Marx Trabajo Enajenado Alienado 2

10
EL TRABAJO ALIENADO ||XXII| Hemos partido de los presupuestos de la economía política. Hemos aceptado su lenguaje y sus leyes. Dimos por supuestos la propiedad privada, la separación entre trabajo, ca- pital y tierra y, asimismo, entre trabajo asalariado, beneficio del capital y renta de la tierra; también admitimos la división del trabajo, la competencia, el concepto de valor de cambio, etc. A partir de la propia economía política, con sus mismas palabras, liemos mostrado que el trabajador se degrada al nivel de una mercancía, y de la mercancía más miserable; que la miseria del trabajador se encuentra en proporción inversa a la fuerza y el volumen de su producción; que el resultado necesario de la competencia es la acumulación del capital en pocas manos y, por ende, la restauración, todavía más temible, del monopolio; finalmente, que desaparece la diferencia entre el capitalista y el rentista, como entre el agricultor y el trabajador de la manufac- tura, y la entera sociedad debe escindirse en las dos clases de los propietarios y los trabajadores carentes de propiedad. La economía política parte de la propiedad privada como de un hecho elemental. No nos la explica. Concibe el proceso material de la propiedad privada -proceso que ella experi- menta en la realidad- bajo fórmulas universales, abstractas, que, para ella, poseen el valor de leyes. No concibe estas leyes; es decir: no demuestra cómo se derivan estas de la esencia de la propiedad privada. La economía política no nos da infor- mación alguna sobre la causa de la separación entre trabajo y capital, entre capital y tierra. Cuando, por ejemplo, determina la relación existente entre el salario y el beneficio del capital, rige para ella, como fundamento último, el interés de los capi- MANUSCRITOS ECONÓMICO-FILOSÓFICOS ios talistas; es decir: da por supuesto lo que debería desarrollar. De igual modo aparece en todas partes la competencia. Esta es explicada a partir de circunstancias externas. La economía política no nos enseña en absoluto en qué medida estas cir- cunstancias externas, aparentemente contingentes, solo son la expresión de una evolución necesaria. Hemos visto de qué modo el propio intercambio se le presenta como un hecho contingente. Las únicas ruedas que el economista político pone en movimiento son la codiciay la guerra entre codiciosos, la competencia. Precisamente porque la economía política no concibe el contexto en el que se despliega el movimiento, no se pudo, por ejemplo, contraponer la teoría sobre la competencia con la teoría acerca del monopolio, la teoría acerca de la libertad de oficios con la teoría acerca de la corporación, la teoría sobre la división de la propiedad de la tierra con la teoría acerca del latifundio; pues competencia, libertad de oficios, división de la propiedad, eran desarrolladas y concebidas como consecuencias contingentes, intencionales, violentas; no como efectos necesarios, inevitables, naturales, del monopolio, de la corporación y de la propiedad feudal. Así pues, ahora tenemos que concebir la interrelación esen- cial existente entre la propiedad privada, la codicia, la separa- ción entre trabajo, capital y propiedad de la tierra, entre inter- cambio y competencia, entre valor y desvalorización del hom- bre, entre monopolio y competencia, etc.; tenemos que conce- bir, entonces, la interrelación existente entre toda esta aliena- ción y el sistema monetario. % A diferencia de lo que hace el economista político cada vez que procura explicar algo, no nos traslademos a un ficti- cio estado originario. Un estado semejante no explica nada. El economista solo desplaza la cuestión hacia una lejanía gris, nebulosa. Da por supuesto, bajo la forma del hecho, del acon- tecimiento, lo que debe deducir, a saber: la relación necesaria

Transcript of Marx Trabajo Enajenado Alienado 2

  • E L TRABAJO ALIENADO

    | | X X I I | Hemos partido de los presupuestos de la e c o n o m a pol t ica. Hemos aceptado su lenguaje y sus leyes. D i m o s por supuestos la propiedad privada, la s epa rac in entre trabajo, ca-pital y tierra y, asimismo, entre trabajo asalariado, beneficio del capital y renta de la tierra; t a m b i n admit imos la d iv is in del trabajo, la competencia, el concepto de valor de cambio, etc. A partir de la propia e c o n o m a pol t ica , con sus mismas palabras, liemos mostrado que el trabajador se degrada al n ivel de una mercanc a , y de la m e r c a n c a m s miserable; que la miseria del trabajador se encuentra en p r o p o r c i n inversa a la fuerza y el volumen de su p r o d u c c i n ; que el resultado necesario de la competencia es la a c u m u l a c i n del capital en pocas manos y, por ende, la r e s t au rac in , t o d a v a m s temible, del monopol io ; finalmente, que desaparece la diferencia entre el capitalista y el rentista, como entre el agricultor y el trabajador de la manufac-tura, y la entera sociedad debe escindirse en las dos clases de los propietarios y los trabajadores carentes de propiedad.

    L a e c o n o m a pol t i ca parte de la propiedad pr ivada como de un hecho elemental. N o nos la explica. Concibe el proceso material de la propiedad pr ivada -proceso que ella experi-menta en la r ea l idad- bajo f r m u l a s universales, abstractas, que, para ella, poseen el va lor de leyes. N o concibe estas leyes; es decir: no demuestra c m o se der ivan estas de la esencia de la propiedad privada. L a e c o n o m a po l t i ca no nos da infor-m a c i n alguna sobre la causa de la s e p a r a c i n entre trabajo y capital, entre capital y tierra. Cuando, por ejemplo, determina la re lac in existente entre el salario y el beneficio del capital, rige para ella, como fundamento l t imo , el i n t e r s de los capi-

    MANUSCRITOS ECONMICO-FILOSFICOS ios

    talistas; es decir: da por supuesto lo que d e b e r a desarrollar. De igual modo aparece en todas partes la competencia. Esta es explicada a par t i r de circunstancias externas. L a e c o n o m a pol t ica no nos e n s e a en absoluto en q u medida estas cir-cunstancias externas, aparentemente contingentes, solo son la e x p r e s i n de una e v o l u c i n necesaria. Hemos visto de q u modo el p rop io in te rcambio se le presenta como un hecho contingente. Las n i c a s ruedas que el economista pol t ico pone en m o v i m i e n t o son la codiciay la guerra entre codiciosos, la competencia.

    Precisamente porque la e c o n o m a pol t ica no concibe el contexto en el que se despliega el mov imien to , no se pudo, por ejemplo, contraponer la t eo r a sobre la competencia con la t e o r a acerca del monopol io , la t e o r a acerca de la libertad de oficios con la t e o r a acerca de la c o r p o r a c i n , la teor a sobre la d iv i s in de la propiedad de la tierra con la teor a acerca del la t i fundio; pues competencia, l ibertad de oficios, divisin de la propiedad, eran desarrolladas y concebidas como consecuencias contingentes, intencionales, violentas; no como efectos necesarios, inevitables, naturales, del monopol io , de la c o r p o r a c i n y de la propiedad feudal.

    As pues, ahora tenemos que concebir la in ter re lac in esen-cial existente entre la propiedad privada, la codicia, la separa-cin entre trabajo, capital y propiedad de la tierra, entre inter-cambio y competencia, entre valor y desva lo r izac in del hom-bre, entre monopo l io y competencia, etc.; tenemos que conce-bir, entonces, la i n t e r r e l a c i n existente entre toda esta aliena-cin y el sistema monetario. %

    A diferencia de lo que hace el economista po l t i co cada vez que procura explicar algo, no nos traslademos a un ficti-cio estado originario. U n estado semejante no explica nada. E l economista solo desplaza la cues t i n hacia una le jan a gris, nebulosa. D a por supuesto, bajo la forma del hecho, del acon-tecimiento, lo que debe deducir, a saber: la r e l ac in necesaria

  • 106 . K A R L M A R X '

    entre dos cosas, por ejemplo, entre d iv i s in del trabajo e inter-cambio. As , la t eo log a expl ica el o r igen del mal a par t i r del pecado or ig ina l ; es decir, da por supuesto como u n hecho, bajo la fo rma de una historia, lo que debe explicar.

    Partimos de un hecho de la e c o n o m a pol t ica , de u n he-cho actual.

    El trabajador se torna tanto m s pobre cuanta m s riqueza produce, con cuanto mayor poder y vo lumen incrementa su pro-ducc in . E l trabajador se convierte en una m e r c a n c a tanto ms barata cuantas m s m e r c a n c a s produce. L a desvalorizacin del mundo del hombre crece en p r o p o r c i n directa a la valorizacin del mundo de las cosas. E l trabajo no solo produce mercanc a s ; se produce a s mismo y al trabajador como una mercanca, y, por cierto, en la p r o p o r c i n en que produce m e r c a n c a s .

    A d e m s , este hecho expresa solo l o siguiente: el objeto que produce el trabajo, su producto, se enfrenta al trabajo como un ser ajeno, como una fuerza independiente del productor. El producto del trabajo es el trabajo que se ha fijado, que se ha materializado en un objeto, es la objetivacin del trabajo. La r ea l i zac in del trabajo es su ob j e t i vac in . Esta rea l i zac in del trabajo aparece, a n i v e l de la e c o n o m a p o l t i c a , como desrealizacin del trabajador; la o b j e t i v a c i n , como prdida del objeto y como sometimiento servil a l\a a p r o p i a c i n , como alie-nacin, c o m o enajenacin.

    A tal p u n t o la r e a l i z a c i n de l t rabajo aparece como d e s r e a l i z a c i n , que el trabajador es desrealizado hasta mor i r de hambre. A tal punto la ob j e t i vac in aparece como p r d i d a del objeto, que el trabajador es despojado de los objetos m s necesarios; no solo de la v ida , sino t a m b i n de los objetos de trabajo. Inclusive, el trabajo mismo se convierte en un objeto, del que el trabajador solo puede apropiarse con el mayor es-fuerzo y con las m s irregulares interrupciones. L a apropia-c in del objeto aparece a tal punto 'como a l i enac in que, cuan-tos m s objetos produce el trabajador, tanto menos puede po-

    M A N U S C R I T O S E C O N M I C O - F I L O S F I C O S 07

    . seer, y tanto m s se encuentra sometido al d o m i n i o de su pro-ducto, de l capital .

    En la d e t e r m i n a c i n s e g n la cual el trabajador se relacio-na con el producto de su trabajo como con un objeto ajeno, resi-den todas estas consecuencias. Pues, de acuerdo con esta pre-suposic in, es claro que cuanto m s se ejercita el trabajador, tanto m s poderoso se torna el m u n d o ajeno, objetivo, que crea ante s; tanto m s pobre se torna l mi smo , su m u n d o interior; es tanto menos d u e o de s mismo. Ocur re lo mismo con la re l ig in . Cuan to m s pone el hombre en Dios, tanto menos retiene en s mismo. E l trabajador pone su v ida en el objeto; pero aquella ya no le pertenece a l, sino al objeto. Cuanto mayor es, pues, esa act ividad, tanto m s desprovisto de objeto se encuentra el trabajador. L o que es el producto de su trabajo, no lo es l. Cuanto mayor es, pues, este producto, tanto menor es el trabajador mismo. La enajenacin del trabaja-dor en su producto significa no solo que el trabajo de aquel se convierte en u n objeto, en una existencia externa, sino t a m b i n que el trabajo existe fuera de l, como algo independiente, ajeno a l; se convierte en una fuerza a u t n o m a de l; significa que aquella vida que el trabajador ha concedido al objeto se le en-frenta como algo hosti l y ajeno.

    | | X X I I I | Consideremos ahora con m s detalle la objetivacin, la p r o d u c c i n del trabajador, y, en ella, la alienacin, la.prdida del objeto, del p roduc to del trabajador.

    E l trabajador n o puede crear nada sin la naturaleza, sin el mundo externo sensorial. Esta es la materia en la que se realiza el trabajo de aquel, en la que el trabajo ac ta , a par t i r de la cual y por medio de la cual d icho trabajo produce.

    Pero la naturaleza, as como le ofrece al trabajo los medios de vida en el sentido de que el trabajo no puede vivir sin objetos en los que es ejercido, le ofrece t a m b i n , por o t ro lado, los medios de vida en sentido estricto, es decir: los medios de sub-sistan r a f c , - ^ ^iT:&AJ>A"3^Dfcfc-

  • K A R L M A R X

    A s pues, cuanto m s se apropia el trabajador de l mundo externo, de la naturaleza sensorial, a t r a v s de su trabajo, tanto m s se ve pr ivado de medios de vida; y ello en dos sentidos: en pr imer lugar, porque el mundo externo sensorial deja cada vez m s de ser un objeto perteneciente a su trabajo, u n medio de vida de su trabajo; en segundo lugar, porque deja cada vez ms de ser un medio de vida en el sentido inmediato , medio para la subsistencia fsica del trabajador.

    E n este doble sentido, el trabajador se convierte, pues, en siervo de su objeto; en p r imer lugar, porque recibe u n objeto de trabajo, es decir, trabajo; y en segundo lugar, porque reci-be medios de subsistencia. En p r i m e r lugar, entonces, porque puede exist ir en cuanto trabajador y, en segundo lugar, 1 por-que puede existir en cuanto sujeto fsico. E l coronamiento de esta servidumbre es que l solo en cuanto trabajador se mantie-ne como sujeto fsico, y que solo como sujeto fsico es trabajador.

    (La a l i enac in del trabajador en su objeto se expresa, de acuerdo con las leyes de la e c o n o m a pol t ica , de tal modo que, cuanto m s produce el trabajador, tanto menos tiene para consumir; cuantos m s valores crea, tanto m s desprovisto de valor, tanto m s ind igno se torna; cuanto m s formado se en-cuentra su producto, tanto m s deforme el trabajador; cuanto m s civilizado su objeto, tanto m s b r b a r o el trabajador; cuanto m s poderoso el trabajo, tanto m s impotente el trabajador; cuanto m s ingenioso el trabajo, tanto m s desprovisto de in-genio el trabajador, tanto m s se convierte este en siervo de la naturaleza.)

    La economa poltica oculta la alienacin presente en la esencia del trabajo por el hecho de no considerar la relacin inmediata entre el trabajador (el trabajo) y la produccin. Por cierto. El trabajo produce obras maravillosas para los ricos, pero pro-duce desposeimiento para el trabajador. Produce palacios, pero cavernas para el trabajador. Produce belleza, pero de-f o r m i d a d para el trabajador. Supr ime trabajo introduciendo

    M A N U S C R I T O S E C O N M I C O - F I L O S F I C O S

    mquinas" pero hace retroceder a u n a parte de los trabajado-res a n trabajo b r b a r o , en tanto convierte a la otra parte en m q u i n a . Produce esp r i tu , pero produce estupidez, cretinis-mo para el trabajador.

    La relacin inmediata del trabajo con sus productos es la rela-cin del trabajador con los objetos de su produccin. La re lac in del rico con los objetos de la p r o d u c c i n y con la p r o d u c c i n misma es solo una consecuencia de esta pr imera re lac in. Y la confirma. Consideraremos luego esta otra perspectiva.

    Si preguntamos, pues, c u l es la r e l a c i n esencial del tra-bajo, preguntamos por la r e l a c i n entre el trabajador y la produccin-

    Hasta aqu , hemos considerado la a l i enac in , la enajena-cin del trabajador solo desde una perspectiva, a saber: la re-lacin del trabajador con los productos de su trabajo. Pero la aliena-cin se muestra no solo en el resultado, sino en el acto de produccin, dentro de la p rop ia actividad productora. C m o po-dra enfrentarse el trabajador al producto de su actividad como a algo ajeno, si l mismo no se alienara de s mismo en el propio acto de p r o d u c c i n ? E l producto es solo el resumen de la actividad, de la p r o d u c c i n . Si, pues, el producto del trabajo es la e n a j e n a c i n , la p r o d u c c i n misma debe ser la enajena-cin activa, la e n a j e n a c i n de la actividad, la actividad de la enajenacin. E n la a l i e n a c i n del objeto de trabajo se resume solo la a l i enac in , la e n a j e n a c i n en la actividad del trabajo mismo.

    Ahora bien, en q u consiste la ena j enac in del trabajo? En pr imer lugar, en que el trabajo es externo al trabajador,

    es decir: no pertenece a su esencia; consiste, por ende, en que el trabajador no se afirma en su trabajo, sino que se niega; en que no se siente bien, sino desdichado; no desarrolla ninguna energa fsica y espiritual l ibre , sino que maltrata su ser fsico y arruina su esp r i tu . E l trabajador solo siente, por ello, que est jun to a s m i smo [bei sichj fuera del trabajo, y que en el

  • 110 K A R L M A R X

    trabajo est fuera de s. Es t en casa cuando rio trabaja, y cuan-d o lo hace, no e s t en casa. Su trabajo no es, pues, voluntar io , sino impuesto, es u n trabajo forzado. Por el lo, n o es la satisfac-c i n de una necesidad, sino solo u n medio para satisfacer nece-sidades externas al trabajo. L o ajeno de su naturaleza se mues-tra n t i d a m e n t e en que, tan p ron to como deja de existir una i m p o s i c i n fsica o de otro orden, se huye del trabajo como de u n a peste. E l trabajo externo, el trabajo en que el hombre se enajena, es un trabajo de a u t o s a c r i c i o , de castigo. Finalmen-te, la exter ior idad del trabajo para el trabajador se manifiesta en que no es propiedad de este, sino de o t ro ; en que no le pertenece; en que, en el trabajo, el trabajador no pertenece a s mismo, sino a o t ro . Como, en la rel igin, la p rop ia actividad de la fantasa humana, de la mente humana y del c o r a z n hu-mano, independientemente del individuo, ac ta sobre este como una actividad ajena, d iv ina o d e m o n a c a , as t a m b i n la activi-dad del trabajador no es su propia actividad. Pertenece a otro, es la p r d i d a de s mismo.

    Se llega, pues, al resultado de que el h o m b r e (el trabaja-dor) solo siente que a c t a l ibremente en sus funciones anima-les -comer , beber y procrear; a lo sumo, en la v iv ienda y el adorno, etc.-, y en sus funciones humanas solo se siente un animal . L o animal se convierte en lo humano, y lo humano en lo animal .

    Comer , beber y procrear, etc., son t a m b i n , sin duda, ac-t ividades a u t n t i c a m e n t e humanas. Pero, en la abs t r acc in que las separa de l m b i t o restante de la ac t iv idad humana, y que las convierte en fines l t i m o s y n i c o s , son actividades animales.

    Hemos considerado el acto de la a l i enac in de la actividad humana prc t ica , el trabajo, desde-dos perspectivas. 1. L a rela-c i n del trabajador con el producto del trabajo c o m o u n objeto ajeno y que lo d o m i n a . Esta r e l a c i n es, al m i s m o t iempo, la r e l a c i n con el m u n d o externo sensorial, con los objetos natu-

    M A N U S C R I T O S E C O N M I C O - F I L O S F I C O S 111

    rales como u n m u n d o ajeno, host i lmente contrapuesto al tra-bajador. 2. L a r e l ac in del trabajo con el acto de produccin den-tro del trabajo. Esta r e l a c i n es la que existe entre el trabajador y su p rop i a actividad como algo ajeno, que no le pertenece; la actividad como padecimiento, la fuerza como impotencia, el engendramiento como castracin, la.propia energ a fsica y espi-ritual del trabajador, su v ida personal -pues q u es la v ida [sino] act ividad- como una actividad vuelta en su contra, indepen-diente de l, que no le pertenece. L a auto alienacin, como m s arriba la a l i enac in de la cosa.

    | | X X I V | A h o r a tenemos que extraer una tercera determi-nacin de l trabajo alienado a part ir de las dos anteriores.

    E l h o m b r e es u n ser g e n r i c o , no solo porque p r c t i c a y t e r i c a m e n t e convierte en objeto suyo al g n e r o , tanto al pro-pio como al de las restantes cosas, sino t a m b i n - y esto es solo otra e x p r e s i n para la misma i d e a - porque se relaciona consigo m i s m o como con el g n e r o actual y v ivo , porque se relaciona consigo m i s m o como con u n ser universal y , por ello, l ib re .

    L a v i d a g e n r i c a , tanto en el hombre como en el animal , consiste f s i c a m e n t e en que el hombre (como el animal) vive de la naturaleza i n o r g n i c a ; y tanto m s universal que el ani-mal es el h o m b r e cuanto lo es el m b i t o de la naturaleza inorgnica , de la que v ive el hombre . C o m o las plantas, los animales, las piedras, el aire, la luz, etc., conforman, en la teora, una parte de la conciencia humana, por un lado en cuanto objetos de las ciencias naturales, por otro en cuanto objetos del arte -su naturaleza i n o r g n i c a espiritual, medios de vida espirituales, que debe preparar en pr imer t r m i n o para luego saborearlos y digerir los-, t a m b i n conforman, en la p r c -tica, una parte de la v ida humana y de la act ividad humana. F s icamente , el hombre v ive solo de estos productos natura-les, ya sea que aparezcan bajo la fo rma de al imento, calefac-cin, vestimenta, v iv ienda, etc. L a universal idad del hombre

  • z KARL MARX

    aparece, en la prc t ica , precisamente en l a universal idad que hace de la naturaleza toda su cuerpo inorgnico, tanto en la medida en que esta 1. es un medio de vida inmediato, como en la medida en que [2.] es la materia, el objeto y la herramienta de su act ividad vital . La naturaleza es el cuerpo inorgnico del hombre, es decir, la naturaleza en cuanto n o es ella misma el cuerpo h u m a n o . E l hombre vive de la naturaleza; esto quiere decir que la naturaleza'es su cuerpo, con el que debe permanecer en un proceso continuo, a fin de no perecer. E l hecho de que la vida fsica y espiritual del hombre depende de la naturaleza no significa otra cosa sino que la naturaleza se relaciona consigo misma, ya que el hombre es una parte de la naturaleza.

    En la med ida en que aliena al hombre 1. de la naturaleza, 2. de s mismo, de su func in activa, de su actividad vital , el trabajo alienado t a m b i n aliena al h o m b r e del gnero; hace que, para el hombre , la vida genrica se convier ta en medio de la vida i nd iv idua l . E n pr imer lugar, aliena l a v ida g e n r i c a y la vida ind iv idua l y, en segundo lugar, convierte a la segunda, en su a b s t r a c c i n , en fin de la primera, t a m b i n esta en su forma abstracta y alienada.

    Pues, en pr imer lugar, el trabajo, la actividad vital, la vida productiva misma, se le aparece al hombre solo como un medio para la satisfaccin de una necesidad, la necesidad de conserva-cin de la existencia fsica. Pero la vida product iva es la vida genr ica . Es la vida que genera vida. E n el t ipo de actividad vital reside todo el carc ter de una especie, su carc ter genri-co, y la l ibre actividad consciente es el c a r c t e r gen r i co del hombre. L a v ida misma aparece solo como medio de vida.

    El animal es t inmediatamente unido a su actividad vital. No se diferencia de ella. Es ella. E l hombre convierte su activi-dad vi ta l m i s m a en objeto de su voluntad y de su conciencia. Tiene una act ividad vital consciente. N o es una de t e rminac in con la que coincide inmediatamente. L a act ividad vital cons-ciente diferencia inmediatamente al h o m b r e de la actividad

    M A N U S C R I T O S E C O N M I C O - F I L O S F I C O S "3 vi ta l animal. Precisamente por ello es un ser g e n r i c o . O es solo n ser consciente -es decir, su propia v ida es, para l, objeto-, precisamente porque es u n ser gen r i co . Solo por eso su actividad es ac t iv idad l ibre. E l trabajo alienado invierte la re lac in , y hace que el hombre, precisamente porque es un ser consciente, convier ta su act ividad vi tal , su ser, en mero medio para su existencia.

    L a creac in de u n mundo objetivo a t ravs de la prct ica , la elaboracin de la naturaleza ino rgn ica , es la prueba de que el hombre es un ser g e n r i c o consciente; es decir, u n ser que se relaciona con el g n e r o como con su propio ser, o consigo mismo como ser g e n r i c o . Sin duda, t a m b i n el animal produ-ce. Se construye u n nido, viviendas, como la abeja, el castor, la hormiga, etc., solo que n i c a m e n t e produce lo que necesita in -mediatamente para s o para su cr a ; produce unilateralmente, mientras que el hombre produce de modo universal; el animal produce solo bajo la coacc in de la necesidad fsica inmediata, mientras que el hombre produce t a m b i n libre de necesidad fsica, y solo produce verdaderamente cuando est l ibre de esa necesidad; el animal se produce solo a s mismo, mientras que el hombre reproduce la naturaleza toda; el producto del animal pertenece inmediatamente a su cuerpo fsico, mientras que el hombre se enfrenta l ibremente a su producto. E l animal forma solo de acuerdo con la medida y la necesidad de la especie a la que pertenece, mientras que el hombre sabe producir segn la medida de toda especie, y, sabe aplicar en todos los casos la medida inherente al objeto; el hombre forma, por ende, de acuer-do con las leyes de la belleza.

    Por ende, es justamente a t ravs de la e l abo rac in del mun-do objetivo que el hombre se prueba verdaderamente en cuan-to ser genrico. Esta p r o d u c c i n es su v ida g e n r i c a activa. A t ravs de dicha e l a b o r a c i n , la naturaleza aparece como la obra y la realidad del hombre. E l objeto del trabajo es, por ello, la objetivacin de la vida genrica del hombre: en la medida en

  • 110 K A R L M A R X

    trabajo est, fuera de s. E s t en casa cuando rio trabaja, y cuan-do lo hace, no es t en casa. Su trabajo no es, pues, voluntar io , sino impuesto, es u n trabajo forzado. Por el lo , no es la satisfac-cin de una necesidad, sino solo u n medio para satisfacer nece-sidades externas al trabajo. L o ajeno de su naturaleza se mues-tra n t i d a m e n t e en que, tan pronto c o m o deja de exist ir una i m p o s i c i n fsica o de otro orden, se huye del trabajo como de una peste. E l trabajo externo, el trabajo en que el h o m b r e se enajena, es u n trabajo de autosacrificio, de castigo. Finalmen-te, la exter ior idad del trabajo para el trabajador se manifiesta en que n o es propiedad de este, sino de o t ro ; en que no le pertenece; en que, en el trabajo, el trabajador no pertenece as mismo, sino a otro. C o m o , en la re l ig in, la propia actividad de la fantasa humana, de la mente humana y del c o r a z n hu-mano, independientemente del individuo, ac ta sobre este como una actividad ajena, d iv ina o d e m o n a c a , as t a m b i n la activi-dad del trabajador no es su propia actividad. Pertenece a otro, es la p r d i d a de s mismo.

    Se llega, pues, al resultado de que el hombre (el trabaja-dor) solo siente que a c t a l ibremente en sus funciones anima-les -comer , beber y procrear; a lo sumo, en la v iv ienda y el adorno, etc.-, y en sus funciones humanas solo se siente un animal. L o animal se convierte en lo humano, y lo humano en lo animal.

    Comer , beber y procrear , etc., son t a m b i n , sin duda, ac-tividades a u t n t i c a m e n t e humanas. Pero, en la a b s t r a c c i n que las separa del m b i t o restante de la ac t iv idad humana, y que las convier te en fines l t i m o s y n i c o s , son actividades animales.

    Hemos considerado el acto de la a l i e n a c i n de la actividad humana prc t i ca , el trabajo, desde-dos perspectivas. 1. L a rela-c in del trabajador con el producto del trabajo como u n objeto ajeno y que lo domina . Esta r e l ac in es, al mismo t i empo , la re lac in con el m u n d o externo sensorial, con los objetos natu-

    M A N U S C R I T O S E C O N M I C O - F I L O S F I C O S 111

    rales como u n m u n d o ajeno, hosti lmente contrapuesto al tra-bajador. 2. L a r e l a c i n del trabajo con el acto de produccin den-tro del trabajo. Esta re lac in es la que existe entre el trabajador y su propia act ividad como algo ajeno, que no le pertenece; la actividad como padecimiento, la fuerza como impotencia, el engendramiento como castracin, Xa.propia e n e r g a fsica y espi-ritual del trabajador, su vida personal -pues q u es la vida [sino] act ividad- como una actividad vuelta en su contra, indepen-diente de l, que n o le pertenece. L a autoalienacin, como m s arriba la a l i enac in de la cosa.

    | | X X I V | A h o r a tenemos que extraer una tercera determi-nac in del trabajo alienado a par t i r de las dos anteriores.

    E l hombre es u n ser g e n r i c o , no solo porque p rc t i c a y t e r i c a m e n t e convierte en objeto suyo al g n e r o , tanto al pro-pio como al de las restantes cosas, sino t a m b i n - y esto es solo otra e x p r e s i n para la mi sma idea - porque se relaciona consigo mismo c o m o con el g n e r o actual y v i v o , porque se relaciona consigo mi smo como con un ser universal y, por ello, l ibre .

    L a v ida g e n r i c a , tanto en el h o m b r e como en el animal, consiste f s i c amen te en que el h o m b r e (como el animal) vive de la naturaleza i n o r g n i c a ; y tanto m s universal que el ani-mal es el h o m b r e cuanto lo es el m b i t o de la naturaleza inorgn ica , de la que vive el hombre . C o m o las plantas, los animales, las piedras, el aire, la luz, etc., conforman, en la teora, una parte de la conciencia humana, por u n lado en cuanto objetos de las ciencias naturales, por ot ro en cuanto objetos del arte - su naturaleza i n o r g n i c a espiritual, medios de vida espirituales, que debe preparar en pr imer t r m i n o para luego saborearlos y digerirlos-, t a m b i n conforman, en la prc-tica, una parte de la v i d a humana y de la act ividad humana. F s i camente , el h o m b r e vive solo de estos productos natura-les, ya sea que aparezcan bajo la f o r m a de al imento, calefac-cin, vestimenta, v iv ienda , etc. L a universal idad del hombre

  • 114 K A R L M A R X

    que este no solo se dupl ica , como en ' la conciencia, intelec-tualmente, sino de m o d o activo, real; y , por eso, se contempla a s m i smo en un m u n d o por l creado. Por ende, en la medida en que el trabajo alienado despoja al h o m b r e del objeto de su p r o d u c c i n , lo despoja de su vida genrica, su verdadera objeti-v idad g e n r i c a y transforma su preeminencia por sobre el ani-mal en la desventaja de que le es arrebatada su v ida ino rgn ica , la naturaleza.

    Asimismo, en la medida en que el trabajo alienado degrada la propia actividad, la actividad libre, al n ivel de medio, hace de la vida g e n r i c a del hombre u n medio para su existencia fsica.

    L a conciencia que el hombre posee de su g n e r o se trans-forma, pues, a t r avs de la a l i enac in , de m o d o que la vida g e n r i c a se vuelve, para l , un medio .

    E l trabajo alienado convierte, t a m b i n : 3. el ser genrico del hombre - tanto su naturaleza c o m o su

    capacidad g e n r i c a esp i r i tua l - en un'ser ajeno SL l , en medio de .su existencia individual. A l i e n a al h o m b r e tanto de su propio cuerpo como de la naturaleza externa a l, como de su ser espiritual, su esencia humana.

    4. U n a consecuencia inmedia ta de que al h o m b r e le sea alienado el p roduc to de su trabajo, de su ac t iv idad v i t a l , de su ser g e n r i c o , es la alienacin del hombre respecto de l hom-bre. Si el h o m b r e se enfrenta consigo m i s m o , t a m b i n se le enfrenta el otro h o m b r e . L o que vale para la r e l a c i n del h o m b r e con su trabajo, con el producto.de su trabajo y con-sigo m i s m o , vale para la r e l a c i n de l h o m b r e con el otro hombre , como t a m b i n con el trabajo y el objeto de l trabajo del otro hombre .

    L a p r o p o s i c i n s e g n la cual el ser humano se ve alienado de su ser g e n r i c o , s i gn ica , s implemente, que un h o m b r e se

    j ve alienado del otro, as como cada uno de ellos se ve aliena-do de la esencia humana .

    L a a l i e n a c i n del h o m b r e y, en general, todas las relacio-

    M A N U S C R I T O S E C O N M I C O - F I L O S F I C O S " 5

    nes en las que el h o m b r e se encuentra consigo mismo, solo se realizan y se expresan a t r a v s de la r e l a c i n en la que el hombre se encuentra con o t ro hombre .

    A s pues, en la r e l a c i n del trabajo alienado, cada hombre considera al o t ro s e g n el p a r m e t r o y la r e l ac in en que se encuentra l mismo en cuanto trabajador.

    | | X X V | Partimos, pues, de u n hecho de la e c o n o m a pol t i -ca, de la a l i e n a c i n del trabajador y de su p r o d u c c i n . Hemos formulado el concepto de este hecho: el trabajo alienado, ena-jenado. H e m o s analizado este concepto y, en consecuencia, meramente u n hecho de la e c o n o m a pol t ica .

    Veamos ahora c m o hay que formular y exponer en la realidad el concepto del trabajo alienado, enajenado.

    Si el p roducto del trabajo me es ajeno, se me enfrenta como una fuerza ajena, a q u i n pertenece, entonces?

    Si m i p r o p i a act ividad n o m e pertenece, es una actividad ajena, impuesta, a q u i n pertenece, entonces?

    A u n ser distinto de m . Q u i n es este ser? Los dioses? Por cierto que, en los pr imeros tiempos, la

    p r o d u c c i n pr inc ipa l , como, por ejemplo, la edif icacin de templos, etc., en Egipto, la Ind ia , M x i c o , aparece al servicio de los dioses, as como el p roduc to pertenece a los dioses. n i c a m e n t e que estos por s solos no eran los amos de los trabajadores. Tampoco la naturaleza. Y q u c o n t r a d i c c i n se-ra, asimismo, que cuanto m s somete el hombre a la naturale-za a t r avs de su trabajo, cuanto m s superfluos resultan los prodigios de los dioses merced al p rod ig io de la industria, deba renunciar el hombre , po r d e v o c i n a estos poderes, a la a legr a de la p r o d u c c i n y al disfrute del producto .

    E l ser ajeno al que pertenecen el trabajo y el producto del trabajo, a cuyo servicio se encuentra el trabajo, y para el dis-frute del cual existe el producto del trabajo, solo puede ser el propio hombre.

  • -I

    K A R L M A R X

    Si el producto del trabajo no pertenece al \rabajador, si es una fuerza ajena contrapuesta a l , esto solo es posible por el hecho de que pertenece a otro hombre distinto del trabajador. Si la act ividad es, para este, una tor tura , debe ser disfrute y ale-gr a v i ta l para otro . N i los dioses, n i la naturaleza; solo el hombre mismo puede ser esa fuerza e x t r a a colocada por en-cima del hombre.

    Cons id re se la p ropos ic in anteriormente estipulada, segn la cual la re lac in del hombre consigo mismo solo se torna, para l, objetiva, real, a t ravs de su re lac in con otro hombre. Cuando se relaciona, pues, con el producto de su trabajo, con su trabajo objetivado, como con u n objeto ajeno, hosti l , poderoso, independiente de l, se relaciona con dicho objeto de tal mane-ra, que un hombre ajeno, hostil, poderoso, independiente de l, es el d u e o de este objeto. Si se relaciona con su propia activi-dad como con una actividad no libre, se relaciona con ella como con una actividad al servicio, bajo el dominio , la coacc in y el yugo de Otro hombre .

    Cada au toa l i enac in del hombre respecto de s mismo y de la naturaleza aparece en la re lacin que l establece con la natu-raleza, y con otros hombres diferentes de l. De a h la necesaria auto alie nac in religiosa que aparece en la r e l ac in del laico con el sacerdote, o t a m b i n -puesto que aqu se trata del mun-do intelectual- en la re lac in con u n intermediario, etc. En el m u n d o real y p r c t i co , la au toa l i enac in solo puede aparecer a t ravs de la re lac in real y prc t ica con otros hombres. E l me-dio por el cual tiene lugar la a l i enac in es l mismo de ndole prctica. A t ravs del trabajo alienado, el hombre genera, pues, no solo su re lac in con el objeto y el acto de la p r o d u c c i n como fuerzas ajenas y hostiles a l ; t a m b i n genera la relacin en que otros hombres se encuentran con su propia p roducc in y su propio producto, y la re lac in en que l se encuentra con estos otros hombres. As como convierte su p rop ia p roducc in en su des rea l i zac in , en su castigo; as como convierte su pro-

    M A N U S C R I T O S E C O N M I C O - F I L O S F I C O S "7 pi producto en p r d i d a , en un producto que no le pertenece, as t a m b i n genera el d o m i n i o de aquel que no produce, en la p r o d u c c i n y en el producto. As como se ve alienado de su propia actividad, as t a m b i n se apodera de una actividad que no le es propia, y que le ha arrebatado a otro.

    Hasta ahora, hemos considerado la r e l ac in solo desde el punto de vista del trabajador, y luego lo haremos t a m b i n desde el punto de vista de l que no trabaja.

    As , pues, a t r avs de l trabajo alienado, enajenado, el trabaja-dor genera la r e l a c i n con el trabajo de un hombre que es ajeno a dicho trabajo, que se encuentra fuera de L L a re l ac in i del trabajador con el trabajo genera la r e l ac in con dicho tra- | bajo de l capitalista, o c o m o quiera que se desee designar al d u e o del trabajo. "La. propiedad privada es, pues, el producto, el j resultado, la consecuencia necesaria del trabajo enajenado, de | la r e l a c i n externa del trabajador con la naturaleza y consigo I mismo.

    L a propiedad privada se deduce, pues, a t ravs del anl i s i s , del concepto del trabajo enajenado; es decir, del hombre enaje^ nado, de l trabajo al ienado, de la v ida alienada, del h o m b r e 1 alienado. 1

    Por cierto que hemos e x t r a d o el concepto de trabajo enaje-nado (de la vida enajenada) de la e c o n o m a pol t ica como resul-tado del movimiento de la propiedad privada. Pero el anl is is de este concepto revela que, aun cuando la propiedad pr ivada aparece como r a z n , c o m o causa del trabajo enajenado, es, antes bien, una consecuencia de l, as como los dioses no son originariamente la causa, sino el efecto del ex t r av o del enten-dimiento humano. Posteriormente, esta r e l ac in se convierte en una r e l a c i n r e c p r o c a .

    Solo en e l l t i m o p u n t o culminante en la e v o l u c i n de la propiedad pr ivada vuelve a aparecer este misterio suyo, con-sistente, po r u n lado, en que es el producto del trabajo enaje-nado y, po r otro, en que es el medio a t r a v s del cual e l traba-

  • 1l8 K A R L M A R X ;

    j o se enajena, la realizacin de esta enajenacin. Esta e v o l u c i n arroja, al m i s m o t iempo, luz sobre diversos

    conflictos irresueltos hasta ahora. 1. La e c o n o m a pol t ica parte del trabajo como el alma ge-

    nuina de la p r o d u c c i n y, sin embargo, no da nada al trabajo, y le da todo a la propiedad privada. Sobre la base de esta contra-d icc in , Proudhon ha e x t r a d o conclusiones a favor del trabajo y en contra de la propiedad privada. Pero nosotros entendemos que esta aparente c o n t r a d i c c i n es la c o n t r a d i c c i n del trabajo alienado consigo mismo, y que la e c o n o m a po l t i ca solo ha formulado las leyes del trabajo alienado.

    T a m b i n entendemos, por el lo, que el salario y Impropiedad privada son i d n t i c o s : pues el salario, siempre que paga el pro-ducto, el objeto del trabajo, el trabajo mismo, es solo una con-secuencia necesaria de la a l i enac in del trabajo, as como, pues, en el salario, t a m b i n el trabajo aparece, no como u n fin en s mismo, sino como servidor de l salario. Luego desarrollare-mos esto, y ahora solo extraeremos algunas conclusiones | | X X V I | .

    U n a violenta alza de los salarios (dejando de lado todas las otras dificultades; dejando de lado que, como una a n o m a l a , solo p o d r a sostenerse por medios violentos), no ser a , pues, sino un mejor salario para los esclavos, y no h a b r a conquistado n i para el trabajador n i para el trabajo la d e t e r m i n a c i n y dignidad humanas.

    Incluso la igualdad de salarios, tal como la propone Proudhon, solo transforma la r e l ac in del trabajador actual con su traba-j o en la re lac in de todos los hombres con el trabajo. L a socie-dad es concebida, pues, como capitalista abstracto.

    E l salario es una consecuencia inmediata del trabajo aliena-do, y este es la causa inmedia ta de la p rop iedad privada. En consecuencia, si cae u n lado, debe caer t a m b i n el otro.

    2. De la r e l a c i n entre el trabajo alienado y la propiedad pr ivada se deriva, a d e m s , que la e m a n c i p a c i n de la sociedad

    M A N U S C R I T O S E C O N M I C O - F I L O S F I C O S Ug fe

    respecto de la p rop iedad privada, etc., respecto de la condi-cin servi l , se expresa bajo la fo rma poltica de la emancipa-cin de los trabajadores, no como si se tratara solo de la eman- ^ c i p a c i n de estos, sino porque en la e m a n c i p a c i n de los tra- i bajadores es t contenida la e m a n c i p a c i n humana universal; ( pero esta se encuentra contenida en aquella, porque la condi- cin servi l de toda la humanidad es t impl icada en la re lac in del trabajador con la p r o d u c c i n , y todas las relaciones servi-les son solo modificaciones y consecuencias de esta re l ac in .

    Tal como, a t r avs del anlisis, hemos ex t r a do el concepto *' de la propiedad privada a partir del concepto de trabajo alienado, ^ enajenado, as t a m b i n es posible desarrollar, con ayuda de esos 4-dos factores, todas las categoras de la e c o n o m a pol t ica ; y en | . cada ca tegor a , como, por ejemplo, en el trfico, la competen- ^ cia, el capital, el d inero, reencontraremos solo una expresin determinaday desarrollada de estos pr imeros fundamentos.

    Pero, antes de que consideremos esta con f igu rac in , bus-caremos resolver dos cuestiones. ^

    1. De te rminar la esencia de la propiedad privada, s e g n se ha fe- j derivado en cuanto resultado del trabajo alienado, en su rea-cin con la.propiedad humana y social verdadera. ^

    2. H e m o s dado po r supuesta, como u n hecho, la alienacin del trabajo, su enajenacin, y hemos analizado este hecho. A h o - I ra nos preguntamos: c m o es que llega el hombrea, enajenarse, *' a alienarse de su trabajo? C m o es que se funda esta aliena- ^ j cin en la esencia de la e v o l u c i n humana? Hemos reunido ; j ya muchos elementos para resolver esta cues t in , en la medi- da en que hemos transformado la pregunta por el origen de la ^ S propiedad privada en la pregunta por la r e l a c i n entre el trabajo ^ ! enajenado y la e v o l u c i n de la humanidad . Pues, cuando se habla acerca de la propiedad privada, se cree tratar de algo ex-terno al hombre . Cuando se habla de l trabajo, se trata inme-diatamente del h o m b r e mismo. Esta nueva f o r m u l a c i n de la ^ : | pregunta y a es, incluso, su so luc in . a i :"

    fe

    e- 1 I

  • u K A R L M A R X 1

    Con respecto" a 1. Esencia universal de la propiedad privada y su relacin con la propiedad humana verdadera

    El trabajo enajenado se nos ha escindido en dos partes, que se condicionan r e c p r o c a m e n t e , o que son solo expresiones diferentes de una y la misma r e l a c i n ; la apropiacin aparece como alienacin, como enajenacin, y la enajenacin como apro-piacin', la alienacin aparece como la verdadera incorporacin a la sociedad.

    Hemos considerado una faceta, el trabajo enajenado, con re-lacin al propio trabajador, es decir, la relacin del trabajo enaje-nado consigo mismo. Hemos encontrado que la relacin de propie-dad del no trabajador con el trabajador y el trabajo es el producto, el resultado necesario de esta re lac in . La propiedadprivada, en cuanto expresin material, resumida del trabajo enajenado, abarca ambas relaciones, la relacin del trabajador con el trabajo y con el producto de su trabajo y con el no trabajador y la re lac in del no trabajador con el trabajador y el producto del trabajo de este.

    Liemos visto que, con r e l a c i n al trabajador que se apropia de la naturaleza a t ravs del trabajo, la a p r o p i a c i n aparece como a l ienac in; la propia actividad, como actividad para otro y como act ividad de otro; la v i ta l idad, como sacrificio de la vicia; la p r o d u c c i n del objeto, como una p r d i d a del objeto a manos de una fuerza ajena, de u n hombre ajeno; consideremos ahora la r e l a c i n que este h o m b r e ajeno al trabajo y al trabaja-dor mantiene con el trabajador, con el trabajo y con el objeto del trabajador.

    Ante todo, hay que sea la r que todo lo que se le aparece al trabajador como actividad de la enajenacin, de la alienacin, apa-rece en el no trabajador como estado de la enajenacin, de la alienacin.

    E n segundo lugar, cabe s e a l a r que la relacin real, prctica del trabajador en la p r o d u c c i n y con el producto (como esta-do an mico) aparece en el no trabajador -que se contrapone a aquel-- como r e l a c i n terica.

    M A N U S C R I T O S E C O N M I C O - F I L O S F I C O S / 2 1

    En tercer lugar, e l no trabajador hace en contra del trabaja-dor todo aquello que este realiza en contra de s, pero no hace contra s mismo lo que hace en contra del trabajador.

    Consideremos ahora de m s cerca estas tres relaciones | | X X V I I | .