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MARÍA DUEÑAS MISIÓN OLVIDO Dosier de prensa

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MARÍA DUEÑAS

MISIÓNOLVIDO

MIS

IÓN

OLV

IDO

M

ARÍA

DUE

ÑAS

«Pero él se me adelantó. Insospecha-

damente, desconcertantemente, aquel

americano de aspecto atlético y casi

juvenil a pesar de su madurez consoli-

dada, que poco parecía compartir por

su apariencia con mis colegas de aulas y

ofi cio, que mantenía mi mano en la suya

mientras me miraba con sus ojos claros,

se arrancó en mi propia lengua y, con

su castellano rotundo, me descolocó.

—Rebecca me ha hablado de tu presen-

cia en Santa Cecilia, querida Blanca, de

tu misión al rescate del legado de nues-

tro viejo profesor. Ganas tenía de co-

nocerte, no abundan en estos remotos

parajes las damas hermosas de regia

estirpe española.

No pude evitar echarme a reír. Por la

gracia embutida en aquella parodia de

una escena galante pasada de moda. Por

la calidez agazapada tras su esponta-

neidad. Por lo reconfortante que me

resultó, tras mis semanas oscuras de

reclusión, oír un acento tan cercano

e impecable en alguien tan ajeno a mi

universo.»

María Dueñas (Puertollano, Ciudad

Real, 1964) es doctora en Filología In-

glesa y profesora titular en la Univer-

sidad de Murcia, actualmente en ex-

cedencia. A lo largo de su carrera

profesional ha impartido docencia

en universidades norteamericanas y

participado en múltiples proyectos

educativos, culturales y editoriales.

En 2009 irrumpe en el mundo de la li-

teratura con El tiempo entre costuras.

Traducida a más de veinticinco len-

guas, esta novela, que ha cautivado por

igual a lectores y a crítica, se ha con-

vertido en el gran éxito editorial de los

últimos años.

Misión Olvido cruza fronteras y tiempos

para hablarnos de pérdidas, coraje, segun-

das oportunidades y reconstrucción. Una

historia luminosa a caballo entre los años

cincuenta y el fi n del siglo xx que transita

por España y California desplegando intri-

gas imprevistas, amores entrecruzados y

personajes cargados de pasión y humanidad.

Tres años después de la publicación de

El tiempo entre costuras, vuelvo a llamar

a las puertas de los lectores con la historia y la

voz de una mujer. Una mujer contemporánea

cuya estabilidad aparentemente invulnerable

ha saltado de pronto por los aires. Se llama

Blanca Perea y ha decidido huir.

10009416P

VP

21,9

0 €

9788499981789

www.temasdehoy.eswww.planetadelibros.com

Ilustración de cubierta: In Thoughts of You © Jack Vettriano, 1997(cortesía del artista), www.jackvettriano.comFotografía de la autora: © Sofía MoroDiseño de cubierta: © Compañía Fotografía de guardas: © Pasquale Caprile

Dosier de prensa

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Incapaz de recomponer sus propios pedazos, la profesora Blanca Perea acepta a la

desesperada lo que anticipa como un tedioso proyecto académico. Su estabilidad

personal acaba de desplomarse, su matrimonio ha saltado por los aires. Confusa y

devastada, la huida a la insignificante universidad californiana de Santa Cecilia es su única

opción.

El campus que la acoge resulta, sin embargo, mucho más seductor de lo previsto, agitado

en esos días por un movimiento cívico contrario a la destrucción de un paraje legendario

a fin de construir en él un enorme centro comercial. Y la labor que la absorbe —la catalo-

gación del legado de su viejo compatriota Andrés Fontana, fallecido décadas atrás— dista

enormemente de ser tan insustancial como prometía.

A medida que se afana en vertebrar la memoria de aquel hispanista olvidado, junto a ella

va ganando cercanía Daniel Carter, un colega americano veterano y atractivo que no ocu-

pa el sitio que debería ocupar. Entre ambos hombres,

uno a través de sus testimonios póstumos y otro con

su complicidad creciente, Blanca se verá arrastrada ha-

cia un entramado de sentimientos encontrados, intrigas

soterradas y puertas sin cerrar.

¿Por qué nadie se preocupó nunca de rescatar lo que

Andrés Fontana había dejado a su muerte? ¿Por qué, des-

pués de treinta años, alguien tiene interés en que todo

aquello se destape al fin? ¿Qué tiene que ver la labor

inconclusa del viejo hispanista con todo lo que está ocurriendo ahora en Santa Cecilia?

¿Qué le movió a desempolvar la historia no contada de las misiones del Camino Real?

Antes de encontrar respuestas, Blanca aún tiene mucho que entender.

Amores cruzados, certezas a medias e intereses silenciados que acabaránpor salir a la luz. Viajes de ida y vuelta entre España y Estados Unidos,entre el presente y el pasado de dos lenguas y dos mundos en permanente reencuentro. Entre el hoy y el ayer de aquellos trasterrados que,saltando fronteras y obstáculos, vivieron a caballo entre ambos empujadospor la necesidad, el deber o la pasión.

Desde los viejos franciscanos que a lomos de mulas fundaron las míticas misiones californianas a los hispanistas y escritores exiliados que, a pesarde la nostalgia, nunca lograron regresar. De los militares norteamericanosque llenaron la España agridulce de los años cincuenta de bases, dólaresy cigarrillos rubios a un impetuoso estudiante dispuesto a cualquier cosapor una mujer. Con todos ellos entreverados en la propia historia de Blanca, Misión Olvido compone una narración absorbente, emotiva y cargadade humanidad.

La obraLa mejor historia

está siempre por vivir� � �

Un giro del destino. Un viaje.Una segunda oportunidad

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Un canto al optimismoque abre puertas a las segundas oportunidades

y que nos convencerá de que, por duros que seanlos momentos, por fuertes que soplen los vientos,

lo mejor de la vida…… está siempre, siempre por llegar.

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María Dueñas (Puertollano, Ciudad Real, 1964) es doctora en Filología

Inglesa y profesora titular en la Universidad de Murcia, actualmente en

excedencia. A lo largo de su carrera profesional ha impartido docencia

en universidades norteamericanas y participado en múltiples proyectos

educativos, culturales y editoriales. En 2009 irrumpe en el mundo de la

literatura con El tiempo entre costuras. Traducida a más de veinticinco

lenguas, esta novela, que ha cautivado por igual a lectores y a crítica, se

ha convertido en el gran éxito editorial de los últimos años.

La autora

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Blanca PereaVoz y alma de la novela: profesora española, mujer de nuestro tiempo, madre de dos hijos,

luchadora, profesional y centro de una familia estable hasta que, de manera imprevista,

todo a su alrededor se desmorona. En busca de su recomposición emocional, decide

poner distancia y aceptar un proyecto académico que la trasladará a la universidad cali-

forniana de Santa Cecilia. A medida que avanza en su propio proceso de reconstrucción y

en la aceptación de su nueva realidad, Blanca se verá implicada en un cúmulo de afectos

e intrigas que le abrirán puertas a un pasado con ramificaciones presentes que nunca

pudo sospechar.

«Aún así, ya no había vuelta atrás. Demasiado tarde, demasiados puentes volados. Y allí estaba yo tras la marcha de Rebecca, encerrada en un sótanoen un pueblo perdido de la costa más remota de un país ajeno, mientras a miles de kilómetros mis hijos se adentraban solos en los primeros tramos de sus vidas adultas y el que hasta entonces había sido mi marido se disponía a revivirla apasionante aventura de la paternidad con una abogada rubia quince añosmás joven que yo».

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andrés FontanaHijo de un minero analfabeto y una humilde sirvienta, Andrés Fontana accede a sus estu-

dios universitarios en los años treinta del siglo XX gracias a una beca inesperada. La guerra

civil le forzará a desarrollar su carrera como profesor de literatura española en Estados

Unidos, integrando el colectivo de hispanistas en el exilio que llenaron las universidades

americanas en aquellos días. Muerto en California a finales de los años sesenta, la recom-

posición de su legado es la tarea que Blanca asumirá durante su estancia en Santa Cecilia.

«El porte fuerte y enérgico, los ojos oscuros, inteligentes bajo las cejas pobladas. El cabello abundante, rizado, peinado hacia atrás. La barba cerrada, la boca amplia cuando hablaba, el gesto adusto cuando parecía escuchar. Un hombrede carne y hueso a pesar del estatismo de las imágenes. Un pálpito congeladotras el silencio de la inmovilidad».

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daniel carter Impulsivo y vital, la influencia de su profesor Andrés Fontana le adentrará en las letras

españolas hasta el punto de hacer de ellas su pasión y su profesión. Visitará la España

de finales de los cincuenta a fin de documentarse sobre Ramón J. Sender para su tesis

doctoral, sin anticipar que ese viaje iniciático alterará su vida de manera irreversible para

Los protagonistas

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«Su saludo fue un apretón de manos afectuoso, transmitiéndome su calidezcon el tacto de la piel y un par de ojos claros que iluminaban un rostro hermoso en el que las arrugas no eran un demérito. Un gran mechón de hebras plateadas le caía sobre la frente. Intuí que bordeaba los sesenta y presentí que se trataba de una de tantas secretarias imprescindibles que, con la tercera parte del sueldo de sus superiores, suelen ser más competentes que ellos en inversa proporción».

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luis ZárateEl director del departamento que recibe a Blanca durante su estancia americana; el colega

cercano y amigable que, como casi todos los personajes de la novela, tiene también una

cara y una cruz. Confidente de ella en unas ocasiones y adversario frontal en otras, Luis

Zárate constituirá uno de los vértices del triángulo que entre Daniel, Blanca y él mismo

configurarán.

«En el rostro de Luis Zárate percibí una leve ráfaga de contrariedad. Intuí que le habría gustado que el rifirrafe continuara: seguir estrujandosus argumentaciones, apretar el pulso hasta tumbar el brazo de su contrario. Pero no lo consiguió. No hubo opción a que nadie venciera, no hubo ganador. El debate, simplemente, ante la nula perspectiva de alcanzar un entendimiento armónico, se cerró. Sobrevolando el escenario, sin embargo, quedó para míla incógnita de la verdadera causa de aquella soterrada animadversiónentre los dos».

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darla sternLa antigua secretaria del departamento, estrechamente vinculada al profesor Fontana

antes de la muerte de este. Depositaria de memorias oscuras del pasado y de una inter-

pretación propia y maliciosa de lo que tres décadas atrás ocurrió.

«Una lámpara de luz mortecina alumbraba la estancia. Frente al sillónde la anciana, una televisión encendida y sin volumen proyectaba sus reflejos catódicos sobre los contornos cercanos. Tal como la recordaba, manteníasu espesa melena de pelo teñido en un tono rubio nórdico incongruente con su edad. En su rostro replegado en mil arrugas, como si estuviera listapara una gran fiesta, resaltaban de nuevo unos labios pintados de rojo intenso. Su vestimenta, otro viejo chándal de color incierto, indicaba en cambio que sus planes no contemplaban ir a ningún sitio».

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siempre. Blanca conocerá a Daniel años después en Santa Cecilia, convertido ya en un

profesor maduro y atractivo con un turbio pasado y algunas deudas pendientes que, en

principio, prefiere no sacar a la luz.

«Y entonces, sin saber cómo ni de dónde, alguien apareció a su espalda. Alguien alto y distinto, alguien con camisa blanca, barba clara sobre piel morena y un pelo entre rubio y gris más largo de lo convencional. Sostenía una botella de vino, las gafas de lectura sobre la punta de la nariz sugerían que apenasunos segundos antes había estado concentrado en escudriñar su etiqueta.Mi amigo Daniel Carter, antiguo profesor de nuestro departamento, fueronlas credenciales que Rebecca me ofreció. Sin menos. Sin más».

aurora carranZaLa joven española que, en momentos y sitios radicalmente distintos, enamoró a dos hom-

bres con una pasión tal que trastocó el destino de ambos y torció la historia de su relación.

Como un fantasma bueno, la presencia y la ausencia de Aurora sobrevolarán las páginas

de Misión Olvido y, en gran manera, constituirán la propia razón de ser de toda la novela.

«Desprendió rápidamente la atención de los latines, volvió la cabeza, la buscó. Y, apenas a tres metros, la encontró. Con los pómulos encendidos por el esfuerzo previo mientras con movimientos ágiles intentaba poner orden en los rizos desatados de una melena pajiza. Diferente a una farmacéutica convencional, diferente a sus compañeras de aulas y pasillos. Diferente a cualquier mujercon la que hasta entonces se hubiera cruzado en la vida».

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reBecca cullenLa eficiente secretaria del departamento de Lenguas Modernas de la Universidad de Santa

Cecilia, vieja amiga de Daniel Carter y punto de referencia para la nueva vida que Blanca

Perea acaba de emprender en California. Rebecca acogerá a Blanca en su propio mundo

y le abrirá también una ventana hacia un pasado lleno de luces y sombras.

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Otros personajes

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Insumiso a las órdenes de la jerarquía eclesiástica, Altimira estableció buenas relaciones

con las autoridades políticas de la zona y, actuando por su cuenta y riesgo sin autorización

de sus superiores, fundó en el pueblo de Sonoma en 1823 San Francisco Solano, la última

misión de la mítica cadena.

Su comportamiento duro y exigente con los nativos en su empeño por civilizarlos y en-

cauzarlos hacia su fe, acabó con la rebelión de estos, que prendieron fuego a la misión y

le forzaron a huir con rumbo impreciso. No hay testimonios sobre qué fue de él durante

el tiempo transcurrido desde aquel incendio hasta su regreso a España, pero Misión Olvido

intuye que tal vez tuvo todavía la determinación y el tesón necesarios para fundar una

nueva misión que nunca llegaría a ser oficialmente documentada.

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los HisPanistasMisión Olvido aporta también un homenaje a los hispanistas y a la literatura del exilio: a

aquellos intelectuales, profesores y escritores trasterrados que, a través de los años y la

distancia, mantuvieron permanentemente vivas lejos de su patria la lengua y la literatura

española, transmitiéndolas con entusiasmo a generaciones de lectores y estudiantes, y

dejando un sedimento memorable en todas las instituciones que con tanta generosidad

los acogieron en su destierro.

Versos de Antonio Machado, Luis Cernuda o Pedro Salinas, personajes de la talla de Amé-

rico Castro que figuran esporádicamente entre los caracteres de ficción, o un supuesto

encuentro de hispanistas organizado por Andrés Fontana, constituirán un tributo al legado

de todas aquellas figuras memorables a las que tanto debe nuestra cultura.

«Tras ellos buscó también la nostalgia del sol de la infancia de la que Fontanale había hablado, pero tan solo encontró algún brochazo suelto, como si hubiera un acuerdo tácito entre todos para no rascarse el alma ni entrar en honduras. Por ello se mantuvieron en la superficie de lo banal, lanzando a los pájaros apenas unas migas de memoria. Uno maldijo el frío demoníaco de aquellas tierrasy recordó la tibieza del clima de su tierra de Almería. Otro echó de menos el vino de Rioja durante una de las comidas en la abstemia cafetería de la universidad. Un tercero tarareó una coplilla al paso de una camarera especialmente rumbosa. ¡Pues anda que unos buenos garbanzos en vez de tanto maíz! De política apenas hablaron. Arrancaron con ella en algún momento, pero se negaron a seguir.Nadie quería una sombra negra sobrevolando aquel encuentro que todos anticipaban cordial».

Fanny sternLa chica para todo del departamento. Cortita de luces, hija de Darla y dueña de un de-

pósito de recuerdos y sentimientos que arrojarán luz sobre algunas de las preguntas que

Blanca se va haciendo a medida que pasan los días.

«Reaccionó por fin cerrando y abriendo los ojos con fuerza, como si acabarade regresar precipitadamente desde un viaje astral. Me tendió entonces la mano y la agitó con una sacudida abrupta; después, sin mediar palabra, echó a andar sin esperarme mientras yo me esforzaba para seguirla haciendo equilibrios entre dos maletas, un gran bolsón y mi ordenador portátil colgado del hombro».

raMÓn J. senderRamón J. Sender (Chalamera de Cinca, Huesca, 1901 - San Diego,

Estados Unidos, 1982) es una de las figuras literarias más emble-

máticas del siglo XX, carente aún del debido reconocimiento. Pro-

lífico narrador, recibió en 1935 el Premio Nacional de Literatura

por la novela Míster Witt en el Cantón, una obra que será crucial

en la trama de Misión Olvido porque la búsqueda de sus esce-

narios determinará el viraje definitivo en la vida de Daniel Carter.

Tras su controvertida participación en la guerra civil española,

Sender se exilió inicialmente a México y, a partir de 1948, se

instaló en los Estados Unidos, donde ejercería como profesor

de literatura en diversas universidades. Desde su destierro

nos legó obras fundamentales como Réquiem por un cam-

pesino español (1953), la divertida La tesis de Nancy (1962) o

epopeyas históricas como La aventura equinoccial de Lope

de Aguirre (1963).

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el Padre José altiMiraUno de los últimos padres franciscanos enviados desde España a principios del siglo XIX

para prestar su servicio en las misiones fundadas por la orden en la Alta California a lo

largo de lo que después se conocería como El Camino Real.

Los personajes reales

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«Seguimos curioseando sin apenas hablar, avanzamos. A pesar de lo menguado de las instalaciones y de la humildad de su contenido, el sitio rebosaba encanto y provocaba sosiego a la vez. En las paredes de lo que supuestamente fuera el refectorio encontramos una colección de acuarelas antiguas, nos detuvimos a contemplarlas sin urgencia. Cuarenta o cincuenta, sesenta quizá. Imágenes de las misiones en su hermosa decadencia antes de ser sometidas a su posterior reconstrucción. Muros desplomados, techados a punto del derrumbe o en la mera ruina. Campanarios sostenidospor unos cuantos andamios, tabiques con oquedades, tapias comidas por plantas trepadoras y una gran sensación de abandono y soledad».

La vida de campus Misión Olvido se adentra también a explorar la universidad como escenario y como for-

ma de vida, un ambiente muy habitual en las novelas anglosajonas, aunque escasamente

usado en la narrativa española contemporánea, pero que resulta muy atractivo y muy

cercano a la autora por su vinculación con él a lo largo de dos décadas como profesora.

La vida universitaria, como cualquier otro contexto o colectivo profesional, tiene de todo:

esfuerzos comunes y cruces de intereses, triunfos y

derrotas, comportamientos ejemplares y, de vez en

cuando, roces y tensiones también. Todo ello apare-

ce reflejado en la ficticia universidad californiana de

Santa Cecilia que acogerá a Blanca Perea en calidad

de investigadora visitante.

«Llegar al Guevara Hall fue mi siguiente objetivo. En él encontraría el departamento de Lenguas Modernas: el nido que, para bien o para mal, habría

de acogerme durante un número todavía impreciso de meses venideros. Si estos resultarían ser un bálsamo eficaz o una simple tirita para mis magulladuras,aún estaba por ver. Pero no quise arrinconarme otra vez bajo sombras negras, más me valía mantener la atención alerta para no perderme en aquella especiede parque lleno de caminos entrecruzados en el que montones de estudiantesse desplazaban ya en busca de sus aulas a pie o en bicicleta».

El Camino Real y las misiones franciscanasde la Alta California española

Durante algo más de cinco décadas, un puñado de monjes franciscanos, movidos por una

fe férrea y una ciega lealtad a su rey, recorrieron la aún salvaje tierra de la Alta California

española levantando misiones en nombre de su patria y de su Dios.

Comenzaron en 1769 al sur del actual estado con

San Diego de Alcalá y, avanzando a pie y a lomos de

mulas, fueron abriéndose paso por territorios nunca

explorados, alzando poco a poco las veintiuna cons-

trucciones que terminaron conformando lo que vino

a llamarse El Camino Real. La cadena terminaría en

1823 con la fundación desautorizada por parte del

padre Altimira de San Francisco Solano en el pueblo

de Sonoma, al norte del actual estado.

El propósito de estos monjes era cristianizar a la

población nativa y hacerles entrar en la civilización,

enseñándoles a vivir según criterios occidentales

e intentando infundirles sus comportamientos, su

lengua y su moral. Aunque tales intenciones sean

a ojos de hoy del todo cuestionables por el precio

dolorosamente alto que aquella población pagó en

forma de enfermedades, sometimiento y pérdida de

identidad, no podemos dejar de lado la parte me-

ritoria de la labor de esos hombres que un

día cruzaron un océano para cumplir con

lo que ellos entendían como un deber.

Hasta ese lado remoto del mundo lleva-

ron su lengua y sus costumbres, sus frutas

y animales y su manera de trabajar. Y en

toda California quedó su huella imborra-

ble: en cientos de nombres de pueblos,

ciudades, montes y bahías que surcan hoy

el mapa del actual estado norteamericano y

en mil pequeños detalles que a diario saltan a la vista, desde el color de las paredes hasta

las tejas de barro, las viñas o las forjas de las ventanas.

Más de un siglo y medio después, los avatares de la vida acabaron destinando a aquella

orilla del Pacífico a un profesor español, Andrés Fontana. Descubrir de pronto tantos ecos

de su propia tierra en ese mundo ajeno, simplemente, le conmovió. Y tras ahondar en su

historia y vicisitudes, intuyó que tal vez allí hubo algo más.

Los temas

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Las bases norteamericanas A partir de la firma en 1953 del Pacto de Madrid, se establecieron una serie de convenios

que permitieron a los americanos posicionarse estratégicamente en la Península. A cam-

bio ofrecían ayuda económica para la España empobrecida de los cincuenta y el apoyo al

régimen de Franco para salir del aislamiento internacional.

Se creó entonces un gigantesco entramado de bases aeronavales y estaciones milita-

res como las de Torrejón, Zaragoza, Rota y Morón, además de una serie de enclaves

menores dependientes de ellas, como el

de Cartagena. La instalación de estas ba-

ses llevó a asentarse en España a miles

de norteamericanos a menudo junto a

sus familias, y generó la construcción de

unas modernísimas instalaciones, la crea-

ción de unos muy apetecibles puestos de

trabajo para trabajadores españoles y la

llegada a la España de los grisáceos años

cincuenta de unas cuantas novedades has-

ta entonces prácticamente desconocidas:

los chicles, los cigarrillos Lucky Strike o la

creencia de que en el otro lado del océano

existía un país lleno de millonarios dispues-

tos a sacar a España de la miseria.

«Apenas llegó, Daniel tuvo la sensación de haber sido arrancado de cuajo de la realidad del Miércoles Danto juntoal Mediterráneo y trasladado por arte de birlibirloque a un pedazo anónimo de su país.Ante sus ojos se abría lo que parecía una zona residencial suburbana de cualquier ciudad americana media. Casas modernas con tejado a dos aguas rodeadas de césped impoluto, bocas de riego rojas en las aceras y niños rubios

en blue jeans jugando con un frisbee sobre la hierba».

Nuestra Españade los años cincuenta

Misión Olvido nos brinda la oportunidad de rememorar

la España de finales de los años cincuenta bajo la lupa

de la memoria nostálgica, con un cierto tono irónico y

entrañable lleno de guiños costumbristas: los trenes con

vagones de tercera, las novelas del Oeste de Marcial La-

fuente Estefanía, los cigarrillos Bisonte, las coplas en la

radio, los almanaques de Julio Romero de Torres, las pen-

siones y las porterías, las ridiculeces de la censura, el an-

quilosamiento social…

«Le maravillaron los andenes convertidos en mercados provisionales en los que, según la localidad,

se anunciaban tortas de Alcázar, navajasde Albacete o papeletas para la rifa de un jamón. Y más aún le fascinó, en ausencia de serviciode restaurante, el sube y baja de aquellos canastos de los que, acompañados siempre por un solidario ¿ustedes gustan?, emergían hogazas de pan y tarteras de hojalata rebosantes de tajadas de tocino entreverado. Las botas de vino iban de mano en mano mientras,con mordiscos feroces, los viajeros devoraban

bocadillos de sardinas grandes como torpedos envueltos en papel de periódico, un cóctel de aceite con noticias que

desparramaba manchas igual de negras que la carbonilla. Eche un trago, amigo, insistían al americano. Pruebe usted este choricillo, coja un cacho de morcilla, que es de nuestra matanza, verá qué rica está. A nada ni a nadie dijo Daniel no».

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El campus de Santa Ceciliay el parque de Los Pinitos

«Ni rastro hallé del escenario californiano al que las series televisivasy el imaginario colectivo nos tienen acostumbrados. Ni costa, ni palmeras cimbreantes ni mansiones con diez cuartos de baño. La California hiperpróspera, paraíso de la tecnología, el inconformismo y el espectáculo, habría de buscarla por otro lado.

Hasta que mis pasos erráticos acabaron por llevarme a un paraje desconocido:un extenso espacio arbolado, una masa de pinos que ascendía en pendientey se perdía en el horizonte sin que se percibiera su fin. A aquella hora cercanaal atardecer, su sosiego resultaba sobrecogedor. Carente del dramatismo estéticode los entornos de belleza extrema, sin el impacto paisajístico que cabeentre los límites cuadriculados de una postal, pero con la serenidad de un lugar especial que genera paz y consuelo. Que reconforta, que calma».

La misión de San Francisco Solano(misión Sonoma)

«En una esquina. Simple, blanca, austera.Con un porche sostenido por vigas de madera vieja recorriendo toda su longitud. San Francisco Solano, conocida popularmente como la misión Sonoma. El final de la cadena instaurada por los franciscanos españoles en su epopeya misionera; el último exponente del mítico Camino Real, esa ruta abierta por la que transitaron los frailes a lomos de mulas y a golpe de recias sandalias de cuero. Escoltada en la fachada, como sus hermanas, por una campana de hierro fundido colgada de travesaños,el símbolo que recorría California de sura norte anunciando milla a milla que por allíse asentaron aquellos hombres austeros en un pasado no tan lejano».

Los escenarios

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MadridEl Madrid que acoge a Andrés Fontana en 1931:

«Se demoró más de tres horas en alcanzar su destino no porque el trayecto las requiriera, sino porque fue parándose a cada paso admirado por los prodigios que la urbe desplegaba ante sus ojos: la grandiosidad de los edificios, la velocidad de los automóviles,la opulencia de los escaparates, la eleganciade las mujeres trotando sobre sus tacones por las aceras flamantes de la Gran Vía. Finalmente, siguiendo las indicaciones que le facilitaron varios

transeúntes, consiguió llegar al número 47 de la calle Princesa, muy cerca de la estatua de don Agustín de Argüelles».

Y el que recibe al americano Daniel Carter en 1958:

«Sus ojos saltaban de los anuncios de licores y detergentes a los nombresde bocas de metro y a los guardias urbanos que organizaban a silbatazosla circulación. De los carteles gigantescos que anunciaban películas nacionales y forasteras, a las muchachas que taconeaban garbosas por las acerascon vestidos bien apretados en la cintura y a los hombres flacos y repeinadosque fumaban compulsivamente mientras les soltaban piropos y obscenidades sin sombra de pudor. Todo, absolutamente todo, le resultaba subyugantebajo el sol aún combativo de septiembre».

CartagenaLa Cartagena a la que llega Daniel Carter en busca de los escenarios de la novela de Ra-

món J. Sender en los primeros días de 1959:

«La ciudad le recibió con un sol amistoso,le tentaron las fachadas modernistascon sus caprichosos balcones de hierro,los miradores blancos que salpicaban numerosos edificios y las calles llenas de gente; le sedujola luz y el olor a mar».

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Título: Misión Olvido

Autora: María Dueñas

Páginas: 512

Precio: 21,90 €

Fecha venta: 28/08/2012

Para más información, contacta con el Departamento de Comunicación:

Isabel Santos, Ruth González y Diana Collado

Editorial Temas de Hoy - Departamento de Comunicación

Tel.: 91 423 03 33 - Móvil: 606 564 737

[email protected], [email protected], [email protected]

la novelaMás esPerada

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MARÍA DUEÑAS

MISIÓNOLVIDO

MIS

IÓN

OLV

IDO

M

ARÍA

DUE

ÑAS

«Pero él se me adelantó. Insospecha-

damente, desconcertantemente, aquel

americano de aspecto atlético y casi

juvenil a pesar de su madurez consoli-

dada, que poco parecía compartir por

su apariencia con mis colegas de aulas y

ofi cio, que mantenía mi mano en la suya

mientras me miraba con sus ojos claros,

se arrancó en mi propia lengua y, con

su castellano rotundo, me descolocó.

—Rebecca me ha hablado de tu presen-

cia en Santa Cecilia, querida Blanca, de

tu misión al rescate del legado de nues-

tro viejo profesor. Ganas tenía de co-

nocerte, no abundan en estos remotos

parajes las damas hermosas de regia

estirpe española.

No pude evitar echarme a reír. Por la

gracia embutida en aquella parodia de

una escena galante pasada de moda. Por

la calidez agazapada tras su esponta-

neidad. Por lo reconfortante que me

resultó, tras mis semanas oscuras de

reclusión, oír un acento tan cercano

e impecable en alguien tan ajeno a mi

universo.»

María Dueñas (Puertollano, Ciudad

Real, 1964) es doctora en Filología In-

glesa y profesora titular en la Univer-

sidad de Murcia, actualmente en ex-

cedencia. A lo largo de su carrera

profesional ha impartido docencia

en universidades norteamericanas y

participado en múltiples proyectos

educativos, culturales y editoriales.

En 2009 irrumpe en el mundo de la li-

teratura con El tiempo entre costuras.

Traducida a más de veinticinco len-

guas, esta novela, que ha cautivado por

igual a lectores y a crítica, se ha con-

vertido en el gran éxito editorial de los

últimos años.

Misión Olvido cruza fronteras y tiempos

para hablarnos de pérdidas, coraje, segun-

das oportunidades y reconstrucción. Una

historia luminosa a caballo entre los años

cincuenta y el fi n del siglo xx que transita

por España y California desplegando intri-

gas imprevistas, amores entrecruzados y

personajes cargados de pasión y humanidad.

Tres años después de la publicación de

El tiempo entre costuras, vuelvo a llamar

a las puertas de los lectores con la historia y la

voz de una mujer. Una mujer contemporánea

cuya estabilidad aparentemente invulnerable

ha saltado de pronto por los aires. Se llama

Blanca Perea y ha decidido huir.

10009416P

VP

21,9

0 €

9788499981789

www.temasdehoy.eswww.planetadelibros.com

Ilustración de cubierta: In Thoughts of You © Jack Vettriano, 1997(cortesía del artista), www.jackvettriano.comFotografía de la autora: © Sofía MoroDiseño de cubierta: © Compañía Fotografía de guardas: © Pasquale Caprile