. En la 2. a Brigada, el Coronel de Bauffremont con-duce más o menos 400 hombres.

Tal es, resumida en muy cortas páginas, la dramáticahistoria de la División Margueritte.


Ella ocupa en la historia el lugar que le corresponde.Después de las hazañas de los jinetes de Vionville, de Mars-la-Tour de Moorsbrom de Froeschwiller, las que se han desa-rrollado y tenido por teatro la meseta de Floing han demos-trado que siempre la caballería sabe complir magníficamentesu deber: es imposible sacrificarse por las otras armas conmás abnegación, con más desprecio del peligro, que la formaen que lo han hecho los hermosos regimientos cuya historiaacabamos de rememorar.

Hoy día, después de sesenta años, contemplamos con le-gítimo orgullo estas mesetas donde cayeron nuestros ilustresantecesores. Ellos no han logrado posiblemente el objetivoperseguido, pero nos legaron ese espíritu particularísimo, he-cho de heroismos, de disciplina, de deber y de honor—que nollamaré espíritu de jinete—-pero que llamaré simplemente es-píritu militar.

¡ ¡ Honor a todos esos bravos! ! pues es necesario recor-dar las propias palabras del vencedor.

Y, terminando, mi pensamiento va hacia esos jinetes de1914, que partieron a campaña con el mismo entusiamo, lamisma fe, el mismo amor a su arma que nuestros camaradasde 1870.

Pero aquellos que tuvieron la gran satisfacción al final dealgunas semanas de campaña, de lanzarse sobre el enemigo,lanza en ristre, o sable a la mano, esos mismos al final dealgunos meses de guerra, echaron pie a tierra para soportaren las trincheras, con la carabina, con la granada y la ametra-lladoras una lucha que va a durar 4 años.

Y si han podido, desde el principio, adaptarse rápida-mente a una forma de combate «muy nueva para ellos,y si se convirtieron en los heróicos combatientes de Laffaux,de Moreuil y de Plémont, es porque ellos también estabanimbuidos en el mismo espíritu que los Cazadores de la Divi-sión Margueritte.

Es ese espíritu, vedlo bien camaradas, el que hay quemantener, a pesar y a través de todo. Es él, el que hace pode-roso un ejército, que haca fuerte a un pueblo y próspera a unanación.

Guardémosle celosamente, pues, en la buena como en lamala fortuna, ha hecho la grandeza de Francia, guardémoslesiempre.

¿¿De qué estará formado el mañana??. ¿Quién puedehoy día decirlo? ?. Pero nosotros no temeremos a nada mientrasla llama sagrada arda en nosotros; mientras tengamos paraguiarnos el sentimiento del Honor y el amor a la Patria.

Las formas clínicas de la Tuberculosis en elSoldado argentino

Tomado de la Revista de Sanidad Militar Argentina. —Diciembre de1934.

Por los Doctores Sres.: Luis E. Ontaneda, Cirujano de Cuerpo, Jefedel Servicio Venia Docenli en Clínica Médica, Ernesto A. Rott-jer, Cirujano de Cuerpo. Jefe de la Sala VIII. ª, y Rodolfo Q.Pasqualini, Cirujano de Cuerpo. Jefe de la Sala VII. ª.

Desde que uno de nosotros empezó a estudiar los casosde tuberculosis que llegaban a su servicio, en el Hospital Mi-litar Central, comenzó a ver desfilar por el mismo una seriede soldados enfermos de tuberculosis, portadores de cuadrosclínicos totalmente diferentes a los que estaba acostumbrado aver en los hospitales civiles y en la clientela particular. Es quela mayoría de dichos soldados presentaban formas de tubercu-losis en un todo semejantes a las descriptas para la edad in-fantil. Y esto, en desacuerdo con lo publicado por los demásejércitos extranjeros de países civilizados y sí en relación conlo' ya dicho para aquellos contingentes africanos llevados deregiones vírgenes de tuberculosis a Europa, durante la guerra.

A medida que nuestra experiencia se acrecienta al respec-to, más nos convencemos de la exactitud de tal semejanza.Podemos, después de 4 años de estudiar clínica, radiológica,biológica y anatomo-patológicamente este interesante tema, ase-gurar que el soldado conscripto argentino desarrolla muy ame-nudo tuberculosis del tipo infantil, o dicho en otras palabras,hace primo infección tuberculosa; lo que significa que se con-tagia e infecta por primera vez con el bacilo de Koch, durantesu permanencia en las filas.

(1) Trabajo presentado al VI Congreso Nacional de Medicina, en Rosario.

292 DEL EJERCITO

En dos conferencias (Galli y Ontaneda, 1933) (6), (On-taneda, 1932) (16), hemos tratado de demostrar este aserto.En dos trabajos presentados en este mismo Congreso (Galliy Ontaneda) (7), (Ontaneda) (17), completamos nuestro puntode vista al respecto.

En la presente comunicación, resumen de otra más de-tallada y documentada, próxima a aparecer, sólo indicaremosa grandes pinceladas los cuadros clínicos más comunes de latubercuolsis en nuestros soldados conscriptos. Para ello, segui-remos dentro de lo posible el orden cronológico del desarrollode la tuberculosis, o sea el de los estadios porque ella pasaen el hombre.

Ya en otro artículo (Ontaneda) (17), hemos hecho resal-tar la importancia fundamental de las reacciones tuberculínicas,en el sentido de permitirnos despistar de entrada la iniciaciónde lo primo infección y sentar en esa forma el diagnóstico detuberculosis en muchos cuadros de sintomatología solapada,como «embarazos gastro-intestinales, grippe, estados tifoideos»,etc.. De acuerdo con estos conceptos es que se practica ennuestros soldados, en el momento de su incorporación, la reac-ción de von Pirquet; debiendo repetirse dicha reacción a to-dos aquellos no alérgicos a su entrada, que presenten en eltranscurso de la conscripción los cuadros clínicos anteriormenteenunciados, u otros no precisables con seguridad; así como alos que disminuyen de peso.

La División en Estadios

Toda vez que el bacilo de Koch vivo se introduce en unorganismo virgen de infección, se produce tejido tubeculosoy el estado de alergia consecutivo. La mayoría de las vecesel germen se anida de entrada en el pulmón, produciendo enel lugar donde asienta el «chancro de inoculación» y la adeno-patía hilear correspondiente, de acuerdo con la célebre ley de'Parrot. Desde este momento la enfermedad puede seguir va-rios caminos. O bien el proceso retrocede y tiende a la curaciónpor calcificación de los focos, o bien demuestra tendencia evo-lutiva, ya sea sin intervalo o tregua, ya después de un períodomás o menos largo. Para poder estudiar mejor esta afección,se ha parangonado su evolución a la de la sífilis y dividido enestadios.

Nosotros, de acuerdo con Hamburger (8), (en parte tam-bién con Ranke), enunciaramos que hemos tenido ocasión de.ver en el soldado tuberculoso, diferenciándolos de acuerdo coalos siguientes estadíos:

LAS FORMAS CLINICAS DE LA. 293

1. ° Estadio primario o prealérgico.2. ° Estadio secundario: a) Sub-primario (Widowitz).

b secundario alejado.3. ° Estadio terciario o tardío.Estos estadios no son absolutamente ciertos en lo que a

División, entre ellos se refiere; entre los dos primeros existeuna demarcación bastante neta, pero ella es muy poco precisaentre los dos últimos. Esta división en estadios tiene gran im-portancia práctica, sobre todo en nuestro medio, donde comopernos dicho, es muy frecuente la tuberculosis precoz.

Estadio Primario

Recibe el nombre de «período de incubación biológica»según Hamburger (9), el que pasa «desde el primer contagio,asta la aparición de la alergia, que se demuestra con la tu-berculina». Corresponde esta denominación a la del «período.prealérgico» de Debré y Jaqueq (3). Este intervalo desde elcontagio hasta la aparición de la alergia, corresponde al perío-do primario.

Todos los autores (Epstein, 4), H. Koch (11), Debré (3),4c. ) están de acuerdo en asegurar que durante todo esta pe-ríodo no existen signos clínicos, radiológicos ni biológicos queo denuncien. Sin embargo, nosotros, a raíz de dos casos estu-diados en forma integral, presentados recientemente a la Socie-lad de Tisiología (20), creemos haber demostrado la posibleexistencia de síntomas clínicos y radiológicos en pleno perío-do prealérgico.

Observación 1. ---EI primer enfermo presentaba una pleuri-ís diafragmatica afebril, debida a un chancro de inoculaciónsub-pleural a esa altura.

Observación 2. —Enfermo con cuadro gripal. En la radio-grafía se comprueba una cisuritis del interlóbulo inferior de-recho, consecutiva a una adenopatia biliar.

En ambos la alergia apareció alrededor del mes de ini-ciada la afección. Por supuesto que esta aseveración estáapoyada en el conocimiento de la misma antes de la afección

en uno y en la búsqueda sistemática de ella en los dos. Amboscasos nos permiten asegurar que puede haber signos clínicos

radiológicos, a lo menos pleurales, que preceden a la apa-rición de la alergia.

M. DEL. E. 7

MEMORIAL DEL EJERCITO

Estadio Secundario

Durante el período primario la afección queda acontonadaal foco pulmonar (chancro de inoculación), al foco ganglionar(adenopatía satélite) y al tracto linfangítico que los une. Enel período secundario el proceso puede evolucionar localmente,es decir por exacerbación de cualquiera de los focos que co-mentamos, o lo que se más común por metástasis. Estas me-tástasis (hematógenas, linfógmas o broncógenas), constituyenla característica especial de este estadio. La alergia (o seala capacidad de reacción del organismo frente a las toxinastuberculosas; tipo especial de inmunidad) acrecienta su poder,entrando el organismo en lo que. se llama «estadío hiperérgico».

tiste período secundario se divide, de acuerdo con Wido-witz, en sub-primario y secundario alejado.

A. Estadío Sub-primario

En este período sub-primario distingue Hamburger (8):1. —El sub-primario latente.2. —El sub-primario sub-latente.3. —El sub-primario manifiesto.1. —El sub-primario latente. —La mayoría de los pedia-

tras que han estudiado la iniciación de la tuberculosis en elniño, manifiestan que cuando se inicia el estadio secundario,o sea cuando se establece la alergia (reacción positiva a latuberculina) no puedan encontrarse en muchos de los niñosningún síntoma que haga pensar en tal afección (ni adelgaza-miento, ni fiebre, ni tos, etc. ).

Nosotros hemos tenido ocasión de estudiar en este sedo, tres soldados que nos mandó el Dr. Vidaurreta desde RíoIV y 24 radiografías remitidas por el Dr. Oviedo a la Direc-ción General de Sanidad el año pasado. Todos estos casos co-rresponden a conscriptos, que no reaccionando a la tuberculinaen el momento de la incorporación, daban antes de terminarsu permanencia en las filas una reacción de von Pirquet po-sitiva.

Observaciones correspondientes a los soldados del Dr. Vi-daurreta: Fueron enviados al Hospital Militar Central por elsimple hecho de que en ellos se había trocado en positiva unareacción tuberculínica negativa. Aparentemente eran sanos. Sólouno tenía escasa tos y expectoración.

La radiografía de dos de ellos reveló la existencia deuna indiscutible reacción hiliar. Los esputos de uno de estosdos, inoculados al cobayo, produjeron en él la muerte por tu-berculosis: era un tuberculoso bacilífero.

294


Radiografías del Dr. Oviedo: Este cirujano envió a la Di-rección General de Sanidad, 24 magníficas copias radiográfi-cas de soldados que trocaron su reacción tuberculina de negati-va en positiva. De las 24 radiografías estudiadas por nosotros,encontramos que sólo 4 de ellas eran normales. En todas lasdemás había franca reacción biliar, acompañada en algunoscasos con trazos netos de linfangitis y aún de infiltracionesmás o menos difusas.

Todos estos casos demuestran que la tuberculosis puedeevolucionar en forma asintomática, siendo la reacción tuber-culínica la única capaz de desembascararla. Demuestra tam-bién la enorme importancia que tiene la repetición de la reac-ción tuberculínica en los negativos. Ella puede evidenciar el

" en su comienzo; debiendo ser dados de baja los soldadosen estas condiciones, pues, de seguir ellos sufriendo las conse-cuencias del desgaste físico inherente al servicio militar, ten-drían muchas probabilidades de desarrollar formas serias y[aún mortales de tuberculosis.

2. —El sub-primario sub-latente. - Se caracteriza por sín-tomas pocos precisos: Tos, trastornos gastrointestinales, ina-petencias, ligero adelgazamiento, etc.. En todo los soldados contales síntomas, por más banales que ellos parezcan, que nohayan reaccionado a la tuberculina en la incorporación, elcirujano de cuerpo debe repetir la reacción. Y si ella se hicie-se positiva, tendrían que ser evacuados inmediatamente alHospital Militar más próximo. Numerosos son los casos de tu-berculosis aguda que llegan a nuestros Servicios, después deun tiempo más o menos largo da permanencia en los cuarteles,prestando servicio con dichos síntomas de apariencia tan fútil.De algunos de ellos hablaremos más adelante.

3. —El sub-primario manifiesto. —Los síntomas en este pe-ríodo pueden ser generales, locales y alérgicos:

a) Síntomas generales. En aproximadamente la mitad delos niños afectos de tuberculosis, se presenta al iniciarse esteperíodo y coincidiendo con la alergia, una hipertemia de diver-so grado de intensidad. Es la llama «fiebre inicial» de HebertKoch (11). Pero como decimos, ella puede faltar en numerososcasos. Los pediatras que han estudiado este punto refieren,que al mismo tiempo que esta fiebre, o independientemente deella, puede presentarse el adelgazamiento y la inapetencia deque hablamos recién. Si en estos sujetos no se controla lareacción tuberculínica, tal fiebre pasajera y de aspecto banalen la inmensa mayoría de los casos, es catalogada en el casi-llero común de grippe, infección intestinal, etc., y pasa sin serreconocida la esencia de la misma. En todos ellos, febriles óno, la eritrosedimentación se encuentra acelerada (Wallgren).


b) Afecciones locales. Pueden estar supeditadas al focopulmonar, al ganglionar y a ambos. Ellos serán descriptos alhablar del estadio secundario alejado, pues, como dijimos, elestadio sub-primario forma parte del secundario, sin que exis-ta una delimitación neta que marque su terminación.

c) Afecciones alérgicas. Wallgren (22) describe coa elnombre de paratuberculosis una serie de afecciones que tienenpor característica común el presentarse, en general, en estaprimera parte del estadio secundario; el ser determinadas porlesiones tuberculosas más menos alejadas del sitio de su ma-nifestación y el carecer de alteraciones anátomo-patológicas es-pecíficas. Estas afecciones son: El eritema nudoso, la conjun-tivitis flictenular y la pleuritis serosa. Puede que tambiénpertenezcan a este grupo los reumatismos tuberculosos tipoPoncet.

El eritema nudoso. —Después de numerosos trabajos de laescuela escandivana, magníficamente rematados por las pu-blicaciones de Wallgren, ha quedado demostrado en forma in-controvertible que el eritema nudoso es en la inmensa mayo-ría de los casos una manifestación alérgica tuberculosa cuta-nea, en el período precoz de dicha afección. En nuestro serviciohanse examinado pocos casos de eritema nudoso, porque ha-biendo sido considerados como afecciones banales, fueron me-dicados en el cuartel y cuando eran evacuados al HospitalMilitar Central, ingresaban al servicio de piel.

Pero habiendo solicitado la remisión de los mismos a nues-tra clínica, hemos tenido la ocasión de estudiar cuatro enfer-rnos de este tipo en el último año. De ellos, tres habían reac-cionado negativamente a la prueba tuberculínica al ser incor-porados; los tres eran alérgicos al ingresar a nuestra clínica.Y en los tres las reacciones tuberculínicas eran sumamente in-tensas a pequeñas dosis. En todos la eritrosedimentación estaba.muy acelerada; en uno se veía radiográficamente una reac-ción hiliar franca el otro hizo una pleuresía serofibrinosa dere-cha a los dos meses do su internación, primera en el serviciode piel. Los tres enfermos deben ser considerados como sujetosrecientemente contagiados por tuberculosis; es decir, en el es-tadío sub-primario. También vimos este año un marinero afec-to de eritema polimorfo cuya historia será resumida a conti-nuación.

La conjuntivitis. —Todos los oculistas admiten que la que-rato-conjuntivitis flictenular es una manifestación ocular noespecífica de la tubeculosis. El eritema nudoso se encuentracasi exclusivamente en el período sub-primario. La conjuuti-vitis flictenular es mucho más frecuente en este estadio, pero


¡puede hallarse también en otros posteriores, siempre que la.alergia sufra grandes oscilaciones en un mismo sujeto. Por lasrazones arriba anotadas, hemos visto pocos casos de conjunti-vitis flictenular en nuestro servicio; pero la inmensa mayoríado ellos eran estudiados en el de oftalmología. Para comprenderla gran frecuencia de esta afección en el medio militar basteHerir que en los tres últimos años han sido examinados 1. 10casos de tal afección en el servicio del Dr. Ruzo, en el Hospi-tal Militar Central. El marinero de que hacíamos mención enla última parte del párrafo correspondiente al «eritema nudo-so», presentó una conjuntivitis flictenular coetánea con un eri-tema erimato-papuloso consecutivos a una adenopatía tuber-culosa inguinal. La extirpación de un ganglio (para biopsia)produjo en él un ascenso febril seguido de flictemas en el ojoizquierdo, luego en el derecho y de un nuevo brote de eritemapolimorfo.

Este enfermo murió a consecuencia de una siembra he-matógena tuberculosa.

Los datos arriba anunciados nos parecen concluyentespara demostrar que este tipo tan especial de manifestacióntuberculosa, es muy común en nuestro Ejército.

La pleuritis serosa. —La pleuritis serosa o pleuresía sero-fibrinosa, fué considerada y lo es todavía por muchos prác-ticos, al igual que el eritema nudoso como una afección reu-mática, pero ya los estudios de Landouzy (12), Netter (13),Aschoff (1), etc., demostrando la. presencia del bacilo de Kochen el líquido, pleural y los exámenes con tuberculina practica-dos por Hamburger en 244 de estos casos, permitieron ase-gurar la naturaleza tuberculosa de esta pleuresía.

Wallgren (22), que ha estudiado admirablemente este tó-pico, llega a la conclusión de que en casi todos existe un focopulmonar tuberculoso vecino causante del derrame, pero quefes necesario un estado especial del organismo, en particular dela pleura (hiperergia pleural), para que se produzca el exu-dado. Ha demostrado este autor que la inmensa mayoría de[las pleuresías serofibriuosas se manifiestan antes del año delprimer contagio por tuberculosis y por lo general antes de losseis meses.

Nosotros hemos tenido ocasión de observar en nuestroservicio un crecido número de pleuresías sero-fibrinosas. Bás-tenos decir que ello representa cerca de la 5. a parte del totalde soldados llegados a nuestras salas afectos de tuberculo-sis (1)..

d) Siembras hematógenas precoces. —Las siembras hema-tógenas, que en la mayoría de los casos parten de ganglios


mediastinales (polo hiliar del complejo primario), pueden apa-recer en cualquier estadio de la tuberculosis. Pero las llamadasprecoces (Braeuning y Redeker), lo hacen justamente en esteestadio sub-primario. Ellas ofrecen dos tipos interesantes aconsiderar.

La meningitis sub-primaria (Orosz), que es de todas lasmeningitis tuberculosas la más común; la que hace estragosen la primera infancia y que tienen su máximo de frecuenciaalrededor de los dos meses que siguen a la aparición de laalergia, es decir, unos cuatro meses después del primer con-tagio. Ya veremos luego que la meningitis puede presentarseen cualquier período; pero que por lo general ofrece caracte-rísticas especiales para cada uno de ellos.

Hemos tenido ocasión de estudiar este año en forma com-pleta un tipo acabado de este tipo de afección. Será motivo. deuna comunicación a hacer en colaboración con el Dr. Monse-rrat. Diremos también que en el estadio sub-primario puedepresentarse una forma especial de meningitis tuberculosa cu-rable; la llamada tuberculotóxica por Orosz, a la que perte-necen seguramente muchas de las denominadas meningitis lin-focitarias benignas del niño.

La broncoalveolitis micronodular tubercidotóxica regresible.descrita por nosotros (Ontaneda) (15), debe pertenecer a este1

estadio. Hemos podido apreciar hasta el presente 8 casos deesta afección. Las características de la misma son: iniciacióntipo gripal; fiebre por lo general en picos; síntomas de im-pregnación tuberculosa; mucha tos, con abundantísima espec--toración verde-nilo, fácilmente hemoptoica; al examen clíni-co: intensa bronquitis con pleuritis seca; en la radiografía:siembra miliar micro nodular, reacción hiliar, pleuritis; en elexamen de esputos: escasos bacilos de Koch (sólo se vieron endos enfermos) o ausencia de los mismos; la localización delproceso: en ambos pulmones o en la base de uno de ellos yla evolución favorable de todos: curan por resolución. En untrabajo a presentar en el próximo Congreso Pan-americano deTuberculosis de Montevideo, relataremos los fundamentos quenos permiten asegurar la etiología tuberculosa de aquellos ca-sos en cuyos esputos no logramos encontrar el bacilo de Koch.

B. Estadio secundario alejado

Como ya dijimos, esta parte del estadio secundario no sepuede delimitar ni por aproximación del estadio sub-primario.En general se admite que éste dura alrededor de medio a unaño y que el secundario alejado se extiende a partir del an-

LAS FORMAS CLÍNICAS DE LA. 299

terior hasta la aparición de la tisis orgánica localizada. En esteestadio secundario debemos distinguir la tuberculosis intrato-rácica y las siembras hematógenas. De la primera menciona-remos la tuberculosis pulmonar secundaria, la tuberculosis hi-

liar y la tuberculosis ganglio -pulmonar1. —La tuberculosis pulmonar secundaria. —Debemos dis-

tinguir la tisis secundaria y la epi-tuberculosis.a) La tuberculosis pulmonar secundaria. —Pertenece en

[realidad al estadio sub-primario; la mencionamos acá porquea causa de su duración alcanza al período secundario alejado.Tiene su origen en el chancro de inoculación, el que en vez

retroceder y encapsularse, se extiende por la periferia, conlo sin reacción linfangítica y ganglionar evidente. Nosotros[hemos tenido ocasión de observar varios enfermos de este tipo.Uno curó espontáneamente; 2 con neumotorax y otros dosfueron remitidos al Sanatorio Santa María.

A menudo hemos observado lobulitis tuberculosas y más| raramente neumonías tuberculosas que por ciertos caracteres¡que no son del caso mencionarlos, aquí nos han merecido co-rresponder a este tipo de proceso. La tisis galopante puedetambién ser considerada como tuberculosis en este estadiosecundario: se trataría en realidad de una bronconeumonia

[tuberculosa aguda.b) La epi-tuberculosis. La epi-tuberculosis o inflamación

peri-tuberculosa, consiste en una reacción inflamatoria no es-pecífica que rodea un foco tuberculoso específico, sobrepasan-

ido por lo común en mucho el tamaño de este foco. Es bas-tante frecuente en la primera infancia y más rara en las tu-berculosis precoces de edades más aparentemente definidas,la esplenoneumonia de Grancher. Nosotros hemos visto variosrasos de este tipo en el soldado; uno de ellos fue el marinerodel eritema nudoso y de la conjuntivitis flictenular de que yahablamos: en el período de la siembra hematógena final apa-reció una infiltración en lóbulo superior derecho; a los dosdías se había extendido, en la radiografía, a todo el pulmónderecho; dos semanas después había vuelto a desaparecer,quedando sólo la infiltración pulmonar: se trataba de unaepi-tuberculosis.

2. —La tuberculosis hiliar. —Debemos distinguir dos for-mas: La adenopatía tuberculosa y la tuberculosis ganglio-bronquial. La adenopatía tuberculosa tan común en el niño,no presenta sintomatología característica en el adulto, esca-pando por lo común al examen clínico y radiológico. Sin em-bargo, ella puede apreciarse radiológicamente cuando se obtie-


ne la radiografía en posición oblicua o en perfil. En el adultosuele apreciarse más por la reacción peri-hiliar que por lavisualización del ganglio mismo.

Con el nombre de tuberculosis hiliar estudian Fredd yWebb (5), una forma epecial vistas por ellos en los soldados:se caracteriza por presentarse en sujetos con síntomas de in-pregnación tuberculosa y eliminación del bacilo de Koch poresputos sin signos clínicos y radiográficos apreciables. Dichosautores admiten la existencia en tales casos de ganglios me-diastinales tuberculoso que eliminan su contenido a través deparedes bronquial. El enfermo bacilífero que nos envió elDr. Vidaurreta, del que hablamos más arriba, pertenecería aeste tipo de tuberculosis hiliar.

3. --La tuberculosis ganglio-pulmonar. - -La tuberculosisganglio-pulmonar es muy frecuente en los niños y muy raraen el adulto. Fuimos nosotros (Ontaneda, 1932) (14), los pri-meros en estudiar esta tuberculosis en el adulto en nuestro país,basándonos en el examen de soldados afectados de este tipo delesión. Hasta la fecha llevamos observados 12 de estos casosen nuestro Servicio del Hospital Militar Central.

Esta lesión presenta la invasión de la porción de pulmónvecina a un ganglio tuberculoso por el proceso patológico deeste mismo ganglio.

4. —Las siembras hematógenas. — Pueden aparecer, coadijimos, en cualquier período de la tuberculosis. Pero son más!frecuentes en el secundario; sobre todo en la primera partedel mismo. Puede distinguirse múltiples formas de estas siem-bras. Sólo mencionaremos las que liemos visto con más fre-cuencia.

a) Las granulias pulmonares. —-Cuando la siembra sólose hace en la pequeña circulación, es dado observar lesionescircunscriptas a uno o los dos campos pulmonares. En esteestadio estas granulias son frecuentemente de carácter benig-no y aún fugaces, curando sin dejar rastro; siempre y cuandoqueden ellas acantonadas al territorio pulmonar (Braening yRedeker) (2).

Nosotros hemos podido observar varios de estos tipos. Yacomo afección aislada, o como copartícipe de otras cronológica-mente precedentes.

b) La tuberculosis miliar generalizada. Prácticamente entodos los casos. Es el tipo clásico de la granulia de Empis,bien conocida por todos. Nosotros hemos observado esto tipode siembra hematógena en algunos enfermos, prácticamenteen dos o tres casos por año, Por supuesto que todos hanllecido,

LAS FORMAS CLINICAS DE L A . . 301

c) La meningitis tuberculosa. — Al igual que todas lassiembras hematógenas, pueda presentarse en cualquier estadiode la tuberculosis. De acuerdo con algunos autores, creemosque la meningitis tuberculosa ofrece cuadros clínicos y anátomo-patológicos distintos según el período de la tuberculosis enque se presenta. En el estadio sub-primario el proceso no tie-ne ninguna tendencia a localizarse; frecuentemente mata an-tes de que llegue a formarse tejido tuberculoso macroscópica-mente visible. En el secundario más avanzado ya existe unaligera tendencia localizadora; los tubérculos son más marcadosy mucho más numerosos; por lo general sientan de preferenciaen determinadas regiones cerebrales. En el estadio terciariola tendencia localizadora es mayor aún. Puede verse verda-deros abscesos fríos meníngeos localizados. La meningitis delestadio precoz es difusa. La del secundario a preponderanciabasal. La del terciario, en placas y cortical.

En este año hemos visto dos tipos acabados del estadiosub-primario, el uno (consecutiva a un ganglio mediastinalcaseificado) y del secundario alejado el otro. El año pasadohicimos operar un paciente afecto de meningitis terciaria: elvaciamiento de una gran colección de pus caseoso y el trata-tamiento clínico posterior llevó al paciente a la sanación (ca-so presentado en la Sección Neurología de este Congreso:Ontaneda, Dowiing y Pedace) (18).

5. —La tuberculosis secundaria orgánica. —Nos referimosa las artropatías, a la escrófula, al mal de Pott. De la primeray de la última tenemos poca experiencia. Pertenecen a otradisciplina médica que la nuestra. De las segundas diremos ha-ber observado a menudo tuberculosis ganglionares cervicales,axilares e inguinales. En algunos casos concomitantes con tu-berculosis ganglio pulmonar, en otros con tuberculosis nodulo-pulmonar (21) y en la mayoría sin lesión apreciable de otrosórganos. Los dos primeros tipos son casos acabados de tuber-culosis ganglionar precoz, concomitante con parte del complejoprimario en actividad.

Estadio terciario

No se presenta en la mayoría de los sujetos que han he-cho una primo-infección. Para que él se manifieste es nece-sario una reinfección endógena o una superinfección exógena.

Este tipo de tuberculosis terciaria, la vulgar tuberculosisfibrocaseosa del adulto, se encuentran también en el soldadoconscripto, pero en proporción menor que todas las anterioresya descriptas. Para aquellas podemos y debemos admitir unaprimo-infección. Para estas últimas, de acuerdo con todo lo

302 MEMORIAL DEL. EJERCITO

escrito al respecto, deberá asegurarse que él soldado ingresóen las filas portador de una lesión tuberculosa, más o menosdormida, que sólo necesitó las penurias del desgaste físico de¡as filas para hacer eclosión. Es decir, se trataría de «revivis-cencias de lesiones anteriores», que datan por lo general de lainfancia.

Hemos podido encontrar una correlación que creemos deinterés. Las formas «adultas», se observan sobre todo en elprimer cuatrimestre del año. En cambio las «juveniles», esdecir de primo-infección, en el segundo y sobre todo en el ter-cer cuatrimestre. La explicación es muy sencilla: aquellos quetraen lesiones tuberculosas «en equilibrio inestable», mani-fiestan su mal a las pocas semanas de estar sometidos a lafatiga de la instrucción en filas. Aquellos vírgenes de infec-ción tuberculosa, que se contagian en el servicio, necesitan untiempo para pasar por la etapa del período pre-alérgico (unasocho semanas) y entrar al período sub-primario, manifestan-do su mal recién entonces, o aún semanas o meses después.

Conclusión

La tuberculosis del soldado argentino es comunmente ma-nifestación de una primo-infección. En él es frecuente el tipo«infantil» o «precoz», de la tuberculosis. Ello es debido a quenuestro país está aún poco tuberculizado (59% de von Pir-quet positivos: Galli y Ontaneda) (7), y que son numerososlos casos de soldados provenientes de medios rurales, vírge-nes de infestación tuberculosa, que llegados a las guarnicionesmás tuberculizadas (en especial la Capital Federal;, hacenprimo-infecciones, que en ocasiones evolucionan originando enellos tal tipo de lesiones tuberculosas.

Bibliografía.

1 Aschoff. —Klin. Med. 29 (1896).2 Brasuning y Redekcr. —Dio hematogene Lungentuberkulos

des Erwachsenen. Ambrosius Barth, edit, Leipzig (1931)3. Debré R. y Jaquet. —Ann. med, 7: 122 (1920).4 Epstein B. -En el «Handbuch der Kindertuberkulose» de

Engel y Pirquet (1930) Tomo 1: 305.5. Fredd y Webb. —Amor. Rev. Tub. 13: 37 (1926,..6. Galli É. A. y Ontaneda L,. E. — Profilaxis de la tuberculosis

en el Ejército. Conferencia pronunciada en el 3. er ciclode sesiones extraordinarias de la Sociedad de Tisiologíade Buenos Aires. 2 de Diciembre, 1933.

LAS FORMAS CLINICAS DE L A . . 303

7 Galli E. A. y Ontaneda L. E. —Demografía de la Tuberculo-sis en el Ejército Argentino. Presentado en la Sección Me-dicina Militar del V. ° Congreso Nacional de Medicina.Rosario, Sept. 1934. Rev. de la Sanidad Militar, 33: 295(1934).

8 Hamburger. —En el «Handbuch der Kindertuberkulose» deEngel y Pirquet. Tomo 1: 272 (1930).

9 Hamburger. —Beitr. Klin. Tubk., 17: 231 (1910).10 Hamburger. —Die Tuberkulose des Kindesalter. Leipzig, 1912.11 H. Koch. —Z. Kinderheilk. 13: 89 (1913).12 Landouzy. —Bull. Soc. Med. Höp. (1891).13 Netter. —Idem. (1891).14 Ontaneda L. E. —Rev. da la Asoc. Med. Arg. 46: 1309

(1932).15 Ontaneda L. E. - La Prensa Med. Arg. 19: 976 (1932).16 Ontaneda L. E. —El Problema de la Tuberculosis en el

Ejército Argentino. Conferencia pronunciada en el CírculoMilitar. (23. XII. 1932).

17 Ontaneda L. E. —Importancia de la tuberculino reacción enel Ejército Argentino. Comunicación presentada en la Sec-ción Medicina Militar del V. ° Congreso Nacional de Me-dicina (7. IX. 1934).

18 Ontaneda L. E., Dowling E. y Pedace. —Meningitis tuber-culosa curada quirúrgicamente. Comunicación leída en lasesión Neurología del mismo Congreso (7. IX. 1934).

19 Ontaneda L. E. y Argibay Molina. —Una forma rara de siem-bra hematógena tuberculosa. Presentada en la Sección Me-dicina Militar del mismo Congreso (18. IX. 1934).

20 Ontaneda L. E., Rottjer E. A. y Pasqualini E. —La pleuritisen el período prealérgico de la tuberculosis (leída en lasesión del 11 de diciembre de 1934, en la Sociedad deTisiología de Buenos Aires).

21 Ontaneda L. E. y Rottjer E. A. —La tuberculosis ganglionary nódulo pulmonar del negro (leída en la misma sesión).

22 Wallgren. —En el Handbuch der Kindertuberkulose 1: 809(1930).

33 WidowiU. —Beitrg. Klin. Tubk., 57: 59 (1924).

Historia del Batallón de Pontoneros "Arauco'

Por el Teniente Sr. Renzo de Kartzow

Introducción.

El recuerdo del pasado es el fuego sagrado donde templa suespíritu y forja su espada el buen soldado.

¡Ingenieros! Cuantos recuerdos se agolpan en nuestras men-tes al volver los ojos al glorioso pasado de nuestra arma. En élvemos al Ingeniero destacándose siempre por su amor a la res-ponsabilidad, por su habilidad técnica y sangre fría; por su es-píritu de decisión y sacrificio.

Pero cabe aquí recordar el principio básico de nuestras acti-vidades profesionales: Los ingenieros construimos y algunas ve-ces destruimos, pero siempre trabajamos; nuestros esfuerzos ysudores son sangre que se ahorra; son vidas cuyo destino estáen manos del buen telegrafista que, en la anulación de su yó egoís-ta, desprecia la vida comunicando oportunamente una orden; es elejemplo del esforzado Ferrocarrilero, que cual un cruzado mo-derno en su cabalgadura de acero, maneja tranquilo su máquina,como si su alma se individualizara con ella; es el valiente Zapa-dor que en el ataque tiende sus puentes bajo el fuego enemigo,rompe con su cerebro y sus fuerzas las grandes obras de resisten-cia y, apenas las sombras de la noche cubren los horrores del cam-po de batalla, avanza silencioso, tendiendo sigilosamente susalambradas o minando el terreno enemigo.


Son estos héroes los que reflejan vivamente el espíritu denuestra arma, permaneciendo muchas veses ignorados dentro deesa multitud de valientes, que forman con su silencio y abnegaciónel más bello ejemplo de un soldado en el campo de batalla.

Desarrollo histórico.

En el año 1896 existió en nuestro Ejército un Cuerpo de In-genieros que tuvo por guarnición la ciudad de Santiago y que,a fines del año 1897 se dividió en tres Grupos, compuesto cada unode una Compañía con organización independiente. Esta organiza-ción, inspirada por instructores alemanes contratados por el Go-bierno, tenía por objeto dar a cada una de las divisines un órganode Ingenieros que colaborara bajo su dirección.

El Grupo "Arauco" constituyó el N. º 3.Entre los instructores alemanes de Ingenieros, contratados

por nuestro Gobierno, figuró el Mayor Sipmann, quien tomó a sucargo la dirección técnica de estas unidades, dándoles una orga-nización más moderna y científica, de acuerdo con los adelantosestablecidos en el Ejército alemán. Fué autor de una obra de In-genieros Militares que sirvió de base para los estudios en la Es-cuela Militar.

En Noviembre de 1897 el Grupo de Zapadores "Arauco" N. º3, pasó a tener como guarnición a la ciudad de Angol, en la quepermaneció hasta Noviembre de 1902. Al darle como guarniciónesta ciudad, se tuvo en vista la hidrografía y topografía de laregión, que se prestaba para ejecutar ejercicios de "Pasos de ríos"y de "Elección y construcción de posiciones defensivas". Al mis-mo tiempo la región montañosa proporcionaba materiales de cons-trucción a bajo precio.

De guarnición en esta ciudad, se ocupó el Grupo en la cons-trucción de obras para favorecer el adelanto de la región, cam-pos de ejercicios y cuarteles militares.

Construyó un puente carretero permanente de 80 metros sobreel río Malleco, en el lugar denominado Huequén y reforzó unpuente de 180 metros, en épocas de grandes avenidas, en la con-fluencia de los ríos Relué y Picoiquén.

En la ciudad misma, construyó el Club Hípico en la pampadel Regimiento "Guías" y edificó dos pabellones en la pampadenominada de Ingenieros para completar su propia instalación.

En el mes de Junio de 1902 pasó el Grupo a la guarnición deSan Fernando, en donde se le agregó a su dotación un Grupo Op-tico de Comunicaciones.

Desde aquí partió el 28 de Octubre de 1902 en comisión a laRegión Austral a objeto de terminar la construcción de una líneatelegráfica y telefónica hacia el límite con Argentina, desde Aysen

HISTORIA DEL BATALLON DE

a Río Verde, trabajos que había ya empezado el año anterior y enel mismo período (28 de Octubre al 30 de Marzo). Los trabajosfueron largos y difíciles pues hubo que despejar grandes exten-siones de terrenos montañoso.

En la ciudad de San Fernando, construyó dos pabellones afin de completar su cuartel.

En Enero de 1904, el Grupo pasó a la guarnición de Talcacon la denominación de Compañía de Ingenieros "Arauco" N. º 3.El Grupo Optico que le estaba afecto pasó a Santiago.

En Talca, la Compañía construyó su Cuartel de cal y ladrillo,de dos pisos, que años más tarde fué ocupado por el Batallón deZapadores N. º 3 "Concepción" y después, por el Batallón TrenN. º 3.

En esta época le correspondió actuar en las maniobras de1905, llevadas a efecto en el sector Linares-Curicó, formandoparte de las tropas del sur.

Poco más tarde, parte de su personal fué enviado a Copiapóen donde tuvo actuación destacada. En esta ciudad construyó de-fensas en el río Copiapó que amenazaba inundarla. Completóesta obra con la construcción de un portezuelo colgante de 70metros sobre el río del mismo nombre. Poco después esta mismafracción de tropa pasó a Chañaral a fin de restablecer el ordenalterado por una insubordinación de los reos de la Cárcel.

En 1906, la Compañía "Arauco" fué enviada a Valparaísocon el objeto de colaborar en la reparación de las obras destrui-das por el terremoto de ese año. Reparó parte de la vía férrea;efectuó el salvataje de víctimas y el despejo de escombros en elmercado "El Cardonal" y, finalmente, construyó pabellones pararefugio de los habitantes que lograron salvar de aquella catás-trofe.

En Abril de 1907, se le fijó como nueva guarnición a la Com-pañía Zapadores "Arauco", la ciudad de Osorno, donde perma-neció hasta el año 1932.

Se le dió esta nueva residencia para aprovechar las caracte-rísticas de la zona que se prestaba admirablemente para desarro-llar las tareas técnicas inherentes al arma de Ingenieros, especial-mente en lo que se refiere a trabajos de río.

En 1908, la unidad toma parte en la Concentración de Angol;en 1909 en Temuco, lugar en que presentó construcciones de tra-bajos técnicos aplicados que merecieron felicitaciones de la Su-perioridad.

En 1910 efectúa trabajos de despejo de palizadas en el ríoRahue en la parte correspondiente a la isla del Matadero.

En Enero de 1911 toma parte con todo su material de puentesreglamentarios en la Concentración efectuada en Angol.

307


En el año 1912, de acuerdo con la nueva organización quese le da al Ejército la Compañía, pasa a constituir un Batallóna dos Compañías que se denominó Batallón de Zapadores "Arau-co" N. º 4.

En 1913 ejecutó la unidad trabajos de rebaje de la Cuestade Cuinco, Colimahuida, por lo cual hizo vida de campaña du-rante tres meses.

En 1914, el Gobierno adquiere terrenos para polígono de tra-bajos de Zapadores a orillas del río Raime y dentro de la población"Rahue". El Batallón trabaja en ese año en la preparación dedicho polígono y en la construcción de pabellones para almace-nar el material de puentes.

En 1915, por órden del Ministerio de Guerra, le cupo la mi-sión de efectuar reparaciones en el camino de Pucón hacia Argen-tina, por los pasos de Mamuy y Malal, pasando por el lago Qui-llelhue.

En 1918 y 1919 construye el camino de Curacautín-Villa Por-tales-Pino Hachado y un puente permanente de 25 metros.

En 1920 asistió a la concentración de la 7. ª Brigada de Infan-tería en los campos de Maquehue-Temuco, para trasladarse ense-guida al sector de maniobras Curacautín-Manzanares- VillaPortales.

En 1921 tomó parte en la concentración de la 7. ª Brigada enValdivia

En 1922 arregló el camino a Pichil. (Osorno) en la parte co-nocida en el antiguo nombre de Cuesta de Guajardo, hoy "Cuestade Zapadores".

En 1923 se trasladó a Puerto Varas, para ejecutar arreglos enel Malecón y camino de Puerto Grande a Puerto Chico. De estepunto se dirigió a Victoria para tomar parte en la gran Concen-tración y Maniobras en el Sector Púa-Victoria-Quilquilco-Pailahueque.

En 1925 efectuó reparaciones en el camino Estación de Radiode Frutillar a Estación del Ferrocarril de este mismo nombre.

Batallón de Zapadores "Arauco" cambia su número 4 por5 en vista de una nueva organización del Ejército en 5 BrigadasCombinadas.

En 1927, cambia nuevamente su número 5 por 4 en vista dela nueva organización del Ejército en 4 Divisiones.

En 1927, se concentra en Temuco y en 1928 vuelve «nuevamen-te a esta ciudad con un mes de anticipación a las demás tropas paraarreglar el Aeródromo de la Base Aérea de Maquehua.

En 1929 se concentra para trabajos de Zapadores en San Ja-vier, tomando parte en las grandes maniobras de ese año, constru-yendo en el río Maule (vado de Queri) un puente reforzado de 6bordas por donde pasó la Artillería pesada de la Escuela de Ar-tillería.

HISTORIA DEL BATALLON DE 309

En 1930. construye una cancha de aterrizaje en Osorno enterrenos donados por el Sr. Carlos Hott.

Dentro de su propia guarnición, el Batallón ha contribuidoen los años 1914, 1918, 1932 y 1934, en el salvataje de la poblaciónRahue, de Osorno, inundada por las creces del río Rahue.

En el año 1931, tomó parte en el resguardo del orden en lasciudades de Valparaíso, Santiago y Rancagua, durante los acon-tecimientos políticos de esa época. Instruyó un contingente de 250hombres y efectuó un Curso de Zapadores para todas las unida-des de la Armas de Caballería e Infantería; dando término al añode instrucción, con una campaña en la confluencia de los ríosTeno y Lontué, en la parte denominada de Tricao.

En 1934 cooperó a la instrucción de reclutas en Curicó y pre-paró su traslado a Osorno, en conformidad al Decreto SupremoN. º 563, del 28. IV. 933 (B|O. N. º 19, del 11. V. 933) bajo la de-nominación de Batallón de Pontoneros "Arauco", donde instru-yó un contingente de 80 hombres, tornando parte en el salvatajede la Población Rahue inundada por las creces de este río.

Han pasado por sus filas desde 1912, alrededor de 1, 200 anal-fabetos, de los cuales más de un 97% ha salido sabiendo leer yescribir.

Claramente se puede ver la labor efectuada por la unidad através de los años, su espíritu de trabajo y disciplina que se acre-cienta con el trascurso del tiempo.

El esfuerzo del músculo y del cerebro marchan en conjunto,dejando las huellas imborrables del arma de Ingenieros que tantoen la paz como en la guerra sabe ser útil a la Nación.

La Unidad ha tenido desde su fundación los Comandantesque a continuación se enumeran por orden cronológico:Capitán Luis Garretón A., desde el XI. 1897 hasta el VI. 1902.Mayor Luis Ramírez C, desde el VI. 1902 hasta el I. 1904.Capitán. Arturo Berríos C, desde el I. 1904 hasta el VII. 1904.Capitán Julio Molina G.,. desde el VII. 1904 hasta el V. 1906.Capitán Armando Díaz A., desde el V. 1906 hasta el II. 1907.Capitán Luis A. Arenas, desde el II. 1907 hasta el III. 1909.Capitán Hernán Chapuseaux, desde el III. 1909 hasta el V. 1911.Mayor Luis Vásquez, desde el V. 1911 hasta el X. 1913.Mayor Armando Díaz A., desde el X. 1913 hasta el VI. 1918.Mayor Nicolás de la Cruz, desde el VI. 1918 hasta el IV. 1920.Mayor Luis A. Martínez, desde el IV. 1920 hasta el V. 1925.Mayor José D. Valenzuela, desde el V. 1925 hasta el II. 1926.Capitán Eduardo Leyton, desde el II. 1926 hasta el V. 1926.Mayor Ricardo Dávila, desde el V. 1926 hasta el VI. 1928.Mayor Ricardo Manns B., desde el VI. 1928 hasta el III. 1930.

M. DEL E. 8


Mayor Florencio Labarca, desde el III. 1930 hasta el XI. 1930.Mayor Eduardo Preller, desde el XI. 1930 hasta el III. 1932. Este

Comandante fué el último que tuvo el Batallón Zapadores"Arauco" hasta que pasó a organizar el Regimiento Zapa-dores "Arauco".

Teniente Coronel Jacinto Ochoa R. —Como Comandante del Re-gimiento de Zapadores "Arauco" desde el III. 1932 hasta elX. 1932.

Teniente Coronel Florencio Labarca. —Como Comandante del Re-gimiento de Zapadores "Arauco" desde el 10. X. 1932 hastael 16. V. 1933.Teniente Coronel Florencio Labarca. —Como Comandante delBatallón de Pontoneros "Arauco" y Grupo de Ingenieros quese encontraban transitoriamente en Curicó, desde él 16. V.1933 hasta el 15. IX. 1933.

Teniente Coronel Florencio Labarca. —Como Comandante del Ba-tallón de Pontoneros "Arauco" en su nueva guarnición deOsorno, hasta la fecha.

El "Manual del Instructor de Combate'

Un trabajo muy completo y de positivo valor técnico y di-dáctico es obra de medodología militar para la instrucción do

[combate, que el capitán de infantería en retiro, Sr. Víctor ChávezI)., nos presenta en un volumen de cerca de trescientas páginas.

Empieza el autor, en el capítulo I, por abordar con claridadde concepto y nitidez en el estilo, una materia compleja y de pal-pitante actualidad: la pedagogía aplicada a la enseñanza militar.Así por ejemplo, los párrafos: 1. º "Introducción", 2. º "El Mé-todo", 3. º "La enseñanza debe ser activa" y 4. º "Indicacionesmetodológicas especiales", nos dan a conocer una suma de precep-tos pedagógicos, de principios y reglas poco difundidas o, por lomenos, algo descuidados de los instructores en general.

Recalca este libro, como punto fundamental, la importanciade los métodos activos, base de la escuela nueva, y dedica un co-mentario especial a las tres gradaciones de ese sistema, en quese inspira la enseñanza actual: "motivación", "objetivación" y"fijación".

Siguiendo un estricto orden cronológico, este capítulo, de-sarrolla las materias en forma amena y atrayente para el lector.Esta parte es, sin duda, de gran valor escolástico para nuestrosjóvenes instructores, debido al orden y clasificación de las ma-terias desarrolladas, a la rebusca de principios reglamentarios yal comentario acucioso de los diversos principios tácticos.

En los capítulos II, III, IV, V y VI, precedidos de un breve re-sumen sobre la doctrina y característica de las distintas armas dela infantería, encontrará el lector los elementos necesarios de con-


sulta y guía para encauzar, sobre una base metódica, la instruc-ción del soldado en el terreno y del comandante, titular o reem-plazante, de las pequeñas unidades orgánicas del arma.

De gran importancia son los esquemas o ejemplos para elplanteo y desarrollo de problemas tácticos demostrativos que seinsertan en los distintos capítulos, "de acuerdo —como dice elautor— con los fines de la enseñanza y en armonía con los facto-res: enemigo, misión y terreno".

Por último, "el apéndice del libro —según el prologuista dela obra— cuyo objeto no es otro que facilitar su comprensión me-diante la difusión de gran parte de los términos registradosen el texto, constituye hermosa y útil novedad, que hacia mu-cha falta para acabar, una vez por todas, con la anarquía impe-rante en orden al exacto significado de expresiones habituales enla vida cotidiana de los cuarteles y oficinas militares".

En resumen, es el MANUAL DE INSTRUCTOR DE COMBA-TE, un verdadero compendio de metodología militar, inspiradoen los modernos conceptos de la pedagogía científica, hoy en bo-ga, y llamado a servir como texto-guía en la parte más importantey decisiva de la preparación militar de nuestros conciudadanos.

Hacía falta una obra como esta, destinada, por muchos con-ceptos, a complementar nuestra actual reglamentación sobre lamateria.

Que este loable esfuerzo intelectual del autor —digno de ma-yor encomio— contribuya a fortalecer, una vez más, el inextin-guible anhelo de superación que debe animar a la oficialidadestudiosa de nuestro Ejército.

"Historia de Chile"

Por el Capellán Mayor del Ejército Sr. Julio T. Ramírez O.

Una nueva historia de Chile ha solicitado nuestra atencióncon la recomendación de sus jueces, los señores jefes que fuerondesignados para dar su opinión sobre sus méritos intrínsecos.

La, hemos leído con la atención que merece y nos ha dejadosatisfechos, pues el autor no defrauda las esperanzas que se hanpuesto en su libro. Tiene el mérito supremo de esta clase de obras;está acomodada a los lectores para quienes ha sido escrita; portanto, es vibrante, entusiasta, hace vivir a los héroes y persona-jes de primera línea, que desempeñan algún papel importante enlos, diversos acontecimientos. Así vemos, con nuestros ojos, ya alos caudillos indios que encabezan la porfiada y heróica resistenciacontra el invasor, como a Lautaro, el toqui organizador, el for-midable e impetuoso Caupolicán y contemplamos a los audaceshispanos con su empuje victorioso y su orgullo, que tantas vecesllega hasta la insensatez. Igualmente pasan con sus austeros sem-blantes los héroes patrios como el infatigable O'Higgins, el im-ponderable y simpático Carrera, el chispeante Rodríguez con sushuasos.

Pero hay un héroe invisible, que parece flotar como una vi-sión extraña en todas las páginas e invadir atropelladamente loscapítulos y henchir el ambiente con su presencia poderosa; es elEjército de Chile, a quien el autor ha dado el sitio que le corres-ponde en la historia desde su advenimiento, en la Patria vieja yaún más, desde los tiempos nebulosos de la Colonia, cuando seorganizaban las primeras guardias defensoras- contra los piratasy malandrines que infestan los mares y las tierras, sin que encuen-tren una resistencia formal,


El autor le da el papel preponderante —-como le correspon-de— ya no es la comparsa de segundo orden que va a servir decoro a los personajes que se levantan de manera efímera, es pro-tagonista que hace valer su importancia con una serenidad razo-nable y con la fuerza de la razón, más que con la espada. Para de-mostrarlo están los documentos que van acompañando el texto: lafundación de la Escuela Militar, la organización de los primerosregimientos, el origen modesto y a la vez trascendental de la Es-cuela Naval, la base inconmovible de la Escuadra, con su arre-batado jefe que le da su nombre y su gloria, Lord Cochrane, y lasguardias nacionales, los antepasados de nuestros conscriptos, queinician su marcha triunfal cruzando el territorio patrio, enar-volando el oriflama inmaculado que van a glorificar en los pri-meros combates.

El lector traba conocimiento con esos hombres de primeramagnitud, los trata, los escucha, los contempla, pues el Capellánha tenido el acierto de pintarlos, tal como fueron, con sus sem-blantes, sus ademanes, el aspecto sajón del vencedor de Chaca-buco, la bonhomía y lentitud del Libertador argentino, la sim-plicidad paternal de Baquedano: para ello ha traído al textoarengas y documentos, narraciones de testigos, oculares y vivien-tes descripciones de los que han presenciado los acontecimientos.

Esta es la ventaja que vemos sobresalir entre los libros simi-lares: dar fijeza en las ideas y relieve viviente ya a los hechos quese narran, ya a los hombres que actúan con acierto o con malasuerte.

Como texto educativo tiene el mérito sobresaliente de no di-vagar, dando ordenadamente las causas de los hechos, para queel lector sepa a qué atenerse; talvez a veces se muestra aventuradoy muchas de sus conclusiones son discutibles, pero ello no im-porta, pues quien sea puede apartarse del juicio que el autor in-sinúa, pues si tiene ideas claras sobre los acontecimientos más im-portantes, puede discutirlos...

Un principiante que esté totalmente ayuno de nuestra histo-ria patria y apenas conozca de nombre a los héroes magnos de laConquista y de la República, al doblar la última página podrá darcuenta y razón de todo; no en detalle porque el espacio no lo per-mite sino a grandes rasgos, como quien divisa la extensión delpaís con sus valles y hondonadas, con sus ríos y torrentes, suscampos y desiertos, desde la cumbre; es el panorama históricomás claro y educativo que conocemos.

Hubiéramos deseado más extensión en algunos acontecimien-tos de alta trascendencia como las causas de la Independencia,las consecuencias de ciertas batallas, el análisis técnico de algu-nos hechos de arralas, pero ya se ve, el señor Ramírez no es perito

HISTORIA DE CHILE 315

en estrategia ni sabe los secretos ni las leyes de la táctica y es tanfácil en este punto apasionarse por seguir una opinión prefe-rida....

Hace también mucha falta en el texto algunos gráficos debatalla que den una idea clara de los hechos, la situación de losbeligerantes, el panorama geográfico aquel, que va a ser teatrode la guerra, las dificultades del terreno, manifestada con los Sig-nos convencionales para que el alumno se dé cabal cuenta del planque, apenas se eboza en el texto; pero es ya la perfección absoluta,la cumbre del libro que va a servir de guía. Como es sabido, esacabal perfección no se alcanza, pero hay que tender a ella contodas las fuerzas. A pesar de todo, lo que se ha hecho es unacierto.

Y podemos testificar que el libro, con su modestia y relativabrevedad, se lee con interés y no se deja hasta darle fin.

A. Bravo.Santiago, Marzo de 1935.

Los "Poemas del Rosario"

Por el Capellán Mayor del Ejército Sr. Bernardino Abarzúa

El Capellán Mayor Bernardino Abarzúa ha enriquecido la lirasagrada con este conjunto de gemas preciosas; quince sonetos ad-mirables sobre el Rosario y sus misterios.

Ya conocíamos en el Capellán al vehemente orador patriota.de encendido verbo fascinador, que sabe cantar las gestas de laPatria y sus héroes, los episodios del Pacífico, los perfiles esta-tuarios de esos guerreros y estadistas que viven en la Historia.

Tantas veces le habíamos escuchado, fascinados por su po-tente acento armonioso, de amplio período oratorio, participando'en los diversos sentimientos que iba despertando al narrar un sa-grado episodio de la Patria. En esos momentos, el auditorio vi-braba como un sólo organismo inmenso con la palabra del Cape-llán militar, o reía de sus espontáneas e inesperadas salidas o sesacudía, hasta lo más íntimo con un sentimiento nobilísimo de amorpatrio.

En los días inolvidables del plebiscito, el Capellán Abarzúaencarnaba el más puro y acendrado patriotismo. No había en todoel norte un hombre más popular que el Capellán; desde el mo-desto roti|to de las filas, hasta los más encumbrados magnatesnorteamericanos habían experimentado en la propia carne la ve-hemencia de esa palabra ardorosa, que parecía flamear comobandera de fuego alentando sólo victorias y triunfos.

Con qué simpatía se saludaban el sacerdote militar y el ciu-dadano: el capellán con su bonhomía sonriente, le palmoteaba laespalda susurrándole: "¡Compañero!" con un acento suyo, hen-chido de afecto que le brindaba junto con su diestra, toda sualma. •

En las asambleas patrióticas, en los tumultos populares, enlos días fastuosos de algún hecho de armas, era inevitable: lamarejada popular en un sólo grito exigía que el Capellán subieraa la tribuna y dijera, unas , cuantas cosas suyas.


Al punto el Capellán asentía, si todos esos muchachos erassuyos, sus amigos íntimos, sus camaradas de jornada; tenían de-recho a exigirle.

Subía a la improvisada tribuna; las graderías del templo deSan Mareos, los altos del Club, alguna banca de la calle públicay con gesto amplio, generoso, extendiendo los brazos; gesto di cau-dillo soberano, lanzaba su clarinada de mando:

'' ¡ Compatriotas!":Ya la gente estaba en sus manos; ya los tenía cogidos por el

corazón y, entonces, todo aquel tumulto vibraba, reía, sollozaba,lanzaba vítores encendidos que parecían estallar en luces multi-colores en aquel cielo primaveral, o le interrumpía con "tallas"pintorescas, o le apuntaba alguna frase cómica, que el Capellánrecogía al vuelo para tejer con ella alguna otra oración y seguirencadenando guirnaldas para ornar el altar de* la Patria y deDios, que fulguraba ante aquella muchedumbre ardorosa, de otrostiempos mejores.

El Capellán Abarzúa era el orador por antonomasia: sabíaescoger la frase precisa, vehemente y popular; popular o tumul-tuosa para lanzarla, como un dardo, y sabía entrar de rondón enlo más secreto del santuario del alma, para encenderlo con remi-niscencia hogareña y remover las cenizas de los viejos centaurosde la Patria que allí esperaban su turno, para enternecerlos con elrecuerdo palpitante de la Madre inmensa que los amparaba en suregazo.

Quien lograba libertarse de la fascinación del momento, locual era difícil, podía analizar la arenga de aquel bardo sagradoy militar, la amplitud sonora del período, el corte clásico de lafrase cervantesca, la poesía de la tierra chilena que allí iba des-parramando a brazadas aquel intérprete del pueblo y de la raza.

Por eso, no ha sido poca la sorpresa de los que le han conocidocomo orador excelso el verlo ahora figurar como artífice delicadode estrofas, muy cinceladas y perfectas, como un hacedor de so-netos, la composición más difícil y más rica de la poesía castellana

La personalidad del sacerdote es múltiple; ya es el severojurisconsulto que se tutea con los Códigos y escritos forenses in-terpretándolos con destreza de docto legisperito, ya es el char-lador infatigable que mantiene la alegría en un corro con su pa-labra siempre original, siempre chispeante; ya es el predicadorde homilas que envuelve, en alado ropaje, un episodio del Evan-gelio y hace resaltar en primer término la divina figura de Jesu-cristo-Dios, con su belleza sobrehumana, y su ternura y su encantoindefinibles, que sólo algún obcecado podría negar; ya es el tri-

buno de la patria, que, con un acento vibrante y épico, enaltecesus glorias, y alza hasta las estrella, la bandera y sus héroes...Ahora ha presentado este pequeño libro de los sonetos para ma-

LOS "POEMAS DEL ROSARIO" 319

infestar otro aspecto desconocido de fisonomía intelectual: el or-febre que labora en piedras preciosas, que pule las facetas polí-cromas del diamante y las va engastando con proligidad bene-dictina para presentar una joya magnífica.

En esos quince sonetos, ha narrado la vida del Cristo huma-nizado y de su Santísima Madre, en los misterios del Rosario.

Para ello, ha elegido el verso más generoso de la rima caste-llana: el alejandrino, que despliega todo el ruedo de un mantoreal para envolver holgadamente las figuras selectas do todo esospersonajes que van desfilando: i Qué riqueza de pliegues; quémajestad en los ademanes; qué plenitud de emoción y qué hon-dura en los conceptos!....

La poesía no sólo está aquí, en el episodio evangélico, o en elpersonaje sagrado que parece vivir, evocado por el poeta, sino enla forma nueva, sentida, originalísima, con que ha revestido elconjunto, ya el paisaje tan nítido como una acuarela, ya la cria-tura humana, ya el Maestro divino....

El poeta no ha de decir cosas nuevas: la verdad es eterna co-mo Dios mismo, pero ¿qué aspecto puede presentar? ¿qué colori-do? ¿qué fuerza briosa? ¿qué audacia en los conceptos?

Ha echado sobre las ideas de la luz de una nueva forma, unconcepto limpio y sonoro como áurea medalla recién acuñada; ytodo aquel cuadro se ha llenado de una lumbre divina.

Bien quisiéramos citar varios de esos sonetos, pero tropeza-mos, en lo que se tropieza siempre, cuando se trata de elegir entreobras selectas: la confusión de elegir es un tormento....

Válgame la intención.

Crucifixión.

El Martillo que horada las manos creadorasen la cumbre del monte santo, ya no golpea,en la alta cruz y en medio de las sombras, clareaun cuerpo que parece de lirios y auroras.

Van pasando en silencio las enlutadas horas;aturdida la tierra, por el temblor, ondea:los ojos de Longinos arden como una teaencendidos en las últimas bondades redentoras....

Un corazón de Madre desamparado, gimejunto al Evangelista, que ha seguido su trazoy comparte con ella otra crucifixión....

"Todo está consumado" por la misión sublimela figura del Mártir tiene ademán de abrazoy en sus labios con hieles aletea el perdón.


El poeta Franciscano Donoso ha ornado estas páginas condibujos originales, muy bellos y nítidos, que también a su manerasaben evocar la belleza del cuadro religioso.

La claridad de los dibujos al linoleum, los claros-obscuros,la estupenda perspectiva, los esbozos, que más que representar uncuadro sugieren, colocan al joven maestro Donoso entre los esco-gidos, muy digno del premio que le asignó, como artista de acua-rela, la última Exposición de Pinturas.

¡Honra y loor a los artistas eximios, que han tenido la auda-cia de responder a la crítica que los ignora y les mezquina aplau-sos, con una obra que a ambos enaltece!

Jules L. Claire.

Noticias militares del extranjero

EL ARMAMENTO MODERNO DE LA ALEMANIAMODERNA

El Teniente Coronel Reboul, basándose en datos precisos,y recientes, publica en «La Science et la Vie», de marzo últi-mo, los siguientes juicios y cifras sobre el armamento de laAlemania actual:

«Según el Tratado de paz, los alemanes no debieron con-servar más que un material de guerra estrictamente limitado.No obstante, a pesar de las comisiones de inspección, jamásAlemania redujo sus reservas al mínimum. Al principio de1927, cuando nuestras comisiones de control cesaron en susactividades, se estima que Alemania pudo salvar de sus «stocks»de guerra, o del material fabricado hasta la ratificación del Tra-tado, 10. 000 cañones, 75. 000 ametralladoras y 2. 000. 000 defusiles.

«Desde 1925, Alemania reanudó sus fabricaciones de gue-rra tanto sobre su territorio como fuera. A pesar de la prohibi-ción, ahora exporta material de guerra.

«Desde el punto de vista de la cantidad, puede decirse queel Reich ha completado sus armamentos antiguos, proporcio-nándose otros nuevos más poderosos.

«¿Cuáles son las modalidades técnicas del material ale-mán ?


«Artillería. — El cañón y el obús de campaña han visto au-mentar su alcance y rendimiento. So ha construido un cañón de77, que puede sostener un tiro prolongado de quince disparospor minuto, y cuyo alcance pasa de los 13. 000 metros.

«La siguiente tabla resume algunas de las característicasdel material más moderno:

Cañón de 10 cms.Obús de 15 cms.Cañón de 15 cms.Mortero de 21 cms.Cañón de 21 cms.Cañón de 24 cms.Cañón de 28 cms.Mortero de 28 cms.Mortero de 30, 5 c.Cañón de 38 cms.Cañón contra avión de 8, 8 cms.Cañón contra avión, de 10, 5 cms.

Armas pesadas de la infantería.

Alcance....

Metros.

14. 1009. 500

22. 80010. 20026. 40026. 00027. 75011. 40011. 90048. 00013. 30014. 000

Reemplazo del fusil y de la carabina por un arma única«Einheitsgewebrt», de 7 mm. de calibre. Diez fusiles por sec-ción están provistos de un anteojo de puntería.

«Puesta en servicio de fusil automático del mismo calibréque el fusil y que no pesa más que tres kilógramos 750 gramos.

«Perfeccionamiento de la ametralladora ligera, cuyo pesoha sido reducido de 13 a 8 kilógramos. Enfriamiento por aire;cargadores de veinte cartuchos y gran velocidad de tiro.

«Una nueva «máquina pistola» de 6, milímetros se ha aña-dido a la de 9 milímetros. Cargador de veinte cartuchos velocidad de tiro elevada.

«El alcance de la granada de fusil será de 300 metros.«Otras armas. — El mando alemán ha renunciado al em-

pleo del gran carro en favor del carro medio y del ligero.«Organización muy completa con vistas al empleo del arma

tóxica.«Puede asegurarse, dice el Teniente Coronel Reboul, como

conclusiones de su trabajo, que el Reich posee en la actualidad:«Un primer material bastante parecido al que poseía al fi-

nal de 1918, al que ha hecho sufrir algunas modificaciones paraaumentar el alcance, que es suficiente numéricamente para cu-brir todas las necesidades de la movilización de la nación.

NOTICIAS MILITARES DEL. 323

«Un segundo material, netamente superior, técnicamentehablando, que ha experimentado cuidadosamente y que ha cons-(rnido por pequeñas series. Parece querer dotar de este mate-rial a todas sus unidades de ataque. Esto aumentaría muchosu capacidad ofensiva.

No puede por tanto decirse que Alemania, por falta dematerial, está incapacitada para tomar una actitud agresiva.Puede atacar el día que lo desee, su armamento es, por lo me-nos, tan perfecto y tan abundante como puede serlo cualquierotro ejército europeo. Y es ciertamente, de mayor rendimientoque el nuestro». .

(«La Science et la Vie», Marzo de 1934).

. LOS ANIMALES EN LA GUERRA QUÍMICA

Bajo este título publica la «Revue Veterinairc Militaire»un largo análisis de una obra del general veterinario alemánRiehters, exponiendo el estado actual de los conocimientos cien-tíficos relativos a la propiedad de los gases de combate, a suacción sobre el organismo de los animales y a su protección.Reproducimos a continuación algunos párrafos del extracto quea su vez hace de la citada obra el «Bulletin Belge des Scien-ces mjlitaires».

«Hablando de la «receptibidad de los animales, para losgases de combate», el autor dice que la afirmación de la exis-tencia de una inmunidad natural del caballo para los gases cons-tituye una afirmación prematura, debida al desconocimiento oa la interpretación errónea de ciertos elementos de apreciación,tales como:

«La inexactitud de las estadísticas publicadas en los di-ferentes ejércitos, la existencia de idiosincrasias muy determi-nadas; la influencia de las circunstancias locales.

«Richters afirma que los argumentos anatómicos y fisioló-gicos (estrechez de las cavidades nasales del caballo, ramifica-ción mayor del árbol bronquial, etc., e tc . . ) invocadas en favorde la resistencia natural, son insuficientes.

«En suma, escribe, las experiencias de los laboratorios, asícomo los resultados obtenidos en el curso de la campaña, nosobligan a declarar netamente: las intoxicaciones por los gases,no evolucionan de una manera, tan frecuentemente fatal en elrabal lo como en el hombre; pero desde el punto de vista soniguales; mucho más, en presencia de ciertos gases -la yperita,por ejemplo—la sensibilidad cutánea del caballo es superior a la

del hombre, como Bressou lo ha demostrado plenamente.


«Por estas razones parece que debemos atenernos a las con-clusiones siguientes:

1. °) El caballo no manifiesta una resistencia elevada másque frente a los gases lacrimógenos.

2. °) En presencia de otros gases, y en condiciones iguales,los animales—el caballo en particular- son tan fácilmente in-toxicados como el hombre.

3. °) En el curso de una guerra nueva, las pérdidas por ac-ción de los gases serán más elevadas que las sufridas duranteel último conflicto, y los animales del interior sufrirán tam-bién los efectos de la guerra química.

«Después de un largo capítulo consagrado a la patología yterapéutica de las intoxicaciones por los gases, se ocupa Richtersde la protección de los animales contra los gases. Reproducimossolamente algunas indicaciones de carácter general.,

«Protección general-—En los ejércitos, para la protecciónde los animales contra los gases deben tomarse las siguientesprecauciones: elección cuidadosa de la situación de las cuadras(evitar las encrucijadas, los valles en dirección al enemigo, lashoyadas, etc. ), cubrir los locales con musgo, hierba, mantas otelas de tienda impregnadas de soluciones neutralizantes, etc..

«Contra la yperita, en las zonas bombardeadas: prohibirel acceso a los prados con impactos, así corno el abrevamientoen los hoyos producidos por las granadas, donde frecuentemen-te existen, en la superficie del agua, una «piel» un velo deyperita, que señala el peligro.

«Desimpregnar los arreos con lavados de soluciones frescasde cloruro de cal, efectuados con las precauciones habitualesaeración y de protección.

«Recubrir el suelo de los abrigos, tinglados y corbertizos deuna capa de esta misma substancia (10 kilogramos, 500 pormetro cuadrado); después efectuar pulverizaciones y riesgos consoluciones jabonosas. Dejar luego dos o tres horas, lavar abun-dantemente y airear.

«Protección individual. — Después de describir las diferentesmedidas de protección individual tomadas por los beligerantesdurante la guerra 1914-1918, medios improvisados, caretas,etcétera, el autor subraya la importancia primordial de estacuestión y la dificultad de realizar para los animales una pro-tección individual eficaz.

«La verdad es—escribe-que en la cuestión de la protec-ción del caballo contra los gases, estamos todavía en el períodode tanteos.


«Ciertamente que se conocen desde hace tiempo las venta -jas de los filtros secos sobre los húmedos; pero un aparato ver-daderamente práctico para el caballo, provisto de válvulas de

. inspiración y de obligación, con filtro seco amovible, no se ha: encontrado todavía. -

«Tal careta sería la única capaz de asegurar una protecciónperfecta; pero su realización es menos sencilla, que la de la ca-reta destinada al hombre, porque el problema lleva en sí dosnecesidades contradictorias: volumen reducido del aparato ygran capacidad respiratoria del sujeto.

Sin pretender la perfección que no puede ser alcanzada,parece que la concepción de una careta ideal para el caballo dela caballería puede actualmente inspirarse en las necesidadessiguientes: gran ligereza, solidez, precio de adquisición mode-rado, entorpecimiento escaso, plegadura fácil, colocación rápida,sin impedir el juego normal de las riendas, y polivalencia ele-vada.

Para el caballo de artillería, podría servir un aparato unpoco más pesado, cuya resistencia a la respiración podría sertolerada en cierta medida; pero importa no confundir la mo-lestia respiratoria parcial causada por la careta y la molestiamaterial debida a la falta de costumbre de los animales, queles hace tratar de quitarse, por instinto todo aparato. De aquíla necesidad de un adiestramiento serio por medio de ejerci-cios de día y de noche, con caretas de ensayo, primero, y des-pués, con aparatos cuya resistencia progresiva llegará a alcan-zar la del «tipo» de guerra. Huelga decir que es particular-mente importante que los hombres sean igualmente adiestrados,noche y día, en poner y quitar las caretas a los caballos, lle-

vando puesta ellos mismos su propia careta.«La protección del perro debe responder a dos condicio-

nes: bastar para la feliz travesía por una zona envuelta en ga-ses y permitir su permanencia con las tropas de primera línea.

«En razón de la evaporación bucal, la solución del proble-ma no puede consistir más que en una careta en forma de sacoo de bolsa, atada al cuello del animal, esto se realiza, adoptan-do las substancias neutralizantes utilizadas para las caretas decaballería.

«Los perros se habitúan por un adiestramiento regular, tanimportante como el del caballo, a llevar la careta en todas lascircunstancias.

«La protección de la paloma mensajera ha conducido enAlemania, 'después de algunos ensayos a la construcción de unajaula especie de mochila que permite el transporte a traves del

M. DEL X. 9


terreno de combate y al abrigo de los gases, de las palomassituadas en varios departamentos. Un saco proyector, unido a lajaula, permite al hombre portador fijar el mensaje a la paloma,y dejar partir a ésta en plena zona peligrosa, sin que padezcanlas otras aves. Suelta rápidamente, la paloma se eleva tan deprisa, que atraviesa sin daño la capa tóxica. ("BulLetin Belgedes Sciences militaires», Octubre de 1934).

LA PREPARACION MILITAR EN ITALIA

El gobierno italiano ha tomado una serie de importantesmedidas concernientes a la preparación militar de la nación,desarrollando una tendencia concebida desde hace algunos me-ses. En enero del año actual, «1 Subsecretario de guerra, GeneralBaistrochi, había en efecto, anunciado que se estudiaban losmedios de llegar a la educación militar amplia y completa detodos los ciudadanos desde la infancia hasta la edad madura,organizando una serie de instituciones en forma progresiva ysin interrupción. En su discurso de inauguración de la legisla-tura actual, el rey mostró la necesidad de desarrollar la educa-ción física de la juventud y de asegurar con más perfec-ción la educación militar del país. Mussolini, el pasado mes, ala terminación de las grandes maniobras, ha declarado queItalia será cada vez más una nación militar, militarista, e in-cluso guerrera, en la que todas las energías tenderán al mismoobjeto: al aumento de la fuerza armada del país.

El decreto que sienta las bases de la nación militaristay guerrera, deseada por el Jefe del gobierno italiano, compren]de una serie de disposiciones, partiendo del principio de que, enel estado fascista, las funciones del ciudadano y del soldado sonúnicas y las mismas. En virtud de esto, desde los 8 a los 55años, todo súbdito estará encuadrado obligatoriamente en algu-na organización militar o paramilitar. Desde los 8 a los 18años, período de la preparación premilitar, recibirá una educa-ción moral y física preparatoria de su misión como soldado, 'tanto en la escuela como en las organizaciones llamadas «ba-lillas» o de vanguardia. A los 18 años, y no a los 21, como has-ta ahora, se considera ya como soldado, sometido a una discipli-na estrictamente militar, aunque sin incorporarse a las fuerzasarmadas, continuando la preparación premilitar y perfeccionán-dose en una dirección especial: marina, aviación, radiotele-grafía, etc.. A los 21 años comienza el servicio, poniéndose aprueba inmediatamente su preparación anterior. Después de sutiempo de servicio activo, el soldado permanece hasta los 55años sometido a diversos ejercicios para la conservación y man-tenimiento de su preparación militar.

NOTICIAS MILITARES DEL 327

En las principales innovaciones que establece el decreto, ci-taremos desde luego el carácter obligatorio de la participaciónen las «balillas» y en las formaciones fascistas, que hasta aho-ra sólo se nutrían de voluntarios. Todos los muchachos italia-nos, cualquiera que sea la opinión de sus padres, están obliga-dos a seguir la educación militar en la forma dispuesta por elrégimen. En segundo lugar, la preparación premilitar se pro-sigue hasta los 21 años, es decir, hasta el mismo día en que elciudadano entra en el cuartel. Los oficiales de las unidades notendrán que instruirles, sino simplemente especializarlos.

La tercera innovación importante de la organización deuna instrucción premilitar, que permitirá, fuera de los perío-dos de reserva, mantener y desarrollar, según su especialidad,los conocimientos militares de los viejos contingentes.

Otra novedad de gran alcance es la enseñanza de la culturamilitar combinada con ejercicios prácticos en los institutos yuniversidades.

Todas las formaciones que contribuyan a este nuevo siste-ma de educación militar serán dirigidas por un organismo coor-dinador a las órdenes de un general comandante de cuerpo deejército, dependientes a su vez del jefe de gobierno y en estre-cha cooperación con los ministros de Instrucción, de Marina, deAviación y de Guerra y con el jefe de la milicia fascista. (Devarios periódicos).

MOTORIZACION INTEGRAL DE LA CUARTA DIVISION DECABALLERIA FRANCESA

Es la primera gran unidad francesa de caballería comple-tamente motorizada. Composición: una brigada de dragonesportada: un batallón de motociclistas, un regimiento de autosblindados y un regimiento de carros. La artillería divisionariaafecta es de autotracción. Todos los elementos de transporte ylos servicios están motorizados (Deutsche Wehr, 14 de junio de1934).

CARRO DE COMBATE GIGANTE

Se ensaya en Francia un nuevo carro de combate gigante.Mientras que los actuales carros de ruptura no están armadosmás que de un obús de 15 centímetros y un cañón de 75 centí-metros en una cúpula delante, un cañón de 75 centímetros, elcarro en ensayo lleva un cañón de 15, 5 en una cúpula delante y

[un cañón de 75 cm. en una cúpula detrás y un cañón de 10, 5 enla parte central. Está armado, además, con 12 ametralladoras, en


lugar de las 10 que llevan los actuales. Longitud: 10 metros;anchura 3 metros; altura, 4, 25 metros. Peso de 70 a 80 tone-ladas.

El blindaje, que no tiene más que 50 milímetros de espesor,está construido por un metal especial cuya composición semantiene secreta.

Este carro podrá atravesar un foso de 5 metros y batir ár-boles corpulentos. (Militar Wochenblatt, 18 de junio de 1934).

JUICIO CRITICO DE LA GRAN GUERRA

La guerra mundial causó tantas decepciones entre los ven-,cedores como entre los vencidos. Ni sus objetivos, ni la manerade ser conducida, respondió al interés bien comprendido de lospueblos. «Rusia—dice el general alemán von Metzch en «Kriegals Saat». (La guerra como semilla)—no tenía ninguna proba-bilidad de vencer a Alemania. Luchaba por objetivos que noeran nacionales, sino los de Francia y de Inglaterra. Pagó elerror de su exclusión fuera de Europa».

Francia comenzó la guerra por una ofensiva estratégica,que fracasó porque no respondía ni al carácter de la poblaciónni a las necesidades del país. Francia no tiene derecho a unaexpansión de territorio, ya que no puede poblar el suyo. Peroen cambio, en la defensiva, sobre su propio territorio, resistióde una manera admirable.

«Inglaterra se degradó convirtiéndose en una tropa auxiliarde los franceses, ella, que era la primera potencia marítima.inmovilizó su flota y prolongó la guerra; pero la lucha quesostuvo en Flandes no era la del imperio. Por eso sé debilitó suposición marítima e imperial.

«Alemania está condenada por su historia y por su si-tuación geográfica a defenderse sobre dos frentes. Necesitaba,por tanto, dirigir todas las fuerzas del país hacia ese objeto.No lo hizo ni antes de la guerra ni durante la guerra. Y ahí re-side su responsabilidad.

«Alemania cometió la primera falta invadiendo Bélgica conun ejército demasiado débil. Es ocioso preguntar si Alemaniatenía derecho a invadir Bélgica, puesto que sólo se trató deadelantarse a nuestros adversarios, probado que ellos estabandecididos a, violar la neutralidad belga. Para nosotros la in-vasión no era una injusticia, sino el privilegio de un puebloatacado.

«Lo mismo ocurrió con la guerra submarina y con la gue-rra ba'cánica. Alemania no obró a tiempo ni con la energíanecesaria. Y así logró éxitos parciales; pero se le escapó lavictoria definitiva". ("Krieg al Saat". General von Metzcli).

NOTICIAS MILITASES DEL 329

LA GUERRA BACTERIANA Y SUS POSIBILIDADESTECNICAS

Las revelaciones de un periodista inglés, relativas a laexperiencia que según él se practican en Alemania, para lapreparación científica de una guerra microbiana, han produ-cido cierta preocupación en Europa. Ocupándose de este inte-resante asunto Jean Labadie resume su parecer en «La Scienceet la Vie» de setiembre último en los siguientes términos.

Las enfermedades transmisibles por la vía aérea son unnúmero muy limitado.

«De las dos formas de la propaganda aérea, el polvo ylas nieblas, solamente las «nieblas» microbianas permiten latransmisión de las epidemias».

M. Labadie estudia detenidamente las condiciones físicasde la difusora microbiana, la influencia de la temperatura yla de la presión atmosférica sobre las nieblas microbianas yla manera de «nutrirse» los microbios en la atmósfera parallegar a las siguientes conclusiones:

La guerra microbiana, es decir, el contagio artificial depoblaciones, no diferirá apenas de las epidemias que en todoslos tiempos han aparecido durante las guerras, y que, frecuen-temente fueron consecuencia de ella. Sería ignorar que la pestepneumónica, desencadenada en país enemigo, no distingue debandos, y pasa al campo de los agresores. La llamada «grip-pe española» de la última guerra, fué «europea», sin distin-ción de beligerantes, y causó más bajas que el fuego.

Si Alemania sueña con la probabilidad de una guerra mi-crobiana y ensaya analizar las condiciones teóricas, es un he-cho mucho más espantoso moralmente que desde el punto devista técnico. Pero puesto que la cuestión está plantea-da, he aquí, según M. Trillat, que estudia en el InstitutoPasteur desde hace muchos años la transmisión de las enfer-medades infecciosas por vía aérea, como se podría organizar laprotección:

Tres medios de defensa vienen a la imaginación: la va-cuna, la máscara y la emisión de nubes antisépticas. Pero debeobservarse que la vacuna no será posible practicarla siempre,que la máscara no protegerá ni los vestidos ni el suelo, y queen cnanto a la emisión de una nube antiséptica, se corre elriesgo de que sea tardía, porque ninguna advertencia, ningúnolor, ningún indicio podrá hacer prever la llegada de una olamicrobiana. Los procedimientos de defensa contra el armamicrobiana serán, por lo menos, tan difíciles de realizar como,contra el arma química.


lugar de las 10 que llevan los actuales. Longitud: 10 metros;anchura 3 metros; altura, 4, 25 metros. Peso de 70 a 80 tone-ladas.

El blindaje, que no tiene más que 50 milímetros de espesor,está construido por un metal especial cuya composición semantiene secreta.

Este carro podrá atravesar un foso de 5 metros y batir ár-boles corpulentos. (Militar Wochenblatt, 18 de junio de 1934).

JUICIO CRITICO DE LA GRAN GUERRA

La guerra mundial causó tantas decepciones entre los ven-,cedores como entre los vencidos. Ni sus objetivos, ni la manerade ser conducida, respondió al interés bien comprendido de lospueblos. «Rusia—dice el general alemán von Metzch en «Kriegals Saat». (La guerra como semilla)—no tenía ninguna proba-bilidad de vencer a Alemania. Luchaba por objetivos que noeran nacionales, sino los de Francia y de Inglaterra. Pagó elerror de su exclusión fuera de Europa».

Francia comenzó la guerra por una ofensiva estratégica,que fracasó porque no respondía ni al carácter de la poblaciónni a las necesidades del país. Francia no tiene derecho a unaexpansión de territorio, ya que no puede poblar el suyo. Peroen cambio, en la defensiva, sobre su propio territorio, resistióde una manera admirable.

«Inglaterra se degradó convirtiéndose en una tropa auxiliarde los franceses, ella, que era la primera potencia marítima.inmovilizó su flota y prolongó la guerra; pero la lucha quesostuvo en Flandes no era la del imperio. Por eso sé debilitó suposición marítima e imperial.

«Alemania está condenada por su historia y por su si-tuación geográfica a defenderse sobre dos frentes. Necesitaba,por tanto, dirigir todas las fuerzas del país hacia ese objeto.No lo hizo ni antes de la guerra ni durante la guerra. Y ahí re-side su responsabilidad.

«Alemania cometió la primera falta invadiendo Bélgica conun ejército demasiado débil. Es ocioso preguntar si Alemaniatenía derecho a invadir Bélgica, puesto que sólo se trató deadelantarse a nuestros adversarios, probado que ellos estabandecididos a, violar la neutralidad belga. Para nosotros la in-vasión no era una injusticia, sino el privilegio de un puebloatacado.

«Lo mismo ocurrió con la guerra submarina y con la gue-rra ba'cánica. Alemania no obró a tiempo ni con la energíanecesaria. Y así logró éxitos parciales; pero se le escapó lavictoria definitiva". ("Krieg al Saat". General von Metzcli).


La producción caballar nacional, insuficiente antes de laguerra para las necesidades de la remonta, ha sido muy fo-mentada, esperándose que el ejército italiano podrá pronto en-contrar en el país todos los recursos que le son necesarios.Selecciones cuidadosas han permitido obtener un tipo exce-lente de caballo de guerra.

Los métodos de doma del caballo, están caracterizados porparticularidades que los distinguen de los principios comun-mente empleados en esa materia.

La primera doma es, más bien, un amansamiento delanimal que una doma propiamente dicha. El jinete permanececon su caballo el mayor tiempo posible para habituarlo a lapresencia del hombre, a su contacto y a los diversos ruidos.Más tarde, se habitua el potro a soportar ejercicios variadosde volteo. La doma montada consiste sobre todo en las salidas alaire libre en terreno accidentado. Cuando trabaja, después,en el picadero, el suelo está cubierto de pequeños obstáculospara habituar al caballo a franquearlos instintivamente». (Ge-neral J. Rougueroi "La France Militaire", 21 septiembre 1934).

E1 movimiento de los precios al por mayor enFrancia

Como es sabido, desde la guerra la cuestión de los preciosha adquirido una importancia primordial. La política de todoslos Gobiernos tiende, con arreglo a medios diversos y en sen-tido a veces opuesto, a ejercer un control sobre los mismos. Elexamen de sus fluctuaciones, presenta pues, a nuestro entender,evidente interés. Especialistas reputados que pertenecen al Ser-vicio de la Estadística general de Francia publicaron este ve-rano un trabajo objetivo del que es posible deducir ciertasprecisiones sobre la relación entre la moneda y los precios yuna explicación de la política francesa.

Se han utilizado para fijar los índices los precios de 45mercancias de gran consumo comparados con los de julio de1914 que han sido adoptados para una base igual a 100. Seha terminado, por otra parte, un índice comparado con el tér-mino medio de 1913 respecto a 1. 26 mercancías cuyos precioskan sido multiplicados por un coeficiente llamado coeficientede ponderación según las cantidades lanzadas al mercado.

Como el año 1928 fué el de la estabilización del franco, lainfluencia de fenómenos monetarios fué bastante sensible, porlo menos durante una parte del año y en lo que se refiere a lasmaterias importadas. En 1929 desapareció el elemento per-turbador de los movimientos del franco; el ajuste de los pre-cios franceses a los precios mundiales se realizó rápidamentemientras se mantenían el ritmo de la producción y del consu-mo. Se advirtió una baja bastante franca (623 contra 634 parael índice general de las 45 mercancias). Sin embargo, los pro-ductos animales, y los minerales subieron merced a la acciónde 1 as organizaciones de defensa. Así, el índice de las mercan-cias nacionales se estableció a un nivel superior al de las mer-cancías importadas (635 contra 602).


En 1930 se pudo comprobar la influencia de la crisis eco-nómica que hace que disminuyan los precios debido a razonesexclusivamente comerciales, pero en modo alguno monetarias.La protección de los productos agrícolas fué reforzada y pudofrenarse su baja. Los productos alimenticios animales perma-necieron estacionarios a 599. La diferencia entre los produc-tos nacionales y los importados se agravó notablemente ya quelos primeros llegaron a 591 y los segundos quedaron en 458

133 de margen).Análoga tendencia se observó en 1931. La protección de

la agricultura, especialmente por el sistema de contingentes, de-terminó en ocasiones un alza sobre todo en el índice de los pro-ductos alimenticios vegetales (503 en vez de 466). Una mejoríapasajera en los textiles levantó los precios de estos artículoshasta 515 contra 473. Pero en el conjunto, la baja continuó de-ludo a razones comerciales y el índice general disminuyó de543 a 462.

Sin embargo, en el cuarto trimestre del indicado año, labaja de la libra esterlina y de las monedas que gravitaban ensu órbita precipitó la cuida de los precios expresados en fran-cos en lo que concierne a las mercancías importadas de suerteque la diferencia se agravó entre el índice de los productos na-cionales y el de los productos importados (527 contra 344 osea 183 de margen),

Con el año 1932 la influencia del desconcierto monetariointernacional se intensificó; pero la crisis dejó sentir tambiénsus efectos en Francia, lo cual provocó la baja de todos los índi-ces. El índice general cayó de 462 a 407. La disparidad entrelos productos nacionales y los productos importados disminuyóligeramente (468 para los primeros contra 298 para los segun-dos, es decir 170 de diferencia).

En 1933, la depreciación del dollar vino a conferir nuevagravedad al desorden monetario; pero una cierta mejoría semanifestó en todas partes y, sobre todo, en el extranjero. Poreso mismo, la degradación de los precios no se agravó. El índi-ce general, no obstante, pasó de 407 a 388. Ello se debe másque nada, en lo que respecta a los productos alimenticios fran-ceses, a la influencia de las cosechas pletóricas cuya salidaal exterior se hace cada vez más difícil. Estas circunstanciashan determinado un acercamiento entre el índice de los produc-tos nacionales y el de los productos importados (434 y 306 osea 128 de diferencia).

Los precios del por mayor han bajado, pues, en Francia demanera continua de 1928 a 1933, pasando del índice general de634 al de 388. La disminución ha sido más lenta que en otras

EL MOVIMIENTO DE L O S . . . 335

partes a causa de las medidas de protección agrícola; pero elloha llevado consigo una diferencia entre los índices de los pro-ductos nacionales y el de los productos importados que ilustrael margen existente entre los precios franceses y los preciosmundiales y explica la dificultad particular de la actual posi-ción de Francia. Este margen do índices que era de 133 en 1930,llegó hasta 183 en 1931, era de 170 en 1932, y suponía 128en 1933.

Análogas comprobaciones se desprenden de la estadísticade los precios ponderados de 126 mercancías.

Los datos estadísticos de la Sociedad de Naciones recien-temente publicados llevaban a conclusiones semejantes. Com-parando las variaciones de precios en los diversos paises, entresetiembre de 1931 y agosto de 1934, se observa que los pre-cios del por mayor habían disminuido en Francia en 21% entanto que habían subido en un 6½ % en la Gran Bretaña y enun 22% en los Estados Unidos, paises que ejercen el controlsobre las primeras materias y los alimentos importados.

Este estudio nos lleva a formular la, conclusión de que lasfluctuaciones de los precios franceses no han estado condicio-nadas únicamente ni siquiera esencialmente por el factor mone-tario. Otros factores, como la gravedad desigual de la crisis eco-nómica, la marcha diferente de sus convulsiones y la orienta-ción propia de la política francesa, han ejercido una influenciaconsiderable. Por eso aparece exageradamente simplista la tesisde los que pretenden hallar un remedio a los males de Franciaen una manipulación de la moneda. Nada prueba, en efecto, quedespués de un período inicial que sería probablemente muybreve, semejante manipulación había de poner término al mar-gen cíe diferencia entre los precios franceses y los extranjerosporque las otras causas de diferencia subsistirían.

Así se explica perfectamente la política obstinadamenteclásica del Gobierno francés que se niega a considerar una de-valuación del franco. El relleno progresivo del abismo abiertoentre los precios mundiales y los precios franceses que puedeadvertirse desde 1931, y especialmente desde 1932, justificaesta política y permite pensar que Francia seguirá ajustándosea dicha línea de conducta.

Marzo - Abril de 1935. MEMORIAL - Blog del Ejército de Chile...

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