M U S J e A · rentes acordes muestra una lógica o, me ... grupo no muy grande de personas amigas,...
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Por Jesús BAL y GAY
AUGUSTO NOVARO, INVESTIGADOR EJEMPLAR
UNIVERSIDAD l)E MEXICO
de unos y otras. No soy yo, ciertamente,persona capacitada para juzgar e! méritode todos esos trabajos, ni por mis escasos conocimientos de la acústica ni -loque es quizá más grave- por mi temperamento, si no hostil, cuando menos receloso de cuanto amenace la estabilidad delas convenciones musicales en que me eduqué. Pero me atrevo a suponerles un mínimo, cuando menos, de validez en elplano cientí fico, porque la actitud mentalque revelan los escritos de su autor es lade un experimentador riguroso, incapazd~ hacernos trampa, ni de hacérsela a símIsmo.
En e! plano estrictamente musical, personas que me merecen e! más absolutocrédito aseguran que e! resultado de losvarios sistemas de afinación inventadospor Novaro es excelente y que, por ejemplo, en e! piano afinado según alguno deesos sistemas, la música de Debussy adquiere una calidad aún más deliciosa quela que tiene en los pianos afiliados por elprocedimiento tradicional, pero sin deformarse en lo más mínimo. Y en cuantoal sistema armónico que este incansableinvestigador llegó a formular, no necesito·apoyarme en testimonios ajenos, pues tuveocasión de oír música de Emiliana deZube!día y de Torres Torija escrita conapego a ese sistema, y .puedo decir quelos resultados son sumamente satisfactorios. No hay nada en esas músicas quesuene a arbitrario, ni mucho menos queresulte antimusical. El enlace de los di ferentes acordes muestra una lógica o, mejor dicho, congruencia grande, aun paralos oídos más conservadores, lo cual significa que no es terreno en e! que puedadarse la superchería -como se da enotros sistemas revolucionarios-o Es unsistema armónico qtie, para nuestros oídoseducados en el tonalismo, produce resultados análogos a los del sistema modal y-si se prodigan las disonancias- al deDebussy -bastante modal en sus raíces-, aunque, por supuesto, parta deconceptos muy diferentes.
Pocos mexicanos saben a estas horasquién fue Augusto Novara. De él es laculpa y no de ellos, si de culpa puede hablarse en esta coyuntura. Nunca satisfecho de! todo con los resultados de susinvestigaciones, no pudo honradamentesentir prisa por pregonarlos a los cuatrovientos. Ahí están los instrumentos construidos por él, pero sólo conocidos de ungrupo no muy grande de personas amigas,y ahí está su libro, con la exposición-árida, por naturaleza- de su sistema.Ni aquéllos ni éste los utilizó jamás parahacerse un nombre entre el gran público,ni fue capaz de buscarse publicidad enperiódicos y revistas, aunque esto últimole habría sido fácil por sus conexionesprofesionales con la prensa.
Puede que el lector se pregunte extrañado qué relaciones profesionales podíatener con la prensa este investigador dela música. Pues sí, lector, las tuvo y ellasconstituyen un hecho que, de soslayo, viene a revelarnos su calidad moral: a pesarde su bien probada vocación por la música, aceptó el ganarse la vida en talleresperiodísticos -creo que como linotipista-, y no pretendió que nadie, ni el Es"tado ni los particulares, lo liberase de esasegunda profesión, en gracia a su talentopara la investigación musical. Si algunabeca tuvo, fue de una institución extranjera, la Fundación Guggenheim, de losEstados Unidos. Y los instrumentos y
"Poros me.\'imiios saben qu.ien fue Augusto¡\'ollnro"
arte es arte y que nada tiene que ver conla ciencia; otros insisten en que sin_ laciencia no hay arte". Fueron nueve anosde tratar de poner de acuerdo las másencontradas opiniones, sin que, por supuesto, lo hubiese logrado. Se imponía alfin la decisión de olvidar tantos y tantoslibros. Pero e! gusano de! primer propósito seguía trabajando en el ánimo de!teórico, hasta que, finalmente, éste se lanza a la especulación como e! que se echaa nadar sin el auxilio de flotador alguno."Empecé como si tuviera que organizarla música desde su base", declara. Y apartir de entonces se sucede una largaserie de investigaciones cuyo fracaso elautor no oculta. Hasta que, por fin, sintióque pisaba terreno firme.
Sus investigaciones no fueron las deuna mente estrictamente matemática quepensase: "Ahí están los números, y quecaiga quien caiga", ni el juego de uninventor de crucigramas. Nunca dejó deestar en contacto con los resultados sonoros de ellas y de probar y comprobar susposibilidades musicales. Aunque él mismo dice que tuvo que comenzar como sifuese a organizar la música desde su base,no fue hombre que hiciese tabla rasa de lamúsica tal como hasta entonces se habíavenido entendiendo, sino que, ligado encierto modo a ella, trató de proporcionarle bases más científicas y naturales quelas que la habían venido sosteniendo y, almismo tiempo, ampliar sus dominios sonoros. Su fino sentido musical le hacíadesechar todo logro que sólo se justificabaen el papel.
Son muchos los pasajes autocríticasque encontramos en su libro, que es tanto como decir que la pasión investigadorae innovadora no le cegaba en cuanto alos resultados obtenidos. Y son muchoslos aparatos e instrumentos que él mismo,con paciencia de benedictino, tuvo queconstruir a fin de verificar la validez desus atisbos o lucubraciones y que más deuna vez habrían de tornarse en arma letal
M U S J e A
N 0_ LLEGUÉ a tratar a este músicomexicano recientemente desaparecido. Circunstancias insigni ficantes
en sí lo impidieron, no, por mi' parte almenos, el menor prejuicio acerca de supersona o de sus trabajos. Por amigoscomunes llegué a saber de .su carácter, ylo que supe me lo hizo simpático. Y encuanto a su obra, ahí estaba su Sistemanatural de la música, un libro entregadopor su autor, sin petulancias ni malTUIlerías, al juicio público. Acabo de releerlo, y hoy, como la primera vez que leeché la vista encima, me parece lleno deinterés.
Era Novaro de ese linaje de hombresque no se contentan con admitir comodogmas lo que se les ha enseñado, sinoque tratan de escudriñar cada noción paradescubrir si se basa en una realidad incontrovertible, si se apoya en un principio lógico o, por el contrario, es unamera convención aceptada tradicionalmente a ojos cerrados.
La música abunda en convenciones. Noimporta cuán ligada haya estado en otrossiglos a las matemáticas: hoy por hoy, yayer por ayer -y ese ayer puede ser lomismo e! siglo XII que el XIX-, es y fueuna disciplina empírica, regida más porel oído que por la razón. Los conceptosde consonancia y disonancia son un buenejemplo de ello: al intervalo de cuarta justa se 10 consideró consonante, luego disonante y más tarde otra vez consonante.Y, en fin, el problema de la afinación dela escala encontrará solución con el temperamento, una solución situada en lasafueras de la acústica, enteramente empírica, fruto de tanteos de Jos que el oídoserá juez inapelable.
A los músicos prácticos nos basta y nossobra con esas convenciones yesos empirismos. Con los doce semitonos de laescala temperada y las reglas fundamentales de la arn'lonía tradicional, la músicaoccidental de Bach a muchos de nuestroscontemporáneos, nos ofrece una espléndida galaxia de obras geniales, admiracióndel entendido y deleite del aficionado. Yquien se acerque a ellas para mirarlas conperspectiva histórica no dejará de descubrir cuán fecundas pueden ser todavía para el futuro de la música, porque en suseno yacen semillas que no han germinadoy esperan la mano que las recoja y lassiembre en terreno propicio.
Pero hay también en el mundo músicosde mente especulativa que no se contentan con la realidad de la música tal y comola hemos recibido de nuestros mayores.Quieren ver hasta qué punto la naturalezapuede proporcionar nuevos sistemas musicales y hasta qué punto los viejos obedecen a leyes naturales o científicas. Así,por ejemplo, Augusto Novara. En el prefacio de su libro explica las preocupaciones que le asaltaron allá por 1909: "Suponía yo que la música era un arte-cienciacuyas leyes debían tener grande solidez,y no esperaba encontrarme en un mar dediscusiones de las que tan pocos resultados prácticos obtenía: éstos afirman haberse adueñado de la verdad, pero secuidan de revelarla; aquéllos dicen que el
Por Emilio GA..RC1A RIERA
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aparatos que inventó los construyó de supropio peculio, que, como se c:oú1pi'cnde¡·á,. no podía ser muy abundante..
Modestamente siguió su camino, sindar excesiva importancia a sus descubrimientos, reconociendo sus fracasos y sintomar jamás en vano el 110mbre de México. Tampoco pretendió pasar por compositor, un rasgo que revela la autenticidad de su vocación de investigador, yaque es Ull hecho de todos conocido que elafán por abolir prácticas tradicionales ycrear un nuevo mundo musical suele nac~r de la impotencia del individuo para
f..N ESTAESQUINA, García Aseot.
Es PARA mí un motivo de honda satisfacción . .. Bueno, mejor. seráque cambie de tono. Aunque sea
una' yerd'ad como una casa que ese bárbaro de García Ascot me ha dado unaenorme satisfacción y que me plazcaIllucho escribirlo. -
José Miguel Garcia Ascot (que, porcierto, me precedió en el ejercicio de lacrítica de cine en estas mismas páginas)se trasladó a Cuba hace poco más de un'liío para colaborar en el nacimiento deuna nueva. industria cinematográfica.Fruto de esa colaboración son los doscuentos que dirigió y que, junto con otrostres realizados por Tomás Gutiérrez Alea,forman el film de largo metraje Cuen.tosde la n'volución. He tenido la oportunidad de ver -en copias 1l1uymalas de 161111ll., es verdad- los trabajos de GarcíaAscot. Se comprenderá que asistí a suproyección algo preocupado: mi amistadcon el director y mi simpatía por la causaa la que sus cuentos sirven podían l1evarme a no ser lo suficientemente objetivo.Sin embargo, hoy puedo respirar tranquilo; estoy seguro de que en GarcíaAscot hay un excelente director. Y voya tratar de decir por qué.
ci·e.ai· obras valiosas dcnti-o -de los sistemas en práctica. Novara no fue un com-'positor fracasado que tratase de engañarnos, en cuanto compositor, con los espejismos de una teoría revolucionaria.
A la posteridad y no a nosotros corresponde el fallo definitivo sobre la valíade las teorías y descubrimientos de Novaro. Pero, por todos los hechos que acabode señalar, podemos afirmar, sin temora incurrir en hipérbole, que este hombre,no sólo por su talento sino por su integridad moral, fue espejo de investigadores einnovadores.
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los personajes y el espacio a base de unmovimiento de cámara sintetizador y deun corte directo, expedito. Hay variosdetalles que me atrevería a decir que revelan al gran director: la forma en que lacámara recoge, con un solo movimientoy en un solo plano, el complejo recorridodd 'Policía por -la estación; el admirablecorte de la escena en la que el policía, desde' su coche, observa a una pareja deenamorados, el montaje alternado de imágenes y de sonido con que se prepara laescena del choque entre policías y estudiantes, así como el corte de esa mismaescena; la forma indirecta en que nos essugerida la tortura a que son sometidoslos estudiantes (ahí, Ascot sí supo vencer la tentación de mostrarnos una escenade violencia pródiga en posibilidadesefectivistas) .
Hay en todo ello elegancia y brillantez.Pero hay, sobre todo, una voluntad de
. crear, de subordinar lo real a las necesidades de un estilo. Y es que la realidaclobjetiva que el cinc recoge carece de sentido, cuando no es transformada, transfigurada por la visión subjetiva del realizador.
y pasemos al segundo cuento.
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LOS NOVIOS. Argumento: René Jordán y J. M. García Ascot. Foto: OteloMartelli. Intérpretes: Yolanda Arenas,Sergio Corrieri.
Si no temiera emplear los términos caros a la crítica cursi, diría que Los novioses una pequeña joya. (Bueno, ya lo dije.)Ese film de veinte y pico minutos deduración, tiene toda la densidad, toda laprofundidad psicológica de un largo metraje. Y no es que subestime las posibilidades del film corto en general. Pero alhacer una película de tan escasa duraciónes corriente que un director se plantee laimposibilidad de penetrar demasiado enla psicología de los personajes, decantarnos algo más que una simple sucesión dehechos físicos.
Ascot comprendió muy bien cuál úala idea central del excelente guión deRené Jordán: la toma de conciencia revolucionaria de la protagonista se ligaindisolublemente a su toma ele concienciafemenina, por decirlo así. Al descubrir alamor, ella se descubre a sí misma y, a lavez, su idea de la revolución pasa de loabstracto a lo concreto. Las ideas generales de .lucha se materializarán, tendránsu soporte físico en el cuerpo del hombre que la ha abrazado, de igual maneraque una mujer sólo llega a la verdaderacomprensión de lo que es el amor maternal cuando tiene un hijo.
Para relatamos la aventura espiritualde los dos personajes principales de sucuento, Ascot ha dado su valor tanto alas palabras del diálogo como a los silencios. Pero lo más importante, lo másmeritorio, es el logro de una atmósferaadecuada. Cuando los dos falsos (y verdaderos) novios atraviesan las calles openetran en un café comunican al espacioque les rodea la poesía de sus sentimientos. Así, un sórdido cuarto de hotel seconvierte en un lugar encantado, y la luzde la lámpara que baña a la protagonistaes a la vez la luz del amor y, por lo tanto,de la poesía.
Sólo asi es posible que se llegue a undesenlace en el que la separación dueletanto a los protagonistas como al especta-
UN DIA DE TRABAJO: Argumento:José Hernández y J. M. García Ascot.Foto: Otelo Martel1i. Intérpretes: Ricardo Lima, Julia Astoviza, Dulce Velasco.
Este cuento está dedicado a mostrarnoslo que hacía, en su jornada de trabajo untípico policía batistiano. El tema en síresulta a priori muy sugerente: Paradójicamente, ello suele constituir un handicap desfavorable para el director.
La cámara de Ascot acompaña al policía en su recorrido descubriendo mil motivos plásticos muy tentadores. La verdades que quizá fuera demasiado pedir a undirector que comienza un ~igor y unasobriedad que suelen ser atnbutos de ~amadurez artística. Ascot no tuvo la sufIciente capacidad de renune·iaeión. y, así,ese primer cuento resulta algo dIsperso,sin unidad.
Pero hay en él cosas estupendas. ~~nprincipio, cabe apuntar la. excelent~ t~cnica con que ha sido reahzado. Tecmcaque nace de una integración de los personajes al escenario en que se l.nueven. Esdecir: Ascot establece una sene de correlaciones, de mutuas determinaciones entre La tumba india cierra una etapa