Maldito cáncer

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7/26/2019 Maldito cáncer http://slidepdf.com/reader/full/maldito-cancer 1/8 ¡ MIERDA !  Tengo cáncer ROBERTO IBÁÑEZ ATKINSON ¿qué hago? UNA HISTORIA DE VIDA Y UNA GUÍA PARA VIVIR MEJO

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7/26/2019 Maldito cáncer

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¡MIERDA! Tengo cáncer

ROBERTO IBÁÑEZ ATKINSON

¿qué hago? 

U N A H I S T O R I A D E V I D A Y U N A G U Í A P A R A V I V I R M E J O

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¡MIERDA! tengo cáncer

R O BER TO IBÁÑEZ ATKINSO N

¿qué hago? 

U N A H I S T O R I A D E V I D A Y U N A G U Í A P A R A V I V I R M E J O

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 AGRADECIMIENTOS

PRÓLOGO

MI HISTORIA:

Quién soy

  El bombazo 

Sin corbata 

  Tour  clínico por Estados Unidos

  Voy a vivir en el 80%

   Modo Cáncer  en ON

6

81620

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56

6886

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Índice

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 A mi mamá,quien siempre ha sido mi gran pilar emocional y lo fue muy especialmente

en este proceso.

 A mi papá, quien entregó todo de sí, puso todo su cariño y su esfuerzo e hizo todo lo que

estaba a su alcance por ayudar a sanarme.

 A mis hermanos Tomás, Sebastián y Antonia, por su comprensión, compañerismo,

entrega constante, generosidad y capacidad de entenderme en este proceso.

 A Pepe, mi socio, partner  y amigo de la vida, simplemente por estar a hí SIEMPRE. Tremendo.

 A toda la familia Ibáñez in extenso, por su apoyo y cariño incondicional en todo este

proceso.

 A María Paz Calvo –la Pazita–, por entenderme, por acompañarme y por estar conmigo

en esta nueva etapa.

 A Nena grande, Nena chica, Myriam y Kena, por aguantarme y cocinar durante tres

años la dieta especial requerida para mi sanación.

 A mis cuñadas y cuñado: Carolina Jara, Carolina Lavín y Carlos Capurro, por

acompañar a mi familia y a mí en todo el proceso.

 A Isabel Valdés,por estar siempre presente, por ayudarme en todo tipo de trámites y

¡por ser una gran oreja!

 A Máximo, por su humor constante y por manejar mi auto en esos momentos en que mi

cuerpo no se la podía.

 A Juan CarlosGuatonpali, jardinero y amigo de toda la vida, por recibirme siempre con

una gran sonrisa y un gran abrazo y por incentivarme a pelear como Martín.

 A Andrés, Francisco, Fabián y Juan, por mucho más que simplemente cuidarnos

en las noches: por estar siempre interesados en lo que me sucede y por ser

muy buenos amigos.

 A Rosa Madera, quien desde la amistad y en representación de la Fundación Ibáñez

Atkinson me entregó todo su apoyo.

 A Mario Valdivia,amigo y buen partner en toda la primera etapa de mi enfermedad.

 A Carolina Díaz y al equipo de Memoria Creativa, por ayudarme a escribir este libro.

 A Marta Castillo y la agencia Simplicity, por la ayuda para la campaña

comunicacional pre y post lanzamiento del libro.

 A María Teresa Sanfuentes, mi sicóloga, por ayudarme a entender mi proceso y el

crecimiento que implica una experiencia como esta.

 A cada uno de los entrevistados y sus familias. Sin ellos este libro no existiría.

 A Stu Gibson (stugibson.net), por la foto de portada.

 A los doctores Gustavo Vial, Luis Fernando Coz, José Miguel Campero y

Benjamín Paz, por estar siempre dispuestos y atentos desde mi diagnóstico hasta hoy

 A la doctora Mercedes López, por ayudarme a responder las preguntas técnicas

que más me costaron entender.

 A Francis Palisson,mi amigo y también mi dermatólogo.

 A Iván Mimica,por ser un guía, un consejero y un buen amigo.

 A Mark Mincolla, porque me enseñó a comer de forma sana.

 Al kinesiólogo Pato Blashke y a la terapeuta Patricia Eing,dos muy buenos

amigos. Pato me ayudó a conseguir un buen tratamiento después de mi primera

operación y Patricia me ayudó con una estrategia de sanación de mi cuerpo.

 Al doctor Mario Sandoval y a todo el equipo de 110 Sport & Health Center,por

ayudarme en la recuperación integral de mi cuerpo en los últimos tres años.

 A Flavio Salazar y Diego Reyes, de canceronline.cl, por ayudarme en el capítulo de

preguntas frecuentes sobre el cáncer.

 A Andrea Chicurel, de Nutrición Inteligente, por su aporte en mi pauta de alimentación

 Al doctor Jacoub, iriólogo, quien me recibió en su consulta de Viña del Mar pese a no

tener mucho tiempo para atender pacientes nuevos.

 A todo el equipo de Touch, Taringa, Celebraciones con Sentido, Marsol y Stars,

quienes, sin dudarlo, siempre me han entregado su completo apoyo.

 A todos mis amigos y amigas,quienes han seguido mi recuperación paso a paso,

ponen me gusta en mis buenas noticias y siempre tienen gestos cariñosos conmigo

 A Loreto Fuentes y Gonzalo Tagle, por su disposición, energía y generosidad al

compartir conmigo sus recuerdos de Loreto Agurto, la Lolo.

 A todos quienes se dieron el trabajo de pensar en los mejores tips para compartir con

otras personas, quienes sin conocerme confiaron en este proyecto a ojos cerrados.

 A todas las personas que aportaron para este libro, de una u otra forma. De todas

estoy sinceramente agradecido y reconozco que sin ellas nada hubiera sido posible

Agradecimientos

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Me hubiese encantado publicar este libro inmediatamente des-pués de enfermarme. Hace un poco más de tres años fui diagnos-

ticado con un cáncer mortal, un melanoma maligno. Muy pronto

recibí un montón de ayuda que, estoy seguro, muchos no reciben, y

quise entonces compartirla. Un libro parecía ser la mejor idea. Me

considero un emprendedor por naturaleza y, como en ese momento

el sentido de inmediatez preponderaba en mi vida, no estaba dis-

puesto a esperar demasiado para verlo publicado. 

Afortunadamente, escribir un libro toma tiempo, porque la primera versión es-

taba cargada de rabia hacia a mi persona y gente cercana. Hoy, sin embargo, lo en-

tiendo: ¿cómo no iba a sentir rabia si tenía 27 años y de un día para otro me diagnos-

ticaron esta enfermedad?

Junto con la rabia, que es necesaria, natural y te ayuda a sobrevivir, sentí mucha in-

certidumbre. Algunas veces, el solo hecho de no saber qué va a pasar ni cómo se van a so-

lucionar las cosas, te inmoviliza y simplemente no puedes avanzar. Es parte del proceso.

Pero el tiempo es sabio y a medida que vas entendiendo qué te da rabia, entiendes

también sus efectos positivos y negativos. Y cuando te das cuenta de que hay ciertas co-

sas en la vida cuyo desenlace no está al alcance de tus manos, vuelves a avanzar, pero esta

vez más rápido. Con menos preocupaciones. Entonces viene el entendimiento. Te cae la

teja. Eso significa que la rabia ha evolucionado y se ha convertido en una fuerza positiva.

Hace aproximadamente dos años leí hacia atrás todo lo que había escrito y supe que

no quería dejar un legado cargado de aquellos sentimientos. Mi andar había cambiado

y simplemente ya no me identificaba con aquello que hacía tan poco tiempo parecía ser

tan real. Me di cuenta de que quería escribir un libro auspicioso, esperanzador y cola-

borativo. Entonces reescribí mi historia desde mi nuevo punto de vista, guiado por laexperiencia y el aprendizaje que la enfermedad me había traído, y con la tranquilidad

de que las cosas habían vuelto a su curso. Además, los exámenes médicos indicaban que

los cambios que había hecho en mi vida estaban repercutiendo positivamente en mi sa-

lud. Ahora estoy sano (aunque con esta enfermedad nunca lo tienes realmente claro).

Prólogo

M

 prólogo

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Obviamente, el cáncer está relacionado con la muerte, pero cuando logras ver más

allá de eso y te centras en los cambios positivos que trae a tu vida, terminas valoran-

do esta nueva etapa: yo cambié mi mirada sobre la gente a mi alrededor, mi forma deactuar, mi percepción del mundo. Antepuse a todo un prisma positivo. Un cambio así,

aunque haya venido del cáncer, me hace sentir muy agradecido. El libro muestra mi

vida tal cual es. No quise esconder nada. Por eso menciono los viajes a Estados Unidos

que hice en busca de nuevas opciones médicas y de l os tratamientos que seguí. Sé que

soy muy afortunado y por eso comparto en mi relato todo lo que escuché y aprendí, con

la esperanza de que quizás oriente a quienes no tienen estas posibilidades.

Me he demorado cuatro años en sacar adelante este enorme proyecto y estoy feliz

de que haya sido así. Por fin el libro está disponible, después de haber anunciado mu-

chas veces en vano su publicación. Agradezco la paciencia de quienes me escucharon

hablar incesantemente de él y me apoyaron con entusiasmo.

Quiero agradecer también aquí a toda la gente que participó, dio entrevistas,

aportó sus recuerdos, sus perspectivas, sus experiencias y sus valiosos tips. Estoy

seguro de que saben que este libro llena un vacío y que hubiesen querido contar

con un documento así cuando recién comenzaron a vivir su proceso. Por eso lo

armé como una especie de guía de viaje: para que quien lo necesite encuentre en

estas páginas sugerencias que le hagan sentido, lo ayuden a responder una duda o

a tomar una decisión y lo empoderen frente a una enfermedad cuya sola mención

provoca miedo e incertidumbre. Espero haberlo logrado.

Sé que normalmente los cambios se producen ante situaciones críticas, y quizás es

mucho pedir, pero mi segunda gran aspiración es que lectores que no tengan ninguna

relación con el cáncer quieran vivir el mismo proceso de entendimiento que yo hice,

sin necesidad de ser diagnosticados. También espero haberlo logrado.

No soy escritor, no soy periodista y hacer este libro ha sido una locura. He tenido

ayuda, claro, desde que me dio cáncer estoy totalmente abierto a recibir ayuda de todas

partes, y he contado con la incansable participación de mi familia. El tiempo me hapermitido decantar mis sentimientos y aterrizar mejor mis opiniones, pero en más de

alguna ocasión encontrarán vehemencia y rebeldía. Son parte de mí. Procuré no herir

a nadie, pues nadie se lo merece, pero sí doy mi opinión respecto a varios de los siste-

mas, fases y modus operandi que me tocó vivir.

 prólogo

En junio de 2011, un mes después de que me extirparan el melanoma mediante

cirugía, hubo también una chispa que encendió en mí esta necesidad de traspasar co-

nocimiento y ayudar a otros. Mi mamá quería que conociera a una mujer que tres añosantes había tenido un melanoma con metástasis, parecido al mío, y ya se encontraba

en perfectas condiciones de salud. En ese momento yo no quería saber nada de otros

pacientes, ni menos de sus vivencias o enseñanzas. Mi mamá ya me había llevado a ver

a varios curanderos o chamanes, incluso a una mujer que vivía con 20 gatos dentro de

su casa. Quién iba a saber en ese momento que yo terminaría justamente escribiendo

un libro lleno de vivencias, testimonios y enseñanzas de otros...

 A mediados de julio de 2011, noté que una glándula de m i pecho derecho ha-

bía crecido anormalmente. ¡Me estaba saliendo una pechuga! Fui a ver a mi on-

cólogo y me explicó que había un 99% de probabilidades de que ese crecimiento

anormal de la mama se debiera a que el líquido linfático producido por mi brazo

después de la extracción de los ganglios estaba buscando nuevas vías de drenaje.

 Aun así, para aclarar ese 1%, me mandó a hacerme una mamografía. ¡Una mamo-

grafía! Jajaja... Yo no podía creerlo. ¿Hasta dónde llegaría esto del cáncer? Ahora

tenía que ir a poner mi pecho en una máquina que aplasta las pechugas para ver

si tenía un tumor metastásico en aquella zona.

No fui inmediatamente. Me daba lata y las palabras del doctor me habían dejado

tranquilo. Me haría la mamografía, pero cuando tuviese el tiempo y las ganas. La ver-

dad es que después de tantos procedimientos, operaciones y estadías en la clínica no

estaba para hacerme ni un examen más. Igual dejé la orden médica a la vista en el po-

savasos del auto, como un implacable recordatorio. Dos semanas más tarde mi “pechu-

ga” seguía del mismo porte. Como la clínica quedaba a medio camino entre mi casa y

la oficina, un día decidí entrar y pedir una hora. Para mi sorpresa, alguien había recién

cancelado una cita y me agendaron para 20 minutos después. Sentí cierta vergüenza

–era el único hombre sentado en aquella sala de espera–, pero se me pasó rápidamente.

Me fijé en las caras de cada una de las mujeres que estaba esperando para hacerse una

mamografía, concentradas en las noticias que podrían recibir. No creo que ninguna

notara mi presencia. Para matar el tiempo, aproveché de leer algunos folletos sobre elcáncer de mama y su temprana detección.

 prólogo

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 prólogo

Cuando pasé a la sala de exámenes, una enfermera me solicitó que me quitara la ropa de la cintura

para arriba y me pusiera una de esas batas que apenas te tapan. Entonces vi la máquina que detecta

los tumores en las mamas, que más bien parecía una sanguchera gigante. Me practicaron el procedi-miento con un par de complicaciones. No es fácil ubicar la pechuga de un hombre en estas máquinas,

porque no hay gran masa que colocar. Cuando le pregunté a la enfermera si veía algo raro, me miró con

una sonrisa y me dijo que no, pero que debía esperar el análisis del radiólogo.

En fin, volví a la sala de espera y cuando me dirigía hacia la salida una m ujer de unos treinta

y tantos años, morena, guapa y alegre me detuvo y me dijo: “Oye, tú eres Roberto Ibáñez, ¿no?”.

“Sí, soy yo”, le respondí, todavía incrédulo de que alguien me hubiera reconocido a la salida de m i

mamografía. Ella siguió hablando: “Soy la Loreto Agurto, la amiga de tu mamá a la que no querías

conocer. Sorry que te pare así, pero te vi en la foto de una revista la semana pasada y te reconocí.

No pude dejar de saludarte”. Yo la miré y pensé en las mínimas probabilidades que existían de

llegar a conocer a una persona en esas condiciones y en ese lugar. No me quedó más remedio que

aceptar que algo mágico estaba pasando y me di el espacio para conversar con ella.

Loreto Agurto, la

mujer que inspiró

este libro tras un

encuentro fortuito.

Me contó rápidamente su experiencia y me dijo que estaba al tanto de mi caso. Mientras me ha-

blaba me miraba con una sonrisa que transmitía puro cariño y amor.

Por primera vez sonreí y me dije: “Aquí hay alguien que ha pasado por lo mismo que yo y se ve feliz”.

Acordamos juntarnos esa misma semana a almorzar y unos días después, el 5 de agosto, nos vimos en un

restorán peruano que estaba cerca de mi oficina.

Entre el cebiche y el pisco sour, le pedí que me dijera, desde su punto vista, cuál era la mayor en-

señanza que le había dejado el cáncer, cuál había sido el cambio más radical que había tenido. Sin

pensarlo dos veces, como si me lo expresara con el corazón y no con su voz, me dijo: “Roberto, gracias

al cáncer mi marido y yo entendimos lo esencial que es vivir el día a día y ser feliz junto a quien te

acompaña. Me di cuenta de que la vida es un regalo y hay que tomarla así. Por eso me despierto cada

mañana y trato de hacer lo que quiero, no lo que debo. Y, sobre todo, aprendí a dejar los egos y mentiras

de lado. El ego mata las relaciones, muy especialmente las de pareja.  No voy a ceder hasta que él ceda;

él tuvo la culpa, me voy a hacer la enojada; no voy a decirle lo que siento... Todas las peleas por tonteras

parten del ego y las mentiras. Cuando lo dejas de lado, las peleas desaparecen y solo te preocupas de

las cosas que en verdad importan, y esas se hablan y se analizan en conjunto. El resto del tiempo te

dedicas a disfrutar”.

La escuchaba con atención, seducido por el magnetismo de sus palabras. No podía creer que

fuese tan simple. Pero, al mismo tiempo, yo sabía por experiencia propia que era algo dificilísi-

mo de practicar. Cuántas veces había actuado desde el ego en mis relaciones, y no solo con mis

pololas. Con mis hermanos, mis papás, mis amigos, mis c ompañeros de trabajo... Lo había hecho

miles de veces y lo seguía haciendo. El ego y las mentiras son una gran herramienta para prote-

gerse, para armar un escudo, para no exponerse y, por ende, no salir herido. Mostrarse de manera

honesta tal como uno es, expresando los sentimientos y las emociones, te puede jugar una mala

pasada y hasta herir si la persona frente a ti no piensa de la misma manera.

Le dije exactamente eso a la Loreto: “Oye, pero así es muy fácil salir herido”. Ella me respondió con

su simplicidad luminosa: “Es verdad, pero te vas a dar cuenta de quién está a tu lado y si vale la pena o

no. Así vas a encontrar a tus verdaderos amigos, a tu verdadera partner , y tus relaciones de familia se

van a simplificar. Lo vas a pasar mal un rato, pero en el largo plazo –acuérdate de mí– te vas a sentiruna mejor persona y vas a ser mucho más feliz”.

El almuerzo siguió, conversamos de otras cosas, nos reímos, me transmitió buenas vibras y nos

despedimos. Me quedé pensando en sus palabras y en la forma en que yo había enfrentado la mayoría

 prólogo

     Á    L    B    U    M

     F    A    M    I    L    I    A    R    G    O    N    Z    A    L    O    T    A    G    L    E

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de las relaciones en mi vida. Pensé mucho. Entendí que yo también debía realizar un

cambio radical. Si enfrentaba las cosas de la manera en que la Loreto me estaba mos-trando, estaría, por primera vez en mi vida, siendo YO de verdad y no la persona que

uno muchas veces finge o quiere ser, para protegerse.

Un par de días después escribí un texto a propósito de todo esto y tuve ganas de

compartirlo. Lo mandé a un par de diarios y revistas para que lo publicaran, pero les

pareció muy sentimental. Básicamente, no me pescaron. Ahí mi espíritu emprendedor

tomó las riendas y dije: “Si no me pescan, lo voy a hacer por mis propios medios”. Y así

nació este proyecto, con el primer gran tip que me dio la Loreto.

Hoy sé que este libro es un legado que comenzó como un encuentro mágico en el

centro radiológico de una clínica. Es la evidencia pura de la existencia del amor y de

la entrega que un sobreviviente comparte con otro que aún está en la necesidad. La

Loreto ya no está aquí, pero su espíritu nos acompaña. Le agradezco enormemente

haberme mostrado la simpleza de la vida. Espero vivir ese legado al pie de la letra.

 prólogo

Loreto, este libro se ha escrito en tu memoria. Te prometo que

voy a hacer lo posible por vivir de la forma que tú me enseñaste

y que me la voy a jugar por transmitir tu mensaje de cambio.  

 prólogo

ntes de terminar esta presentación, quiero pedirles humildemente a lo

lectores que, por favor, lean completa la sección  Mi historia y todos sus cpítulos antes de formarse una opinión respecto de algo o de alguien. Est

ha sido todo un proceso tanto para mí como para todos los que m e rodea

En el libro no solo se explican mis cambios personales de los últimos cuatro años, sin

también de quienes son cercanos a mí. Todos hemos cambiado –yo el primero– y este l

bro se trata también de hacer cambios en nuestra vida para prevenir. Esa es la princip

arma de defensa contra el cáncer. Por eso escribí un capítulo completo dedicado a la al

mentación y a su impacto directo en la salud y el bienestar del cuerpo. Y por eso tambié

una de mis metas es crear conciencia en todos nosotros de la importancia de la protec

ción solar con barreras físicas reales. Existen medidas muy simples, pero de amplio a

cance, como enseñar a los niños desde el jardín infantil a usar gorros en los recreos par

protegerse del sol en las horas de mayor radiación, o tener un gran dispensador de blo

queador solar al alcance de los escolares en las horas de Educación Física. Recuerdo qu

cuando empecé a escribir este libro me imaginé que deberían existir gigantografías en la

calles de Santiago y de regiones con retratos de deportistas destacados diciendo “Yo m

protejo del sol”. Son cosas que llamaron mi atención en un viaje a Australia y me imagin

que muchas de ellas se pueden replicar en Chile con el fi n de tener una población segur

y protegida. Me imagino que cosas así se pueden normar. Mi propuesta es que podamo

entre todos hacer esto realidad.

Otro de los propósitos de este libro es colaborar. Por eso mismo hay más de 90 persona

que comparten su historia y sus tips en este libro. A quienes les hubiese encantado est

pero no pudieron, los invito a compartir su historia en mierdatengocancer.cl

¡Bienvenidos a esta historia!

Roberto. Santiago, noviembre de 2015.

A

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