MARIATEGUI Y LA FORMACION DEL PARTIDO SOCIALISTA PERUANO (1).pdf

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1 UNIVERSIDAD DE VALPARAÍSO FACULTAD DE HUMANIDADES INSTITUTO DE HISTORIA Y CIENCIAS SOCIALES TESIS DE GRADO PARA OPTAR A LOS GRADOS DE LICENCIADO EN HISTORIA, LICENCIADO EN EDUCACIÓN Y TÍTULO PROFESIONAL DE PROFESOR DE ENSEÑANZA MEDIA EN HISTORIA Y CIENCIAS SOCIALES. MARIATEGUI Y LA FORMACION DEL PARTIDO SOCIALISTA PERUANO. Acercamiento a la praxis política en el pensamiento de José Carlos Maríategui (1926-1930). CLAUDIO ANDRES BERRIOS CAVIERES. PEDAGOGÍA EN HISTORIA Y CIENCIAS SOCIALES VALPARAÍSO 2013 Profesor Guía: Jaime Massardo.

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    UNIVERSIDAD DE VALPARASO

    FACULTAD DE HUMANIDADES

    INSTITUTO DE HISTORIA Y CIENCIAS SOCIALES

    TESIS DE GRADO PARA OPTAR A LOS GRADOS

    DE

    LICENCIADO EN HISTORIA, LICENCIADO EN EDUCACIN

    Y TTULO PROFESIONAL DE PROFESOR DE ENSEANZA

    MEDIA EN HISTORIA Y CIENCIAS SOCIALES.

    MARIATEGUI Y LA FORMACION DEL PARTIDO SOCIALISTA

    PERUANO.

    Acercamiento a la praxis poltica en el pensamiento de Jos

    Carlos Marategui (1926-1930).

    CLAUDIO ANDRES BERRIOS CAVIERES.

    PEDAGOGA EN HISTORIA Y CIENCIAS SOCIALES

    VALPARASO

    2013

    Profesor Gua: Jaime Massardo.

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    Agradecimientos.

    Agradezco y dedico este trabajo de titulacin a las siguientes personas:

    A mis padres, Patricia Cavieres y Jos Berrios, quienes depositaron su confianza en m,

    junto con un gran apoyo en mi vida acadmica, que ac encuentra un pequeo fruto.

    A mi gua de tesis y amigo, Jaime Massardo, profesor humanista, a quin agradecer

    los seminarios (2008-2009), efectuados en base a la filosofa de la praxis. Mucho de

    sus tpicos tratados sirvieron de base a este trabajo.

    A la familia Espinoza Araya, los que me brindaron el apoyo cotidiano al momento de

    escribir este trabajo. En especial a Eugenio Espinoza, quien me entreg por medio de

    largas conversaciones, gran parte de una visin verdaderamente socialista,

    acompaados del cielo nocturno porteo y el humo de nuestros cigarros.

    Y a mi novia, Dbora Espinoza Araya, pilar en mi vida para construir, a base de

    insistentes reclamos, el trmino de este trabajo. Gracias por su constancia.

    A todos ellos, junto a mis cercanos fuera de los mencionados dedico estas primeras

    palabras.

    Son cosas chiquitas. No acaban con la pobreza, no nos sacan del subdesarrollo, no socializan los

    medios de produccin y de cambio, no expropian las cuevas de Al Bab. Pero quiz desencadenen la

    alegra de hacer, y la traduzcan en actos. Y al fin y al cabo, actuar sobre la realidad y cambiarla, aunque

    sea un poquito, es la nica manera de probar que la realidad es transformable.

    Eduardo Galeano.

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    ndice

    Introduccin. .................................................................................................................... 4

    Captulo I: La adopcin de una fe. ................................................................................. 15

    Las conferencias de la crisis mundial de 1923. .......................................................... 16

    Indigenismo en Maritegui. ........................................................................................ 19

    Agona y mito dentro del marxismo. ........................................................................... 24

    La creacin de Amauta. ............................................................................................. 29

    Maritegui y el frente nico. ....................................................................................... 34

    Captulo II: 1928, ao de rupturas ................................................................................. 38

    Maritegui y la ruptura con el Apra............................................................................. 38

    Maritegui y la fundacin del Partido Socialista Peruano. .......................................... 42

    Captulo III: Socialismo como lucha. .............................................................................. 56

    Segunda fase de Amauta: las problemticas de lucha............................................... 57

    Las polmicas dentro de la Primera Conferencia Comunista Latinoamericana. ........ 67

    A modo de conclusin. .................................................................................................. 75

    Bibliografa. .................................................................................................................... 79

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    Introduccin.

    No hay un hecho en la historia que no est precedido, acompaado y seguido de

    determinadas formas de conciencia, sea esta supersticiosa o experimentada, ingenua o

    refleja, madura o naciente, impulsiva o amaestrada, caprichosa o razonadora.

    Antonio Labriola.

    Jos Carlos Maritegui, es sin duda alguna, una de las mentes ms ricas e

    interesantes que nos dio Latinoamrica a lo largo del siglo XX, en lo que respecta a la

    creacin de un nuevo pensamiento socialista desde esta regin, lo cual Oscar Tern lo

    denominar socialismo de los mrgenes. Nacido en Moquehua el 14 de Junio 1894 y

    muerto el 16 de Abril 1930 a la corta edad de 35 aos, Maritegui abri un espectro de

    anlisis y paradigmas nuevos, no slo para el Per de la dcada del veinte, si no que,

    para todo Latinoamrica y el mundo. l se encarg de dar progresivamente, desde el

    margen peruano y latinoamericano en su conjunto, herramientas metodolgicas para

    entender la realidad mundial y regional, tratando de abordarlas desde los ms variados

    puntos de perspectivas, sean estos econmicos, polticos, sociolgicos, etc. mientras

    que a su vez, intent dar luz a un proyecto emancipador en el Per de la dcada del

    veinte, enarbolando la bandera de lucha socialista, de carcter marxista, con lo cual se

    tiene presente la tesis nmero 11 sobre Feuerbach acerca de la labor activa hacia el

    cambio de sociedad1. Dicho marxismo adoptado por Maritegui o tambin conocido

    como el amauta2- despertar nuevos enfoques de la realidad, frente a crticas desde

    diversas voces, tanto cercanas o no, a lo que en su momento era el centro neural del

    pensamiento marxista: La Unin Sovitica.

    1 Los filsofos de han hecho ms que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de

    transformarlo. Marx, Karl, Obras Escogidas, Tomo II, Editorial Progreso. 1955. Mosc. p. 399 2 Haciendo referencia a la palabra quechua, la cual significa sabio.

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    Mirar a Maritegui con los ojos del siglo XXI, en donde el capital financiero mundial,

    de la mano de un sistema neo liberal, cuya fuerza econmica, poltica y social se han

    encontrado en este ltimo tiempo bajo crisis constante, demuestra con mayor precisin

    la frase de Marx: La depreciacin del mundo de los hombres aumenta en razn directa

    con la entrada en juego de los valores de mundo de las cosas3. El actual sistema

    hegemnico que envuelve a la sociedad, muestra con ms fuerza el carcter mercantil

    de la realidad, en donde los grupos sociales deben vivir como elemento en potencia

    productivos para la economa. En este sentido, entender el pensamiento de Maritegui

    es un desafo enmarcado, por un lado, en la reconstruccin y difusin necesaria de su

    obra y accin, es decir de su praxis; y por otro, recalcar su labor y espritu

    revolucionario, es decir, el ideal del cambio de un mundo necesario, justo y real.

    Reconstruir el pensamiento de Maritegui es, por ende una labor necesaria de cualquier

    pensamiento socialista actual.

    El objetivo que nos proponemos para este trabajo consiste en analizar el desarrollo

    del pensamiento y accin poltica de Maritegui a lo largo de los aos ms fructferos de

    su vida en el mbito intelectual (1926-1930), tomando como eje central el ao 1928,

    tiempo en que dos procesos confluyen, uno a consecuencia de otro, que marcarn la

    vida personal y poltica de Maritegui y el Per. Estos dos casos son la ruptura que

    Maritegui tiene con el Apra (Alianza Popular Revolucionaria Americana), cuando este

    ltimo es constituido como partido desde Mxico por su lder, Vctor Ral Haya de la

    Torre; y la fundacin del Partido Socialista Peruano, de la mano de nuestro autor. Estos

    dos procesos articulan un nuevo posicionamiento de Maritegui en la escena poltica

    peruana, ya que articulan la formacin de grupos polticamente definidos, mostrando un

    panorama diverso, en un Per en donde el civilismo desde finales del siglo XIX haba

    mantenido el poder poltico como clase dirigente, representando los intereses propios

    de la oligarqua terrateniente-feudal, en contraposicin a otros integrantes de dicha

    clase que dieron mayor apoyo a un proceso de industrializacin en el pas, apoyado en

    un capital extranjero, primero britnico, posteriormente norteamericano. En esta ltima 3 Marx, Karl. Manuscritos econmicos-filosficos de 1844. Editorial Colihue. 2006. Buenos Aires. p. 57

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    instancia perteneca Augusto Legua, presidente por once aos (1919-1930). Dentro de

    este oncenio Maritegui realizar, entre 1926 hasta 1930 sus mayores y ms

    importantes trabajos polticos e intelectuales. Dichos trabajos irn desarrollando una

    lnea de pensamiento que se puede apreciar en el desarrollo metodolgico que

    establece Maritegui frente a todo tema que sea abordado por este.

    Es en este sentido, que nuestro trabajo busca reunir en torno a los procesos

    estudiados las vinculantes que conformarn el ideario de Jos Carlos Maritegui, en

    torno a la formacin del Partido Socialista del Per. Tras esto, el trabajo consta de su

    elaboracin a partir de un estudio centrado en el trabajo mismo del amauta, en conjunto

    a trabajos relacionados a nuestro autor, y que nos darn la orientacin necesaria para

    nuestro tema. Como mdula al contenido a investigar dispondremos del estudio de

    trabajos de Robert Paris, Alberto Flores Galindo, Osvaldo Fernndez y Jaime

    Massardo, entre otros.

    Maritegui es parte de una corriente de pensamiento en el cual el marxismo toma

    vida de manera abierta y necesaria para un estudio de nuestra sociedad, a diferencia

    del ya conocido marxismo ortodoxo que ba al mundo desde 1926. En efecto, el

    proceso denominado bolchevizacin que tuvo su sede en la URSS. a manos de Stalin,

    cierra un ciclo a un periodo rico en formacin de pensamientos autnomos de

    mrgenes de izquierda, como lo fue Amrica latina, lo que Michael Lowy denomina

    periodo revolucionario4, en donde la obra de Maritegui comienza a construirse.

    Este pensador peruano fue capaz de entender la sociedad a nivel mundial y

    nacional a travs de un marxismo que no se encontraba regido, ni por concepciones

    completamente mesinicas, ni deterministas. Este marxismo del cual se hace

    referencia, se vio influido, y ms bien formado, por las corrientes marxistas italianas de

    finales del siglo XIX y comienzos del XX, de la mano de pensadores tales como Piero

    Giobetti, quien era en filosofa, un crociano de izquierda y en poltica, el terico de la

    4 Lowy, Michael. El marxismo en Amrica Latina. Editorial Lom. 2007. Chile.

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    revolucin liberal5, Benedetto Croce, cuya fama de filosofo y literato es enorme,

    mundial y legitima6, y contemporneamente a Maritegui, Antonio Gramsci, quien junto

    a Terracini, conforman el Partido Comunista de Italia y el diario L`Ordine Nuovo, dos

    de los ms notables intelectuales del partido7. No es de extraar dicha relacin, ya que

    nuestro pensador vivi 3 aos en Italia, en donde, como seala Jos Aric, ley a Marx

    con el filtro del historicismo italiano.8 Dicho filtro se enmarca en una visin

    singularmente historicista de la vida del hombre y la humanidad en su conjunto,

    elementos que se remontan a la figura de Joan Battista Vico en el siglo XVIII, quien a

    travs de su propuesta Verum ipso Factum, rompiendo la base del anlisis cartesiano,

    pone la Historia como pilar del ser humano.9

    Este periodo vivido por Maritegui en la Italia de la posguerra se enmarca en un

    periodo muy particular para la regin, donde sucesos como el biennio rosso y el

    ascenso del fascismo posiciona un lugar de lucha poltica y social, de la cual el amauta

    no se sentir ajeno. De esta manera sealar Robert Paris la Italia vivida y absorbida

    por Maritegui:

    Sin que sea necesario insistir sobre el cosmopolitismo tradicional de los

    intelectuales italianos, Italia desempea el papel de pivote o de una caja de resonancia.

    Es en Italia donde Maritegui encuentra- durante un tiempo exiliado en Florencia- al

    conde Karolyi. Es en Italia donde descubre ciertas obras de la literatura rusaEs a

    travs de la lectura de los peridicos como el Avanti, Critica Sociale, Umanit Nuova,

    LOrdine Nuovo que rene todo lo que constituir la sustancia de sus conferencias

    sobre la crisis mundial y, a ms largo plazo, de ese vasto panorama en el que Amauta

    se esforzar por reubicar la evolucin del Per contemporneo.10

    5 Maritegui, Jos Carlos. El alma matinal. Y otras estaciones del hombre de hoy. Lima. Editorial Amauta. 1972 p.

    136 6 Maritegui, Jos Carlos. Cartas de Italia. Lima. Editorial Amauta. 1972 p. 72

    7 Ibd. p. 123

    8 Aric, Jos. Maritegui y los orgenes del marxismo latinoamericano. Pg. XV

    9 Para mayor detalle recurrir al libro de Rodolfo Mondolfo, Verum Factum, Desde antes de Vico hasta Marx.

    Buenos Aires, Argentina. Editorial siglo XXI, 1971. 10

    Paris, Robert. La formacin ideolgica de Jos Carlos Maritegui. Mxico. Cuadernos de Pasado y Presente 92, 1981. pp. 90-91.

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    Maritegui no se reconocer ms peruano que en Europa, en donde nos habamos

    entregado (refirindose a su amigo Csar Falcn) sin reservas, hasta la ltima clula

    a Europa, a su existencia, a su tragedia.11 Tragedia en la cual descubriramos, al final,

    sobre todo, nuestra tragedia, la del Per, la de Hispano-Amrica.12 Para Mariategui

    escribir sobre Europa nos seala Flores Galindo- le proporciona un distanciamiento

    indispensable que fue posible porque antes de tomar el barco, ya la ilusin europea se

    haba mellado en su espritu.13 Los escritos de Juan Croniquer14 recogen un temprano

    desengao por el progreso,15 con lo cual llegar a Europa con un rechazo al iluso

    germen de la adulacin al viejo continente. As comenzara a crear desde el extranjero

    las bases para el entendimiento de la realidad, su realidad, teniendo en consideracin

    los elementos propios de su nacin, a fin de poder entender el espectro total de esta.

    Europa le dar la posibilidad a Maritegui de ir extendiendo el horizonte de sus

    preocupaciones, ensanchando las bases de sus referencias histricas y enriqueciendo

    su apreciacin de la escena contempornea.16 Es por eso que para Maritegui el

    socialismo como dir aos ms tarde- no deber ser ni calco, ni copia de las

    realidades alternas, sino creacin heroica17 de conceptos y valores del Per del

    veinte. En este sentido, Maritegui apela a la construccin y formacin de un espritu o

    pathos dentro de la clase obrera, reconociendo en ellas su misin revolucionaria.

    Elemento que abordaremos ms tarde.

    Debemos destacar en Maritegui la existencia de dos periodos claros en la vida de

    este. Dichos periodos son articulados con respecto al desarrollo y formacin intelectual

    que nuestro pensador tuvo a lo largo de su vida, teniendo como punto de divisin su

    viaje que el amauta realiza hacia Europa.

    11

    Maritegui, Jos Carlos. Peruanicemos el Per. Lima, Per. Editorial Amauta. 1972 p. 146 12

    Ibdem. 13

    Flores Galindo, Alberto. La agona de Maritegui. Lima. Centro de estudios y promocin del Desarrollo. 1980 p. 42 14

    Juan Croniquer fue el seudnimo que utiliz Maritegui en muchos de sus escritos antes de volver de Europa. 15

    Flores Galindo, Alberto. La agona de Maritegui. ed. cit. p. 42 16

    Massardo, Jaime. En torno a la concepcin de la historia en el pensamiento de Jos Carlos Maritegui. En Gramsci en Chile. Apuntes para el estudio crtico de una experiencia de difusin cultural. Santiago, Chile. Editorial Lom. 2012. p. 196 17

    Maritegui, J.C. 7 ensayos de la interpretacin de la realidad peruana. Santiago, Chile Editorial Quimant. 2008. p. 6

  • 9

    En ese sentido, la primera parte est caracterizada por una labor periodstica

    autodidacta, y es as como se recuerda. Su trabajo lo podemos ver desde los catorce

    aos, cuando ingresa al diario La Prensa, cuya labor consista en llevar a la imprenta

    los trabajos de escritores y reporteros. Como destaca Oscar Tern, en su biografa

    sobre Maritegui, all, los maestros son sus compaeros de trabajos, en especial los

    periodistas.18 No es hasta 1911 cuando comienza a escribir19, entrando a travs de la

    literatura y las artes plsticas, artculos publicados en el sealado diario La Prensa.

    Continua esta prctica hasta 1916, en donde se aleja de dicho peridico, trabajando

    junto a Cesar Falcn, Ruiz Bravo y Luis Ulloa, en la redaccin de El Tiempo, donde

    comenta y analiza la situacin poltica.20 Ya en 1918, junto a Falcn y Flix del Valle,

    participa en la publicacin del diario Nuestra poca. En donde, luego el mismo

    Maritegui se referir a ese proceso, en donde desde 1918, nauseado de poltica

    criolla, me oriente resueltamente en el socialismo, rompiendo con mis primeros tanteos

    de literato inficionado de decadentismo y bizantismos finiseculares, en pleno apogeo.21

    En una carta a Samuel Glusberg, en respuesta a su pedido de una breve resea

    autobiogrfica en 1917. Para Maritegui, este periodo encierra un trabajo un tanto

    miscelneo, en lo que respecta a su trabajo como periodismo tanto en su forma de

    escribir. Al tercer nmero es cerrada la revista. En 1919 se aleja de El Tiempo,

    comenzando a editar el diario La Razn. Es ah, en ese mismo ao, cuando se produce

    un paro general en Lima, que dura ocho das, y el cual estar organizado por grupos de

    obreros y artesanos limeos. Maritegui, en su labor en el peridico, apoya

    constantemente la huelga, durante los das en que se produce. Las demandas dentro

    de la huelga iban dirigidas hacia la proclamacin de las 8 horas de trabajo y la

    disminucin econmica en la calidad de vida.22 Como resultado, y a modo de resumen,

    se termina con una represin a los huelguistas y un golpe de Estado al gobierno de

    18

    Oscar Tern. Jos Carlos Maritegui. Un marxismo indgena. La estacin del periodismo. p. 30 19

    La primera publicacin de Maritegui lleva como ttulo Crnicas Madrileas, publicada en La Prensa, Lima, 24 febrero de 1911. Extrado de Maritegui, Jos Carlos. Invitacin a la vida heroica (Antologa). Lima. Instituto de Apoyo Agrario. 1989 20

    Oscar Tern. Jos Carlos Maritegui. Un marxismo indgena. La estacin del periodismo. p. 30 21

    Ibd. Pg. 62 22

    Como seala Julio Cotler: el alza de precios de los productos de importacin deriv en una violenta onda inflacionaria: entre 1914 y 1918 el alza del costo de vida fue en Lima del 84%. Cotler, Julio. Clases, estado y nacin en el Per. Lima, Instituto de estudios peruanos. 1978 p. 177

  • 10

    Jos Pardo por parte del ex presidente Legua. Los trabajadores agradecen la labor del

    diario, por su apoyo a la huelga. Al poco tiempo es cerrada La Razn, y a Maritegui se

    le ofrece una invitacin, por parte del nuevo presidente Legua para viajar hacia Europa,

    a travs de una beca como estudiante. Armando Bazn sealar que el motivo

    fundamental de Maritegui para aceptar esa beca era algo claro: Acept esa beca para

    estudiar, para perfeccionar sus conocimientos, para formarse una conciencia clara de

    su ideal, sin adquirir ningn compromiso.23

    Este es el punto inicial dentro de la formacin del pensamiento de Maritegui, en

    donde la asimilacin de los textos de Marx entrar a conformar las herramientas

    tericas y prcticas en el anlisis que este pensador pondr a la palestra de su nacin

    tras su vuelta en 1923.

    Su llegada a Per en Marzo de 1923 encierra un periodo clave para entender la

    agitacin poltica y social que viva enrgicamente el pueblo peruano, en razn al rpido

    desgaste que el gobierno de Legua anunciaba. Como seala Percy Murillo:

    El ambiente poltico haba tomado entonces (1923) un sesgo inesperado. Lejos

    quedaban las promesas de la Patria Nueva con sus proclamas infladas de

    patrioterismo y sus promesas de descentralizacin para favorecer las provincias. La

    poltica de emprstitos y el dispendio fiscal provocaron agudas tensiones sociales. A ello

    deba agregarse la determinacin de Legua de autoprorrogar su mandato en flagrante

    violacin de expresos dispositivos contenidos en la Constitucin promulgada en 1920.24

    En efecto, la crisis poltica que viva Per era el resultado del desarrollo y

    consiguiente vaco en el cual se encontr el gobierno de Legua, quien haba agotado

    todos los recursos necesarios para seguir manteniendo el populismo que lo llev a ser

    por segunda vez presidente. No obstante, esta crisis no daba lugar sino a un

    descontento general que alertaba a la sociedad civil.

    A nivel econmico, el gobierno de Legua, quien se destac por apoyar a la naciente

    burguesa financiera en el Per, comenz a generar un desplazamiento del capital

    23

    Bazn, Armando. Biografa de Jos Carlos Maritegui. Chile. Editorial Zig-zag. 1939. pp. 59-60. 24

    Murillo, Percy. Historia del APRA. 1919-1945.Lima, Per. Editorial Atlantida. 1976. p. 43

  • 11

    ingls al capital norteamericano, debido al notorio proceso de industrializacin, y por

    consiguiente proletarizacin de la urbe pobre peruana. Maritegui logra entender este

    cambio al sealar que:

    La gradual superacin del poder britnico por el poder norteamericano. El Canal de

    Panam, ms que Europa, parece haber aproximado el Per a los Estados Unidos. La

    participacin del capital norteamericano en la explotacin del cobre y del petrleo

    peruanos, que se convierten en dos de nuestros mayores productos, proporciona una

    ancha y durable base al creciente predominio yanqui.25

    Esto que suceder entre la segunda parte del siglo XIX y los primeros decenios del

    siglo XX en Per, y en casi toda Amrica Latina, ser lo que dar lugar a la formacin

    de un proletariado industrial en la costa, y un proletariado artesanal, que se funda en la

    sierra. Se debe entender esto a partir de la expropiacin de tierras a los sectores

    campesino, para la aniquilacin de un sistema de corte feudal, y la siguiente

    incorporacin de la necesidad a la venta de la fuerza de trabajo por los campesinos,

    pasando a estructurarse como clase proletaria.

    En este sentido, la sociedad peruana pasaba por un quiebre del antiguo rgimen

    civilista, a uno con matices seudo populistas como lo del presidente Legua. La

    rearticulacin de la sociedad pasar por tres focos: uno poltico, siendo disputado por

    las oligarquas; uno econmico, debido al desplazamiento del capital ingles al

    norteamericano; y por ltimo ser lo que podra ser visto desde el margen cultural,

    como un vaco de un nuevo discurso para ponerse en marcha a fin de despertar la fe

    hacia algo que poda o no llevarse a cabo en el pas. En efecto, tal como seala

    Osvaldo Fernndez:

    Pero el epicentro de este sismo poltico se situ, ms bien, en las alturas. Este fue

    el foco de una crisis oligrquica, cuyas dimensiones restringidas se expresaron en una

    cierta recomposicin del bloque de poder poltico, sin que variara la forma de la

    dominacin oligrquica. No obstante provoca en el plano de la cultura un vaco que

    25

    Maritegui, J.C. 7 ensayos de la interpretacin de la realidad peruana. ed. cit. p. 17

  • 12

    requera ser llenado con un discurso nuevo, con prcticas distintas, con otra emocin

    intelectual.26

    En efecto, Per sufri una rearticulacin dentro del bloque de poder, caracterizado

    por el Oncenio de Legua, el cual present la oportunidad histrica de aparicin de

    movimientos de izquierda, de los cuales la gran mayora no dudaron en darle el apoyo

    al nuevo rgimen en aparicin.

    En este aspecto es donde Maritegui desviste su formacin intelectual articulada

    desde Europa, y lo que respecta a la lectura que l tuvo de Marx en Italia, a la vista de

    una formacin atrada por el pensamiento de personalidades como Piero Goretti y

    Benedetto Croce, as como los estudios que hizo del pensamiento de George Sorel

    revolucionario, tachado de hereja.27, articulador de una visin de la revolucin

    enmarcada de una lucha sindical, la cual deba ser impulsada por la confeccin de una

    fe, de un mito, que llevar a las clases ms oprimida a creer y luchar. Es esta forma de

    mito, basado en la trasposicin del mito desde el mbito religioso al poltico28, lo llevar

    a cuestionarse el prximo paso que deba darse para que en Per se pudiera hablar de

    una lucha revolucionaria. Pero para dicha articulacin de ideas, Maritegui tendr que

    armar un camino hacia la conformacin de un espritu en el Per que abrace su ideario

    como forma de anlisis y lucha social.

    Tras su llegada en 1923 a Per, Maritegui comenzar un incansable trabajo

    intelectual y poltico que se ver reflejado en diversos aspectos, como lo fue en la

    participacin en la Universidad Gonzlez Prada, su gran trabajo periodsticos y lo que

    fue su mayor obra en el mbito de la discusin y reafirmacin de las ideas y esperanzas

    socialistas: la creacin de la revista Amauta, en Septiembre de 1926.

    Esta forma de entender la realidad, Maritegui lo plasmar en su participacin

    dentro de los escenarios polticos e intelectuales peruanos. Es ah en donde tratar de

    26

    Fernndez, Osvaldo. Itinerario y trayectos herticos de Jos Carlos Maritegui. ed. cit. p. 17 27

    Maritegui, Jos Carlos. Signos y Obras. Lima. Editorial Amauta. 1967 p. 119. 28

    As lo seala Michael Lowy, en lo que respecta a esta transposicin: Lo que escribe Sorel es ms bien que los mitos revolucionarios ocupan el mismo sitio en la conciencia que la religin (el yo profundo) artculo titulado Mstica revolucionaria: Jos Carlos Maritegui y la religin. Pars. Centre dudes interdisciplinaires des Faits Religieux CNRS.

  • 13

    dar sentido a los distintos elementos que conforman su sociedad, tomando un actor que

    en cierta manera la oligarqua nacional le daba la espalda, y que el marxismo sovitico

    no reconoca dentro de sus parmetros, como es la figura del indio, quienes vivan aun

    en comunas que formaban parte de la estructura social precolombina29 estructurando

    el llamado ayllu. El sector indgena formaba el 80 por ciento del conjunto de la sociedad

    peruana. Este nuevo actor social, en el sentido de anlisis, dar un giro que ser

    trabajado por el propio Maritegui en el momento de hablar sobre el proceso

    revolucionario que debe vivir Amrica Latina, y cmo la figura del indio debe ser la de

    un personaje principal dentro de esta Historia nacional.

    Por otro lado Maritegui tambin se formar dentro de la llamada generacin

    nueva o denominada vanguardia, una agrupacin de intelectuales que conforman la

    puesta en marcha de un proceso que se antepone al sistema imperialista, al capital

    yanqui, y en ese sentido, al gobierno del presidente Legua. Dentro de esta generacin

    Maritegui articular el Partido Socialista del Per.

    Es por esto, que el siguiente trabajo tiene como objetivo central enfocarse en la

    formacin del Partido Socialista Peruano, y cmo Maritegui tuvo que enfrentarse a

    tpico diversos, dentro de una sociedad determinada como es la del Per de la

    segunda dcada del siglo XX, articulando su pensamiento y accin en razn a su ideal

    y mvil: el socialismo en Per. En este sentido, el ao de 1928, encierra el quiebre

    poltico entre el amauta con el Apra de Vctor Ral Haya de la Torre, quien se encuentra

    exiliado desde 1923 por orden del gobierno peruano y que desde el extranjero, intentar

    junto a su agrupacin en 1928, dar vida a la transformacin de la alianza en partido

    (Partido Nacionalista de Liberacin), lo cual producir el rechazo por parte de nuestro

    pensador, y dar lugar a una necesaria aparicin del Partido Socialista del Per. Este

    nuevo escenario pondr a Maritegui bajo nuevas problemticas en las cuales el

    amauta deber ir enfrentando y, generalmente polemizando. En este sentido, nuestro

    trabajo se encuentra dividido en tres captulos, articulados en razn al movimiento

    histrico y de pensamiento en la vida de Maritegui. En el primer captulo nos

    29

    Franco, Jean. La cultura moderna en Amrica Latina. Mxico. Editorial Grijalbo. p. 95.

  • 14

    encontramos con ciertos elementos previos al ao 1928, los cuales nos pueden ayudar

    a entender la formacin y entrelazado del pensamiento del amauta. El segundo captulo

    encierra los sucesos acaecidos en el ao 1928, tanto la ruptura con el Apra, como la

    formacin del Partido Socialista peruano, los dos hechos que articulan el tema central a

    estudiar. Por ltimo, el tercer captulo aborda los elementos de pensamiento y accin en

    Maritegui ocurridos a la postre de los sucesos de 1928, en lo que se destaca con

    fuerza la labor dentro de Amauta y la internacionalizacin del Partido Socialista en su

    participacin en la Primera Conferencia Comunista Latinoamrica de 1929.

    En este sentido, abarcamos desde la perspectiva de hiptesis, en sealar que en

    vista a los procesos econmicos, polticos, sociales y culturales que vive Per, a lo

    largo de la dcada del 20, Maritegui estructurar un plan de trabajo alimentado en

    diferentes tpicos de anlisis, los cuales sern plasmados, en sentido de lucha poltica,

    dentro del Partido Socialista peruano y el trabajo a travs de la revista Amauta. Dos

    momentos que paralelamente tendrn la intencin de engendrar el espritu socialista de

    Jos Carlos Maritegui. De esta manera, queremos entender cules son dichos tpicos,

    y cmo dentro de estos, el Partido creado por el amauta, dar lugar a una praxis poltica

    de corte marxista y revolucionaria.

  • 15

    Captulo I: La adopcin de una fe.

    No soy un crtico imparcial y objetivo. Mis juicios se nutren de mis ideales, de mis

    sentimientos, de mis pasiones. Tengo una declarada y enrgica ambicin: la de

    concurrir a la creacin del socialismo peruano.

    Jos Carlos Maritegui.

    Como se seal anteriormente, este trabajo tiene como objetivo principal

    comprender uno de los aos decisivos dentro de la formacin poltica e intelectual de

    Jos Carlos Maritegui, correspondiente al ao de 1928, en donde la separacin de

    nuestro autor con el Apra y la consiguiente fundacin del Partido Socialista peruano,

    coinciden con el punto ms alto dentro de la formacin intelectual de Maritegui,

    reflejada en su praxis. Si bien el ao que designamos para el estudio del pensamiento

    de este autor lo consideramos relevante, es siempre importante entender cmo dicho

    pensamiento se va dando forma a partir de los aos previos, en donde pueden darse

    luces sobre la reafirmacin, eliminacin, o reestructuracin de tal o cual idea. Es por

    esto que la labor es seguir y ver el movimientos de dichas ideas que en Maritegui

    fueron dando lugar, desde su llega de Europa a Lima, en lo que respecta sobre todo a

    su ideal socialista y marxista, los cuales se ven alejados de los tpicos oficialistas de la

    poca, transformndolo, como dir Jos Aric, en un rara avis30, junto a A. Gramsci,

    sobre todo por su labor intelectual ms que su condicin fsica, aunque esto no deja de

    ser menos cierto en el momento de hablar de estos dos autores, como espritus libres,

    ajenos a una normal de vida, en donde el sufrimiento de la carne se torna una

    30

    Como seala Jos Aric: Ocurre que, al igual que otros heterodoxos pensadores marxistas, l pertenece a la estirpe de las raras avis que en una etapa difcil y de cristalizacin dogmtica de la historia del movimiento obrero y socialista mundial se esforzaron por establecer una relacin indita y original con la realidad. Es por esto y no slo por su formacin italiana o por su muerte prematura o sus limitaciones fsicas, por lo que su figura evoca irresistiblemente la de ese gran renovador de la teora marxista que fue Antonio Gramsci. Aric, Jos. Introduccin Maritegui y los orgenes del marxismo latinoamericano. cit. p. XIII

  • 16

    condicionante, en cierta manera, de su formacin intelectual. Se har presente en ellos

    la experiencia dolorosa del cuerpo.31

    En este sentido, nos parece apropiado ir colocando ciertos elementos previos al

    tema en cuestin, los cuales nos pueden dar orientacin del movimiento que el

    pensamiento de Maritegui tiene y va formando.

    Las conferencias de la crisis mundial de 1923.

    Uno de los primeros trabajos ms importantes de Maritegui despus de su vuelta

    de Europa son las conferencias sobre la crisis mundial en 1923, realizadas en la

    Universidad Popular Gonzlez Prada, en donde gran parte de una nueva generacin de

    intelectuales, entre ellos Vctor Ral Haya de la Torre participaban. Haya invit a

    Maritegui a dar estas conferencias dentro de la Universidad Popular, desde junio de

    1923 hasta enero de 1924, a fin de establecer una estrecha relacin entre el

    proletariado urbano de Lima y el contexto poltico y social que viva Europa. En este

    sentido, las conferencias tienen un tpico central: entender el panorama mundial y su

    relacin con los movimientos polticos-sociales, en el orbe y en Per, los cuales estn

    orientados hacia la crisis que vive Europa tras el trmino de la gran guerra, en donde

    nuevas estructuras polticas aparecen.

    Dentro de estas conferencias, Maritegui manifiesta la relacin e interconeccin de

    los problemas de Europa con los de Per y el mundo en su conjunto, sealando que la

    crisis tiene como teatro principal Europa; pero la crisis de las instituciones europeas es

    la crisis de las instituciones de la civilizacin occidental32 Maritegui entiende esta

    crisis como la posibilidad de dar paso a una revolucin, cambiando los paradigmas

    previos, propios del siglo XIX. Yo participo seal Maritegui- de la opinin de los que

    creen que la humanidad vive un periodo revolucionario. Y estoy convencido del prximo

    31

    Paris, Robert. Maritegui y Gramsci: prolegnes a un estudio contrastado de la difusin del marxismo. En Socialismo y Participacin. n23 p. 40 32

    Maritegui, Jos Carlos. Historia de la crisis mundial. Lima. Editorial Amauta. 1971 p. 16

  • 17

    ocaso de todas las tesis social-demcratas, de todas las tesis reformistas, de todas las

    tesis evolucionista.33

    Algo importante a sealar es el pblico al cual va dirigida las conferencias: el

    proletariado urbano de Lima. En efecto, en lo que respecta a la primera conferencia

    hecha por Maritegui, nuestro autor sealar:

    En esta gran crisis contempornea el proletariado no es un espectador; es un actor.

    Se va a resolver en ella la suerte del proletariado mundial. De ella va a resolver en ella la

    suerte del proletariado mundial. De ella va a surgir, segn todas las probabilidades y

    segn todas las previsiones, la civilizacin proletaria, la civilizacin socialista, destinada

    a suceder a la declinante, a la decadente, a la moribunda civilizacin capitalista,

    individualista y burguesa. El proletariado necesita, ahora como nunca, saber lo que pasa

    en el mundo.34

    Dentro de estas conferencias, Maritegui ve en el proletariado, el eje de la

    revolucin socialista, ve en l la vanguardia mundial, destinada a destruir la sociedad

    capitalista en pos de estos nuevos ideales socialistas, teniendo en consideracin como

    sealamos anteriormente, el hecho que el grupo conformado para estas conferencias

    fue el proletariado urbano de Lima. Idea que Maritegui pronto dejar como tpico

    nico, cuando la figura del indio comienza a plasmarse dentro de su ideario un ao

    despus. Maritegui seal que:

    Y si el proletariado, en general, tiene necesidad de enterarse de los grandes

    aspectos de la crisis mundial, esta .necesidad es an mayor en aquella parte del

    proletariado, socialista, laborista, sindicalista o libertaria que constituye su vanguardia;

    en aquella parte del proletariado ms combativa y consciente, ms luchadora y

    preparada; en aquella parte del proletariado encargada de la direccin de las grandes

    acciones proletarias; en aquella parte del proletariado a la que toca el rol histrico de

    representar al proletariado peruano en el presente instante social; en aquella parte del

    33

    Ibd. p. 22 34

    Ibd. p. 16

  • 18

    proletariado, en una palabra, que cualquiera que sea su credo particular, tiene

    conciencia de clase, tiene conciencia revolucionaria.35

    Podemos dar a relucir una ferviente adhesin por parte de Maritegui a la idea de

    vanguardia, aquel grupo que se encuentra, segn Maritegui, con conciencia de clase

    frente a las problemticas de la sociedad y del proletariado. Este elemento de

    vanguardia- o ms bien dicho concepto- tendr transformaciones en el pensamiento y

    praxis de nuestro autor a lo largo de su vida. Como hemos sealado, podemos recalcar

    que en estas conferencias, la figura indgena an no se asoma en el ideario

    mariateguiano, siendo hacia esta problemtica su adhesin al ao siguiente, tomando

    parte de la idea que, el indgena peruano, quien conforman ms del 80% de la

    poblacin nacional, tiene como deber ser parte activa de su propia revolucin, dentro de

    los mrgenes socialistas, rememorando la sociedad incsica previa a la conquista

    espaola.

    Cabe destacar en estas conferencias el carcter recproco que Maritegui le

    atribuye a las problemticas internacionales. Los conceptos nacional e internacional

    son incorporados como elementos complementarios en lo que respecta al anlisis de

    dichas problemtica. Como seala Maritegui:

    Y el Per, como los dems pueblos de Amrica, gira dentro de la rbita de esta

    civilizacin, no slo porque se trata de pases polticamente independientes pero

    econmicamente coloniales, ligados al carro del capitalismo britnico, del capitalismo

    americano o del capitalismo francs, sino porque europea es nuestra cultura, europeo es

    el tipo de nuestras instituciones. Y son, precisamente, estas instituciones democrticas,

    que nosotros copiamos de Europa, esta cultura, que nosotros copiamos de Europa

    tambin, las que en Europa estn ahora en un perodo de crisis definitiva, de crisis total.

    Sobre todo, la civilizacin capitalista ha internacionalizado la vida de la humanidad, ha

    creado entre todos los pueblos lazos materiales qu establecen entre ellos una

    35

    Ibd. p. 23

  • 19

    solidaridad inevitable. El internacionalismo no es slo un ideal; es una realidad

    histrica. 36

    Aquellos lazos materiales que se establecen entre los Estados, ese aglutinante de

    lo internacional, merece ser visto tanto como un anlisis general (sentido

    internacionalista), como de uno particular (sentido regional) de la realidad mundial, en

    donde la complementacin de los dos aspectos tienen que ser resueltos en eso dos

    tpicos. Si hablramos de un determinismo de lo internacional sobre lo nacional,

    Maritegui no reconocera en el movimiento obrero la accin, la praxis para el desarrollo

    del socialismo en la regin. Este elemento lo acompaar al momento de abordar cada

    aspecto de la realidad nacional e internacional, encontrando no slo su base en el

    estudio terico de sus planteamientos, como en los 7 ensayos, sino que ser tambin

    en el escenario poltico.

    Indigenismo en Maritegui.

    Si bien Maritegui se destaca por haber sido un ferviente indigenista, la formacin

    de su concepcin se llev a cabo bajo diferentes aspectos que pudieron ir dando

    elementos con los cuales se produjo un hilo a la estructura de un pensamiento

    particular del indgena, no solo peruano, si no latinoamericano. A lo largo de la Historia

    peruana, como en la de otros pases de la regin, las rebeliones producidas por

    comunidades indgenas, baaban los procesos llevados a cabo por la conquista, la

    colonia y la repblica. Estas rebeliones estaban enmarcadas bajo la rearticulacin de

    demandas propias de pueblos que se consideraban ajenos a los procesos que la

    cultura occidental haba llevado a cabo. Son estos hechos los que llevarn a Maritegui

    tomar conciencia de un mundo que se encontraba fuera de la orbe tradicionalista, la

    cual ve lo nacional, lo peruano, desde la conquista hacia adelante, dejando todo lo

    anterior, bajo el coto de lo prenacional, anlisis que posteriormente Maritegui

    36

    Ibd. p. 16

  • 20

    plasmar en los 7 ensayos. Sobre este nuevo mundo descubierto por nuestro autor,

    Alberto Flores Galindo sealar:

    Esas rebeliones formaban parte de un amplio ciclo iniciado desde el siglo XVI, en la

    resistencia nativa a la conquista, prolongando posteriormente en la rebelin de Tpac

    Amaru: la misma esperanza mesinica recorre durante siglos la historia andina,

    mostrando que existe all una tradicin viva y diferente del hispanismo fomentado por los

    intelectuales conservadores. Maritegui descubre de esa manera que el trmino

    tradicin esa alianza estrecha entre los hombres del presente y los recuerdos- no es

    un coto exclusivo del pensamiento reaccionario, porque existe una relacin diferente con

    el pasado que no es la pasiva veneracin de los muertos, sino la lucha por la defensa de

    una cultura que se niega a perecer.37

    Como seala Osvaldo Fernndez, el punto de partida de esta idea (el tema

    indgena) lo encontramos en un artculo que data de diciembre de 1924, donde define el

    problema del indio como el problema primario del Per.38 Dicho artculo, que

    posteriormente ser parte del texto Peruanicemos al Per, emite el acercamiento de

    Maritegui a las corrientes indigenistas propias de este periodo, de las cuales trata de

    otorgar un nuevo enfoque. En efecto, Maritegui no dejar por alto la labor del indio en

    el desarrollo de su propia liberacin, elemento que est marcado en l, en lo que

    respecta a la idea de nacin. Este sealar que la solucin del problema del indio tiene

    que ser una solucin social. Sus realizadores deben ser sus propios indios.39

    Maritegui apela a la fuerza del indio como forjador de su futuro, de su destino, y de su

    identidad, a fin de romper las cadenas de la subyugacin patronal. En este sentido,

    Maritegui sealar en sus 7 ensayos sobre la realidad peruana, que el problema del

    indio es un problema econmico, un problema arraigado en la tierra. En efecto, la

    estructuracin de la economa indgena en el Per, emanada desde el ayllu, elemento

    ancestral, conocido como la comunidad agraria primitiva, es donde se hace factible

    una economa de mbito comunista. Para Maritegui, ser el ayllu el elemento central

    37

    Flores Galindo, Alberto. La Agona de Maritegui. Lima. Centro de Estudios y Promocin del Desarrollo. 1980 p. 47 38

    Fernndez, Osvaldo. Itinerario y trayectos herticos de Jos Carlos Maritegui. ed.cit. p. 57 39

    Maritegui. Jos Carlos. Peruanicemos al Per. ed. cit. p. 33

  • 21

    de la vida econmica, social y cultural que envuelve a la poblacin indgena,

    estructurando este modelo de actividad transverso a toda la Historia de Per, hasta el

    presente. Si bien, el imperio Inka logr estructurar una sociedad sobre esta base, la

    conquista desmembr la sociedad anterior, estableciendo sobre el antiguo imperio, las

    bases de una economa feudal. Sobre las ruinas y los residuos de una economa

    socialista, echaron las bases de una economa feudal.40

    Pero para Maritegui, ni la conquista espaola, ni la formacin de la repblica

    liberal, dieron paso a la destruccin del ayllu, si no, muy por el contrario, esta se

    mantuvo casi intacta, manteniendo no solo su forma econmica, si no, todo lo que

    implica su cultura, su sociedad, su visin de mundo. Para Maritegui, seala Robert

    Paris- el ayllu atraves victoriosamente una serie de pruebas histricas. Y esto sucedi

    gracias a su capacidad de adaptacin o simplemente porque representa el estado

    natural41. En este sentido, ser para Maritegui, el ayllu, enmarcado en la sociedad

    incsica, la demostracin de sociedad, dentro del Per, que fue capaz de plantearse

    una economa que asegurara la vida y desarrollo de cada uno de sus habitantes. Con

    esto, no se quiere decir que Maritegui quisiera retrotraer los procesos histricos, hasta

    una sociedad igualmente parecida a la formadora del Tawantinsuyo, sino ms bien,

    entender que existen ciertas matrices en la sociedad indgena, como lo es el ayllu,

    capaz de enarbolar una superacin de la sociedad capitalista. En este sentido

    Maritegui nos seala en sus 7 ensayos:

    El dato demogrfico es, a este respecto, el ms fehaciente y decisivo. Contra todos

    los reproches que en el nombre de conceptos liberales, esto es moderno, de libertad y

    justicia, se puedan hacer al rgimen inkaico, est el hecho histrico positivo, material

    , de que aseguraba la subsistencia y el crecimiento de una poblacin que, cuando

    arribaron al Per los conquistadores, ascenda a diez millones y que, en tres siglos de

    dominio espaol, descendi a un milln. Este hecho condena al coloniaje y no desde los

    puntos de vista abstractos o tericos o morales o como quiera calificrseles de la

    justicia, sino desde los puntos de vista prcticos, concretos y materiales de la utilidad. El

    40

    Maritegui. Jos Carlos. 7 ensayos de interpretacin de la realidad peruana. ed.cit. p. 9 41

    Paris, Robert. La formacin ideolgica de Jos Carlos Maritegui. ed.cit. p. 183

  • 22

    coloniaje, impotente para organizar en el Per al menos una economa feudal, injert en

    sta elementos de economa esclavista.42

    No podemos dejar de lado la respuesta que se tiene acerca de Maritegui como un

    pro-indigenista, enmarcado en una visin un tanto roussoniana de la realidad. El

    amauta critica la imposicin de un sistema, como lo fue el feudal impuesta por los

    conquistadores, el cual no es del todo mejor al sistema anteriormente destruido, el

    comunismo incsico. Maritegui no considera al indio bueno solo por serlo, tratando

    de romper el esquema paternalista y formal del pro-indigenismo. La levadura de las

    nuevas reivindicaciones indigenistas sealar Maritegui- es la idea socialista, no

    como la hemos heredado instintivamente del extinto Inkario, sino como hemos

    aprendido de la civilizacin occidental, basada por ende, en el desarrollo de esta

    ltima, en cuya ciencia y en cuya tcnica slo romanticismos utopistas pueden dejar de

    ver adquisiciones irrenunciables y magnficas del hombre moderno.43 As, podemos ver

    en la lectura de Maritegui una crtica a todo intento romntico, en el sentido regresivo

    de la palabra de volver al imperio Inka.44

    Tomando un poco esta visin que posee Maritegui hacia un enfoque socialista

    del problema del indio, dicha adopcin tiene dos vertientes. Por un lado el tipo de

    anlisis y el desarrollo del ideal. Esto quiere decir que el estudio que Maritegui realiza

    del problema del indio- y a su vez de todos sus trabajos- lleva el acento de aquel

    socialismo marxista. En segundo lugar, el ideal que promueve Maritegui va a un

    enfoque sobre la liberacin del indio, al sealar que el socialismo ordena y define las

    reivindicaciones de las masas, de la clase trabajadora. Y en el Per las masas,-la clase

    trabajadora- son en sus cuatro quintas partes indgenas. Nuestro socialismo no sera,

    pues, peruano -ni sera siquiera socialismo- si no solidarizase, primeramente con las

    reivindicaciones indgenas.45 En efecto, en este artculo de la revista Amauta, en donde

    42

    Maritegui. Jos Carlos. 7 ensayos de interpretacin de la realidad peruana. ed.cit. p. 40 (el subrayado es nuestro) 43

    Maritegui, Jos Carlos. Ideologa y Poltica. Editorial Amauta. Per. 1972 p. 167. 44

    Lowy, Michael. El marxismo romntico de Jos Carlos Maritegui. Extrado de: http://www.herramienta.com.ar/revista-herramienta-n-8/marxismo-y-romanticismo-en-la-obra-de-jose-carlos-mariategui 45

    Maritegui, Jos Carlos. Ideologa y Poltica. ed.cit. p. 217

  • 23

    Maritegui polemiza con Luis Alberto Snchez- polmica vista ms adelante- nuestro

    autor hace notar la finalidad del enfoque socialista dentro de su afiliacin indigenista.

    Para Maritegui, el socialismo tiene como eje la liberacin y potencialidad del hombre,

    en este caso, la liberacin del indio, por el indio. En este sentido, Maritegui articula un

    nuevo foco de estudio, un nuevo objeto de estudio, desde la problemtica marxista. As

    lo seala Nstor Kohan:

    En esos estudios sobresale el tratamiento que el marxista peruano hace del

    problema indgena. Remarcando la estrecha relacin que dicho problema an no

    resuelto en nuestra poca- tena con el problema de la tierra. Maritegui investiga un

    objeto de estudio inexistente en el modelo clsico de Europa Occidental. Ese nuevo

    objeto de estudio es la comunidad indgena denominada ayllu.46

    Maritegui apelar a la conformacin de un frente amplio que diera lugar a una

    formacin de igualdad entre los indgenas de diferentes partes de la regin, a fin de

    conocer sus problemticas, sus deseos y esperanzas. Algo que se dejar ver en un

    ideal de Maritegui por ir articulando un frente nico en el Per del veinte, un cmulo de

    fuerzas que si bien, no se definen, estn por un camino parecido.

    Algo que no deja ser menos importante dentro de estos aos (1924), es la prdida

    de su pierna derecha que sufre nuestro autor, debido a la enfermedad de la cual sufri

    a lo largo de toda su vida. Este momento que marcar para siempre los aos que

    siguen de vida para Maritegui, fueron sealados de la siguiente manera por Mara

    Wiesse:

    Pasaron varios das, despus de la operacin. Anita haba salido del Hospital a

    atender al pequeo Sigfrido que estaba enfermo. Maritegui, a quien acompaaba un

    amigo, levant las frazadas de su lecho. No senta dolor alguno en la pierna, sino un

    adormecimiento y tena curiosidad de saber cmo estaba esa pierna. Fue entonces un

    momento de inmenso desaliento el nico que manifest en toda su existencia el que

    se produjo en el espritu de Maritegui. Al verse amputado, al constatar que iba a ser un

    46

    Kohan, Nestor. Razn universal, metafsica occidental y progreso histrico. Aproximaciones al marxismo crtico de Maritegui. Chile. Artculos filosficos. 1993. p. 30

  • 24

    invlido para el resto de su vida, tuvo una crisis de llanto verdaderamente pattica y se

    halaba el cabello, en un arranque de desesperacin. 47

    Esta prdida refleja en cierto aspecto una privacin fundamental para Maritegui

    (quedar postrado en una silla de ruedas), lo que no impide que siga siendo escritor de

    los diversos y ms polmicos trabajos en las diversas revistas de actualidad en el Per,

    la creacin de Amauta, y la fundacin del partido socialista en su pas. Esta fuerza lo

    demuestra en la carta enviada a la revista Claridad en Septiembre de 1924:

    No quiero estar ausente de este nmero de Claridad. Si nuestra revista

    reapareciese sin mi firma, yo sentira ms, mucho ms mi quebranto fsico. Mi mayor

    anhelo actual es que esta enfermedad que ha interrumpido mi vida no se bastante fuerte

    para desviarla ni debilitarla. Que no deje en m ninguna huella moral. Que no deposite en

    mi pensamiento ni en mi corazn ningn germen de amargura ni de desesperanza. Es

    indispensable para m que mi palabra conserve el mismo acento optimista de antes.

    Quiero defenderme de toda influencia triste, de toda sugestin melanclica. Y siento ms

    que nunca necesidad de nuestra fe comn.48

    La fuerza de Maritegui para seguir con el estudio de la realidad, tanto nacional

    como mundial, no ser frenada por este problema, y sern los prximos aos los ms

    vigorosos para su pensamiento, en donde se ver enfrentado a diversas rupturas,

    articulaciones, o por sobretodo, creaciones, como fue el caso de la revista Amauta.

    Agona y mito dentro del marxismo.

    Por el ao de 1926 Maritegui publica en la revista Variedades, y en Amauta meses

    ms tarde, un escrito sobre el ltimo libro del espaol Miguel de Unamuno, autoexiliado

    en Francia. El texto tiene como ttulo la agona del cristianismo, donde Unamuno, bajo

    su visin existencialista, profundiza sobre el dogma cristiano. Maritegui, seala que lo

    primero que nos muestra este libro es que su autor no es slo filsofo sino tambin

    47

    Wiesse, Mara. Jos Carlos Maritegui. Lima. Editorial Amauta. 1971 p. 35 48

    Maritegui. Jos Carlos. Invitacin a la vida heroica (Antologa). Lima. Instituto de Apoyo Agrario. 1989 p. 207

  • 25

    fillogo49, ya que Unamuno se aventura en el desarrollo de un concepto, el cual

    corresponde al de agona. Segn Maritegui, Agona no es preludio de la muerte, no

    es conclusin de la vida. Agona como Unamuno escribe en la introduccin de su

    libro quiere decir lucha. Agoniza aquel que vive luchando; luchando contra la vida

    misma. Y contra la muerte.50 Para el escritor peruano, Unamuno nos muestra la agona

    como la lucha constante de la vida, en lo que se quiere, se piensa y se siente. En este

    sentido, agona pasa a ser una construccin y reconstruccin constante del

    pensamiento y accin del ser, donde la lucha se estructura entre el pensamiento y la

    realidad. Bajo este punto Maritegui tomar su visin de marxismo, har suya la

    agona, sin antes, referirse a lo que l entiende por marxismo, en contraria posicin al

    profesor de Salamanca. Maritegui sealar que explicndonos su pensamiento sobre

    la historia que, de "otra parte es realidad, tanto o ms que la naturaleza", Unamuno

    recae en una interpretacin equivocada del marxismo. Las doctrinas personales de Karl

    Marx escribe el judo saduceo que crea que las cosas hacen a los hombres, han

    producido cosas.51

    Unamuno cree en la visin positivista y evolucionista del marxismo, que con fuerza

    emanaba de los postulados de la II Internacional, y que marc en gran medida el

    desarrollo de un pensamiento marxista encadenado hacia la misin de un dogmatismo

    que lo har cercano al entendimiento decimonnico de ciencia. As, Maritegui,

    entiende en el pensamiento del autor espaol, el acercamiento al materialismo vulgar,

    el cual se afirmaba en el pensamiento de Marx como un dogma, como una serie de

    postulados generales para entender la historia y la sociedad. Posteriormente seala

    Maritegui:

    La vehemencia poltica lleva aqu a Unamuno a una asercin arbitraria y excesiva.

    No; no es cierto que Karl Marx creyese que las cosas hacen a los hombres. Unamuno

    conoce mal el marxismo. La verdadera imagen de Marx no es la del montono

    49 Maritegui, Jos Carlos, Signos y Obras. ed.cit. p. 116 50

    Ibdem. 51

    Ibd. p. 118

  • 26

    materialista que nos presentan sus discpulos. A Marx hace falta estudiarlo en Marx

    mismo. Las exgesis son generalmente falaces. Son exgesis de la letra, no del espritu.

    Y no es acaso Unamuno el ms celoso en prevenirnos, a propsito del cristianismo,

    contra la inanidad y contra la falacia de la letra?52

    Maritegui, no critica a Unamuno mas all de la forma en que l entiende el

    marxismo, cuya exgesis se basa en la caricaturizacin de este pensamiento, es por

    eso que apela a estudiar a Marx desde el Marx mismo, ya que el lapidario

    entendimiento acerca del pensamiento de este autor radica en las bases positivistas, y

    la necesidad del algunos seguidores de acercar el socialismo cientfico a la

    cientificidad de las ciencias exactas, elementos que para Maritegui, no se encuentran

    en Marx. Es por eso que el concepto de agona se afirmar para el pensador peruano,

    en la idea de lucha constante por el desarrollo de un pensamiento que se acerque ms

    a la realidad. Posteriormente seala:

    Los que lo han continuado no han sido los pedantes profesores tudescos de la

    teora de la plusvala, incapaces de agregar nada a la doctrina, dedicados slo a

    limitarla, a estereotiparla; han sido, ms bien, los revolucionarios, tachados de hereja,

    como Georges Sorel otro agonizante dira Unamuno que han osado enriquecer y

    desarrollar las consecuencias de la idea marxista. El "materialismo histrico" es mucho

    menos materialista de lo que comnmente se piensa. 53

    Ac, Maritegui apela al desarrollo dinmico que debe tener el marxismo como

    material de anlisis de la realidad social, el cual no se puede aferrar al amn de los

    textos escritos por Marx, sino a la construccin, reconstruccin y cambio de los

    planteamientos de Marx. Como sealar Jaime Massardo, este esfuerzo por historizar

    la lectura de Marx aparece en Maritegui vinculado a la recuperacin de ese particular e

    52

    Ibd. p. 119 53

    Ibdem

  • 27

    irreductible aspecto de la obra marxiana representado por la voluntad humana de

    transformacin de la sociedad54. En este sentido:

    De la misma manera en que Maritegui subraya que en Marx no existe un sistema,

    que no existe una teora a aplicar, que Marx no parte de ninguna posicin filosfica a

    priori, podemos ver que, consecuentemente, en el desarrollo de su propio trabajo, la

    teora se re-crea, se re-funda en todo momento a la luz de las circunstancias, de las

    situaciones concretas, de la re-lectura permanente de los hechos, constituyendo una

    propia metodologa que expresa el componente propio de la tradicin historiogrfica

    marxiana.55

    Bajo este elemento, Maritegui intentar hacer posible un Per deseado, dentro de

    los mrgenes de un Per real. Este es el punto cuando Maritegui seala que el

    "materialismo histrico" es mucho menos materialista de lo que comnmente se

    piensa., haciendo alusin al posicionamiento de la voluntad humana dentro del proceso

    de trasformacin de la realidad.

    Exactamente un ao antes a la publicacin sobre la Agona del cristianismo (1925),

    Maritegui escribe un artculo titulado El hombre y el mito, en donde da cuenta de la

    crisis del ideal de progreso que se haba germinado en el seno de la sociedad

    burguesa industrializada, y que la Gran Guerra del 14 haba debilitado. Es ac donde

    Maritegui expone de manera clara su aceptacin del concepto de mito bajo la visin

    de George Sorel, argumentando que:

    Pero el hombre, como la filosofa lo define, es un animal metafsico. No se vive

    fecundamente sin una concepcin metafsica de la vida. El mito mueve al hombre en la

    historia. Sin un mito la existencia del hombre no tiene ningn sentido histrico. La

    54

    Massardo, Jaime. Investigaciones sobre la Historia del marxismo en Amrica Latina. Santiago, Chile. Bravo y Allende Editores. 2001 p. 98 55

    Massardo, Jaime. En torno a la concepcin de la historia en el pensamiento de Jos Carlos Maritegui. En Gramsci en Chile. Apuntes para el estudio crtico de una experiencia de difusin cultural. ed. cit. p. 199

  • 28

    historia la hacen los hombres posedos e iluminados por una creencia superior, por una

    esperanza sper-humana; los dems hombres son el coro annimo del drama.56

    Maritegui entiende al hombre bajo el estimulo del mito, de aquella fe hacia un ideal,

    el cual motiva al hombre hacia la realizacin de un proyecto, en este caso, Maritegui

    apelar a la construccin de socialismo, ya que el mito del progreso burgus para l,

    estaba muerto. Por otro lado, la construccin de un mito viene a complementar la fuerza

    de un proyecto con bases histricas. Maritegui nunca separar el desarrollo de la

    realidad social en la construccin de este mito. Algo muy cercano a lo que seala A.

    Gramsci, al referirse al mito soreliano en la figura del prncipe moderno de Maquiavelo,

    como una fantasa concreta que acta sobre un pueblo disperso y pulverizado para

    suscitar y organizar su voluntad colectiva.57, es decir, a partir de las bases de la

    realidad actual, el mito viene a armar el escenario para la construccin de una voluntad

    colectiva. Para Maritegui la palabra mstica es tomada bajo el alero de la lucha, de

    entrega total por un ideal, abordndolo como la dimensin espiritual y tica del

    socialismo, a la fe en el combate revolucionario, al compromiso total por la causa

    emancipadora.58

    Maritegui entiende cierta asimilacin del socialismo con el cristianismo, en el

    sentido de una fe que puede mover, accionar el espritu de las masas, a fin de poder

    llevar un cambio, una revolucin. La asimilacin a una religin con el socialismo, es por

    ende, en el sentido de una motivacin en la voluntad humana. Maritegui dir:

    Pero este lenguaje relativista no es asequible, no es inteligible para el vulgo. El vulgo no

    sutiliza tanto. El hombre se resiste a seguir una verdad mientras no la cree absoluta y

    suprema. Es en vano recomendarle la excelencia de la fe, del mito, de la accin. Hay que

    56

    Maritegui, Jos Carlos. El alma matinal. Y otras estaciones del hombre de hoy. Lima. Editorial Amauta. 1972 p. 24 57

    Antonio Gramsci. Poltica y Sociedad. Chile. Editorial Centro Grfico. 2006 p. 54 58

    Lowy, Michael. Mstica revolucionaria: Jos Carlos Maritegui y la religin. CEME. Extrado desde: http://www.archivochile.com/Ideas_Autores/mariategui_jc/s/mariategui_s0062.pdf

  • 29

    proponerle una fe, un mito, una accin. Dnde encontrar el mito capaz de reanimar

    espiritualmente el orden que tramonta?59

    La creacin de Amauta.

    La revista Amauta, que ve la luz en Septiembre de 1926, es consignada por su

    creador como una revista cuyo objetivo es el de plantear, esclarecer y conocer los

    problemas peruanos desde puntos de vistas doctrinarios y cientficos.60 Es en su viaje

    a Europa donde Maritegui toma contacto directo en la labor realizada por diferentes

    movimientos polticos y figuras de la intelectualidad europea de izquierda, quienes ven

    en el periodismo parte del trabajo formativo de una clase o sociedad en su conjunto.

    El acercamiento a revistas tales como Clart, del francs Henri Barbusse y L`Humanit,

    perteneciente al partido comunista francs, amplia la labor poltica y social de estos

    elementos que son capaces de articular, no slo una opinin, sino tambin el desafo

    constante de la problematizacin constante de los sucesos, sintindose activos, como

    revistas y grupo, dentro de los hechos. Logra, como es el caso de Clart, seguir el

    movimiento desde sus primeros nmeros, cuya labor atrajo a sus rangos no solo a los

    intelectuales revolucionarios sino tambin a algunos intelectuales estacionados en

    ideario liberal y democrtico61, hasta lograr llevar a cabo la Internacional del

    Pensamiento hacia el camino de la Internacional Comunista.62 llegando a encontrar en

    la figura de Barbusse la de un buscador de la inteligencia, cuya funcin de la

    inteligencia es creadora63

    Maritegui tena ya en mente, desde su llegada a Per, la idea de fundar una

    revista64 enmarcada en el contexto de reunir un movimiento, un espritu65 que

    Maritegui estaba viendo nacer en esta nueva generacin peruana. Ya en las

    conferencias de 1923, se demuestra su necesidad de abarcar el espectro periodstico

    59

    Maritegui, Jos Carlos. El alma matinal. Y otras estaciones del hombre de hoy. ed. cit. p. 26 60

    Maritegui, Jos Carlos. Presentacin de Amauta, en Ideologa y Poltica. ed.cit. p. 239 61

    Maritegui, Jos Carlos. La Escena Contempornea. Lima. Editorial Amauta. 1970. p. 152 62

    Ibdem. 63

    Ibd. p. 158 64

    Maritegui, Jos Carlos. Presentacin de Amauta. En Ideologa y Poltica. ed. cit. p. 137 65

    Ibdem.

  • 30

    que se encontraba reunido en su gran mayora en las esferas propias de la pequea

    poltica66:

    En el Per falta, por desgracia, una prensa docente que siga con atencin, con

    inteligencia y con filiacin ideolgica el desarrollo de esta gran crisis; faltan, asimismo,

    maestros universitarios, del tipo de Jos Ingenieros, capaces de apasionarse por las

    ideas de renovacin que actualmente transforman el mundo y de liberarse de la

    influencia y de los prejuicios de una cultura y de una educacin conservadoras y

    burguesas; faltan grupos socialistas y sindicalistas, dueos de instrumentos propios de

    cultura popular, y en aptitud, por tanto, de interesar al pueblo por el estudio de la crisis

    La nica ctedra de educacin popular, con espritu revolucionario, es esta ctedra en

    formacin de la Universidad Popular.67

    Amauta fue la revista de la cual Maritegui, como creador, le da el carcter funcional

    dentro de las problemticas del Per actual de la dcada del veinte. En efecto, la revista

    no era vista como conglomerado de elementos culturales que le daran la categora de

    cultura. Amauta fue una revista que, al igual que su creador, se afiliaba a una idea y

    una fe. En este sentido, Maritegui hace notar dicha fe y fuerza en la presentacin de

    Amauta en Septiembre de 1926, donde seala:

    Esta revista en el campo intelectual, no representa un grupo. Representa, ms

    bien, un movimiento, un espritu. En el Per se siente desde hace algn tiempo una

    corriente, cada da ms vigorosa y definida, de renovacin. A los fautores de esta

    renovacin se les llama vanguardistas, socialistas, revolucionarios, etc. La historia no los

    ha bautizado definitivamente todava. Existen entre ellos algunas discrepancias

    formales, algunas diferencias psicolgicas. Pero por encima de lo que los diferencia,

    todos estos espritus ponen lo que los aproxima y mancomuna: su voluntad de crear un

    Per nuevo dentro del mundo nuevo. La inteligencia, la coordinacin de los ms volitivos

    66

    Ac se aplica el trmino pequea poltica a la utilizada por Antonio Gramsci: La gran poltica comprende las cuestiones vinculadas con la funcin de nuevos Estados, con la lucha por la destruccin, la defensa, la conservacin de determinadas estructuras orgnicas econmico-sociales. La pequea poltica comprende las cuestiones parciales y cotidianas que se plantean en el interior de una estructura ya establecida, debido a las luchas de preeminencia entre las diversas fracciones de una misma clase poltica. Gran poltica es, por lo tanto, la tentativa de excluir la gran poltica del mbito interno de la vida estatal y de reducir todo a poltica pequea (Giolitti, rebajando el nivel de las luchas internas haca gran poltica; pero sus vctimas eran objeto de una gran poltica, haciendo ellos una poltica pequea). Gramsci, Antonio. Notas sobre Maquiavelo, la poltica y el Estado moderno. Madrid, Espaa. Ediciones Nueva Visin. 1980. p. 83 67

    Maritegui, Jos Carlos. Historia de la crisis mundial. ed. cit. p. 24

  • 31

    de estos elementos, progresan gradualmente. El movimiento -intelectual y espiritual-

    adquiere poco a poco organicidad. Con la aparicin de Amauta entra en una fase de

    definicin.68

    Maritegui destaca la fase de definicin de la aparicin de la revista Amauta, cuya

    finalidad es reunir aquella nueva generacin que germina en el seno de la sociedad

    peruana, cuya renovacin enmarca nuevas visin, que Maritegui tiene la intencin de

    acumular, y por ende, definir. Dicha intencin por definir va a la par con deseo de

    Maritegui por polemizar. En efecto, Amauta polemiza con la intencin a dar lugar a

    nuevas ideas, contraponindolas con las viejas, y estableciendo nuevos puntos de

    anlisis. Esto se puede apreciar en la polmica que tiene Maritegui en esta revista con

    Luis Alberto Snchez, en el artculo de Jos Carlos titulado Intermezzo Polmico, donde

    seala:

    Los indigenistas o pseudo-indigenistas, a su juicio, adoptan simultneamente los

    puntos de vista de Valcrcel y Lpez Albjar. Pero ste es un error de su visin. Que se

    contraste, que se confronte dos puntos de vista, no quiere decir que se les adopte. La

    crtica, el examen de una idea o un hecho, requieren precisamente esa confrontacin,

    sin la cual ningn seguro criterio puede elaborarse. Las tendencias o los grupos

    renovadores no tienen todava un programa cabalmente formulado ni uniformemente

    aceptado. Como he escrito, polemizando con Falcn, mi esfuerzo no tiende a imponer

    un criterio, sino a contribuir a su formacin. Y, a riesgo de resultar demasiado

    lapalissiano, debo recordar a Snchez que un programa no es anterior a un debate sino

    posterior a l.69

    Desde este punto se aprecia un elemento central dentro del pensamiento de

    Maritegui, y por consiguiente, de su ideario socialista: la idea de la confrontacin de

    ideas, dando lugar a nuevas etapas de pensamientos. Si era necesario establecer un

    programa, era necesario confrontar las ideas, criticar, polemizar. Tal como seala

    Massardo:

    68

    Ibd. p. 237 69

    Maritegui. Jos Carlos. Intermezzo Polmico, en Ideologa y Poltica. ed.cit. p. 217

  • 32

    Va construyendo, lentamente, sin precipitaciones, sin romper con el APRA, al interior

    de un frente nico- de hecho, Haya colaborar con Amauta hasta febrero de 1928-, una

    lnea poltica afincada en el reconocimiento de la formacin social peruana, generando un

    proceso continuo de acumulacin de fuerzas, de bsqueda de un consenso activo, de lucha

    por la hegemona al interior de la direccin poltica del Per.70

    En este sentido, podemos sealar la importancia que tiene para la revista la

    presencia del otro para la polmica, y como otro, nos referimos a la contraposicin

    ideolgica de determinados temas dentro de la articulacin de la revista, a inaugurar y

    alimentar una confrontacin sobre los asuntos peruanos71. El otro se presenta como el

    sujeto necesario para el dinamismo de las ideas, y por ende, la presencia de una

    problematizacin de la realidad por parte de Maritegui y la revista. Es por esto que el

    rasgo distintivo de Amauta iniciada en Septiembre de 1926- es esa extraa capacidad

    de orquestar refuerzos variados y aparentemente contrapuestos.72

    Bajo la visin de Alberto Tauro73,- una de las primeras visiones con respecto a la

    existencia de la revista- Amauta comprende 3 periodos diferentes de vida: a) Primera

    etapa que va desde el nmero 1 al 9, el cual termina con la clausura de la revista bajo

    el complot comunista; b) Segunda etapa, enmarcada desde la reaparicin de Amauta,

    desde el nmero 10, tras seis meses de receso, hasta la muerte de Maritegui, tras el

    nmero 29, y; c) Tercera etapa, correspondientes a los nmeros 30, 31 y 32. La

    distincin de Tauro se encierra solamente bajo tpicos temporales, enmarcando el

    desarrollo cronolgico de esta. Por otro lado y esta es la que nosotros recogemos y

    utilizamos para nuestro trabajo- nos encontramos con Osvaldo Fernndez, quien

    separa la vida de la revista en dos etapas poltica e ideolgicamente distintas: a) el

    primero que va del nmero 1 al 17; b) el segundo, que va desde el nmero 17, al 29.

    Desde esta divisin, se entiende el primer periodo bajo el tpico de anlisis

    nacional, en el cual Maritegui se encuentra inmerso. En este sentido, la primera etapa

    70

    Massardo, Jaime. En torno a la concepcin de la historia en el pensamiento de Jos Carlos Maritegui. En Gramsci en Chile. Apuntes para el estudio crtico de una experiencia de difusin cultural. ed. cit. p. 221 71

    Fernndez, Osvaldo. Itinerario y trayectos herticos de Jos Carlos Maritegui. ed.cit. p. 110 72

    Flores Galindo, Alberto. La Agona de Maritegui. ed.cit. p. 57 73

    Tauro, Alberto. Amauta y su influencia. Lima. Editorial Amauta. 1989. pp. 12-13

  • 33

    est marcada por los artculos que Maritegui destina a la interpretacin de la realidad

    peruana. Es el marco poltico e ideolgico, en que se gestan los 7 ensayos.74

    Interpretacin y anlisis que estar marcado -como lo sealar perspicazmente Jaime

    Massardo- por un nuevo punto de partida de una renovacin historiogrfica75 que

    establecer Maritegui en el Per, y cuya revista ser el espacio de ir articulndola,

    dando espacio al estudios de nuevos actores sociales, como lo es el movimiento

    proletario, que no ha sido reseado ni estudiado todava.76

    Posteriormente se puede sealar que esta etapa tambin marca para Maritegui

    una fase de aglutinamiento y decantacin, al mismo tiempo.77 La finalidad de este

    periodo, es el de reunir distintas visiones de la realidad nacional y mundial, que

    emergan de la llamada nueva generacin, teniendo independencia del pensamiento

    articulado por nuestro autor. Tomando este punto, se podra contradecir con la

    presentacin que Maritegui le da a la revista en 1926, al sealar que No hace falta

    declarar expresamente que Amauta no es una tribuna libre, abierta a todos los vientos

    del espritu. Los que fundamos esta revista no concebimos una cultura y un arte

    agnsticos.78, sealando posteriormente el perfil de al agrupacin en torno a amauta:

    Nos sentimos una fuerza beligerante, polmica. No le hacemos ninguna concesin al

    criterio generalmente falaz de la tolerancia de las ideas.79 Estas palabras podran ser

    vistas como elementos contrarios a la formacin que toma Amauta como revista que

    polemiza, pero lo que hace Maritegui en la presentacin es dar cabida a un rechazo a

    las ideas que se articulan al otro lado de la frontera ideolgica de Maritegui y los

    socialistas peruanos de la dcada del veinte. Fernndez seala que en esta

    presentacin domina el propsito de establecer los lmites, ms all de los cuales la

    revista pudiera perder su identidad doctrinal.80 En este sentido, Maritegui, por medio

    de la presentacin de la revista, manifiesta el veto a la llamada tolerancias de ideas,

    74

    Ibdem. p. 94 75

    Massardo, Jaime. En torno a la concepcin de la historia en el pensamiento de Jos Carlos Maritegui. En Gramsci en Chile. Apuntes para el estudio crtico de una experiencia de difusin cultural. ed. cit. p. 223 76

    Maritegui, Jos Carlos. Ideologa y Poltica. ed. cit. p. 181 77

    Ibdem. 78

    Maritegui, Jos Carlos. Presentacin de Amauta, en Ideologa y Poltica. ed.cit. p. 238 79

    Ibdem. 80

    Fernndez, Osvaldo. Itinerario y trayectos herticos de Jos Carlos Maritegui. ed.cit. p. 98

  • 34

    posicionando a esta como una trinchera de la poltica. La revista demuestra que su

    labor en lo que respecta a su primer periodo- es efectivamente el de estructural un

    ideal socialista definido para Per.

    Con respecto a Amauta, nos detendremos ac, con el fin de estructurar las

    problemtica ocurridas en el ao de 1928, para as, retomar la revista, est vez como

    pice en conjunto a otros elementos- de lucha en la vida de Maritegui, y de la

    izquierda socialista en el Per.

    Maritegui y el frente nico.

    Maritegui apelaba a la lucha de las fuerzas de izquierda a travs de la formacin

    de un frente nico en Per, teniendo en consideracin que aquello significaba el aporte

    hacia el establecimiento de una fuerza contrahegemnica frente a la decadencia de la

    oligarqua peruana, cuya crisis se vea reflejada con el gobierno de Legua. Maritegui

    apelar hacia la formacin de este frente nico, que para l en un comienzo, se poda

    ver reflejado en el APRA, donde la composicin era la de un frente cuya organizacin

    se haba formado producto de las convergencias histricas del movimiento obrero e

    intelectual peruano, a partir de la reforma universitaria. Dichos grupos estaban

    aglutinndose en torno a las Universidades Populares Gonzlez Prada (UPGP), y de la

    revista Claridad, ambas fundadas y dirigidas por Haya de la Torre.81.

    Maritegui, tras su llegada de Europa, se incorpora al APRA, teniendo en

    consideracin las problemticas ideolgicas que en ella se encontraban, ya que su

    visin marxista de la realidad y lucha poltica, no primaba dentro del frente, pero si lo

    hacan gran parte de sus demandas. As se refleja en su escrito sobre el 1 de Mayo en

    1924:

    El 1 de Mayo es, en todo el mundo, un da de unidad del proletariado

    revolucionario, una fecha que rene en un inmenso frente nico internacional a todos

    81

    Quijano, Anbal, nota introductoria Captulo III: Carcter de la revolucin y del partido: Debate con el APRA. Texto Jos Carlos Maritegui, Textos Bsicos. Lima. Fondo de Cultura econmica. 1991 p. 121.

  • 35

    los trabajadores organizados. En esta fecha resuenan, unnimemente obedecidas y

    acatadas, las palabras de Carlos Marx: "Proletarios de todos los pases, unos". En esta

    fecha caen espontneamente todas las barreras que diferencian y separan en varios

    grupos y varias escuelas a la vanguardia proletaria.82

    Y posteriormente prosigue:

    Mi actitud, desde mi incorporacin en esta vanguardia, ha sido siempre la de un

    fautor convencido, la de un propagandista fervoroso del frente nico. Recuerdo haberlo

    declarado en una de las conferencias iniciales de mi curso de historia de la crisis

    mundial. Respondiendo a los primeros gestos de resistencia y de aprensin de algunos

    antiguos y hierticos libertarios, ms preocupados de la rigidez del dogma que de la

    eficacia y la fecundidad de la accin, dije entonces desde la tribuna de la Universidad

    Popular: "Somos todava pocos para dividirnos. No hagamos cuestin de etiquetas ni de

    ttulos."83

    Maritegui tiene como premisa, en lo que respecta al frente nico hasta 1928, la

    estructuracin de dicho frente sin ningn rtulo fijo, si no como la fuerza aglutinante de

    las nuevas generaciones y vanguardias del mundo de izquierda, obrero, intelectual e

    indigenista, ya que dicho aglutinamiento, como se seal anteriormente, creara un

    posicionamiento contrahegemnico frente al rgimen establecido. Como seala

    Osvaldo Fernndez:

    Durante un primer periodo, el aspecto convocante del discurso, es tan importante

    como su propsito anti-oligrquico. Apresurar la toma de conciencia de estos sectores

    intelectuales, era por el momento prioritario, y exiga proposiciones concretas. Las

    alusiones a la joven generacin, la definicin de este sujeto histrico como un acto de

    renovacin84

    Maritegui enfocaba su trabajo poltico y esto es visto durante todo el periodo de

    su vuelta a Per- a travs de toda institucin creada y articulada desde bases

    populares. Ya en las conferencias de 1923 el amauta sealaba que despus de la

    82

    Maritegui, Carlos Jos. El 1 de Mayo y el frente nico, en Ideologa y poltica. ed.cit. p. 107 83

    Ibdem. 84

    Fernndez, Osvaldo. Itinerario y trayecto hertico de Jos Carlos Maritegui. ed.cit. p. 44

  • 36

    guerra, la situacin ha cambiado. El campo proletario, como acabamos de recordar, no

    est ya dividido en socialistas y sindicalistas; sino en reformistas y revolucionarios.85

    Maritegui entiende el trabajo unitario como parte de un ir a las masas86, lo que estar

    muy cercano a las proposiciones del III Congreso de la Internacional Comunista de

    1921, donde surge la idea de un frente nico proletario, en la cual se insiste en una

    necesaria alianza con otras clases y ya no se piensa en partidos monolticamente

    obreros87. En este sentido el III Congreso -con su lnea amplia y su estrategia a largo

    plazo- fue el que form a Maritegui88 esta visin ser la que posteriormente se ver

    enfrentada a las polticas ms cerradas de la Internacional Comunista, sobre todo con

    la apertura del tercer periodo, en 1928 con la consigna clase contra clase, con lo

    cual se puede sealar que es la distancia dir Robert Paris- entre sus posiciones

    obstinadamente unitarias, como el proyecto de participar en un frente anti-

    imperialista, y las tesis del tercer periodo, desde ese momento en vigor en la

    Internacional Comunista, lo que explica, en buena parte, la condena de sus tesis por la

    conferencia comunista de Buenos Aires en 192989

    As es como la articulacin de frente nico prima a Maritegui debido a la

    articulacin de esta nueva generacin, descontenta por el rgimen, por lo cual el

    amauta tendr como objetivo priorizar la unidad de la clase por sobre tempranas

    disputas ideolgicas.90 Para nuestro autor, el frente nico tambin llevaba consigo el

    acercamiento de los diversos sectores sobre el marxismo y su visin de lucha social. En

    efecto, a pesar del orden de convocacin del frente, Maritegui pone en juego el factor

    polmica como forjador de sus ideas y las del frente. En este sentido, la labor de

    Amauta es fundamental para entender el doble trabajo de Maritegui, como

    conformador del frente y expositor de sus ideas, las cuales son colocadas al debate,

    levantadas, botadas, reconstruidas y reformuladas, movimientos de las ideas, de la cual

    85

    Maritegui, Jos Carlos. Historia de la crisis mundial. ed. cit. p. 21 86

    Flores Galindo, Alberto. La Agona de Maritegui. ed.cit. p. 75 87

    Ibdem. 88

    Ibdem. 89

    Paris, Robert. Maritegui y Gramsci: prolegmenos a un estudio contrastado de la difusin del marxismo. Artculo de la Revista Socialismo y participacin, n 23, p. 40 90

    Massardo, Jaime. En torno a la concepcin de la historia en el pensamiento de Jos Carlos Maritegui. En Gramsci en Chile. Apuntes para el estudio crtico de una experiencia de difusin cultural. ed. cit. p. 219

  • 37

    Maritegui encontraba el valor nutrido de estas. Para l el frente nico no anula la

    personalidad, no anula la afiliacin de ninguno de los que lo componen.91 Pero esto

    puede ser puesto en duda, frente a la formacin del Partido Socialista en 1928. Este

    elemento debemos seguir analizndolo en los siguientes captulos.

    91

    Maritegui, Carlos Jos. El 1 de Mayo y el frente nico, en Ideologa y poltica. ed.cit. p. 108

  • 38

    Captulo II: 1928, ao de rupturas

    Ningn espritu sensible a la vida puede colocarse al margen de la poltica. La

    poltica en esos periodos no es una menuda actividad burocrtica, sino la gestin y el

    parto de un nuevo orden social.

    Jos Carlos Maritegui

    El ao de 1928 se presentar para Maritegui como un ao de cambios y rupturas,

    en donde el desarrollo de su pensamiento se encuentra ms vivo, pero a su vez, se

    presenta como periodo de discusin y quiebres paradigmticos, correspondientes al

    desarrollo histrico del Per y del mundo. Como ya se haba sealado, dos hechos

    sern los pilares en donde Maritegui se enfrentar, a fin de dar vida a un proceso ya

    encaminado en Amauta: la de dar forma a un socialismo peruano, y latinoamericano.

    Dichos hechos son la separacin con Haya de la Torre y la formacin del Partido

    Socialista del Per, este ltimo bajo la direccin de Maritegui, y la cual estar en

    asperezas con los deseos de la Internacional Comunista de articular un Partido

    comunista en el Per.

    Por otro lado, estos hechos darn lugar a un nuevo clima poltico e intelectual en la

    vida de Maritegui, ya que la presuntuosa formacin del Partido Socialista del Per

    responde a toda su labor, ya visto en Amauta y otros trabajos, y desencadenar el

    debate dentro de nuevas categoras planteadas, entre esos cabe destacar en Defensa

    del marxismo: polmica revolucionaria.

    La finalidad de este captulo es el de establecer los mrgenes temporales e

    histricos en los cuales se dan los dos hechos mencionado, junto con un acercamiento

    a la estructura programtica del Partido formado por el amauta, a fin de poder

    introducirse de mejor manera en el desarrollo del pensamiento de Maritegui desde

    1928 en adelante.

    Maritegui y la ruptura con el Apra.

    El 22 de Enero de 1928, desde Mxico, los apristas emitieron un artculo titulado

    Esquema del plan de Mxico la formacin de un as llamado Partido Nacionalista

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    Libertador (PNL)92, cuyo objetivo principal era llevar a la presidencia a Vctor Ral Haya

    de la Torre, con un programa vinculado a una concepcin antiimperialista de la realidad

    peruana, tanto a nivel econmico, como poltico. Dicha idea, se sustentaba en el PNL

    bajo la forma de nacionalismo. Haya de la Torre vea en el Per una sociedad capaz de

    articular una revolucionaria labor de independencia econmica, haciendo factible el

    lema Tierra y Libertad. Un cierto acercamiento que Haya obtuvo de su estancia en

    Mxico, en donde recientemente se haba fraguado la revolucin campesina de 1910.

    Las discrepancias que se dan entre Maritegui y el nuevo grupo de liberacin

    nacionalista conformado por Haya de la Torre y sus partidarios en Mxico, se articulan,

    como gran aspecto, en el carcter negativo que vio Maritegui en la articulac