Lupo Hernández Rueda - Cuaza

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Cuanza recoge la creación en verso de los últimos años de Lupo Hernández Rueda. Fue fundador-director de la Revista Testimonio, y Co-director de la Colección El Silbo Vulnerado.

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  • Lupo Hernndez Rueda naci en Santo Domingo, el 29 de julio de 1930. Ha publicado, adems de este volumen, las siguientes obras en verso: Como Naciendo An, 1963; Tro, (en cola- boracin con Mximo Avils Blonda y Rafael Valera Bentez), 1957; Como Naciendo An (segunda edicin aumentada, Premio Nacional de Poesa Gastn F. Deligne), 1960; Santo Domingo Yerticai, 1962; Muerte y Memoria, 1963, Premio Sacional de Poesa Gastn F. Deligne; Crnica del Sur, 1964; Dentro de mi Conmigo, 1967; El TiPmpo que .%pero, 1972; Anto- logia Panormica de la Poesia Dominicana Contem- pornea (en colaboracin con Manuel Rueda), 1972; Por Ahora (antologa potica, 1948-1975), 1975; Del Tamao del Tiempo, 1978, Premio Nacional de Poesa Salom Urea de Henr- qiiez, 1978. Hernndez Rueda gan en 1962, el Primer Premio de Poesa en el concurso nacio- nal organizado en homenaje a los Hroes de Constanza, Maimn y Estero Hondo. Perte- nece a la Generacin del 48, sobre la cual ha p~iblicado numerosos ensayos, algunos de los cuales recoge en sil obra La Generacindel48en la Literatura Dominicana (Coleccin Contem- pornea, CCMM, 1980), Premio h'acional de Ensayo, 1980. En 1979 edit Circulo, una de sus ms conocidas obras poticas. Cuanza recoge su creacin en verso de los ltimos aos. fe* fundador-director de la Revista Testimonio, y Co-director de la Coleccin El Silbo Vulne- rado. Versos de Hernndez Rueda aparecen en las siguientes Antologas: Antologa de la Poesia Latinoamericana ( 1950-1970), State University of New York, recopilada por Stefan Baciu, 1974; Poesia Antillana, de Rubn C. Arango y

  • CUANZA

  • LUPO HERNANDEZ RUEDA

    CUANZA

    SANTO DOMINGO Repblica Dominicana

    1984

  • Coleccin EL SILBO VULNERADO

    QuP ruiseor amante no ha lanzado, plido, fervoroso y af/i@do, desde /a ilustre soledad del nido, e/ amoroso silbo vul&rado ?

    Miguel Hernndez

    Impreso en EDITORA CORRIPIO, C. POR A. Calle A esq. Central Zona Industrial de Herrera Santo Domingo, Repblica Dominicana

  • 'E l tiempo es un nio que juega con los dados"

    Herclito.

    ')Gira tu vista a tu derredor y que tu amor a una abstracta 'HumaniXzd' no te haga olvidar jams que eres hombre!"

    Domingo Moreno Jimnez

  • CUANZA

    Ni el Yaque ni el Cam ni el lento Ozama ni el Higamo; ni el polvo semoviente del camino, ni el motor, ni los mapas; ni el mar, ni los pies del soldado; ni la ciudad de anchas vas asfaltadas le conocen, slo el tiempo le toca, ro cosmos, camino, tren de agua con alma, bosque lquido andando, arenillas corriendo tercamente.

  • Sin padres, sin abuelos, Cuanza es un hecho sin tiempo, crculo entrando y saliendo de sus bordes, abeja, pan luciente en el cauce, voz que anda quebrando los espejos.

  • Cuando pregunto qu es Amor, Cuanza responde: -Ni miel ni acero ni vida-muerte ni silencio-aullido ni veneno ni pan ni fantasa; ni viejo renacer ni fuego helado ni flecha ni estocada. Amar es ser humano, ser y estar en paz y llevar paz a los otros.

  • -Y la muerte? -No. No hables de la muerte, no hables de su paso tenaz por la alambrada. Los muertos yacen, flotan, cuestan. Los vivos mienten, sangran, pasan. Nada ha cambiado sino t, poeta, que ya no ves las trinitarias ni los mangos. La muerte no termina, peso y nervio del mundo.

  • El hombre es agona y aventura. Y el verso, como el agua, se moldea al mensaje. La belleza es el ro, mas, qu sera del ro

    sin el hombre?

  • Cuanza, sencillamente es y esta en su sitio, rodando dulcemente sin t6rmino. Pero ignora que es agua, amor puro. No le interesa ser espejo. Slo ama y sirve a los dems, y quiere amar y servir. No busca consolacin ni halagos ni ddivas ni alabanzas ni besos fatuos.

  • Cuanza viene de lejos y pasa lentamente, sin trmino. Est aqu y en otras partes. Es origen, es tiempo, pureza liberada, paz, amor y muerte; un hecho, muchos afios y muchsimos hechos.

  • Vida y muerte son inseparables, nacen juntas, andan juntas, se extinguen y transforman juntamente. La muerte no es el agua sino el ro, vida que pasa y vuelve y permanece inagotable. Todos somos un ro que descansa corriendo, (ya despierto o dormido); agona amarrada a sus orillas andando eternamente.. .

  • Ayer me visit de nuevo Cuanza. < <

    - Buenos das, poeta, vengo a devolverle su visita". Claro, sencillo, refrescante, Cuanza estuvo a mi lado largo rato. Su palabra de agua me flua por el cuerpo como una mano clida. Y le dije: "

  • Pisos de tierra, tablas rotas, lienzos limpios, decados; ni radio, ni T.V., ni lamparilla elctrica; ni la estufa de gas, ni alfombras ni cortinas. Desnuda la pared de adorno alguno. Slo unos nifios en el patio. La Altagracia de Dios tras la puerta.

  • Hay llanos y montaiias, ricos, tierras pobres, hermosas playas, hombres que emigran; ros grandes y chicos,

    plantaciones de cafia, caf, cacao, tabaco, pastos,

    ... y algunos minerales; una que otra ciudad, pocas industrias, muchas trigueiias embriagantes, y una gran masa sin empleo.

  • Quien vio lo que ayer fue esta comarca y la contempla ahora desolada, herido y con asombro se pregunta qu incendio, huracn o terremoto

    asol bosques y montaas? El caudaloso Yuna, y el Cam, de briosa corriente,

    adnde han ido? Qu del Yaque de otrora? Enjutos riachuelos parecen; caminos son de piedras, asnos,

    ranas y cabras, cuando no sartas de lagunas de algn dbil caudal de agua. All el canto del ave y la frescura con el amor al predio competan. Qu desolado y triste luce ahora lo que ayer fueron campos fabulosos!

  • El Sur es bello, seco y despoblado.

    El Este es bello, nuestro y ajeno.

    La Frontera es bella, lejana e ignorada.

    El Centro es bello, rico, ms poblado que bien atendido.

    El Norte es bello, hermoso, iriexplotado.

    Playas, minas, hombres recios, heroicos, ricos, pobres, blancos, negros,

  • "indios", mulatos, amarillos; nativos, emigrantes, creyentes, ateos, cristianos, comunistas, grandes y chicos, jvenes y ancianos, de espaldas al mar, pero atados a la tierra.

  • El pueblo es estafado por el pueblo estafado por lderes civiles militares estafados comerciantes urbanos y rurales estafados profetas usureros nativos y forneos estafados por hombres pueblos naciones continentes estafados por lderes civiles militares comerciantes obreros

    industriales, urbanos y rurales nativos y forneos estafados.

    El pueblo es dirigido por lderes civiles militares dirigidos comerciantes artistas industriales mujeres sacerdotes

    urbanos y rurales dirigidos estudiantes obreros vendedores atletas jueces legisladores navieros periodistas poetas soldados gobernantes

    dirigidos por fuerzas sentimientos idms intereses civiles militares

    forneos nacionales dirigidos.

  • (Dnde puedes juntar el carbn con la paloma?

    Este es un predio sano y hermoso. Nada de lomas calvas. Ni fieras, ni desiertos, ni alambradas; ni volcanes, ni lobos, ni piraias, ni arenas movedizas; ni plantas ni reptiles venenosos, sino el rojo framboyn y la caoba, y la siesta y el mbar, y la sombra real de las palmeras.

  • El sol llega y esparce SU naranja sobre el campo y las playas, y el mar, ah, la mar, el ojo azul del mar, despierta a las estatuas.

    Esta es la tierra ms hermosa que existe.

  • El verano regresa con zapatos bermejos, y su pipa de ocio exhala blanqusima humareda que se retira, y vuelve nuevaniente, recostndose luego sobre las altas colinas de la tarde. Las lluvias, locas o acicaladas, de vez en cuando azotan valles y ciudades. Ellas asoman con profundo deseo de perdurar, golpeando varones y doncellas, cristales, lmparas, frutos, desperdicios, rboles que arrancan de raz, ste o aquel otro rincn abandonado, donde la soledad aposenta sus huevos de egosmo. Las fuertes lluvias mezclan lo pasado y lo presente, el humo, las arenas dormidas en el tiempo, con el vaho y el aullido,

  • ei aigouon y la corrierire de la amada, que opaca al sol con sus luces trigueas.

    Como un potro salvaje, Cuanza salta, corre, se encabrita a veces, deslizndose luego sobre el verde. Mariposa, culebrilla fluvial que alumbra El Centro (*) y reluce las noches con luna, Cuanza pinta los cielos susurrantes, y fabula los misterios del mundo.

    (*) Seccin rural del municipio de Monte Plata.

    2<

  • Esta tierra nos llama.
  • los nacidos y enterrados, los que andamos en ella, los que vendrn despus, Esta isla es la Tierra, y somos esta isla en Cuba o Curazao y en cualquier otra parte.

    El ro, t lo sabes, poeta, sigue inmvil pasando lentamente.

  • Hormiguero de agua entre dos rieles hmedos, Cuanza esconde su rostro cuando el sol amanece, mientras su lengua nutre el suelo con agujas rezos te canciones ron andullos sexo palabra muerte.

  • Lleg y habl de democracia, y ofreci vender armas para la democracia; el otro vino luego, y dijo: < < La revolucin se hace con hechos,

    no con palabras". Al da siguiente, un portahelicptero haca

    ejercicios en el antepuerto.

  • Como quien entra y sale y nadie le percibe,

    como aqul que es nombrado y le llaman a gritos,

    por radio, por satlites, y escucha,

    y no se da por enterado, porque no existe o tiene la impresin

    de que nunca ha existido, pura invencin o fantasa, la paz yace dormida, sin voz ni odos, sin caminar sobre la tierra, porque ha perdido los ojos y los pies de tanto ver y andar desatendida, golpeada, muriendo y renaciendo a la vez entre los hombres.

    Lo peor es que ya nadie recuerda que maana es otro da.

  • Cuanza no llega al mar, ni a la ciudad, ni a las rutas de viajes ni a los mapas; pero retoza en las races semovientes del agua, en la arenilla blanca o parduzca que duerme en sus orillas.

  • Los yates, mansiones, drogas, sellos, ruidos, ttulos, monedas, luces artificiales; En fin, las cosas modernas e importantes del mundo, le ignoran; nunca llegan al ro. Pero Cuanza sonre, mueve el bosque y las piedras, lentamente, pequeo ro con luces, desconocido, pero libre.

  • Cuanza viene de lejos y corre despacioso, sin trmino. En sus dedos el da que amanece. "Todo el vivo ha de morir", dice alguien que pasa, pero yo pienso que es otro quien muere en este instante, en esta hora clida, cuando el sol se desnuda , y ahuyenta a su paso la neblina.

    Cuanza corre callado y rumoroso. As llega la muerte, sin mucho ruido, sin hacer trampas. Ella no miente. No trae colillas de cigarros, ni tufo alguno, sino un olor neutro, ancestral, un viejo olor a tierra, que oculta nuestros pasos.

  • La muerte est en nosotros como Cuanza en el agua.

    Es morboso pensar que almorzamos y morirnos, que la muerte es el cambio, amor que mezcla sexo y lgrimas, trocando el verano en primavera.

    < < Alguien dir: Eso no es nuevo, y ha sido dicho muchas veces" Pero, les acaso

    nuevo el hombre? Sin embargo, como el tiempo y la muerte, como Cuanza que baja despacioso, sin trmino, el

    hombre es otro cada da, con dos piernas, dos brazos y dos cabezas. Una visible, y la otra sin tiempo.

  • Y e5 que ia poesh, cuando b conocemos.. . no nece~ita ornamentos'.

    Freddy Gatn Arce

    En vano edificamos si el Setf4r no edifica con nosotros. T. S. Elliot

  • EL JOVEN PASAJERO

    Este animal antiguo me acompaa.

  • CAPULLO

    Capullo, el viejo sepia, abre sus ojos tristes escrutando el futuro. Bien sabe que sus pies no conocen la mar, y, aunque ha odo decir que el mar lo tiene todo, l slo cree en la luna, de ojo claro o menguante, que hace brillar las sombras de la noche. (Cuanza tampoco llega al mar).

    La tierra hermosa y poblada de rboles observa complacida al viejo sepia, quien piensa, que alguna vez, si no l mismo, alguien que fue un avance o parte suya, cruz ese mar tornasolado para asentarse en estas tierras. Aqu no se conoce el cambio, y el tiempo, siempre igual, tiene dos estaciones, o quizs una. Pocos "saben de letras", y muchos tramontan la mar efervescente

  • para ver el otofio renaciendo en las hojas, o sentir los pies blancos y fros del invierno.

    Fsica y realmente en la isla, pero lejos del cuerpo reclinado, Capullo piensa y re y explora el pasado y el porvenir en el instante presente.

    Capullo est en nosotros, mueve sus largas piernas oscuras, mientras el tiempo pasa y se pierde a lo lejos.

  • ECLIPSE

    La sombra de la luna cubra el sol, y ste, renaciendo, era nuevo y ms libre cada vez.

  • LOS HOMBRES SON FUTURO A Manuel Alonso Olea

    El hombre es canto, misterio, volcn, drama, sueo, un inconforme, un curioso, un engredo, vencedor, visionario, agona, cancin, mosaico, siembra, semilla, destruccin.

    El hombre es un mundo, dios,

  • demonio, lo terrible, lo trgico, lo hermoso, lo limitado, lo infinito, lo permanente, lo ridculo, la epopeya.

    El hombre es aventura, rbol, raz, principio y fin.

    Los hombres son futuro.

  • ESTOS HOMBRES

    Estos hombres cabalgan, encorvados de afanes, como si el tiempo les faltara.

  • PALABRA CONTRA EL TIEMPO

    Dnde est el poeta, de tierra adentro, que cantaba a los hombres del mar? Muchos han muerto y muchos ms han nacido y han muerto, y los hijos de los hijos de los hijos de stos tambin

    han fallecido Pero el poeta permanece, ro que pasa y no termina de pasar.

    La bondadosa lluvia se deshila en el campo. Despus vendrn los frutos, cuando el lodo, de vientre incierto y amarillo, aposente la vida. Pero las lluvias pasan, y el ro permanece. Los tiempos pasan y el poeta perdura. ..

    Alguien lo dijo antes que yo: Es preferible decir, an torpemente, que callar. Embellecer lo que no es nuevo

  • porque alguien lo ha dicho muchas veces y ya no cabe en las palabras;

    (< o decir, simplemente, lo que uno ya no quiere decir", porque es pasado, O no conviene, ni aprender a decirlo hermosamente; es preferible esto que callar o cubrir la palabra con trucos, signos, colores, o injertos orquestales.

    Echa la cscara al fuego, anda desnudo, con pasos propios, descarta el ruido y la hojarasca, que 12 mdula aflore, an sin saberlo, y el hombre y su agona se despierten.

    El verso tiene o j ~ s y carne y envoltura; y tiene nforas propias para cada iiiensaje; ciega palabra contra el tiempo.

    Lo he dicho y lo repito: Es preferible decir, an torpemente, que callar, o esconder la palabra cantando donde suele escucharse solamente el vaco de lo cantado.

  • FABULA DEL HOMBRE Y EL RIO

    El agua va en el ro, y ste, sin saberlo, sale y vuelve a sus bordes.

    Dime, hiriente lluvia del huracn, fuente, nube o camino, cuando vuelvas al mar,

    (ser agua en el ro?

  • EL DIOS CIEGO

    Cuanza es un dios ciego, silente, pero un dios sin lmites, aurora y borde del mundo. El ro est en todo sin llamar la atencin. Su paso envuelve fbulas, yagrumos, minerales, desechos, arbustos, pajarillos, hombres que apenas hablan de si, ligeros de cuerpo y vestimentas.

    Cuanza es distinto cada vez que amanece, cuando la luna se transforma, futuro que es presente e invocamos con salvia ruda alcoholes incienzo mirra orines holocaustos planetas celos velas albahaca caf tabaco ritos peticiones.

  • Aquella tarde, -lo digo nuevamente-, el joven jardinero pos sus manos rudas sobre los hombros ajados de Mariela, quien se sinti joven de pronto. Aquellas manos torpes I-ecordaban otras manos ms puras, escenas del pasado presente, cuerpos entrelazados, que la pisada tmida del dedo entreteja y ella empezaba a entrever a aquella hora, en que el sol tramontaba las rojas lomas del

    Centro. El pasado retorna en el tiempo presente, que es el mismo de ayer, aunque distinto.

    En el mercado, las frutas llenan todos los ojos, cubriendo las cestas de mimbre o de cana con vistosos olores, mientras los jvenes hacen el amor a la sombra del rio. El hombre ama a la mujer y comulga con ella, y juntos van y vienen y cubren los pafios de la tierra, mientras Cuanza discurre lentamente. El polvo entredormido va en el viento que pasa, respira en las hamacas y las toallas y est en el rlo silente y rumoroso; vida y muerte hermanadas, pero mas cerca de la muerte que la rana que croa y adta, de la vida; m6s el polvo enlodado, o aquel que esta y reluce

  • bajo el sol, con pursimos tonos de colores, y ese que slo queda, cuando el cuerpo y los tiestos y el verano y todo lo que fue el difunto es recogido en la pequefia urna; el polvo de la losa, el caminante polvo de las olas, de la ciudad, el agua y los

    aullidos que el viento arrastra, el polvo, oh si, el polvo humano y ste otro, imaginario, que ayer fue vegetal o piedra o mermelada, estn ms prximos del tiempo de la vida que del tiempo de la muerte, ro, inmenso ro que pasa despacioso, sin trmino.

  • La muerte no es la muerte, sino el ropaje de la muerte. Cuanza es Cuanza y no es Cuanza. Ambos son el camino y la estacin, la casa propia, comn, el aposento que guarda los olores, los hechos ntimos que apenas recordamos, con fervor o vergenza, por egosmo, para que nada ni nadie los turbe, para que slo sus dueos lo conciten. Todos tenemos algo que recordar, algo de qu avergonzarnos, algo por lo que debemos orar y arrepentirnos; y todos olvidamos los episodios crueles, las falsas pisadas, las palabras vacas o engaosas, el rostro de los cmplices, y deseamos, en la intimidad, volver a hacer lo que ya hicimos, alcanzar el sueo o la pasin deseada, aunque despus, cuando la fiebre pasa,

  • la mar es una losa tranquila donde no se percibe el movimiento.

    Siempre ha sido igual. Los almendros darn frutos y sombras y echarn races y hojas que el viento arrastra a su paso

    constante. Muerte y vida, tiempo y memoria asoman, se mezclan y transforman y disputan la materia y el canto, la interminable espera en la noche infinita en el recodo bermejo de la aurora.

    El ro est en su sitio, sin moverse, viendo que el tiempo no transcurre. Y en verdad, el ro inmvil, es otro y es el mismo, en sta y en otra parte, movindose y mojando sin mojar con su cuerpo de agua trasmutado en palabras, tiempo en el tiempo sobre el tiempo, espacio en el espacio, este lugar y cualquier otro en la tierra y en los cielos.

  • LA JUVENTUD

    La juventud se pierde lentamente, y al final slo queda el cuerpo ajado,

    ste o aquel recuerdo, y el deseo de volver

    a ser joven. Aquel tiempo pasado fue mejor?

    Cada edad es distinta, mas no podemos siempre comprenderlo.

  • MIS CABELLOS

    Mis cabellos se fueron con el viento. Quin ha perdido?

    Yo sonro mirndome al espejo. Mis cabellos se esparcen en la tierra.

    Quin los recoger algn da? Yo sonro mirndome al espejo.

    Ayer holl los mares del misterio. Hoy dejo mis huellas en la luna.

    Qu no har yo mananal

    Junto a la paz del ro sempiterno miro el viento pasar con mis cabellos.

  • LA MANCHA D E CAFE

    La mancha de caf en la taza vaca no es todo lo que deja el instante del sorbo. All el pasado y el futuro asoman mientras el paladar mezcla tristezas y esperanzas,

  • LAS HUELLAS DIGITALES

    Por qu, Seor, me tienes sealado? Nazco con este signo, lazo o estampa,

    control tuyo. Temes que te abandone

    o me pierda? Esta seal sella mis pasos, pulgar que me delata y persigue.

    Dime, puede ser libre acaso

    un hombre estampado?

  • ESTA VEZ

    Esta vez no ha florecido Mayo. La inflacin y la prima del dlar, son las noticias de la primavera. Quin lo hubiera pensado! Marzo y Abril no han dado un solo fruto. Ni siquiera florece la rosa del poeta, < <

    abierta y desangrndose en el aire".

  • GANSO VERDE

    A Julio Martinez Vivot

    En Goose Green, Malvinas, los ingleses almacenan cadveres con misiles, almacenan explosivos con cadveres, sandwiches, combustibles

    y fusiles anglo-norteamericanos con cadveres. 2A dnde ha ido el perro dans de Mr. Byron?

    (6 El honor ingls est en juego ... el enemigo tiene las horas contadas", dice Margaret Thatcher

    mientras El Invencible vomita serpientes y piedras de fuego. Los cerros estn cubiertos de tanques y alambradas donde el valor corta la hierba blanca de la nieve manchada. Salve, oh, M. Thatcher, los que van a morir te saludan! Cien sacos de pura lana, veinte mil libras de orgullo y un

    montn de sangre joven sale por las bocas y espaldas de los soldados que perecen.

    (El perro dans est perdido bajo la sordera y el fuego).

  • Luego de recorrer miles de millas, desde Londres a Puerto Stanley, ahora Puerto Argentino, un destructor arde en llamas junto a dos Harriet destrudos.

    ?A dnde diablos habr ido el perro dans de Mr. By ron?

    El tiempo es peligroso en el portaviones para la sonrisa del Prncipe Andrs,

    que est invitado a un tradicional baile del Palacio de Buckingham,

    pero l recibe un trato igual que los dems, dice el Almirantazgo,

    aunque no vaya al frente de combate como los dems. -"Perro dans, traidor, corrupto, dnde ests, cobarde?

    Mr. Haig media y media de un solo lado, mientras el otro tiene la mente tan oscura como su carrera artstica.

    Los senadores cargan botellones de wisckies y uno de ellos, que aspira ser Presidente, se desnuda en la playa y

    demanda democracia para El Salvador y Las Malvinas; en tanto, un sargento apisona las voces, y en las Falklands se ordena incinerar cadveres ingleses. No. Estos soldados no pueden volver a Londres. No es

    poltico llevar cadveres al Parlamento. Pero, este perro dans,

  • Cundo un mil y unos tantos de ocupantes, obreros y empleados

    y descendientes de stos, han decidido la suerte y soberana de la tierra usurpada donde viven

    o prestan servicios?

    Ni Drake ni el Almirante Nelson, ni Winston Churchill ni la familia Real son consejeros

    hbiles, los intereses de la OTAN tampoco sirven. -Ingleses, retiraos de Amrica! "Hay mil cachorros

    sueltos del len espaol! ".(*) Pero, qu tienen que ver la OTAN y las Malvinas

    con el perro dans de Mr. Byron? Las incesantes lluvias, el viento fiero y cortante

    del Atlntico sur y la niebla espesa que cubre el ancho ojo del mar, han derribado doce

    helicpteros. En tanto, explot ayer un depsito de armas en Ganso Verde,

    matando a argentinos e ingleses. Un cargamento de vinos de Francia encontr dueos junto a las ovejas que pacen al pie del Monte Kent. El orgullo devora las alturas mientras este joven ganado, de diez y seis a veinte y tantos

    aos, avanza presuroso hacia la muerte.

    -Ese bendito perro de Mr. Byron, jccindo dejar de ladrar?

    (*) Verso de Kti lk i i I>;irio.

  • LA JOVEN DE SAN CARLOS

    2Recuerdas la joven de San Carlos, con pestafias de hojas de palmera? Como cimbraba al paso del viento!

    Su cuerpo inflamaba los deseos mientras el sol dorma a su lado.

    Sera tonto pensar que esa mufieca, solamente manzana,

    fabulaba misterios cultivando los secretos del alma.

  • LA MUERTE DEL POETA

    Poeta, el da de tu muerte, no hubo flores ni lgrimas ni discursos.

    El cielo era claro y hermoso, y tu cuerpo pesaba (tan liviano que era), que no perdieron tiempo en enterrarlo. Quin lo hubiera pensado!

    Parece que la tierra te llamaba para hacerte carbn y mariposas.

  • ENCUENTRO DE LAS AGUAS

    A NPstor de Buen

    Mir al lado mo aquellas aguas en pugna ferozmente y abrazadas, pjaros que susurran acoplados en el cauce, vertebrando los ros. Encuentro de las guilas del agua, dios entero entre las dulces hebras separadas.

    Luego, vida o cosmos, espejo rumoroso del mundo, el ro, el Amazonas, estaba solo all,

    hombre lanzado al mar, donde las aguas recomienzan.

    La tarde ocult su bello rostro

  • mientras la embarcacin dejaba Solimoes, y ya, en el Ro Negro, el viento floreca con reciierdos saudade~ de Manacis.

  • MUERTE, PESO DEL MUNDO

    Toda muerte es comienzo. Gozo, agona, misterio?

    No s. Pero sospecho que es un duende silente, entrando y saliendo

    de sus bordes.

    La muerte es el peso del mundo.

  • LA MUERTE

    La muerte toma un trago de hombre cada da.

    Se embriaga alguna vez? Ella no cesa de beber este licor, mezcla amarga de razas y explosivos, de vida humana que transforma. Ella no tiene sexo ni lmites, ni edad, ni padres. Su materia, ro abierto, toma todas las formas, y no termina, sorbiendo un trago humano

    a cada instante.

    Quiz se embriague alguna vez.

  • INQUIETUD

    El ave es una sombra sobre el ro. Y yo, qu soy en este vuelo ciego, '

    sin final conocido? Las manecillas del tiempo marcan mi breve paso.

    {Volver alguna vez a ser agua en el ro?

  • YA NO ME QUEDA NADA, CASI NADA

    Ya no me queda nada, casi nada, pero no me resigno a partir a destiempo. Ahora, como ayer, puedo sofar. Empiezo a ser de nuevo, como en el primer afo de haber sido. Ya no me queda nada, casi nada. cuntos suefos pasados se repiten! Hoy, como siempre, he de empezar el vuelo terminado.

  • ACABA DE NACER

    Capullo, el viejo sepia, acaba de nacer y ya retira sus huesos semimolidos por el tiempo, del viejo atad de madera. Le rodean sus biznietos mientras lee una novela policaca. El siempre gust de estas historias. En uno de sus viajes a la tierra haba sido gendarme y mdico rural, auscultaba el futuro y lo pasado en barajas, las manchas de caf, en yerbas aromticas que beban sus pacientes, o recetaba en bafios que ellos solan tomar solemnemente, bajo un ritual silente o estruendoso. Todo dependa del bien o del mal, o del quebranto que deba ahuyentar o remitir a otros. El asalto al Chase Manhattan Bank o a la Casa de Cambio Rosalinda, no alteran la historieta donde el sabueso es finalmente herido, pero la Polica recupera parte del botn.

  • U n grupo guerrillero se atribuye el asalto en nombre de "la liberacin del pueblo",

    y reclama la libertad de los asaltantes detenidos. El viejo sepia, que ha visto esto y mucho ms, sonre

    con malicia. "T bien lo sabes, los bancos se impacientan cuando la sangre mancha el mrmol de sus pisos". E n este agujero enterraron dos policas muertos por

    desconocidos, y en el mismo hoyo yacen los estudiantes muertos por la Polica. Esta mujer con luto, y esta anciana, y aquellos nifios plidos, y estos hombres que estn vociferando, son esposa y madre e hijos y familiares y simpatizantes de los muertos, cuyos ojos sin sangre recogen los polticos, y muestran en bandejas al pueblo. Este hombre, que hoy es gobernante, olvid ya lo que ayer

    dijo. Y aquel, que aspira a Senador o Presidente,

    regala un montn de baratijas a los incautos.

  • LA PIEDRA EDIFICADA

    Cmo est hoy la vieja iglesia, la catlica, la piedra edificada por Pedro?

    Oigo su voz a la deriva, en la ms honda oscuridad. Pobre, oh poderosa, largamente llorando, fraccionada.

    Voy al campo. Llegamos a Santiago, Higuey, Santo Domingo. Hay muchas iglesias, pero pocos fieles.

    An en Navidad, en la Semana Santa, Corpus ChrzSti, Mircoles de Ceniza o el Domingo de Ramos, hay muchos ritos, pero pocos fieles. Ya no se oyen las campanas soltando las aves de su voz que van y vierfen y despiertan los rincones dormidos, las almas que esperan la alegra sonora de su vuelo para quebrar el suefio, ir a misa, despertar a los nifios arropados. En verdad, nadie quiere escuchar ms polticos. Deseamos amor y comprensin y no lamentos de tabernas.

  • Los industriales y empresarios oyen misas con sus esposas ricamente ataviadas, pero slo ven cifras y

    nmeros y datos econmicos, y los obreros estn muy ocupados, leyendo a Marx o Lenin,

    o escuchando "analistas polticos'' que pintan parcialmente los hechos. Dnde est la fe en tu Iglesia, Seor? Dnde estn los creyentes de antao, los Fervorosos de la Altagracia, las Siervas del Corazn de Mara, los Caballeros del Santo Entierro? Ya ni los altos funcionarios del gobierno van a misa

    ni asisten al Tedum oficial. Incluso ayer mismo, los profesores en huelga ocuparon un templo

    catlico, y la Polica apres a algunos, golpeando a varios sacerdotes.

  • a su sombra, guiados en la oscuridad por la Iglesia, amando estatuas, ritos, ornamentos, imgenes, comprando ensalmos, retratos y oraciones. Siempre siguiendo el paso lento de la Cruz. Y t, oh gran maestro, gua o abanderado, behque, fariseo de

    hoy, qu dices? Qu haces, ahora que te ~ a l p o como ayer, pisando el mismo suelo, con distinto ropaje?

    < ( - No mato el ave ni la res; no busco en sus entrafias el futuro que ignoro. Pero me nutro en la sombra con la ceguera que cultivo. Ahora quiero rezar y fornicar, flotando en las alturas, pero vivir libando la tnica social del marginado. Voy y vengo, hablo y poco hago. Cristo y Lenin. Lo s. Parto y me sostengo. Slo soy una cuerda suspensa sobre el agua".

    Sefior, no es que te hayamos abandonado, pero no queremos mentiras.

    Sefior, no es que tengamos odio o miedo, pero no queremos mentiras.

    Sefior, no es que seamos irresponsables, pero no queremos mentiras.

    Ya ha pasado el tiempo de los fuegos artificiales. Aborrecemos a los falsos.

    Ya estamos en el asombro de la madurez, y damos indiferencia a los hipcritas.

    Bien sabes, Sefior, que somos ms demonios que santos, que no amo al prjimo, que el equilibrio de ser y obrar, nos es ajeno, que es difcil ser puro y ser humano. Perdname, Sefior.

  • Perdnalos, Sefior. Perdnanos, Sefior. Dnos la paz, T que todo lo puedes y lo sabes; dnos unin, T que todo lo ves y lo concibes, dnos amor, T que eres paz y amor infinitos.

    No slo de sexo vive el hombre. No slo con lgrimas y sudor

    esperanza y muerte convivimos y fraternizamos. Sin agua no hay vida y las plantas perecen; y sin T u luz, el hombre no arriba a su destino.

    No. No queremos aplausos, sino sinceridad. No buscamos elogios, slo amigos. La tierra buena o mala, cultivada o balda, el desierto vaco o el alma despoblada, aman el cambio, buscan el trabajo, no la riqueza fcil ni el brillo del poder. Tengo derechos, pero tambin obligaciones. Dadme trabajo y trabajar, haz que los hombres y gobiernos de la tierra den trabajo a los hombres, haz que les den seguridad y bienestar, pero que no les engaen ni les mientan. Haremos del desierto un huerto hermoso con nuestro afn y trabajo, con su trabajo y el mo, con T u voluntad y nuestras voluntades.

  • DON NOTABLE

    -Cien afos tengo, diez mil y no termino. Me gusta la inmundicia como el lodo de los cerdos. En ella me refriego y me bafio. Doy asco, lo s. Pero, qu importa? Me nutro con lo ajeno y visto como una flor en primavera. Acrbata, saltimbanqui, alquimista, sin patria, sin moral, tengo mi prensa, mi jet privado. Soy el gran ciudadano, General retirado, ex mandatario; el lder. La honorable na- riz que otea el vaho que trae el viento, insecto que roe a los hombres. Todos me han visto y me conocen, y hasta muchos me alaban con torcida amistad. Otros me odian, y me llaman servil o traidor, pero me temen; yo s violar las golondrinas, hurtar colores al crepsculo. Estoy aqu y en todas partes, porque, en este mundo donde lo negro es amarillo es ms honroso y saludable gobernar o compartir el oro o el poder que amar la patria en el exilio, o habitar el rincn desolado del pobre. Aunque debo decir que soy como el ms puro, prudente o incendiario, que al fin y al cabo, lo nico impor- tante, lo que ms interesa y abre todas las puertas, es la cuenta bancaria, y esta dama -muy honorable por cierto-,

  • no pregunta por qu crece ni cmo se alimenta, y, desde que j mundo es mundo y Dios existe, "poderoso caballero es don dinero9'.(*)

    ('1 Verso de Francisco de Quevedo y Villegas.

    75

  • EL RECTO Y HONORABLE PROFESOR

    El recto y honorable profesor de ingls o matemticas, Ministro de la Iglesia o aspirante a Rector, mientras habla o explica las races cuadradas o la regla de

    tres, despierta la atencin de la joven alumna, soltando las

    palomas del misterio con palabra alumbrada. Ella mueve sus piernas complacida, mostrndole entre ratos el vrtice del tringulo vital. El profesor sonre; l sabe que el amor es un juego de lenguas que l domina como el

    ingls o la aritmtica. Su instinto le dice que abril es un mes propicio para la

    entrega; que ella, por hache o por erre, por razones que ignora y

    poco le interesan, es fervorosa practicante del amor libre. El no se queda atrs en estas lides, a pesar de su aspecto

    otofial

  • y su docencia acadmica, y sabe, adems, que la discrecin es el medio que augura la conquista.

    Ni corto ni perezozo, insina algunas prcticas fuera de las aulas,

    donde el viento del mar encienda las cenizas dormidas. Ella ha captado su mensaje, y piensa que el recto profesor es una golosina, una de esas cosas que ella toma en sus

    expertas manos y tuerce y acaricia y exprime, y, aunque algo ajado por el tiempo, ella podra hacer de l un fervoroso amante esclavo que le sirva cuando ella desee o como ella quiera, ahora, aqu, o en cualquier otra parte.

    El piensa que tiene viejas armas para domar esa potranca indcil. Pronto se entienden y van al bosque o a la playa, y son uno en el otro, en la tormenta fsica, andando y desandando un trecho frecuentemente recorrido. El profesor calcula resta suma multiplica divide inventa nrneros teoremas signos en ingls espafiol y en

    otras lenguas por l habladas y muy bien conocidas. Ambos gozan y estn, son uno y coinciden. Si l vacila, ella ataca. Y los dos enredados, se buscan y persiguen, renovando los bros. Van al archivo

    propio o ajeno, ven un rostro, toman un hecho nuevo que ayer hubo, O inventan otro instante que incentiva la accin. No importa. El presente es pasado y no termina.

    lE5 ya o pas este ahora con pis de humo blanco en la arena?

  • LOS OJOS DEL MAR

    Con cien ojazos verdes mira el mar. A quin mira pasar?

    Con cien ojos azules canta el mar. A quin suele llamar?

    Con cien ojazos negros clama el mar. Por qu tanto sofiar?

    Ay, que el amor asoma en los ojos del mar!

  • ESTE VERANO

    Este verano las cosas han perdido la alegra. Nada nuevo ha pasado, pero el hombre deambula sin empleo. El pueblo ha vuelto a comer pan con agua, arepa o algn caldo de huesos. El mondongo ya es un plato de lujo. Y no es que la cosa ande mal, es que no hay trabajo. Pocos brindan caf o dulces, o dan algo de comer cuando se les visita al medioda. Nada nuevo ha pasado, t lo sabes, pero todo es extrafio.

    Sin embargo, para esta semana se anuncia a Julio Iglesias en el Hotel Lina (Cover: RDS40.00 p.p.); y La Fuente, el Night Club del Jaragua, trae a Nicola di Bari, a veinticinco pesos la entrada. El Deportivo Naco har su acostumbrado Supercan del Medioda. Como ves, Capullo, todo est bien, nada ha cambiado. El salario es de treinta y dos pesos por semana, y los diarios locales dicen: "El BHD inaugura su nueva oficina en Ban"; "El CEA denuncia la puesta en circulacin de cheques falsificados"; "Profesor comenta la ola de inmigracin haitiana"; el "Pas desprecia el mercado mundial de flores". Nada ha cambiado pues. Todo est

  • igual, t lo sabes. El dlar sigue a un peso con treinta centavos. No obstante, el hombre comn se comporta extfa- Aamente. Hay robos y atracos. Pero, en qu pas del mundo no hay robos y atracos? Ms, lo que suele o aparenta ser, ya no es.

    Hoy he viajado mucho. Estuve en Moca, Valverde, El Seibo, Majagual, y, ya en Neiba, almorzamos yuca, pan viejo y sal con aguacate. Y mientras degustaba este rstico almuerzo, la joven moza toc el viento que dorma sobre sus hombros, que, ya hermoseado, me roz dulcemente. Alguien deca entonces: "El Secretario de Estado de Agri- cultura predijo: 'Este afio habr habichuelas. No importare- mos arroz; pero los tiempos han sido funestos, y este ao, como los anteriores, habr que hacer fuertes erogaciones

    e ara que el pueblo coma algunos granos". Como ves, Capu- o, nada ha cambiado, t bien lo sabes. Los ltimos gorrio- nes emigran, y las trtolas, que ayer relucan el rancho, dejaron el csped silencioso. El colibr exhibe su plumaje sonoro en otras zonas ms prsperas. Slo la lluvia, de aira- dos vientos, cercena las cosechas, derrumbando puentes y hospitales.

    Pero das vendrn, t lo sabes, de mejor suerte.

  • AYER ROBARON NUEVAMENTE EN CASA

    Ayer robaron nuevamente en casa. Ya es la tercera vez en el afio que esto ocurre. "T bien lo sabes, las casas se irritan fcilmente cuando las saquean" (*). Estos "antisociales (**) dijo la radio, son hbiles y estn bien entrenados". Quizas, los vecinos les temen, aunque algunas viviendas les detestan. Ellas odian a los intrusos que profanan sus techos, porque, en verdad, ellas cuidan su intimidad celosamente, como la esposa infiel conserva sus secretos.

    Ayer robaron nuevamente. Pero nadie vio nada. Todos callan. T me comprendes, Capullo. Todos callan. Hasta la policia local. Ella, como siempre, sabe muy poco, aunque -hay que admitirlo- es extremadamente celosa y diligente.

    Esta puerta ahora rota, ese viejo portn de bano, y aquella

    (*) Georges Seferis, La casa Junto al Mar, de El Zorzal y otros poemas. (**) Trmino con que la radio popular llama a los ladrones.

  • ventana ultrajada vieron los rostros, conocen los acentos, los pies silentes que hoyaron sus vocablos amarillos. Hasta el cuadro aquel, de tcsco marco de madera, les vio llegar, pero todos, no se por qu, no saben nada, no hacen otra cosa que callar ...

    Juntos y oscuramente quietos, inmoviles, como piedras en medio del camino, ellos callan, conservando el temido secreto de su verguenza. Pero nada ha pasado. Robaron nuevamente. Todos callan, callamos. Nadie oy nada. Todos vemos y callamos las palabras y los hechos.

    Y la casa ofendida, no guarda rencor por nuestra desafeccin.

  • CONTRA EL TIEMPO

    Hoy he marchado al revs.

    He olvidado el afn de estar vivo, la agona de ser, de estar temprano en la rutina urbana.

    Hoy he sido joven otra vez.

  • EL IIWERSIONISTA

    Yo tejo y entretejo, cambio y permuto. Soy contnuo y permanente correr de mercancas, influencias, valores, sol- dados que reparto o remito a ultramar, como se enva un cable de amor o condolencia.

    En lo que el sol pestaa hago temblar la tierra, compro un pez planetario, permuto un gaviln por una estrella, alzo los precios, transformo el desierto en vegetales, represo ros, hago y deshago, y determino la guerra o la paz.

    Pero soy generoso, los poetas me cantan, y las artes son mercancas en las cuales invierto mis ganancias. Y en mi pas o en cualquier otro, muevo el mundo, cierro y abro puertas. Soy el motor del siglo XX.

  • LA VENTANA

    Esta ventana abierta, ?por qu luce cansada y vigorosa tambien?

    Recoge el polvo alzado en los caminos y se recuesta dormida sobre los hombros de,la tarde.

    Qu tiene, como yo, para morir y ser nueva cada vez?

    Esta ventana me hunde en el misterio de donde salgo renovado.

  • Escucha, compaera, los cadenciosos fuegos. Escucha este crujir silente de la luna en tus brazos. Temprano desbord tus alambradas, y temprano supe del dolor de estar solo. Pero bien se que ests conmigo. Ests en m, conmigo, tejiendo mis finales y comienzos.

    Nac adulto, lo se, y muero por adelantado.

  • Me pregunto por qu ests en estas plantas

    que podas, por qu ellas me hablan

    de ti. y a su lado te percibo conmigo, como si ellas fueran t que me miraras en silencio, con amor sosegado?

    Me pregunto por qu elas son tz,

    y yo te siento en ellas, que hablan con tu voz, mirndome pasar

    con tus ojos que son sus Aqas remozah.

  • Me pregunto por qu tu mano est presente,

    en cada planta renuevo, apacible rumor

    que trae el viento.

    Me pregunto por qu te siento cerca

    y ests lejos.

  • Esta ventana, {soy yo acaso, desnudo? {Eres t? Es el ro? {El amor rumoreando

    los odos? Puerta o hechizo, dulce rayo movido por el viento, {adonde vas, inmvil? No importa. Entras

    y sales del mundo, eternamente andando, viejo secreto recobrado.

  • Tocas el cosmos, y dejas ya el pie marcado, tus huellas digitales. Hombre, agona, vibraciones del alma que el viento azota y desordena. Esta ventana abierta,

    es la vida que pasa? Recoges el polvo de la muerte y lo dejas andando, encendido, en la inmensa oscuridad

    de las estrellas.

  • Me pregunto por qu ests en m? Por qu me hablas

    cuando callo, cuando ando conmigo solamente, entre la bulliciosa multitud?

    Me pregunto, ipor qu cada estacin trae su signo? Por qu el aire permuta la madurez, el llanto, o la faz de las cosas? La vida llega, discurre, y se transforma como el da que asoma y parte lentamente.. .

    Por qu t y yo,

  • amor y muerte, somos y estamos, eterna comunin que no termina?

  • El hombre est de pie, en la ventana abierta,

    como un astro alumbrando el camino. Por las ramas del viento va la muerte,

    cegando y descubriendo sus bordes. No s. Pero yo no comprendo. No comprendo por qu estoy muriendo cuando ms vivo plenamente.

  • Este cuerpo cansado me dice lentamente: -"Morirs. Esto es todo.

    Morirs".

    Y t, aire que palpo y respiro, ;qu hars sin m, que te lleno de afanes,

    deseos y misterios?

  • Esta ventana, soy yo acaso? Cuando nac, qu anciano era! Qu torpe y breve

    fue mi paso! Vida, mariposa en el ro, qu triste y solo estoy

    en mis edades! Nac adulto, con nietos, y soy un niAo an, con deseos de andar, herido y recostado entre la ventana y la tarde.

  • T O D O HA D E PASAR

    Todo ha de pasar, 2 hasta Cuanza, Sefior? Todo pasar, pero, (cundo, Seor? (En qu forma? (Habrn plagas, enfermedades, terremotos, hundimientos, temblores, guerras, huracanes? Muchas lgrimas y ms muertes, muchas pestes y ms muertes, y mucha desafeccin y ms muertes. Ay, del que ha de morir! Esta generacin ha de pasar, y la prxima, y la que sigue, y las que vendrn despus ... Aunque la vida no termine, aunque la muerte no fallezca. Todo ha de pasar, Sefior, pero (cundo?

  • AS1 LLEGAMOS AL FINAL

    Con el asombro del que llega a la costa y no ve el mar porque ste ha escapado,

    y ha preferido huir a que le midan o escarben desde arriba, por dentro,

    dejando en su lugar la arena sola, que el sol mueve, y el viento fiero alza y derriba.

    Como aquel que despierta y percibe de pronto que est vivo y enterrado, o aquel otro, en el avin que va cayendo,

    sabe que ha de morir, y se resiste, piensa en los negocios y bondades que le esperan, mas todo queda atrs porque ha llegado el fin, y la muerte no tiene abuelos ni cnyuge ni deja descendientes, sino esa espuma blanca que el mar teje en la arena. As llegamos al final, con la seguridad del que ha llegado a tiempo porque es tiempo de morir.

  • INDICE

    ....................................... Cuanza 7 ............................... El joven pasajero 37

    Eclipse ........................................ 40 Los hombres son futuro ........................ 41

    ................................. Estos hombres 43 Palabra contra el tiempo ........................ 44 Fbula del hombre y el ro ...................... 46

    .................................. El Dios ciego 47 ................................... La juventud 52 ................................... Mis cabellos 53

    La mancha de caf ............................. 54 Las huellas digitales ............................ 55

    ....................................... Esta vez 56 Ganso verde ................................... 57 La joven de San Carlos ......................... 60

    ............................ La muerte del poeta 61 Encuentro de las aguas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . S 62

  • Pgina

    ........................ Muerte. peso del mundo 64 ..................................... La muerte 65

    Inquietud ..................................... 66 ................. Ya no me queda nada. casi nada 67

    ................................ Acaba de nacer 68 ............................. La piedra edificada 70

    .................................. Don Notable 74 ................... El recto y honorable profesor 76

    ............................... Los ojos del mar 78 ................................... Este verano 79

    Ayer robaron nuevamente en casa ............... 81 ............................... Contra el tiempo 83

    ................................ El inversionista 84 ..................................... La ventaja 85

    Todo ha de pasar .............................. 97 As llegamos al final ............................ 98

  • Este libro se termin de imprimir el da 18 de diciembre de 1984

    en los Talleres Grficos de EDITORA CORRIPIO, C. POR A.

    Calle A esq. Central Zona Industrial de Herrera

    Santo Domingo, Repblica Dominicana

  • Wilfredo Figueroa, Editora Cultural Domini- cana, Santo Domingo, 1972; Derdu bist im Exil, Peter Hammer Verlag GmbH, 1969, Gedichte Zsishen Revolution und Christentum Aus 16 lareinamerikanischen Landern, Herausgege- ben und Ubertragen von Stefan Baciu und Kurt Marti; Antologa Bsica Contempornea de la Poe- sa Latinoamericana, Seleccin y presentacin de Daniel Barrios, ediciones de la Flor, 1973; Antologa de la Poesa Latinoamerirana, de Mario Marcilese; Antologa de la Poeda Duartiana, Ins- tituto Duaniano, 1972, compilacin de Julio Jaime Julia, Impresora Amigo del Hogar, Santo Domingo, 1972; Poetas de Hoy en Espaay AmPrica, vol. 1, Col. Poesa Nueva, Madrid, 1982 ; Diccionario de Autores Ibetvamerikanos, P. Shinose (I.C.I., Madrid, 1982).

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