Mariposas de primavera

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Estimado amigo: Para transitar en este camino de primavera en el que juntos venimos deambulando, no he encontrado mejor vehículo que las variopintas embajadoras de la gracia pizpireta y el color, de la fragilidad y la armonía. Me refiero a las mariposas. Su vuelo a saltos impredecibles, llenos de gentil elegancia, va dejando a su paso un rastro de magia que a nadie deja indiferente, es el deslizamiento cautivador de un sueño romántico, apoyado en alas multicolores, cándidos abanicos colmados de matices. Cuando los campos se llenan de flores y las altas hierbas engalanan los prados, son como el certificado de calidad que autentifica la llegada de la primavera. Los humanos siempre las hemos trovado en poemas y baladas. Estoy seguro que recuerdas la canción cubana de Miguel Matamoros. Mariposita de primavera, alma con alas que errante vas por los jardines de mi quimera como un suspiro de amor fugaz. Cuando te alejes a otras regiones llévale un ruego de adoración a la que un día me dio ilusiones que se trocaron en decepciones que hoy llevo dentro del corazón. Yo quiero verla para besarla como esos besos que, tú a la flor, das cuando quieres la miel robarle para embriagarte cual yo de amor. Mariposita de primavera, alma con alas si es que la ves dile que torne mi compañera a los jardines de mi quimera donde no vuelvas jamás tal vez. Las mariposas, ya lo hemos comentado en otras ocasiones, no son fáciles de fotografiar y se comportan como esos niños traviesos que nunca se paran quietos. Pero si uno las persigue armado de paciencia y con voluntad decidida, al final consigue el codiciado trofeo de capturar su efímera silueta y sin traspasarlas con alfiler alguno. Porque, amigo Carlos, estos seres delicados tienen una vida muy interesante y fugaz.

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paseando por el campo

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Page 1: Mariposas de primavera

Estimado amigo: Para transitar en este camino de

primavera en el que juntos venimos deambulando, no

he encontrado mejor vehículo que las variopintas

embajadoras de la gracia pizpireta y el color, de la

fragilidad y la armonía. Me refiero a las mariposas.

Su vuelo a saltos impredecibles, llenos de gentil

elegancia, va dejando a su paso un rastro de magia

que a nadie deja indiferente, es el deslizamiento

cautivador de un sueño romántico, apoyado en alas

multicolores, cándidos abanicos colmados de matices.

Cuando los campos se llenan de flores y las altas

hierbas engalanan los prados, son como el certificado

de calidad que autentifica la llegada de la primavera.

Los humanos siempre las hemos trovado en poemas

y baladas. Estoy seguro que recuerdas la canción cubana de Miguel Matamoros.

Mariposita de primavera,

alma con alas que errante vas

por los jardines de mi quimera

como un suspiro de amor fugaz.

Cuando te alejes a otras regiones

llévale un ruego de adoración

a la que un día me dio ilusiones

que se trocaron en decepciones

que hoy llevo dentro del corazón.

Yo quiero verla para besarla

como esos besos que, tú a la flor,

das cuando quieres la miel robarle

para embriagarte cual yo de amor.

Mariposita de primavera,

alma con alas si es que la ves

dile que torne mi compañera

a los jardines de mi quimera

donde no vuelvas jamás tal vez.

Las mariposas, ya lo hemos comentado en otras ocasiones, no son fáciles de fotografiar y

se comportan como esos niños traviesos que nunca se paran quietos.

Pero si uno las persigue armado de paciencia y con voluntad decidida, al final consigue el

codiciado trofeo de capturar su efímera silueta y sin traspasarlas con alfiler alguno.

Porque, amigo Carlos, estos seres delicados tienen una vida muy interesante y fugaz.

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Las mariposas son una obra de ingeniería genética trabajosamente realizada.

Estos gráciles lepidópteros (del griego "lépidos", escamas y "pteros" alas) son el último

eslabón, la fase reproductiva, de otros insectos más toscos y rudos, las orugas.

Las orugas son animalitos voraces que nacen de los huevos que ponen las mariposas.

El ciclo vital de estos peludos y urticantes gusanillos, finaliza con su enclaustramiento en

un sedoso capullo, donde se va a producir el prodigio de su resurrección.

Ese proceso llamado la metamorfosis, es un milagro genético de difícil explicación que

consiste en la transformación de un feo gusano en una brillante mariposa, que ya dotada

de los mecanismos de reproducción, va a ser la encargada de perpetuar la especie.

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Las alas de las mariposas están repletas de un fino polvillo escamoso que las recubre de

mil variedades y tonos y a veces con unos dibujos, los ocelos, que sirven para distinguir las

especies. Hay alguna variedad que carece de ellas, pero si eliminásemos estas escamas

multicolores de las alas, podríamos ver que son transparentes.

La voz latina que designaba este capricho volador es "papilio" de cuyo acusativo, (objeto

directo) papilionem, proceden varias de las voces que usamos para designarlas. Por ejemplo

la francesa papillón, la catalana papallona, la italiana farfalla o papalote en México.

El gallego o portugués bolboreta/ borboreta parece proceder de belbelilla, del latín

"Bellus", gracioso, agradable.

En todos los idiomas se las denomina con nombres eufónicos, una sonoridad agradable

resultante de la acertada combinación de los elementos acústicos de la palabra, tenemos

el ejemplo de "Petalouda" en griego, "Butterfly" en inglés o "Schmetterling" en alemán,

voces estas, que hacen referencia a la predilección que muestran los alegres lepidópteros

hacia los cubos de nata, leche o mantequilla.

Pero si hay un idioma que tenga bellas palabras para designar esta aérea filigrana, ese es

sin duda el euzkera, el ancestral idioma de los vascos, que consiguió sobrevivir a la

romanización, conservado entre las estribaciones pirenaicas y el rugiente Cantábrico.

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En la lengua vasca se las denomina Tximeleta, Pinpilinpauxa, Mitxirrina y varias voces más,

todas ellas videófonas, que al pronunciarlas parece que describen gráficamente el alocado

elegante e impredecible vuelo del insecto: Pin-pi-lin-pau-xa.

Por cierto esta palabra "Pinpilinpauxa", fue proclamada en 2010 por la academia de la

lengua vasca, como la palabra más bella del idioma, en una campaña virtual entre más de

2.000 internautas, en la que participaron escritores como Bernardo Atxaga, Lourdes

Oñederra , cantautores como Benito Lertxundi o el físico Pedro Miguel Etxenike.

En castellano, la etimología de la voz "mariposa" parece ser algo

prosaica. Corresponde a una optación. A un deseo. Habida cuenta

de su voluble proceder, paseando de flor en flor sin posarse, se

les decía: pósate María o María, pósate y de ahí deriva su nombre

y alguno más. De hecho a los que van de flor en flor, de moza en

moza, se les llama "mariposones".

Su único sinónimo es "polilla"

que se aplica únicamente a las

mariposas de hábitos nocturnos

que se sienten atraídas por la luz

y a las que depositan las larvas

en la ropa o los libros y que al nacer los roen y destruyen.

De todas formas, amigo Carlos, las llamemos como las

llamemos ejercen en nosotros una poderosa curiosidad,

por sus flamantes coloridos o sus formas delicadas y siempre son bien recibidas.

Ya hemos comentado varias veces en esta

sección mi frustración porque nunca conseguía

fotografiar su espiritrompa probóscide en la

forma de espiral arrollada, que el inolvidable y

atrabiliario Fernando Fernán Gómez, enseñaba

a sus alumnos en la película de José Luis

Cuerda "La lengua de las mariposas".

Yo siempre la fotografiaba libando, recta o

con una suave curvatura y me fastidiaba mucho.

Ahora que por fin lo he conseguido, puedo

descansar tranquilo. Gracias, D. Gregorio.

Recibe, Carlos, el mejor de los abrazos de

tu buen amigo Javier