Luis Moulian - Marx y La Historiografia Chilena

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ENCUENTRO XXI Invierno de 1997 año 3 Nº8 Lahistoriografíamarxistachilenahade- jado una huella profunda en la práctica del conocimientodelahistoriaenelpaís.Losapor- tes de esta corriente de pensamiento surgen unidosa un quehacerpolíticoimportante,que jugóun papelcentralen el fortalecimientode losprocesosdemocratizadores,de justiciaso- cial,derespetoa lapluralidaddeideaseigual- daden la sociedadchilena. Losprincipalescultoresdeestacorrien- tesonlosllamadosmarxistasclásicos,quecon- formaron una escuela pujante hasta el Golpe Militarde 1973.Destacan-entreotros-Julio CésarJobet(1),MarceloSegall(2),HernánRa- mírezNecochea(3),Luis Vitale(4)y Fernando Ortiz(5). Su producción comienza después de la GranDepresión,la caídade Ibáñez,la efí- meraRepúblicaSocialistay los comienzosdel Estado de Compromiso. Tiene un desarrollo ascendentey debidoal auge de las luchaspo- pularesque llevó a la Presidenciade Chilea Salvador Allende logró una amplia hegemonía enlosestudiosdelascienciassociales,gene- rando-enel planoespecíficodela historiaen uncortoperíodo-librosy artículosdegranca- lidad,queaugurabantrabajoshistóricosmar- xistasde mayorprofundidaden el futuro. El GolpeMilitarinterrumpióbruscamen- tedesarrollotanauspicioso,dispersandoa los cultoresde estaescuela,censurándolose in- cluso deteniéndolosy haciéndolos desapare- cer como fue el caso de Fernando Ortiz. El momento de mayor producción d pleyadede historiadoresmarxistas-sind fue durante el período de la Unidad Popu dondesurgenfigurasquesiguenlaorienta clásica como Fernando Casanueva y Ma Fernández,conellibro“ElPartidoSociali la lucha de clases”publicadoen 1972(6) librode CarmenCastillo,FernandoCasti ArmandMattelart(7)sobrela utilización ideología como forma de dominación soci También están los artículos de K Glauser(8) y otro de Carlos Sem Assadurian(9)queproblematizabanen tor concepto modo de producción, creado Marxparaperiodizarloshitosrevolucion másimportantesdelahistoria. Esosdosartículos-de Glausery Se Assadurian-respondíana la inquietudal i riordelascienciassocialesporcaracteriz predominio en América Latina de un mod producciónfeudal,encomendil,colonialo pitalistadesdelaconquistaespañola.Est batealinteriordelascorrientesmarxist Chile tuvo repercusiones tales que defi muchasveceslasestrategiasy tácticasd partidos políticospopularesylasformasdet sición a la sociedad socialista. Los clásicos ya nombrados transfo ron radicalmente las problemáti historiográficasenChile.Laprácticahist anteriorponíaespecialénfasisen los he Marx y la historiografía chilena. LuisMoulianE.

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La historiografía marxista chilena ha de-jado una huella profunda en la práctica delconocimiento de la historia en el país. Los apor-tes de esta corriente de pensamiento surgenunidos a un quehacer político importante, quejugó un papel central en el fortalecimiento delos procesos democratizadores, de justicia so-cial, de respeto a la pluralidad de ideas e igual-dad en la sociedad chilena.

Los principales cultores de esta corrien-te son los llamados marxistas clásicos, que con-formaron una escuela pujante hasta el GolpeMilitar de 1973. Destacan -entre otros- JulioCésar Jobet(1), Marcelo Segall(2), Hernán Ra-mírez Necochea(3), Luis Vitale(4) y FernandoOrtiz(5). Su producción comienza después dela Gran Depresión, la caída de Ibáñez, la efí-mera República Socialista y los comienzos delEstado de Compromiso. Tiene un desarrolloascendente y debido al auge de las luchas po-pulares que llevó a la Presidencia de Chile aSalvador Allende logró una amplia hegemoníaen los estudios de las ciencias sociales, gene-rando -en el plano específico de la historia enun corto período- libros y artículos de gran ca-lidad, que auguraban trabajos históricos mar-xistas de mayor profundidad en el futuro.

El Golpe Militar interrumpió bruscamen-te desarrollo tan auspicioso, dispersando a loscultores de esta escuela, censurándolos e in-cluso deteniéndolos y haciéndolos desapare-cer como fue el caso de Fernando Ortiz.

El momento de mayor producción dpleyade de historiadores marxistas -sin dfue durante el período de la Unidad Popudonde surgen figuras que siguen la orientaclásica como Fernando Casanueva y MaFernández, con el libro “El Partido Socialila lucha de clases” publicado en 1972(6)libro de Carmen Castillo, Fernando CastilArmand Mattelart(7) sobre la utilización ideología como forma de dominación soci

También están los artículos de KGlauser(8) y otro de Carlos SemAssadurian(9) que problematizaban en tornconcepto modo de producción, creadoMarx para periodizar los hitos revolucionamás importantes de la historia.

Esos dos artículos -de Glauser y SeAssadurian- respondían a la inquietud al irior de las ciencias sociales por caracterizpredominio en América Latina de un modproducción feudal, encomendil, colonial opitalista desde la conquista española. Estbate al interior de las corrientes marxistChile tuvo repercusiones tales que defimuchas veces las estrategias y tácticas departidos políticos populares y las formas de tsición a la sociedad socialista.

Los clásicos ya nombrados transforon radicalmente las problemátihistoriográficas en Chile. La práctica históanterior ponía especial énfasis en los he

Marx y la historiografía chilena.

Luis Moulian E.

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políticos de la elite, en la realización de lospresidentes, en las batallas y sus héroes. Lasfiguras de esta corriente son los historiadoresliberales positivistas Diego Barros Arana, Mi-guel Luis Amunátegui, también conservadoreshispanistas y nacionalistas como Alberto Ed-wards, Jaime Eyzaguirre o Francisco AntonioEncina.

Lo nuevo que aporta la historiografíamarxista en los estudios históricos es lacentralidad del factor económico, que para elloses determinante en última instancia de los pro-cesos históricos.

Otro aporte es el reconocimiento de queen la historia nacen clases sociales en perma-nente contradicción unas con otras. En el capi-talismo las dos clase principales son: la bur-guesía, propietaria de los medios de produc-ción y el proletariado, que vende su fuerza detrabajo y tiene la misión histórica de ser van-guardia en la construcción de una sociedad sinclases.

Hacer historia del movimiento proleta-rio, definida su tarea histórica y sin nada queperder sino sus cadenas, es tarea de los histo-riadores marxistas.

El tercer factor incorporado por historia-dores marxistas es que el conocimiento históri-co no es un ejercicio intelectual, un pasatiem-po, un recuerdo sin implicancias en el presen-te. El estudio del pasado para los estudiosos dela historia marxista tiene sentido si sirve paratransformar el presente, si implica un compro-miso por profundizar la democracia y construirel socialismo.

El cuarto factor introducido por la histo-riografía marxista es el papel que juega en eldesarrollo histórico chileno el Imperialismo,medio de penetración de naciones más desa-rrolladas que producen serias deformaciones enla historia de Chile.

Es necesario decir que la historiogrmarxista clásica produjo una ruptura profen la práctica del conocimiento de la histen Chile. Introdujo una nueva problematnuevas temáticas y un discurso ajeno radimente al de la historiografía liberal positiviconservadora nacionalista y conservadora panista. Los historiadores marxistas acompa un nuevo sujeto: el proletariado, connueva concepción de la vida de la sociede la cultura, de la política y que desea realla revolución socialista.

Empecemos con el aporte de la hiriografía marxista chilena a la determinaeconómica en la historia.

La centralidad de lo económico peractualizar y revisar, por ejemplo, los estude la Independencia de Chile.

El proceso de la Independencia como una de sus causas determinantes un fucrecimiento económico a lo largo de todsiglo XVIII, que provoca en la sociedad chiuna “crisis de crecimiento” -como la llamamírez Necochea- que conduce a que la sodad chilena necesite separarse de España.

Los historiadores marxistas abren paconocimiento de la Independencia de Chilregión de los hechos económicos. Para historiador marxista clásico como Luis Vitlas implicancias económicas tienen su efen el proceso de la Independencia en el opolítico, produciendo una Revolución polícon características nacionalistas. Por privez la Independencia con Ramírez y Vitalanaliza desde una perspectiva económica yimplicancias de orden político(10).

Otro hito estudiado bajo el registrlo económico lo hizo también RamíNecochea, y en forma de ensayo pero reledo lo económico analiza Marcelo SegalGuerra Civil de 1891(11).

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Es frecuente en historiadores liberales yconservadores de las dos vertientes, afirmar quela causa de la Guerra Civil de 1891 fue provo-cada por un conflicto de poderes muyagudizado entre el Ejecutivo y el Congreso, ola ambición de poder de Balmaceda. Una mi-rada más atenta -como las de Ramírez y Segall-descubre que la principal causa de la GuerraCivil de 1891 se relaciona con cual va a ser eluso que se le debe dar a los excedentes de laexplotación del salitre, en manos en ese mo-mento de empresarios ingleses, principalmen-te Thomas North.

El Presidente Balmaceda defiende quelos recursos económicos generados por la ex-plotación del salitre queden en Chile, para im-pulsar un desarrollo económico más autóno-mo respecto a la potencia británica, pero unacontrarrevolución impide llevar a cabo conéxito el programa balmacedista.

Estos dos hitos estudiados desde la pers-pectiva marxista, privilegiando los aspectoseconómicos, produjo un fuerte impacto en lahistoriografía chilena y si bien no modificó lastendencias historiográficas liberal y conserva-dora, de hacer historia de los hechos políticosde la elite, se observa un interés por parte de lageneración de historiadores de la década de los50 por introducir a sus estudios referencias alfactor económico.

Ello se observa especialmente en AlvaroJara(12) y Rolando Mellafe(13) y en una ver-tiente económico social en MarceloCarmagnani, quien realiza algunos de sus tra-bajos principales en el extranjero. SergioVillalobos también siente atracción por resal-tar el factor económico y su texto “Comercio ycrisis colonial”(14) es -en términos gruesos- untexto donde lo económico es central.

Muchos historiadores chilenos,influenciados por la historiografía marxista, in-

troducen en sus análisis hechos económiAlvaro Jara será más drástico en su opciintroduce en Chile una práctica históricala historia cuantitativa, que a todas luces eexageración, un extremismo que todo lo vla estadística económica.

Julio César Jobet escribe su “Ensayotico del desarrollo económico-social de le”, poniendo en su análisis una periodizaeconómica de la historia de Chile desdeinicios de la República Conservadora hastdécada del 50 de este siglo. El libroprologado por Guillermo Feliú Cruz, un hiriador liberal-positivista de reconocido pregio entre historiadores de todas las tendeny generaciones, lo que confirma la proflegitimidad ganada en Chile por la historiofía marxista(15).

El segundo elemento incorporado historiagrafía de Chile por el marxismo epapel de la lucha de clases en el desarrollas sociedades modernas. El mismo Jobet etexto nombrado historiza las contradiccientre la clase terrateniente y la clase en asso en las siguientes fases: la burguesía mertil y minera, durante la mitad del siglo Xdesde fines de ese siglo entre la burguesíasolidada en la sociedad chilena y la emergclase proletaria.

Aquí cabe hacer un alcance. La lentre las clases se da en tres niveles: la lde clases económica, la lucha de clases polca y la cultural. En Chile durante gran partsiglo XIX se dio la lucha a nivel económictrabajo de Ramírez Necochea “El movimiobrero en Chile. Siglo XIX”(16) centra su vien el origen y desarrollo del movimiento oro en su radical oposición económica consectores terratenientes y la surgiente burguminera y mercantil.

La historia del movimiento obrero

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siglo XIX de Ramírez se detiene en la lucha declases económica de los trabajadores deChañarcillo, Tamaya y Caracoles. Al llegar ladécada de los 80 el autor analiza las primerasreivindicaciones políticas y culturales del mo-vimiento obrero. Los trabajadores chilenos pa-san del primer nivel de la lucha de clase a do-minar los otros dos niveles, convirtiendose enuna clase para sí.

El libro de Ramírez sienta un preceden-te al poner en el centro de su estudio a los tra-bajadores, ello sucede por primera vez en losestudios históricos en Chile. En esta misma lí-nea se encuentra el trabajo de Marcelo Segallque en su libro: “Desarrollo del capitalismo enChile”, hace un acucioso estudio de la ficha-salario como forma de explotación absoluta delos trabajadores en el salitre.

El movimiento obrero, sujeto central delanálisis de los historiadores marxistas clásicos,no fue aceptado por las otras tendenciashistoriográficas chilenas, como lo fue la eco-nomía. Liberales, conservadores nacionalistase hispanistas, así como la escuela de los secto-res medios de Villalobos no estuvieron de acuer-do con introducir en su problemática a la claseobrera; menos con la centralidad con que lohacían Jobet, Ramírez y Segall por las resonan-cias políticas que ello implicaba.

Hay que recordar que los líderes obre-ros se identificaron temprano con ideas comu-nistas, socialistas, anarquistas, mutualistas y, engeneral, con ideas contestatarias y en abiertapugna con intereses de los sectores dominan-tes. En el movimiento obrero los historiadorestradicionales veían un enemigo que ponía enpeligro los motivos de sus reflexiones, que noera otra cosa que la historia de la elite.

Las implicancias políticas que tienenponer como eje de los estudios históricos laexperiencia obrera era absolutamente

desestabilizador para la sociedad capitaliorigen de la miseria del obrero. Estos, cosentido histórico se identificaron con losyectos alternativos de socialistas y comuniy porque con altos niveles de conciencia rían ser protagonistas de su destino, lo cuarantizaban las organizaciones nombradas.

La práctica obrera, elemento básicel análisis de los historiadores marxista clcos y eje de las transformaciones de la sodad capitalista, fue motivo de agudas conftaciones teóricas y metodológicas con la hiriografía liberal, conservadora y de historires de las capas medias.

Por la capacidad organizativa y devilización de los obreros surgen -desde emismos y con apoyo de intelectuales prosistas- partidos con base obrera, como el Pado Comunista y el Partido Socialisanimadores de las luchas obreras que tuvidos momentos históricos donde su presefue fundamental: el Frente Popular y la UnPopular.

El papel tan importante de los partComunista y Socialista llevó a que la histografía marxista se preocupara de escribir latoria de esas organizaciones en Chile. HeRamírez escribió: “Origen y formación deltido Comunista de Chile” y Julio César Job“Historia del Partido Socialista”.

Al estudiar los orígenes fueron aparecdo figuras relevantes en la trayectoria devimiento obrero como Luis Emilio RecabarEscobar Carvallo y Elías Lafferte, entre otrola figura de Recabarren es hoy reconocivalorada en términos históricos se debe pripalmente a la historiografía marxista.

El historiador Jobet escribió una biofía de Recabarren(17), poniendo en su lugapapel rector de este obrero tipógrafo en lamación y organización del movimiento o

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ro. La figura de Recabarren queda rescatadajunto a las de José Miguel Carrera, Manuel Ro-dríguez, Balmaceda y en a misma altura. Esafue labor desarrollada por la historiografía mar-xista. Antes de ella, la vida del líder obrero erasólo recordada por viejos obreros que lo ha-bían conocido.

La Conferencia dictada por Recabarren,al cumplirse el centenario de la Independenciade Chile, titulada: “Cien años de la Indepen-dencia. Ricos y pobres”(18) es una excelenteaplicación a la historia de Chile desde la con-cepción marxista de la historia. Sin haber en-contrado Recabarren las claves teóricas en es-tudios del marxismo, puesto que no fue un teó-rico -como otros fundadores- de la prácticamarxista latinoamericana, fue esencialmente unhombre cuyas reflexiones surgían de su expe-riencia, al contactarse con otros obreros o es-cribir artículos para diarios obreros que el mis-mo había fundado.

El libro sobre Recabarren, del historia-dor Julio César Jobet es un texto donde la figu-ra del líder obrero resalta por su espíritu sensi-ble a lo que era la explotación sobre la claseobrera, por su gran capacidad organizativa y -como dice Jobet- su gran consecuencia, ade-más de tener preferencia por dar a la clase obre-ra una fuerte formación cultural. El autor haceun pormenorizado estudio de las diferentesempresas iniciadas por Recabarren en relacióna la difusión de periódicos, que él ve como in-terés de parte del obrero tipógrafo por la cultu-ra.

Otro punto que puede ser consideradoun aporte del marxismo a la historiografía chi-lena son los problemas relacionados con ladependencia, el subdesarrollo y el imperialis-mo.

El primer historiador chileno que estu-dió esta problemática -de tantas consecuencia

para el país y América Latina- fue RamNecochea. Lo hizo en forma acuciosa elibro “Historia del Imperialismo en Chile”utilizando fuentes recogidas en los archivInglaterra y Estados Unidos, países de losles Chile pasó a sufrir una dependenciadistorsionó fuertemente su desarrollo.

El autor que comentamos demuestrala influencia de Gran Bretaña en el siglo como Estados Unidos en el siglo XX, distorsideforma y detiene el correcto desenvolvimto de Chile en lo económico, político y cural.

En lo económico, la propiedad depresarios ingleses de las oficinas salitrerasgo de la Guerra del Pacífico influye en quete importante de los excedentes de la explción de las salitreras no queden y se invieen Chile, sino que fluyen hacia la economíInglaterra. En Chile esos excedentes no sevierten en infraestructura y desarrollo deyectos industriales, mineros o agrícolas,significaran un crecimiento de la economípaís.

Lo mismo ocurrió con la presenciEstados Unidos en la explotación del cdesde la década del 30 del presente siglo.Chile antes de la nacionalización del cobre,vada a cabo por el Presidente Allende en 1las utilidades que producía la explotaciócobre en Chuquicamata y El Teniente eran vadas a Estados Unidos, recibiendo el paísun arancel por la exportación del cobre.que considerar además que los subprodudel cobre, al no ser elaborados en Chile imca una pérdida aún mayor.

Esa es la acción del Imperialismo eplano económico detectada por Ramírez, él resalta otras como son la acción en relaa las cuestiones políticas.

Son conocidas las intervenciones de

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glaterra en la vida política chilena durante elsiglo XIX, pero especialmente grave fue la ac-ción de ese país en la caída del Presidente Bal-maceda. Por su parte Estados Unidos en la dé-cada del 20 interviene con la Misión Kamerer,la ilegalización del Partido Comunista por Gon-zález Videla debido a la llegada de la GuerraFría.

Con el segundo gobierno de Ibáñez te-nemos La Misión Klein-Sack, que es una inge-rencia directa en las decisiones políticas a tra-vés de una asesoría económica. Estados Uni-dos también impone a Chile el término de lasrelaciones diplomáticas con el gobierno socia-lista de Cuba, y luego el país debe comprome-terse políticamente a través de la Alianza parael Progreso, e impedir una repetición en otropaís de América Latina de la experiencia gue-rrillera cubana. Es conocida la participación delgobierno de Frei Montalva en la derrota del CheGuevara en Bolivia.

Ramírez Necochea recoge la historia delas intervenciones de Estados Unidos en su li-bro “Historia del Imperialismo en Chile”. Latemática dio origen posteriormente a trabajosde sociólogos y economistas, que se conocie-ron como problemas del subdesarrollo y luegoproblemas de la dependencia, que podemoscalificar como de un nuevo marxismo latino-americano. Este ya no es clásico ni propiamen-te histórico y obedece a una problemática nooriginada en reflexiones de Marx, sino de ex-periencias y prácticas políticas de seguidoresque realizan un enfoque heterodoxo y en mu-chos casos muy creativo, que enriquecen alpropio marxismo. Nos referimos especialmen-te en el caso que toca a Chile de OrlandoCaputto(20) los de Alberto Martínez(21) y el tra-bajo de Sergio Ramos: “Chile ¿una economíaen transición?” premiado y editado en Cuba(22).

Sería largo referirnos en detalle a estos

aportes del nuevo marxismo latinoamericsobre el cual publiqué un artículo en la Revde Historia y Geografía de la Universidad Cañas(23). En ese artículo muestro la origindad de la reflexión que surge desde el intede la reflexión marxiana, especialmente eque dice relación a la caracterización y disión sobre los modos de producción que evieron presentes en el desarrollo históriChile y América Latina.

No fue un debate en que intervinihistoriadores, incluso Ramírez Necochea spre consideró esa reflexión con poco susthistórico, aunque reconocía que en ella sebatían cuestiones y problemas que afectel conocimiento de la historia en Chile.

Ramírez consideraba que era necesdefinir seriamente los modos de producexistentes en la historia de Chile, pero priel tenía la idea de que había que caracterlas relaciones de producción encomendil eperíodo de la llegada de los conquistadoreinquilinaje, en el cual el estudio de Mariogora era preciso de profundización; estutambién el peonaje y, por último, el proceproletarización del cual Ramírez dejó un lisis que, a la luz de los estudios recientGabriel Salazar y María Angélica Illanes, mtra lo lejos que estamos de ser capaces decuenta lo que Marx consideraba un modproducción, como concepto para estudiarprocesos históricos.

Pero hay otro factor que da cuenta dpresencia del imperialismo en Chile y es lpendencia en el proceso cultural. Esta dedencia es más difícil de detectar, según el l“Historia del Imperialismo en Chile”. Sonmas muy sutiles de difícil percepción. Lapendencia cultural -sobre todo de Estadosdos- según el libro de Ramírez Necocherealiza de un variado número de formas

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producción historiográfica marxista en eldevelamiento de la dependencia cultural deChile, que impide un reconocimiento real denuestras raíces e historia, cumplió realmenteun papel muy importante que dura hasta hoy.Los debates en torno a nuestra cultura con granénfasis en el respeto a nuestra identidad fueronpuestos por los historiadores marxistas o buenaparte de ellos.

Marx en historiadores chilenos neomarxistas.

Decíamos que la historiografía marxistaclásica sufre un corte violento en su produc-ción debido al Golpe Militar en 1973.

Los historiadores que se habían forma-do bajo el alero de Jobet, Ramírez, Vitale y Ortizse dispersan en varios países o la persecucióny duras condiciones de vida que desarrolla dela dictadura en el país rompe cualquier opor-tunidad de continuar la producción de esta es-cuela historiográfica.

Vitale se exilia en Venezuela, donde pue-de seguir produciendo pero en un ambienteexterno perdiendo contacto con sus discípulosque tenía en Chile.

Julio César Jobet permanece un cortotiempo en México, para volver a Chile dejan-do al morir en 1979 una Despedida Melancó-lica en que expresa su dolor por su Partido So-cialista perseguido y diezmado, por su país endictadura y reflexiones sobre la precariedad dela vida humana.

Jobet tampoco dejó continuadores de suobra, aunque su trabajo ha sido motivo de aná-lisis y nuevas ediciones, como la que realizó laEditorial Documentas de su “Historia del Parti-do Socialista”.

Ramírez Necochea lleva un difícil exilioen Francia, sigue escribiendo pero tampoco

puede dejar continuadores de su obra coexcepción de su estrecha colaboradora, latoriadora María Eugenia Horvitz que ha lodo mantener prácticamente en forma solitel estilo y las propuestas historiográficRamírez.

Teniendo claro esta situación, poddecir objetivamente que la historiográficaxista clásica no tiene seguidores en Chile.

Los principales motivos de esta situason el Golpe Militar de 1973, el reflujomovimiento popular en Chile que hace pcomo superado una producción como la dehistoriadores reseñados, la cual posee unlidad imposible de desconocer incluso parnueva hornada de historiadores que -si sserios- la mayoría carece de claros elemenreferencias teóricas, cayendo en prácticaprimer lugar narrativas y positivistas y egundo lugar se complacen con el pasadoalgunos casos son diletantes, y no tieneproyecto teórico y metodológico como eltuvo y tienen en su vertiente neomarxistaseguidores de Marx.

La generación de historiadores postea 1973 tiende a una suerte de desvalorizay crítica de la escuela marxista, pero no traponen a la gruesa teoría marxista otra teo supuestos en que tener una referencia discutir o estar de acuerdo.

Una excepción a esta regla es el trasilencioso pero de gran calidad del InstituEstudios Contemporáneos (IEC), en ordcontinuar realizando estudios con la temarxista. IEC publica, como resultado de subajo de investigación la Revista Andestacandose trabajos de historia de Juanlos Gomez, Patricio Quiroga y Jorge Núentre otros. En medio de un ambiente advpara la historiografía marxista, los trabajIEC costituyen un esfuerzo que debe ser de

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cado. De hecho los tres historiadores nombra-dos son hoy continuadores de la tradición ini-ciada por el marxismo clásico.

Un historiador propositivo, intuitivo alque no puede hacérsele caer la crítica anteriory que sin duda es el historiador más importanteactualmente en Chile, tanto por el número delibros y artículos como su labor docente, y másque todo por su propuesta historigráfica es Ga-briel Salazar(24).

La estructura teórica de Salazar creemospoder calificarla en una corriente neomarxista.El mismo ha reconocido en su labor docenteen la Universidad de Chile que se siente unmarxiano, no así un marxista, lo que equivaledecir que su proposición historiográfica reco-ge no todo el marxismo sino aquello que per-mite hacer del pensamiento de Marx algo vivoy -sobre todo- crítico. Los marxistas, según lareflexión de Salazar, creen que Marx construyóuna teoría acabada y son ortodoxos.

El neomarxismo, tratando de definirlo yacotarlo, es una tendencia que respeta y siguelos supuestos teóricos de Marx, pero reconoceque es necesario revisar e incluso eliminar su-puestos, debido a que la situación histórica tem-poral en que Marx desarrolló su reflexión y lasdistintas deformaciones a que ha estado sujetoson absolutamente superables.

El neomarxismo -a nuestro juicio- hablade la vigencia de conceptos como modo deproducción, relaciones de producción, fuerzasproductivas, determinación en última instanciade lo económico en el acontecer histórico,sobredeterminación, dependencia de la super-estructura respecto de la infraestructura, expe-riencias diferentes de las clases e intereses en-contrados, y la plusvalía como excedente quese le quita al trabajador.

Estos conceptos son útiles para realizarun correcto análisis del desarrollo de las socie-

dades, siendo especialmente útil en el cascapitalismo; para otros períodos hay que acarlo con una buena base empírica, de acdo también al respeto de las historias regiles y continentales. En eso consistneomarxismo, es un marxismo mínimo que cata la obra de Marx que tiene más relacon la historia, especialmente el Prolog1857(25), resumen difícil de superar en páginas de cómo deben ser estudiadas lasciedades en su desarrollo histórico.

Salazar en su entramado teórico eneomarxista, tiene continuidades y rupturel marxismo.

La continuidad consiste en que resalgunos conceptos de Marx como el de lasferentes experiencias de clase; no está abstamente claro, pero al parecer sigue la idla determinación en última instancia de lonómico en los procesos históricos.

Decimos lo de la determinación deconómico porque todos sus trabajos dancha importancia a ese factor, entendiendeconómico como la base donde se confolas relaciones de producción, naciendo laferencias de clases. Textos como “Los eletos fundamentales del desarrollo del capitamo en Chile” o “Labradores, peones y prolrios”, realizan extensos análisis de la histde las relaciones de producción en la histde Chile. La obra salazariana en ese sensigue la huella del neomarxismo.

El pensamiento histórico de Salazarpecialmente en sus definiciones y reflexien torno al objeto de su estudio coincideMarx -el Marx del Prologo de 1857(25)- en siderar el objeto central aquellos que en lalaciones de producción son explotados,dominados, quienes no poseen medios de ducción: en la óptica de Salazar el “bajo blo”.

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Marx dice que en el capitalismo existendos clases principales: el proletariado y la bur-guesía, pero que también existe un ejército in-dustrial de reserva que no es ni proletario niburgués, está en el límite; es un segmento en elcuadro general de funcionamiento del capita-lismo que está en las peores condiciones. Per-manece en una situación desmedrada de aban-dono, esperando que se genere una vacantepara poder llegar a ser proletario y poder ven-der su fuerza de trabajo.

Marx habla de un ejército industrial dereserva, que intermitentemente podía conver-tirse en proletario pero que en el sistema capi-talista actual es un ejército permanente de mar-ginales, informales, lo que Salazar llama “bajopueblo”.

Salazar no estudia los proletarios (paraél no tienen potencial revolucionario y se hanintegrado), sino lo que el filósofo alemán lla-maba ejército industrial de reserva. Estudia larebeldía del marginal, que se caracteriza porno tener ningún compromiso con el sistema.

Desarrolla este ejército industrial de re-serva -que hoy es el marginal- característicasmuy especiales y singulares, tanto en elasentamiento urbano como en sus formas devida.

Salazar tiene su compromiso como his-toriador con este segmento de la sociedad chi-lena, aquí está identificado el “bajo pueblo”.De aquí nace el interés por recatar su vida, susexperiencias, sus proyectos y hacer historiastestimoniales y locales, sacando ese tipo deexperiencias de vida y también sus frustracio-nes. Esa es la historia de los marginales, de lospobladores.

Siguiendo con esta idea, Salazar se vin-culó a los Municipios de los sectores popula-res, siguiendo la huella del marginal. La iden-tificación ya Marx la había hecho en “El Capi-

tal”(26) lo que hace el historiador chilendarle su potencial político.

El “bajo pueblo” para Salazar, apde ser un sector social indigente, marginal,ne un alto potencial revolucionario. Este pes básico para la reflexión salazariana, esentido de la práctica política y donde esus diferencias más grandes con el MarxPrólogo.

Salazar ha perdido la confianza epotencial de cambio que tiene el proletary en sus partidos históricamente más repretativos: Socialista y Comunista; ya no consra la clase obrera central ni eje ni agentcambio social.

También propone otro estilo absolmente diferente de hacer política. El hacelítica para el proyecto salazariano no es quistar el poder del Estado, o no tiene objetivo la confrontación con el poder deltado. Es más bien un trabajo lento, subteneo: en lo regional y local; es una accióhormigas, que no tiene ningún grado de estacularidad.

Aquí esta su diferencia en la caractzación del motor de la historia en la socicapitalista. Para el marxismo clásico practdo por Jobet, Vitale y Ramírez el eje era el edio del proletariado y el elemento más imtante en los cambios revolucionarios; Salazar no. El privilegia el marginal, el peólabrador, las pulperas, privilegia la transgrelos reventones de la historia chilena de lgunda mitad del siglo veinte sin un grado mmo de organización.

Se trata de movimientos absolutamespontáneos, aunque en esto hay que andarcuidado, ya que Salazar olvida el papemuchos de esos reventones de esos partpolíticos populares Comunista y Socialisfuerzas troskistas y en la década de los ses

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el MIR, que era una organización, aunque sedefinía como movimiento; era un Partido consu Comisión Política, su Comité Central y Re-gionales que no rechazaban las luchas organi-zadas por partidos.

Salazar tiene una visión negativa, y elloa nuestro juicio es un error y también una in-justicia. Basta con señalar el papel de los parti-dos populares en la victoria de Salvador Allen-de en 1970.

El neomarxismo está con Salazar en lacentralidad en su esquema de los sectores ex-plotados, tenuiendo como base de análisis alos explotados en lucha con burgueses, las cla-ses dominantes y eso lo recoge de Marx, quienreivindicó a ese sector social y lo vio comoagente de la revolución socialista. Las diferen-cias más marcadas están no en el estudio delos explotados -que Marx y Salazar hacen- sinoa cuál de esos explotados darle mayor impor-tancia y privilegio para auscultarlo. Marx lohace con el proletariado y Salazar el bajo pue-blo. Esa opción trae, como ya vimos, diferen-cias tácticas para la práctica política.

Salazar hace suyas en su reflexión a lasclases sociales, pero para él son movimientossociales, es como pasar de la foto al cine. Lafoto es estática, es una imagen inmovil, es laestructura en cambio para Salazar entra a esce-na el cine, la imagen movil, viva, cambiante,que sugiere vida y -muy en especial- esponta-neidad.

La obra salazariana es también de conti-nuidad respecto a Marx, al postular que su pro-pósito es construir teóricamente una CienciaPopular, tema que tiene resonancias de la dis-tinción que hizo Marx en “El Manifiesto Co-munista”(27), que luego tomó Bujarin y en cier-ta medida Gramsci entre Ciencia Proletaria yCiencia Burguesa. Salazar, al proponer unaCiencia Popular no hace más que continuar la

idea de que el proletariado debe -o en el aque analizamos el “bajo pueblo”- construisupuestos teóricos y metodológicos enCiencia distinta a la de la burguesía.

A los proletarios -dice Marx- les intela verdad implícita en la actividad científen cambio la burguesía ve en el conocimicientífico, especialmente en las ciencias soles un peligro, por que pone en jaque su dnación. La burguesía no está abierta al ssobre la sociedad. Ese saber es peligroso, ddo a que devela las contradicciones y domción de una clase por otra en el sistema caplista.

No obstante, la clase dominante eplano de las ciencias exactas sigue producdo conocimientos verdaderos e incluso en esfera ha realizado la revolución tecnológla conquista del espacio, los conocimiebiológicos han sido verdaderamente especulares y otras que sería largo enumerarcambio, en las ciencias sociales la burguha actuado como un dique de contenciónque hace es desarrollar técnicas sociológde orden funcionalista, que sirven de papara el desarrollo del capitalismofuncionalismo sociológico ha tenido amacogida en Estados Unidos por razones obv

Para Salazar en su libro “La violepolítica popular en las ‘grandes alamedas’”la ciencia burguesa es lo que él llama la ctelación G, lo general, lo dominante, el terdonde se mueven los mercaderes-financisen cambio lo que sería en Marx la Ciencia letaria, en Salazar es la constelación P, lo pacular, “el saber de la tierra”, que parte experiencia del “bajo pueblo”.

Con estas dos continuidades: la prihacer historia de los explotados y la segconstruir una Ciencia Popular que es vertambién anuncia por parte de Salazar rupt

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ENCUENTRO XXI Invierno de 1997 año 3 Nº8

diferencias, como todo cientista social que esoriginal y con realidades históricas tan distin-tas como las que vivió Marx y vive Salazar,queremos cerrar nuestra reflexión sobre el pa-pel jugado por Marx en la historiografía chile-na.

Han quedado fuera -por motivos de es-pacio- una reflexión más profunda de MarceloCarmagnani(29); su producción historiográficaes de real valía y muy cercana al marxismo. Lade Fernando Ortiz detenida violentamente porla dictadura. Ortiz, especialista en historia con-temporánea, deja un texto sobre el movimien-to obrero a principios de este siglo, que lo mues-tra como un historiador acucioso y que incor-pora datos recopilados en sus frecuentes viajesa través de Chile, comisionado por el ConsejoSuperior de la Universidad de Chile de la cualformaba parte elegido democráticamente.

La historiografía marxista clásica no esuna corriente agotada, yo diría que vive un pro-ceso de reflexión interna en que se está aco-tando lo que debe permanecer, decíamos y

nombrábamos conceptos que deben sesiendo válidos en cualquier análisis marxhoy en la práctica del conocimiento histórDebemos acercarnos al pensamiento marxiteniendo en cuenta lo que decía el propio con espíritu abierto y considerando siemprcondiciones de la realidad y para la histoespecíficamente las condiciones materialeque producen los hombres y de las cualespende toda forma de pensamiento. En nuemodesta opinión y como resultado de las ique he expuesto aquí, Marx sigue siendogente para el conocimiento histórico.

Será prudente decir que la historiogrmarxista, seguidora de los clásicos, tienespacio ganado en la producción historiográchilena por su tradición y el respeto adquien el mundo cultural del país por Julio CJobet, Hernán Ramírez Necochea, Luis VitMarcelo Segall y el recordado Fernando Ordetenido-desaparecido desde 1977 por la tadura.

CITAS

1) Jobet, Julio César, tiene una amplia producciónhistórica, especialmente en este trabajo ocu-pamos su libro, “ Desarrollo económico so-cial de Chile. Ensayo crítico” editado enMéxico en 1982 por el Centro de Estudiosdel movimiento obrero Salvador Allende.Casa Chile. También “Recabarren y los orí-genes del movimiento obrero y el socialismochilenos”, Editorial PLA, Santiago, 1973.

2) Segall, Marcelo “Cinco ensayos dialécticos. De-sarrollo del capilalismo en Chile”. Editorialdel Pacífico, Santiago, 1953.

3) Ramírez Necochea, Hernán tiene muchas obraspublicadas aquí ocuparemos principalmen-te “El movimiento obrero en Chile. Siglo XIX

“ sin datos, “Historia del imperialisChile”, Editorial Austral, Santigo, 1970.

4) Vitale, Luis “Interpretación marxista de la Hria de Chile” ha tenido varias edicionesocupamos la Edición LOM, Tomos III y

5) Ortiz, Fernando “El movimiento obrero en C1891-1919, Ediciones Michay, madrid,

6) Casanueva, Fernando y Fernández ManuelPartido Socialista y la lucha de clases” Erial Quimantú. Santiago, 1972.

7) Castillo, Carmen, Castillo, Leonardo, CastiMattelart, Armand “La ideología de la nación en una sociedad dependiente”ciones Signos, Buenos Aires, 1970.

8) Glauser, Kalki “Origenes del régimen de prción vigente en Chile” en Cuadernos

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Realidad Nacional, Junio de 1971, Nº8

9) Sempat Assadurian, Carlos “Modos de produccióncapitalismo y subdesarrollo en América Lati-na”. en Cuadernos de la Realidad nacional,Marzo de 1971, Nº 7.

10) Moulian, Luis “La Independencia de Chile: ba-lance historiográfico”, Ediciones Factum, San-tiago, 1996.

11) op. cit Moulian, Luis

12) Jara, Alvaro “Tres ensayos sobre economía mi-nera hispanoamericana” Universidad de Chi-le, 1966

13) Mellafe, Rolando especialmente usa la historiacuantitativa en su “Historia de la esclavituden Chile”, Editorial Universitaria, Santiago1962.

14) Villalobos, Sergio “Comercio y crisis colonial”Editorial Universitaria, Santiago, 1987.

15) op. cit

16) op. cit

17) Jobet, Julio Cesar “Recabarren y los orígenes delmovimiento obrero y el socialismo chilenos”Editorial PLA, Santiago, 1973.

18) Recabarren, Luis Emilio “Ricos y pobres” Confe-rencia dictada en Rengo en septiembre de1910, con ocasión del primer Centenario dela Independencia en “El pensamiento de LuisEmilio Recabarren” Tomo I Editorial Austral,Santiago, 1971.

19) op. cit Ramírez Necochea

20) Caputo, Orlando y Pizarro, Roberto “Imperialis-mo, dependencia y relaciones internaciona-les” Cuadernos de Estudios Socio- económi-cos Nº 12-13. Universidad de Chile, 1970.

21) Martínez, Alberto “Estructura económica: algu-nas características fundamentales” en “Chi-le, hoy” Editorial Siglo XXI prensa EditorialUniversitaria, Santiago, 1971.

22) Ramos, Sergio “Chile ¿una economía en transi-ción?, Casas de las Américas, La Habana,1972.

23) Moulian, Luis “Una mirada nostálgica del deba-te feudalismoo capitalismo en América Lati-na 1950-1985. El caso chileno” en Boletínde Historia y Geografía Nº10, Octubre 1993.

24) Salazar, Gabriel La obra del autor es exaquí usamos preferentemente los libroblicados: “Labradores, peones y proletaEdiciones Sur, Santiago, 1985, Violencilítica popular en las “grande alamedas”,ciones Sur, Santiago, 1990. También uel trabajo “Elementos fundamentales desarrollo del capitalismo”.

25) Marx, Carlos “Prólogo” de 1857. Es un trque consideramos central en la concepque tiene el autor del conocimiento de latoria.

26) Marx, Carlos “El Capital” Editorial F.C.E., co, 1956.

27) op. cit Marx, Carlos

28) op. cit Marx, Carlos