Manual de zonceras argentinas

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MANUAL DE ZONCERAS ARGENTINAS ARTURO JAURETCHE azonzado, etc.)", dice Amado Alonso. ("Zonzos y zoncerías", Archivo de Cultura, Ed. Aga-Taura, Feb. 1967, pág. 49). Según el mismo, la acepción que les dan los diccionarios como variantes de soso, desabrido, sin sal, es arbitraria porque proviene del "Diccionario de Autoridades" que se escribió cuando ya habían dejado de ser usuales en España. Zonzo, fue en España palabra de uso coloquial pero durante corto tiempo: "Cosa sorprendente, esta palabra castellana, inexistente antes del siglo XVII y desaparecida en España en el siglo XVIII, vive hoy en todas partes donde fue exportada”, particularmente América. También señala Alonso el parentesco con algunos equivalentes españoles, mas agrega que "por pariente que sea el zonzo americano conserva su individualidad". "Aunque como improperio los americanos dicen a uno (o de uno) zonzo, cuando los peninsulares dicen tonto, los

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Trata sobre la historia argentina

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MANUALDEZONCERASARGENTINAS

ARTURO JAURETCHE

azonzado, etc.)", dice Amado Alonso. ("Zonzos y zonceras", Archivo de Cultura, Ed. Aga-Taura, Feb.1967, pg. 49).Segn el mismo, la acepcin que les dan los diccionarios como variantes de soso, desabrido,sin sal, es arbitraria porque proviene del "Diccionario de Autoridades" que se escribi cuando yahaban dejado de ser usuales en Espaa. Zonzo, fue en Espaa palabra de uso coloquial perodurante corto tiempo: "Cosa sorprendente, esta palabra castellana, inexistente antes del siglo XVII ydesaparecida en Espaa en el siglo XVIII, vive hoy en todas partes donde fue exportada, particularmenteAmrica. Tambin seala Alonso el parentesco con algunos equivalentes espaoles, masagrega que "por pariente que sea el zonzo americano conserva su individualidad". "Aunque comoimproperio los americanos dicen a uno (o de uno) zonzo, cuando los peninsulares dicen tonto, lossignificados no se recubren".Todo lo cual vale para zoncera.* * *Los argentinos somos zonzos?... Esto es lo que nos faltaba, convencidos como estamos dela "viveza criolla", que ha dado origen a una copiosa literatura que va de la sociologa y la psicologaa las letras de tango.Un amigo que hace muchos aos percibi la contradiccin entre nuestra tan mentada"viveza" y las zonceras, la explicaba as: "El argentino es vivo de ojo y zonzo de temperamento", conlo que quera significar que paralelamente somos inteligentes para las cosas de corto alcance,pequeas, individuales, y no cuando se trata de las cosas de todos, las comunes, las que hacen a lacolectividad y de las cuales en definitiva resulta que sea til o no aquella "viveza de ojo".A estas zonceras en lo que trata de los intereses del comn, es a las que se refiere mipersonaje de las letras gauchescas qu cito en el, copete, porque lo que el cantor ha dicho antes serefiere precisamente a ellas, y su escptica sentencia surge de la continuidad en su acepcin atravs de generaciones.Esto no importa necesariamente que la zoncera sea congnita; basta con que la zoncera loagarre a uno desde el "destete".Tal es la situacin, no somos zonzos; nos hacen zonzos.El humorismo popular ha acuado aquello de "Mama, haceme grande que zonzo me vengosolo!". Pero esta es otra zoncera, porque ocurre a la inversa: nos hacen zonzos para que no nosvengamos grandes, como lo iremos viendo.Las zonceras de que voy a tratar consisten en principios introducidos en nuestra formacinintelectual desde la ms tierna infancia y en dosis para adultos con la apariencia de axiomas,5para impedirnos pensar las cosas del pas por la simple aplicacin del buen sentido. Hay zonceraspolticas, histricas, geogrficas, econmicas, culturales, la mar en coche. Algunas son recientes,pero las ms tienen raz lejana y generalmente un prcer que las respalda. A medida que ustedvaya leyendo algunas, se ir sorprendiendo, como yo oportunamente, de haberlas odo, y hastarepetido innumerables veces, sin reflexionar sobre ellas y, lo que es peor, pensando desde ellas.Basta detenerse un instante en su anlisis para que la zoncera resulte obvia, pero ocurreque lo obvio pas con frecuencia inadvertido, precisamente por serlo.* * *Jeremas Bentham pocos filsofos pueden ser tan gratos a los acadmicos de las zoncerascomo este maestro de los ms preclaros de sus inventores escribi un "Tratado de los sofismaspolticos", que es un tratado de lgica, segn dice Francisco Ayala, prologuista de una de susediciones castellanas (Ed. Rosario, 1944). Al hablar del sofisma en general, Bentham establece ladiferencia entre error, simple opinin falsa, y sofisma, con que designa la introduccin en elrazonamiento de una premisa extraa a la cuestin, que lo falsea.Le falt tiempo a Bentham para ver cmo sus discpulos rioplatenses superaban a lo que sepropona combatir. Porque las zonceras de que estoy hablando cumplen las mismas funciones de unsofisma, pero ms que un medio falaz para argumentar son la conclusin del sofisma, hechasentencia.Su fuerza no est en el arte de la argumentacin. Simplemente excluyen la argumentacinactuando dogmticamente mediante un axioma introducido en la inteligencia que sirve depremisa y su eficacia no depende, por lo tanto, de la habilidad en la discusin como de que nohaya discusin. Porque en cuanto el zonzo analiza la zoncera como se ha dicho deja de serzonzo.Trato aqu, pues, de suscitar la reaccin de esa tan mentada "viveza criolla" para que, si enverdad somos vivos de ojo, lo seamos tambin de temperamento, como deca mi amigo.* * *Este no es un trabajo histrico; pero nos conducir frecuentemente a la historia para conocerla gnesis de cada zoncera. Veremos entonces, que muchas tuvieron una finalidad pragmtica yconcreta que en el caso las hace explicables an como errores, y que su deformacin posterior,dndole jerarqua de principios, ha respondido a los fines de la pedagoga colonialista para queactuemos en cada emergencia concreta slo en funcin de la zoncera abstracta hecha principio.Esto lo veremos muy particularmente en la increble zoncera de que la victoria no da derechos, queverdaderamente es un "capolavoro" en la materia.En otras ocasiones, la zoncera no tiene un origen eventual, sino que es el resultado de unaconformacin mental. Es el caso de la zoncera el mal que aqueja a la Argentina es la extensin que,erigida en principio como consecuencia de otra zoncera Civilizacin y barbarie llevdirectamente a una poltica de achicamiento del pas que fue la que presidi la disgregacin delterritorio rioplatense. En este caso, la zoncera no se justifica ni eventualmente pero es susceptible deexplicacin. Lo que no puede explicarse es que contine en vigencia hasta cuando ya fueronlogrados los objetivos que le dieron origen. Tal vez se la reitere slo para mantener la sobrevivenciay prestigio de quienes la generaron. En otros casos, como lo veremos al tratarlas, muchas zonceraspueden comprenderse en funcin de las ilusiones que el siglo XIX en su primera parte provoc en losprogresistas "a outrance", pero no ahora que son evidentemente anti-progresistas pues tratan deinmovilizar l pas dentro de una concepcin perimida, con lo que paradojalmente, los progresistasse vuelven reaccionarios.Y ahora tenemos que recordar de nuevo a Jeremas Bentham, porque en la base de lossofismas que puntualiz est el de autoridad, y la zoncera, como aquellos, generalmente reposan enla "autoridad" del que la enunci.Estas zonceras de autoridad cumplen dos objetivos: uno es prestigiar la zoncera con laautoridad que la respalda, como se ha dicho; y otro reforzar la autoridad con la zoncera. As losproyectos de Rivadavia se apoyan en el prestigio de Rivadavia. Y el prestigio de Rivadavia en susproyectos.Esto nos lleva de nuevo a la historia, cuya falsificacin tiene tambin por objetivo unazoncera: presentar nuestro pasado como una lucha maniquea entre "santos" y "diablos", con lo quelos actores dejan de ser hombres para convertirse en bronces y mrmoles intangibles.* * *6El protagonista de la historia no pierde nada como hombre cuando se lo baja del pedestal; nisiquiera como ejemplo. Por el contrario, gana al humanizarse con su carga de aciertos y errores.Pero como el objetivo de falsificacin es una poltica de la historia que alimenta las zonceras, ver elhombre en su propia dimensin relativiza el personaje perjudicndolo como autoridad desde que, encuanto hombre, no es el dueo de la verdad absoluta con que aparece respaldando a aquellasdesde el nicho.Tomaremos el caso de Sarmiento: primero, porque es el hroe mximo de la intelligentzia, ysegundo, porque es el ms talentoso de la misma.Sarmiento es para m, uno de nuestros ms grandes sino el mejor prosistas. Narradorextraordinario an de lo que no conoci, como sus descripciones de la pampa y el desierto, susretratos de personajes, ms imaginados que vistos, su pintura de medios y ambientes, susapstrofes, sus brulotes polmicos, al margen de su verdad o su mentira, son obras maestras.Forman una gran novelstica hasta el punto de que lo creado por la imaginacin llega a hacerse msvivo que lo que existe en la naturaleza.A este Sarmiento se lo ha resignado al segundo plano para magnificar el pensador y elestadista, siendo que sus ideas econmicas, sociales, culturales, polticas, son de la mismanaturaleza que su novelstica: obras de imaginacin mucho ms que de estudio y de meditacin, ysu labor de gobernante la propia de esa condicin imaginativa. Pero insistir sobre la personalidadliteraria del sanjuanino ira en perjuicio de su prestigio como pensador y del ideario que expres alcolocarlo en otra escala de medida. Entonces, decir el escritor Sarmiento sera como decir el escritorHernndez o el escritor Lugones, cuando opinan sobre el inters general; referencias importantespero no decisorias. Y sobre todo cuestionables. Y la zoncera slo es viable si no se la cuestiona.* * *Adems, al margen de la pedagoga colonialista, se deforma al prcer para hacerlo ismo.Juega entonces el inters de la capilla y los capellanes. As como el locutor Julio Jorge Nelson es laviuda de Gardel, cada prcer tiene sus viudas que administran su memoria, cuidan suintangibilidad y cobran los dividendos que da el sucesorio. Quiz sea Sarmiento el que tenga msviudas porque hay en el personaje una especie de padrillismo suprstite como para permitir unamultiplicada poligamia pstuma. Ms difcil es la tarea de los rivadavianos profesionales porquedon Bernardino, el pobre, no tiene puntos de apoyo para su explotacin: hubo que inventrselos.Eso lo hizo Mitre, que a su vez es otra cosa, porque su aprovechamiento no es de viudas. Loscultivadores del mitrismo no miran tanto al General, ya finado, como a "La Nacin", que est vivita ycoleando y es la que distribuye el dividendo de la fama mientras le cuida la espalda al General.Adems practican ese culto todas las viudas de los otros proceres como actividad, complementariae imprescindible para el suyo. Aqu operan tambin matemticos, poetas, escritores, pintores,escultores, corredores de automviles, rotarianos, locutores, bilogos, seoras gordas, leones,"seores", otorrinolaringlogos, militares, pedagogos, polticos, economistas, toda clase deacadmicos, desde que todo el mundo sabe que sin la lgrima por Mitre, lo mismo en el arte o latcnica que en la vida social, deportiva, etc., no hay reputacin posible. As se explican esas largascolumnas de felicitaciones en "La Nacin", que suceden a cada cumpleaos, y la introduccin deMitre en todo discurso, conferencia o escrito, aunque se trate de un estudio sobre las lombrices detierra o los viajes estratosfricos.Acotaremos que la abundancia de viudas hace que ya sea difcil el acceso a los mrmoles ybronces, lo que ha motivado la urgencia de algunos por ampliar el registro de los prceres. As, afalta de mrmoles y bronces aparecen los chupamortajas prendidos a la memoria de bitos msrecientes y an de muchos insepultos rezagados en las Academias o el Instituto Popular deConferencias.* * *Este es un manual de zonceras, y no un catlogo de las mismas. Doy, con unas cuantas deellas, la punta del hilo para que entre todos podamos desenredar la madeja. Y aclaro que yo no soy"uno" ms "vivo", sino apenas un "avivado", y an me temo que no mucho, porque ya se ver cmohe ido descubriendo zonceras dentro de m .Sin ir ms lejos en ese "Paso de los Libres" que cito al caso en el copete, se me ha deslizadoalguna, a pesar de que para la fecha de su publicacin ya tena la edad de Cristo. Y me las sigodescubriendo y vaya si van aos!, tanto me han machacado con ellas en la poca en queestaba descuidado.7Precisamente para que no nos agarren descuidados otra vez, y a los que nos sigan, es quese hace necesario un catlogo de zonceras argentinas que creo debe ser obra colectiva y a cuyo finle pido a usted su colaboracin.Mi editor me dice que har un concurso de zonceras con premios y todo. Si tal ocurre leruego al lector que, por el bien comn, participe. Haremos el catlogo entre todos. Por si usted estdispuesto a colaborar en l, este libro lleva unas pginas suplementarias convenientementerayadas para que vaya anotando sus propios descubrimientos, mientras lo lee.* * *Adems, descubrir las zonceras que llevamos adentro es un acto de liberacin: es comosacar un entripado valindose de un anticido, pues hay cierta analoga entre la indigestinalimenticia y la intelectual. Es algo as como confesarse o someterse al psicoanlisis que sonmodos de vomitar entripados, y siendo uno el propio confesor o psicoanalista. Para hacerlo slo serequiere no ser zonzo por naturaleza, con la connotacin que hace Amado Alonso "escasez deinteligencia, cierta dejadez y debilidad"; simplemente estar solamente azonzado, que as viene aser cosa transitoria, como lo seala el verbo.Tampoco son zonzos congnitos los difusores de la pedagoga colonialista. Muchos sonexcesivamente "vivos" porque se es su oficio y conocen perfectamente los fines de las zonceras queadministran; otros no tienen ese propsito avieso sin ser zonzos congnitos: lo que les ocurre es quecuando las zonceras se ponen en evidencia no quieren enterarse; es una actitud defensiva porquecomprenden que con la zoncera se derrumba la base de su pretendida sabidura y, sobre todo, suprestigio.Las zonceras no se ensean como una asignatura. Estn dispersamente introducidas entodas y hay que irlas entresacando.* * *Viendo en Amsterdam la inclinacin de los edificios motivada por la blandura del sueloinsular en que se asientan, tuve la impresin de una ciudad borracha, pues las casas se sostienenapoyndose recprocamente. Imagin la catstrofe que significara extraer una de cada conjunto.Esto le ocurrir a usted a medida que vaya sacando zonceras, porque stas se apoyan y secomplementan unas con otras, pues la pedagoga colonialista no es otra cosa que un "puzzle" dezonceras. Por eso, a riesgo de redundar, necesitaremos frecuentemente establecer, como dicen losjuristas, "sus concordancias y correspondencias", porque todas se entrerrelacionan o participan definalidades comunes.Al tratar de las zonceras no es posible, en consecuencia, clasificarlas especficamente,porque en el campo de su aplicacin andan todas mezcladas y, donde menos se espera, salta laliebre. El cazador de zonceras debe andar con la escopeta lista no es otra cosa que un "puzzle" dezonceras. Por eso, a liebre, perdiz o pato, o pato-liebre, indistintamente. Pero todas tienen el carctercomn de principios destinados a ser el punto de partida del razonamiento de quien la profesa. Encuanto usted fija su atencin sobre ese "principio" y no sobre su desarrollo posterior, ya la identifica,porque para evitar el anlisis recurre de inmediato a ocultarse tras la autoridad.Como estn entreveradas y dispersas slo se intentar agruparlas; eso y no clasificarlas, eslo que se hace en este trabajo, teniendo en cuenta sus caractersticas ms importantes o el papelprincipal que juegan o han jugado, pero sin olvidar nunca lo que se dijo de las "correspondencias yconcordancias", porque suelen tener variada finalidad. As, por ejemplo, veremos oportunamenteque poltica criolla, o el milagro alemn que aqu se han clasificado respectivamente en lasZonceras de la autodenigracin y en las Zonceras econmicas, podran agruparse a la inversa, encuanto el milagro alemn utilizada para prestigiar cierta poltica encubre una connotacin definalidades disminuyentes y racistas, cosa que se ver a su tiempo. Del mismo modo poltica criolla,que es zoncera autodenigratoria, se connota con lo econmico.Con esto quiero advertir al lector que no debe tomar muy al pie de la letra la clasificacin quese hace, que obedece a la conveniencia de seguir algn mtodo expositivo. Hay un captulo tituladoMiscelnea de zonceras porque las que all van son aparentemente de distinto gnero. En realidadtodo el libro es una miscelnea pero de la comprobacin aislada de cada zoncera llegaremos porinduccin del fenmeno a la ley que lo rige a comprobar que se trata de un sistema, deelementos de una pedagoga, destinada a impedir que el pensamiento nacional se elabore desde loshechos, es decir desde las comprobaciones del buen sentido.Con esto dejo dicho que este libro es una segunda parte de "Los profetas del odio y la yapa"es decir una contribucin ms al anlisis de la pedagoga colonialista, en el cual se exponen las8zonceras, para que ellas conduzcan por su desenmascaramiento a mostrar toda la sistemticadeformante del buen sentido y su finalidad.Y como las zonceras se revisten de un aire solemne que forma parte de su naturaleza,les haremos un "corte de manga" tratndolas en el lenguaje del comn, que es su enemigo natural,escribiendo a la manera del buenazo de Gonzalo de Berceo en su "Vida de Santo Domingo de Silos":Quiero fer una prosa en roman paladino,en qual suele el pueblo fablar a su vecino1.1 Con este propsito, "fablar en roman paladino", se vinculan mis frecuentes redundancias, que han motivado la crtica de algunos lecto res, tal vezdemasiado "aligerados", y que no piensan en que hay otros ms lerdos. Las exige el difcil arte de escribir fcil, como ya lo he dicho en otraocasin. No pretendo ejercer magisterio, pero no puedo olvidar, como la maestra de grado, que se debe tener en cuenta el nivel medio y no elsuperior, as que pido a los "ms adelantados" que sean indulgentes y ms bien que ayuden a los otros en esta tarea en que estoy. Adems,redundar es necesario, porque el que escribe a "contra corriente" de las zonceras no debe olvidar que lo que se publica o se dice est destinado aocultar o deformar su naturaleza de tales. As, al rato noms de leer lo que aqu se dice, el mismo lector ser abrumado por la reiteracin de losque las utilizan como verdades inconclusas.Tambin es intencionado el paso frecuente de la primera persona del singular a la primera del plural. Aspiro a no ser ms que un instrumentode una conciencia colectiva que se hace punta en la pluma del que escribe y que la transicin se produzca espontneamente, segn mediluyo, al escribir, en la multitud. El escritor, como el poeta segn dijo Bergamin hablando de Machado, si la memoria no me engaa no hablapara el pueblo sino por el pueblo. Se logra, si, diciendo de s dice de nosotros, y entonces la cuestin se reduce a saber si hay algo ms que uncambio de pronombres en este caso.Adems, debe permitrseme esa licencia. En esta lucha larga y no motorizada venimos de un viejo galope... y con caballo de tiro. Cuan -do me apeo del yo, hago la remuda en el nosotros. Y los dos estn sudados.9DE LA MADRE QUE LAS PARI A TODASY en particular de sus dos hijas mayoresZoncera N 1"CIVILIZACIN Y BARBARIE"Antes de ocuparme de la cra de las zonceras corresponde tratar de una que las ha generadoa todas hijas, nietas, bisnietas y tataranietas. (Los padres son distintos y de distinta poca yhay tambin partenognesis, pero madre hay una sola y ella es la que determina la filiacin).Esta zoncera madre es Civilizacin y barbarie. Su padre fue Domingo Faustino Sarmiento,que la trae en las primeras pginas de Facundo, pero ya tena vigencia antes del bautismo en que lareconoci como suya.En Los profetas del odio y la yapa digo de la misma:"La idea no fue desarrollar Amrica segn Amrica, incorporando los elementos de lacivilizacin moderna; enriquecer la cultura propia con el aporte externo asimilado, como quienabona el terreno donde crece el rbol. Se intent crear Europa en Amrica trasplantando el rbo l ydestruyendo lo indgena que poda ser obstculo al mismo para su crecimiento segn Europa y nosegn Amrica"."La incomprensin de lo nuestro preexistente como hecho cultural o mejor dicho, elentenderlo como hecho anticultural, llev al inevitable dilema: Todo hecho propio, por serlo, erabrbaro, y todo hecho ajeno, importado, por serlo, era civilizado. Civilizar, pues, consisti endesnacionalizar si Nacin y realidad son inseparables."Veremos de inmediato, en la zoncera que sigue el mal que aqueja a la Argentina es laextensin cmo para esa mentalidad el espacio geogrfico era un obstculo, y luego, que eratambin obstculo el hombre que lo ocupaba espaol, criollo, mestizo o indgena y de ah laautodenigracin, y cmo fueron paridas y para qu convertidas en dogmas de la civilizacin.Carlos P. Mastrorilli en un artculo publicado en la revista "Jauja" (noviembre, 1967) analizados aspectos esenciales de la mentalidad que se apoya en esa zoncera:"En la ntima contextura de esa mentalidad hay un cierto mesianismo al revs y unairrefrenable vocacin por la ideologa. Por el mesianismo invertido, la mentalidad colonial cree quetodo lo autctono es negativo y todo lo ajeno positivo. Por el ideologismo porque prefiere manejarla abstraccin conceptual y no la concreta realidad circunstanciada".El mesianismo impone civilizar. La ideologa determina el cmo, el modo de la civilizacin.Ambos coinciden en excluir toda solucin surgida de la naturaleza de las cosas, y buscan entonces,la necesaria sustitucin del espacio, del hombre y de sus propios elementos de cultura. Es decirrehuir la concreta realidad circunstanciada para atenerse a la abstraccin conceptual.Su idea no es realizar un pas sino fabricarlo, conforme a planos y planes, y son stos losque se tienen en cuenta y no el pas al que sustituyen y derogan, porque como es, es obs tculo.* * *Que la oligarqua haya credo un xito definitivo de la zoncera Civilizacin y barbarie, lo quellam "el progreso" de la ltima mitad del siglo XIX y los aos iniciales del presente, ha sidocongruente con sus intereses econmicos. Alienada al desarrollo dependiente del pas, suprosperidad momentnea le hizo confundir su propia prosperidad con el destino nacional.Haba por lo menos una constatacin histrica que pareca justificar el mesianismo y laideologa liberal de la oligarqua.El problema se le plantea a sta ahora, cuando el cambio de condiciones internas yespecialmente externas, por el aumento de poblacin y su nivel de vida, y la situacin en elmercado mundial de la economa de intercambio comercial fundada en el precio, por la economa10mercantil, se destruyen las bases de la estructura primaria de intercambio de materias primas pormaterias manufacturadas, pues as como hay imperios que pierden sus colonias, hay colonias que pierdensu imperio, cuando dejan de serles necesarias a ste.Ahora, como ya no puede confundir su xito propio y momentneo con el destino de lagran Nacin que pareca aparejado a su prosperidad colonial, piensa en achicar la poblacin, comosus antecesores pensaron en achicar el espacio en la buscada disgregacin del Virreynato del Rode la Plata.Mesianismo e ideologa ya no encuentran, como pareci antes, su identificacin con eldestino del pas. La oligarqua se vuelve anti-mesinica desde que rechaza concretamente lagrandeza al propiciar el achicamiento del pueblo, y su ideologa no puede proponer otrassoluciones que las de la conservacin cada vez ms desmejorada de la estructura existente: de estemodo se convierte en freno y eso es lo que se confiesa de hecho por sus tecncratas que sloproponen seguir tirando desde que el destino del pas colonia est cubierto definitivamente.As, pierde el papel promotor que se haba asignado mientras se crey constructora y esafue su fuerza para hacerse conservadora en un pas que no debe dar un paso ms adelante. Ya lohe dicho tambin: los progresistas de ayer se vuelven anti-progresistas desde que todo su progresoslo puede realizarse contra la ideologa que identifica el destino nacional con sus intereses degrupo.* * *Pero s esta congruencia circunstancial en el inters de grupo permite comprender eldescastamiento de las llamadas "elites", impedidas de una visin de distancia por su circunstancialprosperidad que obst a la comprensin del pas en un largo destino todo destino nacional eslargo, no vale para los idelogos que aparentan desde una postura popular un mesianismorevolucionario. De titulados democrticos a marxistas, la explicacin ya no tiene la congruenciaque en la oligarqua y pasa a ser mesianismo e ideologa sin una pizca de contenido material. Setrata, como dice Mastrorilli, de una "abstraccin conceptual en que no gravita la concreta realidadcircunstanciada".Aqu aparece desnuda, desprovista de toda constatacin pragmtica, la zoncera Civilizaciny barbarie, segn sigue gravitando en la "intelligentzia".Por la profesin de esta zoncera el idelogo, extranjero o nativo, se siente civilizador frente ala barbarie. Lo propio del pas, su realidad, est excluida de su visin. Viene a civilizar con sudoctrina, lo mismo que la Ilustracin, los iluministas y los liberales del siglo XIX; as su ideologaes simplemente un instrumento civilizador ms. No parte del hecho y las circunstancias locales queexcluye por brbaras, y excluyndolos, excluye la realidad. No hay ni la ms remota idea decreacin sobre esa realidad y en funcin de la misma. Como los liberales, y ms que los liberalesque ya se ha dicho eran congruentes en cierta manera, aqu se trata simplemente de hacer unatransferencia, y repiten lo de Varela: "Si el sombrero existe, slo se trata de adecuar la cabeza alsombrero". Que ste ande o no, es cosa de la cabeza, no del sombrero, y como la realidad es para lla barbarie, la desestima. De ninguna manera intenta adecuar la ideologa a sta; es sta la que tieneque adecuarse, negndose a s misma, porque es barbarie.As la oligarqua y su oposicin democrtica o marxista disienten en cuanto a la ideologa aaplicar pero coinciden totalmente en cuanto al mesianismo: civilizar. Si la realidad se opone a laaplicacin de la ideologa segn se transfiere, la inadecuada no es la ideologa de transferencia sinola realidad, por brbara. Los fines son distintos y opuestos en cuanto a la ideologa en s, peroigualmente ideolgicos.Si en las ideas abstractas son opuestos, la zoncera Civilizacin y barbarie los unifica en cuantoson la civilizacin. De donde resulta que los que estn ms lejos ideolgicamente son los que estnms cerca entre s en cuanto telogos como ocurre cada vez que la realidad enfrenta a todoslos civilizadores. Entonces se unifican contra la barbarie, que es como llaman al mundo concretodonde quieren aplicar las ideologas.11Esto se hace evidente en los momentos conflictuales en que el pas real aparece en elescenario social o poltico.El mismo Mastrorilli en el artculo referido dice:"Sarmiento y Alberdi queran cambiar el pueblo. No educarlo, sino liquidar la vieja estirpecriolla y rellenar el gran espacio vaco con sajones. Esta monstruosidad tuvo principios deejecucin. Al criollo se lo persigui, se lo acorral, se lo conden a una existencia inferior. Sinembargo los aportes de sangre europea que se vertieron a raudales sobre el pas, no consiguieronestablecer una sntesis humana muy distinta de la precedente. Los ingleses relictos de lasinvasiones o colonos trados de la fabulosa imaginacin rivadaviana se agauchaban. Los polacos,los alemanes, los italianos, tambin. Y a espaldas del rgimen colonial se hizo una nueva masahumana que se dobleg sin resistencia ante la potencia de la geografa y la presencia irreductiblede lo hispnico como principio organizador de la convivencia.""El rgimen fracas sociolgicamente. A partir de 1914 aprendi a contar con una masapopular desconfiada y adversa. En suma: el rgimen quiso cambiar al pueblo y no pudo: quisoentregar el espacio inerme y tropez una y otra vez con algo viviente y clido que nosotrosllamamos conciencia nacional y ellos desprecian como barbarie"1Eso pas, como dice el autor, desde 1914. Culmin "el 17 de Octubre, en la ms grandeoperacin de poltica de masas que vio el pas; la muchedumbre estaba compuesta por cabecitasnegras restos del criollaje proscripto pero tambin por hijos de gringos, polacos y maronitaslanzados contra el rgimen con violencia inusitada".Por qu la parte de la "intelligentzia", democrtica o marxista, no pudo entender un hechotan evidente en ninguna de las dos oportunidades. La oligarqua trat de invalidarlo porque susintereses concretos coincidan con los criterios de Civilizacin y barbarie, pero en otro caso laexplicacin slo es posible a puro vigor de zoncera: incapaz de salir del esquema y partiendo delmismo supuesto histrico de que las masas en el pasado haban expresado slo la barbarie frente ala civilizacin, vio en su nueva presencia una simple recidiva. De ah lo de aluvin zoolgico y"libros y alpargatas", que son zonceritas biznietas de Civilizacin y barbarie y cuyo sentidopermanente supera la insignificancia de los que las enunciaron, pues revelan el modo de sentir dela "intelligentzia" in totum, incapaz de pensar fuera de la ideologa, es decir de lo conceptual ajenoy opuesto a los hechos propios.As, la zoncera de Civilizacin y barbarie se apoya en dos patas y anda, pero cojeando, porqueuna es ms larga que la otra, que es como una pata auxiliar a la que se recurre cuando el rgimenest en peligro.Una ideologa apuntala a otra ideologa, por ms que su signo sea inverso en teora, porquetienen en comn el supuesto mesinico que cada uno quiere realizar a su manera, pero ambas1 Julio Mafud dice al respecto:"Fue un error irreparable para los primeros pensadores no aceptar, de principio, que la realidad americana no era inferior, sino distinta...". "Llama barbarie a todo lo que era americano", "no era una actitud de definicin sino de rechazo."Aqu explica el autor el contraste que hay en Sarmiento. Como literato "pinta al gaucho en Facundo con humanidad y simpata". As ladescripcin enamorada del baqueano, del cantor, del rastreador. An del mismo Facundo: "Ve en ellas al hombre grande, al hombre de genio a supesar, sin saberlo l, el Csar, el Tamerln, el Mahoma". Pero propone su exterminio cuando "el gaucho no se ajusta a sus esquemas polticos ymilitares". As: "No trate de economizar sangre de gauchos. Este es un abono que es preciso hacer til al pas. La sangre es lo ni co que tienen deseres humanos", dice tambin Sarmiento.Lo mismo pasa con la religin, con los hbitos, con la geografa, con todo. Es el conflicto entre el pas como es y el pas como tiene que ser segnla ideologa. Lo explica tambin Mafud: "Hay un elemento que es necesario aislar, para comprender los modus mentales de esos hombres que seconstituyeron a travs de la cultura europea: sta estaba basada y sustantivada sobre abstracciones". Y agrega Mafud: "Lo nico que eraespecficamente europeo, sin antecedentes en Amrica, era la idea del progreso y sta slo poda tener vigencia en Amrica si se negaba elpasado y el presente. El futuro era Europa: progresar era salir de Amrica para entrar en Europa. De aqu la insistencia de la negacin americanay la ansiedad por ser europeos. Esta pauta histrica provoc un mtodo que luego se hizo norma. Se sustituy la realidad por la abstraccin". Esdecir, se violentaron las leyes naturales. Trae aqu Mafud una curiosa cita de Martnez Estrada que no puede ser ms certera: "Todos nuestrosdictadores son, en verdad, restauradores de las leyes naturales."Esta frase es una prueba ms de la canallera intelectual de Mart nez Estrada, pues revela como toda su obra la fuga de la realidad y sunecesario anlisis histrico, buscando otras explicaciones a lo que tiene bien en claro en lo ntimo de su inteligencia: as su horror por losdictadores es un simple acomodamiento a la dictadura intelectual de la intelligentzia para asegurarse los provechos de la fama, los premios yainda mais, como tantos otros.12partiendo de la negacin de lo propio. Conviven entre gruidos y se tiran mordiscones, perosiempre entre civilizados que se defienden en comn de los brbaros, es decir del pas real. Larecproca tolerancia nace de la unidad civilizacin y se practica de continuo en la comn devocinpor todas las zonceras nacidas del vientre de la zoncera madre.No preguntis entonces por qu comparten la misma historia que se niegan a revisar desdeque revisar importa dejar sin base la zoncera generatriz. Destruir sta implica sustituir unamentalidad hecha partiendo de ella y excluir el mesianismo y la ideologa como fundamento de unpensamiento argentino para dar su oportunidad al buen sentido. Ah, en Civilizacin y barbarie, lazoncera madre, est el punto de confluencia de las ideologas, es decir, de la negacin de todaposibilidad para el pas nacida del pas mismo. Es como si dijramos la "Unidad Democrtica"tcita de que surgen todas las otras.En Geopoltica de la cuenca del Plata (A Pea Lillo editor, Bs. As., 1973), Alberto Methol Ferranaliza la ahistoricidad del pensamiento uruguayo. En ninguna parte como all recordemos otrazoncera: "como el Uruguay no hay", se "tuvo una conciencia poltica eminentemente abstracta".La falsificacin de la historia, all como aqu, se complet con la concepcin estratosfrica del pasen cuanto se excluyeron las causales internacionales de los hechos propios o inversamente seexcluyeron los hechos propios de las causales internacionales. As, dice: "Nos enseaban unahistoria de puertas cerradas, desgranada en ancdotas y biografas, o de bases filosficas ingenuas, ynos mostraron la abstraccin de un pas casi totalmente creado por pura causalidad interna. A estatesis tan estrecha, se le contrapuso su anttesis, seguramente tan perniciosa. Y esta es la pretensinde subsumir y disolver el Uruguay en pura causalidad externa, en una historia puramente mundiala secas. Una historia tan de puertas abiertas que no deja casa donde entrar...". "A la verdad, estaltima actitud no escribe historia uruguaya, que le aburre, y prefiere vagabundear y so lazarse en lacontemplacin a veces minuciosa de la historia mundial. Nos escindamos en pueblerinos ociudadanos del mundo...". As, de una historia isla, pasbamos a la evaporacin, a las sombraschinescas de una historia ocano, donde la historia se juega en cualquier lado menos aqu y aqu lode cualquier lado. "Esta actividad lujosa la historia ocano, si hoy canaliza disponibles jvenesiracundos, ayer permita a nuestra diplomacia pagarse de las palabras proyectndose para dictarctedra mundial sobre los derechos humanos y arbitrajes". Son dos formas del escapismo."Interioridad pura o exterioridad pura, dos falacias que confraternizan...". "... quiresemayor lujo que extrapolarse en la historia de los otros?...". "Era una manera de renunciar a h acerhistoria"... "Por otra parte, ese idealismo externo en su versin de izquierda dimitir frente anuestra historia de puertas cerradas, conservadora. Incapaz de criticarla, porque no le interesabavitalmente, terminaba en los hechos por aceptarla en bloque. No puede darse incorformismo msconformista". .. "As la esterilidad del marxismo uruguayo para decir nada sobre el pas, salvo elcaso reciente de Tras. As, el idealismo jurdico romntico, de derecha o de izquierda, son losmodos uruguayos de suplir la ausencia de una poltica internacional real. El rasgo comn denativistas y ocenicos es que el Uruguay no era problema."Crucemos de nuevo el ro. No estamos en presencia de una situacin parecida? Si lafalsificacin de la historia oficial, presentando la Argentina como un conflicto entre la civilizacin yla barbarie, ha desestimado el conflicto entre lo nacional y lo extranjero desde que el objeto de lahistoria no es la Nacin sino la civilizacin, la izquierda, como tampoco tiene en cuenta lo nacionalcomo causalidad histrica, produce el mismo conformismo que en el Uruguay con la historiaoficial. Esta vez para que la historia del futuro dependa exclusivamente de la causalidad externa,generando un escapismo que tiene las misma races anti-nacionales que, naturalmente, rehuye laconstruccin propia para trasladarla al escenario de la civilizacin. Por donde vienen a ubicarse,como sus cofrades de la otra banda, en un balcn sobre el mundo que es donde se opera la historiaidealizada.Pero un balcn no es una puerta por donde entra y sale lo propio y lo ajeno, sino un puestode observacin donde se espera que fuera se resuelva lo que hay que resolver adentro, cosa que leconviene a los que ya adentro lo tienen resuelto. De aqu la coincidencia cuando el pas real intentasus propias soluciones y a su manera.13En tren de clasificacin, la zoncera de Civilizacin y barbarie es una zoncera intrnseca, porqueno nace del falseamiento de hechos histricos ni ha sido creada como un medio aunque despusresultase el medio por excelencia, ni se apoya en hechos falsos. Es totalmente conceptual, unaabstraccin antihistrica, curiosamente creada por gente que se crea historicista, como sntesis deotras abstracciones.Plantear el dilema de los opuestos Civilizacin y barbarie e identificar a Europa con laprimera y a Amrica con la segunda, lleva implcita y necesariamente a la necesidad de negarAmrica para afirmar Europa, pues una y otra son trminos opuestos: cuanto ms Europa mscivilizacin; cuanto ms Amrica ms barbarie; de donde resulta que progresar no es evolucionardesde la propia naturaleza de las cosas, sino derogar la naturaleza de las cosas para sustituirla.Para el que ha ledo Los profetas del odio y la yapa al hablar de esta zoncera no hago ms queresumir conceptos all expresados, pero es necesario reiterarlos en este libro por lo que se ha dichode la maternidad de todas las zonceras. La aceptacin de sta hace posible la vialidad de las otras,cosa que se ir viendo a medida que se trate cada una.Empezaremos por aquellas que por considerarlas hijas mayores van en este captulo: la quese refiere al espacio y es la de que "el mal que aqueja a la Argentina es la extensin". La otra es laautodenigracin que va implcita en la consideracin de lo humano propio como barbarie.14DE LAS HIJAS MAYORES DE "CIVILIZACIN Y BARBARIE"A) Zonceras sobre el espacio.B) Zonceras sobre la poblacin.A) ZONCERAS SOBRE EL ESPACIOZoncera N 2"EL MAL QUE AQUEJA A LA ARGENTINA ES LA EXTENSIN"Fue tambin Sarmiento quien enunci esta zoncera que est en el primer captulo deFacundo. Veremos, al considerarla, que ella estaba vigente, como la de Civilizacin y barbarie, antesque Sarmiento le diera forma literaria, pues ya rega el pensamiento de directoriales y unitarios. Esque Sarmiento tena ms talento que los otros y supo sintetizar en "principios" el sistema mental delos anteriores unitarios de los que lo separaban slo estilos y modales, cosa que l mismo destactalentosamente en su descripcin del unitario clsico. Difera de ellos, ms que en el fondo, en esode ser a "la que te criaste", a pesar de doa Paula, que lo quiso sacar modosito, y de l mismo, encuanto se propuso ya lo veremos como nio modelo.Recordemos en obsequio de esta zoncera que un rey de Francia se deshizo del Canadconsiderndolo un simple montn de nieve, y que los norteamericanos, que ahora se afanan porasegurar su dominio en el rtico, rechazaron humorsticamente por boca del Presidente Taft elPolo Norte que les ofreca su descubridor, Peary.No es un hecho excepcional que un pas haya renunciado o negociado un territorio, peroesa poltica ha estado siempre dictada por motivos circunstanciales. En ningn pas ha regidocomo principio que la extensin en s se considere un mal: por el contrario, el principio ha sido elinverso, pues el mal consiste en la falta de extensin.Desde Alejandro hasta Hitler con su "anchluss", pasando por el Imperio Britnico, laEspaa donde no se pona el sol y el destino manifiesto de los norteamericanos, todos los pases hantendido a ampliar su espacio. Y no slo los Imperios, pues los dbiles siempre afirmaron suirredentismo de lo perdido; as Italia con su Trento y Trieste, ahora los rabes con lo suyo y con losuyo los israeles, los griegos en Chipre. Y volviendo a los Imperios los rusos comunistas comolos rusos zaristas con la Mongolia y la Manchuria, en su marcha hacia los estrechos y lasfronteras de la India, y los chinos con el Tibet..., y Andorra y San Marino con algunas casas de lavecindad.Slo nosotros, los argentinos, hemos incorporado la idea del achicamiento como un biennecesario en nuestra poltica territorial. Relacionad esto de que "el mal que aqueja a la Argentina esla extensin" con lo de "la victoria no da derechos" o lo de "la libre navegacin de los ros" quevendr ms adelante, y percibiris toda una poltica cultural de indefensin, de incapacidadintelectual para concebir la grandeza sobre la base de pueblo y territorio y sobre un conceptotradicional de soberana.11 Es interesante constar la opuesta actitud del periodismo de la Argentina y el de los pases vecinos. Cualquier actitud afirmativa de nuestrasoberana provoca inmediatas imputaciones imperialistas en el periodismo de los vecinos, que no hayan su rplica en el nuestro. Fuera de quetodo esto comprueba la existencia de una poltica anti-argentina dirigida desde el exterior, y unificada por encima de los limtrofes, este silencio delperiodismo local, por lo menos para contestar las imputaciones de sus colegas, revela adems de que est bajo la misma direccin, la actitudcorrespondiente a la zoncera que comentamos. As, por ejemplo, desde 1955 cualquier movimiento de la flota o la gendarmera dentro de nuestrasaguas o territorio es una actitud imperialista de los gorilas". De 1945 a 1955 las mismas cosas eran actitudes imperialistas del peronismo.Tambin interesa sealar frente a estas dos posiciones de la prensa chilena, que mientras los "gorilas" en pocas del peronismo, se hacan eco deesos disparates hostiles al pas, los reproducan y hasta difundan los libros de los profesionales agentes de la inculpacin, como un tal Magnet,ampliamente conocido y financiado, aqu los peronistas nunca han utilizado esos a taques del pas como pretextos.Una de dos: o los peronistas tienen mejor conciencia nacional porque han superado la zoncera, o los otros utilizan la zoncera conmalicia. Yo creo que es lo primero por la evidente superioridad intelectual del Comn sobre lo que se llama "intelligentzia".15Oh, s! Gastad en aviones, en tanques, en cohetes, en formaciones militares y navales, peroal mismo tiempo sembrad estas zonceras y habris comprobado la indefensin que se nos crea, laincongruencia de toda poltica nacional cuando sta reposa en la previa derrota sembrada en elespritu de los defensores, por la escuela, la universidad, el libro, las ctedras, la radio, la televisiny los propios institutos militares, navales y aeronuticos, que comienzan por subestimar el propioterritorio.Entonces comprenderis que un Vicepresidente de la Repblica, Julio A. Roca, haya dichoque "la Argentina forma parte virtualmente del Imperio Britnico", y que otro Presidente, elGeneral Aramburu, haya sostenido que el imperialismo no existe en la Argentina, en un mundoconmocionado por las fricciones recprocas entre los imperios o de los imperios con los pasesdependientes. Cmo puede comprender las formas sutiles de la poltica moderna de derogacinde la soberana quien profesa la grosera y elemental aceptacin de la disminucin de territorio ypueblos por la aplicacin sistemtica y reiterada de esta zoncera? 2De esta zoncera en adelante se le ensea al argentino a concebir la grandeza slo comoexpresin econmica, cultural e institucional, pero se le sustraen las bases objetivas, el punto deapoyo necesario que es la tierra y el pueblo argentino. Intilmente buscaris en el mundo un pasque profese tal principio. Tal vez en Babia. Somos babiecas los arg entinos?Alguien ha pretendido que Sarmiento slo se propona en esta zoncera sealar lasdificultades materiales que la extensin implicaba, tal vez olvidando que expresamente l iniciabael achicamiento excluyendo la Patagonia de nuestro espacio.Pero el sanjuanino tena por delante el ejemplo de los Estados Unidos, modelo al que seremita constantemente. Y qu era la extensin de los territorios del Ro de la Plata porcomparacin del que buscaron como suyo los del modelo? A principios del siglo XIX aqullos eranpobladores de apenas una estrecha faja sobre el Atlntico y el Golfo de Mxico, y fue cuando en el"Destino Manifiesto" afirmaron su voluntad de expresin; las dificultades eran mucho mayoresporque se trataba de territorios que haban descubierto y colonizado franceses o espaoles ymuchos de los cuales formaban parte de Mxico. As, mientras el modelo iniciaba la "marcha haciael Oeste", conquistando lo ajeno, los imitadores practicaban el repliegue recordad el trmino porlo que viene despus en todos los rumbos para achicar el espacio heredado por los argentinos.Tal contrasentido no puede explicarse simplemente por el soborno, por la debilidad o porfalta de patriotismo. Slo en el dilema de Civilizacin o barbarie encontraremos una explicacincongruente de este achicamiento querido y buscado.3Lo importante no era constituir un pas segn las leyes de la naturaleza y la historia, sinorealizar la civilizacin.42 Y este Roca era hijo del otro, que salv la Patagonia. Pero ste fue "ms educado". Por eso?...3 Sarmiento en "Crnica", 11 de noviembre de 1849, Santiago de Chile, dice:"Es preciso reconcentrar sus fuerzas en poco espacio para tener poder, es preciso aumentar la poblacin para ser fuerte y entoncesimponerle la ley a los vencidos". La consecuencia es que haba que dejarse vencer para poder ser vencedores despus, principio que no seconcilia muy bien con la zoncera de que la victoria no da derechos, pero que sirvi para achicar el pas y ofrecerle la Patagonia a Chile.Y esta imagen de Sarmiento imponiendo la ley a los vencidos a los pases cuya separacin promoviera cmo se concilia con elSarmiento que nos han vendido?Esta cita la trae Rojas en El Profeta de la Pampa, mostrndolo como contrafigura de Rosas, quien hubiera dicho, siempre segn Rojas:"Es preciso conquistar Tarija, Magallanes, Montevideo y Paraguay."Pero en el caso de Rosas se trat de no perderlos; en el de Sarmiento, de conquistarlos despus de haberlos perdido deliberadamente,pues se trata de una estrategia: retroceder para avanzar despus. Cun do, cmo y por qu?Rosas era el "imperialista" argentino, como lo ser despus otro, simplemente porque se opone a otros imperios. No acepta ladisgregacin como hecho definitivo, pero slo lucha para que no se ahonde y consolide y espera de la voluntad de los pueblos la unificacin en elinters comn. Sarmiento es el que habla de vencerlos despus de haber contribuido a crearlos a expensas del conjunto. Es que su sistema no essistema americano de don Juan Manuel, sino el europeo de los conquistadores. En ltima instancia achica para hacer Europa; despus de hechoEuropa en Amrica habr que hacer como Europa, conquistar que es el criterio que aplic Mitre en la guerra del Paraguay, pero con quistandopara los Braganzas.4 En Ejrcito y Poltica, la Patria Grande y la Patria Chica, hago un paralelo destinado a cotejar las dos distintas polticas territoriales y depoblacin que han presidido la conducta del Brasil y la Argentina, y digo:"En 1907 Euclydes Da Cuuha contempla el espectculo de la Argentina agrcolo-ganadera movindose en su progreso a un ritmoacelerado pero no le asusta el ritmo ms lento del Brasil, y dice: Lase la historia de la Confederacin Argentina despus de la fase tumultuaria dela Independencia y resultar, en ntido relieve, este contraste con la nuestra: nosotros tuvimos que formar en un largo esfuerzo de seleccin16Realizar la civilizacin era hacer Europa en Amrica, empresa tanto ms fcil cuanto msEuropa y menos Amrica fuera el espacio. As, disminuir la extensin resultaba desamericanizarse,fin perseguido, para reducirse al espacio apto para una rpida civilizacin europea. Estorbaban eldesierto, las montaas gigantescas, las selvas impenetrables, los ros indominables, mientras unaparcial extensin del territorio, la de la "pampa hmeda", ofreca la fcil perspectiva de una rpidacreacin de Europa en Amrica, o mejor dicho, de una prolongacin de Europa sobre ella.Achicar era reducir los obstculos geogrficos. Y era al mismo tiempo reducir losobstculos humanos.La pampa hmeda, escasamente poblada, no ofreca tampoco obstculos de poblacin a larpida europeizacin que haba de hacerse a travs del aporte inmigratorio. En cambio los pueblospreexistentes en el interior americano, espaoles, criollos, indgenas, mestizos, se resistan alcambio urgente que la creacin europea en Amrica les impona como una sentencia condenatoriade su destino y echaban el peso de su resistencia y de su inercia en la balanza del poder. As, a losobstculos geogrficos y culturales del trasplante europeo, se agregaban factores polticos,econmicos y sociales, que exigan romper el poder de stos apoyados en la gran geografaamericana en el momento histrico en que la revolucin industrial y el desarrollo de los mediosde transporte abran un horizonte ultramarino a los intereses litoraleos que miraban haciaEuropa.Veremos ahora, en sucesivas zonceras, cmo la desintegracin del territorio original fueacompaada de zonceras complementarias con que an contina justificndose la pedagogacolonialista, y sirven para mantener la desestimacin del espacio como factor bsico de la Nacin.Pasemos as a las zonceras que sirvieron y sirven para explicar cada una de lasdesintegraciones territoriales, por aplicacin del principio de que la extensin es un mal.5-6telrica el hombre para vencer la tierra; ella tuvo que transformar y vi talizar la tierra para vencer al hombre."Agrego que nosotros no decidimos por la urgencia achicando el espacio y sustituyendo al hombre, ellos se dedicaron a agrandar suespacio y a adecuar su hombre. Dos polticas opuestas, una de corto plazo y otra de dimensiones histricas. Nosotros nos dedicamos a hacer lacivilizacin contra la barbarie. Ellos se dedicaron a hacer el Brasil con civilizacin y con barbarie sobre la propia realidad. Ellos se movieron enmedidas concretas nacionales; nosotros en medidas conceptuales abstractas y municipales concretas.5- Vamos a comprobar cmo an ahora, acta subconscientemente el hbito de pensar segn esta zoncera.Est usted en su propio confesionario y slo ante usted mismo. Pregntese cmo reaccion cuando un grupo de muchachones, el "ComandoCndor", hizo su incursin a las Islas Malvinas o cuando vol hasta ella Miguel L. Fitzgerald: se sinti solidario con la aventura o slosimul sentirlo de dientes para afuera? O en realidad consider molesto el hecho?Pero vamos a objetivizar el test utilizando a un tercero.El Almirante Guzmn, que ostenta con el ttulo de Gobernador de la Tierra del Fuego, el de las Islas Malvinas, viajaba como pasajerodel avin al que el "Comando Cndor" oblig a desviar el rumbo.Conoce la ancdota?Mara Cristina Verrier, integrante del "comando", le pregunt al Almirante Guzmn:"Seor Gobernador de las Islas Malvinas, le gustara pisar en las mismas?""Sera mi sueo" contesta el Almirante."Le advierto que dentro de poco usted podr hacerlo, pues en este momento el avin pone rumbo a las Islas".El Gobernador sonri galantemente, pero dej de hacerlo cuando pudo comprobar que el avin se internaba mar adentro. Entonces sepuso serio... muy serio.Segn la informacin periodstica, el Gobernador se desprendi del cargo y lo pas al Comandante de la Nave. Lo positivo es que enningn momento intent un acto de posesin y jurisdiccin; por el contrario, y sin ninguna protesta formal, ni acto de afirmacin de su "imperium",desembarc en el territorio de su gobierno y tom relacin con las autoridades britnicas, como si hubiera descendido en la Luna o enTrapalandia.No pretendo dictar normas, pero se me ocurre que pudo tomar el mando del grupo y hacer la afirmacin que "los Cndores" pretendan,o cualquier otra cosa, pero de ninguna manera ratificar con su posicin pasiva la dominacin britnica. Y mucho menos quedar despus en elcargo de Gobernador de las Islas Malvinas que haba resignado de hecho al aceptar sin protesta los actos de poder del Gobernador britnico.Es cierto que de hacerlo hubiera comprometido su posicin oficial y tal vez su situacin en la carrera. Tal vez tambin hubiera tenidoque compartir la crcel con "los muchachones" del "Comando Cndor". Pero la vida es as, y los hombres, muchas veces, sin comerla ni beberla,se encuentran frente a la responsabilidad de la historia. El Gobernador Guzmn era adems Almirante y estaba obligado a jugarse en ella. Prefirisalvar su gobernacin y su retiro. All l. Adems, ningn colega le pi di el "famoso tribunal de honor".Pero olvidemos la gobernacin y el grado, circunstancia calificante. Considermoslo como si se tratara de un simple ciudadan oargentino.Entonces la nica explicacin que surge de su conducta es esa desaprensin inculcada en el argentino de que nuestra reivindicacinde las Malvinas es slo cosa formal, de dientes para afuera, porque se trata de un territorio ms en un pas al que le sobra territorio, tanto que suextensin es un mal.Pes la zoncera en su conducta?17Es la nica explicacin.Quiere usted hacer un test?Propngale a esta gente de la "intelligentzia" de izquierda a dere cha, la hiptesis de una guerra por un motivo territorial, o cualquier otrode soberana. La rechazar indignado, cuando no se reir frente al despropsito.Y sin embargo este sujeto, pacifista hasta la mdula, es el mismo tipo que en las dos grandes guerras del siglo ha exigido queabandonsemos nuestra neutralidad e interviniramos en las mismas, y an hoy est dispuesto a ver con complacencia el envo de fuerzasnacionales al exterior para la defensa de la "civilizacin occidental". O se opondr, pero en este ltimo caso por razones ideolgicas, tampoconacionales. Simplemente porque simpatiza con los otros.Esa es la mentalidad de Civilizacin y barbarie, que excluye todo motivo nacional porque lo nacional para l es lo ideolgico, lo institucional,pero referido siempre a su modelo. El pas suyo, su patria o la razn de motivos formales ajenos a su ser geogrfico, humano y su destinopropio. Lo estamos viendo con relacin al espacio; en el captulo II lo veremos con relacin al hombre.6 Conviene tener presente que al momento de la Independencia, el grueso de la poblacin estaba radicado de Crdoba al Norte y mirando aPotos, que era su centro econmico. No slo era ms numerosa la poblacin, sino que ms fuertes los elementos culturales espaoles, ind genasy mestizos correspondientes a la barbarie. Esto explica la idea de Belgrano de construir una monarqua incaica, porque atenda a la realidad delmomento, y a la necesidad de atraer las masas ms nume rosas y que adems eran las que libraban de Tucumn hasta la frontera con el Perla guerra ms dura y encarnizada, que ahora se ha borrado de nuestra historia conforme a los fines de la falsificacin 1. La idea de Belgrano eradiscutible, pero no pueril, como nos dicen ahora para complementar la imagen de don Manuel como un "buenazo" con todas las implicancias dezonzo que ello apareja, y que es la que nos dan desde la escuela.Al falsificar la historia se falsifica la geografa hacindonos confundir la actual, que es lo que se salv de Civilizacin y barbarie, con lade ese momento. Su lmite Norte no estaba en la Quebrada de Humahuaca ni en el valle de Orn, sino en el lago Titicaca. El pas de entoncesbajaba de Potos a Crdoba, recostndose hacia la cordillera en Catamarca, La Rioja y Cuyo y abrindose apenas unas leguas al Este deSantiago del Estero. Crdoba era la cintura donde se apretaba en un ancho de pocas leguas entre la frontera del indio que fluctuaba de RoCuarto a Melincu y la frontera tambin india que desbordaba el Salado del Norte para subir por Santa Fe y enlazar con el pas del litoral en laMesopotamia, la Banda Oriental y gran parte del Ro Gran de y caer hacia el Sur hasta las costas del Salado bonaerense.Las nuevas condiciones, con la incorporacin de las pampas al mercado mundial van a determinar un nuevo equilibrio en que el Litoralpasar a primer plano, y esto est en la inercia de los acontecimientos. Pero la civilizacin quiere ganar tiempo al tiempo, lo que es legtimo si laurgencia no es contra natura. Otra cosa es cuando se la quiere crear artificialmente y se sacrifica el equilibrio para romperlo a favor de unaconstruccin ideolgica, que es lo que se hace.Se pierde espacio para ganar tiempo, pero en el tiempo corto. En el tiempo largo lo as construido y que ha contrariado la geopolticaque cre el Virreynato termina por hacer sentir los efectos de la destruccin, no slo de las posibilidades del gran pas de todos sino de los queresultaron de la disgregacin. Porque as Bolivia en realidad son dos pases el del trpico, bajo y vegetal, y el de la alta montaa mineral con suspoblaciones distintas e incomunicadas que se articulaban antes por la Quebrada de Humahuaca y Orn, en la economa general de un pasgrande con todos los recursos. Igual ocurri con la Banda Oriental que, desprendida y aislada de la unidad donde se integraba, result lo queestamos viendo: un pas en que, pasado el inters de quien promovi su formacin, se encuentra con las vas naturales de su expansin cerradasy con la responsabilidad dramtica de ser, como dice Methol Ferr, la piedra clave de la bveda con que la poltica britnica arm lo heterogneosobre la destruida homogeneidad platense.1- Nota de nota: Manuel Jos Corts en su Ensayo sobre la Historia de Bolivia nos dice: No hay en el Alto Per, ciudad aldea, bosque, nimontaa en que la sangre americana no haya corrido mezclada con la sangre espaola. De ms de cien caudillos que se levantaron, slo dostomaron partido por los espaoles, y slo nueve sobrevivieron a la guerra de la Independencia: todos los dems perecieron, unos en el patbulo yotros en el campo de batalla. Se los ha borrado de nuestra historia como si pertenecieran a una historia ajena en la maliciosa poltica histrica quea ms de justificar la disgregacin quiere que se olvide el hecho que sealo: que la guerra ms dura de la Independencia fue esa que ya no es denuestra historia.18ZONCERAS COMPLEMENTARIAS DE LA ZONCERA"EL MAL QUE AQUEJA A LA ARGENTINA ES LA EXTENSIN"Zoncera N 3I) "Lo que conviene a Buenos Aires es replegarse sobre s misma"Ya advertimos que Sarmiento no haba acuado sus zonceras cuando ya se las ejecutaba.Esta zoncera del repliegue (para achicar la extensin) la dijo Rivadavia en la Sala deRepresentantes, como Ministro de Buenos Aires, fundamentando la negativa a proporcionar laayuda que San Martn reclamaba para terminar su campaa libertadora. (Mabragaa, Los Mensajes,1 de mayo de 1822). Lo dijo en los trminos que van como ttulo.Precisamente, replegarse significaba achicar el espacio, y achicarlo para facilitar lacivilizacin, como se ha dicho.En cuanto comenzaron las dificultades revolucionarias unas veces de orden estratgicopero muchas ms de orden poltico-social los civilizadores se plantean el conflicto entre lacivilizacin Europa y la realidad Amrica, a la que llamaron barbarie.Reiteramos lo dicho anteriormente: achicar el pas a las medidas de la pampa hmedaimplicaba crear las condiciones ptimas para una rpida europeizacin. Mantenerlo en lascondiciones preexistentes de extensin, implicaba asumir una tarea de mayores dimensiones y quese oponan a esa urgencia civilizadora.Haba adems que terminar la guerra rpidamente, por la guerra misma, y tambin porquela guerra pona en presencia activa a las masas americanas que, con su barbarie, obstaculizaban elproceso civilizador. Achicar la geografa era achicar su presencia.En un principio la concepcin de Mayo fue americana, pero cambi en muchos dirigentesdespus de la separacin del Paraguay y las derrotas del Alto Per. Estos grupos buscaronentonces diferentes soluciones: desde el perdn espaol al establecimiento de tronos extranjeros, odirectamente el protectorado britnico, porque para ellos la independencia dej de ser el objetivo,reemplazado por el civilizador. Esto genera una crisis en la revolucin entre los que persiguenobjetivos americanos y los que persiguen objetivos europeizantes. Los primeros tendern a laintegridad del espacio, los segundos a su reduccin.Esta diferencia de apreciacin sobre los fines revolucionarios es la que provoca la crisis dela Logia Lautaro. Ya en Chile, en Rancagua, el ejrcito libertador se ha independizado de quienespretenden detenerlo, ratificando la "desobediencia" de San Martn.Como ya se ha dicho, dejemos, pues, de pensar en el soborno o la flojedad de unos, en laentereza o el valor de otros, factores concurrentes y humanos completamente comprensibles perono decisivos.El conflicto de Civilizacin y barbarie, est ya planteado y aqu se trata de su aplicacin alespacio.San Martn expresa en ese momento la vocacin ameri cana.En Tucumn traz una nueva estrategia que se opone a la pasiva de la defensa del Norte,que definitivamente abandonaba el Alto Per. Primero Chile, despus Lima, y una vez cortadas lascomunicaciones ultramarinas de los ejrcitos realistas, el movimiento de pinzas hacia el Alto Peren combinacin con las fuerzas del Norte argentino a cuyo cargo ha quedado Gemes, como elbrazo meridional de la pinza.Para el cumplimiento de esta segunda parte de la operacin, ya cumplida la primera, SanMartn reclama de Buenos Aires la ofensiva que parta del actual Norte argentino. Es cuando desdeLima lo enva a Gutirrez de la Fuente en demanda de esa ayuda. Es tambin cuando Rivadaviaacua la zoncera para negar el apoyo de Buenos Aires."Lo que conviene a Buenos Aires es replegarse sobre s misma", dice el partido anti-americano. Esdecir, impedir que la operacin planteada por San Martn se lleve hasta sus ltimas consecuencias.19Buenos Aires se repliega sobre s misma y pierde el Alto Per. Lo pierde consciente ydeliberadamente, conforme a aquello de que "el mal que aqueja a la Argentina es la extensin".Veremos despus cmo se ejecuta esta poltica que se disimula a travs de otras zonceras, que sonlas que siguen.Ms explcito an el siniestro Manuel Jos Garca dice en la Cmara de Representantes que"al pas le era til que permaneciesen los espaoles en el Per" (Busaniche, Historia Argentina, pg.436, ed. Hachette). Este Garca ser el mismo agente de Rivadavia que pacta la entrega de la BandaOriental al Emperador del Brasil.20Zoncera N 4II) El misterio de GuayaquilAhora pensad en San Martn en Lima teniendo que ultimar la guerra de la Independencia eimpedido de completar su estrategia de pinzas por la poltica de Rivadavia definida en la zonceraanterior: "Lo que conviene a Buenos Aires es replegarse sobre s misma".No olvidis tampoco cmo entre rivadavianos y peruanos desafectos le han anarquizado elejrcito, mientras el Almirante Cochrane le subleva la escuadra1.La poltica americana de San Martn entra en conflicto con la poltica de achicamiento queparalelamente a la inglesa, tiende a disgregar el continente y an el Virreynato del Ro de la Plata.Ya no est en condiciones de cumplir su objetivo integralmente americano y busca la ayuda deBolvar que est en el mismo plano.As se produce la entrevista de Guayaquil en que los dos libertadores hablan sin testigos.Cul es la consecuencia lgica de la entrevista?Que el ms fuerte en ese momento asuma el mando y que el ms dbil debilitado por latraicin a sus fines americanos lo ceda, precisamente para no traicionar esos fines.La grandeza de San Martn lo hace adoptar la actitud que corresponda a ella, haciendo loinverso de los rivadavianos: no comprometer la suerte de Amrica ni siquiera por su propia gloria.Eso es todo.Dnde est, pues, "el misterio de Guayaquil", la zoncera constantemente reiterada?El nico misterio es ste que se haya hecho un misterio de un hecho evidente, enturbiandola cuestin con una pequea e interminable polmica de dimes y diretes cuyo propsito ltimo esahondar las diferencias entre americanos, justamente lo que San Martn quiso impedir con suaustero silencio. He ah como hay otra traicin a San Martn, es decir a su causa americana, en estode repicar con el "misterio".La zoncera del misterio de Guayaquil persigue, an ahora la misma finalidad disgregadoraque oblig a la entrevista de Guayaquil, porque sobre la base de supuestas pequeasdesinteligencias entre los dos libertadores se intenta olvidar su coincidencia bsica que es la de launidad americana. Y por otro lado, distraer la atencin del conocimiento de las traicionesantiamericanas de Rivadavia y los suyos que son las que obligaron a San Martn a retirarse.Pero la entrevista de Guayaquil signific la prdida definitiva del Alto Per.Porque lo quiso Bolvar? No!; porque lo quisieron los rivadavianos en su poltica deachicamiento civilizador.Vamos a verlo 2-3.1 La insubordinacin de Cochrane suele explicarse por la inconducta del Almirante, que por otra parte habra entrado al servicio de Chile, despusde ser "radiado" de la marina britnica por motivos de digni dad. La explicacin, agraviante para Cochrane, es un pretexto para ocul tar la poltica deGran Bretaa con la inconducta del Almirante.Las fotografas que se acompaan (ver imagen), prueban que el Almirante Cochrane est sepultado en Londres en la Catedral deWestminster, donde slo van Ias grandes figuras del Imperio, y en lugar importante y destacado. Podis ver la lpida cuya inscripcin tenisdelante de los ojos y veris que no es la que corresponde como el lugara la versin corriente, sino la que conviene para un personajehistricamente reverenciado. Lo curioso es que no se den noticias de este hecho ni a travs de las historias, ni las informaciones periodsticas, nide los diplomticos. Ni siquiera de los turistas que han pasado por esa Catedral. Es evidente que este silencio que como se ve no lo hacen losingleses, va unido a todos los silencios destinados a ocultar la decisiva intervencin imperial en nuestra poltica, y en este caso, de los factoresdeterminantes del "Misterio de Guayaquil".2-3 Es curioso que Alberdi le haga un cargo a San Martn en este particular. Es cuando hace la crtica a Mitre historiador. El cargo con siste endecir que San Martn "empez la campaa y la dej al empezar. Digo empezar porque no slo faltaba todava libertar el Sur del Per, sino el Nortedel Plata, que deba ser el norte y el objeto principal de la campaa cuando se retir del ejrcito". Alberdi ataca a Mitre pero encubre a Rivadavia,que es el autor de ese retiro, seguramente en funcin del pasado comn en que ambos, Mitre y Alberdi, han sido continuadores de aqul en lapoltica del achicamiento, que el segundo cultiv hasta la guerra del Paraguay.3 Esta es la situacin de San Martn: "El ejrcito combinado de chilenos y argentinos se desmoraliz en aquella tierra lo bastante para que no sepudiera esperar de l cosa de provecho..." (Antonio Jos Irisarri, Historia crtica del asesinato del Gran Mariscal de Ayacucho. Ed. Casa de lasAmricas. La Habana). Jorge Abelardo Ramos, Historia de la Nacin Latinoamericana, ed. Pea Lillo, 1968, que trae la cita, nos dice que el motepuesto a San Martn era el de Rey Jos; su ministro Bernardo Monteagudo era acusado de "mulato", "sibarita", "ladr n" por la infatuada canalla delmarquesado criollo. Sumad esto a la negativa de Rivadavia de todo apoyo en el Norte del Plata y la sublevacin de Cochrane y comprenderisque San Martn no puede ser ms que un mero auxiliar de Bolvar en plena marcha triu nfal y con un ejrcito poderoso y disciplinado.21APLICACIN PRCTICA DE LA ZONCERA DE QUE"EL MAL QUE AQUEJA A LA ARGENTINAES LA EXTENSIN"Haba venido a visitarme Ren Orsi, que vive en La Plata y me coment:"No le parece un poco fuerte afirmar que el achicamiento del pas fue deliberadamentebuscado por tantos supuestos prceres?"."Usted duda de ello?" le pregunt.Y entonces me dijo:"Yo no; estoy ms seguro que usted. Pero hablo del lector desprevenido a quien depronto usted le arroja estas verdades a la cara, que contraran todo lo que le ensearon, todo lo quehan ledo, todo lo que le recitan. Vyase por casa el sbado y ver usted documentacin".Es as como escribo esto despus de matear largo en una casa de tres patios en un apaciblebarrio platense. Y de andar con mate y libros de la biblioteca a la sombra de las enredaderas, y dela sombra de las enredaderas a la biblioteca. Y entreverando los temas con Estudiantes de La Plata(Cmo evitarlo en pleno Campeonato Mundial?).Orsi est terminando su Historia de la Disgregacin Rioplatense y me arrim estos datos comoquien arrima lea al fuego. Yo estaba caliente cuando empec a verlos y termin hirviendo. Puedeser que el lector, que apenas estar tibio, termine por calentarse, porque todo esto parece increble.Ms increble cuando, como en mi caso, no se cree ni en el soborno ni en la corrupcin, sino en esadeformacin mental que es la base implcita de Civilizacin y barbarie o de Pars en Amrica, segn sela quiera llamar. Es decir, en la zoncera.Vamos por orden:I. La separacin del Alto Per.a) Rivadavia, como Ministro de Las Heras, comisiona al General Arenales para que entreviste aOlaeta, el ltimo jefe espaol, y le proponga la secesin de las cuatro provincias del Alto Per.(Correspondencia diplomtica de los EE. UU. recopilada por Williams R. Manning, tomo I, partesegunda, pg. 756, donde corre el oficio de John Forbes, encargado de negocios de los EE. UU. enBuenos Aires, al Secretario de Estado mster Henry Clay).b) Cuando el General Sucre convoca a una Asamblea para decidir sobre el destino de lasprovincias altoperuanas, Bolvar se le opone y le dice as:"Ni Ud., ni yo, ni el Congreso mismo del Per ni de Colombia, podemos violar las bases delDerecho Pblico que tenemos reconocido en Amrica. Esta base es que los gobiernos republicanosse fundan entre los lmites de los antiguos virreynatos, capitanas generales o presidencias, como lade Chile. El Alto Per es una dependencia del Virreynato del Ro de la Plata...". "Llamando Ud. a estasprovincias a ejercer su soberana, las separa de hecho de las dems provincias del Ro de la Plata".(Simn Bolvar, Obras Completas, T. II, pgs. 83 y 84, oficio del 21-2-1825). Dos das despus Bolvaroficia a Santander y dice: "El Alto Per pertenece de derecho al Ro de la Plata", (ib., Id., T. II, pg.98, oficio del 23-2-1825). Ante esta actitud, Sucre, que se apoya en el visto bueno de Buenos Aires,deja sin efecto la convocatoria y dos das ms tarde oficia al Gobernador de Buenos Airesinformndole que piensa retirarse con sus fuerzas del Alto Per. (Asambleas ConstituyentesArgentinas, recop. Emilio Ravignani, T. I, pg. 1304).Como se ve, son los rivadavianos los que han resuelto "perder" el Alto Per, confirmandola decisin con que se neg apoyo a San Martn en la campaa sobre el mismo. (Lo que conviene aBuenos Aires es replegarse sobre s misma, Mabragaa, Los Mensajes).La voluntad de achicar el pas ha fracasado frente a Olaeta y frente a Sucre. La terceraser la vencida.c) Con el pretexto de buscar el apoyo de Bolvar (guarde usted lector, memoria de esto paracuando se trate de la Banda Oriental) en la guerra contra el Brasil, en 1825, son comisionados porBuenos Aires el General Alvear y el Dr. Miguel Daz Vlez para ofrecer los territorios del Alto Perpara la nueva Repblica de Bolivia.22Ya se ha visto cul es el pensamiento de Bolvar claramente expresado; ha hecho todas lasoposiciones posibles. Bolvar ahora no tiene ms remedio que aceptar, pero an en ese momento,quiere salvar con una irona sus escrpulos.Ofrece una recepcin a los delegados de Buenos Aires y all dice que brinda "por elCongreso de las Provincias Unidas del Ro de la Plata cuya liberalidad de principios (el mal queaqueja a Argentina es la extensin?), es superior a toda alabanza, y cuyo desprendimiento conrespecto a las provincias del Alto Per es inaudito".Inaudito!, he all la justa calificacin. V. Ernesto Restelli. "La Misin Alvear-Daz Vlez".Publicacin del M. de R. Ext. J. S. Busaniche, "Bolvar visto por sus contemporneos".II. La separacin de la Banda Oriental y las Misiones Orien tales.Veamos cmo tambin fue deliberada y reiteradamente buscada la prdida de la otrabanda.Artigas defini desde el primer da su voluntad rioplatense ("Proclamas del 11 de abril de1811 en Mercedes y del 5 de abril de 1813 frente a Montevideo". Archivo Gen. de la Nacin. Div.Nac. Gob. 181111813. S.I.A. 5o, 5), y explcitamente lo reitera en lo firmado en el Paso de Beln,donde dice que "la autonoma provincial no debe entenderse como independencia nacional". Art.4o del Plan (A.G.N. "Tratados con Artigas y las Autoridades artiguistas del Litoral"). Lo establecetambin despus de la liberacin de Montevideo y rendido Vigodet. (A.G.N., "Documentosfirmados en el Fuerte de Montevideo el 9 de julio de 1814, que Artigas ratifica en su CuartelGeneral el 18 de julio de 1814).A pesar de esto el General Alvear ofreci a Artigas, por intermedio de Nicols de Herrera,la segregacin de la provincia Oriental y el reconocimiento como entidad definitivamenteemancipada, que Artigas rechaz terminantemente. Este ofrecimiento se reitera poco tiempodespus por intermedio del Coronel Elas Galvn. Insiste an ms Buenos Aires, y reunido elCongreso de Oriente, instalado por Artigas en el Arroyo de la China, hoy Concepcin delUruguay, llegaron a Paysand el Coronel Blas Pico y el Dr. Bruno Rivarola, quienes le ofrecen, ennombre del Director lvarez Thomas, lo que sigue:"Buenos Aires reconoce la independencia de la Banda Oriental del Uruguay renunciando a losderechos que por el antiguo rgimen le pertenecan". (A.G.N., Documentos firmados en el CuartelGeneral de Paysand el 18 de julio de 1815).Esta es la respuesta de Artigas a la proposicin que lleva la misma fecha y que dice:"La Banda Oriental del Uruguay entra en el rol para formar el Estado denominadoProvincias Unidas del Ro de la Plata... La Banda Oriental del Uruguay est en el pleno goce de sulibertad y derechos; pero queda sujeta desde ahora a la Constitucin que organice el CongresoGeneral del Estado legalmente reunido, teniendo como base la libertad". (A.G.N., Documentossuscriptos por Artigas).Artigas, ni consider la contrapropuesta: "Llenndose de sorpresa, se lo comunica al Directorlvarez Thomas al ver lo que le ofrecieron en contestacin". (A.G.N., Oficios del 18 de julio de1815).Sorpresa, dice Artigas, como diez aos despus Bolvar dir inaudito. As sigue siendo:sorpresa, al enterarse; inaudito, al juzgarlo. Es que "el mal que aqueja a la Argentina es laextensin" y hay que achicar.Entre tanto, los portugueses han invadido la Banda Oriental, donde permanecern diezaos con el tcito acuerdo de Buenos Aires.Luego, al producirse la independencia del Brasil, coyuntura excepcional pues las fuerzasocupantes estn divididas entre portugueses y brasileos, los portugueses de Montevideogestionan ante Estanislao Lpez que este caudillo pase a la Banda Oriental con sus fuerzas. Qusupone usted que hace Rivadavia? Lo enva al General Soler como mediador entre portugueses ybrasileos!Pero, enseguida la victoria de Ayacucho obliga a Buenos Aires a apoyar a Lavalleja y sus 33Orientales, cuya campaa ha sido preparada y financiada por Rosas y sus amigos.23Ya en guerra con el Brasil, ha llegado el momento de que Bolvar cumpla la promesa enfuncin de la cual se pretext la prdida del Alto Per1. En la zoncera siguiente veremos cmo secumpli. Pero no por culpa de Bolvar sino a la inversa: por los que haban producido el "inaudito"hecho con el pretexto de la posible guerra con el Brasil.1 El cnsul norteamericano en Buenos Aires, John Murray Forbes escriba a Adams, secretario de Estado: "Esta ciudad recibi loca de alegra lams importante noticia del Per que jams haya conmovido el corazn de este pueblo... Salvas de artillera en el puerto, fuegos de artificios portodos lados y acordes musicales por todas las bandas, acompaados por aplausos y cantos patriticos de centenares de ciudadanos, por todoslos mbitos de la ciudad". Pero agregaba: "Hay personas de alto rango que han recibido la gloriosa noticia con reacciones equvocas,consternados por el anuncio de los patriotas de una prxima visita del gran regenerador...". Poco tiempo antes los rivadavianos haban logradoque San Martn abandonara el pas. El Den Funes escribe: "El General San Martn se halla aqu: es muy menguada la acogida que se le hahecho. Parece que el 15 de este se embarca para Lon dres llevando consigo a su hija".Ante el estado de la opinin no hubo ms remedio que acompaar a los 33 de Lavalleja en su victorioso levantamiento y aceptar la in corporacinresuelta por los orientales en el Congreso de La Florida. Esto llev a la guerra y la guerra a Ituzaing.24Zoncera N 5"OPONER LOS PRINCIPIOS A LA ESPADA"He aqu una zoncera que remacha las anteriores.En el momento decisivo en que la espada del vencedor de Ayacucho, conforme a loconvenido hubiera significado la victoria total sobre el Brasil y la reintegracin de la BandaOriental y las Misiones Orientales, Rivadavia, que como hemos visto ha cedido el Alto Per parabuscar tal alianza, la rechaza. La zoncera es de Mitre una de las tantas "frases histricas" deMitre, y fue pronunciada en el discurso de ste en la Plaza de la Victoria conmemorando elnacimiento de Rivadavia el 20 de mayo de 1880. (Ya veremos que este discurso es un nidal dezonceras que Mitre incubaba como el avestruz macho).Conviene transcribirla:"El Libertador de Colombia y redentor de tres repblicas se haba trazado su itinerariopoltico y militar desde las bocas del Orinoco y las costas del Pacfico hasta el estuario del Plata ysus ros superiores en el Atlntico, meditando subordinar a su podero las Provincias Unidas,conquistar el Paraguay y derribar el nico trono levantado en Amrica el trono que aflige alrepublicano Mitre es el de los Braganzas, con el que estbamos en guerra en la ocasin,remontando de regreso la corriente del Amazonas en su marcha triunfal a travs del Continentesubyugado por su genio".Por miedo al hipottico e imposible periplo de Bolvar, regresando con su ejrcito por elAmazonas, como en aquella aventura antigua de los maraones con Aguirre, o como la tentativafracasada del Coronel Fawcet ciento y pico de aos despus de Bolvar, los principios exigen perderla otra banda del Plata y el Uruguay.Qu principios?Uno solo: El mal que aqueja a la Argentina es la extensin. Tambin Mitre se aflige por elParaguay a cuya destruccin ir despus aliado con los Braganzas. Aqu tambin podemoscomprender el por qu de la hostilizacin a San Martn.Hubiera tolerado el hroe misionero, vencedor en la ltima batalla de la Independencia,los planes rivadavianos entre los que se inclua la prdida de las Misiones Orientales, es decir hastala disgregacin de su propia provincia natal? Y hubiera valido para el mismo el pretextoprincipista los principios contra la espada que se hizo valer contra Bolvar?Pero sin el aporte de Bolvar, por obra de los orientales que en el Congreso de la Floridahan ratificado la poltica de Artigas como integrantes de las Provincias Unidas y del ejrcitoargentino que cruza el Uruguay y de la escuadra, la guerra nos ha dado sus cartas de triunfo. Perode qu valen las batallas si la diplomacia juega en contra? Garca, Ministro de Rivadavia, convienecon el Emperador del Brasil la entrega de la Banda Oriental.Rivadavia se ve obligado a desautorizarlo, pero no puede esconder su responsabilidad ycae: pero su cada es tarda. Ahora aparece la mano escondida de Inglaterra que ha ganado aLavalleja para su plan. Este es que la Banda Oriental no sea ni argentina ni brasil ea1.1 En la siguiente zoncera se hablar con ms extensin de la intervencin inglesa de Lord Ponsomby y el plan britnico de que la Banda Orientalno fuese ni argentina ni brasilea sino el apostadero comercial y naval previsto en la poltica del Imperio durante el siglo XIX: domi nar los territoriosmediterrneos por el dominio de sus bocas martimas de salida del mercado mundial. El Emperador se resista y tambin Dorrego, que no erasobornable. Luis Alberto de Herrera cita lo que Ponsomby escribi a la corte de Saint James: "Es necesario que yo proce da sin un instante dedemora y obligue a Dorrego a despecho de s mismo a obrar en abierta contradiccin con sus compromisos secretos con los conspiradores y queconcierta en hacer la paz con el Emperador..." Encontr el modo de obligarle con el control britnico del Banco Nacional y los escasos directoresargentinos del banco que eran unitarios; se desechaban todos los pedidos de fondos del gobernador Dorrego, segn las Memorias del GeneralIriarte, tomo II, citas que transcribo de Jorge A. Ramos (op. cit.), que confirma el mismo Ponsomby ms adelante: "Yo creo que ahora el CoronelDorrego y su gobierno estn obrando sinceramente a favor de la paz, bastara una sola razn para justificar mi opinin: que a eso estn forzados...por la negativa de la Junta (del banco) de facilitarle recursos, salvo para pagos mensuales de pequeas sumas".As los poderes financieros constituidos por Rivadavia y los suyos y manejados por los ingleses obligaron a Dorrego a firmar la paz. Despus losmismos rivadavianos lo hicieron fusilar invocando la falta a que ellos lo haban obligado ante la imposibilidad financiera de sacar los frutos de lavictoria militar.25Por ahora lo dicho basta para documentar que por el Norte y por el naciente, hubo unapoltica continuada, que no fue de alto-peruanos ni de orientales, sino de los unitarios porteos. Esla poltica de que "el mal que aqueja a la Argentina es la extensin", hija del prejuicio de"civilizacin y barbarie" que se complementa con la idea de crear en Buenos Aires una ciudadhansetica, como lo era Montevideo ya. Una cabeza de puente con un destino europeo en Amrica.As queda bien claro que la disgregacin del virreinato fue producto de la suerte adversade las armas, ni de la voluntad de los pueblos que se disgregaban, sino el producto de unamentalidad ideolgica de dirigentes que sustituan los elementales principios que hacen a lagrandeza de las naciones, por las perspectivas que ofrecan los mitos econmicos y culturales delsiglo XIX, que adoptaban como pajueranos deslumbrados por las luces de la ciudad, einevitablemente condenados a que se les vendieran el buzn y el tranva. 2-32-3 2 En la misma arenga, refirindose Mitre al enfrentamiento de Rivadavia con Bolvar los principios con la espada, pondera tambin aRivadavia porque se ha negado a concurrir al Congreso Hispano-Americano de Panam propiciado por Bolvar, es decir, lo pondera porque seasla de Amrica. Esta poltica ser continuada en el orden diplomti co por la oligarqua liberal y sus adversarios de las otras ideologas.Cuando en ocasin de la primera Guerra Mundial 1914-1918 Yrigoyen afirm la neutralidad argentina y quiso apoyarse en una pol -tica conjunta hispanoamericana promoviendo lo que se llam "Congreso de Neutrales" para que "en los prximos tratados de paz no se decida denosotros como de los puertos africanos", tambin la pretensin fue ridiculizada por la "intelligentzia" por su retorno al principio ameri canista de SanMartn y Bolvar.Parta del mismo concepto Argentina-Europa, y la negacin de Argentina-Amrica. La permanente actitud de la diplomacia argentinacon respecto al panamericanismo de cuo yanqui, con una reticencia que lo trab siempre, era simplemente la proyeccin de la poltica inglesa.Esto explica que en la medida que el poder de Inglaterra es sustituido por el de los EE. UU., la oligarqua opte por una poltica panamericanista deEE. UU. para llegar a la O. E. A. ya toda la secuela de instituciones que relajan nuestra soberana. No juega en est e cambio una posturaamericana, sino una transferencia de poder que se opera del dominador antiguo al nuevo, que poco tiene que ver con el destino de nuestra Amrica,o mejor dicho mucho que ver con su no destino.3 Cunteme entre los zonzos. "Anche o sonno pittore". Para esa poca de la guerra (1914-1918) yo comulgaba con todas estas zonceras puesera un mocito pretencioso imbuido de las mismas. Lgicamente estaba en contra de la neutralidad de Yrigoyen y, por supuesto, contra suCongreso de Neutrales de "South Amrica". Quines ramos nosotros para saber lo que nos convena frente a los dictados de los pases rectorasde la civilizacin?Porque entonces la civilizacin los inclua a todos hasta a los rusos, que eran zaristas, coincidencia que tal vez pronto veremos denuevo la coexistencia mediante. Los que estaban marginados ocasionalmente eran los alemanes con su Kultur que parece que no pertenecaa Occidente. Pero esa es otra historia que ya veremos. Para esas fechas yo era un pichn de intelectual. Despus me vine abajo y ya llevo 40aos cayendo en la barbarie. Y todo por haber descubierto las zonceras que llevaba adentro!26Zoncera N 6"UN ALGODN ENTRE DOS CRISTALES"La Repblica Oriental del Uruguay fue inventada donde antes exista la Banda Oriental delRo de la Plata. Esta era una provincia, como Entre Ros, Santa Fe, Buenos Aires, o como RoGrande, segn los gustos. Era menos letrada que el Uruguay, como se ver si se compara Artigascon los Batle. Tambin si se compara el sistema poltico del caudillo con el Ejecutivo Colegiado,que no ser prctico, pero es de lo ms jurdico y adelantado. Por esto mismo del adelanto, losorientales se llamaban Gervasio, Nepomuceno, Aparicio, etc., y los uruguayos Washington, Nelsony as.Haba en aquella poca (antes de la invencin), dos clases de orientales: los provincianos deuna de las Provincias Unidas del Ro de la Plata (que eran ellos de las dems provincias y lasdems provincias de ellos, y no de los porteos, como queran los unitarios, que fue origen detodo) y los cisplatinos, que eran provincianos del Brasil.Los orientales, que eran peones, estancieros, soldados, chacareros, caudillos y artesanos,crean que el Ro de la Plata serva para unir. Los cisplatinos, que eran comerciantes del puerto ydoctores de Montevideo, crean que serva para separar.En el Brasil se consideraba brasileos a los cisplatinos, unnimemente, porque en el Brasilno haba unitarios, lo que daba unidad nacional. En Buenos Aires haba quienes considerabancisplatinos a los orientales. Eran los unitarios, porque los unitarios, como su nombre lo indica, sonpartidarios de la unin, como las viudas, que les dicen a los hijitos despus del entierro: "Ahoraque somos menos vamos a estar ms unidos". Y enseguida se ponen a buscarles un padrastro.Los unitarios tenan, adems de las razones inglesas, las propias para desear que losorientales fueran extranjeros: ms que razones propias, razones de casa propia, como se viodespus con las dos "tiranas sangrientas".El autor de la zoncera que comento fue Lord Ponsomby.La dijo despus que invent la Repblica Oriental del Uruguay. Despus que los brasileoshubieron peleado convenientemente con las Provincias Unidas de los dos lados del Ro de la Plata;es decir, cuando los dos equipos no daban ms, se puso de referee, y dio fallo salomnico. Queninguno de los dos era local, como pretendan ambos, y que la Banda Oriental era cancha neutral.Es sta una explicacin perfectamente comprensible en un ambiente olmpico.Tal vez esto de inventar una nacin resulte molesto para los inventados y provoque laprotesta de las tas viejas y solteronas.Nos han enseado que lo hacan Alejandro y los Romanos. Que Carlomagno lo hizo portestamento, y todos los reyes por razones dinsticas. Y despus las repblicas por razonesrepublicanas. Que lo hicieron despus de la Primera ltima guerra en Versalles, y que lo hicierondespus de la Segunda ltima guerra en Yalta. Y la comprendemos hasta en el Congo, por msnegro que se vea todo.Pero en el Ro de la Plata no!!! Aqu nos hemos degollado entre unitarios y federales, entrecolorados y blancos, radicales y conservadores, peronistas y anti-peronistas, como podemoshacerlo maana por colegialistas y anticolegialistas, de puro vicio, porque en el Ro de la Plata nohay cuestiones sociales, ni econmicas propias que lo expliquen. Y los intereses extranjeros nointervienen porque el Ro de la Plata est en la estratsfera, y nadie se mete de afuera, como no seapara hacer de referee. Esto est en contradiccin con toda la historia extranjera que nos ensean,pero de acuerdo con las historias nacionales que nos escriben. Porque si estudiramos las historiasnacionales como estudiamos las extranjeras, conoceramos nuestra historia. Y nuestros problemas.Y lo importante es que los ignoremos para que sigamos creyendo en el conflicto entre "civilizaciny barbarie".Pero volvamos a lo del algodn entre los dos cristales, es decir entre Brasil y la Argentina.No s si ustedes habrn visto la "mosqueta", una timba fcil de instalar (y de levantar si27viene la polica).El "gentleman" tiene tres cscaras de nuez y un porotito y pone, o aparenta poner stedebajo de una de las cscaras. Los "puntos", que creen saber dnde est el porotito, se jueganenteros a su cscara respectiva, y cuando el "gentleman" la levanta resulta que est debajo de unade las que no jugaron. Si el banquero es realmente un "gentleman" les regala las cscaras y elporotito a los perdidosos. Slo se queda con las apuestas.Lord Ponsomby era un "gentleman".Y regal una zoncera. Esta del algodn.Y "tutti contenti".Todas estas cosas las han dicho varios. Y el ms importante, un oriental llamado LuisAlberto de Herrera, que escribi un libro sobre la "Misin Ponsomby"; ahora lo acaba de decir elprofesor Street de la Universidad de Cambridge, que ha editado un libro sobre la "invencin" de laRepblica Oriental del Uruguay.El ingls trae documentacin inglesa, o sea mercadera importada, que es la buena, comodijo la seora "gorda" que no cree en la de Herrera porque es industria nacional. Hay, pues, paraelegir, como en los cigarrillos. Yo en esto, como en el tabaco, fumo del pas, y aseguro que elenfisema es el mismo, pero ms barato,Me enter de la existencia del libro por una nota bibliogrfica publicada en un diario de latarde, de Buenos Aires. De la sntesis publicada resultaba que la mercadera importada confirmabalos datos de la mercadera oriental, y para conseguir el libro y tambin admirar al periodista que sehaba permitido decirlo, lo fui a visitar. Este me dijo que lo del oriental era impublicable, pero no lodel ingls, y que tampoco haba ledo el libro, pues se haba limitado a traducir la nota bibliogrficaque sobre el mismo publicaba el "New York Herald". En esas condiciones, se trataba de undocumento descontable, que no poda cuestionar la gerencia: con dos firmas, una inglesa y otranorteamericana.Entonces lo public en ejercicio de la libertad de prensa.Esto no es una invitacin a leer el libro, que adems ya est traducido lo cual no esobstculo para la gente importante del Uruguay, pues habla ingls. La dificultad es para losadversarios de stos, que hablan lenguas orientales. Pero ahora estn aprendiendo el cubano,idioma que se parece al nuestro, como el de la televisin. Slo que el de la televisin se piensa ennorteamericano, y el de los orientales, orientales de occi dente, se piensa en ruso o chino.(Esto de hablar un idioma y pensar en otro es muy fcil de entender para los lectores deMartnez Estrada, que tiene que estar en Cuba para entender Buenos Aires, y en Buenos Aires paraentender Cuba, cosa muy tpica de nuestros "inteligentes". La naturaleza le ha dado al calamar latinta para que no lo vean, pero cuando el calamar usa la tinta de imprenta, el que no ve es l, yprivado de la vista, slo sabe de lo que pasa en sus aguas por el ruido que hacen otros calamaresque estn en otras aguas. Esto lo explic mejor Macedonio Fernndez pues nos dej un librotit