Mario Casalla-Algunas Precisiones en Torno Al Concepto de Pueblo

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CULTURA POPULAR Y FILOSOFIA DE LA LIBERACION

si no pueden gritar pintan paredes. L a tarea es siempre la misma: ser. Pues el futuro es de los que esperan contra toda esperanza. Como deca el joven Marx en una de sus cartas a Ruge: "Usted no dir ahora que tengo un exceso de confianza en el presente; sin embargo, si no desespero de l, se debe nicamente a que su propia situacin desesperada me colma de esperanza." ii. L a concientizacin procura unificar las dos fuerzas combatidas por la opresin en las culturas subyugadas: fuerzas que han sido denominadas l a "humanidad sufriente" y la "humanidad pensante". Separadas y enajenadas en el pasado, son actualmente vinculadas por las mismas contradicciones del sistema. E s t a vinculacin incrementa la brecha revolucionaria y potencia el quehacer liberador. Se trata de pensar lo que el pueblo sufre y sentir lo que el pueblo piensa. Descifrar la carga notica del dolor y entender sus signos. Y aqu la concientizacin liberadora nos incita a una doble y complementaria tarea: "denunciar y anunciar", como quera Paulo Freir. E s decir, poner a l a luz los mecanismos encubridores montados por l a cultura "imperial" para uso de los colonizados y enunciar m e t d i c a m e n t e los rasgos distintivos de una cultura que, siendo nacional, sea, tambin, e x p r e s i n del ^'ethos" del pueblo que la genera. E n este proceso, la historia corre a favor de los pueblos. E l presente est grvido de futuro y ste v e r la luz por el esfuerzo unificado en l a praxis de los que anticipan los tiempos con su r e f l e x i n y de los que maduran las horas con su pasin.

A L G U N A S PRECISIONES E N T O R N O AL CONCEPTO DE 'TUEBLO"MARIO CARLOS C A S A L L A

NOTAS 1 Cultura popular y cultura ilustrada, lASIF, Mendoza, p. 61. 2 Cit. por Melville J . Herskovits, op. cit., p. 40. 3 T. W. Adorno, La metodologa sociolgica, loe. cit., p. 569. * Paul Ricoeur, Freud: una interpretacin de la cultura; trad. de Armando Surez, Siglo Veintiuno Editores, Mxico, 1970, p. 10. 5 Joseph Gabel, La fausse conscience, Les ditions de Minuit, Pars, 19623, p. 13. 6 Mxime Rodinson, Islam y capitalismo; trad. de Marta Rojzman, Siglo Veintiuno Editores, Buenos Aires, 1973, pp. 203-204. Paul Ricoeur, op. cit., pp. 41-42. 8 Paul Ricoeur, op. cit., p. 43. s Paul Ricoeur, op. cit., p. 44. " Paul Ricoeur, ibdem. > 11 Karl Marx, Frhe Schriften I, p. 437.

Tanto la teora como la prctica de los pases dependientes recariedad. E l otro emerge como resistencia a mi voluntad y, ; por ende, slo en lucha contra l es posible mi libertad (o su ' J n i t e ) . E l ideal l t i m o sera el hombre solo, autosuficiente, sin m s l m i t e s que la e x t e n s i n de sus deseos y sin "otros". Como i^Uo es imposible surge el Contrato como "segunda naturaleza" ijltentro del cual amurallado en mi "yo" una especie de "libertad" es posible. E n el fondo de una intimidad con nombre, el 'jlurgus liberal descubre lo despiadado de l a vida y lo efmero fjel placer. Desde ella dilata la muerte y paladea lo instantneo. I Fuera, los otros lo acosan. ; , Por supuesto, nada m s efmero, m s instrumental ni m s resi" iiual que el "pueblo". Surgido de l a conveniencia, se disuelve en , ('los individuos y slo reaparece como escenario artificial (chfJSractua) en el cual los hombres juegan un juego incierto que, il veces, coincide con la "felicidad" y que se nombra con las cinco '.Ifettas de l a palabra "poder".

"';' Frente a esta concepcin de lo social, el pensar nordatlntico / | a b o r a otra en pleno siglo x i x que podramos denominar fjmsista (no y a "individualista") y cuya formulacin terica coS'tesponder al marxismo. ''^''Esta concepcin, como y a lo hemos adelantado, pivotea sobre concepto de clase. S u sistematizador, Carlos Marx, sintetiza 00, proyecto en estos t r m i n o s (en su muy citada carta a Weyde|ll^yer, del 5 de marzo de 1852): ' , " . . . Por lo que a m se refiere, no me cabe el mrito de haber descubierto la existencia de las clases sociales en la sociedad moderna ni la lucha entre ellas. Mucho antes que yo, algunos historiadores burgueses haban ya expuesto el desarrollo histrico de esta lucha de clases y algunos economistas burgueses la anatoma de stas. Lo que yo he aportado de nuevo ha sido demostrar: 1') que V' la existencia de clases va unida a determinadas fases histricas del desarrollo de la produccin; 2") que la lucha de clases conduce, f;Jos sistemas sociales y de las filosofas que dicen profesar" (O. Paz, El arco y la lira, F . C . E . , M x i c o , 1967, p. 255). > L o sealado es serio; sobre todo eso de "la doble y feroz con""radiccin" que con su presencia nueva e insoslayable cuestiona ledas las prcticas polticas e ideolgicas hasta el presente concebidas. E l emerger del Tercer Mundo crea un nuevo espacio ri|K>ltico y un nuevo tiempo (el de los Pueblos) que fuerza desde * a las ideologas pre-concebidas. Veamos, por significativo, lo