marcando el rumbo para el 24 de nov

1
24 de noviembre de 2012 GRATITUD Ser agradecidos: Una manifestación de la alegría de vivir UNQUE LAS PALABRAS «reconocimiento» y «gratitud» son poco usadas en la Biblia, mostrar gratitud a Dios es uno de los deberes fundamentales de la humani- dad (Salmo 100:4; 118:1; 1 Timoteo 4:4), ya que nos permite tener una mayor conciencia de la salvación (Salmo 50:23). La falta de gratitud es una de las ra- zones principales de la condenación de aquellos que se rebelan contra Dios (Romanos 1:21). El creyente se deleita en agradecer a Dios por sus dones (Ma- teo 14:19), por su bondad, por escuchar sus súplicas y dar solución a sus pro- blemas (Salmo 42:6; 103:1, 2). La gratitud nace de un corazón go- zoso, de un don recibido, de un estado de felicidad. El Diccionario de la Lengua Española define felicidad como: «Satis- facción, gusto, contento». En este senti- do, se ha dicho que la felicidad no es sacarse el premio gordo de la lotería, porque la felicidad es una actitud. Va mucho más allá del simple hecho de te- ner bienes materiales. En la obra Suma Teológica, Santo Tomás de Aquino hace la siguiente afirmación sobre la felici- dad: «Cada criatura posee su propia fe- licidad, que es proporcional a su natu- raleza». La felicidad es, por lo tanto, un es- tado mental. Pablo nos dice la manera en que podemos encaminamos hacia una vida dinámica y feliz por medio de la influencia del Espíritu Santo: «Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud algu- na, si algo digno de alabanza, en esto pensad» (Filipenses 4:8, cursivas añadi- das). Esto significa que el reino de la fe- licidad habita en los pensamientos y los sentimientos de cada ser humano. Los cristianos también deberíamos sentimos sumamente felices por los do- nes divinos de la vida, el aire, el agua, la salud, los niños, los padres, los ami- gos, los hermanos de sangre y de la iglesia, el evangelio, las revelaciones, los sermones y, por sobre todas las co- sas, por el regalo que significa Jesús pa- ra nosotros. Por ello, deberíamos llegar al punto de mostrarnos continuamente agradecidos a Dios y a los demás. Pastor Marc Graham, Jr. Misión Noroeste de Haití A © Recursos Escuela Sabática

Transcript of marcando el rumbo para el 24 de nov

Page 1: marcando el rumbo para el 24 de nov

24 de noviembre de 2012 GRATITUD

Ser agradecidos: Una manifestación de la alegría de vivir

UNQUE LAS PALABRAS «reconocimiento» y «gratitud» son poco usadas en la Biblia,

mostrar gratitud a Dios es uno de los deberes fundamentales de la humani-dad (Salmo 100:4; 118:1; 1 Timoteo 4:4), ya que nos permite tener una mayor conciencia de la salvación (Salmo 50:23).

La falta de gratitud es una de las ra-zones principales de la condenación de aquellos que se rebelan contra Dios (Romanos 1:21). El creyente se deleita en agradecer a Dios por sus dones (Ma-teo 14:19), por su bondad, por escuchar sus súplicas y dar solución a sus pro-blemas (Salmo 42:6; 103:1, 2).

La gratitud nace de un corazón go-zoso, de un don recibido, de un estado de felicidad. El Diccionario de la Lengua Española define felicidad como: «Satis-facción, gusto, contento». En este senti-do, se ha dicho que la felicidad no es sacarse el premio gordo de la lotería, porque la felicidad es una actitud. Va mucho más allá del simple hecho de te-ner bienes materiales. En la obra Suma Teológica, Santo Tomás de Aquino hace la siguiente afirmación sobre la felici-dad: «Cada criatura posee su propia fe-licidad, que es proporcional a su natu-raleza».

La felicidad es, por lo tanto, un es-tado mental. Pablo nos dice la manera en que podemos encaminamos hacia una vida dinámica y feliz por medio de la influencia del Espíritu Santo: «Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud algu-na, si algo digno de alabanza, en esto pensad» (Filipenses 4:8, cursivas añadi-das). Esto significa que el reino de la fe-licidad habita en los pensamientos y los sentimientos de cada ser humano.

Los cristianos también deberíamos sentimos sumamente felices por los do-nes divinos de la vida, el aire, el agua, la salud, los niños, los padres, los ami-gos, los hermanos de sangre y de la iglesia, el evangelio, las revelaciones, los sermones y, por sobre todas las co-sas, por el regalo que significa Jesús pa-ra nosotros. Por ello, deberíamos llegar al punto de mostrarnos continuamente agradecidos a Dios y a los demás.

Pastor Marc Graham, Jr.

Misión Noroeste de Haití

A

© Recursos Escuela Sabática