Maria Rosa Alonso y La Revista de Histor

19
RAFAEL PADRÓN FERNÁNDEZ, DOMINGO LUIS HERNÁNDEZ ÁLVAREZ, EDUARDO AZNAR VALLEJO Y FRANCISCO GONZÁLEZ LUIS (EDS.) ENTRE LAS DOS ORILLAS: MARÍA ROSA ALONSO Y LOS ESTUDIOS CANARIOS María Rosa Alonso y la Revista de Historia ROBERTO JOSÉ GONZÁLEZ ZALACAIN INSTITUTO DE ESTUDIOS CANARIOS LA LAGUNA - TENERIFE 2010

description

Artículo publicado en el homenaje a María Rosa Alonso

Transcript of Maria Rosa Alonso y La Revista de Histor

Page 1: Maria Rosa Alonso y La Revista de Histor

Rafael PadRón feRnández, domingo luis HeRnández álvaRez, eduaRdo aznaR vallejo y fRancisco gonzález luis (eds.)

ENTRE LAS DOS ORILLAS:MARÍA ROSA ALONSO

Y LOS ESTUDIOS CANARIOS

María Rosa Alonso y la Revista de Historia

RobeRto José González zalacain

INSTITUTO DE ESTUDIOS CANARIOSLA LAGUNA - TENERIFE

2010

Page 2: Maria Rosa Alonso y La Revista de Histor

SerieMONOGRAFÍA LXXIX

Esta edición ha contado con el patrocinio del Parlamento de Canarias, de la Dirección General del Libro, Archivos y Bibliotecas del Gobierno de Canarias

y del Excmo. Ayuntamiento de San Cristóbal de La Laguna.

© 2010, Los tores© De esta edición: 2010, Instituto de Estudios CanariosC/ Bencomo, 32. Apartado de correos 49838201 La Laguna (Santa Cruz de Tenerife)

Preimpresión e impresión: Gráficas SabaterDiseño Gráfico: Candelaria da Silva González ISBN: 978-84-88366-84-9Depósito Legal:

Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida, ni en todo ni en parte, ni registrada en –o transmitida por– un sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por medio, sea mecánico, fotoquímico, elec-trónico, magnético, electroóptico, por fotocopia o cualquier otro, sin el permiso previo por escrito de los titulares del «copyright».

TF-614/2010

au

Page 3: Maria Rosa Alonso y La Revista de Histor

ÍNDICE

PRÓLOGO .............................................................................. 11

INTRODUCCIÓN • María Rosa Alonso y el Instituto de Estudios Ca-

narios (Crónica autobiográfica de una relación):MARÍA ROSA ALONSO (2002) ..................................... 15• Las aficiones folclóricas de María Rosa Alonso:

ELFIDIO ALONSO QUINTERO ....................................... 45

FILOLOGÍA

• Endechas a la muerte de Guillén Peraza: trama in- sular, instancia poscolonial: DOMINGO -LUIS HER

NÁNDEZ ÁLVAREZ ............................................... 57• Cairasco a la luz de la Emblemática: la Come-

dia del recibimiento al obispo Fernando Rueda:JESÚS DÍAZ ARMAS ..................................................... 71• Viana y Lope: de la epopeya guanche a la come-

dia nueva: CARLOS BRITO DÍAZ .................................. 103• María Rosa Alonso y José Clavijo y Fajardo:

ERNESTO GIL LÓPEZ .................................................. 115• María Rosa Alonso «bajo el signo de Viera»:

VICTORIA GALVÁN GONZÁLEZ & RAFAEL PADRÓN

FERNÁNDEZ .............................................................. 133• Arte e ideas estéticas en Manuel Verdugo: MARCOS

MARTÍNEZ HERNÁNDEZ ............................................. 165• María Rosa Alonso, vista por Emeterio Gutiérrez

Albelo y Domingo Pérez Minik: RAFAEL FERNÁNDEZ

HERNÁNDEZ ............................................................. 213• María Rosa Alonso: la creación literaria: MIGUEL

MARTINÓN CEJAS ...................................................... 231

...........

Page 4: Maria Rosa Alonso y La Revista de Histor

ENTRE LAS DOS ORILLAS: MARÍA ROSA ALONSO Y LOS ESTUDIOS CANARIOS

HISTORIA

• Los guanches en la Comedia de Nuestra Señorade la Candelaria: ANTONIO TEJERA GASPAR ................ 249• Entre la historia y el mito: La Luz llega del Este:

MANUEL DE PAZ SÁNCHEZ ......................................... 263• La Ilustración canaria en la obra de María Rosa

Alonso: MANUEL HERNÁNDEZ GONZÁLEZ .................. 285• La Historia en la obra de María Rosa Alonso. Una

aproximación: JUAN MANUEL BELLO LEÓN ................ 303• María Rosa Alonso y la Revista de Historia: ROBER-

TO GONZÁLEZ ZALACAIN ........................................... 323• María Rosa Alonso y la Real Sociedad Económica

de Amigos del País de Tenerife: FRANCISCO J.MACÍAS MARTÍN ....................................................... 339

PERIODISMO

• Leoncio Rodríguez y María Rosa Alonso: JULIO

ANTONIO YANES MESA .............................................. 355• María Luisa Villalba y otros seudónimos: ELISEO

IZQUIERDO PÉREZ ...................................................... 369

BIBLIOGRAFÍA

• Ensayo de una biobibliografía de María Rosa Alon-so: JUANA GONZÁLEZ GONZÁLEZ ............................... 379

Page 5: Maria Rosa Alonso y La Revista de Histor

[323]

María Rosa Alonso y la Revista de Historia

ROBERTO JOSÉ GONZÁLEZ ZALACAIN

La relación de María Rosa Alonso con la Revista de His-toria, órgano de expresión de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de La Laguna, es muy profunda, desde los primeros pasos académicos de nuestra protagonista, hasta su traslado a Vene-zuela, en el año 1953. En esas más de dos décadas de colaboración, participó activamente en todas las secciones que componen la pu-blicación, una de las más antiguas del panorama científico español.

La intención de esta modesta contribución es la de reflejar cómo el ingente trabajo desarrollado por María Rosa Alonso en la revista de la Universidad lagunera se destaca en esos primeros años de desarrollo de su actividad intelectual y se enmarca en un contexto vital y científico muy determinado por el tiempo en el que transcurrió. Para conseguir ese objetivo comenzaremos deteniéndo-nos brevemente en las características fundamentales de la Revista de Historia y en la comprensión del contexto científico e ideológico en que se movía la publicación en el segundo cuarto del siglo XX.

Una vez definido el medio de comunicación, pasaremos a conocer en profundidad la labor de María Rosa Alonso en esos más de veinte años de presencia en ella. Precisamente arrancaremos con la cronología de los trabajos desarrollados y su relación con la trayectoria vital de la autora. En segundo lugar, le dedicaremos una especial atención a los trabajos de investigación, a los más ex-tensos dentro de su producción para la Revista de Historia. Para finalizar, también observaremos las otras facetas de su labor en ella, con sus numerosas notas bibliográficas y los intensos debates man-tenidos con algunos de los más insignes intelectuales tinerfeños de la época.

Page 6: Maria Rosa Alonso y La Revista de Histor

ENTRE LAS DOS ORILLAS: MARÍA ROSA ALONSO Y LOS ESTUDIOS CANARIOS

[324]

LA REVISTA DE HISTORIA

La Revista de Historia, hoy Revista de Historia Canaria, fue fundada en 1924, y desde sus inicios fue el medio de expresión de la intelectualidad tinerfeña en todo lo referido al pasado isleño. Ya en los primeros números encontramos con frecuencia nombres como los de José Peraza de Ayala, Buenaventura Bonnet y Reverón, Dacio Darias Padrón, Manuel Ossuna Benítez de Lugo, Tomás Cruz García o Emeterio Gutiérrez López.

Apenas un par de años más tarde desembarcó en Tenerife una figura clave para comprender el devenir de la revista y, en gene-ral, para entender la evolución de la historiografía canaria en el si-glo XX. En 1926, concretamente el 22 de febrero, Elías Serra Ràfols tomó posesión como catedrático numerario por oposición de His-toria de España, dentro del preparatorio de Derecho de la entonces Sección de Estudios Universitarios de La Laguna (García de Ara, 2007: 44). A partir de ese momento se inició una larga y fructífera etapa de renovación historiográfica que tendría en la Revista de Historia y el Instituto de Estudios Canarios sus pilares fundamen-tales. Serra sería, tras la transformación en Revista de Historia Ca-naria, en 1941, al convertirse en el órgano de expresión científica de la recién creada (en 1940) Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de La Laguna, su director durante décadas. Desde el punto de vista puramente historiográfico, la llegada de Serra Ràfols supuso la inserción de la historiografía canaria en los circuitos aca-démicos peninsulares y europeos. Se dejaba atrás la historia erudita, desarrollada por historiadores de corte diletante y se entraba con fuerza en el trabajo de corte positivista, que marcaría las décadas centrales del siglo XX (Divassón Mendívil & Soler Segura, 2003).

Las directrices básicas de esa trayectoria científica casaron perfectamente con la idea que tenía María Rosa Alonso de la cul-tura y de lo canario en lo universal. Como reconocía el insigne historiador al echar la vista atrás:

El que suscribe estas líneas era entonces Decano, siquiera acci-dental, de nuestra Facultad, y promovió el acuerdo movido por razones muy concretas: deseaba que la Facultad contase con una publica ción solvente, en la que pudiese verter estudios de temas

Page 7: Maria Rosa Alonso y La Revista de Histor

MARÍA ROSA ALONSO Y LA REVISTA DE HISTORIA

[325]

canarios, históricos, tanto debidos a profesores y alumnos de la misma Fa cultad, como de escritores ajenos materialmente a ella, pues esti maba indispensable el crear o mantener en las Islas un ambiente de estudio para que la labor docente no quedase redu-cida a fabricación de grados académicos, sin eco en la cultura del país y en los círcu los científicos exteriores (Serra Ràfols, 1970).

Como ya sabemos, Elías Serra Ràfols colaboró intensamen-te con ese Instituto de Estudios Canarios al que María Rosa Alonso dio el impulso definitivo en sus primeros pasos. Y es que, como podemos comprobar, compartían en buena medida la percepción de lo que debía ser el trabajo del universitario.

Antes de avanzar hacia el desarrollo de la labor de nues-tra autora en la Revista de Historia conviene hacer una precisión importante. Lo veremos más adelante, precisamente porque María Rosa Alonso fue uno de los principales exponentes de lo que que-remos señalar, pero no debemos dejar atrás este pequeño encuadre de lo que suponía esta publicación sin hacer mención expresa a su carácter multidisciplinar.

Al ser órgano de expresión de la Facultad de Filosofía y Letras, la estrechez del nombre no impidió que en su seno alber-gase trabajos de Filología o Arqueología, amén de textos dedica-dos a disciplinas más afines a la Historia, como la Genealogía o la Historia del Arte. Éste es uno de los aspectos más característicos de la Revista de Historia y de su sucesora. El paso del tiempo, y la progresiva especialización de las disciplinas humanísticas, con la consiguiente creación de publicaciones dedicadas a cada una de ellas, han ido limitando sus contenidos al campo de la Historia y la Historia del Arte. Sin embargo, la Revista de Historia en la que Ma-ría Rosa Alonso publicó algunos de sus primeros trabajos respondía a una visión mucho más amplia del conocimiento de lo histórico y de lo canario.

LA LABOR DE MARÍA ROSA ALONSO EN LA REVISTA DE HISTORIA: CRO-NOLOGÍA DE SUS COLABORACIONES

Decíamos anteriormente que la Revista de Historia fue uno de los foros preferidos por nuestra autora para volcar sus aporta-

Page 8: Maria Rosa Alonso y La Revista de Histor

ENTRE LAS DOS ORILLAS: MARÍA ROSA ALONSO Y LOS ESTUDIOS CANARIOS

[326]

ciones a la cultura general de las Islas Canarias. Dejando de lado, por motivos obvios, las monografías de investigación y las ediciones literarias, podríamos indicar, grosso modo, que la mitad de sus artí-culos vieron la luz en ella. Salvo un par de colaboraciones, fruto de sus tiempos de estudiante en Madrid, en los Cuadernos de Filosofía y Letras y en los Cuadernos de Literatura, más una serie de artículos en El Museo Canario –revista de la que es nombrada corresponsal en 1939– y alguna incursión en la prensa diaria –en concreto en el periódico El Día–, sus restantes trabajos en publicaciones periódi-cas vieron la luz, precisamente, en la que nos ocupa.

Estableciendo una secuenciación de los distintos artículos, podemos distinguir dos grandes etapas –además de la primera in-cursión, una década antes, que a continuación mencionaremos–, casi seguidas en el tiempo, y que abarcan apenas una década de la Revista, la que comprende desde 1943 hasta 1952. Dentro de ella hay dos grandes momentos, agrupados en trienios –1944-46 y 1950-52–, que aglutinan la práctica totalidad de las contribuciones de María Rosa Alonso.

Sus colaboraciones comenzaron muy temprano. Con ape-nas veintiún años, y haciendo uso del seudónimo de María Luisa Villalba, con el que firmaba por aquella época, publicó en 1931 «El hombre ante la naturaleza. Viera y el paisaje en el siglo XVIII». Des-pués vendría la etapa de estudios de Filología Moderna en Madrid, por lo que, para encontrar un artículo suyo en la Revista de Histo-ria, tendremos que esperar a 1943. Para entonces han ocurrido ya dos hechos importantes. Por un lado, la ya mencionada transforma-ción en órgano de expresión científica de la recientemente consti-tuida Facultad de Filosofía y Letras, a lo que ha de unirse el hecho de que, en 1942, María Rosa Alonso ingresa en el cuerpo docente de la Universidad de La Laguna, y asume prácticamente desde un principio la secretaría de la Revista.

Además, desde ese año y hasta el final de su estancia como profesora del centro lagunero, será la encargada de elaborar las fichas bibliográficas de las publicaciones que llegan a la Facultad, lo que –lo veremos posteriormente– se tradujo en una presencia constante en la sección de reseñas.

A partir de ese momento comienzan a aparecer con cierta frecuencia sus trabajos científicos. Será precisamente entre los años

Page 9: Maria Rosa Alonso y La Revista de Histor

MARÍA ROSA ALONSO Y LA REVISTA DE HISTORIA

[327]

1943 y 1946 cuando la presencia de María Rosa Alonso sea casi constante en todos los números de la revista. Su segunda partici-pación data de ese 1943, con «El marqués de Lozoya en Tenerife: en torno a su visita». Ya entre 1944 y 1945 publica, en dos partes, «Índice cronológico de pintores canarios», con una breve noticia al respecto del mismo tema. Además, también figuran en la Revista «Sobre “gando” y “gara”», «Bibliografía canaria. 1943», «Vejamen y réquiem al librillo intitulado “La Punta del Hidalgo”» y «Los oríge-nes del Instituto de Estudios Canarios».

El año siguiente, 1946, es uno de los más prolíficos de María Rosa en la publicación de la Facultad. Como veremos cuando ana-licemos sus comunicaciones a la dirección y sus reseñas, participó activamente con notas culturales referidas a los más variados temas: «Sobre Teobaldo Pówer», «Don Heraclio Sánchez Rodríguez», «Dos lecturas de Néstor Álamo y un Homenaje», «Más sobre sericultu-ra», o «Sobre los Iriarte y una cita de los Pówer» son algunas de las muestras de esa intensa actividad de nuestra autora. A ellas hay que añadir dos colaboraciones como editora de textos: «Floresta de poesía canaria: Viera y Clavijo (1731-1813)» y «Floresta de poesía canaria: Fray Marcos de Alayón (siglo XVIII). Loa para la noche de Navidad. Juguete de la Adoración de los pastores».

Después de todo este conjunto de obras publicadas en ape-nas tres años, María Rosa Alonso no publica nada más –únicamente un artículo (Alonso, 1948)– hasta entrada la década de 1950. Son años dedicados a finalizar su tesis doctoral, El Poema de Viana, un poeta tinerfeño del siglo XVII, defendida con éxito en 1948 –mereció la calificación de Sobresaliente–, y publicada por el Consejo Supe-rior de Investigaciones Científicas en 1952.

Será nuevamente en otros tres años, los que van desde 1950 a 1952, en los que María Rosa Alonso contribuirá con obras muy importantes al contenido de la Revista de Historia, y que supon-drán sus últimas colaboraciones en la publicación de la Facultad lagunera, ya que en 1953 tomará rumbo a Venezuela, renunciando a su puesto docente al sentirse agraviada cuando no se le concedió la cátedra de Filología que había dejado vacante Ángel Valbuena Prat. En ese trienio publicará dos artículos de gran interés: «Anto-nio de Viana» y «La obra literaria de Bartolomé Cairasco de Figue-roa». Además, continuará su labor de debate con artículos cortos

Page 10: Maria Rosa Alonso y La Revista de Histor

ENTRE LAS DOS ORILLAS: MARÍA ROSA ALONSO Y LOS ESTUDIOS CANARIOS

[328]

como «La difusión del “Canarien”», «Los retratos de los Iriarte», o «El volcán de Tacande». Tras estos artículos, insistimos, se cierra la brillante contribución de María Rosa Alonso al contenido de una publicación tan importante para la historia de Canarias como es la Revista de Historia.

Antes de pasar a analizar brevemente los contenidos de toda esta serie de artículos hay un aspecto de esta cronología que creemos necesario destacar, como dato fundamental para conocer a la auto-ra, al medio de comunicación y la época que estamos analizando.

Ella fue la primera mujer en publicar en la Revista de His-toria. Ese artículo de 1931 fue el primero en ver la luz con una rúbrica femenina1, y hasta 1943 –precisamente el año del segundo artículo de María Rosa Alonso– no habría otra colaboración por parte de alguna autora, en este caso Emma González Yanes (Gonzá-lez Yanes, 1943). Este detalle, unido a la intensidad y calidad de sus aportaciones a la Revista, hacen que la figura de María Rosa Alonso deba ser considerada con luz propia a la hora de analizar esta publi-cación y su proyección al conjunto de la cultura canaria.

LOS ARTÍCULOS EXTENSOS

Con toda la producción científica que acabamos de desgra-nar podemos establecer dos grandes bloques de trabajos: los artícu-los extensos, dedicados a algún tema de investigación de toda la variada temática a la que ha consagrado su atención María Rosa Alonso; y las contribuciones de un menor número de páginas, en las que podemos enmarcar tanto las reseñas como todas las comu-nicaciones a la dirección que animaron el debate cultural de las Islas entre los años consignados.

Dentro del primer grupo encontramos artículos de esos dos trienios en los que se acumula la participación de nuestra autora

1 Y tuvo que serlo escrito bajo seudónimo, ya que, como reconociera hace po-cos años, «Comencé a escribir en los periódicos con el seudónimo de María Luisa Villalba; tenía susto de que mi labor no fuera grata, tanto en mi casa, como entre mis amistades y antiguos compañeros de bachillerato. El que una jovencita se atre-viera a escribir esas cosillas que yo escribía no era propio de una joven sino motivo de risa y aún natural desdén de las señoras y caballeros serios que, naturalmente, no me leían, pero les llegaba la voz por algún heroico [ ] lector» (Alonso, 2002).

Page 11: Maria Rosa Alonso y La Revista de Histor

MARÍA ROSA ALONSO Y LA REVISTA DE HISTORIA

[329]

en la Revista. Del primero de ellos destaca el bloque que confor-man: «Índice cronológico de pintores canarios», «Sobre “Índice de pintores canarios”», e «Índice cronológico de pintores canarios, II: Rectificaciones y adiciones», a los que hay que unir las dos recopi-laciones de poesía canaria publicadas en 1946, como inicio de una serie que no tuvo continuidad en el tiempo.

El origen del interés por el índice de pintores lo explica la autora en los párrafos iniciales del primero de los artículos:

El haber tenido lugar el año pasado y éste en Madrid, por primera vez, dos exposiciones de artistas del Archipiélago, primero la de la provincia de Tenerife y después la de Gran Canaria, ha llevado al ánimo de muchos el pensar en la necesidad de una obra que recogiera de una manera ordenada y metódica la aportación de nuestros artistas. Y si una obra de ese tipo está aún por hacer, no hay que reprochar sólo a descuido de las pasadas generaciones el hecho de que hasta nuestros días no se hayan estudiado un Estévez o un Miranda, dentro de la valoración regional que cabe asignarles, desde luego. La verdad es que acaso cada generación tenga una misión que cumplir y que haya tocado a la nuestra la de estudiar de una manera cuidada, y con el aparato erudito ne-cesario los hechos y producciones del pasado, con mejor o peor fortuna (Alonso, 1944a: 254).

Resaltamos este texto porque supone una introducción magnífica para ilustrar esa búsqueda del conocimiento científico al que hemos aludido en las páginas anteriores. Será a través del «es-tudiar de manera cuidada y con el aparato erudito necesario» como planteará esta generación de autores su ruptura con las tradiciones discursivas anteriores.

Al ser, como se reconoce en el propio texto, la primera aproximación de este tipo que se realiza para el arte de Canarias, la recopilación de información presenta una heterogeneidad manifies-ta. Se alterna la larga exposición de datos de algunos autores –como ocurre, por ejemplo, con la descripción de la vida y obra de Luis de la Cruz y Ríos (Alonso, 1944a: 257-258)– con otros pintores de los que apenas se menciona el nombre y alguna suposición sobre ellos.

La labor de documentación del trabajo es encomiable, sobre todo si atendemos a la época en que fue escrito. No sólo se nutre

Page 12: Maria Rosa Alonso y La Revista de Histor

ENTRE LAS DOS ORILLAS: MARÍA ROSA ALONSO Y LOS ESTUDIOS CANARIOS

[330]

de la bibliografía conocida, sino que bucea en otras informaciones de no siempre fácil acceso como, por ejemplo, diarios decimonóni-cos. El resultado obtenido es una primera aproximación, de cierta relevancia y con visión, al trabajo artístico en Canarias a lo largo de su historia.

Como anécdota cabe destacar la intención de la autora de extender su listado de nombres hasta su más reciente actualidad, lo que le lleva a citar a César Manrique, del que por aquella época lo único que puede apuntar es que es un «acuarelista de Arrecife. Pa-rece que ha trabajado solo y es de los pocos artistas que en la vecina provincia cultivan la acuarela» (Alonso, 1944a: 276).

La segunda entrega de este artículo, la publicada al año si-guiente, completa las noticias recopiladas en el anterior caso, man-teniendo los mismos criterios de erudición y de búsqueda del rigor expositivo, que hemos destacado anteriormente.

También arranca la recopilación de poemas titulada «Flo-resta de poesía canaria: Viera y Clavijo (1731-1813)» con la inten-ción que mueve a la autora a llevar a cabo esa labor:

Nos proponemos al iniciar la colección Teide el recoger en ella algunas destacadas maestras poéticas de autores canarios o resi-dentes largo tiempo en las Islas. La producción de estos poetas no contemporáneos –pues sólo recogeremos los que tengan este carácter– está prácticamente inédita la mayoría de las veces. Ya existe en manuscritos originales o en copias, o bien, publicada im-presa, lo ha sido en obras agotadas hoy día o de incómoda consul-ta en el ejemplar único de nuestras escasas bibliotecas. Creemos, pues, prestar un servicio aireándola y poniéndola en manos del lector actual. Hemos querido comenzar con una selección poética de la obra de nuestro gran historiador y prosista José de Viera y Clavijo (1731-1813), tan maltratado por las Musas –como es sabido– pero tan desvelado por ellas. De toda la obra poética que de Viera, hemos reunido para editar en otra ocasión un volumen de sus poesías completas, junto al estudio que del gran polígrafo hemos hecho como poeta, entresacamos estas muestras que brin-damos ahora a nuestros lectores (Alonso, 1946b: 4).

Merecen destacarse varias cuestiones de ésta y la otra re-copilación de poemas, la consagrada a la obra de fray Marcos de

Page 13: Maria Rosa Alonso y La Revista de Histor

MARÍA ROSA ALONSO Y LA REVISTA DE HISTORIA

[331]

Alayón. En primer lugar, que se enmarca dentro de la Colección Teide, en la que figura María Rosa Alonso como directora. Esto trasluce su gran influencia en la publicación, ya que se le otorga una sección hasta entonces inédita, para que ella la desarrolle con-venientemente.

Este detalle ya se percibía en uno de sus primeros artículos, «Vejamen y réquiem al librillo intitulado “La Punta del Hidalgo”», de carácter literario y que mereció una aclaración de su publicación por parte de la dirección de la Revista de Historia2.

Además, es de destacar el estilo literario del que hace gala María Rosa Alonso, del que recuperaremos algún ejemplo en el apartado siguiente. En este caso, referirse a la calidad poética de Viera y Clavijo en los términos en los que lo logra hacer ella es una buena muestra de fina habilidad literaria y agudo sentido del humor, cualidades de las que hace gala en la práctica totalidad de sus escritos.

Los otros dos artículos extensos sobre los que queríamos detenernos tienen varias características en común. En ambos, la fi-gura central es un grande de las letras canarias, ya «Antonio de Viana», ya «La obra literaria de Bartolomé Cairasco de Figueroa». Estas dos investigaciones fueron también publicadas de forma casi consecutiva y constituyen, en la práctica, los dos últimos trabajos de María Rosa Alonso en la Revista de Historia. En ellos, se preocupa nuestra autora por dos de los primeros autores literarios de entidad del Archipiélago, lo que supone una buena muestra de la coheren-cia que caracteriza toda su obra, y que se percibe desde el propio planteamiento inicial.

Ambos fueron objeto de atención del catedrático Ángel Val-buena Prat (Valbuena Prat: 1929 y 1937), persona de gran influen-cia en la formación de nuestra autora, y a cuyo trabajo acude en

2 Expresada en los siguientes términos: «Aun cuando la índole y los propósitos de Revista de Historia son exclusivamente de investigación y crítica, por tratarse de nuestra compañera María Rosa Alonso, que aporta con citas avalatorias su colofón literario al libro que ha publicado este año sobre “La Punta del Hidalgo”, inser-tamos en nuestras columnas, y con carácter excepcional, su “Vejamen y réquiem” escrito en un tono literario que no es el habitual en una publicación como la nues-tra» (Alonso, 1944e: 362).

Page 14: Maria Rosa Alonso y La Revista de Histor

ENTRE LAS DOS ORILLAS: MARÍA ROSA ALONSO Y LOS ESTUDIOS CANARIOS

[332]

varias ocasiones María Rosa Alonso para refrendar algunas de sus afirmaciones fundamentales.

La estructura de estos dos artículos también presenta algunos perfiles semejantes. Tanto en el dedicado al poeta tinerfeño como al grancanario existe una primera preocupación por determinar de manera fehaciente las líneas genealógicas básicas de su vida. En los dos casos demuestra María Rosa Alonso un buen manejo de las he-rramientas de esta disciplina, así como un conocimiento exacto de la documentación y de las interpretaciones que autores anteriores hicieron sobre ella. Eso sí, en el caso del médico y poeta Antonio de Viana –al que, no olvidemos, dedicó su tesis doctoral– la narración y documentación de su vida es su objetivo último, mientras que en el caso de Cairasco de Figueroa se trata, simplemente, de una ma-nera de contextualizar la obra poética objeto de análisis.

Ésa es la razón de la disimetría en el volumen del trabajo y de la mayor variedad temática del segundo artículo. Mientras que, en el caso de Viana, los apartados se refieren a las distintas etapas de su vida y su poema sólo se cita en el momento que corresponde por cronología3 –aunque presida argumentalmente otros muchos pasajes del relato–, en el de la obra poética de Cairasco se aprecia una mayor preocupación por los detalles literarios4.

3 1. Antecedentes familiares de Antonio de Viana; 2. El poeta en La Laguna; 3. Antonio de Viana y don Juan de la Guerra y Ayala; 4. La obra de Viana como réplica a una actitud; 5. Cultura profesional, humanística y literaria de Viana, su religiosidad y sensibilidad; 6. Las diversas ediciones del «Poema»; 7. Significación de la obra de Viana: su españolismo; 8. ¿Viana, tratadista de medicina? Sus estu-dios en Sevilla; 9. Viana, médico en Tenerife; 10. Viana, médico de Gran Canaria; 11. Sucesos de su vida al salir de Gran Canaria.4 1. Nota biográfica; 2. Relación de las obras de Cairasco; 3. Cairasco y sus contem-poráneos: Cervantes, Lope de Vega, Antonio de Viana, fray Juan Abreu Galindo, Leonardo Torriani; 4. Cairasco y la posteridad; 5. Cairasco y el verso esdrújulo. Sátiras de Lope. Citas de Menéndez Pelayo. Góngora y el esdrújulo; 6. Cairasco, poeta del greco-romano. Su patriotismo. La selva de Doramas; 7. Cairasco y Gran Canaria. Un dime y un direte históricos; 8. El isleño y el tópico del hombre natu-ral; 9. Cairasco y su amor por todas las Canarias; 10. Sus notas de insularidad: el aislamiento. El mar en Cairasco; 11. Cairasco en la poesía de su tiempo. Significa-ción del Templo militante; 12. Del Renacimiento al Barroco; 13. Imágenes colo-ristas. Garcilasismos a lo divino; 14. Notas dramáticas; 15. Cairasco, la música e Iriarte; 16. Un poeta de la generación de los sevillanos.

Page 15: Maria Rosa Alonso y La Revista de Histor

MARÍA ROSA ALONSO Y LA REVISTA DE HISTORIA

[333]

En definitiva, la lectura de estas dos aportaciones apare-cidas en la Revista de Historia nos permite acercarnos de forma consistente a algunos de los aspectos fundamentales del perfil inves-tigador de María Rosa Alonso: la intensa labor de documentación; el interés y la conjugación de varias disciplinas como, por ejemplo, la Historia y la Literatura; la prevalencia de lo canario, pero sin perder el sentido del contexto universal; y una habilidad narrativa que dota al relato de una agilidad no habitual en la literatura cien-tífica española.

LAS RESTANTES APORTACIONES

Comentábamos anteriormente cómo esas investigaciones de relevancia fueron complementadas, a lo largo de los años de participación de María Rosa Alonso en la Revista de Historia, con otra serie de artículos de menor extensión, junto con continuas co-municaciones a la dirección que animaban el debate intelectual en la Isla, y una considerable cantidad de reseñas y notas bibliográfi-cas, fundamentales también en la evolución de esas primeras etapas de la publicación.

Esos trabajos cortos y las comunicaciones están marcados por las mismas líneas argumentales que hemos definido para sus artículos extensos. Hay variedad temática, acercamiento a varias disciplinas, profundo conocimiento de los temas tratados, interés por el debate y, sobre todo, mucha habilidad literaria y humor con el que paliar su presencia en unas páginas pensadas por y para hom-bres. Esto último se explicita en comunicaciones como la titulada «Sobre los Iriarte y una cita de los Pówer», del año 1946, que arran-ca con esta afirmación: «Señor director: Aunque ya me da miedo adquirir fama de sabihonda por mi “habitual preocupación del de-talle exacto”, calidades sin duda muy cargantes para una dama […]» (Alonso, 1946d: 65). No debía ser fácil para una mujer en aquella época tratar de discutir con los prohombres de la intelectualidad canaria de posguerra. De ahí que hubiera de agudizar el ingenio para exponer sus argumentos de una forma sólida y no hiriente.

Así lo pone de manifiesto en este brillante arranque de su comunicación sobre la vida del músico Teobaldo Pówer:

Page 16: Maria Rosa Alonso y La Revista de Histor

ENTRE LAS DOS ORILLAS: MARÍA ROSA ALONSO Y LOS ESTUDIOS CANARIOS

[334]

Mi admirado amigo Amaro Lefranc: No se asuste V., ni algún otro curioso lector que esta comunicación lea, al ver que yo intervengo en la materia Pówer, exclusiva de su competencia y erudición. No les amenazo con ningún índice cronológico de músicos canarios. Esa es obra de su jurisdicción. Un Cristóbal Millares (1774-1844), un Carlos Guigou y Poujol (1800-1851), un Francisco Guigou, su hijo; un Eugenio Domínguez Guillén (1822-1846), un Agustín Millares Torres, un Juan Padrón, un Santiago Tejera Ossavarry, un José Crosa, un Bernardino Valle, un Néstor de la Torre Cominges, etc., etc., le esperan a V., además de ese Teobaldo Pówer (1848-1884) que V. tan bien «se salbe» (Alonso, 1946a: 65).

También aprovechaba María Rosa este tipo de escritos para dejar alguna pincelada –las que permitía el régimen– para enmas-carar en opiniones científicas comentarios propios de su posición vital demócrata y republicana. En esa misma comunicación a la di-rección que versaba sobre Teobaldo Pówer utilizaba el siguiente ar-gumento para explicar por qué se había interesado por la obra del célebre músico tinerfeño:

Yo no le «piso» a V., admirado amigo, un tema de su competencia, pero tuve por obligación una cierta vez que escribir sobre Pówer para un Diccionario biográfico que Labor tiene en prensa. En vez de «fusilar» de aquí y de allí –soy por ética, enemiga de los «derra-mamientos de sangre»– me fui a los periódicos de la época y tomé «de primera mano» los datos que me precisaban sobre el músico, «su» Pówer. Yo no tengo la culpa, amigo mío, de tener un ya volu-minoso fichero de nuestro pasado isleño (Alonso, 1946a: 65).

Estos párrafos nos sirven para ilustrar los restantes apuntes que hacíamos al introducir este último apartado. Hay una preocu-pación por la genealogía y la documentación constante en la obra de María Rosa Alonso. No escapa a ello casi ninguno de los grandes de la cultura canaria de todos los tiempos. Y, para conocer mejor las distintas facetas de la vida de los protagonistas de sus investigacio-nes, se vale de cualquier herramienta útil para lograr tal empeño: documentación, prensa escrita, bibliografía, etc.

De sus reseñas y notas bibliográficas cabe destacarse la can-tidad y variedad temática de los libros analizados. Hay números de

Page 17: Maria Rosa Alonso y La Revista de Histor

MARÍA ROSA ALONSO Y LA REVISTA DE HISTORIA

[335]

la revista que incluyen casi una decena de ellas firmadas por la au-tora, y hemos de tener presente que, por aquellos años, era una pu-blicación trimestral, lo que eleva el número anual de libros leídos, anotados y criticados públicamente a unas cifras nada desdeñables.

Una proporción muy importante de libros reseñados era de las disciplinas más afines a ella, las que tenían que ver con la lengua y la literatura. Se aprecia en esta época una cierta especialización a la hora de elaborar las notas bibliográficas, con una dedicación de los historiadores a los libros propios de su campo y otro tanto en las restantes. Pero eso no fue óbice para que, en determinadas cir-cunstancias, María Rosa Alonso comentase también alguna obra de esos campos del saber fronterizos con su labor cotidiana y que ella tan bien frecuentó en diversos momentos de su vida.

Sus reseñas le valieron algunas réplicas en la Revista de His-toria, como la que le dedicó Buenaventura Bonnet sobre la que le hizo en el número correspondiente de El Museo Canario a su obra sobre Jean de Béthencourt (Bonnet y Reverón, 1946: 63-64). Este tipo de contribuciones alentaron el debate de la época, aunque siem-pre –al menos en aquéllos en los que intervino María Rosa Alonso– respetando los límites de la cortesía y la buena educación5.

Aquí finaliza la exposición de las claves fundamentales para entender lo que significó para María Rosa Alonso la Revista de His-toria y lo que ella supuso para la publicación de la Universidad de La Laguna.

Recapitulando, consideramos conveniente recordar el he-cho de que fue la primera mujer en participar en ella, por la misma razón sería la primera también en ocupar un cargo en ella, y que gracias a su trabajo la parte de literatura y filología de esos años tuvo cumplida presencia y notables iniciativas que, con el paso del tiempo y el devenir de la Facultad de Filosofía y Letras, fueron di-fuminándose y dispersándose.

5 La misma comunicación a la dirección que estamos comentando la cierra Bue-naventura Bonnet con la siguiente frase: «Toda crítica debe aconsejar y corregir para que la enmienda haga más perfectas las subsiguientes investigaciones, y por ello damos las gracias más sinceras a la Srta. María Rosa Alonso, a la vez que esti-mamos las elogiosas frases que inmerecidamente nos dedica» (Bonnet y Reverón, 1946: 64).

Page 18: Maria Rosa Alonso y La Revista de Histor

ENTRE LAS DOS ORILLAS: MARÍA ROSA ALONSO Y LOS ESTUDIOS CANARIOS

[336]

A través de sus páginas, María Rosa Alonso pudo expresar su amplio abanico de inquietudes intelectuales. Se preocupó por la historia, el arte, la literatura, o la música y puso en el empeño de su mejor conocimiento sus mejores herramientas: la pretensión de rigor y objetividad, el manejo de gran cantidad y variedad de información y la exposición de sus argumentos con firmeza, pero sin renunciar a grandes dosis de talento literario y fino sentido del humor.

BIBLIOGRAFÍA

ALONSO, Mª R., 1931. «El hombre ante la naturaleza. Viera y el paisaje en el siglo XVIII». Revista de Historia. 32: 111-115.

ALONSO, Mª R., 1943. «El marqués de Lozoya en Tenerife: En torno a su visita». Revista de Historia. 63: 218-221

ALONSO, Mª R., 1944a. «Índice cronológico de pintores canarios». Revista de Historia. 64: 254-281.

ALONSO, Mª R., 1944b. «Sobre “gando” y “gara”». Revista de Historia. 65: 84-85.

ALONSO, Mª R., 1944c. «Bibliografía canaria. 1943». Revista de Historia. 65: 96-110.

ALONSO, Mª R., 1944d. «Sobre “Índice de pintores canarios”». Revista de Historia. 68: 384-385.

ALONSO, Mª R., 1944e. «Vejamen y réquiem al librillo intitulado “La Punta del Hidalgo”». Revista de Historia. 68: 362-368.

ALONSO, Mª R., 1945a. «Los orígenes del Instituto de Estudios Canarios». Revista de Historia. 70: 229-233.

ALONSO, Mª R., 1945b. «Índice cronológico de pintores canarios, II: Recti-ficaciones y adiciones». Revista de Historia. 72: 446-461.

ALONSO, Mª R., 1946a. «Sobre Teobaldo Pówer». Revista de Historia. 73: 65-67.

ALONSO, Mª R., 1946b. «Floresta de poesía canaria: Viera y Clavijo (1731-1813)». Revista de Historia. 73 (encarte).

ALONSO, Mª R., 1946c. «Más sobre sericultura». Revista de Historia. 74: 173-174.

ALONSO, Mª R., 1946d. «Sobre los Iriarte y una cita de los Pówer». Revista de Historia. 76: 451-453.

Page 19: Maria Rosa Alonso y La Revista de Histor

MARÍA ROSA ALONSO Y LA REVISTA DE HISTORIA

[337]

ALONSO, Mª R., 1946e. «Floresta de poesía canaria: Fray Marcos de Ala-yón (siglo XIII). Loa para la noche de Navidad. Juguete de la ado-ración de los pastores». Revista de Historia. 76 (encarte).

ALONSO, Mª R., 1948. «Las danzas y canciones populares de Canarias». El Museo Canario. 9: 77-92.

ALONSO, Mª R., 1950. «La difusión del “Canarien”». Revista de Historia. 92: 398-400.

ALONSO, Mª R., 1951a. «Los retratos de los Iriarte». Revista de Historia. 93-94: 136-137.

ALONSO, Mª R., 1951b. «Antonio de Viana». Revista de Historia. 95-96: 260-292.

ALONSO, Mª R., 1952a. El Poema de Viana, Estudio histórico-literario de un poema épico del siglo XVII. Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Madrid.

ALONSO, Mª R., 1952b. «El volcán de Tacande». Revista de Historia. 98-99: 238-239.

ALONSO, Mª R., 1952c. «La obra literaria de Bartolomé Cairasco de Figue-roa». Revista de Historia. 100: 334-389.

ALONSO, Mª R., 2002. «El Instituto de Estudios Canarios. Mi gran fraca-so». El Día, 20 de octubre.

BONNET REVERÓN, B., 1946. «De la biografía de Bethencourt». Revista de Historia. 73: 59-64.

DIVASSÓN MENDÍVIL, B. & J. SOLER SEGURA, 2003. «La norma historiográfi-ca de la Revista de Historia Canaria». Revista de Historia Canaria. 185: 49-78.

GARCÍA DE ARA, J. A., 2007. «Elías Serra Ràfols y las reseñas bibliográficas en la Revista de Historia de Canarias», en GONZÁLEZ ZALACAIN, R. J. (coord.): La historia en activo: Actas de las I Jornadas «Pre-bendado Pacheco» de Investigación Histórica, Ayuntamiento de Tegueste, Tegueste, pp. 43-55.

GONZÁLEZ YANES, E., 1943. «Villa de Arriba y Villa de Abajo». Revista de Historia. 63: 189-192.

SERRA RÀFOLS, E., 1970. «Treinta años después». Revista de Historia Cana-ria. 165-168: 1-5.

VALBUENA PRAT, A., 1929. «Dos poetas canarios del siglo de oro». La Tar-de, 23 de agosto y 10 y 30 de septiembre.

VALBUENA PRAT, A., 1937. Historia de la poesía canaria. Universidad de Barcelona, Barcelona.